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Para Angel Latorre, la palabra "Ley" tiene en el lenguaje jurídico diversos significados. En su acepción
más amplia, se usa como equivalente a Derecho, a norma jurídica en general.
En una acepción más restringida, ley significa, como ya se ha indicado varias veces, norma jurídica
impuesta autoritariamente por el Estado. En su sentido más limitado, con ésta palabra se designa sólo un
determinado grupo de esa norma dictada por el Estado. (Latorre, op.cit. pág 61)
Entre las clases de normas jurídicas, se tienen las siguientes:
-Órdenes o prohibiciones de hacer algo, respaldada por la amenaza de una sanción, es decir de un mal
con que conmina al que la infrinja. [...] En estos casos cada norma se descompone en realidad en dos: la
que ordena o prohíbe y la que amenaza con la sanción al que no cumpla aquella orden o prohibición. Se
prohíbe matar y se amenaza al que mate con una pena de determinados años de prisión. (Latorre, op.cit,
pág. 17).
- Otras autorizan a hacer algo; conceden facultades o poderes a quién se encuentre en determinadas
circunstancias para que los utilicen dentro de ciertos límites a su albedrío; poner a disposición de los
particulares medios legales para que realicen fines prácticos por ellos deseados. El derecho aparece
ahora, no con su faz imperativa y sancionadora, sino bajo su aspecto instrumental, al servicio de los
ciudadanos como un conjunto de disposiciones que sirven de cauce ayuda y límite al logro de nuestros
deseos, a nuestra libre actividad, el desarrollo de nuestra personalidad. (Latorre, op.cit. p.18)
En cuanto a la estructura, ésta presenta dos partes claramente distintas. La primera parte puede
denominarse supuesto de hecho. La segunda parte recibe usualmente el nombre de consecuencia o
efecto jurídico. El supuesto de hecho de la norma jurídica constituye una previsión o una anticipación
hipotética respectos de una posible o incluso probabilidad realidad futura en cuanto mentalmente
imaginada o idealmente prefigurada. [...] El supuesto de hecho, dado que la norma trata de regular de
modo igual, casos iguales, está formulado con cierta abstracción y con una cierta generalidad. No alude a
un acontecimiento particularizado o un hecho completamente determinado, sin que hace referencia a
todos los acontecimientos o hechos que posean unas determinadas características y que pertenezcan a
un determinado tipo. Hay pues una tipicidad normativa. El supuesto de hecho es una realidad futura
anticipadamente prefigurada. Sin embargo tiene su base en anteriores experiencias, en realidad
pretéritas. Se prefigura idealmente un hecho como supuesto de una norma, porque con anterioridad este
mismo hecho u otro similar se ha presentado ya y han adquirido un carácter problemático. [...] El supuesto
de hecho de la norma describe mediante unas prefigurada intelectual, la realidad futura y posible, pero lo
hace casi siempre utilizando un desempeño de lo que forman parte las experiencias existentes respecto
de las pretéritas. (Díez-Picazo, op.cit. págs. 62-63) El segundo elemento de la norma es la consecuencia
jurídica. La norma trata, se dice de ligar a un supuesto de hecho (Si es A) una determinada consecuencia
jurídica (debe ser B). La consecuencia jurídica se ha dicho también, no pertenece al mundo de la
facticidad o de la realidad, sino al mundo de la "normatividad". Producido el supuesto de hecho, la
consecuencia jurídica no adviene sin más en el mundo de la realidad. [...] Las nuevas situaciones que la
norma prevé son denominados "efectos jurídicos". [...]. El efecto jurídico o sanción es una situación nueva
que aparece tras la comprobación y la valoración de la situación anterior. La idea de castigo insita en la
idea de sanción, no cambia la médula del problema. Si se castiga es porque ha existido una reclamación
de castigo. Esta reclamación del castigo puede ser más o menos difusa y recibir una concreción mayor o
menor entre los individuos o los grupos sociales. En principio, en la sanción, hay siempre
inseparablemente unidos una satisfacción que se da a algunos y la imposición de una condena a otro u
otros. (Díez Picazo, op.cit. pág 64-66)
Las normas jurídicas, los usos sociales y las normas morales. Cuando se hace referencia a los
usos sociales y normas morales, deben entenderse como otras reglas de conducta que ordenan las
actuaciones humanas.
Las normas jurídicas las crean, las modifica, las deroga y las impone el Estado.
Todas las otras categorías de normas aparecen al margen suyo y las presiones para hacerlas cumplir o
las consecuencias de su incumplimiento no emanan del poder público, sino que siguen otros derroteros.
(Latorre, op.cit, p.23)
A continuación veremos las otras reglas de conducta.
