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MÓDULO VII
FILOSOFÍA
CONTENIDO
Esta guía ha sido elaborada para los alumnos que cursan el bachillerato en
su modalidad mixta autoplaneada. Tiene el propósito de ayudar a los alumnos a
acceder al conocimiento a través de lecturas y actividades que lo pondrán en
contacto con los contenidos de la asignatura. Es importante que realice todas las
actividades y lecturas.
Para llevar a cabo la lectura de los textos de esta guía se le sugiere hacerlo
siguiendo los momentos que se presentan a continuación.
Durante la lectura
Identifique las palabras que no conoce y si es necesario busque su
significado en un diccionario o trate de inferir el significado de la palabra por
el contexto del párrafo en que está escrito.
Después de leer
Recupere el contenido del texto, verificando si obtuvo la información
deseada o si es necesario volver a leerlo todo o solo una parte.
Si tiene alguna duda, anótela y pregúntela a su asesor.
BLOQUE
FILOSOFÍA DISCIPLINA GLOBAL
1
INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA
Saberes previos
Definición de filosofía
La definición de la filosofía es una cuestión difícil debido, principalmente, a
la complejidad de su objeto de interés: la realidad. Etimológicamente, filosofía
significa “amor a la sabiduría” (fileo, en griego es amor, y sofía, sabiduría).
Aristóteles decía que “todo ser humano desea, por naturaleza, saber”. Esta
inquietud natural del ser humano resulta fundamental para explicar la existencia
de la filosofía, pero no da una definición lo suficientemente precisa como para
distinguir la filosofía de otros saberes.
La filosofía, pues, no es un medio, sino un fin; no sirve, sino que es servida por
todas las cosas, por el hombre mismo, por lo más noble de él, que es su facultad
intelectual.
Sentado, pues, que la filosofía no tiene una utilidad técnica, cabría, sin
embargo, retrotraer la cuestión a un plano más profundo –metafísico o personal- y
preguntar si la filosofía podrá tener alguna repercusión útil de carácter espiritual. Y
a esta pregunta han sido varias y opuestas las respuestas a lo largo de la
historia…
La filosofía no es así ciencia pura, sino más bien sabiduría, saber total, íntimo,
que incluye y compromete al hombre todo con sus facultades diversas. De este
modo, cuando decimos que todo hombre tiene en el fondo su filosofía, que es
filósofo sin saberlo, queremos significar, no solo que posee una concepción de la
existencia, si no que adopta, en consecuencia, una determinada actitud ante la
vida.
Por esto, puede decirse con toda propiedad que la más profunda historia de la
humanidad que puede escribirse es la historia de la filosofía.
Actividad de evaluación
Saberes previos
Ahora bien, los poemas homéricos contienen algunas peculiaridades que los
diferencian de los poetas que están al origen de la civilización de otros pueblos y
contienen ya algunos caracteres del espíritu griego que resultaron esenciales para
la creación de la filosofía.
b) No se limita sólo a narrar una serie de hechos sino que busca también las
causas y las razones (así sea solo a nivel mítico-fantástico):
Mileto fue una antigua ciudad jonia, ubicada en la costa occidental de lo que
hoy es territorio turco. Fue ahí donde surgió una de las primeras escuelas
filosóficas propiamente dichas. A diferencia de los antiguos poetas, cuya labor
primordial fue la composición de obras bellas que preservaran la tradición mítica,
los pensadores de Mileto emprendieron investigaciones que apuntaban hacia fines
muy claros y que se orientaban por una pregunta bien definida: ¿Cuál es el arjé de
todas las cosas?
En filosofía es importante considerar las palabras con que se hacen las
preguntas porque revelan mucho más de lo que se cree. La palabra arjé al mismo
tiempo principio y fundamento, pero también sustancia y materia. Esto quiere decir
que los filósofos de la escuela de Mileto buscaban algo que diera “origen” pero
también que fuera la base de todas las cosas que había en el mundo, y una
materia de la que todo estuviera compuesto.
El término griego physis tiene el mismo sentido que la palabra latina natura;
ambos significan naturaleza. Natura viene del verbo nascor, cuyas acepciones
principales son nacer, hacer, producir. El término physis, a la vez, se deriva dl
verbo phyo, que también significa hacer, producir.
La Tierra, según Anaxímenes, es como una mesa (o una tabla) que está
sostenida sobre el aire; de igual manera se encuentran los astros, aunque éstos
son materia ígnea. Del aire, como sustancia primaria, resultan todas las cosas,
mediante un proceso de dilatación (aráiosis) y condensación (pyknosis). El
proceso evolutivo se opera en esta forma: cuando el aire se dilata se hace cálido y
ligero, y se transforma en éter; por el contrario, cuando se condensa, se hace frío
y pesado y, según que se condensa más y más, va adquiriendo la forma de viento,
nubes, agua, tierra, piedras y de todas las cosas.
Soluciones metafísicas
Frente a los continuos cambios que experimenta la realidad, en los que había
reparado Heráclito, los pitagóricos sostienen que los conceptos matemáticos
poseen una validez intemporal, ya que son eternos, increados, imperecederos e
inmóviles. De esta manera perciben que la realidad, que el mundo entero tiene un
orden acorde a un sistema numérico. Declaran que las cosas son copias o
imitaciones de los números.
Últimos presocráticos
Heráclito de Efeso. Para Heráclito lo único constante en el universo es el
cambio; las cosas están siempre deviniendo otra cosa (devenir, “llegar a ser”, el
ser como proceso designa todas las formas de llegar a ser, del cambiar, del
moverse, del pasar). Heráclito afirma que la physis es el fuego, cuya característica
más evidente es el cambio. Su aforismo más conocido era que nadie puede
bañarse dos veces en el mismo río. Para Heráclito el cambio no es caprichoso
sino que obedece a leyes. Existe una armonía universal que mantiene las cosas
en equilibrio dinámico.
SOFISTAS
Los sofistas son la respuesta a esta necesidad. Sofista viene del griego sofos,
que quiere decir sabio. Los sofistas son maestros en el arte de convencer, de
persuadir, de argumentar. Los sofistas enseñan a los jóvenes griegos a discutir y a
defender sus puntos de vista con la fuerza del lenguaje y del raciocinio.
Esta nueva generación de maestros vive de sus enseñanzas. Cobran por
transmitir su arte de la persuasión, a diferencia de los viejos sabios griegos, como
Pitágoras y Tales de Mileto, que no cobraban por enseñar.
