Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
1. INTRODUCCIÓN
La evolución de la disposición contenida en el artículo 36 del Código Civil está
intrínsecamente relacionado con un aspecto importante dentro de los derechos
fundamentales de la persona: el principio de igualdad jurídica, que sin lugar a
dudas influenció notablemente la redacción de los artículos 50 y 24 de los
Códigos Civiles de 1852 y 1936, respectivamente, en cuanto al tratamiento del
domicilio conyugal, estableciendo que el domicilio de la mujer casada
corresponde al del marido; fórmula que incluso es repetida, no obstante algunas
variantes, por el artículo 8 del Tratado de Derecho Civil Internacional, suscrito
en el marco del Congreso Internacional de Montevideo de 1889, por los
Plenipotenciarios de Argentina, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Perú.
Años más tarde, con motivo de la realización -en 1889- del Congreso
Internacional de Montevideo, los Plenipotenciarios de las Repúblicas de
Argentina, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Perú suscriben el Tratado de Derecho
Civil Internacional, cuyo texto constaba de 75 artículos, divididos en 14 títulos
más disposiciones generales. En él, dentro del título correspondiente al
domicilio, se encontraba la disposición del artículo 8. Prescribía esta norma:
"El domicilio de los cónyuges es el que tiene constituido el matrimonio, y en
defecto de éste, se reputa por tal el del marido. La mujer separada
judicialmente conserva el domicilio del marido, mientras no constituya otro".
El Dr. Solf expuso lo innecesario de incluir una disposición como ésta, pues
resultaba a todas luces evidente que ellas conservaban el domicilio del marido,
en tanto no constituyeran otro. Por su parte, el Dr. Calle, se mostró disconforme
con dicha posición, mostrándose a su vez partidario de la inclusión de una norma
que regulase expresamente esta situación a fin de evitar articulaciones
maliciosas cuando la mujer separada del marido o la viuda tuvieran que ser
citadas en juicio, pues de lo contrario podrían producirse incidentes que
retardarían el desarrollo normal del proceso, ocasionando el cuestionamiento de
los magistrados y críticas infundadas contra la justicia e incluso contra aquellos
litigantes de buena fe (Tomado de: GUZMAN FERRER, Fernando. Código Civil de
1936, Tomo I, pág.141 ). Sin embargo la propuesta no prosperó y el citado
dispositivo mantuvo, así, su redacción. Es con la Constitución de 1979 y
posteriormente con el nuevo Código Sustantivo, que la regulación del domicilio
conyugal sufrirá una importante modificación.
Por lo demás, esta norma resulta fiel reflejo de lo estipulado en el artículo 290,
según el cual corresponde por igual a ambos cónyuges, fijar y mudar el domicilio
conyugal, así como decidir las cuestiones referentes a la economía del hogar;
derivación de lo contenido en el segundo párrafo del artículo 234, que confiere a
ambos cónyuges, en el hogar: autoridad, consideraciones, derechos, deberes y
responsabilidades iguales.
Es el caso de una pareja de recién casados que deciden vivir en casa de los
padres de la esposa o del esposo; por lo demás, circunstancia muy frecuente en
nuestro país: ¿Existirá domicilio conyugal; o no, por haberse los cónyuges
"introducido" en el domicilio de otra pareja?. La Corte Suprema ha interpretado
este hecho, expresando que no es óbice considerar como domicilio conyugal el
afincado en otro, por cuanto la ratio legis del artículo 36 no excluye tal
eventualidad; constituyendo un error afirmar que una pareja carece de domicilio
conyugal por el simple hecho de haberlo fijado en uno ya constituido (Cas. Nº
2862-99/Cajamarca).
En tal sentido, si los cónyuges, para los actos de su vida diaria, señalan como
domicilio el de uno ya fijado, será éste necesariamente su centro de
imputaciones jurídicas.
El Libro X del Código Civil dedicado al Derecho Internacional Privado, menciona
concretas situaciones jurídicas que se dilucidarán teniendo en cuenta el lugar de
constitución del domicilio conyugal. Así, los derechos y deberes de los cónyuges,
en cuanto a sus relaciones personales, deberán regirse por la ley del domicilio
conyugal, y por la del último domicilio, cuando residan en lugares distintos (art.
2077); el régimen patrimonial del matrimonio, así como las relaciones de éstos
con los bienes, deberán regirse por la ley del primer domicilio (art. 2078);
asimismo los efectos de la nulidad del matrimonio, con excepción de lo referente
a los bienes de los cónyuges, que se regirán por la ley del régimen patrimonial
del matrimonio (art. 2080); el derecho al divorcio y a la separación de cuerpos,
al igual que sus causas y efectos civiles (art. 2081-2082); y por último, lo
concerniente a la determinación de la filiación matrimonial, efectos e
impugnación (art. 2084), se regirán por la ley del domicilio conyugal.
Finalmente, en materia procesal, la disposición del artículo 24, inc. 2 del Código
Procesal Civil, por el cual además del domicilio del demandado, también resulta
competente el Juez del último domicilio conyugal en los procesos de nulidad del
matrimonio, régimen patrimonial, separación de cuerpos , divorcio y patria
potestad.
Con esta enmienda se logra, por tanto, una norma más acorde con la realidad,
superando la ficción innecesaria del vigente texto.
A estas alturas del trabajo, me permito citar tres resoluciones que hacen expresa
mención al domicilio conyugal y que, de alguna manera, permitiran al lector de
estas líneas conocer cómo están resolviendo los Tribunales de Justicia del país
sobre esta materia. Los textos son como siguen:
a) Cas. Nº 2862-99/Cajamarca.-
"(...) los cónyuges han formado su domicilio conyugal en la casa del padre del
accionante (..) por lo que señalar que los esposos antes mencionados no han
tenido hogar conyugal por haberse introducido a otro hogar ya formado,
contraviene la ratio legis del artículo treintiséis del Código Civil, pues si las
partes en litigio han señalado su domicilio en el predio de uno de sus padres, el
mismo debe reputarse como su domicilio conyugal, ya que no hay prohibición
legal para que bajo un mismo techo habiten más de una familia y fijen en el
mismo su domicilio conyugal”.
b) Exp. 42-95/Lima.-
"(...)Que si bien de acuerdo al artículo dos mil ciento cuatro del Código Civil para
que las sentencias extranjeras sean reconocidas en la República se requiere
además de los requisitos previstos en los artículos dos mil ciento dos y dos mil
ciento tres, los requisitos que la propia disposición legal señala, lo es también
que el derecho al divorcio o a la separación de cuerpos se rigen por la ley del
domicilio conyugal".
c) Cas. N º 2073-98/Arequipa.-
"Para determinar la competencia respecto al régimen patrimonial y las relaciones
de los cónyuges con sus bienes, cuando se trata de matrimonio celebrado en el
extranjero, el Código Civil señala que la ley aplicable en ese caso es la del
primer domicilio conyugal, sin permitir que el posterior cambio del domicilio
acarree el cambio en la ley aplicable. Por ello, si en el certificado de matrimonio
consta que se ha celebrado éste en el extranjero, este hecho es constitutivo del
mismo, puesto que se produce el cambio de estado civil de soltero a casado, y es
en este momento en que se constituye el primer domicilio conyugal. Si se
inscribe el matrimonio vía acción judicial en el Perú, este hecho debe entenderse
como uno declarativo, ya que solamente reconoce una situación que ya se había
dado, y por tanto la ley aplicable no cambiará".
Todo cuanto hemos escrito hasta aquí, nos permite apreciar –al menos en lo
referente a este tema y sin ánimo de caer en el absurdo de lo categórico- que el
Derecho responde a cierto tipo de tendencias que un determinado momento
histórico va delineando; y que el Derecho, en todo caso, absorve para
posteriormente desarrollarlo legislativamente. Tendencias que no sólo influyen
las construcciones normativas, sino también las decisiones judiciales y el
pensamiento de la doctrina. La regulación del domicilio conyugal a través de la
codificación civil nacional parece así demostrarlo.
4. BIBLIOGRAFÍA.