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EL INVITADO

Autor: Alejandro Camarena

Desde el momento en el que Luis entró a la casa se sintió observado por alguien,
pero él sabía que esto era ridículo; pues el viejo Pedro había muerto un día antes y
no tenía ni familia, ni amigos en ese lugar.
Sin dar más importancia a esto, Luis comenzó a recorrer la vieja casa de un lado a
otro. Pero al hacerlo, poco a poco esa extraña sensación fue aumentando. Esto lo
hizo pensar por un momento que quienes lo observaban, no eran otros, sino las
personas retratadas en los cuadros que colgaban de las paredes.

Sin embargo, Luis creyó que eran solamente sus nervios los que lo habían
traicionado nuevamente, así que no dudó en seguir con su camino en medio de las
miradas tétricas y vacías de aquellas pinturas.
Tras apenas unos minutos de haber entrado a la casa, Luis encontró una puerta
cerrada con llave. Pensando en ese momento que más allá de la puerta tenía que
estar lo que él buscaba, Luis forzó la cerradura de la misma forma en la que lo había
hecho con la puerta de la entrada.
Después de abrir la puerta Luis entró al cuarto e inmediatamente su atención se
posó en un altar sobre el cual estaban un par de velas aún encendidas y otra pintura
más.

Al ver al viejo Pedro en el cuadro, un escalofrío recorrió el cuerpo de Luis, pues en


ella, el viejo tenía una apariencia horrible y distorsionada, de cierta forma diabólica.
Como si se tratará de un demonio el que se encontraba dentro de la pintura.
Hasta ese momento Luis nunca había hecho caso a todos los que decían, que por
las noches, al pasar cerca de aquella casa maldita, se podía escuchar como el
siniestro viejo platicaba con alguien desconocido. Alguien que en lugar de voz emitía
un horrible y atroz sonido, que al parecer, alegraba al viejo de alma negra
únicamente con oírla.
A Luis jamás le importaron estas historias, a él solamente le importaba una cosa del
viejo Pedro, su dinero.
Pensando en esto, Luis súbitamente sintió que había alguien atrás de él, y de
inmediato su sangre se volvió tan fría como el hielo, a causa del horror de lo que
esto significaba.
Todos aseguran que en la misma noche en la que Luis desapareció para siempre
de este mundo, se escuchó una vez más la macabra risa del viejo Pedro.
Es por esto que nunca nadie pasó otra vez cerca de la casa del viejo. Pues además
de haber muerto una noche antes; todos sabían que el único capaz de hacer reír al
maldito viejo, no era otro más que el demonio mismo.
LOS ARQUEROS
Autor: Arthur Machen

Pasó durante la Retirada de los 80 mil, y la autoridad de la censura es suficiente


excusa para no ser más explícito. Pero pasó durante el más terrible día de aquella
terrible época, el día en que la ruina y el desastre llegó tan cerca que su sombra
cayó sobre Londres; y, sin ninguna noticia certera, los corazones de los hombres se
angustiaron; como si la agonía de los ejércitos en el campo de batalla hubiera
ingresado en sus almas.
En este amargo día, cuando trescientos mil soldados con sus artillerías se
desbordaron como una inundación contra la pequeña compañía inglesa, había un
punto específico en nuestra línea de batalla que estaba en peligro atroz, no de mera
derrota, sino de suprema aniquilación. Con el permiso de la Censura y de los
expertos militares, esa posición podía ser descripta como una saliente, y si esa
unidad que la defendía era aplastada y quebrada, entonces, todas las fuerzas
británicas serían despedazadas, y los Aliados deberían retroceder y se perdería
inevitablemente el Sedán.
Durante toda la mañana los cañones alemanes habían tronado y desgarrado el
área, y a los cientos o más de hombres que la defendían. Los hombres bromeaban
sobre los cañonazos y encontraban nombres graciosos para estos, hacían apuestas
y los recibían con pequeñas canciones. Pero las balas seguían explotando y
desgarrando las extremidades de buenos ingleses, y a medida que las horas del día
avanzaban, también lo hacían los terribles cañonazos. Parecía que no había auxilio.
La artillería inglesa era buena, pero no había suficientes unidades cerca y las que
quedaban habían sido rápidamente reducidas a chatarra por las explosiones.
Hay momentos en una tormenta en el mar en que la gente se dice entre sí, “esto es
lo peor; no puede ser más duro.” Y entonces hay un trueno diez veces más fiero
que todos los anteriores. Así estaban en esa trinchera los británicos.

