Sunteți pe pagina 1din 65

Maurice Godelier

Funcionalismo,
estructuralismo
y marxismo

EDITORIAL ANAGRAMA
Fuente: EL HORIZONTE DEL PROBLEMA
Fonctionalisme, structuralisme et marxisme Y LOS CAMINOS RECORRIDOS
París, 1972

Traducción:
Joaquín Jordá

Racionalidad e irracionalidad en la economía quería


ofrecer, en 1966, el balance provisional de una inves-
Maqueta de la colección:
tigación emprendida en 1958 y que se proponía ofrecer
Argente y Mumbrú
una respuesta a dos preguntas, que en el fondo no son
más que una: «¿Cuál es la racionalidad de los sistemas
económicos que aparecen y desaparecen en la historia,
es decir, cuál es su lógica oculta y su necesidad pro-
funda de existir o de haber existido y cuáles son las
condiciones de un conocimiento racional de esos sis-
temas, es decir, de una ciencia económica comparada
y desarrollada?»
Pregunta precisa, pero que abría un campo de in-
vestigación que parecía que, de hecho o de derecho,
ningún límite podía encerrar y restringir, y cuya des-
mesura explicaba suficientemente que estuviera plan-
© Maurice Godelier, 1972 teada por un filósofo, es decir, por una mente que
apunta de entrada a las verdades fundamentales, a las
C) EDITORIAL ANAGRAMA
Calle de la Cruz, 44 verdades sobre los fundamentos de lo real y del cono-
Barcelona-17 cimiento que de él se tiene.
Pero al mismo tiempo —y esto era lo que denotaba
Depósito Legal: B. 5492 - 1976
ISBN 84-339-0702-6 que el filósofo que había planteado pregunta tan desme-
surada ya no era un filósofo tradicional sino que se
Printed in Spain
afirmaba como marxista— la respuesta a esta pregunta
GRÁFICAS DIAMANTE, Zamora, 83, Barcelona-5 no se buscaba en la filosofía o a través de ella sino en

7
Fuente: EL HORIZONTE DEL PROBLEMA
Fonctionalisme, structuralisme et marxisme Y LOS CAMINOS RECORRIDOS
París, 1972

Traducción:
Joaquín Jordá

Racionalidad e irracionalidad en la economía quería


ofrecer, en 1966, el balance provisional de una inves-
Maqueta de la colección:
tigación emprendida en 1958 y que se proponía ofrecer
Argente y Mumbrú
una respuesta a dos preguntas, que en el fondo no son
más que una: «¿Cuál es la racionalidad de los sistemas
económicos que aparecen y desaparecen en la historia,
es decir, cuál es su lógica oculta y su necesidad pro-
funda de existir o de haber existido y cuáles son las
condiciones de un conocimiento racional de esos sis-
temas, es decir, de una ciencia económica comparada
y desarrollada?»
Pregunta precisa, pero que abría un campo de in-
vestigación que parecía que, de hecho o de derecho,
ningún límite podía encerrar y restringir, y cuya des-
mesura explicaba suficientemente que estuviera plan-
© Maurice Godelier, 1972 teada por un filósofo, es decir, por una mente que
apunta de entrada a las verdades fundamentales, a las
C) EDITORIAL ANAGRAMA
Calle de la Cruz, 44 verdades sobre los fundamentos de lo real y del cono-
Barcelona-17 cimiento que de él se tiene.
Pero al mismo tiempo —y esto era lo que denotaba
Depósito Legal: B. 5492 - 1976
ISBN 84-339-0702-6 que el filósofo que había planteado pregunta tan desme-
surada ya no era un filósofo tradicional sino que se
Printed in Spain
afirmaba como marxista— la respuesta a esta pregunta
GRÁFICAS DIAMANTE, Zamora, 83, Barcelona-5 no se buscaba en la filosofía o a través de ella sino en

7
y a través de la inspección de los conocimientos acumu- prolonga la primera: las condiciones de aparición, de
lados por las ciencias y por las diferentes prácticas funcionamiento y de evolución de cualquier sistema son
teóricas. dobles y algunas de ellas atañen a una realidad humana
De ahí, ese extraño itinerario de la filosofía a la eco- intencional, pero otras, de importancia más decisiva,
nomía y después a la antropología que jalonó los textos- manifiestan las propiedades inintencionales de las rela-
etapas reunidos en Racionalidad e irracionalidad en la ciones sociales de producción, propiedades que no de-
economía. penden de la conciencia de los hombres ni encuentran
Por dos veces, pues, fue preciso volver a ser apren- en ella su origen o fundamento, y contienen las posi-
diz de una nueva práctica teórica y buscar si el pro- bilidades de transformación de estas relaciones sociales.
blema de la racionalidad seguía manteniendo su sentido [Pero si unos sistemas económicos y sociales se con-
y bajo qué formas nuevas se planteaba. Pero si fue pre- tradicen y si uno de ellos evoluciona y se transforma
ciso ir más allá de la economía política hacia la antro- para acabar desapareciendo de la historia, esto signifi-
pología, es porque la economía política, en su estado ca que cualquier sistema sólo puede existir y reprodu-
actual, se limita al análisis de das sistemas económicos cirse dentro de unos límites precisos, a través de unas
contemporáneos, y el problema de la «racionalidad» transformaciones compatibles con las propiedades in-
económica lleva irremediablemente a la afirmación, cada intencionales de sus estructuras internas, y que dichos
vez más «probada», de la superioridad de un sistema límites no son más que la manifestación de dichas
sobre otro y de la necesidad de ver a uno de los dos propiedades inintencionales y de las relaciones de com-
(sea el que fuere) triunfar en la historia sobre el otro. patibilidad y de incompatibilidad funcionales que de-
Era necesario, pues, realizar la inspección crítica de las termina' Era preciso, por consiguiente, confrontar
«pruebas» aportadas por los partidarios de uno y otro esos conceptos de compatibilidad, de incompatibilidad
sistema y buscar las condiciones que permitirían a tales y de límite con el concepto de contradicción y los
pruebas ser una demostración científica y no ideológica. conceptos de la teoría de los sistemas y de la ciber-
En esta búsqueda de las condiciones epistemológicas nética. Ahí residió el origen de nuestras investigacio-
de una demostración rigurosa, se impuso un primer nes sobre los conceptos de correspondencia y de con-
resultado:Fel problema de la «racionalidad» de un sis- tradicción entre estructuras y de nuestra crítica a los
tema es fuldamentalmente el de la «necesidad históri- conceptos heredados de Hegel o de un Marx desnatu-
ca» de su existencia, es decir, para ser pensado exige la ralizado por el marxismo dogmático.
construcción de la teoría de las condiciones de apari- Sin embargo, el problema último seguía vigente:
ción y evolución del sistema, problema habitualmente ¿existe un motivo, un fundamento último de las trans-
desdeñado o mantenido fuera del campo de investiga- formaciones de los sistemas económicos y sociales,
ción de la economía política, y abandonado a los «his- transformaciones reguladas a partir de las relaciones de
toriadores» de la economía:1Una segunda conclusión compatibilidad e incompatibilidad existentes entre las

8 9
y a través de la inspección de los conocimientos acumu- prolonga la primera: las condiciones de aparición, de
lados por las ciencias y por las diferentes prácticas funcionamiento y de evolución de cualquier sistema son
teóricas. dobles y algunas de ellas atañen a una realidad humana
De ahí, ese extraño itinerario de la filosofía a la eco- intencional, pero otras, de importancia más decisiva,
nomía y después a la antropología que jalonó los textos- manifiestan las propiedades inintencionales de las rela-
etapas reunidos en Racionalidad e irracionalidad en la ciones sociales de producción, propiedades que no de-
economía. penden de la conciencia de los hombres ni encuentran
Por dos veces, pues, fue preciso volver a ser apren- en ella su origen o fundamento, y contienen las posi-
diz de una nueva práctica teórica y buscar si el pro- bilidades de transformación de estas relaciones sociales.
blema de la racionalidad seguía manteniendo su sentido [Pero si unos sistemas económicos y sociales se con-
y bajo qué formas nuevas se planteaba. Pero si fue pre- tradicen y si uno de ellos evoluciona y se transforma
ciso ir más allá de la economía política hacia la antro- para acabar desapareciendo de la historia, esto signifi-
pología, es porque la economía política, en su estado ca que cualquier sistema sólo puede existir y reprodu-
actual, se limita al análisis de das sistemas económicos cirse dentro de unos límites precisos, a través de unas
contemporáneos, y el problema de la «racionalidad» transformaciones compatibles con las propiedades in-
económica lleva irremediablemente a la afirmación, cada intencionales de sus estructuras internas, y que dichos
vez más «probada», de la superioridad de un sistema límites no son más que la manifestación de dichas
sobre otro y de la necesidad de ver a uno de los dos propiedades inintencionales y de las relaciones de com-
(sea el que fuere) triunfar en la historia sobre el otro. patibilidad y de incompatibilidad funcionales que de-
Era necesario, pues, realizar la inspección crítica de las termina' Era preciso, por consiguiente, confrontar
«pruebas» aportadas por los partidarios de uno y otro esos conceptos de compatibilidad, de incompatibilidad
sistema y buscar las condiciones que permitirían a tales y de límite con el concepto de contradicción y los
pruebas ser una demostración científica y no ideológica. conceptos de la teoría de los sistemas y de la ciber-
En esta búsqueda de las condiciones epistemológicas nética. Ahí residió el origen de nuestras investigacio-
de una demostración rigurosa, se impuso un primer nes sobre los conceptos de correspondencia y de con-
resultado:Fel problema de la «racionalidad» de un sis- tradicción entre estructuras y de nuestra crítica a los
tema es fuldamentalmente el de la «necesidad históri- conceptos heredados de Hegel o de un Marx desnatu-
ca» de su existencia, es decir, para ser pensado exige la ralizado por el marxismo dogmático.
construcción de la teoría de las condiciones de apari- Sin embargo, el problema último seguía vigente:
ción y evolución del sistema, problema habitualmente ¿existe un motivo, un fundamento último de las trans-
desdeñado o mantenido fuera del campo de investiga- formaciones de los sistemas económicos y sociales,
ción de la economía política, y abandonado a los «his- transformaciones reguladas a partir de las relaciones de
toriadores» de la economía:1Una segunda conclusión compatibilidad e incompatibilidad existentes entre las

8 9
estructuras que componen esos sistemas? A menos de la que intentaba explicar las razones de ser de la di-
suponer que la historia haya recibido su sentido desde versidad de las sociedades y de la historia, se traducía
fuera y esté movida por una finalidad a priori, hay que en las siguientes preguntas: ¿cómo imaginar las rela-
buscar ese fundamento en el propio seno de los diferen- ciones entre atracturasinerminaute y eátructata_domi
tes tipos de relaciones establecidas por los hombres en- nte? ¿Qué determinación de las relaciones econó-
tre sí; la pregunta, pues, se convierte en la siguiente: micas impone la dominancia bien de las relaciones de
¿cuáles son, entre estas relaciones, las que asumen la parentesco, bien de las relaciones politico-religiosas en-
responsabilidad primera de las mayores transformacio- tre los hombres? Ahora bien, ni el marxismo dogmático
nes de la historia humana y, en última instancia, las de- ni cualquiera de las restantes formas del materialismo
terminan? Entre las respuestas posibles, conocemos ya vulgar de que forma parte, aunque lo niegue, el mar-
la que dio Marx: las relaciones que los hombres esta- xismo dogmático, pueden responder a esta pregunta,
blecen entre sí para (y en) la producción de las condi- y mucho menos plantearla. Para el materialismo vul-
ciones materiales de su existencia determinan en última gar, la economía, reducida a las relaciones de la tecno-
instancia las relaciones de compatibilidad y de incom- logía y del medio ambiente, «produce» la sociedad y la
patibilidad entre todos los niveles de la vida social y, engendra como un epifenómeno. Eso equivale a negar
por dicho motivo, son las transformaciones mayores las diferencias irreductibles entre niveles y estructuras
de las condiciones materiales de su existencia las que de la vida social, base de su relativa autonomía de
determinan en última instancia las transformaciones funcionamiento, y reducir todos los niveles a unas
importantes de las formas y funciones de los restantes funciones económicas, visibles u ocultas. Bastará un
niveles: político, ideológico, etc. ejemplo para mostrar en qué callejón sin salida se
Pero diríase que se impone una objeción a esta res- precipita el materialismo vulgar, ofreciendo de este
puesta de Marx: ¿cómo conciliar esta hipótesis con el modo su impotencia como ofrenda a las diferentes teo-
hecho de que en el seno de numerosas sociedades rías idealistas de la sociedad y de la historia. Bajo cual-
primitivas las relaciones de parentesco entre los hom- quiera de sus formas, existe un elemento en el seno
bres dominan la organización social (Radcliffe-Brown, de las relaciones de parentesco que jamás puede redu-
Evans-Pritchard), o con el hecho, por ejemplo, de que cirse únicamente a una relación económica y deducirse
las relaciones religiosas parecen dominar la sociedad exclusivamente de ella. Se trata de la relación entre in-
hindú al jerarquizar a los hombres en castas a partir dividuos de sexo opuesto que cooperan en el seno de
de una ideología de lo puro y de lo impuro (Louis una relación socialmente regulada, el matrimonio, en
Dumont)? la reproducción biológica de la sociedad. Es evidente
Así pues, a menos de negar dogmáticamente los que de las condiciones determinadas de la producción
hechos y de considerarlos como apariencias, la proble- de la vida material depende que la división entre 1, ,
mática marxista en las ciencias económicas y sociales, sexos sea o no la forma dominante de la división del

10 11
estructuras que componen esos sistemas? A menos de la que intentaba explicar las razones de ser de la di-
suponer que la historia haya recibido su sentido desde versidad de las sociedades y de la historia, se traducía
fuera y esté movida por una finalidad a priori, hay que en las siguientes preguntas: ¿cómo imaginar las rela-
buscar ese fundamento en el propio seno de los diferen- ciones entre atracturasinerminaute y eátructata_domi
tes tipos de relaciones establecidas por los hombres en- nte? ¿Qué determinación de las relaciones econó-
tre sí; la pregunta, pues, se convierte en la siguiente: micas impone la dominancia bien de las relaciones de
¿cuáles son, entre estas relaciones, las que asumen la parentesco, bien de las relaciones politico-religiosas en-
responsabilidad primera de las mayores transformacio- tre los hombres? Ahora bien, ni el marxismo dogmático
nes de la historia humana y, en última instancia, las de- ni cualquiera de las restantes formas del materialismo
terminan? Entre las respuestas posibles, conocemos ya vulgar de que forma parte, aunque lo niegue, el mar-
la que dio Marx: las relaciones que los hombres esta- xismo dogmático, pueden responder a esta pregunta,
blecen entre sí para (y en) la producción de las condi- y mucho menos plantearla. Para el materialismo vul-
ciones materiales de su existencia determinan en última gar, la economía, reducida a las relaciones de la tecno-
instancia las relaciones de compatibilidad y de incom- logía y del medio ambiente, «produce» la sociedad y la
patibilidad entre todos los niveles de la vida social y, engendra como un epifenómeno. Eso equivale a negar
por dicho motivo, son las transformaciones mayores las diferencias irreductibles entre niveles y estructuras
de las condiciones materiales de su existencia las que de la vida social, base de su relativa autonomía de
determinan en última instancia las transformaciones funcionamiento, y reducir todos los niveles a unas
importantes de las formas y funciones de los restantes funciones económicas, visibles u ocultas. Bastará un
niveles: político, ideológico, etc. ejemplo para mostrar en qué callejón sin salida se
Pero diríase que se impone una objeción a esta res- precipita el materialismo vulgar, ofreciendo de este
puesta de Marx: ¿cómo conciliar esta hipótesis con el modo su impotencia como ofrenda a las diferentes teo-
hecho de que en el seno de numerosas sociedades rías idealistas de la sociedad y de la historia. Bajo cual-
primitivas las relaciones de parentesco entre los hom- quiera de sus formas, existe un elemento en el seno
bres dominan la organización social (Radcliffe-Brown, de las relaciones de parentesco que jamás puede redu-
Evans-Pritchard), o con el hecho, por ejemplo, de que cirse únicamente a una relación económica y deducirse
las relaciones religiosas parecen dominar la sociedad exclusivamente de ella. Se trata de la relación entre in-
hindú al jerarquizar a los hombres en castas a partir dividuos de sexo opuesto que cooperan en el seno de
de una ideología de lo puro y de lo impuro (Louis una relación socialmente regulada, el matrimonio, en
Dumont)? la reproducción biológica de la sociedad. Es evidente
Así pues, a menos de negar dogmáticamente los que de las condiciones determinadas de la producción
hechos y de considerarlos como apariencias, la proble- de la vida material depende que la división entre 1, ,
mática marxista en las ciencias económicas y sociales, sexos sea o no la forma dominante de la división del

10 11
trabajo, que las relaciones de consanguinidad en el
interior de un grupo o de alianza entre los grupos gida por el historiador o el economista de las socie-
sean el medio de una cooperación directa en la pro- dades occidentales, en la medida en que éstos tienen
ducción o indirecta en la circulación de bienes. Pero, espontáneamente la impresión —y la mayoría de las
desde el primer momento, las relaciones de parentesco veces, la ilusión— de una mayor familiaridad con lo
no se reducen a la práctica exclusiva de estas funcio- que estudian, de un conocimiento previo de su terre-
nes y por ese motivo no se las puede «deducir» sim- no que les lleva menos a conocer que a reconocer, a la
plemente de ellas. Es evidente, por tanto, que sólo a manera del conocimiento de las esencias en la filosofía
cambio de un rechazo radical del materialismo vulgar platónica.
podemos esperar que se aborde correctamente el análi- Ahora bien, esta práctica existe y se designa como
sis entre determinación y dominancia, y establecer, «antropología». Me convertí, pues, en antropólogo.
pues, con respecto a algunas sociedades el juego de la Pero sólo podía dirigirme, dada mi voluntad de anali-
causalidad estructural de sus respectivos modos de pro- zar unos sistemas económicos y sociales de tal manera
ducción sobre su organización y su evolución. que aparecieran sus propiedades estructurales ininten-
Estas conclusiones teóricas y la necesidad de con- cionales, hacia la antropología estructural, aún sabiendo
frontarlas con unos modos de producción y unas formas que[el estructuralismo —más que el funcionalismo pero
de sociedad diferentes de las que explora la economía por otros motivos— era impotente para teorizar las
política, nos encaminaron necesariamente hacia la prác- condiciones necesarias de aparición y desaparición en
tica científica que, entre las numerosas ciencias deno- la historia de los sistemas que estudia y, por tanto, de
minadas «humanas», se enfrenta al mayor número posi- pensar la historia. Recusé de antemano el dilema «an-
ble de sistemas económicos y sociales vivientes, y que thropology versus history» que bajo formas opuestas
todavía retienen, pese a la diversa amplitud de las han planteado Boas, Goldenweiser, Leach o Lévi-
transformaciones impuestas por la intervención directa StraussJ
de los sistemas capitalistas y socialistas, algunos elemen- Me dispuse a iniciarme en la antropología al lado del
tos esenciales de su antiguo funcionamiento. Este mo- profesor Lévi-Strauss, que se interesó por mi proyecto
tivo, el mantenimiento en el seno de numerosas socie- y me procuró toda clase de facilidades para llevarlo
dades contemporáneas de elementos precapitalistas a cabo, prestando siempre una particular atención a lo
vivientes, pero que, a primera vista, se le aparecen al que se denomina «antropología económica», ámbito
investigador europeo como insólitos, cuando no absur- que parecía que debía contener los datos y quizás los
dos, fue el que me encaminó hacia una práctica cientí- elementos de la solución de estos problemas teóricos.
fica que exige de antemano del investigador una des- Significaba aparentemente abandonar el análisis de lás
centralización respecto a los hechos, la historia y la realidades y de los problemas de nuestra propia socie-
ideología de su propia sociedad muy superior a la exi- dad, pero bastó poco tiempo para que volviera a en-
contrar estas realidades instaladas en el propio cora-
12
13
trabajo, que las relaciones de consanguinidad en el
interior de un grupo o de alianza entre los grupos gida por el historiador o el economista de las socie-
sean el medio de una cooperación directa en la pro- dades occidentales, en la medida en que éstos tienen
ducción o indirecta en la circulación de bienes. Pero, espontáneamente la impresión —y la mayoría de las
desde el primer momento, las relaciones de parentesco veces, la ilusión— de una mayor familiaridad con lo
no se reducen a la práctica exclusiva de estas funcio- que estudian, de un conocimiento previo de su terre-
nes y por ese motivo no se las puede «deducir» sim- no que les lleva menos a conocer que a reconocer, a la
plemente de ellas. Es evidente, por tanto, que sólo a manera del conocimiento de las esencias en la filosofía
cambio de un rechazo radical del materialismo vulgar platónica.
podemos esperar que se aborde correctamente el análi- Ahora bien, esta práctica existe y se designa como
sis entre determinación y dominancia, y establecer, «antropología». Me convertí, pues, en antropólogo.
pues, con respecto a algunas sociedades el juego de la Pero sólo podía dirigirme, dada mi voluntad de anali-
causalidad estructural de sus respectivos modos de pro- zar unos sistemas económicos y sociales de tal manera
ducción sobre su organización y su evolución. que aparecieran sus propiedades estructurales ininten-
Estas conclusiones teóricas y la necesidad de con- cionales, hacia la antropología estructural, aún sabiendo
frontarlas con unos modos de producción y unas formas que[el estructuralismo —más que el funcionalismo pero
de sociedad diferentes de las que explora la economía por otros motivos— era impotente para teorizar las
política, nos encaminaron necesariamente hacia la prác- condiciones necesarias de aparición y desaparición en
tica científica que, entre las numerosas ciencias deno- la historia de los sistemas que estudia y, por tanto, de
minadas «humanas», se enfrenta al mayor número posi- pensar la historia. Recusé de antemano el dilema «an-
ble de sistemas económicos y sociales vivientes, y que thropology versus history» que bajo formas opuestas
todavía retienen, pese a la diversa amplitud de las han planteado Boas, Goldenweiser, Leach o Lévi-
transformaciones impuestas por la intervención directa StraussJ
de los sistemas capitalistas y socialistas, algunos elemen- Me dispuse a iniciarme en la antropología al lado del
tos esenciales de su antiguo funcionamiento. Este mo- profesor Lévi-Strauss, que se interesó por mi proyecto
tivo, el mantenimiento en el seno de numerosas socie- y me procuró toda clase de facilidades para llevarlo
dades contemporáneas de elementos precapitalistas a cabo, prestando siempre una particular atención a lo
vivientes, pero que, a primera vista, se le aparecen al que se denomina «antropología económica», ámbito
investigador europeo como insólitos, cuando no absur- que parecía que debía contener los datos y quizás los
dos, fue el que me encaminó hacia una práctica cientí- elementos de la solución de estos problemas teóricos.
fica que exige de antemano del investigador una des- Significaba aparentemente abandonar el análisis de lás
centralización respecto a los hechos, la historia y la realidades y de los problemas de nuestra propia socie-
ideología de su propia sociedad muy superior a la exi- dad, pero bastó poco tiempo para que volviera a en-
contrar estas realidades instaladas en el propio cora-
12
13
zón de la teoría y de la práctica de la antropología. con unos extranjeros que se arrogaban el «derecho»,
Después de un primer balance de los problemas me- en n,ombre de la «superioridad» de su propio sistema
todológicos de la antropología económica', salí a efec- social y de sus valores, de «pacificarla» militarmente,
tuar el aprendizaje de «campo» entre los baruya, una de «civilizarla» y de convertirla en objeto de estudio an-
tribu del interior de Nueva Guinea que había visto tropológico; en pocas palabras, de someterla a partir de
al primer blanco en 1951 y que no había sido situada aquel momento al orden de un mundo europeo que
bajo el eficaz control de la administración australiana ya no era el de Herodoto o de Cortés, sino el de la
hasta 1960, o sea, seis años antes de mi llegada. Per- exploración de la luna y de las guerras imperialistas.
manecí allí de 1967 a 1969 2. Los baruya son una De repente, el «problema de la racionalidad» de los
tribu de horticultores de roza que hacia 1950 dejaron sistemas económicos y sociales de la historia se plantea-
de utilizar sus antiguos instrumentos de piedra y de ba por entero, pero esta vez con la yuxtaposición viva
bambú para sustituirlos por hachas y machetes de acero y dolorosa de dos de estos sistemas aprehendidos a tra-
que les llegaron a través de los canales de su antiguo vés de la práctica de campo del oficio de antropólogo,
comercio intertribal con los sectores de la isla donde oficio que debía ser ejercido tal como es, es decir, como
los blancos ya tenían una presencia dominante. Esta inevitablemente investido de antemano y desde den-
sustitución de los factores de producción se había pro- tro por los problemas que plantea la historia, tanto la
ducido por su propia voluntad, sin presión de adminis- de hoy como la de ayer.
tradores o de misioneros blancos, puesto que éstos Una vez más, el «problema de la racionalidad» apa-
todavía no les habían descubierto. recía como un problema al que la ciencia no puede
Es decir, en unos valles aislados de las montañas de «escapar» en absoluto y que no desprende el trabajo
Nueva Guinea la historia se me ofrecía de manera pri- productor de conocimientos científicos de lo presente
vilegiada en un salto gigantesco que abolía bajo mis o de lo real, y que no aleja de su relación íntima el
ojos la distancia que separaba en el espacio y en el tiem- hoy, el ayer y el mañana, así como tampoco lo próximo
po dos formas extremas de su desarrollo, una sociedad y lo lejano.
primitiva que apenas acababa de cerrar a sus espaldas la Éstos fueron el horizonte teórico de mi «cuestiona-
puerta del neolítico para encontrarse frente a frente miento» de la racionalidad económica y los caminos re-
corridos en el espacio dibujado por este problema y su
1. M. Godelier: «Objet et méthodes de l'Anthropologie horizonte. Soy consciente de que estos caminos no son
economique», en L'Homme, V, abril de 1965. más que unos recorridos minúsculos que producen des-
2. Esta investigación fue financiada por el Conseil Natio- cubrimientos insulares en un espacio infinito cuya ex-
nal de la Recherche Scientifique y la Wenner Gren Founda- ploración sistemática exige la cooperación de grandes
tion que en dos ocasiones me concedió una subvención de in-
vestigación, y hacia los cuales quiero testimoniar mi agrade- masas de investigadores.
cimiento. Pero hay algo que importa más que el número de

