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CAPÍTULO I

¿Qué es Murmurar?

La murmuración es una actividad humana que consiste en hablar mal de


alguien sin que la persona en cuestión esté presente. También podemos decir
que es quejarse, criticar, hablar mal, entre dientes o en voz baja a espaldas de
la otra persona.

Algunos sinónimos de murmuración son habladuría, comadreo, chisme y


cotilleo, siendo estos últimos del ámbito coloquial. Conversación en perjuicio de
un ausente.

La murmuración es pecado y podemos ver claramente en el libro de Romanos


1:29-31 como Pablo lista los pecados que el hombre comete entre los cuales
hace mención a la murmuración, señalando en el versículo 32 que se
complacen con lo que practican.

Para muchos es normal el murmurar o que exista aquello en las


congregaciones tomándose como algo cotidiano, algo natural y no lo debe de
ser. Dios quiere que vivamos conforme a su Palabra transmitiendo amor,
misericordia; saliendo pues de nuestra boca siempre palabra de edificación y
no palabra que destruya, veamos lo que dice Efesios 4:29. Ninguna palabra
corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria
edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.

Nos exhorta Dios a que seamos de edificación para los demás, glorificando a
Dios en todo tiempo. Al hablar mal a espaldas de otra persona no glorificamos
a Dios, no podemos decir que justo cuando lo hacemos Dios está ocupado con
otra persona o que Dios no toma en cuenta aquello; al contrario siendo nuevas
criaturas como lo dice en 2 Corintios 5:17.

Manteniendo además buen testimonio ante los demás. Realmente aunque


parece algo insignificante hay que estar alerta ante la murmuración, porque
tiene consecuencias desagradables.
Una pareja de jóvenes tenían varios años de casados y nunca pudieron tener
hijo, para no sentirse solos compraron un cachorro pastor alemán y lo amaron
como si fuera su propio hijo… El cachorro creció hasta convertirse en un
grande y hermoso pastor alemán. El perro salvo en más de una ocasión a la
pareja de ser atacadas por ladrones, siempre fue muy fiel, quería y defendía a
sus dueños contra cualquier peligro.

Luego de siete años de tener al perro, la pareja logro tener el hijo tan ansiado.
La pareja estaba muy contenta con su nuevo hijo disminuyeron las atenciones
que tenían con el perro, este se sintió relegado y comenzó a sentir celos del
bebe y ya no era cariñoso y fiel que tuvieron durante siete años.

Un día la pareja dejo al bebe plácidamente durmiendo en la cuna y fueron a la


terraza a preparar una carne asada, cuál fue su sorpresa cuando se dirigían al
cuarto del bebe y ven al perro en el pasillo con la boca ensangrentada,
moviéndoles la cola.

El dueño del perro pensó lo peor, saco un arma que llevaba y en el acto mato
al perro, corre al cuarto del bebe y encuentra una gran serpiente degollada… El
dueño comienza a llorar y exclamar.

¡¡¡HE MATADO A MI PERRO FIEL!!!

Cuántas veces hemos juzgado a las personas; lo que es peor las juzgamos y
condenamos sin investigar a que se debe su comportamiento, cuáles son sus
pensamientos y sentimientos.

Muchas veces las cosas no son tan malas como parecen, sino todo lo
contrario.

Tengamos cuidado de levantar un Falso testimonio en contra del Siervo de


Dios, inventando mentiras que lo único que hace es envenenar la casa de Dios
y el corazón de los hermanos de la congregación.

Debemos darnos cuenta que los sentimientos de las personas son frágiles y
fáciles de dañar pero difícil de sanar…
¿Cómo entra la murmuración a la Iglesia?

Cuando hacemos grupos y empezamos primero con comentarios sobre lo que


quizás algún hermano hizo o lo que están haciendo.

Al parecer sólo fueron comentarios, en otra ocasión sucede exactamente lo


mismo, termina el culto salen los de aquel grupo y comentan sobre eso y
empiezan a contar que es lo que cada uno sabe sobre aquel tema.

Poco a poco después de cada comentario, empiezan a aumentar cosas en lo


que dicen y no quieren que se enteren de lo que dicen porque saben que está
errado o tergiversado lo que están comentado.

Y es así como entra la murmuración a la Iglesia, poco a poco, aquel grupo de


jóvenes ni si quiera se imaginó que caerían en aquello, pero es que no
tenemos que dejar ninguna puerta abierta. La Biblia dice claramente en 1 pedro
5:8 que el diablo anda como león rugiente buscando a quien devorar. No
tenemos que ser presa fácil.

