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¿POR QUÉ DEBES IR AL CAMPO MISIONERO?

1. DEBES IR, PORQUE JESÚS DIJO QUE FUERAS.

“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.”


(Marcos 16:15)

Con estas palabras, Jesús estableció claramente lo que sus discípulos


deberían hacer: esparcir sus enseñanzas en su nombre, predicando la
salvación hasta lo último de la tierra. (Ro. 10:18)
Cada creyente está llamado a esparcir las buenas nuevas a aquellos que
aún no las han escuchado. El mandato de Jesús es definitivo y claro: es Su
gran mandato, Su Gran Comisión a los soldados de Su santo ejército.
Tenemos que ir porque nuestro gran General nos ha ordenado que
vayamos.

2. DEBES IR, PORQUE LA NECESIDAD ES MUY GRANDE.

“A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues,


al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.” (Mateo 9:37-38)

Desde que Jesús dijo estas palabras por primera vez, la cantidad de
trabajadores en el campo de almas (mies) siempre ha sido terriblemente
baja. Pero hoy la necesidad es la mayor que ha habido en la historia de la
humanidad. Recuerda: ¡el infierno no es para pasar ahí sólo el fin de
semana! ¡Hay más personas vivas hoy, y más almas en juego, que el
número total de personas que han vivido sobre la faz de la tierra en toda la
historia de la humanidad! Lo cual implica que, dependiendo de nuestra
obediencia o de nuestra pereza, podemos poblar ya sea el cielo o el
infierno.

Hay más de 2,700,000,000 de personas que nunca han escuchado el


evangelio, y sólo hay entre 5,000 y 7,000 misioneros en todo el mundo
trabajando directamente con este grupo de personas que aún no han sido
alcanzadas.1 (Este artículo se escribió en1982.) Esto significa que hay
aproximadamente ¡un misionero! por cada 450,000 de estas personas Hay
más de 16,000 culturas y grupos de personas diferentes, aún países
enteros, donde no existe ni una sola iglesia.2 Existen 7,010 lenguas
distintas; y 5,199 de ellas todavía no tienen la Biblia o traducciones de las
Escrituras disponibles en su propio lenguaje.3 ¿Te conmueven de alguna
forma estas cifras? ¿Te importa que un estimado de 80,000 personas que
no son salvas mueren todos los días (aproximadamente 3,333 cada hora…
55 personas cada minuto) para enfrentarse al juicio del trono de Jesús?
3. DEBES IR, ¡PORQUE MUY POCOS CRISTIANOS ESTÁN
OBEDECIENDO EL LLAMADO, LO QUE HACE LA NECESIDAD AÚN
MAYOR!

“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios… ¿Y cómo


oirán sin haber quién les predique?” (Romanos 10:17,14)

En este momento, en todo el mundo hay únicamente 85,000 obreros en el


campo misionero, y están trabajando principalmente entre aquellos que ya
han escuchado el evangelio anteriormente.5 Esta cifra incluye a misioneros
de todo el mundo de diferentes nacionalidades. Cuando comparas este
número con la cantidad de americanos que están vendiendo productos
‘Amway’ y ‘Avon’ es sorprendente. ¡Tan sólo en América hay más de
435,000 vendedores de Avon6 (con más de 1,280,000 en el mundo) y
aproximadamente 750,000 distribuidores de productos Amway7 (con más
de un millón en el resto del mundo)! ¿Te das cuenta de que estas dos
compañías combinadas tienen 14 veces más representantes, únicamente
en los Estados Unidos, que los que tiene la Iglesia de Jesucristo en el
mundo entero, fuera de América?
¿Y qué de los representantes cristianos que sí tenemos en el mundo? Pocas
personas, el 9% de la población mundial, hablan inglés; no obstante, el
94% de todos los ministros ordenados en el mundo entero ministran a ese
9% que habla inglés. El 96% de las finanzas cristianas se usan en los
Estados Unidos en el 6% de la población del mundo, lo que significa que
¡sólo el 4% de todo el dinero cristiano se usa en esfuerzos misioneros para
alcanzar al otro 94% de los pobladores del orbe! Hay cerca de 1,000,000
obreros de tiempo completo para los Estados Unidos; mientras que para la
mitad de la población del mundo (los tres mayores grupos son los
musulmanes, los hindúes y los chinos), que son aproximadamente
2,200,000,000 personas, solamente se tienen 2,417 obreros de tiempo
completo.8 Como puedes ver por estas cifras, hay algo que definitivamente
está mal: mientras que nosotros en América tenemos aproximadamente un
obrero por cada 230 personas, ¡aquellos que no han escuchado el evangelio
ni una sola vez, tienen un trabajador por cada 450,000 almas! “¡Por favor,
perdónanos Jesús, por ser tan indiferentes a obedecerte y alcanzar al
mundo entero, como Tú nos has ordenado!”