14 15
zón de la teoría y de la práctica de la antropología. con unos extranjeros que se arrogaban el «derecho»,
Después de un primer balance de los problemas me- en n,ombre de la «superioridad» de su propio sistema
todológicos de la antropología económica', salí a efec- social y de sus valores, de «pacificarla» militarmente,
tuar el aprendizaje de «campo» entre los baruya, una de «civilizarla» y de convertirla en objeto de estudio an-
tribu del interior de Nueva Guinea que había visto tropológico; en pocas palabras, de someterla a partir de
al primer blanco en 1951 y que no había sido situada aquel momento al orden de un mundo europeo que
bajo el eficaz control de la administración australiana ya no era el de Herodoto o de Cortés, sino el de la
hasta 1960, o sea, seis años antes de mi llegada. Per- exploración de la luna y de las guerras imperialistas.
manecí allí de 1967 a 1969 2. Los baruya son una De repente, el «problema de la racionalidad» de los
tribu de horticultores de roza que hacia 1950 dejaron sistemas económicos y sociales de la historia se plantea-
de utilizar sus antiguos instrumentos de piedra y de ba por entero, pero esta vez con la yuxtaposición viva
bambú para sustituirlos por hachas y machetes de acero y dolorosa de dos de estos sistemas aprehendidos a tra-
que les llegaron a través de los canales de su antiguo vés de la práctica de campo del oficio de antropólogo,
comercio intertribal con los sectores de la isla donde oficio que debía ser ejercido tal como es, es decir, como
los blancos ya tenían una presencia dominante. Esta inevitablemente investido de antemano y desde den-
sustitución de los factores de producción se había pro- tro por los problemas que plantea la historia, tanto la
ducido por su propia voluntad, sin presión de adminis- de hoy como la de ayer.
tradores o de misioneros blancos, puesto que éstos Una vez más, el «problema de la racionalidad» apa-
todavía no les habían descubierto. recía como un problema al que la ciencia no puede
Es decir, en unos valles aislados de las montañas de «escapar» en absoluto y que no desprende el trabajo
Nueva Guinea la historia se me ofrecía de manera pri- productor de conocimientos científicos de lo presente
vilegiada en un salto gigantesco que abolía bajo mis o de lo real, y que no aleja de su relación íntima el
ojos la distancia que separaba en el espacio y en el tiem- hoy, el ayer y el mañana, así como tampoco lo próximo
po dos formas extremas de su desarrollo, una sociedad y lo lejano.
primitiva que apenas acababa de cerrar a sus espaldas la Éstos fueron el horizonte teórico de mi «cuestiona-
puerta del neolítico para encontrarse frente a frente miento» de la racionalidad económica y los caminos re-
corridos en el espacio dibujado por este problema y su
1. M. Godelier: «Objet et méthodes de l'Anthropologie horizonte. Soy consciente de que estos caminos no son
economique», en L'Homme, V, abril de 1965. más que unos recorridos minúsculos que producen des-
2. Esta investigación fue financiada por el Conseil Natio- cubrimientos insulares en un espacio infinito cuya ex-
nal de la Recherche Scientifique y la Wenner Gren Founda- ploración sistemática exige la cooperación de grandes
tion que en dos ocasiones me concedió una subvención de in-
vestigación, y hacia los cuales quiero testimoniar mi agrade- masas de investigadores.
cimiento. Pero hay algo que importa más que el número de

14 15
investigadores y que contiene al mismo tiempo la pro- ACERCA DE ALGUNOS «EFECTOS CRITICOS»
mesa de atraerlos en número siempre creciente: la ne- DEL CUESTIONAMIENTO DE LOS SISTEMAS
cesidad de efectuar una revolución teórica en las ECONOMICOS Y SOCIALES
ciencias humanas, revolución cada día más urgente
si queremos sacar a esas ciencias de los callejones sin
salida del empirismo funcionalista o de la impotencia
del estructuralismo frente a la historia. En mi opinión,
dicha revolución pasa actualmente por la reconstruc-
ción de estas ciencias sobre los fundamentos de un
marxismo radicalmente depurado de todo materialismo Necesariamente, los efectos críticos debían recaer en
vulgar y de todo dogmatismo. Gracias a ello, unos pro- tres direcciones: la crítica de la dialéctica de Hegel, del
blemas que se acumulan sin solución podrían encon- empirismo —fundamentalmente del empirismo funcio-
trarla, y si bien el objetivo principal de una revolu- nalista— y del estructuralismo.
ción es resolver unos problemas no hay que olvidar, La necesidad de pensar las relaciones de incompa-
sin embargo, que uno de los medios y de los efectos tibilidad entre estructuras, de descubrir por qué existen
de dicha transformación es el de someter a la crítica unos límites a las transformaciones posibles de esas
del nuevo punto de vista las viejas aproximaciones y estructuras, límites más allá de los cuales la reproduc-
métodos que siguen siendo dominantes en el campo de ción de un sistema queda dificultada, cuando no im-
las ciencias humanas. posibilitada, llevaba obligatoriamente a una reflexión
La continuación de este escrita estará dedicada al sobre la dialéctica y ante todo sobre la dialéctica de
esbozo de alguna de estas clitiéas indispensables. Hegel, ya que en la mente de numerosos marxistas la
dialéctica de Hegel y la dialéctica de Marx son una
sola cosa a nivel de los principios, y sólo la base idea-
lista o materialista de ambas dialécticas cambia su al-
cance sín cambiar sus leyes.
Al término del análisis, creí haber demostrado que el
fundamento del idealismo hegeliano, el postulado de
que la materia es el pensamiento-en-sí que no se pien-
sa, por tanto, el pensamiento que es él y su contrario, se
expresaba directamente en el principio primero de la
dialéctica hegeliana: el postulado de la identidad de
los contrarios. Este postulado no pertenece a la ciencia
sino a la metafísica. Al pensamiento científico perte-

16 17
investigadores y que contiene al mismo tiempo la pro- ACERCA DE ALGUNOS «EFECTOS CRITICOS»
mesa de atraerlos en número siempre creciente: la ne- DEL CUESTIONAMIENTO DE LOS SISTEMAS
cesidad de efectuar una revolución teórica en las ECONOMICOS Y SOCIALES
ciencias humanas, revolución cada día más urgente
si queremos sacar a esas ciencias de los callejones sin
salida del empirismo funcionalista o de la impotencia
del estructuralismo frente a la historia. En mi opinión,
dicha revolución pasa actualmente por la reconstruc-
ción de estas ciencias sobre los fundamentos de un
marxismo radicalmente depurado de todo materialismo Necesariamente, los efectos críticos debían recaer en
vulgar y de todo dogmatismo. Gracias a ello, unos pro- tres direcciones: la crítica de la dialéctica de Hegel, del
blemas que se acumulan sin solución podrían encon- empirismo —fundamentalmente del empirismo funcio-
trarla, y si bien el objetivo principal de una revolu- nalista— y del estructuralismo.
ción es resolver unos problemas no hay que olvidar, La necesidad de pensar las relaciones de incompa-
sin embargo, que uno de los medios y de los efectos tibilidad entre estructuras, de descubrir por qué existen
de dicha transformación es el de someter a la crítica unos límites a las transformaciones posibles de esas
del nuevo punto de vista las viejas aproximaciones y estructuras, límites más allá de los cuales la reproduc-
métodos que siguen siendo dominantes en el campo de ción de un sistema queda dificultada, cuando no im-
las ciencias humanas. posibilitada, llevaba obligatoriamente a una reflexión
La continuación de este escrita estará dedicada al sobre la dialéctica y ante todo sobre la dialéctica de
esbozo de alguna de estas clitiéas indispensables. Hegel, ya que en la mente de numerosos marxistas la
dialéctica de Hegel y la dialéctica de Marx son una
sola cosa a nivel de los principios, y sólo la base idea-
lista o materialista de ambas dialécticas cambia su al-
cance sín cambiar sus leyes.
Al término del análisis, creí haber demostrado que el
fundamento del idealismo hegeliano, el postulado de
que la materia es el pensamiento-en-sí que no se pien-
sa, por tanto, el pensamiento que es él y su contrario, se
expresaba directamente en el principio primero de la
dialéctica hegeliana: el postulado de la identidad de
los contrarios. Este postulado no pertenece a la ciencia
sino a la metafísica. Al pensamiento científico perte-

16 17
nece únicamente el principio de la unidad de los con- secundario; resultado positivo en la medida en que
trarios que permite comprender a un tiempo su comple- supone y evidencia la imposibilidad de reducir entre sí
méntariedad (su compatibilidad) y su conflicto necesa- las instancias de la sociedad, pero resultado secundario
rio (su incompatibilidad) y la capacidad de la reproduc- en la medida en que no pone en evidencia el carácter
ción de esta unidad dentro de ciertos límites 3. radicalmente «metafísico», no científico, del primer
Muy lejos de contradecir los recientes descubrimien- principio de la Wissenschaft der Logik, el principio de
tos de la cibernética o de la teoría de los sistemas, la la identidad de los contrarios. El amo no es el esclavo,
dialéctica marxista despojada de su relación equívoca y el patrón no es el obrero, aunque cada uno de ellos
deformadora con la de Hegel aparece como un instru- no pueda existir sin el otro y esta relación les una tanto
mento abstracto positivo que, en cierta manera, se como les separa.
encuentra actualmente enriquecido por las investiga- ¿Era preciso, pues, para volver a los hechos reales,
ciones matemáticas sobre la teoría de los sistemas y sus retornar al empirismo? Pero ¿a qué empirismo? ¿Al
regulaciones internas. Sin esta crítica radical de la rela- empirismo abstracto, al empirismo funcionalista, idea-
ción entre principios y contenido de la dialéctica de lista (por ejemplo, en antropología la corriente deno-
Hegel, la dialéctica seguirá siendo lo que era, una «má- minada de la antropología cultural) o materialista (por
quina-de-demostrarlo-todo» ajena a la ciencia, a la ejemplo, la ecología cultural defendida por Marvin
que seguiría horrorizando. Esto me lleva a oponerme Harris)?
a las fórmulas ambiguas de Lenin, de Mao Tse-tung Es conocida la debilidad esencial del empirismo abs-
o de marxistas como Lucien Séve, y me hace conside- tracto. El individuo es considerado como punto de
rar la tesis de Louis Althusser según la cual la diferen- partida de la ciencia pero, de hecho, es fácil demostrar
cia fundamental entre la dialéctica de Hegel y la de que este principio es violado apenas acaba de ser esta-
Marx se basaría en el hecho de que, en el primero, la blecido. Basta con mencionar el modelo walrasiano
contradicción siempre es simple y en el segundo está de la economía pura que sirve de paradigma a la teoría
«sobredeterminada», como un resultado positivo pero neoclásica de las condiciones óptimas de funcionamien-
to de una economía determinada que se mantiene en
3. Cfr.' Karl Marx: Einleitung zur Kritik der Politischen un estado de equilibrio. El análisis parte de la existen-
Ekonomic. (Dietz Verlag, Berlín, 1958):
cia de individuos abstractos dotados de algunas escalas
Según esto, nada más fácil para un hegeliano que (no importa si transitivas o intransitivas) de preferen-
identificar la producción y el consumo (p. 240). El resul- cias subjetivas y de una psicología somera, pero «na-
tado que hemos obtenido no es que sean idénticos la tural»: la tendencia a maximizadas. Se supone a con-
producción, la distribución, el intercambio y el con-
sumo, sino que todos ellos son miembros de una totali-
tinuación que estos individuos que son otras tantas
dad, son diferencias dentro de una unidad. (Subrayado encarnaciones de un fetiche teórico, el horno oeconomi-
por mí [M.G.].) cus eterno, se mueven en un mundo donde obligatoria-

18 19
nece únicamente el principio de la unidad de los con- secundario; resultado positivo en la medida en que
trarios que permite comprender a un tiempo su comple- supone y evidencia la imposibilidad de reducir entre sí
méntariedad (su compatibilidad) y su conflicto necesa- las instancias de la sociedad, pero resultado secundario
rio (su incompatibilidad) y la capacidad de la reproduc- en la medida en que no pone en evidencia el carácter
ción de esta unidad dentro de ciertos límites 3. radicalmente «metafísico», no científico, del primer
Muy lejos de contradecir los recientes descubrimien- principio de la Wissenschaft der Logik, el principio de
tos de la cibernética o de la teoría de los sistemas, la la identidad de los contrarios. El amo no es el esclavo,
dialéctica marxista despojada de su relación equívoca y el patrón no es el obrero, aunque cada uno de ellos
deformadora con la de Hegel aparece como un instru- no pueda existir sin el otro y esta relación les una tanto
mento abstracto positivo que, en cierta manera, se como les separa.
encuentra actualmente enriquecido por las investiga- ¿Era preciso, pues, para volver a los hechos reales,
ciones matemáticas sobre la teoría de los sistemas y sus retornar al empirismo? Pero ¿a qué empirismo? ¿Al
regulaciones internas. Sin esta crítica radical de la rela- empirismo abstracto, al empirismo funcionalista, idea-
ción entre principios y contenido de la dialéctica de lista (por ejemplo, en antropología la corriente deno-
Hegel, la dialéctica seguirá siendo lo que era, una «má- minada de la antropología cultural) o materialista (por
quina-de-demostrarlo-todo» ajena a la ciencia, a la ejemplo, la ecología cultural defendida por Marvin
que seguiría horrorizando. Esto me lleva a oponerme Harris)?
a las fórmulas ambiguas de Lenin, de Mao Tse-tung Es conocida la debilidad esencial del empirismo abs-
o de marxistas como Lucien Séve, y me hace conside- tracto. El individuo es considerado como punto de
rar la tesis de Louis Althusser según la cual la diferen- partida de la ciencia pero, de hecho, es fácil demostrar
cia fundamental entre la dialéctica de Hegel y la de que este principio es violado apenas acaba de ser esta-
Marx se basaría en el hecho de que, en el primero, la blecido. Basta con mencionar el modelo walrasiano
contradicción siempre es simple y en el segundo está de la economía pura que sirve de paradigma a la teoría
«sobredeterminada», como un resultado positivo pero neoclásica de las condiciones óptimas de funcionamien-
to de una economía determinada que se mantiene en
3. Cfr.' Karl Marx: Einleitung zur Kritik der Politischen un estado de equilibrio. El análisis parte de la existen-
Ekonomic. (Dietz Verlag, Berlín, 1958):
cia de individuos abstractos dotados de algunas escalas
Según esto, nada más fácil para un hegeliano que (no importa si transitivas o intransitivas) de preferen-
identificar la producción y el consumo (p. 240). El resul- cias subjetivas y de una psicología somera, pero «na-
tado que hemos obtenido no es que sean idénticos la tural»: la tendencia a maximizadas. Se supone a con-
producción, la distribución, el intercambio y el con-
sumo, sino que todos ellos son miembros de una totali-
tinuación que estos individuos que son otras tantas
dad, son diferencias dentro de una unidad. (Subrayado encarnaciones de un fetiche teórico, el horno oeconomi-
por mí [M.G.].) cus eterno, se mueven en un mundo donde obligatoria-

18 19
mente tienen que entrar en competencia. Queda enton- Polanyi 6, (la economía trata de las relaciones sociales
ces por descubrir cómo estos individuos, que se supone ligadas a la producción de los medios materiales de exis-
(otro postulado fantasmal) que se enfrentan en igualdad tencia, relaciones sociales) de las que la economía mer-
de medios y de información, intercambiarán su trabajo cantil capitalista sólo es un ejemplo entre otros. Esta
y sus productos para maximizar sus satisfacciones. definición recoge la de los clásicos y se opone a la de
Queda claro en este resumen que partir del individuo los marginalistas, aunque sea ésta, en realidad, la que
será siempre una salida falsa, una apariencia, pues de aplican en su práctica todos los economistasT Por dicho
manera inmediata, pero clandestina se sitúa a estos motivo, la polémica sobre la definición de lo económico
individuos en un universo, ciertamente abstracto, pero sólo tiene un alcance limitado pues una vez superada
que tiene la misma forma de la economía capitalista, y la discusión sobre esta definición, sustantivistas y for-
está determinado y organizado formalmente por algu- malistas pueden estar totalmente de acuerdo sobre las
nos de los principios del modo de producción capitalis- definiciones esenciales de la economía política no-mar-
ta: a) todo producto, incluida la fuerza de trabajo, es xista referentes a los conceptos de valor, salario, bene-
una mercancía intercambiable; b) las relaciones entre ficio, precio, etc. Ahora bien, es precisamente a pro-
todos los individuos son unas relaciones de intercambio pósito de estas definiciones que se desarrollan las po-
de mercancías; c) las relaciones de. intercambio son lémicas fundamentales de la ciencia económica y que
relaciones concurrenciales. se oponen hipótesis y análisis no-marxistas y marxistas.
Se entiende ahora la polémica que opone a forma- Se podría proseguir el análisis y mostrar cómo Pare-
listas y sustantivistas en antropología económica a to consiguió dar una eficacia mayor al modelo walrasia-
propósito del mismo objeto de la economía política. no eliminando uno de sus puntos débiles, la hipótesis
Para los primeros 4, que siguen a Lionel Robbins y restrictiva de la igualdad de medios de información y
Samuelson 5, y se unen por consiguiente a la mayoría de medios de produción de todos los individuos que se
conservadora de los economistas de los países capita- enfrentan en un mercado concurrencial. Al mostrar
listas, la economía sólo estudia unas formas de compor- que, incluso en una situación de desigualdad, podía
tamiento de individuos que quieren maximizar sus alcanzarse un punto óptimo en la apropiación de los
satisfacciones; para los segundos, los que siguen ¿Karl medios de producción, Pareto 7 introducía en el modelo
6. K. Polanyi, Arensberg y Pearson, Trade and Markets in
Early Empires y de K. Polanyi, Primitive, Archaic and Modern
Economics, ed. por G. Dalton, Anchor Books, 1968.
4. Por ejemplo, Leclair, Burling, Salisbury. Ver Leclair y 7. Vilfredo Pareto. Manuel d'Economie potingue, 2e. éd.
Schneider (eds.) Economic Anthropology. Holt, Rinchart and Giard, París, 1927, cap. VI, 32-51.
Winston, 1968. Ver a este respecto: A. Marshall: Principies of Economics.
5. Lionel Robbins, The Subject Matter of Economics, 1932, 8th ed. Macinillan, Londres, 1920. Book IV, cap. 13 y A. C.
Cap. I, § 4. «La economía y la economía de intercambio». Pigon, The Economics of Welfare. Macmillan, 1932, cap. 9 a 11.

20 21
mente tienen que entrar en competencia. Queda enton- Polanyi 6, (la economía trata de las relaciones sociales
ces por descubrir cómo estos individuos, que se supone ligadas a la producción de los medios materiales de exis-
(otro postulado fantasmal) que se enfrentan en igualdad tencia, relaciones sociales) de las que la economía mer-
de medios y de información, intercambiarán su trabajo cantil capitalista sólo es un ejemplo entre otros. Esta
y sus productos para maximizar sus satisfacciones. definición recoge la de los clásicos y se opone a la de
Queda claro en este resumen que partir del individuo los marginalistas, aunque sea ésta, en realidad, la que
será siempre una salida falsa, una apariencia, pues de aplican en su práctica todos los economistasT Por dicho
manera inmediata, pero clandestina se sitúa a estos motivo, la polémica sobre la definición de lo económico
individuos en un universo, ciertamente abstracto, pero sólo tiene un alcance limitado pues una vez superada
que tiene la misma forma de la economía capitalista, y la discusión sobre esta definición, sustantivistas y for-
está determinado y organizado formalmente por algu- malistas pueden estar totalmente de acuerdo sobre las
nos de los principios del modo de producción capitalis- definiciones esenciales de la economía política no-mar-
ta: a) todo producto, incluida la fuerza de trabajo, es xista referentes a los conceptos de valor, salario, bene-
una mercancía intercambiable; b) las relaciones entre ficio, precio, etc. Ahora bien, es precisamente a pro-
todos los individuos son unas relaciones de intercambio pósito de estas definiciones que se desarrollan las po-
de mercancías; c) las relaciones de. intercambio son lémicas fundamentales de la ciencia económica y que
relaciones concurrenciales. se oponen hipótesis y análisis no-marxistas y marxistas.
Se entiende ahora la polémica que opone a forma- Se podría proseguir el análisis y mostrar cómo Pare-
listas y sustantivistas en antropología económica a to consiguió dar una eficacia mayor al modelo walrasia-
propósito del mismo objeto de la economía política. no eliminando uno de sus puntos débiles, la hipótesis
Para los primeros 4, que siguen a Lionel Robbins y restrictiva de la igualdad de medios de información y
Samuelson 5, y se unen por consiguiente a la mayoría de medios de produción de todos los individuos que se
conservadora de los economistas de los países capita- enfrentan en un mercado concurrencial. Al mostrar
listas, la economía sólo estudia unas formas de compor- que, incluso en una situación de desigualdad, podía
tamiento de individuos que quieren maximizar sus alcanzarse un punto óptimo en la apropiación de los
satisfacciones; para los segundos, los que siguen ¿Karl medios de producción, Pareto 7 introducía en el modelo
6. K. Polanyi, Arensberg y Pearson, Trade and Markets in
Early Empires y de K. Polanyi, Primitive, Archaic and Modern
Economics, ed. por G. Dalton, Anchor Books, 1968.
4. Por ejemplo, Leclair, Burling, Salisbury. Ver Leclair y 7. Vilfredo Pareto. Manuel d'Economie potingue, 2e. éd.
Schneider (eds.) Economic Anthropology. Holt, Rinchart and Giard, París, 1927, cap. VI, 32-51.
Winston, 1968. Ver a este respecto: A. Marshall: Principies of Economics.
5. Lionel Robbins, The Subject Matter of Economics, 1932, 8th ed. Macinillan, Londres, 1920. Book IV, cap. 13 y A. C.
Cap. I, § 4. «La economía y la economía de intercambio». Pigon, The Economics of Welfare. Macmillan, 1932, cap. 9 a 11.

