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UNIVERSIDAD Y CULTURA

1. La democracia en Bolivia es un privilegio del que las mayorías nacionales siempre


han sido excluidas, el escaso desarrollo de las fuerzas productivas condicionaron
la imposibilidad de Bolivia en consolidarse en un país capitalista vigoroso desde
su creación. Esto imposibilitó que la clase dominante pueda forjar una cultura
nacional a su semejanza.
Por eso la burguesía local, en su relación con la “intelligentzia” tanto de la ciencia
como el arte no pudo desarrollar una relación armoniosa de impulso, sino la
relación es de prebenda y parasitismo, agrupando a científicos y artistas entorno
a privilegios sin importarles el resultado de su labor, muy diferente de la actitud
de la burguesía de los países desarrollados donde en su relación con los
movimientos artísticos y los científicos combinaban represión y estímulo para
controlarlos y asimilarlos a sus propios intereses.
En el inicio de la república, la contradicción del arte de la mayoría indígena del
país y la repetición distorsionada por los artistas de la oligarquía criolla del arte
europeo, mediado por la configuración económica del país, configuró una
dinámica de tipo estática aparentemente, esta apariencia dictaba una supuesta
hegemonía de la burda estética de la feudalburguesía, y una inexistente
capacidad artística indígena o a lo mucho una simple repetición del pasado, esta
fachada se daba porque el arte indígena estaba atesorado herméticamente, sin
dejar su movimiento, en la organización de las naciones indígenas. La ciencia
ante la imposibilidad del país de dar el salto a la gran producción capitalista
permanece estancada.
Es a finales del siglo XIX, con la penetración del capital financiero imperialista,
que esta especie de dinámica estacionada se transforma, la irrupción de la
producción capitalista por ende del proletariado imprime un dinamismo mayor
a las contradicciones del arte y a las exigencias para/con la ciencia.
Los avances y retrocesos del proletariado boliviano, ligado al proceso mundial,
son los procesos que impulsan regularmente la dinámica de la batalla en la
estética y el de la ciencia, pero cabe recalcar que hoy este proceso adquiere una
particularidad:
En su declive la sociedad burguesa, ofrece el mínimo de condiciones para el
desarrollo de tendencias en el arte y los avances tecnológicos que correspondan,
aunque sea, en grado mínimo, a nuestra época. Por eso, los períodos de avance
del arte son cortos e inconclusos pero coinciden con el avance del proletariado
en su lucha transformadora, el período de 1920 y el de 1960 y su devenir pueden
resultar aleccionadores1. Los procesos científicos parecen estancados y no dan

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Estos dos períodos son de explosiones culturales a nivel mundial y en también nacional.
lugar a innovaciones revolucionarias sino a repeticiones cíclicas con cambios de
forma.
La crisis actual que la podemos caracterizar como de decadencia, y no así de
transición, como consecuencia de la derrota profunda sobre el proletariado; es
un trance que atraviesa toda la cultura, afectando a su base económica como a
las más altas esferas ideológicas. Esto configura como impensable que el arte y
ciencia aislados y por sus propios medios puedan salvarse a sí mismos. Sí entre
1920 y 1980 el arte dio sus frutos, hoy vivimos un periodo de putrefacción del
arte y de la sociedad misma, la barbarie es inminente, a menos que la sociedad
de nuestro tiempo pueda reconstruirse a sí misma. Esta tarea es de carácter
esencialmente revolucionario. Por estas razones la función del arte y la ciencia
en nuestra época está determinada por su relación con la revolución en el país y
a nivel mundial.
La decadencia que se presenta como el estancamiento de las formas o las
posibilidades creativas de la ciencia; el folklore y su estandarización por ejemplo;
tiene que ver principalmente por la profundización de la subsunción del arte y la
ciencia al capital, que va en desmedro de la independencia creativa, condición
necesaria para la producción tanto de arte como ciencia.
Es así que los poetas, pintores, escultores, músicos, investigadores, y científicos
encontraran en sí mismos sus propias rutas y métodos, si la lucha por la libertad
de las clases y pueblos oprimidos disipa las nubes del escepticismo y del
pesimismo que cubren el horizonte de la humanidad.
Por lo que, el destino de la ciencia y el arte esta signado por el destino de la
sociedad, de la posibilidad de que esta se reconstruya sobre nuevas relaciones,
este empeño exige que ambas permanezcan fiel a sí mismos, su independencia
es impulso para la revolución y la revolución es la condición necesaria para
independencia definitiva de ambas.
2. Si bien esta conclusión se torna general a estos dos aspectos de la cultura, el
desarrollo desigual de las naciones; que como el caso de Bolivia llevan
abigarradas muchas culturas en su interior; a dividido el mundo entre naciones
opresoras y naciones oprimidas, estas últimas además de imponer su voluntad
económica también lo hacen con su manifestaciones culturales a los países
atrasados y pobres de la periferia.
Así la opresión imperialista que se torna opresión cultural se le debe oponer la
lucha de las naciones oprimidas por su autodeterminación, condición necesaria
para la liberación de estas y de su cultura de la destrucción imperialista.
3. La universidad es parte de la superestructura en la sociedad, no puede sino
reflejar las contradicciones de la base estructural mediada por sus propias leyes;
el que Bolivia sea un país capitalista atrasado de economía combinada, marca a
fuego a la universidad, la imposibilidad de constituirse en una universidad
científica obedecen a estas causas que son estructurales.
Esta contradicción pone en primer plano la necesidad de la lucha por la reforma
universitaria, los problemas de esta resultan del choque entre las necesidades
dictadas por el desarrollo social, económico, cultural y la obsolescencia de los
viejos métodos de enseñanza, los viejos contenidos, las viejas estructuras
académicas y de administración, los viejos órganos de gobiernos, etc., es decir,
de la imposibilidad de esta para dar respuestas que impulsen la transformación
del país, por eso los problemas de la universidad son los problemas de la
sociedad.
En este marco, la lucha por erigir una universidad científica pasa por que esta
debe garantizar la libertad creativa para la ciencia y el arte, debe ser una
universidad capaz de absorber lo más elevado de la cultura mundial y dar las
condiciones necesarias para que esta se profundice y eleve en el país.
No debemos olvidar que ciencia y arte estudian el mismo objeto sólo que distinta
manera, mientras la ciencia es el conocimiento conceptual de la realidad, el arte
es el conocimiento de esta a través de la experiencia, por eso ninguna es más
importante que la otra. De su independencia y profundización puestas al servicio
de la revolución dependerá erigir una universidad científica.
4. La universidad además debe ser herramienta en la lucha de la nación oprimida
contra el imperialismo, la necesidad de valorar, profundizar y elevar la cultura de
las naciones originarias a la luz de la ciencia se transforma en su tarea central en
el marco de la lucha por su autodeterminación.

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