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Universidad de
Semiología II
(Pragmática de la Lengua
Materna y Segunda
Lengua)
José Antonio Carvajal D.
UNIDAD 5: Pragmatics
Núcleos Temáticos y Problemáticos
Proceso de Información
5.1 MEANIG AND CONTEXT
5.2 DEIXIS AND DISTANCE
5.2.1 Person Deixis
5.2.2 Spatial Deixis
5.2.3 Temporal Deixis
5.2.4 Deixis Grammar
5.3 COOPERATION AND IMPLICATURE
5.3.1 The Cooperative Principle
5.3.2 Hedges
5.4 SPEECH ACTS AND EVENTS
5.4.1 Speech Acts
5.4.2 Ifids
BIBLIOGRAFÍA GENERAL
Pragmática de la Lengua Materna y Segunda Lengua 1
Presentación
La educación superior se ha convertido hoy día en prioridad para el gobierno
Nacional y para las universidades públicas, brindando oportunidades de superación
y desarrollo personal y social, sin que la población tenga que abandonar su región
para merecer de este servicio educativo; prueba de ello es el espíritu de las
actuales políticas educativas que se refleja en el proyecto de decreto Estándares
de Calidad en Programas Académicos de Educación Superior a Distancia de la
Presidencia de la República, el cual define: "Que la Educación Superior a Distancia
es aquella que se caracteriza por diseñar ambientes de aprendizaje en los cuales
se hace uso de mediaciones pedagógicas que permiten crear una ruptura espacio
temporal en las relaciones inmediatas entre la institución de Educación Superior y
el estudiante, el profesor y el estudiante, y los estudiantes entre sí".
Horizontes
• Plantear las fundamentaciones teóricas que hacen del hecho literario una
"práctica significante " de los fenómenos sociales.
Proceso de Información
1.1 ÓPTICA SOCIALDEL LENGUAJE
Vincular el estudio del arte dentro del contexto semiólogico implica dar por
sentado que asistimos a una modalidad de producción de ideas y representaciones
que en sí mismas configuran una clase de "comercio espiritual" ideas,
representaciones y pensamientos-materializado en el arte; para nuestro caso, la
literatura, arte en la cual también se especifican como elementos básicos el
lenguaje y la implicación superestructural del arte.
Hagamos una breve pausa para una distinción conceptual y metodológica entre
trabajo y actividad.
En primer lugar, el trabajo es de carácter social porque conjuga todo útil conjunto
de visiones, criterios, expectativas comunitarias para producir algo, el trabajo es
un proceso, un conjunto de etapas o momentos en la generación de algo para
algo, sociolinguísticamente debe entenderse como un quehacer semiótico
Con sus partes constitutivas, o sea con las palabras sus combinaciones y las reglas
para usar tanto las palabras como las combinaciones, la lengua nos proporciona
materiales e instrumentos, en el sentido técnico de productos de trabajo
precedente sobre los cuales y con los cuales se trabaja respectivamente. Con
estos materiales e instrumentos construimos mensajes que nos sirven para
expresarnos y comunicarnos, es necesario considerar la "lengua también como
material, o sea como objeto sobre el cual se ejercen nuevas elaboraciones.
Dentro del campo artístico literario conjugan también el capital constante, las
imágenes, iconos y representaciones que con vida propia alimentan todo el campo
simbólico característico de la novela, cuento y poesía, más el "universo simbólico"
"Es característico de todos los productos del trabajo humano (la literatura es uno
de esos productos) el hecho de poder asumir un valor diverso del que le
corresponde por su capacidad de satisfacer necesidades, es decir, diverso de su
valor de uso o utilidad. Es el valor de intercambio de los productos lo que hace de
ellos mercaderías. Tal valor emerge cuando dos o más productos entran en una
determinada relación entre sí.
En literatura es corriente hablar acerca de sistemas simbólicos con los cuales los
escritores desean referir una cultura o alguno de sus aspectos que permita al
lector una aproximación interpretativa, sobre su validez o trascendentalidad. Ese
"universo simbólico" de una aparente complejidad asociado a una cultura
específica tiene como característica especial un proceso de mitificación del sentido
o distorsión del significado generado regularmente desde un marco teórico con
una fuente dosis ideológica.