No había corazones más fuertes en el mundo entero que los de aquellos hombres;
pero igualmente se veían espantados por esos mortíferos cañonazos alemanes que
les caían encima y los aplastaban. Y en un momento pudieron divisar desde sus
cubrimientos, que una tremenda muchedumbre se estaba movilizando hacia sus
líneas. Los quinientos supervivientes que aún resistían pudieron divisar a lo lejos a
la infantería alemana que venía a presionarlos, columna tras columna, una hueste
de hombres grises, diez mil de ellos.
No había mucha esperanza. Algunos de ellos se chocaron las manos. Un hombre
improvisó una nueva versión del canto de batalla, “Adiós, adiós a Tipperary,”
terminando con “y no volveremos más”. Todos se comenzaron a despedir con
rapidez. Los oficiales creían que esta sería una buena oportunidad de ascenso; en
tanto los alemanes avanzaban línea tras línea. El humorista de Tipperary preguntó:
“¿qué precio tiene en Sidney Street?” Y un par de ametralladoras hicieron lo mejor
posible. Pero todos sabían que era inútil. Los cuerpos grises seguían su avance en
compañías y batallones, y otros se les unían, y se expandían y avanzaban más y
más.
“Mundo sin fin. Amén,” dijo uno de los soldados con cierta irrelevancia, mientras
apuntaba y disparaba. Y luego recordó, no podía saber el porqué, un extraño
restaurante vegetariano en Londres, donde había ido una o dos veces a comer
excéntricos platos de coteletas hechas de lentejas y nueces que pretendían ser
bistecs. Todos los platos de ese restaurante tenían impresos una figura azulada de
San Jorge, con la consigna Adsit Anglis Sanctus Geogius, que San Jorge ayude a
los ingleses. Este soldado resultó que sabía latín y otras cosas inútiles, y en ese
momento, mientras disparaba a su hombre en la masa que avanzaba, a 300 yardas
de distancia, vociferó aquella pía frase vegetariana. Y siguió disparando hasta el fin,
y al final Bill, a su derecha, tuvo que abofetearlo alegremente para obligarlo a
detenerse, diciéndole que si seguía así, malgastaría las municiones de Su Majestad
y no podía desperdiciarlas en horadar pequeños parches de alemanes muertos.
El estudiante de latín, luego de pronunciar su invocación, sintió algo así como una
sensación de entre estremecimiento y shock eléctrico. El rugido de la batalla se
acalló en sus oídos y se trocó en un apacible murmullo, y en vez de tal sonido,
escuchó, según dijo luego, una gran voz, que resonaba como el trueno:
“¡Formación, formación, formación!”
Su corazón comenzó a arder como una brasa y luego se enfrió como el hielo, ya
que le pareció escuchar como un tumulto de voces respondía al llamamiento.
Escuchó, o creyó escuchar, a cientos que gritaban: “¡San Jorge, San Jorge!”
“¡Ha! Señor; ¡ha! ¡dulce Santo, sálvanos!”
“¡San Jorge por la feliz Inglaterra!”
“¡Salve! ¡Salve! Monseigneur San Jorge, socórrenos.”
“¡Ha! ¡San Jorge! ¡Ha! ¡San Jorge! Un fuerte y enorme arco.”
“¡Caballero del Cielo, ayúdanos!”
Y mientras el soldado escuchaba esas voces, vio frente a sí mismo, más allá de la
trinchera, una larga línea de formas, con aureolas resplandecientes a su alrededor.
Eran como hombres que llevaban arcos, y luego de un grito, lanzaron su nube de
flechas, silbando y zumbando a través del aire, hacia la masa de alemanes.
Los otros hombres en la trinchera seguían disparando. No tenían esperanza; pero
seguían apuntando como si estuvieran disparando en Bisley. De pronto uno de ellos
elevó su voz en inglés, “¡Dios nos ayuda!” gritó al hombre que estaba a su lado,
“¡esto es maravilloso! ¡Mira a aquellos hombres, míralos! ¿Los ves? No están
cayendo por docenas, ni por cientos; caen por miles. ¡Mira, mira, mira! Mientras te
digo esto, ha caído un regimiento.”
“¡Cállate!” dijo el otro soldado, tomando un blanco, “¡que estamos por ser
gaseados!”
Pero luego de hablar tragó saliva del asombro, ya que era verdad que los hombres
grises estaban cayendo por miles. Los ingleses podían escuchar los gritos guturales
de los oficiales alemanes, el crepitar de sus revólveres al disparar a los renuentes;
y cómo línea tras línea, caían todos por tierra.
En todo momento el soldado cultivado en el latín escuchaba el grito: “¡Salve, salve!
¡Monseigneur, santo, rápido en nuestra ayuda! ¡San Jorge, ayúdanos!”
“¡Sumo Caballero, defiéndenos!”
Las zumbantes flechas volaban tan rápido y en espesas nubes que oscurecían el
cielo; la masa pagana se iba disolviendo frente a los soldados.
“¡Más ametralladoras!” gritó Bill a Tom.
“No los escuches,” respondió Tom. “Pero, gracias a Dios, de todas maneras; hemos
triunfado.”
De hecho, hubo diez mil soldados alemanes muertos antes de llegar a esa saliente
de la tropa inglesa, y consecuentemente no alcanzaron Sedán. En Alemania, un
país regido por los principios científicos, el Alto Mando General decidió que los
indignos ingleses habían utilizado tanques que contenían un gas venenoso de
naturaleza desconocida, y no hallaron heridas reconocibles en los cuerpos de los
soldados muertos. Pero el hombre que había probado nueces que sabían como
bistec supo que San Jorge había traído esos arqueros de Agincourt a auxiliar a sus
pares.
CAROLINA
Autor: Charles Nodier

Una joven de dieciocho años, llamada Carolina, inspiró la más violenta pasión a
un hombre de edad madura, y como a los cincuenta uno es, según se dice, más
enamoradizo que a los veinte —aunque con menos medios para complacer—, el
herrumbroso pretendiente asediaba sin cesar a Carolina, que estaba lejos de
corresponder a sus sentimientos.

Pero esta muchacha cometió el más imperdonable de los errores: ponerle en


ridículo y atormentarle, cuando debería haberse contentado con alejarse de él con
frialdad y decencia. Al cabo de tres años de perseverancia por una parte y de
malos tratos por la otra, el infortunado amante sucumbió a una enfermedad de la
que aquel funesto amor fue en gran parte el origen.

Sintiendo cercano su fin, solicitó, como último deseo, que Carolina se dignase al
menos ir a recibir su eterno adiós. La joven rechazó tajantemente este ruego. Una
de sus amigas, que estaba presente, le dijo amablemente que haría bien en
conceder este triste consuelo a un infeliz que moría por y para ella. Sus consejos
fueron inútiles. Vinieron por segunda vez a hacerle el mismo ruego, añadiendo que
el enfermo solicitaba ver a Carolina más por el interés de ella que por el suyo
propio. Pero este segundo mensaje no corrió mejor suerte que el primero.

La amiga de Carolina, indignada por esta dureza hacia un moribundo, la acució


con más energía y le reprochó su coquetería y malos procedimientos hacia un
hombre a quien al menos podía ofrecer un instante de piedad como
expiación. Carolina, cansada de tales impertinencias, consintió finalmente de muy
mala gana y dijo:

—Vamos, llévame a casa de tu protegido: pero sólo estaremos un momento, te lo


advierto, no me gustan ni los moribundos ni los muertos.

Las dos amigas partieron finalmente.

El moribundo, al ver entrar a Carolina, hizo un último esfuerzo y tomó la palabra


con voz apagada:

—Ya no hay tiempo, señorita —dijo—, me habéis negado con crueldad la dicha de
veros cuando os lo he rogado: sólo deseaba perdonaros mi muerte. A partir de
ahora me veréis más a menudo que en el pasado. Recordad solamente que
habéis tardado tres años en llevarme dolorosamente a la tumba... Adiós,
señorita... Hasta esta noche.
Al acabar de decir estas palabras, que le costó un trabajo infinito pronunciar,
expiró.

Carolina, presa del horror, huyó precipitadamente. Su amiga usó todos los medios
posibles para calmar su extrema agitación. Carolina le suplicó que pasara la
noche con ella. Dispusieron otra cama en la misma habitación, dejaron los
candelabros encendidos, y las dos amigas, como no podían dormir, estuvieron
mucho tiempo hablando entre ellas. De repente, hacia la medianoche, las luces se
apagaron por sí solas.

Carolina exclama con terror:

—¡Ya está aquí! ¡Ya está aquí!

Su amiga, que sólo oye ahogados suspiros, seguidos de un profundo silencio,


reúne sus fuerzas y llama arrebatadamente; acude la gente de la casa, intentan
encender los candelabros, pero es inútil.

Al cabo de un cuarto de hora, que transcurre en medio de mortales angustias,


suena el reloj. Carolina lanza un profundo suspiro, como alguien que sale de un
largo sopor. Las velas se encienden solas; la gente de la casa se retira,
y Carolina, con una voz agonizante, dice:

—¡Ah! ¡Por fin se ha ido!

—¿Lo has visto entonces?

—Sí, y estoy totalmente segura de que cumplirá sus amenazas.

—¡Y qué! ¿Te ha hablado?

—Esto es lo que acabo de oír: durante tres años vendré todas las noches a pasar
un cuarto de hora con vos. Por lo demás, estad tranquila, no os haré ningún daño;
limito mi venganza a obligaros a ver cada noche a aquel a quien habéis llevado a
la tumba a causa de vuestra imprudente conducta.

La amiga, que no sentía mucha curiosidad por ver repetirse la misma escena, se
negó a pasar las noches siguientes con Carolina, quien le reprochó que la
abandonase a un vampiro.

Las visitas nocturnas continuaron.

Carolina, bella, rica, dueña de sus acciones, y con veintiún años, quiso casarse
con la esperanza de alejar al fantasma; pero el rumor de las apariciones hizo
desistir a los pretendientes. Sólo uno, un gascón, llamado Señor de Forbignac, se
presentó y se ofreció como esposo. La necesidad le obligó a aceptar; pero al día
siguiente de las bodas (sin que llegara a saberse cómo había transcurrido la
noche) el gascón desapareció con la dote y muchas joyas que no formaban parte
de ella.

La amiga de Carolina, sensible a tantas desgracias, acudió junto a ella, la consoló


lo mejor que pudo y la llevó a un lugar donde concluyó tristemente su penitencia.
Pasados los tres años, su vampiro le anunció al fin que ya no le vería más; y
cumplió su palabra. Una lección tan severa suavizó su carácter. La muerte del
Señor de Forbignac, que tuvo la honestidad de no volver, dejó libre
a Carolina para que pudiera casarse de nuevo, y esta vez encontró un esposo
que la hizo totalmente feliz.
EL ATAQUE ALIENÍGENA
Autor: Leonardo Rodriguez Diego

Estamos en un acorazado en camino a la órbita de la tierra debido a que una nave


de transporte desapareció así que nos pidieron investigar.
Llegando a la órbita descubrimos que la nave entera junto con su cargamento fue
destruida, creíamos que eran contrabandistas pero ellos roban el cargamento -esto
no tiene sentido- dijo el recluta –si son contrabandistas debieron haberse llevado el
cargamento, no destruirlo- -es porque no son contrabandistas- entonces del
hiperespacio aparecieron unas naves desconocidas y de inmediato nos
comenzaron a atacar, no dirigíamos a las capsulas de salvamento ya que nos
superaban en número y armamento.

