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El segundo argumento es más interesante, aunque completamente erróneo. La idea central es que Israel
no puede ser el "siervo" de Isaías 53 porque este último es limpio y sin pecado.
Pero esa idea surge por no conocer el discurso completo (capítulos 40 al 55). A lo largo de toda esta
sección, una idea central es que ISRAEL YA HA SIDO JUZGADO POR SUS PECADOS, PERO D-OS LO HA
PERDONADO.
De hecho, eso es lo que dice el inicio del discurso: "Consolaos, consolaos pueblo mío, ha dicho el Señor
vuestro D-os. Hablad al corazón de Jerusalén y decidle que se cumplió su tiempo, que SU PECADO FUE
PERDONADO, que doble recibió de la mano del Señor por todos sus pecados" (Isaías 40:1-2).
La idea es todavía más explícita en el capítulo 43 (vv. 23-25), que casi al final nos regala este párrafo:
"No me trajiste a mí los animales de tus holocaustos, ni a mí me honraste con tus sacrificios; no te hice
servir con ofrenda, ni te hice fatigar con incienso. No compraste para mí caña aromática por dinero, ni
me saciaste con la grosura de tus sacrificios, sinio pusiste sobre mí la carga de tus pecados, me fatigaste
con tus maldades. YO, YO SOY EL QUE BORRO TUS REBELIONES POR AMOR DE MÍ MISMO,Y NO ME
ACORDARÉ DE TUS PECADOS".
Ahí está la respuesta clara: ¿por qué en el capítulo 53 Israel es considerado un siervo sin pecado y en el
que no se halló engaño? Porque en el capítulo 43 se declaró que D-os había perdonado sus pecados y
nunca más se acordaría de ellos.
6. Este párrafo referido (Isaías 43:23-25) nos deja otra idea muy clara, explícita y que no requiere de
retruécanos para entenderla: D-OS PERDONA LOS PECADOS DE ISRAEL SIN SACRIFICIOS. De hecho, es
una idea recurrente a lo largo de todo el discurso (capítulos 40 al 55): el perdón de D-os ha sido
gratuito y no ha dependido de NINGÚN SACRIFICIO.
Por eso resulta ABSURDO Y SIN SENTIDO que alguien diga que Isaías 53 profetiza el sacrificio supremo
para el perdón de los pecados de Israel. VA EN CONTRA DE TODA LA LÓGICA EXPLÍCITA en toda la
sección.
7. Finalmente, hay un asunto de fondo que a los judíos obliga a rechazar la interpretación cristiana. En
este caso estamos hablando de PARADIGMAS.
Aquí lo que está en discusión es cómo se da el proceso de relación entre D-os y el ser humano. El
paradigma cristiano es que esto sólo se puede hacer por medio de un intermediario ("Porque hay un
solo D-os, y un solo medidador entre D-os y los hombres: Jesucristo hombre"). El paradigma judío es
que no es necesaria ninguna intermediación.
¿Cuál es la base para el paradigma cristiano? Pablo lo explica en Romanos 7 al comparar a Adán con
Cristo. Es decir: el pecado ha entrado por un hombre -Adán-, y entonces la vida sólo puede entrar por
otro hombre -el Cristo-. La lógica es que el pecado nos ha dejado incapacitados para reconciliarnos con
D-os, y por eso es necesaria la intermediación del Mesías.
Esta es una idea que no solamente no existe en el Judaísmo, sino que incluso VA EN CONTRA de lo que
enseña de manera explícita la Torá y los Profetas.
Respecto a la NULA NECESIDAD DE INTERMEDIACIÓN ALGUNA, se tiene la explícita declaración de
Deuteronomio 30:11-14: "Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para
ti, ni está lejos. No está en el cielo para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo y nos lo traerá, y
nos lo hará oír para que lo cumplamos? Ni está al otro lado del mar para que digas:¿Quién pasará por
nosotros el mar para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos? Porque muy cerca
de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas".
