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Silvia Elizalde

(coordinadora)

JOVENES
EN CUESTIÓN
CONFIGURACIONES DE GÉNERO
Y SEXUALIDAD EN LA CULTURA

Silvia Elizalde
Karina Felliti
Florencia Gemetro
Laura Kropff
Luciana Lavigne
Valeria Manzano
Mariela Mosqueira
Florencia Saintout
Malvina Silba
Carolina Spataro

Editorial Biblos 219/


/
Jóvenes en cuestión: configuraciones de género y sexualidad en
la cultura / coordinado por Silvia Elizalde - 1' ed. - Buenos
Aires: Biblos, 2011.
342 pp.; 23 x 16 cm.

ISBN 978-950-786-921-1

1. Sociología de la Cultura. 2. Jóvenes. I. Elizalde, Silvia,


coord.
CDD 306

A mis hijas:
OBSERVATORIO Sofía, por el desborde de vitalidad con que
de Jóvenes me invita diariamente a acompañarla.
Comunicación y Medios Y Julia, a quien gesté y parí con profunda
alegría mientras gestaba este libro.
Este libro se publica con el apoyo del Qbservatorio de Jóvenes, Comunica-
ción y Medios de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la
Universidad Nacional de La Plata, dirigido por la doctora Florencia Sain-
tout, y del proyecto uaAcrr F()37 "Ciudadanía, género, sexualidad y minorías
étnicas. Agencia y respuesta estatal para la ampliación de derechos" (2008-
2010), dirigido por la doctora Dora Barrancos.

Diseño de tapa: Luciano Tirabassi U.


Foto de tapa: Sub (cooperativa de fotógrafos), www.sub.coop
Armado: Ana Souza

© Las autoras, 2011


© Editorial Biblos, 2011
Pasaje José M. Giuffra 318, C1064ADD Buenos Aires
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las leyes 11.723 y 25.446.

Esta primera edición


se terminó de imprimir en Primera Clase,
California 1231, Buenos Aires,
República Argentina,
en julio de 2011.
Tiempos de contestación: cultura del rock,
masculinidad y politica, 1966-1975

Valeria Manzano

Un mes después del golpe de Estado comandado por el general


Juan Carlos Onganía (1966-1970), el trío los Beatniks promocionaba
su disco simple, grabado con la subsidiaria local de la norteamerica-
na Columbia Broadcasting System (css). La voz del trío, Moris, tam-
bién compuso las letras. "Rebelde me llama la gente", escribía Moris,
"rebelde es mi corazón / soy libre y quieren hacerme / esclavo-de una
tradición". En la medida en que css no se mostraba interesada en la
promoción del disco, los Beatniks se movieron por su cuenta y orga-
nizaron una fiesta que terminó en una decena de jóvenes bailando
en una fuente pública del centro porteño. Los diarios dieron cuenta
de la noticia en las páginas policialesi~ terminó pasando tres
noches en una comisaría.' En tanto'épisodio fundacional,)éste encar-
na algunas de las coordenadas de la emergencia y expansión de la
cultura del rock en la Argentina. Primero, introduce a sus, actores:,.
los r~ps -poetas, músicos, fans-, las industrias culturales y del
entretenimiento, y el Estado, mostrando siempre su faz más represi-
va. Segundo, condensa el prinCipalieSióque los roqueros buscarían
modelar: el posicionamiento de un "yo rebelde" que reacciona frente
a las reglas, la monotonía y el autoritaris m-o de la "vida común". Por
último, muestra cómo estas culturas fueron percibidas en la arena
pública, esto es, en tanto condensaciones de desórdenes en los terre-
nos culturales, genéricos y- sexuales.
Este artículo se propone mostrar cómo, al participar en la crea-
ción y expansión de una cultura del rock,varones jóvenes de secto-
res medios y óbreros articularon una crítica, a la rutina cotidiana y
a 1--á.s construcciones hegemónicas de masculinidad. El crítico cul-
turál-Lawrence Grossberg subraya que, en Estados Unidos, el rock

1. "Detúvose a integrantes de un trío musical", La Prensa, 1 de agosto, 1966, p. 7.


[ 23

24 Valeria Manzano Tiempos de contestación

25

estuvo anclado en lo que él denomina una nueva vida cotidiana de las culturas del rock son arenas prolíficas para la producción de di-
la segunda posguerra, basada en la consolidación de un consenso versas nociones de masculinidad (McRobbie y Frith, 1990 [1978];
político liberal y la renovada afluencia económica, factores que crea- Whiteley, 1997; Ivens, 2007).
ron la posibilidad para la visibilidad de la juventud como categoría Tal como se configuró en la Argentina a fines de los 60, la cultura
diferenciada y, a su vez, del aburrimiento encamado en los paisajes del rock –dependiente del discurso de la autenticidad sobre el que
suburbanos norteamericanos. La cultura del rock, así, produjo una ha puesto énfasis Vila– fue un espacio para ensayar alternativas
ideología -de la autenticidad que intentaba trascender los límites de
de masculinidad. Aunque esto no implicara que promovieran una
esa vida cotidiana y "articular un sentido de exasperación, insatis- -ideolOgia de género equitativa, en su oposición a la vida rutinaria
facción y, ocasionalmente, protesta" (Grossberg, 1994: 156). A fines algunos roqueros pusieron en cuestión valores, prácticas e ideales
de la década de 1960 y principios de la siguiente, en la Argentina no organizadores de las construcciones hegemónicas de masculinidad
prevalecían ni el consenso político ni la abundancia económica. Los (Connell, 2005: 39). Leer la historia del rock desde esta clave es cru-
jóvenes que se apropiaron del rock y lo "nacionalizaron" lo hicieron cial para comprender sus significados culturales y políticos más am-
mediante el empleo del potencial de la cultura del rock para criticar plios, ya que es posible entrever que desde y en torno a la cultura
su rutina cotidiana, percibida como carente de sentido, deshuma-
del rock se produjo una de las primeras impugnaciones y debates
nizadora y autoritaria. Como en otros países latinoamericanos, la colectivos de los significados del "hombre argentino". A su vez, el
rebelión de los roqueros argentinos estuvo sobredeterminada por sú foco en las dimensiones sexuales y genéricas permite auscultar cómo
oposición práctica al autoritarismo cultural y pólíticó 2— - la cultura del rock se entrelazó con otras constelaciones de prácti-
Sociólogos y Críticos literarios han analizado la especificidad del cas y discursos que interpelaban a los jóvenes, como la militancia
rock en la Argentina, aunque han dejad:5 al margen una interroga- revolucionaria. Las fricciones entre esas dos constelaciones –la co-
ción sobre sus dinámicas genéricas y sexuales. En un trabajo pione-
quera y la propiamente política– que, como señalara el historiador
ro, Pablo Vila (1989: 1-28) ha indagado los sentidos producidos en el Alejandro Cattaruzza (1997), fueron pilares de una "cultura juvenil
"rock nacional", notando que su especificidad consistía en recostarse contestataria", pueden ser mejor analizadas si atendemos a la bata-
sobre un poderoso discurso centrado en la noción de autenticidad. lla simbólica en torno a los varones jóvenes.
Vila mostró que ese discurso se materializaba, por ejemplo, en el En el primer segmento de este trabajo reconstruyo algunos de los
hecho de que bandas y cantantes, cuando comenzaban a devenir valores y espacios que puntuaban la dinámica del "y mañana serán
populares –"estrellas"– preferían desmembrarse. El crítico literario hombres", mostrando que sirvieron como puntos de referencia desde
Claudio Díaz (2005) ha analizado, también, el funcionamiento de los cuales crecientes contingentes de jóvenes varones elaboraron una
esos componentes del rock argentino, señalando además que poetas crítica a la "vida rutinaria". La emergente cultura del rock se nutrió
y músicos crearon un imaginario sobre los desplazamientos, cons- del descontento generalizado con el autoritarismo que atravesaba
truyendo así mundos para "escapar" de la vida ordinaria que impo- aquellas dinámicas, contrarrestándolas mediante la valoración del
nía restricciones al "yo libre", el sujeto por excelencia delineado por "pibe" como figura imaginaria. En el segundo segmento sugiero que
las poéticas del rock. Ese "yo libre" no fue genéricamente neutral: los las-roqueros formaron una fraternidad de "pibes' que se basó en la
roqueros eran, casi invariablemente, varones. La cultura del rock en icilación de una sociabilidad particular yen la puesta en práctica
part
la Argentina fue un sitió privilegiado para la construcción de una de ciertos estilos estéticos y de presentación personal, como el pelo
crítica a la cotidianidad de los varones y para la elaboración de alter- largo. Al irrumpir en la escena pública, esa fraternidad suscitó reac-
nativas a la masculinidad hegemónica. Mientras que inicialmente ciones homofóbicas y los roqueros devinieron un locus para la drama-
algunos investigadores que analizaron los contextos anglosajones tización de una crisis del "hombre argentino". Los roqueros efectiva-
sugirieron que las culturas del rock se estructuraban por las figu- mente crearon espacios homosociales (es decir, espacios y formas de
ras sexualmente agresivas de los guitar heroes o las estrellas –Mick sociabilidad eminentemente masculinos) que les permitieron cultivar
Jagger o Robert Plant–, más recientemente otros han sostenido que ideas y prácticas de masculinidad centradas en el hedonismo y el pla-
cer, de las cuales las chicas estaban excluidas. De hecho, al menos
desde algunos segmentos de las poéticas del rock y desde los discur-
2. Para el caso mexicano véase Eric Zolov (1999) y para el brasileño, Christoper Dunn
sos en torno a la definición del significado o "espíritu" de este género
(2000). musical, se produjeron sentidos fuertemente misóginos. No por ca-

