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GABRIEL GARCÍA MORENO

(Guayaquil, Ecuador, 1821-Quito, 1875) Político ecuatoriano. Nacido en el seno de una

aristocrática familia de propietarios latifundistas, se doctoró en jurisprudencia por la

Universidad de Quito. Participó en el movimiento revolucionario que logró la

deposición del presidente Juan José Flores y el triunfo de la administración Roca en

1846. Cinco años más tarde comenzó su primer período de exilio, cuando Flores ganó

de nuevo la presidencia.

Gabriel García Moreno

García Moreno fue presidente de Ecuador en los períodos 1861-1865 y 1869-1875.

Durante su mandato prosperaron las grandes obras públicas y se reformó la enseñanza,

pero impuso un régimen autocrático, suprimió la libertad de prensa e instituyó tribunales

eclesiásticos. Su presidencia estuvo marcada por la proclamación de una Constitución

cuyo conservadurismo le valió ser llamada «carta de la esclavitud», y por la virulenta


persecución de los liberales; fue asesinado durante una campaña desencadenada contra él

tras su reelección en 1875.

Biografía

Octavo hijo del matrimonio formado por Mercedes Moreno, guayaquileña, y Gabriel

García Gómez, español, García Moreno se crió en el seno de una familia tradicional

emparentada con lo más selecto de la sociedad local. Recibió la primera enseñanza en su

hogar, de la mano de un fraile mercedario de apellido Betancourt.

Cuando tenía 15 años, en septiembre de 1836, su familia decidió enviarlo al Convictorio

de San Fernando en Quito, que había sido secularizado recientemente por el

presidente Vicente Rocafuerte y rebautizado con el nombre de Colegio Nacional de la

Universidad. Impartía clases de latín en los cursos inferiores, por lo que se le concedió

una beca estatal, ayuda que fue bien recibida, pues en ese momento su situación

económica era un tanto precaria.

En 1838 se manifestó su precoz inclinación religiosa, ese mismo año abandonó su

incipiente vocación eclesiástica y se dedicó por entero a los estudios para comenzar, en

1840, la carrera de Derecho.

Gabriel García Moreno contrajo matrimonio en dos ocasiones. La primera por poder, el

4 de agosto de 1846, a los 25 años, con Rosa Ascásubi Matheu, miembro de una

encumbrada familia de terratenientes quiteños; ella murió el 18 de octubre de 1856. A los

seis meses de enviudar, se casó con Mariana Alcázar, su sobrina política predilecta.

En 1845, una vez consolidada la Revolución Marcista, comenzó la participación directa

de García Moreno en la vida política nacional. Su primer nombramiento fue el de

comisario de guerra en la jurisdicción del Norte, y luego de regidor del Cabildo de Quito,
en octubre de 1846. En noviembre de 1847, el presidente Roca le nombró gobernador de

Guayaquil ante la necesidad de un hombre con determinación y autoridad suficiente para

imponer el orden frente a los crecientes ataques antifloreanistas. Entre 1849 y 1859, en

cambio, se dedicó a atacar a José María Urbina, que controló durante esos años directa o

indirectamente la vida nacional. Fue éste su período de exilios y, con ellos, de

consolidación de su personalidad.

Gabriel García Moreno ocupó la presidencia constitucional del país en dos ocasiones: la

primera entre 1861 y 1865, y la segunda entre 1869 y 1875. Durante su gestión se propuso,

mediante la represión y la formación religiosa, restablecer la moral cristiana, sin la cual

el orden no podía llegar a la República. Abanderado de un programa modernizador,

aprobó la Ley Orgánica de la Instrucción Pública, impulsó la fundación de institutos de

educación y del Observatorio Meteorológico, creó la Academia Nacional Científica y

Literaria, reorganizó la universidad y fomentó la educación femenina, claramente

descuidada hasta entonces.

También tomó medidas encaminadas a la reforma del sistema fiscal y financiero para

regular la administración pública. Inició, además, la construcción de una serie de obras

públicas, particularmente la apertura de la red vial, el trazado de una red ferroviaria entre

Quito y Guayaquil, la implantación de un hilo telegráfico y otros grandes proyectos de

infraestructura.

En agosto de 1875, casi al final de su período presidencial, convocó a elecciones, tal y

como estipulaba la Constitución. García Moreno volvió a ganar la presidencia y debía

asumir el poder por tercera vez el 30 de agosto. Sin embargo, cayó asesinado por un grupo

de jóvenes liberales el 6 de agosto de 1875, frente al palacio presidencial, protagonizando

una de las escenas más sangrientas y recordadas en la historia política ecuatoriana.


Algunas de sus obras fueron:

Provincializó el Ecuador e hizo poner escuelas parroquiales, colegios para varones y

para mujeres, escuelas bilingües español-quichua, preparando un profesorado propio.

Trajo comunidades religiosas de Europa y un profesorado especializado en distintas

materias. Abrió la Universidad Central con diferentes facultades, siendo profesor de

algunas materias.

Legado

El partidismo, más que cualquier otro factor, parece ser el divisor en la controversia que

rodea el legado de García Moreno. La oposición liberal sí lo hizo y lo sigue retratando

como un tirano al enfatizar las políticas más autoritarias de su régimen. Bajo la

presidencia de García Moreno, sus creencias y objetivos solo dirigieron las políticas del

gobierno, una estructura fácilmente socavada para un gobierno estable, y la legislatura a

menudo se redujo a un cuerpo de sello de goma. Incluso cuando se enfrentan con

evidencia del bien que se hizo bajo su presidencia, la mayoría de los oponentes entonces

y ahora todavía argumentarían que el final no justifica los medios, y además señalar las

formas moralmente ambiguas en las cuales García Moreno retuvo el control: un secreto

policía, la instalación de marionetas políticas, etc. En tiempos más modernos,

particularmente entre los defensores de la secular, repúblicas religiosamente pluralistas,

también se expresaría otra queja, que es el establecimiento de una religión de estado, en

lugar de defender el derecho del individuo a la libertad religiosa. En la defensa de

García Moreno, como señalan los partidarios conservadores, sin embargo, hay tres

factores que disminuyen esta crítica. Primero, García Moreno, a diferencia de muchos

gobernantes a lo largo de la historia, hizo este movimiento no por el bien del poder, sino

más bien para construir una nueva identidad moral para la nación; segundo, él creía,
basado en una carrera de observación de guerras dentro de Ecuador, que solo una

identidad espiritual compartida del catolicismo de estilo latinoamericano podría traer

paz a una tierra devastada por la lucha entre liberales y conservadores, así como las

antiguas clases socio-raciales españolas, y en muchas formas en que funcionó durante

su régimen; tercero, artículo 10, la sección de la constitución de 1869 que restringía la

práctica religiosa al catolicismo era, estrictamente hablando, una continuidad

comparativa con el pasado, aunque es moralmente cuestionable, porque Ecuador ya era

abrumadoramente católico con la excepción de una minoría judía y protestantes

extranjeros que vivían en el tierra. (Sin embargo, el objetor liberal todavía podría

señalar que los fines no justifican los medios y que García Moreno simplemente podría

haber apelado a la historia de Ecuador, como separado de otras antiguas colonias en

América del Sur, para este objetivo). Además, el 1869 la constitución también aseguró

el derecho de los ciudadanos a la inocencia hasta que se demuestre su culpabilidad,

prohibió las detenciones sin orden judicial y garantizó los derechos del pueblo a la

libertad de expresión y reunión (aunque cabe preguntarse qué tan bien se llevó a cabo),

siempre que respete la religión,

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