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No olvidemos que los griegos despreciaban explicar sus ideas en base a la experiencia; por lo
cual, si bien, se abocaron a la solución de estos problemas, no encontraron respuestas
adecuadas (desde nuestro punto de vista). Recién en el siglo XV (a partir de Galileo) se
desarrolla la física como ciencia y, con los avances realizados por la ciencia y la técnica,
surgieron, posteriormente, muchos estudiosos que produjeron importantes avances mediante
trabajos sobre la luz y los fenómenos luminosos. Aunque hubo algunos casos de excepción,
como el árabe Ajasen Basora (965-1039) que describió a la luz como un proyectil que
provenía del Sol, rebota en los objetos llegando de esta manera al ojo; es Isaac Newton (1642 -
1727) el que formula la primera hipótesis científica sobre la naturaleza de la luz.
A finales del siglo XVI, con el uso de lentes e instrumentos ópticos, empezaron a observar,
analizar y experimentar los fenómenos luminosos, siendo el holandés Willebrord Snell, en
1620, quién descubrió de manera experimental la ley de la refracción, aunque no fue conocida
hasta que, en 1638, René Descartes (1596-1650) publicó su tratado "Óptica". Descartes fue el
primer gran defensor de la teoría corpuscular, diciendo que la luz se comportaba como un
proyectil que se propulsaba a velocidad infinita. Sin especificar absolutamente nada sobre su
naturaleza y rechazando que cierta materia fuera de los objetos al ojo, explicó claramente el
fenómeno de reflexión (por el cual podemos vernos en un espejo), pero tuvo alguna dificultad
con la refracción (paso del haz de luz de un medio a otro).
En 1672 Newton envió una breve exposición de su teoría de los colores a la Royal Society de
Londres. Su publicación provocó tantas críticas que confirmaron su recelo a las publicaciones,
por lo que se retiró a la soledad de su estudio en Cambridge. En 1704, sin embargo, publicó su
obra Óptica, en la que explicaba detalladamente su teoría. En esta obra explicaba que las
fuentes luminosas emiten corpúsculos muy livianos que se desplazan a gran velocidad y en
línea recta. Según su teoría la variación de intensidad de la
fuente luminosa era proporcional a la cantidad de corpúsculos
que emitía en determinado tiempo. La reflexión de la luz consistía en la incidencia de
dichos corpúsculos en forma oblicua sobre una superficie espejada, de manera que al
llegar a ella variaba de dirección pero siempre en el mismo medio. La igualdad del ángulo de
incidencia con el de reflexión se debía a que tanto antes como después de la reflexión los
corpúsculos conservaban la misma velocidad (debido a que permanecían en el mismo medio).
La refracción la resolvió expresando que los corpúsculos que inciden oblicuamente en una
superficie de separación de dos medios de distinta densidad son atraídos por la masa del medio
más denso y, por lo tanto, aumenta la componente de la velocidad que es la velocidad que es
perpendicular a la superficie de separación, razón por la cual los corpúsculos luminosos se
acercan a la normal. El fenómeno de la birrefrigencia del espato de Islandia descubierto por el
danés Bartholinus en 1669, quiso ser justificado por Newton suponiendo que los corpúsculos
del rayo podían ser rectangulares y sus propiedades variar según su orientación respecto a la
dirección de la propagación.
Según lo expresado por Newton en su obra, la velocidad de la luz aumentaría en los medios de
mayor densidad, lo cual contradice los resultados de los experimentos realizados años después.
Esta explicación, contradictoria con los resultados experimentales sobre la velocidad de la luz
en medios más densos que el vacío, obligó al abandono de la teoría corpuscular para adoptar el
modelo ondulatorio.
Modelo ondulatorio: Desde otro punto de vista, Christian Huygens (astrónomo, matemático y
físico holandés) en el año 1678, describe y explica lo que hoy se considera las leyes de
reflexión y refracción. Define a la luz como un movimiento ondulatorio semejante a la
propagación del sonido, de tipo mecánico, que necesita un medio material para propagarse.
Supuso tres hipótesis:
1. Todos los puntos de un frente de ondas son centros emisores de ondas secundarias.
2. De todo centro emisor se propagan ondas en todas direcciones del espacio con
velocidad distinta en cada medio.
Las ondas mecánica requieren de algún medio material que las transporte, para las ondas
lumínicas se suponía la existencia de una materia insustancial e invisible a la cual se le llamó
éter, la que debía estar esparcida por todo el espacio. Justamente la existencia del éter fue el
principal problema de la teoría ondulatoria.
