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Gráfica popular en México.

Nuevos creadores y creadoras

Por:
Susana Cruzalta Granados

Máster Estudios Latinoamericanos. Cultura y gestión.


Asignatura: Arte y Cultura de América Latina

18 de marzo de 2017

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Gráfica popular en México. Nuevos creadores y creadoras
Susana Cruzalta Granados

Siguiendo el apartado “III. El taller de gráfica popular en México” en el tercer


manual Historia del Arte en Iberoamérica y Filipinas. Materiales didácticos III: Artes
plásticas, me gustaría rescatar la labor artística y militante de Leopoldo Méndez y enfatizar
su trayectoria como resultado de un proceso sociocultural donde México presenció
trasformaciones en la relación entre arte y cultura popular. Entendiendo lo popular, no
como folclor o masivo, sino como una producción que se crea frente a lo hegemónico pero
es relacional ante los procesos de masificación (Canclini, 1987).

Después de la Revolución Mexicana el escenario social y político reconoció lo


popular no sólo como contenido o personaje de inspiración por los artistas sino también
como sujetos creadores. Lo anterior, se tradujo desde mi mirada, en dos fenómenos, uno
que impulsaba el muralismo como articulador identitario y proyecto pedagógico nacional,
mayormente rescatado por historiadores, antropólogos y estudiosos del arte, y otro
movimiento de diseño gráfico, no desligado del anterior pero con mayores consecuencias
en la creación de nuevos sujetos políticos y creadores de arte militante. Este arte se
desarrolló en un trabajo colectivo y en búsqueda de imágenes que expresaran las
problemáticas y denuncias sociales. En los grabados del TFP es posible observar un arte
que no retoma las culturas populares como un elemento folclórico sino lo posiciona como
un actor cultural y político con demandas sociales.
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Así pues, a la par de la de la pintura muralista ligada estrechamente al proyecto de
construcción nacional de México del siglo XX, surgió en 1937 durante el gobierno de
Lázaro Cárdenas el Taller de Gráfica Popular (TFP). Las producciones gráficas que se
generaron desde un espacio autogestivo y sin recursos del Estado, fueron mayormente
distribuidos a las manos y ojos de los sectores populares y de la clase trabajadora con
mayor facilidad que las grandes obras del muralismo. La distribución fue fundamental, la
técnica del grabado permitió la fácil reproducción de las obras para su difusión en las clases
populares.

Resulta importante señalar que el TGP se reconoció como un colectivo de militancia


revolucionaria a través del arte. Esta característica fue clave desde su fundación, ya que
algunos integrantes provenían de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios
(LEAR). Uno de los fundadores del TGP, junto con Pablo O´Giggins y Luis Arenal, fue
Leopoldo Méndez. Este último provenía de una familia compuesta de ocho hermanos y un
padre zapatero, su formación como artista comenzó en San Carlos, pero muy pronto se
insertó en una de las “Escuelas de pintura al aire libre” en el barrio de Chimalistac, Ciudad
de México (Poniatowska, 2002). Estas escuelas fueron impulsadas inicialmente por la
Escuela Nacional de Bellas Artes y son centrales para entender el proceso de
descentralización de la formación artística, ya que sus sedes se localizaban en las periferias.
Igualmente esto permitió que las historias y experiencias de vida de los alumnos fueran
diferentes a las de los alumnos convencionales formados anteriormente en la academia.
Leopoldo Méndez fue un propio ejemplo de este nuevo perfil artístico que surgió desde las
clases bajas y marginadas.

Los primero trabajos de grabados de Méndez están vinculados con el movimiento


del Estridentismo y fueron publicados como ilustraciones de artículos literarios y culturales.
Igualmente su estilo y sobre todo la inclusión de temas populares están influenciados por el
gran artista José Guadalupe Posada. Algunas de los títulos de sus obras son: Despojo de la
tierra a los yaquis (1947), El hambre en la ciudad de México, 1914-1915 (1947), León de
la Barra, el presidente blanco (1947), Libertad de prensa (1947) y Quitemos la venda
(1947). En marzo de 2015, se presentó la exposición “Pasión sobre papel: Leopoldo
Méndez y el Taller de la Gráfica Popular” en el Museo del Estanquillo Colecciones Carlos

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Monsiváis1 mostrando alrededor de 350 obras de Leopoldo. Este evento fue histórico para
el reconocimiento del grabado en México, ya que la producción y los nombres de los
grabadores mexicanos en pleno siglo XXI no han sido valorizados y difundidos como los
artistas del tan elogiado muralismo.

