Se denomina Gestión Ambiental al proceso orientado a administrar, planificar, evaluar y
monitorear con la mayor eficiencia posible los recursos ambientales existentes en un determinado territorio, buscando la mejora de la calidad de vida de sus habitantes, dentro de un enfoque de desarrollo sostenible, es decir, considerando sus vínculos con los aspectos sociales y económicos, así como los impactos de las decisiones actuales sobre las decisiones futuras. La Gestión ambiental debe estar articulada al Plan de Ordenamiento Territorial y al Plan de Desarrollo Local Concertado, así como a las políticas sobre educación, participación ciudadana, recursos naturales, biodiversidad cultura, entre otras.
PARA LOS 100 PRIMEROS DÍAS DE GESTIÓN
1. ¿Qué se puede hacer desde la municipalidad para prevenir o afrontar riesgos
ambientales como inundaciones, huaycos, lluvias intensas que generan problemas en la prestación de servicios públicos?
Iniciaría revisando si el Plan de Desarrollo Concertado ha considerado la gestión del riesgo
de desastre en los ámbitos de prevención, rehabilitación y reconstrucción. En el ámbito de prevención, se debe fortalecer el conocimiento integral de la realidad para planificar acciones tales como incorporar las mejores normas de construcción en zonas rurales y urbanas e incluir proyectos de inversión para cerrar brechas agudas en infraestructura. Este conocimiento orienta la elaboración de planes de contingencia y planes de continuidad operativa a implementar, en caso de desastres. En el ámbito de rehabilitación, de ocurrir un desastre, se debe garantizar el funcionamiento de los medios de vida de las personas, lo cual requiere (i) la provisión de los servicios básicos indispensables, (ii) actualizar el conocimiento integral de la realidad y (iii) asegurar la continuidad de la planificación. Entonces, se verifica qué entidades en los tres niveles de gobierno continúan operando en el territorio y cómo aplican sus planes de contingencia. Asimismo, se analiza la información de las evaluaciones de daños para actualizar el diagnóstico de necesidades porque la imagen del territorio actual ha cambiado. Se identifica la nueva realidad local (a nivel de ecosistemas, cuencas, ejes de desarrollo) y los efectos del desastre en la provisión de servicios a las personas (con énfasis en distancias y tiempos que asumen las personas para acceder a los servicios, a nivel de centros poblados, distritos y provincias). Esto permite definir las nuevas prioridades (p. ej. asegurar acceso a servicios públicos con estándares básicos y actividades productivas de subsistencia), con la participación de los tres niveles de gobierno, sector privado y sociedad civil, e identificar la necesidad de reorientar o gestionar
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recursos adicionales. c. En el ámbito de reconstrucción, se actualizan las políticas y los planes para retomar el camino hacia la imagen de territorio deseado. Esto implica analizar más profundamente la realidad porque las estrategias planteadas en la situación estable (sin desastre) no son aplicables en el nuevo contexto. Asimismo, se definen objetivos y acciones estratégicas que permitan reducir el riesgo de nuevos desastres y garantizar condiciones sostenibles para el desarrollo pleno de las personas, con relación a la visión de futuro concertada del país. Después de revisar y actualizar, de ser necesario, el Plan de Desarrollo Concertado, en el Plan Estratégico Institucional se debe revisar si han sido identificados correctamente los peligros generados por fenómenos de origen natural y peligros inducidos por la acción humana y analizar la vulnerabilidad de la población que habita en el territorio. Enseguida se debe revisar si el objetivo estratégico institucional ha sido correctamente definido. Igualmente, si se han formulado correctamente las acciones estratégicas institucionales (AEI), tanto las de carácter permanente para la estimación, prevención, reducción y preparación frente al riesgo (de acuerdo con el respectivo plan de prevención y reducción del riesgo de desastres) y otros a AEI de carácter contingente para la respuesta, la rehabilitación y la reconstrucción después de ocurrido el riesgo (según los respectivos planes y directivas normadas por el órgano rector). Culminada la parte estratégica, se pasa a la parte operativa, es decir al POI. La guía para el planeamiento institucional señala que al diseñar el PEI, la entidad incluye un Objetivo Estratégico Institucional; referido a la gestión del riesgo de desastre que incluye Acciones Estratégicas Institucionales permanentes y otras de carácter contingente asociados a la respuesta inmediata frente a la emergencia, la rehabilitación y la reconstrucción. Entonces, cuando se elabora el POI, se programan las Actividades Operativas que corresponden a las distintas AEI definidas. La inclusión de Actividades Operativas contingentes en el POI no modifica su estructura permanente; es decir, se mantienen los objetivos y acciones estratégicas planificadas de acuerdo con la estrategia institucional. Sin embargo, de ocurrir un riesgo alto, se podrían reorientar recursos de las Actividades Operativas permanentes hacia aquellas vinculadas a la respuesta inmediata frente a la emergencia, mientras se gestionan recursos adicionales. Esto supondría la modificación del presupuesto. De ocurrir un evento que origina un desastre, se activa el plan de contingencia y continuidad operativa. La entidad programa sus Actividades Operativas relacionadas a bienes o servicios (AEI) para la rehabilitación y reconstrucción que corresponden a la estructura permanente de su PEI.
Base legal
Directiva 001-2017-CEPLAN/PCD, Directiva para la actualización del Plan
Estratégico de Desarrollo Nacional Reglamento de la Ley 29664, Ley que crea el Sistema Nacional de la Gestión del Riesgo de Desastres, define el Riesgo de Desastre
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Guía para el Planeamiento Institucional, Modificada por Resolución de Presidencia de Consejo Directivo 062-2017-CEPLAN/PCD.