20 21
walrasiano la misma forma de la relación social funda- la legitimización y la reproducción del sistema capita-
mental del modo de producción capitalista que no es lista, cosa que no cambiarán ni los refinamientos de
únicamente una economía mercantil generalizada en la la econometría ni las investigaciones matemáticas. -
que todo producto es intercambiado como una mercan- Es algo que, a su manera, reconocía uno de los más
cía, sino una economía mercantil capitalista, es decir, importantes econometras, T. C. Koopmans, cuando
que supone la desigualdad fundamental de una cla- escribía con lucidez y prudencia frente a los discursos
se que tiene la propiedad del dinero y de los medios de apologéticos de algunos de sus colegas:
producción y de otra que está desprovista de ambas
cosas y que debe vender regularmente a la primera el Un equilibrio competitivo, incluso el conside-
uso de su fuerza de trabajo. rado como óptimo por Pareto, puede suponer una
Una doctrina económica que pretendía ser la cien- más desigual distribución de la renta de la que
cia «pura» de las leyes fundamentales de la economía se considera como deseable desde un punto de
sólo pudo desarrollarse —mediante una paradoja to- vista social. El concepto de óptimo de Pareto es
talmente previsible— abandonando su punto de parti- insensible a esta consideración y a este respecto
da, la existencia de individuos abstractos e iguales, para el término «óptimo» es engañoso s.
volver a introducir de manera subrepticia la existencia
de relaciones sociales concretas —la relación de desi-
De hecho, esta discusión no atañe únicamente a los
gualdad necesaria, entre dos clases—. Necesaria por
economistas. El fondo de la polémica es que sólo hay
dos razones, por una parte porque es constitutiva del
funcionamiento del sistema y de su reproducción, y experiencia directa entre los individuos a través de las
relaciones sociales que les mediatizan, y por dicho mo-
por otra porque la impone una historia que la ciencia
tivo incumbe a todas las ciencias del hombre a un•
económica se manifiesta incapaz o poco deseosa de
analizar. tiempo. El concepto de experiencia «inmediata» care-
ce de sentido científico y por consiguiente la ciencia
Es decir, la economía pura neoclásica, por los pro-
no puede tomar como punto de partida de sus análisis
blemas que plantea y los que no plantea, es en su tota-
al individuo y su experiencia «inmediata» del mundo
lidad una economía comprometida; comprometida en
y del prójimo. Este principio está explícitamente reco-
nocido por el funcionalismo, el estructuralismo y el
Pareto abrió efectivamente el camino a lo que se denominó
marxismo. Los trabajos de antropólogos como Mary
«New Welfare Economics», que fue explorada por hombres
tan dispares como Allais, Barone, Hicks, Kalder, Lange, Arrew,
Debreu, etc. y estaba concebida fundamentalmente como un 8. T. C. Koopmans. Three essays on the State of Econo-
medio de remediar el funcionamiento del sistema capita- mic Science. McGraw Hill, 1957, pág. 49, subrayado por mi
lista. (M. G.).

22 23
walrasiano la misma forma de la relación social funda- la legitimización y la reproducción del sistema capita-
mental del modo de producción capitalista que no es lista, cosa que no cambiarán ni los refinamientos de
únicamente una economía mercantil generalizada en la la econometría ni las investigaciones matemáticas. -
que todo producto es intercambiado como una mercan- Es algo que, a su manera, reconocía uno de los más
cía, sino una economía mercantil capitalista, es decir, importantes econometras, T. C. Koopmans, cuando
que supone la desigualdad fundamental de una cla- escribía con lucidez y prudencia frente a los discursos
se que tiene la propiedad del dinero y de los medios de apologéticos de algunos de sus colegas:
producción y de otra que está desprovista de ambas
cosas y que debe vender regularmente a la primera el Un equilibrio competitivo, incluso el conside-
uso de su fuerza de trabajo. rado como óptimo por Pareto, puede suponer una
Una doctrina económica que pretendía ser la cien- más desigual distribución de la renta de la que
cia «pura» de las leyes fundamentales de la economía se considera como deseable desde un punto de
sólo pudo desarrollarse —mediante una paradoja to- vista social. El concepto de óptimo de Pareto es
talmente previsible— abandonando su punto de parti- insensible a esta consideración y a este respecto
da, la existencia de individuos abstractos e iguales, para el término «óptimo» es engañoso s.
volver a introducir de manera subrepticia la existencia
de relaciones sociales concretas —la relación de desi-
De hecho, esta discusión no atañe únicamente a los
gualdad necesaria, entre dos clases—. Necesaria por
economistas. El fondo de la polémica es que sólo hay
dos razones, por una parte porque es constitutiva del
funcionamiento del sistema y de su reproducción, y experiencia directa entre los individuos a través de las
relaciones sociales que les mediatizan, y por dicho mo-
por otra porque la impone una historia que la ciencia
tivo incumbe a todas las ciencias del hombre a un•
económica se manifiesta incapaz o poco deseosa de
analizar. tiempo. El concepto de experiencia «inmediata» care-
ce de sentido científico y por consiguiente la ciencia
Es decir, la economía pura neoclásica, por los pro-
no puede tomar como punto de partida de sus análisis
blemas que plantea y los que no plantea, es en su tota-
al individuo y su experiencia «inmediata» del mundo
lidad una economía comprometida; comprometida en
y del prójimo. Este principio está explícitamente reco-
nocido por el funcionalismo, el estructuralismo y el
Pareto abrió efectivamente el camino a lo que se denominó
marxismo. Los trabajos de antropólogos como Mary
«New Welfare Economics», que fue explorada por hombres
tan dispares como Allais, Barone, Hicks, Kalder, Lange, Arrew,
Debreu, etc. y estaba concebida fundamentalmente como un 8. T. C. Koopmans. Three essays on the State of Econo-
medio de remediar el funcionamiento del sistema capita- mic Science. McGraw Hill, 1957, pág. 49, subrayado por mi
lista. (M. G.).

22 23
Douglas 9 o Colin Turnbull 1° muestran suficientemente al etnólogo o al historiador para reservar el análisis
que hay que proseguir el análisis hasta explicar la teórico de los sistemas al antropólogo y al sociólogo.
forma que revisten en la conciencia de los individuos Estas tesis son bien sabidas y basta con remitir a las
las relaciones que mantienen entre sí y con la naturale- obras clásicas de Radcliffe-Brown y de Nadel o, en el
za, y muestran asimismo que esta forma, lejos de ex- caso de la sociología, a la obra de Talcott Parsons ".
plicar esas relaciones, debe explicarse a partir de ellas Lo que tanto el estructuralismo como el marxismo
según un método que permita al mismo tiempo compa- rechazan de estas tesis, no es evidentemente el princi-
rar diferentes sociedades y sus sistemas simbólicos. pio de que la ciencia debe elegir como objeto de análi-
El empirismo funcionalista, por el contrario, no sis las relaciones de los hombres entre sí, ni el principio
parte de los individuos sino de sus relaciones. Estas re- de que hay que analizar estas relaciones en su unidad
laciones no son tomadas una a una sino en su conjunto en el seno de un todo, ni el principio de que hay
y este conjunto se considera como un todo «integrado» que conceder la prioridad al estudio de la lógica de
en la medida en que esas relaciones diversas son reac- estas relaciones y de este todo antes de estudiar su
tivamente complementarias. Estas funciones determi- génesis y su evolución. Frente al evolucionismo del
nan los roles y los estatutos que los individuos ocupan siglo xix que veía en una sociedad un conjunto de
en 11 sistema social y este sistema tiende constante- costumbres heredadas de un pasado que se reconstituía
mente hacia un estado de equilibrio. Así pues, el estu- con ayuda de hipótesis indemostradas e indemostrables,
dio de una sociedad es el estudio de un sistema, de Malinowski y Radcliffe-Brown acertaron en distanciarse
una totalidad funcionalmente integrada y que se re- de esta pseudohistoria para estudiar los hechos en sí
produce como tal. El conocimiento de la historia de mismos tal como aparecían bajo sus ojos.
este sistema no sirve de ninguna ayuda para conocer su En otra ocasión demostramos cómo Marx, rechazan-
funcionamiento. La propia historia aparece como «una do el método «historicista», no trató de la génesis del
sucesión de acontecimientos accidentales» abandonados modo de producción capitalista hasta después de haber
estudiado su lógica interna y establecido su teoría del
9. Mary Douglas, Purity and Danger. Routledge and Kegan, valor y de la plusvalía. Y demostramos también que
1966. Ver el importante prólogo del profesor Luc de Heusch este principio metodológico de la prioridad del análisis
a la traducción francesa de esta obra, De la souillure (pág. 9),
[editado en Anagrama con el título de El estructuralismo de una estructura sobre el de su génesis es el de la
heterodoxo de Mary Douglas] donde analiza la dificultad de
fundar una teoría comparada de las religiones sin criticar los 11. A. R. Radcliffe-Brown, Structure and Function in pri-
principios del funcionalismo el cual plantea que «el orden sim- mitive society. Cohen and West, 1952. Ver la introducción.
bólico de cualquier sociedad es prisionero de su reserva socio- F. Nadel, The Theory of social Structure. Cohen and West,
lógica». Londres, 1957. Preliminaries.
10. Colin C. Turnbull, Wayward Servants, Eyre Spottis- Talcott Parsons: Essays in sociological theory pure and ap-
woode, 1966, y especialmente el admirable The Forest People. plied. Cap. 10 «The social system».

24 25
Douglas 9 o Colin Turnbull 1° muestran suficientemente al etnólogo o al historiador para reservar el análisis
que hay que proseguir el análisis hasta explicar la teórico de los sistemas al antropólogo y al sociólogo.
forma que revisten en la conciencia de los individuos Estas tesis son bien sabidas y basta con remitir a las
las relaciones que mantienen entre sí y con la naturale- obras clásicas de Radcliffe-Brown y de Nadel o, en el
za, y muestran asimismo que esta forma, lejos de ex- caso de la sociología, a la obra de Talcott Parsons ".
plicar esas relaciones, debe explicarse a partir de ellas Lo que tanto el estructuralismo como el marxismo
según un método que permita al mismo tiempo compa- rechazan de estas tesis, no es evidentemente el princi-
rar diferentes sociedades y sus sistemas simbólicos. pio de que la ciencia debe elegir como objeto de análi-
El empirismo funcionalista, por el contrario, no sis las relaciones de los hombres entre sí, ni el principio
parte de los individuos sino de sus relaciones. Estas re- de que hay que analizar estas relaciones en su unidad
laciones no son tomadas una a una sino en su conjunto en el seno de un todo, ni el principio de que hay
y este conjunto se considera como un todo «integrado» que conceder la prioridad al estudio de la lógica de
en la medida en que esas relaciones diversas son reac- estas relaciones y de este todo antes de estudiar su
tivamente complementarias. Estas funciones determi- génesis y su evolución. Frente al evolucionismo del
nan los roles y los estatutos que los individuos ocupan siglo xix que veía en una sociedad un conjunto de
en 11 sistema social y este sistema tiende constante- costumbres heredadas de un pasado que se reconstituía
mente hacia un estado de equilibrio. Así pues, el estu- con ayuda de hipótesis indemostradas e indemostrables,
dio de una sociedad es el estudio de un sistema, de Malinowski y Radcliffe-Brown acertaron en distanciarse
una totalidad funcionalmente integrada y que se re- de esta pseudohistoria para estudiar los hechos en sí
produce como tal. El conocimiento de la historia de mismos tal como aparecían bajo sus ojos.
este sistema no sirve de ninguna ayuda para conocer su En otra ocasión demostramos cómo Marx, rechazan-
funcionamiento. La propia historia aparece como «una do el método «historicista», no trató de la génesis del
sucesión de acontecimientos accidentales» abandonados modo de producción capitalista hasta después de haber
estudiado su lógica interna y establecido su teoría del
9. Mary Douglas, Purity and Danger. Routledge and Kegan, valor y de la plusvalía. Y demostramos también que
1966. Ver el importante prólogo del profesor Luc de Heusch este principio metodológico de la prioridad del análisis
a la traducción francesa de esta obra, De la souillure (pág. 9),
[editado en Anagrama con el título de El estructuralismo de una estructura sobre el de su génesis es el de la
heterodoxo de Mary Douglas] donde analiza la dificultad de
fundar una teoría comparada de las religiones sin criticar los 11. A. R. Radcliffe-Brown, Structure and Function in pri-
principios del funcionalismo el cual plantea que «el orden sim- mitive society. Cohen and West, 1952. Ver la introducción.
bólico de cualquier sociedad es prisionero de su reserva socio- F. Nadel, The Theory of social Structure. Cohen and West,
lógica». Londres, 1957. Preliminaries.
10. Colin C. Turnbull, Wayward Servants, Eyre Spottis- Talcott Parsons: Essays in sociological theory pure and ap-
woode, 1966, y especialmente el admirable The Forest People. plied. Cap. 10 «The social system».

24 25
lingüística moderna y de Lévi-Strauss, aunque Lévi- Para Marx y para Lévi-Strauss, una estructura no
Strauss, a diferencia de Marx, acepte la tesis empirista es una realidad directamente visible, y por tanto di-
de que la historia es una «sucesión de acontecimientos rectamente observable, sino que es un nivel de la rea-
accidentales». ' lidad que existe más allá de las relaciones visibles de
Lo que tanto estructuralistas como marxistas recha- los hombres entre sí y cuyo funcionamiento constituye
zan son las definiciones empiristas de una estructu- la lógica profunda del sistema, el orden subyacente
ra social. Para Radcliffe-Brown y Nadel, una estructura a partir del cual debe explicarse el orden aparente.
social es un aspecto de lo real, es el orden, la disposi- Recordemos la insistencia de Lévi-Strauss en tratar
ción de las relaciones visibles de los hombres entre sí, sobre este punto esencial y en combatir las interpreta-
disposición que explica la lógica de las relaciones de ciones idealistas y formalistas que muchas veces se atri-
complementariedad entre estas relaciones visibles ". buyen a su pensamiento. En su respuesta a Maybury-
Para otros, y pese a sus críticas al funcionalismo, Leach Lewis, insiste en el hecho de que:
sería su mejor representante, la estructura es un orden
ideal que la mente introduce en las cosas dirigiendo Naturalmente, la última palabra le incumbe
el flujo multiforme de lo real a unas representaciones a la experiencia. Sin embargo, la experiencia su-
simplificadas que facilitan la manipulación de lo real gerida y guiada por el razonamiento deductivo
y permiten la acción, la práctica social 13 no será la misma que las experiencias simples
con que había comenzado todo el proceso. La
12. A. R. Radclif fe-Brown, en D. Forde and A. R. Rad-
prueba definitiva de la estructura molecular es
cliffe-Brown (ed.) African systems of kinship and Marriage.
Oxford University Press, 1950, § 8. «Los elementos de la ofrecida por el microscopio electrónico que nos
estructura social son los seres humanos», al ser la propia es- permite ver unas moléculas reales. Esta hazaña no
tructura social «la disposición de las personas en unas rela- modifica el hecho de que en el futuro la molécula
ciones definidas y reguladas institucionalmente». seguirá siendo invisible para el ojo. De igual ma-
13. E. Leach, Political Systems of Highland Burma. Har-
vard University Press, 1954. Reprinted, 1964, Belland Sons nera, tampoco hay que esperar de un análisis
(pág. 4): «Afirmo que esta estructura social en situaciones estructural que cambie la percepción de las rela-
prácticas (contrastadas con el modelo abstracto de los sociólo- ciones sociales concretas. Se limitará a explicarlas
gos) consiste en un conjunto de ideas sobre la distribución del mejor ".
poder entre personas y grupos de personas».
Después al referirse a los modelos de los sociólogos y de
los antropólogos, Leach añade la siguiente definición de *un Y, al introducir ante el lector el primer volumen
funcionalismo ortodoxo; «Estructura social... principios de de las Mytbologiques, Lévi-Strauss volvía a afirmar de
organización que unen las partes que componen el sistema» manera categórica:
y acaba con una pirueta subjetivista: «Las estructuras con
las que el antropólogo describe son modelos que sólo existen 14. Lévi-Strauss, On manipulated sociological models. Bij-
en su mente como construcciones lógicas.» dragen, 1960 (p. 52), subrayado por mi (M. G.).

26 27
lingüística moderna y de Lévi-Strauss, aunque Lévi- Para Marx y para Lévi-Strauss, una estructura no
Strauss, a diferencia de Marx, acepte la tesis empirista es una realidad directamente visible, y por tanto di-
de que la historia es una «sucesión de acontecimientos rectamente observable, sino que es un nivel de la rea-
accidentales». ' lidad que existe más allá de las relaciones visibles de
Lo que tanto estructuralistas como marxistas recha- los hombres entre sí y cuyo funcionamiento constituye
zan son las definiciones empiristas de una estructu- la lógica profunda del sistema, el orden subyacente
ra social. Para Radcliffe-Brown y Nadel, una estructura a partir del cual debe explicarse el orden aparente.
social es un aspecto de lo real, es el orden, la disposi- Recordemos la insistencia de Lévi-Strauss en tratar
ción de las relaciones visibles de los hombres entre sí, sobre este punto esencial y en combatir las interpreta-
disposición que explica la lógica de las relaciones de ciones idealistas y formalistas que muchas veces se atri-
complementariedad entre estas relaciones visibles ". buyen a su pensamiento. En su respuesta a Maybury-
Para otros, y pese a sus críticas al funcionalismo, Leach Lewis, insiste en el hecho de que:
sería su mejor representante, la estructura es un orden
ideal que la mente introduce en las cosas dirigiendo Naturalmente, la última palabra le incumbe
el flujo multiforme de lo real a unas representaciones a la experiencia. Sin embargo, la experiencia su-
simplificadas que facilitan la manipulación de lo real gerida y guiada por el razonamiento deductivo
y permiten la acción, la práctica social 13 no será la misma que las experiencias simples
con que había comenzado todo el proceso. La
12. A. R. Radclif fe-Brown, en D. Forde and A. R. Rad-
prueba definitiva de la estructura molecular es
cliffe-Brown (ed.) African systems of kinship and Marriage.
Oxford University Press, 1950, § 8. «Los elementos de la ofrecida por el microscopio electrónico que nos
estructura social son los seres humanos», al ser la propia es- permite ver unas moléculas reales. Esta hazaña no
tructura social «la disposición de las personas en unas rela- modifica el hecho de que en el futuro la molécula
ciones definidas y reguladas institucionalmente». seguirá siendo invisible para el ojo. De igual ma-
13. E. Leach, Political Systems of Highland Burma. Har-
vard University Press, 1954. Reprinted, 1964, Belland Sons nera, tampoco hay que esperar de un análisis
(pág. 4): «Afirmo que esta estructura social en situaciones estructural que cambie la percepción de las rela-
prácticas (contrastadas con el modelo abstracto de los sociólo- ciones sociales concretas. Se limitará a explicarlas
gos) consiste en un conjunto de ideas sobre la distribución del mejor ".
poder entre personas y grupos de personas».
Después al referirse a los modelos de los sociólogos y de
los antropólogos, Leach añade la siguiente definición de *un Y, al introducir ante el lector el primer volumen
funcionalismo ortodoxo; «Estructura social... principios de de las Mytbologiques, Lévi-Strauss volvía a afirmar de
organización que unen las partes que componen el sistema» manera categórica:
y acaba con una pirueta subjetivista: «Las estructuras con
las que el antropólogo describe son modelos que sólo existen 14. Lévi-Strauss, On manipulated sociological models. Bij-
en su mente como construcciones lógicas.» dragen, 1960 (p. 52), subrayado por mi (M. G.).

26 27
Acabarnos de demostrar por consiguiente que «Poner de manifiesto» una estructura no es crearla
si en la mente del público se produce una con- de pies a cabeza o suponer que sólo existe en la mente
fusión frecuente entre estructuralismo, idealismo humana, bien bajo forma de los modelos indígenas de
y formalismo, basta con que el estructuralismo la realidad social, bien bajo la de los modelos abstractos
encuentre en su camino unos auténticos idealis- de los sociólogos.
mos y formalismos para que su propia inspira- Para resumir este complejo conjunto de posiciones
ción, determinista y realista, se manifieste con y de oposiciones teóricas diremos que Lévi-Strauss afir-
claridad ". mó al igual que Radcliffe-Brown la «realidad» fuera
de la mente humana de las estructuras sociales y se
Las interpretaciones idealistas y formalistas del es- opone, por tanto, a Leach. Pero Lévi-Strauss se opone
tructuralismo se basan en la primera frase del famoso al mismo tiempo a Radcliffe-Brown puesto que para
texto dedicado por Lévi-Strauss al concepto de estruc- él la realidad de una estructura social no es la «disposi-
tura social:
ción» de las relaciones sociales directamente observa-
El principio fundamental es que el concepto bles por el informador o el antropólogo ". Tiende, por
de estructura social no se refiere a la realidad consiguiente, a criticar el funcionalismo por su impo-
empírica sino a los modelos construidos a partir tencia para comprender el orden subyacente de las rela-
de ésta 16. ciones sociales visibles y construir una base sólida para
una ciencia comparada de las sociedades. Se encuentra
Esta frase, amputada de su contexto, da la impre- de este modo junto a Leach que critica igualmente
sión de que las posiciones teóricas de Léví-Strauss y de las perogrulladas del funcionalismo pero que, al contra-
Leach son idénticas, o al menos se asemejan profunda- rio que Lévi-Strauss, se orienta hacia un formalismo
mente. Pero la frase de Lévi-Strauss sólo puede inter- que mantiene intacta la representación empirista de lo
pretarse correctamente si la referimos a otra que dice: real como flujo multiforme y no estructurado. Se com-
prende, pues, que dicho juego de acuerdos y desacuer-
Las relaciones sociales son la materia prima dos que opera a niveles diferentes produzca espon-
empleada para la construcción de modelos que
ponen de manifiesto la propia estructura social 16. 17. Se trata de una crítica que Meyer Fortes dirigía por su
parte a Radcliffe-Brown cuando escribía en 1949 en el volu-
15. Lévi-Strauss, Le Cru et le Cuit. Plon, 1964, pág. 35, men Hommage á Radcliffe-Brown: «La estructura sólo puede
subrayado por mí (M. G.). Ver mi artículo, «Systéme, structure ser directamente aprehendida en la «realidad concreta»... Cuan-
et contradiction dans le Capital», Temps Modernes, 1966, do nos dedicamos a definir una estructura, podríamos decir que
p. 828-864. nos situamos al nivel gramatical y sintáctico y no al de la
16. Lévi-Strauss, Anthropologie structurale, Plon, 1957, lengua hablada», en Social Structures, studies presented to
pág. 305-306. A. R. Radcliffe-Brown, Daford, 1949, pág. 56.

