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VISITA A LAS SIETE CASAS

LA VISITA A LAS SIETE IGLESIAS, el jueves Santo en la


noche y el viernes Santo en la mañana, es una devoción
bíblica, católica y bien arraigada en el pueblo cristiano.
Algunos dicen que esta devoción se inició en Roma y
otros que en los Santos lugares de Jerusalén. En el
pensamiento judío, el número siete se considera como
número de perfección, por eso se visitan siete Templos
el Jueves Santo al terminar la Última Cena de Jesús, en
la que se quedó bajo las especies del pan y el vino.
Su finalidad es agradecer a Jesucristo el don de la
Eucaristía y del Sacerdocio que instituyó aquella noche
santa y acompañarle en la soledad y sufrimientos en el
Huerto de Getsemaní, así como en las afrentas recibidas
en las casas de Anás, Caifás, Herodes, Pilato y no
digamos en el Calvario, y en el silencio del sepulcro.

Ante el Monumento, donde se reserva al Señor


Sacramentado, le damos gracias por su Sagrada Pasión,
de la que fuimos causa y con la que nos redimió, le ofrecemos disculpas por el abandono
en que con frecuencia le dejamos en el Sagrario y quizás nuestra poca frecuencia a la
Santa Misa y Comunión.

Las visitas se pueden hacer en el mismo Templo para hacer oración (algunos
acostumbran salir y entrar las siete veces), sin perder su sentido original. Con el Jueves
Santo se inicia el Triduo Pascual y la Iglesia invita a los fieles a celebrar la Institución del
Sacramento de la Eucaristía participando en la Misa vespertina. Después, los fieles
honran a Jesús en los altares que se colocan en los Templos.

Es recomendable que mientras se visitan los siete templos se medite y trate de vivir la
Pasión de Jesús desde su prendimiento hasta su sepultura. Es el gran acontecimiento
pues es la forma en que se llevó a cabo el misterio de nuestra salvación. Por todo ello
este recorrido no debe ser como un día de paseo. Quien por enfermedad u otro
impedimento no pudiera visitar 7 Iglesias, puede hacerlo una sola vez en su parroquia o
desde su casa hacer oración, pensando y meditando los momentos de la Pasión del
Señor Jesús.

En la liturgia del Jueves Santo, los sacerdotes resaltan el momento de la institución de la


Eucaristía, por eso después de la Misa vespertina, se hace un Monumento (Altar) para
resaltar la Hostia consagrada y se ofrece de una manera solemne la adoración de los
fieles. Por tal motivo, la gente que realiza la visita a las siete casas, debe tomar en
consideración que en cada Monumento se encuentra Jesucristo hecho Pan de vida y
Salvación por lo que se debe acompañarle con la oración para no caer en tentación.

En estas visitas a siete Templos se recuerdan los siguientes pasajes:

1
PRIMERA IGLESIA. JESÚS EN EL HUERTO

En seguida Jesús salió y fue como de costumbre al monte de los


Olivos, seguido de sus discípulos. Cuando llegaron, les dijo: «Oren,
para no caer en la tentación». Después se alejó de ellos, más o menos
a la distancia de un tiro de piedra, y puesto de rodillas, oraba: «Padre,
si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino
la tuya». Entonces se le apareció un ángel del cielo que lo
reconfortaba. En medio de la angustia, él oraba más intensamente, y
su sudor era como gotas de sangre que corrían hasta el suelo. Después
de orar se levantó, fue hacia donde estaban sus discípulos y los
encontró adormecidos por la tristeza. Jesús les dijo: «¿Por qué están
durmiendo? Levántense y oren para no caer en la tentación» (Lc 22,
39-46).

Reflexión: Serían como a las 10 de la noche al llegar Jesús al Huerto de Getsemaní. Su


alma se llenó de tristeza, entró en agonía ante la visión de los sufrimientos que se le
venían encima y la ingratitud de la humanidad. Oró por espacio de tres horas con lágrimas
y sudor de sangre que en gotas cayó en tierra. Aquí llegó Judas y con un beso lo entregó
a quienes vinieron a aprenderle, aunque más bien fue su Amor a ti el que le entregó.

Se rezan 3 Padrenuestros con Ave María y Gloria.

Oración: Te compadecemos Jesús, y te damos gracias por lo que sufriste por nuestra
Salvación en la Oración del Huerto. Nos duele la traición y alevosía con que fuiste hecho
preso. Concédenos fortaleza en nuestros sufrimientos y danos el don de la oración. Amén.

