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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

JUZGADO VIGESIMO TERCERO DE PRIMERA INSTANCIA EN LO PENAL


CON FUNCIONES DE JUICIO DEL CIRCUITO JUDICIAL PENAL DEL AREA
METROPOLITANA DE CARACAS

Exp: J-23-999

Vista la decisión dictada por este Tribunal mediante la cual se ABSUELVE a


DEIVIS MIGUEL SANCHEZ ONTIVEROS de los cargos que le fueron formulados
por la perpetración del delito de ROBO AGRAVADO DE VEHICULO
AUTOMOTOR, previsto y sancionado en el articulo previsto y sancionado en el
artículo 5 en relación con el artículo 6 numerales 1, 2 y 3 de la Ley Sobre el Robo
y Hurto de Vehículo Automotor, este Juzgado, de conformidad con las previsiones
del artículo 365 del Código Orgánico Procesal Penal emite la totalidad del fallo, lo
cual se hace en los siguientes términos.

CAPITULO PRIMERO
IDENTIFICACION DE LAS PARTES

JUEZ Abg. FRANCISCO J. ESTABA S.

SECRETARIO Abg. JANEHT ARROYO.

ACUSADO DEIVIS MIGUEL SANCHEZ ONTIVEROS, titular


de la cédula de identidad N° V-14.953.611,
imputado en la presente causa (N° F47-F048-03),
es venezolana, Natural de Caracas, Distrito
Capital, de 24 años de edad, estado civil Soltero,
de profesión u oficio Latonería y Pintura,
residenciado en Calle Real de Monte Piedad,
casa N° 57, sector 23 de Enero, asistido por el
Defensor Privado Abg Angela Jaramillo y
Yurisela del Valle García, con domicilio procesal
entre esquina de cruz verde a zamuro, Edificio
Gran Via, PB, oficina 25, Distrito Capital
Municipio Libertador, Caracas

DEFENSA Abg. MANUEL MARRERO, Defensor Público 87°


del Area metropolitana de Caracas.

FISCAL Abg. JULIMER MARQUEZ (155°), Fiscal del


Ministerio Público del Area Metropolitana de
Caracas.

CAPITULO SEGUNDO
ENUNCIACION DEL HECHO IMPUTADO Y SU CALIFICACION JURIDICA

Al momento de presentar acusación, la representación del Ministerio Público


atribuyó a los acusados lo siguiente:
“…En fecha 11 de Abril del año 2003, cuando eran aproximadamente las 11:00
horas de la noche los ciudadanos imputados DEIVIS MIGUEL SANCHEZ
ONTIVEROS y LIZA MAHUMPI PEREZ JARAMILLA, se encontraban en la
Avenida Casanova, adyacente al Centro Comercial las Cedías, cuando le
solicitaron una carrera al ciudadano CARLOS JOSE VIVAS SEQUERA, quien
laboraba de taxista a bordo de su vehículo Marca Daewoo, modelo Cielo, clase
Automóvil, placas CE432T, año 2000, serial carrocería KLATF19Y1YB257991,
serial motor G15MF791216B, el servicio solicitado era con destino al Hotel
Mediterráneo, al llegar al lugar indicado, el ciudadano Deivis le manifiesta al
ciudadano Carlos que se trasladaran a otro hotel por cuento ese era muy costoso
y no lo podía cancelar, que lo trasladara a otro hotel, ubicado en la avenida
lebrum, Petare, Municipio Miranda, al trasladarlo hasta el lugar indicado el
imputado DEIVIS MIGUEL SANCHEZ ONTIVEROS, saco un arma de fuego y lo
apunto y bajo amenaza de muerte le dijo que se detuviera, le ordeno que se
pasara para la parte trasera del carro y tomo el volante y la imputada LIZA
MAHUMPI PEREZ JARAMILLA, tomo el arma de fuego y lo llevaba amenazado,
indicándole que de hacer algún movimiento lo mataría, encontrándose en la
Avenida Lebrum, a la altura de la zona Industrial, fueron avistados por funcionarios
adscritos a la Policía de Sucre, quienes al observar, una actitud extraña dentro del
vehículo automotor, le dieron la voz de alto y al no detenerse, comenzó una
persecución, emprendiendo el vehículo una veloz huida por la Avenida Francisco
de Miranda, sentido Oeste, informando estos funcionarios a la central de
trasmisiones de lo que estaba sucediendo, solicitando apoyo a funcionarios que se
encontraran cercanos a zona, el vehículo conducido por uno de los imputados se
fue hacia la Avenida Romulo Gallegos y empalmando con la avenida avila los
chorros, dirección hacia la cota mil, lugar donde se encontraba una alcabala de
funcionarios de la Policía de Sucre, a la altura del Marques, el imputado DEIVIS
MIGUEL SANCHEZ ONTIVEROS, choca con otro vehículo particular es el
momento que son aprehendidos por funcionarios adscritos a la Policía de Sucre,
quedando identificados los mismo como DEIVIS MIGUEL SANCHEZ ONTIVEROS
y LIZA MAHUMPI PEREZ JARAMILLA, titulares de la cédula de identidad Nrs° V-
14.953.611 y V-ll.916.679, ya que los mismo portando arma de fuego y bajo
amenaza de muerte habían despojados del Vehículo Automotor, al ciudadano
CARLOS JOSE VIVAS SEQUERA, los funcionarios los aprehenden frustrando su
huida.…”

