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APELLIDO: STOCCO
NOMBRE: IVON F.
a.
Durante el período mencionado el orden estatal se basó en un
consenso ideológico de los sectores dirigentes. La idea de progreso, unida
inseparablemente a la de orden, constituyeron una unidad incuestionable para
la élite.
11
Adamovsky, E., Historia de las clases populares en la Argentina, 2012, pág. 80.
2
Zimmermann, E., Los liberales reformistas. La cuestión social en la Argentina 1890-1916, 1995, pág.
38.
1
que los mecanismos democráticos estaban restringidos para expresar el
descontento por el reparto del poder.
3
Zimmermann, 1995, pág. 56.
2
ciencia, el progreso y la educación con dicho sector de la élite, y ayudó a
elaborar muchas de estas normativas que fueron impulsadas desde el Estado,
hecho novedoso hasta entonces ya que las cuestiones laborales constituían un
área reservada a la fuerza policial y vista meramente como un problema de
disciplina social.
En cuanto al radicalismo, según Rock, recibió apoyo de las clases
medias urbanas pero el control era ejercido por miembros de la élite. 4
El sector de la élite que detentaba el poder del Estado pudo mantener el orden
social establecido cooptando a los dirigentes radicales, ya que dicho
movimiento no tenía definido un programa sino que se emparentaba a una
coalición de distintos sectores o clases sociales. Carlos Pellegrini y Saenz
Peña confiaban que el control social no se podía mantener simplemente con la
represión y una estructura política cerrada, sino que la apertura de la misma
podía generar el consenso social –que aportaría el radicalismo- al Estado sin
necesidad de cambiar el status quo. 5
4
Rock, David, El radicalismo argentino, 1890-1930, 1975, pág. 42.
55
Rock, 1975, pág. 45.
66
Cataruzza, A., Historia de la Argentina, 1916-1955, 2009, pág. 41.
7
Suriano, El anarquismo, en Lobato, M., El progreso, la modernización y sus límites (1880-1916), 2000,
pág.17.
3
permitió la expulsión de muchos dirigentes. En relación al anarquismo,
podríamos decir que el orden social se mantuvo de manera puramente
represiva, y estaba reservada a la policía y el ejército. El anarquismo parecía la
respuesta lógica –con su posición antipolítica- a la permanente represión que el
Estado ejercía, especialmente frente a la ola de huelgas que se produjo desde
fines del s. XIX y hasta bien entrado el s. XX.
b.
Cataruzza caracteriza el período mencionado como el de una creciente
organización social y sindical, con la presencia dominante del anarquismo –que
hacia 1910 había declinado- y del socialismo en menor medida. 8 Las protestas
sectoriales adoptaban la forma de huelgas que estaban desarticuladas, en gran
medida porque en el anarquismo hegemoniza la opinión individualista frente a
la organizativa.
El anarquismo, dice Suriano, no planteaba la lucha de clases como
Marx en un sentido de enfrentamiento uno a uno entre trabajadores y
burguesía, sino que habría la interpelación hacia todas las clases o sectores
que sufrieran alguna forma de opresión, con lo cual el artesanado y otros
sectores populares pudieron sentirse identificados con su prédica.
Su tendencia antipolítica los diferenciadas de todas las formas de
socialismo, tanto la revolucionaria –que por supuesto aspiraba a la toma del
poder- como las reformistas que intentaban por vía legislativa y electoral
educar al pueblo y gradualmente reformar el Estado y la sociedad hacia una
sociedad socialista y más justa en lo social.
En 1901 el anarquismo y el socialismo fundan la FOA (Federación
Obrera Argentina), que marca el triunfo de la tendencia organizativa en aquel
movimiento. Un año después, al retirarse los socialistas, la FOA era controlada
por los anarquistas.
Las pésimas condiciones laborales y de vida de los trabajadores
impulsaban el recurso a la huelga general, que finalmente se produjo en 1902.
El Estado respondió con la mencionada Ley de Residencia, el estado de sitio, y
la represión. Luego de que la FOA se transformara en la FORA (con el
aditamento de la fórmula “regional”) la adhesión a la doctrina anarquista hizo
naufragar la fusión con los socialistas y debilitó al movimiento.
8
Cataruzza, 1995, pág. 37
4
La represión frente a nuevas huelgas a partir de 1909 y el pase a la
clandestinidad de los dirigentes anarquistas marcaron el inicio del declive de
dicha tendencia. La fusión con sindicatos no anarquistas finalmente se produjo
en el marco de la CORA en 1915 al precio de romper con la adhesión al
comunismo anárquico, lo que produjo la ruptura de la central sindical.
A pesar de dichas diferencias, el anarquismo compartía con el
socialismo el acento en la educación y la formación de los obreros, camino de
la superación personal y social. A través de una dilatada red de centros
culturales difundieron su pensamiento y acción libertaria. 9
9
Suriano, 2000, pág. 8.
10
Adamovsky, 2012, pág. 81.
11
Adamovsky, 2012, pág. 88.
5
llamaría “sindicalismo revolucionario” y sería una separación de los sindicatos
socialistas, que tendría gran importancia a partir de esa fecha.
Según Adelman, los socialistas europeos a partir de la década de 1890
habían abandonado la vía revolucionaria, y aceptado la participación política en
el marco de la democracia liberal. 12 El partido socialista de Juan B. Justo se
inscribe en esta tendencia, y adhiere a una vía pacífica y gradual al socialismo
que no impugna al capitalismo como un todo. Ellos suponían que la tendencia
de dicho sistema a concentrar la riqueza y generar trabajadores cada vez más
pobres y en mayor cantidad terminaría inclinando la balanza electoral a su
favor como verdaderos representantes de los intereses de dicho sector.
c.
Para Rapoport, la primer década del nuevo siglo fue una de gran conflictividad.
Al caer las exportaciones agropecuarias se generó desocupación y fomentó las
12
Adelman, J., El partido socialista argentino, en Lobato, 2000, pág. 6.
13
Cataruzza, 2009, pág. 4.
6
huelgas; el estallido de la Primera Guerra Mundial agravó la situación a restringir más
las exportaciones y hacer descender abruptamente el flujo inversor externo. 14
El abandono del patrón oro y la adopción del dólar junto a la libra esterlina
como monedas de referencia internacional se asociaron con una creciente inflación.
14
Rapoport, M., Historia económica, política y social de la Argentina, 2000, pág. 58.
15
Rapoport, 2000, pág. 72.
7
produjo el retiro de las inversiones norteamericanas en Europa y la consiguiente crisis
política que derivará en una nueva guerra.
Con el fin de la Primera Guerra los precios de los bienes primarios que
exportaba Argentina cayeron, produciendo un deterioro de los salarios y fomentando
una crisis social que ya había originado una ola de huelgas y protestas desde principio
de siglo. Hubo un lapso de prosperidad de unos años a partir de 1922 hasta que se
produjo el crack financiero del ’29, que hundió al peso argentino.