El poder de la razón
Usualmente se ataca a los sofistas como corruptores del mundo griego. Este
ataque tiene parte de razón, pues la sofística debilitó los valores religiosos y las
tradiciones que sostenían a las ciudades –estado, y difundió un relativismo ético, y
un individualismo que hacía daño a la vida civil. Aunque también es cierto que los
sofistas fueron educadores y forjadores del mundo griego. La democracia requiere
de buenos discursos y buenos argumentos. De lo contrario se convierte en tiranía.
Los sofistas fueron educadores para la democracia.
Calicles
Calicles ha pasado a la historia por su tesis “la ley es la del más fuerte” según
Calicles no hay que fundamentar la ética con teoría, ni justificarla racionalmente.
Algo es bueno si yo puedo hacerlo. Ser justo equivale a ser poderoso. Hablar de
objetividad y universalidad de la ética es absurdo. El hombre fuerte no justifica su
comportamiento, sencillamente lo impone y aplasta a los demás.
Calicles dice: “pero la naturaleza demuestra que es justo que el que vale más,
tenga más que otro que vale menos, y que el más fuerte, tenga más que el débil.
Ello hace ver en mil ocasiones que esto es lo que sucede tanto respecto a los
animales, como de los hombres mismos, entre los cuales vemos ciudades enteras
donde la regla de lo justo es que el más fuerte mande al débil, y que posea más”.
[…]
Gorgias de Leontino
Protágoras de Abdera
Cuando una persona afirma “Esa es tu verdad, pero yo tengo mi verdad” está
adoptando la tesis de Protágoras. Seguramente el filósofo de Abdera estaría de
acuerdo con el dicho aquel; “Nada es verdad, nada es mentira, todo depende del
color del cristal con que se mira”.
SÓCRATES
Sócrates
El diálogo socrático
Pero ¿qué nos asegura que esa definición de justicia es la verdadera? Para
solucionar este problema, Sócrates pensó que en el alma de cada hombre se
encuentra de manera innata los conceptos verdaderos de todas las cosas. Por
ello, de lo que se trata es de ejercer una buena introspección y ayudar a los
hombres a que descubran la verdad que habita en su interior. Con ese fin, el
maestro de Atenas utilizó su método mayéutico, que tiene tres momentos:
*La mayéutica. Mediante el diálogo, Sócrates intenta dar la luz las ideas que
se encuentran en el alma. Él mismo confiesa que aprendió este arte de su madre
que era comadrona, pero que, a diferencia de ella, lo aplica no a los cuerpos, sino
a las almas de los hombres.
PLATÓN
Platón
El fundador de la academia
Su verdadero nombre era Aristocles, pero le apodaron Platón por sus anchas
espaldas. Nació en Atenas en el año 427 a.C. Desde muy joven mostró interés por
la política y la filosofía. A los 20 años se hizo discípulo de Sócrates. Tras su
muerte, huyó a Megara. Después inició un viaje por Creta, Egipto y Cirene. Volvió
a Atenas alrededor de 396. Entre 390 y 388 viajó por la Magna Grecia, donde
entró en contacto con las doctrinas pitagóricas. Realizó tres viajes a Siracusa,
donde intentó poner en práctica sus ideales políticos, pero fracasó. En 387 fundó
su escuela, la Academia. En el dintel de la puerta de entrada había un letrero que
decía: “Que nadie entre sin saber geometría”. Murió en 347 a.C.
El mito de la caverna
Para explicar su pensamiento, Platón ideó una alegoría, conocida como el mito
de la caverna, en la que compara a los hombres como prisioneros que nunca han
visto la luz del sol y permanecen encadenados en el fondo de una caverna, de
espaladas a la única abertura que comunica con el exterior, los prisioneros tienen
a su espalda un muro elevado y solo pueden oír las voces de los hombres que
pasan tras él transportando diversos objetos sobre sus cabezas. Esos objetos,
gracias a un fuego que arde a la entada, proyectan sus sombras en la pared del
fondo de la cueva. Los prisioneros solo pueden ver esas sombras. En este estado
permanecen hasta que alguien les libere de las cadenas y les haga ver el engaño.
Entonces podían contemplar los objetos reales.(las ideas) y salir afuera, donde
brilla el Sol (idea de Bien).
De forma similar vivimos los hombres. Mientras nos dejamos encadenar por
nuestros sentido, solamente podemos ver las cosas sensibles, que no son sino
imágenes o sombras de la verdadera realidad. Pero gracias al ejercicio de la
Dialéctica, del diálogo filosófico, somos capaces de liberarnos de las cadenas y de
contemplar el mundo verdaderamente real.
La reminiscencia
La teoría de la reminiscencia supone que las ideas son innatas, es decir, que
el alma posee desde siempre las ideas de todas las cosas, solo que las ha
olvidado. El alma, por tanto, no es una “tabula rasa”, como será para Aristóteles,
donde no hay nada escrito, sino que se va llenando a medida que se van
adquiriendo nuevos conocimientos. No, el alma es, más bien, una “tabula plena”,
grabada con todos los conocimientos que le proporcionó su existencia anterior.
Nuestras ideas son como las huellas en el barro tapadas por la nieve, el recuerdo
deshace la nieve y recupera las huellas.
El carro alado
Platón aplica el esquema dualista a todos los ámbitos, incluido el hombre. Los
seres humanos son seres compuestos por alma y cuerpo. La parte más digna es
el alma, connatural a las ideas; el cuerpo, en cambio, pertenece al mundo
sensible, es imperfecto y obstaculiza el desarrollo de su parte noble: como en
Pitágoras, el cuerpo es la “cárcel del alma”.
La unión del alma con el cuerpo hace que esta tenga una naturaleza tripartita,
como pone de manifiesto el mito del carro alado, tal y como aparece en el Fedro:
el alma es semejante a un carro alado tirado por dos caballos, uno blanco y otro
negro; el caballo blanco representa las inclinaciones nobles, el negro los instintos
más bajos y el auriga, la razón que regula a ambos. El alma, por tanto, posee
estas tres partes: una parte racional por la cual entendemos, una parte irascible
por lo cual nos irritamos y una parte concupiscible por lo cual deseamos. Platón
está convencido de que el alma es inmortal y aduce diversos argumentos
demostrativos, que, aunque no constituyen pruebas rigurosas, son el primer
intento racional de demostrar la inmortalidad del alma.
Del mismo modo que el hombre armónico debe integrar las tres funciones del
alma, la sociedad no sería perfecta sin la integración de las tres clases sociales.
