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INTRODUCCIÓN
Hay una gran guerra que está siendo librada en el mundo hoy. No es un
conflicto entre naciones, tribus, o líderes de gobierno. No es una rebelión o un
golpe de estado. Es una importante batalla invisible que está teniendo lugar en
el mundo del espíritu. La Biblia declara que el Pueblo de Dios es destruido por
falta de conocimiento (Oseas 4:6). Una de las áreas principales en las cuales
los creyentes son derrotados a causa de la falta de conocimiento es la guerra
espiritual.
Para entender esta guerra invisible, primero debes entender los mundos natural
y espiritual. El hombre existe en dos mundos: el mundo natural y el mundo
espiritual. El mundo natural es el que puede ser visto, sentido, tocado,
escuchado, o tanteado. Es tangible y visible. El país, la nación, ciudad o villa en
la cual vives es parte del mundo natural.
Pero existe otro mundo en el cual tú vives. Ese mundo es un mundo espiritual.
No puedes verlo con tus ojos físicos, pero es tan real como el mundo natural
en el que vives.
Tu ser espiritual (alma y espíritu) es parte del mundo espiritual así como tu
cuerpo natural es parte del mundo natural.
Puesto que la guerra espiritual es justo eso... espiritual... debe ser entendida
con una mente espiritual. En nuestro estado natural de pecado, nosotros no
podemos entender las cosas espirituales:
“Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de
Dios, porque para él son locura; y no las puede entender, porque se han
de discernir espiritualmente” (1 Corintios 2:14).
Una cosa que es importante entender, que estos mundos, están conectados,
es decir, lo que vemos en lo natural es un reflejo de lo espiritual.
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Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra
las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y
carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del
mundo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en
los aires. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis
resistir en el día malo, y estar firmes, habiendo acabado todo. Estad pues
firmes, ceñidos vuestros lomos de verdad, y vestidos de la cota de
justicia. Y calzados los pies con el apresto del evangelio de paz; Sobre
todo, tomando el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos
de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de salud, y la espada del Espíritu;
que es la palabra de Dios; Orando en todo tiempo con toda deprecación y
súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda instancia y suplicación
por todos los santos,
Efesios 6:11-21