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LA REPRESIÓN DESDE LA EPISTEMOLOGÍA

FREUDIANA

Rodrigo Zamora Gómez

Maestría en Clínica Psicoanalítica

Materia: Metodología de la Investigación.

1 de diciembre de 2017. Puebla Pue.


Introducción
La introducción al pensamiento freudiano suele ser complejo y no carente de dificultades
conceptuales. Esto se agudiza, cuando se le cuestiona sobre su validez, exactitud y especificidad,
donde la existencia de los procesos inconscientes puede tender a negarse, porque se le ha exigido
al inconsciente freudiano que haga su aparición triunfal.
En este ensayo, de muestra el acercamiento a la teoría freudiana mediante la guía de dos textos,
una de ellos es referente a la introducción a la epistemología freudiana, y el otro sobre un concepto
pilar en el psicoanálisis y que escribiera Freud en 1915, y me refiero a la Represión. Así, la
metapsicología como la creación freudiana para dar cuenta de lo que la medicina, fisiología,
psicología o física de su tiempo no podían dar sentido, al mismo tiempo se hace objeto de
investigación. En este caso, es una herramienta, como lo comenté anteriormente, como pretexto
para el acceso al mundo del psicoanálisis.

A modo de antecedente
Sigmund Freud (1856-1939) considerado el fundador del psicoanálisis, comenzó sus estudios de
medicina en el año de 1873. En aquella época, la medicina estaba influida por la fisiología, la cual
tenía de base fundamental a la física. Durante su formación, tuvo un periodo de instrucción
dedicado al trabajo de investigación dentro del laboratorio de su maestro Ernst Brücke, en donde
tuvo acercamiento a la anatomía y la fisiología, particularmente de la escuela de Hermann
Helmholtz, figura destacada en el área.
Posteriormente en el año de 1881, habiendo terminado sus estudios, comienza una época dedicada
a la carrera médica en el Hospital General de Viena, en donde se encontró de manera directa en la
atención de enfermos y el tratamiento de diversas patologías. Durante los años finales de la década
de los setenta, Freud conoce al Dr. Josef Breuer, médico vienés de gran prestigio y adepto de la
escuela de Helmholtz, quien, entre los años de 1880 a 1882, atiende un caso de histeria conocido
en la posteridad como el caso Anna O.
Este caso le impactó de sobremanera a Freud, quien en 1885, al haber obtenido una beca para
estudiar en París, en donde asistió a las demostraciones del neurólogo francés Jean-Martin Charcot,
quien se dedicó al estudio a través de la hipnosis del mismo padecimiento del que quedara prendado
con su amigo Breuer, sobre la histeria.
A partir de este momento, diría, comienza el esbozo de lo que más adelante, en 1896 Freud
denominaría como psicoanálisis, y que Rodudinesco y Plon brindan la siguiente definición:
La disciplina fundada por Freud en cuanto comprende un método terapéutico, una
organización clínica, una técnica psicoanalítica, un sistema de pensamiento y una modalidad
de transmisión del saber que se basa en la transferencia y permite formar profesionales del
inconsciente. (Roudinesco, & Plon, 2008: 862)

De la definición anterior, quisiera destacar: método terapéutico, una técnica y un sistema de


pensamiento al que llamaría teoría. De estas tres palabras, quisiera señalar mi postura. El
psicoanálisis es poseedor de un marco teórico, cuyo objeto de estudio son los procesos
inconscientes, el cual tiene un ámbito de aplicación, el tratamiento de afecciones psíquicas.
Es probable que este último punto pueda ser debatible, pero considero es útil, pues mi exposición
tiende a extenderse más sobre este punto siguiendo la línea de pensamiento de Paul-Laurent
Aussoun, a partir de la epistemología freudiana.
El psicoanálisis ha tenido relevancia e influencia en el pensamiento del siglo XX, sin embargo, se le
ha llegado a cuestionar y escindir tanto del lado de su doctrina, como de su método, a tal punto,
que se ha considerado necesario mantener este último, por su naturaleza pragmática, y prescindir
del cuerpo teórico, el cual han llegado a caracterizar como incomprobable, especulativo o
metafísico.
Sin embargo, Assoun, realiza una puntualización magnífica, al señalar que no hay epistemología del
psicoanálisis, sino epistemología freudiana, a partir de que Sigmund Freud, teoríza su práctica
elevándola a una nueva disciplina específica, sui géneris, produciendo un neologismo:
metapsicología.
El mismo Assoun, nos proporciona los elementos y fundamentos de la metapsicología freudiana,
como el medio de acercamiento hacia lo propio de la creación del psicoanálisis, así como su
especificidad y justo lugar en el pensamiento contemporáneo, es decir, del estilo freudiano, quien
en palabras de Barthes (2011: 18):
“[…] bajo el estilo, se forma un lenguaje autárquico que se hunde en la mitología personal y
secreta del autor, en esa hipofísica de la palabra donde se forma la primera pareja de las
palabras y las cosas […]”