Pero la sociedad perfecta es un ideal al que hay que tender (de hecho, Platón
fracasó en el intento de ponerla en práctica en Siracusa) pero que generalmente
deviene timocracia, oligarquía o democracia es el peor régimen político alejado al
máximo del gobierno del filósofo-rey.
ARISTÓTELES
Aristóteles
El estagirita
Kant dice que la lógica salió perfecta de las manos de Aristóteles. Las
sustancias reales son individuales, pero los conceptos son universales. Estos no
son sustancias reparadas, como pensaba Platón, sino existentes solo en la mente
y regidas por leyes lógicas. Una de ellas es el silogismo, es decir un raciocinio en
el cual, supuestas algunas proposiciones o premisas, se sigue necesariamente
una nueva proposición.
Al igual que Platón, Aristóteles creyó que la ciencia debía versar sobre lo
universal y necesario, pero, a diferencia de su maestro, pensó que esa esencia
universal se encuentra en las cosas y que hallarse por abstracción. El principio
básico es que todo conocimiento procede de la experiencia, de lo singular y
concreto y, gracias a la capacidad de abstracción, llegamos a la inteligencia de los
primeros principios, que, como tales, son evidentes e indemostrables, fuente y
fundamento de toda demostración científica. La ciencia es un conocimiento cierto
por causas, un saber mediato, elaborado, que parte de principios inmediatos,
necesarios y universales, evidentes e indemostrables.
La Física y la Metafísica
La Física estudia el mundo físico, que está compuesto por potencia y acto. La
potencia indica una cierta imperfección y perfectibilidad (el niño es adulto en
potencia). El acto, en cambio, indica perfección, acabamiento (el adulto lo es en
acto). En el mundo físico no se da ni la pura potencialidad ni la actualidad pura,
todo entre está compuesto por potencia y acto. Todo ser material está
continuamente actualizado sus potencialidades, es decir, está movimiento, porque
el movimiento no es otra cosa que el paso de la potencia al acto.
Según esto, nada llega a ser si no es por algo que está en acto. Es decir, todo
lo que se mueve se mueve por otro que está en acto. Este principio de origen a la
prueba física de la demostración de Dios. Aplicando ese principio, nos vemos
obligados, pues repugna una serie infinita de motores, a llegar a un Primer Motor
inmóvil y, en consecuencia, Acto Puro, sin mezcla alguna de potencialidad,
Aristóteles identificó con la divinidad.
La vida y el conocimiento
Para conducirnos hacia el bien necesitamos las virtudes, que son hábitos
operativos buenos que se adquieren por repetición de actos. Aristóteles distinguió
entre virtudes éticas y virtudes dianoéticas. Las primeras perfeccionan la parte
apetitiva del alma (templanza, fortaleza, justicia) y las segundas, la parte racional
(ciencia, inteligencia, sabiduría, arte y prudencia). Estos hábitos versan sobre el
justo medio tal y como la determina el buen juicio de un hombre prudente. Por
eso, para obrar bien es muy importante seguir el ejemplo de personas honestas y
prudentes. El justo medio excluye los extremos, que son viciosos ya que uno se
pasa por exceso y el otro por defecto. El justo medio no indica mediocridad, sino
equilibrio y excelencia; por ello, la prudencia es la virtud por excelencia.
Actividad de evaluación
Saberes previos
Semejanzas Diferencias
Estoicos Epicúreos Neoplatónicos Estoicos Epicúreos Neoplatónicos
FILOSOFÍA MEDIEVAL
Patrística
Antes de convertirse al cristianismo, San Agustín llevó una vida que él mismo
calificó de disipada, aborrecible y apartada de Dios. Sin embargo, los ruegos de su
madre, Santa Mónica, los consejos de su amigo San Ambrosio y experiencias y
profundas reflexiones que él mismo tuvo lo guiaron a abrazar el cristianismo como
religión y forma de vida. Una vez hecho cristiano llegó a ser, en 396, obispo de
Hipona, dedicándose el resto de su existencia a propagar el cristianismo, a
defenderlo de aquellos que se aparaban de sus dogmas y a escribir obras
filosóficas desde las perspectivas de esta religión y con la influencia de santos
como San Pablo y de filósofos antiguos como Platón y el neoplatónico Plotino.
Aquí debemos decir que así como Santo Tomás de Aquino elaboró una gran
síntesis de la filosofía de Aristóteles con el cristianismo, San Agustín, antes que él,
enlazó la filosofía griega a través de Platón con la propia religión cristiana.
3. Los atributos de Dios tales como ser perfecto, única, eterno, inmutable,
poderoso, bondadoso y sabio se reflejan y se manifiestan en las criaturas,
aunque no de una manera perfecta, sino una especie de copia o imitación.
Así, las criaturas en particular son algo así como ejemplo de las ideas o
formas arquetípicas estables e inmutables contenidas en la mente divina
desde toda la entidad.
Escolastismo
La Escolástica
a) El ser. Para Tomás de Aquino el ser real no está en las ideas de Platón, ni
tampoco en la esencia (ousia) de Aristóteles, sino en las cosas particulares
existentes. Pero Tomás no identifica esencia y existencia sino que las distingue
claramente por estas razones: al nacer y morir el hombre, al originarse y
parecer las cosas, no se origina o parece su esencia, sino su existencia. La
existencia es pasajera (hombres particulares); la esencia (humanidad) es
eterna pues existe como designio o plan de la creación en la mente de Dios
Sólo en Dios son igual esencia y existencia. Potencia y acto. Todas las cosas
creadas constan de potencia y acto. El acto es la realización de la potencia, y
por lo tanto, su perfección. Tomás rechaza una materia espiritual. Sólo en el
dominio de lo material se aplican estos dos principios de materias y forma.
