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Desde el momento en el que Luis entró a la casa se sintió observado por alguien,
pero él sabía que esto era ridículo; pues el viejo Pedro había muerto un día antes y
no tenía ni familia, ni amigos en ese lugar.
Sin dar más importancia a esto, Luis comenzó a recorrer la vieja casa de un lado a
otro. Pero al hacerlo, poco a poco esa extraña sensación fue aumentando. Esto lo
hizo pensar por un momento que quienes lo observaban, no eran otros, sino las
personas retratadas en los cuadros que colgaban de las paredes.
Sin embargo, Luis creyó que eran solamente sus nervios los que lo habían
traicionado nuevamente, así que no dudó en seguir con su camino en medio de las
miradas tétricas y vacías de aquellas pinturas.
Tras apenas unos minutos de haber entrado a la casa, Luis encontró una puerta
cerrada con llave. Pensando en ese momento que más allá de la puerta tenía que
estar lo que él buscaba, Luis forzó la cerradura de la misma forma en la que lo había
hecho con la puerta de la entrada.
Después de abrir la puerta Luis entró al cuarto e inmediatamente su atención se
posó en un altar sobre el cual estaban un par de velas aún encendidas y otra pintura
más.
No había corazones más fuertes en el mundo entero que los de aquellos hombres;
pero igualmente se veían espantados por esos mortíferos cañonazos alemanes que
les caían encima y los aplastaban. Y en un momento pudieron divisar desde sus
cubrimientos, que una tremenda muchedumbre se estaba movilizando hacia sus
líneas. Los quinientos supervivientes que aún resistían pudieron divisar a lo lejos a
la infantería alemana que venía a presionarlos, columna tras columna, una hueste
de hombres grises, diez mil de ellos.
No había mucha esperanza. Algunos de ellos se chocaron las manos. Un hombre
improvisó una nueva versión del canto de batalla, “Adiós, adiós a Tipperary,”
terminando con “y no volveremos más”. Todos se comenzaron a despedir con
rapidez. Los oficiales creían que esta sería una buena oportunidad de ascenso; en
tanto los alemanes avanzaban línea tras línea. El humorista de Tipperary preguntó:
“¿qué precio tiene en Sidney Street?” Y un par de ametralladoras hicieron lo mejor
posible. Pero todos sabían que era inútil. Los cuerpos grises seguían su avance en
compañías y batallones, y otros se les unían, y se expandían y avanzaban más y
más.
“Mundo sin fin. Amén,” dijo uno de los soldados con cierta irrelevancia, mientras
apuntaba y disparaba. Y luego recordó, no podía saber el porqué, un extraño
restaurante vegetariano en Londres, donde había ido una o dos veces a comer
excéntricos platos de coteletas hechas de lentejas y nueces que pretendían ser
bistecs. Todos los platos de ese restaurante tenían impresos una figura azulada de
San Jorge, con la consigna Adsit Anglis Sanctus Geogius, que San Jorge ayude a
los ingleses. Este soldado resultó que sabía latín y otras cosas inútiles, y en ese
momento, mientras disparaba a su hombre en la masa que avanzaba, a 300 yardas
de distancia, vociferó aquella pía frase vegetariana. Y siguió disparando hasta el fin,
y al final Bill, a su derecha, tuvo que abofetearlo alegremente para obligarlo a
detenerse, diciéndole que si seguía así, malgastaría las municiones de Su Majestad
y no podía desperdiciarlas en horadar pequeños parches de alemanes muertos.
El estudiante de latín, luego de pronunciar su invocación, sintió algo así como una
sensación de entre estremecimiento y shock eléctrico. El rugido de la batalla se
acalló en sus oídos y se trocó en un apacible murmullo, y en vez de tal sonido,
escuchó, según dijo luego, una gran voz, que resonaba como el trueno:
“¡Formación, formación, formación!”
Su corazón comenzó a arder como una brasa y luego se enfrió como el hielo, ya
que le pareció escuchar como un tumulto de voces respondía al llamamiento.
Escuchó, o creyó escuchar, a cientos que gritaban: “¡San Jorge, San Jorge!”
“¡Ha! Señor; ¡ha! ¡dulce Santo, sálvanos!”
“¡San Jorge por la feliz Inglaterra!”
“¡Salve! ¡Salve! Monseigneur San Jorge, socórrenos.”
“¡Ha! ¡San Jorge! ¡Ha! ¡San Jorge! Un fuerte y enorme arco.”
“¡Caballero del Cielo, ayúdanos!”