4. Debes ir, porque Dios da una unción especial y gracia a aquellos que
dejan su propia tierra, gente y cultura para hacer la voluntad de Dios y
esparcir el evangelio.

“Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu


parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y
haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu
nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a
los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las
familias de la tierra.” (Génesis 12:1-3)

Abram (después llamado Abraham por Dios) es una de las muchas


personas mencionadas en la Biblia que Dios usó poderosamente; pero no
fue usado sino hasta después de que dejó a su propia gente, su propia
tierra y su propia cultura. También observa los viajes y los ministerios de
Jacob y Moisés; ambos tuvieron que ir a otras tierras para aprender de Dios
y ser usados por Él.
No importa dónde busques en la Biblia, Dios siempre dio gran unción y
bendición a aquellos que le sirvieron en tierras extranjeras. Mira a José y a
Daniel. Son los únicos dos personajes de la Biblia que Dios levantó como
exitosos oficiales seculares; y estaban en culturas extranjeras y paganas. Y
ahí donde estaban, permanecieron como fieles testigos y siervos de Dios
hasta el final; en ocasiones, arriesgando sus vidas.
¿Y qué de Jonás? Fue un buen ejemplo de alguien que no quiso ir al campo
misionero a predicar a los paganos. Terco, rebelde y egoísta. Y aún así,
Dios le hizo una “oferta” que no pudo rechazar. (Oro, pidiendo que Dios se
mueva libremente en las vidas de todos nosotros, aunque sea así,
“ayudándonos” a tomar la correcta decisión de ir.)
Y tenemos al apóstol Pablo, quien tuvo una gran carga por su propia gente
y país, Israel. ¡Oh, cómo hubiera deseado Pablo tener un ministerio entre
los suyos, los judíos! ¿Pero, qué le dijo Dios?: “Ve, porque yo te enviaré
lejos a los gentiles.” (Hechos 22:21) Eso fue lo que Dios le ordenó, e “irse”
fue lo que hizo. Nunca hubo un misionero como Pablo. Y lee el capítulo 11
de la Segunda Carta de Pablo a los Corintios, si quieres ver una lista de sus
“premios”: palizas, prisiones, apedreos, motines, naufragios…, la lista sigue
y sigue… y también Pablo sigue…, obedeciendo a su Maestro, quien lo
compró.
De Noé a Abraham, de Moisés a Jonás, de Daniel a Pablo, Dios siempre ha
dado bendición especial a quienes, dejando las comodidades de un hogar y
a sus parientes, cruzan las fronteras de su pequeño mundo para llevar el
mensaje de Dios y su bendición a todas las naciones.
Recuerda las palabras de Jesús sobre este tema: “No hay profeta sin honra,
sino en su propia tierra y en su casa.” (Mateo 13:57)

5. Debes ir, porque el continente americano (y otras naciones


occidentales) está literalmente inundado con el evangelio, mientras
que muchos otros países y culturas del mundo no tienen ningún
testimonio continuo ni relevante.

“Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde


Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre
fundamento ajeno, sino, como está escrito: Aquellos a quienes
nunca les fue anunciado acerca de él, verán; y los que nunca han
oído de él, entenderán.” (Romanos 15:20-21)
Es muy cierto que nosotros aquí, en América, estamos siendo
continuamente bombardeados con testimonios y ministerios cristianos. En
casi cada esquina hay un letrero o una calcomania proclamando algo sobre
Jesús. Sintoniza la radio a cualquier hora del día o de la noche, y tendrás
predicaciones sin cesar. Existen varios satélites cristianos y redes de TV por
cable, y cerca de 250 revistas y publicaciones cristianas diferentes. ¡En
muchas ciudades hay una iglesia en cada esquina! No estoy tratando de
decir que eso está del todo mal; mucho de ello es bueno, ya que se están
ganando almas para el Señor Jesús; pero, mientras más he viajado a
ultramar, más difícil me parece creer que sea la voluntad de Dios que haya
tanta predicación y tanta literatura cristiana disponible aquí, mientras que,
comparativamente, hay poco o nada disponible en muchos lugares fuera de
este país.
¡El mundo se está yendo al infierno en cada continente! ¿Es culpa de Dios
que tan pocos estén escuchando el evangelio o es culpa de la Iglesia?
¿Acaso no somos nosotros, los que amamos a Jesús, los responsables de
alcanzar a nuestra generación con el evangelio? Un amigo mío escribió:
“Esta generación de cristianos es responsable de esta generación de
pecadores.” Si esto es cierto, entonces cada uno de nosotros debe echar un
vistazo a su vida y a sus prioridades, ¡averiguando hacia dónde quiere Dios
que empecemos a prepararnos para ir!

6. Debes ir, porque, como dijo Osvaldo J. Smith: “Nadie tiene el derecho
de escuchar el evangelio dos veces, mientras quedan personas que no
lo han escuchado ni una sola vez.”

“Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se


pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el
entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la
luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de
Dios.” (2 Corintios 4:3-4)

¿Se te ha ocurrido que Jesús quiere que cada criatura escuche el evangelio?
Si tuvieras 20 hijos que alimentar y suficiente comida para alimentarlos a
todos, ¿crees que sería correcto darles a 3 de los niños 10 comidas, a 7 de
los niños 1 comida, y al resto nada, causando que se mueran de hambre?
¡Eso es exactamente lo que hoy en día nosotros hacemos en el mundo con
el evangelio!
Eso es lo que está sucediendo porque nosotros los creyentes estamos
sordos al llamado de Dios, de ir a todas las naciones; y nos quedamos con
la mayor parte de los recursos de Dios. Seguimos alimentando y
alcanzando a las mismas personas, vez tras vez. No estoy diciendo que no
debe haber predicación del evangelio en América, estoy diciendo que el
ejército de Dios debe ser esparcido, para luchar contra el enemigo en el
lugar donde están sus fortalezas más poderosas: ¡donde Cristo no ha sido
predicado!

7. Debes ir, porque el tiempo es corto. ¡Más y más países están cerrando
sus puertas a los misioneros y al evangelio, y tenemos que ir ahora!

“Me es necesario hacer las obras del que me envío, entre tanto que
el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar.” (Juan
9:4)

Constantemente escucho de país tras país, donde antes los misioneros eran
bienvenidos, que ahora tienen las puertas cerradas para ellos; sin embargo,
también es cierto que muchos cristianos aún pueden entrar con diferentes
estrategias, siendo útiles al país a donde van, trabajando como doctores,
maestros, ingenieros, etc. al mismo tiempo que dan testimonio, pues no se
permite predicar el evangelio abiertamente en muchos lugares.
A pesar de que hay vastas regiones del mundo ampliamente abiertas para
los evangelistas extranjeros, como Europa occidental, partes de Asia y
muchas del Pacífico (Japón, Corea del Sur, Singapur, etc.), hay otros países
donde es ilegal tener una reunión publica o distribuir literatura evangélica.
Necesitamos percibir la urgencia de esta hora, y obedecer a Dios
alcanzando a aquellos que están perdidos en la oscuridad, “en tanto el día
dura.”

8. Debes ir, porque el Espíritu Santo está mostrando a los líderes


cristianos en todo el mundo que es el deseo de Dios que haya un
último gran empuje misionero con el evangelio antes del final de esta
era. Es su deseo que el evangelio sea predicado a todas las gentes, en
cada nación y en cada idioma. ¡Y, a menos que TÚ te involucres
personalmente, no hay esperanza de que esto ocurra en nuestra
generación!

