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REFLEXIONES

2 Corintios 10:12
Analice un momento este versículo escrito por el Apóstol Pablo: “12 Porque no nos atrevemos a
contarnos ni a compararnos con algunos que se alaban a sí mismos; pero ellos, midiéndose a sí
mismos por sí mismos, y comparándose consigo mismos, no son juiciosos”

Es interesante como el Apóstol Pablo dice no compararse con nadie, he incluso ni ser parte de
personas que se creen más que otros. Es popular el día de hoy encontrar personas que les gusta
mucho los títulos; “Apóstol”, “Reverendo”, “Profeta” u otros títulos que, cuando no son llamados por
dichos títulos, se ofenden.

El problema no está en el título, sino lo que el título te hace creer que eres. Muchos creen que por
tener título de apóstol o profeta está por encima de otros. En una ocasión escuché un predicador
llamarse asimismo “apóstol”, y por lo tanto, tal puesto lo ponía por encima de los pastores,
minimizando así el trabajo honrado de otras personas.

Lo que el Apóstol Pablo esta tratando de decir en este versículo es que ellos no se dan cuenta de que
están midiéndose y comparándose a sí mismos con sus propios patrones, y esto es un error grave.

Jesús no se quedó callado


En cierta ocasión, Jesús contó una parábola que estaba dirigida a las personas que confiaban en sí
mismas como justas (Lucas 18.9).

9 Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios.
En esa oportunidad, habló de un fariseo que, puesto en pie, oraba de esta manera:

11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy
como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;
Sin necesidad de profundizar en este pasaje, aquí ya encontramos error que cometió este fariseo. En
su propio juicio, la razón por la que él estaba justificado ante Dios era por su propia conducta, que
comparada con los demás, parecía ser muy piadosa. Sin embargo existen dos errores fatales en este
auto-análisis:

1. La evaluación de su propia vida está hecha por él mismo y no por Dios. Éste fariseo desconoce que
ningún hombre es capaz de conocer acertadamente la realidad de su propia vida. El salmista escribió:
“¿Quién puede discernir sus propios errores?” (Sal 19.12). La respuesta está implícita en la pregunta:
¡nadie!
2. El segundo error está en compararse con otros hombres. Éste hábito es muy común en nuestra
cultura. Esto nos enseñaron desde que fuimos pequeños. Por ejemplo, nacimos compitiendo con
nuestros hermanos, especialmente cuando nuestros padres decían “no seas como tu hermano que mucho
molesta”, o bien en el colegio, “no seas mal estudiante como tu amigo”. Incluso siendo mayores en el
trabajo escucho decir: “me esfuerzo en mi trabajo para no ser como aquel holgazán”.

El problema de la comparación
Aunque bien es cierto que el compararse ayuda al individuo a no cometer los errores o ir por el mal
camino que otros han escogido, muchas veces el problema principal de la comparación es
que nosotros escogemos con quién compararnos.
Usualmente escogemos personas que van a dar el resultado que nosotros buscamos. Para ver si somos
generosos, nos comparamos con los que nunca dan. Para saber si somos pobres, nos comparamos con
los que más tienen. Para ver si somos trabajadores, nos comparamos con los más holgazanes. De esta
manera, las comparaciones nunca nos dejan un cuadro acertado del verdadero estado de nuestra vida.

Pablo afirma que los que han caído en comparaciones, carecen de entendimiento. Delante de Dios,
estos argumentos de comparación no sirven para nada. En el momento en que nos presentemos
delante de su trono, no podremos señalar las debilidades de los demás para que nuestras propias
flaquezas no parezcan tan importantes.

Es importante, entonces, que nosotros no seamos los protagonistas de nuestra propia aprobación, sino
que permitamos que Otro haga una evaluación más acertada de nuestra persona.

Para pensar:
Pablo termina este pasaje con palabras que deben llevarnos hacia la reflexión. En 2 Co 10.17–18
dice:

17 Mas el que se gloría, gloríese en el Señor;


18 porque no es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba.
De todo el halago, el peor es el halago de sí mismo. Por tanto, en vez de alabarnos a nosotros
mismos, debemos esforzarnos por ser aprobados por Dios.