Esta relación de hechos fue suficiente, en opinión del Fiscal, para atribuir al
acusado la perpetración de los delitos de ROBO AGRAVADO DE VEHICULO
AUTOMOTOR, previsto y sancionado en el articulo previsto y sancionado en el
artículo 5 en relación con el artículo 6 numerales 1, 2 y 3 de la Ley Sobre el Robo
y Hurto de Vehículo Automotor.

CAPITULO TERCERO
DE LAS PRUEBAS EVACUADAS EN JUICIO

En el curso del proceso se recibieron los siguientes elementos de prueba:

1. Testimoniales:

1.1 Con la declaración bajo juramento de HERNANDEZ ORTEGA JOSE


GREGORIO, quien informó al Tribuna, entre otras cosas, lo siguiente:
que eso fue una guardia nocturna, que descendiendo por un hotel salió
un vehículo color blanco, marca DAEWOON, modelo CIELO, que el
vehículo está estacionado pero se observa un movimiento raro dentro
del mismo. Que tomaron las medidas para asegurar el lugar, que los
ocupantes del vehículo desacataron la orden de detenerse,
emprendiendo marcha lenta, que luego aceleró y cuando llegó a la
COTA MIL se encontraron que la vía se encontraba trancada por
funcionarios, que intentaron evadir el punto pero el vehículo vuelca, que
el interior se encontraban un hombre y una mujer, aparte del propietario
del vehículo. Que se consiguió incautar un arma de fuego.

1.2 Con la deposición bajo juramento del funcionario JUAN CARLOS


CABELLO, quien informó al Tribunal lo siguiente: que se encontraban
patrullando cerca de ciudad Lebrún, que observaron un vehículo
aparcado en medio de la vía, que le dijeron a los ocupantes bajaran del
mismo, pero emprendieron la marcha, que se comunicaron con la sala
de transmisiones y sus compañeros montaron el dispositivo de
seguridad, que al ver la comisión policial trataron de montarse por la
isla, pero volcaron el vehículo, consiguiendo posteriormente la
aprehensión, que el chofer les dijo que el hombre y la mujer le habían
pedido una carrera y fue después que lo sometieron con el uso de una
pistola, la cual fue encontrada dentro del vehículo.

2. Expertos:

2.1. Con la EXPERTICIA EN EL SERIAL DE CARROCERIA Y MOTOR,


Nº 2855, de fecha 24/04/2003, suscrita por los expertos LUIS
GONZALEZ Y DELIS LOPEZ, adscritos a la División de Investigación
de Vehículo del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y
Criminalísticas, cursante al folio SESENTA Y OCHO (68) de la
primera pieza.

2.2. Con NEREIDA GARCÍA, adscrita al Departamento de Balística del


Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas,
quien interpretó la Experticia de Reconocimiento Técnico y
Comparación Balística Nº 9700-018-2757, de fecha 09-03-2003,
cursante a los folios SESENTA Y NUEVE (69) y siguiente de la
primera pieza.

