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Pensamiento crítico, constitucionalismo crítico

Carlos de Cabo Martín

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E D T o R A L T R o T T A
III

EL PENSA.Jv1IENTO CRÍTICO-JURÍDICO

l. SU IMPOSIBLE EXISTENCIA EN EL DERECHO PRECAPITALISTA

Desde una perspectiva histórico-materialista, se sostiene que el Dere-


cho, propiamente, es producto de las sociedades de clases y, por tanto,
solo cabe considerar su existencia a pQrtir de la aparición de este tipo de
sociedades, lo que desplaza la cuestión a la de fijar ese momento.
Por otra parte, desde una perspectiva de exigencia técnico-jurídica,
se sostiene también que el Derecho en sentido moderno, con todas las
implicaciones que supone la realidad y la categoría de ordenamiento ju-
rídico, solo puede considerarse que aparece y se hace posible a partir de
la racionalización jurídico-política que conlleva, de una parte, la Revolu-
ción francesa que se proyecta en un Derecho positivo muy desarrollado
tanto público (constituciones) como privado (códigos civiles) y, de otra,
la racionalización técnico-jurídica, en gran 111edida antirrevolucionaria,
que (prácticamente al margen de un Derecho positivo público y priva-
do mucho más pobre) construye teóricamente la dogmática alemana (y
que paradójicamente suministrará las bases más sólidas del positivismo
jurídico).
Aunque probablemente las dos son discutibles, su relativa coinci-
dencia en señalar cuál es el tiempo decisivo (la aparición e imposición
como dominante del modo de producción capitalista) sirve aquí para
formular una hipótesis de partida que, aunque no se fundamenta en nin-
guna, se relaciona con las dos y tiene ingredientes de ambas (histórico
y técnico-jurídico respectivamente). Es la siguiente: aunque desde pers-
pectivas menos rigoristas y excluyentes se pueda aceptar la existencia de
un «Derecho», una normativa y su correspondiente instrumentación en
las sociedades precapitalistas (con enormes diferencias entre ellas como

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PENSAMIENTO CRÍTICO , CONSTITUCIONALISMO CRÍTICO El PENSAM I ENTO CRÍTICO - JU RÍDI CO

las que separan a Grecia ele Roma) lo que sí parece sostenible es la imposi- Por lo que se refiere al Derecho positivo, aunque con di fe rentes
bilidad ele que exista un Derecho o un pensamiento jurídico-crítico -en el formulaciones, se coincide en que es el que cada sociedad establece,
sentido en que se hablaba antes del pensamiento cr ítico- como Derecho por lo que en Roma, siempre con un a expresividad jurídica mucho más
del conflicto (carácter básico del que en realidad derivaban los otros de clesarrollacla, se entiende que es ius civile («id ipsi us proprium civita-
desbloqueo de la razón y autoconciencia social) en cuanto qu e justamen- tis », I, 1, 2, 1).
te ese Derecho, en ese tipo ele sociedades, realiza, objetivamente, la fun- Finalmente, cabe decir que no se establece ninguna relación ele supe-
ción ele «producir » la inexistencia del conflicto (dominantes-dominados) rioridad entre uno y otro si bien siempre se aplica el positivo (lo particular
ya que una de sus partes (esclavos en un caso, siervos en otro) no existe prevalece sobre lo general), ele ahí que aunque este análisis sea su perficial
como tal para el Derecho. y breve, se aprecia que no cabe encontrar aquí aspectos que se relacionen
Podrían terminar aquí las referencias a estas sociedades desde este con algo próximo a un Derecho crítico.
punto ele vista y estaría justificado. Sin embargo también caben algunas Por eso hay que volver al ámbito exclusivo del Derecho positivo.
consideraciones porque, aunque en sentido propio desaparece el con- Pero, como antes se decía que este Derecho excluía el conflicto (domi-
flicto que aquí se tiene en cuenta (dominantes-dominados), no deja ele nantes-dominados) y en sentido riguroso y técnico era el Derecho del
producirse, aunque revista otros caracteres, en el interior del grupo grupo dominante, lo que se aproxima más, al menos metodológicamen-
dominante, lo que (junto a algunas otras observaciones sobre estas so- te, al objetivo pretendido (aunque debe repetirse qu e no se ajusta estric-
ciedades) puede contribuir, aunque sea ele manera imprecisa, junto a tamente a él) es plantear las posibles contradicciones en el interior ele
observaciones sobre «lo que no es», a perfilar el sentido ele «lo que es», ese Derecho positivo, es decir, en el interior del grupo dominante, en-
además ele lo que puede representar desde el punto ele vista metodo- tre sus componentes.
lógico. Esta característica no puede llevar ,,a menospreciar el papel ele los ele-
Desde estos supuestos se puede partir ele la distinción-contraposi- mentos superestructurales (ideológicos sin duda pero también los políti-
ción Derecho natural-Derecho positivo como una cierta b;ise para en- cos y jurídicos) porque precisamente en el precapitalismo esos elemen-
contrar ahí algún tipo ele conflicto y ele Derecho o pensamiento jurídico, tos tienen una importancia decisiva en el mantenimiento y continuación
solo en ese sentido, «crítico». del sistema, configurando lo que se ha llamado el elemento «dominan-
Porque se acepta ele manera generalizada que tocia la historia del te » del modo de producción (la «relación » de esclavitud o de servidum-
Derecho (aunque en realidad sea solo la europea) está recorrida por esa bre como portadoras del complejo ideológico y jurídico político básico
distinción o contraposición. Por eso no cabe eludirla aunque interese para su reproducción). El medio histórico en el qu~ se desenvuelven las
aquí muy colateralmente. Se trata ele una distinción histórica, cambian- distintas formaciones sociales condicionará la importancia respectiva de
te y con diferente relevancia en cada fase. Este carácter histórico se ha cada uno de esos elementos. Así, en Grecia será el político, en Roma será
manifestado en el significado ele cada uno de sus dos términos (aunque el jurídico, en el feudalismo será el ideológico.
el Derecho natural ha siclo el más problemático) y el ele la relación entre En Grecia, la importancia política deriva del papel determinante ele
ellos. En el pensamiento clásico (en Grecia y Roma, modos ele produc- la comunidad, que prevalece sobre el individuo. Se es ciudadano porque
ción esclavistas) lo que puede entenderse como Derecho natural se re- se pertenece a y se participa en la comunidad, hasta el punto de que la
laciona en ambas culturas con la idea de «común» (~oinos) o «ge neral » propiedad (en este caso de la tierra) tiene también un ingrediente comu-
(omnes gentes) en cuanto derivado ele una vaga idea· ele Naturaleza (en nitario en cuanto se tiene en cuanto y porque se es ciudadano. Se produ-
Grecia y pese a alguna referencia mítica como la habitualmente citada ce así una vinculación inseparable político-económica que se completa
invocación ele Antígona, parece que encaja más con una integración en con la militar en cuanto el soldado (hoplita) es el ciudadano que se cos-
las leyes generales ele funcionamiento del cosmos y, por tanto, pertene- tea su armadura. Es una estructura cerrada, a la defensiva, ele pequeñas
ce más al pensamiento lógico según lo que se elijo en el capítulo ante- comunidades cuyo mayor problema es subsistir. De ahí que el Derecho
rior; en Roma aunque se parte -en las Instituciones- ele «quocl natura sea sobre tocio Derecho «político ». Ese es el sentido del nomos. Tiene
omnia animalia clocuit», se habla después ele «quocl vero naturalis ratio dos significados: en sentido amplio es la síntesis de los elementos socia-
inter omnes homines constituir»). les, culturales y morales que configuran lo que puede llamarse «el or-