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sualidad esa misoginia cristalizó a comienzos de los 70, cuando la cul- educativas pedían insistentemente a los directores que mandaran a
tura del rock parecía amenazada por el "fenómeno beat" y cuando los los varones a practicar tiro. 4 Para muchos, la práctica de tiro consti-
proyectos de transformación revolucionaria atraían cada vez más a tuía sólo uno entre los múltiples ejemplos de cómo la escuela fomen-
contingentes juveniles. Finalmente, analizo cómo desde sectores de la taba un orden militarista y autoritario, y las críticas escalaban. En
izquierda revolucionaria se reclamó a los roqueros que "clarificaran" 1968, una encuesta a quinientos estudiantes mostraba que un 90%
su ideología —el dominio de lo masculino-racional— y abandonaran el se quejaba por las "rutinas sin sentido", como "formar una fila para
de la sensibilidad, ámbito de lo femenino e irracional. Este reclamo entrar al aula y pararnos para saludar al profesor". 5 Otros varones
implicaba también deslegitimar la virilidad de los roqueros en com- expresaban sentimientos similares: "En la escuela", aseguraba un
paración con la de los militantes revolucionarios. estudiante técnico, "vivís en un mundo irreal: tenés que pedir permi-
so para todo, estás sujeto a lo que otros quieren de vos". En el mismo
sentido, otro estudiante sostenía que "todo lo que soy y lo que quiero
Y mañana (no) serán hombres ser está fuera de la escuela". 6
La bifurcación entre la escuela y la vida era evidente en lo
A fines de la década de 1960 y principios de la siguiente, Palito concerniente a las prácticas de arreglo personal, disposición de
Ortega —que llegaba al tope de los rankings con cada disco— prota- los cuerpos y vestimenta. Las escuelas secundarias, de hecho, de-
gonizó una saga de películas que detallaban el camino hacia el "y vinieron una arena central para las batallas simbólicas sobre el
mañana serán hombres". En este sentido, Palito aparece, por ejem- pelo largo. El Reglamento oficial prescribía que los estudiantes de-
plo, cumpliendo la conscripción y aprendiendo a amar a la patria bían "concurrir a clase en condiciones higiénicas y usando la ropa
y a sus compañeros soldados,: encuentra su primera novi-a, cambia pertinente"? La mayoría de las escuelas requerían -que los varones
jeans por traje gris, se casa y se lleva bien con sus suegros, y todavía usaran pantalón gris, saco azul y corbata. Es más, a comienzos del
tiene tiempo para ser fiel a la barra de la esquina. Para el creciente año escolar 1969, los directores de veinticinco escuelas en la ciudad
número de varones atraídos por la cultura del rock, Paiiick como ídolo y la provincia de Buenos Aires mandaron notas a los padres deta-
y como modelo de muchacho-hombre personificaba exactamente lo llando que el pelo de los estudiantes debía estar a ocho centímetros
que no querían ser. Los músicos, poetas y fans vinculados al rock de sus hombros para que pudieran matricularse. 8 Para muchos de
`-c-.11--estionaban las instituciones y prácticas que puntuaban las diná- los jóvenes que querían usar o usaban pelo largo, esto cristalizaba
micas del "y mañana serán hombres" —la escuela secundaria, el ser- la arbitrariedad escolar, y se instalaba en el centro de una serie de
vicio militar, los trabajos asalariados— y que reforzaban las rutinas disputas cotidianas. En 1971, por ejemplo, las autoridades de la
que, según ellos, restringían las libertades de jóvenes y adultos por escuela Mariano Acosta decidieron expulsar a un estudiante por no
igual. usar la "ropa apropiada" y tener el pelo "demasiado largo". Cuando
Comenzando a principios de la década de 1950, la escolarización sus compañeros se solidarizaron, otros veinticinco fueron añadidos
secundaria devino una experiencia homogeneizante para la cotidia- a la lista de despedidos. Un episodio similar ocurrió a principios de
nidad de una mayoría de adolescentes, y la escuela un espacio donde
muchos vivían a diario varios sentidos de autoritarismo. En Buenos
Aires, en 1969, el 59% de los varones de entre quince y diecinueve
años estaban matriculados, especialmente en escuelas técnicas y ba- 4. Dirección de Ensenanza Secundaria, circular N° 37/969, 4 de junio de 1969; Ad-
chilleratos para varones. 3 Así, una mayoría interactuaba en espacios ministración Nacional de Educación Media, nota D-015/971, 18 de mayo de 1971,
Archivo del Instituto Superior del Profesorado Joaquín V. González.
homosociales e incluso cuando concurrieran a escuelas mixtas —la
norma en la provincia de Buenos Aires— se esperaba que desarrolla- 5. "Adolescentes, la hora de la verdad", Primera Plana, N° 309, 30 de noviembre de
ran algunas actividades tendientes a reforzar su virilidad. Desde la 1968, pp. 70-73.
imposición del golpe de Estado de 1966, por ejemplo, las autoridades 6. "Los profesores", Cronopios, N° 1, octubre de 1969, p. 85; "El contestado?, La Bella
Gente, N° 25, febrero de 1972, p. 89.
7. Ministerio de Educación y Justicia, Reglamento general para los establecimientos
de enseñanza secundaria, normal y especial, Buenos Aires, Poder Ejecutivo Nacional,
3. Ministerio de Educación y Cultura, Estadística educativa, Departamento de Esta- 1957, p. 37.
dística Educativa, 1970, pp. 68-71.
8. "Melenudos del mundo, uníos", Panorama, N' 101, 1 de abril de 1969, pp. 10-11.
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1972, cuando cuatrocientos estudiantes del colegio Nicolás Avella- de las elites, esta etapa de adoctrinamiento militar debía servir
neda llamaron a una huelga en repudio de las exigencias de pelo para forjar el "alma nacional" y moldear ciudadanos respetuosos
y ropa.9 En el transcurso de 1972, esas tensiones se entretejieron de los principios de orden y jerarquía. En la primera mitad del
con otras que cuestionaban el sistema disciplinario por completo. siglo xx la conscripción encontró fuertes resistencias individuales
Así, mientras estudiantes del Colegio Nacional de Buenos Aires —varones que buscaban formas de evadirla— o colectivas, como la
pusieron una bomba en una garita desde la que los preceptores emprendida por activistas anarquistas que se oponían al militaris-
controlaban sus movimientos, en otras escuelas los varones lleva- mo (Ablard, 2009). En los 60, escritores de izquierda cuestionaban
ron adelante lo que en la época se conoció como melenazos, median- también otros aspectos, como los maltratos físicos, psicológicos y
te los cuales se negaban a cortarse el pelo y entraban en masa a la sexuales a los que eran sujetos los conscriptos y los modos en que
escuela para evitar expulsiones?' terminaban por internalizar el maltrato recibido en esa institu-
La escuela devino un terreno fértil para canalizar el desconten- ción. En las páginas iniciales de Dar la cara David Viñas narra
to con el autoritarismo y el rock sirvió para que muchos varones cómo un grupo de soldados se apropia del lenguaje y las actitudes
modelaran una insatisfacción que parecía ubicua. No es casual que militaristas mientras viola a un compañero en la noche de despedi-
la banda que más contribuyó a hacer del rock un "fenómeno de ma- da del servicio militar. "La invasión", un cuento que Ricardo Piglia
sas" a comienzos de la década de 1970 —como lo observara Pablo publicó en 1967, por su parte, superpone la arbitrariedad de la vida
Alabarces (1995: 64-66)— fuera el dúo Sui Géneris, formado cuando militar con la amenaza de violencia sexual entre los soldados. El
Charly García y Nito Mestre cursaban sus estudios secundarios en cuento narra cómo un soldado, estudiante universitario, es apresa-
un colegio militar. Sui Géneris interpelaba a una audiencia escolar do en las barracas sólo porque "el milico me odia". Espera encon-
mediante, por ejemplo:1.a tematización de dilemas y sentimientos trar alguna solidai-ida.d en otros dos con.scripta, pero ni siquiera
compartidos —como los primeros encuentros sexuales y la amistad— le hablan, mientras tienen relaciones sexuales entre ellos. Testigo
así como a través de la utilización de metáforas escolares. De mane- horrorizado, el estudiante teme ser violado." Miedo y un sentido
ra notoria, "Aprendizaje" narra cómo "aprendí a ser formal y cortés de lo absurdo atraviesan el cuento, sentimientos compartidos por
/ cortándome el pelo / una vez por mes". El "educando", sin embargo, muchos varones llamados a cumplir con la conscripción, a los que
fue "aplazado en formalidad" porque nunca le "gustó la sociedad". Satiricón les recordaba que era la "peor desgracia que debemos
La experiencia escolar ofrecía las palabras clave —"aprender", "apla- afrontar" y les recomendaba que la única forma de hacerle frente
zar"— para hablar de las normas que regían la vida cotidiana de los era tratar de "pasar inadvertidos"."
jóvenes, percibida como atravesada por el autoritarismo. En efecto, Con todo, desde la perspectiva de muchos jóvenes, la desindivi-
las prácticas y rutinas escolares representaban, para muchos varo- dualización y humillación subsumidas en la "subordinación y valor"
nes, un proyecto tendiente a desindividualizarlos, como se advierte que implicaba "hacerse hombres" eran atributos despreciables. En
en la pregunta que un roquero se formulaba públicamente, a modo el caso de los jóvenes que se vincularon a organizaciones revolucio-
de explicación de su participación en un melenazo: "¿Por qué soy un narias, como el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), ese descon-
expediente adentro y una persona afuera de la escuela?"." tento idealmente se politizaría. No fue fortuito, así, que el ERP de-
Para muchos jóvenes, tras la experiencia escolar llegaba la cons- sarrollara una política específica para fomentar la insubordinación
cripción, otro espacio generador de descontento con el autoritaris- colectiva de los conscriptos, mientras les recomendaba aprovechar
mo que atravesaba la dinámica del "y mañana serán hombres". El el entrenamiento militar para luego volcarlo a la "guerra popular". 14
servicio militar, o conscripción, fue creado en 1902 y regulado e Esas sugerencias y llamados a la acción colectiva, sin embargo, pa-
implementado de manera amplia desde 1911. Desde la perspectiva

12. David Villas, Dar la cara, Buenos Aires, Jamcana, 1962, pp. 11-16; Ricardo Piglia,
9. "Incidentes en el colegio Mariano Acosta", La Opinión, 18 de agosto de 1971, p. 18; "La invasión", en La invasión (1967), Barcelona, Alfaguara, 2006, pp. 95-103.
"La ropa que vos usáis", Primera Plana, N° 478, 28 de marzo de 1972, p. 31. 13. Carlos Trillo y Alejandro Dolina, "Fatalidades: me tocó la colimba", Satiricón, N°
10. "Adolescentes, lo que vendrá", Primera Plana, N' 495, 25 de julio de 1972, pp. 13, noviembre de 1973, pp. 58-59.
39-40. 14. Mario Roberto Santucho, "A los soldados conscriptos" (abril de 1975), en Daniel
11. "La crisis de la disciplina tradicional", Siete Días, N' 261, 15 de mayo de 1972, s/p. De Santis, A vencer o morir: PRT-ERP, Buenos Aires, Eudeba, 1998, vol. 2, pp. 358-360.

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recen no haber funcionado con los roqueros, para quienes —al igual guerrero" sino al oficinista, que había "incluido esas reglas en su
que la escuela— la conscripción implicaba "dejar la vida a un lado". vida, ¡pobre cosita!". 17 En buena medida, desde una perspectiva ge-
En una de las pocas memorias de un raquero, Miguel Cantilo co- neracional y cultural, los roqueros participaban de un campo más
menta que para él y sus amigos la conscripción representaba una amplio de crítica a las clases medias, o a la pequeña burguesía. A
"trampa mortal". Cantilo describe las múltiples estrategias que si- lo largo de la década de 1960, múltiples ensayistas popularizaron la
guió para conseguir el certificado de "no apto" para el servicio mili- imagen de una pequeña burguesía conservadora e individualista.
tar, desde perder peso hasta declarar que consumía drogas ilegales. Tal fue el caso de Juan José Sebreli, quien planteaba que el oficinis-
Pero también apunta a las familias que, "cómplices hipócritas de los ta, personificando la alienación pequeño-burguesa, estaba habitua-
militares", insistían en que la conscripción era ideal para "formar do a manipular papeles en vez de producir, aprendiendo a "navegar
hombres", remarcando que existía un continzecm entre la "trampa en la superficie de las cosas". Esa posición estructural explicaba,
mortal" y las expectativas que los padres proyectaban en el paso de para Sebreli, su "obsesión con el orden y las apariencias"." Como ha
sus hijos por esta institución como momento de adoctrinamiento en notado Carlos Altamirano (2001: 88-90), la crítica a la pequeña bur-
los principios de obediencia y disciplina." guesía producida por los ensayistas de izquierda funcionaba como
Mientras los roqueros cuestionaban la conscripción y la escuela, literatura de "mortificación", una suerte de autorrevancha por el rol
también creaban imágenes distópicns_ alrededor de su potencial fu- jugado por este segmento social durante el régimen peronista y sus
turo de trabajadores adultos: el Oficinista, en particular, corporizaba postrimerías. Menos politizados, los roqueros también enmarcaron
la vida a la que los roqueros niás-Temían. Si, como Díaz ha sugerido sus críticas en una retórica de la mortificación —recuérdese el "¡po-
(2005: 101), los poetas del rock hicieron de la ciudad la metáfora del. bre cosita!"—. Sin embargo, la crítica raquera apuntaba más precisa-
"sistema"; el oficinista fue la figura qiie encarnaba las rutinas y er mente a una rebelión cultural y generacional frente a la posibilidad
conservadurismo de la ciudad-sistema. En su primer disco simple, de devenir oficinistas, como era el caso de muchos de los padres de
por ejemplo, el dúo Pedro y Pablo —Miguel Cantil() y Jorge Durietz- estos jóvenes.
cantaba "Yo vivo en una ciudad / donde la gente aún usa gomina / A su vez, la objeción a la figura del oficinista se entrecruzó con
donde la gente se va a la oficina / sin un minuto de más". En esa na- la percepción de una relación directa entre trabajo y consumo: para
rrativa, los habitantes de la ciudad son todos varones: los oficinistas muchos roqueros, el oficinista estaba atrapado en una vida rutinaria
que usaban gomina, el gel que numerosas generaciones de porteños para satisfacer un inacabable deseo de consumo. La crítica anticon-
usufructuaron por décadas para modelar y emprolijar su pelo cor- sumista, en verdad, atravesó las culturas del rock mundial en los 60.
to. Esos habitantes urbanos generaban ambivalencia: Pedro y Pablo Aunque los investigadores del rock difieren en su evaluación respecto
aseguran que "sin embargo yo quiero a ese pueblo", simplemente del grado y las características de ese cuestionamiento, acuerdan en
porque "me incita a la rebelión". De manera similar, Claudio Gabis, que las culturas del rock surgieron desde y reaccionaron contra la
guitarrista del trío Manal —junto a Javier Martínez y Alejandro Me- emergencia de "sociedades opulentas" y el modo en que las prácti-
dina— afirmaba que la música del trío se nutría de la vida urbana, cas de consumo devinieron locus para la construcción de identidades
que a la vez prometía "belleza" y constituía "una boca que anula (Grossberg, 1994: 144-148; Frith, 1981: 249-68). En una Argentina no
individualidades y aniquila identidades", como ilustraban "los tipos tan opulenta, en cambio, prevalecieron las reflexiones de tono sarcás-
grises que van todos los días a la oficina". 16 tico sobre los esfuerzos para adquirir "estatus" mediante el consumo;
- Los roqueros hicieron del oficinista su contrafigura. Como al- el oficinista evocaba a la vez el deseo y el fracaso implícitos en esos es-
gunos fans subrayaban en cartas escritas a una revista juvenil, el fuerzos. En 1972, por ejemplo, el periodista Tomás Eloy Martínez es-
comportamiento dócil y el respeto por la autoridad requeridos en cribía, con ironía, sobre el oficinista que tenía tres empleos al mismo
las escuelas y las barracas no daban como resultado a "un hombre tiempo para "mantener una fachada de progreso". Para mostrarles a