SEGUNDA IGLESIA. JESÚS EN CASA DE ANÁS

El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de


su enseñanza. Jesús le respondió: «He hablado abiertamente al
mundo; siempre enseñé en la sinagoga y en el Templo, donde se
reúnen todos los judíos, y no he dicho nada en secreto. ¿Por qué
me interrogas a mí? Pregunta a los que me han oído qué les
enseñé. Ellos saben bien lo que he dicho». Apenas Jesús dijo esto,
uno de los guardias allí presentes le dio una bofetada, diciéndole:
«¿Así respondes al Sumo Sacerdote?» (Jn 18, 19-22).

Reflexión: Jesús, maniatado como un vulgar malhechor, interrogado por Anás sobre sus
discípulos y doctrina, responde con entereza y mansedumbre que pregunte a quienes le
han escuchado y que saben bien lo que Él ha dicho y enseñado. Un guardián le dio una
bofetada que de seguro hizo tambalearse.

Se rezan 3 Padrenuestros con Ave María y Gloria.

Oración: Jesús, te compadecemos; te damos gracias por la injusta humillación que


sufriste al ser abofeteado. Te pedimos que nos ayudes a hablar con verdad, serenidad y
educación y a respetar a nuestros interlocutores. Amén.

2
TERCERA IGLESIA. EN CASA DE CAIFÁS

Pero Jesús callaba. El Sumo Sacerdote insistió: «Te conjuro por el Dios
vivo a que me digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios». Jesús le
respondió: «Tú lo has dicho. Además, les aseguro que de ahora en
adelante verán al hijo del hombre sentarse a la derecha del
Todopoderoso y venir sobre las nubes del cielo». Entonces el Sumo
Sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: «Ha blasfemado. ¿Qué
necesidad tenemos ya de testigos? Ustedes acaban de oír la blasfemia
(Mt 26, 63-65).

Reflexión: Aquí Jesús tiene que oír cómo se tergiversan sus


doctrinas. Cómo se aducen falsos testimonios en su contra.
Cómo se le reta a proclamar que es Hijo de Dios, pero sin intención de reconocerle. Cómo
Pedro niega conocerle. Cómo se le declara reo de muerte.

Se rezan 3 Padrenuestros con Ave María y Gloria.

Oración: Jesús, tú eres la verdad y se amontonan mentiras para callarte. Has dicho: la
verdad los hará libres y tienes que ver cómo la mentira nos esclaviza. Has dicho: ustedes
son mis amigos y con qué facilidad te negamos. En ti somos hijos de Dios y qué pobreza
la de nuestra vida. Te compadecemos, Jesús, por esas traiciones y te pedimos la gracia
de ser tus testigos valientes, fieles a tu amor. Amén.

CUARTA IGLESIA. EN CASA DE PILATO

Pilato explicó: «¿Acaso yo soy judío? Tus compatriotas y


los sumos sacerdotes te han puesto en mis manos. ¿Qué es
lo que has hecho». Jesús respondió: «Mi realeza no es de
este mundo. Si mi realeza fuera de este mundo, los que están
a mi servicio habrían combatido para que yo no fuera
entregado a los judíos. Pero mi realeza no es de aquí».
Pilato le dijo: «¿Entonces tú eres rey». Jesús respondió:
«Tú lo dices: yo soy rey. Para esto he nacido y he venido al
mundo: para dar testimonio de la verdad. El que es de la
verdad, escucha mi voz» (Jn 18, 35-37).

Reflexión: Jesús es acusado ante Pilato de malhechor,


alborotador del pueblo, que prohíbe pagar el tributo al
César y que se proclama rey. Pero Él también anuncia que todo el que es de la verdad
escucha su voz. Lo que piden es que sea condenado a muerte.

Se rezan 3 Padrenuestros con Ave María y Gloria.

Oración: Jesús, te proclamamos Cristo Rey, porque eres el único Rey de la Verdad, de la
Vida y del Amor. Te compadecemos por la tristeza que tiene que darte el descaro con que
te calumnian y por la ceguera con que juegan con las palabras salidas de tu boca. Te
pedimos que limpies estos labios y estos corazones con los que te recibimos, y que
nuestras vidas den testimonio de Ti. Amén.