Entra la murmuración cuando escuchamos aquel que nos empieza a chismear,


entra sutilmente cuando abrimos nuestros oídos poco a poco aquello, dando
cabida y pensando en que no tendremos consecuencias de lo que hacemos.

La murmuración entra a las Congregaciones con sutileza, muchos dicen por ahí
con guante de seda, sí. Que cuando nos damos cuenta ha hecho y deshecho
como bien le ha parecido. Algo que puede ser muy pequeño causa demasiados
estragos.

La Biblia dice que el que guarda su boca guarda su alma; Mas el que mucho
abre sus labios tendrá calamidad. Proverbios 13:4.

Martín dice en un Blog: Estoy en una iglesia donde lamentablemente existen


muchos murmuraciones de todo tipo: Hacia el ministro, el portero, el pastor, sus
hijos, a veces me da pena todo lo que se habla y me distraigo de la finalidad de
la iglesia, ¿qué puedo hacer?
He aquí su respuesta: Estimado hermano, debemos establecer que nuestro
Señor Jesucristo, nos dice que el trigo y la cizaña crecerán juntos; por tal razón
es muy importante comprender que la cizaña o las personas cizañosas se
encuentran como instrumentos, que nos ayudaran, primero a comprender que
nosotros no debemos caer en ese espantoso error; y en segundo lugar,
aprender a soportar tan horrendo error de quienes lo practican, y crecer en la
paciencia.

El Señor nos enseña a adquirir carácter y establecernos como atalayas; y a


aquellos quienes practican tan horrenda costumbre, debemos llamarlos en
secreto y amonestarlos como Dios no lo enseña, por medio de su hijo.

Exhortarlos en secreto y hacerles caer en cuenta su error, en segundo lugar si


persiste la murmuración llamar dos hermanos, que sepan guardar el secreto de
la exhortación que se le hará ante testigos; y finalmente si no aceptan cambiar
su mala costumbre; dice el Señor que no los debemos tener en cuenta como
hermanos sino como gentiles; el Señor dice que después de nosotros haber
cumplido con esta norma con carácter y decisión; ya el Señor tomara las
medidas correctivas.

Veamos que dice pablo: Pues me temo que cuando llegue, no os halle tales
como quiero, y yo sea hallado de vosotros cual no queréis; que haya entre
vosotros contiendas, envidias, iras, divisiones, maledicencias, murmuraciones,
soberbias, desórdenes (2 Corintios 12.20)

Alguien me dijo hace poco tiempo, quiero decirte algo de alguien, no es chisme,
solo quiero informarte. No disfracemos aquello, hay que hacerle frente
Jesucristo cuando estuvo aquí en la Tierra no hablo a espaldas de nadie, fue
frontal siempre, aún con los fariseos era frontal.
Diferencia entre murmuración y denunciar el pecado

Para saber la diferencia entre murmurar y denunciar un pecado debemos de


tener bien claro lo que es murmurar.

El Murmurar es hablar mal a espaldas de alguien. Veamos un ejemplo:

Una hermana predico en una Campaña, al finalizar dos hermanos conversando


empiezan a describir como predico, pero además dicen que estaba vestida bien
feo, que esos lentes que tiene son anticuados, además que lo que predico no
tuvo sentido, incluso dijeron que el mensaje que dio no era de parte de Dios,
añadieron a su vez que aquella predicadora era casa y que en una ocasión
vieron que su esposo era agresivo. (Esto es un resumen de lo que dijeron)

Realmente la hermana buscaba mucho de Dios, y resaltando algo que cambie


la historia, ella no era casada.

Vemos como la murmuración hace y deshace, cuando le damos cabida, este


pequeño testimonio nos da a notar que sin importar quien sea grande,
pequeño, cristianos o aún las personas del mundo.

Hoy en día es común ver y oír a la gente murmurar, ya esto es parte de la


rutina cotidiana entre dos personas o más. La murmuración se practica en el
hogar, en el barrio, en el mercado, en la tienda, en la escuela, en el trabajo, en
la iglesia, en la televisión, la radio, los periódicos y en cualquier otra parte.
Nadie pone coto a esta actitud negativa.

Pero alguien seguirá preguntando, ¿qué tiene de malo la práctica de este tipo
de conversación? Bueno, consideremos lo siguiente: en primer lugar, es una
ofensa a Dios, porque demostramos falta de amor a nuestro prójimo y eso no
es obedecer al Señor con respecto a su mandamiento de amar al prójimo como
a nosotros mismos.