Y mientras el soldado escuchaba esas voces, vio frente a sí mismo, más allá de la
trinchera, una larga línea de formas, con aureolas resplandecientes a su alrededor.
Eran como hombres que llevaban arcos, y luego de un grito, lanzaron su nube de
flechas, silbando y zumbando a través del aire, hacia la masa de alemanes.
Los otros hombres en la trinchera seguían disparando. No tenían esperanza; pero
seguían apuntando como si estuvieran disparando en Bisley. De pronto uno de ellos
elevó su voz en inglés, “¡Dios nos ayuda!” gritó al hombre que estaba a su lado,
“¡esto es maravilloso! ¡Mira a aquellos hombres, míralos! ¿Los ves? No están
cayendo por docenas, ni por cientos; caen por miles. ¡Mira, mira, mira! Mientras te
digo esto, ha caído un regimiento.”
“¡Cállate!” dijo el otro soldado, tomando un blanco, “¡que estamos por ser
gaseados!”
Pero luego de hablar tragó saliva del asombro, ya que era verdad que los hombres
grises estaban cayendo por miles. Los ingleses podían escuchar los gritos guturales
de los oficiales alemanes, el crepitar de sus revólveres al disparar a los renuentes;
y cómo línea tras línea, caían todos por tierra.
En todo momento el soldado cultivado en el latín escuchaba el grito: “¡Salve, salve!
¡Monseigneur, santo, rápido en nuestra ayuda! ¡San Jorge, ayúdanos!”
“¡Sumo Caballero, defiéndenos!”
Las zumbantes flechas volaban tan rápido y en espesas nubes que oscurecían el
cielo; la masa pagana se iba disolviendo frente a los soldados.
“¡Más ametralladoras!” gritó Bill a Tom.
“No los escuches,” respondió Tom. “Pero, gracias a Dios, de todas maneras; hemos
triunfado.”
De hecho, hubo diez mil soldados alemanes muertos antes de llegar a esa saliente
de la tropa inglesa, y consecuentemente no alcanzaron Sedán. En Alemania, un
país regido por los principios científicos, el Alto Mando General decidió que los
indignos ingleses habían utilizado tanques que contenían un gas venenoso de
naturaleza desconocida, y no hallaron heridas reconocibles en los cuerpos de los
soldados muertos. Pero el hombre que había probado nueces que sabían como
bistec supo que San Jorge había traído esos arqueros de Agincourt a auxiliar a sus
pares.
CAROLINA
Autor: Charles Nodier
Una joven de dieciocho años, llamada Carolina, inspiró la más violenta pasión a
un hombre de edad madura, y como a los cincuenta uno es, según se dice, más
enamoradizo que a los veinte —aunque con menos medios para complacer—, el
herrumbroso pretendiente asediaba sin cesar a Carolina, que estaba lejos de
corresponder a sus sentimientos.
Sintiendo cercano su fin, solicitó, como último deseo, que Carolina se dignase al
menos ir a recibir su eterno adiós. La joven rechazó tajantemente este ruego. Una
de sus amigas, que estaba presente, le dijo amablemente que haría bien en
conceder este triste consuelo a un infeliz que moría por y para ella. Sus consejos
fueron inútiles. Vinieron por segunda vez a hacerle el mismo ruego, añadiendo que
el enfermo solicitaba ver a Carolina más por el interés de ella que por el suyo
propio. Pero este segundo mensaje no corrió mejor suerte que el primero.
—Ya no hay tiempo, señorita —dijo—, me habéis negado con crueldad la dicha de
veros cuando os lo he rogado: sólo deseaba perdonaros mi muerte. A partir de
ahora me veréis más a menudo que en el pasado. Recordad solamente que
habéis tardado tres años en llevarme dolorosamente a la tumba... Adiós,
señorita... Hasta esta noche.
Al acabar de decir estas palabras, que le costó un trabajo infinito pronunciar,
expiró.
Carolina, presa del horror, huyó precipitadamente. Su amiga usó todos los medios
posibles para calmar su extrema agitación. Carolina le suplicó que pasara la
noche con ella. Dispusieron otra cama en la misma habitación, dejaron los
candelabros encendidos, y las dos amigas, como no podían dormir, estuvieron
mucho tiempo hablando entre ellas. De repente, hacia la medianoche, las luces se
apagaron por sí solas.
—Esto es lo que acabo de oír: durante tres años vendré todas las noches a pasar
un cuarto de hora con vos. Por lo demás, estad tranquila, no os haré ningún daño;
limito mi venganza a obligaros a ver cada noche a aquel a quien habéis llevado a
la tumba a causa de vuestra imprudente conducta.