Logramos salir ilesos y pedimos rescate pero una nave de transporte nos persiguió
y de ella salieron unos aliens desconocidos y nos comenzaron a atacar, de repente
una fragata llego a rescatarnos y logramos capturar uno de esos aliens.
Ya en la base interrogaron al alíen –son metanoides- -¿metanoides?- -una raza
conquistadora proveniente del sistema vega- -planean invadir la tierra y
esclavizarnos- todos nos quedamos pensando que hacer, de repente el encargado
de la red principal entro -¡señor!, entraron en la base de datos, nos sabes que
quieren pero están buscando algo- -muéstrenlo- todos vimos de manera rara, con
suerte yo vi un patrón y dije -¡están buscando las defensas principales!- entonces el
general destruyo la red principal pensando salvar las defensas mas fuertes –activen
red de respaldo- -bien, ahora veamos qué es lo que encontraron- dijo el almirante
de la flota principal, luego dije –al parecer solo encontraron los lanzacohetes y los
cañones láser- eran buenas noticias porque las defensas más importantes son los
cañones de plasma, los cañones de iones y el cañón iónico –como que cañón de
iones y cañón iónico- dijo el recluta –¿que no son la misma cosa?- luego le conteste
–aunque parezca sorprendente son 2 cosas muy diferentes, el cañón de iones es
un arma que utiliza energía de iones para disparar, el cañón iónico es arma que usa
energía de plasma, energía laser y energía iónica lo que permite desactivar las
fuentes de energía de su objetivo- -bien ahora que sabemos que tan grande es la
amenaza hay que atacar primero- y entonces todos nos preparamos para iniciar el
ataque.
Ya en la órbita planeamos como derrotarlos –habrá 3 flotas, una de ataque que será
la más grande, una de respaldo y una de emboscada en caso de que las cosas no
vayan bien- dijo el almirante, yo formo parte de la flota de emboscada.

Cuando comenzó la batalla entre la flota principal y la flota metanoide había cientos
de señales de las naves caza y de los cruceros, parecía que íbamos a ganar pero
del hiperespacio empezaron a llegar mas y mas naves enemigas, entonces la flota
de respaldo entro en acción junto con las defensas planetarias pero entonces llego
una nave enemiga gigantesca -¡son demasiados, retrocedan, repito retrocedan!-
dijo el almirante de la flota de respaldo pues la flota principal fue destruida –ya
oyeron al almirante, cambien el rumbo hacia la estación de defensa ya- dije y nos
dirigimos a la estación de defensa pero ya era demasiado tarde, la invasión
comenzó.
Todos nos quedamos viendo como las naves caza enemigas iban dirigiéndose a la
tierra –un momento, si es una invasión, ¿porque la flota sigue en órbita?- dijo el
encargado de la estación –es verdad, solo las naves caza están dirigiéndose a la
tierra, que están planeando- dije, entonces la nave gigantesca empezó a apuntar
hacia la luna, activaron escudos de para protegerse del ataque, el cañón iónico
disparo intentando paralizar la gigantesca nave pero ni le desactivo los escudos,
entonces disparo, gracias a los escudos la luna no recibió daño pero quedaron
destruidos –es un cañón planetario, quieren destruir la tierra- -con razón solo las
naves caza se dirigieron a la superficie, para destruir las defensas restantes- -
¿como la destruiremos?, si el cañón iónico ni le desactivo los escudos- fue ahí
donde todos nos quedamos pensando, las posibilidades de salvar la tierra casi eran
nulas, entonces dije –un momento, ¿tienen alguna bomba antimateria?- -si tenemos
varias, ¿Por qué?- -es la única manera de salvar la tierra, hay que destruir la flota
con una bomba antimateria- todos estaban de acuerdo.
Salimos en un acorazado todos listos para destruir la flota enemiga – ¿que es una
bomba antimateria?- pregunto el recluta –es una bomba de partículas antimateria
con la capacidad de destruir flotas enteras con una detonación- le conteste –
comandante lo necesitamos- dijo el experto en explosivos –el detonador no
concuerda con la bomba- -son malas noticias- dije –alguien sabe cómo arreglar un
detonador- -yo sé- dijo el recluta- nos enseñaron a arreglar ese tipo de problemas
en la academia- -bien todos a las capsulas- y empezaron a salir, yo me quede con
él para apoyarle –es inútil, el detonador no sirve- dijo –tendré que detonarlo
manualmente, adiós comandante, fue un honor trabajar con usted- lanzo la capsula
y detono la nave, desde mi capsula se vio como toda la flota incluyendo el cañón
planetario fue destruido.
Ya en la superficie pedí que buscaran una capsula de escape, tenía la esperanza
de que siguiera con vida pero, no lo logro, dio su vida por toda la raza humana,
realizaron una conmemoración en su honor, gracias a él la humanidad y la tierra
podrán seguir en paz.
EL MUNDO PERDIDO
Autor: Rodrigo Funes