Los usos sociales Los usos sociales son las prácticas generalmente admitidas en una comunidad o en
algunos sectores. Varían según las épocas y los países, pero en general son numerosísimos. La mayor
parte de nuestros actos están sujetos a ellos. La forma de vestir, de comportarse con los demás, incluso
de ordenar la mayor parte de los aspectos de nuestra vida, viene determinada por tales usos, cuya
importancia por un análisisreal de la vida es enorme. Su parecido y sus conexiones con las normas
jurídicas son también grandes. Ciertos usos sociales son más respetados y estimados que bastantes
normas jurídicas. Ha habido casos en que un uso ha durado siglos contra toda clase de prohibiciones
jurídicas, morales y religiosas. Tal es el caso del duelo o desafío que solo ha desaparecido en los últimos
cincuenta años, y más por la evolución de las costumbres y de la mentalidad que por efecto de la
legislación que lo prohibía. También propina que es un mero uso social y, sin embargo ha resistido
victoriosamente a no pocos esfuerzos por que diversas razones se han hecho para acabar con ella.
(Latorre, op.cit.p.24)
En cuanto al contenido de los usos sociales tampoco existe una diferencia muy clara con el que presentan
a veces las normas jurídicas. En muchos casos coinciden unos y otros. Así el no robar, además de un
precepto jurídico es un uso social, salvo en ciertos círculos (los delincuentes habituales). Por otra parte,
los usos proporcionan en bastantes ocasiones la materia prima con la que se forman las normas jurídicas.
[...]. A menudo los usos sociales son impuestos por una presión de la comunidad y su inobservancia va
acompañada de sanciones que pueden ser muy eficaces: expulsión del grupo social en que vive,
reprobación más o menos pública y generalmente este tipo de sanciones es a veces más temido que el
jurídico hasta el punto de que esos usos sociales en contra de la ley, como el duelo, eran observados
sobre todo por la descalificación social que llevaba aparejada el no someterse a ellos y que se prefería
evitar, aun a costa de arrastrar la pena de la ley. (Latorre, op.cit. p.25)
Las normas morales Las normas morales son aquellas que gobiernan la vida íntima del hombre. Las
normas de moralidad no amenazan con la aplicación de medios exteriores de coacción; no hay garantías
externas de ejecución forzosa de sus postulados. La garantía de su cumplimiento queda exclusivamente
en el alma del individuo de que se trate. Su sola autoridad está basada en el convencimiento de que
indican la línea de conducta recta. Lo que da por resultado el cumplimiento de las normas morales no es
la coacción física exterior, ni las amenazas, sino la convicción íntima de la rectitud inherente a ellas. El
mandato moral apela, pues, a nuestra rectitud, a nuestra conciencia (Bodenheimer, 1997, p.97) La
norma moral supone la conciencia de un deber, de una conducta que hemos de observar. Su infracción
lleva aparejada el reproche moral, es decir, el juicio de que no se ha hecho lo que debía, de que esa
conducta es "mala". Muchas normas morales son también jurídicas, como no matar o no robar. (Latorre,
op.cit, p.26)
La costumbre
La costumbre es otra fuente de Derecho que se presenta en numerosos sistemas y cuya importancia
doctrinal e histórica es considerable. [...]. Desde el punto de vista jurídico llamamos costumbre a la norma
de conducta nacida en la práctica social y considerada como obligatoria por la comunidad. Su núcleo
originario es un uso o práctica social, pero se diferencia de los usos sociales, en general en que la
comunidad lo estima obligatorio para todos de forma que su violación acarrea una responsabilidad de tipo
jurídico y no meramente una reprobación social. [...]. La costumbre no es por tanto, la fuente de Derecho
estable que se desarrolla majestuosamente en una evolución lenta y casi imperceptible, según creía la
doctrina tradicional, sin que puedan ser también una fuente dinámica y que representa una fácil
adaptación a los cambios sociales que experimenta una comunidad determinada. Por otro lado la
costumbre se define como aquel uso implantado en una colectividad y considerado por ésta como
jurídicamente obligatoria; es el derecho nacido consuetudinariamente (Dasquier, citado por García
Máynez, op.cit, p. 61).
El derecho consuetudinario posee dos características:
1. Está integrado por un conjunto de reglas sociales derivadas de un uso más o menos largo; y
2. Tales reglas transformase en derecho positivo cuando los individuos que la practican le reconocen
obligatoriedad.
De acuerdo con la llamada teoría "romano-canónica", la costumbre tiene dos elementos, subjetivo uno
y objetivo el otro. El primero consiste en la idea de que el uso en cuestión es jurídicamente obligatorio, y
debe por tanto, aplicarse; el segundo, es la práctica suficientemente prolongada de un determinado
proceder. La convicción de la obligatoriedad de la costumbre implica la de que el poder público puede
aplicarla, inclusive de manera coactiva, como ocurre con los preceptos formulados por el legislador.
(García Máynez, op.cit, p. 62.)
Por otro lado se conocen tres formas de costumbre jurídica:
1. Delegante. 2. Delegada. 3. Derogatorio.
La costumbre delegante se da cuando por medio de una norma jurídica no escrita se autoriza a
determinada instancia para crear derecho escrito. La costumbre se haya entonces supra ordinada a la
ley. El derecho consuetudinario delegado se da cuando en aquellos casos en que la ley remite a la
costumbre para la solución de determinadas controversias. En tal hipótesis, la costumbre hallase
subordinada al derecho escrito. Finalmente la costumbre derogatoria es aquella en que la costumbre se
desenvuelve a veces en sentido opuesto a la de los textos legales. (Heinrich, citado por García Máynez,
op.cit. p. 65).