La amiga, que no sentía mucha curiosidad por ver repetirse la misma escena, se
negó a pasar las noches siguientes con Carolina, quien le reprochó que la
abandonase a un vampiro.
Carolina, bella, rica, dueña de sus acciones, y con veintiún años, quiso casarse
con la esperanza de alejar al fantasma; pero el rumor de las apariciones hizo
desistir a los pretendientes. Sólo uno, un gascón, llamado Señor de Forbignac, se
presentó y se ofreció como esposo. La necesidad le obligó a aceptar; pero al día
siguiente de las bodas (sin que llegara a saberse cómo había transcurrido la
noche) el gascón desapareció con la dote y muchas joyas que no formaban parte
de ella.
Logramos salir ilesos y pedimos rescate pero una nave de transporte nos persiguió
y de ella salieron unos aliens desconocidos y nos comenzaron a atacar, de repente
una fragata llego a rescatarnos y logramos capturar uno de esos aliens.
Ya en la base interrogaron al alíen –son metanoides- -¿metanoides?- -una raza
conquistadora proveniente del sistema vega- -planean invadir la tierra y
esclavizarnos- todos nos quedamos pensando que hacer, de repente el encargado
de la red principal entro -¡señor!, entraron en la base de datos, nos sabes que
quieren pero están buscando algo- -muéstrenlo- todos vimos de manera rara, con
suerte yo vi un patrón y dije -¡están buscando las defensas principales!- entonces el
general destruyo la red principal pensando salvar las defensas mas fuertes –activen
red de respaldo- -bien, ahora veamos qué es lo que encontraron- dijo el almirante
de la flota principal, luego dije –al parecer solo encontraron los lanzacohetes y los
cañones láser- eran buenas noticias porque las defensas más importantes son los
cañones de plasma, los cañones de iones y el cañón iónico –como que cañón de
iones y cañón iónico- dijo el recluta –¿que no son la misma cosa?- luego le conteste
–aunque parezca sorprendente son 2 cosas muy diferentes, el cañón de iones es
un arma que utiliza energía de iones para disparar, el cañón iónico es arma que usa
energía de plasma, energía laser y energía iónica lo que permite desactivar las
fuentes de energía de su objetivo- -bien ahora que sabemos que tan grande es la
amenaza hay que atacar primero- y entonces todos nos preparamos para iniciar el
ataque.
Ya en la órbita planeamos como derrotarlos –habrá 3 flotas, una de ataque que será
la más grande, una de respaldo y una de emboscada en caso de que las cosas no
vayan bien- dijo el almirante, yo formo parte de la flota de emboscada.
Cuando comenzó la batalla entre la flota principal y la flota metanoide había cientos
de señales de las naves caza y de los cruceros, parecía que íbamos a ganar pero
del hiperespacio empezaron a llegar mas y mas naves enemigas, entonces la flota
de respaldo entro en acción junto con las defensas planetarias pero entonces llego
una nave enemiga gigantesca -¡son demasiados, retrocedan, repito retrocedan!-
dijo el almirante de la flota de respaldo pues la flota principal fue destruida –ya
oyeron al almirante, cambien el rumbo hacia la estación de defensa ya- dije y nos
dirigimos a la estación de defensa pero ya era demasiado tarde, la invasión
comenzó.
Todos nos quedamos viendo como las naves caza enemigas iban dirigiéndose a la
tierra –un momento, si es una invasión, ¿porque la flota sigue en órbita?- dijo el
encargado de la estación –es verdad, solo las naves caza están dirigiéndose a la
tierra, que están planeando- dije, entonces la nave gigantesca empezó a apuntar
hacia la luna, activaron escudos de para protegerse del ataque, el cañón iónico
disparo intentando paralizar la gigantesca nave pero ni le desactivo los escudos,
entonces disparo, gracias a los escudos la luna no recibió daño pero quedaron
destruidos –es un cañón planetario, quieren destruir la tierra- -con razón solo las
naves caza se dirigieron a la superficie, para destruir las defensas restantes- -
¿como la destruiremos?, si el cañón iónico ni le desactivo los escudos- fue ahí
donde todos nos quedamos pensando, las posibilidades de salvar la tierra casi eran
nulas, entonces dije –un momento, ¿tienen alguna bomba antimateria?- -si tenemos
varias, ¿Por qué?- -es la única manera de salvar la tierra, hay que destruir la flota
con una bomba antimateria- todos estaban de acuerdo.