Dentro de este contexto, me gustaría señalar que el Museo Nacional de la Estampa,


expuso en 2016 el trabajo de la Sociedad Mexicana de Grabadores, la cual fue resultado de
una investigación sobre los grabadores, litógrafos e impresores del siglo XX, que diez años
después de la fundación del Taller de Gráfica Popular, consolidaron la asociación SMG.
La muestra se tituló La Sociedad Mexicana de Grabadores (1947-1971). Una plataforma
para la promoción y difusión de la Estampa2. El objetivo de la exposición destaca las
creaciones de la agrupación como un elemento del que no podemos prescindir en el
desarrollo del arte gráfico y afirma que entre sus integrantes destaca el gran número de
mujeres artistas.

Este último dato también nos propone campos de pesquisa sobre la producción
artística y el género en la historia del grabado. En este comentario no me gustaría continuar
sin mencionar los nombres de las grabadoras mexicanas3 también integrantes del TFP:
Andrea Gómez, las coahuilenses Sarah Jiménez y Elena Huerta, Fanny Rabel, Elizabeth
Catlett, Celia Calderón y Mariana Yampolsky. Sin duda, otro campo también por estudiar y
visibilizar es la gráfica contemporánea producida por artistas mexicanas como Magali
Lara, Nunik Sauret, Alicia García, Norma Rojas y Guadalupe Bishop (Sánchez, 2010).

Si bien, existen intentos por difundir la investigación histórica y documental del


grabado mexicano, los espacios en museos y galerías son contados, la visibilización del
tema por parte Estado y asignación de recursos no es la deseada y la propia investigación
académica aún están en deuda. Siguiendo esta línea, sobre el escaso valor que se ha
1
El museo fue creado en 2006 y se compone por obras que el escritor mexicano Carlos Monsiváis ha
coleccionado durante su vida y que aluden a la cultura popular. El propio nombre del museo hace referencia a
los llamados “estanquillos”, locales de comerciantes donde se conseguía diversas mercancías. Ver en línea:
http://www.museodelestanquillo.cdmx.gob.mx/elmuseo/museo-del-estanquillo
2
Ver en línea: https://museonacionaldelaestampa.inba.gob.mx/2-uncategorised/43 -la-sociedad-mexicana-de-
grabadores.html
3
Sobre mujeres grabadoras encontré una tesis de maestría de Artes Visuales de la Universidad Nacional
Autónoma de México realizada por Sandra Laura Sánchez: “Una visión introspectiva de la mujer y su entorno
socio cultural a finales del siglo XX : análisis de la obra de artistas grabadoras que han abordado los
problemas sociales de la mujer “ (2010).

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otorgado a la estética y a la importancia social de los grabadores y aún más la de las
grabadoras, encuentro interesante continuar con los estudios históricos, antropólogicos y de
arte sobre la producción gráfica del siglo XX y de contemporánea. Desde mi perspectiva,
una línea aun por explorar es la trascendencia y la vinculación del Taller de Gráfica Popular
en la estética del grabado y los talleres de gráfica contemporáneos en México. Considero
importante recopilar los testimonios y trabajos de las y los jóvenes mexicanos que han
encontrado en la actualidad una introducción al mundo creativo desde los existentes talleres
en periferias y barrios marginales.

Por último, considero necesario no sólo presentar el factor de militancia del TGP y
otras agrupaciones de grabadores como un antecedente a la ausencia de sus producciones
en la historia del arte mexicano, sino también girar la mirada hacia una Historia del Arte
con mayúsculas donde la legitimación de la gráfica popular, no sólo en México, ha sido
traducida como una lucha constante ante los estudios que seleccionan las investigaciones a
partir de una concepción y criterios del arte que escapan de las múltiples y diversas
expresiones artísticas populares.

Bibliografía:

Canclini García, Néstor (1987) “Ni folklórico ni masivo ¿qué es lo popular?”, Revista
Diálogos de la Comunicación, núm 17.

Prignitz, Helga (1992) El taller de gráfica popular en México 1937-1977. México, Instituto
Nacional de Bellas Artes.

Poniatowska, Elena (2002) “Leopoldo Méndez, cien años de vida II”, La Jornada, Ciudad
de México, 24 de mayo.

Poniatowska, Elena (2002) “Centenario de Leopoldo Méndez/ III y última”, La Jornada,


Ciudad de México, sábado 25 de mayo.

Ruiz Parra, Emiliano, “80 años de historia del Taller Gráfico Popular”, Revista Gatopardo.
[En línea] https://www.gatopardo.com/opinion/emiliano-ruiz-parra/historia-del-taller-de-
grafica-popular/

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