Velocidad de la Luz: en 1670, por primera vez en la historia, el astrónomo danés Olaf
Roemer (1644-1710) pudo calcular la velocidad de la luz. Se hallaba estudiando los eclipses
de una de las lunas de Júpiter, cuyo período había determinado tiempo atrás. Estaba en
condiciones de calcular cuales serían los próximos eclipses. Se dispuso a observar uno de
ellos, y con sorpresa vio que a pesar de que llegaba el instante tan cuidadosamente calculado
por él, el eclipse no se producía. El satélite demoró 996 seg. en desaparecer. Presupuso que la
demora era producida debido a que la luz debía recorrer una distancia suplementaria de
299.000.000 Km., que es el diámetro de la órbita terrestre. Su observación anterior
correspondía a una estación distinta del año y la posición de la Tierra no era la misma.
Suponiendo que la luz se propagara a velocidad constante y en línea recta se puede calcular la
velocidad de propagación dividiendo el espacio recorrido por el tiempo tardado: Vluz =
299.000.000 Km : 996 seg. = 300.200 Km/seg.
Observaciones posteriores llevaron a la conclusión que el atraso en cuestión era de 1.002 seg.,
lo cual da por resultado que la velocidad de la luz sería de 298.300 Km/seg.
En 1849, el físico francés Fizeau, logró medir la velocidad de la luz mediante una experiencia
hecha en la Tierra. Para calcular la velocidad con la que la luz realizaba el recorrido total,
colocó una rueda dentada delante del haz luminoso, de modo que los dientes bloquearan la luz
y los espacios intermedios la dejaran pasar. La velocidad de rotación de la rueda, muy elevada,
se regulaba de modo que la luz que pasaba entre dos dientes tuviera justo el tiempo de llegar
hasta la ventana y volver, antes de ser ocultada por el siguiente diente. Conociendo la distancia
recorrida por el haz luminoso y la velocidad de rotación de la rueda, Fizeau obtuvo una
medida de la velocidad de la luz
La rueda tiene igual cantidad de dientes y espacios entre ellos, X dientes y X espacios, por lo
tanto su perímetro será 2X. Da n vueltas por segundo (que es la frecuencia con que gira), o sea
que, por cada segundo pasan 2 xn dientes y espacios. El tiempo es inversamente proporcional
a la frecuencia, de allí que: t = (2xn) 1.
Cuando no llega mas luz al observador es evidente que los tiempos de ida y de vuelta son
iguales. Aplicando las ecuaciones de MRU tenemos: v = 2d / t = 2d / (2xn) – 1 = 2d . 2 xn = 4d
xn
Fizeau colocó el espejo a 8.633 m del observador, la rueda tenía 760 dientes y giraba a 12,6
revoluciones por segundo.
León Foucault y Fizeau (casi simultáneamente), hallaron en 1850 un método que permite
medir la velocidad de la luz en espacios reducidos. La idea consiste en enviar un haz de luz
sobre un espejo giratorio haciéndole atravesar una lámina de vidrio semitransparente y
semirreflectora, un espejo fijo devuelve el rayo y atraviesa luego lámina observándose la
mancha luminosa en una pantalla. Con este método se obtuvo que: v = 295.680 Km./seg.
En general todas las mediciones de que se tiene conocimiento obtuvieron resultados entre
298.000 Km/seg y 313.300 Km/seg sin embargo se toma como velocidad de la luz la de
300.000 Km/seg por ser un término medio entre los valores obtenidos y por ser una cifra
exacta que facilitan los cálculos.
Modelo electromagnético: los físicos sabían desde principios del siglo XIX que la luz se
propaga como una onda transversal (una onda en la que las vibraciones son perpendiculares a
la dirección de avance del frente de ondas). Sin embargo, suponían que las ondas de luz
requerían algún medio material para transmitirse, por lo que postulaban la existencia de una
sustancia difusa, llamada éter, que constituía el medio no observable. Maxwell apareció con
una teoría que hacía innecesaria esa suposición, pero el concepto de éter no se abandonó
inmediatamente, porque encajaba con el concepto newtoniano de un marco absoluto de
referencia espaciotemporal.
James Clerk Maxwell (1831-1879), físico inglés, dio en 1865 a los descubrimientos sobre la
relación entre campos eléctricos y magnéticos había realizado el genial autodidacta Michael
Faraday , un andamiaje matemático y logró reunir los fenómenos ópticos y electromagnéticos
hasta entonces identificados dentro del marco de una teoría de reconocida hermosura y de
acabada estructura. En la descripción que hace de su propuesta, Maxwell propugna que cada
cambio del campo eléctrico engendra en su proximidad un campo magnético, e inversamente
cada variación del campo magnético origina uno eléctrico.
