Sunteți pe pagina 1din 4

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN.


PROGRAMA NACIONAL DE FORMACIÓN AVANZADA EN
EDUCACIÓN.
ESPECIALIZACIÓN DIRECCIÓN Y SUPERVISIÓN.
CARIACO, MUNICIPIO RIBERO DEL ESTADO SUCRE.

CLIMA ESCOLAR

LIDERAZGOS DEMOCRÁTICOS PARA LA PARTICIPACIÓN, EL


PROTAGONISMO Y LA CORRESPONSABILIDAD EN LA MEDIACIÓN Y
RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS.

PARTICIPANTE: ASESOR:

LICDA. SONIS QUILARQUEZ. MCS LUIS LAREZ.

C.I Nº 9.454.136.

squilarquez@gmail.com.

ENERO 2019.
CLIMA ESCOLAR

LIDERAZGO DEMOCRÁTICO PARA LA PARTICIPACIÓN, EL


PROTAGONISMO Y LA CORRESPONSABILIDAD EN LA MEDIACIÓN Y
RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS.

La violencia es una constante en la vida de gran número de seres


humanos en todo el mundo, y afecta a todos de un modo u otro. Para
algunas personas, permanecer a salvo consiste en cerrar puertas y
ventanas, y evitar los lugares peligrosos. Para otros, en cambio, no hay
escapatoria, porque la amenaza de la violencia está precisamente detrás de
esas puertas, oculta a los ojos de los demás. La experiencia demuestra que
la violencia dentro de la sociedad no se confina absolutamente dentro de las
fronteras nacionales, ella puede traspasar el límite de las comunidades y
arrastran a las regiones al conflicto intersociedades, todo ello es motivo para
educar en una cultura de paz.

La paz implica la dignidad humana y la existencia de una sociedad de


elevada justicia y reducida violencia. Alcanzarla como máxima aspiración de
la humanidad y condición para su propia existencia, requiere la preparación
de los ciudadanos que han de sostenerla, concretarla en acciones en los
distintos contextos en que se desenvuelve el individuo de acuerdo con los
roles sociales que asuma dentro de su núcleo familiar y social.

Teniendo en cuenta que la familia es “un sistema abierto que está


recibiendo de manera continua, como unidad, las influencias de otros grupos
sociales; recibe los de la escuela a través de los hijos y del contacto con los
maestros y padres; está influenciado por la vida socio- política del país;
desde su inserción socio- laboral de los familiares adultos; recibe influencia
de la opinión social de la comunidad cercana, es importante que la institución
escolar y específicamente el maestro, conozca el impacto o repercusión que
ha tenido éstos en la familia de cada uno de sus educandos para actuar con
perspicacia en su futura orientación y en las relaciones interpersonales con
los padres y extra –familiares.

Por lo antes expuesto, los directivos de las instituciones educativas,


por su condición de dirigentes del sistema educacional en los distintos
niveles, deben sentar las pautas, orientar, controlar, concretar la política
educacional y por tanto requieren obtener la preparación teórica que les
permita tomar conciencia de la presencia del problema y la necesidad de
cambiar estilos de dirección, métodos, crear relaciones con sus subordinados
que constituyan un modelo de Cultura de Paz.

También deben modificar estilos de actuación y dirección, de directivos


autoritarios a democráticos, que faciliten la creación de un sistema de
relaciones signado por la Cultura de Paz que propicie la participación activa,
real de los sujetos implicados en las relaciones de subordinación y estimule
la formación de un sentido de pertenencia y compromiso.

El éxito del trabajo de dirección de la institución escolar está


determinado por el grado de organización alcanzado en él. La organización
constituye el aspecto más visible del proceso de dirección; se refiere a la
ordenación, colocación, disposición, sistema estructurado según principios
preestablecidos, y expresa la idea de normar algo, con el fin de alcanzar
objetivos bien definidos. La dirección de los procesos educativos consiste en
la planificación, organización, regulación, control y evaluación de los
procesos sustantivos y de aseguramiento, que constituyen el contenido de la
actividad de las instituciones educativas (el trabajo político – ideológico, el
proceso de enseñanza aprendizaje, el trabajo metodológico, el trabajo
científico – investigativo, el trabajo con la familia y la comunidad, el trabajo
con las organizaciones políticas y de masas de la institución educativa, entre
otros procesos) que desencadenen la paz individual y colectiva.

Todo director debe buscar en su centro educativo que los y las


estudiantes junto a su núcleo familiar sean Educados y/o formados para vivir
en paz con los demás, lo que implica: Educar para el conflicto, hecho
inevitable, para el cual hay que tratar de buscar una regulación positiva, en
todo lo posible por medios no violentos. Educar para la tolerancia. En el
respeto al otro, a sus puntos de vista, opiniones, forma de actuar y de
pensar; preparar a los educandos para valorar a los demás sin extremismos,
prejuicios o perfeccionismos.

Los directores deben liderar con el ejemplo el Educar para la


solidaridad, la ayuda mutua y la comunicación afectiva entre los seres
humanos basada en una ética de las relaciones interpersonales; la
comprensión mutua, un proceso de empatía, abrirse a los demás, superar los
prejuicios y el egocentrismo. Educar para la convivencia. Respeto de normas
que regulan las relaciones interpersonales, tanto jurídicas como
consensuadas, el papel regulador de los valores morales de la conducta y las
relaciones interpersonales, cumplir deberes en los distintos contextos.

En fin los directores de las diferentes casas de estudios tienen que


comprometerse a ejercer un liderazgo democrático para la participación, el
protagonismo y la corresponsabilidad en la mediación y resolución de
conflictos, debido a que los tiempos actuales demandan examinar con
especial atención, de forma permanente y actualizada, las condiciones en
las que se desarrolla el proceso de enseñanza-aprendizaje para contribuir
al desarrollo sostenible y mejorar las perspectivas de paz, como factores
claves en el desarrollo social y humano de los pueblos.

S-ar putea să vă placă și