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“Año del Centenario de Machu Picchu para el Mundo”

UNIVERSIDAD NACIONAL JOSÉ FAUSTINO SÁNCHEZ CARRIÓN


FACULTAD DE MEDICINA HUMANA
ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE ENFERMERÍA

ENFERMERÍA EN SALUD DEL NIÑO Y ADOLESCENTE I

LACTANTE

APEGO
APEGO EN EL LACTANTE
INFLUENCIA EN EL DESARROLLO DEL LACTANTE

DOCENTES:
 LIC. OLGA CÁCERES ESTRADA
 LIC. CARMEN MARROQUÍN CÁRDENAS.
CICLO:
 V
INTEGRANTES:
 BASILIO SANTOS , MILSA
 GUERRERO VALENCIA, BRENDA ISABEL
 LLAQUE GRADOS, LESLY
 MONTALVO MELENDEZ, ROSA CATHERINE

HUACHO- PERÚ

E.A.P. ENFERMERÍA
ENFERMERIA EN SALUD DEL NIÑO Y ADOLESCENTE I 2011- II

ÍNDICE
Pág.

INTRODUCCIÓN 3

I. APEGO 4
1.1.- HISTORIA DE APEGO 5
1.2.- DEFINICIÓN DE APEGO 5
1.3.- TIPOS DE APEGO 6
1.4.- PRINCIPIOS DE APEGO 6
1.5.- PSICOLOGÍA DEL NIÑO 7
1.5.1.- Evolución del apego humano 7
1.5.1.1. Sensibilidad social 7
1.5.1.2 Búsqueda activa de proximidad 7
1.5.1.3 Conducta de reciprocidad 7

II. APEGO EN EL LACTANTE 8


2.1.- DISFUNCION EN EL APEGO 8
2.1.1.- Apego normal
2.1.2.- Apego patológico
2.2.- PATRONES DE LAS PRIMERAS RELACIONES DURANTE LA
LACTANCIA 12
2.3.- CURSO DEL APEGO 13
2.4.- EL CICLO DEL APEGO O LAZOS AFECTIVO 14
2.5.- CUANDO EL CICLO DEL APEGO SE ROMPE 16
III. INFLUENCIAS EN EL DESARROLLO DEL LACTANTE 17
3.1.- CONSECUENCIAS POR LA FALTA DE APEGO 18
3.1.1.- Retraso en el desarrollo 19
3.1.2.- Hábitos Alimenticios
3.1.3.- Conductas calmantes 20
3.1.4.- Funcionamiento emocional
3.1.5.- Modelaje inapropiado
3.1.6.- Agresión

CONCLUSIONES 21
GLOSARIO 22
BIBLIOGRAFÍA 23

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La propiedad más importante del ser humano, es su capacidad de formar y mantener


relaciones. Estas son absolutamente necesarias para que cualquiera de nosotros pueda
sobrevivir, aprender, trabajar, amar y procrearse.

Las relaciones humanas toman muchas formas, pero las más intensas, las que producen
mayor placer y a veces mayor dolor, son aquellas con la familia, amigos y personas
amadas. Dentro de este círculo interno de relaciones íntimas, quedamos vinculados o
adheridos unos a otros con un “adhesivo emocional”, vinculados o adheridos con amor.

La habilidad individual para formar y mantener relaciones haciendo uso de este


“adhesivo emocional” es diferente en cada uno de nosotros. Algunos parecen ser
“naturalmente” capaces de amar y establecer relaciones íntimas, otros no tiene tanta
suerte, carecen de capacidad afectiva y les cuesta hacer amigos, además de
establecer una relación distante con la familia.

Tanto la capacidad como el deseo de formar relaciones emocionales están asociados a


la organización y funcionamiento de partes específicas del cerebro humano, así como
al equilibrio de los neurotransmisores (sustancias químicas que permiten la transmisión
del impulso nervioso y sus conexiones). Así como el cerebro nos permite ver, oler,
gustar, pensar y movernos, también es el órgano que nos permite amar o no amar.
Estos sistemas cerebrales que nos permiten formar y mantener relaciones, se
desarrollan durante la infancia. Las experiencias durante estos primeros y vulnerables
años del desarrollo evolutivo de un individuo, influyen significativamente en el
moldeado de la capacidad para formar relaciones íntimas y emocionalmente saludables.
La empatía, el afecto, el deseo de compartir, el inhibirse de agredir, la capacidad de
amar y ser amado y un sinnúmero de características de una persona asertiva,
operativa y feliz, están asociadas a las capacidades medulares de apego formadas en
la infancia y niñez temprana.

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1.1.- HISTORIA:

La teoría del apego, propuesta originalmente por John Bowlby, indica que el niño tiene
tendencia a buscar proximidad con una persona y sentirse seguro cuando esa persona
está presente. En comparación, Sigmund Freud propuso que el apego era una
consecuencia de la necesidad de satisfacer varios deseos. En la teoría del apego, el
apego se considera un sistema biológico y los niños están naturalmente unidos a sus
padres porque son seres sociables, no simplemente porque necesitan a otras personas
para satisfacer sus deseos. El apego es parte normal del desarrollo del niño.