Abrí los ojos me sentía un poco confundido, un poco mareado, no entendía bien lo
que pasaba. Escucho una explosión, el piso se movía baje al sótano y eso es todo
lo que recuerdo.
Todo esta en silencio, no escucho autos en la calle, miro por la ventana y solo puedo
ver el caos que hay afuera, camino por las calles y solo veo cosas destruidas, las
calle rotas, autos tirados, pero todavía no veo a ninguna persona, estoy empezando
a sentirme solo, estoy empezando a desesperarme escucho un ruido entre unos
escombros y quise ir a ver, teniendo la esperanza de que fuera otra persona. Corrí
los escombros y alcance a ver algo solo era un pequeño perro, lo saque de su
encierro, lo mire a los ojos y en ese momento entendí que iba a ser mi única
compañía.

Seguí caminando con el perro, el cual lo llame Bobby, nos dirigimos a la calle
principal de la ciudad, empezaba a caer la noche y las luces de la calle se prendían,
decidí volver a casa, necesitaba respuestas para entender lo que pasaba.
Al llegar a casa ribice la comida que tenia para sobrevivir lo que encontré solo
alcanzaba para unos días, arme una cama para Bobby y me fui a descansar con
ilusión de que al despertar todo volvería a ser como antes y que todo esto solo sea
una pesadilla una muy mala pesadilla.

Al día siguiente, salí con mi perro decidido a encontrar otro ser humano, me negaba
a creer que yo era el único hombre en la tierra.
Caminamos por varias horas sin encontrar nada, en el camino había recogido
algunos alimentos para poder sobrevivir.
Llegamos a casa con Bobby, nos sentamos a descansar y a comer algo. De repente
escuche un ruido en la puerta pensé que otra vez estaba alucinando por la ansiedad
de ver alguien mas seguí comiendo y esta vez escuche perfectamente como
golpeaban mi puerta, Bobby empezó a ladrar me levante y camine hacia ella y mire
por la ventana era una luz, abrí la puerta el perro ladraba como loco y no podía creer
lo que veía, era enorme algo inexplicable lo que podía llamarse una nave especial
y allí estaba ella.
Su forma era curiosamente rara, su vestimenta era única, me miraron a los ojos y
solo pude caminar hacia ellos.
Desde ese día me encuentro en este planeta, al menos no estoy solo, quizás sea el
único ser humano, y aunque viva en un pequeño calabozo creo y solo creo que me
alegra no ser el único.
SOÑÉ QUE PODÍA COMPRAR EL CAMINO AL CIELO.
Autor: Kathia Rojas Montañez

Tiene algo que ver de la historia de Gabrielle Joseph, una chica futura modelo que
se suicidó, luego de que un chico le aviso que no podría salir con ella esa tarde al
cine, ella pensó no ser lo suficientemente bonita.
Aunque la historia no tiene nada que ver con ella, tomamos una frase de las que
ella dijo antes de morir “Soñé que podía comprar el camino al cielo”, trata sobre una
niña, que al dormir, sueña cosas extraordinarias, de otros mundos, y por noche,
mientras ella duerme, se hace realidad, al final, la chica termina suicidándose,
porque cree que lo que vive es una farsa, y un mal sueño, que suicidándose,
despertaría, pues donde viene la peor parte del sueño, te da por abrir los ojos…

Pero todo tiene una solución. Para saber cuál es, les invito a leer la historia.

Una tarde, Gabrielle y Henry jugaban a ser la princesa y el príncipe, se llegó la


noche, y la madre de Henry paso por el, para ir de regreso a casa.
-¡Solo un momento más, mami! Por favor –suplicaba.
-¡Si, señora! … ¿Por qué no lo deja dormir esta noche conmigo? –sonrió.
-¡No! Niños, ya jugaron mucho tiempo, ahora tienen que descansar y reponer
energías para mañana.
-¿Mañana podre venir, mami?
-¡claro, mi amor! Ahora, despídete y vámonos.
-¡Ok! Nos vemos mañana Gabrielle,
-Hasta mañana, Henry
-Adiós señor Darío.
-¡Adiós, Henry!
La mama de Henry y él se fueron a casa de nuevo.
Gabrielle solo vivía con su padre, su madre los había abandonado cuando ella
nació por lo tanto no conocía el amor de una madre.
-Papi… ¿duermes conmigo hoy?
-Nena, tengo demasiado trabajo.
- ¿puedo acompañarte en la sala?
-Está bien, pero te dormirás.
-¡Claro!
Gabrielle acompaño toda la noche a su padre… pero en sus sueños lo que pasaba
era:
-¡Vamos, Gabrielle! ¿Qué te cuesta creer que somos reales?
-¡Sí!, es más, si quieres mañana bajamos a la tierra y nos presentas a ese Henry
del que tanto hablas y dices quererlo.
-¡¡Ustedes le harían daño!! ¿Por qué querrían que se los presentase?
Pero en sus sueños, Gabrielle ya era mayor de lo que es en la realidad.
Esos seres eran raros, con 6 ojos en la espalda, manos de 4 dedos y cambiaban
de color continuamente.
Luego de 8 años, Gabrielle ya era una hermosa jovencita, inteligente, divertida,
fiestera.
-¡Venga, Henry! No tengas miedo, no te pasara nada.
-¿¡Dices nada?! En medio de la sola noche, en un bosque, donde no conocemos a
nadie, ¿¡TU Y YO SOLOS?!
-Le puedo decir a papa que venga con nosotros

-¡Definitivamente no! No quiero que nada malo te pase.