“…Y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y


hasta lo último de la tierra.” (Hechos 1:8)
“Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para
testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Mateo
24:14)
“El Señor… es paciente para con nosotros, no queriendo que
ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” (2
Pedro 3:9)

¿Hay alguna duda en tu mente de que Dios quiere que todos sean salvos?
Si lo crees, y realmente amas a Jesús, ¿entonces POR QUÉ te da temor
involucrarte en este gran empujón para llevar el evangelio a todas las
naciones? ¿Crees que mientras lees esto, Dios no está afligido de que su
Iglesia esté tan perezosa y desobediente para cumplir su comisión? Él sabe
que tú estás de acuerdo con las Escrituras, y conoce cada excusa que se
despliega en tu mente. Tal vez dices: “Sí, sé que se necesitan más
personas para que vayan… ¡pero, no creo que Él espere que sea YO!”, o “Yo
no soy el prototipo de un misionero…”

En la segunda parte de “Por qué eres tú quien debe ir al campo misionero”,


veremos qué “tipo” de cristiano realmente eres…

Las Excusas Más Comúnes


Las siguientes objeciones son sólo algunas de las muchas que grupos
cristianos y sociedades misioneras escuchan constantemente de prospectos
reclutas para el campo misionero. A pesar de que muchas puedan ser
meras excusas, las hemos escuchado numerosas veces como respuestas
serias de cristianos con buenas intenciones, ante la pregunta:
“¿Por qué no te preparas para ir a servir de tiempo completo en un país
extranjero?”

“Yo no tengo llamado.”


No te imaginas cuántas personas he conocido que me han dicho: “Keith,
estoy de acuerdo en que más personas necesitan ir al campo misionero,
pero nunca he escuchado a Dios decirme que yo vaya.”
Bueno, la realidad es que Dios ya te ha dicho en Su Palabra que vayas. Es
más, Él te ordena que vayas: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio
a toda criatura.” (Marcos 16:15) Así que… ¡TÚ ESTÁS LLAMADO!
De hecho, para no ir, necesitas un llamado específico de Dios para quedarte
en tu hogar. ¿Te ha dicho Dios definitivamente que no te vayas a otro país
a predicar el evangelio? Si no lo ha hecho, entonces es mejor que empieces
a orar preguntándole a DÓNDE debes ir, en vez de preguntarle si DEBES ir,
pues de nuevo te lo digo: ¡Tú ya estás llamado!

“Dios necesita gente que se quede aquí, en América, para


testificar a los perdidos. ¡Hay suficiente necesidad aquí
mismo!”
Es verdad que Dios ha llamado a algunas personas para que se queden en
donde están para ser testigos de Jesús en sus vidas diarias y profesiones,
pero, volvemos a lo mismo: Dios es misericordioso y justo. Como América
tiene un 5% de la población, entonces únicamente un 5% de los creyentes
son realmente llamados a quedarse en este país como testigos (esto es, 1
de cada 20) mientras que los restantes de nosotros debemos ir a las partes
del mundo donde hay casi 0% de creyentes (En Albania, por ejemplo, hay
2.7 millones de personas y sólo se conoce a “un puñado” de creyentes:
¡¡menos de ½ de 1/1,000 por ciento!!).
“Dios necesita gente que se quede en su hogar para
sostener económicamente a los ministerios y misioneros
que ya están en el mundo. De hecho, mi iglesia ya sostiene
algunos misioneros con mis diezmos y ofrendas.”
¡Nunca debes preocuparte de que no haya suficientes cristianos que se
queden en su hogar para sostener a los misioneros! Siempre habrá
suficientes personas que no responderán al llamado de ir, que se quedarán
en su hogar y tranquilamente enviarán un cheque (en vez de enviar a sus
propias personas) para alcanzar a los perdidos. Después de todo, nada es
más fácil de dar, que el dinero (¡exceptuando, dar nada!).
Esto no significa que todos los que se quedan en su hogar son egoístas y
desobedientes. Como ya dije, hay algunos que saben definitivamente que
están llamados a quedarse, y están haciendo exactamente lo que Dios
quiere que hagan, sosteniendo grandemente otros ministerios. Lo que
estoy diciendo es que siempre habrá suficientes personas para sostener
económicamente a las pocas personas que responden al llamado y
obedecen a Dios.

“Mi familia y mis amigos me despreciarían si me voy.”