Materia es pura posibilidad (materia primera) que sólo por la forma substancial
pasa a ser una cosa determinada, por ejemplo: hierro, que es la materia
segunda. La forma primera convierte a la materia primera en substancia
(hierro). Toda forma que reciba el hierro, será forma accidental: círculo, varilla,
etcétera. El principio de individuación. ¿Cómo puede existir dentro de la misma
esencia (humanidad) una pluralidad de individuos (hombres particulares)? No
pueden distinguirse por la forma substancial, pues en tal caso no tendrían ya la
misma esencia; la distinción radical en la materia (la materia segunda). La
materia no es real sino en cuanto informada. Ya veíamos que Tomás por forma
entiende la limitación y contracción de la materia a un determinado ser. Y no se
precisa de muchas, sino de una sola forma para determinar a una cosa en su
totalidad y a todas sus partes en su esencia. Impugnó siempre la pluralidad de
formas substanciales.
d) Ética y Política. Al igual que San Agustín, San Tomás admite la libertad de la
voluntad para poder enjuiciar moralmente las acciones humanas, cuya bondad
se produce cuando coinciden con los preceptos divinos. En cuanto al Estado,
su misión es la educación del hombre para una vida virtuosa; la Iglesia el de
prepararlo para su unión con Dios. Nos da esta definición de ley: “Es la
ordenación de la razón para el bien común, promulgada por el que está al
frente de la comunidad. “Los hombres participan de la ley divina por medio de
la ley moral natural que Dios ha impreso en el corazón de cada uno. La
aplicación práctica de la ley se hace por medio de la conciencia, que es la
norma subjetiva de nuestro obrar, y, por consiguiente, es inmoral obra contra la
conciencia.
FILOSOFÍA RENACENTISTA
Describa cada uno de estos 5 puntos, tome como base el texto que se
presenta a continuación y otras fuentes bibliográficas o
electrónicas.
Humanismo y Utopía
Como puedes ver, el Renacimiento, que apenas duró dos siglos, fue una
época de gran riqueza filosófica en la que surgieron de las cuestiones y los temas
que hoy son la base de nuestro pensamiento.
…El intelectual más influyente de esa época fue Desiderio Erasmo, nacido en
Rotterdam pero viajero por toda Europa y considerado maestro del saber en todos
los países. Aunque educado como sacerdote pidió ser dispensado de sus votos y
colgó los hábitos. Era un espíritu sumamente independiente y nunca quiso
someterse a ninguna disciplina ni afiliarse a ninguno de los partidos religioso que
enfrentaban virulentamente. En la historia del pensamiento no faltan mártires
valerosos que han pagado con la cárcel y hasta con la vida la defensa a ultranza
de sus teorías. El cauteloso y prudente Erasmo estuvo siempre firmemente
decidido a que no incluyeran su nombre en esa nómina heroica. De modo que se
las apañó para exponer sus ideas con precisión, elegancia y mucha ironía, pero
arreglándoselas también para esquivar los peligros y evitar que los fanáticos de
cualquier signo se cebaran en su frágil persona.
A pesar de ser un hombre religioso, Erasmo era muy crítico con la Iglesia y
sobre todo con los papas, demasiado dedicados en su época al lujo, a la
sensualidad y a las intrigas políticas: vivían literalmente como príncipes, no como
sacerdotes y representantes de la humildad cristiana. Erasmo escribió páginas
demoledoras contra ellos, que probablemente inspiraron en parte a los
reformadores protestantes. Pero cuando Lutero lanzó su cisma, Erasmo no se
decidió a ponerse de su lado abiertamente: prudente hasta parecer a voces
cobarde (aunque no faltaban en esos tiempos, como en todos, muestras de
brutalidad que justificaban su actitud), desconfiaba de la vehemencia y el
fanatismo del monje rebelde, a pesar de comprender y en cierta medida compartir
sus razones. De modo que se mantuvo en una actitud ambigua, que le hizo
sospechoso ante todas las facciones… pero le permitió llegar a viejo.
Tomás Moro escribió un libro cuya celebridad ha llegado hasta nuestros días:
Utopía. Es uno de los pocos casos en que el título de una obra se convierte en el
nombre de una forma de pensamiento: ¿quién no ha oído hablar de utopías
buenas o malas e incluso ha calificado un proyecto supuestamente irrealizable de
“utópico”? La Utopía de Moro es una especie de novela que cuenta la llegada de
un naufrago, Rafael, a una isla denominada Utopía (un nombre de la etimología
griega que significa algo así como “en ningún lugar” “en ningún sitio” y que indica
la intención satírica del autor). Este mínimo argumento sirve para contarnos las
instituciones y la forma de vida que imperan en ese lugar fabuloso.
Según Maquiavelo, el gobernante tiene ante todo que ser un político (capaz y
decidido, conocedor del terreno y con proyectos viables, etcétera), pero no
sencillamente lo que llamamos “una buena persona”. La moral corriente está muy
bien para las relaciones cotidianas que los humanos mantenemos entre nosotros,
pero no sirve –o al menos no basta- para quien tiene que dirigir toda una
comunidad, sortear conspiraciones y revueltas o enfrentarse a enemigos
exteriores. El cristianismo puede ser estupendo para salvar el alma particular de
cada cual, pero se convierte en un obstáculo cuando de lo que se trata es de
salvar a todo un país. No es que Maquiavelo aconseje a su príncipe que disimule,
mienta o incluso elimine por las bravas a sus oponentes políticos: pero deja claro
que si hay que acudir a esos métodos por razones justificadas no debe ponerse
demasiado melindroso. Si los ciudadanos aman a su príncipe será mejor para
todos, pero es más seguro que al menos le teman. Muchas veces un príncipe
temido pero eficaz es mucho mejor para garantizar la libertad de los ciudadanos
que uno muy amado por bondadoso y tontorrón.
La Reforma
A pesar de que tanto Erasmo de Rotterdam (1467-1536) como Juan Vives
(1492-1540) se preocuparon por depurar la religión cristiana de su época,
ajustándola a los preceptos fundamentales del Evangelio, no optaron por romper
con la Iglesia católica.
Sin embargo, esta ruptura sí dio con otro personaje histórico llamado Marín
Lutero, promotor de la Reforma protestante.
Las tesis de Lutero alcanzaron una gran difusión gracias a la imprenta y así
tuvo muchos seguidores.
Todo cristiano tiene una noble naturaleza, espiritual y corporal. Por el alma se
le llama hombre espiritual, nuevo, interior; por la carne y la sangre se le llama
hombre corporal, viejo y exterior. Este dualismo nos recuerda el concepto del
hombre que tiene San Agustín: el hombre posee una parte angelical que convive
con una parte bestial o demoniaca. Sin duda, la parte espiritual es fuente de
salvación.
Ni en el cielo ni en la tierra tiene el alma otra cosa en la que vivir ser justa libre,
cristiana, sino en el Santo Evangelio, la palabra de Dios predicada por Cristo. Él
mismo nos dice: “soy la vida y la resurrección, quien cree en mi vive eternamente”.