Hacia esa realidad enigmática y sus procesos es a donde la semiología enfila sus
recursos de estudio para dar cuenta crítica del fenómeno comunicativo socio -
cultural que se esconde en el discurso literario. Tomamos de Manfred Lurker, en su
obra el mensaje de los símbolos, algunas implicaciones teóricas sobre los símbolos
y signos como alimento conceptual del análisis e implicación de la semiótica del
arte. Dice M. Lurker:
Y así surge ahora la pregunta: ¿Qué son los símbolos y qué son los signos? Por
desgracia también en el lenguaje científico podemos comprobar una confusa
superposición de ambos conceptos. Muchos hablan únicamente de signos
entendiendo por los mismos también los símbolos; oíros abarcan también los
signos con el concepto de símbolo. Así, en Alois Halder se da “el símbolo religioso
y artístico” que además de "un sentido determinado simultáneamente apunta más
allá de esta escena de sentido", en contraposición al "símbolo técnico", que está
inequívocamente definido en su significado.
Para este símbolo técnico, que está estrechamente ligado con el de la ciencia de la
naturaleza, nosotros abríamos preferido el concepto "signo".
De acuerdo con esto el filósofo Ernest Cassirer distingue entre el signo (signal)
como "parte del mundo físico de los seres" y el símbolo como "parte del mundo
humano del pensamiento".
Esto coincide con la opinión, ya antes manifestada por él, de todas las formas de la
vida cultural del hombre - junto al mito, la religión y el arte también el lenguaje y
la ciencia - se designan como simbólicas.
Pero con eso también los puros signos conceptuales y los números "profanos"
entran en las formas simbólicas.
Sin pretender rebajar los trabajos orientados de Cassirer hay que consignar que su
Siguiendo en parecer de la mayor parte de, los investigadores de los símbolos cabe
establecer que todos los símbolos son signos, más no todos los signos son
símbolos. Por lo mismo hay que distinguir fundamentalmente dos tipos de signos:
los que simplemente lo son, y aquellos otros que adquieren además nn significado
simbólico. Desde luego que la delimitación no es tan difícil como podría parecer a
primera vista.
El signo es en líneas generales algo que puede percibirse con 'los sentidos, que
está en lugar de otra cosa; está al sen inicio de la comunicación, tiene función
comunicativa. El signo CH puesto cu los coches solo dicen que pertenecen a suiza;
las letras iniciales del nombre latino del país (Confoederatio Helvética) han sido
elegidas de propósito para no dar preferencia a ninguna de las cuatro lenguas
habladas en el país. El signo por si mismo señala ya algo (da a conocer alguna
rosa), es inequívoco y puede expresarse mediante un concepto. Los símbolos, en
cambio, representan algo, son equívocos y solo son necesarios cuando los
conceptos ya no bastan (Jakob Amstutz).
Sin duda que el símbolo es también un signo, pero no un signo cualquiera como
puedan serlo el número de la casa o una señal de tráfico; sino que, hablando con
propiedad es un signo visible (perceptible) de una realidad invisible (no
perceptible), al igual que en la antigüedad las partes concretas de un anillo, una
tablilla o una moneda, designadas como símbolo, han permitido conocer la amistad
conceptual y abstracta de sus posesores. Para los griegos antiguos las distintas
partes (fragmentos, trozos), que en sí nada significaban, se convierten en
portadores de significado respecto del conjunto que integran. La escancia del
símbolo descansa en el común encuentro, en el ensamblaje (symballein) de
imagen y de lo que en la nueva imagen está representado entre una y otra existe
una conexión intrínseca.
Entre el símbolo y lo que representa existe una conexión interna, que desemboca
en una unidad escencial. Lo designante (significante) y lo designado
(significado) no son intercambiables, a diferencia de lo que ocurre con los signos
establecidos de forma arbitraria. Malthias Vereno reconoce, además, la escencial
de unas germinas relaciones simbólicas en que de hecho no son reversibles por
cuanto se fundan en la trascendencia. La imagen siempre estará en dependencia
de lo representado, mientras que lo representado es independiente de su
representación plástica. Así, la bandera es un símbolo del estado, pero el estado
no está referido a la bandera, y aunque la bandera sea ultrajada y se la arrastre
por el barro no por ello queda afectada la soberanía estatal de un país.
