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En el texto se hace mención de la existencia de dos modelos que pueden ser usados
para el estudio de las Relaciones Internacionales. El primero es el de Thomas Kuhn,
que le pone énfasis al proceso histórico por el que se desarrolla la ciencia,
proponiendo que existen diversas etapas del proceso científico, pugnando por la
consolidación de la ‘ciencia normal’. El otro modelo es propuesto por Imre Lakatos,
basándose en los programas de investigación, siendo así que dice que poseen una
estructura tridimensional, conformada por un núcleo duro, una heurística negativa y
una heurística positiva, siendo el núcleo donde están las hipótesis y la heurística
positiva los pasos a seguir y la negativa los pasos a evitar.
Sin embargo, el autor dice que pese a la aplicación de ambos modelos, los dos
encuentran limitaciones, siendo la crítica principal a ambos modelos se basa en la
inflexibilidad que presentan en su estructura interna, pues ambos modelos
presentan eso por su rigidez a la hora de integrar un nuevo paradigma sin socavar
el periodo de ciencia normal en el caso de Kuhn, o dada la imposibilidad de modificar
los componentes del núcleo duro de Lakatos.
Para sopesar eso, el autor señala que el modelo de Larry Laudan es el más indicado
porque de alguna u otra forma puede compensar las debilidades que presentan los
modelos de Kuhn y Lakatos. El modelo de Laudan puede explicar el proceso
histórico por el que transita la ciencia así como también pugna por la modificación
de las hipótesis o de los teoremas centrales para poder explicar un fenómeno. El
modelo de Laudan dice que el éxito/validez de una teoría puede basarse en la
cantidad de problemas resueltos. Otro aspecto relevante del modelo de Laudan es
la implementación de la posibilidad de fusión de las tradiciones de investigación,
dice que a veces, lejos de competir y atacarse, las tradiciones pueden fusionarse y
producir una síntesis.
Basándose en el modelo de Laudan se pueden identificar tres tradiciones de
investigación en el estudio de las Relaciones Internacionales: la realista, la liberal y
la holista.
La tradición liberal también posee como punto central el estado de anarquía de las
relaciones internacionales, lo que lo diferencia de la realista es que la anarquía es
una variable en transformación, además de que para el liberalismo los actores no
se limitan sólo a Estados, sino que incluye a cualquier ente con capacidad de influir
en la arena internacional. Al igual que la tradición realista, la tradición liberal ha dado
entrado a varios marcos, tales como el liberalismo comercial, en el cual se puede
identificar dos vertientes particulares, una de ellas que indaga sobre los efectos del
comercio para favorecer la paz y otra que se concentra en estudiar los efectos de la
apertura económica en el bienestar de la humanidad; el liberalismo de la
interdependencia, que dice que las interacciones y transacciones existentes en la
arena internacional entre diversos actores tienen efectos y costos recíprocos para
las partes, costos que en el plano estrictamente político se expresan en la pérdida
de autonomía de los Estados; el liberalismo institucional, en el cual el estudio se
desarrolla a la luz de los efectos de las instituciones internacionales; el liberalismo
republicano, que tiene como objeto de estudio el problema de la guerra y la paz y,
basados en un espíritu kantiano, enuncian que los Estados liberales -al fundarse en
el predominio del Estado de Derecho, el respeto a las libertades individuales y la
igualdad- son más propensos a la paz que los regímenes políticos autocráticos; la
teoría constructivista, en la que se considera que las relaciones internacionales se
construyen mediante un proceso intersubjetivo, haciendo uso de métodos de
estudio son esencialmente racionales en el entendido de que se identifican
problemas de estudio y se procura explicarlos a partir de teorías sujetas a la
corroboración empírica; la teoría de la sociedad internacional, que sostiene que la
sociedad internacional es una perspectiva de análisis para concebir las relaciones
internacionales que trasciende el estudio de las relaciones entre Estados.
Sobre la tradición holista se puede decir que sostiene la idea de que la historia se
compone de la lucha de clases entre opresores y oprimidos, que se ensañan en una
lucha ininterrumpida que conduce a la transformación de todo régimen social o al
exterminio de ambas clases beligerantes. Además, la estratificación es esencial en
la tradición holista, pues esta se basa en una configuración binaria entre los Estados
que poseen la mayor cantidad de recursos y quienes poseen la menor cantidad.
Dentro de las teorías del marco de la tradición holista encontramos las teorías del
imperialismo, dichas teorías coinciden en que el capital posee la particularidad de
dirigirse de países con composiciones orgánicas más altas a aquellos con
composiciones más bajas; la teoría estructuralista centro-periferia, que dice que el
sistema económico mundial se compone de una configuración binaria de centro y
periferia, en el que en el centro están los países ricos y en la periferia los pobres;
las teorías de la dependencia, en dicha teoría, sus exponentes afirman que la
integración de las economías nacionales al mercado internacional se origina
mediante la interrelación y la convergencia de intereses; la teoría del moderno
sistema mundial, que dice que la economía mundial es un sistema mundial no por
la inclusión de todo el mundo, sino porque es mayor que cualquier otra unidad
política; la teoría neo-estructuralista, que tiene como objeto de investigación el
problema de la globalización/mundialización.