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RELATO PEDAGÓGICO

Maestros en formación:

Jorge bolaño Chávez

Brayan montilla

Maestro asesor:

Raul Andrade Tapiero


La riqueza y diversión de nuestra práctica pedagógica
La labor docente es sin duda una de las experiencias más enriquecedoras que se
pueda tener, es un compendio de esfuerzo, dedicación, disciplina, carácter, y por
sobre todas las cosas amor, estar en un aula de clase con niños que esperan del
maestro lo máximo, porque lo consideran lo máximo, es un momento realmente
apasionante.

Es en la interacción con los estudiantes y su entorno, cuando de verdad se madura


en esta profesión, cuando se crea y recrea el verdadero saber pedagógico, es en
ese momento cuando se tiene que mostrar la pasión por lo que hacemos que no
debe ser otra cosa que formar seres humanos, pero no con toda esa carreta de que
tienen que aprender contenidos, es formar seres humanos felices.

Aquí relataremos el desarrollo de nuestra práctica pedagógica, en la institución


educativa Metropolitano María Occidente , sede B , con el objetivo de hacer visible
los logros que se obtuvieron durante el tiempo en el que pudimos compartir, orientar
y también aprender de los niños del grado 1C de esta institución.

Acercarnos a su contexto fue fundamental para descubrir alguna situación


significativa, a la que nos tendríamos que enfrentar, a la que le pondríamos toda la
atención, con la que idearíamos un plan, y muchas estrategias para que al final
lográramos una transformación. En este proceso de observación, recolección de
datos, y sistematización, encontramos que faltaba organización al momento de
participar en las clases, por lo cual emprendimos ese camino de transformación,
creando primero el plan y las estrategias que no condujeran al corazón de esa
situación para poder moldearla. Definitivamente la actitud se convertiría en una
pieza clave para poder lograr lo propuesto.

En nuestro salón pedagógico, junto a nuestro maestro asesor, organizamos una


estrategia, que sería diferente, divertida, apartada de la rutina, de lo monótono, de
lo aburrido, una estrategia que nos conduciría a la victoria segura.

Elegimos la lúdica como herramienta para nuestra práctica pedagógica, que se


convertiría en la forma de llevar a los niños al mundo de lo divertido, de los juegos,
de lo realmente significativo, de lo apasionante.

Realizado lo anterior llegamos al lugar, por supuesto llenos de expectativas pero


también de nervios porque estos son necesarios, son los que nos mantienen con
los pies en la tierra, ese primer día es crucial para que las piezas comiencen a
engranar de la forma adecuada, ese primer día, vimos sonreír a los niños,
observamos en su cara la motivación de ver una clase distinta, desde ese primer
día logramos implantar una semilla de felicidad en los niños, una semilla que
tendríamos regar día a día , para no dejarla morir, para lograr que germinaran,
valores, buenos hábitos, ganas de ser los mejores, niños ordenados. Sabíamos que
los resultados no serían inmediatos y como tendríamos poco tiempo, nuestro
esfuerzo y nuestra dedicación debían funcionar en un 200%, y de esta forma día
a día orientamos cada clase de la forma más eficiente posible.

Dejamos atrás el paradigma del profesor que orienta una clase en frente de todos,
y nos convertirnos en niños formando niños, con el juego, el canto, convertimos
el aula de clase en una espacio de diversión, de goce, de risas y aunque parezca
paradójico para algunos, empezamos a ver que la participación se volvía más
organizada, las reglas de los juegos no significaban una obligación, y los mejor de
todo el aprendizaje adquiría un grado de significación mayor.

En cada fase del proyecto, cada vez avanzamos un trayecto mayor en nuestro
recorrido, aparecían nuevos retos pero en esa medida aumentamos también la
intención de cada juego, las letras y los números se juntaron en un cuento donde
todo se volvió mágico, hablar inglés se volvió algo cotidiano, el arte no era problema
para ningún estudiante porque implantamos la semilla del sí puedo, no fuimos a
probar si el proyecto funcionaba, fuimos a hacer que funcionara de cualquier forma,
y esto lo veíamos en cada niño cada vez que iniciaba el día, los cuales llegaban con
una motivación que sin duda aumentaba nuestras ganas de hacer lo mejor.

