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1. Las personas con anorexia nerviosa se caracterizan por poseer una imagen corporal
lo suficientemente distorsionada como para considerarse a ellas mismas como
personas con un exceso de peso, a pesar de encontrarse objetivamente por debajo de
su peso normal.
El trastorno que, por norma general, suele comenzar entre las más jóvenes alrededor
de la adolescencia, provoca –entre otras consecuencias- una pérdida de peso extrema,
al menos un 15 % por debajo del peso habitual para su edad y estatura.
2. Las personas con bulimia nerviosa, por su parte, se caracterizan por ingerir
cantidades excesivas de comida que, posteriormente, eliminan a través del uso de
laxantes, enemas, diuréticos, ejercicio compulsivo o con vómitos frecuentes.
A menudo actúan en secreto y presentan sentimientos de disgusto y culpabilidad
mientras comen, sentimientos que son ‘atenuados’ a través de patrones de
comportamiento característicos de eliminación/purga del exceso de calorías ingeridas.
Ya que a menudo, las personas con bulimia se atracan de comida y purgan el exceso
de calorías en secreto, consiguen mantener su peso corporal similar o ligeramente
superior al normal ,logrando ocultar con éxito su problema durante años, por lo que se
considera que la verdadera prevalencia de los trastornos bulímicos entre la población
es, hasta cierto punto, desconocida.
3.-Al igual que las personas que sufren de bulimia, en el caso de los episodios de
ingesta compulsiva las personas experimentan frecuentes episodios de ingestión de
comida de forma incontrolada y compulsiva pero, a diferencia de los anteriores, no
purgan su cuerpo del exceso de calorías por lo que ,en general, presentan un
considerable exceso de peso con respecto al habitual en relación a su edad y estatura.
LAS ESTADÍSTICAS
Las mujeres son mucho más susceptibles que los hombres a la hora de padecer este
tipo de trastornos. Se estima que sólo un porcentaje de entre el 5 y el 15% de las
personas que sufren anorexia y bulimia y un 35% de las personas que presentan
problemas de ingesta compulsiva son hombres.
La mayoría de las personas que presentan este trastorno son obesas –por encima del
20%- del peso recomendado- aunque entre las personas con un peso considerado
normal también está presente este trastorno.
No existe una única causa que explique la aparición de los trastornos de alimentación.
Si bien todos presentan, como nota característica, un fuerte componente emocional, los
desencadenantes para su aparición y desarrollo son múltiples e incluyen presiones de
tipo familiar y cultural, predisposición genética/desajustes biológicos y trastornos
emocionales y de la personalidad.
1. Factores Psicológicos
Problemas de autoestima.
Sentimientos de inadecuación, inadaptación e inferioridad.
Estados de ánimo depresivos.
Problemas de ansiedad o ira reprimidas.
Rasgos de personalidad obsesivos y compulsivos.
2. Factores familiares y sociales
En algunas personas que sufren este tipo de trastornos, ciertas sustancias bioquímicas
presentes en el cerebro, mediadoras de la sensación de hambre o de los procesos
digestivos, han presentado diferencias con respecto a la población que no sufre este
tipo de trastornos. Sin embargo, la determinación exacta de su responsabilidad y las
implicaciones prácticas continúan bajo investigación.
Deshidratación.
Daños, de intensidad variable, en el hígado y los riñones.
Desequilibrio en los electrolitos.
Irregularidades en la menstruación.
Problemas de infertilidad.
Lesiones cardíacas.
Problemas gastrointestinales crónicos.
Pérdida del cabello.
Erosión del esmalte dental.
Crisis epilépticas.
Úlceras.
Náuseas.
Sensación de hinchazón.
Problemas digestivos.
Dolor abdominal.
Incremento excesivo de peso corporal.
Aumento en los niveles de presión sanguínea.
Altos niveles de colesterol.
Trastornos en la vesícula biliar.
Riesgo de padecer diabetes.
Problemas cardiovasculares.
Ciertos tipos de cáncer asociados con la obesidad.
PROBLEMAS PSICOLÓGICOS DE LOS TRASTORNOS DE LA ALIMENTACIÓN
Los trastornos de ansiedad son muy comunes en los trastornos de alimentación. Las
fobias y el trastorno obsesivo-compulsivo usualmente preceden al surgimiento de un
trastorno de alimentación, mientras que los trastornos de pánico suelen producirse con
posterioridad. La aparición de fobia social suele ser recurrente en este tipo de pacientes.
Por otra parte, es muy frecuente que la ansiedad generalizada juegue un papel muy
importante como factor desencadenante en los episodios de ingesta compulsiva. Es
frecuente que la comida se convierta en un ‘refugio’ y en una herramienta de
‘narcotización’ frente a los problemas de la vida diaria y ante los que la persona opta
por huir y/o evitar el afrontamiento directo.
De igual forma, los trastornos depresivos suelen ser una consecuencia lógica del
desarrollo de la enfermedad, afectando no sólo al individuo sino que se extiende con
especial intensidad al resto de la familia. Las sensaciones de tristeza, aislamiento e
inadecuación son comunes en el individuo, y en la familia es común observar
sentimientos de culpabilidad ante el origen y desarrollo de este tipo de trastornos.
CONCLUSIÓN