CAPITULO CUARTO
DE LO ACREDITADO Y PROBADO EN EL JUICIO

Habida cuenta que en el presente caso se persigue al acusado por la comisión de


dos hechos distintos, comenzaremos nuestro trabajo analizado el delito más
grave, lo cual haremos de la siguiente manera:

El Ministerio Público atribuyó al acusado la comisión del delito de ROBO


AGRAVADO DE VEHICULO AUTOMOTOR, previsto y sancionado en el artículo
previsto y sancionado en el artículo 5 de la Ley Sobre el Robo y Hurto de Vehículo
Automotor, el cual es del siguiente tenor:
“El que por medio de violencia o amenazas de graves
daños inminentes a personas o cosas, se apodere de un
vehículo automotor con el propósito de obtener provecho
para sí o para otro, será sancionado con pena de presidio
de ocho a dieciséis años. La misma pena se aplicará
cuando la violencia tenga lugar inmediatamente después
del apoderamiento y haya sido empleada por el autor o él
participe para asegurar su producto o impunidad. …”

Según lo que puede verse del tipo penal, la labor del Ministerio Público en el
presente caso consistía en demostrar que una persona fue constreñida por otra
para que entregase bienes que legítimamente se encontraban en su poder.
Como es lógico suponer, lo ideal sería traer a colación lo dicho por el agredido,
pues su versión nos permitiría establecer los supuestos lógicos en los que
basaríamos el análisis del resto de las evidencias en el presente caso.

Desafortunadamente, a pesar de la labor realizada tanto por la Fiscalía como por


el Tribunal, fue imposible hacer comparecer al sujeto en cuestión al debate,
viéndose en la necesidad el juzgador de prescindir de su testimonio.

Esto no significa que el Juzgador considere requisito sine qua non la presencia de
la víctima en debate para la acreditación de un hecho punible. No, lo que se
pretende es tener una fuente directa de la versión y sólo cuando la misma sea de
imposible obtención nos remitiremos a pruebas indirectas, con el propósito de
verificar si estas pueden suplir su ausencia.

Al analizar lo evacuado en el debate, observamos que no hubo contención de las


partes en lo relativo a la existencia de los presuntos objetos materiales del delito o
de su valor, motivo por el cual podemos dar el punto por probado.

Se discute que el hecho haya acaecido en las circunstancias de tiempo, modo y


lugar relatadas por la representación del estado, en el sentido que la defensa
rechaza que su patrocinado haya participado en forma alguna en el suceso,
sugiriendo que los gendarmes que practicaron la aprehensión le atribuyeron
ilegítimamente el delito a su patrocinado.

Pero, ¿Qué nos dicen los policías? Nos dicen que al percatarse de la presencia
del vehículo notaron un comportamiento peculiar de sus ocupantes, quienes
hicieron caso omiso de la orden de detención que estos les dieron, que intentaron
la fuga, pero que la misma fue frustrada gracias al punto de control que se colocó
en las inmediaciones de la COTA MIL, y que el conductor del vehículo intentó
evadir el mismo fallando en su intento al volcar el automóvil que conducía.

En principio, podemos observar que ninguno de los agentes de policía es testigo


directo de los hechos, pues estos no se encontraban en el interior del vehículo que
se dio a la fuga. Si pudieron presenciar esta, ello es cierto, pero no pueden
establecer, con exactitud, qué era lo que sucedía en el interior del automóvil,
siendo que tales circunstancias le fueron informadas por el taxista que
supuestamente fue retenido por el acusado, lo que significa que los gendarmes
son testigos referenciales de éste hecho.

Ahora bien, la esencia de la prueba testifical es que está referida a las


declaraciones que hace cualquier persona sobre aquello que ha visto u oído
personal y directamente. El testimonio del testigo se caracteriza por su
inmediación con el acontecimiento que ha presenciado visual o auditivamente.

Por razones de justicia material, este Tribunal en anteriores procesos ha otorgado


validez a lo declarado por el testigo de referencia pese a que éste no ha
presenciado personalmente el suceso sobre el que declara. Aunque la admisión
de esta prueba se hace con grandes cautelas, siempre que no sea posible oír el
testimonio del testigo presencial del suceso. Además se exige que, al lado de la
declaración del testigo de referencia, concurra alguna otra prueba de cargo de
manera tal que se impide un pronunciamiento condenatorio basado
exclusivamente en una prueba testifical de referencia.