El juego nos permitió fortalecer el trabajo en equipo, nos permitió delegar funciones,
con el juego logramos que aquellos que creía que carecían de habilidades se
convirtieran en los líderes, el juego revolucionó la forma de organizar el aula de
clase, cambió la visión que tenían los niños de que solo es competir y la mayoría
entendió que también significaba aprender. A través de cada actividad lúdica
logramos aprender el nombre de cada niño, y es un esfuerzo que hicimos pues
consideramos que es algo que genera confianza, cercanía y sobre todo el niños
entiende que él o ella es importante para el maestro.

Cuando se tiene verdadera pasión por ser maestro, no quisiéramos que la jornada
escolar se acabara, y por ello jamás salimos corriendo sin despedirnos del
último niño, porque esa sonrisa, ese abrazo sincero que nos brindaba cada uno, era
paz, eran las ganas de querer que llegara el siguiente día para empezar de nuevo.
Terminábamos extenuados porque lo dábamos todo, porque precisamente cada
día tenía que ser un nuevo comienzo, pero aun así la motivación crecía aún más y
crecía porque se observaban los cambios, ya eran menos los gritos cada vez que
participaban, al salir siempre se hacía en hileras organizadamente, lo más
importante, se volvieron autónomos y los lideres cuidaban de que su equipo fuera
el mejor en todo.

En cada juego, todos eran vencedores, porque ganaba todo el equipo, la victoria no
se obtenía al completar el juego, se obtenía cuando se ayudaba al compañero,
cuando cada uno entendía la actividad, cuando cada participante era protagonista,
se ganaba cuando todo el equipo decía terminé. Es de esta forma como eliminamos
la exclusión de aquellos con dificultades y logramos que la unión fuera la base
fundamental del aprendizaje en cada juego.

Estuvimos en un juego en la que no solo fuimos moderadores sino también


jugadores que nos divertimos al mismo nivel de los demás, porque había que
gozarse el momento, porque no fuimos con la intención de que aprendieran cosas,
fuimos con la intención de hacerles olvidar del contexto de donde provienen y lograr
que la escuela fuera ese lugar de paz, de tranquilidad, donde no se va a aprender
sino a descubrir que pueden ser el mejor en lo que sea cada vez que disfruten lo
que hacen.

Fuimos lo maestros que alguna vez nosotros deseamos tener, fuimos locos, fuimos
divertidos, nos disfrazamos, nos tiramos al piso, cantamos, bailamos, nos
devolvimos a ese momento donde todo es perfecto, donde todas las cosas tienen
sentido, ese momento donde jugar era lo que más deseamos, definitivamente
volvimos a ser niños.

Jugamos de principio a fin, y hoy tenemos la certeza de que ese es el camino,


jugar en clase es devolverse a lo fundamental, a lo básico, a lo que realmente
provoca felicidad al ser humano, a lo que debería apuntar la educación hoy, porque
orientamos matemáticas, inglés, ciencias, español en su solo juego de bingo, o en
una sopa de letras, en un crucigrama, lo hicimos sin dificultades, de forma divertida,
y lo mejor de todo los niños fueron felices.

En un mes orientamos tantas actividades en la que algunos maestros se tardan


todo un año, ciertamente hay que mejorar muchas cosas, y por ello acatamos cada
recomendación de nuestra maestra titular. La cuestión es que los niños
aprendieron sin ni siquiera notar que lo hacían.

Hoy podemos afirmar, con toda seguridad que fuimos en gran manera responsables
de una transformación de 33 niños que quizás en algún momento de la historia se
acordaran de nosotros y que ojala jamás dejen de jugar.

Es importante mencionar que aunque consideramos que se cumplió en gran parte


con el objetivo, nos faltó más tiempo, nos faltó algunas veces más pedagogía, pero
al fin de cuentas en ese camino estamos, el de aprender, ese camino que jamás
termina, ese camino que está lleno de errores porque son los que nos permiten
formarnos de una mejor manera cada día más.
Entendimos que esta profesión no es fácil, pero en tan enriquecedora, tan
maravillosa, de la que nos apasionamos cada día mas, y que sin duda si jugamos
como debe ser lo disfrutaremos como jamás lo imaginamos…

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