15. Miguel Cantilo, Chau loco: los hippies en la Argentina de los 70, Buenos Aires, 17. "El contestador", La Bella Gente, N° 20, septiembre de 1971, p. 85; N° 21, octubre
Galerna, 2000, pp. 19-20. de 1971, p. 87; N° 22, noviembre de 1971, pp. 88-89; N° 23, diciembre de 1971, p. 91.
16. Sergio Makaroff, "Hardroc.kbluesBuenosAiresManal", Cronopios, N° 0, septiem- 18. Juan José Sebreli, Buenos Aires, vida cotidiana y alienación (1964), Buenos Aires,
bre de 1969, p. 29. Siglo Veinte, 1990, pp. 67, 84.

32 Valeria Manzano Tiempos de contestación 33

los demás "lo bien que le va", sostenía Martínez, el oficinista "vende Litto Nebbia, el disco vendió 250.000 copias en seis meses y consagró
su casa para comprar un auto".'9 Esa localización del vínculo entre al castellano como el idioma del rock en la Argentina, contrastando
trabajo y consumo reverberaba, también, en el ámbito roquero. Uno con otros países latinoamericanos —como México— donde el inglés
de los más exitosos blues de Manal, por ejemplo, puntualizaba los era la norma. "La balsa" se convirtió en el primer himno para la fra-
mandatos culturales y sociales que pesaban sobre los varones cuando ternidad de "pelilargos" que surgía alrededor del rock. Para muchos
se cantaba que "no hace falta tener un auto / ni relojes de medio mi- de esos chicos, el pelo fue un medio para producir una crítica sim-
llón / cuatro empleos bien pagados / no, no, no pibe / para que alguien bólica a la vida cotidiana y para desafiar los códigos de "modales y
te pueda amar". Apelando directamente Manal lo precavía costumbres". En la Argentina de fines de los 60, el uso del pelo largo
sobre los riesgos de convertirse en el hombréque sobretrabajaba para y la participación en una sociabilidad roquera implicaron, casi lite-
sobreconsumir Ése era el punto final del "y mañana serán hombres" ralmente, el riesgo de detención policial y maltrato físico. La homo-
ante el cual los roqueros reaccionaban con vehemencia. fobia del accionar policial era compartida por otros actores, quienes
De este modo, muchos de los varones que se acercaron e hicieron vieron en los roqueros una amenaza para la pervivencia del "hombre
la cultura del rock en la Argentina desafiaban a las instituciones y argentino" en un contexto marcado por profundas transformaciones
las prácticas mediante las cuales los valores de disciplina, respetabi- en el orden genérico. En verdad, los roqueros construyeron espacios
lidad y consumismo eran transmitidos y eventualmente aprendidos, homosociales, donde ensayaron y propusieron ideas alternativas de
poniendo en entredicho las construcciones hegemónicas de masculini- masculinidad. Las chicas, aun cuando se vincularan a la cultura del
dad. Ese cuestionamiento estaba predicado en el potencial simbólico rock, lo hicieron desde un lugar marginal. De hecho, a juzgar por
del "pibe" como fuente de autenticidad, una apelación que —como lo las poéticas del rock, pero también por los sentidos que sobre este
mostró Eduardo Archetti (1999: 182-186)— también fue y es recurren- estilo musical proponían revistas como Pelo, lo femenino constituyó
te entre los hinchas de fútbol, especialmente a la hora de singularizar un elemento a ser purgado.
un estilo de juego argentino. Entre los varones atraídos por la cultura Una retórica centrada en el anticonvencionalismo, el aire icono-
del rock, el "pibe" no debía convertirse en ese hombre o, quizá, en nin- clasta y cosmopolita de ciertos enclaves culturales —como los alrede-
gún hombre. Los roqueros parecían llamar a permanecer "pibes" para dores del Instituto Di Tella— y la voluntad de construir un territorio
siempre y de esa manera preservar la espontaneidad y la libertad entre lo "político" y lo "comercial" reverberaban en la naciente cultu-
asociadas a esa nueva figura. El reclamo de no comprometerse con ra del rock. LOS "pioneros" de esa cultura en Buenos Aires crearon es-
las rutinas, convenciones y normas que organizaban la vida cotidiana pacios casi enteramente homosociales. Muchos de ellos —que tenían
de los jóvenes implicaba el llamado a sostenerse en "una pieza", esto un promedio de veinte años en 1967— habían tomado distancia de
es, a impedir el desmembramiento de sus "yoes" al lidiar con las ins- sus contextos familiares. Los miembros de Los Gatos, por ejemplo,
tituciones y prácticas que marcaban la dinámica del "y mañana serán habían migrado a Buenos Aires desde su Rosario natal con un con-
hombres". Para contrarrestar ese proceso por el cual la masculinidad trato para tocar en shows televisivos y bailes populares organizados
hegemónica era modelada, los roqueros crearon de manera concreta por la empresa de entretenimientos Escala Musical. Como recordara
una fraternidad imaginaria de "pibes", una fuerza cultural aparente- Nebbia, la banda apenas si ganaba lo suficiente para comer y sus
mente marginal pero crecientemente significante. miembros sólo podían pagar habitaciones en hoteles muy humildes,
donde interactuaban con Moris, el baterista y cantante Javier Mar-
tínez o el poeta Pipo Lernoud. Estos últimos eran muchachos de cla-
Una fraternidad de "pelilargos" se media de Buenos Aires: mudarse a esos hoteles implicaba, para
ellos, forjar estilos de vida y relaciones personales diferentes de las
En junio de 1967 el cuarteto rosarino Los Gatos grabó el simple cultivadas en la familia, la escuela o los empleos asalariados. Como
que contenía "La balsa" con la subsidiaria local de la norteamerica- sucedía con otros enclaves, como el pub La Cueva, las habitaciones
na Radio Corporation of America (RcA). Compuesta por Tanguito y de hotel fueron mayormente espacios homosociales. Sin dudas, estos
jóvenes tenían novias y amigas, aunque su fraternidad estaba an-
clada en el deseo de vivir "sin lazos". Familiarizados con los Beatles
y los Rolling Stones —con la excepción de Los Gatos—, esos chicos
19. Tomás Eloy Martínez, "La familia que venderá su casa para comprar un auto", La
no tenían entrenamiento musical profesional: aprendieron de forma
Opinión, 3 de noviembre de 1972, p. 8.
34 Valeria Manzano Tiempos de contestación 35

autodidacta y colectiva en hoteles y bares, como La Cueva y La Perla tamientos escandalosos". 23 La acción policial fue mucho más allá
del Once. Según cuenta la leyenda, fue en el baño de La Perla donde de los "enclaves hippies" en el centro porteño. En las tres primeras
Tanguito y Nebbia compusieron "La balsa". 2° semanas de enero, al menos ciento veinte jóvenes -el 80% menores
A medida en que "La balsa" trepaba en los rankings, los náufra- de edad- fueron detenidos en distintos barrios, como Paternal y
gos se posicionaron a sí mismos como portadores de una política cul- Villa Pueyrredón. 24 Uno de ellos mostraba su indignación al contar
tural articulada por sentimientos y prácticas antiautoritarias y an- que tras veintinueve horas de detención un policía por fin le co-
ticonvencionales. Para celebrar la llegada de la primavera de 1967, municó las "razones reales": primero, él y su grupo habrían estado
por ejemplo, Lernoud y otros amigos convocaron a una reunión en la "rompiendo flores de un área verde" y "hablando demasiado alto", y
plaza San Martín, a la que invitaron a todos los "melenudos" y les pi- segundo, su aspecto era "desprolijo" y su pelo "demasiado largo". 25
dieron que se vistieran "como se vestirían en un país libre". El 21 de El,peoargsubicónltodeasnfbreaño
septiembre, unos trescientos "pelilargos", usando ropas coloridas y cuando fue detenido un grupo en el que se encontraba el abogado
ajustadas, se acercaron a la plaza." El "nosotros" que estos roqueros y artista plástico Ernesto Deira. Una vez llevados al Departamen-
delineaban estaba anclado en un gusto por un género musical y en to Central de la Policía Federal, un efectivo de esa fuerza rapó la
sus estilos de arreglo personal, especialmente el uso del pelo largo. cabeza de Deira, mientras un psiquiatra le decía que "los hippies
Al hacerlo, aquellos jóvenes hacían algo más que "reinventarse a uno son un cáncer" y que era un deber policial "extirparlos del cuerpo
mismo por uno mismo para uno mismo", como notó el antropólogo social". 26 Sin dudas un caso extremo, éste actuó como catalizador
Grant McCracken (1995: 3, 61-64) respecto de los usos del pelo en so- para que editorialistas cuestionaran los "excesos" policiales. Un
ciedades contemporáneas. Como este autor ha sugerido, el pelo largo editorial de Gente llegó a denunciar las "violaciones a las libertades
sí fue "transformador", pero de identidades individuales y colectiVás. civiles" cometidas por la policía- contra los "pelilargos". Un--edito-
Por ejemplo, Tony -que no fue a la plaza San Martín- recuerda que rial de Análisis fue más lejos: apelando al gobierno directamente,
a fines de 1967 otros dos chicos y él usaban pelo largo en su barrio planteaba que "si la libertad de usar pelo largo y pantalones extra-
del Gran Buenos Aires: "No éramos amigos, pero primero nos empe- vagantes desaparece, los jóvenes tendrán motivos reales para sen-
zamos a saludar, después nos empezamos a juntar a charlar y a tocar tirse disconformes con el sistema social"." Quizá como resultado de
juntos". 22 Para ellos, el pelo fue un medio para construir lazos frater- esas presiones, la acción policial disminuyó, aunque bajo ninguna
nales y comunicar una actitud anticonvencional cimentada, también, circunstancia desapareció.
en un gusto común por el rock. Moldeada y mostrada a fines de los En términos de persecución a los "pelilargos", sin embargo, la
60, esa actitud y estilo implicaban una contestación práctica al auto- policía no era la única en actuar. Como recuerdan algunos de los
ritarismo cultural y político. Como Lernoud anotaba en su panfleto, náufragos de la plaza Francia, ellos recibían la frecuente visita del
y muchos experimentarían en carne propia, la Argentina de Onganía "grupo de Pompeya", jóvenes de ese barrio que llegaban a la plaza
estaba lejos de ser un "país libre". para pegarles. En la medida en que los náufragos predicaban "paz
Entre fines de 1967 y comienzos de 1968, la represión policial a y amor", recuerda Lernoud, no querían devolver las trompadas y
los roqueros y "pelilargos" escaló. El 30 de noviembre, por ejemplo, terminaban por llevarse la peor parte en las bataholas. 28 Asimismo,
La Razón informaba que "un grupo de veintiún hippies ruidosos en Mar del Plata, grupos de jóvenes tuvieron un rol fundamental en
y entusiastas" había sido detenido en la plaza San Martín tras el
llamado de vecinos que se quejaban por sus "canciones y compor-
23. "Hippies en Buenos Aires", La Razón, 30 de noviembre de 1967, p. 13.
24. "Hippies al calabozo", La Razón, 10 de enero de 1968, p. 8; "La guerra antihip-
20. La mayoría de las historias del rock en la Argentina detallan la interacción de los pies", 23 de enero de 1968, p. 6.
"pioneros" en esos espacios, especialmente entre 1965 y 1968. Véanse, entre otros, 25. "La guerra antihippies", La Razón, 17 de enero de 1968, p. 6; "Continúa la gue-
Grinberg (1977), Marzullo y Muñoz (1985), Fernández Bitar (1987), Kreimer y Poli- rra", 19 de enero de 1968, p. 7.
meni (2006), así como las notas autobiográficas de un "pionero", Nebbia (2004).
26. "¿Qué le pasa a la policía?", Extra, N° 32, marzo de 1968, p. 9.
21. "Así llegó la primavera", Siete Días, N° 20, 26 de septiembre de 1967, pp. 12-14,
véase también Pujol (2000). 27. "¿Qué está haciendo la policía?" (editorial), Gente, N° 134, 2 de febrero de 1968, pp.
4-5; "Nuevo orden capilar", Análisis, N° 361, 12 de febrero de 1968, pp. 8-9.
22. Entrevista con Tony (nacido en 1950 en Valentín Alsina, Lanús), 10 de septiembre
de 2007. 28. Véase el testimonio de Pipo Lernoud en Pintos (1993: 127-128).
36 Valeria Manzano Tiempos de contestación 37