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PENS AMIE NTO CR IT I CO C ON ST IT UC ION A L IS M O C RÍTI CO
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den general» ele la polis. Por eso es el prevalente en cuanto todo debe
subordinarse a él y el conflicto posible se tiene que resolver siempre ele gulorum pertinet») tuvo mucho más desarrollo que publicum («quod ad
esa forma; el otro significado o contenido ele nomos lo componen las statum reí romane expectat»), incluida la época de las Constitutiones (im-
medidas tomadas por la asamblea o las resoluciones ele las autoridades. periales), aunque por lo que se refiere a este último aspecto, publicum, se
Pero, aun este, es básicamente político en el sentido de que se refiere o ha considerado siempre que el escaso desarrollo o precisión ele la «Cons-
a la organización y funcionamiento de la ciudad o, cuando se refiere titución romana » la dotó de una flexibilidad apta tanto para su aplicación
al individuo, es siempre en cuanto ciudadano (o a las formas de partici- a otros pueblos como para su integración, es decir, era la adecuada para
par o de regular sus actividades privadas en función de la polis -como una sociedad a la ofensiva, frente a lo qu e era la fJolis.
ocurrió con la unificación del matrimonio- o del incumplimiento ele La base ele este predominio del factor individual (privado) fue la im-
sus deberes ciudadanos como sucede con el juicio por ostracismo). En portancia que progresivamente adquiere en Roma, a medida que se ex-
estas circunstancias ele extrema rigidez, se entiende que ni el conflicto pande, la propiedad individual. Este predominio y carácter «fundante »
interno se plantea. El único que cabría sería el que planteara la oposi- de la propiedad es lo que explica los conflictos jurídicos que se produ-
ción inclivicluo-comunidacl que podría verse en la actitud ele los sofistas cen dentro del sistema romano, aunque si bitm tienen su base en lo pri-
(«el hombre es la medida ele todas las cosas», de Protágoras) o en la pro- vado, en la propiedad, como se acaba de decir, o en la ausencia de ella,
puesta ele ética individual, ele Sócrates. sin embargo, su lugar privilegiado de expresión y desarrollo es el ámbito
El predominio ele lo político, de la polis, es tal, que tuvo una influen- el e lo público . Es donde se manifiestan los dos conflictos básicos: el ele
cia decisiva en el paso del pensamiento mítico al lógico y, dentro de este, ciudadanos ricos-ciudadanos pobres (patricios-plebeyos pobres) que se
en el científico, en cuanto el modelo social se utiliza para explicar desde el manifiesta en el episodio del monte Aventino, primera lucha -ele la ple-
cosmos al organismo humano. De ahí que precisamente la crisis de la polis be- por la publicación del Derecho de la que surgieron las XII Tablas y
se produce cuando se rompe aquella estructura a través de la desaparición el que tiene lugar entre ciudadanos ricos entre sí (patricios-plebeyos ricos
ele la vinculación equilibrada entre ciudadano y propiedad (territorial) , es y oligarquías provinciales para acceder al ius honorum) y que da lugar a
decir, contra el nomos o Derecho ele la polis. la aparición del tribuno ele la plebe.
En Roma, la ciudadanía es también el concepto fundamental. Pero En el feudalismo, se decía, el elemento «dominante» fue el ideoló-
en este caso su contenido básico es jurídico. Es lo que configura el fun- gico, en cuanto lo fundamental (para su mantenimiento) era la legiti-
damental concepto del status civitatis que aunque tiene aspectos públicos mación general del ardo estamental, trasunto del «plan divino de la his-
(sufragii, honorum) junto a los privados (commercii, testamenti factio, toria» que había colocado a los hombres en el lugar, en el estamento
connubi), ele una parte, son los dos estrictamente individuales y, ele otro adecuado, de donde se deducía que la primera obligación de cada uno
(al desaparecer aquella idea fuerza ele la comunidad, de lo público), es era permanecer en ese lugar y, asimismo, que alterar ese ardo era ir con-
notable el predominio de lo privado. Es una característica que se exten- tra la voluntad divina. Desde este supuesto se entiende que ahora la dis-
derá después y tendrá manifestaciones en otras épocas y con especifi- tinción Derecho natural-Derecho positivo tenga otro carácter, pues, en
cidades distintas (por ejemplo, como se apuntaba antes en la dogmática cuanto el Derecho natural es expresión ele la voluntad divina, dado a
alemana del Derecho público), pero ya aparece en Roma: la configura- conocer a los hombres mediante la razón natural, la relación entre Dere-
ción del Derecho público a partir del Derech9 privado. En Roma será a cho natural y Derecho positivo es jerárquica, tanto en el sentido formal
partir del conjunto de facultades que tiene el pater familias y que se resu- (en el ele que el Derecho positivo deriva del natural sea per conclusio-
men en uno de los conceptos de más densidad jurídica de toda la historia nem -por deducción necesaria- o per determinationem -aplicación
del Derecho como es el de manus (que comprende el dominium sobre las concreta-, ámbito en el que se reconoce al legislador la capacidad para
cosas y la potestas referida a las personas, de donde surgirán, respectiva- dotar de vigor a la ley positiva) como en el ele contenido o material al no
mente, los conceptos de imperium y auctoritas en el Derecho público) . poder transgredirla. En este esquema no cabe contradicción entre uno
Po r eso y pese a que en el conocido texto de Ulpiano que se recoge en y otro, lo que se refuerza por el carácter dogmático de esta ideología
el Digesto se hable en un tono equilibrado («duae sunt 'positiones': pu- frente a la que no cabe discrepancia, por lo que, como antes se decía, ni
blicum et privatum») lo cierto es que privatum («quod ad utilitatem sin- siquiera el pensamiento herético puede considerarse pensamiento críti-
co al menos en el orden teórico, si bien en el práctico podría hablarse
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PENSAMIENTO C R ITICO , CO NSTI TU CI O N A L I SM O CR ITICO EL PENSAMI ENTO C RITI CO -JURID I CO