En segundo lugar, se daña las relaciones personales y de grupo, originando


otro tipo de actitudes negativas que conllevan a conflictos y situaciones de
violencia. Muchas veces nosotros mismos nos hemos visto envueltos en esta
situación: murmurar contra alguien.
Nuestra sociedad actual está contaminada por el chisme, la crítica despiadada,
la envidia, los rumores, la mentira, las murmuraciones. ¿Cuál es el resultado de
todo esto? ¡Violencia! Pero esto no es un problema de ahora, antes también lo
fue, sino consideremos esta décima de Fray Luis de León, del siglo XVI:

"Aquí la envidia y mentira

me tuvieron encerrado.

¡Dichoso el humilde estado

del sabio que se retira

de aqueste mundo malvado,

y, con pobre mesa y casa,

en el campo deleitoso,

con sólo Dios se compasa

y a solas su vida pasa,

ni envidiado, ni envidioso!"

Al ver claramente el murmurar, ahora veremos el denunciar un pecado.


Explicaré una historia muy famosa y clara que nos relata las Sagradas
Escrituras.

2 Samuel 12: 1-15 Jehová envió a Natán a David; y viniendo a él, le dijo: Había
dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre. El rico tenía
numerosas ovejas y vacas; pero el pobre no tenía más que una sola corderita,
que él había comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos
juntamente, comiendo de su bocado y bebiendo de su vaso, y durmiendo en su
seno; y la tenía como a una hija. Y vino uno de camino al hombre rico; y éste
no quiso tomar de sus ovejas y de sus vacas, para guisar para el caminante
que había venido a él, sino que tomó la oveja de aquel hombre pobre, y la
preparó para aquel que había venido a él. Entonces se encendió el furor de
David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: Vive Jehová, que
el que tal hizo es digno de muerte. Y debe pagar la cordera con cuatro tantos,
porque hizo tal cosa, y no tuvo misericordia. Entonces dijo Natán a David: Tú
eres aquel hombre. Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Yo te ungí por rey
sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl, y te di la casa de tu señor, y las
mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y si
esto fuera poco, te habría añadido mucho más. ¿Por qué, pues, tuviste en
poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías
heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a él lo mataste con
la espada de los hijos de Amón.

Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me


menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer.
Así ha dicho Jehová: He aquí yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa,
y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y las daré a tu prójimo, el cual yacerá
con tus mujeres a la vista del sol. Porque tú lo hiciste en secreto; más yo haré
esto delante de todo Israel y a pleno sol.

Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David:
También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás. Más por cuanto con este
asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido
ciertamente morirá. Y Natán se volvió a su casa. Y Jehová hirió al niño que la
mujer de Urías había dado a David, y enfermó gravemente.

Claramente nos dice que el profeta Natán va donde el Rey David, imagínese lo
duro que tuvo que ser para el profeta llevar esta palabra al Rey, denunciando
su pecado oculto. Natán recibió la profecía de parte de Dios, porque
efectivamente David había pecado, ¿Natán murmuró contra David? No, el
profeta dijo lo que Dios le envió que diga, solo denunció su pecado para que
David se arrepienta y como vemos en el salmo 51 le sea devuelto el gozo de su
salvación.
No podemos confundir el murmurar con el denunciar algún pecado, cuando
murmuramos lo hacemos con el fin de dañar, pero la profecía edifica.
¿Cómo identificar un espíritu llamado “murmuración”?

Primero el murmurador es alguien que tiene doble cara por ejemplo: Visita a
alguien que está pasando por problemas, pero al salir de su casa empieza a
divulgar cosas que no son reales, es decir que miente.

En Salmos 41:6-7 nos dice: Y si vienen a verme, hablan mentira; Su corazón


recoge para sí iniquidad, Y al salir fuera la divulgan, Reunidos murmuran contra
mí todos los que me aborrecen; Contra mí piensan mal, diciendo de mí.

El murmurador tiene amargura, el que habla mal de otro es porque está


tratando de justificar o esconder algo en sí mismo, rencor, de la abundancia del
corazón habla la boca dice la Palabra de Dios. Aquel que se expresa mal,
aquel o aquella persona que es de doble ánimo,

Este río tiene su fuente en el corazón de Lucifer y se mueve subterráneamente


en nuestras congregaciones. Analicemos de donde surge. Lucifer le encontró
defectos a la perfección del orden celestial. Así Satanás logró levantar con su
murmuración a un tercio de los ángeles.

Antes de la rebelión hace falta la murmuración, la queja y la calumnia. Así que,


si Dios tuvo que lidiar con la murmuración en el cielo cuanto más nosotros.
Pero la cosa no termina allí. Jesús mismo tuvo que lidiar con este río de
murmuración fluyendo en medio de los discípulos.