El libre albedrio, sin la gracia de Dios, no es libre en ningún caso, sino
inmutablemente prisionero y esclavo del mal, incapaz por sí mismo de dirigirse al
bien. El hombre pues, no es propiamente libre, sólo puede combatir el mal con la
ayuda de Dios.
Mientras Dios no se haga presente en nosotros con sus acciones, todo lo que
hagamos será malo y por fuerza haremos obra sin ningún valor para lograr la
salvación. Dios otorga la salvación. El hombre está determinado por Dios,
quienes es el único que dota l ser humano de la gracia divina.
Con todo, la Reforma dio al transe con la supremacía de Roma. Dio impulso a
nuevas doctrinas teológicas, originó profundo cambios en la distribución de la
riqueza, facilitó el establecimiento del Estado secular. Dio un gran impulso al
racionalismo al poner en tela de juicio algunos principios tenidos por mucho tiempo
por intangibles.
FILOSOFÍA MODERNA
La Clave es el Método
Uno de los pocos lemas que incluso los más profanos a la filosofía conocer es
el famoso contigo ergo sum, es decir, “pienso luego soy”, “pienso entonces existo”.
Para Descartes el concepto “pienso” es muy amplio. No se refiere simplemente a
lo que nosotros llamamos el pensamiento, como pura reflexión y búsqueda de un
conocimiento. Se trata de toda la actividad mental que tiene un ser humano: la
duda, la vacilación, la certeza, incluso los sentimientos como la alegría y el
reconocimiento. También lo que forma la vida, lo espiritual, lo intelectual. Todo eso
entra más o menos en la amplísima concepción de lo que es el cogito. Y lo que
simplemente dice Descartes es: “veo o noto existo”. “noto que existo porque si
estoy equivocándome existo, porque no puedo equivocarme sin existir, si estoy
dudando existo, si estoy perplejo existo”. Es decir, a partir de cualquiera de los
movimientos intelectuales, anímicos, espirituales, llega a la conclusión de que al
menos eso es seguro: existo. Y a partir de esa certeza va desarrollando las
demás.
René Descartes pasa, como hemos dicho, por ser el padre de la filosofía
moderna y contemporánea. Es decir, aquel que convierte la subjetividad humana
en el baremo de lo que es real y no es real, de lo que es verdadero y lo que no es
verdadero. Ese baremo que antes estaba en la divinidad o en la tradición o en la
autoridad de los antiguos, él lo lleva a la subjetividad. Es decir, esa comprensión
que tenemos de nuestro movimiento espiritual y sus dudas, pero también de la
búsqueda de la verdad, es la que va a establecer lo que existe y no existe, lo que
es y no es verdadero. A partir de Descartes va a nacer el idealismo, la búsqueda
de la ciencia en el sentido moderno del término. Probablemente la filosofía
propiamente cartesiana, las Meditaciones, incluso las aportaciones en torno al
Discurso del método pueden sonarnos un poco obvias o, tal vez, pasadas de
moda. Las aportaciones matemáticas siguen válidas en sus campos, otras ya no.
Él se equivocó en física, al hablar, por ejemplo de los torbellinos. Descartes
propone una “teoría de los torbellinos” según la cual el éter formaba vórtices
alrededor del Sol y las estrellas, siendo esos torbellinos los que explicaban el
movimiento de los planes. Fue Isaac Newton el que tuvo la razón frente a
Descartes en casi todo. Incluso Descartes cometió equivocaciones en el mundo de
lo psicológico cuando dijo que el alma y el cuerpo se unían en la glándula pineal
(lo que hoy llamamos hipófisis), esa parte del cuerpo que es ese momento no se
sabía para que servía. Todo esto hoy no funciona, no es operativo. Pero sí el
planteamiento de la subjetividad humana como centro y único referente del
pensamiento. Este aporte, sus derivaciones y las múltiples consecuencias que
tuvo ese descubrimiento, sigue absolutamente vigente, y por lo tanto Descartes es
una referencia inexcusable del pensamiento moderno.
ILUSTRACIÓN
1
JOHN LOCK
2
DAVID HUME
ILUSTRACIÓN EN FRANCIA
Qué es la ilustración
Cómo pudiste ver en el capítulo anterior, el siglo XVII inaugura una época en
que se confiaba en la razón y en lo que ésta hacía posible. En el siglo XVIII esa
confianza alcanzaría niveles casi absolutos. De hecho, podemos decir que en siglo
XVIII es una época que se define por tener una actitud entusiasta frente al
pensamiento racional. El concepto mismo de ilustración, con el que hoy
conocemos al pensamiento de ese siglo, pone relieve la importancia que tiene la
educación y la capacidad de pensar de los hombres, y sostiene una confianza
plena en el progreso de la humanidad.
Esto quiere decir que la ilustración no es en realidad sólo una forma propia de
la filosofía de esa época, sino una actitud general frente al pensamiento y sus
frutos: la educación, el buen gusto, el refinamiento, la ciencia y la cultura. Así, ser
ilustrado era una disposición a utilizar la inteligencia en todos los ámbitos de la
vida: la ciencia, la política, el arte y la vida práctica. Ése fue el espíritu que condujo
a cambios decisivos durante ese siglo en la biología, las matemáticas, el
conocimiento de la Tierra, la manufactura de los objetos cotidianos, la política y
hasta en las buenas maneras a sentarse a la mesa. Se considera que la
ilustración incluso fue uno de los factores que condujeron a la Revolución
Francesa.
La filosofía de la ilustración se caracteriza por mostrar optimismo hacia los
logros de la razón y el progreso de la humanidad. Las ideas ilustradas aparecen
sobre todo en Francia, Alemania e Inglaterra, aunque en cada lugar adquiriera
características y orientación diferentes. En Francia, por ejemplo, la ilustración gira
alrededor de un proyecto monumental: La Enciclopedia.
Entre los filósofos más críticos, pero también menos reconocidos por tener una
obra dispersa en cartas, obras literarias y algunos pequeños tratados filosóficos,
están Diderot (1713-1784) y Voltaire (1694-1778). El primero fue un crítico de las
convenciones sociales que chocaban con los conocimientos y con las
posibilidades que ofrecían los avances de la biología. Diderot fue coordinador y
promotor, junto con D´Alembert, de la Enciclopedia. Por su parte, Francois Marie
Arouet, conocido como Voltaire, fue un escritor y polemista muy convertido, crítico
de las ideas filosóficas que consideraban absurdas, como la tesis de la armonía
preestablecida de Leibniz, y de las ideas religiosas que consideraban dogmáticas
y políticamente insostenibles.