Dado que las acciones eléctricas se propagan con velocidad finita de punto a punto, se podrán
concebir los cambios periódicos - cambios en dirección e intensidad - de un campo eléctrico
como una propagación de ondas. Tales ondas eléctricas están necesariamente acompañadas por
ondas magnéticas indisolublemente ligadas a ellas (variación de campos inducidos). Los dos
campos, eléctrico y magnético, periódicamente variables, están constantemente
perpendiculares entre sí y a la dirección común de su propagación. Son, pues, ondas
transversales semejantes a las de la luz. Por otra parte, las ondas electromagnéticas se
transmiten, como se puede deducir de las investigaciones de Weber y Kohlrausch, con la
misma velocidad que la luz. De esta doble analogía, y haciendo gala de una espectacular
volada especulativa Maxwell termina concluyendo que la luz consiste en una perturbación
electromagnética que se propaga en el éter. Ondas eléctricas y ondas luminosas son fenómenos
idénticos.
Veinte años más tarde, Heinrich Hertz (1857-1894) comprueba que las ondas hertzianas de
origen electromagnético tienen las mismas propiedades que las ondas luminosas,
estableciendo con ello, definitivamente, la identidad de ambos fenómenos.
Hertz, en 1888, logró producir ondas por medios exclusivamente eléctricos y, a su vez,
demostrar que estas ondas poseen todas las características de la luz visible, con la única
diferencia de que las longitudes de sus ondas son manifiestamente mayores. Ello, deja en
evidencia que las ondas eléctricas se dejan refractar, reflejar y polarizar, y que su velocidad de
propagación es igual a la de la luz. La propuesta de Maxwell quedaba confirmada: ¡la
existencia de las ondas electromagnéticas era una realidad inequívoca! Establecido lo anterior,
sobre la factibilidad de transmitir oscilaciones eléctricas sin inalámbricas, se abrían las
compuertas para que se produjera el desarrollo de una multiplicidad de inventivas que han
jugado un rol significativo en la evolución de la naturaleza humana contemporánea.
Pero las investigaciones de Maxwell y Hertz no sólo se limitaron al ámbito de las utilizaciones
prácticas, sino que también trajeron con ellas importantes consecuencias teóricas. Todas las
radiaciones se revelaron de la misma índole física, diferenciándose solamente en la longitud de
onda en la cual se producen. Su escala comienza con las largas ondas hertzianas y, pasando
por la luz visible, se llegan a la de los rayos ultravioletas, los rayos X, los radiactivos, y los
rayos cósmicos.
Sin embargo, la teoría electromagnética de Maxwell, pese a su belleza, deja sin explicación
fenómenos como el fotoeléctrico, y la emisión de luz por cuerpos incandescentes. En
consecuencia, pasado el entusiasmo inicial, fue necesario para los físicos, como los hizo
Planck (a regañadientes) en 1900, retomar la teoría corpuscular. La salida al dilema que
presentaban las diferentes teorías sobre la naturaleza de la luz, empezó a tomar forma en 1895
en la mente de un estudiante de dieciséis años, Albert Einstein, que en el año 1905, en un
ensayo publicado en el prestigioso periódico alemán Anales de la física, abre el camino para
eliminar la dicotomía que existía sobre las consideraciones que se hacían sobre la luz al
introducir el principio que más tarde se haría famoso como relatividad.
La luz es, de acuerdo a la visión actual, una oscilación electromagnética que se propaga en el
vacío cuya longitud de onda es muy pequeña, unos 6.500 Å para la luz roja y unos 4.500 Å
para la luz azul. (1Å = un Angstrom, corresponde a una décima de milimicra, esto es, una diez
millonésima de milímetro).
Por otra parte, la luz es una parte insignificante del espectro electromagnético. Más allá del
rojo está la radiación infrarroja; con longitudes de ondas aún más largas la zona del infrarrojo
lejano, las microondas de radio, y luego toda la gama de las ondas de radio, desde las ondas de
centímetros de longitud, metros y decámetros, hasta las ondas largas de radiocomunicación,
con longitudes de cientos de metros y más. Por ejemplo, el dial de amplitud modulada, la
llamada onda media, va desde 550 y 1.600 kilociclos por segundo, que corresponde a una
longitud de onda de 545 a 188 metros, respectivamente.
