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Un pastorcito, llevaba a pastar sus ovejas, en la colina cerca de un pequeño pueblo


pequeño. Una mañana, el jovenzuelo quería divertirse haciendo una broma. Se puso a
gritar con todas sus fuerzas. ¡El lobo! ¡el lobo! ¡ayúdenme!

Los campesinos, al escuchar, acudieron en su auxilio, encontrando al pastor muy


tranquilamente, recostado al pie de un árbol.
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Al cuarto día, como a media mañana, otra vez el pastor repitió su fechoría, Un pastorcito, llevaba a pastar sus ovejas, en la colina cerca de un pequeño pueblo
gritando esta vez, todavía con más fuerza: ¡Socorro, socorro, que viene el lobo! pequeño. Una mañana, el jovenzuelo quería divertirse haciendo una broma. Se puso a
gritar con todas sus fuerzas. ¡El lobo! ¡el lobo! ¡ayúdenme!
Los labradores, esta vez acudieron al llamado; armados con hachas y palos; Al llegar
al lugar, no encontraron al lobo, solo el pastorcillo sonreía satisfecho; mientras que los Los campesinos, al escuchar, acudieron en su auxilio, encontrando al pastor muy
labradores retornaron a su faena muy indignados. tranquilamente, recostado al pie de un árbol.

Pocos días después, una tarde lluviosa, se presentó de verdad el lobo y comenzó a Al cuarto día, como a media mañana, otra vez el pastor repitió su fechoría,
matar uno a uno los corderos del rebaño. El pastor, gritó lleno de espanto, hasta gritando esta vez, todavía con más fuerza: ¡Socorro, socorro, que viene el lobo!
desgañitarse. ¡Socorro! ¡el lobo, el lobo! ¡auxilio! Los labradores, esta vez acudieron al llamado; armados con hachas y palos; Al llegar
En esta oportunidad, los labriegos no acudieron al llamado, creyendo que se al lugar, no encontraron al lobo, solo el pastorcillo sonreía satisfecho; mientras que los
trataba otra de sus bromas. Y, la fiera después de devorar a una tierna ovejita, acabó labradores retornaron a su faena muy indignados.
matando el rebaño entero, incluyendo al pastorcito, que nada pudo hacer para salvarse. Pocos días después, una tarde lluviosa, se presentó de verdad el lobo y comenzó a
Moraleja: En boca del mentiroso, lo cierto se hace dudoso.
matar uno a uno los corderos del rebaño. El pastor, gritó lleno de espanto, hasta
desgañitarse. ¡Socorro! ¡el lobo, el lobo! ¡auxilio!

En esta oportunidad, los labriegos no acudieron al llamado, creyendo que se


trataba otra de sus bromas. Y, la fiera después de devorar a una tierna ovejita, acabó
matando el rebaño entero, incluyendo al pastorcito, que nada pudo hacer para salvarse.
Moraleja: En boca del mentiroso, lo cierto se hace dudoso.
Un pastor, apacentaba sus ovejas en la colina de un pueblo. El pastorcillo;
deseando divertirse a costa de los demás, se puso a gritar con todas sus
fuerzas:
¡El lobo! ¡el lobo!
Unos campesinos, al oír el llamado, acudieron en su auxilio, encontrando al
pastor recostado tranquilamente a la sombra de un árbol.
Al día siguiente, de nuevo el pastor repitió su fechoría, gritando todavía con
más fuerza:
¡Socorro, que viene el lobo!.
Y volvieron a acudir los labradores, armados con hachas y palos; llegaron al
lugar y no encontraron al lobo, mientras el pastorcillo sonreía satisfecho.
Pocos días después, se presentó de verdad el lobo y comenzó a devorar uno
a uno los corderos del rebaño.
¡Socorro! ¡el lobo! ¡el lobo! ¡auxilio! - grito el pastor, lleno de espanto. Esta
vez, sin embargo, creyendo que se trataba de otra broma, los labradores no
acudieron al llamado. Y la fiera, tras acabar con el rebaño entero, devoró al
pastor.

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