“El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí.” (Mateo
10:37)
Dios es muy claro cuando enseña de quién debemos buscar aprobación. Me
es molesto ver cómo reaccionan la mayoría de los padres, incluso los
cristianos, cuando su hijo les dice que quiere prepararse para ser un obrero
cristiano de tiempo completo: “¡Un misionero! ¡¿Estás loco?!” Es como si el
hijo hubiera anunciado que quiere ser un ladrón o una prostituta.
Es cierto que Dios quiere que honremos a nuestros padres y que amemos a
nuestros amigos, pero también ha aclarado en su Palabra que este honor y
amor no deben exceder nuestro amor y obediencia a Él y a su llamado para
nuestras vidas. Debemos tratar de explicarle a nuestra familia, con amor y
paciencia, cuál es el llamado de Dios, pero la última palabra debe ser que
vamos a obedecer a Cristo, no importa lo que cueste. Cuando Dios nos ha
mostrado claramente nuestro ministerio, es necesario tratar de lograr la
comprensión y la bendición de nuestra familia, pero debemos estar
preparados para dejar “casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o
mujer, o hijos, o tierras, por causa de Cristo y del evangelio.” (Marcos
10:29)

“Necesito quedarme aquí y llevar primero a mi familia a los


pies de Jesucristo. Si me voy, ¿cómo van a ser salvos?”
Hubo una vez un hombre que quiso seguir a Jesús, y le dijo: “Señor,
permíteme que vaya primero y entierre a mi padre.” La contestación de
Jesús fue: “Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.”
(Mateo 8:21-22)
Suena cruel la respuesta de Jesús si pensamos que no permitió que un
hombre ofreciera un funeral por su padre; pero hay otras formas de
entenderla. En aquella época, la frase “Espera a que entierre a mi padre” a
veces se usaba para decir “Espera a que mi padre haya muerto.” Era muy
probable que el padre del hombre todavía no hubiera muerto, por
consiguiente, lo que en realidad ese hombre decía era: “Quisiera seguirte
ahora, pero verás, mis padres no comprenderían. Por favor, espera a que
hayan muerto, y entonces estaré más que complacido en seguirte.”
La contestación de Jesús fue la apropiada: “Deja que los muertos entierren
a sus muertos.” En otras palabras: “Deja que los inconversos se cuiden a sí
mismos, ¡y sígueme!” Jesús no quiere que desperdiciemos lo útiles que
podemos ser para el reino porque nuestros familiares aún no son salvos. El
más grande testimonio que ellos pueden ver es que tú obedezcas al
llamado de Dios sobre tu vida. Jesús no quiso esperar a que el padre de
este hombre fuera enterrado; quiso que este hombre lo siguiera, y
entonces, quizás, el padre del hombre llegaría a conocerlo también. La
obediencia verdaderamente es mejor que el sacrificio (I Samuel 15:22).
Cuando obedecemos a Dios, Él cuida de todas nuestras otras obligaciones
(Mateo 6:33).

“Primero necesito una educación.”


Yo no creo que Dios quiera que todo cristiano vaya a la universidad
simplemente porque “Bueno, todo el mundo va a la universidad hoy en día,
¡a menos que seas muy tonto!” Yo creo que no deberías ir a la universidad
a menos que Dios te haya llamado definitivamente para que vayas. Así
como es en todo lo demás de nuestra vida cristiana, Él es el Amo, nosotros
los siervos. Él es el General, nosotros los soldados. Si tú realmente eres un
cristiano, estás a las órdenes del Rey. Si no estás bajo Sus órdenes,
entonces realmente no eres un cristiano.
Sí, Dios llama a algunos a que vayan a la universidad. A veces para recibir
entrenamiento para un llamado al ministerio, el cual ha mostrado con
claridad. Por ejemplo, si sabes a qué país estás llamado, quizás Dios te
dirija a que aprendas el lenguaje y la cultura antes de que vayas, a pesar
de que el mejor lugar para aprender es el mismo país. ¡Es un “curso
intensivo” definitivo!
Claro está, otra razón por la cual Dios te lleva a una universidad es para
que ministres a las personas en los mismos terrenos de la universidad; así
como también para que madures espiritual y emocionalmente. ¡Pero, ten
mucho cuidado! Asegúrate de que estás en directa obediencia a Dios, pues
si no, estás desperdiciando tu tiempo… ¡y el Suyo!
“Primero necesito casarme, y entonces mi compañera(o)
quizás quiera servir al Señor de tiempo completo en el
campo, en vez de yo ir solo(a).
Nada puede ser una razón más tonta para no obedecer a Dios ahora. Dios
no quiere que tú busques un esposo o una esposa, Él quiere que te cases
con Él, y que confíes en que Él puede llevarte al compañero(a) de tu vida.
Sé de muchos cristianos solteros sirviendo al Señor en países lejanos que
están confiando en Él para todo. Y algunas de las historias más bellas que
he escuchado sobre la gracia de Dios han sido de parejas que fueron al
campo misionero solteros, y entonces Dios los dirigió a casarse con otra
persona cuyo corazón estaba completamente dedicado a servirle a Él.
Recuerda: “Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que
vosotros le pidáis.” (Mateo 6:8) ¡Confía en Él!