Ondas Radio AM Onda Corta Radio FM Microondas Infrarrojos Ultravioleta Rayos x Rayos Gamma
En física, se identifica a las ondas por lo que se llama longitud de onda, distancia entre dos
máximos y por su frecuencia, número de oscilaciones por segundo, que se cuenta en un punto,
y se mide en ciclos por segundo (oscilaciones por segundo). El producto de ambas cantidades
es igual a la velocidad de propagación de la onda.
II
Los antiguos filósofos ya conocían algunos hechos sobre la naturaleza y propagación de la luz. Así se atribuye a Euclides el
descubrimiento de las leyes de la reflexión de la luz (300 años a.C.). Pero es a mediados del siglo XVII cuando aparecen casi
conjuntamente dos teorías acerca de la naturaleza de la luz. El genial científico inglés Isaac Newton, en la segunda mitad del siglo XVII, y
su compatriota contemporáneo Christian Huygens, desarrollaron la óptica y la teoría acerca de la naturaleza de la luz.
TEORÍA CORPUSCULAR
Newton descubre en 1666 que la luz natural, al pasar a través de un prisma es separada en una gama de colores que van desde el rojo
al azul. Newton concluye que la luz blanca o natural está compuesta por todos lo colores del arcoiris.
Isaac Newton propuso una teoría corpuscular para la luz en contraposición a un modelo ondulatorio propuesto por Huygens. Supone que la
luz está compuesta por una granizada de corpusculos o partículas luminosos, los cuales se propagan en línea recta , pueden atravesar
medios transparentes y ser reflejados por materias opacas. Esta teoría explica la propagación rectilínea de la luz, la refracción y reflexión;
pero no explica los anillos de Newton (irisaciones en las láminas delgadas de los vidrios), que sí lo hace la teoría de Huygens como
veremos más adelante, ni tampoco los fenómenos de interferencia y difracción.
Newton, experimentalmente demostró que la luz blanca, al traspasar un prisma, se dispersa en rayos de colores y que éstos, a su vez, al
pasar por un segundo prisma no se descomponen, sino que son homogéneos. De esta descomposición de la luz deduce y demuestra que
al dejar caer los rayos monocromáticos sobre un prisma, éstos se recombinan para transformarse en luz blanca. Se desprende así que ésta
resulta de una combinación varia de rayos coloreados que poseen diferentes grados de refrangibilidad; desde el violeta –el más refrangible-
hasta el rojo –que tiene el menor índice de refracción -. La banda de los colores prismáticos forma el espectro, cuya investigación y estudio
conduciría, en la segunda mitad del siglo XIX, a varios hallazgos ribeteados con el asombro.
Tal como ya lo enunciamos en párrafos precedentes, Newton consideró a la luz semejante a un flujo de proyectiles que son emitidos por un
cuerpo que genera luminosidad. Supuso que la visión era la consecuencia de la colisión de granizadas de proyectiles que impactaban en
los ojos. Con su hipótesis corpuscular, intentó explicar el hermoso fenómeno de los anillos de colores engendrados por láminas delgadas
(los famosos anillos de Newton) e interpretó igualmente la refracción de la luz dentro de la hipótesis corpuscular, aceptando que las
partículas luminosas, al pasar de un ambiente poco denso (aire) a otro más denso (cristales), aumentan su velocidad debido a una
atracción más fuerte. Esta conclusión, en nada es coincidente, como veremos más adelante, con la teoría ondulatoria de la luz, la que
propugna una propagación más lenta de la luz en el paso a través de materiales más densos.
La teoría sobre una naturaleza corpuscular de la luz, sustentada por el enorme prestigio de Newton, prevaleció durante el siglo XVIII, pero
debió ceder hacia mediados del siglo XIX frente a la teoría ondulatoria que fue contrastada con éxito con la experiencia. Ahora, como
también veremos más adelante, el descubrimiento de nuevos fenómenos ha llevado –sin arrinconar la teoría ondulatoria- a una conciliación
de ambas ponencias teóricas.
TEORÍA ONDULATORIA
Propugnada por Christian Huygens en el año 1678, describe y explica lo que hoy se considera como leyes de reflexión y refracción.
Define a la luz como un movimiento ondulatorio semejante al que se produce con el sonido. Ahora, como los físicos de la época
consideraban que todas las ondas requerían de algún medio que las transportaran en el vacío, para las ondas lumínicas se postula como
medio a una materia insustancial e invisible a la cual se le llamó éter (cuestión que es tratada con mayores detalles en la separata 4.03 de
este mismo capítulo).