pegarles a los "hippies" veraneantes. El 10 de enero de 1968, cuan- paso más allá, sentenciando que si los hippies "quisieran colaborar
do un grupo de veinte jóvenes organizaron un "rock happening", al con la patria" deberían ser "hombres de valor, y empezar por aban-
menos "cien muchachos de pelo corto, con piedras y palos" lanzaron donar su música y su ropa estúpida". 32
su ataque contra los "hippies", a la sazón los únicos detenidos. 29 En La reacción homofóbica que Ios roqueros incitaron al irrumpir
esos mismos días, la marginal pero visible Federación de Entidades en la arena pública dinamizó una discusión en torno al "hombre ar-
Anticomunistas de la Argentina (FAEDA), en una publicitada confe- gentino", enmarcada en ansiedades sobre las transformaciones en
rencia de prensa, denunció que los "hippies" estaban vinculados a las relaciones de género en la Argentina de los 60. Los muchachos
"una red internacional de guerrilleros castristas" y acusó al ex dipu- que les pegaban a los náufragos, la policía y muchos de los lectores
tado socialista Juan Carlos Coral de ayudarlos a salir de las comisa-
, intentaban promover la bravura, la disciplina y el sentido de respe-
rías. Coral respondió a FAEDA indicando que él "nunca ayudaría a un tabilidad que el "hombre argentino" debía aprender en las escuelas,
hippie". Haciendo uso de un argumento que devendría común entre en la conscripción o en las múltiples interacciones cotidianas. Como
algunos grupos de izquierda, sostuvo que los "hippies" eran "nenes ha subrayado Eve Kosofsky Sedgwick (1985: 25), en una sociedad
bien, parásitos afeminados" 30 Aun cuando subrayara la condición masculinista hay una relación entre "la homosocialidad y el modo de
de clase que imaginaba común a todos los "hippies", Coral también transmitir el poder patriarcal" y, cuando emerge un sentido de quie-
recurrió a un argumento homofóbico. bre, esa relación deviene "homofobia ideológica". Varones adultos y
Así, la reacción frente a los náufragos, hippies o roqueros —térmi- jóvenes vieron en los roqueros —la cara más visible de ese quiebre—
nos intercambiables a fines de los 60— se organizó en torno de sen- una "amenaza homosexual", temiendo que pusieran en peligro la
timientos homofóbicos. En los meses de intensas razzias policiales, continuidad generacional del "hombre argentino" y la transmisión
por ejemplo, la revista.---Siete Días publicó cincuenta- y dos cartas de del poder patriarcal.Esta reacción respondía a mía dinámica mayor
lectores alrededor del "asunto hippie". La serie fue iniciada por la de que parecía poner en entredicho el ejercicio del poder patriarcal. En
un hombre adulto, quejándose de que los "hippies pelilargos" repre- particular, fueron lasx,hica s jóvenes —sobre todo, pero no solamente,
sentaban una amenaza a la "sociedad argentina" porque eran "todos de los sectores medios urbanos— quienes, de manera práctica antes
homosexuales". Respondiéndole a ese lector, dos jóvenes —firmando que autoconsciente, marcaron los límites de ese poder en la Argenti-
bajo los seudónimos "Adam Dylan" y "Oswald Lennon"— sostuvieron na de los 60. El aumento de la matriculación en las escuelas secun-
que los "hippies y amantes del rock" eran "los verdaderos represen- darias y la universidad, la presencia diversificada y sostenida de las
tantes de la juventud argentina" ya que portaban el mensaje de "paz mujeres jóvenes en el mercado laboral; su participación, también, en
y amor" que el país necesitaba." Los lectores se dividieron: mientras circuitos de sociabilidad juvenil desprovistos de supervisión adulta,
diez apoyaron a "Dylan" y "Lennon", treinta y seis se volcaron a des- fueron algunos elementos que sentaban las bases para la erosión de
entrañar el argumento de la "homosexualidad", incluidos muchos los arreglos patriarcales y domésticos prevalecientes 33 Sin embargo,
jóvenes. Omar, un lector de diecinueve años, por ejemplo, sostuvo fueron los roqueros —varones jóvenes— quienes, a partir de una ho-
que era imposible que los hippies fueran "buenos argentinos" desde mosocialidad centrada en el hedonismo y anclada en prácticas esté-
el momento en que "fuman marihuana y son homosexuales", afirma- ticas, musicales y de arreglo personal, devinieron la punta más visi-
ción con la cual Juan, un lector de diecisiete arios, se mostró "ple- ble del cuestionamiento a la masculinidad hegemónica. La reacción
namente de acuerdo". Carlos, otro lector de diecinueve años, fue un homofóbica y represiva con que se respondió a la emergencia pública
de los roqueros terminó por condicionar las dinámicas ideológicas y
genéricas de la cultura del rock.
29. "Tumultos en la misa negra", Siete Días, N° 36, 16 de enero de 1968, p. 15; "Des- Al menos entre 1967 y 1970 esta cultura del rock atravesó un pro-
comunal desorden entre hippies y antihippies en Mar del Plata", La Razón, 11 de ceso de diversificación y expansión. Uno de los signos más evidentes
enero de 1968, p. 8.
30. "¿Será posible?", La Razón, 12 de enero de 1968, p. 7; "Hippies", La Razón, 24 de
enero de 1968, p. 6; varias personas escribieron cartas de lectores en apoyo a Coral,
"Correo", Primera Plana, N° 265, 23 de enero de 1968, p. 4; "Correo de lectores", Siete 32. "Correo de lectores", Siete Días, N° 31, 12 de diciembre de 1967, p. 7; N° 36, 16 de
Días, N° 37, 23 de enero de 1968, p. 15. enero de 1968, p. 6; N' 44, 12 de marzo de 1968, p. 5.
31. "Correo de lectores", Siete Días, N° 18, 12 de septiembre de 1967, p. 5; N° 21, 3 de 33. Véanse, entre otros, Feijóo y Nari (1996), Felitti (2000), Barrancos (2007), Cosse
octubre de 1967, p. 7. (2008), Manzano (2000).
38 Valeria Manzano Tiempos de contestación

39

de ese desarrollo fue el exponencial crecimiento en la venta de cier- de hecho lo hizo, pero le resultaba difícil: "Mis amigas y yo teníamos
tos instrumentos musicales: entre 1967 y 1970, la venta de guitarras miedo, pero nuestros padres tenían más y no nos dejaban". 38 Muchas,
eléctricas aumentó un 260%, la de bajos un 180 y la de baterías un sin embargo, tuvieron la chance de ir a recitales organizados, por
120.34 A principios de 1970, un periodista especializado en música ejemplo, por un programa radiofónico para celebrar el fin del ciclo
popular sugería —exagerando— que, en el área metropolitana, había lectivo 1969 —que atrajeron a sesenta mil personas— donde tocaron
una banda de rock "cada cuatro cuadras" 35 En esa dinámica, las em- bandas como Manal. Para los músicos y los "verdaderos roqueros",
presas discográficas más establecidas salieron a la caza de "talento esos shows eran ocasiones para "hacer plata" y no para "tocar en
joven" en un intento de perpetuar el éxito obtenido por Los Gatos. serio", e intentaban evitarlos." De esa manera, incluso cuando par-
Eso fue lo que sucedió con un cuarteto conformado por los casi ado- ticiparan en la sociabilidad roquera, las chicas lo hacían en contex-
lescentes Luis Alberto Spinetta, Emilio del Guercio, Rodolfo García tos que muchos varones despreciaban. Algo similar sucedía con la
y Edelmiro Molinari —es decir, Almendra—, "descubierto" en sus en- banda con la que las chicas se vincularon más consistentemente, Sui
sayos semanales por un representante de RCA en 1968. Fue en ese Géneris, que inicialmente tocó de manera acústica. A comienzos de
mismo año, también, cuando el editor Jorge Álvarez se asoció con un los 70, cuando los roqueros valoraban de manera creciente los soni-
puñado de egresados del Colegio Nacional de Buenos Aires —algunos dos "eléctricos" y virtuosos, Sui Géneris, según su propio productor
de ellos náufragos de la plaza Francia— para formar el legendario y lider de La Pesada del Rock and Roll, Billy Bond, tocaba "como y
sello Mandioca. Al lanzar el sello a fines de 1968, Álvarez sostenía para nenas" (Fernández Bitar, 1987: 52). Tocar "como nenas" era
que, a diferencia de otras compañías, Mandioca no iba a "interferir tan insultante como "tocar para nenas": se suponía que el rock vin-
en el proceso artístico" y que los músicos y poetas serían "libres para guiaba a una fraternidad de varones.
crear y comunicar su trabajo" sin necesidad de ajustarse a las "re- Aunque las chicas estaban- virtualmente excluidas de la- fraterni-
glas comerciales".36 Incapaz de atraer a Almendra, Mandioca lanzó dad de_"pelilargos", las poéticas del rock, por supuesto, estaban so-
al mercado a Manal, Miguel Abuelo y, más adelante, Vox Dei, y fue brecargadas con representaciones de lo femenino. Si bien existieron
clave también para la organización de un circuito de ré -citaleá, uno Múltiples perspectivas, esas representaciones tendieron a oscilar
de los medios principales para la configuración de la fraternidad de entre dos polos: por un lado, una actitud reverencial con respecto
"pelilargos" roqueros y foco de razzias policiales en 1968-1969. Como' a las chicas como epítome de la ternura y el amor; por otro, una
la arbitrariedad vivida por los varones en la escuela secundaria y postura agresiva referida a su supuesta superficialidad. Muchos ro-
en la conscripción, la experimentada mediante las razzias en reci- queros construyeron imágenes sobre "princesas hippies" Tanguito y
tales fue crucial para que el antiautoritarismo deviniera uno de los Lernoud, por ejemplo, escribieron a una "princesa dorada", etérea y
componentes ideológicos más significativos de la cultura del rock en "perfecta", en una actitud reverencial que reverberó en otras letras,
la Argentina. especialmente vinculadas con el amor y la sexualidad. Tales los ca-
En buena medida, el accionar represivo de la policía hizo_quelos sos, por ejemplo, de la recordada "muchacha ojos de papel" a la que
recitales fueran espacios de escasa presencia de laschicas, y a esto le cantaba Almendra —más precisamente Spinetta— o de la rubia
se le sumó la misoginia de muchos roqueros. Arriba del escenario, "Catalina" a la que le cantaba el dúo Pedro y Pablo, describiéndo-
las únicas tres mujeres a principios de los 70 —Carola, Gabriela y la como tierna, casi ingenua, dadora y receptora de placer sexual.
María Rosa Yorio— eran parejas de roqueros prominentes y ninguna Otro conjunto de poéticas del rock, en cambio, puso énfasis en la
alcanzó mayores éxitos: "Los roqueros son machistas", argumentó representación de las mujeres como meros objetos sexuales y/o como
Gabriela." De manera general, los recitales se percibían como un te- seres superficiales. Dos años después de cantarle a la "muchacha
rritorio peligroso. Como recordaba Hilda, ella quería ir a recitales, y pechos de miel", Spinetta escribió las misóginas letras de "Me gusta
ese tajo" y "Nena boba". La Pesada del Rock and Roll, por su parte,
hizo uso del "Arroz con leche" para su "Que sepa volar". Mientras
34. "La multiplicación de los instrumentos", Mercado, N° 95, 5 de mayo de 1971, p. 40. criticaba los estereotipos domésticos, la letra concluía que era dificil
35. Jorge Andrés, "Los jóvenes fuertes", Análisis, N° 464, 2 de febrero de 1970, p. 48.
36. "La vida es como un long play", Análisis, N° 402, 27 de noviembre de 1968, p. 52.
37. "La supremacía masculina es notoria en el ámbito de la música moderna", La 38. Entrevista con Hilda L. (nacida en 1950 en Buenos Aires), 22 de agosto de 2007.
Opinión, 26 de enero de 1972, p. 18. 39. "Adiós al secundario", La Bella Gente, N° 3, febrero de 1970, p. 78.
Tiempos de contestación 41
40 Valeria Manzano