de otra cosa (con mucha frecuencia las herejías, incluso las que tuvie- poraban objetivamente la defensa del sistema en su conjunto que, con
ron unos efectos «prácticos» como las guerras campesinas, se mantenían frecuencia, implicaba o se percibía como un ataque a aquellos.
dentro de ese marco general ideológico). Inicialmente el concepto de pactum, como expresivo del ord en po-
De nuevo, por tanto, la única posibilidad de divergencia o conflicto lítico (otra vez una categoría jurídico-privada como es el contrato sirv e
(siempre intrasistema) está en ese «derecho positivo » medieval. de base al Derecho público), indicaba una conciliación entre las partes de
Es una característica general del feudalismo europeo que el univer- ese conflicto todavía incipiente (la Carta Magna es, posiblemente, su
salismo que conlleva la ideología religiosa y trascendente del ardo se so- máxima expresión formal y significa, desde este punto de vista, qu e,
brepone a una realidad fragmentada socioeconómica y políticamente, también basándose en aquella categoría de Derecho privado, la fuente de
de manera que aquel no pasó de aparecer como un desideratum a veces ese Derecho es el «acuerdo »). Pero, en la medida en la que se acentúa
justificador de «imperios» o conquistas. la ruina del sistema, el «acuerdo» entre esas partes (en el lenguaje feu-
En el Derecho, esta fragmentación e~ doble: social (estamental), lo dal, monarca-súbditos) se convierte en enfrentamiento. Y alcanza su
que da lugar a un sistema jurídico que expresa y legitima la desigualdad expresión ideológica entre los que defienden el «viejo Derecho» y los
social por lo cual tiene más de privilegio o elemento subjetivo que de que frente a él defienden el «Derecho nuevo », creado -no «descubier-
norma u objetivo, y local, cuya fuente, tanto en el sentido de origen o to » como las viejas costumbres- por «el legislador». Los argumentos
validez como de fundamento de su fuerza vinculante, es el «pasado», la utilizados (del tipo ele «quod omnes tangir ab omnibus deber compro-
historia, la tradición, proyectada en la costumbre. Es lo que conforma bari » o «ab omnibus aprobetur», ele un lado y del tipo ele la fórmula
el «viejo y buen derecho »1• Es una fuente del Derecho «estática» ajusta- romana «quod principi placuit haber legis vigorern », así corno el apo-
da a una sociedad inmóvil que aspira a seguir siéndolo con esa concep- yo en la expresión «legibus solutus» referida al monarca, de otro) han
ción del tiempo -de inspiración teológica- como continuo presente. inducido a veces a entender que se planteaba ya la oposición democra-
Sin embargo, el feudalismo como modo de producción, es, d(! todos los cia-absolutismo. Lo cierto es, sin embargo, que ese conflicto se man-
que han existido, el que tuvo siempre una base más inestable y un ma- tiene todavía en el horizonte feudal, porque, si bien la postura que
yor grado de inviabilidad: la incapacidad de su estructura económica defendía el fortalecimiento del legislador estaba más en la dirección o
«rígida» formada por unas fuerzas productivas y relaciones de produc- el progreso de la historia, si se puede hablar así, en cuanto avanzaba
ción fundamentadas en la servidumbre, para conseguir un aumento de hacia un Derecho más general y objetivo, como lo expresa ya la esco-
la productividad frente a las crecientes necesidades de renta de la cla- lástica2, hay que señalar que cuando se habla en el argumento anterior
se dominante, la nobleza, configuraban una contradicción insuperable; de omnes, u omnibus, tiene siempre un contenido estamental, son los
precisamente los intentos de hacerlo -a través de la guerra y distintas maiores o meliores terrae.
formas de coacción extraeconómica- se convirtieron en mecanismos La última fase de transición del feudalismo al capitalismo (siglos XVfl
de destrucción de esas fuerzas productivas, bien visible en los conocidos y xvm), enormemente compleja y reducida aquí a la inevitable simplifica-
fenómenos de huida, despoblación de los campos, etc. La lentitud de su ción de lo que se pretende, está protagonizada y recorrida por el iusnatu-
caída solo se explica por la singular función que desempeña la superes- ralismo racionalista, deudor, como casi todas las manifestaciones cultu-
tructura en el precapitalismo, en este caso la ideología primero y el nivel rales y científicas del periodo, de la idea de naturaleza, desprovista ahora
político (el Estado moderno) después. . de todo carácter trascendente tanto en el orden físico como en el social y
El problema y objetivo primordial de este tipo de sociedad es -como humano. A partir de ahí, la búsqueda de su racionalidad (también recuer-
ocurría en la polis, aunque naturalmente por otro tipo de causas- per- da la actitud ante el cosmos en Grecia) es también la de su legalidad, de
manecer. Por eso el conflicto más importante -intrasistema- se dio sus leyes, en todos los ámbitos y, por tanto, también en el social.
entre quienes trataban de mantenerse en el sistema sin más pretensión
que la defensa de sus específicos intereses estamentales y quienes incor-
2. Aunque inicialmente se pued e entender corno una «síntesis» entre ambas posiciones,
lo cierto es que se inclina por ese «Derecho nuevo», objetivado, general y racional. La Ley se
1. M. García Pelayo, «La idea del Derecho en la Edad M edia », en Del mito y la ra- entiende ya corno ordenatio mtionis, con un fin también objetivado -ad bonum commune-
zón, Revista de Occidente, Madrid, 1968 . pero, en definitiva, formulada, bien qu e solemniter, por quien curam com111unitatis habet.

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P E N SAM IEN TO CR Í TIC O , C ONS T IT UC I ONA L ISMO CR Í TICO
EL P E NSAMIEN T O CRÍTICO-JUR Í DI C O

A partir de aquí, y en lo que se refiere ya a la concepción iusnatura-


pu es en el capitalismo ya «existe» el «co nflicto» y el Derecho lo oculta
lista, cabe hacer, desde la perspectiva del conflicto, dos observaciones:
pero no lo elimina, lo que permite, pu es, una crítica al sistema jurídico
1) De un lado, que se trata de una concepción, de una ideología, pro-
al que ambos pertenecen y a los que , en todo caso, se enfrentan.
pia de una fase de transición de un modo de producción a otro. Y que
b) Como se trata de manifestaciones del pensamiento crítico-jurídi-
este tipo de concepciones ideológicas son, por esa razón -y se apuntó
co en el capitalismo, quedan fuera de esa consideración las que, aunque
antes-, complejas y contradictorias en cuanto se encuentran en ellas
pudieran tener ese carácter, se producen fuera del capitalismo. Tal ocu-
elementos de uno y otro al no dominar ninguno. De ahí que en el ius-
rre con el pensamiento jurídico soviético, respecto al cual, no obstante,
naturalismo se encuentren (a partir de algunos elementos compartidos
hay que señalar su esfuerzo para configurar una teoría marxista del De-
como son el que los hombres tienen la misma naturaleza por lo que to-
recho y la dignidad de los logros alcanzados tanto en el orden objetivo
dos son libres e iguales; que la sociedad surge mediante un acuerdo en-
del tratamiento del Derecho desde una determinada metodología (es el
tre ellos; que la libertad es la base de ese acuerdo y del Poder en cuan-
caso de Pashukhanis) como en el subj etivo de tratamiento del Derecho
to tiene que ser consentido) posiciones «liberales» (Locke), absolutistas
desde la perspectiva del interés de clase (es el caso de Stucka).
(Hobbes) e incluso «democráticas» (Rousseau), que expresan esa con-
e) Aunque se presentan como posiciones «críticas» (y por esta razón se
tradicción compleja. 2) Por otro, la distancia, diferencia y también en
mencionan aquí) deben excluirse obviamente aquellas cuya crítica se hace
cierta forma la contradicción, que existe entre buena parte de autores
desde la perspectiva opuesta a la qu e aquí se mantiene y consiste, preci-
de l XVII (Puffendorf o Grocio), en realidad los «maestros» que sentaron
samente, en oponerse a una supuesta pérdida de «formalidad » del Dere-
los principios, y los del xvm que sacaron las consecuencias. Sobre esta
cho, ele racionalidad formal, sobre la base de la «rematerialización» que
base se ha acusado a los primeros de que si bien sentaron las bases para
-se afirma- ha experimentado (sufrido) el Derecho corno consecuencia
un poder consentido y limitado por el Derecho (en este sentido, «anti-
ele la aparición del Estado social y del constitucionalismo del Estado so-
sistema» respecto del absolutismo dominante), sin embargo convivían
cial, a partir de lo cual el Derecho ha adquirido -se critica- un carác-
«pacíficamente» con el absolutismo (incluso, personalmente, en sus Cor-
ter instrumental, intervencionista y también finalista, con una pérdida ele
tes) a través de extraños argumentos que justificaban la excepción en la
la «racionalidad» adecuada a la complejidad de las sociedades actuales.
aplicación de sus principios (por ejemplo que el consentimiento, cuando
Todas las posiciones de referencia derivan de dos matrices básicas:
el Poder y el Derecho eran duraderos, había que suponer que «de alguna
la del formalismo como autonomía del Derecho en su lógica y dinámica
manera» se había prestado en un momento anterior o que era tácito o
interna de raíz kelseniana y la de la «racionalidad sistémica» a partir de
implícito). En cambio, autores del XVIII (Sieyes o Rousseau) sí exigieron
la formulación inicial ele Luhmann. Tratan de «defender el Derecho» en
un poder construido conforme a los principios, lo denunciaron cuando
su «verdadera configuración» y devolverle la «funcionalidad» perdida.
no era así y contribuyeron a configurarlo pública y abiertamente, ahora
Aunque pueden incluirse múltiples corrientes en cuanto «contagia-
claramente en posiciones jurídicas y políticas «antisistema».
das» por esas matrices (así se ha incluido a Habermas por su aceptación
de la concepción sistémica) las que ,mejor las representan son las del «De-
2. EL PENSAMIENTO CRÍTICO-JURÍDICO EN EL CAPITALISMO recho respuesta» o «responsivo » (responsive law, ele Nonet o Selznik) y
«reflexivo» (Teubner), en cuanto ejemplifican niveles distintos en este
2.1. Exclusiones: formalismo y garantismo ~} alejamiento de lo real. Así, el Derecho responsivo (en la deplorable tra-
ducción generalizada), aunque mantiene la autorreferencia y autodeter-
Sobre el pensamiento crítico-jurídico en el modo de producción capita- minación del Derecho, tiene en cuenta los factores externos, reales, al
lista, cabe hacer algunas consideraciones previas: mismo, si bien sostiene que el Derecho los «sintetiza», los «metaboliza»
a) No tiene objeto partir, como en los modos de producción ante- y los convierte en elementos formales finalmente incorporados a su ló-
riores, de la relación Derecho natural-positivo, porque aunque se acep- gica interna (cabría añadir que esta propuesta permitiría un cierto análi-
te, como antes indicaba, que recorre toda la historia del Derecho, ahora sis materialista del Derecho a partir ele la búsqueda y el reconocimiento
ya el «pensamiento crítico-jurídico» hay que buscarlo en otros ámbitos, de esos elementos materiales sintetizados, pero, ciertamente, ese análisis
permanece ajeno a esta corriente); el Derecho reflexivo, sin embargo,

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se mantiene siempre en el estricto «ámbito del Derecho» y su propuesta A partir de aquí, en su formulación más sofisticada, el método (que
«funcional» es más clara en cuanto entiende que para equilibrar el siste- se denomina axiomático) se configura como interno al Derecho, en gran
ma es necesario que el Derecho establezca el marco previo (en su termi- parte estipulativo, ahistórico, con una acentuada reelaboración del len-
nología una «clausura operativa»), dentro del cual se tengan que mover guaje jurídico a la búsqueda de una «sintaxis del derecho » y con un gra-
los procedimientos formulados por los distintos sectores, evitando los do de formalismo y lógica que -sin perjuicio de su notable valor como
desequilibrios sistémicos derivados de la posible dispersión causada por construcción intelectual- resulta claramente hipertrófico y que parece
los diferentes intereses y singularidades. incluso alejarse de sus propios objetivos3 .
Si bien desde el punto de vista material se puede decir de estas co- Hay que señalar que buena parte de los autores que siguen la corrien-
rrientes que apenas han avanzado la propuesta de Kant de entender que te garantista antes defendieron otras posiciones más beligerantes del De-
el Derecho solo puede garantizar el «marco formal» (de la libertad) sin recho4, lo que -fuera de las anécdotas o vicisitudes personales- denota
contenidos concretos, desde el punto de vista formal han aportado ele- la trayectoria sucesiva de «derrota» del pensamiento crítico, que traduce,
mentos de complejidad en la configuración de las fuentes, en las normas a su vez, en la teoría, la derrota histórica en la realidad.
de producción jurídica, que -en el caso del Derecho reflexivo- serán Desde el punto de vista que aquí se mantiene, el pensamiento crí-
normas de producción sobre las normas de producción jurídica o normas tico-jurídico es el que, en una u otra forma, se plantea desde supuestos
de producción de segundo grado o indirectas. materiales y trata de mostrar y a la vez de contrarrestar el carácter y
En uno y otro caso también cabe señalar que la oscuridad y el her- función del Derecho en las sociedades capitalistas y, por tanto, tiene
metismo en el lenguaje han impedido su difusión y debate. un ingrediente antisistémico (por lo que también se excluye el post-
d) Finalmente, tampoco se incluye en lo que se considera pensamien- sistémico o «sistémico crítico» que representa Teubner). En este sen-
to jurídico-crítico las distintas posiciones que conforman la corriente del tido, se considera que ese tipo de Derecho tiene en esas sociedades
garantismo. Surge en la doctrina italiana de los años setenta-ochenta como problemática básica estas dos cuestiones: de un lado su origen
del siglo pasado, en el ámbito penal, como reacción a la legislación (y ju- que remite al control sobre él mismo, al control sobre las fuentes del
risdicción) excepcional que aparece en Europa inicialmente para luchar Derecho, lo que plantea la cuestión de su democratización y el enten-
contra el terrorismo que se desarrolla en esos años pero que rápidamente dimiento adecuado del pluralismo jurídico; de otro, la función del De-
amplía sus objetivos, amenaza los presupuestos básicos del Derecho pe- recho a través de su «despolitización » en el sentido de su «separació n
nal y sus garantías sobre el Derecho a la vida, la integridad personal o la de la sociedad», lo que se consigue mediante los caracteres de forma-
libertad, extendiéndose progresivamente y convirtiéndose en la respuesta lismo, abstracción y universalismo, basados fundamentalmente en las
represiva a las demandas sociales, al producirse la crisis del Estado social. categorías de sujeto y norma, a través de las cuales se consigue la cons-
Tiene, por tanto, una carga ética (y una dignidad teórica) que aquí no se trucción jurídica de la igualdad (la legitimación) de una sociedad de
ponen en duda. Sin embargo, pese a ello, no encajan en la perspectiva de desiguales y, a partir de ahí, no solo la ocultación del conflicto sino
que se parte, sobre todo cuando la corriente excede el ámbito de los dere- impedir que el conflicto entre en la sociedad, por lo que el Derecho, el
chos individuales y se convierte en una Teoría general del Derecho, por- orcl,enamiento jurídico, puede reunir esos caracteres (formales) que se
que se mantiene siempre intrasistema, positiva y a-lristórica. Se entiende le atribuyen de unidad, completud y coherencia, al no albergar o ex-
así que el objeto de la Teoría del Derecho es eLanálisis de las formas del presar contn¡dicciones.
Derecho positivo de los ordenamientos moder~os para dar cuenta de la
divergencia entre los principios y las prácticas, lo que permite advertir, de 3. Luigi Ferrajoli (Principia iuris, Trotta, Madrid, 2011) es el máximo representante.
un lado, la inefectividad de los primeros y, de otro, la ilegitimidad de los Su categoría intelectual así como la dignidad y ét ica de su trayectoria no se discute, aunqu e
segundos. A través de ese análisis se busca como finalidad la redefinición se percibe a veces una cierta desconexión entre su obra y sus actuaciones y concepciones
del paradigma teórico y normativo de las democracias constitucionales, en la práctica, por lo que se hace costoso plantear alguna crítica, aunque se reduzca al pri-
mer nivel, al que tanto reconocimiento merece.
así como la identificación de las garantías idóneas para asegurar el mayor
4. M. ª de L. Souza, «Del uso alternativo del Derecho al garantismo: una evolución
grado de efectividad frente a los distintos tipos de poder y para la tutela paradójica»: Anuario de Filosofía del Derecho XV (1988), pp. 233-256; también L. Ferra-
de los diversos tipos de derechos. joli, Garantismo. Una discusión sobre derecho y democracia , Trotta, Madrid, 22009.

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PENS A MIEN TO C RIT I CO , CO N STITU C I O NALI SM O C R Í T ICO EL P ENS A MI E NTO C R I T IC O - JUR Í DI CO

2.2. Inclusiones poderes o establecen quiénes son y cómo se configuran los sujetos ele
derecho, sino porque el propio proceso ele producción del discurso ju-
En consecuencia, el pensamiento crítico-jurídico es aquel que, en una u rídico consiste en la manifestación y expresión de los lugares ele la «trama
otra medida, se refiere a estas cuestiones. De acuerdo con ello y admitien- del Poder», de manera que las reglas ele producción del discurso jurídi-
do cierto grado.de arbitrismo, pueden considerarse como manifestacio- co son «reglas ele designación », en cuanto individualizan quiénes tienen
nes del mismo algunas posiciones como las siguientes: la facultad del ius dicere (se entiende así que la Norma Fundamental ele
Kelsen o la regla ele reconocimiento de Hart, definen aqu ellas «expre-
2.2.1. Manifestaciones críticas sobre el origen del Derecho siones» que integran válidamente el Derecho por vía de la designación
en el capitalismo de quienes pueden emitirlas; son, pues, reglas ele designación). Por todo
ello puede decirse que la Teoría del discurso -en los aspectos que aquí
En lo que se refiere a lo que antes se incluía en la problemática del ori- se tienen en cuenta- puede remitirse, si bien con caracteres propios, al
gen , me parecen significativas aportaciones como las de la Teoría del origen, al control y, en definitiva, a la temática ele las fuentes del Dere-
discurso, del feminismo jurídico y el derecho de minorías. cho y contribuye a desmitificar la tesis convencional ele que esa temáti-
ca es una ele las cuestiones «puramente jurídicas» que demandaba una
a) La Teoría del discurso toma su nombre de la lingüística, por lo «pureza metódica », cuando ocurre justamente lo contrario: es una de las
que el discurso, en relación con lo que en ese ámbito significa, se entien- expresiones paradigmáticas de la articulación sociopolítica y jurídica y
de como «el proceso social de producción de senticlos»5. Tiene importan- un parámetro claro de democracia, participación y pluralismo 6 •
cia subrayar esto porque apunta ya a un entendimiento del lenguaje no
neutral, es decir, más que como la «expresión de un estado de cosas» b) La denominación de feminismo jurídico se utiliza porque se la
(Chomsky) a considerar que es «intervencionista» (Deleuze) o, en la termi- relaciona con, y más precisamente, se deriva de, el feminismo entendi-
nología de la filosofía del lenguaje, «performativo», lo que, naturalmente, do como Teoría crítica de la sociedad capitalista en el sentido siguiente:
se proyecta, cuando se utiliza esta categoría, en el campo del Derecho. se parte de que ciertamente el patriarcalismo no surge con el capitalis-
En este orden ele cosas, el discurso jurídico, «la producción de sen- mo pero que, de una parte, el capitalismo es -también- la forma actual
tidos» en el Derecho, se entiende que comprende tres niveles de produc- del patriarcalismo y, ele otra, que con el capitalismo, el patriarcalismo
ció n: el que configura la realidad jurídica positiva vigente, formado por ha alcanzado su plenitud y su máxima consolidación, porque, a dife-
las normas, sentencias y relaciones jurídicas negociales y que es el «pro- rencia de los modos de producción anteriores en los que se situaba en
ducto» de los órganos y sujetos autorizados para «actuar» en el Derecho los ámbitos superestructurales de tradiciones, culturas, religiones, etc.,
(ius dicere, ius dare); el doctrinal, «producido » por la práctica teórica en el capitalismo se ha insertado en las relaciones de producción. Por-
de los juristas, y, finalmente, el «producido» por los usuarios, un cier- !l que el trabajo, convertido en el capitalismo en «trabajo abstracto» (en
to «imaginario social» o simbólico del Derecho formado a través de un cuanto se convierte en valor abstracto a través de la mercancía), pro-
permanente juego de creencias o ficciones. A partir ele aquí se establece ductor de plusvalía, es decir, de capital, surge con el capitalismo y es
lo siguiente: de un lado, que el discurso jurídico es, a su vez, un «pro- a partir de esa configuración determinante para el intercambio corno
ducto» de interrelaciones, de mezcla, influern;:ia y condicionamientos se articulan las relaciones sociales. Y en estas relaciones sociales se in-
ele otros discursos (económico, social, ideológico, etc.) por lo que ~ cluye la de hombre-mujer, ya que, en la medida en la que ese trabajo
comprensión exige la consideración de estos otros elementos externos abstracto se convierte en fundamental para el sistema productivo y lo
al mismo que provienen del conjunto de la problemática (el conflicto) desarrolla, protagoniza y se vincula al hombre, se establece una sepa-
de una sociedad en un momento determinado. De otro, que el discurso ración jerarquizada hombre-mujer con una definición ele roles sobre
jurídico es -en todo caso- el discurso del poder (económico y políti- contenidos y bases específicos.
co) no solo porque son las normas las que atribuyen -legitiman- los
6. C. de Cabo, «Las fuente s del Derecho. Apunte sistemático», en Estudios de De-
S. C. M." Cárcava, Derecho, Política y Magistratura, Biblos, Buenos Aires, 1996. recho público en hom enaje al profesor J. J. Ruiz Rico, vol. I, Tecnos, Madrid, 1997.

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f
PENSAMIENTO CRÍTICO, CONST I TUCIONALISM O CRÍTICO EL PENSAMIENTO CRITICO-JURÍDICO

Esta configuración de la sociedad se traslada al Derec ho qu e a par- la que no sea necesa ri a la «id entidad » mujer (como tamp oco la ide ntidad
tir de esos supu estos se caracteriza por su construcción clarame nte an- trabajador, negro o extranjero) .
drocentrista. De ahí que el feminismo juríd ico implique una profu nda Otra cosa es que desde el punto de vista ele las neces idades inmedia tas
revisión crítica de las categorías fundamentales, empeza ndo por la que es se planteen distintas estrategias en el campo del Dere cho que va n desde el
clave en todo este proceso como es la d e «sujeto de derecho ». Y es que feminismo ele la igualdad y anticli scriminator io que pos ibil ite la integración
se puede dec ir que todos aq uellos supuestos soc iales se co ndensan ju- progresiva ele la mujer en el un iverso jurídico actua l7 , al ele la cliferencia 8
rídicam ente en esa categoría, en cuanto es so lo el hombre el que la ha qu e reivindica un «Derecho ele la mujer» que abarque a las distintas ramas
incorporado en su pl enitud , mi entras que la muje r o no se ha configu- del Derecho público y privado junto a una revisión feminis ta del co ncepto
rado como «suj eto de derecho» para una serie d e relacio nes jurídicas o y Teoría del Estado porque es a parti r ele ellos como se han configurado
lo es con limitaciones (d esde las relaciones paterno-filiales, a la eman- los contenidos «masculinos» de lo que se entiende por público y privado .
cipación, a las matrimoniales, al intercambi o socioeconó mi co o en ma- La crítica feminista se comp leta desd e aspectos que pu eden parecer
tef'ia penal) y lo mismo sucede en el ámbito de lo público (reclu yé ndo- «fo rmales», como los del len guaje en ge nera l y el jurídico e n partic¡¡]ar
se a la mujer en el privado - doméstico- incluido el d e «cuidados» y (con especial dureza hacia algun as manifestac iones concretas de la Teo-
su relación co mpleja con lo «común », a lo que se aludirá después, con ría del di scu rso) pero que son eficaces tra nsmi so res ele la id eo logía y del
un trabajo de valoración bien distinta qu e el abstracto d el intercambio) poder estata l-patriarca l.
aparecie nd o como uno de los exponentes más claros de lo que, jurídico-
constitu cionalmente, so n los «sujetos débil es». e) Aunque no se trata propia mente ele «pensa mi ento» críti co-j urídico,
A partir de lo anterior, pu ede entend erse qu e «la muj er» es todavía e n cuanto es una práctica juríd ica crítica (en realid ad Derecho positivo)
un «género », es decir, un proceso histórico y cultural en construcción. si bi en destinada , sobre tocio en algunos supu estos, a tener un desarro-
De ahí que haya qu e tomar co n cautela relativista algun as de las «carac- ll o relevante, debe mencio narse aq uí lo que genéricamente cabe Jl amar
te rísticas» que se entiende que forman parte de la «natural eza» de la mu- derecho de m inorías . Se incluyen tipos jurídicos tan distintos como el De-
jer y qu e tienen reliev e jurídico. Se afirma así qu e lo propi o de la con- recho de las comunidades o ele los pueblos indígenas, el «Derecho de los
cepción masculina y dominan te de los derechos es la de la se paración guetos» (que comenzó a tener visibilidad desde la decisiva investigación
individualizada entre ellos como manifestación del «d esvínculo» (Ga- ele Boaventura el e Sousa sobre la favela brasi leña y su ll amado «o cl ere i-
leano) que predomina en el hombre entre sentimi ento y razón, id eas y to ac haclo na rua») o el que se genera en los grupos y movimientos so-
realidad, etc., mientras que la concepción femenina de los derechos es cia les que intentan configurarse corno espacios extrasistema. Aunque
la de relación y búsqu eda de la complementariedad; igualmente, cuando tienen muy poco que ver ni social ni vitalmente, a un alto nivel de abs-
se afirma que la perspectiva masculina del Derecho es la dogmática (los tracción, se pued e señalar que se trata el e un Derecho no escrito (pero
derechos derivan de las normas) mientras que la femenina es m ate rial la calificación por ello el e primitivismo que podría seguirse no es gene-
(los derechos derivan de la justicia) ; incluso cuando desde un punto de rali za ble como pu ede advertirse en el caso ele los movimi entos sociales
vista más general se señalan incompatibilidades entre muj er y mercado tan ligados a algo tan poco primitivo como es internet), pero e n el que
o mujer-empresa porque, se dice, la «condición femenina » no es agre- lo más destacado es el protagonismo del grupo como característica co-
siva ni competitiva. Y es qu e se trata de aspectos que - al margen de la mún y qu e se manifiesta en la creación colectiva del Derech o (en el caso
valoración que puedan merecer- han surgido en un proceso históricÜ'( el e comunidades así como ele movimi entos so ciales, la participació n ni
de dominación en el que la mujer ha tratado de construir su propi a iden- siquiera es individual, a través del voto y, p or tanto, como en to ci o su
tidad «bajo condiciones», también en el Derecho, al qu e el feminismo funcionamiento, fu era de la idea de mayoría-minoría, sino del acu erdo
entiende como instrumento de articulación de ese sistema patriarcal y
de configuración del «género» (entendido como construcción histórica,
cultural y social a diferencia del concepto biológico de sexo). Y aquí está 7. Son básicos en la materia los estudios de M . L. Balaguer, Mujer y Constitución,
Cátedra, Mad rid, 2005; Igualdad y Constitución española, Ternos, Ma dr id, 2010.
la cuestión fundam en tal: que el feminismo jurídico radical entiende que 8 . A. Facio y L. Fries (comp. y se lección), Género y Derecho, La Morad a, Sa ntiago
debe luchar «contra su propia identidad », es decir, por una sociedad en de C hile, 1999; A. fac io, «H acia otra teoría críti ca del Derec ho», en Íd.

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PENS A M I ENT O C R Í TIC O , CO NS T ITU C I ON A L I SM O C RÍT I C O E L PEN SA MIENT O CRI TI CO - JUR ÍD I CO

de la asamblea como requisito necesario, de manera que cuando no hay Solo indirectamente pu ede aceptarse esta hipó tesis como consecuencia
tal se aplaza o rechaza la propuesta, lo que no sue le ocurr ir) ; asimismo, de la dinámica (más bien negativa) qu e generó ya que en absoluto puede
es característico el predominio del ámbito del Derecho objetivo, de las establecerse relación directa entre ellos. La consistencia, profundidad
normas, sobre el subj etivo, el de los derechos, e, igualm ente -como se y radical idad de los supuestos de esta teoría crítica son ajenos a los de
deduce de lo anterior- , el predominio de lo colectivo y de lo común Mayo del 68.
(más que de lo público) sobre lo particular (más que privado); y, con Se trata de construir un paradigma teórico sobre el Derecho a par-
carácter general, todo este Derecho está presidido por el principio de la tir de elaboraciones y metodología marxistas, pero no en el sentid o de
protección y seguridad del grupo, de manera que se configura en buena pretender una teoría marxista del Derecho (en el sentido de la que se ha-
medida como un mecanismo de defensa y su primera traducción jurídi- cía en la Rusia soviética con los intentos mencionados antes de Stucka
ca es la categoría de «suj eto colectivo de derechos». Finalmente, desde o Pashukhanis) sino de utilizar las categorías marxistas para compren-
el punto de vista de lo que puede considerarse como «ordenamiento ju- der la naturaleza y el papel del Derecho (burgués). Se entie nde así que la
rídico », es característico organizarse más en torno al principio de com- sociedad capitalista es esencialmente jurídica, en cuanto el Derecho no
pete ncia que al ele jerarquía. so lo es una mediación específica sino necesaria de las relaciones de pro-
Desde estos supuestos, el conflicto (su contenido «crítico») co n el De- ducción, de manera que no so lo traduce o expresa las características del
recho mayoritario está planteado y espec ialm ente la relación entre ambos sistema socioeconórnico, sino que es una exigencia de este en cuanto lo
as í como la forma ele resolver las contradicciones, sin que se inclinen, como necesita como medio de reproducción . Se manifiesta así el carácter «ac-
hasta ahora ocurre (incluso en las Constituciones más avanzadas en la ma- tivo » del Derecho, su relevancia en el capitalismo y, por tanto, la impor-
teria como son algunas latinoamericanas respecto del Derecho indígena), tancia también que adquiere el método de tratamiento.
por la superioridad del mayoritario y de sus valores que siguen siendo los A partir de aquí, de manera más concreta, se considera que el senti-
«europeos», los de la «cu ltura occ idental»; aunque literalmente se podría do del Derecho en las sociedades capitalistas se expl ica a partir de tres
incluir aquí en cuanto problemática de un cierto «Derecho de minorías» hipótesis básicas:
el conflicto que se está dando en las sociedades actuales a consecuencia 1) Pese a que las formas e instancias jurídicas se exp lican a partir de
de lo que se llama el rnulticulturalisrno, tiene otro carácter, intrasistema. las condiciones materiales de desarrollo de la vicia social, precisamente
por la complejidad de los condicionam ientos que intervienen, el Dere-
2.2.2. Manifestaciones críticas sobre la funció n del Derecho cho termina teniendo una especificidad propia que se manifiesta en que
en el capitalismo posee una «au tonomía relativa».
2) Que, a partir de ella, de esa autonomía relativa, el Derecho in-
En lo que se refiere a lo que antes se indicaba que era la otra cuestión terviene en la configuración, funcionamiento y reproducción de las re-
de la problemática del Derecho en las sociedades capitalistas como era laciones de producción.
la función que desempeña por su forma y contenido, son especialmente 3) El Derecho «representa» a esas relaciones sociales aunque de ma-
relevantes las aportaciones de la Teoría crítica del Derecho, las del Uso nera deformada, en este sentido, ideologizada (por ello, aunque en un
alternativo y, con las matizaciones que luego se harán, la de los «Estu- contexto diferente se incluye en esta corriente aportaciones corno la d e
dios jurídicos críticos» (Critica/ Legal Studies) . . M. Tigar y M . Levy, El D erecho en el ascenso del capitalismo).
Desde estos planteamientos se aborda el análisis ele las categorías ju-
a) La Teoría crítica del Derecho se sitúa originalmente en Francia y "" rídicas. Por consiguiente, la característica de esta «teoría crítica» es que,
comprende un grupo de autores que se agrupan inicialmente en torno a a diferencia de otras corrientes críticas que se sitúan en el sociologisrno
la (revista) Association Critique du Droit. A veces se ha considerado un jurídico y prescinden del saber e instrumental jurídico que permanece
9
reflej o tardío de los movimientos de Mayo del 68 en el campo jurídico . intacto, la teoría crítica, al convertirl os en su objetivo, plantea la crítica
en ese ámbito, es decir, no en el exterior sino en el interior del Derecho.
9. La obra de Michel Miaille Une introduction critique du droit, que aparece Sin embargo, esta teoría crítica no ha tenido la consideración que
en 1976, se ha considerado su inici adora, merece: de un lacio por el proyecto que contiene, su nivel teórico, ca-

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PEN SAMIEN T O CRITICO, CONSTITUCIONALISMO CRÍTICO EL PENSAM I ENT O C RITICO- JURÍD ICO

pacidad explicativa y propuesta metodológica; de otro porqu e la cons- Por eso res ul ta llam ativo que, dado que la Co nstitución de la que
tatación que se hace de esa autonomía relativa de l Derecho posibilita parten es la Consti tución del Estac\o soc ial en la que la contradicción
la apertura, a partir de ella, de actuaciones e intervenciones «bel igeran- (capital-trabajo) no ya es que «aparezca» sino que es su fundamento y
tes»; y, sobre todo, p orq ue representa uno de los pocos intentos de re- significado primero, la corriente no co necte con la problemática del
construcción de las categorías juríd icas, planteando una lucha reivindi- constitucionalismo del Estado social que es precisamente donde más
cativa frente a su aprop iación por el siste ma dominante. apoyo enco ntrarían sus supu estos básicos. Probab leme nte esta cuestión
se relaciona con la especificidad de la co rri ente que aunqu e sin duda
b) Las diferentes posiciones que pueden inclui rse bajo la expres ión con un alto fu nd amento teórico, se proyectaba, sobre todo, hacia la
uso alternativo de l Derecho tienen en común la crítica a la posición y tra- operati vi dad ju rídica.
dici ón jurídica libera l que, medi ante sus construcciones positivistas y
a través de la «pureza metódica », presentan este tratamiento del Dere- c) La otra posición a la que, con algun as reservas, se aludía con
cho como indiscutible y legitimador en cuanto construcci ón cie ntífica anterio ridad , es la de Critica! Legal Studies o, com o se conoce habi-
y, por tanto, neutral. tu almente, Estudios jurídicos críticos. A veces se la ha relacionado con
Frente a ell o se sostiene: la del uso altern ativo, considerándola algo así como su expresión ame-
1) Que el derecho es una forma política, resultado y expresión en úl- ricana. Aunque con mucha menos base teórica y carga política, tiene
timo término de la lucha de clases, en la que se regis tran tanto la vo lun- el interés y el valor de surgir en un espacio jurídico ta n poco propicio
tad e intereses de la clase dominante como las conquistas socia les histó- a las actitu des críticas al sistem a, aunque sea más en la forma empírica
ricamente conseguidas. que teórica como es propio en general de la cultura angl osajona. Por
2) Que, en consecuencia, el operador jurídico, en cuanto actúa con y eso, la única propuesta de carácter ge neral qu e ni siquiera es ex pre-
sobre esa forma política, actúa, necesariamente, políticamente y no cabe sa pero podría deducirse de la actitud de sus «practicantes» (más que
la neu tralidad. teóricos) es la siguiente: dada la característica indeterminación de los
3) La actitud prevalente del operador jurídico ha sido conformar esa enunciados y de los contenidos normativos y, en consecuencia, de la
actividad (polític,a) ele acuerdo con el orden dominan te, pero tambi én es diversidad posible de opciones que caben en ell os, existe siempre, en
posible -y por eso el operador juríqico es siempre políticamente resporl- la aplicació n del Derecho, una posibilidad de elecci ón y búsqueda de
. sable- interpretar y aplicar el Derecho des<;! e la perspectiva de las cla- una solución más ética, progresiva y transformadora que las demás. El
ses dominadas ~ de las que también puede encontrarse su hu ella, sus lu- método es, pues, casuístico, se procede caso por caso y así se plantea
chas y conquistas en el Derecho como se decía antes- y que como son también académicamente su enseñanza (D. Kennedy, R. W. Gordon).
la mayoría social cabe decir que el uso alternativo supone trasladar ese Pese a ello, su empirismo sistemático termina denunciando con clari-
principio democrá tico -el de la mayoría social- al Derecho . Es decir, dad la falsedad de las categorías clásicas (por ejemplo, la igualdad y li-
que el Derecho pu ede entenderse y ap licarse de forma «alternativa» por- bertad en la contratación 11 ).
que aloja en su seno la «totalidad social» y, tambi én, por tanto, la con- Aunque tampoco puede incluirse pro piamente en la perspectiva que
'
tradicción propia de las sociédades de clase 10 . aquí se considera, cabe citar, por el meritorio esfuerzo que ha sup ues-
La corriente del uso alternativo tuvo tamb,ién un ~destacado sesgo to -sobre todo en materia ele defensa de los derechos humanos- lo
constitucional al implicar -como presupuesto para el desarro ll o de su que se ha llamado en América Latin a (con una específica manifestació n
proyecto- una revalorización de la Constitución en la actuación judi- y valor en Colombia) el Derecho jurisprudencia! , que aunque apenas ha
cial frente a la legalidad ordinaria, a diferencia de la tendencia genera l. trascendido el ámbito garantista, en ese medio ha resultado transforma-
dor y por tanto, en ese marco, crítico.

1 O. El texto base es el de P. Barcellona (ed.), L'uso alternativo del Diritto, Laterza,


Bari, 1973. En España la co rrien te tuvo una importante representación en los trabajos de
P. An drés, N. López Calera y M. Saavedra (Sobre el uso alternativo del Derecho, Torres 11. Una consideración más amp lia de esca cuestión se encu entra en C. de Cabo, Dia-
Editor, Val encia, 1978). léctica del sujeto, dialéctica de la Constitución, Trotta, Madrid, 201 O, pp. 42 ss.

S2 'i~
EL P E NSAMI EN T O C RÍT ICO - JUR ÍDICO
P ENSA MI E NT O CR Í TICO . C O NS T I TU C ION A LI SM O C RÍ T I CO

va de fo rm as privadas ind efinid as pero impu es tas qu e des pl aza n el ga-


2. 3. N otas defin itorias del pensamiento crítico-jurídico
ran tismo d el Derec ho públi co. Es decir, el pensami en to crítico d elata
ese fal so d erech o (qu e surge so bre toci o co n la globali zació n jurídica y
A partir de todo lo anterior cabe se ii.alar que , aunque con su peculiari-
otros es pacios regional es como el europ eo) en no mbre d e una se ri e ele
dad, en el pensamiento crítico-jurídico se encu entran y con carácter de-
supu estos básicos d el Derecho cl ás ico, del esqu ema formal del Estado
finitorio tamb ién aqu ellas notas propias del pensamiento crítico:
de Derecho, cu ya func ión, por ot ra parte, co mo meca ni smo de segur i-
1) Ser el Derecho del conflicto. En distintas formas según los dis-
dad y legitim ación del sistema, d enun cia.
tintos enfoques, las diferentes posiciones expuestas ponen el acento en
De otra, el pensam iento críti co- jurídico ti ene qu e admitir en no m-
el conflicto (básicamente el socioeconómico de manera directa, pero
bre de un pluralismo jurídico plen o o tras forma s de Derecho surgid as de
también a través de otras aproximaciones como la del pod er y la do-
fu entes no con ve ncionales, sin vigencia de principios o con un entendi -
minación en diferentes formas tal como lo plantean tanto la Teoría del
mi ento mu y di stinto de estos com o so n los de jerarquía y co mpetencia ,
discurso como el feminismo jurídico) respecto del que toman partido,
ind efinición púb lico- privado y proce dimientos mucho menos fo rmales
presentándose claramente como «Derecho de parte ».
ele elaboración y reform a como es el Derecho qu e empieza a surgir en
2) Al explicar el origen y función del Derecho en las sociedades ca-
lo que comi enza a aparecer como «espacios extrasistema ».
pitalistas, rompen también la «apariencia », contribu yen a la «autocon-
Una de las claves para reso lver estas situacion es es atribuir un papel
ciencia » social, de importancia especial en este ámbito, en cuanto pre-
deci siv o en todos los procesos al princ ip io d emocráti co, radicalm ente
cisamente el Derecho es uno de los mecanismos básicos de legitimación,
exigid o y seguido con todas sus impl icaci o nes. Es lo q ue pu ede suminis-
de un lado, y de ocultamiento, de opacidad de la realidad -desigual y
trar el garantismo ad ecuado frente al qu e pretend e ofr ecer la pura ra-
conflictiva en lo real e igual y coherente en el Derecho- , de otro.
ciona lid ad técnico-jurídica.
3) Asimismo, supone un desbloqueo de la razón jurídica, presa del
positivismo jurídico con todas sus implicaciones.
En relación con esta última nota cabe seiialar que - respecto a la
temática aquí tratada- quedan por resolver estas dos cuestiones:
1) Construir una dogmática que no sea estrictamente endógena,
intrasistema, como es la que se construye a partir de un determina-
do entendimiento del Derecho que, a través de la «pureza metódica» y
«construcciones lógicas», la convierten en técnicamente indiscutible y,
finalmente, neutral o con escasa capacidad crítica. Porque, aunque en
el procedimiento argumentativo se trate de «los valores», son siempre
los positivizados y, por tanto, es muy difícil que la construcción dog-
mática (aunque siempre caben diferencias) sea contradictoria. Proba-
blemente una de las claves puede estar precisamente en ese «entendi-
miento del Derecho », como base de partida, lo que s~ relaciona con la
cuestión siguiente.
2) El pensamiento crítico-jurídico se encuentra ante una doble pro-
blemática que puede generarle posiciones de ambigüedad o contrad icción:
De una parte, resulta obligado que un pensamiento crítico-jurídico
denuncie el pseudoderecho que está surgiendo a través de mecanismos
de «coordinación», «orientacióri », «recomendación », así como una se-
rie de pseudonormas procedentes de órganos sin funciones definidas,
fuera de los principios de jerarquía y competencia, de mecanismos de
control y de difusa obligatoriedad a la vez que la utilización progresi-

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