28 29
Acabarnos de demostrar por consiguiente que «Poner de manifiesto» una estructura no es crearla
si en la mente del público se produce una con- de pies a cabeza o suponer que sólo existe en la mente
fusión frecuente entre estructuralismo, idealismo humana, bien bajo forma de los modelos indígenas de
y formalismo, basta con que el estructuralismo la realidad social, bien bajo la de los modelos abstractos
encuentre en su camino unos auténticos idealis- de los sociólogos.
mos y formalismos para que su propia inspira- Para resumir este complejo conjunto de posiciones
ción, determinista y realista, se manifieste con y de oposiciones teóricas diremos que Lévi-Strauss afir-
claridad ". mó al igual que Radcliffe-Brown la «realidad» fuera
de la mente humana de las estructuras sociales y se
Las interpretaciones idealistas y formalistas del es- opone, por tanto, a Leach. Pero Lévi-Strauss se opone
tructuralismo se basan en la primera frase del famoso al mismo tiempo a Radcliffe-Brown puesto que para
texto dedicado por Lévi-Strauss al concepto de estruc- él la realidad de una estructura social no es la «disposi-
tura social:
ción» de las relaciones sociales directamente observa-
El principio fundamental es que el concepto bles por el informador o el antropólogo ". Tiende, por
de estructura social no se refiere a la realidad consiguiente, a criticar el funcionalismo por su impo-
empírica sino a los modelos construidos a partir tencia para comprender el orden subyacente de las rela-
de ésta 16. ciones sociales visibles y construir una base sólida para
una ciencia comparada de las sociedades. Se encuentra
Esta frase, amputada de su contexto, da la impre- de este modo junto a Leach que critica igualmente
sión de que las posiciones teóricas de Léví-Strauss y de las perogrulladas del funcionalismo pero que, al contra-
Leach son idénticas, o al menos se asemejan profunda- rio que Lévi-Strauss, se orienta hacia un formalismo
mente. Pero la frase de Lévi-Strauss sólo puede inter- que mantiene intacta la representación empirista de lo
pretarse correctamente si la referimos a otra que dice: real como flujo multiforme y no estructurado. Se com-
prende, pues, que dicho juego de acuerdos y desacuer-
Las relaciones sociales son la materia prima dos que opera a niveles diferentes produzca espon-
empleada para la construcción de modelos que
ponen de manifiesto la propia estructura social 16. 17. Se trata de una crítica que Meyer Fortes dirigía por su
parte a Radcliffe-Brown cuando escribía en 1949 en el volu-
15. Lévi-Strauss, Le Cru et le Cuit. Plon, 1964, pág. 35, men Hommage á Radcliffe-Brown: «La estructura sólo puede
subrayado por mí (M. G.). Ver mi artículo, «Systéme, structure ser directamente aprehendida en la «realidad concreta»... Cuan-
et contradiction dans le Capital», Temps Modernes, 1966, do nos dedicamos a definir una estructura, podríamos decir que
p. 828-864. nos situamos al nivel gramatical y sintáctico y no al de la
16. Lévi-Strauss, Anthropologie structurale, Plon, 1957, lengua hablada», en Social Structures, studies presented to
pág. 305-306. A. R. Radcliffe-Brown, Daford, 1949, pág. 56.

28 29
táneamente en el campo de las ciencias sociales unas capital, pero sí el capital sin la renta de la tierra.
confusiones y falsas apariencias que hacen difícil y El capital es la potencia económica de la sociedad
necesario el análisis crítico por cuenta de los inves- burguesa que lo domina todo. Debe de constituir
tigadores de las condiciones y principios epistemológi- el punto inicial y el punto final, y ser desarrollado
cos de sus prácticas cognoscitivas '$. Por dicho motivo antes que la propiedad de la tierra. Después de
el análisis profundo de las relaciones entre estructu- haber considerado separadamente el uno y la
ralismo y marxismo se impone como una tarea funda- otra, hay que estudiar su relación recíproca.
mental puesto que pueden existir una diferencia y una Sería, pues, erróneo colocar las categorías eco-
oposición radicales por debajo y más allá de la común nómicas en el orden según el cual han tenido his-
aceptación de ciertos principios metodológicos y de la tóricamente una acción determinante. El orden
afirmación de que la ciencia sólo puede ser materialista en que se suceden se halla determinado más bien
y determinista. por la relación que tienen unas con otras en la
Recordemos, pues, una vez más, estos puntos de sociedad burguesa moderna, y que es precisa-
acuerdo. El primero es el principio rnetodológico de mente lo contrario de lo que parece ser su rela-
que hay que analizar las relaciones sociales como cons- ción natural o de lo que corresponde a la serie
tituyentes de «unos sistemas». A continuación, el de la evolución histórica. No se trata del lugar
principio de que esos sistemas deben ser analizados en que las relaciones económicas ocupen histórica-
su lógica interna antes de ser analizados en su génesis. mente en la sucesión de las diferentes formas
Se ve inmediatamente que, en lo que se refiere a esos de sociedad. Menos aún de su serie «en la idea»
dos principios, el marxismo no se opone al estructu- (Proudhon), que no es más que una representa-
ralismo ni al funcionalismo. ción falaz (?) del movimiento histórico. Se trata
Estos dos principios están enunciados en la Intro- de su conexión orgánica en el interior de la socie-
ducción metodológica de la Contribución a la Crítica dad burguesa moderna '.
de la Economía política, en la que Marx define el
orden en que se deben estudiar y exponer los funcio- Es decir, al contrario que los evolucionistas y difu-
namientos del modo de producción capitalista. sionistas del siglo xix, Marx no convierte el problema
del origen o de la historia de las relaciones sociales
No se comprende la renta de la tierra sin el en el problema clave o principal de la ciencia, su pensa-
miento converge aquí con el de Malinowski o Lévi-
18. Edmund Leach aparece ante sus colegas anglosajones
como el representante aislado pero turbulento del estructura-
lismo. Él mismo afirmó su «sympathy with his (Lévi-Strauss) 19. Karl Marx, Contribución, Alberto Corazón, Madrid,
general point of view» y «his obvious debt» hacia él, en Rethin- 1970, págs. 277-78, subrayado por mí (M. G.). Ver texto ale-
king Anthropology, 1961, prólogo, pág. VI. mán en Dietz Verlag, 1958, pág. 265.

30 31
táneamente en el campo de las ciencias sociales unas capital, pero sí el capital sin la renta de la tierra.
confusiones y falsas apariencias que hacen difícil y El capital es la potencia económica de la sociedad
necesario el análisis crítico por cuenta de los inves- burguesa que lo domina todo. Debe de constituir
tigadores de las condiciones y principios epistemológi- el punto inicial y el punto final, y ser desarrollado
cos de sus prácticas cognoscitivas '$. Por dicho motivo antes que la propiedad de la tierra. Después de
el análisis profundo de las relaciones entre estructu- haber considerado separadamente el uno y la
ralismo y marxismo se impone como una tarea funda- otra, hay que estudiar su relación recíproca.
mental puesto que pueden existir una diferencia y una Sería, pues, erróneo colocar las categorías eco-
oposición radicales por debajo y más allá de la común nómicas en el orden según el cual han tenido his-
aceptación de ciertos principios metodológicos y de la tóricamente una acción determinante. El orden
afirmación de que la ciencia sólo puede ser materialista en que se suceden se halla determinado más bien
y determinista. por la relación que tienen unas con otras en la
Recordemos, pues, una vez más, estos puntos de sociedad burguesa moderna, y que es precisa-
acuerdo. El primero es el principio rnetodológico de mente lo contrario de lo que parece ser su rela-
que hay que analizar las relaciones sociales como cons- ción natural o de lo que corresponde a la serie
tituyentes de «unos sistemas». A continuación, el de la evolución histórica. No se trata del lugar
principio de que esos sistemas deben ser analizados en que las relaciones económicas ocupen histórica-
su lógica interna antes de ser analizados en su génesis. mente en la sucesión de las diferentes formas
Se ve inmediatamente que, en lo que se refiere a esos de sociedad. Menos aún de su serie «en la idea»
dos principios, el marxismo no se opone al estructu- (Proudhon), que no es más que una representa-
ralismo ni al funcionalismo. ción falaz (?) del movimiento histórico. Se trata
Estos dos principios están enunciados en la Intro- de su conexión orgánica en el interior de la socie-
ducción metodológica de la Contribución a la Crítica dad burguesa moderna '.
de la Economía política, en la que Marx define el
orden en que se deben estudiar y exponer los funcio- Es decir, al contrario que los evolucionistas y difu-
namientos del modo de producción capitalista. sionistas del siglo xix, Marx no convierte el problema
del origen o de la historia de las relaciones sociales
No se comprende la renta de la tierra sin el en el problema clave o principal de la ciencia, su pensa-
miento converge aquí con el de Malinowski o Lévi-
18. Edmund Leach aparece ante sus colegas anglosajones
como el representante aislado pero turbulento del estructura-
lismo. Él mismo afirmó su «sympathy with his (Lévi-Strauss) 19. Karl Marx, Contribución, Alberto Corazón, Madrid,
general point of view» y «his obvious debt» hacia él, en Rethin- 1970, págs. 277-78, subrayado por mí (M. G.). Ver texto ale-
king Anthropology, 1961, prólogo, pág. VI. mán en Dietz Verlag, 1958, pág. 265.

30 31
Strauss 29 . Esto explica la existencia de un texto como título de «La acumulación primitiva del capital»—
Formen en el que Marx, después de haber descubierto después de haber establecido que el contenido del valor
la naturaleza real y oculta de la plusvalía se dirige de de cambio de las mercancías es el trabajo socialmente
nuevo hacia la historia antigua o medieval y analiza necesario y que el capital no es sino una relación social
las diferencias entre los diferentes modos de produc- entre dos clases, una de las cuales se apropia del valor
ción arcaicos o antiguos y el modo de producción ca- creado por otra (plusvalía). En Formen, había ido
pitalista. más allá del problema de los orígenes del capitalismo y
Esta es la razón profunda de la arquitectura inte- había esbozado, como historiador y como antropólogo,
rior de El Capital y de la existencia de textos como un notable análisis de las lógicas originales de funcio-
Formen o los borradores de la carta a Vera Zassulich. namiento de algunos modos de producción antiguos y
En El Capital, Marx sólo se enfrenta con el problema arcaicos, intentado imaginar algunas de las condiciones
de los orígenes del capitalismo —y lo hace bajo el de sus transformaciones internas y de su historia. El
método de Marx frente a la historia puede ser enten-
20. Comparar con Lévi-Strauss en «Les structures élénzen- dido de manera ejemplar en el texto que dedicó a
(aires de la parenté», Mouton, 1968, pág. 449:
definir la naturaleza de la moneda como mercancía es-
Un sistema funcional como el sistema de parentesco pecializada en la función de expresar el valor de las
jamás puede ser explicado en su totalidad mediante hi- demás mercancías, como «equivalente universal». Cuan-
pótesis difusionistas. Va unido a toda la estructura de do Marx declara que se dispone a explicar «la génesis
la sociedad que lo aplica y por consiguiente su natura-
leza depende de los caracteres intrínsecos de esta socie- de la forma-moneda» del valor de cambio, no hace más
dad más que de los contratos culturales y de las mi- que determinar a un tiempo la función específica de
graciones. una categoría particular de mercancías en relación a
todas las demás mercancías, la forma que debe revestir
del mismo, p. 10:
una mercancía para cumplir esta función especializada
Hemos procurado eliminar cualquier especulación his- de equivalente universal, y las condiciones prácticas
tórica, cualquier investigación referente a los orígenes que hacen a un tiempo necesaria y posible la especiali-
así como todo intento de reconstruir un orden de su- zación en dicha función de una categoría de mercancías.
cesión hipotético de las instituciones.
Y Marx insiste en el hecho de que esta operación teó-
Del mismo Evans-Pritchard: rica que él denomina «génesis ideal» de la moneda, no
es en absoluto una «historia» de las diferentes formas
Una historia de las actuales instituciones jurídicas de moneda que aparecen en las sociedades humanas.
británicas se limitará a enseñarnos cómo han llegado a Dicha «historia» sólo es posible y tiene alguna posibi-
ser lo que son actualmente, pero evidentemente no cómo
funcionan en el actual contexto social. (Anthropologie lidad de ser científica a partir de los resultados alcanza-
sociale, Payot, 1969.) dos por unas previas investigaciones estructurales y

32 33
Strauss 29 . Esto explica la existencia de un texto como título de «La acumulación primitiva del capital»—
Formen en el que Marx, después de haber descubierto después de haber establecido que el contenido del valor
la naturaleza real y oculta de la plusvalía se dirige de de cambio de las mercancías es el trabajo socialmente
nuevo hacia la historia antigua o medieval y analiza necesario y que el capital no es sino una relación social
las diferencias entre los diferentes modos de produc- entre dos clases, una de las cuales se apropia del valor
ción arcaicos o antiguos y el modo de producción ca- creado por otra (plusvalía). En Formen, había ido
pitalista. más allá del problema de los orígenes del capitalismo y
Esta es la razón profunda de la arquitectura inte- había esbozado, como historiador y como antropólogo,
rior de El Capital y de la existencia de textos como un notable análisis de las lógicas originales de funcio-
Formen o los borradores de la carta a Vera Zassulich. namiento de algunos modos de producción antiguos y
En El Capital, Marx sólo se enfrenta con el problema arcaicos, intentado imaginar algunas de las condiciones
de los orígenes del capitalismo —y lo hace bajo el de sus transformaciones internas y de su historia. El
método de Marx frente a la historia puede ser enten-
20. Comparar con Lévi-Strauss en «Les structures élénzen- dido de manera ejemplar en el texto que dedicó a
(aires de la parenté», Mouton, 1968, pág. 449:
definir la naturaleza de la moneda como mercancía es-
Un sistema funcional como el sistema de parentesco pecializada en la función de expresar el valor de las
jamás puede ser explicado en su totalidad mediante hi- demás mercancías, como «equivalente universal». Cuan-
pótesis difusionistas. Va unido a toda la estructura de do Marx declara que se dispone a explicar «la génesis
la sociedad que lo aplica y por consiguiente su natura-
leza depende de los caracteres intrínsecos de esta socie- de la forma-moneda» del valor de cambio, no hace más
dad más que de los contratos culturales y de las mi- que determinar a un tiempo la función específica de
graciones. una categoría particular de mercancías en relación a
todas las demás mercancías, la forma que debe revestir
del mismo, p. 10:
una mercancía para cumplir esta función especializada
Hemos procurado eliminar cualquier especulación his- de equivalente universal, y las condiciones prácticas
tórica, cualquier investigación referente a los orígenes que hacen a un tiempo necesaria y posible la especiali-
así como todo intento de reconstruir un orden de su- zación en dicha función de una categoría de mercancías.
cesión hipotético de las instituciones.
Y Marx insiste en el hecho de que esta operación teó-
Del mismo Evans-Pritchard: rica que él denomina «génesis ideal» de la moneda, no
es en absoluto una «historia» de las diferentes formas
Una historia de las actuales instituciones jurídicas de moneda que aparecen en las sociedades humanas.
británicas se limitará a enseñarnos cómo han llegado a Dicha «historia» sólo es posible y tiene alguna posibi-
ser lo que son actualmente, pero evidentemente no cómo
funcionan en el actual contexto social. (Anthropologie lidad de ser científica a partir de los resultados alcanza-
sociale, Payot, 1969.) dos por unas previas investigaciones estructurales y

32 33
los resultados de estas investigaciones históricas contri- capitalismo o de la antigüedad— va más lejos de la crí-
buyen también al desarrollo de las investigaciones es- tica del estado de una práctica teórica, de un estado de
, tructurales. En este movimiento circular del conoci- hecho que siempre cabe esperar y comenzar a corregir.
miento, cuyo punto de partida es siempre el análisis de Pues, más allá de la crítica de la historia-oficio (Histo-
funciones y de las estructuras que las realizan en unas rie), está la tesis empirista de que la historia-realidad
condiciones determinadas, se constituye una única (Geschichte) no es más que una serie «de aconteci-
ciencia del hombre que no aísla en campos cerrados, mientos» que en sí mismos no son otra cosa «que acci-
fetichizados, y no opone la etnología a la antropología, dentes». Sobre este punto fundamental, que afecta tan-
la historia a la teoría, etc. to a las condiciones epistemológicas de una ciencia de la
Dicho método que tiende a comprender el funda- historia como a la naturaleza del mismo proceso de
mento y las razones de ser de las funciones, la forma la historia del hombre, Marx se opone tanto a Radcliffe-
y las condiciones de existencia (por consiguiente, de Brown n como a Leach o a Lévi-Strauss. Más adelante
aparición y de evolución) de las relaciones sociales que, insistiremos sobre esto, pero recordemos antes un tercer
a partir de ahí, sólo existen como estructuras dotadas principio metodológico que opone el marxismo y el
de propiedades objetivas, establece las huellas rigurosas estructuralismo al empirismo funcionalista; lo visible es
de una relación nueva y fecunda entre las disciplinas una realidad que disimula otra más profunda y oculta
científicas, o las diferentes historias (de las relaciones cuyo descubrimiento es el objetivo exacto del conoci-
económicas, politices, sociales, ideológicas, de las acti- miento científico.
vidades del conocimiento, etc.), y las disciplinas lla- Nos hallamos en el meollo mismo del método de
madas teóricas (antropología, sociología, economía polí- Marx en El Capital, la fuente de la revolución teórica
tica, etc.). A partir de entonces pueden comenzar a que realizó en la economía política y en las ciencias
dejar de ser verdaderas, o de parecerlo, las tesis de los humanas 23. ¿Qué método es éste? Marx demuestra el
funcionalistas según las cuales «el historiador sólo pue- 22. Recordemos que existe un desacuerdo sobre este
de ofrecernos la sucesión de los acontecimientos acci- punto crucial entre los funcionalistas. Evans-Pritchard, por
dentales que han hecho que una sociedad sea lo ejemplo, destaca que:
que es».21 '1,a historia no se limita a ser una sucesión de cambios
Pero la crítica que los funcionalistas hacen del oficio sino que... es también un proceso de crecimiento...
además, sólo la historia puede ofrecer los elementos
de historiador —crítica a la que Marx se adhería de de una satisfactoria situación experimental que permita
antemano cuando criticaba a los «historiadores» del comprobar las hipótesis de la antropología funcional. (En
Anthropologie sociale, cap. 3, pág. 79):

21. Así es como Evans-Pritchard resume la posición de 23. Ver mi artículo «Economie marchande, fétichisme,
los funcionalistas con respecto a la historia, sin asumirla per- magie et science», en Objets du fétichisme. Nouvelle Revue de
sonalmente por cuenta propia. Ver la siguiente nota. Psychanalyse, otoño de 1970, n.° 2.

34 35
los resultados de estas investigaciones históricas contri- capitalismo o de la antigüedad— va más lejos de la crí-
buyen también al desarrollo de las investigaciones es- tica del estado de una práctica teórica, de un estado de
, tructurales. En este movimiento circular del conoci- hecho que siempre cabe esperar y comenzar a corregir.
miento, cuyo punto de partida es siempre el análisis de Pues, más allá de la crítica de la historia-oficio (Histo-
funciones y de las estructuras que las realizan en unas rie), está la tesis empirista de que la historia-realidad
condiciones determinadas, se constituye una única (Geschichte) no es más que una serie «de aconteci-
ciencia del hombre que no aísla en campos cerrados, mientos» que en sí mismos no son otra cosa «que acci-
fetichizados, y no opone la etnología a la antropología, dentes». Sobre este punto fundamental, que afecta tan-
la historia a la teoría, etc. to a las condiciones epistemológicas de una ciencia de la
Dicho método que tiende a comprender el funda- historia como a la naturaleza del mismo proceso de
mento y las razones de ser de las funciones, la forma la historia del hombre, Marx se opone tanto a Radcliffe-
y las condiciones de existencia (por consiguiente, de Brown n como a Leach o a Lévi-Strauss. Más adelante
aparición y de evolución) de las relaciones sociales que, insistiremos sobre esto, pero recordemos antes un tercer
a partir de ahí, sólo existen como estructuras dotadas principio metodológico que opone el marxismo y el
de propiedades objetivas, establece las huellas rigurosas estructuralismo al empirismo funcionalista; lo visible es
de una relación nueva y fecunda entre las disciplinas una realidad que disimula otra más profunda y oculta
científicas, o las diferentes historias (de las relaciones cuyo descubrimiento es el objetivo exacto del conoci-
económicas, politices, sociales, ideológicas, de las acti- miento científico.
vidades del conocimiento, etc.), y las disciplinas lla- Nos hallamos en el meollo mismo del método de
madas teóricas (antropología, sociología, economía polí- Marx en El Capital, la fuente de la revolución teórica
tica, etc.). A partir de entonces pueden comenzar a que realizó en la economía política y en las ciencias
dejar de ser verdaderas, o de parecerlo, las tesis de los humanas 23. ¿Qué método es éste? Marx demuestra el
funcionalistas según las cuales «el historiador sólo pue- 22. Recordemos que existe un desacuerdo sobre este
de ofrecernos la sucesión de los acontecimientos acci- punto crucial entre los funcionalistas. Evans-Pritchard, por
dentales que han hecho que una sociedad sea lo ejemplo, destaca que:
que es».21 '1,a historia no se limita a ser una sucesión de cambios
Pero la crítica que los funcionalistas hacen del oficio sino que... es también un proceso de crecimiento...
además, sólo la historia puede ofrecer los elementos
de historiador —crítica a la que Marx se adhería de de una satisfactoria situación experimental que permita
antemano cuando criticaba a los «historiadores» del comprobar las hipótesis de la antropología funcional. (En
Anthropologie sociale, cap. 3, pág. 79):

21. Así es como Evans-Pritchard resume la posición de 23. Ver mi artículo «Economie marchande, fétichisme,
los funcionalistas con respecto a la historia, sin asumirla per- magie et science», en Objets du fétichisme. Nouvelle Revue de
sonalmente por cuenta propia. Ver la siguiente nota. Psychanalyse, otoño de 1970, n.° 2.

34 35
carácter absurdo, falsamente «evidente», de las repre- en y para las conciencias del disimulo, de las relaciones
sentaciones que los individuos se formulan espontánea- sociales en y bajo sus apariencias. [Ahora bien, estas
mente de la naturaleza de las mercancías y de las rela- apariencias son el obligado punto de partida de las re-
ciones económicas en las sociedades mercantiles. presentaciones que se forman espontáneamente los in-
dividuos de sus relaciones económicas. Estas repre-
«A primera vista, parece como si las mercan- sentaciones constituyen, pues, un ámbito más o menos
cías fuesen objetos evidentes y triviales» ". coherente de creencias ilusorias referidas a la realidad
social en el seno de la que viven y que les sirven para
Marx demuestra que la mercancía es una realidad actuar dentro de (y sobre) esta realidad social]
compleja y oscura porque lo que convierte a un pro- Se entiende todo el alcance para las ciencias sociales
ducto del trabajo en una mercancía, a saber su valor, de la demostración de Marx de la existencia de un
es el trabajo social que no aparece como tal. proceso de fetichización de las relaciones sociales, de-
mostración hecha a partir del ejemplo concreto de la
La forma mercancía y la relación de valor de fetichización de las relaciones mercantiles de produc-
los productos del trabajo en que esa forma cobra ción 26. Al demostrar que con su trabajo el obrero crea
cuerpo, no tiene absolutamente nada que ver no solamente el equivalente del valor que representa su
con su carácter físico ni con las relaciones mate- salario sino también un valor excedente que no se le
riales que de este carácter se derivan. Lo que aquí paga y que constituye el origen y la esencia de la plus-
reviste, a los ojos de los hombres, la forma fan- valía, Marx demuestra al mismo tiempo que, en la
tasmagórica de una relación entre objetos mate- práctica, el salario «hace invisible la relación real entre
riales no es más que una relación social concreta el capital y el trabajo y muestra precisamente la con-
establecida entre los mismos hombres. Por eso, traria». Al nivel de las relaciones sociales visibles todo
si queremos encontrar una analogía a este fenó- ocurre ante los ojos de los capitalistas y de los obre-
meno, tenemos que remontarnos a las regiones ros como si el salario pagase todo el trabajo realizado
nebulosas del mundo de la religión donde los pro- por el obrero, como si el beneficio no fuera el produc-
ductos de la mente humana semejan seres dota-
dos de vida propia, de existencia independiente,
y relacionados entre sí y con los hombres ". 26. Hemos 'intentado analizar otras formas de fetichismo
unidas a los modos de producción no mercantiles en «Féti-
chisme, religiori et théorie général de ridéologie chez Marx»,
El carácter fetichista de las mercancías no es el en Annali, Feltrinelli, 1970, págs. 22-40.
efecto de la alienación de las conciencias sino el efecto Y en el artículo dedicado a La pensée sauvage y a las
Mythologiques de Cl. Lévi-Strauss, «Mythe et Histoire, réfle-
24. Karl Marx, El Capital, I, t. 1, pág. 36. xions sur les fondements de la pensée sauvage», Annales, mayo-
25. Karl Marx, El Capital, 1, t. 1, pág. 38. • agosto de 1971, pág. 541-558.