Justamente la presencia del éter fue el principal medio cuestionador de la teoría ondulatoria. En ello, es necesario equiparar las vibraciones
luminosas con las elásticas transversales de los sólidos sin que se transmitan, por lo tanto, vibraciones longitudinales. Aquí es donde se
presenta la mayor contradicción en cuanto a la presencia del éter como medio de transporte de ondas, ya que se requeriría que éste
reuniera alguna característica sólida pero que a su vez no opusiera resistencia al libre transito de los cuerpos sólidos. (Las ondas
transversales sólo se propagan a través de medios sólidos.)
En aquella época, la teoría de Huygens no fue muy considerada, fundamentalmente, y tal como ya lo mencionamos, dado al prestigio que
alcanzó Newton. Pasó más de un siglo para que fuera tomada en cuenta la Teoría Ondulatoria de la luz. Los experimentos del médico
inglés Thomas Young sobre los fenómenos de interferencias luminosas, y los del físico francés Auguste Jean Fresnel sobre la difracción
fueron decisivos para que ello ocurriera y se colocara en la tabla de estudios de los físicos sobre la luz, la propuesta realizada en el siglo
XVII por Huygens.
Young demostró experimentalmente el hecho paradójico que se daba en la teoría corpuscular de que la suma de dos fuentes luminosas
pueden producir menos luminosidad que por separado. En una pantalla negra practica dos minúsculos agujeros muy próximos entre sí: al
acercar la pantalla al ojo, la luz de un pequeño y distante foco aparece en forma de anillos alternativamente brillantes y oscuros. ¿Cómo
explicar el efecto de ambos agujeros que por separado darían un campo iluminado, y combinados producen sombra en ciertas zonas?
Young logra explicar que la alternancia de las franjas por la imagen de las ondas acuáticas. Si las ondas suman sus crestas hallándose en
concordancia de fase, la vibración resultante será intensa. Por el contrario, si la cresta de una onda coincide con el valle de la otra, la
vibración resultante será nula. Deducción simple imputada a una interferencia y se embriona la idea de la luz como estado vibratorio de una
materia insustancial e invisible, el éter, al cual se le resucita.
Ahora bien, la colaboración de Auguste Fresnel para el rescate de la teoría ondulatoria de la luz estuvo dada por el aporte matemático que
le dio rigor a las ideas propuestas por Young y la explicación que presentó sobre el fenómeno de la polarización al transformar el
movimiento ondulatorio longitudinal, supuesto por Huygens y ratificado por Young, quien creía que las vibraciones luminosas se efectuaban
en dirección paralela a la propagación de la onda luminosa, en transversales. Pero aquí, y pese a las sagaces explicaciones que incluso
rayan en las adivinanzas dadas por Fresnel, inmediatamente queda presentada una gran contradicción a esta doctrina, ya que no es
posible que se pueda propagar en el éter la luz por medio de ondas transversales, debido a que éstas sólo se propagan en medios sólidos.
En su trabajo, Fresnel explica una multiplicidad de fenómenos manifestados por la luz polarizada. Observa que dos rayos polarizados
ubicados en un mismo plano se interfieren, pero no lo hacen si están polarizados entre sí cuando se encuentran perpendicularmente. Este
descubrimiento lo invita a pensar que en un rayo polarizado debe ocurrir algo perpendicularmente en dirección a la propagación y establece
que ese algo no puede ser más que la propia vibración luminosa. La conclusión se impone: las vibraciones en la luz no pueden ser
longitudinales, como Young lo propusiera, sino perpendiculares a la dirección de propagación, transversales.
Las distintas investigaciones y estudios que se realizaron sobre la naturaleza de la luz, en la época en que nos encontramos de lo que va
transcurrido del relato, engendraron aspiraciones de mayores conocimientos sobre la luz. Entre ellas, se encuentra la de lograr medir la
velocidad de la luz con mayor exactitud que la permitida por las observaciones astronómicas. Hippolyte Fizeau (1819- 1896) concretó el
proyecto en 1849 con un clásico experimento. Al hacer pasar la luz reflejada por dos espejos entre los intersticios de una rueda girando
rápidamente, determinó la velocidad que podría tener la luz en su trayectoria, que estimó aproximadamente en 300.000 km./s. Después de
Fizeau, lo siguió León Foucault (1819 – 1868) al medir la velocidad de propagación de la luz a través del agua. Ello fue de gran interés, ya
que iba a servir de criterio entre la teoría corpuscular y la ondulatoria. La primera, como señalamos, requería que la velocidad fuese mayor
en el agua que en el aire; lo contrario exigía, pues, la segunda. En sus experimentos, Foucault logró comprobar, en 1851, que la velocidad
de la luz cuando transcurre por el agua es inferior a la que desarrolla cuando transita por el aire. Con ello, la teoría ondulatoria adquiere
cierta preeminencia sobre la corpuscular, y pavimenta el camino hacia la gran síntesis realizada por Maxwell.