La psicóloga del desarrollo Mary Ainsworth ideó un procedimiento, llamado La


Situación Extraña (The Strange Situation), para observar relaciones del apego entre
la madre y el niño humanos. Durante 20 minutos, observó interrupciones generadas en
el vínculo madre/niño, y se fijó en que estos afectaban la exploración y el
comportamiento del niño hacia la madre. Este análisis del apego ha sido cuestionado
recientemente, ya que podría no ser una medida válida para los niños que no
experimentan angustia ante el primer encuentro con un extraño. (ej., Clarke-Stewart,
Goossens, y Allhusen, 2001).

Según la Attachment Parenting Internacional (API) hay 8 principios que fomentan el


apego saludable (seguro) entre los padres/tutores y el niño. Aunque ninguno de esos
principios derivan directamente de la investigación original del apego, se presentan
como prácticas para “ser padres” que pueden llevar a un “vínculo firme”, a una
“receptividad coherente y sensible” y a una “disponibilidad física y emocional” que para
la investigación son factores clave en un vínculo seguro.

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1.2.- DEFINICIÓN DE APEGO:

1.2.1.- FIGURA PRINCIPAL DE APEGO: LA MADRE:

Si bien tradicionalmente la figura con la que se establece el vínculo de apego más


fuerte ha sido con la madre, hoy en día asistimos a una acentuación de la implicación
del padre en los cuidados de la primera infancia.

Motivos de horarios laborales, número de hijos, recursos económicos, etc, determinan


la necesidad de una corresponsabilidad por parte ambos progenitores en las labores
de atención al bebé. Aun aceptando esta realidad, no hay que perder de vista que
desde un punto de vista biológico y evolutivo, es la madre la que está en disposición de
efectuar una relación especialmente fuerte con el hijo. La importancia del buen
establecimiento del vínculo de apego, ya en las primeras etapas, va tener unas
consecuencias concretas en el desarrollo evolutivo del niño. Podemos afirmar con
rotundidad que dedicar tiempo al bebé, en una interacción de cuidado y atención, por
parte de las figuras de apego, es la mejor inversión para garantizar la estabilidad
emocional del niño en su desarrollo.

El vínculo de apego no debe entenderse como una relación demasiado proteccionista


por parte de la madre hacia el bebé, sino como la construcción de una relación afectiva
en la que la atención y los cuidados de la madre en las primeras etapas (el niño se
siente atendido en sus necesidades), va a propiciar la paulatina adquisición, desde una
plataforma emocional adecuada, de los diferentes aprendizajes y, por tanto, de los
primeras conductas autónomas.

Si bien el niño quizás tardará unos meses en desarrollar el apego hacia la figura
principal, el vínculo emocional de la madre hacia el bebé se desarrolla rápidamente
teniendo lugar en los momentos posteriores al parto.

El apego puede formarse con una o varias personas, pero siempre con un grupo
reducido. La existencia de varias figuras de apego es, en general, la mejor profilaxis
de un adecuado desarrollo afectivo dado que el ambiente de adaptación del niño es el
clan familiar y no la relación dual madre-hijo.

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1.3.- TIPOS DE APEGO:

Los tipos de apego se desarrollan en forma temprana y poseen alta probabilidad de


mantenerse durante toda la vida. En base a como los individuos responden en relación
a su figura de apego cuando están ansiosos, Ainsworth, Blewar, Waters y Wall,
definieron los tres patrones más importantes de apego y las condiciones familiares
que los promueven, existiendo el estilo seguro, el ansioso-ambivalente y el evasivo.

 Los niños con estilos de apego seguro, son capaces de usar a sus cuidadores como
una base de seguridad cuando están angustiados. Ellos tienen cuidadores que son
sensibles a sus necesidades, por eso, tienen confianza que sus figuras de apego
estarán disponibles, que responderán y les ayudarán en la adversidad. En el dominio
interpersonal, las personas con apego seguro tienden a ser más cálidas, estables y
con relaciones íntimas satisfactorias, y en el dominio intrapersonal, tienden a ser
más positivas, integradas y con perspectivas coherentes de sí mismo.
 Los niños con estilos de apego evasivo, exhiben un aparente desinterés y desapego
a la presencia de sus cuidadores durante períodos de angustia. Estos niños tienen
poca confianza en que serán ayudados, poseen inseguridad hacia los demás, miedo a
la intimidad y prefieren mantenerse distanciados de los otros.
 Los niños con estilos de apego ansioso-ambivalente, responden a la separación con
angustia intensa y mezclan comportamientos de apego con expresiones de
protesta, enojo y resistencia. Debido a la inconsistencia en las habilidades
emocionales de sus cuidadores, estos niños no tienen expectativas de confianza
respecto al acceso y respuesta de sus cuidadores.

1.4.- PRINCIPIOS DE APEGO:

La Attachment Parenting International (API), partidarios de la Crianza con Apego del


Dr. Sears, intentan fomentar un vínculo seguro con los hijos mediante ocho principios
que se identifican como metas a conseguir por los padres. Estos ocho principios son:

1. Preparación para el embarazo, el nacimiento y la labor como padres.


2. Alimentación con amor y respeto.
3. Responder con sensibilidad.
4. Utilizar la crianza de apego.
5. Incluir la crianza también durante las noches.
6. Proporcionar el cuidado cariñoso constante.
7. Practicar la disciplina positiva.
8. Esforzarse para un equilibrio en la vida personal y familiar.