-¡Lo que pasa es que eres un gallina!
-¡No lo soy, trato de protegerte!
-¡Se cuidarme sola!
-¡Entonces vete tu sola!
Henry estaba ya muy molesto, y se estaba yendo.
-¡Henry! –se acercó a el- ¡Por favor! ¿Qué es a lo que le temes?
-Está bien, temo a que esas cosas de las que tanto has estado soñando,
aparezcan.
-¡Sólo son pesadillas!
-¿Y si fueran reales?
-estarías ahí para cuidarme, ¿no?
-suspiro- está bien, iremos.
-¡Gracias, Henry! Te quiero.
Luego de eso le marco un beso en la mejilla y lo abrazo, el respondió con una
sonrisa.
-Yo también.
Fueron a casa de Henry, a preparar maletas, para luego ir a la de Gabrielle.
-Henry, ¿y tú mama?
-Fue al trabajo,
-¿de mañana?
-consiguió otro, no le agrada levantarse tarde.
Ambos rieron.
-Ok, ¿le has dicho sobre el viaje?
-se lo diré cuando llegue.
-¿te dará permiso?
-Sí, estoy seguro.
-Está bien.
Se dirigieron a casa de Gabrielle, a empacar todo, luego tomaron el auto de Henry
y fueron a su casa, a pedir permiso, o más bien a rogarle a la señora Estefanía
que lo dejara ir.
-¡Vamos, madre! Te he cumplido en todo.
-¡Tu habitación está hecha un desastre, Henry!
-¡Mamá! Siempre la tengo ordenada, ¿hoy no puede ser la excepción?
Ella lo pensó.
-¡Esta bien! ¿Cuándo regresan?
-El Domingo, señora, por la tarde.
-¡Quiero que sean puntuales!
-¡Lo seremos! –Dijeron al unísono-
Y se destinaron a la cabaña que Gabrielle tenía en el Bosque, llegaron en la
noche.
-Gabrielle, ¿Por qué no vas a dormir?
-¡no tengo sueño! ¿Por qué no vas tú? Te notas cansado.
-¿Y si un Alien de los que has estado soñando viene y te hace algo?
Ella rio.
-¡Debes preocuparte más por ti que por mí! Pero igual te lo agradezco.
-De nada.
Se escucharon ruidos extraños.
-Espera aquí, iré a ver qué pasa.
-¡Henry! Regresa.
Corrió hacia él, ambos quedaron estupefactos a lo que sus ojos veían.
-¿así eran los que tu soñabas?
-Bueno, solo tenían 4 dedos, no tantos.
-¡Esto debe ser un pulpo!
-¿Qué puede respirar aire?
-¡Sí! o un extraterrestre.
-Empezare a creerme la segunda opción.
Entonces el “extraterrestre” hablo.
-te dije que algún día me habrías que presentar a Henry.
-¿Qué quieren de nosotros?-dijo Henry-
-¡Nada! Queríamos conocerlos.
-Por favor, váyanse, no les he hecho nada, Henry y yo solo venimos a pasarla
bien.
-Yo también venia a pasarla bien.
El “Extraterrestre” lanzo una especie de baba hacia Henry, tirándolo y quedando
pegado en el suelo.
-¡¡¡GABRIELLE!!! Ayúdame.
Ella intento ayudarle, mas no pudo, cuando ese monstruo la tomo del brazo,
susurrándole.
-él no ha sido tan bueno contigo, habla mal de ti junto con Alexis.
Alexis es la chica que tanto envidia a Gabrielle.
-no es cierto, Henry esta todo el tiempo conmigo.
-¿y la vez que supuestamente los encontraste peleando?
-¡Él me estaba defendiendo!
-¿o tal vez hablaban mal de ti y justo cuando llegaste decidieron fingir una pelea?
-¡¡Déjanos ir!!
-¡Eso es cierto, admítelo!
-¡Gabrielle, no le creas, él no es real!
“Él no es real”, daban vueltas por la cabeza de Gabrielle, que logró escaparse y
confundida por todo eso, dejo ahí a Henry, llego hasta el final del lugar, donde
había una especie de agua roja, parecía lava, o eso era. Ella se lanzó.
-¡¡GABRIELLE!!
Entonces despertó, ella había estado soñando en el auto de Henry.
-¿Qué pasa, Gabrielle?
Dijo bromeando.
-¿acaso ese monstruo te ha avisado que nos vemos en el bosque?
-¡No eres nada gracioso!
¿QUIÉN ES EL ASESINO?
Autor: Agus

¡ última noticia: nuestra masjestad, el Rey Pompin de la República de Topolandia


falleció esta madrugada. Antes este hecho, su fiel amigo,pascual, decidió llamar al
detective Wonka, famoso por resolver hasta los casos más dificiles!
Cuando llegó el detective habló con el policia quien le dijo que hasta el momento se
cree que murio debido a algun medicamente ingerido además de la cuchillada que
tenía en el pecho. Wonka comenzó las investigaciones,notó que el primer
ministro,jakson; la esposa,Ana; y uno de los súbditos, lloraban amargamente la
muerte de su rey.

