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ADMINISTRACIÓN DE LOS BIENES PARROQUIALES

SUMARIO: A) Consideraciones generales. B) Consideraciones particulares: 1. Bienes


eclesiásticos parroquiales; 2. Fines de los bienes eclesiásticos parroquiales; 3.
Administración de los bines eclesiásticos; 4. Distinción de los bines eclesiásticos; 5.
Patrimonio estable de la parroquia. 6. Honesta sustentación; 7. Otros conceptos.
Bibliografía.
A) CONSIDERACIONES GENERALES
1. La parroquia, cual "comunidad de fieles constituida establemente en el ámbito de una Iglesia
particular", a norma del c. 515, §1, es una persona jurídica pública (cf. c. 116, §2), en fuerza del
c. 515, §3. En cuanto tal, la parroquia tiene la capacidad de adquirir, retener, administrar y
enajenar bienes a norma del c. 1255. Sus bienes son eclesiásticos y se rigen consecuentemente por
las leyes de la Iglesia, así como por los propios estatutos (cf. c. 1257, §1), y también por las leyes
civiles eventualmente recibidas por el Código de derecho canónico (cf. cc. 22; 197; 1290).
Bienes parroquiales son aquellos cuyo sujeto de propiedad es la parroquia.
2. La parroquia es representada legalmente por el párroco (cf. c. 532), quien a su vez tiene la
responsabilidad de la administración. Consecuentemente él tiene que cuidar que "los bienes de
la parroquia sean administrados de acuerdo con los cc. 1281-1288" (c. 522), con los estatutos y
las normas emanadas por el obispo diocesano (cf. c. 1276), puesto que la parroquia es persona
jurídica sometida a la jurisdicción de éste.
El párroco administra, pues los bienes parroquiales bajo la vigilancia del Ordinario (cf. c.
1276, §1), el obispo puede hacer esta vigilancia a través del consejo diocesano para los asuntos
económicos (cf. c. 1278). Corresponde, en esta línea, al obispo diocesano determinar cuales son
los actos de administración extraordinaria para la parroquia (cf. c. 1281, §2); así el párroco
necesitará del permiso escrito del ordinario del lugar, para la validez (cf. c. 1281, §1).
Cuando se trate de alienación o enajenación, el párroco, además de las normas
establecidas en los cc. 1290-1296, debe atender en especial a los límites de cantidad mínima y
máxima señalados por la Conferencia Episcopal. Si se trata de una cantidad que está bajo el
mínimo la parroquia podrá proceder libremente según los propios estatutos; si la cantidad está
dentro de los límites señalados par la Conferencia Episcopal, la autoridad competente para
autorizar es el obispo diocesano, quien, a su vez, debe obtener el consentimiento del consejo de
asuntos económicos y del colegio de consultores, así como de los interesados. Finalmente,
cuando la cantidad supera el máximo se requiere la licencia de la Sede Apostólica, normalmente
a través de la Congregación para el Clero (cf. Const. Apost. Pastor bonus, art. 98). Esta misma
licencia se requiere cuando se trata de un exvoto donado a la Iglesia o de un bien precioso (cf.
c. 1092, §§1-2). Indudablemente que en todos estos casos se deberá atender a la legislación civil
correspondiente (cf. cc. 22, 197, 1290).
La CEM estableció la cantidad mínima en 1,000 pesos oro y la máxima de 5,000 (cf. CEM,
Normas complementarias, México 1994, 20). Esto traducido en pesos actuales, sin perder de
vista la fluctuación de la moneda nacional, más o menos a un mínimo de $112,000.00 y a un
máximo de $556,000.00 pesos; pero esto se debe precisar en cada caso para cada parroquia (cf.

1
1281, §2).

3. Una de las causas para la remoción del párroco es una mala administración, que comporte un
daño grave para la Iglesia, cuando no se pueda remediar de otra manera (cf. c. 1741, 5º).
B) CONSIDERACIONES PARTICULARES
1. Bienes eclesiásticos parroquiales: entendemos aquí bienes temporales que pertenecen a la
parroquia, como persona jurídica pública, por lo cual se rigen por el derecho universal y por los
propios estatutos (cf. c. c. 1257, §1), para la consecución de los fines propios de la Iglesia:
“Anuncio del Evangelio en vistas de la salus animarum”.
2. En forma particular, los fines de los bienes eclesiásticos parroquiales son: sostener el
culto divino, sustentar honestamente al clero y demás ministros, hacer las obras de apostolado
y de caridad, especialmente con los más necesitados (cf. c. 1254, §2). Todo esto se puede
englobar en un fin comunitario y único.
3. Administración de los bienes eclesiásticos: es el uso de los bines eclesiásticos para la
consecución de los fines de la Iglesia Universal de manera peculiar en la parroquia. De estas
nociones tanto de bienes eclesiásticos como de su administración, se deduce que, aunque sean
bienes temporales, materiales, tienen una espiritualización, de manera que darles un uso
distinto implica cierto sacrilegio, aunque usando este término con las debidas distinciones. Se
trata de una especie de profanación del patrimonio de la Iglesia en el ámbito parroquial y una
ofensa hecha a la misma comunidad eclesial, universal, diocesana y, sobre todo, parroquial.
4. Distinción de los bienes eclesiásticos:
a) Bienes sacros: son las cosas destinados al culto divino ya por una dedicación, ya por una
bendición (cf. c. 1171), propiedad de la parroquia. En este sentido se reconocen las imágenes
(cf. c. 1188), los lugares (c. 1205), u otras cosas así distinguidas en general (cc. 1269 y 1376).
Estos bienes se distinguen entonces por su dedicación al culto y por la consagración y/o
bendición. Los bienes sagrados no están exentos automáticamente del comercio, aunque al
respecto se ponen limitaciones: no deben emplearse para uso profano o impropio (cf. c. 1171).
b) Bienes preciosos: son aquellos que por razones de historia o de arte (cf. cc. 638, §3; 1189;
1220, §2; 1283; 1292, §2) tienen un valor notable y especial para la comunidad parroquial (cf.
c. 1189). También al respecto se debe tomar en cuenta los criterios del patrimonio de las
naciones. La nota de preciosidad tiene una connotación también en orden a la enajenación.
c) Bienes muebles (móviles) e inmuebles. El c. 1270 menciona la distinción más conforme al c.
1290 se adopta la denominación civil1, de esta manera:

1 Al respecto se deben consultar: a) Artículo 121, sección II de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, que remite a la legislación de cada lugar, para el régimen de los bienes muebles e inmuebles. b) Ley de
adquisiciones, arrendamientos y servicios del sector público del 4 de enero 2000. c) Ley General de Bienes
Nacionales del 2004. d) Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, especialmente los artículos 7, III; 9, IV; 16-
20; 26 y 29. e) Reglamento de la ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público; f) En la legislación de Michoacán
la materia correspondiente la encontramos en los arts. 107 y 145 de la Constitución política del Estado de
Michoacán; así como en los arts. 470, 654 y 685-881 del Código civil para el Estado de Michoacán. También habrá
que tomar en cuenta el Código Fiscal de la Federación, así como Código Fiscal para el Estado de Michoacán, y el
Código Fiscal Municipal para el Estado de Michoacán.
2
1. Los Bienes inmuebles2 suelen clasificarse por naturaleza, por incorporación y por destino. Se
les denomina bienes inmuebles corporales. Existe una categoría final denominada inmuebles
por analogía que recoge los derechos que recaen sobre bienes inmuebles en aquellos países
donde las cosas incorporales también entran dentro de la clasificación en muebles e inmuebles.
Los inmuebles por naturaleza son el suelo y todas las partes sólidas o fluidas que forman
su superficie y profundidad, como por ejemplo las minas, las canteras y los escoriales (mientras
su materia permanece unida al yacimiento), y las aguas naturales o embalsadas, así como todo
lo que se encuentra bajo el suelo, sin que intervenga la obra del hombre.
Se consideran inmuebles por incorporación los edificios, caminos y construcciones de todo
género adheridas al suelo, los árboles y plantas, y los frutos pendientes, mientras estuvieran
unidos a la tierra o formaran parte integrante de un inmueble (no, por ejemplo, si están en
macetas o cajones que puedan transportarse de un lugar a otro), así como todo lo que esté unido
a un inmueble de una manera con carácter fijo, de suerte que no pueda separarse de él sin
producir quebrantamiento de la materia o deterioro del objeto.
Los inmuebles por destino son aquellas cosas muebles que son dispuestas con intención
(como accesorias de un inmueble) por el propietario de éste, sin estarlo de forma física. Así,
suelen considerarse dentro de esta categoría las estatuas, relieves y otros objetos de uso y
ornamento emplazados en edificios o heredadas por el dueño (de tal forma que revele el
propósito de unirlos de un modo permanente al fundo) las máquinas, instrumentos, utensilios
de labranza y minería y demás utensilios destinados a la industria o explotación que se realice
en un edificio o heredad, los viveros de animales, palomares, colmenas, estanques o criaderos
análogos cuando el propietario los haya instalado o los conserve con el propósito de
mantenerlos unidos a la finca de forma permanente, así como los abonos destinados al cultivo
de una heredad que se encuentren en las tierras que han de utilizarse
2. Bienes muebles3, son aquellos que pueden trasladarse de un lugar a otro, sin menoscabo del
inmueble al que estuvieran unidos. En este sentido, sólo si se trata de una fusión pasajera o
accidental podremos hablar de mueble, en caso contrario, si se produjera una verdadera
adherencia o inseparabilidad, se trataría de un inmueble por incorporación. Por ejemplo, el
mobiliario y los objetos de adorno que se clavan o fijan en las paredes de las casas y pueden
removerse de una forma sencilla sin detrimento de las mismas paredes, como estufas, espejos,
cuadros, tapicerías, suelen considerarse muebles; sin embargo, si los cuadros o espejos están
insertos en las paredes formando un solo cuerpo con ellas, aunque pudieran separase sin
merma, se consideran inmuebles. Se califican también como muebles los materiales reunidos
para la construcción de edificios mientras no sean utilizados. Entre los muebles se engloban
tanto las cosas que sólo se muevan por efecto de una fuerza externa, como las que se mueven
por sí mismas (que también se denominan semovientes), como los animales.
También suelen incluirse entre los bienes muebles las rentas o pensiones, sean vitalicias
o hereditarias, afectas a una persona o familia, siempre que no graven con carga real una cosa

