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Toda organización social, tiene matrimonios como origen, la vida personal es mucho más
que biológica, está abierta a las relaciones y al diálogo. El hombre se adentra así en el
misterio de su propio ser humano que ha servido de estimulo dinamizador de la historia. La
dualidad varón-mujer hace que se abra hacia fuera y se programe para el futuro, hacia sus
hijos y su vida.
Hay una correlación entre la imagen de Dios y la configuración del matrimonio. El hombre
aspira a ordenar su vida en armonía con el proyecto divino y así elevarlo, darle consistencia
y peso de eternidad. Como la Civilización occidental incorpora los principios del cristianismo,
supone el consentimiento mutuo y pleno, la igualdad de sexos, que se abre a la
descendencia y funda una iglesia doméstica dotada de cierta soberanía privada, donde se
mantiene el núcleo de intimidad, confianza y autenticidad, es el lugar de privilegio a la
familia.
Además, está la Ley 30/1981 po4 l a que se modifica la regulación del matrimonio en el CC
y se determina el procedimiento a seguir en las causas de nulidad, separación y divorcio (83
CC).
El criterio rector del titulo I de la CE, es la dignidad de la persona (10), que a su vez
comprende el art 32 sobre el matrimonio. La sentencia 184/1990 afirma que la posibilidad
de optar entre casado o soltero está intrínseco al desarrollo de la personalidad e la persona.
Asimismo, está muy ligado a la libertad ideológica del art 16.
Para el TC en su sentencia 69/2007, garantiza el acceso civil neutral del matrimonio desde
el punto de vista racial, que tuvo un trato diferente puesto que faltó el expediente previo
para expedir el certificado de capacidad matrimonial.
También hay que tener en cuenta el art 39.1 de la CE sobre los poderes públicos y la
protección de la familia.
Para la Iglesia, una preocupación constante fue la de ver reconocido el matrimonio canónico,
por las organizaciones políticas
La Ley 15/2015 de Jurisdicción Voluntaria incluyó una adición al Código Civil: “Igualmente, se
reconocen efectos civiles al matrimonio celebrado en la forma religiosa prevista por las iglesias,
confesiones, comunidades religiosas o federaciones de las mismas que inscritas en el Registro
de entidades religiosas, hayan obtenido el reconocimiento con notorio arraigo en España”. (Art
60.2 según Disposición final 1ª 12 de la Ley de Jurisdicción Voluntaria).
En general, el trámite para solicitar la eficacia civil de todos estos matrimonios depende de lo
establecido en las normas pactadas, con las confesiones religiosas y el art 60 y 63 CC, que
incluyen elementos de fondo y forma.
Art VI: 1. El Estado reconoce los efectos civiles al matrimonio celebrado según las normas
del Derecho Canónico.
Los efectos civiles del matrimonio canónico se producen desde su celebración. Para el pleno
reconocimiento de los mismos, será necesaria la inscripción en el Registro Civil, que se
practicará con la simple presentación de certificación eclesiástica de la existencia del
matrimonio.
2. Los contrayentes, a tenor de las disposiciones del Derecho Canónico, podrán acudir a los
Tribunales Eclesiásticos solicitando declaración de nulidad o pedir decisión pontificia sobre
matrimonio rato y no consumado. A solicitud de cualquiera de las Partes, dichas
resoluciones eclesiásticas tendrán eficacia en el orden civil si se declaran ajustadas al
Derecho del Estado en resolución dictada por el Tribunal Civil competente.
3. La Santa Sede reafirma el valor permanente de su doctrina sobre el matrimonio y recuerda
a quienes celebren matrimonio canónico la obligación grave que asumen de atenerse a las
normas canónicas que lo regulan y, en especial, a respetar sus propiedades esenciales.
El matrimonio canónico no precisa de expediente civil previo de capacidad de las partes. Sus
requisitos religiosos suelen ser más exigentes (salvo impedimento de edad y de parentesco
legal, que son canónicamente dispensables sin limitaciones previas). También puede surgir
un problema con el impedimento de vinculo cuando quien contraiga canónicamente este
unido en matrimonio civil. Si este era un bautizado en la Iglesia, su vínculo civil no le impide
el matrimonio canónico.
El Protocolo final del citado acuerdo segura la inscripción del matrimonio en el Registro Civil.