El detectivo comenzó a indagara los testigos. Casualmente el primer ministro, la


esposa del rey y el súbdito fueron las últimas personas que estuvieron con él antes
de su muerte.
Wonka interregó al ministro jakson, quien dió la siguiente version de los hechos:
- " estábaos cenando con el rey y Ana tartando asuntos de gobierno, de repente
entró un subdito al salón y nos ofreció una copa de vino, el rey no quería tomar pero
su esposa le insistió, porque era un vino de su nueva bodega. A las dos horas
aproximadamente el rey se empezó a sentir mal y lo llevamos a su habitación, salí
a buscar un médico. Cuando llegó el médico el rey estaba muerto, pero debajo de
él habia un cuchillo ensangrentado. Yo creo que el súbdito le puso algo en la bebida,
y en el momento que salí del cuarto en busqueda del médico, lo mató"
La proxima en declarar fue la esposa, Ana, su relato del acontecimiento fue:
- "Estabamos en el salón con mi esposo y el ministro, cuando ingresó carl, uno de
los súditos a ofrecernos vino. Mi esposo no quería porque ya había bebido bastante,
pero el ministro insistió ya que era un vino nuevo de su bodega. Aproximadamente
a la hora mi esposo se desmayó, lo llevamos a la habitación y fui a buscar a un
médico. Cuando llegó el médico, mi esposo estaba muerto, pero al lado suyo había
un cuchillo ensangrentado. Pienso que fue el súbdito quien mató a mi esposo".
Wonka pensó que la declaración del subdito era clave porque fue él que llevo el vino
a la mesa, entonces lo llamó a declarar y Carl dijo:
- "Esa noche yo serví la mesa a los señores. Antes de la cena había visto al primer
ministro y a la esposa delo rey discutiendo. Después de los postres la esposa del
rey me dió una botella de vino para que la sirviera, al rato vino el ministro y me dijo
que él se encargaría de descorcharlo. Lo extraño fue que cuando retiré la mesa, los
vinos del primer ministro y de la reina estaban llenos. Una hora después, la reina
me pidió que llamará al médico. Cuando llegó el médico, lo acompañé a la
habitación del rey, entré y vi al rey tirado y ensangrentado. Justo en ese momento
estaban el ministro y la esposa del rey.
Ellos me culparon pero yo no fui, nunca podria haber matado a mi alteza".
- ¿ Por qué no Carl? preguntó Wonka
- Es un secreto que no puedo develar, pero yo quieria mucho al rey.
- Sabes que ese secreto te puede llegar a salvar ¿no?
- Si, pero le he prometido a mi madre que nunca lo diría.
El detective Wonka encendió su pipa y se sentó a reflexionar sobre las pistas que
tenía:
· Primero, el médico dijo que el rey habia ingerdo un potente somnífero que
seguramente estaba en el vino, hasta aquí los tres son sospechosos.
· Segundo, el cuchillo estaba impregnado de perfume de mujer pero no era el
perfume que esa noche usó la reina, pensó que ella no habia sido y que alguien
quería culparla.
·Tercero, el detectivo se basó en los rumores que se decían en el palacio de los
amoríos entre la esposa del rey y el primer ministro.
· Cuarto, Waston habló con el médico, quien le dijo que el que lo acompañó hasta
la habitación de rey fue el súbdito. Por lo tanto en algo habían mentido la reina y el
ministro.
· Cinco, tuvo en cuenta que la reina y el ministro culparon al súbdito.
· Seis, ni el ministro ni la reina probraron el vino.
Waston descubrió que el asesino era el ministro y que la esposa del rey era su
cómplice y creía plenamente en la inocencia de Carl, pero se preguntaba cual sería
el secreto que éste guardaba respecto al rey.
Pasaron varias semanas, Wonka seguía intrigado con el tema, hasta que un día
descubrió, pero no le pregunten cómo, que Carl era el único hijo del Rey Pompin y
nunca reclamó el trono.
CHARLES Y EL CASO DARNIO
Autor: Oceguera Alejandro

