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El mito nos cuenta que Psique era la hija menor del Rey de Anatolia.
Su inigualable belleza la mantenía aun soltera pues nadie se atrevía a pedir su mano de tan
hermosa que era.
Eros al verla, se distrajo, hiriéndose a sí mismo con una de sus mágicas flechas
y quedó enamorado al momento.
Con todo el esplendor de una boda, Psique fue llevada a la roca y abandonada en
ella. Al poco rato, una suave brisa la levantó y se la llevó, depositándola
suavemente en un tranquilo campo donde se quedó dormida. Al despertar, se
encontró en el más exquisito palacio que pudiera imaginar. Voces celestiales la
exaltaban a pedir los mas deliciosos manjares, los más bellos vestidos y las más
finas joyas, más no le respondían acerca de su marido, sólo le pedían paciencia
hasta que cayera la noche.
HERMENÉUTICA
La hermenéutica significa traducción, explicación o interpretación que permite la
comprensión.
De manera personal, el mito representa para mí una historia que hay que leer
entre líneas para poder obtener su verdadero valor. Las representaciones
artísticas del mito de Eros y Psique siempre incluyen elementos que ponen de
manifiesto el estatus divino de Eros (alas, flechas, etc.) y la condición
absolutamente humana de Psique (recostada en una piedra, con los pies en el
piso, etc.). De ahí surgió mi curiosidad por leer (entre líneas) e interpretar este
mito, que es, a semejanza de lo que estudia la psicología en la cual me formé, un
viaje del alma.
INTERPRETACIÓN
Psique significa alma, pensamiento, mente para algunos, espíritu para otros. Eros
es en general, el amor. En un inicio, ésta unión se tiene que dar a ciegas, sin que
el alma pueda ver al amor tal y como es. Remite a la etapa primera del
enamoramiento, a ese amor que ciega pero seduce cada día.
La belleza de Psique es la pureza del alma. Una belleza tal que genera temor y
que es muy preciada pues se pierde muy fácilmente.
Eros, el amor, es un dios soberbio y decidido, que prodiga placeres a manos llenas
mientras se encuentra satisfecho. Pero se desvanece con la misma facilidad
llevándose todo aquello que trajo.
Este descubrimiento trae para Psique, es decir, para el alma, abandono y soledad,
sufrimiento. Es este sufrir sin medida lo que lleva al alma a realizar las más
asombrosas proezas en función de volver a ver ese rostro, de volver a ese palacio
de ensueño donde sólo existía el placer.
Las pruebas a las que Psique se somete le ayudan a crecer, a solidificar ese amor,
ese deseo de reencontrarse con Eros.
Al bajar al Hades, Psique demuestra una vez más que está lista para volver con su
amado, pero la humana curiosidad la lleva a abrir la caja (botella en algunas
versiones). Esto representa el error humano. La curiosidad es un instinto que lleva
al hombre y a la mujer a realizar actos equivocados.
No es sino hasta que el alma ha crecido en sí misma y dominado sus instintos que
el amor no se aparece para quedarse con ella y volverla inmortal.
Los Dioses reciben al alma en su reino como una más de ellos. El alma
enamorada, no enceguecida, es la que tiene acceso a la divinidad, a la exaltación
espiritual. Es el alma que ha visto el verdadero rostro del amor, despertando su ira
con su errante humanidad, la que puede retener al amor a su lado.
A fin de cuentas el mito de Eros y Psique es una historia de amor y como tal me
conmovió desde la primera vez que la leí.
Es el camino que el alma debe recorrer para ser digna de permanecer al lado del
amor. La parte humana del alma es la que, a través de la curiosidad, separa a
estos amantes destinados desde siempre a estar juntos.
Pienso que como humanos debemos recorrer caminos y realizar tareas que no
son sencillas pero que nos ayudan a crecer y a desarrollarnos de tal manera que
podamos entablar relaciones reales, de amor, sí, pero basadas en lo que podemos
ver del otro, no dominadas por el enamoramiento inicial que aunque siempre
prevalece, es efímero y engañoso.
Por otro lado, creo que el amor también madura al reconocer en el alma el camino
recorrido. Eros domina su soberbia y perdona a Psique por haberse dejado llevar y
ser curiosa. En este sentido entiendo que es a partir de esta madurez que las
relaciones pueden construirse y solidificarse, no antes, no cuando ni el alma ni el
amor están preparados para ceder ante la naturaleza del otro, sea esta humana o
divina.
Este mito me provoca pensar no sólo en la naturaleza de las relaciones amorosas
sino en las de todo tipo y en mi formación como psicóloga (tanto como en la vida
misma) es muy importante ir comprendiendo la naturaleza de estas relaciones.
CONCLUSIÓN
No resalta mucho dentro del mito la aparición del Oráculo de Delfos, no obstante
desde mi perspectiva tiene una participación contundente en la historia tanto de
Psique y Eros como de la humanidad misma.
Dicen algunas versiones del mito que un viento pone a Psique a salvo de
desposar “a un ser ante el que tiembla el mismo Zeus”, pero no es así. En
realidad, esta unión si se lleva a cabo.
Eros, herido en su torpeza con una de sus propias flechas, queda enamorado de
Psique a quien no flecha para que se enamore del más horripilante ser. Y es él
quien a fin de cuentas desposa a Psique.
Es destino de cada alma encontrarse con el amor y perderlo. Hacer arduas faenas
y crecer para que eventualmente el amor vuelva a ella, quizá con otros rostros y
nombres.
Más allá de lo que cuenta la historia, el amor, hoy y siempre es tan poderoso que,
no importa la belleza, la nobleza o la divinidad, pone a temblar a todos, incluido el
mismo Zeus.