La inscripción debe ser puesta en marcha por los cónyuges, a los que el celebrante entregará
certificación eclesiástica con los datos exigidos para hacerla efectiva (plazo de 5 días).
Hay que destacar, que la ley del Registro Civil en su Párrafo V: no se modifica la
comunicación al Registro civil de los matrimonios celebrados en forma religiosa.
C) El Código Civil. El Código Civil vuelve sobre lo concordado con la Iglesia Católica.
Endurece las condiciones de eficacia civil. Esto se pone de manifiesto o se especifica si
comparamos el art VI del Acuerdo Jurídico con el 63 del CC. Algunos artículos se han
modificado con la Ley de Jurisdicción Voluntaria (disposición final 1ª). Los artículos más
importantes en referencia a este tema son el 49, 59, 60 y 63.
Art 49 CC: Cualquier español podrá contraer matrimonio dentro o fuera de España:
También podrá contraer matrimonio fuera de España con arreglo a la forma establecida
por la ley del lugar de celebración.
Art 59 CC: El consentimiento matrimonial podrá prestarse en la forma prevista por una
confesión religiosa inscrita, en los términos acordados con el Estado o, en su defecto,
autorizados por la legislación de éste.
Art 60 CC: 1. El matrimonio celebrado según las normas del Derecho canónico o en
cualquiera de otras formas religiosas previstas en los acuerdos de cooperación entre el
Estado y las confesiones religiosas produce efectos civiles.
3. Para el pleno reconocimiento de los efectos civiles del matrimonio celebrado en forma
religiosa se estará a lo dispuesto en el Capítulo siguiente.
Se denegará la práctica del asiento cuando de los documentos presentados o de los asientos
del Registro conste que el matrimonio no reúne los requisitos que para su validez se exigen
en este Título.
E) La Ley 20/2011 de julia del Registro Civil, cuya entrada en vigor se ha propuesto hasta
el 30 de junio de 2017 (art 2 de la Ley 19/2015), no introduce cambios en el expediente
matrimonial preceptuado en los acuerdos. Con carácter general establece en su art
58.3: La celebración del matrimonio requerirá la previa tramitación o instrucción de un
acta o expediente a instancia de los contrayentes para acreditar el cumplimiento de los
requisitos de capacidad y la inexistencia de impedimentos o su dispensa, o cualquier
otro obstáculo, de acuerdo con lo previsto en el Código Civil. La tramitación del acta
competerá al Notario del lugar del domicilio de cualquiera de los contrayentes. La
instrucción del expediente corresponderá al Secretario judicial o Encargado del Registro
Civil del domicilio de uno de los contrayentes.
Además, el 58.5 dice así: El Letrado de la Administración de Justicia, Notario o Encargado
del Registro Civil oirá a ambos contrayentes reservadamente y por separado para
cerciorarse de su capacidad y de la inexistencia de cualquier impedimento. Asimismo,
se podrán solicitar los informes y practicar las diligencias pertinentes, sean o no
propuestas por los requirentes, para acreditar el estado, capacidad o domicilio de los
contrayentes o cualesquiera otros extremos necesarios para apreciar la validez de su
consentimiento y la veracidad del matrimonio.
La eficacia civil solo está prevista para las resoluciones canónicas (nulidad/matrimonio no
consumado), en determinadas condiciones (homologación del derecho español). Haremos un
repaso y señalaremos la legislación fundamental.
A) Acuerdo entre el Estado español y la Santa Sede sobre asuntos jurídicos (VI). Los
contrayentes, a tenor de las disposiciones del Derecho Canónico, podrán acudir a los
Tribunales Eclesiásticos solicitando declaración de nulidad o pedir decisión pontificia
sobre matrimonio rato y no consumado. A solicitud de cualquiera de las Partes, dichas
resoluciones eclesiásticas tendrán eficacia en el orden civil si se declaran ajustadas al
Derecho del Estado en resolución dictada por el Tribunal Civil competente.
B) Código Civil (80). Las resoluciones dictadas por los Tribunales eclesiásticos sobre nulidad
de matrimonio canónico o las decisiones pontificias sobre matrimonio rato y no
consumado tendrán eficacia en el orden civil, a solicitud de cualquiera de las partes, si
se declaran ajustados al Derecho del Estado en resolución dictada por el Juez civil
competente conforme a las condiciones a las que se refiere el artículo 954 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil.