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Colegio de Mexico

Chapter Title: PRÓLOGO

Book Title: Raza y tierra


Book Subtitle: la guerra de castas y el henequén
Book Author(s): Moisés González Navarro
Published by: Colegio de Mexico. (1970)
Stable URL: https://www.jstor.org/stable/j.ctv233mb6.3

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y tierra

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PRÓLOGO

AL DESAPARECER el poder central de Ja Corona española, en el siglo x1x,


se desajusta el status trisecular de españoles e indios (los mestizos
fueron imprevistos actores de la vida colonial). Merced a la polí-
tica étnica igualitaria liberal y a la desamortización, se fortaleció la
hacienda y se gestó una pequeña burguesía, formada fundamental"
mente por comerciantes y profesionistas.
Yucatán, sin embargo, es una de las regiones en que la sociedad
estamental subsiste con mayor vigor después de consumada la in-
dependencia; en la península .el mestizaje no adquiere Ja fuerza su·
ficiente para amortiguar la lucha de los herederos de conquistados y
conquistadores. Estos últimos sostienen la contribución personal ( sím-
bolo de la conquista) e incluso acentúan, en algunos casos, la seve-
ridad de la. legislación de la Colonia para mantener la servidumbre
rural; conservan vigentes, además, los elevados aranceles de las oh-
venciones parroquiales. Pero en sus luchas intestinas los criollos co-
meten dos graves errores: armar a los indios y hacerles vagas promesas
<le tierras. En este ambiente surge la guelTa de castas en 1847, con un
nebuloso carácter agrario inicial y una muy clara oposición a la
contribución personal y a las obvenciones parroquiales.
Cuatro son las más impo1tantes de las numerosas guerras de castas
(rebeliones indígenas-agrarias) del x1x. Por su duración, la de los
yaquis, iniciada en 1825, duró prácticamente un siglo, de hecho hasta
que Lázaro Cárdenas les devolvió sus tierras. La rebelión iniciada en
Siena Gorda en 1848, cubrió un territorio muchísimo mayor, casi
todo el Centro, pero fue breve. Por su c.mícter masivo y sangriento,
y por haber provocado la huida y venta de numerosos indios al ex-
tranjero, la mayor importancia corresponde a la rebelión <le los mayas.
En fin, la sublevación de Manuel Lozada puede considerarse la más
importante, por cuanto tiene la peculiaridad de que los coras abando-
naron su territorio y atacaron una población tan lejana como Guatla1a-
jara, empresa en la cual, por cierto, fracasaron.

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2 PRÓLOGO

Las rebeliones de yaquis y coras nacieron en islotes indios dentro


de un mar criollo-mestizo; los coras fueron invencibles mientras se res-
guardaron en sus montañas, fracasaron al bajar de ellas y lanzarse a
la conquista de Guadalajara. Los yaquis, en cambio, no intentaron
salir de sus montañas, y aunque fueron vencidos al principiar el si-
glo xx, el verdadero vencedor, más bien debería decirse pacificador,
de los yaquis fue Lázaro Cárdenas. La rebelión de Sierra Gorda se
desarrolló en una zona predominantemente indígena, pero la hete-
rogeneidad de ésta puede ayudar a explicar su fracaso. En Yucatán,
en cambio, los indios tuvieron varias ventajas: débiles lazos econó-
micos y políticos de Mérida con México; una vigorosa tradición cul-
tural prehispánica, al grado de que con frecuencia se ha hablado
de que, en cierto sentido, los conquistados conquistaron a sus con-
quistadores; la ausencia de obstáculos naturales (montañas, ríos, etc.),
preservó, por un lado, la unidad cultural maya y, por el otro, facilitó
los desplazamientos masivos de los indios. En fin, tanto en las
guerras de castas del x1x como en las manifestaciones de xenofobia
de las tres primeras décadas del xx, la violencia es mayor en la pcri-
f e ria 0 que en el Centro, siempre que el Sur incluya tanto el Sureste
como el Suroeste, o sea la zona dominada primero por Morelos y por
Vicente Guerrero, después por Juan Alvarez y, finalmente, por Zapata.
Por otra parte, el auge del henequén contribuye decisivamente a
poner fin a la venta de los mayas a Cuba y a arrinconar a los rebeldes
indómitos en los bosques orientales de la península. En el resto de
Yucatán, en la medida en qm" las haciendas arrebatan sus tierras a
los pueblos, consecuentemente los comuneros se convierten en asala-
riados, endeudados en su gran mayoría. Esta proletarización de los
indios mayas transforma la inicial lucha étnica-estamental en cla-
sista, lo cual, junto con el virtual monopolio del henequén, favorece el
auge de la economía yucateca.
La Revolución mexicana libera a los peones endeudados en 1914,
pero sólo lentamente rf'parte las tien-as, e incluso las dedicadas al
cultivo del henequén las dish·ibuye un cuarto de siglo después. Cár-
denas explicó el 3 de agosto de 1937, que la entrega de esas tierras
era una mínima compensación a la sangre indígena derramada en su
lucha por la tierra en la guerra de castas. De este modo, el indio maya
p:-isó de la calidad de hombre libre (o esclavo de un señor maya) a la
" Las dos rebeliones indígenas periféricas más importantes tienen en común,
además, que en ambas los indios solicitaron ayuda de los vecinos extranjeros:
los mayas, formal y sistemáticamente, de la reina Victoria; los yaquis alguna vez
amenazaron con pedir ayuda a McKinley.

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PRÓLOGO 3

de esclavo de un señor español, tributario, peón acasillado o libre,


obrero agrícola y ejidatario.
Sin embargo, el hecho de haber dejado las desfibradoras en manos
de los hacendados limitó enormemente la eficacia de la entrega de la
tierra a los ejidatarios. Las cosas empeoraron cuando Yucatán per-
dió el monopolio del henequén y, más aún, cuando éste fue venci-
do por las fibras sintéticas. De este modo, la liberación de los peones
por Salvador Alvarado en 1915 y el reparto de la tierra por Cárdenas
en 1937 (amén de otras circunstancias) han limitado esas ventajas
casi a una libertad formal. Esto se explica, principalmente, porque
la Revolución mexicana se desarrolló bajo el signo de la contradic-
ción de haber creado el régimen ejidal dentro del marco general de
una economía capitalista crecientemente dominante.
De cualquier modo, atenúan la tragedia maya el hecho de que
Yucatán se ha visto obligado a integrarse más al resto de México y
que la lucha ya no es racial, sino sólo económica. Ya no es racial
en. el sentido de que por raza se entienda, como lo hace George Dee
\Villiams, "ciertos rasgos antropológicos y métricos, principalmente
no adaptables, derivados de su común ascendencia". 1
Acaso se pueda pensar que siendo la historia yucateca una de las
más estudiadas, así por mexicanos ( yucatecos en mayoría, por su-
puesto) como por extranjeros, sea redundante escribir un libro más
sobre Yucatán. Sin embargo, tal vez no sea del todo ocioso que uu
mexicano del Centro del país escriba de nuevo sobre este tema, no
sólo porque se trata de una obra independiente, sino porque intenta
relacionar dos grandes temas de la historia social, dentro de un am-
plio marco en el que confluyen la historia política, la económica y
la diplomática. En este último punto se buscan, principalmente,
las conexiones con Cuba y con España, con Estados Unidos y con
Inglaterra.
Se incluyen dos apéndices: uno estadístico y otro documental.
En el primero se recogen algunas cifras fundamentales sobre la te-
nencia de la tierra; en el segundo varios documentos, que pueden
ser útiles a los lectores no especialistas.
El lejano origen de este libro se remonta a una sugerencia que,
en el verano de 1958, me hizo el Dr. Silvio Zavala para que explo-
rara en la Public Record Office la venta de los indios mayas a
Cuba, tomando en cuenta e! csfuerLo inglés por impedir el tráfiC?

1 Gcorge Dee Williams, Maya-Spanish Crosses in Yucatan. Bureau of ln-

ternational Research of Harvard University, Cambridge, 1931, p. 228.

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PRÓLOGO

de esclavos. El éxito de esa primera pesquisa me llevó a proseguir-


la, en el verano de 1959, en el Archivo dd Ministerio de Estado y
en el Archivo Histórico Nacional de Madrid, y de ahí al Archivo
Nacional de Cuba, donde conté con la eficaz y cordial ayuda ele
los señores Julio Le-Riverend y Miguel Quintana. Durante largo
tiempo quedaron guardadas notas y micropelículas, pero ya en el
verano de 1967 me fue posible redactar la primera versión de
este libro. En febrero de 1969 se discutió una segunda versión en
el Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México. De
acuerdo con las observaciones que se hicieron en esa reunión, creí
conveniente no sólo corregirlo, sino aumentarlo a su tamaño actual.
Al redactar esta tercera y última versión, aproveché también algu-
nas valiosas sugerencias del señor Ignacio Rubio Mañé.
La señorita Irene Cervantes hizo la seg1mda y tercera versión
mecanográfica de este libro. En la tercera la auxilió la señorita
María de los Angeles Ocampo. Mi esposa Maros escribió la primera
versión y copió todas las fuentes y bibliografía en que se apoya
esta obra.

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