Salimos en un acorazado todos listos para destruir la flota enemiga – ¿que es una
bomba antimateria?- pregunto el recluta –es una bomba de partículas antimateria
con la capacidad de destruir flotas enteras con una detonación- le conteste –
comandante lo necesitamos- dijo el experto en explosivos –el detonador no
concuerda con la bomba- -son malas noticias- dije –alguien sabe cómo arreglar un
detonador- -yo sé- dijo el recluta- nos enseñaron a arreglar ese tipo de problemas
en la academia- -bien todos a las capsulas- y empezaron a salir, yo me quede con
él para apoyarle –es inútil, el detonador no sirve- dijo –tendré que detonarlo
manualmente, adiós comandante, fue un honor trabajar con usted- lanzo la capsula
y detono la nave, desde mi capsula se vio como toda la flota incluyendo el cañón
planetario fue destruido.
Ya en la superficie pedí que buscaran una capsula de escape, tenía la esperanza
de que siguiera con vida pero, no lo logro, dio su vida por toda la raza humana,
realizaron una conmemoración en su honor, gracias a él la humanidad y la tierra
podrán seguir en paz.
EL MUNDO PERDIDO
Autor: Rodrigo Funes
Abrí los ojos me sentía un poco confundido, un poco mareado, no entendía bien lo
que pasaba. Escucho una explosión, el piso se movía baje al sótano y eso es todo
lo que recuerdo.
Todo esta en silencio, no escucho autos en la calle, miro por la ventana y solo puedo
ver el caos que hay afuera, camino por las calles y solo veo cosas destruidas, las
calle rotas, autos tirados, pero todavía no veo a ninguna persona, estoy empezando
a sentirme solo, estoy empezando a desesperarme escucho un ruido entre unos
escombros y quise ir a ver, teniendo la esperanza de que fuera otra persona. Corrí
los escombros y alcance a ver algo solo era un pequeño perro, lo saque de su
encierro, lo mire a los ojos y en ese momento entendí que iba a ser mi única
compañía.
Seguí caminando con el perro, el cual lo llame Bobby, nos dirigimos a la calle
principal de la ciudad, empezaba a caer la noche y las luces de la calle se prendían,
decidí volver a casa, necesitaba respuestas para entender lo que pasaba.
Al llegar a casa ribice la comida que tenia para sobrevivir lo que encontré solo
alcanzaba para unos días, arme una cama para Bobby y me fui a descansar con
ilusión de que al despertar todo volvería a ser como antes y que todo esto solo sea
una pesadilla una muy mala pesadilla.
Al día siguiente, salí con mi perro decidido a encontrar otro ser humano, me negaba
a creer que yo era el único hombre en la tierra.
Caminamos por varias horas sin encontrar nada, en el camino había recogido
algunos alimentos para poder sobrevivir.
Llegamos a casa con Bobby, nos sentamos a descansar y a comer algo. De repente
escuche un ruido en la puerta pensé que otra vez estaba alucinando por la ansiedad
de ver alguien mas seguí comiendo y esta vez escuche perfectamente como
golpeaban mi puerta, Bobby empezó a ladrar me levante y camine hacia ella y mire
por la ventana era una luz, abrí la puerta el perro ladraba como loco y no podía creer
lo que veía, era enorme algo inexplicable lo que podía llamarse una nave especial
y allí estaba ella.
Su forma era curiosamente rara, su vestimenta era única, me miraron a los ojos y
solo pude caminar hacia ellos.
Desde ese día me encuentro en este planeta, al menos no estoy solo, quizás sea el
único ser humano, y aunque viva en un pequeño calabozo creo y solo creo que me
alegra no ser el único.
SOÑÉ QUE PODÍA COMPRAR EL CAMINO AL CIELO.
Autor: Kathia Rojas Montañez
Tiene algo que ver de la historia de Gabrielle Joseph, una chica futura modelo que
se suicidó, luego de que un chico le aviso que no podría salir con ella esa tarde al
cine, ella pensó no ser lo suficientemente bonita.
Aunque la historia no tiene nada que ver con ella, tomamos una frase de las que
ella dijo antes de morir “Soñé que podía comprar el camino al cielo”, trata sobre una
niña, que al dormir, sueña cosas extraordinarias, de otros mundos, y por noche,
mientras ella duerme, se hace realidad, al final, la chica termina suicidándose,
porque cree que lo que vive es una farsa, y un mal sueño, que suicidándose,
despertaría, pues donde viene la peor parte del sueño, te da por abrir los ojos…
Pero todo tiene una solución. Para saber cuál es, les invito a leer la historia.