Nótese: este estamento del Deuteronomio VA EN CONTRA de toda la doctrina paulina. Allí donde Pablo
dice que la ley es espiritual, pero él es carnal y vendido al pecado, de tal modo que no puede hacer lo
que quiere (Romanos 7:14-15), la Torá dice que la Ley y los mandamientos de D-os están en nuestra
boca y en nuestro corazón, cerca de nosotros y fáciles de cumplir, el párrafo de Deuteronomio citado es
muy claro al decir que NO ES NECESARIO QUE ALGUIEN TRAIGA DEL CIELO ESTOS MANDAMIENTOS.
La objeción cristiana entonces se va por este lado: "bueno, pero si ya pecaste y rompiste la ley, ¿cómo te
reconcilias con D-os?" Es un intento por retomar la lógica paulina según la cual la Ley podría salvarnos
si hubiese una obediencia perfecta. Pero -dice Pablo en amplios pasajes de Romanos y Gálatas- dado
que ya hemos roto la ley, aunque comenzáramos de nuevo nuestra obediencia ya no calificaría como
perfecta y por eso necesitamos de un "salvador".
Pero los Profetas dicen LO OPUESTO. Ezequiel 18:21-22 es explícito: "Mas el impío, si se apartare de
todos sus pecados que hizo, y guardare todos mis estatutos e hiciere según el derecho y la justicia, de
cierto vivirá; no morirá. Todas las transgresiones que cometió no le serán recordadas. EN SU JUSTICIA
QUE HIZO VIVIRÁ".
Nótese como esta última frase VA EN CONTRA de las enseñanzas paulinas, según las cuales nuestra
propia justicia NO PUEDE recomendarnos ante D-os.
Pero Ezequiel es claro: la alternativa para el pecador impío es corregir su manera de vivir, y la justicia
que haga será la razón por la cual D-os le concederá la vida.
Además, está sobradamente claro que Ezequiel NO MENCIONA NI INSINÚA LA POSIBILIDAD DE UNA
INTERMEDIACIÓN.
¿Por qué el paradigma de la Biblia Hebrea -y del Judaísmo- rechaza cualquier intermediación? Porque la
Torá enseña que la transferencia de pecados ES IMPOSIBLE.
"El hijo no morirá por lo pecados del padre, y el padre morirá por los pecados del hijo. CADA UNO
MORIRÁ POR SU PROPIO PECADO". Deuteronomio 24:16.
Según la Torá, NADIE puede morir por los pecados de otro. Sólo puede y debe morir por sus propios
pecados.
9. La última objeción cristiana posible es apelar a los sacrificios del Levítico como un supuesto símil de
la muerte sustituta. Pero es una mala respuesta y explico por qué:
a) En primer lugar, los sacrificios eran personales e intransferibles. Es decir: alguien inocente no podía
ofrecer sacrificios por alguien culpable. Cada uno tenía que ofrecer SU PROPIO SACRIFICIO, porque LAS
CULPAS SON INTRANSFERIBLES.
b) En segundo lugar, NUNCA en la Torá se enseñó que el perdón de los pecados se obtuviera
específicamente por el sacrificio. Este sólo era UNA EXPRESIÓN DEL ARREPENTIMIENTO de la persona,
y lo que otorga el perdón es EL ARREPENTIMIENTO, no el sacrificio.
La Biblia lo enseña explícitamente:
"Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; no quieres holocausto, Los sacrificios de D-os son el
espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh D-os" (Salmo 51:16-17).
Y, por supuesto, el pasaje de Isaías 43 que ya mencioné previamente: "No me trajiste a mí los animales
de tus holocaustos, ni a mí me honraste con tus sacrificios; no te hice servir con ofrenda, ni te hice
fatigar con incienso. No compraste para mí caña aromática por dinero, ni me saciaste con la grosura de
tus sacrificios, sino pusiste sobre mí la carga de tus pecados, me fatigaste con tus maldades. YO, YO SOY
EL QUE BORRO TUS REBELIONES POR AMOR DE MÍ MISMO, Y NO ME ACORDARÉ DE TUS PECADOS".