Sin embargo, la declaración del testigo referencial es siempre secundaria,


supletoria si se quiere, en tanto y en cuanto lo depuesto por éste debe ser
contrastado con la deposición del referido, y sólo en casos en los que resulte
imposible la declaración del referente podrá ser utilizada como elemento para
condenar a una persona, siempre, eso sí, que se cuente con alguna evidencia
material que sirva para corroborar su deposición.

El Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, en sentencia del 6 de diciembre


de 1.988, caso Messegué y Jabardo vs. España, tiene declarado como principio
general procesal penal, que los medios de prueba deben obtenerse ante el
acusado en audiencia pública y en el curso de un debate contradictorio. Más
concretamente y en lo que se refiere a la sustitución del testigo directo por el
indirecto sin causa legítima que justifique la incomparecencia de aquél a juicio
oral, ha declarado esta práctica contraria a lo dispuesto en el artículo 6 del
Convenio Europeo de los Derechos Humanos, por cuanto, de un lado, priva al
Tribunal sentenciador de su derecho a formarse un juicio sobre la veracidad o de
credibilidad del testimonio indirecto al no poder controlar el directo y, de otro y
sobre todo, vulnera lo dispuesto en el artículo 6.1 y 3, literal “D”, del citado
Convenio, que consagra el derecho que asiste al acusado de interrogar a los
testigos de cargo, de cuyo término resulta “…la obligación de conceder al acusado
una ocasión adecuada y suficiente de contestar al testimonio de cargo e interrogar
a su autor…”

En el presente caso resultó imposible hacer comparecer al referente, esto es, a la


menor víctima de los hechos, a pesar de las múltiples gestiones realizadas con tal
propósito tanto por el Tribunal como por el Ministerio Público.

Esto significa que la primera condición no pudo cumplirse a pesar de existir la


posibilidad de ello, de lo que deriva que las deposiciones de los testigos agentes
de policía se encuentren en posición de extrema debilidad para considerarlas
plena prueba de lo que con ellas se pretende probar.

A esta lasitud debemos añadir otra más, y es que debemos recordar con relación
al valor que podemos dar a la deposición de los funcionarios aprehensores lo
siguiente: En principio, las manifestaciones de cualquier funcionario de policía
realizada en el curso de un juicio oral deben ser catalogadas como pruebas
testificales, al igual que ocurre con las declaraciones así realizadas por cualquier
otra persona. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que tal deposición puede
tener uno de dos caracteres: El primero, manifestaciones que hagan como
consecuencia de las averiguaciones que hubiesen realizado en un caso
determinado y el segundo, en cuanto se refieran a hechos de conocimiento propio,
como por ejemplo cuando alguno de los gendarmes es testigo presencial de un
evento determinado.

En el segundo de los casos, su declaración es equiparable a la de cualquier


testigo que normalmente comparezca a un proceso, pues en principio no podría
apreciarse ningún interés especial que le haga merecedor de una sospecha de
falta de imparcialidad que sea más intensa que la de cualquier otra persona.

En el primero de los casos, no podemos considerar al funcionario actuante como


un simple testigo pasivo del supuesto hecho delictivo sobre el que declara, pues
su intervención en la investigación ha ido más allá de la simple observación del
hecho, implicándose activa o pasivamente en el mismo bien por haber realizado
actuaciones de investigación para el descubrimiento de éste o bien por haber sido
víctima o sujeto pasivo del mismo (Ej: Delito de resistencia a la autoridad, etc.), lo
que determina que en su contra exista una sospecha de parcialidad que supone la
necesidad de analizar más críticamente su testimonio, a fin de determinar si del
mismo puede derivarse certeza alguna.

En tal sentido, sería necesaria la constatación de elementos periféricos objetivos


corroboradores para establecer que existe aptitud probatoria en la deposición de
los gendarmes, como por ejemplo podrían serlo el empleo de testigos
instrumentales que dejasen constancia de lo actuado por los gendarmes.

En el presente caso, el único elemento externo, distinto a la versión de los


funcionarios policiales, es la existencia de los bienes materiales supuestamente
objeto de delito. Como seguramente entenderá quien lea la presente, la mera
existencia de dichos objetos no constituye prueba alguna relativa con respecto a la
materialización del hecho punible o la participación que en el mismo haya o no
podido tener un sujeto determinado.