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1.5.- PSICOLOGÍA DEL NIÑO:

1.5.1- Evolución del apego humano:

El vínculo es una relación activa de afecto recíproco y duradero entre dos personas. El
vínculo inicial entre el niño y la madre o cuidador se denomina apego, y se caracteriza por una
fuerte interdependencia, sentimientos mutuos de gran intensidad y vínculos emocionales
profundos que influirán en la vida del niño. Este vínculo se concreta en el niño al cumplir 8 ó 9
meses. Algunos experimentos con animales ofrecen interesantes analogías con el desarrollo
humano. En los humanos el apego ocurre gradualmente, por esta razón Mary Ainsworth (1973)
estableció 3 etapas fundamentales:

1.5.1.1. Sensibilidad social:

En los primeros meses de vida el niño no distingue entre los


cuidadores primarios y otras personas, pero utiliza
conductas de expresión y orientación como: seguimiento
visual, llanto y vocalización para establecer contacto con
otros. Entre los 3 y 6 meses reconocerá a sus cuidadores
primarios.

1.5.1.2. Búsqueda activa de proximidad:

Comprende desde los 7 meses hasta el segundo año de edad en el niño. El lactante busca
activamente el contacto con el cuidador utilizando medios de locomoción (abrazar, abrir los
brazos para que lo carguen, saludar, llamar). Esta etapa es más voluntaria y de resistencia
ante los extraños o a la separación.

1.5.1.3. Conducta de reciprocidad:

Etapa en la cual desde el tercer año de vida, el niño toma conciencia del
cuidador como una persona individual e importante. El niño trata de
averiguar lo que el cuidador espera de él y luego modificar su conducta
para que corresponda a sus deseos, logrando con ello sus propias metas.
El niño adquiere una relación de dar y recibir, lo cual hace satisfactoria
la relación con el cuidador.

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La capacidad biológica de vincularse y crear apego es


ciertamente determinada biológicamente. El impulso de
sobrevivir es algo básico en todas las especies. Los infantes
nacen indefensos y tienen que depender de un cuidador adulto
para su sobrevivencia. Es en el contexto de esta dependencia
primaria, y de la respuesta materna a la misma, que se
desarrolla una relación. Este apego es crucial para la
sobrevivencia del infante. Una madre emocional y físicamente saludable se sentirá
atraída a su bebé – tendrá el deseo físico de olerlo, abrazarlo, mecerlo, arrullarlo y
mirarlo detenidamente. El niño a su vez le responderá acurrucándose, balbuceando,
sonriendo, chupando y agarrándose a ella. En la mayor parte de los casos, las
conductas de la madre son placenteras, consoladoras y nutrientes para el bebé, y las
conductas del infante causan placer y satisfacción a la madre. Es en este círculo de
retroalimentación recíproca positiva, esta danza entre la madre y el infante, donde se
desarrolla el apego.

Por lo tanto, a pesar del potencial genético para formar vínculos y apegarse, es la
naturaleza, cantidad, patrón e intensidad de las experiencias en la vida temprana lo
que permite la expresión de ese potencial genético. Sin unos cuidados predecibles,
sensibles, nutrientes y sensorialmente enriquecidos, el potencial del lactante para
poder vincularse y crear apego normal, no podrá materializarse. Los sistemas del
cerebro responsables de las relaciones emocionales saludables no se desarrollarán en
forma óptima sin las experiencias adecuadas en los momentos adecuados de la vida.

El acto de coger el bebé al hombro, mecerlo, cantarle, alimentarle, míralo


detenidamente, besarlo y otras conductas nutrientes asociadas al cuido de infantes y
niños pequeños, son experiencias de vinculación. Algunos factores cruciales en estas
experiencias de vinculación incluyen el tiempo juntos (¡en la niñez la cantidad cuenta!),
las interacciones cara a cara, el contacto visual, la cercanía física, el toque y otras
experiencias sensoriales primarias como olores, sonidos y gusto. Los científicos creen
que el factor más importante en la creación de apego, es el contacto físico positivo
(ej. Abrazar, coger al hombro y mecer).

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No debe sorprender entonces que el hecho de coger al hombro, mirar detenidamente,


sonreír, besar, cantar y reír todos cause actividades neuroquímicas específicas en el
cerebro.

Estas actividades neuroquímicas llevan a la organización normal de los sistemas


cerebrales responsables del apego.

La relación más importante en la vida de un niño es el apego a su cuidador primario, en


el caso óptimo, la madre. Esto es así ya que esta primera relación determina el “molde”
biológico y emocional para todas sus relaciones futuras. Un apego saludable a la
madre, construido de experiencias de vínculo repetitivas durante la infancia, provee
una base sólida para futuras relaciones saludables. Por el contrario, problemas en
vinculación y apego pueden resultar en una base biológica y emocional frágil para
futuras relaciones.

Las experiencias de vinculación conducen a un apego y capacidades de apego


saludables, cuando ocurren en los primeros años. Durante los primeros tres años de
vida, el cerebro desarrolla un 90% de su tamaño adulto y coloca en su lugar la mayor
parte de los sistemas y estructuras que serán responsables de todo el funcionamiento
emocional, conductual, social y fisiológico para el resto de la vida. Existen unos
periodos críticos en los cuales las experiencias de vinculación tienen que estar
presentes para que los sistemas del cerebro responsables del apego, se desarrollen
normalmente. Aparentemente estos periodos críticos ocurren en el primer año de vida
y están asociados a la capacidad del infante y su cuidador de desarrollar una relación
interactiva positiva.

El apego se refiere a un vínculo específico caracterizado por las cualidades únicas del
vínculo especial que se forma entre madre - infante o cuidador primario-infante. El
vínculo de apego tiene varios elementos claves:

a. es una relación emocional perdurable con una


persona en específico.
b. dicha relación produce seguridad, sosiego,
consuelo, agrado y placer.
c. la pérdida, o amenaza de pérdida, de la persona
evoca una intensa angustia.

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Lo que mejor caracteriza esta forma de relación especial es la relación madre-infante.


Al estudiar la naturaleza de este tipo especial de relación, hemos descubierto cuán
importante es la misma para el futuro desarrollo del niño. De hecho, muchos
investigadores y clínicos entienden que el apego madre-infante ofrece el andamiaje
funcional para todas las relaciones subsecuentes que el niño desarrollará.

2.1.- ¿PODEMOS DETECTAR PRECOZMENTE DISFUNCIÓN EN EL APEGO?

La disfunción en el apego puede ser detectada, tanto en la madre como en el recién


nacido, a través de una acuciosa observación clínica y conversando e interrogando a la
madre. Debemos recordar que dicha disfunción es perjudicial tanto para la madre
como para su hijo. La madre con disfunción en apego, es una mujer tensa y angustiada,
que se siente incompetente para criar y amamantar a su hijo porque básicamente no se
puede comunicar con él y no entiende sus claves comunicacionales. No discrimina entre
un llanto de hambre, de sueño, de enfermedad, de estar sucio e incómodo, o de otra
naturaleza.

Ello la impulsa a conductas, a veces, muy neuróticas, de sobrealimentación forzada, de


excesivo número de mudas e inclusive consultar médico sin ser necesario. Esta
situación de angustia e incompetencia, la va deprimiendo progresivamente hasta el
grado de perder la motivación por su hijo, terminar la lactancia natural y llegar al
extremo de perder el amor por él. Ello, en casos extremos puede explicar diversas
conductas de maltrato hacia su hijo, transformando a su pareja en cómplice.

El recién nacido o lactante menor con disfunción en apego, también está muy tenso.
Comprende a su manera, que algo no funciona bien, que no es entendido en sus
demandas y que es, de cierto modo, agredido con la alimentación y demás
procedimientos. Altera su ritmo de sueño y alimentación, padece de aerofagia y
cólicos consecuentes, y desarrolla conductas reactivas a dicha agresión, con rechazo
al exceso de alimentación y llantos excesivos e incontrolables.

Ello, confunde más a su madre y se crea un círculo vicioso en el cual cada uno agrede y
enferma al otro. Una detección precoz de esta disfunción en el apego por un
profesional de la salud con experiencia, puede revertir el problema y reencauzar el
apego hacia una evolución normal.

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A veces sólo basta con explicar a los padres la naturaleza del problema y convencer a
la madre de su real competencia en la crianza de su hijo para que el problema se
solucione, y verificar en controles posteriores los resultados de la intervención. Otras
veces, el problema es más complejo y requiere del apoyo del psiquiatra y/o psicóloga.

2.1.1.-Lactante de 6 a 12 meses sano con apego normal:

 Alerta, sonriente, feliz, reactivo.


 Mirada y actitudes proclives a la comunicación.
 Comunicación vocal, táctil y mimicogestual.
 Prefiere a sus padres, en vez de otros adultos.
 Disfruta la alimentación.
 Comunica claramente hambre y saciedad.
 Patrón alimentario y de sueño bien regulados.

2.1.2.- Lactante de 6 a 12 meses con apego patológico:

 Triste, retraído e hipervigilante.


 Evita contacto visual.
 Vocaliza poco o no lo hace.
 Ausencia de conductas anticipatorios.
 Esquivo, al tomarle en brazos.
 Indiferente con los adultos.
 Vómitos frecuentes.
 Indiferencia con su madre y la alimentación, pero no con la cuidadora.

2.2.- PATRONES DE LAS PRIMERAS RELACIONES DURANTE LA LACTANCIA:

Aunque el desarrollo de un apego básico en el primer año de vida se efectúa de forma


parecida en la mayoría de culturas, los detalles varían según la personalidad de los padres, los
métodos de crianza y la contribución del niño.

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2.2.1. Calidad de la relación:

a) Exclusividad:

Los lactantes que tienen relación exclusiva con un cuidador tienden a manifestar de manera
más temprana e intensa una ansiedad ante extraños y ante la separación.

El lactante para quien varias personas son conocidas puede sentir


menos ansiedad al ver una cara nueva. Por el contrario, los que
han pasado por varias separaciones y cuidadores también
manifiestan una fuerte ansiedad frente a la separación. El ajuste
es más fácil para quienes han tenido experiencias con otros
cuidadores y que han pasado por un grado moderado de
separación con varias oportunidades de reunión.

b) Sensibilidad:

El desarrollo del comportamiento de apego en el lactante depende de la existencia de un


ambiente sensible. El lactante por medio de sus expresiones faciales dentro de las cuales
destaca la sonrisa, tiene la oportunidad de probar su ambiente y averiguar si es sensible,
descubriendo así la naturaleza de quienes lo rodean. El niño desarrolla y manifiesta
habilidades cognoscitivas más perfeccionadas al tener una madre sensible ante sus
expresiones. La calidad de la relación entre madre e hijo comienza a desarrollarse mediante
las primeras conductas mutuas.

c) Un diálogo mutuo:

El diálogo existente en los primeros meses de vida del niño con la madre debe lograr una
sincronía consistente en un intercambio, en el cual cada uno responda a los movimientos y
ritmos del otro, que influyen además en ellos. El inicio de la sincronía y el uso de señales pone
los cimientos de un patrón estable de interacción. Una
rápida respuesta de la madre da seguridad al niño en la
eficacia de su comunicación y lo alienta para
desarrollar otros medios de comunicarse, por ello el
niño llora menos al cumplir un año de vida, cuando la
madre ha atendido su llanto de inmediato. Los niños al
crecer aplican las destrezas adquiridas en el diálogo
con la madre a contextos sociales más amplios.

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d) El lactante con apego seguro:

A partir de estudios realizados se concluyó que la calidad de la relación entre madre e hijo a
los 6, 12 ó 18 meses constituye el fundamento de casi todos los demás aspectos del
desarrollo infantil. Una relación afectuosa y de apoyo entre madre e hijo, con abundante
interacción verbal, lleva a niveles más altos de competencia cognoscitiva y a mayores
capacidades sociales. Un apego seguro con el cuidador proporciona al niño una base firme
para el desarrollo futuro.

2.3.- CURSO DEL APEGO:

Fase 1 (desde el nacimiento a los 2 meses)

En inicio, los b bebés no centran su atención exclusivamente en sus


madres y suelen responder positivamente delante cualquier persona.
Sin embargo, los neonatos, ya vienen al mundo con un cierto número
de respuestas innatas diseñadas para atraer a la madre cerca
(llanto) y mantenerla próxima (mostrándose sonriente o tranquilo).
Y aunque, en esta etapa, no esté todavía maduro el vínculo de apego
con la madre o cuidador, sí se ha comprobado que los recién nacidos
prefieren mirar a sus madres que a un desconocido.

Fase 2 (desde los 2 a los 7 meses)

Durante esta segunda etapa los bebés van consolidando los vínculos afectivos con la madre,
padre o cuidador y dirigen hacia ellos sus respuestas sociales. Aunque todavía aceptan
extraños, les otorgan menor atención. A lo largo de este período el bebé y su cuidador
desarrollan pautas de interacción que les permiten comunicarse y establecer una relación
especial entre ellos.

Fase 3 (desde los 7 a los 24 meses)

El Apego se hace más evidente siendo muy fuerte alrededor de los 2 años. Ahora las
conductas de apego van a configurarse alrededor del desarrollo evolutivo en 2 áreas
concretas: la emocional y la del desarrollo físico. Con el mayor nivel de capacidades cognitivas
asumidas en esta etapa, los bebés empiezan a distinguir lo extraño de lo habitual y ahora
suelen reaccionar negativamente ante situaciones o personas desconocidas.

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Apartarse de la figura de apego supone producir


protestas por la separación que implican llantos y la
búsqueda de la madre. Por su parte el desarrollo físico (el
niño empieza primero a gatear para luego pasar a la
posición erguida y a dar sus primeros pasos), supone
adquirir un control respecto al lugar donde se encuentra.
Ahora, si desea no separarse de su madre, podrá dirigirse
hacia ella en lugar de reclamar su presencia mediante el
llanto. El niño gana independencia gracias a sus nuevas
capacidades de locomoción, verbales e intelectuales. Este proceso es siempre conflictivo
porque exige readaptaciones continuas con ganancias y pérdidas de ciertos privilegios. Por
ello suele ir acompañado de deseos ambivalentes de avanzar y retroceder.

2.4.- EL CICLO DEL APEGO O LAZOS AFECTIVO

Antes de la gratificación, aumenta la frustración Es durante este periodo de frustración


cuando se ponen los cimientos para retrasar la gratificación. Esto es un aprendizaje
crítico con implicaciones para toda la vida.

Durante la demora después de su primer llanto, el niño puede ponerse progresivamente


enfadado o furioso; su estado de excitación es alto.

Es en este momento cuando es receptivo de los esfuerzos de gratificación de sus padres, lo


que incluye el contacto físico, sonreír, mecer, alimentarle, cambiarle, establecer contacto
ocular y palabras consoladoras. Presentan una valiosa oportunidad para apegarse entre
padres e hijo, estos actos permiten que el niño comience a confiar en que sus padres pueden
y le cuidarán y protegerán.

El ciclo es repetido cientos de veces durante los dos primeros años de vida del niño,
formando la base de cualquier otra tarea del desarrollo de la vida humana. Esto no indica que
acontecimientos posteriores no tendrán que ver con el curso de la vida de una persona. En
cambio, se dice que sin la consecución satisfactoria de este ciclo en algún punto, es dudoso
que el crecimiento personal suceda normalmente sin la intervención de un terapeuta
específico.

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El hecho de completar y repetir el círculo del vínculo provoca serios problemas en la


formación del la personalidad del niño, lo cual, en muchos casos, tendrá implicaciones en
toda la vida. Cuando el círculo del vínculo se interrumpe los problemas surgen en estas
áreas:

 Desarrollo social y conductual.


 Desarrollo cognitivo.
 Desarrollo emocional.
 Pensamiento causa-efecto.
 Desarrollo de la consciencia.
 Relaciones recíprocas.
 Paternidad/maternidad.
 Aceptación responsable.

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El niño que ha experimentado maltrato, abandono... tiene un limitado número de respuestas


emocionales. Frecuentemente tentado a desconectar desde sus más desagradable
sentimientos, especialmente, tristeza y miedos porque le hacen sentirse vulnerable y débil.
Para tratar de escapar a esos sentimientos, a menudo aumenta su excitación con cólera.

Rabia para sentirse fuerte. Es familiar. Mejor aún, ello actúa como una anestesia emocional.
La rabia es una amiga que puede ser llamada cada vez que el niño se sienta débil o impotente,
o triste.

Nos hemos centrado, ante todo, en el abandono y el


maltrato tempranos, porque esto es lo más
perjudicial. Un niño que fue maltratado a los tres
años estará traumatizado y puede tener problemas
como resultado de ello, pero no podrá ser lastimado
del mismo modo que a un niño mayor. Una vez que el
desarrollo ha sido hecho, no podrá deshacerse. Este
maltrato y abandono que ocurre durante los primeros
estadios de la formación de la personalidad es lo que
causa el daño más profundo. Imagina la estabilidad
de un rascacielos construido sin base y a ti
comenzando a ver la fragilidad de un niño al que se le
ha negado un comienzo sano.

2.5.-CUANDO EL CICLO DEL APEGO SE ROMPE:

“El Desorden del Vínculo se desarrolla cuando el niño... no forma un verdadero vínculo en la
infancia o en edad temprana. La falta de confianza genera sentimientos de soledad, sentirse
diferente, cólera generalizada y una desmedida necesidad de control. Un vínculo confiado es
esencial para la personalidad futura y el desarrollo consciente y sirve como base para las
futuras relaciones íntimas.”

La mayoría de los profesionales que trabajan con y estudian el


proceso del vínculo y el apego concuerdan que los primeros
dieciocho a treinta y seis meses de vida son críticos. Es durante
este periodo cuando el niño se expone a una situación sana para
amar, educarse y alimentarse. El niño aprende que si tiene una
necesidad, alguien gratificará esa necesidad y que la
gratificación le llevará al desarrollo de su confianza en los otros”

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Al nacer, los niños y niñas no sólo necesitan una buena atención médica, sino que
también requieren del afecto y contacto necesario con su madre desde el primer
momento. En simples palabras, la importancia del apego radica en cuánto amor recibe
el bebé durante sus primeros dos años de vida, tiempo en que se desarrolla su
seguridad emocional. Los bebés no sólo requieren estar alimentados, sanos
físicamente, en un buen lugar para vivir y con toda la comodidad de que puedan
requerir. Si a pesar de satisfacer todas sus necesidades físicas el niño no recibe el
cariño y contacto de los padres o un adulto a cargo, es probable que enferme
físicamente con daños a futuro.

De eso se trata el apega: Un niño que es acunado,


abrazado y confortado por sus padres es un
pequeño que desarrollará seguridad emocional, más
importante que algunos factores emocionales en su
desarrollo. El apego entre padres e hijos debe
comenzar desde antes del nacimiento a través de
estimulación sonora, lecturas, etc. Se ha
comprobado que al nacer, el pequeño reconoce las
voces que estuvo escuchando durante meses, ayudando a establecer de mejor forma
esos primeros lazos. La importancia del apego seguro comienza con un parto tranquilo,
donde la madre recibe el apoyo afectivo adecuado. De este modo, “el apego se inicia,
en el momento del postparto; al igual que en los animales”, precisa el médico. En esa
misma analogía, el especialista aclara que “si la gata no está con sus gatitos, se
mueren, si la perrita no está con sus perritos, sucede igual; de hecho, en caso que a
alguien se le ocurra quitarle los cachorritos y no darle a la madre la oportunidad de
criarlos, puede producirse cualquier desastre”.

La importancia del apego materno en el desarrollo del niño es innegable. Continuando


con su didáctica explicación, el neonatólogo señala que en el Reino Animal, la madre
deja a sus crías sólo cuando está biológicamente programada para ello, de lo contrario,
puede provocarles un daño con consecuencias fatales en su futura inserción en la
comunidad.

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Lo mismo sucedería con los seres humanos, aunque con la profesionalización de la


mujer, la crianza se habría traspasado a las salas cunas o nanas, fomentando con ello
el abandono de la lactancia.

No se trata de una cuestión machista, sino de aspectos legales de nuestro país, que ha
tomado muy poco en cuenta la importancia del apego en los niños, según señala el
neonatólogo. A su parecer, el postnatal de seis meses en una necesidad, porque
asegura la lactancia exclusiva durante este período. “La lactancia produce más apego y
el apego más lactancia, son un círculo virtuoso; a través de
esta comunicación que es dar de mamar, el pecho le da
sustrato de neurotransmisores, sustancia que existe en el
cerebro y que produce más apego”, aclara el galeno.

En líneas generales podemos afirmar que los bebés que


presentan un apego seguro exhiben una diversidad de otros
caracteres positivos que no se encuentran en el caso de
bebés cuyas relaciones de apego son de menor calidad. Una
de ellas es la competencia cognitiva del niño.

Muchos experimentos ponen de relieve la mayor capacidad de solución de problemas


en niños con apego seguro. Igualmente serían más competentes socialmente, más
cooperadores y obedientes.
Esto no significa, sin embargo, que los bebés con apego inseguro estén predestinados
a tener problemas. En algunos casos, la experiencia en la guardería, puede ser
beneficiosa y poner de relieve que, independientemente del nivel de apego, otras
circunstancias del entorno pueden ser también relevantes en las competencias
posteriores del niño. Aún y así, defendemos la importancia de establecer vínculos de
apego satisfactorios, desde los primeros meses de vida, como situación idónea para
minimizar muchos problemas posteriores.

3.1.- CONSECUENCIAS POR LA FALTA DE APEGO:

El impacto de una vinculación defectuosa en la niñez


temprana, puede variar. Cuando existe un abandono o
negligencia emocional severa en esta etapa, los efectos
pueden ser devastadores. Niños que no sean tocados,
estimulados y nutridos, literalmente pueden perder su
capacidad de formar relaciones significativas para el
resto de sus vidas Afortunadamente, la mayoría de los
niños no sufren de negligencia severa a este grado.

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Sin embargo, hay muchos millones de ellos que han tenido algún grado de limitación en
sus experiencias de vinculación y apego durante su niñez temprana. Los problemas
resultantes a consecuencia de esto pueden ir desde un incomodidad interpersonal leve,
a profundos problemas sociales y emocionales. En sentido general, la severidad de los
problemas se asocia a cuán temprano en la vida, cuán prolongado y cuán severo fue el
abandono o negligencia emocional.
Esto no quiere decir que niños que hayan sufrido este tipo de experiencias no tengan
esperanzas de poder desarrollar relaciones normales. Se sabe muy poco sobre lo que
experiencias de reemplazo posteriores en la vida, puedan hacer para tomar el lugar o
reparar unas capacidades de vinculación y apego poco desarrolladas o mal organizadas.
Hay experiencias clínicas y numerosos estudios que sugieren que puede haber mejoría,
pero que es un proceso largo, difícil y frustrante tanto para las familias como para los
niños. Ayudar a reparar el daño hecho por sólo unos pocos meses de negligencia, puede
tomar muchos años de arduo trabajo.

Los problemas específicos que podrías observar pueden variar dependiendo de la


naturaleza, intensidad, duración y el momento en que ocurrió la negligencia o el
maltrato. Algunos niños evidenciarán problemas profundos y obvios, mientras que los
problemas de otros podrían ser tan leves que sería posible no darse cuenta de que
están relacionados a negligencia en su vida temprana. A veces estos niños parecerían
no estar afectados por sus experiencias. Existen ciertas señales que los clínicos
experimentados consideran al trabajar con estos niños:

3.1.1.- Retraso en el desarrollo: Niños que han sufrido negligencia emocional en su


niñez temprana, a menudo tienen retraso en su desarrollo en otros dominios. El vínculo
entre un niño pequeño y sus cuidadores provee el mayor vehículo para su desarrollo
físico, emocional y cognoscitivo. Es en este contexto primario que el niño aprende el
lenguaje, las conductas sociales, y un sinnúmero de otras conductas claves necesarias
para un desarrollo saludable. La falta de experiencias consistentes y enriquecedoras
en la niñez temprana, puede tener como consecuencia retrasos en el desarrollo motor,
del lenguaje, social y cognoscitivo del niño.

3.1.2.- Hábitos Alimenticios: Los hábitos alimenticios


extraños son comunes, especialmente en niños con
problemas severos de negligencia y apego. Estos podrían
acaparar comida, esconderla en sus cuartos, comer como si
no fuese a haber más comida, aún cuando hayan tenido
alimento consistentemente disponible por años. Podrían no
prosperar adecuadamente, rumiar los alimentos (vomitar),
problemas al tragar y, más tarde en la vida manifestar
hábitos alimenticios extraños que a menudo son mal
diagnosticado como anorexia nerviosa.

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3.1.3.- Conductas calmantes: Para calmarse, estos


niños emplean conductas muy primitivas, inmaduras y
bizarras. Podrían morderse, golpearse la cabeza,
mecerse, cantarse, arañarse o cortarse. Estos
síntomas aumentan en momentos en que sienten
angustiados o amenazados.

3.1.4.- Funcionamiento emocional: Estos niños


presentan una gama de problemas emocionales,
incluyendo síntomas de depresión y ansiedad. Una de
estas conductas comunes es el apego “indiscriminado”. Todos los niños buscan sentirse
seguros.
Si tenemos en mente que el apego es importante para la
sobrevivencia, los niños pueden buscar apego -- cualquier
apego -- para su seguridad. Personas fuera de la disciplina
clínica pueden pensar que estos niños abusados y
maltratados son “amorosos” y que abrazan personas que
les son prácticamente extraños. Los niños no desarrollan
un vínculo emocional profundo con personas que apenas
conocen; más bien estas conductas “afectuosas” son
realmente comportamientos que buscan seguridad. Esto
preocupa al personal clínico pues estas conductas contribuyen a la confusión del niño
respecto a la intimidad, y no son consistentes con las interacciones sociales normales.

3.1.5.- Modelaje inapropiado: Los niños copian la conducta de los adultos – aún
cuando ésta sea abusiva. Aprenden que ésta es la forma “correcta” de interactuar con
otros. Como podrás notar, esto potencialmente les causa problemas en sus
interacciones sociales con adultos y otros niños. Por ejemplo, niños que han sido
abusados sexualmente, pueden estar en mayor riesgo de ser nuevamente abusados.
Varones que han sido abusados sexualmente, pueden convertirse en ofensores
sexuales.

3.1.6.- Agresión: Uno de los mayores problemas con estos niños es la agresión y la
crueldad. Esto se relaciona a dos de los problemas principales en los niños que sufren
negligencia: (1) falta de empatía y (2) pobre control de impulsos. La habilidad de poder
emocionalmente “entender” el impacto de nuestra conducta en otros, no funciona en
estos niños. Ellos realmente no entienden o perciben lo que otros sienten cuando ellos
hacen o dicen cosas hirientes. De hecho, a menudo estos niños sienten la urgencia de
azotar y herir a otros – típicamente algo o alguien menos poderoso que ellos.
Lastimarán animalitos, niños más pequeños, pares o a sus hermanitos.

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En conclusión, se observa la importancia del desarrollo de un apego seguro para el buen


desenvolvimiento durante la vida de cada una de las personas. El papel de las figuras de
apego, la consciencia del cuidado y responsabilidad que recae sobre cada una de ellas nos
recalca la trascendencia de la información acerca de que la atención al infante desde el nivel
prenatal influye en la evolución diaria de la persona. Se comprueba que más que cantidad de
interacción con la madre, lo que importa es la calidad de ella, tal y como lo demuestran las
investigaciones realizadas alrededor del trabajo de la figura de apego y sus repercusiones
posteriores. De igual forma, la escuela como agente socializador, fomenta experiencias
ambivalentes en los pequeños desde muy temprana edad. La reacción que se tenga hacia ella
dependerá de la interacción que se tenga en la familia, del temperamento del niño y en muy
buena medida de la aceptación e integración que se encuentre tanto de los compañeros de
clase (que pueden actuar como el mayor apoyo social en etapas claves del desarrollo) como de
los maestros que en muchas ocasiones son las principales figuras de apego durante el proceso
de "independencia" de los padres. Cada etapa del desarrollo humano tiene funciones propias
que provocan un equilibrio o desequilibrio en la persona según sea o no resuelta
satisfactoriamente, y para que el niño enfrente de la manera más saludable y positiva dada
una de dichas etapas, es fundamental el desarrollo de la seguridad realista acerca de las
posibilidades de un enfrentamiento positivo con el ambiente. También, se destaca la relación
estrecha que se tiene de los estilos de apego con las relaciones interpersonales a desarrollar
a lo largo de la vida, tanto desde la elección de amigos como de la pareja amorosa en cuestión,
subrayando igual que cada individuo puede variar a través de la experiencia en su reacción
característica hacia la vida aunque los primeros años marquen de manera trascendental
nuestra confianza hacia el mundo externo e interno.

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PROXIMIDAD: El agrupamiento parcial o secuencial de elementos por nuestra mente


basado en la distancia.

ANGUSTIA: La angustia (etimología: del indoeuropeo anghu-, moderación, relacionado


con la palabra alemana Angst) es un estado afectivo de carácter penoso que se
caracteriza por aparecer como reacción ante un peligro desconocido o impresión.
Suele estar acompañado por intenso malestar psicológico y por pequeñas alteraciones
en el organismo, tales como elevación del ritmo cardíaco, temblores, sudoración
excesiva, sensación de opresión en el pecho o de falta de aire (de hecho, “angustia” se
refiere a “angostamiento”). En el sentido y uso vulgares, se lo hace equivalente a
ansiedad extrema o miedo.

DISFUNCIÓN: Alteración cuantitativa o cualitativa de una función orgánica.


Funcionamiento anormal o incompleto de un órgano, ya sea por exceso o por defecto,
distinta de la lesión, que implica una alteración en el órgano, mientras que en el caso
de la disfunción se hace referencia únicamente a la función.

ANSIEDAD: La ansiedad es sobre todo una reacción de miedo. El miedo por sí mismo
es muy útil y perfectamente natural, el problema sobreviene cuando no hay una razón
racional para sentir esa angustia. Para nuestros antepasados huir cuando venía un
tigre a comérselos era una reacción perfectamente lógica, pero si no hay ningún tigre
¿porqué salimos corriendo? La reacción de alarma, en ese caso es excesiva y prepara
al organismo para enfrentarse ante un peligro que no existe, convirtiéndose en algo
perjudicial. De esta manera, el pulso y la respiración se aceleran, la transpiración se
dispara y se produce tensión muscular.

INTERACCIÓN: La interacción es una acción recíproca entre dos o más objetos,


sustancias, personas o agentes

AMBIVALENTE: Ambivalente es aquello perteneciente o relativo a la ambivalencia (la


condición de lo que se presta a dos interpretaciones contrarias). Para la psicología, la
ambivalencia es un estado de ánimo en el que conviven dos emociones opuestas.

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 http://es.wikipedia.org/wiki/Crianza_con_apego
 http://html.rincondelvago.com/desarrollo-psicologico-del-nino_1.html
 http://www.monografias.com/trabajos17/estilos-de-apego/estilos-de-
apego.shtml#antece
 http://www.psicologia-online.com/infantil/apego.shtml
 http://www.psicodiagnosis.es/areageneral/elapego/index.php
 http://www.monografias.com/trabajos17/estilos-de-apego/estilos-de-apego.shtml
 http://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_del_apego

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