TEORÍA ELECTROMAGNÉTICA
S i bien en la capítulo 04 de este ensayo nos referiremos a ella con una relativa extensión, cuando hablemos del electromagnetismo, aquí
podemos señalar sucintamente que fue desarrollada por quien es considerado el más imaginativo de los físicos teóricos del siglo XIX, nos
referimos a James Clerk Maxwell (1831-1879). Este físico inglés dio en 1865 a los descubrimientos, que anteriormente había realizado el
genial autodidacta Michael Faraday, el andamiaje matemático y logró reunir los fenómenos ópticos y electromagnéticos hasta entonces
identificados dentro del marco de una teoría de reconocida hermosura y de acabada estructura. En la descripción que hace de su
propuesta, Maxwell propugna que cada cambio del campo eléctrico engendra en su proximidad un campo magnético, e inversamente cada
variación del campo magnético origina uno eléctrico. Dado que las acciones eléctricas se propagan con velocidad finita de punto a punto, se
podrán concebir los cambios periódicos - cambios en dirección e intensidad - de un campo eléctrico como una propagación de ondas. Tales
ondas eléctricas están necesariamente acompañadas por ondas magnéticas indisolublemente ligadas a ellas. Los dos campos, eléctrico y
magnético, periódicamente variables, están constantemente perpendiculares entre sí y a la dirección común de su propagación. Son, pues,
ondas transversales semejantes a las de la luz. Por otra parte, las ondas electromagnéticas se transmiten, como se puede deducir de las
investigaciones de Weber y Kohlrausch, con la misma velocidad que la luz. De esta doble analogía, y haciendo gala de una espectacular
volada especulativa Maxwell termina concluyendo que la luz consiste en una perturbación electromagnética que se propaga en el éter.
Ondas eléctricas y ondas luminosas son fenómenos idénticos.
Veinte años más tarde, Heinrich Hertz (1857-1894) comprueba que las ondas hertzianas de origen electromagnético tienen las mismas
propiedades que las ondas luminosas, estableciendo con ello, definitivamente, la identidad de ambos fenómenos.
Hertz, en 1888, logró producir ondas por medios exclusivamente eléctricos y, a su vez, demostrar que estas ondas poseen todas las
características de la luz visible, con la única diferencia de que las longitudes de sus ondas son manifiestamente mayores. Ello, deja en
evidencia que las ondas eléctricas se dejan refractar, reflejar y polarizar, y que su velocidad de propagación es igual a la de la luz. La
propuesta de Maxwell quedaba confirmada: ¡la existencia de las ondas electromagnéticas era una realidad inequívoca! Establecido lo
anterior, sobre la factibilidad de transmitir oscilaciones eléctricas sin inalámbricas, se abrían las compuertas para que se produjera el
desarrollo de una multiplicidad de inventivas que han jugado un rol significativo en la evolución de la naturaleza humana contemporánea.
Pero las investigaciones de Maxwell y Hertz no sólo se limitaron al ámbito de las utilizaciones prácticas, sino que también trajeron con ellas
importantes consecuencias teóricas. Todas las radiaciones se revelaron de la misma índole física, diferenciándose solamente en la longitud
de onda en la cual se producen. Su escala comienza con las largas ondas hertzianas y, pasando por la luz visible, se llegan a la de los
rayos ultravioletas, los rayos X, los radiactivos, y los rayos cósmicos.
Ahora, la teoría electromagnética de Maxwell, pese a su belleza, comporta debilidades, ya que
deja sin explicación fenómenos tan evidentes como la absorción o emisión; el fotoeléctrico, y la
emisión de luz por cuerpos incandescentes. En consecuencia, pasado el entusiasmo inicial, fue
necesario para los físicos, como los hizo Planck en 1900, retomar la teoría corpuscular. Pero la
salida al dilema que presentaban las diferentes teorías sobre la naturaleza de la luz, empezó a
tomar forma en 1895 en la mente de un estudiante de dieciséis años, Albert Einstein, que en el
año 1905, en un ensayo publicado en el prestigioso periódico alemán Anales de la física, abre el
camino para eliminar la dicotomía que existía sobre las consideraciones que se hacían sobre la
luz al introducir el principio que más tarde se haría famoso como relatividad.