2 Cf. “Bienes inmuebles”, Enciclopedia en carta, CD de Microsoft, 1993-2003; Código Civil Federal, arts. 750-751.
3 “Bienes muebles”, Enciclopedia en carta, […]; Código Civil Federal, arts. 752-763.
3
inmueble —en cuyo caso serán consideradas inmuebles—, el dinero, los créditos, efectos de
comercio, títulos valores, y las cédulas y títulos representativos de préstamos hipotecarios. Por
otro lado, una cosa mueble puede estar formada por varios objetos separados en el plano físico
cuando estén vinculados de un modo estructural, bien por un vínculo de coordinación (un par
de zapatos o unos guantes...), bien por un vínculo de subordinación (un automóvil y la llave que
lo cierra, por ejemplo). Por último, desde una perspectiva residual se consideran también
bienes muebles todos aquellos que no son inmuebles, creándose con ello una categoría muy
heterogénea en la que tienen cabida, por ejemplo, desde la energía (eléctrica, hidráulica...) hasta
las creaciones como la propiedad intelectual y la industrial.
5. Patrimonio estable de la parroquia: es aquel conjunto de bienes temporales estable que
son necesarios para la subsistencia de la parroquia, cuya permanencia se encarga
especialmente al párroco y cuya modificación no debe meter en riesgo la consecución de los
fines de la parroquia. Por esta razón cuando se trate de enajenación de estos bienes se necesita
forzosamente la licencia del ordinario.
6. Honesta sustentación: este rubro implica el cubrir las necesidades de casa, vestido,
sustento, además de cubrir necesidades de formación permanente, así como de previsión social
y vacaciones. También se debe incluir retribución para las personas que lo atiendan, cuando
sea el caso.
7. Ver también:
a). Consejo parroquial para los asuntos económicos: cf. c. 537.
b) Pías voluntades: cc. 1299; 706, 3; 1284, §2, 3; 1300-1301; 1310; 1413.
c) Fundaciones pías: cc. 1303-1309.
d) Masa Parroquial: cc. 531; 1274-1275.
BIBLIOGRAFÍA:
AZNAR GIL, FEDERICO, “Actos de administración ordinaria y extraordinaria: normas canónicas”,
en Revista Española de Derecho 148 (2000), 41-70.
DE PAOLIS, VELASIO, “Il Consiglio per gli affari economici ed i beni patrimoniali della
Parrocchia”, en La Parrocchia, Studi Giuridici XLIII, Ciudad del Vaticano
1997, 289-307; “Amministrazione dei beni temporali ecclesiastici”. en
Nuovo Dizioinario di Diritto Caninico, Turín 1993, 21-28.
“Amministrazione parrocchiale”, en Nuovo Dizioinario di Diritto Caninico,
Turín 1993, 30-31.
MIÑAMBRES, JESÚS, AA VV, I Beni temporali della Chiesa, Studi Giuridici L, Ciudad del Vaticano
1999.

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TALLER:
A) Personalmente:
1. Haz una lista de los bienes eclesiásticos que pertenecen a tu parroquia, rectoría o
capellanía.
2. ¿Qué aranceles hay en tu parroquia, rectoría o capellanía?
3. ¿En qué se emplean los recursos de tu parroquia, rectoría o capellanía?
4. ¿Consideras que el consejo de asuntos económicos puede ser útil e importante para la
parroquia?
5. ¿Hay un estatuto para la administración de los bienes parroquiales en la parroquia que se
te ha encomendado?
B) Comparte con tu grupo:
1. La respuesta a la pregunta del bloque anterior que consideres más importante.
2. Si formaras o ya tienes formado el consejo parroquial para asuntos económicos que
puntos crees que son convenientes e indispensables en los estatutos de éste.
C) Plenario:
Nota: el secretario de cada grupo, habiendo tomado nota del compartir de los compañeros,
presenta el vaciado a la asamblea y entrega por escrito este resultado al coordinador del taller.

Conclusiones del diálogo:


1. Los rubros de la administración parroquial son: a) Sostenimiento del culto; b) Honesta
sustentación del clero y demás ministros; c) fondos para el apostolado; y d) fondos para
la caridad.
2. Se necesita precisar en la diócesis para cada parroquia los términos de la administración
ordinario y de la administración extraordinaria.
3. Igualmente se necesita precisar el patrimonio estable para cada parroquia (lugares
sagrados, lugares habitación para el clero, bienes preciosos, fundo o masa parroquial
mínima, etc.)
4. Se necesita una legislación u orientaciones para la constitución del consejo para asuntos
económicos parroquial.
Nota: para los tres últimos puntos se pide la orientación de los Obispos diocesanos de la Región
Don vasco.

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