“Tengo una familia que sostener. Dios no quiere que yo los


descuide, ¿verdad?”
La Palabra de Dios dice: “Buscad primeramente el reino de Dios y su
justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33)
Si puedes confiar en Dios para cubrir todo lo que te haga falta, ciertamente
puedes confiar en que también suplirá las necesidades de tu familia.
Obviamente, no por obedecer el llamado del Señor vas a descuidar
tontamente a tu familia, ya que los tienes que sostener, pero Dios te
mostrará el camino. Conozco a muchas familias, algunas con muchos hijos,
que están en el campo misionero ahora mismo, comprobando que el Señor
es suficiente para mantenerlos mientras ministran en su nombre. Jamás he
escuchado ni UNA sola situación donde Dios no hubiera suplido las
necesidades de uno de sus siervos y sus familias. Como dijo el Rey David:
“Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su
descendencia que mendigue pan. En todo tiempo tiene misericordia, y
presta; y su descendencia es para bendición.” (Salmos 37:25-26)

“El campo misionero es peligroso. Dios no querría


exponerme a mí o a mi familia al peligro de enfermedades u
hostilidades de los nativos, ¿verdad?”
“¿Y por qué nos trae Jehová a esta tierra para caer a espada, y que
nuestras mujeres y nuestros niños sean por presa? ¿No nos sería mejor
volvernos a Egipto?” (Números 14:3)
Todo es cuestión de prioridades. ¿Ponemos nuestra mirada en las cosas
temporales o en las cosas eternas? Es cierto que probablemente estés
expuesto a más peligro físico en el campo misionero que en los suburbios
de América, pero esto es parte del costo que tenemos que pagar cuando es
cuestión de servirle a Dios. La pregunta no debe ser: “¿Estaré seguro en el
lugar al que vaya?”, sino: “¿Qué está en el corazón del Señor que yo
haga?”
Si Jesús hubiera decidido tomar el camino menos doloroso, jamás hubiera
tomado la cruz. No hay lugar de mayor bendición para ti que estar en el
centro de la voluntad de Dios. Es cierto que debes detenerte para evaluar
el costo, pero recuerda una cosa: ¡el privilegio de servir a Dios siempre
sobrepasa al precio! “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí
mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida,
la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la
salvará.” (Marcos 8:34-35)

“A pesar de que en el pasado muchos países permitían


libremente la entrada de los misioneros, ahora en bastantes
lugares no los reciben bien. ¿Por qué he de ir a donde no
soy bienvenido?”
¿Le diste tú la bienvenida al evangelio antes de ser salvo? La Palabra dice
que debemos salvar a algunos, “arrebatándolos del fuego” (Judas 23).
¡Algunas personas simplemente no quieren ser salvos! Es exactamente por
eso que tenemos que ir a ellos. Mientras menos bienvenido seas, mucho
mejor. Si ellos no reciben bien a los americanos, entonces tienes la
oportunidad de demostrarles que los cristianos americanos pueden ser
humildes y aguantan esa situación porque tienen el amor de Jesús en sus
corazones. Pues la Palabra dice: “El que gana almas es sabio.” (Proverbios
11:30)

“No me puedo costear el entrenamiento, ni recaudar fondos


suficientes para permanecer (yo o mi familia) en el campo.”
No te preocupes. Dios te ayudará reunir los fondos que necesites. Cuando
Dios guía, Él suple. ¡Aunque eso signifique ayudarte a conseguir un trabajo!
Los problemas y excusas sobre finanzas son superficiales cuando es
cuestión de obedecer a Dios. ¡En tu corazón sabes que Él te abrirá el
camino!