Satanás logra hacer correr la murmuración alrededor del ser más puro que piso
esta tierra y en medio de poderosos milagros y manifestaciones de la Gloria de
Dios. En Juan 6 luego de la alimentación de los 5000, de andar sobre el mar,
de escuchar a Jesús con toda su unción y amor.

Juan 6:61Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de


esto, les dijo: ¿Esto les ofende? Juan 6:66 Desde entonces muchos de sus
discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.

Observen que este río de murmuración opero en medio de toda la Gloria del
Hijo de Dios presente en la tierra y cumplió su venenoso efecto. ¿Uds. también
se quieren ir?
La Biblia dice que el hombre perverso levanta contienda, Y el chismoso aparta
a los mejores amigos (Proverbios 16.28).

El chismoso aparta a los mejores amigos, así como es capaz de hablar mal de
otros ante Ud., también puede estar seguro que hablará mal de usted ante
otros.

Las palabras del chismoso son como bocados suaves, Y penetran hasta las
entrañas (Proverbios 26.22)¿A quién no les gusta los bocados suaves?
¿salados?, así es el chisme, a veces los hermanos dicen “¡Entérese del último
motivo de oración!” o “¡Te cuento que….!”

Las murmuraciones han sido fieles compañeras en el diario caminar de las


personas. La inconformidad por lo que no se posee, la envidia por lo que otros
tienen, la falta de ver cómo Dios ha provisto siempre, o el prurito hecho de
criticar a otro, genera esta mala práctica en la vida. Las murmuraciones casi
siempre se basan en situaciones mal infundadas, o en apreciaciones que no se
conforman a la realidad.

Se cuenta que una iglesia llamó a su nuevo pastor. Una señora que le gustaba
la murmuración fue a la casa de su vecina con el siguiente chisme: —La
esposa del pastor fue a la reunión; él entró enojado a la sala y la sacó de allí.
Después el pastor aclaró la situación diciendo: "Hay cuatro cosas que quisiera
decir sobre este incidente:

En primer lugar, nunca procedí tan groseramente con una señora y menos con
mi esposa.

En segundo lugar, nadie en la reunión vio que yo hiciera tal cosa.

En tercer lugar, mi esposa nunca concurrió a tal reunión.

Y en cuarto lugar, ni siquiera tengo esposa".

Se trataba de otra señora que tuvo que salir, por sus ocupaciones, antes de
que terminara la reunión.
La murmuración no siempre ve las cosas como son. En el pasaje de hoy
tenemos a un pueblo que "fundó" una especie de escuela para la murmuración.
Terminaban de ver el poder de Dios manifestado en las plagas y ahora se
quejan frente al mar rojo, añorando morir en Egipto por un posible ataque de su
ejército.

Habían adorado al Señor por el milagro del cruce del mar a pie, pero tres días
más tarde estaban murmurando porque no tenían agua para beber. Quince
días después de saciar su sed se dieron a murmurar porque les faltaba el pan.
Después que se saciaron de pan, y saliendo del desierto de Sin, volvieron a
murmurar porque no tenían agua.

Una vez que fueron saciados, llegaron al monte del Sinaí. Estando allí
comenzaron a chismear y a murmurar porque Moisés tenía mucho tiempo
orando en la montaña y decidieron hacer el becerro de oro para que les
condujera. Y así fue la multitud durante todo ese tiempo.

El escritor de Números registra las diez veces que el pueblo tentó al Señor en
el desierto con sus murmuraciones (Nm. 14:22). La actitud de Israel de
murmurar aun teniendo tan cerca la provisión de Dios, tiene mucho que
enseñar a la iglesia de hoy. La murmuración es un pecado, y como tal hay que
denunciarlo.

Una mirada detenida a la actitud quejosa de los israelitas nos revela que ellos
no estaban preparados para pagar el precio de la libertad. El largo período de
esclavitud que vivieron los hizo ser un pueblo con una mentalidad de esclavos.
Se ha dicho que la "esclavitud deshumaniza, y sus víctimas pronto pierden su
voluntad para resistir".

A los israelitas les pasó como la persona que toda su vida ha estado en un solo
lugar, no teniendo más otra gente que la suya ni otras cosas sino con las que
siempre vivió, pero cuando es sacado de allí, aun cuando el otro lugar sea
mejor que el suyo, siempre querrán regresar a casa. Las murmuraciones de
Israel nos revelan a un pueblo que sufría de amnesia.

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