El aparato psíquico no es una anatómica


Este subtítulo viene a propósito, como una especificidad que Freud nos lanza para señalar que
pondrá el mayor cuidado en no determinar la localidad psíquica como si fuera anatómica,
manteniéndose en el terreno psicológico. Para esto hace una analogía, con un instrumento óptico,
el microscopio, y que la localidad psíquica corresponde en un lugar en el interior del aparato, zonas
ideales en las que no se sitúa ningún componente aprehensible del aparato.
Con este breve preámbulo, quisiera indicar las coordenadas de este ensayo: la metapsicología es el
campo epistémico freudiano con una geografía propia, tres espacios o dimensiones virtuales. Una
tópica, una dinámica, y una económica.
A partir de las nociones propias de estas tres dimensiones, me atrevería a dar un primer esbozo de
la invitación que Assoun hace a sus lectores al mencionar “[…] la tarea de un tratado de
epistemología freudiana que prolongue esta introducción será mostrar en el conjunto del trabajo
de construcción metapsicológico los efectos de esos referentes.” (2014, 181)
Para tal propósito, la Represión (Die Verdrängung ) de Freud sería para mí, uno primer intento de
inteligir, a partir de dichos referentes epistemológicos, esta noción.
Los referentes básicos en las dimensiones de la Metapsicología.
La dimensión tópica. Se refiere al espacio en donde encontramos el funcionamiento del aparato
psíquico. Esta proviene del campo intermedio entre la neurología como la teoría del sistema
nervioso, y la psicología o teoría del funcionamiento psíquico. Freud encuentra estos referentes a
partir de su encuentro con la patología.
Freud propone un aparato neurónico en donde hay circulación de energía de neuronas y un espacio
de circulación, donde hay conductos y barreras de contacto. Posteriormente ubicará tres
localizaciones, o sistemas: el Inconsciente; el Preconsciente y el Consciente. Cada uno con sus
propias funciones, procesos y carga psíquica de energía.
Sin embargo, habría que señalar, que no hay un espacio verdadero, una localidad psíquica
anatómica, sino que se deduce a través de los procesos energéticos.
La dimensión dinámica. Aquí la instancia psicológica tiene su papel central. La Vorstellung
(Representación) es para la Psicología, lo que el átomo para la física. Las representaciones se
movilizan de forma ascendente o descendente, es decir, entre los sistemas tópicos, del inconsciente
al preconsciente o al consciente, y viceversa, por una mecánica propia de oposiciones e identidades
es decir, un proceso de asociación, siendo la vida psíquica un “collar de representaciones”, las
cuales se unen (composición) o se fusionan. Las representaciones tienen energía, un quantum de
afecto, que es el proceso representacional, producto de la relación de fuerzas, de atracción o
repulsión que hay entre ellas.
La dimensión económica. En esta hablamos de cantidades de excitación y de las sensaciones. Hay
un logaritmo, la excitación aumenta, la sensación aumenta. La excitación puede ser exterior o
interior, la sensación siempre es interna. El concepto fundamental es el de energía, la cual debemos
entender desde el modelo energético mecanicista, por lo tanto, desde la noción de fuerzas. Estas
son objetos indestructibles, variables e imponderables, a diferencia de las materias, que son
ponderables e impenetrables.
Se desprenden dos principios: El principio de conservación de la energía, es decir, hay una dinámica
energética, caracterizada por fuerzas vivas, es decir, actuales, y fuerzas de tensión, o en estado
latente. De manera específica, fuerza debe entenderse a aquello que puede convertirse en
movimiento, por lo tanto hay una constancia dinámica, es decir, la fuerza es constante en
fenómenos físicos y químicos.
El segundo es el principio de inercia neurónica, el cual señala que las neuronas tienden a descargarse
si nada se le opone.
Existe la idea de energética, el cual dice que toda energía es libre, y está la regla de constancia de
las sumas de excitación, como la tendencia del aparato psíquico a mantener lo más baja posible la
cantidad de excitación presente en él, o a mantenerse constante. De esta manera, encontramos
ambos principios asociados. El de constancia de energía, que busca poner la excitación en el punto
mínimo, y el principio de inercia, que tiende a llevar la cantidad de excitación a cero.