L a luz es, de acuerdo a la visión actual, una onda, más precisamente una oscilación electromagnética, que se propaga en el vacío o en
un medio transparente, cuya longitud de onda es muy pequeña, unos 6.500 Å para la luz roja y unos 4.500 Å para la luz azul. (1Å = un
Angstrom, corresponde a una décima de milimicra, esto es, una diez millonésima de milímetro).
Por otra parte, la luz es una parte insignificante del espectro electromagnético. Más allá del rojo
está la radiación infrarroja; con longitudes de ondas aún más largas la zona del infrarrojo lejano,
las microondas de radio, y luego toda la gama de las ondas de radio, desde las ondas
centimétricas, métricas, decamétricas, hasta las ondas largas de radiocomunicación, con
longitudes de cientos de metros y más. Por ejemplo, el dial de amplitud modulada, la llamada
onda media, va desde 550 y 1.600 kilociclos por segundo, que corresponde a una longitud de
onda de 545 a 188 metros, respectivamente.
Espectro electromagnético.- La región correspondiente a la luz es una disminuta
ventana en todo el espectro. La atmósfera terrestre sólo es transparente en la
región óptica y de ondas de radio. El infrarrojo se puede observar desde gran
altura con globos o satélites, al igual que los rayos , rayos X, y la radiación
ultravioleta.
En física, se identifica a las ondas por lo que se llama longitud de onda, distancia entre dos
máximos y por su frecuencia, número de oscilaciones por segundo, que se cuenta en un punto, y
se mide en ciclos por segundo (oscilaciones por segundo). El producto de ambas cantidades es
igual a la velocidad de propagación de la onda.
Representación de una onda. Se llama longitud de onda a la distancia entre dos "valles" o dos
"montes".
En el otro extremos del espectro electromagnético se encuentra la radiación ultravioleta, luego los rayos X y a longitudes de onda muy
disminutas los rayos .
La atmósfera terrestre es transparente sólo en la región óptica, algo en el infrarrojo y en la zona de ondas de radio. Por ello, es que la
mayor información que hemos obtenido sobre el universo ha sido a través de la ventana óptica, aunque en las últimas décadas la
radioastronomía ha venido jugando un rol sustancial en la entrega de conocimientos sobre el cosmos, proporcionando datos cruciales.
Observaciones en el ultravioleta, rayos X y , como así también de parte del infrarrojo, hay que efectuarlas con instrumentos ubicados fuera
de la atmósfera de la Tierra. Sin embargo, es posible también obtener resultados en el infrarrojo con instrumentación alojada en
observatorios terrestres empotrados a gran altura sobre el nivel del mar o con tecnología puesta en aviones o globos que se eleven por
sobre la baja atmósfera, que contiene la mayor parte del vapor de agua, que es la principal causa de la absorción atmosférica en el
infrarrojo.
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Optica: Naturaleza de la Luz
Publicación enviada por Jesús Ruiz Felipe
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Resumen: Una de las ramas más antiguas de la física es la óptica, ciencia de la luz, que comienza cuando el hombre
trata de explicar el fenómeno de la visión considerándolo como facultad anímica que le permite relacionarse con el
mundo exterior.
Modelo corpuscular de la luz.
Modelo ondulatorio de la luz
Naturaleza dual de la luz
Propagación de la luz: índice de refracción y camino óptico
Reflexión de la luz: Ley de Snell.
Dispersión de la luz
NATURALEZA DE LA LUZ
Una de las ramas más antiguas de la física es la óptica, ciencia de la luz, que comienza cuando el
hombre trata de explicar el fenómeno de la visión considerándolo como facultad anímica que le
permite relacionarse con el mundo exterior.
Dejando de lado as ideas más antiguas sobre la naturaleza de la luz, los máximos protagonistas
de esta historia son Isaac Newton y Cristian Huygens. Ambos científicos fueron contemporáneos y
llegaros a conocerse en 1689. un año más tarde aparece la obra de Huygens, mientras que Newton
publica su obra en 1704. en sus obras aparecen las dos teorías clásicas ondulatoria y corpuscular
sobre la naturaleza de la luz.
1 Teoría corpuscular
Esta teoría se debe a Newton (1642-1726). La luz está compuesta por diminutas partículas
materiales emitidas a gran velocidad en línea recta por cuerpos luminosos. La dirección de
propagación de estas partículas recibe el nombre de rayo luminoso.
Propagación rectilínea. La luz se propaga en línea recta porque los corpúsculos que la
forman se mueven a gran velocidad.