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REFLEXIONES PARA SER HOY MEJOR QUE AYER-LOS SENTIDOS

Usa tus ojos Para ver la belleza de la vida, O para ver el interior de las
personas... No los uses para criticar maliciosamente De cómo se ven o visten los
demás, O para juzgar a las personas, sólo por sus apariencias.
usa tus oídos, Para escuchar a tu prójimo, Y poder ofrecerle una palabra de
aliento, Para escuchar los sonidos agradables, Que te ayudan a olvidar las
dificultades, Y edifican tu interior. No los uses como un arma, O para envenenar
a los demás.
Usa tu olfato, Para percibir el olor De las flores, del perfume, del amor... No lo
impregnes, con los malos olores, Como lo son el odio, El egoísmo, la traición.
Usa tu gusto, Para saborear el triunfo De tus metas alcanzadas, De los logros
obtenidos Con esfuerzo y dedicación... No lo uses para saborear, Las derrotas
de otros
Usa tu tacto, Para sentir y dar amor, Para tocar a las personas Con tus deseos
positivos, Con tu caridad…
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Yo soy de las personas que creé que para cambiar el mundo solo se necesita cambiar la mentalidad de
las personas y si todos procuráramos ser mejores personas cada día, el mundo sería un lugar diferente,
es por esto que me parece importante hablar sobre este tema y por eso dejo aquí algunos tips y
reflexiones para mejorar como personas diariamente. ¡¡Sé tu mismo(a)!!

“Lo más fácil de ser en el mundo es ser tu mismo. Lo más difícil de ser en el mundo es lo que la otra gente quiere
que seas. No dejes que te pongan en esa posición.” -Leo Buscaglia

No vale la pena abstenerse de ser uno mismo(a) solo por presión social o por falta de confianza en tu
mismo(a), eso, lo único que causa es que uno se sienta mal luego, lo que eventualmente lleva a
frustración por no ser sincero(a) contigo mismo(a).

No juzgues y siempre da sin esperar nada a cambio


Antes de hablar, escucha. Antes de escribir, piensa. Antes de gastar, gana. Antes de invertir, investiga.
Antes de criticar, espera. Antes de orar, perdona. Antes de renunciar, intenta. Antes de retirar, ahorra. Antes de
morir, da. -William Arthur Ward
Principalmente que no hay que juzgar una situación a primera vista si no conocemos los hechos de la misma, es
por eso, que es tan importante escuchar “ambos lados” de una historia.

Dedícale tiempo a tu familia y amigos


Ama tu familia de principio a fin, sin medida, porque siempre, donde vayas, serás parte de una.
La familia es de lo más importante y más preciado que una persona tiene y como tal hay que saber
valorarlo, es increíble el tiempo que le podemos dedicar a otras cosas como ver la televisión, trabajar,
etc. y olvidarnos de la gente que siempre esta ahí para ayudarnos, comprendernos, amarnos y que más
influye sobre nosotros.
“No me importa que tan pobre sea un hombre, si tiene familia, es rico.”
- Dan Wilcox y Thad Mumford
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LA SEGURIDAD DEL CREYENTE

Job 19:25-27

En una de las historias bíblicas más antiguas, el corazón de un mero mortal queda atrapado en el
fuego cruzado entre un líder rebelde y el Rey del universo. Según Satanás, Dios ha comprado el
corazón de Job protegiéndolo a cambio de su lealtad. Como respuesta a la acusación de soborno,
Dios permite a Satanás, probar a Job con una serie de pérdidas desgarradoras.

Inmediatamente después del sufrimiento de Job, tres amigos y un espectador hacen peor su
desgracia acusándole de esconder un pecado que explicaría su sufrimiento. Aunque Dios no dio a
Job respuestas que éste estaba buscando, su historia se combina con el resto de las Escrituras
para darnos un vislumbre del antiguo arte de la guerra espiritual. El diablo no es nuestro mayor
problema, la historia de Job es un recordatorio eterno de que aunque tenemos adversarios en los
lugares altos (Job 1, Efesios 6:12)...porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra
principados y potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, etc, tenemos la
seguridad de que es nuestro peor enemigo. Dios controlaba a Satanás, el rebelde no podía hacer
nada más de lo que Dios le permitiera.

No subestimemos al enemigo según el NT., hablar con arrogancia contra Satanás es una
característica de la falsa enseñanza (2.ª Pedro 2:10-12) Hasta el Arcángel Miguel mostró humildad
y deferencia a Dios en su propia lucha contra el diablo. En vez de presumir de que tenía autoridad
sobre Satanás, Miguel no se atrevió a desafiar a su enemigo sino que dijo: "El Señor te reprenda"

He querido escoger como base de la meditación las esperanzadas palabras de Job, cuando dice:
"Yo sé que mi redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de desecha esta mi piel,
en mi carne he de ver a Dios, al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi
corazón desfallece dentro de mí" Job 19:25-2

La idea principal destacada en el pasaje de Job, es la profunda convicción que sentía acerca de su
futuro encuentro con Dios, y la propia seguridad de que el propio Dios iba a ser su defensor y el que
pusiera en claro su inocencia. Consideremos brevemente, esa seguridad de Job, la razón que
tenía para sentirse tan seguro, y la base que nosotros tenemos para poseer una seguridad tan firme
como la de Job.