que, aun en el ámbito supuestamente iconoclasta de los náufragos,


encontrar a alguna chica que "supiera pensar", un verso que llevó a
generaban tantas ansiedades entre ellos como entre otros varones
Jorge Andrés, un periodista especializado en rock, a señalar que la
jóvenes (Manzano, 2009: 350-354).
canción era el "manifiesto roquero antifeminista, cuando no simple-
Por otro lado, aunque de manera relacionada, la actitud "antife-
mente antifemenino".4°
menina" desplegada por muchos roqueros puede haber funcionado,
¿Cómo interpretar esa actitud "antifemenina", presente en al
a la vez, como una forma por la cual simbólicamente procuraron
menos un segmento de la cultura del rock? Por un lado, las obser-
contrarrestar la homofobia desplegada contra ellos. Como algunos
vaciones contemporáneas de Andrés y de Gabriela ofrecen indicios
investigadores señalaron para otros contextos, la "purga de lo feme-
para pensar que algunos roqueros no escapaban del machismo que
nino" constituyó una dimensión importante en las configuraciones
atravesaba a la cultura argentina, reforzado en un contexto —fines
de masculinidad propuestas por muchos roqueros, especialmente en
de la década de 1960 y, sobre todo, comienzos de la siguiente— en
aquellas situaciones en las que el rock como género musical y los for-
el cual grupos feministas, como el Movimiento de Liberación Fe-
jadores de una cultura alrededor del mismo fueron blanco de "chan-
menina, la Unión Feminista Argentina y Muchacha, empezaban
taje homosexual" (Coates, 1997: 54). Tal fue el caso de la Argentina
a ganar cierta visibilidad a partir de reclamos de mayor igualdad
de fines de la década de 1960 y comienzos de la de 1970, cuando va-
en los órdenes laborales, educativos y sexuales, entre otros (Nari,
rones jóvenes y adultos creían que los roqueros no eran "suficiente-
1996: 15-21; Vasallo, 2005: 61-88). De modo más general, como va-
mente hombres" y dramatizaban en torno a ellos una supuesta crisis
rones jóvenes, es muy probable que los roqueros compartieran con
del "hombre argentino". A través de su fraternidad de "pelilargos",
muchos otros —jóvenes y adultos— diversas ansiedades frente a las
los roqueros formulaban de hecho un cuestionamiento práctico a las
transformaciones que estaban teniendo lugar en el orden genérico,
formas hegemónicas delnasculinidad, pero —al haceflo— reforzaban
el cual implicaba un nuevo lugar simbólico y real para las muje-
tanto la homosocialidad de sus prácticas culturales como, más fun-
res, sobre todo las más jóvenes y especialmente en el terreno de la
damentalmente, una visión jerárquica del ordenamiento genérico,
sexualidad, e intentaran preservar, aun redefiniéndola, la doble
en el cual se percibían como "superiores" respecto de lo femenino, de
moral por la cual a las chicas se les requería culturalmente mante-
lo que muchos entendían como sinónimo de superficialidad y objeti-
nerse vírgenes o —ya a principios de los 1970— con escasa experien-
vación. En definitiva, allí estaba uno de los límites de la construc-
cia sexual, mientras los varones se autoexigían precisamente lo
ción de una masculinidad alternativa a la hegemónica en la cultura
contrario. En ese sentido, es significativo destacar un comentario
del rock, en la medida en que compartía esa representación degra-
"al pasar" de Pipo Lernoud —irónicamente, uno de los cultores de
dada de lo femenino.
las representaciones de "princesas doradas" en la poética del rock—,
Es dable destacar, sin embargo, que el marco iconoclasta de la cul-
quien recordaba que una de las pocas chicas que solía frecuentar el
tura roquera sirvió también para articular otras respuestas a la ho-
grupo de náufragos que se reunía en la plaza Francia fue apodada
mofobia y el machismo, aun cuando éstas no fueran las más exten-
por sus compañeros varones simplemente como "La-chupa". 41 El
didas y exitosas. Tal fue lo sucedido, por ejemplo, con la decisión de
tono pretendidamente humorístico no ocluye el tenor derogatorio
Mandioca de lanzar un disco de Moris con "Escúchame entre el rui-
del apodo, una referencia a prácticas sexuales (puntualmente, la
do", uno de los más directos manifiestos contra el machismo y la he-
fellatio) poco legitimadas para las mujeres en la escena pública y
teronormatividad en la poética del rock argentino. Como lo recuerda
Pedro Pujó, uno de los productores de Mandioca —y pareja de su due-
ño, Jorge Alvarez, como "todos sabían que todos sabían pero nadie
40. Las canciones citadas en el párrafo son de Tanguito y Pipo Lernoud, "La princesa decía lo que todos sabían", al decir de Osvaldo Bazán (2004: 318)—,
dorada", en Ramsés vil, RCA, 1968; Luis Alberto Spinetta, "Muchacha (ojos de papel)", la canción se grabó porque "hablaba de la revolución sexual". 42 De
en Almendra, Almendra, RCA, 1970; Miguel Cantilo, "Catalina Bahía", en Pedro y poco más de siete minutos, la canción comienza planteando que "el
Pablo, Conesa, cas, 1972; Luis Alberto Spinetta, "Me gusta ese tajo", en Pescado Ra- hombre tiene miedo / de ver la verdad / de saber que su sexo / pudo
bioso, Desatormentándonos, RcA, 1972, y "Nena Boba", en Pescado Rabioso, Pescado
2, RCA, 1973; Billy Bond y La Pesada, "Que sepa volar", en Billy Bond y La Pesada,
ser o no ser" y continúa:
vol. 4, Music Hall, 1973, todos © Sony-smo. El comentario sobre "Que sepa volar", en
Jorge Andrés, "Un us de lúcido y corrosivo humor reúne nuevamente a Billy Bond con
La Pesada", La Opinión, 29 de enero de 1974, p. 21.
42. Pedro Pujó, correspondencia personal, 9 de febrero de 2009.
41. Véase el testimonio de Lernoud en Pintos (1993: 142).

42 Valeria Manzano Tiempos de contestación 43

Ustedes dicen macho, varón y qué sé yo, ner y cantar para esa banda, junto a profesionales que escribieran
Me meten en un molde, como si fuera un flan. letras. CBS se aseguró, asimismo, una fuerte cobertura mediática,
Para recibirme de hombre, ¿no es verdad? tanto en los cuatro programas televisivos que promocionaban la
Me tengo que pelear, no tengo que llorar.
"onda beat" como en la prensa escrita, incluyendo las revistas juve-
Hablar de las mujeres, como cosas que hay que usar,
Tener la pose macha, y la voz del arrabal. niles La Bella Gente y Cronopios. 46 La prensa reproducía entrevis-
Pero yo los conozco, no me pueden engañar, tas con las "bandas beat", promocionando una imagen edulcorada de
Tienen mucho, mucho miedo, que los llamen anormal." inconformismo, y una permanente euforia por el mero hecho de ser
"joven y argentino".47
Hablándole a un "ustedes" general, Morís redirige la crítica ro : La "implosión beat" fue comparable con —y heredera de— otros
queralvidtnhcuomearisátcdlo emprendimientos juvenilistas, notablemente del éxito que el Club
butos del "hombre argentino". Estos atributos, sugiere, no son natu- del Clan había tenido la década anterior en la esfera mediática y
rales sino aprendidos a la fuerza: para ser un hombre, el muchacho comercial. Sin embargo, una de sus improntas más decisivas fue en
tiene que aprender a pelearse, a concebir a las mujeres como objetos el ámbito de la moda masculina. Mientras que a fines de 1966 un pe-
y a asumir gestos y voces calcadas del tango. Como otros roqueros, riodista se preguntaba si el "hombre argentino se esta[ba] afeminan-
Morís no quiere "recibirse" y convertirse en ese hombre. A diferen- do" ya que, observaba, el rosa había devenido un color aceptado para
cia de otros roqueros, insiste en no tener miedo a ser "llamado un las camisas, un informe de mercado mostraba que, en 1970, tras la
anormal", u homosexual. Así, mientras su crítica a las formas más "juventud beat", sólo un 30% de las camisas vendidas eran "las clá-
crudas de—machismo canalizadas en las dinámicas del "y mañana sicas blancas o celestes". 48 En ese mismo año, la casa de moda mas-
serán honibres" puede haber encontrado oídos atentos, es probable - culina 1Vrodart abrió un local destinado a un público joven aunqu'é,
que su comentario sobre la heteronorrnatividad forzosa se haya "per- de acuerdo con un informe, los "más atraídos resultaron los hombres
dido entre el ruido". de mediana edad" 49 De modo más emblemático, fue en el ámbito del
Al promocionar su disco, Morís —al borde de los treinta años, pa- pelo donde la implosión beat tuvo su mayor impacto. Con el correr
dre de un bebé— se posicionó como guardián de los valores funda- de los 70, el pelo largo ya no era un elemento que denotara una
cionales de la fraternidad de "pelilargos", en un contexto en que la actitud anticonvencional. Aunque en las escuelas todavía era poco
cultura del rock enfrentaba a un nuevo enemigo» A comienzos de admisible su uso y numerosos empleadores se negaran a contratar
los 70, mientras la persecución policial en recitales disminuía, las a "pelilargos", muchos se estaban dejando crecer el pelo, incluyendo
compañías discográficas fueron cruciales para modelar lo que en- actores y jugadores de fútbol famosos, además de los miembros de
tonces se conoció como effenómeno beat. Entre 1967 y 1971, la pro- las bandas beat, por supuesto. 5° Un peluquero de un barrio obrero
ducción y la venta de discos se expandieron desde 15,5 a 40 millones del Gran Buenos Aires, por ejemplo, comentaba que no sólo los jóve-
y el 60% de esos discos eran de "origen local". Entre éstos, un 70% nes sino también los "hombres casi adultos" iban a su local con fotos
correspondía a "bandas beat".45 Presentada como "beat", Almendra de los "cantantes juveniles" y le pedían que les cortara el pelo como
vendió cien mil copias de su disco que contenía "Muchacha (ojos de
papel)", cifra que empalidece en comparación con las trescientas mil
que bandas como Los Náufragos o La Joven Guardia vendieron de 46. "Desde el hit hasta lo imprevisible", Mercado, N° 54, 23 de julio de 1970, pp. 132-
sus primeros simples. El caso de Los Náufragos, en particular, ilus- 134.