Reflexión. se sabe que la luz al chocar contra un espejos se refleja. Newton explicaba
este fenómeno diciendo que las partículas luminosas son perfectamente elásticas y por
tanto la reflexión cumple las leyes del choque elástico.
2 Teoría ondulatoria
Fue idea del físico holandés C. Huygens. La luz se propaga mediante ondas mecánicas
emitidas por un foco luminoso. La luz para propagarse necesitaba un medio material de gran
elasticidad, impalpable que todo lo llena, incluyendo el vacío, puesto que la luz también se
propaga en él. A este medio se le llamó éter.
En 1801 el inglés T. Young dio un gran impulso a la teoría ondulatoria explicando el fenómeno de las
interferencias y midiendo las longitudes de onda correspondientes a los distintos colores del
espectro.
La teoría corpuscular era inadecuada para explicar el hecho de que dos rayos luminosos, al incidir en
un punto pudieran originar oscuridad.
3 Natu
El estudio de otros fenómenos como la radiación del cuerpo negro, el efecto fotoeléctrico y los
espectros
Apareció un grave estado de incomodidad al encontrar que la luz se comporta como onda
electromagnética
materia.
No hay por qué aferrarse a la idea de incompatibilidad entre las ondas y los corpúsculos, se trata
de dos aspectos diferentes de la misma cuestión que no solo no se excluyen sino que se
complementan.
Cuando una onda de cualquier tipo alcanza la frontera de dos medios distintos, una parte de su
energía
se transmite al segundo medio, dando lugar en el segundo medio a otra onda de características
semejantes l
as de la onda incidente y que recibe el nombre de onda transmitida. Otra parte de la energía se
emplea
en generar otra onda que se propaga hacia atrás en el primer medio y que se llama onda reflejada.
En este proceso se conserva la frecuencia de la onda, lo que implica que la longitud de onda l t de
la
lt =
li =
es el cociente entre la velocidad de la luz en el vacío (3.10 8 m/s) y la velocidad de la luz en ese
medio.
Leyes de la refracción
Al otro lado de la superficie de separación los rayos no conservan la misma dirección que los de la
onda incidente:
plano que contiene a la recta normal a la superficie de separación de los dos medios.
2. El ángulo que forma el rayo refractado con la normal (ángulo de refracción) está
relacionado con
3. el ángulo de incidencia: n1senai = n2 sen ar
4 m. Calcula la profundidad
llena de agua.
agua, n=1,33
Problema P.A.U. UNIVERSIDAD CASTILLA-LA MANCHA. Explica brevemente el
concepto de
ángulo límite. El índice de refracción del diamante es 2,42 y el del vidrio 1,52. Calcula el
ángulo
Como el seno de 90º es uno el ángulo de incidencia para el cual ocurre este fenómeno viene dado
por ac =n2/ n1
Este ángulo de incidencia, ac recibe el nombre de ángulo crítico, ya que si aumenta más el
ángulo de
incidencia, la luz comienza a reflejarse íntegramente, fenómeno que se conoce como reflexión total.
Una aplicación de la reflexión total es la fibra óptica, que es una fibra de vidrio, larga y fina en la que
la luz
en su interior choca con las paredes en un ángulo superior al crítico de manera que la energía se
transmite
sin apenas perdida. También los espejismos son un fenómeno de reflexión total.
n =4/3 y a 1 metro de profundidad. Emite luz en todas la s direcciones. En la superficie del agua se
forma un circulo luminoso de radio R. Explica este fenómeno y calcula el radio R del circulo luminoso
(1,25 puntos).
6 Dispersión.
Uno de los fenómenos de la luz natural es su descomposición en todos los colores del arco iris,
desde el
rojo hasta el violeta, cuando se refracta a través de algún material de vidrio, este fenómeno recibe el
nombre de dispersión y es debido a que la velocidad de la luz en un medio cualquiera varía con la
longitud de onda (el índice de refracción de un medio y por tanto la velocidad de la luz en el mismo
depende de la longitud de onda. Cada color tiene una longitud de onda distinta). Así, para un mismo
ángulo de incidencia, la luz se refracta con ángulos distintos para diferentes colores.
Los prismas se pueden usar para analizar la luz en unos instrumentos llamados espectroscopios.
ARCO IRIS
El arco iris es una consecuencia de la dispersión de la luz del sol cuando se refracta y se refleja en
las gotas
de agua de lluvia. El color rojo es el que menos se refracta y se encuentra en la parte exterior del
arco.