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Gilles Deleuze
Debate
André Flécheux.- Lo que me gustaría saber es cómo piensa Deleuze evitar la
deconstrucción, es decir, cómo puede conformarse con una lectura monádica de cada
aforismo, a partir de lo empírico y de lo exterior, porque esto me parece, desde un punto de
vista heideggeriano, extremadamente sospechoso. Me pregunto si el problema de la
«anterioridad» que constituye la lengua, la organización establecida, lo que usted llama «el
déspota», permite comprender la escritura de Nietzsche como una especie de lectura
errática que procedería en cuanto tal de una escritura errática, cuando Nietzsche se aplica a
sí mismo una autocrítica y teniendo en cuenta que las actuales ediciones nos lo descubren
como un excepcional trabajador del estilo para quien, en consecuencia, cada aforismo no es
un sistema cerrado, sino que lleva implícita toda una estructura de referencias. El estatuto
de un afuera sin deconstrucción, en su pensamiento, coincide con el de lo energético en
Lyotard.
Una segunda pregunta, que se articula con la primera: en una época en la que la
organización errática, capitalista, llámela usted como quiera, lanza un desafío que es,
finalmente, lo que Heidegger llama el establecimiento de la técnica, ¿piensa usted, fuera de
bromas, que el nomadismo, como usted lo describe, es una respuesta seria?
Gilles Deleuze.- Si le he comprendido bien, dice usted que, desde un punto de vista
heideggeriano, yo soy sospechoso. Me congratula saberlo. En cuanto al método de
deconstrucción de los textos, entiendo perfectamente de qué se trata, y siento gran
admiración por él, pero no tiene nada que ver con el mío. Yo no me presento en absoluto
como un comentador de textos. Para mí, un texto no es más que un pequeño engranaje de
una práctica extratextual. No se trata de comentar el texto mediante un método de
deconstrucción, o mediante un método de práctica textual, o mediante otros métodos. Se
trata de averiguar para qué sirve en la práctica extratextual que prolonga el texto. Me
pregunta usted si creo en la respuesta de los nómadas. Sí, creo en ella. Gengis Kahn no fue
un cualquiera. ¿Resurgirá del pasado? No lo sé. Si lo hace, en todo caso, será bajo una
forma distinta. Igual que el déspota interioriza la máquina de guerra nómada, la sociedad
capitalista interioriza constantemente una máquina de guerra revolucionaria. Los nuevos
nómadas ya no se constituyen en la periferia (porque ya no hay periferia); lo que me
preguntaba era de qué nómadas - aunque sean inmóviles- es capaz nuestra sociedad.
André Flécheux.- Sí, pero usted ha excluido, en su exposición, lo que llamaba «la
interioridad»…
Gilles Deleuze.- Eso es un juego de palabras con el término «interioridad»…
André Flécheux.- ¿El viaje interior?
Gilles Deleuze- He dicho «viaje inmóvil». No es lo mismo que un viaje interior, es un viaje
por el cuerpo, si es preciso por cuerpos colectivos.
Mieke Taat.- Si le he comprendido bien, Deleuze, usted opone la risa, el humor y la ironía a
la mala conciencia. ¿Estaría usted de acuerdo en que la risa de Kafka, de Beckett o de
Nietzsche no excluye el llanto por estos escritores, siempre que las lágrimas no surjan de
una fuente interior o interiorizada, sino simplemente de una producción de flujos en la
superficie del cuerpo?
Gilles Deleuze.- Probablemente está usted en lo cierto.
Mieke Taat.- Tengo otra pregunta. Cuando usted contrapone el humor y la ironía a la mala
conciencia, no distingue una cosa de otra, como hacía en Lógica del sentido, donde el uno
pertenecía a la superficie y el otro a la profundidad. ¿No teme usted que la ironía esté
peligrosamente cercana a la mala conciencia?
Gilles Deleuze.- He cambiado de opinión. La oposición profundidad- superficie ya no me
satisface. Lo que ahora me interesa son las relaciones entre un cuerpo lleno, un cuerpo sin
órganos, y los flujos que circulan por él.
Mieke Taat.- ¿Eso no excluiría, entonces, el resentimiento?
Gilles Deleuze.- ¡Claro que sí!
Notas:
(*) En Nietzsche aujourd’hui?, Tomo I: Intensités, UGE 10/18, París, 1973. pp. 159- 174 y discusión (no
se reproducen más que las preguntas dirigidas a Deleuze), pp. 185- 187 y 189- 190). El coloquio
Nietzsche aujourd’hui? se desarrolló en julio de 1972 en el Centro cultural internacional de Cerisy-la-
Salle.
a. Estudiante de enseñanza media de extrema izquierda, herido por la policía durante una manifestación
en 1971.
b. M. Blanchot, L’entretien infini, Gallimard, París, 1969. pp. 227 ss. (trad. cast. El diálogo inconcluso,
ed. Monte Avila, Caracas, 1970, [N. del T.]).
c. F. Kafka, La muraille de Chine et autres récits. Gallimard, París, 1950. col. Du monde entier. pp. 95-
96 (trad. cast. F. Kafka, Obras completas, III, dir. J. Jovet. Círculo de Lectores/Galaxia Gutenberg,
Barcelona, 2003, [N. del T]).
d. La genealogía de la moral, II, 17.
e. L. Strauss, De la tyrannie, seguido de Tyrannie et sagesse de Kojéve, reed. Gallimard. París. 1997.
Texto extraído de “La isla desierta y otros textos”, Gilles Deleuze, págs. 321/332, editorial Pre-textos, Barcelona, España,
2005.