Montesquieu
Según Montesquieu, el espíritu de las leyes proviene del “genio del pueblo”
que proviene de la naturaleza, de la historia, de la religión y de la forma de
gobierno. Por eso las leyes no pueden pasar de un Estado a otro, ni en el mismo
país permanecer siempre las mismas. El supremo principio político debe ser el
bienestar del pueblo y la libertad de los ciudadanos. El amor a la libertad exige la
separación del poder en los tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial.
Libertad no es que cada uno haga lo que le dé la gana, sino que haga lo que
debe hacer. Igualdad no consiste en que nadie mande y nadie obedezca, sino que
uno igual mande a otro igual, e iguales obedezcan a iguales. El principio
fundamental de la democracia es la subordinación del bien particular al bien
común.
Aceves, J. Filosofía introducción e historia. P. 223 y 224
.
En la cuarta parte del Emilio, bajo el título: confesiones del vicario de Saboya,
Rousseau desarrolla sus ideas sobre religión y moral. Rousseau cree que la moral
y la religión se fundan no en el entendimiento, sino en el corazón o sentimiento.
Como el instinto es una guía segura para las necesidades del cuerpo, la ciencia es
una guía no menos segura en las cuestiones morales. La conciencia es la voz
celestial por la que nos hacemos semejantes a Dios. La dignidad del hombre en su
conciencia. Si la inteligencia falla, el corazón piadoso nos señala el camino a
seguir. Afirma que la sublime sencillez de la Sagrada Escritura prueba que no es
obra humana. Esa voz interior nos dice que el evangelio cristiano es un mensaje
celestial. El verdadero templo es el corazón piadoso. Afirma: “guarda siempre tu
alma de forma que desees que haya Dios, y no dudarás nunca de su existencia”.
KANT
… Sin duda el filósofo más importante del Siglo de las Luces no fue francés ni
anglosajón, sino alemán. Se llamó Immanuel Kant y nació, vivió toda su vida y
murió en la ciudad prusiana de Königsberg, que hoy forma parte de Rusia.
Quienes suponen que para adquirir conocimientos y ampliar nuestra visión del
mundo es imprescindible viajar, tropiezan en Kant con un argumento contra su
teoría: sin dar nunca un paso fuera de su ciudad natal llegó a ser no sólo uno de
los hombres más cultos y sabios de su época sino también uno de los tres o
cuatro pensadores más grandes de la historia de Occidente […] Al final de su vida
se fue apoderando de él la demencia senil, lo que ahora llamamos enfermedad de
Alzheimer. Como iba perdiendo la memoria, anotaba en su dietario los temas de
conversación que ya había tenido con sus amigos, para no repetirse. También
empezó a tener pesadillas nocturnas a causa de sus trastornos cerebrales; una de
sus últimas anotaciones se refiere probablemente a ellas: “No entregarse a los
pánicos de las tinieblas”. Ahí se oye la definitiva palabra firme y valerosa del gran
ilustrado.
Kant admiraba la obra de Isaac Newton, que había logrado asentar la ciencia
física sobre una base segura. Y aspiró a convertirse en el Newton de la filosofía,
es decir, transformarla también en una ciencia bien fundada. ¿Es posible tal
cosa? Dado que el instrumento de la filosofía es indudablemente la razón, será
necesario hacer un uso crítico de ella y convertirla en juez de sí misma, de su
método y de sus posibilidades. El gran tema de la filosofía es el ser humano,
sujeto de la razón y también objeto de su estudio. Para Kant, ese tema humano
abarca tres grandes preguntas insoslayables: primera: ¿qué puedo saber?;
segunda: ¿qué debo hacer?; y tercera: ¿qué puedo esperar? Del grado de certeza
con que podamos responder a esas cuestiones dependerá el destino como saber
científico de la filosofía.
A la primera de ellas, la que trata del conocimiento, responde Kant con la
Crítica de la razón pura, su obra más célebre e influyente, Escrita cuando contaba
ya cincuenta y siete años, la edad en la que otros comienzan a pensar en su
jubilación. En el tema del conocimiento humano se han enfrentado a lo largo de
los siglos filósofos racionalistas, como Descartes, que consideran nuestro
entendimiento como la fuente principal del saber, y otros empiristas, como Locke o
Hume, que aseguran que todo lo que sabemos nos llega por la vía de los sentidos.
Ninguna de estas perspectivas convence a Kant, aunque piensa que ambas tienen
parte de razón. En el conocimiento humano se da una materia y una forma: la
materia la aportan los sentidos con su experiencia, pero la forma la pone el
entendimiento con su capacidad de organizar los datos sensoriales. Sin la materia
que nos aportan los sentidos nuestro entendimiento permanece vacío, pero sin el
orden aportado por el entendimiento los datos sensoriales son un caos ciego e
informe. Es algo parecido a cuando los niños hacen flanes de arena en la playa
utilizando un cubo como molde: si el cubo nos se llena de arena no puede haber
flan, pero tampoco lo hará si la arena no se somete a la forma que le da el cubo.
De modo que lo que lo que podemos conocer es una combinación entre lo que
nuestros sentidos perciben de las cosas y la forma que nuestro entendimiento
proporciona a esos datos: el resultado es lo que Kant llama fenómenos, que no
son ni las cosas en sí mismas (nosotros todo lo conocemos de acuerdo con las
categorías o capacidades de nuestro entendimiento, quizá otros seres con
entendimiento distinto y sentidos diferentes las conozcan de otro modo) ni
tampoco un invento de nuestra razón pura y desligada de la experiencia. Pero
sucede que la razón no se resigna a limitarse a trabajar con datos sensoriales y
quiere ir más allá: las grandes ideas metafísicas, es decir; el alma, el mundo como
totalidad universal y Dios son aspiraciones ambiciosas de la razón a volar más
lejos de lo que la experiencia concreta aporta. Es una ambición muy humana pero
que fracasa en un cúmulo de contradicciones insuperables: algo semejante a una
paloma que, al volar, nota la resistencia que el aire le ofrece y puede suponer que
sin aire –en el vacío– volaría mejor y más alto, ignorando que ese aire que se le
resiste es también lo que la sostiene en su vuelo.
