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Desde que Jesús dijo estas palabras por primera vez, la cantidad de
trabajadores en el campo de almas (mies) siempre ha sido terriblemente
baja. Pero hoy la necesidad es la mayor que ha habido en la historia de la
humanidad. Recuerda: ¡el infierno no es para pasar ahí sólo el fin de
semana! ¡Hay más personas vivas hoy, y más almas en juego, que el
número total de personas que han vivido sobre la faz de la tierra en toda la
historia de la humanidad! Lo cual implica que, dependiendo de nuestra
obediencia o de nuestra pereza, podemos poblar ya sea el cielo o el
infierno.
4. Debes ir, porque Dios da una unción especial y gracia a aquellos que
dejan su propia tierra, gente y cultura para hacer la voluntad de Dios y
esparcir el evangelio.
6. Debes ir, porque, como dijo Osvaldo J. Smith: “Nadie tiene el derecho
de escuchar el evangelio dos veces, mientras quedan personas que no
lo han escuchado ni una sola vez.”
¿Se te ha ocurrido que Jesús quiere que cada criatura escuche el evangelio?
Si tuvieras 20 hijos que alimentar y suficiente comida para alimentarlos a
todos, ¿crees que sería correcto darles a 3 de los niños 10 comidas, a 7 de
los niños 1 comida, y al resto nada, causando que se mueran de hambre?
¡Eso es exactamente lo que hoy en día nosotros hacemos en el mundo con
el evangelio!
Eso es lo que está sucediendo porque nosotros los creyentes estamos
sordos al llamado de Dios, de ir a todas las naciones; y nos quedamos con
la mayor parte de los recursos de Dios. Seguimos alimentando y
alcanzando a las mismas personas, vez tras vez. No estoy diciendo que no
debe haber predicación del evangelio en América, estoy diciendo que el
ejército de Dios debe ser esparcido, para luchar contra el enemigo en el
lugar donde están sus fortalezas más poderosas: ¡donde Cristo no ha sido
predicado!
7. Debes ir, porque el tiempo es corto. ¡Más y más países están cerrando
sus puertas a los misioneros y al evangelio, y tenemos que ir ahora!
“Me es necesario hacer las obras del que me envío, entre tanto que
el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar.” (Juan
9:4)
Constantemente escucho de país tras país, donde antes los misioneros eran
bienvenidos, que ahora tienen las puertas cerradas para ellos; sin embargo,
también es cierto que muchos cristianos aún pueden entrar con diferentes
estrategias, siendo útiles al país a donde van, trabajando como doctores,
maestros, ingenieros, etc. al mismo tiempo que dan testimonio, pues no se
permite predicar el evangelio abiertamente en muchos lugares.
A pesar de que hay vastas regiones del mundo ampliamente abiertas para
los evangelistas extranjeros, como Europa occidental, partes de Asia y
muchas del Pacífico (Japón, Corea del Sur, Singapur, etc.), hay otros países
donde es ilegal tener una reunión publica o distribuir literatura evangélica.
Necesitamos percibir la urgencia de esta hora, y obedecer a Dios
alcanzando a aquellos que están perdidos en la oscuridad, “en tanto el día
dura.”
¿Hay alguna duda en tu mente de que Dios quiere que todos sean salvos?
Si lo crees, y realmente amas a Jesús, ¿entonces POR QUÉ te da temor
involucrarte en este gran empujón para llevar el evangelio a todas las
naciones? ¿Crees que mientras lees esto, Dios no está afligido de que su
Iglesia esté tan perezosa y desobediente para cumplir su comisión? Él sabe
que tú estás de acuerdo con las Escrituras, y conoce cada excusa que se
despliega en tu mente. Tal vez dices: “Sí, sé que se necesitan más
personas para que vayan… ¡pero, no creo que Él espere que sea YO!”, o “Yo
no soy el prototipo de un misionero…”