Desde aquí podemos ubicar al principio de placer, el cual tiende a la descarga, y por lo tanto el
displacer sería el aumento de tensión.
Otro concepto básico es el de trabajo en Freud, entendido como el excedente que el sistema
psíquico está obligado a producir bajo el efecto de la urgente necesidad de la vida. Es el factor
cuantitativo de la pulsión como presión.
De lo anterior se podría inferir que los principios de conservación de la energía y de inercia, tienden
a regular el displacer, mientras que el trabajo psíquico sería la excitación o carga energética de la
pulsión.
Finalmente, se destaca la adhesión del pensamiento freudiano al segundo principio de la
termodinámica, el cual señala que la entropía solo puede definirse para estados de equilibrio
termodinámico y que de entre los diferentes estados de equilibrio posibles, sólo se puede dar del
que entre ellos, maximiza la entropía. Esta, mide el grado de organización del sistema o que es la
razón de un incremento entre energía interna frente a un incremento de temperatura del sistema.
Para esto, la entropía puede ser la magnitud física termodinámica que permite medir la parte no
utilizable de la energía contenida en un sistema, es decir, que dicha parte de la energía no puede
usarse para producir un trabajo.
Un último paso. Para Freud, la libido es una constante energética subyacente a las trasformaciones
de la pulsión sexual. Mientras que la pulsión es la presión cuyo fin es suprimir un estado de tensión
que aparece en la fuente somática por medio de un objeto. Así que en la pulsión la excitación será
interna como el trabajo impuesto al aparato psíquico en oposición a la entrada en juego del
principio de constancia y el de inercia, que buscan mantener en letargia al aparato psíquico.
Sobre la Verdrängung.
Comencemos diciendo que Freud se pregunta sobre la resistencia, es decir, sobre aquella fuerza
que reprime a que retorne lo olvidado a la conciencia, esto como parte de la práctica clínica, con el
objeto de encontrar el núcleo patógeno del síntoma.
Freud se hace una pregunta. Si el destino de la pulsión es siempre placentera, es decir, tiende hacia
la reducción de la tensión, producto de la excitación de origen interno, porque paradójicamente,
su satisfacción puede producir displacer, en otras palabras, el aumento de la tensión psíquica,
condición ambigua.
Así, la observación recae en la pulsión. Esta tiene dos componentes. Un representante psíquico
(representación como el átomo del psiquismo) y una enervación corporal (fuerza como una
constante, o quantum de afecto, en tanto energía producto de la atracción o repulsión entre las
representaciones).
En este sentido, Freud planearía a la Represión como una barrera tendiente a mantener rechazado
algo de la conciencia, es decir, desde una localidad tópica, punto virtual, no localizable
anatómicamente.
Freud señala tres tiempos de la Represión, el primero es la Represión Primordial, como el primer
momento en que se crea la distinción entre lo Inconsciente y lo Consciente. Aquí a la pulsión, en su
elemento psíquico, el representante psíquico se le deniega el acceso a lo conciente, y este
representante, queda en lo inconsciente y la energía pulsional ligada a este.
El segundo tiempo es el de la Represión propiamente dicha. A causa de que los representantes se
asocian o se ligan con otras representaciones, lo reprimido primordial se liga o forma asociaciones
que son los retoños de lo reprimido, los cuales buscan emerger a la conciencia. Si estos van a la
conciencia, el inconsciente los devuelve. En este punto habrá de recordarse, que las asociaciones
entre las representaciones obedecen a las fuerzas de atracción o rechazo que hay en ellas, lo cual
se comprende que se realicen complejos asociativos y que tiendan hacia la conciencia para su
descarga, pero el representante psíquico reprimido, atrae a los retoños hacia el sistema
inconsciente.
Entonces hay un doble gasto de energía. Lo reprimido busca emerger a la conciencia, y la conciencia
pretende rechazar los retoños de lo reprimido. Por su parte, lo reprimido primordial, el agente
representante de la pulsión, también ejerce fuerza de atracción hacia lo inconsciente.
Es así, que en la represión están presentes las dos fuerzas descritas respecto a las representaciones:
de atracción y de rechazo.
El tercer tiempo es el retorno de lo reprimido. Lo reprimido busca emerger en la conciencia y