tra cómo se moldeaban y vendían esas bandas. Apropiándose de la 47. "Cómo es un joven beat", Gente, N' 255, 11 de jimio de 1970, p. 36; "Cinco con
noción de naufragio, CBS contrató un equipo de músicos para compo- cortocircuito", Siete Días, N° 167, 20 de julio de 1970, p. 42; "La música moderna y su
joven guardia", Clarín, sección "Espectáculos", 13 de julio de 1970, p. 3.
48. Horacio de Dios, "¿Los argentinos se afeminan?", Atlántida, N° 1197, diciembre
de 1966, p. 40; "Camisas con apellido", Mercado, N° 81, 27 de enero de 1971, p. 39.
43. Morís, "Escúchame entre el ruido", en Treinta minutos de vida, Mandioca, 1969
49. Oscar Caballero, "Qué compran y qué venden los jóvenes", Mercado, N° 38, 2 de
Sony-Bmc.
abril de 1970, p. 40.
44. "El mundo frente a mí", Pelo, N° 4, mayo de 1970, pp. 36-37.
50. Véase, por ejemplo, "De cabelleras y barbas", Análisis, N° 469, 10 de marzo de
45. "En materia de discos, los jóvenes mandan", Mercado, N° 35,12 de marzo de 1970, 1970, pp. 38-40; Eduardo Gudiao Kieffer, "Los argentinos y el pelo", Gente, N° 358, 1
p. 42; "Encuesta sectorial: discos", Pulso, N° 208, 5 de mayo de 1971, s/p. de junio de 1972, pp. 32-33.
44 Valeria Manzano Tiempos de contestación 45

ellos." En 1971 un periodista sentenciaba que "hoy es una moda lo descriptas del mismo modo, pero "quieren hacer algo más• habrá que
que ayer, al menos, señalaba una protesta estilística". 52 esperar". Por su parte, Manal, Los Gatos y Almendra comandaban
Reaccionando a la política de "antirrebelión" de la moda beat el sitio de los "progresivos". 56 En buena medida, con esta dicotomía
y tratando de recapturar el potencial simbólico del pelo para una Pelo traducía localmente la oposición entre pop y rock tal cual se
fraternidad de "verdaderos" roqueros, en febrero de 1970 apareció fue delineando mundialmente en los 60. Como sucedía con ésta, la
elpeló'Su objetivo, como lo destacaba uno de sus primeros editoria- propuesta por Pelo estaba.anclada en términos de diferencias sexo-
-hes, era diferenciar "lo honestamente auténtico de la mera mercan- genéricas. Los complacientes_ eran dotados -con los atributos que-
cía comerciar." A diferencia de otras revistas juveniles, Pelo fue orno señalara el crítico cultural Andreas Huyssen (1986: 50-53)-
la primera publicación masiva especificamente dedicada al rock y se aplicaron desde fines del siglo xix a la cultura de masas y a lo
representó un paso decisivo para la "autoconciencia" de esta cultura femenino; esto es, debilidad y pasivica l d -en este caso, respecto de
musical en la Argentina, incluyendo sus din - ámica-s-genéricas. Como la industria discográfica--y superficialidad El mismo término "com-
recuerda Daniel Ripoll, el creador y director de la revista por treinta placiente" porta, a la vez, sentidos sexuales poco disimulados: alude
años, sus lectoresmenos en su primer lustro- eran casi inva- a alguien sexualmente pasivo, que "complace" los deseos del otro, rol
riablementeclárones, muchos de ellos practicantes amateurs usualmente asociado con lo femenino. Los "progresivos",- ,mientras
sus primerosfe C - e-Meses, Pelo ya vendía un promedio de 10.000 tanto, ocupaban la posición dominante/masculina en esa ,relación
ejemplares y se exportaba además a otros mercados latinoameri- jerárquica: eran activos, se movían hacia delante y eran "verdade-
canos." Desde sus inicios, la revista procuró incluir la información ramente" creativos:- Al promover solamente la música "progresiva",
más actualizada de las corrientes roqueras mundiales. Además de Pelo reforzaba esos valores percibidos como masculinos, considerán-
crítica de dis-eos, Pelo se esforzaba por incorporar información sobre dolos necesarios para imaginar una fralernidad de "pelilargos" en lá
equipos musicales y, como otras revistas de rock en los 70, participó Argentina de los tempranos 70.
del culto de los guitar heroes y de los virtuosos en general. El com- Nuevamente, la fraternidad de roqueros que Pelo perseguía es-
promiso inicial de la revista, sin embargo, fue fijar el patrón para el taba atada a la búsqueda de autenticidad, Como lo ha notado Vila
desarrollo de una "verdadera" cultura del rock en la Argentina. (1989: 6-7), el reclamo de autenticidad fue crucial para definir el rock
Uno de los asuntos más urgentes para los periodistas de Pelo era argentino como género: más que calificar buena o mala música, in-
establecer criterios para diferenciar leauténtito" de lo "meramente dicaba pertenencja lisa y llanamente. Los músicos cumplian con, a
comercial", criterios que se basaron en una visiónjerárquica de lo la vez que actualizaban, esa búsqueda de autenticidad cuando en lo
femenino y lo masculino. En este sentido, Pelo inauguró una dicoto- más alto de su popularidad -o sea, al punto de devenir estrellas- de-
míaentre "complacientes" y "progresivos". Los complacientes eran ciffan separarse. En 1970, cuando Almendra ya se había escindido
las bandas o solistas cuyas decisiones creativas dependían de las y comenzaba a circular el rumor de que Manal haría lo propio, un
compañías discográficas. Los progresivos, en cambio, eran las ban- editorial avizoraba a la vez una coyuntura crítica y un futuro auspi-
das o solistas que se involucraban en un movimiento hacia formas cioso para el rock argentino: los "progresivos" estaban evitando "la
musicales y poéticas más sofisticadas que, se preveía, encontrarían trampa comercial" y formarían nuevas bandas, multiplicando así
menos eco en el negocio del disco. 55 En abril de 1970 la revista publi- el potencial creativo.57 Igualmente importante, Pelo auscultaba en el
có una compilación con las 53 bandas que habían grabado o estaban estilo personal de los roqueros para evaluar su compromiso con lo
por hacerlo. Así, Los Náufragos o La Joven Guardia se encolum- auténtico. En una entrevista con Los Gatos antes de su disolución,
naban decididamente entre los "complacientes". Otras bandas eran por ejemplo, un periodista notaba que se los veía desprolijos: no eran
"estrellas beat" sino, concluía,,"pibes de la calle, como nosotros". 58 De
hecho, el proyecto de Pelo se centraba en la posibilidad de articular
51. "Cosmética masculina: la batalla cotidiana", La Bella Gente, N° 26, marzo de
1972, p. 39.
52. "Cuidado con la cabeza", Primera Plana, N° 425, 1 de junio de 1971, pp. 26-28.
56. "Los conjuntos de la música pop argentinos", Pelo, N' 3, abril de 1970, pp. xvii-xxiv.
53. "Editorial: Bueno/Malo", Pelo, N° 3, abril de 1970, p. 4.
57. "La crisis más severa de la música pop argentina", Pelo, N° 8, septiembre de 1970,
54. Entrevista con Daniel Ripoll, 27 de junio de 2007. p. 6.
55. "Música pop argentina", Pelo, N° 1, febrero de 1970, p. 3. 58. "Los gatos están cansados", Pelo, N° 1, febrero de 1970, p. 21.
46 Valeria Manzano Tiempos de contestación 47

una fraternidad roquera sin distinguir entre audiencias y músicos, mación política radicalizada que ellos mismos ayudaron a modelar
poniendo en práctica lo que el sociólogo Simón Frith (1981: 50-54) desde su activismo en grupos estudiantiles, partidarios o guerri-
llamó "mito folk" que informaba los reclamos roqueros de comuni- lleros, destinados a forjar un futuro socialista. La radicalización
dad. En este sentido, un editorial que comentaba la muerte de Jimi política tuvo su cenit entre 1972 y 1974, en coincidencia con la
Hendrix también remarcaba que, "por primera vez, hay un vínculo coyuntura en que el rock también experimentó su pico: de hecho,
que une a una generación: ahora, los músicos no usan trajes brillosos en272,salieron a la venta treintay dos discos, la cifra más alta
sino ropa común, - ahóra hay menos ídolos y más seres humanos". 59 hasta el momento y en los diez años por venir. Mientras numero-
Pelo fue indispensable para el intento de configurar una fraternidad sos jóvenes e intelectuales alineados con proyectos revolucionarios
de "iguales" basada en la edad i proveyéndola también de los sitios de cuestionaron abiertamente al "fenómeno hippie", las respuestas
encuentro: los festivales Wiiiños Aires Rock (B.A. Rock). frente a la música "progresiva" fueron más ambiguas. Muchos va-
A comienzo de en 1970 Pelo organizó tres B.A. Rock que mos- rones que participaban en grupos políticos eran fans de rock, aun-
traron que la fraternidad roquera se había ido expandiendo desde que les disgustara el "circo", como vulgarmente se conocía a los fans
los días de "La balsa" e incorporando cada vez más chicos de clase de rock "despolitizados". En ese marco, periodistas e intelectuales
media y obrera. A diferencia de lo ocurrido en el Primer Festival de de izquierda requirieron una definición por parte de los roqueros,
la Música Beat en 1969, el primer B.A. Rock incluyó solamente a los argumentando que su "rebelión individual" no era suficiente y que
"músicos que tocan progresivamente". Tras esa experiencia, y te- debían clarificar su ideología y abandonar el ámbito de la s_ensibi-
miendo alguna represión policial, Pelo aseguró también el apoyo de lidad. Esa oposición, sugiero, estuvo también anclada en términos
la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de la ciudad de Buenos de género, ya que se entendía jerárquicamente lo sensibleffemeni ,.....
Aires. Los organizadores estimaron que seis mil personas asistieron n6 frente a lo ideológico/masctilino.
a cada una de las cinco tardes del festival en 1970, y la cifra se tripli- Diversos intelectuales de izquierda y activistas jóvenes rechaza-
có el año siguiente." Al cubrir la edición 1971, algunos periodistas ban de plano lo que consideraban como el "fenómeno hippie". Como
acordaron que había sido "musicalmente pobre" pero impresionan- otros intelectuales latinoamericanos, algunos en la Argentina creían
te en términos de concurrencia, al tiempo que indicaron que la au- que el hippismo en los países "centrales" era un movimiento progre-
diencia se componía de "chicos de escuela secundaria y trabajadores, sista frente a la tecnocracia y el conswnismo pero que sus pares en
esos muchachones de pelo largo que ahora abundan en las fábricas las "periferias" reproducían una mala copia: "Lo que allá es inconfor-
y talleres". De hecho, se hipotetizaba que esa audiencia tenía poco mismo saludable", escribía un ensayista, "aquí significa marginali-
en común, más allá de su "gusto por el rock" y su sentimiento de dad alienante". 62 En una enciclopedia que circuló entre estudiantes
"antiautoritarismo"." Los B.A. Rock, de esta manera, sirvieron para secundarios, dos intelectuales explicaban que "en Latinoamérica, el
el encuentro de una fraternidad multiclasista jóvenes, movimiento hippie es dinamizado por las marcas de ropa" y argu-
que se extendía en ese espacio- entre-lo *comercial" y lo "politizado" mentaban que el eslogan de "paz y amor" sólo servía para distraer
que la cultura del rock creó y buscó preservar. a los jóvenes de "formas más activas de rebelión"." Estos intelec-
tuales veían a los "hippies" locales como emuladores y —más serio
aún— como desmovilizadores en términos políticos. Estas nociones
Un tiempo de definiciones: ideología versus sensibilidad reverberaban entre muchos jóvenes también. En 1972, en una mesa
redonda con estudiantes secundarios, una chica vinculada a un gru-
En los tempranos 70, contingentes crecientes de jóvenes de sec- po peronista afirmaba que los hippies locales eran "todos productos
tores medios y obreros se involucraron en proyectos de transfor- de la propaganda cipaya". Un chico ligado a un grupo trotskista,