3
QUINTA IGLESIA. EN CASA DE HERODES

Herodes se alegró mucho al ver a Jesús. Hacía tiempo que


deseaba verlo, por lo que había oído decir de él, y esperaba
que hiciera algún prodigio en su presencia. Le hizo muchas
preguntas, pero Jesús no le respondió nada. Entonces Herodes
y sus guardias, lo trataron con desprecio y para burlarse de
Él, lo cubrieron con un magnífico manto como de rey. Luego,
Herodes lo envió de nuevo a Pilato (Lc 23, 8-9.11).

Reflexión: Herodes, curioso, pero sin compromiso, se


alegra de ver a Jesús. Espera divertirse viéndole hacer algún milagro. Jesús guarda
silencio ante la palabrería con que Herodes le halaga. Al no tener respuesta le desprecia,
se burla de Él, poniéndole una túnica blanca.

Se rezan 3 Padrenuestros con Ave María y Gloria.

Oración: Jesús, Sabiduría del Padre, ahora guardas silencio. Por Ti los sencillos y
humildes han visto el poder de Dios y lo han celebrado con gozo grande, ahora está
cabizbajo. Te agradecemos la lección que nos das, te compadecemos por el ultraje que
recibes y te pedimos la gracia de hablar y callar oportunamente. Amén.

SEXTA IGLESIA. DE NUEVO EN CASA DE


PILATO

Pilato continuó: «¿Y qué haré con Jesús, llamado el


Mesías?». Todos respondieron: «¡Crucifícalo!». El
insistió: «¿Qué mal ha hecho?». Pero ellos gritaban
cada vez más fuerte: «¡Crucifícalo, Crucifícalo!». Al
ver que no se llegaba a nada, sino que aumentaba el
tumulto, Pilato hizo traer agua y se lavó las manos
delante de la multitud, diciendo: «Yo soy inocente de
esta sangre. Es asunto de ustedes». Y todo el pueblo
respondió: «Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos». Entonces, Pilato puso en
libertad a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, lo entregó para que fuera
crucificado (Mt 27, 22-26).

Reflexión: Pilato reconoce que Jesús ni es alborotador ni ha cometido delito alguno de los
que le acusan. Como que quiere dejarle libre; pero claudica ante las presiones de los
adversarios que han jurado acabar con Jesús porque les resulta incómodo, su conducta y
sus enseñanzas chocan con sus intereses. Total: Jesús es condenado a muerte de cruz,
flagelado, coronado de espinas.

Se rezan 3 Padrenuestros con Ave María y Gloria.

Oración: Jesús, te compadecemos por las injusticias cometidas en este proceso al que
fuiste sometido y en el que nosotros metimos nuestras manos. Compadecemos en Ti a
cuantos por ser fieles a la verdad y a la causa de Dios en sus hijos son tratados
injustamente. Te pedimos la gracia de la piedad divina ante nuestras injusticias. Amén.

4
SÉPTIMA IGLESIA. EN EL SANTO
SEPULCRO
Al atardecer, llegó un hombre rico de
Arimatea, llamado José, que también se
había hecho discípulo de Jesús, y fue a ver a
Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús.
Pilato ordenó que se lo entregaran.
Entonces José tomó el cuerpo, lo envolvió en
una sábana limpia y lo depositó en un
sepulcro nuevo que se había hecho cavar en
la roca. Después hizo rodar una gran piedra
a la entrada del sepulcro, y se fue (Mt 27,
57-60).

Reflexión: Jesús ha muerto en la cruz entre indecibles dolores, burlas, desprecios y


abandonado de Dios. La Madre y los amigos que lo han acompañado en estos duros
momentos, no han podido hacer nada. Unos amigos lo sepultan piadosamente. Se han
cumplido las escrituras. Ahora a esperar el tercer día. Él, el poderoso en Obras y
Palabras, ha dicho que resucitará.

Se rezan 3 Padrenuestros con Ave María y Gloria.

Oración: Jesús, te acompañaremos en el silencio estos días, en la espera de que tu


palabra germine en nuestros corazones y contigo resucitemos hombres y mujeres nuevos
en tu Resurrección. Gracias, Padre Dios, Tú siempre has escuchado a tu Hijo y así,
vencedor de su muerte y de la nuestra, lo has resucitado. Amén.

Fuente: * Visita a las siete casas. Publicaciones Paulinas, México D. F., febrero 2011
*Secretariado Arquidiocesano de Pastoral Familiar de Caracas
(http://pastoralfamiliarcaracas.org/visita7iglesias.html)

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