36 37
carácter absurdo, falsamente «evidente», de las repre- en y para las conciencias del disimulo, de las relaciones
sentaciones que los individuos se formulan espontánea- sociales en y bajo sus apariencias. [Ahora bien, estas
mente de la naturaleza de las mercancías y de las rela- apariencias son el obligado punto de partida de las re-
ciones económicas en las sociedades mercantiles. presentaciones que se forman espontáneamente los in-
dividuos de sus relaciones económicas. Estas repre-
«A primera vista, parece como si las mercan- sentaciones constituyen, pues, un ámbito más o menos
cías fuesen objetos evidentes y triviales» ". coherente de creencias ilusorias referidas a la realidad
social en el seno de la que viven y que les sirven para
Marx demuestra que la mercancía es una realidad actuar dentro de (y sobre) esta realidad social]
compleja y oscura porque lo que convierte a un pro- Se entiende todo el alcance para las ciencias sociales
ducto del trabajo en una mercancía, a saber su valor, de la demostración de Marx de la existencia de un
es el trabajo social que no aparece como tal. proceso de fetichización de las relaciones sociales, de-
mostración hecha a partir del ejemplo concreto de la
La forma mercancía y la relación de valor de fetichización de las relaciones mercantiles de produc-
los productos del trabajo en que esa forma cobra ción 26. Al demostrar que con su trabajo el obrero crea
cuerpo, no tiene absolutamente nada que ver no solamente el equivalente del valor que representa su
con su carácter físico ni con las relaciones mate- salario sino también un valor excedente que no se le
riales que de este carácter se derivan. Lo que aquí paga y que constituye el origen y la esencia de la plus-
reviste, a los ojos de los hombres, la forma fan- valía, Marx demuestra al mismo tiempo que, en la
tasmagórica de una relación entre objetos mate- práctica, el salario «hace invisible la relación real entre
riales no es más que una relación social concreta el capital y el trabajo y muestra precisamente la con-
establecida entre los mismos hombres. Por eso, traria». Al nivel de las relaciones sociales visibles todo
si queremos encontrar una analogía a este fenó- ocurre ante los ojos de los capitalistas y de los obre-
meno, tenemos que remontarnos a las regiones ros como si el salario pagase todo el trabajo realizado
nebulosas del mundo de la religión donde los pro- por el obrero, como si el beneficio no fuera el produc-
ductos de la mente humana semejan seres dota-
dos de vida propia, de existencia independiente,
y relacionados entre sí y con los hombres ". 26. Hemos 'intentado analizar otras formas de fetichismo
unidas a los modos de producción no mercantiles en «Féti-
chisme, religiori et théorie général de ridéologie chez Marx»,
El carácter fetichista de las mercancías no es el en Annali, Feltrinelli, 1970, págs. 22-40.
efecto de la alienación de las conciencias sino el efecto Y en el artículo dedicado a La pensée sauvage y a las
Mythologiques de Cl. Lévi-Strauss, «Mythe et Histoire, réfle-
24. Karl Marx, El Capital, I, t. 1, pág. 36. xions sur les fondements de la pensée sauvage», Annales, mayo-
25. Karl Marx, El Capital, 1, t. 1, pág. 38. • agosto de 1971, pág. 541-558.

36 37
titi /O 4,
-vit>

to del, trabajo sino el producto del capital. Las cate- científico pueda construirse a partir de 1
gorías económicas de salario, beneficio, interés del ca- ciones espontáneas que los individuos se
pital, etc., expresan, pues, las relaciones visibles del sus relaciones sociales y esto es la refutación ra a
sistema capitalista y en tanto que tales tienen una uti- del empirismo en todos los terrenos donde aparece. No
lidad pragmática, sirven para la gestión y la decisión, existe diferencia fundamental entre los modelos espon-
pero no tienen ningún valor científico pues no reflejan táneos que tienen los individuos de su sociedad, «the
la lógica real y profunda del sistema. Y no existe set of ideas» a propósito de su «social structure in
ningún refinamiento econométrico que pueda cambiar practical situations» (Leach), y los sabios modelos de
eso, lo que no significa que el uso de las matemáticas los sociólogos y economistas que parten de las mismas
no aumente la utilidad pragmática de las categorías representaciones espontáneas y cuyos modelos «exist
económicas vulgares en la misma medida en que, al only as logical constructions in (their) own mind» *
nivel de la práctica cotidiana de la gestión económica (Leach). Sobre este punto, Marx y Lévi-Strauss están
de las empresas y de la competencia, lo esencial no es de acuerdo y el análisis de Lévi-Strauss de los meca-
tener una teoría científica del funcionamiento real del nismos de construcción de las representaciones míticas
sistema en su totalidad sino anticipar el funciona- de lo real es una adquisición esencial. Marx, sin embar-
miento de variables, salarios, inversiones, beneficios, go, pide a la ciencia que no se limite a descubrir los
cosas todas ellas que deben y pueden tratarse sepa- mecanismos del pensamiento mítico sino los mecanis-
radamente. mos que, fuera del pensamiento, imponen a éste las
representaciones ilusorias que se formulan de lo real, es
la forma exterior de las relaciones económicas, decir, tanto su contenido como su necesidad histórica.
tal como se presenta en la superficie de los fenó-
menos, en su existencia real y también, por tanto, En efecto, es mucho más fácil encontrar, me-
en las ideas con que los representantes y los diante el análisis, el núcleo terrenal de las imáge-
agentes de estas relaciones pretenden ver claro nes nebulosas de la religión que proceder al re-
en ellas, difiere mucho y es, en realidad, lo in- vés, partiendo de las condiciones de la vida real
verso, lo contrario a su forma nuclear interior, en cada época para remontarse a sus formas divi-
aunque oculta, y al concepto que a ella corres- nizadas. Este último método es el único que pue-
ponden: de considerarse como el método materialista y,
por tanto, científico ".
Es imposible, por consiguiente, que el conocimiento
* «El conjunto de ideas»... «estructura social en situa-
cionese prácticas»... «sólo existen como construcciones lógicas
27. Karl Marx, El Capital, III, pág. 210 subrayado por en (su) mente». (N. del T.)
mí (M. G.). 28. Karl Marx, El Capital, I, pág. 303 n.

38 39
titi /O 4,
-vit>

to del, trabajo sino el producto del capital. Las cate- científico pueda construirse a partir de 1
gorías económicas de salario, beneficio, interés del ca- ciones espontáneas que los individuos se
pital, etc., expresan, pues, las relaciones visibles del sus relaciones sociales y esto es la refutación ra a
sistema capitalista y en tanto que tales tienen una uti- del empirismo en todos los terrenos donde aparece. No
lidad pragmática, sirven para la gestión y la decisión, existe diferencia fundamental entre los modelos espon-
pero no tienen ningún valor científico pues no reflejan táneos que tienen los individuos de su sociedad, «the
la lógica real y profunda del sistema. Y no existe set of ideas» a propósito de su «social structure in
ningún refinamiento econométrico que pueda cambiar practical situations» (Leach), y los sabios modelos de
eso, lo que no significa que el uso de las matemáticas los sociólogos y economistas que parten de las mismas
no aumente la utilidad pragmática de las categorías representaciones espontáneas y cuyos modelos «exist
económicas vulgares en la misma medida en que, al only as logical constructions in (their) own mind» *
nivel de la práctica cotidiana de la gestión económica (Leach). Sobre este punto, Marx y Lévi-Strauss están
de las empresas y de la competencia, lo esencial no es de acuerdo y el análisis de Lévi-Strauss de los meca-
tener una teoría científica del funcionamiento real del nismos de construcción de las representaciones míticas
sistema en su totalidad sino anticipar el funciona- de lo real es una adquisición esencial. Marx, sin embar-
miento de variables, salarios, inversiones, beneficios, go, pide a la ciencia que no se limite a descubrir los
cosas todas ellas que deben y pueden tratarse sepa- mecanismos del pensamiento mítico sino los mecanis-
radamente. mos que, fuera del pensamiento, imponen a éste las
representaciones ilusorias que se formulan de lo real, es
la forma exterior de las relaciones económicas, decir, tanto su contenido como su necesidad histórica.
tal como se presenta en la superficie de los fenó-
menos, en su existencia real y también, por tanto, En efecto, es mucho más fácil encontrar, me-
en las ideas con que los representantes y los diante el análisis, el núcleo terrenal de las imáge-
agentes de estas relaciones pretenden ver claro nes nebulosas de la religión que proceder al re-
en ellas, difiere mucho y es, en realidad, lo in- vés, partiendo de las condiciones de la vida real
verso, lo contrario a su forma nuclear interior, en cada época para remontarse a sus formas divi-
aunque oculta, y al concepto que a ella corres- nizadas. Este último método es el único que pue-
ponden: de considerarse como el método materialista y,
por tanto, científico ".
Es imposible, por consiguiente, que el conocimiento
* «El conjunto de ideas»... «estructura social en situa-
cionese prácticas»... «sólo existen como construcciones lógicas
27. Karl Marx, El Capital, III, pág. 210 subrayado por en (su) mente». (N. del T.)
mí (M. G.). 28. Karl Marx, El Capital, I, pág. 303 n.

38 39
En esta reflexión de Marx sobre la historia de la Este análisis que no repudiaría ningún antropólogo
religión aparece cuestionado todo el alcance del análi- muestra con suficiente claridad cuantas categorías abs-
sis estructural de los mitos y de cualquier ideología. tractas como «economía», religión o política, conside-
Antes de continuar el análisis de la diferencia y de radas como otros tantos subsistemas de un sistema
la oposición entre el marxismo y el estructuralismo, social (Talcott Parsons), encierran secretamente la for-
ma aparente de las relaciones sociales de la sociedad
mencionemos una consecuencia importante de la crítica
marxista de la economía política «burguesa» y de sus capitalista. En ésta, la economía parece funcionar de
presupuestos empiristas. Las categorías más abstractas manera puramente autónoma, independientemente de
de la economía política, las que parecen más exentas de las relaciones políticas, religiosas, consideradas como
todo contenido ideológico, sólo constituyen un conoci- unas variables «exógenas». Por el contrario, el autén-
miento abstracto de las determinaciones comunes a tico marxismo no presupone de antemano la forma y el
todas las sociedades y no un conocimiento real de las contenido de las relaciones económicas reales en las
estructuras específicas de estas sociedades. diferentes sociedades históricas. [Sus modos de produc-
ción no son unos objetos que se dan a conocer directa-
mente en la experiencia sino unas realidades que hay
La institución del individuo como trabajador,
que «reconocer» descubriéndolas ahí donde las concep-
sin más, es un producto histórico... a lo que pa-
ciones vulgares y abstractas de la economía y de la so-
rece, el trabajo es una categoría simple y la idea
ciedad no las esperan, es decir, incluso en el funciona-
del trabajo en general es tan vieja como el
miento de las relaciones religiosas o políticas o de
mundo. Concebido bajo el aspecto económico en
parentesco. Un modo de producción no se reduce a las
toda su sencillez, el trabajo es sin embargo una
actividades de subsistencia de una sociedad sino que es
categoría tan moderna como las relaciones que en-
una realidad compleja que hay que «reproducir», y
gendran esta pura y simple abstracción. Este
cuyo contenido reconstruir mediante el pensamientój
ejemplo del trabajo pone de manifiesto de forma
A partir de ahí se entiende mejor el carácter ridículo
contundente que las categorías más abstractas,
aunque sean válidas para todas las épocas en base 30. Marshall Sahlins. Tribesmen, Prentice Hall, 1968, pá-
a su abstracción, no por ello dejan de ser pro- gina 80:
ducto de condiciones históricas y no son plena-
mente válidas sino dentro de los límites de dichas Un hombre trabaja, produce según su capacidad como
persona social, como marido, padre, hermano y como
condiciones históricas 29. miembro de un clan y de un pueblo. El trabajo no se
efectúa alejado de estas existencias como si fuera una
existencia diferente. «Trabajador» no es un «status»,
29. Karl Marx, en Grundrisse der Kritik der Politische Eko- ni tampoco «trabajo» es una categoría verdadera de las
nomie. economías tribales.

40 41
En esta reflexión de Marx sobre la historia de la Este análisis que no repudiaría ningún antropólogo
religión aparece cuestionado todo el alcance del análi- muestra con suficiente claridad cuantas categorías abs-
sis estructural de los mitos y de cualquier ideología. tractas como «economía», religión o política, conside-
Antes de continuar el análisis de la diferencia y de radas como otros tantos subsistemas de un sistema
la oposición entre el marxismo y el estructuralismo, social (Talcott Parsons), encierran secretamente la for-
ma aparente de las relaciones sociales de la sociedad
mencionemos una consecuencia importante de la crítica
marxista de la economía política «burguesa» y de sus capitalista. En ésta, la economía parece funcionar de
presupuestos empiristas. Las categorías más abstractas manera puramente autónoma, independientemente de
de la economía política, las que parecen más exentas de las relaciones políticas, religiosas, consideradas como
todo contenido ideológico, sólo constituyen un conoci- unas variables «exógenas». Por el contrario, el autén-
miento abstracto de las determinaciones comunes a tico marxismo no presupone de antemano la forma y el
todas las sociedades y no un conocimiento real de las contenido de las relaciones económicas reales en las
estructuras específicas de estas sociedades. diferentes sociedades históricas. [Sus modos de produc-
ción no son unos objetos que se dan a conocer directa-
mente en la experiencia sino unas realidades que hay
La institución del individuo como trabajador,
que «reconocer» descubriéndolas ahí donde las concep-
sin más, es un producto histórico... a lo que pa-
ciones vulgares y abstractas de la economía y de la so-
rece, el trabajo es una categoría simple y la idea
ciedad no las esperan, es decir, incluso en el funciona-
del trabajo en general es tan vieja como el
miento de las relaciones religiosas o políticas o de
mundo. Concebido bajo el aspecto económico en
parentesco. Un modo de producción no se reduce a las
toda su sencillez, el trabajo es sin embargo una
actividades de subsistencia de una sociedad sino que es
categoría tan moderna como las relaciones que en-
una realidad compleja que hay que «reproducir», y
gendran esta pura y simple abstracción. Este
cuyo contenido reconstruir mediante el pensamientój
ejemplo del trabajo pone de manifiesto de forma
A partir de ahí se entiende mejor el carácter ridículo
contundente que las categorías más abstractas,
aunque sean válidas para todas las épocas en base 30. Marshall Sahlins. Tribesmen, Prentice Hall, 1968, pá-
a su abstracción, no por ello dejan de ser pro- gina 80:
ducto de condiciones históricas y no son plena-
mente válidas sino dentro de los límites de dichas Un hombre trabaja, produce según su capacidad como
persona social, como marido, padre, hermano y como
condiciones históricas 29. miembro de un clan y de un pueblo. El trabajo no se
efectúa alejado de estas existencias como si fuera una
existencia diferente. «Trabajador» no es un «status»,
29. Karl Marx, en Grundrisse der Kritik der Politische Eko- ni tampoco «trabajo» es una categoría verdadera de las
nomie. economías tribales.

40 41
e ideológicamente caracterizado de los consejos dados al estructuralismo y al funcionalismo— el marxismo
a los aprendices anglosajones de antropología en ese supone que esta relación interna, que constituye la lógi-
peque-11'o manual pedagógico llamado Notes and Que- ca profunda del funcionamiento de las sociedades y de
ries on Anthropology. su historia, está determinada en última instancia por
las condiciones de producción y de reproducción de su
Cuando el investigador ha estudiado la teoría base material, o, de acuerdo con su vocabulario, por
ordinaria de la economía pero carece de estudios su modo de producción.
antropológicos, debe tener siempre en cuenta la El marxismo no es una filosofía de la historia, no es
importancia del marco social de las instituciones' un «modelo de la historia». La historia no es un con-
económicas que está estudiando; de otra manera cepto que explica sino que se explica. El marxismo
no podrá comprender el sistema de valor del que es fundamentalmente una teoría de la sociedad, una
depende la organización económica. En el caso de hipótesis sobre la articulación de sus niveles internos
que no haya realizado estudios económicos se le y sobre la causalidad específica y jerarquizada de cada
recomienda el estudio de los principios funda- uno de esos niveles. El marxismo supone a un tiempo
mentales expuestos en alguno de los reconocidos la autonomía relativa de las estructuras sociales y su
manuales económicos 31. relación recíproca en un modo de interacción y unos
sistemas de condicionantes determinantes en última
Bajo la apariencia de un inocente sentido común, instancia, pero nunca directamente visibles, que sus-
apenas se disimulan las contradicciones de un empi- citan unas condiciones de producción y de reproduc-
rismo que afirma y niega a un tiempo que basta con ción de la base material de la existencia social. Desa-
utilizar la ordinary economic theory, la de los recog- rrollar la idea de estas estructuras, de sus articulaciones
nized textbooks, para analizar unos sistemas eco- de su causalidad y de las condiciones necesarias para
nómicos originales que sólo pueden ser concebidos en su aparición y desaparición es constituir la historia
su relación interna con un «social setting» determi- como ciencia y desarrollarla como tal, como síntesis
nado. Pues , claro que para pensar esta relación y resultado provisionales, como «reproducción de lo
interna la ordinary economic theory, incluso la de lós concreto por la vía del pensamiento» "._
principios fundamentales, no es el instrumento adecua-
do. De hecho —y ahí reside la radical originalidad del
32. Cfr. Karl Marx: «Lo concreto es lo concreto, porque
pensamiento de Marx, lo que le opone a un tiempo es la agrupación de muchas determinaciones, o sea es la unidad
de lo diverso. En el pensamiento aparece por tanto como
31. Notes and Queries on Anthropology, revised and re- proceso de resumen, como resultado, no como punto de par-
written by a committee of the Royal Anthropological Institut- tida, a pesar de que sea realmente el punto de partida y por
ion of Great Britain and Ireland, Routledge, 1960, subrayado lo tanto también el punto de partida de la ideología y de los
por mí (M. G.). conceptos.»

42 43
e ideológicamente caracterizado de los consejos dados al estructuralismo y al funcionalismo— el marxismo
a los aprendices anglosajones de antropología en ese supone que esta relación interna, que constituye la lógi-
peque-11'o manual pedagógico llamado Notes and Que- ca profunda del funcionamiento de las sociedades y de
ries on Anthropology. su historia, está determinada en última instancia por
las condiciones de producción y de reproducción de su
Cuando el investigador ha estudiado la teoría base material, o, de acuerdo con su vocabulario, por
ordinaria de la economía pero carece de estudios su modo de producción.
antropológicos, debe tener siempre en cuenta la El marxismo no es una filosofía de la historia, no es
importancia del marco social de las instituciones' un «modelo de la historia». La historia no es un con-
económicas que está estudiando; de otra manera cepto que explica sino que se explica. El marxismo
no podrá comprender el sistema de valor del que es fundamentalmente una teoría de la sociedad, una
depende la organización económica. En el caso de hipótesis sobre la articulación de sus niveles internos
que no haya realizado estudios económicos se le y sobre la causalidad específica y jerarquizada de cada
recomienda el estudio de los principios funda- uno de esos niveles. El marxismo supone a un tiempo
mentales expuestos en alguno de los reconocidos la autonomía relativa de las estructuras sociales y su
manuales económicos 31. relación recíproca en un modo de interacción y unos
sistemas de condicionantes determinantes en última
Bajo la apariencia de un inocente sentido común, instancia, pero nunca directamente visibles, que sus-
apenas se disimulan las contradicciones de un empi- citan unas condiciones de producción y de reproduc-
rismo que afirma y niega a un tiempo que basta con ción de la base material de la existencia social. Desa-
utilizar la ordinary economic theory, la de los recog- rrollar la idea de estas estructuras, de sus articulaciones
nized textbooks, para analizar unos sistemas eco- de su causalidad y de las condiciones necesarias para
nómicos originales que sólo pueden ser concebidos en su aparición y desaparición es constituir la historia
su relación interna con un «social setting» determi- como ciencia y desarrollarla como tal, como síntesis
nado. Pues , claro que para pensar esta relación y resultado provisionales, como «reproducción de lo
interna la ordinary economic theory, incluso la de lós concreto por la vía del pensamiento» "._
principios fundamentales, no es el instrumento adecua-
do. De hecho —y ahí reside la radical originalidad del
32. Cfr. Karl Marx: «Lo concreto es lo concreto, porque
pensamiento de Marx, lo que le opone a un tiempo es la agrupación de muchas determinaciones, o sea es la unidad
de lo diverso. En el pensamiento aparece por tanto como
31. Notes and Queries on Anthropology, revised and re- proceso de resumen, como resultado, no como punto de par-
written by a committee of the Royal Anthropological Institut- tida, a pesar de que sea realmente el punto de partida y por
ion of Great Britain and Ireland, Routledge, 1960, subrayado lo tanto también el punto de partida de la ideología y de los
por mí (M. G.). conceptos.»

42 43
Pero a partir del momento en que se acepta la hipó- Ante estos hechos de hegemonía, la antropología britá-
tesis de la existencia de las condiciones necesarias para nica sólo ha podido decir y repetir que las estructu-
la aparición y desaparición de las estructuras sociales, ras dominantes «servían» para «interpretar» las dife-
de las condiciones de su articulación y de su causali- rentes partes del todo social, pero ha sido incapaz de
dad específica, la historia como realidad no puede que- explicar por qué en un sitio era el parentesco, o en otro
dar reducida a una serie de acontecimientos puramente la política o la religión, los que desempeñaban el papel
accidentales. Los acontecimientos tienen su necesidad integrador.
y los accidentes parecen imponerle una que, en defini-
tiva, no es accidental puesto que manifiesta unas pro-
Los antropólogos sociales británicos estuvieron
piedades objetivas de las relaciones sociales, de las
menos preocupados por la total configuración del
propiedades de compatibilidad y de incompatibilidad,
conocimiento cultural que por la integración fun-
soportes del sistema limitado de sus transformaciones
pósibles. Es inútil oponer causas internas y causas ex-
ternas de las transformaciones de las sociedades, pues-
to que, en definitiva, son las mismas propiedades inin- mundo moderno, en que predominan los intereses materiales,
pero no podía ser aplicada a la Edad Media, en que reinaba
tencionales de las estructuras sociales las que se mani- el catolicismo, ni a Atenas y Roma, donde imperaba la política.
fiestan. Es inútil objetar al marxismo la hegemonía en En primer lugar, resulta peregrino que haya todavía quien pien-
un lugar determinado de las relaciones de parentesco, se que todos esos tópicos vulgarísimos que corren por ahí acer-
o en otro de las relaciones político-religiosas, puesto ca de la Edad Media y del mundo antiguo son ignorados de
nadie. Es indudable que ni la Edad Media pudo vivir del ca-
que el marxismo no niega los hechos, se niega a reducir tolicismo ni el mundo antiguo de la política. Lejos de ello,
las estructuras entre sí como unos epifenómenos de la lo que explica por qué en una era fundamental la política y en
vida material y se propone precisamente explicar esta la otra el catolicismo es precisamente el modo como una y
hegemonía buscando sus razones en unas determinacio- otra se ganaban la vida. Por lo demás, no hace falta ser muy
versado en la historia de la República romana para saber que su
nes específicas de los diferentes modos de producción '3 historia secreta la forma la historia de la propiedad territorial.
Ya Don Quijote pagó caro el error de creer que la caballería
33. Karl Marx, El Capital, I, pág. 46 n. (contestando a un andante era una institución compatible con todas las formas
periódico alemán de Norteamérica): «Este periódico decía que económicas de la sociedad.»
mi tesis según la cual el régimen de producción vigente en una Marx sólo ha ofrecido «explicaciones» parciales de estas
época dada y las relaciones de producción propias de este diferentes dominancias, pero su pensamiento es muy claro
régimen, en una palabra "la estructura económica" de la y no justifica las críticas que Louis Dumont dirige a su preten-
sociedad, es la base real sobre la que se alza la supraestructura dida concepción utilitarista y victoriana del hombre.
jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas «Marx se encerraba en la visión moderna del hombre como
de conciencia social y de que "el régimen de producción de individuo... Marx comulgaba totalmente con los sabios de la
la vida material" condiciona todo el proceso de la vida social, era victoriana...» en «La civilisation indienne et nous», Cahiers
política y espiritual era indudablemente exacta respecto al des Annales, A. Colin, 1964, pág. 39.

44 45
Pero a partir del momento en que se acepta la hipó- Ante estos hechos de hegemonía, la antropología britá-
tesis de la existencia de las condiciones necesarias para nica sólo ha podido decir y repetir que las estructu-
la aparición y desaparición de las estructuras sociales, ras dominantes «servían» para «interpretar» las dife-
de las condiciones de su articulación y de su causali- rentes partes del todo social, pero ha sido incapaz de
dad específica, la historia como realidad no puede que- explicar por qué en un sitio era el parentesco, o en otro
dar reducida a una serie de acontecimientos puramente la política o la religión, los que desempeñaban el papel
accidentales. Los acontecimientos tienen su necesidad integrador.
y los accidentes parecen imponerle una que, en defini-
tiva, no es accidental puesto que manifiesta unas pro-
Los antropólogos sociales británicos estuvieron
piedades objetivas de las relaciones sociales, de las
menos preocupados por la total configuración del
propiedades de compatibilidad y de incompatibilidad,
conocimiento cultural que por la integración fun-
soportes del sistema limitado de sus transformaciones
pósibles. Es inútil oponer causas internas y causas ex-
ternas de las transformaciones de las sociedades, pues-
to que, en definitiva, son las mismas propiedades inin- mundo moderno, en que predominan los intereses materiales,
pero no podía ser aplicada a la Edad Media, en que reinaba
tencionales de las estructuras sociales las que se mani- el catolicismo, ni a Atenas y Roma, donde imperaba la política.
fiestan. Es inútil objetar al marxismo la hegemonía en En primer lugar, resulta peregrino que haya todavía quien pien-
un lugar determinado de las relaciones de parentesco, se que todos esos tópicos vulgarísimos que corren por ahí acer-
o en otro de las relaciones político-religiosas, puesto ca de la Edad Media y del mundo antiguo son ignorados de
nadie. Es indudable que ni la Edad Media pudo vivir del ca-
que el marxismo no niega los hechos, se niega a reducir tolicismo ni el mundo antiguo de la política. Lejos de ello,
las estructuras entre sí como unos epifenómenos de la lo que explica por qué en una era fundamental la política y en
vida material y se propone precisamente explicar esta la otra el catolicismo es precisamente el modo como una y
hegemonía buscando sus razones en unas determinacio- otra se ganaban la vida. Por lo demás, no hace falta ser muy
versado en la historia de la República romana para saber que su
nes específicas de los diferentes modos de producción '3 historia secreta la forma la historia de la propiedad territorial.
Ya Don Quijote pagó caro el error de creer que la caballería
33. Karl Marx, El Capital, I, pág. 46 n. (contestando a un andante era una institución compatible con todas las formas
periódico alemán de Norteamérica): «Este periódico decía que económicas de la sociedad.»
mi tesis según la cual el régimen de producción vigente en una Marx sólo ha ofrecido «explicaciones» parciales de estas
época dada y las relaciones de producción propias de este diferentes dominancias, pero su pensamiento es muy claro
régimen, en una palabra "la estructura económica" de la y no justifica las críticas que Louis Dumont dirige a su preten-
sociedad, es la base real sobre la que se alza la supraestructura dida concepción utilitarista y victoriana del hombre.
jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas «Marx se encerraba en la visión moderna del hombre como
de conciencia social y de que "el régimen de producción de individuo... Marx comulgaba totalmente con los sabios de la
la vida material" condiciona todo el proceso de la vida social, era victoriana...» en «La civilisation indienne et nous», Cahiers
política y espiritual era indudablemente exacta respecto al des Annales, A. Colin, 1964, pág. 39.

44 45
cional de las instituciones que sostienen y man- tado son de gran importancia para mi argumento
tienen a la sociedad. Se concibió como clave para principal porque proceden a las categorías en los
la compleja y ceremoniosa unidad de la socie- términos en que las relaciones sociales están enla-
dad, la estructura basada en las relaciones de pa- zadas con los factores económicos. En último tér-
rentesco, maritales y políticas... Se ocultaron de mino, las relaciones de poder en cualquier socie-
este modo elaboradas «tramas» y sutiles simetrías dad tienen que estar basadas en el control de las
que necesitan ser descubiertas mientras que las mercancías y de las fuentes primarias de produc-
subsistentes fueron consideradas simples, indi- ción, pero esta generalización marxista no nos
ferenciadas y molestamente repetitivas donde- lleva muy lejos.» 36
quiera que aparecieron ".
Cabe admirar la inconsecuencia de la conclusión, pi-
Y, sin embargo, la práctica de los antropólogos bri- rueta con la que el autor se libera de una hipótesis
tánicos ha contradicho en numerosas ocasiones 35 esta «de la mayor importancia» y que se aplica a «cualquier
doctrina común del antiguo funcionalismo (en oposi- sociedad» para no tener el aspecto de poner en duda las
ción al neofuncionalismo de la ecología cultural) sin tesis funcionalistas no-marxistas.
sacar de ello consecuencias radicales. Mucho más seriamente, al contrario, R. Firth declara
Así es como Leach, en su obra Political Systems of en el prólogo a la segunda edición de Primitive Poly-
Highland Burma, cuando analiza los conceptos de «Pro- nesian Economy:
perty and Ownership» declara:
Después de publicar una relación de la estruc-
«Los conceptos discutidos en el presente apar- tura social, en particular de la estructura de pa-
34. Robert Mac Netting, «The ecological approach in cul- rentesco (We, the Tikopia — Nosotros, los Tiko-
tural study», A Mc Caleb Module in antropology, 1971, pia, Londres 1930), analicé la estructura eco-
pág. 3-4. nómica de la sociedad porque muchas relaciones
35. Por ejemplo, R. Firth en Primitive Polynesian Economy, sociales aparecen más claras en su contenido eco-
pág. 7:
W. L. Wagner argumenta que los murngin no crearon nómico. Realmente la estructura social, en espe-
una estructura económica separada..., pero que depen- cial la estructura política, dependía claramente de
dían de sus demás instituciones, ante todo de su sistema específicas relaciones económicas que surgen del
de parentesco, para regular indirectamente su tecnología sistema de control de los recursos. A estas rela-
y controlar su distribución y consumo de bienes y ser-
vicios (A Black Civilization, 1937, pág. 138). Pero la
ausencia de lo que pudiera denominarse instituciones es-
pecíficamente económicas, no significa ausencia de pro- 36. E. Leach, Political Systems of Highland Burma, Bell
cesos económicos (subrayados de R. Firth). and Sons, 1964, pág. 141, subrayado por mí (M. G.).

46 47
cional de las instituciones que sostienen y man- tado son de gran importancia para mi argumento
tienen a la sociedad. Se concibió como clave para principal porque proceden a las categorías en los
la compleja y ceremoniosa unidad de la socie- términos en que las relaciones sociales están enla-
dad, la estructura basada en las relaciones de pa- zadas con los factores económicos. En último tér-
rentesco, maritales y políticas... Se ocultaron de mino, las relaciones de poder en cualquier socie-
este modo elaboradas «tramas» y sutiles simetrías dad tienen que estar basadas en el control de las
que necesitan ser descubiertas mientras que las mercancías y de las fuentes primarias de produc-
subsistentes fueron consideradas simples, indi- ción, pero esta generalización marxista no nos
ferenciadas y molestamente repetitivas donde- lleva muy lejos.» 36
quiera que aparecieron ".
Cabe admirar la inconsecuencia de la conclusión, pi-
Y, sin embargo, la práctica de los antropólogos bri- rueta con la que el autor se libera de una hipótesis
tánicos ha contradicho en numerosas ocasiones 35 esta «de la mayor importancia» y que se aplica a «cualquier
doctrina común del antiguo funcionalismo (en oposi- sociedad» para no tener el aspecto de poner en duda las
ción al neofuncionalismo de la ecología cultural) sin tesis funcionalistas no-marxistas.
sacar de ello consecuencias radicales. Mucho más seriamente, al contrario, R. Firth declara
Así es como Leach, en su obra Political Systems of en el prólogo a la segunda edición de Primitive Poly-
Highland Burma, cuando analiza los conceptos de «Pro- nesian Economy:
perty and Ownership» declara:
Después de publicar una relación de la estruc-
«Los conceptos discutidos en el presente apar- tura social, en particular de la estructura de pa-
34. Robert Mac Netting, «The ecological approach in cul- rentesco (We, the Tikopia — Nosotros, los Tiko-
tural study», A Mc Caleb Module in antropology, 1971, pia, Londres 1930), analicé la estructura eco-
pág. 3-4. nómica de la sociedad porque muchas relaciones
35. Por ejemplo, R. Firth en Primitive Polynesian Economy, sociales aparecen más claras en su contenido eco-
pág. 7:
W. L. Wagner argumenta que los murngin no crearon nómico. Realmente la estructura social, en espe-
una estructura económica separada..., pero que depen- cial la estructura política, dependía claramente de
dían de sus demás instituciones, ante todo de su sistema específicas relaciones económicas que surgen del
de parentesco, para regular indirectamente su tecnología sistema de control de los recursos. A estas rela-
y controlar su distribución y consumo de bienes y ser-
vicios (A Black Civilization, 1937, pág. 138). Pero la
ausencia de lo que pudiera denominarse instituciones es-
pecíficamente económicas, no significa ausencia de pro- 36. E. Leach, Political Systems of Highland Burma, Bell
cesos económicos (subrayados de R. Firth). and Sons, 1964, pág. 141, subrayado por mí (M. G.).

46 47
ciones van ligadas las actividades religiosas y las «la ecología cultural» americana? 40 Esta se proclama
instituciones de la sociedad." decididamente materialista y quiere reinterpretar todas
las culturas humanas a partir de las condiciones mate-
El mismo Firth a lo largo de su obra estimuló, el riales de la adaptación del hombre a unos medios
desarrollo de la antropología económica «for a deeper ambientes determinados 41 . Cada sociedad-es estudiada
understanding of social conditions• and structures in como un subsistema de una totalidad más vasta, el sis-
the communities in the anthropologist studies» 38. tema ecológico dentro del cual se encuentra, y el fun-
Pero siguió refiriéndose a los principios generales de cionamiento y las condiciones de reproducción de este
la economía política no marxista como marco teórico sistema ecológico son analizados con ayuda de la teoría
necesario para analizar los sistemas económicos de las de los sistemas y de la teoría de la comunicación (meca-
sociedades primitivas y agrarias 39. nismos de feed back, entropía, etc.). La totalidad del
¿El funcionalismo, sin embargo, no lleva camino de funcionalismo parece renovada en su orientación (mate-
liberarse de sus inconsecuencias y tradicionales titubeos rialista), su método (teoría moderna de los sistemas)
teóricos gracias a los esfuerzos de la llamada escuela de y sus posibilidades y ambiciones teóricas (comparación
de las sociedades y construcción de un esquema multi-
lineal de evolución de las sociedades). ¿Acaso no nos
hallamos en el universo teórico, si no del propio Marx,
37. R. Firth, Primitive Polynesian Economy, Routledge,
1965, cap. XI. Entre muchos otros valiosos trabajos de los
al menos del marxismo tal como es generalmente enten-
antropólogos anglosajones sobre los sistemas económicos pri- dido y practicado?
mitivos, habría que citar el admirable libro de Nadel, Black No estableceremos aquí un balance, ni siquiera provi-
Byzanthium, dedicado a los Nupe de Nigeria y The Nuer de sional, de los trabajos de los antropólogos que se
Evans-Pritchard.
reclaman del materialismo cultural. Robert Mc Netting
38. En Primitive Polynesian Economy, pág. 14 («Para un
conocimiento más profundo de las condiciones sociales y las
estructuras de las comunidades en los estudios antropológicos.»)
Recordemos otra vez su apreciación de la obra de Hersko- 40. Vayda Andrew P. y Roy A. Rappaport. 1968. «Ecology,
vits, Economic Anthropology, 1952, que, durante mucho tiempo Cultural and Non-Cultural» en J. A. Clifton ed. Introduction
fue uno de los pocos manuales ofrecidos a 'los antropólogos to Cultural Anthropology, Boston, Houghton Mifflin, pág. 477-
sobre este tema. «[Herskovits] examina el material de la 497.
gran gama de fuentes procedentes de sistemas económos no 41. Cfr. Gray, [«La tendencia de la antropología social ha
literales. Su tratamiento tiende a ser más ecléctico que teórica- sido la de estudiar sociedades, como si estuvieran aisladas, sis-
mente riguroso y es difícil entender cuál es el soporte general temas autosuficientes, subsistiendo en un área con raíces visi-
de su análisis.» bles en el suelo. El principio conductor derivado en buena
39. R. Firth, «A viewpoint from Economic Anthropology», parte de Durkheim y más explicitado por Radcliffe-Brown
en Capital, Saving and Credit in Peasant Societies. R. Firth y ha sido el de que los hechos sociales exigen explicaciones so-
B. S. Yardley eds., Allen, 1964, pág. 15-35. ciológicas.»-]

48 49
ciones van ligadas las actividades religiosas y las «la ecología cultural» americana? 40 Esta se proclama
instituciones de la sociedad." decididamente materialista y quiere reinterpretar todas
las culturas humanas a partir de las condiciones mate-
El mismo Firth a lo largo de su obra estimuló, el riales de la adaptación del hombre a unos medios
desarrollo de la antropología económica «for a deeper ambientes determinados 41 . Cada sociedad-es estudiada
understanding of social conditions• and structures in como un subsistema de una totalidad más vasta, el sis-
the communities in the anthropologist studies» 38. tema ecológico dentro del cual se encuentra, y el fun-
Pero siguió refiriéndose a los principios generales de cionamiento y las condiciones de reproducción de este
la economía política no marxista como marco teórico sistema ecológico son analizados con ayuda de la teoría
necesario para analizar los sistemas económicos de las de los sistemas y de la teoría de la comunicación (meca-
sociedades primitivas y agrarias 39. nismos de feed back, entropía, etc.). La totalidad del
¿El funcionalismo, sin embargo, no lleva camino de funcionalismo parece renovada en su orientación (mate-
liberarse de sus inconsecuencias y tradicionales titubeos rialista), su método (teoría moderna de los sistemas)
teóricos gracias a los esfuerzos de la llamada escuela de y sus posibilidades y ambiciones teóricas (comparación
de las sociedades y construcción de un esquema multi-
lineal de evolución de las sociedades). ¿Acaso no nos
hallamos en el universo teórico, si no del propio Marx,
37. R. Firth, Primitive Polynesian Economy, Routledge,
1965, cap. XI. Entre muchos otros valiosos trabajos de los
al menos del marxismo tal como es generalmente enten-
antropólogos anglosajones sobre los sistemas económicos pri- dido y practicado?
mitivos, habría que citar el admirable libro de Nadel, Black No estableceremos aquí un balance, ni siquiera provi-
Byzanthium, dedicado a los Nupe de Nigeria y The Nuer de sional, de los trabajos de los antropólogos que se
Evans-Pritchard.
reclaman del materialismo cultural. Robert Mc Netting
38. En Primitive Polynesian Economy, pág. 14 («Para un
conocimiento más profundo de las condiciones sociales y las
estructuras de las comunidades en los estudios antropológicos.»)
Recordemos otra vez su apreciación de la obra de Hersko- 40. Vayda Andrew P. y Roy A. Rappaport. 1968. «Ecology,
vits, Economic Anthropology, 1952, que, durante mucho tiempo Cultural and Non-Cultural» en J. A. Clifton ed. Introduction
fue uno de los pocos manuales ofrecidos a 'los antropólogos to Cultural Anthropology, Boston, Houghton Mifflin, pág. 477-
sobre este tema. «[Herskovits] examina el material de la 497.
gran gama de fuentes procedentes de sistemas económos no 41. Cfr. Gray, [«La tendencia de la antropología social ha
literales. Su tratamiento tiende a ser más ecléctico que teórica- sido la de estudiar sociedades, como si estuvieran aisladas, sis-
mente riguroso y es difícil entender cuál es el soporte general temas autosuficientes, subsistiendo en un área con raíces visi-
de su análisis.» bles en el suelo. El principio conductor derivado en buena
39. R. Firth, «A viewpoint from Economic Anthropology», parte de Durkheim y más explicitado por Radcliffe-Brown
en Capital, Saving and Credit in Peasant Societies. R. Firth y ha sido el de que los hechos sociales exigen explicaciones so-
B. S. Yardley eds., Allen, 1964, pág. 15-35. ciológicas.»-]

48 49
lo ha hecho recientemente con mucha firmeza y pers- (Childe), debía ser cuestionada y revisada profunda-
picacia estableciendo el inventario de los descubrimien- mente ".
tos positivos rápidamente obtenidos a partir de que se Estos resultados positivos debían aparecer necesa-
emprendiera el estudio detallado del medio ambiente riamente tan pronto como se emprendiera sistemática-
ecológico y de las condiciones de produción de los ca- mente el análisis de aspectos esenciales del funciona-
zadores-recolectores (Richard Lee, De Vote, Steward), miento de las sociedades primitivas o antiguas que
de los indios de la costa noroeste (Suttles), de las so- habían sido dogmáticamente olvidados o maltratados,
ciedades pastorales de África Oriental (Gulliver, Desh- salvo por brillantes excepciones como Malinowski,
ler, Dyson-Hudson), de los agricultores de roza (Geertz, Firth, Evans-Pritchard, bajo el pretexto de que eran
Roy Rappaport). Poco a poco se desmoronaron ante «undifferentiated and boringly repetitive» *. Pero
los hechos las tesis esgrimidas por «la antropología cuando el enfoque llamado ecológico quiere consti-
cultural» y que todo estudiante de antropología con- tuirse en teoría general de la vida social y de la histo-
sideraba irrefutables, la «hardship» de la existencia de ria, fracasa en la medida en que, para unos puntos
los cazadores-recolectores, los «excesos» del potlatch esenciales tales como la causalidad de la economía y/o
de los indios de la costa noroeste, del «cattle complex» del medio ambiente, la naturaleza de las relaciones fun-
y del «love for his cows» de los pastores africanos y cionales entre estructuras sociales, los motores de la
las «prácticas irracionales» de la agricultura de roza 42. evolución de los sistemas, se apoya en los dogmas del
Habría que añadir a los trabajos de los antropólogos materialismo vulgar que sigue siendo, en definitiva,
los de arqueólogos como Braidwood, Flannery, Mc no sólo impotente frente al idealismo extendido en las
Neish, etc., que desde 1950 se dedican a reconstituir ciencias sociales, sino que incluso lo justifica y con-
minuciosamente las condiciones ecológicas de existen- tribuye a reproducirlo]
cia de las poblaciones preneolíticas de Mesopotamia y Recordemos brevemente alguna de las debilidades
de la América Central y que han renovado nuestros de este neomaterialismo vulgar.
conocimientos de los procesos de domesticación de La economía, como sistema de relaciones sociales
plantas y animales, y sobre la aparición de los nuevos de los hombres entre sí, nacidas en y del proceso de
sistemas económicos y sociales basados en la agricul- producción de sus condiciones materiales de existen-
tura y la ganadería. Y con ello también una idea
antigua y gloriosa, la de la «revolución neolítica» 43. Cfra. P. J. Ucko y G. W. Dimbleby. The domestication
and exploitation o/ plants and animals. Aldine, 1969.
La recopilación de artículos editada por Stuart Struover,
Prehistoric Agriculture. The Natural History Press, Nueva
42. Ver la recopilación de artículos de A. P. Vayda, Envi- York, 1971.
ronment and Cultural Behavior, The Natural History Press, «No diferenciadas y aburridamente repetitivas.» (N.
N. Y., 1969. del T.)

50 51
lo ha hecho recientemente con mucha firmeza y pers- (Childe), debía ser cuestionada y revisada profunda-
picacia estableciendo el inventario de los descubrimien- mente ".
tos positivos rápidamente obtenidos a partir de que se Estos resultados positivos debían aparecer necesa-
emprendiera el estudio detallado del medio ambiente riamente tan pronto como se emprendiera sistemática-
ecológico y de las condiciones de produción de los ca- mente el análisis de aspectos esenciales del funciona-
zadores-recolectores (Richard Lee, De Vote, Steward), miento de las sociedades primitivas o antiguas que
de los indios de la costa noroeste (Suttles), de las so- habían sido dogmáticamente olvidados o maltratados,
ciedades pastorales de África Oriental (Gulliver, Desh- salvo por brillantes excepciones como Malinowski,
ler, Dyson-Hudson), de los agricultores de roza (Geertz, Firth, Evans-Pritchard, bajo el pretexto de que eran
Roy Rappaport). Poco a poco se desmoronaron ante «undifferentiated and boringly repetitive» *. Pero
los hechos las tesis esgrimidas por «la antropología cuando el enfoque llamado ecológico quiere consti-
cultural» y que todo estudiante de antropología con- tuirse en teoría general de la vida social y de la histo-
sideraba irrefutables, la «hardship» de la existencia de ria, fracasa en la medida en que, para unos puntos
los cazadores-recolectores, los «excesos» del potlatch esenciales tales como la causalidad de la economía y/o
de los indios de la costa noroeste, del «cattle complex» del medio ambiente, la naturaleza de las relaciones fun-
y del «love for his cows» de los pastores africanos y cionales entre estructuras sociales, los motores de la
las «prácticas irracionales» de la agricultura de roza 42. evolución de los sistemas, se apoya en los dogmas del
Habría que añadir a los trabajos de los antropólogos materialismo vulgar que sigue siendo, en definitiva,
los de arqueólogos como Braidwood, Flannery, Mc no sólo impotente frente al idealismo extendido en las
Neish, etc., que desde 1950 se dedican a reconstituir ciencias sociales, sino que incluso lo justifica y con-
minuciosamente las condiciones ecológicas de existen- tribuye a reproducirlo]
cia de las poblaciones preneolíticas de Mesopotamia y Recordemos brevemente alguna de las debilidades
de la América Central y que han renovado nuestros de este neomaterialismo vulgar.
conocimientos de los procesos de domesticación de La economía, como sistema de relaciones sociales
plantas y animales, y sobre la aparición de los nuevos de los hombres entre sí, nacidas en y del proceso de
sistemas económicos y sociales basados en la agricul- producción de sus condiciones materiales de existen-
tura y la ganadería. Y con ello también una idea
antigua y gloriosa, la de la «revolución neolítica» 43. Cfra. P. J. Ucko y G. W. Dimbleby. The domestication
and exploitation o/ plants and animals. Aldine, 1969.
La recopilación de artículos editada por Stuart Struover,
Prehistoric Agriculture. The Natural History Press, Nueva
42. Ver la recopilación de artículos de A. P. Vayda, Envi- York, 1971.
ronment and Cultural Behavior, The Natural History Press, «No diferenciadas y aburridamente repetitivas.» (N.
N. Y., 1969. del T.)

50 51
Reconocemos aquí el materialismo empírico, el «eco-
cia, queda reducida a la tecnología y a la relación de rromicismo», que reduce todas las estructuras sociales
los hombres eón la naturaleza. A la determinación en a no ser más que epifenómenos de la economía, redu-
última instancia de la economía, le sustituye una de- cida así mismo, a través de la técnica, a una función de
terminación en última instancia del medio ambiente adaptación al medio. En esta óptica, los problemas de
ecológico al que el hombre se adapta mediante la inven- la hegemonía y de la plurifuncionalidad de las relacio-
ción de las técnicas apropiadas. Las estructuras socia- nes de parentesco o de las relaciones político-religiosas
les se consideran como medios funcionalmente necesa- siguen siendo inaccesibles al análisis materialista, la
rios para esta adaptación ecológica ". Su racionalidad articulación específica de las estructuras es inimagina-
oculta y latente es la de ofrecer unas ventajas de adap- ble, la causalidad recíproca queda reducida a una corre-
tación y selección que se disimulan bajo formas aparen- lación probabilista y la historia a una serie de acon-
temente irracionales, no-económicas, etc. Así es como tecimientos de mayor o menor frecuencia.
Marvin Harris, queriendo en cierto modo «desacrali-
zar» the sacred cante o/ India, escribe: Dependiendo del desarrollo de una continui-
dad natural de acontecimientos, nuestras generali-
He escrito este ensayo porque creo que los zaciones tienen que ser traducidas a términos de
aspectos irracionales, no económicos y exóticos probabilidades, derivadas de las observaciones de
de la práctica hindú sobre el ganado sagrado, han las frecuencias con que ocurren acontecimientos
sido altamente sobrevalorados, a expensas de in- predichos o predictiblemente ocurridos 46.
terpretaciones racionales, económicas y terrena-
les, en el sentido de que el tabú de ingerir carne De hecho, como ya había observado Lévi-Strauss,
de vaca contribuye al estancamiento de la produc- invocar la secreta racionalidad de las ventajas de la
ción ganadera, y forma parte, por consiguiente, adaptación para explicar unas formas diferentes de
de un ajuste ecológico que aumenta más que dis- organización social lleva con mucha rapidez a la pero-
minuye el «output» calórico y proteínico del pro- grullada' o al absurdo ". Si una sociedad existe, fun-
ceso productivo ". ':iona, es pura tautología decir que una variable es
«adaptativa» porque tiene una función necesaria en
el sistema total.
44. Remitimos al texto incisivo y desmitificador de Jonathan
Freedman, «Marxism, Structuralism and Vulgar Materialism»,
Congreso de la American Anthropological Association, 1971. 46. M. Harris, The Rise of anthropological theory, pág. 614.
45. M. Harris, «The Cultural ecology of India's sacred cat- 47. Lévi-Strauss: «Decir que una sociedad funciona es una
tle», Current Anthropology 7, pág. 51-66. Del mismo autor, ver perogrullada, pero decir que en una sociedad todo funciona es
la crítica del materialismo histórico en The Rise of anthropo- un absurdo», en Anthopologie structurale, pág. 17.
logical theory, Crowell, 1968, pág. 3.
53
52
Reconocemos aquí el materialismo empírico, el «eco-
cia, queda reducida a la tecnología y a la relación de rromicismo», que reduce todas las estructuras sociales
los hombres eón la naturaleza. A la determinación en a no ser más que epifenómenos de la economía, redu-
última instancia de la economía, le sustituye una de- cida así mismo, a través de la técnica, a una función de
terminación en última instancia del medio ambiente adaptación al medio. En esta óptica, los problemas de
ecológico al que el hombre se adapta mediante la inven- la hegemonía y de la plurifuncionalidad de las relacio-
ción de las técnicas apropiadas. Las estructuras socia- nes de parentesco o de las relaciones político-religiosas
les se consideran como medios funcionalmente necesa- siguen siendo inaccesibles al análisis materialista, la
rios para esta adaptación ecológica ". Su racionalidad articulación específica de las estructuras es inimagina-
oculta y latente es la de ofrecer unas ventajas de adap- ble, la causalidad recíproca queda reducida a una corre-
tación y selección que se disimulan bajo formas aparen- lación probabilista y la historia a una serie de acon-
temente irracionales, no-económicas, etc. Así es como tecimientos de mayor o menor frecuencia.
Marvin Harris, queriendo en cierto modo «desacrali-
zar» the sacred cante o/ India, escribe: Dependiendo del desarrollo de una continui-
dad natural de acontecimientos, nuestras generali-
He escrito este ensayo porque creo que los zaciones tienen que ser traducidas a términos de
aspectos irracionales, no económicos y exóticos probabilidades, derivadas de las observaciones de
de la práctica hindú sobre el ganado sagrado, han las frecuencias con que ocurren acontecimientos
sido altamente sobrevalorados, a expensas de in- predichos o predictiblemente ocurridos 46.
terpretaciones racionales, económicas y terrena-
les, en el sentido de que el tabú de ingerir carne De hecho, como ya había observado Lévi-Strauss,
de vaca contribuye al estancamiento de la produc- invocar la secreta racionalidad de las ventajas de la
ción ganadera, y forma parte, por consiguiente, adaptación para explicar unas formas diferentes de
de un ajuste ecológico que aumenta más que dis- organización social lleva con mucha rapidez a la pero-
minuye el «output» calórico y proteínico del pro- grullada' o al absurdo ". Si una sociedad existe, fun-
ceso productivo ". ':iona, es pura tautología decir que una variable es
«adaptativa» porque tiene una función necesaria en
el sistema total.
44. Remitimos al texto incisivo y desmitificador de Jonathan
Freedman, «Marxism, Structuralism and Vulgar Materialism»,
Congreso de la American Anthropological Association, 1971. 46. M. Harris, The Rise of anthropological theory, pág. 614.
45. M. Harris, «The Cultural ecology of India's sacred cat- 47. Lévi-Strauss: «Decir que una sociedad funciona es una
tle», Current Anthropology 7, pág. 51-66. Del mismo autor, ver perogrullada, pero decir que en una sociedad todo funciona es
la crítica del materialismo histórico en The Rise of anthropo- un absurdo», en Anthopologie structurale, pág. 17.
logical theory, Crowell, 1968, pág. 3.
53
52
La demostración de que un cierto rasgo o for- por las organizaciones culturales establecidas, que
ma cultural tiene un valor económico positivo, congelan en determinados estados de efectividad
no es una explicación adecuada para su existen- parcial sus cualidades de adaptación ".
cia, ni siquiera para su presencia. La problemáti-
ca de la capacidad de adaptación no especifica Los límites y el fracaso del funcionalismo proceden
una respuesta correcta única. Como principio de siempre, pues, de la misma base teórica, los axiomas de
causalidad en general y de función económica en un empirismo reductor y abstracto, sea idealista o mate-
especial, la capacidad de adaptación queda sin rialista. ¿Cuáles son, por consiguiente, frente a la
determinar: estipula aproximadamente lo impo- historia y frente al problema de la relación entre econo-
sible, pero explica a continuación algo de lo po- mía y sociedad, las posiciones de Lévi-Strauss, a quien
sible 48. hemos visto recusar desde el primer momento todas las
formas del empirismo? Para Lévi-Strauss «es tan inútil
Se ve, por tanto, que dicho materialismo es impor- como molesto aducir argumentos para demostrar que
tante para explicar las razones y la necesidad funda- toda sociedad existe en la historia y que cambia, porque
mental de lo que existe, es decir, las razones de la es la misma evidencia» 50. La historia no es únicamente
historia de las sociedades que no siempre son unas una historia «fría» en cuyo seno unas «sociedades que
totalidades completamente «integradas», sino unas to- producen una cantidad extremadamente escasa de de-
talidades cuya unidad es el efecto provisionalmente es- sorden... manifiestan una tendencia a mantenerse inde-
table de una compatibilidad estructural que permite a finidamente en su estado inicial» 51 Está hecha asimis-
las diferentes estructuras reproducirse hasta que la di- mo de unas «cadenas de acontecimientos no recurrentes
námica interna (y externa) de dichos sistemas prohiba a y cuyos efectos se acumulan para producir unas con-
esta totalidad seguir existiendo como tal. mociones económicas y sociales» 52. Para explicar estas
transformaciones históricas fundamentales, Cl. Lévi-
El «nuevo materialismo» parece ser analitica-
mente Inocente de cualquier acusación de con-
tradicción —a pesar de que algunas veces se 49. Esto no significa que el análisis de relaciones funcio-
nales entre elementos de una estructura social y otra estruc-
proclama deudor del marxismo (excepto en el tura social no sea una tarea científica. Ver, por ejemplo, Col-
materialismo dialéctico)—. Parece haber olvida- lins P. «Functional analysis in the symposium man, culture
do las barreras puestas a las fuerzas productivas and animals» en Leeds, A. Vayda P. (ed.) Man, Culture and
Animals, Washington, D. C., 1965.
48. M. Sahlins: «Economic anthropology and anthropologi- 50. Cl. Lévi-Strauss: La Pensée Sauvage, pág. 310.
cal economies», en Social Science information 8 (5), 1969, 51. Cl. Lévi-Strauss: Entrétiens avec Georges Charbonnier,
pág. 30. Ver Essays in stone-age economies, Aldine, 1972, cuya Plon, 1961, pág. 38.
lectura de una copia del manuscrito agradezco a M. Sahlins. 52. Cl. Lévi-Strauss: La Pensée sauvage, pág. 311.

54 55
La demostración de que un cierto rasgo o for- por las organizaciones culturales establecidas, que
ma cultural tiene un valor económico positivo, congelan en determinados estados de efectividad
no es una explicación adecuada para su existen- parcial sus cualidades de adaptación ".
cia, ni siquiera para su presencia. La problemáti-
ca de la capacidad de adaptación no especifica Los límites y el fracaso del funcionalismo proceden
una respuesta correcta única. Como principio de siempre, pues, de la misma base teórica, los axiomas de
causalidad en general y de función económica en un empirismo reductor y abstracto, sea idealista o mate-
especial, la capacidad de adaptación queda sin rialista. ¿Cuáles son, por consiguiente, frente a la
determinar: estipula aproximadamente lo impo- historia y frente al problema de la relación entre econo-
sible, pero explica a continuación algo de lo po- mía y sociedad, las posiciones de Lévi-Strauss, a quien
sible 48. hemos visto recusar desde el primer momento todas las
formas del empirismo? Para Lévi-Strauss «es tan inútil
Se ve, por tanto, que dicho materialismo es impor- como molesto aducir argumentos para demostrar que
tante para explicar las razones y la necesidad funda- toda sociedad existe en la historia y que cambia, porque
mental de lo que existe, es decir, las razones de la es la misma evidencia» 50. La historia no es únicamente
historia de las sociedades que no siempre son unas una historia «fría» en cuyo seno unas «sociedades que
totalidades completamente «integradas», sino unas to- producen una cantidad extremadamente escasa de de-
talidades cuya unidad es el efecto provisionalmente es- sorden... manifiestan una tendencia a mantenerse inde-
table de una compatibilidad estructural que permite a finidamente en su estado inicial» 51 Está hecha asimis-
las diferentes estructuras reproducirse hasta que la di- mo de unas «cadenas de acontecimientos no recurrentes
námica interna (y externa) de dichos sistemas prohiba a y cuyos efectos se acumulan para producir unas con-
esta totalidad seguir existiendo como tal. mociones económicas y sociales» 52. Para explicar estas
transformaciones históricas fundamentales, Cl. Lévi-
El «nuevo materialismo» parece ser analitica-
mente Inocente de cualquier acusación de con-
tradicción —a pesar de que algunas veces se 49. Esto no significa que el análisis de relaciones funcio-
nales entre elementos de una estructura social y otra estruc-
proclama deudor del marxismo (excepto en el tura social no sea una tarea científica. Ver, por ejemplo, Col-
materialismo dialéctico)—. Parece haber olvida- lins P. «Functional analysis in the symposium man, culture
do las barreras puestas a las fuerzas productivas and animals» en Leeds, A. Vayda P. (ed.) Man, Culture and
Animals, Washington, D. C., 1965.
48. M. Sahlins: «Economic anthropology and anthropologi- 50. Cl. Lévi-Strauss: La Pensée Sauvage, pág. 310.
cal economies», en Social Science information 8 (5), 1969, 51. Cl. Lévi-Strauss: Entrétiens avec Georges Charbonnier,
pág. 30. Ver Essays in stone-age economies, Aldine, 1972, cuya Plon, 1961, pág. 38.
lectura de una copia del manuscrito agradezco a M. Sahlins. 52. Cl. Lévi-Strauss: La Pensée sauvage, pág. 311.

54 55
,Strauss acepta como «una ley de orden» «la incontes- accidentales. «Tampoco aquí era necesario el paso, y si.
table primacía de las infraestructuras» u. la historia conserva su lugar de primer plano es el que
corresponde de derecho a la contingencia irreducti-
No pretendemos insinuar en absoluto que ble» 57. Claude Lévi-Strauss, que había situado como
las transformaciones ideológicas engendran unas epígrafe de las Structures élémentaires de la parenté la
transformaciones sociales. El orden inverso es el afirmación de que «si existen leyes en alguna parte,
único cierto. La idea que los hombres se formu- debe haberlas en todas»," coincide, en definitiva, con
lan de las relaciones entre naturaleza y cultura el empirismo que ve en la historia una serie de acon-
está en función de la manera como se modifican tecimientos accidentales.
sus propias relaciones sociales... Sólo estudiamos
las sombras que se perfilan en el fondo de la Para volver a la etnología, uno de nosotros
caverna 54. —E. R. Leach— ha dicho en alguna ocasión que
«los evolucionistas nunca han discutido minucio-
El propio Lévi-Strauss afirma que desea «contri- samente —y mucho menos observado— lo que
buir a esta teoría de las superestructuras apenas esbo- se produce de hecho cuando una sociedad en un
zada por Marx» ". A partir de entonces no hay más estadio A se convierte en una sociedad en el es-
remedio que verificar que esta teoría de la sociedad, tadio B, se han limitado a afirmar que todas las
de la ley de orden de la relación entre economía y sociedades del estadio B han salido de una mane-
sociedad ha desaparecido cuando Lévi-Strauss, en las ra u otra de las sociedades en el estadio A» 9 .
conclusiones de Du miel aux cendres, ve en la conmo-
ción histórica fundamental el término a partir del Nos hallamos otra vez en las posiciones propias del
cual «en las fronteras del pensamiento griego la mito- empirismo funcionalista: «así pues, los cambios a cargo
logía desaparece en favor de una filosofía que emerge de la historia; las estructuras a cargo de la etnología»
como condición previa de la reflexión científica... una y esto así porque los cambios, «los procesos no son
ocasión histórica que no significa nada .salvo que se ha unos objetos analíticos sino la manera particular como
producido en ese lugar y en ese momento» 56 La histo- una temporalidad es vivida por un sujeto» 60, tesis em-
ria, aunque dotada de una ley de orden está carente,
pues, de toda necesidad y el nacimiento de la filosofía 56. Cl. Lévi-Strauss: Du Miel aux Cendres, pág. 407.
y de la ciencia occidentales son puros acontecimientos 57. Cl. Lévi-Strauss: Du Miel aux Cendres, pág. 408.
58. Tylor, Primitive Culture, Londres, 1871, pág. 20-27.
59. Cl. Lévi-Strauss: «Les limites de la notion de struc-
53. Cl. Lévi-Strauss: La Pensée sauvage, pág. 173. ture en ethonologie» en Seis et Usages du terme Structure,
54. Cl. Lévi-Strauss: La Pensée sauvage, pág. 155. editado por Roger Bastide, Mouton, 1962, pág. 45.
55. Cl. Lévi-Strauss: La Pensée sauvage, pág. 178. 60. Cl. Lévi-Strauss: «Les limites...», pág. 44.

56 57
,Strauss acepta como «una ley de orden» «la incontes- accidentales. «Tampoco aquí era necesario el paso, y si.
table primacía de las infraestructuras» u. la historia conserva su lugar de primer plano es el que
corresponde de derecho a la contingencia irreducti-
No pretendemos insinuar en absoluto que ble» 57. Claude Lévi-Strauss, que había situado como
las transformaciones ideológicas engendran unas epígrafe de las Structures élémentaires de la parenté la
transformaciones sociales. El orden inverso es el afirmación de que «si existen leyes en alguna parte,
único cierto. La idea que los hombres se formu- debe haberlas en todas»," coincide, en definitiva, con
lan de las relaciones entre naturaleza y cultura el empirismo que ve en la historia una serie de acon-
está en función de la manera como se modifican tecimientos accidentales.
sus propias relaciones sociales... Sólo estudiamos
las sombras que se perfilan en el fondo de la Para volver a la etnología, uno de nosotros
caverna 54. —E. R. Leach— ha dicho en alguna ocasión que
«los evolucionistas nunca han discutido minucio-
El propio Lévi-Strauss afirma que desea «contri- samente —y mucho menos observado— lo que
buir a esta teoría de las superestructuras apenas esbo- se produce de hecho cuando una sociedad en un
zada por Marx» ". A partir de entonces no hay más estadio A se convierte en una sociedad en el es-
remedio que verificar que esta teoría de la sociedad, tadio B, se han limitado a afirmar que todas las
de la ley de orden de la relación entre economía y sociedades del estadio B han salido de una mane-
sociedad ha desaparecido cuando Lévi-Strauss, en las ra u otra de las sociedades en el estadio A» 9 .
conclusiones de Du miel aux cendres, ve en la conmo-
ción histórica fundamental el término a partir del Nos hallamos otra vez en las posiciones propias del
cual «en las fronteras del pensamiento griego la mito- empirismo funcionalista: «así pues, los cambios a cargo
logía desaparece en favor de una filosofía que emerge de la historia; las estructuras a cargo de la etnología»
como condición previa de la reflexión científica... una y esto así porque los cambios, «los procesos no son
ocasión histórica que no significa nada .salvo que se ha unos objetos analíticos sino la manera particular como
producido en ese lugar y en ese momento» 56 La histo- una temporalidad es vivida por un sujeto» 60, tesis em-
ria, aunque dotada de una ley de orden está carente,
pues, de toda necesidad y el nacimiento de la filosofía 56. Cl. Lévi-Strauss: Du Miel aux Cendres, pág. 407.
y de la ciencia occidentales son puros acontecimientos 57. Cl. Lévi-Strauss: Du Miel aux Cendres, pág. 408.
58. Tylor, Primitive Culture, Londres, 1871, pág. 20-27.
59. Cl. Lévi-Strauss: «Les limites de la notion de struc-
53. Cl. Lévi-Strauss: La Pensée sauvage, pág. 173. ture en ethonologie» en Seis et Usages du terme Structure,
54. Cl. Lévi-Strauss: La Pensée sauvage, pág. 155. editado por Roger Bastide, Mouton, 1962, pág. 45.
55. Cl. Lévi-Strauss: La Pensée sauvage, pág. 178. 60. Cl. Lévi-Strauss: «Les limites...», pág. 44.

56 57
pirista en profunda oposición con la tesis de la ley de cesión hipotético de las instituciones» 63. No es que
orden de los cambios sociales que recogía de Marx. para Lévi-Strauss los diversos rasgos de un sistema de
Nos encontramos, pues, frente a una práctica teó- parentesco no puedan tener un origen diferente, una
rica que se basa, bajo la aparente armonía de la obra, historia propia, sino que jamás constituyen entidades
en dos sistemas de principios teóricos antagónicos que aislables, independientes entre sí, y jamás están sim-
afirman respectivamente la necesidad de las transforma- plemente yuxtapuestas sino siempre combinadas de
ciones históricas y su contingencia irreductible. (Marx, manera específica y formando «un fenómeno de estruc-
por su parte, no oponía necesidad y contingencia como tura» m. Por consiguiente, en su aspecto positivo el mé-
dos realidades irreductibles). El problema que se plan- todo ha consistido en tratar en cada caso las reglas del
tea es el de saber cómo la práctica teórica de Lévi- matrimonio, las nomenclaturas, los sistemas de privile-
Strauss conduce necesariamente de la primera conclu- gios y de prohibiciones como «unos aspectos indisocia-
sión a la segunda. Lo que intentaba Lévi-Strauss en bles de una misma realidad» y en demostrar que esta
las Structures élémentaires de la parenté era expli- realidad era la propia estructura de los sistemas en
car las razones de la prohibición del incesto y de los di- cuestión 65.
ferentes sistemas de matrimonio que constituyen sus Así es como Lévi-Strauss ha mostrado, en oposición
modalidades ", o al menos de los sistemas de estructu- a Frazer, que en el caso de los sistemas de primos cru-
ras elementales, es decir, de los sistemas que «aún defi- zados, los primos paralelos están excluidos del matrimo-
niendo todos los miembros del grupo como parientes, nio «por la misma razón» que hace recomendar el de
distinguen dentro de ellos dos categorías: cónyuges los primos cruzados 66. Prohibición y prescripción son
posibles y cónyuges prohibidos» ". En esta perspectiva, los efectos de un mismo principio que a través del caso
los sistemas que prescriben el matrimonio entre primos del matrimonio de los primos cruzados se manifiesta de
cruzados y lo prohiben entre primos paralelos se con- manera privilegiada, pero es «omnipresente» en todos
vierten en casos particularmente ejemplares de estas los sistemas: el principio de reciprocidad 67 . Pero este
estructuras elementales del parentesco y su estudio principjo sólo significa una cosa: el carácter funda-
constituía un momento privilegiado y crucial del aná- mental del matrimonio como una «forma de intercam-
lisis. bio» ". A partir de ese momento, la prohibición del
El aspecto negativo del método ha consistido, en incesto ya no aparece como una regla arbitraria o mis-
primer lugar, en «eliminar cualquier especulación his-
tórica, cualquier investigación referente a los orígenes, 63. Ib., pág. 165.
así como todo intento de reconstruir un orden de su- 64. lb., pág. 145.
65. Ib., pág. IX.
61. Structures élémentaires de la parenté, edition Mouton, 66. Ib., pág. 151.
1968, pág. 68. 67. Ib., pág. 166.
62. Ibídem, pág. IX. 68. Ib , pág. 80.

58 59
pirista en profunda oposición con la tesis de la ley de cesión hipotético de las instituciones» 63. No es que
orden de los cambios sociales que recogía de Marx. para Lévi-Strauss los diversos rasgos de un sistema de
Nos encontramos, pues, frente a una práctica teó- parentesco no puedan tener un origen diferente, una
rica que se basa, bajo la aparente armonía de la obra, historia propia, sino que jamás constituyen entidades
en dos sistemas de principios teóricos antagónicos que aislables, independientes entre sí, y jamás están sim-
afirman respectivamente la necesidad de las transforma- plemente yuxtapuestas sino siempre combinadas de
ciones históricas y su contingencia irreductible. (Marx, manera específica y formando «un fenómeno de estruc-
por su parte, no oponía necesidad y contingencia como tura» m. Por consiguiente, en su aspecto positivo el mé-
dos realidades irreductibles). El problema que se plan- todo ha consistido en tratar en cada caso las reglas del
tea es el de saber cómo la práctica teórica de Lévi- matrimonio, las nomenclaturas, los sistemas de privile-
Strauss conduce necesariamente de la primera conclu- gios y de prohibiciones como «unos aspectos indisocia-
sión a la segunda. Lo que intentaba Lévi-Strauss en bles de una misma realidad» y en demostrar que esta
las Structures élémentaires de la parenté era expli- realidad era la propia estructura de los sistemas en
car las razones de la prohibición del incesto y de los di- cuestión 65.
ferentes sistemas de matrimonio que constituyen sus Así es como Lévi-Strauss ha mostrado, en oposición
modalidades ", o al menos de los sistemas de estructu- a Frazer, que en el caso de los sistemas de primos cru-
ras elementales, es decir, de los sistemas que «aún defi- zados, los primos paralelos están excluidos del matrimo-
niendo todos los miembros del grupo como parientes, nio «por la misma razón» que hace recomendar el de
distinguen dentro de ellos dos categorías: cónyuges los primos cruzados 66. Prohibición y prescripción son
posibles y cónyuges prohibidos» ". En esta perspectiva, los efectos de un mismo principio que a través del caso
los sistemas que prescriben el matrimonio entre primos del matrimonio de los primos cruzados se manifiesta de
cruzados y lo prohiben entre primos paralelos se con- manera privilegiada, pero es «omnipresente» en todos
vierten en casos particularmente ejemplares de estas los sistemas: el principio de reciprocidad 67 . Pero este
estructuras elementales del parentesco y su estudio principjo sólo significa una cosa: el carácter funda-
constituía un momento privilegiado y crucial del aná- mental del matrimonio como una «forma de intercam-
lisis. bio» ". A partir de ese momento, la prohibición del
El aspecto negativo del método ha consistido, en incesto ya no aparece como una regla arbitraria o mis-
primer lugar, en «eliminar cualquier especulación his-
tórica, cualquier investigación referente a los orígenes, 63. Ib., pág. 165.
así como todo intento de reconstruir un orden de su- 64. lb., pág. 145.
65. Ib., pág. IX.
61. Structures élémentaires de la parenté, edition Mouton, 66. Ib., pág. 151.
1968, pág. 68. 67. Ib., pág. 166.
62. Ibídem, pág. IX. 68. Ib , pág. 80.

58 59
teriosa de la vida social sino como una de las condi-
ciones precisas para que se cumpla el matrimonio como ningún contacto entre sí, y este orden de las formas es
intercambio socialmente regulado de mujeres entre los un orden de transformación. Por otra parte, el análisis
grupos. Las mujeres con las que un grupo se prohibe ha hecho aparecer una invariable presente en todas
a sí mismo contraer matrimonio están permitidas para estas formas variadas: el hecho de que el matrimonio
otro y recíprocamente. En esta perspectiva quedan cla- es un intercambio de mujeres, que las relaciones de
ras las prácticas de endogamia y de exogamia; la exis- parentesco son unas relaciones entre unos grupos antes
tencia de unas organizaciones dualistas y los diferentes de ser unas relaciones entre unos individuos y que
sistemas de parentesco ya que éstos se basan en una estas relaciones sociales ponen en juego diferentes for-
forma de cambio, restringido o generalizado. De ahí mas de un mismo principio, el de la reciprocidad en el
que el propio plan de la obra de Lévi-Strauss nos intercambio..Así pues, Lévi-Strauss ha puesto en evi-
conduzca de las formas simples del intercambio restrin- dencia un «dato fundamental de la realidad mental y
gido a las formas complejas del intercambio generali- social», un hecho que es al mismo tiempo una norma
zado para detenerse en el umbral de las «estructuras de toda vida social y que, puesto que está presente en
complejas» del parentesco «que se limitan a definir el toda forma de relaciones de parentesco, aparece como
círculo de parientes y abandonan a otros mecanismos «un hecho-principio» meta-histórico que debe descu-
económicos o psicológicos la tarea de proceder a la de- brirse so pena de caer en las trampas del historicismo
terminación del cónyuge» 69. Un vasto cuadro de «for- y del empirismo.
mas» de sistemas de parentesco se construye poco a
poco uniéndolas en un inmenso sistema de transfor- Frazer ha intentado interpretar en el seno de
maciones, una especie de tabla de Mendeleyev de las la historia cultural algo que para nosotros es el
relaciones de parentesco, de los sistemas de parentesco medio de salir de la historia cultural: ha intenta-
de las tribus de Australia y de Melanesia a otros des- do analizar en momentos de la evolución social lo
cubiertos en el Sudeste asiático, China, Tibet, India, mismo donde nosotros vemos la condición de la
para detenerse provisionalmente en el umbral de los sociedad".
sistemas americanos, africanos y europeos. Diremos que el intercambio matrimonial es una con-
Dos resultados de este trabajo teórico nos parecen
dición y no la condición de la sociedad. Está claro que
fundamentales. Por una parte, se ha descubierto un siempre es posible una lectura idealista de Lévi-Strauss
orden en el vasto conjunto de sistemas de parentesco que interprete esta condición meta-histórica como una
que parecían tener pocas cosas en común y que perte- condición supra-histórica que tendría su fuente en
necen a sociedades que las más de las veces no tuvieron una realidad o en unos principios que trascienden la his-
toria. Eso equivale a ignorar que el propio Lévi-Strauss
69. Ib., pág. IX.
70. Ib., pág. 157, subrayado por mí (M. G.).
60
61
teriosa de la vida social sino como una de las condi-
ciones precisas para que se cumpla el matrimonio como ningún contacto entre sí, y este orden de las formas es
intercambio socialmente regulado de mujeres entre los un orden de transformación. Por otra parte, el análisis
grupos. Las mujeres con las que un grupo se prohibe ha hecho aparecer una invariable presente en todas
a sí mismo contraer matrimonio están permitidas para estas formas variadas: el hecho de que el matrimonio
otro y recíprocamente. En esta perspectiva quedan cla- es un intercambio de mujeres, que las relaciones de
ras las prácticas de endogamia y de exogamia; la exis- parentesco son unas relaciones entre unos grupos antes
tencia de unas organizaciones dualistas y los diferentes de ser unas relaciones entre unos individuos y que
sistemas de parentesco ya que éstos se basan en una estas relaciones sociales ponen en juego diferentes for-
forma de cambio, restringido o generalizado. De ahí mas de un mismo principio, el de la reciprocidad en el
que el propio plan de la obra de Lévi-Strauss nos intercambio..Así pues, Lévi-Strauss ha puesto en evi-
conduzca de las formas simples del intercambio restrin- dencia un «dato fundamental de la realidad mental y
gido a las formas complejas del intercambio generali- social», un hecho que es al mismo tiempo una norma
zado para detenerse en el umbral de las «estructuras de toda vida social y que, puesto que está presente en
complejas» del parentesco «que se limitan a definir el toda forma de relaciones de parentesco, aparece como
círculo de parientes y abandonan a otros mecanismos «un hecho-principio» meta-histórico que debe descu-
económicos o psicológicos la tarea de proceder a la de- brirse so pena de caer en las trampas del historicismo
terminación del cónyuge» 69. Un vasto cuadro de «for- y del empirismo.
mas» de sistemas de parentesco se construye poco a
poco uniéndolas en un inmenso sistema de transfor- Frazer ha intentado interpretar en el seno de
maciones, una especie de tabla de Mendeleyev de las la historia cultural algo que para nosotros es el
relaciones de parentesco, de los sistemas de parentesco medio de salir de la historia cultural: ha intenta-
de las tribus de Australia y de Melanesia a otros des- do analizar en momentos de la evolución social lo
cubiertos en el Sudeste asiático, China, Tibet, India, mismo donde nosotros vemos la condición de la
para detenerse provisionalmente en el umbral de los sociedad".
sistemas americanos, africanos y europeos. Diremos que el intercambio matrimonial es una con-
Dos resultados de este trabajo teórico nos parecen
dición y no la condición de la sociedad. Está claro que
fundamentales. Por una parte, se ha descubierto un siempre es posible una lectura idealista de Lévi-Strauss
orden en el vasto conjunto de sistemas de parentesco que interprete esta condición meta-histórica como una
que parecían tener pocas cosas en común y que perte- condición supra-histórica que tendría su fuente en
necen a sociedades que las más de las veces no tuvieron una realidad o en unos principios que trascienden la his-
toria. Eso equivale a ignorar que el propio Lévi-Strauss
69. Ib., pág. IX.
70. Ib., pág. 157, subrayado por mí (M. G.).
60
61
ha precisado con la mayor firmeza que esta condición temáticamente. Son, sin embargo, unos problemas fun-
meta-histórica no procede del «acontecimiento irracio- damentales cuyas soluciones no solamente permitirán
nal», de la «intención» humana o del «cálculo» de un pensar la forma sino también el contenido de las rela-
legislador sino que es el «descubrimiento experimental ciones sociales, sus condiciones de aparición o de desa-
de la inmanencia de una relación» " inintencional de parición, es decir, la Historia humana a través de su
los hombres entre sí que les constituye como so- propia historia. Así es como a propósito de «la corre-
ciedad. lación establecida por Murdock 73 entre las instituciones
¿Por qué motivo, pues, el análisis estructural de patrilineales y los niveles superiores de cultura», Lévi-
Lévi-Strauss —aunque no niega la historia y no se Strauss declara que «es cierto que en las sociedades
margina de ella— no la abarca jamás en toda su diver- donde el poder político domina sobre las otras formas
sidad y su realidad concretas? Nuestro análisis nos per- de organización, no se puede dejar subsistir la dualidad
mite responder con precisión a este problema funda- que resultaría del carácter masculino de la autoridad
mental. política y del carácter matrilineal de la filiación. Las
sociedades que alcanzan el estadio de la organización
1É1 análisis estructural no abarca la historia porque política tienden, por consiguiente, a generalizar el de-
desde el principio ha separado el análisis de la forma recho paterno» ".
de las relaciones de parentesco del análisis de sus fun- `Una morfología estructural sin análisis de las funcio-
ciones. No es que niegue tales funciones sino que jamás nes, sin «fisiología», es incompleta y sólo el desarrollo
las explora como tales y gracias a ello nunca ha anali- conjunto de los dos campos de investigación permitirá
zado el problema de la articulación real de las relacio- plantear correctamente los problemas de las transfor-
nes de parentesco y de las restantes estructuras sociales maciones y de la evolución de los sistemas, los proble-
que caracterizan las sociedades concretas, histórica- mas de la historia.)
mente determinadas, realidades concretas en cuyo seno
Lévi-Strauss se limita a descubrir el «sistema formal» es la venta y la compra». No creemos que las relaciones de
de las relaciones de parentesco que estudia en sí mismo parentesco reciban unas funciones económicas sólo cuando se
y que compara con otras «formas» de parentesco pare- ha instaurado una economía de venta y compra de bienes,
cidas u opuestas} Es obvio que Lévi-Strauss no ignora una economía de mercado.
73. G. P. Murdock. «Correlation of matrilineal and patri-
dichos problemas n, pero jamás los ha estudiado sis- lineal institutions» en Studies in the science of society presen-
ted to A. G. Keller, New Haven, 1937. Ver a este respecto
71. Ib., pág. 117, subrayado por mí (M. G.). los resultados de H. Driver y K. Schuesler, «Correlational
72. Ib., pág. 162. «No existe, en realidad, en el intercam- analysis of Murdock's 1957 ethnographie sample», American
bio de las mujeres nada parecido a la solución razonada de un Anthropologist, vol. 69, 1967, pág. 332-352.
problema económico aunque pueda recibir esta función en 74. Les Structures élémentaires... pág. 36, subrayado por
unas sociedades que ya han aprendido por otra parte lo que mí (M. G.).

62 63
ha precisado con la mayor firmeza que esta condición temáticamente. Son, sin embargo, unos problemas fun-
meta-histórica no procede del «acontecimiento irracio- damentales cuyas soluciones no solamente permitirán
nal», de la «intención» humana o del «cálculo» de un pensar la forma sino también el contenido de las rela-
legislador sino que es el «descubrimiento experimental ciones sociales, sus condiciones de aparición o de desa-
de la inmanencia de una relación» " inintencional de parición, es decir, la Historia humana a través de su
los hombres entre sí que les constituye como so- propia historia. Así es como a propósito de «la corre-
ciedad. lación establecida por Murdock 73 entre las instituciones
¿Por qué motivo, pues, el análisis estructural de patrilineales y los niveles superiores de cultura», Lévi-
Lévi-Strauss —aunque no niega la historia y no se Strauss declara que «es cierto que en las sociedades
margina de ella— no la abarca jamás en toda su diver- donde el poder político domina sobre las otras formas
sidad y su realidad concretas? Nuestro análisis nos per- de organización, no se puede dejar subsistir la dualidad
mite responder con precisión a este problema funda- que resultaría del carácter masculino de la autoridad
mental. política y del carácter matrilineal de la filiación. Las
sociedades que alcanzan el estadio de la organización
1É1 análisis estructural no abarca la historia porque política tienden, por consiguiente, a generalizar el de-
desde el principio ha separado el análisis de la forma recho paterno» ".
de las relaciones de parentesco del análisis de sus fun- `Una morfología estructural sin análisis de las funcio-
ciones. No es que niegue tales funciones sino que jamás nes, sin «fisiología», es incompleta y sólo el desarrollo
las explora como tales y gracias a ello nunca ha anali- conjunto de los dos campos de investigación permitirá
zado el problema de la articulación real de las relacio- plantear correctamente los problemas de las transfor-
nes de parentesco y de las restantes estructuras sociales maciones y de la evolución de los sistemas, los proble-
que caracterizan las sociedades concretas, histórica- mas de la historia.)
mente determinadas, realidades concretas en cuyo seno
Lévi-Strauss se limita a descubrir el «sistema formal» es la venta y la compra». No creemos que las relaciones de
de las relaciones de parentesco que estudia en sí mismo parentesco reciban unas funciones económicas sólo cuando se
y que compara con otras «formas» de parentesco pare- ha instaurado una economía de venta y compra de bienes,
cidas u opuestas} Es obvio que Lévi-Strauss no ignora una economía de mercado.
73. G. P. Murdock. «Correlation of matrilineal and patri-
dichos problemas n, pero jamás los ha estudiado sis- lineal institutions» en Studies in the science of society presen-
ted to A. G. Keller, New Haven, 1937. Ver a este respecto
71. Ib., pág. 117, subrayado por mí (M. G.). los resultados de H. Driver y K. Schuesler, «Correlational
72. Ib., pág. 162. «No existe, en realidad, en el intercam- analysis of Murdock's 1957 ethnographie sample», American
bio de las mujeres nada parecido a la solución razonada de un Anthropologist, vol. 69, 1967, pág. 332-352.
problema económico aunque pueda recibir esta función en 74. Les Structures élémentaires... pág. 36, subrayado por
unas sociedades que ya han aprendido por otra parte lo que mí (M. G.).

62 63
Un sistema funcional como el de parentesco que viven en unas relaciones sociales históricamente
jamás puede interpretarse íntegramente por unas determinadas.
hipótesis difusionistas. Va unido a toda la estruc- runa vez más carecemos del análisis de las funciones
tura de la sociedad que lo aplica y, por consi- precisas de estas formas de pensamiento, de la articula-
guiente, origina su naturaleza en los caracteres ción de estas formas de la ideología con los restantes
intrínsecos de esta sociedad más que en los con- niveles de la realidad social y de las condiciones de su
tactos culturales y en las migraciones ". transformación. Lo que más falta es una teoría de los
fundamentos y de las formas de la fetichización de las
Es necesario, pues, proseguir la tarea allí donde se relaciones sociales, de la necesidad de esta fetichización.
abandonó y superar el análisis estructural de las for-
mas del parentesco o de la constitución de una gramá- Ní siquiera una historia de las religiones que
tica formal de los mitos de los indios de América. prescinde de esta base material puede ser consi-
En nuestro artículo «Mythe et histoire, réflexions sur derada como una historia crítica. En efecto, es
les fondements de la pensée sauvage» señalamos que de mucho más fácil encontrar, mediante el análisis,
la misma manera que Lévi-Strauss había descubierto el núcleo terrenal de las imágenes nebulosas de la
a través del estudio de las formas del parentesco una religión que proceder al revés, partiendo de las
relación inmanente con la sociedad, un dato invarian- condiciones de la vida real en cada época para re-
te del parentesco, el hecho de que el matrimonio sea montarse a sus formas divinizadas. Este último
«intercambio» ha hecho aparecer a través del estudio método es el único que puede considerarse como
de los mitos de los indios americanos una invariante el método materialista, y por tanto científico 76.
Meta-histórica, el Pensamiento en su estado salvaje,
es decir, la estructura formal del pensamiento «expre- Por consiguiente, ir más allá de una morfología es-
sión directa de la estructura de la mente y, tras ella, sin tructural es describir a un tiempo unas formg,s, unas
duda del cerebro» (en Le Totemisme aujourd'hui, Unciones, un moda .dzarticulacián y unas ondiciaw
pág. 130). Al mismo tiempo, Lévi-Strauss ha hecho de transformación de las estructuras sociales en el
aparecer con mucha minuciosidad todos los elementos seno de las sociedades concretas estudiadas por el his-
de la realidad ecológica, económica y social transpor- toriador y el antropólogo. Y para realizar esta tarea
tados a los mitos y que hacen de ellos ya no el Pen- compleja que supone la combinación de prácticas teó-
samiento en el estado salvaje sino el pensamiento de ricas múltiples debe servir precisamente como hipó-
los salvajes, es decir, el pensamiento de unos hombres tesis central la hipótesis de Marx, de la determinación
en última instancia de .las formas y de la evolución

75. Ib., pág. 144, subrayado por mí (M. G.). 76. En El Capital, I, sección 4, capítulo 13, parágrafo 1.

64 65
Un sistema funcional como el de parentesco que viven en unas relaciones sociales históricamente
jamás puede interpretarse íntegramente por unas determinadas.
hipótesis difusionistas. Va unido a toda la estruc- runa vez más carecemos del análisis de las funciones
tura de la sociedad que lo aplica y, por consi- precisas de estas formas de pensamiento, de la articula-
guiente, origina su naturaleza en los caracteres ción de estas formas de la ideología con los restantes
intrínsecos de esta sociedad más que en los con- niveles de la realidad social y de las condiciones de su
tactos culturales y en las migraciones ". transformación. Lo que más falta es una teoría de los
fundamentos y de las formas de la fetichización de las
Es necesario, pues, proseguir la tarea allí donde se relaciones sociales, de la necesidad de esta fetichización.
abandonó y superar el análisis estructural de las for-
mas del parentesco o de la constitución de una gramá- Ní siquiera una historia de las religiones que
tica formal de los mitos de los indios de América. prescinde de esta base material puede ser consi-
En nuestro artículo «Mythe et histoire, réflexions sur derada como una historia crítica. En efecto, es
les fondements de la pensée sauvage» señalamos que de mucho más fácil encontrar, mediante el análisis,
la misma manera que Lévi-Strauss había descubierto el núcleo terrenal de las imágenes nebulosas de la
a través del estudio de las formas del parentesco una religión que proceder al revés, partiendo de las
relación inmanente con la sociedad, un dato invarian- condiciones de la vida real en cada época para re-
te del parentesco, el hecho de que el matrimonio sea montarse a sus formas divinizadas. Este último
«intercambio» ha hecho aparecer a través del estudio método es el único que puede considerarse como
de los mitos de los indios americanos una invariante el método materialista, y por tanto científico 76.
Meta-histórica, el Pensamiento en su estado salvaje,
es decir, la estructura formal del pensamiento «expre- Por consiguiente, ir más allá de una morfología es-
sión directa de la estructura de la mente y, tras ella, sin tructural es describir a un tiempo unas formg,s, unas
duda del cerebro» (en Le Totemisme aujourd'hui, Unciones, un moda .dzarticulacián y unas ondiciaw
pág. 130). Al mismo tiempo, Lévi-Strauss ha hecho de transformación de las estructuras sociales en el
aparecer con mucha minuciosidad todos los elementos seno de las sociedades concretas estudiadas por el his-
de la realidad ecológica, económica y social transpor- toriador y el antropólogo. Y para realizar esta tarea
tados a los mitos y que hacen de ellos ya no el Pen- compleja que supone la combinación de prácticas teó-
samiento en el estado salvaje sino el pensamiento de ricas múltiples debe servir precisamente como hipó-
los salvajes, es decir, el pensamiento de unos hombres tesis central la hipótesis de Marx, de la determinación
en última instancia de .las formas y de la evolución

75. Ib., pág. 144, subrayado por mí (M. G.). 76. En El Capital, I, sección 4, capítulo 13, parágrafo 1.

64 65
en las sociedades por las condiciones de producción y de El problema de la «racionalidad» de los sistemas eco-
reproducción de su vida material.77 Hemos demostrado nómicos y sociales es, por consiguiente, tanto el pro-
que, pese a las apariencias y a las afirmaciones contra- blema crítico de la «racionalidad» de las diferentes
dictorias, a esta hipótesis central conducen necesaria- teorías propuestas por las ciencias del hombre como
mente un funcionalismo y un estructuralismo rigurosos las formas de acción y los objetivos de los grupos so-
cuando se esfuerzan en penetrar más profundamente ciales que representan los diferentes sistemas econó-
la lógica de los hechos y de las sociedades que ana- micos y sociales enfrentados en el marco de la historia.
lizan. No existe, pues, ningún medio de «desprender» la
En esta perspectiva, ya no será posible seguir opo- ciencia de la historia, el pensamiento de la acción, y
niendo como terrenos fetichizados la antropología a la una revolución teórica en las ciencias humanas ofrecerá
historia o a la sociología, ni plantear la antropología necesariamente una teoría más eficaz a la práctica revo-
económica o simplemente la historia económica como lucionaria.
unas investigaciones especializadas añadidas, con retra-
so, a otros terrenos especializados más adelantados.
Pues el objetivo del estudio de las sociedades a partir
de su modo de producción y de reproducción consiste
en la recuperación completa y radical de todas las prác-
ticas teóricas desarrolladas en el proceso de conoci-
miento del hombre, de su vida social y de su evolución
histórica. El objetivo es la crisis latente o aguda que
hoy impera en ciencias humanas, es el problema de
su unidad y de su progreso.

77. Cfr. K. Marx en el famoso capítulo VI de El Capital,


capítulo inédito. durante tanto tiempo que acaba de aparecer
finalmente en francés, Collection 10/18, 1971. Existe trad. en
lengua castellana: Siglo XXI, 1974.
(«Nuestra concepción difiere fundamentalmente de la de los
economistas que, encerrados en el sistema capitalista, llegan a
ver cómo se produce en la relación capitalista pero no cómo
esta propia relación está producida y crea al mismo tiempo las
condiciones materiales de su disolución suprimiendo simul-
táneamente su justificación histórica en tanto que forma nece-
saria del desarrollo económico y de la producción de la rique-
za social», pág. 264, subrayado por K. Marx)

66 67
en las sociedades por las condiciones de producción y de El problema de la «racionalidad» de los sistemas eco-
reproducción de su vida material.77 Hemos demostrado nómicos y sociales es, por consiguiente, tanto el pro-
que, pese a las apariencias y a las afirmaciones contra- blema crítico de la «racionalidad» de las diferentes
dictorias, a esta hipótesis central conducen necesaria- teorías propuestas por las ciencias del hombre como
mente un funcionalismo y un estructuralismo rigurosos las formas de acción y los objetivos de los grupos so-
cuando se esfuerzan en penetrar más profundamente ciales que representan los diferentes sistemas econó-
la lógica de los hechos y de las sociedades que ana- micos y sociales enfrentados en el marco de la historia.
lizan. No existe, pues, ningún medio de «desprender» la
En esta perspectiva, ya no será posible seguir opo- ciencia de la historia, el pensamiento de la acción, y
niendo como terrenos fetichizados la antropología a la una revolución teórica en las ciencias humanas ofrecerá
historia o a la sociología, ni plantear la antropología necesariamente una teoría más eficaz a la práctica revo-
económica o simplemente la historia económica como lucionaria.
unas investigaciones especializadas añadidas, con retra-
so, a otros terrenos especializados más adelantados.
Pues el objetivo del estudio de las sociedades a partir
de su modo de producción y de reproducción consiste
en la recuperación completa y radical de todas las prác-
ticas teóricas desarrolladas en el proceso de conoci-
miento del hombre, de su vida social y de su evolución
histórica. El objetivo es la crisis latente o aguda que
hoy impera en ciencias humanas, es el problema de
su unidad y de su progreso.

77. Cfr. K. Marx en el famoso capítulo VI de El Capital,


capítulo inédito. durante tanto tiempo que acaba de aparecer
finalmente en francés, Collection 10/18, 1971. Existe trad. en
lengua castellana: Siglo XXI, 1974.
(«Nuestra concepción difiere fundamentalmente de la de los
economistas que, encerrados en el sistema capitalista, llegan a
ver cómo se produce en la relación capitalista pero no cómo
esta propia relación está producida y crea al mismo tiempo las
condiciones materiales de su disolución suprimiendo simul-
táneamente su justificación histórica en tanto que forma nece-
saria del desarrollo económico y de la producción de la rique-
za social», pág. 264, subrayado por K. Marx)

66 67
NOTA BIO-BIBLIOGRÁFICA

MAURICE GODLIER nació en Cambrai, Francia, en 1934. Cursó


estudios en la École Normale Supérieure donde obtuvo
la agregación de filosofía. Hizo trabajo de campo en Nueva
Guinea en 1967-9. Actualmente es subdirector de estudios
en la École Pratique des Hautes Études, VIéme section.
Entre sus publicaciones más importantes:
Rationalité et irrationalité en économie, 1966, Maspero. Tr.
cast. Racionalidad e irracionalidad en la economía, Si-
glo XXI, México.
Horizons: trajets marxistes en anthropologie, 1973, Maspero.
Tr. cast. Economía, fetichismo y religión en las socieda-
des primitivas, Siglo XXI, Madrid.
L'anthropologie économique: un domaine contesté, (ed.),
1974, Mouton. Tr. cast. Antropología y economía, Anagra-
ma, Barcelona.
INDICE

El horizonte del problema


y los caminos recorridos 7

Acerca de algunos «efectos críticos»


del cuestionamiento de los sistemas
económicos y sociales 17

S-ar putea să vă placă și