Hay que tener en cuenta que signo y símbolo, pese a la distinción establecida, no
pueden utilizarse como categorías rígidas; el signo que señala puede adquirir la
significación de un símbolo, y allá inversa. Así, por ejemplo, los números pueden
entenderse de un modo puramente cuantitativo o como un número sagrado, un
número infausto, etc. La bandera izada primero en la fábrica como uña señal
significativa, "se carga" después emocionalmente y acaba convirtiéndose en un
símbolo de la nación. La señal de la cruz puede ser tanto un símbolo numinoso
como un signo racional.
Las transiciones entre signo y símbolo son fluidas, como se advierte ya por la serie
conceptual de síntomas, indicios, marcas, señales características, signos salvíficos;
y con no menor claridad, por los conceptos formados a partir de la palabra latina
signum: signo, señal, asignatura, insignia. Mientras que la señal en tanto que
signos de advertencia o de orientación (por ejemplo, las señales de los tambores
entre los pueblos primitivos, las señales del ferrrocarril) está muy alejada del
símbolo, alas insignias como signo de dignidad y de poder se les puede ya atribuir
la significación y categoría de símbolo.
Las figuras revelan la estructura interna, propia de las cosas y de los sucesos. En
Rilke y en Hernst Junger tiene una función simbólica.
Sin pretender afrontar los distintos substitutos, consignemos que el símbolo y los
términos equivalentes o cercanos forman una serie de conceptos en la cual cada
uno se yuxtapone y superpone, aunque a consecuencia de su distinta valoración
no todos ocupan el mismo "espacio" ni pueden fijarse con precisión en su "sitio".
Una nota característica de todos los símbolos auténticos es su doble valor,
pudiendo pasar de un polo de significado al otro. Por lo que al símbolo se refiere,
bien puede aplicársele la frase de Louis Sebastien Mercier: "Los extremos se
tocan". El ser íntimo es una luz en extremo irradiante al tiempo que una oscuridad
impenetrable.
La forma en que pueden interpretarse la manifestación que salta a los ojos y "la
idea que está detrás se hace patente de manera muy especial en el espejo. Ya los
antiguos estaban familiarizados con la idea de que la creación visible es un espejo
de Dios. Al igual que el sol, el espejo saca a la luz la verdad (cuento de
Blancanieves). El reconocimiento de la verdad que se va más allá de la
experiencia, el pensamiento metafísico, se convierte en un especulación, en una
"visión en el espejo". En efecto, la especulación (del latín speculatio, acto de
acechar o atisbar) deriva etimológicamente de speculum, espejo.
El pensamiento simbólico establece la conexión entre las dos mitades del mundo
que son el dentro y el fuera; el propio yo se convierte en la imagen reflejada del
universo (se convierte en un microcosmos), y éste a su vez en la imagen
agrandada del yo personal (se hace un macrocosmos).
Quien acepta muchos absurdos de su vida y agradecido los mete en una imagen
de (sentido), ese expulsa del palacio a los alborotadores. Rilke, Libro de horas
Así como el mundo se asemeja a su origen y sin embargo no es igual, así también
el modelo se representa en el símbolo, sin que por ello lo sea. Ahí radica lodo lo
que hay de paradógico en el simbolismo, Dionisio Arepagita escribió en su libro de
los nombres divinos sólo aparecen en imágenes sensibles, que se acomodan a
nuestra naturaleza frágil; Dios mismo está en el mundo y sobre el mundo; él es
sol, astro, fuego y agua, viento y roca: "El es todo lo que es, aunque no es nada
de cuanto existe". Esta afirmación paradógica, que no coincide con los principios
fundamentales admitidos en general, no es contradictoria sino que puede descubrir
una verdad superior. Que la muerte sea la puerta para la vida es algo que muchos
no se lo pueden creer por completo, aunque no es más paradójico que la
afirmación de que la luz brota de la obscuridad. En Sorén Kierkegaard la paradoja
pertenece a la escencia de la relación religiosa, que él reconoce en que Dios tiene
que revelarse en fenómenos humanos limitados, que jamás pueden corresponder a
su realidad.