62. Horacio González Trejo, Formas de alienación en la cultura argentina, Buenos


59. "Los súper hombres', Pelo, N° 9, octubre de 1970, p. 6. Aires, Carlos Pérez Editor, 1969, p. 57; para otros contextos latinoamericanos, véase
60. "B.A. Rock: fundamental festival', Pelo, N° 9, octubre de 1970, pp. 52-53; "El fes- Barr-Melej (2006) y Zolov (1999: 140-44).
tival para sacar cabeza", Pelo, N° 10, noviembre de 1970, p. 52; entrevista con Daniel 63. Martha Brea y Hugo Ratier, "La adolescencia, hoy", en Enciclopedia del mundo
Ripoll, 27 de junio de 2007. actual, vol. 2: Temas culturales, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina,
61. "Beat, un estilo de vida", Clarín. Revista de los jueves, 2 de diciembre de 1971, s/p. 1973, p. 238.
48 Valeria Manzano Tiempos de contestación 49

por su parte, completaba el razonamiento diciendo que los hippies una serie de proyectos contraculturales, quien más abogaba por de-
representaban "una forma por la que los yanquis colonizan a la ju- finir al rock como "mucho más que una cadencia musical", notando
ventud y la adormecen"." que, "aquí y ahora, es una nueva sensibilidad". 67 Grinberg y otro
Existió, sin embargo, una amplia_ zona -de intersección entre la periodista, Juan Carlos Kreimer, volvieron a esa definición al publi-
"música progresiva" y el activismo político: muchos chicos, de he- car la primera antología sobre la "música joven" en la Argentina 68
cho, participaron al mismo tiempo en una sociabilidad roquera y Comentando esa antología, el intelectual marxista Germán García
en proyectos políticos revolucionarios. En sus memorias, algunos sostenía que, mediante la apelación a la noción de sensibilidad, los
crearon una narrativa de vida caracterizada por una transición en- roqueros evitaban la ideología, a la que ellos entendían como "vul-
tre "rebelión" y "revolución" en la cual el rock tenía un Ingar pre- gar, inauténtica". García correctamente subrayaba que los testimo-
ponderante. Así, Carlos recúerda que a fines de los 60 él articulaba nios roqueros estaban repletos de metáforas relacionadas a la políti-
su "rebelión" mediante el uso del pelo largo, su participación en ca, tales como "vivimos en una dictadura de la hipocresía" o "tiramos
una banda de rock y la concurrencia regular a conciertos, especial- bombas contra el orden establecido". Sin embargo, indicaba que esas
mente de Manal, donde aprendió a "odiar a la policía" porque "ter- metáforas vaciaban de sentido al lenguaje politizado que utilizaban.
miné en la cana varias veces". Era ya un "rebelde" cuando comenzó Los roqueros, concluía García, estaban creando una ambivalencia
a "desarrollar un pensamiento revolucionario sofisticado", aden- crucial: "Los jóvenes son feroces, pero no dañan a nadie"." Como
trándose en la militancia a través de un grupo trotskista: aunque otros intelectuales de izquierda, García no cuestionaba al rock ar-
siguió yendo a recitales, dejó de tocar y se cortó el pelo "por razones gentino bajo las premisas del "imperialismo cultural": su preocupa-
de seguridad", concluye. 65 Otros ex activistas construyeron narra- ción se centraba en cómo el rock creaba un espacio por fuera de la
tivas diferentes de la relación entre rock y política. Luis Salinas;:: ideoldgía —o una sensibilidad— en 7-el cual cada vez más muchaaos
por ejemplo, recuerda con ironía que, en los primeros 70, "yo que- interactuaban, apartándose de esa manera de proyectos "verdadera-
ría ser exactamente lo que era: una mezcla de guerrillero y rolling mente" políticos y, por ende, ideologizados.
stone". Para Luis, no había una evolución desde. elrock-rebelión La dicotomía entre ideología y sensibilidad encapsulaba una ba-
y el activismo-revolución: como miembro de las Fuerzas Armadas_ n
talla simbólica sobre la "masa" dq-faroná atraídos por la cultura
Revolucionarias (FAR) y fan de la "música progresiva", creía encar- del rock. En esa batalla, algunos periódilliá influyentes, como Jorge
nar a ambas constelaciones. Sin embargo, Luis es autorreflexivo Andrés, jugarían un rol central. Desde sus columnas en el diario La
respecto de la zona de intersección que habitaba y comenta que, Opinión, Andrés construyó un esquema para evaluar trabajos de lo
por un lado, los líderes de FAR eran "muy estrictos con el tema de que él ya llamaba "rock nacional" a partir del cual revisaba el grado
la disciplina", especialmente en lo tocante al consumo de drogas. de "definición ideológica". Así, por ejemplo, condenaba de plano al
Por otro, asegura que "el circo" era "muy hermético, muy escéptico grupo Arco Iris, del cual pensaba que era el ejemplo más obvio de
con la militancia política, algo que yo veía medio ridículo, pero era la "actitud onírica" y del "excesivo formalismo" que caracterizaban
así", concluye." al "vacío ideológico" roquero." En cambio, vindicaba los proyectos
El "circo", en efecto, no encajaba en los modos en que la política se que mostraran "una evolución hacia mayor claridad ideológica", in-
conceptualizaba en la Argentina de los primeros 70 y, para algunos cluyendo las relecturas del "mensaje de Jesús desde la perspectiva
intelectuales de izquierda, eso representaba un desafío encapsulado
en la dicotomía entre sensibilidad e ideología. De hecho, fue Miguel
Grinberg, uno de los primeros periodistas de rock y dinamizador de
67. "Beat Buenos Aires: canta la ciudad", Panorama, N° 121, 19 de agosto de 1969,
p. 52.
68. Juan Carlos Kreimer, Agarrate!!! Testimonios de la música joven argentina, Bue-
64. "Hablan los jóvenes: lecciones para adultos", Panorama, N° 249, 1 de febrero de nos Aires, Galerna, 1970.
1972, p. 36.
69. Germán García, "Música beat: los jóvenes frente al espejo", Los Libros, N° 18,
65. Entrevista con Carlos (nacido en 1951 en Valentín Alsina, Lanús), 13 de septiem- abril de 1971, pp. 26-28.
bre de 2007.
70. "El grupo Arco Iris detenido en el formalismo y el vacío ideológico", La Opinión,
66. Entrevista con Luis Salinas (nacido en 1954 en Buenos Aires), Archivo Oral Me- 24 de diciembre de 1971, p. 22; "Pretensión formal y vaguedad son los síntomas del
moria Abierta, N° 0260. actual rock argentino", La Opinión, 2 de febrero de 1973, p. 21.

Valeria Manzano Tiempos de contestación 51
50

del compromiso social" realizadas por el solista RaúrPorchetto o por lencia, La Joven Guardia- también dedicó una canción a Guevara -y
Pedro y Pablo. 71 Las "definiciones ideológicas" de los roqueros eran a Camilo Cienfuegos- y otra al recientemente asesinado líder del PRT
urgentes, en la medida en que Andrés veía con nitidez que el rock Luis Pujals. 74 Mientras tanto, el guitarrista Claudio Gabis llamaba
argentino convocaba a una masa creciente de lirones.s, En octubre a sus pares a "dejar de lado el comercialismo" y a asumir un "claro
de 1972, por ejemplo, un festival de rock en el Luna Park atrajo a compromiso con lo nacional y popular" a través de la música. 75
alrededor de diez mil lersCiia-s)y, antes de que comenzaran a tocar En marzo de 1973, en medio del triunfo de la fórmula peronis-
las bandas, empezó una grarilatahola que terminó con la suspen- ta compuesta por Héctor Cámpora y Vicente Solano Lima tras una
sión del recital y con el enfrentamiento entre el público y la policía, intensa campaña dinamizada por la Juventud Peronista, la ocasión
afuera del estadio. En tanto, la prensa más sensacionalista se re- pareció propicia para ser festejada de un "modo joven". Alegando que
godeaba con mostrar la "violencia de los roqueros", Andrés prefi- la mayoría de los roqueros habían "votado peronismo" -muy probable,
rió ensayar otra lectura: mientras identificaba que la audiencia se dado que el 50% de los electores lo había hecho-, el productor Jorge
componía de "muchachones de clase media baja y trabajadora", la Álvarez organizó un megafestival para homenajear a la fórmula pre-
calificaba como "el único exponente de delirio humanista y auténti- sidencial y para expresar "el deseo de los roqueros de tener al general
ca liberación de los convencionalismos". Sin embargo, se lamentaba Perón pronto entre nosotros". 76 El 31 de marzo, ante una concurrencia
de que los roqueros se hubieran "autoexcluido" del proceso político, estimada en veinte mil personas, las bandas más activas de los prime-
limitando así el alcance de su "actitud liberacionista": la única posi- ros 70 subieron al escenario, incluyendo a Pescado Rabioso, Sui Géne-
bilidad de darle "contenido apropiado" a la actitud roquera, concluía, ros, La Pesada y Pappo's Blues. En su crónica, Jorge Andrés comen-
era "ideologizarla".72 - taba que los activistas de la Juventud Peronista intentaron imponer
Los poetas y músicos de rock respondieron de forma diversa a consignas entre la audiencia en géneral. Por ejemplo, al aparecer en
los requerimientos de "ideologización" de sus prácticas. De hecho, el escenario el veterano Solano Lima, la multitud de activistas coreó:
algunos habían participado desde tiempo atrás en la formación de "Luchemos por la patria / luchemos por Perón. / Los pibes y los viejos
una línea "de protesta" en la música rock, como era el caso de Pedro / un solo corazón". Sin embargo, Andrés notaba con amargura que la
y Pablo, quienes en 1971 grabaron para RCA la conocida "Marcha de mayoría de la audiencia -"pibes que vinieron de los barrios humildes,
la bronca" que denunciaba el autoritarismo militar y policial, la cen- en pequeños grupos"- había permanecido "indiferente a las connota-
sura cultural y a los "explotadores" por igual. El disco simple con la ciones políticas del festival". Ni siquiera en el momento cumbre de
"Marcha de la bronca" fue un hit -llegó a vender ochenta mil copias movilización política, parecía, los roqueros del "circo" habían adopta-
en tres meses-, al punto que Pelo sentenciaba que había reemplaza- do "posiciones ideológicas claras". 77
do a "La balsa" como el himno roquero. 73 La canción era tan ubicua Mientras seguramente no se "ideologizaron" del modo en que
que Raymundo Gleyzer, un cineasta vinculado al Partido Revolu- periodistas e intelectuales de izquierda hubieran deseado, muchos
cionario de los Trabajadores (PRT), la eligió como cortina musical roqueros se "definieron" ante una coyuntura signada por la preemi-
para acompañar las imágenes del Cordobazo en su film Los trai- nencia de ciertas palabras clave, como "revolución" y "liberación".
dores (1972). Con el correr de los 70, otros roqueros "ideologizaron" En ese sentido, en los días en que Cámpora estaba asumiendo y las
sus prácticas mediante el uso de referencias políticas en las letras. promesas de "liberación nacional y popular" parecían cercanas a su
En este sentido, la banda de jazz-rock Alma y Vida, por ejemplo, le
dedicó una canción al Che Guevara, mientras que el solista Roque
Narvaja -irónicamente, el antiguo líder de la "banda beat" por exce-
74. Mis referencias son a Alma y Vida, "Hoy te queremos cantar", en Alma y Vida, vol.
2, RCA, 1972 © Sony-smo; Roque Narvaj a, "Camilo y Ernesto" y "Balada para Luis", en
Octubre (mes de cambios), Talent, 1972.
75. "Jazz y rock: balance final de una encuesta", Primera Plana, N° 492, 4 de julio de
71. "Paráfrasis beat sobre el Padre Nuestro con visibles acentuaciones políticas", La
1972, p. 52.
Opinión, 18 de diciembre de 1971, p. 23; "Una obra de rock critica la deformación del
lenguaje de Jesús", La Opinión, 8 de septiembre de 1972, p. 18. 76. "Numerosos conjuntos celebran el triunfo del Frejuli", La Opinión, 30 de marzo
de 1973, p. 22.
72. "Desórdenes en el Luna Park frustraron un recital de rock", La Opinión, 22 de
octubre de 1972, p. 11. 77. "Con música de rock, veinte mil jóvenes celebraron el triunfo peronista", La Opi-
nión, 1 de abril de 1973, p. 1.
73. "La marcha de Pedro hacia la bronca", Pelo, N° 12, enero de 1971, p. 15.