La seguridad de Job: Fijémonos con que aire de seguridad habla Job y con que confianza se
expresa: YO SE. ¡Qué manifestación de seguridad tan hermosa! Las palabras que van a brotar de
sus labios y que él desearía grabar en la roca como testimonio perpetuo para la posteridad, no son
meras conjeturas, ni gratas suposiciones, ni hermosas aspiraciones secretas; sino que son la
manifestación de una convicción personal y firme.

Las palabras de Job constituyen la expresión de fe más solemne que encontramos en todo el AT., y
una de las más sublimes de toda laBiblia.
...y la hace una persona que se siente abandonada por Dios y despreciada por los hombres; una
persona que sabe que va a ser puesta a prueba en este mundo, y separada de lo que le es más
querido.

Pero su fe es tan grande que cuando sus amigos le acusan de ignorante y de poseer un
conocimiento vano, él expresa abiertamente la firmeza de sus convicciones; cuando los hombres
ponen en duda su integridad, él manifiesta sin lugar a dudas su creencia en Dios, su confianza de
que ese Dios es justo.

En nuestros días, tanto los filósofos como los teólogos, enfatizan mucho el aspecto existencialista
de la vida. Es la participación personal, el "yo", lo que adquiere verdadera importancia en las cosas.

Lo curioso del caso es que este aspecto existencialista, tan en boga en nuestros tiempos, está
fuertemente enfatizado en las Escrituras.

La Biblia enfatiza extraordinariamente la relación íntima de cada persona con Dios: "Jehová es mi
pastor, nada me faltará" clamaba el salmista "Palabra fiel y digna de ser recibida por todos" escribía
Pablo, "que Cristo vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy, el primero", es
decir yo soy el más importante, yo soy el más interesado, fuera de mi entorno no hay nada.

"Yo se en quien he creído" diría más tarde el mismo apóstol

El mismo Jesús tras preguntar a los discípulos lo que la gente pensaba de él, les hizo una pregunta
directa, para que ellos dieran su propia respuesta:"Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Mateo
16:15.

Esta misma idea se halla reflejada en las palabras de Job al decir: "Yo sé que mi Redentor
vive,...en mi carne he de ver a Dios", esto es una confesión de fe personal, independiente de lo que
los demás puedan pensar, a pesar de las circunstancias adversas, Job tiene la plena seguridad
de que Dios no le va a fallar, como le fallaron los amigos a quienes apeló en vano (vs.19: 21-
22)...leer

Este hermoso pasaje nos enseña que no basta conocer lo mucho acerca de Dios o de Jesucristo,
sino que hay que conocerles íntima y personalmente, no basta con tener un conocimiento de
segunda mano, sino conocerles directamente, que no basta repetir lo que otros dicen, sino que hay
que poder decir, como Job y como Pablo "Yo sé"

Yo sé que mi Redentor vive y que no me ha de faltar, Yo sé que aunque ahora sufro y muero en la
carne, un día veré a mi Dios cara a cara.

Yo sé que aunque a veces mi vida parezca un infierno, me está aguardado un cielo donde no habrá
lágrimas ni sufrimientos.

Yo sé que aunque parezca que el Señor me abandona y no escucha mis oraciones, será un día mi
defensor...tal era la seguridad de Job
¡Qué contraste tan grande entre la muerte del creyente, que estáseguro que va a seguir viviendo
una vida de bienaventuranza en la patria celestial, y la muerte del escéptico que cree que todo se
ha acabado!

¡Qué contraste tan grande, también entre la muerte del creyente en Cristo, que está seguro que
todos sus pecados han sido perdonados y que va a morar directamente con Dios, y la muerte del
creyente que sigue con dudas y temores, pendientes que sus deudos y allegados no se olviden de
orar y de ofrecer sacrificios en su favor!

1. LA BASE DE LA SEGURIDAD DE JOB

La razón por la cual Job estaba tan seguro de lo que afirmaba es porque había puesto su confianza
en un Dios vivo.