Entre las verdades paradójicas se cuenta el que cada hombre (considerado desde
sí mismo) ocupa el centro del mundo; en cualquier lugar terrestre está igualmente
cerca de lo supraterrestre. Por doquiera puede manifestarse lo santo, lo sano, lo
incorrupto, lo absoluto. "Nos hallamos siempre frente al mismo proceso
misterioso; lo "totalmente otro”, una realidad que no es de nuestro mundo, se
manifiesta en unos objetos que son parte integrantes de nuestro mundo "natural"
y "profano" (Mircea Eliade).
Cuando nos preguntamos por el significado de los símbolos para el hombre, se nos
presentan en una historia espiritual y cultural de miles de años como "medios en
las orillas de comprensión y experiencia creativas de una realidad mayor y más
honda, que en la imagen simbólica nuestra de continuos aspectos siempre
nuevos". Los símbolos auténticos pertenecen a un depósito de experiencias
desarrolladas durante largos periodos de tiempo, y que ni siquiera hoy se puede
eliminar, sino a lo sumo encubrir.
Mientras que los egipcios antiguos hablaban del "aliento de vida para todos" y lo
referían al dios Amón, en nuestra consideración superficial del mundo el aire se ha
trocado en algo tan autónomo y evidente que casi hemos olvidado reconocer en él
el medio, el mediador del lenguaje y de la música, y que para las plantas, los
animales y el hombre es spiritus vitalis en el sentido más propio de la expresión,
sea el verdadero aliento vital.
Los símbolos captados por los hombres de todos los pueblos, culturas y religiones,
como luz y tinieblas, agua y fuego, árbol y monte, y también camino y cueva, los
denomina algunos autores "símbolos originarios"; constituyen el "estrato
profundo de cualquier consideración del mundo"; en ellos hay una realidad
objetiva y perspectiva de los sentidos, que apunta a un poder luminoso y
trascendente.
La mayor parte de los otros símbolos hay que enjuiciarla sin embrago desde su
situación histórica y social. Y al igual que un hombre crece en una cultura, así
también acoge sus símbolos. La tienda que protegía al hombre de las inclemencias
del tiempo solo podía adquirir un significado simbólico entre los nómadas. Y entre
los pueblos de las estepas asiáticas adquirió un significado macrocósmico y se
transformó en una imagen del cielo que cobija a la tierra; álteos y burjetos ven en
la estaca que sujeta la tienda el eje del mundo (axis mundi). Y según el relato
bíblico el dios que tiene su trono en la tienda del cielo se hace preparar sobre la
tierra una morada con pabellones de tienda.
Esa tienda sagrada, preparada por los hombres (que también se llama tienda de
la reunión), es "imagen y sombra de las cosas celestiales" (carta segunda de
Pedro), porque la verdadera tienda, es decir, el modelo, la ha levantado el propio
Señor.
Todo simbolismo cristaliza en torno a los polos del ser, en torno al nacer y morir, a
la luz ya las tinieblas, al bien y al mal. En el símbolo puede reconocerse la
estructura polar de nuestro mundo, vinculado al tiempo y al espacio, y de nuestra
propia vida. Por otra parte, en el símbolo coinciden también los extremos de la
realidad cósmica y personal. En virtud del valor que le es propio y de su función
de medianero entre lo racional y lo irracional también en el futuro será "una clave
para la existencia humana" (así lo piensa el psicoanalista Igor Caruso), con la que
se abre, y se hace patente el sentido de la vida.
Werner Bergengruen
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2.1 NATURALEZA DEL ARTE
Partimos en esta compleja temática con la apreciación global sobre arte propuesta
por Humberto Bárbaro invocando que "la obra de arte es una Visión del inundo,
surgida ríe complejos factores históricos, que se transforma a través de distintas
elaboraciones en una visión particular, pero sugestiva por la plenitud de sus
valores universales". Comprendemos en esta configuración conceptual varios
aspectos: que el arte siempre c.s un producto social y como tal debe cumplir una
función social y comunicativa puesto que su articulación en el basto campo de la
cultura promueve un tipo especial de comunicación.
El hecho de destacar el arte como producto social y su función social, nos hace
reflexionar sobre el factor de casualidad en cualquier obra de arte. Siempre se
produce algo para cumplir una función social, nada se produce al azar. El arte la
literatura como discurso es una realidad que desata una multiplicidad de lecturas
cuyas interpretaciones rayan en la mediatez del valor social mas no por la
inmediatez significativa.