52 Valeria Manzano Tiempos de contestación 53

cumplimiento, Spinetta indicaba que el rock les había permitido a somos faloperos / somos soldados / de FAR y Montoneros". Al hacerlo,
muchos jóvenes —como a él— el inicio de un camino hacia la liberación, el abismo simbólico entre los roqueros y su supuesto compromiso con
pero de los "procesos patriarcales y sociales de edu-castración en los lo sensible-femenino y los militantes revolucionarios y su defensa de
que fuimos criados"." Spinetta se apropiaba de la noción de "libera- lo ideológico-masculino adquirió una nueva dimensión.
ción" para señalar la importancia, que creía ineludible, de reaccio- Reforzándose a partir de 1974, tanto los militantes revolucio-
nes individuales e incluso generacionales frente a las "castraciones" narios como los roqueros sufrirían con la escalada represiva y la
represivas. Mientras tanto, un editorialista de Pelo sostenía que los reimposición de la censura. Ya en febrero de ese año, por ejemplo,
roqueros argentinos nunca se opondrían a un proceso revolucionario, Jorge Andrés se lamentaba de que, "como en aquellos meses de
pero esa revolución no sería "un cambio en el nivel de la producción 1969", la policía había vuelto a perseguir a los roqueros dentro y
(aunque los roqueros no se opondrían) ni un mero cambio político en fuera de los recitales. 82 Asimismo, algunos poetas y músicos vincu-
el cual una clase tome el poder sobre la otra". La revolución que los lados al rock, como Piero y Miguel Cantilo, comenzaron a recibir
roqueros perseguían, de acuerdo con ese editorialista, "sería una reor- amenazas de muerte por parte de la Triple A y debieron exiliar-
ganización total del mundo: una Revolución Psíquica, una Revolución se. Quizá previendo un futuro sombrío, Moris, Billy Bond y Pappo
de los valores",79 Esta propuesta de "revolución total" recibió el apoyo también se fueron del país. El vaciamiento de la escena roquera y
de varios lectores: algunos veían la nueva coyuntura política como la evidente ausencia de nuevos proyectos llevaron a Andrés a sen-
una oportunidad, un "buen comienzo", pero coincidían en que "no es tenciar, en agosto de 1975, que el rock argentino estaba "muerto". 83
suficiente". 8° El "circo" se mostraba, así, fiel a la búsqueda de "auten- Elverdictofunapmr.Esetibdaño,Su
ticidad" y al antiautoritgrismo que había cimentado la fraternidad de Géneris —que, como Almendra y Manal, se desmembró en el cenit
"pelilargos" desde fines de los 60. de su popularidad— ofreció un concierto de despedida que reunió a
Aunque ni los militantes revolucionarios ni los roqueros podrían treinta y seis mil personas. A diferencia de la fraternidad de roque-
haberlo previsto, las promesas de liberación social y nacional dura- ros construida desde fines de los 60, entre los fans de Sui Géneris
ron un tiempo muy corto. El 20 de junio, Perón volvió definitivamen- había muchOchicaD54 Presentado en ese recital, el tercer disco
te al país y el contexto de su bienvenida en el aeropuerto de Ezeiza del dúo, Pequeña- sYrnecdotas sobre las instituciones, fue no sólo el
sirvió como marco para que se hicieran trágicamente visibles las li- primero en el que tocaron "eléctrico" sino el que sirvió para que ra-
neas antagónicas dentro del peronismo. Para conmemorar el primer dicalizaran su crítica al autoritarismo cristalizado en instituciones
mes de los sucesos de Ezeiza —donde al menos ocho militantes del sociales y culturales, desde la escuela hasta el matrimonio. Fue
peronismo revolucionario fueron asesinados— un grupo de la derecha uno de los discos más censurados en la historia del rock; al dúo se
peronista pagó una solicitada en los principales diarios: en letras de le había requerido remover una canción, que hicieron pública en el
imprenta, se acusaba a los Montoneros de "haberse infiltrado en el recital de despedida. Escrita por Charly García y describiendo sus
peronismo con su horda de drogadictos y homosexuales". 81 Mediante sentimientos en la conscripción, "Botas locas" cuestionaba abier-
una retórica policial, este grupo construía así una representación tamente a los militares: "Los intolerantes no entendieron nada /
que vinculaba "subversión" política, abuso de drogas y "desviación ellos decían «guerra» y yo decía «no gracias» / amar a la patria ellos
sexual", algo que había sido usado como sinónimo para referirse a nos exigieron / si ellos son la patria, yo soy extranjero". La canción
los roqueros. Muchos peronistas revolucionarios quedaron apresa- incitó un muy cerrado aplauso: muchos de los chicos y las chicas
dos en la retórica homofóbica desplegada por sus oponentes políti- posiblemente predecían lo que, a fines de 1975, parecía inevitable:
cos, quizá porque definitivamente compartieran ese sentimiento, y un nuevo golpe de Estado. De hecho, el recital de despedida de Sui
en muchos actos callejeros repitieron el cantito "No somos putos / no

82. "El contrabajista y cantante Alejandro Medina ratificó su originalidad", La Opi-


78. Zully Pinto, "Rock nacional: en busca de una definición", Panorama, N° 317, 24 de nión, 26 de marzo de 1974, p. 18.
o de 1973, pp. 51-52.
may
83. "El rock argentino se ha muerto aburrido y en silencio", La Opinión, 9 de agosto
79. Hugo Tabachnik, "Rock y revolución", Pelo, N° 37, marzo de 1973, pp. 40-41. de 1975, p. 25.
80. "Correo", Pelo, N° 38, abril de 1973, pp. 82-83; N° 39, mayo de 1973, pp. 88-89. 84. "Sui Géneris y treinta y seis mil personas demostraron que el rock es lo más gran-
81. "Solicitada: 20 de junio —Ezeiza— 20 de julio", Clarín, 20 de julio de 1973, p. 5. de en la Argentina", Pelo, N° 69, octubre de 1975, p. 3.
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Géneris fue el último evento masivo de cualquier tipo antes de la tica a la masculinidad hegemónica. Dramatizada como una "crisis
imposición de la última dictadura militar. del hombre argentino", esa reacción homofóbica que encontraron los
roqueros estuvo anclada en un contexto de profundas transformacio-
nes del orden genérico y los mandatos patriarcales, que implicaban 1
Conclusiones nuevos grados de autonomía para las chicas jóvenes y una incipien-
te reformulación de la doble moral que regía la representación y la
Entre 1976 y 1983, como mostraron Pablo Vila (1987) y Sergio práctica sexual de mujeres y varones. Aun cuando desafiaran de ma-
Pujol (2004), el rock nacional devino un sitio privilegiado para que nera práctica las construcciones hegemónicas de masculinidad, he
varones y chicas delinearan una resistencia práctica y cotidiana sugerido, los roqueros compartían con otros varones —adultos yjóve-
al terronsmo de Estado y al proyecto diSciplinario que el régimeri nes— los temores y las ansiedades respecto de lo "femenino", muchas
militar intentaba imponer sobre el conjunto de la sociedad, y sobre veces degradado como sinónimo de superficialidad y objetivación.
los jóvenes en particular. En la década anterior, sin embargo, el eje Mientras la fraternidad de "pelilargos" pronto ubicó en la policía
principal de la politicidane lacultura del rock no se alineaba dé en particular y en las instituciones en general a sus enemigos privi-
manera sencilla con lo que activistas y militantes concebían como legiados, a comienzos de los 70 encontrarían en el "fenónemo beat"
"político". Si los roqueros articularon una política, ésta se relaciona- otro, e igualmente poderoso, enemigo De hecho, entrever un enemigo
ba con sus contestaciones a las reglas y convenciones que regían su en las compañías discográficas —y los modos en que éstas impondrían
vida cotidiana, y esto incluía centralmente espacios, instituciones reglas a músicos y poetas— fue parte del sentido común entre los ro-
y valores que puntuaban las dinámicas del "y mañana serán_hom- queros alrededor del mundo en las décadas de 1960 y 1970 (Bebee et
bres". Antes que autoconsciente, Ios cuestionamientos de los roque- al:, 2002), y en la Argentina sirvió de catalizador para la creación de
ros fueron prácticos, cristalizados en estilos estéticos y de arreglo sellos independientes, como Mandioca. Pero fue en el contexto de la
personal y prácticas cotidianas por las cuates_ fueron construyendo oleada intensa del beat —entre 1969 y 1972— cuando los roqueros se
unáfraternidad homosocial de pibes "pelilargoS)'. preocuparon de manera especial. Esa oleada beat implicó una reela-
Al irrumpir en lá arena pública, esa fraternidad —real e imagina- boración, comercializada, de las actitudes y estilos asociados con los
ria al mismo tiempo— despertó una fuerte reacción homofóbica y con- náufragos, y tuvo su impacto más significativo en la moda y los estilos
servadora que terminó por condicionar las-15ri—se-SgenériCaie idea& —ropa, pelo— y en la expansión de un sentido de "antirrebelión juve-
tic-as—dé la cultura del rock en la Argentina. Por un lado, en su forma nil". Reaccionando frente a esa tendencia, la revista Pelo jugó un rol
más extrema de persecución y represión policial y "civil" —recurrente fundamental en sus intentos de definir el "verdadero" rock, o música
a fines de los 60 y, de nuevo, a partir de 1974— esa reacción ayudó a "progresiva". Exitosamente le ofreció a la fraternidad de "pelilargos",
consolidar el antiautoritarismo como un elemento central de la ideo- que ayudó a reactualizar, las categorías para evaluar qué significaba
logía roquera. Mientras muchos varones encontraron en las poéticas el rock —un movimiento "hacia delante", creativo, "masculino", en con-
y prácticas asociadas con el rock los medios para criticar y oponerse traste con el "femenino", superficial y débil beat— tanto como las oca-
a las rutinas y los valores que la escuela y la conscripción intentaban siones para juntarse. Los tres B.A. Rock sucesivos mostraron que la
inculcar, la persecución recurrente les permitió solidificar un ethos cultura del rock en la Argentina atraía a una creciente y multiclasista
antünstitucional y antiautoritario tanto como la identificación de un "masa" de varones, vulgarmente conocida como el "circo".
"enemigo" claro. Por otro lado, la permanente amenaza de represión El "circo" se mostró reacio a politizarse en los términos que muchos
policial a las prácticas socioculturales de los roqueros contribuyó a intelectuales y periodistas de izquierda imaginaron al producir la di-
reforzar la percepción de _que se trataba de un tipo de sociabilidad cotomía que jerarquizaba entre sensibilidad e ideología. Quizá más
no aconsejable para las chicas. Los espacios roqueros persistieron, cercanos a las prácticas e ideas encapsuladas con el mote de "hippis-
ásí, fundamentalmente homosociales. Igualmente significativo, la n'o", una mayoría de los varones que formaban el "circo" —como nota-
exclusión de las chicas estuvo sobredeterminada por una corriente ba el periodista Jorge Andrés al comentar el festival para celebrar la
fuertemente machista que atravesó a la fraternidad roquera, que se victoria de Cámpora en 1973— no se había "dejado caer en tentaciones
articuló a su vez con un intento de "purgar lo femenino" que, quizá, políticas". Hubo, sin dudas, muchos jóvenes que fueron fans de rock y
sirvió para contrarrestar simbólicamente el "chantaje homosexual" compartieron las posturas antiautoritarias de los roqueros argentinos
al que los roqueros estuvieron sujetos al intentar delinear su crí- a la vez que se vincularon a alguna forma de activismo revolucionario.

56 Valeria Manzano Tiempos de contestación

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Por su parte, muchos roqueros "comprometidos" -como los lectores FEuTn, Karina (2000), "El placer de elegir: anticoncepción y liberación se-
de Pelo- también creyeron necesario, en 1973, "definirse" respecto de xual en la década del 60", en Fernanda Gil Lozano, Valeria Pita y María
los significados de revolución y liberación: "revolución psíquica" y "li- Gabriela Ini (eds.), Historia de las mujeres en la Argentina, Buenos Ai-
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