La siguiente gran pregunta: ¿qué debo hacer? Los seres humanos somos
activos y constantemente debemos tomar decisiones para hacer esto o lo otro. En
la mayoría de los casos, son las circunstancias las que nos imponen el camino
que debemos seguir: la necesidad de comida o cobijo, el instinto de conservación,
el afán de recompensas o el miedo a los castigos, la simpatía o antipatía que
sentimos por los demás, etcétera. Así, nuestro comportamiento es heterónomo (o
sea, que sigue una norma ajena que nos llega desde fura, como si alguien o algo
nos diese una orden que obedecemos). Para Kant, esa forma de actuar puede ser
prudente o justificada, pero no es propiamente moral. El verdadero
comportamiento moral tiene que ser autónomo, es decir, que brote de una propia
libertad de ser racional. Esa norma autónoma tiene que expresar lo mejor de mi
voluntad, no mi apetito, ni mi ambición, ni mi miedo a los castigos. Será un
imperativo, o sea, una orden que yo me doy a mí mismo por simple respeto a lo
mejor que hay en mí: no estará condicionada a conseguir esto o aquello sino que
será un imperativo categórico que busca lo bueno de un modo absoluto y nada
más.
Y por último: ¿qué puedo esperar? Aquí la repuesta de Kant tiene dos
vertientes, una histórico-política y la otra religiosa. Como espíritu realmente
ilustrado –hoy diríamos “progresistas” –, es un decidido universalista, es decir,
cree en la importancia primordial de todos los seres humanos y su autonomía por
encima de países, razas, estados, clases sociales, etcétera. A pesar de sus
hábitos aparentemente nada levantiscos, Kant simpatizó con la Revolución
francesa y condenó enérgicamente los abusos del colonialismo europeo. Sin
embargo, en cuestiones políticas podía ser idealista, aunque no meramente
ingenuo: sabía que los seres humanos tienen tendencia a cooperar unos con otros
por su propia naturaleza social, pero también que encuentran en ideologías,
religiosas, ambiciones políticas, etcétera, mil razones para enfrentarse.
Padecemos una “insociable sociabilidad” y las comunidades humanas se vuelven
entre guerras que las arruinan y la cooperación comercial que las hace prósperas.
El ideal es una paz perpetua que no sea la de los cementerios, sino la que
proviene de la armonía de intereses bien entendidos. Para obtenerla, los países
deberán dotarse de constituciones republicanas (los monarcas declaran guerras,
pero no así los pueblos) y habrá que ir creando federaciones internacionales de
Estados libres que favorezcan la hospitalidad cosmopolita y prohíban los
enfrentamientos bélicos. Es difícil, pero no imposible: sobre todo, asegura Kant, es
necesario para que se cumpla el mejor destino de la historia humana.
Hay filósofo que han pretendido explicar tal o cual faceta de la realidad,
llegando a especializarse en temas determinados. Todos sabemos que a partir de
la gran filosofía griega comenzaron a desgajarse del tronco filosófico ciencias
específicas. Por ejemplo, ése ha sido el caso de la física, la cosmología y
astronomía y también la biología. Sin embargo, a pesar de esta división en
saberes particulares, no deja de haber siempre un espíritu de absoluto, de unidad,
de sistema en la filosofía. Es decir, el verdadero sueño es explicarnos más o
menos todo. Recibimos en forma permanente conocimientos fragmentarios desde
distintos ámbitos específicos. Pero, cómo pueden organizarse, instrumentalizarse
dentro de un gran sistema en el que tendría lugar todo el saber sobre el mundo.
Éste fue el propósito de Georg Wilhelm Friedrich Hegel, el gran pensador del
idealismo alemán: intentar alcanzar la gran síntesis del sistema filosófico
omnicomprensivo. El ideal del sistema es poder albergar dentro de una gran
armazón mental todo lo que los hombres saben y han sabido. La evolución del
conocimiento a través de los tiempos y todo lo que la humanidad puede llegar a
conocer de un modo completo y determinado. El propósito era inmenso y el de
Hegel fue el gran intento de convertir la filosofía en un saber sustancial, es decir,
la base de todos los saberes restantes del mundo.
Después de su casamiento con Marie von Tucher en 1810, escribió una de sus
principales obras, la Ciencia de la lógica, que comienza donde termina la
Fenomenología del espíritu y constituye la primera parte del sistema hegeliano
una de las pocas que desarrolló en detalle.
Las ideas príncipes son dos. En primer lugar, lo infinito no se opone a lo finito
como si fuera cosas distintas. Si así fuera, lo infinito tendría a lo infinito como límite
y, entonces, no sería infinito. Más bien hay que decir que lo finito pertenece a lo
infinito y que éste se expresa en aquel. Si el hombre es infinito y Dios infinito, no
es sostenible que estén separados, porque en ese caso la finitud del hombre sería
un límite para Dios y, así, éste no sería infinito. Más bien habría que decir, piensa
Hegel, que el hombre y cada cosa finita es un modo de ser de lo infinito. Este
planteo había sido ya expresado por Baruch Spinoza. Pero Spinoza había
pensado al Absoluto como sustancia, esto es, como un cierto algo. Para Hegel, en
cambio, el Absoluto debe ser pensando a la vez siempre como sujeto. Pero no
separado de los múltiples sujetos finitos. No se trata de que nosotros pensemos el
Absoluto como un objeto cognoscible entre otros, captable por nuestro
entendimiento, sino que, más bien, el Absoluto se piensa a sí mismo en nuestro
pensar. Hegel señala: “por eso el Absoluto está en nosotros”.
A partir de estos trazos con los que comienza su estudio, Hegel está en
condiciones de afirmar que cualquier cosa que podamos señalar está en devenir,
que todo lo que existe es íntimamente contradictorio, y que toda afirmación que
efectuemos implica también su negación. Dicho de otro modo: si Dios es la
representación imaginativa del Absoluto, entonces Dios no es, para Hegel, la
suma de las perfecciones, sino la síntesis de las contradicciones. Más radicales:
Dios es puro devenir. También podríamos decir: Dios deviene en nosotros. Y
nosotros en él. Lo Absoluto es el proceso infinito de su autodeterminación y de su
autoconciencia. Dios deviene quiere decir: dios se está haciendo. Lo verdadero es
el proceso mismo, considerando en su totalidad infinita y en cada uno de sus
momentos […]
Hegel y su legado
Varias causas pueden explicar esta aparición del materialismo radical: 1.- Las
fantasmagorías y tesis inverificables del idealismo, provocaron la antítesis radical:
el materialismo. 2.- Los adelantos de las ciencias naturales y los inventos y su
aplicación a la industria, contribuyeron a la convicción de que las románticas
especulaciones de los filósofos de nada servían, y en cambio, la fidelidad a la
materia, trae el progreso y el bienestar. 3.- La revolución industrial y la aparición
del proletariado que vivía en pésimas condiciones, trajeron una reacción a veces
violenta, para mejorar las condiciones de los trabajadores; la solución de este
problema pareció más importante que las teorías y sueños de los filósofos
racionalistas e idealistas. Por eso el materialismo se convirtió en la base del
socialismo y comunismo.