Este tipo de relación por lo regular sugiere percibir de la obra literaria como
estético los malabares y contorsiones que de la lengua hace el escritor al conseguir
con las palabras y las estructuras sintagmáticas giros, figuras y formas de
redacción que despiertan en el lector un nivel de agrado y placer superficiales que
el vulgo con marcada osadía califica como estético. A este respecto nos remitimos
a J. Mukarovsky como el esteta de más inmediato manejo en nuestro medio:
"Tenemos que añadir que rechazando la identificación de la obra de arte con el
estado psíquico subjetivo, refutamos al mismo tiempo cualquier teoría estética
hedonista”.
El placer proporcionado por la obra artística puede llegar como máximo a una
objetivación indirecta en tanto que significación secundaria en potencia (...) el
estudio objetivo del fenómeno artístico tiene que juzgar la obra de arte como un
signo que está constituido por el símbolo sensorial, creado por el artista, por las
significación (= objeto estético) que se encuentra en la conciencia colectiva, y
por la relación respecto a la casa designada; relación que se refiere al contexto
genera] de fenómenos sociales. El segundo de estos componentes contiene la
propia estructura de la obra".
Víctor Hugo
Podría configurarse la idea que "el arte forma una esfera en sí mismo anota
Mukarovsky ya no se trata de fenómenos en los que la función estética es solo una
auxiliar y una compañera de la principal, y en los que su presencia a veces es
casual, sino de productos, cuya principal misión es la eficacia estética". La obra de
arte según Mukarovsky, no es un medio para comunicar algo, sino una entidad que
experimenta un determinado planteamiento en relación con las cosas, con toda la
realidad: la obra de arte no comunica este planteamiento, sino que lo hace brotar
directamente del contemplador. No sin razón si la propia estructura de la obra de
arte está asimilada al contexto de fenómenos sociales, debemos enfatizar que
"toda la estructura de la obra artística humana como significación, e incluso como
significación comunicativa.
Nuestro teórico de cabecera en estética del arte enfatiza que "sin orientación
semiológica, el teórico del arte tendrá siempre la tendencia a juzgar la obra de arte
como una construcción puramente formal, o incluso como una imagen directa de
las posiciones psíquicas, o a lo mejor fisiológicas del autor, o de una realidad
diferente expresada por la obra o eventualmente de la situación ideológica,
económica, social y cultural del medio dado.
Esto conduciría al teórico del arte a tratar de la evolución del arte como una serie
de transformaciones formales o a negar completamente esta evolución (...) sólo
el punto de vista semiológico permite a los teóricos reconocer la existencia
autónoma y el dinamismo fundamental de la estructura artística y comprender la
evolución del arte como un movimiento inmanente que está en una relación
dialéctica permanente con la evolución de las demás esferas de la cultura".
Relacionar el arte con la comunicación nos lleva a reconocer que cualquiera obra
de arte como hecho o realidad cultural tiene en sí misma esa función comunicativa
o participativa como identidad ideológica de sus contenidos o como controversia
también ideológica hacia los mismos. La literatura que manejamos a diario por su
poder productivo permite tanto al docente como al educando participar
activamente de las múltiples interpretaciones conjugadas dentro de un marco
ideológico.
Para una mejor asimilación del tema en curso, valga la pena recalcar sobre la
destrucción entre informar y comunicar; en la primera asistimos a una recepción
pasiva de mensajes, sin tomar o asumir ningún compromiso, es una actitud más
de contemplación y uso del mensaje que otra cosa; al por el contrario, al
comunicar, se da por sentada una participación activa del receptor con criterios
Cada uno de los fenómenos que participan en el proceso comunicativo puede ser
estudiado en su especialidad puede dar lugar a puntos de vista diferentes sobre la
comunicación misma. Por ejemplo, se puede establecer el punto de vista de la
emisión como el momento en el cual se dispone la producción de mensajes según
leyes económicas, y se dispone, el consumo de los mensajes mismos. También es
posible, en cambio, detenerse, en el lenguaje que se utiliza para comunicar. En
estos aspectos encontrarnos una disciplina como la semiótica ciencia de los signos
para considerar que dentro del proceso comunicativo es fundamental el momento
del mensaje, para estudiar los diferentes mensajes a través de los cuales se
transmite el mensaje.