Era una mañana tranquila paseaba a mi perro boby cuando mi celular timbro lo
conteste era Marcol mi asistente personal que me dijo -Señor le tengo un caso-
camine a mi casa deje el perro me vestí y subí al auto llegue al despacho, Marcol
estaba afuera con una sonrisa y con su acento español me dijo -Vale,jefe este caso
traerle mucho dinero- Tome su periódico y decía "Muere en accidente vial causado
el millonario Darnio" No puse atención habri el despacho me senté en mi escritorio
y timbro el teléfono tome la linea y era la señora Darnio le dije -Que necesita señora-
-Es el caso de mi esposo lo necesito, venga lo mas pronto- Le dije a Marcol que me
trajera las llaves del auto y nos fuimos a la mansión Darnio o tal vez con la muerte
del señor seria Caprio por el apellido de la señora me carcajee y con eso se hizo
corto el camino al llegar la señora me recibió un poco asustada -Señor Charles que
bueno que vino estoy un poco dudosa por lo del accidente por favor investigue el
auto, los policías dijeron que cortaron los frenos pero aun no creo- yo dije -Pasare
a ver el auto ¿Donde esta?- Ella señalo muy asustada a unas sabanas blancas con
cintas policíacas en la autopista camine al auto quite todo tenia ramas y toda la cosa
los policías no lo movieron para no perder pistas abrí el motor era exacto los frenos
estaban cortados pero después observe algo si era vello facial había dos hombres
con vello facial en la casa el mayordomo y el chófer que no iba en el momento del
accidente, pero al entrevistarlos el chófer estaba recogiendo los jóvenes de una
fiesta el mayordomo estaba con la señora atendiéndola ya que jugaba apuestas con
sus amigas esto no cuadraba bien.Al siguiente día decidí ir al centro de investigación
con un amigo a ver el ADN del vello, mi amigo Richard lo investigo y resulto ser de
Rofnie Cook motociclista y vive en un bar por la calle "Centenario" 250 en el bar
"Cheveshas" decidí ir por la noche la calle obscura con niebla daba temor, entre y
pedí un tequila al terminarlo pregunte por el señor Rofnie Cook,el salio de unas
cortinas al verlo supe que era ingles charle con el al investigarlo supe que el corto
los frenos cuando el señor Darnio estaba en su oficina, los corto solo por diversión
yo le dije - Señor Rofnie Cook queda usted detenido por asesinato- El no se dejo a
si que ataco con una navaja caí al suelo un poco herido, rompí algunas mesas en
mi impacto,me levante y saque un gas pimienta.Lo lleve ala estación policíaca mas
cercana donde me dieron atención medica mientras que a Cook se le sentenciaron
63 años de prisión.Después de el problema me retire un tiempo.Ya dos años de lo
ocurrido soy muy amigo de la familia Darnio o ya debe ser la familia Caprio por los
apellidos de la señora, pero bueno eso no importa ahora saco a pasear a mi perro
y desde mi balcón tomo una taza de café viendo el atardecer del mar. QUEDA
DECIR ESTE CUENTO FUE INVENTADO NO REAL.
EL EFECTO VAN DAMME
Autor: Francisca Carrasco
-Cuanto desearía que yo consumiera drogas, siquiera por una razón como el amor,
quizás así valdría la pena, quizás lo habría de mirar de una mejor manera, pensaba.
Cuanto desearía haber tenido un padre sin efecto Van Damme, que me adorara,
que intentara detenerme…
Celeste hace cinco años, prácticamente no salía de su casa. Pasaba los ratos
viendo películas, entreteniéndose con alguna telenovela, cocinando un cup cake lo
mejor decorado posible. Ella simplemente adoraba cocinar por cinco horas uno de
estos pastelitos, esmerarse en su decoración y comerlo poco a poco mientras veía
la pantalla. Siguió pensando.
-Quizás debí ser chef.
En ese minuto observo por su ventana, una caravana se asomaba, se trataba de un
funeral. Celeste lo disfrutó. Si no sales de tu casa, cualquier cosa es interesante.
Estaba por terminar el desfile de automóviles, cuando comenzaron a abrirse
lentamente sus puertas, cerca de doscientos policías bajaron de ellos.
El interrogatorio se salió de las manos, el novio de Celeste sacó un arma que
guardaban bajo el sillón e intentó hacer una aparición del tipo efecto Van Damme,
cinco segundos después cayó muerto. Celeste no volvió a mover sus dedos.