Así las cosas, debemos recordar que el ordinal 2° del artículo 49 de la


Constitución de la República Bolivariana de Venezuela dispone que toda persona
se presume inocente mientras no se pruebe lo contrario. Esta disposición no es
sino el reflejo de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la
Revolución Francesa, en donde ya se reconocía este fundamental principio, que
posteriormente fue recogido en la Declaración Universal de los Derechos del
Hombre elaborada por las Naciones Unidas, en la Convención Americana Sobre
Derechos Humanos y en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
El principio antes mencionado implica que, para poder considerar a una persona
culpable y como consecuencia de ello responsable de un delito y merecedor de la
pena corporal que el mismo importa, es menester que exista plena prueba del
cuerpo del ilícito que se le imputa así como de su participación en el mismo, pues
en caso contrario, por aplicación directa de este derecho, debe ser considerado
inocente y libre de cualquier responsabilidad en el mismo.

La labor del Ministerio Público en estos casos, es la de demostrar más allá de


cualquier duda razonable que ha ocurrido un hecho punible y que el autor de éste
es el acusado. Sin embargo, en el presente proceso la representación del
Ministerio Público, no consiguió demostrar la materialidad del hecho punible en el
presente caso. Siendo así las cosas, éste Juzgador carece de pruebas suficientes
que sirvan para vincularle al hecho que se le atribuye, por lo que lo único
razonable y ajustado a Derecho en el presente caso sería el ABSOLVER a DEIVIS
MIGUEL SANCHEZ ONTIVEROS de los cargos que le fuesen formulados por la
comisión del delito de ROBO AGRAVADO DE VEHICULO AUTOMOTOR,
previsto y sancionado en el articulo previsto y sancionado en el artículo 5 en
relación con el artículo 6 numerales 1, 2 y 3 de la Ley Sobre el Robo y Hurto de
Vehículo Automotor, esto por haberse mantenido en su favor la presunción de
inocencia que reconoce nuestra Constitución.

CAPITULO SEXTO
DISPOSITIVA

Por todos los razonamientos anteriormente expuestos, este Juzgado Vigésimo


Tercero de Primeria Instancia en lo Penal con funciones de Juicio del Circuito
Judicial Penal del Area Metropolitana de Caracas, administrando Justicia en
Nombre de la República y por autoridad de la Ley, emite los siguientes
pronunciamientos: UNICO: Se ABSUELVE a DEIVIS MIGUEL SANCHEZ
ONTIVEROS, de las características enunciadas en el encabezamiento de la
presente decisión, de los cargos que le fueron formulados por la perpetración de
los delitos de ROBO AGRAVADO DE VEHICULO AUTOMOTOR, previsto y
sancionado en el articulo previsto y sancionado en el artículo 5 en relación con el
artículo 6 numerales 1, 2 y 3 de la Ley Sobre el Robo y Hurto de Vehículo
Automotor, esto de conformidad con las previsiones de los artículos 347 y 348
ambos del Código Orgánico Procesal Penal, por considerar no existen elementos
suficientes que sirvan para atribuir al acusado el delito en cuestión.

De conformidad con las previsiones de la norma penal adjetiva, se decretó la


inmediata cesación de las medidas cautelares que pesan en contra de los
acusados por este Proceso, ordenándose al Secretario hacer las inscripciones y
registros correspondientes. De la misma forma, el Tribunal acordó la restitución de
todos aquellos bienes afectados al proceso y no sujetos a comiso. Se instruyó al
secretario para que hiciera las inscripciones y registros necesarios.

Se exoneró del pago de costas a las partes, en virtud que nuestra constitución, en
su artículo 26 garantiza la Justicia gratuita.
EL JUEZ

DR. FRANCISCO J. ESTABA S.


LA SECRETARIA

ABG. JANEHT ARROYO

Dada, firmada y sellada en la Sala de Audiencias del Juzgado Vigésimo Tercero


de Primera Instancia en lo penal Del Circuito Judicial Penal Del Area Metropolitana
De Caracas el día veintidós (22) de julio del año de nuestro señor Dos mil dieciséis
(2016). Año 205° de la Independencia y 157° de la Federación.

LA SECRETARIA

ABG. JANEHT ARROYO


Exp: J-23-999
FJE/fje.-

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