Entonces, ¿para qué el sacrificio? No tiene ningún misterio: TODAS las religiones de esas épocas y de
esos lugares hacían sacrificios. Esa era la práctica religiosa más normal en todos lados. Ninguna cultura
concebía la posibilidad de practicar una religión sin hacer sacrificios.
Pero los sacrificios en las otras religiones eran un intento por congraciarse con deidades caprichosas y
demasiado parecidas a los seres humanos. Pasionales, viscerales, impredecibles.
La religión del antiguo Israel vino a darle un giro radical a ese concepto, y el sacrificio adquirió una
noción moral que antes no existía. No era para complacer a un D-os impredecible, sino una expresión
de arrepentimiento por una falla -de carácter moral- cometida.
Eso hizo del sacrificio en el antiguo Israel algo oneroso y poco deseable. Verlo de este modo: si yo era
hitita y lo único que tenía que hacer era mantener contento a mis dioses por medio de un sacrificio cada
X cantidad de tiempo (por ejemplo, cada año), bastaba con que el día indicado me presentara con mi
vaca y la entregara a los sacerdotes para que hicieran el sacrificio. Mi conducta personal no tenía nada
que ver con eso. Si yo me portaba bien o mal daba lo mismo, y bastaba con que una vez al año
presentara mi vaca para sacrificio.
En cambio, si yo era israelita y me obstinaba en una conducta reprobada por la Torá, cada vez que
cometiera el mismo error tendría que presentarme con una vaca para sacrificarla. Y eso podía ser cada
mes, cada semana o cada dos o tres días. Es decir: en cosa de pocos meses podría quedar en la ruina, y
dejar de ser un próspero ganadero para convertirme en un indigente, sólo por mi mala conducta.
De esa manera, el sacrificio en el antiguo Israel se convirtió en un mecanismo para evitar que la gente
se comportara caóticamente.
Por eso, la Torá establece sacrificios para cierto tipo de pecados. Pero hay pecados que no tienen un
sacrificio designado. Por ejemplo: "Si alguno tuviere un hijo contumaz y rebelde, que no obedeciere la
voz de su padre ni la voz de su madre, y habiéndolo castigado no les obedeciere, entonces lo tomarán su
padre y su madre y lo sacarán ante los ancianos de la ciudad, y a la puerta del lugar donde viva...
entonces todos los hombres de la ciudad lo apedrearán y morirá..." (Deuteronomio 21:18-21).
Aquí es donde falla contundentemente el intento de comparar los sacrificios del Levítico con el
pretendido sacrificio de Jesús por los pecados del ser humano, porque se supone que la muerte
expiatoria del Mesías puede perdonar todos los pecados. En cambio, en el Levítico y en toda la Torá NO
SE CONTEMPLA ESA POSIBILIDAD. Hay pecados que no tienen sacrificio ni expiación posible, sino que
requieren de la aplicación inmediata de la pena capital.
De hecho, ese es el caso específico del Salmo 51. David lo escribió después del episodio con Betsabé y la
muerte de Urías, pecado por el cual había sido sentenciado a muerte Y NO EXISTÍA SACRIFICIO
ALGUNO DESIGNADO PARA EXPIAR ESA CULPA.
Por eso el Salmo dice "porque no quieres sacrificio que yo lo daría".
Luego entonces, ESTÁ CLARO QUE LOS SACRIFICIOS NUNCA FUERON LA SOLUCIÓN VERDADERA.
El perdón de los pecados es algo que se logra ÚNICA Y EXCLUSIVAMENTE POR MEDIO DEL
ARREPENTIMIENTO.
Conclusión: el Judaísmo NO PUEDE aceptar que Isaías 53 hable de un sacrificio expiatorio. Es una idea
que ROMPE con todos los paradigmas que obtenemos del texto bíblico.