Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
2
Página
Sinopsis
Un perro loco, un torpe veterinario, un tipo desnudo en la piscina, y un mes
en la California que cambia la vida, para hacer amigos, enamorarse y
cambiar el destino. ¿A quién se le paga por pasear a un perro y recostarse
junto a la piscina todo el día? A Sydney Montgomery, aspirante a curadora
de museo y cuidadora profesional de casas. Solo a ella.
Cuando su tía y su tío necesitan una cuidadora de casas y una niñera de
perros durante treinta días en Palo Alto, Sydney no puede rechazar la
oportunidad de estar más cerca de su hermana en Los Ángeles. Dentro de
las veinticuatro horas de su llegada, Sydney está limpiando caca de perro,
llevando a un perro que no coopera con un veterinario apuesto pero
torpe, y siendo rescatada del fondo de la piscina por un "chico de la
piscina" desnudo.
Lautner, "el chico de la piscina", tiene un cuerpo caliente y una
personalidad genial. Con ojos azul océano fluorescente, es hipnotizante,
sexy y adictivo. Lo que no es, el tipo de la piscina.
El Dr. Lautner Sullivan es un residente universitario que se volvió residente
pediátrico. Sabe cómo cortejar a una mujer con flores, pasteles y té dulce.
Lautner es el sueño de todas las chicas, pero Sydney no es todas las chicas.
Ella es inmune al arco iris, a los cuentos de hadas, al polvo de hadas y a la
palabra con "A". La atracción es inmediata, la amistad se gana, y el amor
es innegable. Treinta días es para siempre, pero para siempre no es
suficiente.
¡Una novela de romance contemporánea independiente!
* Este libro contiene situaciones de adultos y contenido explícito 17+
3
Página
Página 4
Prólogo
Índice
Capítulo 30
Capítulo 1 Capítulo 31
Capítulo 2 Capítulo 32
Capítulo 3 Capítulo 33
Capítulo 4 Capítulo 34
Capítulo 5 Capítulo 35
Capítulo 6 Capítulo 36
Capítulo 7 Epílogo
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
5
Capítulo 26
Página
Capitulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Prólogo
La boda
Un millón de capas de tul engullen mi cuerpo de metro y medio y
cincuenta kilos. Me pregunto cuántos novios se pierden la noche de bodas
buscando a sus novias bajo un vestido inspirado en el cuento de la
Cenicienta. Mis pechos y mis costillas protestan porque el peso de esta
bestia sin tirantes exige su soporte completo durante las próximas cinco
horas o más. Largos rizos oscuros sujetos a un lado caen en cascada por mi
hombro. Dulces aromas florales se mezclan en el aire por mi ramo de rosas
rosado claro y el rocío corporal de lavanda aún fresco sobre mi piel.
Un golpe en la puerta me sobresalta de mi abatida evaluación del
reflejo en el espejo.
—Adelante —llamo.
—Oh, Sam, te ves increíble. —La mano de mi hermana descansa
sobre su pecho mientras su boca abierta rezuma celos dentro de mi
conciencia reprimiéndome con una firme bofetada de culpa.
Este es el sueño de toda chica: el vestido, el apuesto novio, el centro
de atención. Solo pocas mujeres están genéticamente ausentes del gen
de cuento de hadas. Ese es el raro y exclusivo grupo al que pertenezco.
6
en el espejo.
—Desearía que mamá estuviera aquí para verte. —Su boca se
hunde en un ceño fruncido.
8
Página
1
Palo Alto
¡Mierda! Está en todas partes y apenas llevo aquí tres horas. Gracias
a Dios que está contenido en los pisos de madera. Me esfuerzo por
encontrar una bolsa de basura en la despensa mientras suena mi teléfono.
Deslizándolo del bolsillo trasero de mis pantalones cortos de mezclilla,
deslizo mi dedo por la pantalla.
—¿Hola?
—¿Sydney? —Suena una voz desconocida de mujer.
—Sí —confirmo con el teléfono sujeto contra mi oreja con mi hombro
mientras abro la bolsa de basura.
—Es Kimberly de la oficina del Dr. Abbott, devolviéndote la llamada.
Mientas paso por delante de las puertas de vidrio del patio, me
encuentro con dos ojos azul grisáceo en el otro lado siguiendo cada uno
de mis movimientos. Entrecerrando los ojos e hirviendo de desprecio, sigo
con la primera pila de mierda humeante.
—Oh, sí, gracias por devolverme la llamada. Estoy cuidando la casa
y el perro de mi tío y mi tía, Trevor y Elizabeth Worthington. Su perro... uh…
—Swarley.
—Sí, Swarley ha estado cag…, quiero decir, dejando caca en todas
partes desde que se fueron temprano esta mañana.
—Él podría estar nervioso o aprensivo por su partida. Los perros
perciben más de lo que pensamos. Son mucho más inteligentes de lo que
9
cuenta de lo ridícula que me veo con una sola sandalia. ¿Me veré mejor
Página
sin zapatos? Estar descalza dice que soy una de esas personas sucias y
raras que nunca usan zapatos. Un zapato dice que, o perdí mi otro zapato
o pisé mierda de perro. Cualquiera de las explicaciones es factible.
Después de todo, he perdido la cuenta de cuántas veces he conducido
por la calle y visto solo un zapato en el medio de la carretera. Es una
evidencia sólida de que hay toda una población de personas corriendo
con un solo zapato. Supongo que esos serán de ciclistas o motociclistas
que perdieron sus zapatos. Es demasiado inverosímil pensar que traje a
Swarley al veterinario en una Harley o Schwinn, así que creo que me
quedaré con la Opción B: la mierda pasa.
—Aquí vamos —anuncia Kimberly mientras guía a Swarley de vuelta
a la habitación.
Siguiéndola a través de la puerta está el Dr. Buenazo, Veterinario.
Una espesa mata de cabello oscuro roza sus cejas justo por encima de los
ricos ojos marrón claro que se arrugan en las esquinas, haciendo juego con
su brillante sonrisa amistosa. Pantalones negros de ajuste perfecto cuelgan
de su alto y delgado cuerpo. La camisa de botones gris claro debajo de su
bata de laboratorio blanca expone una provocación de vello oscuro en el
pecho donde los botones superiores están abiertos casualmente. Swarley
le da un amable saludo a su entrepierna mientras el veterinario me ofrece
su mano.
—Buenas tardes, soy el Dr. Abbott... o... Dane. —Sus dedos largos son
cálidos y su agarre es nerviosamente firme.
—Sydney, y creo que ya conoces… —Intento ocultar mi sonrisa,
gesticulando hacia Swarley quien continúa dando un rudo olisqueo a la
entrepierna del Dr. Abbott.
—Swarley. Sí, lo he estado viendo desde que era cachorro.
La atracción magnética de Swarley hacia cierta entrepierna distrae.
Aunque no es mi perro, y estoy segura de que el Dr. Abbott está
acostumbrado, siento la necesidad de explicar su comportamiento.
—Debe pensar que tienes una gran pieza de carne allí.
Las palabras salen de mi boca y mi cerebro -que aparentemente
tiene una demora de dos segundos- se pone al corriente mientras me
pongo color carmesí. El Dr. Abbott está visiblemente avergonzado por mi
comentario porque el color de su rostro refleja el mío mientras desvía la
mirada hacia la tabla que sostiene. Kimberly tose y nos da la espalda. Es
obvio que también está tratando de sofocar su reacción.
—¡Oh Dios mío! No quise decir... o lo que quise decir… —Swarley
tiene diarrea en el culo y yo tengo diarrea en la boca. ¿Podría empeorar
12
este día?
Página
miro.
Página
Mira mis pies otra vez. Doblo mi rodilla y escondo mi pie descalzo
detrás de la otra pierna mientras me encojo de hombros.
—Pisé mier… popó afuera.
—Oh, ¿dónde lo dejaste?
—Afuera.
—Kimberly terminará la documentación e incluirá la factura en la
cuenta de los Worthington. Haré que limpien tu zapato.
—¿Qué? ¡No!
Levanta la mano y niega con la cabeza.
—Insisto. Es lo menos que puedo hacer. Creo que tienes las manos
bastante llenas con este tipo. —Rasca a Swarley detrás de las orejas—.
Regresaré en unos minutos.
Él se va y miro a Kimberly mientras llena algunos papeles.
—¿El Dr. Abbott es tan amable con todos?
Ella sonríe, pero no levanta la vista.
—¿Amable? Sí. ¿Pero si preguntas si rutinariamente limpia la mierda
de los zapatos? No.
Kimberly se pone el cabello castaño largo hasta la barbilla detrás de
la oreja. Parece tener unos cuarenta, pero no soy el mejor juez de edad.
—Si tu próxima pregunta es si el Dr. Abbott está casado o no, la
respuesta es no.
Ahora estoy oficialmente incómoda y tan ansiosa como este perro
necio por salir de aquí.
—Eso es interesante, pero no iba a preguntar. No vivo por aquí y me
voy en un mes. Créeme, no estoy buscando... —Mis pensamientos se
desvanecen. ¿Buscando qué? ¿Romance? ¿Una cita? ¿Sexo?
—Como digas. Pero realmente sería un buen prospecto.
La tensión nerviosa está creciendo. Esta visita es por Swarley, no
para encontrar un arreglo para mi inexistente vida social. Giro mi largo
cabello castaño oscuro alrededor de mi dedo mientras el Dr. Abbott
regresa con mi sandalia.
—Bien, como nueva. —Me la entrega.
—Gracias, eh... realmente no era necesario, pero gracias, Dr. Abbott.
—Me inclino y me la pongo. Poniéndome de pie, noto que el señor Buen
Prospecto me está mirando, pero no a los ojos.
14
cargo color caqui. Lleva una camiseta roja de Stanford que parece
Página
1NMJ: no me jodas.
—¡Sam! Oh Dios mío. Los chicos de mantenimiento de la piscina no
se ven así en la vida real. ¿Es una broma? —Su grito entusiasta me perfora
los oídos.
Aaron camina con movimientos lentos y calculados alrededor de la
piscina corriendo la red a través del agua. Irónicamente, cuando salí
temprano el agua parecía clara, prístina y libre de insectos y hojas.
—No lo creo, pero podría ser. Él no está realmente haciendo nada.
¿No debería estar revisando los químicos o cambiando un filtro o algo así?
Avery resopla.
—¿Cómo debería saberlo? Vivo en un edificio de apartamentos con
un chico de la piscina que se parece a Shamu. Salgo de mi camino para
no mirar lo que está haciendo. Dile que crees que hay una película viscosa
en el fondo de la piscina.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Obvio... para que tenga que entrar y echarle un vistazo.
Cuando Aaron rodea la esquina de la piscina, levanta la vista y me
sonríe. Me retiro rápidamente de la ventana.
—Uh, no creo que trajera sus bañadores.
—¿Y? —pregunta Avery en su tono de obvio.
—Y no va a saltar a la piscina completamente vestido.
—O…
—O desnudo.
—Agh. Mi próximo cliente está aquí. Tendrás que contarme más
tarde. Y, por cierto, liberé mi agenda por unos días a partir del viernes, para
poder ir hasta allá y quedarme contigo.
—¡Estupendo! Te va a encantar este lugar. Hablaré contigo más
tarde.
Vierto un vaso de té helado y comienzo a caminar hacia la cubierta.
Luego me doy vuelta y sirvo otro vaso. "La hospitalidad es algo bueno", me
digo, solo necesito convencer a la parte racional de mi cerebro.
—¿Té? —Le ofrezco, caminando hacia la piscina.
Aaron coloca la red a lo largo del lado de la piscina.
—Gracias. —La sonrisa en su rostro es sospechosa y me hace sentir
18
comenzar a sudar.
—¿Qué estás sacando?
—Nada en realidad. Estoy revolviendo el agua —dice con
naturalidad.
Este chico no es real. ¿Qué quiere decir con "removiendo el agua"?
Está tramando algo. Es obvio por qué la tía Elizabeth lo contrató. Ella debe
limpiar apropiadamente la piscina después de que él se vaya para que
Trevor no sospeche y despida su culo... un muy buen culo, lo confesaré.
—¿Y por qué es necesario remover el agua? —Me giro hacia él y mis
ojos se dirigen directamente a su amplio pecho musculoso y sus bien
definidos abdominales besados por el sol. Dios, él es demasiado perfecto y
yo soy... algo. ¿Distraída? ¿Mentalmente letárgica? ¿Loca? ¿Cachonda?
¡BINGO!
—Para que haya una consistencia uniforme de los productos
químicos cuando pruebe el agua.
Tengo la boca abierta y no puedo dejar de mirarlo. Él se inclina para
capturar físicamente mi atención. ¡Mierda! No muestro vergüenza mirando
su pecho desnudo.
—¿Hola? —dice, obligando a mis ojos a mirar a los suyos.
Sacudiendo los pensamientos inapropiados de mi cabeza, tomo un
sorbo rápido de mi bebida para ocultar mi vergüenza.
—¿Debo volver a ponerme la camisa?
Me atraganté con mi té.
—No… —No puedo parar de toser—. Quiero decir… —Aclarándome
la garganta, noto su sonrisa engreída—. Ponte la camisa o déjalo. ¿Por qué
me importaría?
Dios, Sydney, ¿podrías ser un desastre mayor hoy? La solapa de la
puerta del perro me distrae. Swarley baja por la escalera de la cubierta.
Aaron se inclina como un liniero en anticipación de su saludo
excesivamente entusiasta. El problema es que, a medida que Swarley se
acerca, me doy cuenta de que no apunta a Aaron. Él está buscando…
—¡Oh, mierda! —Me catapultó hacia atrás en la piscina.
Mi cuerpo hace su descenso al fondo mientras abro los ojos para ver
la ampliación borrosa del chico de la piscina Sr. Sexo sobre Piernas de pie
en el borde mirándome. Estoy considerando ver cuánto tiempo puedo
contener la respiración. Tal vez él decida irse y yo pueda salir de las
19
cabello en una cola de caballo mientras bajo las escaleras con un par de
pantalones cortos secos y una camiseta verde de Irlanda que dice Dublín
es un placer. Desafortunadamente, la camisa no imparte la suerte de los
irlandeses. Él todavía está aquí, sentado en un taburete de la cocina.
Viéndome aparecer, se levanta.
—Oye, creo que empezamos mal —dice con una sonrisa de
megavatios.
—¿Ya acabaste? —pregunto, apoyándome en los gabinetes con la
mano apoyada en la cadera.
—¿Acabé?
—¿Con la piscina? —digo con exasperación.
Pone los ojos en blanco.
—Claro, ya terminé.
—¿Qué se supone que significa eso?
Su rostro se arruga como si estuviera listo para decirme algo mientras
mi teléfono vibra en mi bolsillo trasero.
—¿Hola?
—Hola, Sydney. Es Elizabeth. Acabamos de bajar del avión y quería
asegurarme de que te aclimatases bien a la casa o saber si tienes algún
problema con Swarley.
—Um, Swarley tuvo algunos... eh... problemas estomacales esta
mañana así que lo llevé con el Dr. Abbott. Él piensa que solo son nervios o
algo así, y Swarley ha estado bien desde entonces. —Creo que es
demasiado pronto para decirle que Swarley podría estar encadenado a
una estaca en el patio cuando lleguen a casa.
—Oh querida, lamento que hayas tenido que lidiar con eso, pero
gracias. ¿Algún otro problema hasta ahora?
—Realmente no. Aaron vino hoy a hacerle el servicio a la piscina —
digo con mis ojos entrecerrados.
Se está mordiendo los labios, evitando el contacto visual y
frotándose la parte posterior de su cuello. Este comportamiento es
totalmente opuesto al chico que apareció en la puerta hace una hora.
—¿Aaron? ¿De verdad? Se suponía que no estaría allí hasta la
próxima semana. Pensé que todavía se estaba recuperando de su cirugía
de derivación gástrica. El pobre tipo tiene mucho sobrepeso. Creo que es
por eso que Trevor lo contrató. Ya sabes, amas de casa desesperadas,
21
estoy segura de que puedes adivinar :) Llámame más tarde, creo que
tienes una historia que terminar ;D
Página
—Está bien, perro, son las siete y media. Hagamos esto para poder
regresar y plantar nuestros culos en la piscina por el resto del día.
No solo estaba en el equipo de natación en la escuela secundaria,
también jugaba fútbol. En la universidad, participé en fútbol intramuros,
voleibol y fútbol americano. Correr, sin embargo, nunca ha sido mi
actividad preferida. Golpear el pavimento por kilómetros y kilómetros no
"despeja mi mente". Estoy segura de que los cirujanos ortopédicos adoran
a los corredores: reemplazo de cadera a los cincuenta años. Voy a pasar,
muchas gracias.
En el porche delantero meto a Swarley en su arnés.
—Trotamos por tres kilómetros y luego caminamos a casa. Si
necesitas más ejercicio que eso, amarraré tu culo hiperactivo a la cinta de
la planta baja por el resto de la tarde. ¿Capiche?
—Podrías atar su correa al parachoques y conducir por la ciudad.
Con los ojos muy abiertos, giro. El Dr. Abbot está detrás de mí y
Swarley da un salto inmediato para saludar a su entrepierna.
—¡Mierda! Me asustaste. Yo... yo solo estaba…
—¿Bromeando? Espero. —Sonríe. Su camisa para correr azul está
mojada y se aferra a su delgada figura de corredor, y sus pantalones
cortos son demasiado cortos para sus largas piernas. Por otra parte, los
míos probablemente son demasiado cortos para correr en público en
absoluto. Su oscura mata de cabello está pegada a su frente y gotea
sudor por su rostro enrojecido.
Su irresistible encanto inocente me trae una sonrisa al rostro.
—Sí, al menos hoy estoy bromeando.
—¿Un día difícil ayer? —Se ríe.
—Definitivamente hubo algunos eventos inesperados, comenzando
con el viaje a tu oficina. —Ofrezco una sonrisa de labios apretados con mis
manos cruzadas sobre mi pecho.
Él se agacha y le da a Swarley un masaje juguetón detrás de las
orejas.
—Te ves bien hoy, grandote. —Swarley se vuelve loco lamiéndole.
Todo su cuerpo se mueve de emoción.
—No hemos tenido más líos desde la mañana de ayer y él inhaló su
desayuno hace una hora.
24
conocedora.
—No. Me encantan los perros. Solo no estoy segura si soy una
persona a la que le encanta Swarley.
—Tal vez es un gusto adquirido, como yo.
Me atraganto con mi té porque no puedo creer que haya dicho eso.
Estoy tratando desesperadamente de no imaginármelo desnudo, lo cual es
difícil, porque en realidad lo vi desnudo. ¿Por qué tuvo que decir eso?
¿Está leyendo mi sucia mente?
—¿Estás bien?
Asiento, tapando mi mano y sofoco la tos. ¿Quién demonios es este
tipo y por qué me afecta tanto?
Recuerda, Sidney… los chicos son distracciones como las serpientes,
las historias de hadas no existen y eres alérgica al polvo de hadas.
—Estoy… bien. Swarley, en un mundo en el que los perros son
considerados miembros de la familia, es mi primo. Los dueños de la casa,
Elizabeth y Trevor son mis tíos. Resultó que tenía que venir a la Costa oeste,
más cerca de mi hermana, más o menos al mismo tiempo que ellos
necesitaban a alguien que cuidara su casa y a su perro mientras viajan por
Europa este mes.
Lautner sorbió su bebida y asintió.
—Bien, suerte para mí.
—Sí, respecto a eso… Hagamos consiente el elefante en la
habitación. ¿Quién eres y por qué estabas aquí ayer? —pregunto,
tomando asiento en la barra de la cocina, asegurándome de dejar una
silla vacía entre nosotros. Todavía no confío en él, pero peor que eso… no
confío en mí a tan corta distancia.
Él termina de masticar mientras una sonrisa astuta se asoma por las
comisuras de su boca.
—Cosa curiosa en realidad, mi amigo se mudó a una casa en 1109
SW Vine. No escribí la dirección, confiaba en mi memoria y, como sabes,
esta casa es...
—1109 NW Vine, —terminé—. ¿Entonces estabas en la dirección
equivocada?
—Loco, ¿eh?
—No. Loco es hacerse pasar por el chico de la piscina solo para
poder acechar a una joven desprevenida que se queda sola en la casa
29
de otra persona.
Página
—Esto es una locura. —Saltando por las escaleras del porche, tiro mi
bolso sobre mi hombro. Lautner se apoya contra el frente de su 4Runner
con una pierna cruzada casualmente sobre la otra. Una punzada de
decepción amenaza mi radiante sonrisa cuando veo sus gafas de sol
escondiendo esos hipnóticos irises azules. Me recupero rápidamente
cuando sus labios forman parte de la sonrisa más contagiosa.
—Difícilmente podría llamar locura a un día en la playa. —Abre la
puerta del acompañante y toma mi bolso, pasándome los dedos por el
hombro desnudo. Mi aliento se contrae por su toque eléctrico y mis labios
se tensan para ocultar mi nerviosismo.
—Gracias —susurro, renunciando a mi bolso. Lo arroja hacia el
asiento trasero y luego cierra mi puerta. El hombre al que amenacé con un
cuchillo de carnicero hace menos de veinticuatro horas me lleva a la
playa. Él ha secuestrado mi habilidad para razonar. Voy en un impulso y es
estimulante, liberador y loco. ¿Qué pasa si me está alejando de la
seguridad para violarme, cortarme en pequeños pedazos y arrojar mi
cuerpo al océano? Tal vez he visto demasiado a Dexter.
32
—¿Y qué?
—¿Y se supone que debo consolarme sabiendo que mi virginidad
será preservada cuando me masacren y alimenten conmigo a los
tiburones?
Lautner dirige la cabeza en mi dirección.
—¿Eres virgen? —Enfatiza la última palabra con un tono agudo.
—No claro que no. Es solo un dicho.
Sacude la cabeza.
—Estar “nerviosa como un gato de cola larga en una habitación
llena de mecedoras” es solo un dicho. "Mi virginidad será preservada" no es
un dicho. Es una declaración, un anuncio, una revelación... una gran
revelación. Pero no es un dicho.
Me encojo de hombros y miro por la ventana.
—Sí, bueno, tal vez no de dónde eres.
—Sydney, está bien si eres vir…
—¡No soy virgen! ¡Dios! ¿Qué tengo que hacer para que me creas?
—Bueno… —Su nueva sonrisa está entrelazada con intenciones
diabólicas mientras su lengua se suaviza para humedecer sus labios
carnosos antes de morder el borde de su labio inferior.
—No va a suceder —afirmo.
—Está bien —murmura.
—Lo digo en serio. No voy a dormir contigo.
—Dije que está bien. —Se ríe, moviendo la cabeza hacia adelante y
hacia atrás.
—No, no dijiste un simple “está bien”, dijiste “está bien” —me burlo—,
pero lo que querías decir es “lo que sea, cariño, sabes que nunca serás
capaz de resistir mi hipnotizante atractivo sexual.
La risa estalla en lo profundo de su vientre, como si acabara de
escuchar la broma más divertida de todos los tiempos.
—Dios, Sydney, eres verdaderamente explosiva.
Una brisa cálida se retuerce y hala mi cabello mientras tomamos
velocidad fuera de la ciudad. Quitándome la banda para cabello de mi
muñeca, tiro mis mechones salvajes y los aseguro en una cola de caballo.
—Podemos subir las ventanas —ofrece Lautner.
34
Se encoge de hombros.
—Seguro. ¿Por qué no? Al menos tengo que ser considerado un
buen prospecto.
¿Un buen prospecto? ¿Es posible encontrar dos "buenos prospectos"
en menos de veinticuatro horas?
Cruzo los brazos sobre mi pecho y veo pasar el terreno montañoso.
—Podrías ser. No es que me importe. No busco atrapar nada ni a
nadie.
—Podrías tener problemas entonces. Todos somos peces
desprevenidos en el mar atraídos por la tentación.
Resoplo.
—Si te estás llamando cebo, entonces concedo que eres distractor,
problema, malas noticias... ¿pero tentador? No. De buen grado entraré a
la red cuando esté lista, pero eso no será pronto. No es por sonar como
una almeja egoísta, pero no tengo tiempo para el pescador en este
momento.
Ruge en una risa bulliciosa.
—¿Almeja? Dios, Sydney, eres demasiado.
Una cálida sensación de contención me inunda. Lautner no se está
riendo de mí. Capta mi peculiar sentido del humor, lo que lo ubica en un
pequeño grupo de personas de élite. La autenticidad es a menudo una
ilusión, pero en este momento, nunca me he sentido tan real siendo yo.
—No te preocupes, Sydney, tampoco estoy buscando distracciones.
Tengo tres años de más de cincuenta horas de trabajo por delante con
mucho tiempo de guardia. Alguien como tú no sería algo bueno.
—¡Auch! —Finjo estar ofendida, presionando mi mano plana contra
mi pecho.
Sacude la cabeza.
—Sabes a lo que me refiero. Las mujeres pueden ser pequeñas y
malvadas seductoras, y creo que eso es exactamente lo que eres debajo
de esa impecable e inocente personalidad de niña del medio oeste.
Es mi turno de reír.
—Lo que sea.
No puedo conseguir control mental. Él es emocionalmente intenso
en un minuto, diciendo cosas que solo escucharía en las películas, luego es
37
ruidos necesitados.
Mis manos, todavía fuertemente cubiertas de bloqueador solar, se
abren camino hacia su pecho y sus abdominales tan firmes. En este
momento, me hago hiper consiente de lo poco que llevo puesto. No era
un gran problema cuando estábamos a una distancia segura, pero ahora
me siento desnuda ante su mirada ardiente a solo centímetros de mi
cuerpo. Arriesgo una mirada hacia arriba, imaginándolo con una sonrisa
engreída. En cambio, me encuentro con ojos firmes y labios separados y
húmedos.
¡Mierda! No está bien.
—Ahí. —Miro hacia otro lado.
—Date la vuelta —exige.
El sonido chirriante de él apretando la loción hormiguea mi piel. Estoy
nerviosa, esperando su toque.
Mi aliento se atrapa con el momento del impacto. Sus grandes
manos se deslizan sobre mi espalda en movimientos lentos y circulares. La
sensación de sus dedos rozando justo debajo del borde de mi bikini me
hace girar en un rápido movimiento reflexivo.
—Eso está bien... gracias. Uh, en realidad no me quemo tan
fácilmente, así que no hay necesidad de aplicar más.
Frota el exceso en sus manos sobre sus brazos mientras me apresuro a
terminar de aplicarlo al resto de mi cuerpo.
—¿Has surfeado antes? —pregunta.
—Sí, pero no soy tan buena. —Una sobrestimación. Apesto. La última
vez que intenté surfear terminé con cinco puntos en mi cabeza cuando mi
tabla me rechazó por completo dos segundos después de que me subiera
en ella.
—Hagámoslo. —Me da una tabla.
—Uh... tal vez debería verte por un rato. Quiero decir, ¿no
deberíamos vernos el uno al otro o algo así?
—Sí, deberíamos. Te observaré primero. —Sonríe, todavía sosteniendo
mi tabla.
—Oh, bueno... bi-en. —Tomo la tabla y me arrastro por la arena. El
pobre tipo no tiene idea. Cada fantasía que ha tenido sobre chicas sexys
en bikinis atrapando la gran ola está a punto de ser destrozada y arruinada
para siempre. Nunca podrá olvidar lo que está por suceder.
41
más cerca que he estado de una, así que pensé que podría obtener
algunas tomas.
Página
—Está bien, está bien, está bien. Lo siento. —Mira por debajo del
brazo que cubre su cara.
Disparo una vez más y apago la cámara. Por mucho que quiera
mantener un enojado ceño fruncido en mi rostro, no puedo.
—Tu turno. Ahora ponte en marcha. —Hago un movimiento de
despedida con la mano—. Mi turno de verte. Aunque, después de tu
exhibición increíblemente grosera, no puedo garantizar que te salvaré si
comienzas a ahogarte. Así que asegúrate de dejar las llaves conmigo para
poder llegar a casa a tiempo para alimentar a Swarley.
Lautner se para y me quita la cámara.
—¡Oye! —grito.
Toma varias fotos mías y luego me la devuelve.
—Mira y aprende. —Sonríe mientras agarra su tabla.
***
mientras sus labios descienden a los míos. Son cálidos y el beso es suave y
lento. Cierro los ojos y me encuentro apoyándome en él, tratando de
profundizarlo. Lautner termina el beso dejándome con ganas de más. Mis
rodillas están débiles así que me recuesto contra la puerta para
mantenerme erguida.
—Buenas noches, Sydney. —Se da vuelta y baja los escalones del
porche.
Corro la punta de mi lengua sobre mis labios.
—Buenas. —Suspiro.
49
Página
3
Es el tercer día en Palo Alto y he tenido un hermoso veterinario
coqueteando conmigo; un atractivo extraño saltando en mi piscina
desnudo; Surfeé, y juré que nunca volvería a hacerlo; y froté mis pechos
contra el pecho desnudo de ese extraño atractivo. Luego estaban esos
irises azules y... el beso.
—¡Sí, Swarley! Estoy despierta. Dios, ¿debes lamerme toda la
cabeza? —Son las 7:00 a.m., tanto que quería dormir—. No creas que no te
vi lamiéndote el culo anoche. Ahora mi cabeza está cubierta de los
gérmenes de tu culo. ¿Dónde están tus modales? —murmuro, poniéndome
mis pantalones cortos y mi camiseta. Él se deja caer con la cabeza
apoyada en las patas delanteras que están cruzadas. Me está haciendo
ojos de "cachorro".
—No te lo estoy comprando. Vámonos.
Le traigo a Swarley su desayuno y llaman a la puerta.
Acercándome a la puerta de entrada, veo al Dr. Abbott
balanceándose sobre una pierna mientras tira de su otra pierna para
estirar sus cuádriceps.
—Dr. Abbott... quiero decir, Dane.
Se limpia la transpiración de la frente con el brazo.
—Hola buenos días. Espero no estar despertándote.
El nerviosismo en su temblorosa voz es obvio. Como predije, su
confianza es mucho mayor cuando usa su bata de laboratorio blanca.
—Ojalá, pero desafortunadamente ese es el trabajo de Swarley.
¿Quieres entrar? —Gesticulo con mi brazo extendido.
50
Sol, piscina, sillón, buen libro y perro agotado: será un buen día.
Llevé a Swarley en una caminata extra larga esta mañana. Luego
jugamos frisbee en el patio. Ahora se desmayó en el sillón junto a mí. Misión
cumplida.
Busco mi teléfono y llamo a Avery.
—Hola, Sam. ¿Qué pasó con mi llamada telefónica ayer? ¿Estabas
demasiado ocupada haciéndote la desagradable con el chico de la
piscina?
—Avery, hasta donde sé, tú también tenías mi número. Estuve en
casa toda la tarde. ¿Por qué no me llamaste?
—Hmm, déjame pensar... ¿dónde estaba anoche?
—Déjame adivinar. ¿Borracha y desmayada en la cama de un
extraño?
Avery cantó en el coro de nuestra iglesia a lo largo de la escuela
secundaria. Ella y sus amigas llevaban anillos de pureza y se
comprometieron a salvar su virginidad hasta la noche de bodas. Ryan
Michelson, también en el coro de la iglesia, tomó la virginidad de Avery en
su segundo año después del baile de bienvenida. Avery oró por el perdón
y una revirginización espiritual. Desde entonces, ella ha tratado el anillo de
pureza como un anillo de luz de día de vampiro. Mientras ella use el anillo,
no se quemará en el infierno por sus indiscreciones sexuales.
—Ni siquiera justificaré una acusación tan hiriente con una respuesta.
No tiene que hacerlo. Ambas sabemos que ese es el código para
"WTF me pasó anoche".
—De todos modos, suficiente sobre mí. ¿Qué pasó con el chico de la
piscina?
—Bueno, tenías razón. Los chicos de la piscina no se ven así. Para
resumir, apareció aquí por error, dirección equivocada. Aparentemente,
pensó que había tomado un giro equivocado por las razones correctas, así
que siguió el juego con mi suposición de que él era el tipo de la piscina.
—¿Eso dijo? Oh, Dios mío, qué romántico. —La voz cursi de Avery es
estridente.
—Ahora, es exactamente por eso que terminas en las peores
relaciones, Ave. Crees que es romántico si un chico te chupa tequila del
ombligo.
—Sí, bueno, podría no pensar eso si un chico alguna vez me dijera
52
algo así. Así que supongo que le dijiste de su engaño y le pateaste el culo.
Página
Pienso por un momento. ¿Completo todos los espacios en blanco?
La delgada inmersión. La amenaza de castración. Las flores y los pasteles.
Opto por los titulares azucarados.
—Le hice saber que estaba... un poco molesta. Luego me trajo flores
y desayuno ayer como disculpa. Terminamos en la playa surfeando toda la
tarde.
—¡Alto ahí! ¿Has surfeado de nuevo?
—Sí, volví a surfear. Fue... bueno. —Titulares azucarados.
—¿Vas a verlo de nuevo?
—De hecho, esta noche tendremos pizza y cerveza.
—¿Sabe sobre tu incapacidad para comprometerte? —pregunta en
un tono burlón.
—Maceta. Tetera. Negro. Ni siquiera vayas conmigo, señorita No-sé-
donde-desperté-esta-mañana. Sí, él sabe que me voy en un mes y no estoy
buscando una relación. De hecho, tampoco lo hace. Se está preparando
para comenzar su residencia en pediatría.
—¡De. Ninguna. Maldita. Manera!
—Así es... así que no te preocupes por un tipo que se alejará de mi
vida tan rápido como entró.
—Si tú lo dices. Supongo que eso significa que no te molestará que
pruebe a tu compañero de piscina cuando vaya de visita.
¿Me importa si trata de acostarse con Lautner cuando venga de
visita la próxima semana? ¡Sobre mi cadáver, pequeña hermana
cachonda!
—Lo que sea. No es como si fuera mi novio —digo en una voz casual
mientras giro mi cabello alrededor de mi dedo.
—¡Estupendo! No puedo esperar. Te veo la próxima semana.
—Adiós, Ave.
***
Avery tiene razón, aunque nunca diré esas palabras en voz alta. Mi
enfoque severo en nada más que el logro de mis objetivos suele ser un
desvío para la mayoría de los hombres. Estarían bien con una aventura de
53
una noche, pero esa es Avery, no yo. Así que termino siendo la "burla"
inalcanzable. Y por "burlarse" me refiero a los hombres que piensan que si
Página
Podría ser solo yo, pero la tensión es espesa. He estado colgando desde
que Lautner me besó anoche, y quiero que se apresure y lo haga de
nuevo para que pueda relajarme y no pasar la noche preguntándome
cuándo o si volverá a suceder.
¡Dios, es mejor que suceda de nuevo!
Mientras pongo una rebanada de pizza en cada uno de nuestros
platos, abre dos botellas de cerveza. Su pierna desnuda pasa junto a la
mía debajo de la mesa mientras él desliza su silla hacia adentro. Doy una
rápida mirada hacia abajo para asegurarme de que mi vestido oculta mis
endurecidos pezones. Soy un desastre. ¿No podemos simplemente
meternos en una entrada rápida primero, donde él llega a la segunda
base y mi cuerpo obtiene un alivio de estar tan alerta?
—¿Qué hicieron Swarley y tu hoy?
Tomo un trago de mi cerveza, esperando que me calme los nervios.
—No mucho. Después de que agoté su trasero con un largo paseo y
Frisbee, nos quedamos holgazaneando junto a la piscina la mayor parte
del día.
—Trabajo duro —responde con una sonrisa.
—Lo sé, ¿verdad? Algún día, cuando vuelva a estar hasta las orejas
de trabajo escolar, recordaré mis días sin preocupaciones siendo
cuidadora de hogares.
—Eres muy determinada. ¿Es eso un rasgo heredado? —Toma un
bocado de pizza, manteniendo sus ojos fijos en los míos.
—Mi madre iba a la universidad a ser arquitecta cuando conoció a
mi padre. Se casaron seis meses después y supuestamente fui un bebé de
luna de miel. Luego, cuando nací, se dio por vencida en la escuela...
Abandonó su sueño. Mi papá le dijo que debía terminar su educación
cuando yo llegara a la edad del preescolar. Pero eso se retrasó debido a
mi hermana. Una cosa llevó a la otra y el dinero era escaso solo con los
ingresos de mi padre, por lo que mi madre siguió posponiendo su
escolarización. Luego, le diagnosticaron cáncer y... —Las palabras son
demasiado crudas. No estoy lista para que Lautner me vea llorar.
—Te preocupa que te desvíes de tus sueños. —No es una pregunta.
Asiento y tomo otro trago de mi cerveza que tanto necesito.
—Lo entiendo. He derramado sudor y lágrimas por mi educación…
mi futuro, y tampoco quiero distraerme. —Sostiene su botella de cerveza
en alto—. Por no distraerse.
55
2Flag Football o Futbol bandera: modalidad de fútbol americano, que se juega sin
placajes. En vez de tirar al suelo al jugador contrario para detener una jugada (down) el
como un marimacho. Te mereces un reconocimiento por encontrar un
deporte en el que doy asco. —Ruedo los ojos y le doy otro trago a mi
cerveza.
Las carcajadas vibran de su pecho y sus irises azules brillan con
deleite.
—Mi culpa, tendremos que rectificar esa situación desafortunada
con una actividad elegida por ti la próxima vez.
¿Próxima vez? Me gusta eso.
Deja su cerveza y luego me sorprende tomando la mía y
depositándola detrás de nosotros, junto a la suya. Se acerca, descansando
un brazo detrás de mí sobre el borde del jacuzzi. Mi corazón palpita contra
mi pecho. No se apresura. Cada movimiento que hace es paciente,
calculado y agonizantemente lento. Sus ojos se centran en mis labios y
trago con anticipación mientras se inclina hacia mí.
—Sydney, no pareces un marimacho en lo más mínimo. —Su voz es
un susurro profundo.
Miro su mano izquierda moverse para acunar mi mandíbula. Nuestros
rostros están tan cerca. Su pulgar acaricia mi labio inferior. Mi boca se
relaja y dejo que la punta de mi lengua pruebe su pulgar. ¡Me estoy
muriendo! Está tan cerca y, sin embargo, las pocas pulgadas que separan
nuestros labios se sienten como un océano. ¿Me está esperando? ¿Está
teniendo dudas? ¿Está…?
¡Gracias, Dios! Su boca está sobre la mía. Es lento como la noche
anterior, pero con un trasfondo de intensidad. Mi lengua acaricia su labio
superior y espero que responda, que profundice nuestro beso, pero
retrocede. Nunca me sentí como la agresora. Por lo general, soy quien
pone los frenos, pero Lautner me está provocando, seduciendo. Me está
dando solo lo suficiente para volverme loca. Para este entonces, Avery se
habría quitado la parte superior y estaría sentada a horcajadas sobre él.
Su lengua no pediría permiso. Arremetería y demandaría atención.
—Sydney, eres tan malditamente sexy.
¡Demuéstramelo!
—No estás tan mal, tampoco. —Mi voz apenas es audible.
Retrocede un poco.
58
Página
equipo defensor debe retirar uno de los dos banderines (flags) (ya que simula a una
tacleada) o pañuelos que cuelgan a los lados de la cintura, estos pueden ir ya sea con un
cinturón o dentro del pantalón corto.
—Se está poniendo caliente aquí. —Para mi decepción, sale y le da
un largo sorbo a su cerveza.
Colocando los brazos detrás de mí, me levanto para sentarme en el
borde, dejando mis pies en el agua. Lautner baja las escaleras de la
plataforma y da dos largas zancadas antes de zambullirse en la piscina.
Estoy confundida. No era la primera vez que me liaba en un jacuzzi, pero
fue la más corta de todas. Ni siquiera estoy segura si califica como liar.
Ahora él se alejó y saltó a la piscina. No sé qué pensar o cuál debería ser
mi siguiente movimiento. ¿Me meto en la piscina? ¿Espero aquí?
Las sillas de playa en el lado este siguen recibiendo sol dado que
todavía no se ha ocultado detrás de los árboles. Salgo, agarro mi cerveza y
me recuesto en una de las reposeras con el cálido sol acariciando mi
rostro. Lautner está nadando de acá para allá. El nado de espaldas le
queda bien, ya que muestra sus tensos abdominales. Swarley, tal y como
predije, me encuentra y reclama la reposera a mi lado.
—¿Vas a meterte? —Me llama Lautner. Sus brazos están doblados
sobre el borde de la piscina, con su barbilla apoyada en ellos.
—¿Estás pensando en una carrera? —pregunto, entrecerrando lo
ojos mientras intento ocultar mis ojos del sol con una mano.
—Solo pensaba en un chapuzón, pero si te sientes un poco
competitiva… podríamos hacer una carrera. Ni siquiera usaré las piernas,
solo los brazos.
Me levanto en un santiamén y pisoteo hasta el borde de la piscina,
con los brazos cruzados en defensa.
—Tendrás que saber que fui campeona estatal tres años seguidos.
No solo necesitarás las piernas, también necesitarás una intervención
divina para vencerme.
—Veremos. —Me agarra la pierna y me lanza a la piscina.
Salgo a la superficie y arrugo el rostro en un gesto malvado.
—Eso te costará caro, amigo. —Nado hasta el borde donde está
esperando con una sonrisa engreída.
—¿Qué estilo?
Sus ojos se amplían.
—Estilo pecho, por supuesto, pero dejaremos eso para más tarde.
Ajusto la parte superior de mi bikini.
59
—Lo que sea, eres pura charla y poca acción. Estilo crol, ida y vuelta
Página
***
Lo alejo de un empujón.
—¡Pura mierda! No estaba cansada.
—Está bien, puede ser que te haya engañado un poquito. —Se
rasca la barbilla y se aprieta la nariz.
Cruzo los brazos sobre mi pecho, me dirijo ofuscada hacia el modular
y me desplomo en él. Enciendo la TV y Tom Cruise está escalando el lateral
de un edificio alto en Misión Imposible.
Lautner se arrodilla frente a mí. Mantengo los ojos centrados en Tom.
—Lo siento. ¿Quieres que recoja la mierda y me vaya a casa?
—Sí —suelto con los ojos entrecerrados y los labios haciendo
puchero.
Él desliza las manos por mis piernas desnudas y se inclina para que su
rostro quede en la curva de mi cuello. Me tenso por la respiración caliente
sobre mi piel y sus manos aprietan mis piernas gentilmente. Sus pulgares
trazan círculos en el interior de mis muslos y su lengua caliente y húmeda
recorre mi piel desde mi hombro hasta mi oído.
—¿Estás segura de que quieres que me vaya?
—Quizás —susurro. Sí, mi cuerpo dice otra cosa mientras inclino mi
cabeza para darle más espacio. Mis uñas se clavan en el sofá mientras
lucho por resistirme a su toque.
Con su mano derecha, desliza las tiras de mi vestido de verano por
mi hombro, siguiendo su camino con besos con la boca abierta. Mi pulso
late en mi cuello, mis pechos y entre mis piernas. Cada respiración que
tomo se vuelve cada vez más superficial y desigual. Un estremecimiento
incontrolable vibra a través de mis nervios. Arrastra sus labios hasta mi
pecho. El calor de su respiración revolotea por mi piel, volviéndome loca
por la necesidad. Arqueo la espalda hasta que sus labios me tocan. Su
mano izquierda aprieta mi pierna y su pulgar acaricia el interior de mi muslo
a menos de una pulgada de donde estoy muriendo porque me toque.
Traza su lengua por mi pecho, donde la parte superior de mi bikini se
encuentra con la carne.
—Lautner. —Estoy sin aliento y perdiendo el control. Tomando la
mano que sigue sosteniendo la tira de mi vestido, la muevo a mi pecho. Él
retrocede y encuentra mi mirada acalorada.
—Tócame —susurro.
Sus ojos siguen fijos en los míos mientras su pulgar se desliza bajo mi
63
bikini. Pasa la yema por mi pezón erecto. Espero que ponga la boca
donde se encuentra su mano, pero no lo hace. Me está observando, mi
Página
Abre la puerta.
Página
66
Página
4
El Dr. Abbott me recoge precisamente a las 11:00 a.m. Ahí es cuando
toca a la puerta de todos modos. Sin embargo, vi su camioneta Lexus
plateada metálico estacionada afuera a las 10:45 cuando miré por la
ventana del piso superior mientras me cepillaba los dientes.
—Buenos días, Sydney.
—Dr. Abbott.
—Por favor, vamos a tomar desayuno. Llámame Dane.
Dirige el camino por las escaleras del porche. Dane es un chico
guapo. Sus vaqueros desteñidos cuelgan muy bien de su alto y
encuadrado cuerpo, no como algunos tipos a los que les falta por
completo un culo. La camisa de manga corta color azul marino que lleva
de forma casual oculta la definición de la parte superior de su torso, pero
sé que tiene algo porque lo he visto con su atuendo de correr. Me abre la
puerta, y me recuerda que tiene una sonrisa escolar tan adorable y tímida,
y dientes blancos y rectos.
—Gracias. —Me deslizo en el cómodo asiento de cuero y abrocho mi
cinturón de seguridad mientras entra—. ¿Tu auto es nuevo?
—No, tiene cinco años. —Enciende el motor.
Su vehículo huele a nuevo y todo, desde los asientos de cuero y
alfombrillas hasta el tablero y detalles en cromo, luce inmaculado. Me
parece que puedo estar tratando con el Dr. TOC. Ahora estoy
nerviosamente consciente de mí misma. ¿Revisé las sandalias antes de
entrar? Mi falda floral no llega a mis rodillas. ¿La loción de mis piernas se
está frotando en sus asientos?
—Espero que no tengas Celiaquía —anuncia Dane sin más
67
explicaciones.
Página
Echo otra mirada hacia atrás y veo a Lautner de pie junto a una pareja
mayor. Retrocedo unos pasos con Dane a cuestas.
Página
—Hola, eh... ¿qué estás haciendo aquí? —pregunto con una sonrisa
nerviosa.
La mirada de Lautner está fija en mi mano entrelazada en la de
Dane.
—¿Lautner?
Sus ojos se encuentran con los míos.
—Estoy tomando un desayuno tardío con mis padres. —Hizo un gesto
hacia la pareja que estaba a su lado—. Mamá, papá, esta es Sydney
Montgomery. Nos encontramos inesperadamente el otro día. Está
haciendo de cuidadora en Palo Alto este mes. Sydney, estos son mis
padres, James y Rebecca.
Una cálida sonrisa de invitación me recorre el rostro. No estoy segura
de por qué estoy tan contenta de conocer a los padres de Lautner, pero lo
estoy.
—Encantada de conocerlos. Este es el Dr. Abbott, mi... amigo. Él es el
veterinario de Swarley. Swarley es el perro que también estoy cuidando. —
¡Esto no es incómodo en absoluto!
Dane suelta mi mano y estrecha las suyas.
Lautner le da a Dane un saludo de una palabra mientras le da la
mano.
—Lautner.
Dane sonríe, pero sus ojos están tensos. Luce confundido.
James y Rebecca sonríen y nos ofrecen un cordial saludo a los dos.
Estoy hipnotizada por sus padres. Lautner comparte el físico de su padre,
pero su padre es casi calvo y tiene poco cabello color gris. Los ojos de su
padre son marrones, por lo que es posible que su cabello también fuera
oscuro originalmente. Rebecca es muy pequeña. Su cabello rubio dorado
cortado al estilo hada coincide con el color de Lautner y sus ojos son
azules, pero no tan brillantes e hipnóticos como los de él.
—Bueno, será mejor que nos metamos antes de que regalen nuestra
mesa. —Dane me toma de la mano y le da un suave tirón.
—Encantada de conocerlos. Disfruten su desayuno. —Levanto mi
mano en un gesto amistoso.
—Ustedes también —responden James y Rebecca al unísono.
69
—Sydney, abre los ojos. —Se está riendo… otra vez… de mí.
Página
la universidad.
Lautner recoge la hierba entre nosotros.
—Alguien ha estado haciendo su tarea o investigando.
—No esta vez. Pero el Dr. Abbott seguramente sabe tus estadísticas.
—Sí, bueno, estoy seguro de que también te dio el discurso sobre la
“decepción” que fui para los fanáticos del fútbol cuando elegí la escuela
de medicina sobre la NFL.
—¿Por qué lo hiciste?
—Pensé que lo dejaría mientras pudiera, y para mi último año mi
corazón simplemente no estaba en eso. Estaba atrasado en la Escuela… —
me mira—… porque pre medicina establece muchas clases difíciles, no
porque haya suspendido nada. —Empuja mi costado.
Lo empujo de regreso, recordando mi comentario sobre su edad.
—El dinero y la fama no valen el riesgo de una artritis temprana en
mis articulaciones o un posible daño cerebral. No me malinterpretes, me
encanta el juego, pero eso es todo para mí… solo un juego.
Mis ojos escanean sus piernas desnudas y noto una cicatriz desteñida
a lo largo de su rodilla derecha. Me acerco y lo sigo con mi dedo. Se tensa,
sus ojos siguen mi dedo.
—¿Y esto?
—Ligamento cruzado anterior rasgado. —No da más detalles.
—¿Es por eso que dejaste de jugar?
Sus ojos permanecen en mi dedo aun trazando su cicatriz.
—Está en la lista.
Me inclino y presiono mis labios en él. Toma una respiración rápida.
Sentado, me encuentro con ojos firmes y una ceja tensa. Le tomo la mano
y paso su dedo por mi cuero cabelludo justo por encima de mi frente.
Suelto su mano, y continúa sintiendo el área de piel levantada debajo de
la yema de su dedo.
—¿Lesiones en el fútbol? —pregunta.
Niego con la cabeza y sonrío.
—Primera vez surfeando.
El brillo vuelve a sus ojos mientras sonríe y se inclina para besarme la
cabeza.
79
—Brayden está listo, así que nos vamos —dice Caden mientras se
Página
pechos la dulce tortura que he estado muriendo por sentir. Mi núcleo está
Página
pronto? En el ámbito de lo que solo puede ser una relación de treinta días,
el cuarto día es como dos meses si tuviéramos un año. La mayoría de las
Página
estoy lista para pensar en una relación. No me rendiré ante mis sueños. Una
parte de mí siente que seguir mi carrera con enfoque firme es un tributo a
mi madre que perdió su oportunidad. Tengo que creer que ella estaría
orgullosa de mí e igualmente decepcionada si renunciara a mi futuro por
un hombre.
Swarley está encima de mí, lo que debería ser difícil de hacer en una
cama tamaño king. El reloj marca las 7:45 a.m. Estamos ganando en eso.
Para la próxima semana, podría estar durmiendo hasta las 9:00 a.m.,
Elizabeth y Trevor podrían no apreciar el nuevo horario de Swarley, o sus
nuevos arreglos para dormir, pero me ocuparé de eso más tarde.
—Vamos a alimentarte, gran bestia.
Mientras Swarley come, salgo a la gigantesca terraza. Está nublado
nuevamente hoy. Espero que podamos caminar antes de que llueva, de lo
contrario voy a estar atrapada en la casa todo el día con un perro que
tiene más energía de la que yo puedo manejar.
Nos las arreglamos para volver de nuestra caminata justo cuando
algunas gotas comienzan a caer. Estamos caminando por el camino y veo
algo junto a la puerta de entrada. Todavía no puedo descifrar qué es, pero
sonrío con entusiasmo vertiginoso porque ya lo sé. Un ramo de flores, una
bolsa de panadería y una taza de bebida caliente.
Hoy la nota dice:
PERDONAME
Luego, hay una hoja de papel titulada Entretenimiento para Dias
Lluviosos con una larga lista de enlaces a sitios web. Traigo mi
computadora portátil a la cocina y escribo los enlaces mientras me como
mi galleta de cereza y almendra y bebo mi té chay con leche... y por
supuesto, tengo pensamientos sucios.
—¡Oh, Dios! —digo en voz alta, sacudiendo la cabeza. Los enlaces
son a videos de cómo hacer surf en YouTube. Debe haber cincuenta
enlaces enumerados. Lautner me hace sonreír incluso sin su presencia. La
idea es igualmente entrañable y aterradora.
Al final del día, los he visto todos. Llovió la mayor parte del día, pero
mañana se supone que sea soleado y cálido. Espero conocer al verdadero
hombre de la piscina. Estaba programado que viniera hoy, pero la lluvia
cambió esos planes. La descripción que hace Elizabeth de él me lleva a
creer que no habrá fotos embobadoras o furtivas para enviar a Avery. De
la misma manera, tengo las manos bastante llenas como están.
***
89
Página
8:07 a.m. —¡Sí! Buen chico, Swarley. —Froto su barriga—. Ve, duerme
en las rocas. —Me siento con energía esta mañana. Mi hermana vendrá
mañana, y se pronostica un clima increíble para el día.
Swarley come, luego un poco después de las 9:00 salimos a correr. Sí,
correr. Necesito una salida para mi recién encontrada energía, y Swarley
tiene un suministro ilimitado, por lo que hacemos que la mañana cuente.
Tal como se predijo, pero sin embargo un gesto fenomenalmente dulce,
hay flores en la puerta de entrada con una bolsa de panadería, una taza
de bebida caliente, y... oh... mi... Dios... condones.
La nota en la bolsa dice:
YO
LO SIENTO, POR FAVOR PERDÓNAME
Hay otra nota pegada a la caja de condones.
No estoy siendo presuntuoso o insistente, solo preparado.
Los condones en el mostrador hacen que sea más duro, sin doble
sentido, mantener mi cabeza fuera de la alcantarilla mientras tomo mi té
chai con leche y me como mi galleta de cereza y almendra. Decido retirar
el cartel de Furiosa Perra Roja antes de que aparezca Aaron, el chico de la
piscina. Después de cuatro días de entregas especiales de Lautner, la
perra se ha ido, la ira se disolvió, y lo único rojo que queda es el rubor que
se apodera de mi piel cuando tomo mi té chai con leche y pienso en
mamadas de agradecimiento.
Aaron llega justo a tiempo. También es un hombre grande con un
caso severo de mostrar la grieta de su trasero. Me preparo un sándwich en
la cocina mientras él consigue los suministros de la casa de la piscina.
Oh, no, por favor no. ¡No no no! ¡Guácala!
Aaron no recibió el memo. Toma un tiempo conseguir los resultados
de la cirugía de bypass gástrica. No creo que este sea su verano para ir sin
camisa. Él piensa que lo es. Miro mi sándwich con disgusto. Mi apetito se ha
ido, tal vez por el resto del día.
90
sujetador, dejándolo caer para unirse al vestido de tirantes a mis pies. Mis
pezones firmes bajo el velo de mi cabello oscuro cubriendo mis senos.
Página
Lautner se arrodilla ante mí, deslizando sus manos por ambos lados
de mi torso. De inclina, tocando sus labios contra mi estómago. Mi
respiración se detiene cuando su lengua se hunde en mi ombligo. Sus
dedos se curvan bajo la cintura de mi tanga, mis rodillas se sienten débiles
mientras tira del material de encaje por mis piernas. Tomo un trago
profundo cuando los irises azules miran hacia mí. Son tiernos y pacientes.
Todo mi cuerpo está vibrando. Me pregunto si nota los suaves escalofríos
de excitación nerviosa que fluyen a través de mí en pequeñas ondas. Se
pone de pie. Me mantiene como rehén en su agarre invisible. Sus
abdominales esculpidos se fusionan hasta un punto en el que cuelgan los
pantalones cortos.
El desabroche de un botón. El descenso progresivo de una
cremallera.
Mientras sus pantalones cortos y calzoncillos se deslizan por sus firmes
piernas, aguanto la respiración. Lo he visto antes, pero con la anticipación
de su cuerpo desnudo contra el mío, es como verlo por primera vez.
Él es... impresionante. Piel tensa y bronceada que cubre cada
centímetro de su fuerte forma muscular. Pechos y abdominales definidos.
Musculosos brazos colgando de sus anchos hombros. La línea baja a lo
largo de su cintura, donde la carne bronceada se desvanece a un tono
más pálido, me despierta, un recordatorio erótico de que estoy viendo una
parte de Lautner que no es vista por los demás.
No se trata de pertenecer a alguien. No pertenezco a nadie. Me
estoy rindiendo a una necesidad física que supera toda razón. El éxtasis
entusiasta de sensación que proviene de ser tomado, controlado por otro
por placer. Quiero que Lautner me lleve, controle, ahogue mis sentidos en
un mar de euforia física.
Perdida en un lento parpadeo. La distancia entre nosotros se
desvanece. Sus manos se enredan en mi cabello. Nuestras lenguas se
reclaman mutuamente. Envuelvo mis brazos alrededor de su espalda y
deslizo mis manos hacia sus glúteos, curvando mis dedos en músculos
firmes que se flexionan mientras su pelvis se inclina hacia delante. Su
erección presiona mi estómago, y mis sensibles pezones se rozan contra los
suaves pelos de su pecho. Mi cabeza cae hacia atrás y cierro los ojos
mientras sus labios y su lengua acarician la delgada carne de mi cuello.
—Dios... —gimo en placer sin aliento—, Lautner...
—Sydney... —susurra debajo de mi oreja.
95
hace una pausa. Se cierne sobre mis labios, y lo siento traer su erección
envainada a mi entrada. Inhalo rápidamente y lo sostengo con
Página
—Oh... y, ¿Lautner?
Se detiene y mira hacia arriba.
—El mejor sexo que haya tenido nunca. —Sonrío y cierro la ventana.
Todavía está negando con la cabeza, pero no es suficiente para
detener una sonrisa creciendo en su rostro.
***
—¡Avery! —grito, bajando las escaleras. Está encorvada dejando
que Swarley la lama como una piruleta. ¡Gérmenes de trasero! Vaya perro
guardián. Sin embargo, le debo un paseo extra o un regalo especial de la
panadería de perros por ser mi señuelo y darme tiempo extra para tener a
Lautner fuera de la casa.
—¡Sam! —Se pone de pie y nos abrazamos—. Salí extra temprano
esta mañana, y sabes que no soy una persona mañanera, pero quería
sorprenderte.
La libero y destello una sonrisa exagerada con los ojos bien abiertos.
—Misión cumplida.
Frunce los labios e inclina la cabeza. —¿Qué estabas haciendo?
—Umm... nada. ¿Por qué? —Se mete con mi cabello, cepillando
algunas hebras perdidas lejos de mi cara.
—Tú cabello esta desalineado y te ves sonrojada.
—He estado pasando el rato en la piscina durante la semana
pasada. Es solo un bronceado, y no me seque el cabello después de que
me duché esta mañana.
—Mmm, no es un bronceado, pero lo que sea. Si estabas viendo
porno en tu computadora es tu asunto no el mío. Tu secreto está a salvo
conmigo.
—Avery, yo no veo porno en…
—No hay necesidad de explicar. —Agita su mano en el aire mientras
entra en la cocina y mira por las puertas del patio. Silba—. Ahora, eso es un
patio trasero, piscina, jacuzzi, y la cocina al aire libre. Esto es oficialmente la
central de fiestas durante los próximos días.
Mientras está distraída, tomo la camisa de Lautner del suelo y la
meto en el cajón de la cocina justo cuando se da vuelta.
—¿Qué pasa con todas las flores?
99
***
Página
Avery está en la cocina rellenando sus vasos de margarita y Lautner
está sentado al lado de Swarley junto a la piscina.
—Hola, Sam, lindo bikini. Estamos drenando el resto de las margaritas.
¿Quieres hacer algo en la parrilla para el almuerzo?
Estoy jugando con mi cabello y masticando el interior de mi mejilla.
Tengo que contarle a Avery sobre mí y Lautner. Va a analizar el lío de la
situación, pero no porque se preocupa por mi vida sexual. Quiere
demostrar que mi intento de controlar mi futuro es absurdo.
Después de que nuestra madre muriera, me convertí en el futuro y
logro mis metas antes de que ocurra algo imprevisto... como el cáncer.
Avery se centró en vivir el momento. Es una locura cómo algo tan trágico
afecta a las personas de manera diferente.
—¿Tierra a Sam? ¿Almuerzo?
—Sí, algo en la parrilla suena bien.
—Genial. ¿Abres la puerta por mí? —pregunta, sosteniendo los vasos
de margarita.
—Ave... umm... sobre mí y Lautner...
Frunce sus cejas.
—¿Sí?
Las palabras están mezcladas en mi cabeza.
—¿Qué, Sam?
Tomo un aliento gigantesco. Aquí va nada.
—Tuve el mejor sexo de mi vida esta mañana; es por eso que mi
rostro estaba enrojecido y mi cabello era un lío y había dos tazas en el
mostrador y una era café, que tienes razón, no bebo, y no lo derramé en el
auto. Era sólo un encubrimiento, y no compré las flores. Han sido
entregadas diariamente en la puerta principal durante los últimos cinco
días mientras estaba teniendo mi período y me negué a ver a los hombres.
—Mi estómago está contraído, los pulmones desinflados, y estoy jadeando
por aire, pero al menos conseguí sacarlo todo a velocidad de subastador.
Los ojos completamente abiertos de Avery se complementan
apropiadamente con su mandíbula en el suelo.
—Vaya... Quiero decir... ¡vaya! No sé qué decir, aparte de, ¿quién es
el tipo?
105
—Oh, es Lautner.
—Lautner, ¿Lautner? —aclara.
—Por supuesto Lautner, Lautner. ¿Cuántos Lautner crees que
conozco? —Me mantengo firme con los brazos cruzados.
—Sam, no tienes que hacer esto. No es una competencia. —Sus ojos
están rodando mientras sacude la cabeza como si fuera la cosa más
absurda que ha oído.
—¿Qué? —exijo.
—Estás celosa de que estoy aquí ahora, y soy la que está recibiendo
toda la atención. Así que, naturalmente, quieres que retroceda para que
Lautner te preste más atención.
—¿Qué? ¿Estás demente? No lo estoy inventando.
—Entonces pruébalo. —Me mira fijamente.
—Bien, vamos a preguntarle si estoy mintiendo. —Me acerco hacia la
puerta, pero agarra el mango para detenerme.
—De ninguna manera. Ustedes dos probablemente tienen algún
acuerdo o hicieron un trato. Es un buen tipo. Estoy segura de que lo haría
por ti. Entonces, ¿cómo sabré si está diciendo la verdad?
Ahora me toca a mí voltear los ojos.
—Entonces, ¿cómo esperas que te lo demuestre?
Su rostro se arruga mientras mira hacia el techo.
—¡Lo tengo! Quítate la parte de arriba y luego ve y dale un beso
largo y sensual deboca abierta. —Sonríe con travesura.
—¡De ninguna manera! Eso es ridículo y completamente estúpido.
—Lo que digas, pero no te pongas celosa cuando esté encima de mí
más tarde. —Abre la puerta y acerca las bebidas de nuevo.
—¿Por qué tengo que quitarme la parte de arriba del traje de baño?
—Un beso no es más que un guiño íntimo, pero un pecho desnudo
dice “¿me recuerdas?”
—Lo más estúpido que he oído nunca, pero ¡bien! —Desato mi parte
superior y la lanzo al mostrador.
Avery me mira fijamente, sin expresión, como si no estuviera segura
de si estoy mintiendo o no.
106
No lo hago.
Marcho por la puerta y cuando llego a las escaleras Lautner mira
Página
sin ningún lugar a dónde ir. Me muerdo los labios en un medio intento por
ocultar mi sonrisa. Mi actuación afuera era por Avery, pero siento que
Página
***
En el momento en que Lautner se va, Avery me interroga respecto a
todo, desde el tamaño de su pene hasta como imagino que se verían
nuestros hijos. Ella está tratando de romper mi determinación y
convencerme de que estar empeñada en mi futuro me va a llevar a
lamentarlo. Siento todo lo contrario, pero es un punto que ha sido repetido
demasiadas veces, y ya no estoy de humor para tener la misma discusión.
Decidimos tener nuestra fiesta en la piscina oficial mañana. A
regañadientes, después de mi increíble mañana con Lautner, sigo
haciendo la llamada que prometí hacer. Dane está encantado de venir
mañana. Eso hace solo uno de nosotros... bien, dos, contando a Swarley.
—Así que déjame ver si lo entiendo. Tienes a Lautner, que está
sumamente caliente, y, en tus propias palabras, un “guapo veterinario”
¿ambos suspirando por ti? —Avery corta las verduras mientras corto en
cubos el salmón y los sazono para las brochetas.
—No sé si diría que están suspirando por mí. —Me río.
—Supongo que seré el juez de eso mañana. Hablando de... ¿vendrá
alguien más?
—Hmm, puede ser. Creo que viene el amigo de Lautner, Caden.
—Oh, ¿es sexy? —Todo su cuerpo se anima.
—Él es lo suficientemente sexy. Cabello corto y oscuro, tal vez metro
ochenta, ojos oscuros, y un buen cuerpo... Lo has hecho peor. —No puedo
ocultar la sonrisa en mi rostro.
—¿Qué hace él? —pregunta, ignorando por completo mi último
comentario.
—No sé. ¿Importa?
Avery se encoge de hombros.
—Realmente no. Solo si es feo. Si es así, tiene que ser rico y exitoso
para hacerlo más atractivo.
—Por Dios, eres otra cosa. ¿Alguna vez se te ocurrió que no tienes
que dormir con él? Quizás podrías estar aquí simplemente para visitarme y
hacer amigos... amigos platónicos.
—Está bien, podría intentarlo. Pero tienes que aceptar no follar con
Lautner mientras estoy aquí.
109
la idea de no tener sexo con Lautner durante unos días? Después de esta
mañana, ¡sí!
—Ves, tú no quieres ir sin sexo, entonces ¿por qué yo debería
hacerlo?
Frustrada, trincho el pincho de bambú fallando la palma de mi mano
por milímetros.
—No se trata de ir sin sexo como si fuera una adicta. Se trata de mí y
de Lautner, pero para ti se trata de ti y del sexo... con cualquiera.
—Golpe bajo, Sam —responde mientras oigo que se abre la puerta
principal.
Levanto mis cejas hacia ella.
—Tal vez, pero es cierto. ¿Estoy en lo correcto? —susurro mientras
Lautner se acerca a la cocina.
Avery pone los ojos en blanco.
—Lo que sea.
—Señoritas —repica Lautner mientras entra a la cocina.
Su sola presencia aumenta la temperatura de mi cuerpo unos
grados.
—Oye, ¿quieres encender la parrilla? Estamos a punto de terminar
con las brochetas.
Lo miro y tiene puestos sus pantalones cortos y una camiseta gris que,
una vez más, parece demasiado pequeña para sus brazos. Al diablo con
las brochetas, tomaré una segunda ración de Lautner y quedaré
completamente satisfecha.
Me guiña.
—Lo tienes.
Durante el almuerzo caemos en una conversación casual,
principalmente sobre Avery y lo mucho que ama a L.A. Lautner nos
pregunta sobre nuestro padre y sobre el estereotipo de la “hija del
predicador”. El resto de la tarde se pasa en o alrededor de la piscina.
Lautner y yo no podemos quitarnos las manos de encima, pero tratamos
de ser discretos para que Avery no se sienta incómoda. Para mi sorpresa y
decepción, Lautner me informa que tiene planes esta noche con algunos
amigos de la escuela. Nos extiende una invitación tanto para mí como
para Avery, pero cuando descubro que seríamos las únicas chicas,
declino... para gran decepción de Avery. Ella no está contenta, pero le
110
aseguro que tendremos una noche de chicas en su lugar y una vez más
está nuevamente a bordo.
Página
7
Son las dos de la mañana y me sobresalto de mi sueño. Avery y yo
estuvimos de bar en bar hasta después de medianoche. Ella se desmayó
en el taxi en el camino de regreso. Afortunadamente, el taxista me ayudó
a llevarla a la puerta. Estuve sola desde allí, así que actualmente está en el
sofá porque no había forma de que pudiera llevarla al dormitorio.
Me froto los ojos y vuelvo a escuchar el sonido que me despertó. Giro
a la derecha. Hay un golpeteo. Echo un vistazo detrás de la cortina.
Lautner está en mi ventana.
—¿Qué estás haciendo? —susurro, abriendo la ventana. Tengo la
cabeza pesada, todavía con un ligero zumbido por mi salida nocturna.
Entra y cierra la ventana. Me siento en el borde de la cama mientras
él se para frente a mí, pateando sus zapatos. Sus ojos codiciosos recorren
mi cuerpo. Agarro la sábana y la sostengo contra mi pecho con una
repentina conciencia de que mis pechos son tan fácilmente visibles a
través de mi delgado top.
—Tenía que verte. —Su voz es ronca y seductora.
Miro con los ojos muy abiertos mientras se quita la camiseta y los
pantalones cortos. ¡Buen señor! Sus calzoncillos son una carpa, no de esas
de una sola persona, sino más bien como una carpa para ocho personas
en la que puedes pararte en el medio. Y sus ojos... malditos ojos de
medusa... me están haciendo cosas malas. Aprieto mis piernas y me
retuerzo nerviosamente.
Cae de rodillas frente a mí y sonríe mientras tira de la sábana que
abrazo a mi pecho, un pecho que sube y baja en rápida sucesión por mi
pulso acelerado.
111
encontrar la mía que está tan cerca pero fuera de mi alcance. Su cabeza
cae sobre mi hombro y mis uñas se clavan en su trasero mientras sus
movimientos se hacen más lentos.
—Te tengo —murmura con los labios rozando mi piel, mordisqueando
y chupando. Una pequeña presión de sus dedos rodeando mi clítoris y me
voy.
—¡Sí, oh, sí! —Jadeo.
***
mes.
—Oh, eso planeo. —Me río.
Página
Me estiro sobre los dedos de los pies y acerco su cabeza a la mía. Empiezo
a tararear en su boca, y él acepta voluntariamente todo lo que ofrezco.
Página
Palo Alto en veinte días. Entonces, ¿por qué estoy experimentando una
punzada de celos por Lautner al hablar de "la chica adecuada"?
Página
—Ya veo, bueno, de todos modos, la razón por la que pregunté por
Caden es porque Avery se va a lanzar sobre su trasero esta tarde. Ella es...
¿cómo decirlo? Coqueta y le gusta pasar un buen rato, pero una relación
comprometida no es realmente su fuerte en este momento, así que...
—Entonces... quieres que le advierta a Caden que ella no es material
matrimonial.
—¡Dios no! Eso no es lo que quiero decir, bueno, no exactamente.
Estoy segura de que ella será material matrimonial algún día. Ella solo tiene
otro depósito o dos de avena loca para sembrar.
Lautner se ríe.
—Gracias por la advertencia, pero en caso de que lo hayas
olvidado, he tenido experiencia de primera mano con tu hermana.
Además, Caden no está buscando una esposa de reemplazo. Creo que
va a estar un poco tímido ante el compromiso por un tiempo.
Asiento.
—¿Es este el verdadero motivo del desayuno? —pregunta.
—Parcialmente. —Tiro mi labio entre mis dientes con nerviosa
aprensión—. Y también necesito decirte que yo... eh... invité a Dane a la
fiesta en la piscina. —Mi rostro se arruga esperando su respuesta.
Se frota la barbilla y frunce los labios.
—El veterinario, ¿eh? No estoy realmente en ese tipo de trío, prefiero
dos chicas y una...
—¡Cállate! —Le pateo la espinilla.
—¡Ay! ¿Qué? —Se ríe—. Según recuerdo, ustedes dos estaban
tomados de la mano y se veían muy cómodos en el desayuno tardío.
Termino mi bebida.
—Sabía que estabas celoso esa mañana.
Su cabeza se mueve hacia atrás.
—¿Celoso? Tienes que estar bromeando. No me pongo celoso.
Me levanto y cepillo unas cuantas hebras de mi cabeza.
—Entonces, cuando te presenté, fue solo un producto de mi
imaginación que echaste hacia atrás los hombros e hinchaste tu pecho
como un maldito gallo antes de que estrechases su mano.
121
prepararme.
***
Son casi veinte seis grados centígrados con un cielo sin nubes.
Lautner y Caden sirven la parrilla, Avery mezcla salsas y limpia verduras
mientras preparo margaritas mezcladas y en las rocas. Luego, está Claire.
Ella es la "amiga" de Lautner de la escuela de medicina a la que decidió
invitar para igualar los números. También mencionó que habría un hombre
soltero, Dane, a quien le gustaría conocer. Mi veterinario favorito, cobarde
y totalmente torpe, aún no ha llegado, pero no estoy esperando la trampa
de Lautner.
La pequeña rubia de cabello ondulado de Claire, que no se ha
ofrecido a ayudar, está sentada junto a la piscina, a la sombra, con un
sombrero de ala ancha tan amplio que cualquier persona que se
encuentre a un radio de tres metros estará resguardada del sol… Lo que mi
sexy chico de la piscina aún no ha notado es la aversión de Claire hacia
Swarley. No creo que sea Swarley, creo que son los perros en general. Para
mi sorpresa, él ha estado en su mejor comportamiento hoy. Pero cuando
Claire llegó, él olió su mano y supongo que su nariz debió haberla tocado
porque inmediatamente fue al fregadero e hizo un buen lavado quirúrgico
de tres minutos. Luego hubo un espantar y ahuyentar. ¡Fuera perro... shoo,
ya, gran perro callejero! Ahora, lo admito, no fui la fanática número uno de
Swarley cuando llegué, pero mi reacción fue provocada, la de ella es
instintiva.
—¡Sam, abre la puerta! —gritó Avery por encima del sonido de la
licuadora. Enciendo el interruptor y abro la puerta.
—Hola, Dane, me alegro de que pudieras venir.
Él es la imagen de lo cool y casual con su camiseta, pantalones
cortos, gafas de sol y un cartón de cerveza embotellada en cada mano.
—Pensé que podía contribuir. —Hizo un gesto hacia la cerveza.
—Genial, las pondré en la nevera. Pasa.
Mientras me sigue a la cocina, mi curiosidad tiene los ojos muy
abiertos y espero ansiosamente a ver cómo se desarrollará todo esto.
Cuando Caden llegó una hora antes, Avery estuvo sobre él como Swarley
en la entrepierna de Dane. Caden parecía igualmente interesado en
Avery. Sin embargo, la llegada de Dane podría alterar la química de la
tarde. Avery es cualquier cosa excepto predecible. Podía ver a Dane y
122
129
Página
8
—¡Ay! —Mi cabeza me está matando y también la estúpida luz que
se filtra desde esas malditas cortinas transparentes. Estoy tumbada boca
abajo. Alejando mi cabello de mi rostro, entrecierro los ojos al reloj. 6:05
a.m. Intento moverme pero mis piernas se sienten como plomo.
—Swarley. —Toso a través de mi boca de algodón, dándome cuenta
que está acostado en mis piernas. Salta de la cama y pasa por sus
estiramientos de yoga de la mañana. Por mucho que no quiera, tengo que
levantarme. Por extraño que parezca, me siento deshidratada y, sin
embargo, mi vejiga está lista para estallar. Hago una mueca mientras me
siento y balanceo mis piernas desde el borde de la cama. Qué
demo... Estoy desnuda. A pesar de mi rígido cuello, giro mi cabeza. Lautner
está durmiendo de espaldas con las manos apoyadas en su pecho
desnudo y una pierna en la parte exterior de las sábanas.
Debimos haber tenido sexo anoche, pero no puedo recordarlo. Dios,
eso no pudo haber sido bueno. O tal vez fue bueno. Es posible que sea
bastante tonta en mi estado de ebriedad. Se ve tranquilo, tal vez
incluso... satisfecho. Sonrío hasta que me pongo de pie con un gemido
reprimido. Mis dedos rodean mis sienes con una presión firme para aliviar el
latido en mi cabeza y evitar que explote.
Después de aliviarme y lavarme las manos, bajo la cabeza hasta el
grifo y sorbo un trago tras otro de agua fría. La sensación relajante se siente
como el cielo y con suerte también lo harán dos Advil antes que pase
demasiado tiempo. Mi boca todavía sabe a culo. ¡Asco! Agarrando mi
cepillo de dientes, rocío un mamut de crema dental sobre las cerdas
gastadas y me limpio la boca.
Swarley ha reclamado mi lugar en la cama.
130
¡Mierda!
—Sí, quiero decir, no, no es la Dra. Promiscua. No recuerdo haberla
llamado así, pero si lo hubiera hecho, lo siento. No quise decirlo. —Puede
que lo haya dicho en serio.
—No te preocupes, Syd. Creo que eres adorable cuando te pones
celosa.
—¡No estaba celosa! —grito con voz aguda.
—Uh... tu striptease se tituló “Donde las manos de Lautner nunca
volverán a estar si no las mantiene alejadas de la Dra. Promiscua”.
Mátame ahora y nunca me dejen pasar otra gota de alcohol por mis
labios.
—Entonces, ¿cómo estuvo el golf?
Lautner se ríe.
—Supongo que hemos terminado de hablar de anoche.
—No tiene sentido porque es tu palabra contra la mía, a menos que
Swarley se haga con todos los Bush Beans Duke.
—Dios, eres otra cosa. Entonces, ¿por qué llamaste?
—Oh... solo para...
—Solo estoy soltando mierda. Sé por qué llamaste.
¿Lo hace? Yo no estoy del todo segura de saber por qué llamé,
¿cómo puede saberlo?
—¿Lo haces?
—Te dejé en un desastre caliente esta mañana y necesitas que te
sirva. —Su voz gotea de confianza o muy probablemente de arrogancia.
—¿Qué? No, eso no es... um…
—Lo siento, nena. No me di cuenta cuán herida estarías ahora.
Maldita sea, ni siquiera puedes formar un pensamiento coherente.
Desnúdate, te veré en diez.
—Lau…
¡Me colgó!
***
138
era sexy, a menos que te exciten las rodillas magulladas, los codos
raspados y el cabello dañado con cloro.
Página
—¿Problema?
Gira con una sonrisa diabólica y un paquete de condones en la
mano que lanza sobre la almohada.
—Sí... problema. No he terminado contigo todavía. —Brazos fuertes
me tiran sobre su regazo.
Estamos cara a cara y mis ojos se ensanchan con excitación.
—¿No?
—Ni de cerca
***
oscuridad.
Página 144
9
Si alguna vez hubo una noche agridulce, fue anoche. Tomé un
montón de fotos de Lautner y algunas de los dos. Estábamos en la cama
desnudos, pero las fotos son para todo público y de buen gusto. La mitad
de ellas eran primeros planos de su rostro. Creo que logré fotografiar casi
todos los músculos de su cuerpo. Se venderían muy bien como fotos, lo
cual ya he hecho antes, pero no las venderé. Estas son solo para mis ojos.
Estoy en el cielo de irises azules hojeando en mi computadora
mientras Swarley se solea en el piso junto a la ventana donde el sol emite
sus rayos. Nuestro trote de cinco kilómetros era justo lo que ambos
necesitábamos. Mis músculos se sentían un poco doloridos esta mañana y
mis partes femeninas se sentían gloriosamente sobre utilizadas. Tendrán un
descanso muy necesario, me guste o no. La residencia de Lautner es
exigente y el tiempo... no está de nuestro lado.
—¡Oye, Sam! —Llama Avery desde la puerta principal.
—Aquí, Ave —grito desde la mesa de la cocina.
Baila como un grácil cisne, toda con ojos soñadores y sonrisas
vertiginosas.
—Sydney…
Levanto una ceja sospechosa. Avery no me llama Sydney. Algo está
pasando.
—Estoy enamorada.
¿Qué demonios?
—Será mejor que hables de un bolso o un par de zapatos y no…
145
sabes!
***
147
Página
El primer signo de que lo estoy perdiendo... Me levanto y me
encuentro acunando a Swarley. Elizabeth y Trevor no van a estar felices
porque humanice a su perro.
—Vamos, Swarley. Trote, luego el desayuno.
Cuando abro la puerta de entrada, al principio me siento eufórica y
una punzada de decepción me golpea igual de rápido. Hay un hermoso
ramo de flores, una taza de bebida caliente y una bolsa de pastelería...
pero no Lautner. Hay una nota con las flores.
Temprano en la mañana, es posible que tengas que recalentar el té.
No quería despertarte... tacha eso... QUERIA despertarte, pero nunca
hubiera llegado al hospital a tiempo. ¿Qué pasa si digo que te extraño más
de lo que debería? ~Lautner
—Au, Swarley —digo, sosteniendo mi mano protectoramente sobre
mi corazón—. ¿Qué hace una chica?
Corremos más duro y luego me complazco con mi galleta y té chai
con leche tibio que todavía sabe muy bien. Le envío un mensaje de texto
a mi chico de la piscina favorito.
¡Delicioso, gracias xx! ¿Qué pasa si digo que desearía que me
hubieras dado la oportunidad de hacerte llegar tarde al trabajo? ~ Sydney
—Lo haré.
Echa sus bolsas sobre su hombro.
—Despídete de Lautner por mí.
Asiento y sonrío.
Cuando cierra la puerta, dejo que algunas lágrimas caigan por mis
mejillas. No sé lo que está pasando, pero todos los días me siento un poco
más sola.
***
—¿Syd?
—¿Hmm?
Página
paso los dedos por su espeso cabello rubio, me recompensan los irises
azules.
Página
—Si tuviera que quedarme ciega mañana, la última cosa en el
mundo que quisiera ver son tus ojos —le susurré con una débil voz cruda.
Descansa su barbilla en mi estómago y sonríe—. ¿Quieres saber lo que ves
en mis ojos que es tan sorprendente?
—¿Qué? —susurro, pasando mi pulgar sobre su espesa frente.
—Tu reflejo.
No hay palabras. Lo toco con la rodilla, y voluntariamente rueda
sobre su espalda. Le doy un puñetazo y agarra mis caderas. Exponiendo
mis pechos, paso mi cabello largo sobre mis hombros. Humedece sus labios
y sonríe en reconocimiento.
—He estado tomando mis pastillas. —Lo acaricio desde la base de su
pene con firmeza—. Quiero sentirte dentro de mí… solo tú.
Espero vacilación en su mente analítica de médico, pero si hay
alguna, su cuerpo no ha recibido la señal. Levanta mis caderas y le aprieto
los firmes brazos para estabilizarme mientras me baja sobre él, deslizándose
en un solo aliento de un golpe a la vez. Mis pesados párpados se cierran
sobre mis ojos mientras mi cabeza cae hacia atrás con un suave gemido
vibrando en mi garganta. Estoy completamente llena de él, y se siente
exquisito tener su cálida carne frotándose contra la mía. Es mucho más
íntimo.
—Sydney… te sientes tan malditamente bien.
—Mmm —murmuro, aun absorbiendo la plenitud. Trago saliva y
fuerzo mis ojos a abrirse para encontrar su fuego en mí… y luego
comenzamos a movernos juntos. Es un ritmo lánguido, fácil de saborear. No
estoy pensando en un orgasmo. Estoy extasiada en este momento y no
quiero que termine nunca.
Me inclino hacia adelante.
—Bésame.
Sus manos se posan sobre mi espalda tomando mi cabello con ellas,
luego acerca mi cabeza a la suya. Estamos completamente conectados,
nuestras lenguas se sincronizan con el movimiento de nuestras caderas y
nuestros corazones siguen latiendo a la bella sinfonía de amor que estamos
creando.
El tiempo comienza a marcar nuevamente a medida que nuestros
movimientos se vuelven más urgentes y erráticos. La plenitud en mis senos y
abdomen inferior coinciden con la sensación de hinchazón entre mis
157
158
Página
10
4: 00 a.m
Acurrucada en el pecho de Lautner, creo que no me moví toda la
noche. Su confesión aún me obsesiona. El hombre más increíble que he
conocido me ama. Duele tan malditamente tanto. Todo lo que quiero
hacer es amarlo de nuevo. Que se joda el postgrado. Al diablo los sueños
estúpidos. Nada se compararía con lo que siento ahora. Así es como sé
que esto tan bueno pueda ser cierto. Estoy deslumbrada por el amor. Si no
encuentro perspectiva, terminaré chocando en el suelo con las ilusiones
evaporadas.
Me levanto de él y tomo mi laptop. Con la intención de distanciarme
de Lautner, hago clic en iPhoto para eliminar las fotos que me tome con él.
Los irises azules miran hacia mí mientras mi dedo pone el cursor en eliminar.
Girando mi cabeza, miro a Lautner. Largas pestañas descansan sobre sus
mejillas. Labios grandes ligeramente entreabiertos. Una mano descansa
sobre su pecho, subiendo y cayendo con suavidad, apenas respira. No
puedo hacerlo. Se siente como una despedida. No estoy lista para decir
adiós. Nunca estaré lista para decir adiós. Pero lo haré de todas formas,
solo que ahora no.
Hago clic en otro álbum en el que he estado trabajando durante el
mes pasado.
―¿Qué haces? ―La voz atontada de Lautner me asusta. Se incorpora
y se apoya en la cabecera junto a mí.
―Hey, no quise despertarte.
Inclinado hacia mí, frota la nariz en mi cuello.
159
―No lo hiciste. Tengo que irme pronto. Necesito una ducha y una
muda de ropa antes de regresar al hospital. —Inclino mi cabeza hacia un
lado descansando sobre la suya.
Página
cerebro, así que tengo que ignorarlo. Las emociones no son confiables, son
peligrosas y engañosas. El destino es para los tontos que creen en cuentos
de hadas. No me compré el sueño de princesas cuando era una niña
pequeña. Y estoy segura como el demonio que no voy a saltar dentro de
un carruaje dorado ahora únicamente para encontrarme sentada en una
calabaza rodeada de ratones cuando el baile termine.
***
―Adiós, Ave.
Página
Mis piernas lo aprietan con todo lo que tienen mientras mis manos se
extienden por sus mejillas deleitándose con la suavidad de su rostro recién
Página
es aún más difícil seguir adelante. Pero no mirar hacia atrás es el mayor
desafío. —Besa mi cabeza, otra vez. Los brazos más fuertes que he
conocido me abrazan, todo de mí. Me habla con tacto y me mantiene en
el espacio entre las palabras.
Si esto no es amor, entonces no existe.
Caminamos por la playa tomados de la mano y compartiendo los
momentos más felices de nuestra infancia. No es de extrañar, mucha de la
infancia de Lautner giró en torno a los deportes. Jugó casi todos los
deportes, pero también aprendió a tocar la guitarra. Justo cuando creía
que Lautner no podría ser más caliente, tuvo que agregar un tronco sexy
con una guitarra a mi ya ardiente visión de él que llevo dentro de mi
cabeza.
—Espero una actuación privada antes de irme.
Él desliza su brazo alrededor de mis hombros y me lleva a su lado.
—Tendré que revisar mi agenda de conciertos.
Le aprieto sus duros glúteos.
—Está bien, dime más. ¿Eras el perfecto chico scout, cortés,
encantador, amable?
Está callado, así que no estoy segura de que me ha escuchado.
Mirando de reojo, noto que aprieta los dientes, con los labios apretados.
Se aclara la garganta.
—No todo el tiempo. Mirando hacia atrás, tendría que decir que
hubo algunas cosas que hice o en las que participé que podrían no verse
bien en un currículum.
Mis ojos favoritos me están evitando, haciendo que luzca culpable.
—¿Cómo?
—En el octavo grado mis amigos y yo comenzamos un club. —Hace
una pausa.
—¿Qué tipo de club?
La risa que se le escapa sugiere que no era un club de ajedrez.
—Un club deportista. La casa del árbol en mi patio trasero era
nuestra casa club. Aunque, a esa edad, realmente éramos demasiado
grandes para meternos en esa cosa. Es un milagro que no se estrelló contra
el suelo bajo nuestro peso. De todos modos, discutíamos importantes
asuntos deportivos.
169
mientras lo miro bajar sus bañadores justo por debajo de sus caderas.
Cayendo de rodillas en las aguas poco profundas, se sienta sobre sus
talones y me tira a su regazo. No hay nadie alrededor, pero el hecho de
que alguien pueda aparecer sobre el montículo cubierto de hierba me
hace sentir mal. El momento es sexy y estimulante.
Su boca cubre un pecho y su mano amasa el otro. Agarrándolo del
cabello, lo tiro más cerca, moviendo una mano hacia su erección y
acariciándola hasta que gime contra mi pecho. Se me corta la respiración
mientras muerde mi pezón. Alcanzando entre nosotros, él tira de mi trasero
a un lado. Excavo mis pies en la arena y empujo lo suficiente para
maniobrar su polla firme entre mis piernas, hundiéndome en él.
—Oh Dios. —Mientras él me llena, soy transportada a un nivel
completamente nuevo de paraíso.
Sus manos agarran mis caderas y su boca toma la mía mientras
comienzo a moverme hacia arriba y hacia abajo sobre él. Por un
momento, mi mente vagabundea por los tiburones que probablemente se
acercan a la costa cuando se aproxima el crepúsculo.
—¡Ahh! —grito mientras Lautner se me acerca. Las visiones de
tiburones se desvanecen en un instante cuando empiezo a sentir la lenta
construcción de mi orgasmo. Los dos estamos trabajando a un ritmo
acelerado mientras el agua cae sobre mi espalda—. ¡Más duro! —Lloro,
lanzando mi cabeza hacia atrás, sintiéndome tan cerca.
—¡Cristo, Sydney! —gruñe con una oleada final y ambos llegamos al
clímax al mismo tiempo.
Nuestras caderas forman unos círculos profundos y lentos que
recorren hasta la última sensación. Siento el océano dentro de mí y a mi
alrededor. Su cabeza se derrumba contra mi pecho, y apoyo mi mejilla en
la parte superior de su cabeza.
—Eso fue... —Exhalo exhausta.
—Jodidamente increíble —termina Lautner.
—Y eso que teníamos que evitar el ejercicio extenuante. —Me río y él
también.
***
173
Página
11
Pura felicidad. Simplemente no hay otra manera de describir la
semana pasada. Lautner ha trabajado largas horas, pero siempre termina
a mi lado en la cama. Sé que está contando en silencio los días, como yo.
Ya no hablamos del final, pero el aire que nos rodea se vuelve cada vez
más denso y hace que sea más difícil respirar a medida que pasan los días.
No importa a qué loca hora llegue Lautner. Nos tomamos el uno al otro en
una pasión frenética. Las palabras no son necesarias. Lo inevitable se
siente en besos que sacan moretones, manos desesperadas, resistencia
insaciable, gemidos suplicantes, y la forma en que nuestros cuerpos
permanecen entrelazados durante horas.
Siete días. He pensado mucho en quedarme. Es realmente todo en
lo que he estado pensando. Pero a los veintitrés años todavía no puedo
elegir un bolso sin hacer una docena de viajes al centro comercial. ¿Por
qué diablos tendría sentido para mí pensar que encontré el amor de mi
vida en menos de un mes?
Eso es fácil. Él me absorbe, sangra mi cordura, detiene mi corazón y
descubre mi alma. Y eso solo con sus ojos. Malditos ojos de Medusa.
Llaman a la puerta y Swarley se vuelve loco. Su aburrimiento
conmigo es evidente, y no puede evitar la exuberancia que siente ante la
perspectiva de que alguien, cualquiera, sea más interesante que yo
cuando caminando hacia la puerta. Lautner lo ha estado mimando con
golosinas de la panadería para perros. No me puedo quejar. Cuando
Swarley está preocupado por una delicia deliciosa, nos da más privacidad.
No molesta a Lautner en absoluto, pero Swarley se sienta junto a la cama y
llora cuando estamos teniendo relaciones sexuales. Me ha hecho perder
dos orgasmos inminentes la semana pasada. Ambos de los cuales Lautner
174
—¿Bien o bien?
Página
suena.
—Oye, no tienes que llamarme.
Página
—Estoy tomando un almuerzo rápido. Me gusta la imagen y las
traviesas insinuaciones. — La voz de Lautner es baja y sexy.
—¿Traviesas insinuaciones? ¿De qué estás hablando? Significó
abrazar árboles.
Se ríe.
—Sí, supongo que también podría significar eso, pero me gusta más
mi interpretación.
—¿Cuál? —Me pongo el cinturón de seguridad y enciendo el auto.
—Extrañas mi gran tronco.
—¡Oh Dios mío! ¿Y te dejan trabajar con niños? Eres un pervertido.
—¿Entonces no extrañas mi gran tronco?
—¿Qué-dónde estás? ¿Las personas te están escuchando? ¡Estoy
avergonzada de ti! —suspiro
—Relájate, estoy escondido en la esquina de la cafetería solo. Tengo
unos cinco minutos, así que continuemos. ¿Qué llevas puesto?
—¿Qué quieres decir con qué llevo…? Dios mío, no voy a tener sexo
telefónico contigo mientras estás en el trabajo y yo en el auto con Swarley.
—Como quieras, pero recuerda, lo comenzaste, Syd.
—¡Uf! Estoy colgando ahora, adiós.
—¿Sydney?
—¿Sí?
Hay una pausa de silencio.
—Te extraño.
Mátame ahora.
—Te veré más tarde —le susurro y presiono fin.
Es tarde, tengo mi editor de fotos listo por el día, y Swarley está listo
para una siesta. Al entrar en el estacionamiento, me sorprende ver el
Honda Pilot blanco de Avery. Avanzo con cautela hacia la casa, con la
esperanza de no encontrarme con una película porno junto a la piscina
protagonizada por ella y Caden. Me siento aliviada cuando veo a Ave en
una tumbona junto a la piscina. Está algo apagada. No lleva su traje de
baño y está bebiendo de la cerveza que solo bebe cuando está enojada
177
mira.
Sé que está tratando de evaluarme como un animal atrapado.
—Es como una, ¿qué? —Levanto las cejas.
Pasa las manos por su cabello y suspira con un leve movimiento de
cabeza.
—Nada. Escucha lo sien…
—¡No! ¡Dilo!
—¡Cielos, Syd! —Gime con exasperación—. Ti hermana estaba sobre
mí dos segundos después de que nos presentaran. Después tú insististe que
te llevara a desayunar para que pudieras advertirme de que iba a
“abalanzarse” sobre Caden. Dijiste que era “coqueta” y que “todavía
estaba viviendo la vida loca”. Entonces, de alguna manera ¿Caden es el
chico malo por no arrojarle un anillo en el dedo y prometerle un para
siempre?
—¡Ella es un ser humano, Lautner! Nadie merece entrar y ver a la
persona que ama follar con alguien más.
—¿Amor? ¿En serio? ¿Le dijo que lo amaba? ¿Él le profesó su amor?
¿Acordaron estar en una relación seria?
—Ese no es el punto. —Aparto la mirada de él.
Se pone de pie y pone las manos en las caderas.
—Entonces, por favor, ilumíname. ¿Cuál es el punto?
—Condujo a L.A. para pasar el fin de semana con ella. Compartió
información personal con ella. La presentó con Brayden. Estaba montando
todo el acto de “el chico bueno”.
—¡Caden es un buen tipo! No es un acto. El pobre tipo fue
abandonado por su prometida y tal vez está teniendo un poco de vida
loca antes de arriesgarse a que su maldito corazón sea arrancado de su
pecho otra vez. No estaba tratando de restregárselo. Ella debió de haber
llamado.
Tiro de mis rodillas hacia mi pecho, necesitando un escudo extra.
Estamos a un metro de distancia, pero sigue de pie sobre mí como una
torre, y su postura es tan defensiva como la mía. La voz de la razón susurra
algo en el fondo de mi mente, pero no puedo escucharla por mi ego
erizado gritando en mis oídos.
—Le ofrecieron un trabajo en San Francisco. Un trabajo que iba a
181
mi té primero.
—Sí, definitivamente café —responde tomando la taza y sentándose
Página
en el taburete.
—Mmm, bueno, pero ya no está tan caliente.
Bebo un sorbo de latte tibio.
—Creo que probablemente estaba en la panadería cuando
abrieron las puertas. Sé que tiene que estar en el hospital muy temprano.
—¿Por qué entraste a mi habitación? —pregunta.
Frunzo la frente en confusión.
—¿Cómo sabes que entré anoche? ¿Te despertaste a mitad de la
noche?
—No. Tu computadora estaba en la mesita de noche. Así que
suéltalo. ¿Qué pasó?
Agarrando una galleta de la bolsa, arranco trozos para alimentar mi
nerviosa frustración.
—Lo confronté por Caden.
Avery deja su taza de café y apoya sus brazos en el mostrador.
—¿Y?
—Y actuó como si no fuera culpa de Caden. Me enojé, él se enojó, y
discutimos hasta que intentó cambiar el tema hacia nosotros, y después
procedí a decirle que no hay un nosotros.
Me da una tensa y dolorida sonrisa.
—Gracias por defenderme, Sam. Pero ahora siento que los he
separado.
—Ridículo —murmuro con la mitad de la galleta metida en la boca.
Termino de masticar y tomo un trago.
—Me voy en menos de una semana. Ambos sabíamos que nuestra…
—hago comillas en el aire—, relación no tenía a donde ir. Estaba
terminada incluso antes de empezarla. No solo te defendí porque eres mi
hermana. Lo hice porque Caden fue un completo idiota. Tomó ventaja de
su falta de comunicación. Usó esto como una excusa para acostarse con
todas. Algunas veces los sentimientos están implicados sin tener que decir
las palabras…
Me acabo de dejar sin habla con mis propias malditas palabras.
—Me sorprendes, Sam. No importa qué tan bajo me hundo, cuantas
relaciones de una sola noche tenga, siempre ves lo bueno en mí y nunca
184
lo haces sonar como si su vida fue una decepción. Me hace sentir como si
se arrepintiera de habernos tenido. ¿Es lo que crees que fuimos para ella?
Página
¿Errores?
—¡No! ¡Ese no es mi punto! —Mis músculos se endurecen en
defensa—. Odio cuando tratas de hacerme sentir culpable por ser
ambiciosa.
—¡Bien! Se ambiciosa. Pasa el resto de tu vida yendo a la escuela y
encontrando el trabajo perfecto. Espera hasta que tengas cuarenta para
casarte y empezar una familia, pero hazlo por ti. No lo hagas por mamá.
No lo hagas porque creas que es lo que hubiera querido que hicieras. No
lo hagas porque creas que ella se olvidó de seguir sus propios sueños.
Pongo mis manos en el mostrador y tomo un lento respiro.
—Estoy viajando a Paris la próxima semana, por mí. Me voy a
graduar de la escuela por mí. Estos son mis sueños. Mamá está muerta. Es
demasiado tarde para hacerla sentir orgullosa. —Las palabras saben cómo
ácido en mi boca.
—Eso espero. Porque oficialmente estas arriesgando todo.
—Ve a lo grande o ve a casa —respondo con un toque de sarcasmo
en la voz.
—Sí, bueno, ayer fui a lo grande y hoy voy a casa en peor forma que
cuando me fui. ¿Vale la pena? Diablos no. —Avery lanza las manos al aire.
Me echo a reír porque esta conversación se sumerge en
profundidades filosóficas que ninguna de las dos somos expertas para
tratar.
—Entonces… esto parece referirse a Lautner o a mi futuro. Es un
riesgo de cualquier manera. Pero no creo que el trabajo de mis sueños me
decepcione. Creo que tu punto demuestra que los chicos son
impredecibles y no vale la pena el riesgo.
Avery se levanta y se estira con un gran bostezo.
—Los chicos no valen la pena, pero el amor si lo vale. —Camina
hacia las escaleras.
—Nunca dije que amara a Lautner.
—Nunca dijiste que no lo hicieras.
***
roza mi piel. Es una locura, pero envidio las circunstancias de Avery. Estoy
segura de ver a Caden con otra chica fue aplastante, pero hizo que la
decisión de dejarlo fuera fácil. Alejarme de Lautner, sin importar lo mucho
que intente hacerle ver como un tipo malo, no será fácil.
Me dirijo a la piscina y mi teléfono suena en el momento en que me
siento.
—Hola Elizabeth —respondo.
—Hola Sydney. ¿Cómo van las cosas?
—Bien. —Me detengo antes de mencionar que Swarley está fuera de
su dieta normal y su horario de sueño. Ni menciono que duerme en nuestra
cama, una cama en la que he tenido sexo ardiente durante las últimas tres
semanas y las sabanas huelen a Lautner, a mí, y sexo.
—Oh, eso es genial. Digamos… vamos a ir a casa pronto.
—¿De verdad? ¿Qué tan pronto?
—Mañana. Trevor sufrió una intoxicación alimentaria y se ha sentido
miserable los últimos tres días. Se está sintiendo mejor ahora, pero está
exhausto y quiere ir a casa.
—Oh, cielos, eso apesta. No hay nada como sentirse enfermo a un
millón de kilómetros de casa. He estado ahí, y hecho eso.
—Sí, es un poco fóbico a los gérmenes, así que abrazarse al retrete
del hotel y acostarse en el piso del baño casi lo mata.
Me echo a reír pensando en el TOC6 de Trevor. Incluso su apariencia
dice TOC con su cabeza afeitada para una óptima limpieza y su ropa
perfectamente apretada, bien ajustada y abotonada hasta la parte
superior. Elizabeth puede minimizarlo y llamarlo fobia a los gérmenes, pero
lo he visto en su verdadera forma. El pensamiento me paraliza de
ansiedad. Tengo menos de veinticuatro horas para hacer que este lugar
sea apto para su regreso. ¡No está bien!
—Entonces, ¿cuándo llegarán? Y, ¿necesitas que los recoja en el
aeropuerto?
—Llegaremos a las 9:15 de la noche, y no, hemos arreglado el
transporte a casa.
—Está bien entonces. Los veré mañana en la noche.
—Adiós, Sydney.
—Adiós.
La adrenalina me llena y mi día bajo el sol ha sido cancelado
187
oficialmente.
Página
188
Página
12
Doce horas... tic-tac. Me levanté y Swarley tuvo su caminata y
desayuno. Mi uniforme del día son pantalones cortos de mezclilla viejos,
una camiseta negra sin mangas y guantes de goma amarillos. La
lavandería está hecha, sus sábanas y mi ropa. Elizabeth y Trevor tienen una
señora de la limpieza que viene cada dos semanas, pero les dije que me
haría cargo de la limpieza mientras no estuvieran. Ahora, estoy deseando
no haber hecho esa oferta.
Es un gran culo de casa, o al menos parece grande cuando es hora
de limpiar todo. Me tomó dos horas el desempolvar todo ayer. Déjame
reformular. Me llevó dos horas quitarle el polvo a nivel de las expectativas
perfeccionistas de Trevor. El trabajo de recorte ancho de madera es
hermoso, pero una pesadilla para el polvo. Puede que me tenga que saltar
el almuerzo y el baño, pero creo que puedo tener todo listo para cuando
lleguen a casa esta noche.
El timbre suena mientras estoy de rodillas frotando el inodoro en el
baño del piso de arriba. Con un bufido exasperado, me levanto y bajo las
escaleras. La última persona que necesito ver está de pie frente a la
ventana de la luz del día derritiendo mis bragas con su enorme sonrisa.
Saco el guante de mi mano derecha y abro la puerta.
—Hola hermosa.
Pongo los ojos en blanco.
—Ahora solo estás siendo estúpido. Mírame. —Extiendo los brazos
para que pueda echar un buen vistazo a mi ropa vieja, rostro sin maquillaje
y el cabello recogido en una desordenada cola de caballo en la parte
posterior de mi cabeza.
189
hasta que me vaya. ¿Qué se supone que les diga? “Oye, conocí a un
chico que me barrió con flores, pasteles y té dulce. Hemos tenido sexo
alucinante en su cama y, por cierto, me quedaré con él en su casa hasta
que me vaya a París”.
Sonríe.
—Sí, más o menos. Excepto por la parte sobre los pasteles y el té
dulce... eso es algo personal. ¿No te parece?
Estoy luchando por mantener la compostura. Elizabeth y Trevor me
sorprendieron con su regreso temprano, ahora Lautner también me lo está
haciendo.
—Si no me quedo con ellos, debería tratar de cambiar mis boletos y
regresar a casa para ver a mi papá.
Se empuja lejos de la pared y cierra la distancia entre nosotros. Mis
pesados párpados se cierran mientras su mano acaricia mi mejilla. Su
pulgar susurra sobre mi labio inferior.
—¿No quieres quedarte conmigo? ¿O no crees que deberías?
Todavía no lleva la camisa puesta, y te juro que puedo sentir el calor
irradiando de su piel llamándome como el calor del sol. Me inclino,
envolviendo mis brazos alrededor de él. El tiempo se escapa demasiado
rápido. Debería decirle que cinco días no importarán. Debería ir a casa y
pasar tiempo con mi papá. Debería dejar que el dolor ocurra para que
pueda comenzar la curación. Debería... Debería... Debería. Es historia que
se repite. El primer día que Lautner me invitó a la playa mi mente se
desplazó por todas las razones por las que no debería haber ido, y sin
embargo, ignoré a todas y cada una de ellas.
—Voy a empacar mis cosas.
***
sorprendente. —Miro alrededor del gran espacio abierto lleno con un sofá
carbón tapizado con accesorios color ámbar rojo, blanco y almohadones
negros. Una mesa de centro rectangular, blanca con patas de acero
negro se sienta en una gran alfombra persa en blanco y negro. El resto del
piso es de madera ancha y oscura. Las paredes son de un gris claro con
cuadros y fotografías abstractas enmarcadas.
—¿Sorprendente? ¿Cómo es eso? —pregunta, levantando una
botella de cerveza.
Asiento y ambos nos sentamos en el sofá a comer.
—Es todo muy Crate & Barrel.
—¿No te gusta Crate & Barrel? —Toma un largo trago de su cerveza.
—Lo amo. Supongo que imaginé más un departamento de soltero.
Ya sabes, un viejo sofá de cuero, sillas tipo puff con el logo de equipo, un
banco de pesas en la esquina, un televisor diez veces más grande que el
de la pared, camisetas de fútbol enmarcadas, chicas de póster...
Lautner rompe a reir.
—Estás describiendo mi dormitorio de primer año de residencia
universitaria. He madurado un poco desde entonces.
Al tragar un bocado de mi arroz frito con verduras, me limpio la boca
con una servilleta de papel.
—Todo está limpio también. ¿Eres un maniático del aseo?
Sacude la cabeza.
—No. Simplemente no he estado aquí lo suficiente para estropear
nada. Como dos, a veces las tres comidas en el hospital. No recuerdo la
última vez que me senté en este sofá. Cuando llego a casa me voy
directamente a la cama o trabajo en mi computadora en el mostrador.
Verás que mi cama no está hecha e incluso puede haber calcetines en el
suelo de mi armario.
—¿No hay compañero de cuarto?
—Caden y yo solíamos alquilar juntos una casa, pero luego su novia
decidió mudarse también y fue entonces cuando comencé a buscar un
lugar propio.
—¿Tres son multitud?
—Algo así. —Se encoge de hombros.
—¿Ninguna novia con la que hayas vivido? —Estoy entrando en un
197
tema del que no estoy segura de querer hablar, pero no puedo evitar mi
curiosidad.
Página
—Uh… ¿Si?
Página
La puerta se abre.
—¿Estamos bien? —Su voz es cautelosa. Espero que ondee una
bandera blanca.
Asiento sintiéndome estúpida por alejarme.
Lautner sonríe y entra para cerrar la puerta detrás de él.
—Pensé que podríamos ahorrar agua. —Tira de mi toalla alejándola
de mí—. ¿Qué es esto? ¿Tímida esta noche?
Pongo los ojos en blanco.
—No todos son tan seguros como el cabecilla del Jock Club.
—Presidente, no cabecilla —dice con una sonrisa arrogante mientras
se saca su camisa por la cabeza.
—¿Cómo me habría calificado su club?
Sale de sus pantalones cortos y calzoncillos. Luego, apartándome el
cabello de los hombros, frunce los labios y cruza los brazos sobre su pecho.
—Bueno, yo diría que…
—¡Espera! Tienes que imaginarme sin estos. —Señalo mis pechos—.
No tenía estos en ese entonces. Tampoco tenía el cabello largo y recuerda
que comía bichos y cosas así.
Sus manos se mueven hacia sus caderas mientras niega con la
cabeza.
—¿Sin tetas, cabello de Peter Pan y patas de grillos entre los dientes?
No habrías superado el corte.
Mi boca se abre.
—¡Cerdo! —Frunzo el ceño y me meto en la ducha.
Su cuerpo desnudo está presionado contra el mío antes de que las
primeras gotas de agua lleguen a mis pies.
—¿Cerdo? ¿Crees que soy un cerdo?
Intento zafarme de su agarre de hierro, pero una risita me despoja de
toda fuerza.
—Solo me quieres por mi cuerpo. Realmente duele.
Una risa fuerte escapa de su pecho y llena la habitación. Me gira
hacia él. Agarrando mis muñecas, las coloca sobre su pecho.
—¿Para qué me quieres? —Una sola ceja elevada dice burro
199
hablando de orejas.
Es un orgasmo visual, una obra de arte erótica. Quiero fotografiarlo,
Página
—Por favor... ¡No te detengas! Estoy tan cerca, pero no del todo allí.
Continúa con movimientos lentos y profundos, chupando mi pezón
en su boca.
—No te detengas, ahí está. —Me aferro a él desesperada mientras
me empuja sobre el borde.
—Ahh... ¡oh Dios! —grito, clavando mis uñas en su espalda. Veo
estrellas y el torrente de sensaciones es vertiginoso—. Eso fue…
—Increíble... —Suspira, arrastrando suavemente besos de mí oreja a
mis labios.
Estoy débil. Mis piernas están doloridas por aferrarme a su cintura, y
no estoy segura de si puedo soportarlo. Me endereza sobre mis pies.
Mantengo mis brazos alrededor de su cuello para apoyarme.
—¿Todo bien? —pregunta con una sonrisa que captura sus piscinas
de azul infinito.
Asiento, soltando su cuello, pero mi cuerpo se desploma en el suyo
de todos modos.
Se ríe, pero no dice nada. Sus manos bondadosas trabajan el jabón
sobre mi cuerpo y el champú en mi cabello. Ocasionalmente, nuestros ojos
se encuentran y compartimos sonrisas nacidas de la adoración completa.
Es hermoso y doloroso, el Cielo y el Infierno, el amor y la tristeza.
201
Página
13
—Despierta, hermosa.
Abro un ojo para ver que aún está oscuro. Debo estar soñando. No
hay razón para que me levante antes del sol.
—Cabello de diosa sexy…
Escucho el susurro de su voz otra vez.
—Piel perfecta…
Labios fantasmas en mi espalda baja.
—¿Qué hora es? —Mi voz soñolienta está cargada con un poco de
lloriqueo temprano en la mañana.
—Cinco y media —susurra sobre mi piel cubierta de carne de
gallina—. Hora del desayuno.
—No tengo hambre —murmuro, escondiendo mi rostro en mi
almohada.
—Ven a desayunar conmigo. Puedes dormir todo el día mientras
estoy fuera.
Desliza sus manos debajo de mi cuerpo y me acuna en sus brazos.
—Me siento codicioso. Quiero cada minuto. Tienes suerte que te dejé
dormir. —Me planta en una posición sentada al pie de la cama, enciende
la luz del armario y hurga en mi maleta.
—Según recuerdo, no lo hiciste. Creo que finalmente me desmayé.
¿Estás tomando viagra o algo así?
Lautner se arrodilla frente a mí y me pone mis bragas y pantalones
202
la oreja.
Levanto mis brazos y él me baja la camiseta.
—¿No necesito un sujetador? —Alzo los ojos a modo de pregunta.
Retrocede y mira mi pecho. Sus manos me cubren los pechos, los
pulgares recorren mis pezones volviéndolos picos vergonzosos.
—Ahí. Perfecto. —Sonríe demasiado feliz consigo mismo.
Pongo los ojos en blanco.
—Pervertido. —Pasando por su lado, saco una liga para el cabello
de mi bolso y pongo mis desordenados mechones en una cola de caballo.
Me golpea el culo y sale de la habitación.
—No lo era hasta que te conocí.
Lo sigo por el pasillo.
—¿A mí?
Él agarra su bolso y llaves. Abriéndome la puerta, se chupa el labio
inferior y asiente.
—Mmm hmm, las cosas que quiero hacerte.
Bajo corriendo las escaleras hacia la salida porque entre la maratón
de sexo de la noche anterior, su comentario y esa mirada depredadora,
me siento como la presa acechada. La intensidad física entre nosotros en
las últimas veinticuatro horas ha sido fuera de serie y fuera de este mundo.
No podemos acercarnos lo suficiente el uno al otro. Anoche parecía como
si estuviera tratando de consumirme físicamente con todo su cuerpo.
Lautner, siempre el caballero, se apresura a pasar junto a mí hasta la
puerta del auto y me la abre.
—Caballeroso... tan caballeroso. —Le guiño un ojo y salto adentro.
Se inclina y me besa. Es suave, lento, paciente y lleno de algo que
simplemente no reconoceré.
Soltando mis labios, me mira, realmente me mira. Jodidos irises azules
que me hacen rasgarme hasta el fondo.
—Te amo.
¡Ay!
¿Por qué esas tres palabras son tan profundas?
Trago el nudo de emoción en mi garganta. No importa cuán fuerte
203
investigación.
—Bueno, no sé dónde están, tal vez…
Página
placer conocerte.
Página
la barbilla hacia arriba, los hombros hacia atrás, el pecho hacia fuera.
—Sí, Lautner acaba de decir que esperaba que Claire y Rose se
mantuvieran alejadas esta noche mientras me folla en el sofá, en la
encimera de la cocina, en la pared del pasillo y, por supuesto, atada a su
cama.
Rose jadea fuerte, con la mano cubriéndose la boca, los ojos muy
abiertos que van y vienen entre Lautner y yo.
Los músculos de la mandíbula de Lautnerse agitan, sus labios se
estremecen para contener su sonrisa. Ella se da vuelta y hace clic con los
talones en la puerta.
—Rose espera —llama Lautner, pero ella levanta su mano y resopla
hacia las escaleras.
Lautner cierra la puerta y se recuesta contra ella con los brazos
cruzados sobre el pecho. Levanto mi cerveza y le doy la espalda.
—Te das cuenta que cuando te vayas voy a tener que lidiar con dos
vecinas muy cabreadas.
Me encojo de hombros.
—Estoy segura de que encontrarás una forma de calmar las cosas
con ellas.
Se sienta a mi lado y pasa el dedo por mi pierna desnuda.
—Será mejor que también te des cuenta de que soy un hombre de
palabra. Entonces, si digo que voy a “follarte en el sofá, en el mostrador de
la cocina, en la pared del pasillo y mi favorito... atada a mi cama... —mira
su reloj—… entonces será mejor que empiece.
La paciencia y el autocontrol con la que luché después que Claire
se fuera tambaleaban en el borde cuando Lautner llegó a casa. Ahora ha
pasado al olvido. El golpe de Claire-Rose me derribó, pero estoy de vuelta
y enojada como el infierno.
—No va a pasar. Me voy a correr. —Me levanto y camino al
dormitorio.
—Espera... —Está justo detrás de mí—. ¿Estás enojada?
Lanzando ropa por todos lados, encuentro un par de pantalones
cortos y un sujetador deportivo.
—Solo voy a correr. —Dejando a un lado su camiseta, me pongo la
ropa sin echar un vistazo en su dirección.
212
Dando un portazo, salgo corriendo del edificio. Sin idea a dónde voy,
solo corro. No estoy trotando, estoy corriendo rápido y duro, alimentada
Página
por emociones tóxicas. Si puedo seguir, quizás pueda dejar todo atrás, el
dolor, la ira, los celos. No quiero nada de eso. Mis pulmones están
ardiendo, las piernas fatigadas, cuando llego a un parque abandonado a
mi derecha. Deteniéndome para caminar, aprieto mis manos sobre mi
cabeza luchando por recuperar el aliento. El sabor salado de mis labios es
una mezcla de sudor y lágrimas.
Hay un banco frente a un pequeño estanque lleno de patos, gansos
y algunas otras aves migratorias. Colapsando en el banco, descanso mis
codos en mis piernas y agacho la cabeza. La represa se rompe. Los sollozos
destrozan mi cuerpo en olas incontroladas. Estoy tan perdida. Mi hermana
está a cinco horas de distancia, mi padre aún más lejos, y mi madre se ha
ido. Mis sentimientos son tan irracionales y crudos. Cuanto más trato de
ignorarlos, más fuerte me gritan. La agonía es paralizante. ¿Cómo puedo
irme y quedarme al mismo tiempo?
—Oye... —la suave voz de Lautner me llama.
Al levantar la cabeza, me saludan su irises azules. Tristes. Irises. Azules.
Está encorvado frente a mí, y tiro mis brazos y piernas a su alrededor.
Cayendo sobre su trasero, me abraza a su pecho con sus fuertes brazos.
Entierro mi rostro en el hueco de su cuello y lloro. Apoya su mejilla en mi
cabeza y me mece suavemente. La última vez que me sentí segura,
consolada y amada fue en el abrazo de mi madre.
—Lo siento, nena. Prefiero morir antes que lastimarte.
Resoplando, sacudo la cabeza.
—No, estoy solo-simplemente ssoy-un desastre. No eres t-tú. —Respiro
hondo, lo mantengo dentro, luego lo dejo salir lentamente—. Tu vida
personal no es de mi incumbencia y…
—¡Para! —Se retira y acuna mi rostro en sus manos, limpiando mis
mejillas manchadas de lágrimas con sus pulgares—. ¿De qué estás
hablando? Esto. Nosotros. Nada se ha sentido más personal. Te desnudaría
mi alma si me dejaras. ¿Lo entiendes? ¿Tienes alguna idea de lo que
realmente siento por ti? —Su rostro está tenso, grabado con dolor.
Mordiéndome los labios mientras mis ojos parpadean rápidamente y
ocultan más lágrimas, asiento.
Presiona sus labios contra los míos, cerrando los ojos.
La Vida. Es. Tan. Cruel.
Liberándome, desliza sus dedos a lo largo de mi mandíbula, ojos
214
brillantes y adoradores.
—Te diré todo lo que quieras saber. Incluso si no es lo que quieres
Página
***
El reiterado tono de llamada de mi teléfono me saca de mi sueño.
Ha salido el sol y estoy sola en la cama. Ni siquiera trato de llegar a mi
teléfono, que está en la mesa de café. No soy tan rápida en la mañana.
Robando la sábana de la cama, la envuelvo alrededor de mi cuerpo
desnudo e intento recuperar mi teléfono. No recuerdo haberlo oído sonar
más de una vez, pero hay dos llamadas perdidas, una de Avery y otra de
Elizabeth.
Algo me llama la atención mientras bostezo. Miro dos veces y noto
un gran… no, un gigante… ramo de flores en el mostrador de la cocina. Un
arco iris de colores vibrantes y deben haber costado una fortuna. Lautner
tiene que estar relacionado con una florería porque simplemente no hay
tiendas de flores abiertas cuando se va antes del amanecer. Lo que trae
una enorme sonrisa a mi rostro son los dos vendajes de banda elásticas
atados en arcos alrededor de los tallos. Los mismos vendajes que el Dr.
Bastado Perverso usó para atar mis brazos a su cama la noche anterior. Y
santo coño... me hizo cosas que nunca seré capaz de compartir incluso
con mi grosera hermana. Cómo puede ponerse su bata y atender a niños
enfermos, como la versión masculina de la Madre Teresa, después de
anoche me sobrepasa.
Llamo a Avery, pero va a su buzón de voz, así que dejo un mensaje.
Luego pruebo con Elizabeth.
—Sydney, Avery intentó llamarte, pero no respondiste... —La voz de
Elizabeth se acelera.
—Lo sé. Acabo de llamarla, pero fue directamente a su correo de
voz.
—Probablemente ya esté en el aire.
—¿Qué? ¿A dónde va?
—Sydney, tu papá fue llevado al hospital temprano esta mañana.
216
mi propio infierno.
—¿Q-Qué? ¿Está…?
—Está bien ahora mismo. Van a hacerle algunos análisis, pero no
sabremos nada hasta más tarde. Nos reservé un vuelo al mediodía. Fue el
primero que pude conseguir.
Escucho sus palabras, pero no se están registrando. Mi papá está en
forma y saludable. Esto no puede ser.
—Uh... está bien, sí, estaré lista. —Las torpes palabras salen de mi
boca.
—Te recogeré en dos horas.
—Está bien... um, adiós.
Lágrimas caen más rápido de lo que puedo eliminarlas. No puedo
perder también a mi papá. Esto simplemente no está bien. Mis ojos
parpadean nuevamente hacia las flores y pienso en Lautner. Me voy en
dos horas. Entonces la enormidad de toda la situación me golpea. Mi
papá está en el hospital y no puedo llegar a él lo suficientemente rápido.
Se supone que me voy a París en tres días, y no podré ver a Lautner...
nunca.
Merece saberlo, así que le envío un mensaje rápido antes de
empacar mis cosas.
Mi papá está en el hospital. Vuelo al mediodía. Lo siento, tengo que
irme. Te llamo esta noche desde Illinois.
Syd.
Me dirijo al dormitorio, tiro el teléfono a la cama y empiezo a arrojar
cosas a mi maleta. "In Your Eyes" se reproduce desde mi teléfono.
—No te vayas... ¡solo espera!—La voz aterrada de Lautner suena en
mi oído.
—Lo siento. Tengo que irme. No quería terminar las cosas así, pero…
—¡Solo ESPERA!—grita y la línea se apaga.
Mi corazón está siendo destrozado en dos direcciones. Tengo que
estar con mi papá. No era así como quería despedirme de Lautner, pero
ya no tengo otra opción. Después de empacar mis maletas y colocarlas
junto a la puerta, hago una última revisión en la cocina y el baño. Elizabeth
no estará aquí en una media hora más, así que le envío un mensaje de
texto a mi hermana para avisarle que recibí el mensaje y que estoy en
217
camino.
Mi aliento se detiene cuando la puerta de la calle se abre, casi
Página
—¿Un tipo? ¿Es eso lo que soy para ti? ¿Solo un tipo?
Página
—¡No! —Me giro y me paso los dedos por el cabello, alejándome
aún más—. ¡Dios! No eres solo un tipo para mí, Lautner. Probablemente
eres el tipo, pero eso no cambia nada.
—¡Jodidamente lo cambia todo! —Entra y cierra la puerta tan fuerte
que una foto enmarcada cae desde la pared, rompiendo vidrios por todas
partes.
El rugido de su voz y el vidrio golpeando el suelo me da escalofríos en
todo el cuerpo. Nunca he visto este lado de él.
Me volteo y lo miro y luego el desastre en el piso que él no está
reconociendo. Sus ojos están ardiendo dentro de mí.
—¡Jesús, Lautner! Sabíamos que este día llegaría. Nunca te prometí
nada más. Estás viviendo tu sueño. ¿Podrías dejarlo todo por mí? —Mi voz
es un grito total, y me molesta por hacerme perder el control.
—Sí. —Solo una palabra, pero habla con total seguridad y sin
vacilación.
Es un golpe en el estómago, me quita el aliento. ¿Cómo puede decir
eso? Aún más, ¿cómo puede decirlo en serio?
—Mierda —le digo con un tono desafiante a mi voz—. ¿Dejarías tus
sueños por mí?
—Sí. —Sus ojos están llenos de lágrimas que no se han roto, pero las
mías están en mi rostro. He perdido el control de mis emociones. Perdí el
control de mi vida.
Las limpió con el dorso de mi mano.
—Bueno, ahí está la diferencia. Nunca te pediría que lo hicieras. —
No puedo ocultar la derrota en mi voz—. Me odiarías.
—No. —Niega—. Nunca te odiaría.
—Esa es la cuestión. Otra vez, no importa. Me odiaría por todo lo que
renunciarías a estar conmigo. Odiaría que me hicieras sentir tan mal
conmigo misma. —Niego y me chupo el labio superior para luchar contra
mis emociones—. Eventualmente nos separaría.
—Te amo —susurra.
—No —digo con ira en mi voz.
—Siempre te amaré. —Da un paso hacia mí.
—Cállate. —Aprieto los dientes, mirando a cualquier parte menos a
219
él.
Página
clavándose en mi piel.
Página
A través de mi visión llorosa y borrosa, no lo veo acercarse. Sus labios
chocan violentamente con los míos. El dolor físico ciega
momentáneamente lo emocional. Así es como se siente un último beso.
Emoción infinita. Hermoso dolor. Consumiendo todo. Totalmente
devastador.
—Espero que encuentres tus sueños, Sydney... mi... hermosa... Sydney
—me susurra al oído con una voz rota y quebrada.
Una última mirada. Un último momento. Una última oportunidad.
Irises azules que me suplican, rogando por tres palabras. Las tres
palabras que merece escuchar. Las tres palabras que le harían saber que
me posee. Las tres palabras que arruinarían mi futuro.
No dije nada.
Cerrando mis ojos. Un. Último. Asentimiento.
La puerta del auto se cierra. El motor ruge. Llantas chirriando.
Abro los ojos para ver qué tal si me alejo.
—Te amo. —Suelto las palabras; mantenerlas adentro me mataría.
223
Página
14
Elizabeth sabe lo que necesito. No tengo que pedirlo. Las palabras
son muy dolorosas. Cuando llegamos al aeropuerto, saca mis gafas de sol
de mi bolso y me pone un manojo de pañuelos en la mano. Mientras
esperamos en línea, ella frota suaves círculos en mi espalda. Es su forma de
estar aquí para mí y la amo por eso. Nada de "te lo dije", solo amor
incondicional como el amor de una madre.
El viaje a Illinois es tortuosamente largo. De nuevo, cada respiración
se siente como toda una vida. Tiempo... lo gracioso del tiempo es que
pasa volando como un tren de carga cuando me estoy enamorando,
pero se arrastra por un agonizante segundo a la vez cuando está
reparando mi corazón roto. Necesito ver a mi padre y saber que va a estar
bien. Parte de mí murió hoy y no puedo perderlo a él también.
Para cuando llegamos al hospital, estoy completamente destrozada.
Encontramos la habitación de mi padre y él está sentado en la cama con
Avery a su lado. Sé que nota mis ojos hinchados a pesar de las botellas de
agua fría que Elizabeth me hizo presionar contra ellos en el taxi.
—Papi! —lo abrazo y las lágrimas vienen de nuevo. Me siento como
una niña en sus brazos, su pequeña niña a la que se le rompió el corazón
hoy.
—Oh, hola, chiquita. ¿De qué se trata todo esto? Estaré bien. Chicas,
no necesitaban volver corriendo a casa.
Lo libero y me siento en el borde de su cama.
Avery pone los ojos en blanco.
—Por Dios, papá. Tienes una arteria bloqueada en un ochenta por
ciento y el médico dijo que necesitas un stent. No hagas que suene tan
benigno.
—¿Entonces te van a hacer una cirugía? —pregunto con un
resoplido.
—Cirugía menor. Probablemente estaré fuera del hospital dentro de
veinticuatro horas.
224
—¿Cuándo la harán?
—Mañana —dice Avery.
Página
—¡Diablos no! Solo más cerca de la playa. Una de las masajistas con
las que trabajo está buscando una nueva compañera de casa. Una que
Página
no toque la gaita.
Ambas nos reímos.
—Bueno, ella te amará entonces. De todos modos, nunca estás en
casa.
Avery se come su sándwich de pollo, y logro terminar mi jugo antes
de volver a ver a papá. Se está haciendo tarde y su cirugía es temprano
por la mañana, así que decidimos ir a casa y dejarlo descansar un poco.
***
Llegamos al hospital a las 7:00 a.m. para ver a Papá una vez más
antes de su cirugía. Avery y Elizabeth van por café mientras yo estoy en la
sala de espera. No dormí una mierda anoche. Me dolía la cabeza y el
Advil no funcionó, probablemente porque no podía dejar de llorar. Avery
se arrastró en mi cama un poco después de la medianoche y me abrazó el
resto de la noche. Sé que es por eso por lo que está desesperada por el
café esta mañana. La operación Sydney Rota es agotadora. Nada sonaba
más atractivo que ahogar mis penas en un paquete de seis cervezas o una
botella de Jack, pero no podía con la operación de papá esta mañana.
No recuerdo haberme quedado dormida. Pero cuando Avery me
empuja para avisarme de que papá salió de cirugía, me tengo que limpiar
una baba de la mejilla.
—Bien, Sam. Realmente atractivo. —Se ríe Avery mientras Elizabeth
me rodea con un brazo y me lleva a la habitación de papá.
La cirugía salió bien y planean liberarlo a la mañana siguiente si
todas sus pruebas lucen bien. Nos quedamos en su habitación la mayor
parte del día hablando sobre la mudanza de Avery, el viaje de Elizabeth y
Trevor, y mi lista de deseos para París. Papá dormita dentro y fuera del
sueño hasta que finalmente nos echa de su habitación de un puntapié
después de comer su delicioso plato de comida del hospital.
—Ustedes tres, gallinas, vayan a casa a terminar su cacareo —dice
en broma. Pero sabemos que está hablando bastante en serio.
226
229
Página
15
LA BODA
—¿Lista, cariño? —La voz profunda al otro lado de la puerta me
calma.
—Sí. Entra, papá. —Le doy dos puños a mi falda de tul blanca de
bailarina y me doy la vuelta.
Mi papá ha envejecido bien. Su espeso cabello negro tiene algunos
distinguidos reflejos grises, pero su físico en forma le quita unos buenos diez
años de su edad real. Sé que nunca imaginó las circunstancias que lo
llevaron a este día o que hubiera sucedido tan pronto para mí. Cuando
compartí mis noticias con él, la decepción en sus ojos no pudo ser
enmascarada, incluso detrás de todo el amor que me brindó.
Aquí estamos y el tiempo lo ha cambiado todo. Está listo para
llevarme al altar y oficiar sobre la ceremonia. Mi padre, el predicador¸ ha
aceptado la "mano de Dios" en los eventos que han tenido lugar en los
últimos años. Y ahora él también da gracias por las bendiciones que tan
inesperadamente nos han sido otorgadas.
—Impresionante. —Niega con la cabeza y yo lucho contra las
lágrimas.
Mi boca se curva en una sonrisa tensa mientras trago un mar de
emociones que se remontan a la niña de diez años que perdió a su madre
demasiado temprano.
—Gracias, papá.
230
—¿En serio?
—Nunca pensó que vería este día. Ustedes dos han pasado por
mucho. Me dijo que todavía se siente como un sueño.
Me encojo de hombros.
—Destino.
Se ríe.
—Esto viene de mi hija que no cree en el destino.
—Sí, bueno, a veces es la única explicación.
—Aquí. —Busca en el bolsillo de su abrigo y saca una pequeña caja.
La abro.
—Oh, papá... —No tengo palabras.
—Eran los de tu madre...
—Lo sé —susurro, mirando fijamente los aretes de lágrimas de oro
blanco y topacio azul—. Mi piedra de nacimiento. Mamá me dijo que se
los diste el día en que nací.
Asiente. Siento las emociones alojadas en su garganta.
—Mi algo prestado y algo azul. —Sonrío, sacándolos de la caja.
—Solo algo azul, cariño. Ahora te pertenecen.
Las esquinas de mis ojos arden con lágrimas mientras me pongo los
aretes.
—Estaré justo afuera. Tómate tu tiempo.
Creo que mi papá necesita su propio momento privado para reunir
su compostura. Agarrando mi bolso, lo reviso hasta que encuentro el
pedazo de papel doblado que casi se está desintegrando después de ser
manipulado, doblado y desplegado tantas veces. Con una respiración
profunda, leo las palabras que han quedado grabadas en mi cabeza
durante años... por última vez.
Sydney,
He aguantado escribir esta carta hasta el último minuto posible. Hoy
tengo las manos temblorosas y mi cuerpo débil. Tú y Avery acaban de irse
con tu padre a casa a pasar la noche. Desde que estuve en un hospicio la
semana pasada, cada abrazo se siente como el último. Cada beso se
siente como el último. Cada despedida se siente como la última.
231
serás. Es tan injusto pedirte esto, pero quiero que cuides a Avery. Ella te va
a necesitar, de la forma en que me necesita. Ámala incondicionalmente y
predica con el ejemplo.
Eres demasiado joven para entender esto ahora, pero algún día
leerás esto otra vez y sabrás exactamente a qué me refiero. No tengas
miedo de caer. A veces, la perspectiva que más necesitamos es desde el
suelo. No tengas miedo de triunfar. A veces no disparamos al cielo porque
no nos miramos lo suficientemente alto. Por lo tanto, la vista desde el suelo.
Sigue tus sueños con firme determinación. Nunca te conformes. Abre tu
corazón a un sinfín de posibilidades y arriesga todo por un momento,
cuando sea el momento adecuado.
La vida puede no parecer siempre justa, pero así es como sabrás
que la estás viviendo. Siempre te estaré mirando, y quiero que me lleves
contigo el tiempo que me necesites. Entonces, algún día... tal vez dentro
de cinco años, tal vez veinte, estarás lista para dejarme ir. Cuando llegue
ese día... ¡hazlo! Libérame y sentirás el peso de tu elevación anterior.
Extiende tus alas y vuela, mi dulce niña. Marca la diferencia en el mundo:
deja tu huella.
Sydney Ann Montgomery, SIEMPRE serás amada por mí. Te veré en
las estrellas.
~ Mamá
Doblo la frágil carta por última vez y la dejo en la basura.
—Encontré mis alas, mamá. Incluso ya he dejado mi marca en el
mundo. —Me río—. He leído tu carta cientos de veces y ha sido tanto una
bendición como una maldición. Quería que estuvieras orgullosa de mí. Yo
quería vivir la vida que te fue robada. Quería la redención... para las dos.
Pero luego arriesgué todo cuando el momento fue el correcto. Abrí mi
corazón a un sinfín de posibilidades y encontré lo inesperado... Me
encontré a mí misma. —Me quito la humedad de las comisuras de los ojos
con las yemas de los dedos.
Llaman a la puerta. Miro alto en el cielo por la ventana.
—Adiós, mamá.
—Oye, ¿hablando sola? —pregunta Avery, mirando dentro de la
habitación.
—Solo una conversación entre mis dos mejores amigas.
Avery levanta una sola ceja confundida.
232
Sonrío.
—Yo y yo.
Página
esquina y veo que todos se paran y se vuelven para mirarme. Una rápida
mirada a Avery y a Ocean, mis ojos van directamente a mi novio en
espera. Él es el epítome de guapo. No le quito los ojos de encima hasta
que mi padre me suelta y toma su lugar en el altar.
Estoy un poco nerviosa, pero sus grandes manos mantienen las mías
y calman mis nervios. Mi mente está en todas partes. Intento enfocarme en
las palabras que dice mi padre. Ha trabajado mucho en su sermón y ha
elegido las Escrituras apropiadas, pero su voz es un ruido blanco para mí.
Este día es muy significativo. El tejido de eventos que ha llevado a este
momento es surrealista.
¡Enfoque, Sydney!
—Dane, ¿Aceptas a Sydney para que legítimamente sea tu esposa,
en…?
234
Página
16
París no es lo que imaginé que sería. Es más. Una abundancia de
edificios famosos, moda chic, y una mezcla perfecta de la vieja cultura
europea y contemporánea. Luego está el arte. No hay palabras. Libros,
fotos e incluso videos de YouTube no le hacen justicia. Por supuesto, el
Musée du Louvre consumió mi primera semana aquí. Los jardines de las
Tullerías detrás del Louvre son formalmente jardines franceses con
esculturas contemporáneas. Como el almuerzo los tres días en un café allí.
En pocas semanas comienza la Feria de las Tullerías, la segunda feria más
grande de París. Me han dicho que habrá toboganes, trampolines, autos
de choque y rueda de la fortuna. Se dice que es más una evocación de
las ferias en las películas antiguas.
Mi intento de ahogar mis penas en una botella de vino me salió mal,
más de una vez. No estoy segura si atrapé algo en el avión o qué, pero he
tenido problemas de estómago con un bicho persistente. Me he
desmayado en el sofá sintiéndome miserable casi tanto como he estado
revisando cosas de mi lista de cosas por hacer en París. Hoy no parece muy
prometedor para aventurarse. La bendición oculta es que no hay mascota
que requiera atención. Sin embargo, estaría mintiendo si dijera que no
echo de menos a Swarley hasta cierto punto. El loco perro se metió en mí,
o es posible que me hiciera sentir un poco menos loca. Con él alrededor,
no sentía que estuviese hablando sola todo el tiempo.
—Oh, Dios... —corro hacia el baño, arrojando el resto del contenido
de mi estómago, que no es mucho.
Arrodillándome en el suelo, levanto la mirada y aspiro un poco de
aire que tanto necesitaba. Algo me llama la atención.
—De. Ninguna. Jodida. Manera.
235
—Sí.
—¿Cuándo?
—Cuando regrese a casa. Cambiaré mis boletos y volaré a Palo Alto
en lugar de volver a Illinois. Lautner necesita saber antes que papá. Pero no
quiero decirle por teléfono. Esto tiene que decirse en persona.
—Sydney... vas a... —Avery no termina.
Es nuestra regla tácita de no decirnos mentiras. No puede decirme
que todo va a estar bien y no puedo decirle que estaré bien. Entonces
compartimos lo único que sabemos con certeza.
—Estoy aquí para ti, Sydney, y… te amo.
—También te amo, Ave.
***
241
Página
17
Esperanza. Dios, necesito algo... solo un destello de luz para traerme
de mi oscuridad.
Elizabeth y Trevor han estado preparando mis comidas, forzándome
a salir para tomar aire fresco y luz solar, e insistiendo en ducharme y
cepillarme los dientes todos los días. Lo que no han hecho es hacer más
preguntas. Llamé a mi papá y le dije que estoy pasando con Avery unas
semanas antes de volver a casa. Lo que él no sabe es que Avery está en
camino para estar conmigo. Extrañarlo, porque no lo he visto desde su
cirugía, es la parte fácil. Decirle que estoy embarazada va a ser
inimaginablemente difícil.
Avery no sabe más que Elizabeth en este punto. Me apego a mi
mentalidad de diez años de que, si no digo las palabras, si no les cuento lo
que encontré en Lautner, entonces tal vez no sea verdad. Negar que el
hombre que amo, el padre de mi hijo por nacer, haya seguido con una
mujer a la que desprecio no durará para siempre.
—Avery llamó anoche y dijo que trataría de encontrarnos allí a
menos la atrape el tráfico pesado o la construcción de carreteras. —
Elizabeth me da una rápida mirada.
Manteniendo mi mirada enfocada en mi ventana, devuelvo un
movimiento reflexivo de mi cabeza. Nos dirigimos a mi cita de ginecología
y obstetricia que Elizabeth programó para mí el día después de mi regreso
de París. Así no es como me imaginé mi primera visita prenatal. No es por
sonar anticuada, pero imaginé estar en mis treinta, casada, sosteniendo la
mano de mi marido y... feliz.
Llegando quince minutos antes, lleno mi papeleo. Todavía estoy bajo
242
correo con respecto a este reclamo. Creo que sería mejor si se entera de
mí boca primero. Por otra parte, tal vez por mensaje mientras estoy todavía
a medio camino a través del condado sería una mejor idea, al menos para
mí.
—Sydney Montgomery —llama la enfermera.
Elizabeth me sigue. Nos detenemos en el pasillo y la enfermera
obtiene mi altura, peso, presión arterial y temperatura. Avery no ha
llegado, pero espero que lo haga pronto. Siento que estoy siendo
preparada para la ejecución en lugar de examinar una nueva vida que
crece dentro de mí. La enfermera nos acompaña a la sala y me hace
algunas preguntas más que no figuraban en el formulario que completé.
Luego me instruye que me desnude de la cintura para abajo, me siente en
la mesa y me cubra con la manta azul de papel desechable. Justo
cuando se va, Avery entra.
—Sydney. —Me abraza fuertemente.
Después de haber desempeñado el papel de madre y protectora
de ella durante años, es una experiencia humillante que invirtamos nuestros
roles.
—Estoy tan contenta de que logradas llegar —le susurro a través de
una gruesa garganta.
Se sienta al lado de Elizabeth mientras me desvisto y me situó sobre la
mesa.
—Entonces, ¿estás nerviosa? —pregunta Avery.
—¿Acerca de? —Inclino mi cabeza, los ojos muy abiertos.
—El ultrasonido. —Pone los ojos en blanco.
—Estoy nerviosa de decirle a papá, encontrar trabajo, lidiar con estas
desagradables nauseas matinales y dar a luz. El ultrasonido no es nada.
—¿Lautner? —Avery me mira con una sonrisa apretada y dolorosa.
Elizabeth la empuja y le da un movimiento de cabeza apenas
perceptible.
Hay dos breves golpes en la puerta.
—Buenas tardes, soy la Dra. Wiggins. —La pequeña doctora con
cabello castaño recogido en un moño apretado ofrece su mano.
—Sydney. —Hago un gesto a un lado—. Mi tía Elizabeth y mi
hermana Avery.
243
***
Avery regresó a L.A. ayer. Ella tiene un trabajo, cuentas por pagar, y
por ahora, no hay nada que pueda hacer por mí. Tengo nauseas la mitad
del tiempo y estoy luchando contra un caso grave de ansiedad. Mi
intención era volver a Illinois para contarle a mi papá, pero volar en mis
condiciones miserables no es una opción en este momento.
—¿Podemos hablar? —Elizabeth me da un vaso de té helado de
jengibre y lima.
Estoy tomando el sol y el aire fresco junto a la piscina y, por primera
vez, hoy mi estómago se siente tranquilo.
246
248
Página
18
Normalidad. Once semanas desde el comienzo de mi embarazo y
finalmente me siento normal otra vez. La miseria de sentirse enfermo todo
el día se ha desvanecido. Mi barriga se ha expandido solo lo suficiente
como para que yo lo note, y solo cuando intento abotonar mis pantalones
cortos o vaqueros. Las faldas, los vestidos de verano y los pantalones de
yoga son mis trajes de elección. Tuve que comprar sostenes más grandes,
pero no me quejo de eso. De hecho, creo que voy a amamantar a este
bebé hasta que cumpla diez años si conservo las tetas erectas.
Tristemente, he leído que ese no es el caso. Una madre bloguera dijo que
sus hijos le chupaban la vida a sus pechos. Pasaron de pomelos a masilla.
¡Fabuloso!
Elizabeth y Trevor se fueron a San Diego ayer. Por suerte para mí, su
condominio es más pequeño, así que dejaron una buena cantidad de
muebles aquí. Trevor pensó que eso ayudaría a que la casa se viera mejor.
Mi padre se va mañana para conducir mi auto con el resto de mis
pertenencias hasta aquí. Uno de los peores momentos de mi vida fue
llamar a mi padre para decirle que estoy embarazada. Lo ha estado
haciendo muy bien desde su cirugía y no quería provocarle un paro
cardíaco con mi revelación. El agonizante silencio en la línea después de
que le dije duró una eternidad. Luego, uno de los mejores momentos de mi
vida siguió. Él dijo: “Te amo y estoy aquí para ti”. Eso fue todo lo que dijo.
Por el momento era mi corazón el que estaba en peligro. Él me ofreció
amor incondicional y lloré más fuerte y más tiempo que si me hubiera
gritado y expresado su total desilusión. A veces creo que el alma de mi
madre se unió a la de él cuando murió, porque él habla con su voz, pero
con el corazón de ella.
249
Odio que tenga razón Este temor que tengo me está paralizando y
hace que sea imposible pensar racionalmente.
—Dane, sé lo que hará. Dirá que quiere estar conmigo, pero nunca
sabré si es por mí o por el bebé. Hace dos meses, nunca lo hubiera
cuestionado. Sentí que me amaba más que a nada ni a nadie. Pero
cuando vi a Claire y solo había pasado un mes… todo cambió. No puedo
confiar más en sus sentimientos por mí.
Dane se encoge de hombros.
—Entonces no le digas que estás embarazada… al menos no de
inmediato. Ve si él te elige, solo a ti. Si lo hace, entonces sabrás que no se
trata del bebé.
—¿Y si no lo hace? —Las palabras me cortaron el pecho.
Suspira.
—Si no lo hace, entonces no te casarás con el tipo equivocado por
las razones correctas.
***
Había pasado los últimos dos días pensando en lo que Dane dijo. La
noche que aparecí en la casa de Lautner y Claire abrió la puerta toqué
fondo. Me sentí rechazada por él sin siquiera verlo. La idea de ser
rechazada cara a cara es algo más allá de lo inimaginable. No puedo
empezar a imaginarlo. Sin embargo, tengo que hacerlo. Todos los que
quiero y con los que cuento con su apoyo me han dado su visión crítica
por mi decisión de no decirle a Lautner. Decirle, sin importar el resultado,
eliminará la culpa constante que siento alrededor de todos.
Mi papá llamó cuando estaba a una hora de distancia y eso fue
aproximadamente hace una hora. Me siento en el porche, con la rodilla
rebotando de arriba abajo, con los ojos pegados en la entrada, una
familiar jeep cherokee da vuelta en el camino y me levanto.
—¡Papá! —grito, volando escaleras abajo, mientras él sale.
—Hola, chiquita —me abraza y siento la emoción en su débil voz
mientras lucho por contener las lágrimas.
253
—No se lo he dicho…
—¿Qué? —La voz de mi papá se eleva.
Levanto la mano.
—Déjame terminar.
Se relaja en su silla, con los labios en una línea firme.
—No se lo he dicho porque necesito decidir qué hacer y decir para
que no me deje volver como su proyecto de lástima. Solo porque mis
sueños se hayan roto como los de mamá, no quiere decir que deba
conformarme con alguien que no me ama.
Las cejas de papá se juntan, fruncidos, y está moviendo la cabeza
de lado a lado.
—¡Caramba! Espera un minuto. ¿Por qué dirías eso?
—¿Decir qué?
—Que los sueños de tu mamá se rompieron. ¿De dónde sacaste esa
impresión?
Trago, sintiendo un nudo creciente en mi garganta.
—La escuché…
Mi papá se inclina hacia adelante poniendo los codos en las rodillas.
—¿La escuchaste qué?
Ha pasado más de una década y era joven, pero sigo escuchando
su voz, su angustia.
—Tú y mamá estaban peleando. Era tarde y Avery estaba dormida,
pero yo no. Me senté en la parte superior de las escaleras, ustedes estaban
en la cocina.
Los hombros de papá se hunden, la cabeza inclinada como si
supiera lo que voy a decir, como si recordara.
—Estaban discutiendo por dinero. Ella dijo que deberías haber
elegido una profesión diferente si esperabas que se quedara en casa
descalza y embarazada. Le dijiste que gastaba mucho dinero en ella… en
mi… y en Avery. —Mi voz se quiebra mientras salen algunas lágrimas.
—Sidney no… —la tensa expresión de angustia en su rostro es casi
tan dolorosa como los recuerdos.
Respiro profundo y miro hacia la piscina.
255
258
Página
19
Dejé a mi papá en el aeropuerto y conduje directamente a Lautner.
Es domingo, así que hay una posibilidad de que él esté en casa.
Preparándome para verlo con Claire cuando llamo a la puerta ha sido
difícil, pero tengo que hacer esto. Es la única forma en que puedo avanzar.
Se lo debo a nuestro bebé y se lo debo a él.
No veo su 4Runner, pero el lote es grande e inusualmente lleno, por
lo que es posible que esté aquí en alguna parte.
Una vez más siento náuseas al subir las escaleras de su apartamento,
pero esta vez todo son nervios. Con una respiración profunda, llamo a la
puerta.
Sin respuesta.
Toco de nuevo.
Sin respuesta.
—¿Puedo ayudarte?
Me vuelvo y vuelvo a mirar el tatuaje de rosa que he visto antes. —
Uh... estoy aquí para ver a Lautner.
Rose se detiene en el último escalón, así que me está mirando. —Está
en el hospital.
Asiento con la cabeza. —Iré allí entonces.
—No te dejarán entrar a menos que seas un familiar.
Entorné los ojos. —¿De qué estás hablando?
—De su madre, duh.
259
regresó, pero ahora está diseminado. Quimio, radiación... todas esas cosas
buenas. De todos modos, ha sido un desastre. Rara vez lo veo, Claire dijo
que entre su residencia y su mamá apenas se sostiene. Ella ha estado con
él noche y día. Le hace la colada, va de compras y visita a su madre
cuando tiene oportunidad. No sé lo que haría sin ella en este momento.
Mi cara se ha relajado. No tengo expresión, y lo único que siento es
conmoción. Es el equilibrio entumecedor entre sentir su dolor y el mío.
—¿Quieres que le diga que pasaste por aquí?
La miro, de vuelta a su puerta, luego a mi mano descansando sobre
mi estómago. —No... No es necesario.
Mi cuerpo está en piloto automático ya que mi mente es papilla. Esa
es la única explicación de cómo estoy en casa y en el sofá. No recuerdo
haber dejado su edificio de apartamentos ni haber manejado hasta casa.
Ya no hay una solución obvia para nada de esto. ¿Cómo vuelvo a su vida
ahora mismo? Si él está pendiente de un hilo, uno que Claire mantiene
unido, ¿cómo puedo romper eso? ¿Qué le hará a él?
Estoy herida, enojada y confundida. Necesito un consejo porque no
puedo confiar en mis instintos si no tengo ninguno.
260
Página
20
—¡Empuja! Sam, puedes hacer esto. —Avery me aprieta la mano y
me anima.
El dolor es una locura y la exclusión de la epidural fue un gran error
astronómico. Muy tarde ahora.
—Puedo ver la cabeza. Lo estás haciendo muy bien, Sydney. —La
voz de la Dra. Wiggins, aunque calmada, es irritante como el infierno.
Ella ha estado "viendo la cabeza" durante los últimos cuarenta
minutos. Estoy empapada de sudor y agotada. Tal vez me quedaré
embarazada para siempre. Este bebé obviamente no quiere salir.
—Estoy demasiado cansada... —Respiro—… No está funcionando.
No hay espacio suficiente.
La Dra. Wiggins se ríe. —Tu bebé está bien y estás bien. Este es un
maratón, Sydney, no un sprint.
Maratón de mierda ¿Tiene alguna idea de cuánto odio correr?
—¡No, no, no! —grito, sintiendo que mi vientre se tensa y que el dolor
hunde sus feas garras en mí a medida que otra contracción se acumula
con una fuerza implacable.
—¡Ahora! Empuja con todo lo que tienes, Sydney. —Instruye la Dra.
Wiggins.
El fuego ardiente es tan intenso. Se siente como si me estuvieran
destrozando.
Al final de la contracción, agito mi cabeza de lado a lado y gimo.
—Dame tu mano, Sydney. —La Dra. Wiggins guía mi mano entre mis
piernas—. ¿Siente eso?
261
Lautner. Dos días después de que salí de su departamento con los nuevos
conocimientos sobre su madre, terminé en el hospital después de
desmayarme. Afortunadamente, Dane y yo debíamos encontrarnos en el
parque para perros y él vino a buscarme cuando no aparecí. El doctor dijo
que era una combinación de estrés y deshidratación.
Mis prioridades cambiaron. No podía arriesgarme a añadir el estrés
de Lautner al mío. Lo único que importaba era nuestro bebé. Ahora sé que
ella es lo único que alguna vez importará. Mis manos están hechas para
sostenerla y mi corazón late para amarla.
Trevor y Elizabeth vendieron su casa en noviembre. Consideré
encontrar un lugar para alquilar en L.A., pero ya había contratado puestos
de trabajo freelance en Palo Alto y San Francisco a mediados de febrero.
Entra Dane. Posee varias propiedades de alquiler y una se volvió disponible
en diciembre. Ofreció dejarme alquilarlo mes a mes, una oferta que no
pude rechazar. Es una pintoresca y pequeña casa de ladrillo de dos
dormitorios con un patio trasero cercado perfecto para mi hijo adoptado,
Swarley. Me atengo a la simple verdad... él me entiende, y ahora lo tengo.
—¡Shh... silencio, Swarley! —Avery reprueba su fuerte saludo mientras
deja a la bebé sobre el sofá.
—Él solo está dándole la bienvenida. —Me río, sacando a una
Ocean dormida en su portabebes—. Ella ha estado escuchando su “voz”
por meses. Estoy segura de que no la eliminará.
—¿Qué podemos traerte para almorzar? —pregunta Elizabeth,
siguiendo a mi padre por la puerta principal.
Sentada en el sofá con todo el mundo envuelto en mis brazos, sonrío.
—Lo que sea. No hay mucho aquí.
—Dane está en la tienda mientras hablamos, pero por ahora iremos
a buscar algo. —Mi papá se inclina y presiona un suave beso en la cabeza
de Ocean. La chispa de adoración en sus ojos se mueve.
—Dane ya ha hecho demasiado. Él no debería comprar mis
compras. —Pongo los ojos en blanco.
Avery se sienta a mi lado mientras Elizabeth y mi papá se van a
almorzar. —Sí, tratas de decirle eso. Él sacrificaría su nuez izquierda antes
de que te dejara desear o necesitar algo.
Niego con la cabeza. —Lo sé. Él es un buen amigo. No sé cómo
habría sobrevivido estos últimos meses sin él.
—Pfft... ¿amigo? Lo que sea. Dane tiene una visión completa del
263
264
Página
21
Ocean tiene casi tres meses y nunca la he adorado tanto. Sus
hermosos ojos azules son fascinantes e hipnóticos. Avery sigue enviándome
listados de alquileres en L.A. Ella piensa que deberíamos conseguir un lugar
juntas para poder ayudar con Ocean. Es tentador, pero no quiero que su
vida gire en torno a la mía. Por ahora, estoy contenta con mi vida en Palo
Alto. Avery cree que es la proximidad de Lautner, pero no lo es. Al menos,
espero no ser tan patética.
Continúo reservando más trabajos, manteniéndolos por la noche y
los fines de semana según la sugerencia de Dane. Cuando traté de
colocar un anuncio para una niñera a tiempo parcial, se deshizo por
completo. Insistió en que trabajé en mi agenda para poder quedarme con
Ocean, llegando incluso a socorrer a su asistente, Kimberly, para que sea
su refuerzo en caso de que lo llamen para una emergencia.
Lautner ha tomado residencia permanente en mis pensamientos. No
estoy segura de que alguna vez pueda mirar a Ocean y no pensar en él.
Recientemente, he pensado en decirle. No tiene idea de que se está
perdiendo parte de su propia vida, una esencia perfecta y hermosa de
nosotros. Lo que más me ha sorprendido es que Dane, quien jugó como el
defensor de Lautner durante meses después de descubrir que estaba
embarazada, ahora es quien me hace dudar de mi decisión de
contárselo. Él piensa que Ocean no recordará esta vez en su vida, por lo
que arriesgarse a una batalla por la custodia es innecesario en este
momento. No puedo entender la idea de que Lautner y el Dr. Brown
conduzcan con mi bebé un fin de semana, una semana o más. La
protección que siento hacia ella es feroz.
—Hay dos botellas en el refrigerador y leche congelada en el
265
digo nada.
Página
267
Página
22
¿A dónde se ha ido el tiempo? Ocean se está preparando para
celebrar su segundo día de Acción de Gracias. El cabello ondulado de
color marrón oscuro y los ojos azules como el océano me controlan. Ella es
el alfa y la omega de mi vida. Esta niña mía ha tenido más fotos suyas que
cualquier celebridad.
Dane se ha convertido en parte de nuestras vidas tanto como
Swarley. No es que lo compare con un perro. Bueno, tal vez lo hago. La
verdad es que… él es como familia; aún no he definido su papel.
Definitivamente somos amigos, y la línea entre eso y más es borrosa.
Tomarse de las manos en el parque y cenar juntos casi todas las noches es
la parte más importante. También ha habido besos ocasionales, pero no
conducen a nada más. Dane me está esperando, puedo sentirlo. Creo
que esperaría por siempre.
Los persistentes pensamientos de decirle a Lautner sobre Ocean casi
han desaparecido, casi. No me cabe duda de que es la fracción de la
duda, lo quejodidamente me impide seguir adelante por completo. Dane
lo sabe también. Lo veo tratando de cumplir el rol de padre con Ocean,
pero no lo voy a permitir por completo. ¿Quiero que Ocean conozca a su
padre algún día? ¿Me odiará como sé que Lautner lo haría? Estas
preguntas son agonizantes y las respuestas no son tan simples.
Dane estuvo fuera de la ciudad la semana pasada en una
conferencia. Llega a casa esta noche y es patético lo ansiosa que estoy
por una conversación adulta. Mientras tanto, Ocean y yo estamos en
camino hacia el parque, específicamente al parque que Lautner me llevó
a ver a Brayden volar su avión de control remoto. A Ocean le encanta
mirar a los niños, y como hoy hace un calor inusual, no puedo resistirme a
268
su asiento.
Su entusiasmo de ojos brillantes coincide con el mío mientras sale
disparada del auto y corre hacia la colina cubierta de hierba. Esos
pequeños pies suyos apenas pueden seguir el ritmo de la energía que
tiene.
—¡Ocean, espera a mami! —Agarro su chaqueta y la persigo.
Agarrándola antes de que llegue a la cima de la colina, maniobro su
cuerpo retorciéndose en su chaqueta de lana rosa.
—¡Mira! —Señalo hacia el cielo donde un avión bajo control remoto
zumba sobre nosotras.
Ella chilla de placer mientras su boca intenta formar la palabra
correcta. —¡Vión! —Su atención es robada rápidamente por la pequeña
pelota de fútbol que es arrojada a sus pies—. Pelota. —Ocean la toma y
comienza a correr con ella, obviamente su gusto por el fútbol es de su
padre, no mío.
El parque está abarrotado hoy; no fuimos las únicas que decidimos
salir y disfrutar del clima cálido. Mantengo una distancia cercana detrás de
mi hija mientras asimilo a la diversa multitud. Familias, parejas, grupos de
chicos con aviones como un caro hobby, e incluso algunas personas
solteras con sus compañeros K-9 están repartidos en la gran área abierta.
Supongo que será mejor que no le diga a Swarley que hay otros perros
aquí.
Algo me llama la atención o alguien me llama la atención. Han
pasados dos años y medio y probablemente haya cincuenta metros entre
nosotros, pero reconocería esa figura en cualquier lugar.
Lautner.
Está usando vaqueros desteñidos y una sudadera con capucha
negra y me está dando la espalda. No veo a nadie más con él. Su cabeza
se inclina hacia atrás mientras sigue a un avión sobre su cabeza. Mi
corazón late en mi pecho. Eso es todo. No estoy segura de por qué, pero
se siente como el momento.
—¿Ocean? —grito y ella corre hacia mí.
La tomo en mis brazos. —¿Quieres conocer a tu papá? —susurro más
para mí que para ella.
Doy un paso tentativo hacia adelante y me detengo. —¡Dios mío! —
Respiro. Mis pulmones luchan por respirar mientras la vida es absorbida de
ellos.
269
—Aquí dentro. —Mi voz carece del entusiasmo que debería tener.
Después de todo, lo he estado extrañando toda la semana.
Página
Se sienta a mi lado, me toma en sus brazos y me besa a un lado de
la cabeza. —¿Dónde está el pequeño paquete de energía?
—Swarley está fuera. ¿No lo viste?
Dane se ríe y me aprieta más fuerte. —Sabes a quién me refiero.
Deslizo mi mano a lo largo de su pecho, devolviéndole el abrazo. —
Está dormida. Correr por el parque la dejó exhausta. Luego perdimos su
pelota y sufrió un colapso total en el auto.
—Mm, que mal. La extrañaba y no podía esperar para llegar a casa
y verla.
Inclino mi barbilla hacia arriba para mirarlo. Mi cuerpo siente un
ligero zumbido cálido. —Solo ella, ¿eh?
Él traga. —No…
Agarrando la parte de atrás de su cabeza, me encuentro haciendo
un movimiento audaz que nunca imaginé hacer. Lo beso. Comienza a
alejarse, así que trepo sobre él, a horcajadas, y le muestro que no quiero
que se detenga. Hoy, perdí una parte de mí misma y el vacío es crudo.
Necesito esto. Necesito seguir. Necesito… a Dane.
271
Página
23
La boda
—Tú, Sydney, ¿tomas a Dane como tu legítimo esposo?
—¡Ocean! —La estridente voz de Avery envía escalofríos a través de
mi cuerpo.
—¡Ocean! —grito—. ¡Alguien, que consiga ayuda!
Mi hijita, mi corazón, mi mundo entero se encuentra desmayada en
el suelo. Su cuerpo esta rígido los movimiento de convulsiones la sacuden y
sus ojos se revuelven dentro sus orbitas pero están cerrados.
—¡Oh, Dios! ¡Alguien, por favor ayuda! —Mi voz se quiebra.
Sus pequeños labios se ponen azules.
—¡No! ¡No! —Mis súplicas parecen estar cayendo en oídos sordos.
¿Por qué nadie está ayudando?
—Sydney, cálmate. Ella estará bien. —La voz de Dane es calmada
pero se siente como papel de lija ante mis nervios.
—¡Ella no está bien! Sus labios están azules. ¡No está respirando!
—Ha tenido una convulsión. Mira, cariño, está respirando. Todo va a
estar bien.
Todas las voces a mí alrededor se convierten en ecos. Rezo para que
Dios la salve, que me lleve a mí en su lugar. Mi bebé... mi dulce y pequeña
Ocean...
272
diciendo. Los ojos del Ocean se encuentran con los míos. Iris azul. Es
coherente y respira. El color ha vuelto a sus labios, pero ella está llorando.
Mi bebé está asustada. La parte inferior de mi vestido está sucia, y una
sección de mi falda de tul fue rasgada al subir a la parte trasera de la
ambulancia en mi frenética desesperación.
Me preguntan si tengo una preferencia hospitalaria pero no puedo
responder. Estamos en L.A. Nada es familiar. Dane sugirió que tengamos la
boda aquí desde que Avery vive aquí donde su familia está cerca. Han
sido maravillosos ayudando a planificar todo, pero ahora mismo, desearía
que estuviéramos en Palo Alto. La doctora Erickson, la pediatra de Ocean,
me tranquilizaría. Ha sido más que la doctora de Ocean; ella ha sido una
amiga para mí y me ayudó a pesar de todas mis preocupaciones y la
aprehensión de ser una madre primeriza.
—¡Mami!—Llora Ocean.
—Aquí estoy, bebé. —Me inclino y la abrazo, tratando de calmar sus
nervios. Las luces y los extraños que la miran deben de ser aterradores para
ella.
Llegamos a la entrada de emergencia y los gritos del Ocean se
hacen más fuertes a medida que la llevan al interior. Dane, Avery, y mi
padre están justo detrás de nosotros. La enfermera me coloca un
sujetapapeles y todo lo que quiero hacer es abofetearla en la cara con el.
Por suerte para ella, Dane lo toma y comienza a llenar los formularios.
Mi estúpido vestido llama la atención de todos, las piezas rasgadas
en la parte inferior siguen siendo pisoteadas por mis talones.
—Señorita o Señora... —dice en forma de pregunta la enfermera.
—Señorita, quiero decir, señora, no espere es… Sydney, mi nombre es
Sydney. —El revoltijo en mi cerebro no me deja unir las piezas del
rompecabezas. Yo debería ser la Sra. Abbott, pero no creo que
oficialmente se lograra. Estoy segura de que el gran vestido blanco la tiene
confusa.
—Sydney, vamos a hacer algunas pruebas, entonces un médico
vendrá y hablará con usted.
Asiento. Mi corazón se rompe, el sonido de sus gritos me aplasta. Me
llama, pero no puedo hacer nada. Ahora le harán estas pruebas, sé que
estará asustada y que me necesita.
El tiempo es irrelevante. No he mirado un reloj. Tal vez ha sido una
hora, tal vez han sido diez. Para mí, se siente como una eternidad.
—Hemos terminado con las pruebas. La llevaremos a su habitación
273
—dice la enfermera.
Página
beso su frente.
—Hola, Ocean. Soy el Dr. Sully. —Su voz se ha transformado
mágicamente en una calmante armonía—. ¿Quieres escuchar mi
corazón? —Él sostiene su estetoscopio.
Sus ojos apenas están abiertos, pero ella lo sostiene de todos modos.
Ajustándolo suavemente en sus oídos, él sostiene el extremo opuesto en su
pecho. Sus pequeños labios de cereza se convierten en una suave sonrisa.
Agarra algo en el bolsillo de su abrigo.
—¿Puedo mirar tus ojos?
Asiente, todavía luchando para abrir los ojos.
Contengo la respiración mientras usa una mano para sostener el
instrumento con una luz hasta su ojo y con la otra mano levanta el
parpado. Mi mundo entero empieza a colapsar a mí alrededor.
—Tus ojos… son hermosos. —Su voz se quiebra, después se aclara la
garganta y le quita el estetoscopio—. ¿Puedo escuchar tu corazón ahora?
Asiente.
Lautner no me mira, ni siquiera una mirada reconociendo que
todavía estoy en la habitación.
Coloca el estetoscopio alrededor de su cuello y aprieta su mano.
Bien podría estar apretando mi corazón. —Estas perfecta, pero como se
está haciendo tarde creo que deberías quedarte aquí y volver a casa por
la mañana. ¿Eso estaría bien?
Me mira y aprieto su otra mano y sonrío. —Estaré aquí toda la noche.
No voy a ir a ninguna parte.
Asiente.
—Me aseguraré de que tengas algo de comer, después regresaré
por la mañana. ¿De acuerdo? —Todavía sostiene su mano.
Ella le sonríe y apenas puedo respirar. Todos mis lirios azules, es
demasiado.
Me levanto, esperando que me mire, pero no lo hace. Se da la
vuelta y deja la habitación.
¿Qué demonios?
—Dane, tía Avery y el abuelo están afuera. ¿Quieres verlos?
Ocean sonríe. —Sí.
276
Saco la cabeza por la puerta y todos están ahí de pie. No hay forma
de esconder las preguntas que tienen grabadas en sus rostros, listas para
Página
280
Página
24
Se siente tan bien estar en casa, incluso si mi boda se convirtió en
una catástrofe épica. Los padres de Dane y mi familia trataron de retrasar
los eventos hasta que Ocean salió del hospital ayer, pero no pude. Poner
un pie delante del otro para caminar hacia el automóvil fue difícil. Hablar
era aún más desafiante, por lo que continuar con una ceremonia de
matrimonio estaba fuera de discusión. No puedo pensar en el dinero, ni en
los parientes confundidos, ni en mi prometido, ni en su ego destrozado.
Ocean y Lautner. Eso es todo, eso es todo en lo que puedo pensar.
No hay forma de explicar esto a una niña de dos años. ¿Qué diré sobre la
nueva presencia de Lautner en su vida? La pobre niña pensará que está
enferma todo el tiempo con el Dr. Sully. Necesito encontrar algunos libros
sobre este tema o buscar ayuda profesional. Parece que probablemente
haya oportunidades para introducir a un nuevo padre en la vida de una
niña. El primero, por supuesto, habría sido cuando ella era un bebé. En mi
opinión completamente poco profesional, la próxima oportunidad no
debería ser hasta que sea mayor y pueda entender lo que sucedió, tal vez
en diez años. Estoy segura de que Lautner buscará eso. “Oye, grandullón,
lamento que te haya ocultado esto durante tres años, pero si a ti te pasa lo
mismo, creo que deberíamos esperar otros diez. Te llamaré”.
El viaje de ayer a casa y la instalación es borroso. No estoy segura si
Dane y yo dijimos más de dos palabras el uno al otro. Ahora esta mañana
se ha ido a correr. Ocean todavía está durmiendo y estoy tratando de
encontrar dónde poner todas nuestras cosas. El mes pasado, Dane
encontró un inquilino para la casa en la que vivíamos. Ahora nos mudamos
a su casa, a nuestra casa.
—Oye —dice Dane a pesar de respirar entrecortado cuando se abre
la puerta principal.
281
—Oye. —Sonrío.
—¿Estás pensando en desempacar o despegar?
Su pregunta es un golpe de ventosa.
—Dane... no estoy... solo porque no hice todo no significa que me
vaya.
Él cuelga su cabeza y mueve su peso de lado a lado. —Es solo que...
Vi la forma en que lo miraste y…
—¡Espera! ¿Cómo lo miré? ¿Como si estuviera asustada de que él lo
sabría? ¿Cómo todo mi maldito mundo se derrumbaba a mí alrededor?
¿Me iban a quitar a mi bebé? Porque eso es todo. Cualquier cosa que
creas haber visto está en tu cabeza y no en la mía.
La mueca en la cara de Dane envía oleadas de arrepentimiento a
través de mí. Yo suspiro. —Lo siento. No quiero contagiarte de esto. Mi
cabeza está lista para explotar y lo último que necesito es tener que
preocuparme de que te sientas inseguro. —Me acerco a él y tomo sus
manos en las mías—. Nos casaremos. ¿Bien?
Él asiente y luego camina hacia las escaleras.
—¿Dane?
Él se gira.
—¿Qué quiso decir Lautner con “podrías haber dicho algo”?
Se pasa las manos por el pelo sudoroso y niega con la cabeza. —Lo
vi en una cafetería un mes antes de tener a Ocean. Pero no era mi lugar
para decírselo.
—¿Por qué no me dijiste?
Él se encoge de hombros. —Por la misma razón por la que no se lo
dijiste. No necesitabas el estrés. Ocean era tu prioridad número uno y,
bueno... ustedes dos eran mías.
***
7
schnauzer: es una raza de perro.
¡Ufff! Odio que Dane sea una mejor persona que yo. Sé que sus
inseguridades siguen ahí, pero las esconde muy bien. Debe ser una cosa
de hombres.
Peter Gabriel suena y yo respondo antes de que la letra me paralice.
—Hola.
—Bueno días, ¿os vais todos a la playa hoy?
Estoy teniendo problemas para sentir la emoción que irradia Lautner
con su voz alegre.
—Por supuesto. Ya empaqué nuestro almuerzo. ¿Dónde quieres que
nos encontremos?
—Estaba pensando en la playa a la que solíamos ir…
—¡No! —Respondo mientras camino hacia la cocina, así Ocean no
me escucha.
—¿Qué? ¿Por qué no? —Suena tan estupefacto.
—No llevo ahí a mi hija.
—Nuestra hija… —me interrumpe.
Pongo los ojos en blanco y lanzo un suspiro exasperado. —No voy a
llevar a nuestra hija para encontraros a ti y a tu prometida en la misma
playa donde… —No puedo decirlo.
—Hicimos el amor —susurra.
¿Por qué lo dijo? ¿Por qué lo dijo así?
—Solo elige una playa diferente.
—Tú y Dane eligen entonces. No me importa.
—Dane no va a ir. Él… ha tenido que ir a trabajar. —No menciono la
parrilla porque en ese punto me sentiré muy afortunada si logro sobrevivir
algunas horas en la playa.
—Entonces os recogemos a las dos en media hora.
—Yo conduzco. La sillita de Ocean está en…
—Syd, compre una sillita.
¡Guau! ¿Por qué esa admisión me molesta? No es que pensara que
la vería algunas veces y luego decidiría que ya no quería ser su padre. Pero
por alguna razón, a pesar de lo que dijo, parece que la estoy perdiendo
285
de una a una.
—Uh… está bien, entonces te vemos… en un rato.
Página
—¿Sydney?
—¿Sí? —respondo con voz temblorosa.
—Necesito tu nueva dirección.
—Oh, mm, te envió un mensaje de texto.
—Está bien te veo luego.
***
—Mantente hidratada y usa protector solar. —Dane nos abraza y nos
besa a las dos antes de irse.
Ocean y yo nos sentamos en el columpio del porche y esperamos a
Lautner y Emma. Todo lo que sabe es que vamos a ir a la playa. Como aún
no podemos tener la conversación de quién es su padre, he decido no
decir nada y esperar a que formule sus propias preguntas.
—Aquí están.
Lautner todavía maneja el mismo 4 Runner negro. Tiene dos tablas
de surf atadas a la cima al igual que en nuestra primera cita en la playa.
Nos ponemos de pie mientras salen.
—Hola, Ocean. —La voz de Lautner es suave y sus malditos ojos de
Medusa hechizan a mi pequeña niña.
Otra pequeña parte de mi corazón se desgarra cuando veo el
reconocimiento en sus ojos y ella voluntariamente va hacia él. Él la levanta
y le da un suave abrazo.
—¿Me recuerdas?
Ella solo sonríe.
—Te cuidé cuando estabas enferma. Recuerda, soy el Dr. Sully pero
puedes llamarme… —él duda y entonces mira de mí a Emma.
Estoy conteniendo la respiración. Si dice papi, papá, padre o algo
así, lo voy a perder.
—Sully, solo llámame Sully.
Todo lo que Ocean puede hacer es sonreír.
—Ocean, esta es Emma.
Emma sonríe. —Hola, Ocean. Me encanta tu nombre y tus hermosos
ojos azules.
¿En serio? Ella tiene que mencionar los ojos. Habla sobre las uñas en
286
una pizarra.
—Emma, esta es Sydney.
Página
Excavo tan profundo que es doloroso, pero logro una sonrisa
educada mientras le ofrezco mi mano.
—Encantada de conocerte. —Su voz es suave y dulce; coincide con
su sonrisa.
Reconozco el largo cabello negro del parque. Ella es más o menos
de mi estatura con algunas más curvas pronunciadas, pero aún muy
tonificada y… hermosa. No puede ser mayor que yo. En todo caso, es más
joven con una piel de oliva perfecta, lo que me hace esperar que no sea
mayor y se vea tan bien.
—Estoy encantada de conocerte también. ¿Vamos? —Le indico al
auto.
Lautner asegura a Ocean en su asiento mientras que Emma se pone
delante y le doy las bolsas.
—Esperar, olvidé nuestro refrigerador y botellas de agua. Vuelvo
enseguida. —Salgo corriendo a la casa y a la cocina.
Nuestras botellas de agua están en el refrigerador. Agarrándolas, me
vuelto para cerrar la puerta y mi respiración se detiene. Lautner está aquí,
a centímetros de mí. Casi me tropiezo con él. Mirando hacia arriba,
encuentro sus irises azules y me están derritiendo. Mi corazón lucha por
mantenerse al día. Me está desnudando con sus ojos, pero no físicamente,
es una marca emocional que nunca desaparecerá. Tres años después y
todavía lo siento, todavía lo siento. Él no habla, su cara es de piedra, vacía
de toda emoción. Cierro los ojos y rompo el trance.
—Voy a buscar el refrigerador —susurra tan cerca de mi rostro que
huelo la menta de su pasta de dientes.
Asiento y trago hacia atrás un río de emociones en aumento.
***
—Hola, pequeña nena. —Me inclino y le doy un beso rápido a
Ocean antes de sujetar mi cinturón de seguridad.
Emma se vuelve y sonríe. Entonces veo los iris azules en el espejo
retrovisor cuando estamos de regreso fuera de la unidad.
Malditos ojos de Medusa.
Solo mátenme ya. El hombre que se llevo todo de mí y luego lo
regreso por 100 veces después nueve meses, me está torturando con
palabras tácitas. Mientras la vida que hicimos juntos se sienta junto a mí y
287
Flor…yo…flor.
—Espero que no te importe, Lautner dijo que habló contigo acerca
de Ocean siendo nuestra niña de las flores —dijo Emma con arrugas de
aprensión en la nariz—. Necesitaré que le tomen medidas para un vestido,
como ayer, quizás podamos hacerlo mañana por la mañana.
Lautner entrecierra los ojos y gesticula—: Lo siento. —Sabe
malditamente bien que no dije si a esto.
—Sí, seguro, lo que sea. —Me doy vuelta y agarro algunas toallitas de
mano y unas uvas para Ocean—. Uh… Dane quería que los invitara a
cenar esta noche. Va a hacer parrillada.
—Oh eso suena divertido. No está sirviendo carne roja o de cerdo, ¿o
sí? —pregunta Emma mientras se acomoda el top.
—No lo sé, probablemente pescado o algo así. —Me alegro de que
mis lentes oscuros escondan mis exagerados ojos en blanco.
—Nos encantaría, gracias —dice Lautner, hurgando en su
refrigerador.
—Entonces, ¿es una gran boda la que tienes?
Lautner se sienta en su toalla y Emma se deja caer entre sus piernas.
—Solo unos quinientos —dice.
Afortunadamente, la uva que acabo de reventar en mi boca no ha
salido de mis dientes o me asfixiaría. ¿Solo quinientas?
—Después nos vamos a Bali por diez días de… —ríe y se inclina hacia
atrás, besando su cuello—… ya sabes.
—Si… bueno, deberíamos regresar. Dane podría necesitar mi ayuda.
—Meto nuestras cosas en nuestras bolsas y sacudo la arena de Ocean. La
daga visual que Emma acaba de lanzarme hace que lloren mis ojos y
sangre mi corazón.
Por el rabillo del ojo, veo a Lautner levantándose. Me está mirando,
pero me niego a mirarlo.
—Vamos a conseguir tus juguetes, cariño. —Sostengo su mano y la
acerco hacia la pila de juguetes de arena.
Lautner se acuclilla junto a mí y ayuda a vaciar la arena y a ponerlos
en la bolsa de malla. —Lo siento —susurra.
No puedo hablar. Si intento hablar, voy a llorar. Y estoy segura como
el infierno que no voy a llorar enfrente de Lautner y Emma.
292
tengo que drenar la mitad del agua y agregar agua fría porque me gustan
los baños calientes. En unos cuantos minutos me estoy congelando y salgo
de la bañera rodeada de todos sus juguetes. En un buen día lo logro sin
resbalar sobre un juguete y cayendo de regreso a la bañera, enviado una
marea de agua al piso y evitando que la cabeza de Mr. Ducky quede
atrapada en mi trasero por unos pocos centímetros.
Ocean juega hasta que desaparecen todas las burbujas jabonosas y
se ve la arena en el fondo de la bañera. La ayudo a vestirse y seco su
cabello antes de enviarla abajo con Dane. Mirándome en el espejo,
admiro el bonito color que el sol agrego a mis mejillas hoy. Mis ojos, sin
embargo, todavía están un poco rojos. Después de rociarles algunas gotas,
aplico un poco de delineador, mascara de pestañas, y brillo de labios.
—Sidney, están aquí —llama Dane.
Me apresuro a secarme el cabello después me pongo unos vaqueros
oscuros y una blusa blanca sin mangas. Echando un último vistazo en el
espejo, libero un gran suspiro. —Ronda dos de tortura para Sidney. Ding.
Ding. Ding.
—Hola. —Saludo a Lautner y a Emma mientras abro la puerta de
atrás.
Están sentados en la terraza bebiendo cerveza y vino mientras
observan a Ocean perseguir a tres perros.
—Un mundo pequeño, cariño. El papá de Emma, o los gatos de su
papá son pacientes míos. —Sonríe Dane y da vuelta a las hamburguesas
en la parrilla. Por suerte para Emma son hamburguesas de pavo.
—Sí, no tenía idea de que tu esposo, o el que pronto será tu marido
es el infame Dr. Abbott, o el susurrador de gatos, como lo llama mi papá.
—Emma está sentada en el regazo de Lautner jugueteando con sus uñas a
lo largo de su nuca.
—Dane está dotado de todo —murmuro y sonrío.
—¡Mamá! —El grito espeluznante de Ocean envía mi cuerpo a la
acción.
Corro hacia ella. Ella ha caído en las rocas y se raspó la rodilla.
—Shh... está bien, cariño. —La acuné en mis brazos y la llevé a la
casa.
—Déjame poner esto en un plato y te conseguiré el botiquín de
primeros auxilios —dice Dane.
295
cubo de goma en el otro lado de la plataforma y silbo a los perros. Los tres
vienen corriendo. Los arrojo tan rápido como los recuperan. Cada vez que
miro a Lautner y a Ocean, él le sonríe, pero sus ojos encuentran
rápidamente los míos, como si sintiera mi mirada. Estamos a unos quince
metros de distancia, pero cuando sus iris azules están sobre mí, lo siento tan
cerca como cuando estábamos en el baño.
El cuarto de baño. Dios, ¿qué pasó allí? ¿Cómo es que hace menos
de una semana estaba en medio de mis votos matrimoniales con Dane —y
Lautner se casará en un mes— pero cuando estoy cerca de él, los tres años
que pasamos separados parecen desaparecer? Esto es un desastre.
299
Página
26
El lunes no puede venir lo suficientemente rápido. Necesito alguna
seria ayuda psiquiátrica.
Lautner y Emma se fueron pronto después de la cena y Ocean
estaba dormida para las nueve. Dane, sin embargo, estaba sintiéndose
juguetón como un gato. Parte de mí se preguntaba si él había estado junto
a uno y había atrapado algún virus felino como Peter Parker y la mordida
de araña. Continuaba restregándose contra mí mientras estaba lavando
los platos, y frotó con la nariz mi cuello y lo lamió. Si lengua se sentía seca…
como la de un gato. No bromeo. Cuando tarareaba satisfecho, sonaba
como un ronroneo. Entonces casi me desmayé cuando miré y lo vi
lamiendo la parte superior de su mano. Pensé “¡Mierda! Se está limpiando.”
Pero luego me di cuenta de que había algo de glaseado en su mano de
limpiar los restos de cupcake de Ocean.
Lo estoy perdiendo. Lautner está de regreso en mi vida de la peor
manera imaginable. No puedo sacarlo de mi cabeza. Después de que
Dane salió de su escalofriante fase felina, se convirtió en un perro en la
cama. Más lamidas, pero no lamidas sexys. Era del tipo de lamidas que
hacen a uno sentir la necesidad de lavarse. La situación se sentía como
una del Dr. Brown y Swarley. Dane debía haberse hidratado antes de ir a la
cama porque su lengua seca de gato se volvió resbaladiza, varita
lubricante babosa. Sus manos eran papel de lija arrastrándose en mi piel
con cada toque suyo. La erección moderada pero no del tamaño de
Lautner en sus calzoncillos estaba restregándose en la piel cruda de mi
muslo mientras él follaba mi pierna y acariciaba mis pechos. Incluso mis
pezones estaban aterrorizados mientras se revertían como tortugas
escondiéndose. Me recosté allí y me ablandé como un cadáver hasta que
Dane me preguntó si algo andaba mal. La respuesta que juré que nunca
usaría en la cama salió automáticamente como una desesperada súplica.
300
Ocean despierte, estoy viendo las cosas de manera diferente. Dane usó los
mismos movimientos en mí anoche como desde la primera vez que tuvimos
sexo. Lautner estaba jodiendo mi cabeza. Incluso trato de imaginar a
Lautner teniendo sexo con Emma, esperando que revuelva algo de ira y
me haga desear más a Dane, como la vez que los vi en el parque. Nada
funcionó.
—Buen día, cariño. ¿Cómo está tu cabeza? —pregunta Dane con
voz alegre, quitando la correa de Swarley.
—Mucho mejor, gracias. —Sonrió.
—¿Cuándo es la prueba del vestido, la toma de medidas, lo que sea
que pase?
Me encojo de hombros. —No estoy segura. Aún no he recibido la
llamada.
—¿Es una cosa de chicas o iremos todos?
—No sé eso tampoco. —Sorbo mi té—. Emma quiere llevar a Ocean,
solo a Ocean, con ella y Lautner con su padre para almorzar mañana.
¿Qué te parece?
Dane termina de tragar su agua luego limpia su boca con el reverso
de su mano. —Conozco al Dr. Kane. Es un buen tipo. Depende de ti, pero
no me preocuparía demasiado, a menos que no confíes en Lautner.
—No es un problema de confianza. Ocean es joven y no quiero que
esté asustada.
—Realmente es la niña de mamá, pero creo que le hará bien. Quizás
eso es una buena idea para dejarla ir un par de horas antes de que
decidan que pase su fin de semana con ellos en L.A.
Levanto la cabeza rápidamente. —¿Por qué dices eso? ¿Dijeron
algo?
Dane tira su botella de plástico en el contenedor ecológico. —
Mientras jugabas con los perros y Lautner estaba columpiando a Ocean,
Emma mencionó la posibilidad de que Ocean se quedara con ellos el
próximo fin de semana. Cree que deberían pasar tanto tiempo juntos
como sea posible antes de la boda para que cuando vuelvan de su luna
de miel no sea como empezar de nuevo con ella.
Mi cabeza está gritando “sobre mi cadáver” pero no suelto prenda a
Dane. —Un día a la vez. Aún no puedo prometer nada.
***
301
Página
puedes entenderlo aún, pero más lejos estoy de ella más difícil es respirar.
Así que no te atrevas a intentar y hacerme sentir como si mi preocupación
Página
conmigo.
—No estaba ahí…
Mi cabeza gira rápidamente. —¡Tu auto estaba ahí!
—¡Pero yo no!—Su voz se intensifica y los dos miramos alrededor para
ver si la gente nos observa—. Claire tuvo algunos problemas de fontanería
en su apartamento y no podían ir hasta el día siguiente a arreglarlo. Así
que le dije que podía ducharse en mi casa ¡mientras salía a correr! —Su voz
no es tan alta, pero su tono sigue firme.
Niego con la cabeza. No tiene sentido o tal vez si lo tiene. ¿Quería
ella que pensara que algo estaba pasando? ¿O salté a esa conclusión por
mi cuenta?
—¿Qué dijo después de eso? —pregunta.
—¿Después de que? —susurro, mi mente todavía tambaleando.
—Después de “que era demasiado tarde”.
No puedo parar de sacudir la cabeza. —No… no lo sé. Estaba tan
enferma y salí corriendo del edificio y vomité una y otra vez. Después yo…
Dios, me derrumbé en el piso y lloré. No podía parar, no podía parar de
llorar. Sentí que estaba… muriendo.
Los codos de Lautner descansan sobre la mesa, su frente presionada
contra sus palmas, con la voz temblando. —Lo siento mucho, no sabía que
tu… —Levanta la cabeza. Sus iris azules llenos de lágrimas me golpean
fuerte—… ¿Regresaste?
Creo que es una pregunta pero lo dice con tanta incredulidad que
no estoy segura.
—Regrese —susurro.
—¡Mami! —grita Ocean mientras la puerta de la cafetería suena al
abrirse. Salta sobre mi regazo y me abraza fuerte. Lautner se aclara la
garganta y limpia sus ojos.
—Cariño, parece que has estado llorando. —Emma lo delata.
Se aclara la garganta de nuevo. —El café se fue por la tubería
incorrecta.
Abraza su brazo y se inclina para besarlo. —Pobrecito.
Él se aparta primero. —Así que, ¿a dónde vamos ahora?
—¡Al zoológico! —grita Ocean lo suficientemente fuerte para que
todos lo escuchen.
304
Todos reímos.
Página
—Alguien ha estado poniendo ideas en tu cabeza —le digo mientras
acaricio su suave cuello.
Emma levanta las palmas. —Culpable.
—El zoológico será —declara Lautner, levantándose.
***
8
Ser la quinta rueda es alguien que está de más.
Lautner mira a Emma. Se encoge de hombros y asiente con la
cabeza.
—Suena genial. —Me devuelve la sonrisa.
—¿Has pensado en el almuerzo de mañana? —pregunta Emma.
Mantengo mis ojos en Ocean, está en su tercer viaje por el tobogán.
—Si ella está bien con ir, entonces también estoy bien.
—¡Genial! Le avisaré a mi papá. —Emma agarra su teléfono de su
bolso.
El pie de Lautner golpea el mío por debajo de la mesa. Me doy
vuelta.
—Gracias —susurra.
Asiento pero no puedo encontrar una sonrisa. No tiene idea de lo
difícil que será para mí observar a los tres salir de nuestra entrada mañana.
***
un aliento controlado y lo libero. No hay nada más que pueda hacer, pero
agregue este incidente a la lista "101 razones por las cuales Sydney está
jodida" que llevaré a la terapia tan pronto como la tenga programada.
Empiezo a caminar hacia el restaurante, pero Lautner me agarra del brazo.
—¿Que tal mañana? ¿Puede Ocean todavía...?
Levanto mi brazo de distancia. —Sí, puedes recogerla por la
mañana. —Mi dolor se disfraza de enojo en mi voz. Lautner tiene una
postura derrotada desplomada, pero no me importa. No me importa. Solo
me lastimará más si lo hago.
309
Página
27
Tic Tac. Lautner y Emma deberían estar aquí en cualquier momento.
Ocean parece emocionada, lo que alivia mi ansiedad por su miedo, pero
aún existe la parte irracional de mi cerebro que cree que van a secuestrar
a mi bebé. Son solo las 9:30 a.m. y Dane cree que iré con él y los perros al
parque después de que Ocean se vaya. ¡Incorrecto! Saco el corcho de la
botella de Riesling en el refrigerador y entorpezco los nervios.
—Aquí están —dice Dane, mirando por la ventana.
Me levanto y me meto con el cabello de Ocean. —¿Necesitas ir al
baño una vez más antes de irte?
—No.
—Está bien, ¿estás segura de que quieres ir?
—Sí. —Ella sonríe y me rompe el corazón... un poco.
La llevamos al frente.
—¡Buenos días, mi hermosa niña! —Lautner la toma y la abraza.
No le hemos explicado la situación del padre, pero cada vez que
Lautner la ve, él le dice con su lenguaje corporal que es alguien especial
en su vida.
Los sigo hasta el auto.
—Hola, Sydney —dice Emma desde el asiento delantero.
—Hola —respondo con voz vacilante. Solo puedo imaginar lo que
piensa de mí después de la pequeña exhibición de anoche en el
restaurante.
Lautner asegura a Ocean en su asiento y da un paso atrás. Me
inclino y la beso, resentida por las lágrimas que me pican los ojos.
310
—Te amo, cariño. Nos vemos un poco más tarde, ¿está bien?
Página
—Está bien. —Ella me besa de nuevo. Cierro la puerta y me dirijo a la
casa antes de que mis estúpidas lágrimas se liberen. Lautner agarra mi
muñeca y me da la vuelta.
Enterrando su nariz en mi cabello, me susurra al oído—: Por favor, no
llores. La traeré de vuelta, ¿está bien?
Asiento una vez y continúo caminando hacia la casa. Dane ve las
lágrimas escapándose y me abraza.
—No digas nada —suplico.
—No lo haré. —Apoya su mano en la parte posterior de mi cabeza.
***
mi vaso—... Estoy a mitad de camino. Ni siquiera tengo los perros aquí, así
que es oficial... Estoy hablando sola. —Sacudo la cabeza y trago el resto
Página
del vino—. Eres una perra loca, Sydney. —Mis ojos se cierran.
—Sydney... ¡Sydney!
—¿Qué? —Me sobresalto de mi sueño.
—Han vuelto. —Dane hace un gesto con la cabeza hacia la
ventana delantera.
Salto y agarro mi cabeza. —¡Uf!
—¿Demasiado temprano para el vino? —sonríe Dane, manteniendo
la puerta abierta para mí.
—Cállate. —Giro los ojos pero no puedo ocultar mi sonrisa
avergonzada mientras camino al frente.
Lautner está llevando a Ocean hacia la casa. Ella está dormida en
sus brazos.
—¿Alguna vez se queda despierta en el auto? —pregunta.
Niego con la cabeza. —Raramente.
—La llevaré. —Extiendo los brazos.
—La tengo. —Continúa hacia la casa y sube las escaleras.
Dane se queda afuera hablando con Emma.
De pie contra la pared en el pasillo de arriba, espero que él la
acueste. Él se escabulle, cerrando parcialmente la puerta.
—Ella lo hizo genial. El padre de Emma se enamoró de ella.
Me encojo de hombros. —Por supuesto que lo hizo. Ella es alucinante.
—Ella es como tú. —Susurra.
—Detente.
Él entrecierra los ojos, inclinando la cabeza hacia un lado. —
¿Detener qué?
—Todo. —Lo rozo y corro por las escaleras.
Agarrando mi copa de vino de la mesa del sofá, la llevo a la cocina.
—¿Puedes explicar el todo?
Puse mi vaso en el fregadero y me volví hacia él.
—Tocándome, besándome, siendo tan bueno con Ocean,
entregándome pañuelos cuando estoy llorando, diciéndome cuánto te
molesta pensar en las manos de Dane sobre mí, enviándome mensajes de
312
texto sobre “matarte” con mis lágrimas... solo ¡TODO! —Pasé mis manos por
mi cabello—. Lo entiendo. Estás enojado porque te dejé y esta es tu
Página
313
Página
28
Me despierto con un terrible dolor de cabeza al terminar el resto del
Riesling después de acostar a Ocean anoche.
Me sirve bien. Es hora de Con.se.guir.lo. Cavé para salir de este pozo
miserable cuando estaba embarazada de Ocean, puedo hacerlo de
nuevo. Voy a enfocarme en mi familia, comenzando por fijar una fecha
para oficializar mi matrimonio con Dane. Entonces voy a ver a un
abogado. Lautner y Emma tienen razón; tiene que haber algunos límites
establecidos. Es la única forma de tener sentido de organización y respeto
por el tiempo del otro.
Agarré mi teléfono de la cómoda, me escabullí de la habitación de
Ocean y bajé las escaleras para tomar un té que tanto necesitaba con un
poco de cafeína. Cuando enciendo mi teléfono, veo un mensaje perdido
de Lautner.
Gracias por el tiempo con Ocean. Lo siento si te guie. ¿No era mi
intención? ¿Estás por casualidad visitando a Avery durante el fin de
semana festivo? Me encantaría volver a ver a nuestra hija, pero estoy de
guardia, así que no puedo irme de la ciudad.
Calentando el agua, decido esperar para responder. Necesito estar
segura de que estoy en mi nuevo estado de ánimo. El 4 de julio se me ha
escapado y, que yo sepa, no tenemos ningún plan. Avery, por otro lado,
muy probablemente tiene algo planeado. La llamo primero, antes que a
Dane.
—Mi cliente estará aquí pronto, ¿qué pasa, hermana?
—Hola a ti también.
—Es broma. —Se ríe.
314
Llamo a Dane.
—Oye cariño.
Página
316
Página
29
Solo nos detuvimos por gas. Estaremos allí en 10.
Ocean se despierta de su siesta y necesita ir a orinar, como… ¡ahora!
Por lo que cargo gas al auto mientras estamos aquí. No podemos
registrarnos en nuestro hotel hasta después de las tres treinta, por lo que
vamos donde Lautner primero. Traigo una linda carga de culpa conmigo
en este viaje. Avery no está en L.A. pero no sabe que yo sí lo estoy. Dane
cree que estoy visitando a Avery, pero no lo estoy. Lautner piensa que me
quedo donde Avery, pero en realidad nos quedaremos en un hotel a
varios kilómetros de la casa de Lautner. Oh, la red que estoy tejiendo.
Serpenteamos nuestro camino en las colinas hasta que alcanzamos
su casa. ¡Vaya! Es una casa gris de dos pisos ubicada en un apartado oasis
urbano con una plataforma que parece envolverse alrededor de toda la
casa. Freno en el empinado camino, asegurándome de poner mi freno de
emergencia.
—Llegamos, dulzura.
Lautner sale por una puerta de entrada Francesa doble con una
sonrisa de un millón de dólares. ¡Ugh! Ya está poniéndomelo difícil. No
puedo evitar mirarlo en sus shorts cargo y ajustada camiseta gris. Abre la
puerta trasera.
—¡Eh, ahí está mi chica! —Él la desabrocha y ella se aferra a él con
una sonrisa entusiasta.
Caminamos hacia la casa.
—¿Dónde está Dane?
—No pudo venir. Su clínica se ofreció a pasear algunos perros del
refugio en el desfile.
317
Porque todo lo que escuché fue a Charlie Brown wah wah wah.
—Te vas a casar. —Le lanzo, esperando que me tome en serio.
Página
ondulación de su cuerpo.
—Solo estoy cansada. Largo día de conducción.
—¿Estás segura?
—Mmm hmm.
—Ok, cariño. Buenas noches, te amo.
—Sí... eh... tú también.
Presiono Fin.
—¿Te gustan mis fotos? —pregunta Lautner con una sonrisa.
Apartando mis ojos de su deliciosa carne, reviso las paredes de su
oficina de nuevo. Están cubiertas con las fotos que tomé de él, excepto
que no son las originales que le envié. Han sido ampliados y reformuladas.
Para un extraño parecería que está lleno de sí mismo con todas estas
impresiones en blanco y negro de varias partes de su cuerpo, pero no para
mí. Veo su obsesión con el fotógrafo, no con la musa.
—Están bien. Quiero decir, no son Damon Michaels, pero hay algo de
potencial allí.
Él se ríe. —No, definitivamente no son obras maestras de Damon
Michaels, pero le daré al artista una E por esfuerzo.
Me giro y camino hacia él. —Estoy segura de que hizo lo mejor que
pudo con el modelo de cuerpo cojo con el que tuvo que trabajar.
—Cállate.
—Oye, no me digas que…
Él lo hace de nuevo. Labios, lengua, manos... él agarra mi cuerpo y
mi mente. Dios, me encanta la forma en que me calla. Me tiemblan las
manos, están tan ansiosas por sentir su piel desnuda. Las corro por su
pecho, un músculo a la vez, y luego por su espalda de la misma manera.
La culpa y la conciencia están tocando sus ruidosos tambores en la parte
posterior de mi cabeza y cantando adulterio... trampa... asunto.
¿Por qué mi cuerpo y mi mente no pueden estar de acuerdo? Todo
está fuera de sincronización.
—Lautner... —susurro.
—Cállate —Murmura, muerde, lame y chupa cada centímetro de mi
cuello—. Odio que me haga una especie de pinchazo, pero no es
agridulce tener una niña contigo. —Él chupa mi cuello, rozando sus labios
contra mi hombro—. Es un maldito sueño hecho realidad.
330
cubre la mía absorbiendo mis ruidosas súplicas. Lautner nunca ha sido tan
animalista conmigo, exigente, dominante.
Página
Siento su ira, desesperación y... dolor. Mi cuerpo se siente como si
estuviera a punto de romperse cada vez que golpea contra mí, pero no
quiero que se detenga, nunca.
Su boca se mueve hacia mi pecho, chupando mi pezón tan fuerte
que mis dientes se clavan en mi labio inferior para extraer sangre. Quiero
morir en los brazos de este hombre. Incluso si está en el infierno, no me
importa. Solo quiero estar con él. El dolor de que se trata de un momento
robado, un error imperdonable y épico me arranca lágrimas de los ojos.
Con un último empujón, él calla y gruñe arrastrando mi pezón a través de
sus dientes causándome un clímax a su alrededor.
Soltando mis muñecas, él apoya su cabeza en mi hombro. Paso los
dedos por su cabello con la misma ternura que tengo con Ocean. Él
acaba de convertirse en un macho alfa, pero todo lo que siento de él
ahora es una vulnerabilidad infantil.
¿Qué. Estamos. Haciendo?
Él levanta la cabeza.
Irises azules. Están sangrando de dolor. Él mira mis labios y pasa su
lengua por mi sangriento labio inferior, luego suavemente lo chupa en su
boca. Cierro los ojos y me derrito en su toque sensible. Sus labios suaves
rozan mis lágrimas mientras paso mi lengua por mi labio.
Con lentitud, él se desliza fuera de mí y mis pies encuentran el suelo.
Sus ojos se arrastran a lo largo de mi cuerpo y luego se pone los calzoncillos
y los pantalones. Sin explicación. Sin disculpas. Sin palabras.
Una lágrima más solitaria. Eso es todo lo que me permito. Después de
un viaje rápido al baño, me tiro en la cama junto a Ocean. Abrazándola
contra mi cuerpo, cierro los ojos y espero a que mi mundo vuelva a tener
sentido.
332
Página
30
Iris azules.
—Buenos días —susurra.
Ocean ya no está ubicada a mi lado. Ella navega hacia el otro lado
de la cama y se acurruca en el pecho desnudo de Lautner, todavía
durmiendo. No recuerdo que él entrara anoche. Después de nuestro
encuentro en su oficina, mi cuerpo estaba exhausto, así que no es
sorprendente que no lo haya escuchado.
—Buenos días. —Regreso con una sonrisa cautelosa—. Creo que le
gustas.
—Estoy en el cielo ahora mismo. —Él besa su cabeza.
Yo también, pero el mío es una ilusión.
—La naturaleza llama. —Me levanto de la cama.
Por muy tentador que sea volver a deslizarme en la cama de lirios
azules, salgo del baño y bajo las escaleras. Es una hermosa mañana y no
puedo tener suficiente de la vista. Me siento como un Dios, rodeado de
hermosas flores y una tranquilidad pacifica, mirando hacia abajo en el
resto del mundo. Desde aquí, la gran ciudad parece tan pequeña. Tal vez
eso es lo que es este fin de semana, el sabor del paraíso, una porción del
Cielo. ¿Puedo hacerle el amor a Lautner y aun así casarme con Dane?
¿Eso es incluso lo que estábamos haciendo? ¿Fue eso hacer el amor o
simplemente una liberación de emociones, un adiós lento?
—¿Té?
Girándome hacia la izquierda, Lautner me tiende una taza.
—Gracias. ¿Ocean sigue durmiendo?
333
—Sí, ella está fuera. —Él sorbe su café—. ¿Qué deberíamos hacer
hoy? ¿Pacific Park? ¿Estudios Universales? ¿El acuario?
Página
¿Así que así es como va a ser? Como si lo de anoche nunca sucedió.
De la misma manera, el encuentro cercano en las escaleras nunca
sucedió. ¿Es así como va a ser cuando su prometida llegue a casa? ¿La
llevará arriba y le hará el amor como si no me hubiera follado contra la
pared de su oficina?
—Deberíamos hablar.
Suspira y camina hacia la barandilla de espaldas a mí. —Tienes
razón, deberíamos. Yo iré primero.
Uh... está bien...
—¿Alguna vez me ibas a decir que tenía una hija?
¡Whoa! Veo que hemos vuelto a esto. ¿No pensó en preguntarme
esto antes?
—Creo que sí.
Él se da vuelta, apoyándose contra la barandilla. —¿Crees que sí?
¿Qué se supone que significa eso?
—Significa que no sé. Significa que desde que me golpeé las tres
veces fui a decírtelo, pensé que sería mejor esperar hasta que fuera mayor.
—Espera... ¿tres veces? Trataste de decirme dos veces. —Frunce el
ceño, entrecerrando los ojos.
Miro hacia abajo a mi taza, negando con la cabeza. —Tres veces.
Poco después de mi primera cita con el médico fui a tu apartamento. —
Me río—. Honestamente, no iba a decirte exactamente que estaba
embarazada. En el momento en que asumí que estabas con Claire. Lo
último que quería era que la dejaras para estar conmigo porque estaba
embarazada. Pero sabía que si lo hicieras, nunca admitirías que esa era la
verdadera razón. —Tomo un sorbo tranquilizante de mi té—. No quería
conformarme. Pensé que eso era lo que mi madre había hecho y no
quería que así fuera yo.
—¿Sentiste que estar conmigo sería un compromiso?
—Sí... er... no. Quería estar contigo, pero quería que también
quisieras estar conmigo, solo yo, no porque tuviera a tu bebé. Sabía que te
quería, solo que no sabía si todavía me querías.
Él pasa sus dedos por su cabello. —Así que estaba bien que
decidieras que querías estar conmigo después de descubrir que estabas
embarazada de mi bebé, pero tenía que elegirte antes de saberlo.
334
intensificado.
Página
Rompiendo nuestro beso, presiono mi rostro en su cuello y lo abrazo
tan fuerte que mis músculos empiezan a doler. —¿Por qué pasó esto? No es
justo.
—Lo sé —susurra en mi cabello, sosteniéndome con fuerza.
***
¿Decir qué?
No puedo pensar. ¿Qué quiere que diga? Las estrellas están viniendo
y es una increíblemente lenta liberación. Lanzando mi cabeza de lado a
lado grito—: Por favor no te detengas… esa sensación… es tan… buena.
Uno, dos, tres empujes más y aún se está vaciando dentro mío
entonces colapsa en mí.
Apenas puedo respirar debajo del peso de su fuerte cuerpo, pero no
digo nada. Estoy acostumbrada a la aplastante sensación en mi pecho y
alrededor de mi corazón cuando estamos juntos.
Mis dedos trazan los músculos de su espalda y giro mi cabeza y lo
beso al costado. Se vuelve y me mira por un momento antes de besarme.
Es paciente, suave, y… perfecto.
Se da la vuelta, saliendo de mí, y reprimo el doloroso suspiro de sentir
el espacio vacío que deja dentro de mí. Jalándome en su pecho,
descanso mi oído contra su esternón y me duermo profundamente ante el
reconfortante latido de su corazón, un corazón que acostumbraba a
pensar que latía solo por y para mí.
—Te amo… siempre a ti. —Sus palabras son suaves, apenas un
susurro. No estoy segura si quiere que las oiga.
344
Página
31
Algunos rayos de luz matutina se cuelan a través de los pequeños
huecos en las persianas. Hay un cuerpo cálido presionado contra el mío,
no aquel contra el que me dormí; este es un cuerpo pequeño y su cabello
desordenado está en mi cara. Inhalo su aroma. Estábamos solas. Lautner
no está aquí. Todavía estoy desnuda debajo de las sábanas. No queriendo
jugar veinte preguntas con mí hija de dos años sobre por qué no llevo
puestos mis pantalones, me levanto de la cama y me pongo una camiseta
y pantalones cortos.
Escucho algo de ruido en la cocina mientras camino de puntillas
escaleras abajo. Al doblar la esquina me congelo.
¡Oh, mierda!
—Buenos días. Espero no haberte despertado corriendo el molinillo
de café. —Emma arrugó la nariz.
Hago lo mejor que puedo para esconder mi ciervo en la mirada
ligera, pero estoy sorprendida e insegura de qué decir. Ahora está
bastante claro por qué puso a Ocean en la cama conmigo. ¿Cuándo
llegó a casa? ¿Dónde está él?
—¿Café? —pregunta, buscando en el armario otra taza.
—Uh... no, estoy bien, gracias. —Arreglo mi cabello, sabiendo que
debo parecer una bruja esta mañana.
—No eres una persona de café, ¿eh? Es mi supervivencia,
especialmente después de mi largo vuelo. Se suponía que debía volar a
casa mañana, pero cancelaron el vuelo, así que mis opciones fueron un
último vuelo anoche o uno hasta el martes. Afortunadamente, Lautner
recibió el mensaje que le dejé antes de subir al avión. Lo regañé por no
responder su teléfono cuando llamé, especialmente porque está de
345
guardia este fin de semana. Dijo que Ocean estaba jugando con eso y
que tardó un poco en encontrarlo después de que ella se durmiera.
Página
esto. Permití que esto sucediera. Ahora estoy pagando el doloroso precio
por un fin de semana de placer. La puerta se abre, pero antes de que
pueda cerrarla o decir algo, Lautner entra y la cierra detrás de él.
—Respira, bebé... respira. Disminuye la velocidad. —Se sienta en
cuclillas frente a mí, apoyando sus manos en las mías.
Contengo la respiración y luego trato de controlar la liberación,
buscando los dedos de mis pies, pies y dedos, centrándome en un aliento
a la vez y conectándolo con el resto de mi cuerpo. Cuando empiezo a
calmarme, él limpia mis lágrimas.
—Yo no debería tener…
—¡No! No te atrevas a decirlo. Si dices que te arrepientes de lo que
pasó este fin de semana, te odiaré por siempre, así que simplemente... no
lo hagas. —Mi voz todavía es temblorosa.
Él pone sus manos en mi cara y me besa. Puse el mío en el suyo y lo
besé entre sollozos y un torrente de lágrimas.
Descanso mi frente en la suya. —La amas. —No es una pregunta.
—Te amo —susurra.
—La amas también.
Él no dice nada, pero siento su cabeza asentir contra la mía. Me voy
a ir y él le hará el amor. Él se va a casar con ella, y tendré que verlos vivir
felices para siempre porque compartimos una hija.
—Ve y pon a Ocean en el auto.
—Sydney.
—¡Solo ve!
Se para mientras yo hecho un poco de papel higiénico y me limpio
los ojos y la nariz. Agarrando mi bolso del suelo, lo busco y encuentro mis
gafas de sol.
—¡Ve!
Se va y termino de limpiar mi cara antes de ponerme mis gafas de
sol. Me miro en el espejo. —Épico, Syd. Si vas a sumergirte hasta el fondo,
podrías hacerlo en una puta bola de fuego.
Emma todavía está en bata junto a Lautner, que está hablando con
Ocean a través de la puerta trasera abierta del Jeep. Subo y me abrocho
el cinturón de seguridad.
349
puerta principal.
—Adiós, mi pequeña princesa. —Lautner le da a Ocean un último
beso y luego cierra la puerta. Arranco mi Jeep y trato de ponerlo en
marcha, pero no soy lo suficientemente rápida. Lautner abre mi puerta.
—Sydney.
—Cierra la puerta.
—Dilo, ¿por qué no lo dices?
¿De qué está hablando?
—¿Qué? ¿Qué? No sé a qué te refieres, cierra la puerta. Creo que
Emma está esperando volver a conocerse.
Él sacude la cabeza, aprieta la mandíbula y cierra la puerta.
***
mandíbula se contraen.
—Deberíamos hablar…
Página
354
Página
32
Dane no quería que llamara a sus padres anoche, pero lo hice de
todos modos. Es la parte madre que tengo. No puedo imaginarme alguna
vez no preocuparme por Ocean o esperando para saber si algo le pasara,
ya sea que tenga dos o treinta y dos años. Salieron temprano por la
mañana para estar aquí a tiempo para quedarse con Ocean mientras yo
recojo a Dane del hospital.
—¿Estás segura de que no quieres que vayamos a buscarlo? —
pregunta su madre, Shirley.
—No, ya que él no quería que los llamara, no creo que mostrándose
en el hospital para recogerlo sea una buena idea. Le puedo decir en el
auto de camino a casa —agarro mi bolso y abro la puerta—. Volveré
pronto, con suerte.
—Está bien querida. Conduce con cuidado.
—Lo hare.
Llego al hospital y Dane está despierto y viendo televisión.
—Buenos días.
Me mira. Las comisuras de su boca intentan curvarse en una sonrisa,
pero puedo decir que es una lucha.
—Te traje algo de ropa. —Levanto una bolsa.
—Gracias.
No quiere mi ayuda para vestirse, pero no le toma mucho tiempo
darse cuenta de que la necesita. Después de que es dado de alta, voy por
mi Jeep mientras él espera en la entrada en una silla de ruedas con la
enfermera. Su brazo y pierna izquierda están fuera de servicio así que tiene
que usar una muleta bajo su brazo derecho. La enfermera me ayuda a
355
359
Página
33
Los padres de Dane deciden quedarse la semana. Sigo su liderazgo
en todo. Ha decidido jugar a la pareja feliz y estoy con ello. La verdad
debe aparecer en sus términos cuando esté preparado. La ira en sus ojos
se ha desvanecido un poco, pero el dolor aún está ahí. Ocean ha sido un
buen amortiguador, y he encontrado una gran cantidad de tiempo para
escaparme desde que el rol de perro guía recayó sobre mí. No me estoy
quejando.
Una gran parte de la decisión de Shirley y Phil de quedarse es la
boda que tengo programada para fotografiar esta tarde. Lautner y Emma
deberían estar recogiendo a Ocean en cualquier momento, pero Dane
aún necesita ayuda. Mantengo el ojo cerca del camino. La última cosa
que necesitamos es a Lautner llegando a la puerta. Un encuentro cara a
cara podría ser la gota que colme el vaso para Dane.
Su 4Runner negra aparece en el camino de entrada. Tomo a Ocean
y me dirijo afuera.
—Hola, Ocean. Te extrañé. —La toma de mí y le da un abrazo dulce
y un beso en la mejilla.
El asiento del pasajero está vacío.
—¿Dónde está Emma? —pregunto mientras mira a Ocean.
—Uh… no estaba del todo lista así que decidí venir a recoger a
Ocean y luego detenerme a recogerla. —Cierra la puerta.
Cruzando mis brazos sobre mi pecho, sonrío. —Tienes miedo de que
vaya a decirle, ¿cierto?
Se encoje de hombros. —Nop. Si quieres que lo sepa, entonces
díselo. —Levanta su teléfono—. ¿Quieres que la llame?
360
Lo miro a los ojos, pero no para decir esas palabras. —¿Por qué me
mentiste?
Mira hacia otro lado.
—No viste a Lautner antes de que Ocean naciera. Lo viste después.
Te dijo que su madre murió. Te dijo que no estaba con nadie porque aun
me amaba. Lautner estaba roto y pudiste haber dicho algo… si no por él,
por mí. ¿Por qué, Dane?
Los músculos de su mandíbula se contraen mientras sigue mirando
para otro lado.
—Te quería, entonces vi a Ocean y este lado protector mío se hizo
cargo. Pero lo hice porque te amaba. —Sus ojos encuentran los míos—.
Pude haberte mentido, pero no jodí a nadie.
—¡Me jodiste! —Mi voz se eleva y me detengo un momento para
asegurarme de que no desperté a nadie—. Me jodiste, Dane. Le robaste a
Ocean la oportunidad de tener una familia real, no una situación dividida
donde ella será repartida entre dos casas, y no en una familia real con su
madre y su padre juntos. La vida que tienes que tener. Le quitaste eso y
ahora es muy tarde. Así que, puedes estar enojado conmigo porque hice
un último esfuerzo para recuperar eso para ella y para mí, pero no
estaríamos teniendo esta conversación si tú me hubieras dicho la verdad.
Esta herido. Mis palabras estaban destinadas a herirlo. Estoy
dispuesta a tomar la responsabilidad por mis acciones, pero no lo dejaré
ponerlo todo en mí. Dane me ha dado tanto, pero también me ha quitado
tanto.
364
Página
34
Hace dos semanas empaqué mis pertenencias, mi hija y mi perro y le
dije adiós emocionalmente a Dane. Compartimos algunas lágrimas y
cuando salí de la entrada, las cosas se sintieron mejor entre nosotros. El
hecho de que Dane estuviera dispuesto a siquiera considerar llevarme de
regreso fue un verdadero testimonio de su amor por mí. Un amor que
nunca pude devolver. Mis sentimientos por él pueden no haber sido tan
fuertes, pero me preocupo demasiado por él como para quitarle la
oportunidad de ser feliz. Se merece un amor como el que tuve con
Lautner. Sé que decir adiós a Ocean fue igual de difícil. Ella ha preguntado
por él más de una vez, y sé que con el tiempo el recuerdo de él
desaparecerá de su mente, pero ella siempre estará en su corazón.
En cuanto a mi hermana... nos ha acogido temporalmente. Su
compañera de cuarto aceptó quedarse con su novio hasta que
encontramos nuestro propio lugar. A cambio, asumí el pago de su parte
del alquiler. Swarley ha sido el desafío. A Avery no se le permite tener
mascotas, así que lo hemos estado metiendo dentro y fuera del edificio.
La boda de Lautner y Emma es el próximo fin de semana. Solo me he
comunicado con él a través de textos y esos han sido sobre Ocean. Él no la
ha visto en dos semanas y sé que lo está matando, sobre todo porque no
va a poder verla mientras él está en Bali haciendo cosas con Emma.
De alguna manera le fallé. Lo vi en sus ojos esa noche en casa de su
padre. No estoy segura de si estaba buscando una disculpa, una promesa
de nunca volver a mentirle, o qué, pero mis palabras no fueron lo
suficientemente buenas. Llegué a la conclusión de que, dado que él está
celebrando la boda, debe estar con ella. No voy a aparecer y atravesar
las puertas del Hollywood con drama y suplicarle que no se case con ella
justo antes de que el ministro haga que todos se queden en paz para
365
siempre.
—Así que desde que salió Dane, ¿a quién llevarás a la boda? —
Página
366
Página
35
Estamos a pocas cuadras de la casa del padre de Lautner. Me
gustaría decir que mi ansiedad por Lautner y Emma robando a Ocean ha
disminuido, pero no ha sido así. La parte de la noche es lo que me
preocupa. Ella podría mojar la cama, tener un mal sueño y estar llorando
por mí. ¿Qué pasa si ella se enferma como lo hizo en mi boda?
—Olvídalo —dice Avery con una sonrisa en su rostro.
—¿Qué? —respondo con una rápida mirada de reojo.
—Deja de obsesionarte.
—Qué… No sé de qué estás hablando. —Mi voz salta una octava.
—Puedo escuchar los engranajes girando en tu cabeza. Estás
preocupada por dejarla y quién cortará su comida esta noche, y qué pasa
si ella no tiene una historia para dormir. Mañana podría enfermarse o
asustarse o ser robada por su padre y su nueva esposa.
—Pfft... crees que me conoces pero... eso... no... ni siquiera cerca.
—Tumbado como una alfombra, Sam... Tumbado como una
alfombra. —Se ríe cuando entramos en el camino—. ¿Quieres que vaya
contigo?
Pongo los ojos en blanco mientras abro la puerta. —Gracias por tu
preocupación, pero soy una niña grande. Puedo hacer esto.
Después de sacar a Ocean de su asiento, tiro sus dos bolsas sobre mi
hombro y la llevo hasta la puerta. Es como si la estuviera dejándola en el
campamento.
No llores... no llores.
—¡Ocean! —James responde a la puerta con tanta emoción al ver a
367
***
Mañana estamos programados para masajes; esta noche tendremos
manicuras y pedicuras. Avery apuesta por el espléndido brillo rosa caliente
con purpurina. Voy por el rojo sexo en las uñas de mis pies y una manicura
francesa.
—¿Trajiste un vestido de cóctel para el elegante restaurante de
aquí? —pregunta Avery mientras nuestras uñas están debajo de los
calentadores.
—Sí, pero probablemente no es lo suficientemente lujoso.
—Tus cejas podrían usar un pequeño retoque. ¿Quieres que vea si
pueden prepararnos para una cera rápida?
Niego con la cabeza. —Mis cejas están bien. Te las adelgazas
demasiado. Debe ser una cosa de L.A.
—Bueno, me levantaré un poco entonces, no voy a dejar de lado los
tratamientos gratuitos.
Le saludo con la mano mientras salgo. —Disfrútalo, no tardes mucho
o voy a cenar sin ti.
Cuando salgo del vestíbulo del spa, pienso en la pareja que vimos
antes y en mi breve conversación con Avery.
Arrepentimientos…
Al ingresar a nuestra suite, dejé mi bolso y saqué mi teléfono.
Arrepentimiento... “Dilo...” La pareja abajo...
Toco las letras en la pantalla. —¿Qué diablos estás haciendo,
Sydney? —pregunto aún loca, todavía llevándome a mí misma.
Con una mano sostengo mi teléfono y con la otra me meto el pelo.
—¡Hazlo! —Mi pulgar roza el botón de enviar y se apaga.
Tiro mi teléfono en el sofá, tomo mi vestido y mi bolsa de maquillaje,
luego me dirijo al baño. Después de aplicar mi maquillaje, me pongo mi
vestido plateado de lentejuelas y me miro en el espejo otra vez.
—¡Oh, mierda! ¿Qué hice? —La realidad de mi texto impulsivo me
golpea. Oigo la puerta de la suite cerrarse.
—Ave... no vas a creer lo que… —Abro la puerta del baño.
¡Oh… Dios… mío!
370
—Laut…
Página
—Uh, eh... —Niega con la cabeza y pone su dedo sobre mis labios—.
Dos palabras, Syd, eso es todo lo que quiero escuchar. —Desliza su dedo
fuera de mis labios y les presiona un beso casto.
En ese momento, descubrí una verdad que nunca pensé que iba a
creer. El destino es una fuerza real e innegable y no todos los cuentos de
hadas son ficticios.
—Te amo. —Nunca he puesto tanta emoción en dos simples
palabras.
Una vida de felicidad brilla por su sonrisa y bellos iris azules. No puedo
creer que me tomó tanto tiempo decir esas palabras.
Se deja caer sobre una rodilla, busca en el otro bolsillo de la
chaqueta y saca un anillo. —Mi madre me dio su anillo de diamantes antes
de morir. —Lanza sus propias lágrimas rebeldes con un profundo trago—.
Ella me dijo que se lo diera a la chica que capturó mi alma. —Cierra los
ojos mientras yo froto mis pulgares sobre las lágrimas que corren por sus
mejillas—. No le di este anillo a Emma.
Nuestros ojos se encuentran y ya no tiene que decir más. No hay
nada más que decir. Él solo lo dijo todo.
—Sydney Ann Montgomery, amor de mi vida, guardiana de mi alma,
madre de la niña más angelical que haya adornado esta tierra... ¿te
casarías conmigo?
—¿Dónde está mi bebé…?
—¡Sydney! Una palabra, cariño. Te dije cómo iba a ser esto.
Me río y sostengo mi mano izquierda. —¡Sí!
Él desliza el anillo en mi dedo y luego lo besa.
—¿Dónde está mi hermana? ¿Dónde está Ocean? ¿Por qué no
estás…?
Él me silencia de la única manera que sabe cómo hacerlo. Mientras
me relajo y me rindo a su demanda de silencio, él suelta mis labios.
Mirando mis pies descalzos se muerde el labio inferior. —¿Qué aspecto
tienen los zapatos que usarías con esto? —Desliza sus manos por mis
caderas.
—Tacones de aguja color plata, ¿por qué? —Soplo.
—Póntelos.
372
pechos.
Página
377
Página
36
—Te amo —besos—. Te amo —besos—. Te amo —besos.
—Bebé… ¿qué me estás haciendo? —La voz atontada pero sexy de
Lautner vibra.
Todavía no ha abierto los ojos, pero su boca se torció en una sonrisa
mientras le beso la parte posterior de sus piernas, a lo largo de los firmes
músculos de su culo, y el accidentado terreno de su esculpida espalda.
—Lo siento, no podía dormir. Tenía que asegurarme de que aún eras
mío —le susurró al oído.
—Bueno, no te detengas. Soy tuyo, bebé, todo tuyo.
Me puse en su trasero y le masajeé la espalda. —Entonces,
probablemente debería haber mencionado esto anoche, para que
supieras en lo que te metías, pero ahora estoy sin hogar con un niño y un
perro. ¿Eso va a ser un problema?
Él se ríe. —Lo tengo cubierto. Encontramos un nuevo lugar para que
vivamos después de casarnos.
—Oh. —Me muerdo la lengua, sin necesidad de presionar mi suerte.
Sin embargo, necesito un lugar para vivir, como ya. Es solo cuestión de
tiempo antes de que Avery se meta en problemas por tener un perro en su
casa.
—¿Desayuno y sexo o sexo y luego desayuno o sexo por desayuno?
—pregunta.
Le pellizco los costados y él se revuelca y me tira del colchón. —
¿Qué va a ser? —Él entrelaza nuestros dedos sobre mi cabeza.
—Mmm… ¿qué tal sexo para el desayuno, por lo tanto, el desayuno,
entonces, bueno… más sexo, y para ese momento en realidad podríamos
378
Fútbol real
—Ocean, gira tus espineras, es obvio que tu padre te vistió para tu
primera práctica.
—Escuché eso, y ella se vistió —dice Lautner detrás de nosotros,
llevando la bolsa de malla con balones de fútbol al campo de prácticas.
Saque a Asher de su carro Ergo y trato de entregárselo a Lautner. Él
levanta sus manos.
—No, lo siento, tengo que correr a la práctica, bebé.
—Yo soy la entrenadora, tú eres el entrenador asistente —digo entre
dientes.
Levanta una pelota de fútbol y la lleva hasta las rodillas solo para
demostrar todo eso.
—Bueno, las madres en la reunión del equipo dijeron que les gustaría
verme practicar.
Pongo los ojos en blanco. —Oh, estoy segura de que les encantaría
verte hacer algo. Según recuerdo, tenía que repartir pañuelos de papel en
387
en el estacionamiento.
—No estás celosa, ¿verdad? —Me susurra al oído antes de besar a
Asher en la mejilla—. Porque después de la forma en que te acariciaste
para mí anoche, no tienes ninguna razón para estar…
—¡Lautner! —Lo miro con las cejas levantadas mientras miro para ver
si alguien puede escucharnos.
Él se ríe de mi cara roja. —Ahora si me disculpan, madres, quiero
decir… los niños están esperando.
Niego con la cabeza, pero mi sonrisa contradice la molestia
simulada que trato de mostrar.
Lautner no me ha dado nada de lo que pensé que quería y después
de todo no puedo vivir sin él. El año pasado dominó el arte de hacer
galettes de cereza y almendra y preparó una rece de latte chai de té
“altamente secreto”, que lo llevó a aprender de primera mano por qué los
tomaba con la satisfacción de un orgasmo. Cuando no se está poniendo
sus uniformes como Dr. Sully, está cumpliendo su papel como padre del
año al enseñarle a Ocean sobre el fútbol americano, preservar nuestras
aguas para enorgullecer al abuelo Sullivan y balancearse en una tabla de
surf en nuestra piscina.
Asher, el mini-yo de Lautner, no es tan exigente con su tiempo, ya
que mami sigue siendo la fuente de alimento. Sin embargo, se unieron en
la sala de partos. Yo, al parecer, hice la parte fácil empujándolo; Lautner lo
atrapó, cortó el cordón, y lo controló, provocando su primer grito. Por una
vez, no era la única en la habitación con lágrimas cayendo por mis
mejillas. Los irises azules lloraron mucho ese día.
—¡Mama! ¡Mami! —grita Ocean—. ¡Lo hice! ¡Gol! —Ella ya es atleta a
la tierna edad de tres años.
—¡Increíble! Bien por ti, niña. —Le acarició el pelo mientras abraza
mis piernas.
—¡Pizza! —Ella me sonríe.
—Ah, ¿papá te prometió pizza?
Ella asiente con la cabeza mientras mi asistente de entrenador
camina hacia nosotros y les da a los niños una hora de diversión y a las
mamás un aspecto visual para usar sus vibradores.
—Entonces, ¿cómo lo hice entrenador? —sonríe, tomando la mano
de Ocean mientras caminamos hacia el auto.
388
Fin
389
Página
SOBRE LA AUTORA
Jewel es una adicta al romance de espíritu
libre con un peculiar sentido del humor.
Con 10 años siendo dentista, se retiró
temprano de su carrera para quedarse en
casa con sus tres geniales hijos y
administrando el negocio familiar.
Después de que su mejor amiga (casi 30 años
de amistad) le sugiriera algunos libros del
género Romance Contemporáneo, Jewel se
enganchó. Devorando dos y tres libros por
semana pero aún anhelando más, decidió
practicar una lectura sostenible, y escritura.
Cuando no se ponía su capa y salvaba el planeta árbol por árbol, le
gustaba hacer yoga con sus amigos, una buena comida con la familia,
escalar con sus hijos, ver reposiciones de “Cómo conocí a vuestra madre”
y por supuesto… escribir sobre desgarrar corazones, sacudir lágrimas,
abrasar bragas.
390
Página