encuentra retoños para lograrlo. Pero la Represión tiene la función de evitar el displacer, la suma
de tensión. Es así, que divide a la pulsión en sus dos elementos.
El representante que representa a la pulsión y el quantum de afecto. La represión actúa sobre la
representación psíquica y esta se va a lo inconsciente, pero la energía propia de toda representación
tiene tres destinos: se suprime completamente, le hace aparecer otra sensación o se muda en
angustia.
Entonces, el efecto es que cuando hay Represión, hay formación sustitutiva, es decir, contenido,
(representación) que sustituye a lo que fue reprimido a lo Inconsciente.
Al finalizar, Freud ejemplifica con las tres neurosis abordadas, este efecto de la formación
sustitutiva:
En el caso de la Fobia, se reprime la representación y la formación sustitutiva aparece en dirección
al objeto fóbico. La represión no evita el displacer, pero la fobia es la evitación del mismo.
En la histeria de conversión, la represión es más efectiva, el quanto de afecto desaparece, es decir,
el principio de inercia ejerce su influencia, hay una inervación en lo somático, ya sea sensorial o
motriz, de forma excitatoria o inhibitoria. Esta parte del cuerpo es un lugar en conexión con el
representante reprimido, así que la formación sustitutiva es el síntoma en el cuerpo. En otras
palabras, el representante, se liga a otros representantes, y en el caso del síntoma, hay una falta de
acceso a la conciencia.
En cuanto a la obsesión, se reprime una moción hostil hacia una persona amada. Surge una
alteración en el Yo, y los escrúpulos morales aparecen como formación sustitutiva y de esta se crea
una formación reactiva. La representación reprimida se va a lo ínfimo como prohibiciones y
evitaciones para la defensa de la angustia por el conflicto reprimido por su deseo.
Para hacer este acercamiento, fueron útiles tener presentes los conceptos de representación,
lugares virtuales, energía, fuerza, principio de constancia, principio de inercia, trabajo y fuerzas de
atracción y repulsión entre las representaciones.
Cabe mencionar, que el contenido de este ensayo, tiene un propósito de acercamiento a la teoría
freudiana, no una reducción del sentido del texto o un intento de hacer diáfano lo que otrora era
incomprensible.
A modo de conclusión
Es interesante ver cómo en el texto de la represión, a través de los referentes epistémicos en la
metapsicología freudiana, se van entretejiendo, y hay una lógica en estos movimientos, pero al
mismo tiempo surgen otras interrogantes, las cuales, no obstante, adquieren un carácter
significativo en cuanto permiten un referente de lectura.
La Verdrängung, permite observar la presencia de las dimensiones metapsicológicas, pues la tópica
está en el paso de las representaciones entre lo inconsciente y lo consiente; la dinámica se
encuentra en el movimiento y eslabonamiento de las representaciones psíquicas, que va de lo
inconsciente de la agencia representante, pasando por los retoños de lo reprimido, para terminar
en una desfiguración accesible a la conciencia, por medio, por ejemplo, del síntoma histérico. Y
finalmente la dimensión económica en tanto la energía, excitación en la pulsión, desde su origen
tiende a su conservación e inercia, pero el trabajo psíquico, es lo que genera en la pulsión su
excitación psíquica.
Finalmente, la pulsión, cuya descripción adquiere sentido en tanto sus elementos son la
representación y el quantum de afecto, en ella misma, se pueden apreciar los diferentes momentos
de estas tres dimensiones. La primera, en cuanto tiene una tópica (inconsciente); una dinámica
(movimiento de la representación y su asociación); y finalmente una económica, en cuanto ligada
a una fuente y el quantum de afecto y cuyo propósito es el mantener la tensión psíquica lo más
baja posible.
BIBLIOGRAFÍA
Freud, S.
1992, “La Interpretación de los Sueños”, [1900], en Obras Completas, Tomo V, Buenos Aires,
Amorrortu.
1992, “La Represión”, [1915], en Obras Completas, Tomo XIV, Buenos Aires, Amorrortu.

Jones, E.
1981, Vida y Obra de Sigmund Freud, Tomo I, [1970], Barcelona, Anagrama

Roland, R.
2011, El Grado Cero de la Escritura, [1973], México, Siglo XXI

Assoun, P.
2014, Introducción a la Epistemología Freudiana, [1982], México, Siglo XXI

Roudinesco, E. & Plon, M.


2008, Diccionario de Psicoanálisis, [1998], Buenos Aires, Paidós.

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