Job, estaba cierto de su propia experiencia pasada; tenía conciencia de haber mantenido una vida
de adecuada de comunión con Dios y de sus relaciones con los hombres.

Ese Dios justo, pensaba Job, no va a permitir que al final, su siervo pase por ser un hombre malo,
sin serlo, sino que el propio Dios ha de mostrar su inocencia.

La palabra hebrea "Redentor", es goel, éste es un término técnico que en el código mosaico, se
aplicaba al pariente más cercano, y que en virtud de su parentesco, tenía ciertos deberes que
realizar, tales como rescatar a la persona de la esclavitud (Génesis 14:14-16); para pagar
sus deudas, para recuperar una propiedad vendida; y especialmente vengarle en caso de asesinato
(Números 35:12) Por extensión, el término goel, se aplica al defensor del oprimido, y por lo mismo
de forma especial, al defensor por excelencia, a Dios. El fue el que libró al pueblo de la esclavitud
de Egipto.

Dios sigue siendo el goel de los individuos, en cuanto a que los libra de la muerte.

Por eso, cuando Job ve que sus familiares y sus amigos le abandonan, apela a Dios, que no le
puede abandonar, ya que ese Dios, es su goel, su defensor.

El problema de Job, es ante todo un problema religioso, como persona piadosa, sufre al darse
cuenta de que, siendo inocente, parece no gozar del favor de Dios.

¿Porqué permite Dios tal cosa?¿Porqué consiente Dios que sus amigos le consideren como
a un hipócrita, y le desprecien como a un hombre pecador?

Eso no lo comprende y su corazón se ve torturado, pero en lugar de desesperarse, apela a su fe, a


su conciencia y al testimonio de que Dios es justo, que está por encima de los hombres y que el
tiempo manifestará su inocencia y demostrará que sus amigos le juzgaron erróneamente.

Job, sabe que Dios es goel, es su defensor, es la única realidad en quien puede confiar, que un día
se mostrará como amigo, y que puede seguir confiando. Por eso exclama "Yo sé que mi Redentor
vive"
2. LA BASE DE LA SEGURIDAD DEL CREYENTE

Como creyentes en Jesucristo y sabedores de lo que él ha realizado en nuestro favor podemos


tomar en sentido literal las palabras de Job, si sabemos cada uno que tenemos un Redentor que no
está muerto, sino que vive, y que tenemos un abogado defensor ante Dios, tenemos una base de
seguridad extraordinaria

Sí; como creyentes, estamos seguros de que nuestros pecados han sido perdonados porque así, lo
dice su Palabra, como creyentes estamos seguros de que podemos vencer las tentaciones, como
creyentes estamos seguros de poseer la vida eterna, porque tenemos a Cristo en nuestro corazón.

¿Qué más necesitamos como creyentes?

Mis ojos lo verán...Job, 19:27

Nuestros ojos valen, con ellos vemos lo que nos rodea, la naturaleza con sus hermosos paisajes,
las tardes de verano cuando el sol principia a perderse y aparece la luz de la luna, con su
resplandor Nuestros ojos tienen valor, porque con ellos vemos las pinceladas del artista.

No obstante nuestros ojos, verán algo más sublime y hermoso que nos haga repetir las palabras del
discípulo en la Transfiguración, "Maestro, bien es que nos quedemos aquí y hagamos tres
enramadas"

"y mis ojos le verán"... ¡Qué hermosa expresión! ¡ también podemos exclamar como Job! "Yo sé
que le veré cuando venga en las nubes, oiré su voz, veré sus ojos", los mismos que lloraron sobre
la ciudad de Jerusalén, los mismos que se humedecieron ante la negación de Pedro, los mismos
que pudieron ver a un Judas que le estaba entregando.

Mis ojos verán su rostro, no como una sombra de dolor, no con sangre por la corona de
espinas, mis ojos lo verán lleno de poder, de amor y de gloria. Mis ojos verán su cuerpo ya
no más encorvado por el peso de la cruz. Mis ojos lo verán irradiando felicidad y descanso.

Lo he de ver como Salvador, o como juez, Job, podía estar soñando de esta manera ¿cómo le
veremos cada uno de nosotros?

Que el Señor, nos ayude a vivir gozosos y confiados, sabiendo que tenemos un "Redentor" que
vive para siempre y que no tenemos que temer por la muerte, como diría Pablo: "Estoy seguro de
que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles ni potestades, ni lo presente, ni lo porvenir, ni lo alto,
ni lo bajo, ni ninguna otra cosa nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús
Señor nuestro".

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