“Yo no tengo talentos o habilidades especiales que me


capaciten para ser un misionero.”
¡Entonces eres justamente la persona que Dios busca! Seguro que Dios
puede usar enfermeras, maestras, contadores y mecánicos en el campo,
pero siempre es una bendición para Dios usar poderosamente a uno que
aparentemente no tiene nada que ofrecer. Es esta persona quien tiene la
oportunidad de representar con pureza a Jesús en las interminables tareas
“comunes” que son parte de la vida diaria de un misionero. “Cuando soy
débil, entonces soy fuerte.” (2 Co. 12:10; lee también 1 Co. 1:26-31)
“¿Cómo puedo comprometerme para ir al campo misionero
durante años y años sin tener la oportunidad de ver cómo
será?”
Es cierto que en generaciones pasadas un misionero que iba al extranjero
necesitaba hacer un compromiso de por vida antes de que pudiera ir al
campo. Entonces, en la mayoría de los casos, tenía que ir a la universidad
por lo menos cuatro años, y luego a un seminario por dos o cuatro años
más, antes de que pudiera comenzar su entrenamiento y servicio
misionero. Pero hoy tenemos organizaciones misioneras que ofrecen
programas a corto plazo para personas que quieren recibir entrenamiento y
averiguar lo que es servir al Señor en otros países. Estos programas duran
desde varias semanas hasta varios años. Así que ahora tenemos la
oportunidad de “ver” antes de hacer un compromiso de mucho más tiempo.

“Creo que Dios quiere que yo me quede en este país y


prospere. La razón por la cual el resto del mundo es tan
pobre e inconverso es porque sus religiones paganas
(idolatría) les han causado vivir en pobreza e ignorancia, sin
la bendición de Dios.”
Este es el razonamiento más egoísta que he escuchado para no ir. ¡Y lo he
escuchado! Por supuesto que quienes no conocen al Dios verdadero viven
en ignorancia y pobreza, y ésa es la razón por la que debes ir; para
llevarles la luz, al presentarles a Jesús, y para acercarlos a las verdaderas
riquezas que provienen de conocerlo a Él. Si tú no crees que la razón por la
cual Dios te ha bendecido con abundancia en este país es porque quiere
que tú seas de bendición a otros, ¡entonces no has entendido el evangelio
de Jesucristo! “De gracia recibisteis, dad de gracia.” (Mateo 10:8)

“Simplemente, no estoy preparado para hacer este tipo de


sacrificio y compromiso.”
¡Ah! Ese es el punto. Esa quizá sea la razón encubierta para cada una de
las objeciones mencionadas. De hecho, tal vez hayas dicho: “No estoy
dispuesto.” Necesitas decidir si eres o no un discípulo de Jesús; esa es la
pregunta que debes hacerte. Si eres su discípulo, entonces reflexiona en lo
que dice la Palabra: “no sois vuestros… habéis sido comprados por precio.”
(1 Co. 6:19-20). Y si realmente lo amas, entonces no te sentirás atado, ¡te
sentirás increíblemente emocionado de ser escogido para representarlo a Él
en el mundo!
¡Ser un siervo de Jesucristo, su embajador, un misionero, es el llamado
más alto que un hombre o una mujer puedan obtener!
¿¿Y ahora…, qué esperas??
Referencias
 Winter, Roberta. Once Around Jericho. William Carey Library
Publishing
 Ibid.
 Barret, David. World Christian Encyclopedia.
 Bryant, Dave. In the Gap, What It Means To Be A World Christian.
Pg. 121
 U.S. Center for World Mission (USCWM), Pasadena, CA.
 Avon Annual Report 1981.
 Amwan (1953 – 1982) con la presentación de Melody Green
Autor: El Mensaje Final Escrito por de Keith Green (1953 – 1982) con la
presentación de Melody Green
Este artículo es de LAST DAYS MINISTRIES. Usado con Permiso en el sitio
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