Marx se interesó mucho por la obra de Feuerbach, porque sostiene que todo
pensamiento crítico comienza por la crítica a la religión. Pero le parece que éste
se mantiene exclusivamente en el terreno de la teoría y el debate ideológico. En la
última de sus Tesis sobre Feuerbach contrasta esta actitud con la suya propia:
“Hasta el momento, los filósofos se han dedicado a interpretar el mundo, pero de
lo que se trata es de cambiarlo”. Durante siglos, los pensadores han pretendido
dedicarse a una contemplación desinteresada del mundo, pero Marx (¡como
Platón!) quiere utilizar su reflexión para combatir la tiranía y emprender una mejor
organización de la sociedad. Si la filosofía no tiene efectos prácticos, incluso
revolucionarios, será solamente otra modalidad de “opio del pueblo” como la
religión, que no sirve más que para adormecer a los ciudadanos y acostumbrarles
a que se resignen a la injusticia social.
Actividad de evaluación
Saberes previos
Comente con sus compañeros sobre las circunstancias sociales y
políticas al terminar la época del modernismo. ¿Qué creen que pasó
después?
De esta forma, con el paso del tiempo la técnica empezó a colocarse cada vez
más como uno de los pilares del proyecto de la modernidad.
Para concluir anotaremos que para los detractores del posmodernismo éste
representa una anti-filosofía guiada por el propósito fundamental de destruir toda
la herencia de la filosofía clásica. El discurso posmodernista no es solamente
destructivo, sino oscuro. De ahí la imposibilidad de comprender la obra de Jean-
Francois Lyoyard (1924-1998), de Gilles Deleuze (1925-1995) y de Jacques
Derrida (1930-2004) sin tener en cuenta el carácter crítico, esotérico y cabalístico
de su lenguaje. Partiendo de su radical insularidad monádica, los teóricos
posmodernistas rechazan el concepto de “totalidad”, blanco predilecto de sus
ataques constantes a la filosofía antigua y moderna.
El todo es una ficción abstracta, lo único verdadero son las partes. No hay
lazos comunes ni verdades objetivas y universales válidas para todo el mundo,
sino únicamente la perspectiva individual de cada sujeto, como está contemplado
en los sofistas. El discurso posmodernista significa, en última instancia, una vuelta
al escepticismo de Pirrón en la versión pequeño-burguesa de la sociedad tardo
capitalista. O como dice Lyotard en su libro La condición posmoderna: “Para la
mayoría de la gente, la nostalgia por el relato perdido ha dejado de existir”.
Sin embargo, pese a este cuadro pesimista que se ha trazado sobre la
posmodernidad, es preciso pensar, como dice el propio Lyotard, en nuevos
proyectos que nos ayuden a legitimar la sociedad del futuro. Creemos que en
estos nuevos proyectos la filosofía tiene aún mucho que decir.
FRIEDRICH NIETZSCHE
4. Las fuerzas pueden ser activas o pasivas. La voluntad (o sea el lado interno de
la fuerza), en cambio, es afirmativa o meramente reactiva. “¿Eres tú una nueva
fuerza y un nuevo derecho? ¿Un primer movimiento? ¿Una rueda que se
mueve a sí misma? ¿Puedes forzar incluso a las estrellas a que se muevan a
tu alrededor?” (Así habló Zaratustra, p.101).
7. Podemos evaluar las tablas de valores según que sean activas y afirmativas, o
según que sean pasivas y reactivas. Una moral es decadente si se limita a
formular valores pasivos y reactivos. Asimismo, Nietzsche analizó muchas de
las religiones como negadoras de la vida, decadentes. Por ejemplo, dice del
budismo que es nihilista, es decir, negador de la vida.
8. Nietzsche fue especialmente crítico con las religiones judía y cristiana; veía en
ellas meramente una moral de resentimiento. El resentimiento nace de una
voluntad reactiva y de una fuerza pasiva. El ideal ascético es nihilista. El
nihilismo es el triunfo de las fuerzas reactivas. Las fuerzas reactivas tienen su
motor en el nihilismo. En la historia han triunfado las fuerzas reactivas. El
resentimiento y la mala conciencia conforman la historia. Las fuerzas activas
destronadas por las fuerzas reactivas. Nietzsche denuncia el resentimiento, la
mala conciencia y el ideal ascético como el poder de lo negativo. La voluntad
de poder es afirmación de la vida. Afirmar es crear, liberar. Crear valores
nuevos es la suprema afirmación. El cristianismo nada tiene que ver con la
verdad histórica de Jesús. Nietzsche ha descubierto en la psicología del
resentimiento la importancia. El cristianismo nace como una falsificación de
Jesús. El sentimiento más extraño al Evangelio, que es la venganza, se afirma
de nuevo. El nihilismo es una consecuencia del cristianismo, de su desviación
del mensaje original.
Lyotard sospecha que estas rupturas frente al pasado que conlleva el progreso
según la modernidad, no son más que una manera de olvidar o reprimir el mismo
pasado, es decir de repetirlo en lugar de superarlo, a la manera de un paciente
que trata de elaborar su problema presente asociado libremente elementos
aparentemente inconscientes con situaciones pasadas, lo cual le permite descubrir
sentidos ocultos de su vida y de su conducta. (anamnesis).
Los metarrelatos
ARJUN APPADURAI
Los medios son para Appadurai una de las bases de la experiencia que activa
la imaginación -crea nuevas subjetividades- y permite la ruptura con los
mecanismos de conservación localistas y reduccionistas, pasando del hábito a la
propuesta creativa. Los medios, escribe en La modernidad desbordada, "ofrecen
nuevos recursos y nuevas disciplinas para la construcción del yo imaginado y de
los mundos imaginados", y añade que la imaginación es proyectiva, "es el preludio
de algún tipo de expresión, es el combustible para la acción..."
(http://www.infoamerica.org/teoria/appadurai1.htm)
Actividad de evaluación
Contenidos principales
generó en el mundo.
de los hombres.
REFERENCIAS
Gambra, R. (2001) Historia Sencilla dela filosofía. Ediciones RIALP, S.A: Madrid.
REFERENCIAS WEB