Era una mañana tranquila paseaba a mi perro boby cuando mi celular timbro lo
conteste era Marcol mi asistente personal que me dijo -Señor le tengo un caso-
camine a mi casa deje el perro me vestí y subí al auto llegue al despacho, Marcol
estaba afuera con una sonrisa y con su acento español me dijo -Vale,jefe este caso
traerle mucho dinero- Tome su periódico y decía "Muere en accidente vial causado
el millonario Darnio" No puse atención habri el despacho me senté en mi escritorio
y timbro el teléfono tome la linea y era la señora Darnio le dije -Que necesita señora-
-Es el caso de mi esposo lo necesito, venga lo mas pronto- Le dije a Marcol que me
trajera las llaves del auto y nos fuimos a la mansión Darnio o tal vez con la muerte
del señor seria Caprio por el apellido de la señora me carcajee y con eso se hizo
corto el camino al llegar la señora me recibió un poco asustada -Señor Charles que
bueno que vino estoy un poco dudosa por lo del accidente por favor investigue el
auto, los policías dijeron que cortaron los frenos pero aun no creo- yo dije -Pasare
a ver el auto ¿Donde esta?- Ella señalo muy asustada a unas sabanas blancas con
cintas policíacas en la autopista camine al auto quite todo tenia ramas y toda la cosa
los policías no lo movieron para no perder pistas abrí el motor era exacto los frenos
estaban cortados pero después observe algo si era vello facial había dos hombres
con vello facial en la casa el mayordomo y el chófer que no iba en el momento del
accidente, pero al entrevistarlos el chófer estaba recogiendo los jóvenes de una
fiesta el mayordomo estaba con la señora atendiéndola ya que jugaba apuestas con
sus amigas esto no cuadraba bien.Al siguiente día decidí ir al centro de investigación
con un amigo a ver el ADN del vello, mi amigo Richard lo investigo y resulto ser de
Rofnie Cook motociclista y vive en un bar por la calle "Centenario" 250 en el bar
"Cheveshas" decidí ir por la noche la calle obscura con niebla daba temor, entre y
pedí un tequila al terminarlo pregunte por el señor Rofnie Cook,el salio de unas
cortinas al verlo supe que era ingles charle con el al investigarlo supe que el corto
los frenos cuando el señor Darnio estaba en su oficina, los corto solo por diversión
yo le dije - Señor Rofnie Cook queda usted detenido por asesinato- El no se dejo a
si que ataco con una navaja caí al suelo un poco herido, rompí algunas mesas en
mi impacto,me levante y saque un gas pimienta.Lo lleve ala estación policíaca mas
cercana donde me dieron atención medica mientras que a Cook se le sentenciaron
63 años de prisión.Después de el problema me retire un tiempo.Ya dos años de lo
ocurrido soy muy amigo de la familia Darnio o ya debe ser la familia Caprio por los
apellidos de la señora, pero bueno eso no importa ahora saco a pasear a mi perro
y desde mi balcón tomo una taza de café viendo el atardecer del mar. QUEDA
DECIR ESTE CUENTO FUE INVENTADO NO REAL.
EL EFECTO VAN DAMME
Autor: Francisca Carrasco

Celeste, fanática de las películas de terror, de las de suspenso y de las películas en


general, no podía dejar de pensar en la vista la noche anterior. La historia era simple,
una joven que se había visto envuelta en drogas y prostitución, simplemente por no
escuchar los consejos de su padre. Lo bueno era que se trataba de las películas en
que estaba el efecto Van Damme presente, ese que se aflora, cuando en una
película, alguien que parecía más bien simplón, terminaba siendo el principal
atacante, con movimientos precisos y certeza a la hora de actuar. Esto, se
intensificaba, pues en este caso, se trataba del padre de la chica, quien la adoraba
y por si fuera poco, era un ex guarda espalda de gobierno, lo que remataba en que
por supuesto todo terminaba bien. Celeste pensaba, pensaba y pensaba mientras
permanecía quieta, muda y descolocada. Sus ojos estaban fijos en la bolsa de
cocaína puesta en su mesa. Sus piernas permanecían inmóviles. Intentó mover su
mano y no logró hacerlo. Por unos breves segundos sintió miedo, había escuchado
de esas parálisis que dan sin motivo, mucho más comunes aquellas que se
producen por el consumo de drogas. Minutos más tarde, y en estado de pánico y
tranquilidad a la vez, al fin, pudo mover sus dedos y sonrío. Su mente no reparó
demasiado en el hecho y volvió a la pensar en la película.

-Cuanto desearía que yo consumiera drogas, siquiera por una razón como el amor,
quizás así valdría la pena, quizás lo habría de mirar de una mejor manera, pensaba.
Cuanto desearía haber tenido un padre sin efecto Van Damme, que me adorara,
que intentara detenerme…

Celeste hace cinco años, prácticamente no salía de su casa. Pasaba los ratos
viendo películas, entreteniéndose con alguna telenovela, cocinando un cup cake lo
mejor decorado posible. Ella simplemente adoraba cocinar por cinco horas uno de
estos pastelitos, esmerarse en su decoración y comerlo poco a poco mientras veía
la pantalla. Siguió pensando.
-Quizás debí ser chef.
En ese minuto observo por su ventana, una caravana se asomaba, se trataba de un
funeral. Celeste lo disfrutó. Si no sales de tu casa, cualquier cosa es interesante.
Estaba por terminar el desfile de automóviles, cuando comenzaron a abrirse
lentamente sus puertas, cerca de doscientos policías bajaron de ellos.
El interrogatorio se salió de las manos, el novio de Celeste sacó un arma que
guardaban bajo el sillón e intentó hacer una aparición del tipo efecto Van Damme,
cinco segundos después cayó muerto. Celeste no volvió a mover sus dedos.

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