La jurisprudencia
La palabra jurisprudencia posee dos acepciones distintas. Una de ellas equivale a ciencia del derecho o
teoría del sistema jurídico positivo. En la otra, sirve para designar el conjunto de principios y doctrinas
contenida en las decisiones de los tribunales. (De Diego, 1925, págs. 46-57).
La doctrina establecida en los tribunales en sus sentencias (jurisprudencia como es costumbre llamarla)
no es hoy en nuestro derecho, ni en los sistemas continentales o inspirados en ellos, fuentes autónomas
de Derecho, al menos en teoría. En los sistemas anglosajones, en cambio, las decisiones de los
tribunales forman la fuente más significativa del Derecho. También históricamente el Derecho creado por
los jueces tuvieron gran importancia. Pero un conjunto de factores hizo que a raíz de
la Revolución Francesa, se produjera una fuerte reacción contra la admisión de la jurisprudencia como
fuente del derecho. La supremacía total de la ley que proclama la revolución y el dogma de la separación
de poderes hacen que se asignen a los jueces únicamente la misión de aplicar la ley, mientras que su
creación quede reservada al Poder Legislativo. (Latorre, op.cit, p. 78-79)
Los principios generales del Derecho
Por principios generales del Derecho se entienden los enunciados generales a los que se subordina un
conjunto de soluciones. No de confundirse con las normas jurídicas, por amplias que éstas sean. Tanto
las normas como los principios son generales, pero una norma jurídica se establece para un número
indeterminado de actos o de hechos y sólo rige para esos actos o hechos. Un principio en cambio
comporta una serie indeterminadas de aplicaciones. Puede decirse así que las reglas jurídicas son
aplicaciones de los principios, a no ser que establezcan excepciones a ellos. Los principios son en
consecuencia, los fundamentos mismos del sistema jurídico, a partir de los cuales se despliega todo el
aparato de normas. (Latorre, op.cit, p. 77)
Los principios generales son los enunciados normativos más generales que si hubiesen sido integrados al
ordenamiento jurídico, en virtud de un procedimiento formal, se entienden forman parte de él, porque le
sirven de fundamento a otros enunciados normativos particulares o recogen de manera abstracta el
contenido de un grupo de ellos. Estos principios son utilizados por los jueces, legisladores, los creadores
de doctrina y por los juristas en general, sea para integrar lagunas legales o para interpretar normas
jurídicas cuya aplicación resulta dudosa.
(Los principios generales del Derecho tienen tres funciones que tienen incidencia importante en las
normas del ordenamiento, siendo éstas las siguientes:
1. La función creativa: antes de promulgar la norma jurídica, el legislador debe conocer los principios
para inspirarse en ellos y poder positivizarlos.
2. La función interpretativa: implica que al interpretar la norma, el operador debe inspirarse en los
principios, para garantizar una cabal interpretación.
3. La función integrativa: significa que quién va a colmar un vacío legal, debe inspirarse en los principios
para que el derecho se convierta en un sistema hermético.
Estas funciones no actúan independientemente, sino que la aplicación del derecho opera una u otra.
La doctrina jurídica
Podría definirse la doctrina como un sistema de opiniones o postulados más o menos científicos,
frecuentemente con la pretensión de posesión de validez general. En el ámbito jurídico, doctrina significa
el conjunto de opiniones efectuados en la interpretación de normas por los conocedores del derecho y
forma parte de las fuentes del derecho, aunque en un lugar muy secundario.
La doctrina científica, es decir las opiniones de los juristas expresadas en sus escritos, no es tampoco hoy
considerada como fuente del derecho. Se le reconoce sólo el rango de medios auxiliares para la
determinación y comprensión de las normas jurídicas, pues los juristas
Por otro lado se define la doctrina como los estudios de carácter científico que los juristas realizan acerca
del derecho, ya sea con el propósito puramente teórico de sistematización de sus preceptos, ya con la
finalidad de interpretar sus normas y señalar las reglas de su aplicación. Como la doctrina representa el
resultado de una actividad especulativa de los particulares, sus conclusiones carecen
de fuerza obligatoria, por grande que sea el prestigio de aquéllos o profunda influencia que sus ideas
ejerzan sobre el autor de la ley o las autoridades encargadas de aplicarlas (García Máynez, op.cit, p.
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Literatura consultada
Bodenheimer, E (1997) Teoría del Derecho. Santa fé de Bogotá, Colombia.
Cabanellas de Torres, G (1994) Diccionario enciclopédico de Derecho usual. Editorial Eliasta.
Vigésima tercera edición, Buenos Aires, Argentina.
Díez-Picazo, L (1983) Experiencias jurídicas y teoría del derecho. Editorial Ariel, Barcelona, España.
García Máynez, E (2000) Introducción al estudio del Derecho. Editorial Porrúa. México.
Latorre, A (1983) Introducción al Derecho. Editorial Ariel, Barcelona, España.
Vivanco, A (1967) "Teoría del Derecho Agrario" Vol.1, Librería Jurídica, La Plata.