O. Calabrcsc
En este sentido, tal como dice ECO en el traslado de semiótica general (1975), "la
semiótica tiene que ver con cualquier cosa que pueda ser asumida como signo.
Es un signo toda cosa que pueda ser asumida como un substituto significante de
cualquier otra cosa. Esta otra cosa no debe asistir necesariamente, pero debe
subsistir de hecho en el momento en el cual el signo está en su lugar. En ese
sentido, la semiótica es, en principio, la disciplina que estudia todo aquello que
puede ser utilizado para mentir". A partir de estas definiciones se puede decir que
la semiótica tiene frente así un campo de intervención extremadamente amplio
(ya en el módulo I se planteó el campo semiótico), siempre desde el punto de vista
de la comunicación y de la significación.
Es obvio que cada de estas premisas crea problemas. En el curso de los últimos
decenios, por cierto cada una de las constituyó un tema de debate, a veces hasta
extremadamente intenso. Por ejemplo: afirmar que el arte pueda ser analizado
corno fenómeno comunicativo? significa quizá que la comunicación pueda explicar
el arte? a una pregunta como esta se puede contestar tanto afirmativa como
negativamente. Si por explicar el arte se entiende dar cuenta de los fenómenos
Una teoría del arte sobre la base comunicional no nos dice todo sobre el arte y,
sobre todo, no se ocupa de la formulación de los juicios de valor. En cambio, si
para explicar el arte se trata de dar cuenta cómo están construidos sus objetos
para crear un sentido, para manifestar efectos estéticos, para ser portadores de
valores del gusto y otros elementos mas, entonces la respuesta es si. Y no solo
eso: el análisis del fenómeno artístico como hecho comunicativo podrá establecer
científicamente otros tipos de disciplinas que están relacionadas con los
interrogantes anteriores.
Será capaz, por ejemplo, demostrar como el mensaje artístico puede contener
rasgos destinados a la propia interpretación. O cómo puede tratar el material
lingüístico de manera de renovar los códigos existentes y producir innovaciones. O
cómo en el mensaje existen caracteres portadores de valores estéticos. Y otra*
más. En otras palabras: el punto de vista de la comunicación nunca intentará
decir si una obra de arte es "bella"; sin embargo dirá como y porqué esa obra
puede querer producir un efecto que consista en la posibilidad de que alguien le
diga "bella" y mes aún no tratará de explicar lo qué quería decir el artista, sino
más bien, "como la obra dice aquello que dice".
Como veremos más adelante esta afirmación debe ser verificado en la medida en
que las obras de arte responden a ciertos requisitos: que sean un sistema; que
tengan coherencia respecto al funcionamiento general de los sistemas de signos;
que estén constituidas por una forma y un contenido; que obedezcan a leyes
estables de la comunicación misma; que todos los sujetos del acto lingüístico
participen de los códigos eventuales en base a los cuales la obra comunica, que la
reformulación evidente de los códigos también tenga un fundamento explicable en
el interior del sistema.
Por lo común, se entiende por crítica de arte solo la que se refiere al arte
figurativo; en este sentido se distingue de la crítica musical, literaria, teatral, etc.
La crítica, además, se distingue de la filosofía del arte, en que esta última tiene-
como finalidad la interpretación y no la valoración cualitativa de las obras.
Para valorar la obra del artista tradicional, se alaba su maestría técnica, su respeto
por los verdaderos valores y por la noble tradición del arte.
Proceso de Información
Para la comprensión de los factores conceptuales psicoanalíticos que intervienen
en el proceso de constitución del arte, es necesario que el lector se despoje de
toda intervención pseudo-artística propalada desde el seno de la perceptiva
literaria, especialmente explicar "el arte por el arte".
El sujeto es, pues, deseo, y desee en cuanto carencia de ser. Para Lacan, esto
equivale a afirmar que la estructura del sujeto es metonímica, es decir, tal que el
sujeto nunca puede realizarse como todo.
Veamos cómo llega Lacan a esa afirmación. El signo lingüístico está indicado por
el algoritmo S/s, significante sobre significado. La innovación de Freud respecto
de Saussure, afirma Lacan, está en la interpretación de la relación que media entre
significante y significado. Para Saussure, significante y significado están en un
mismo plano, no son más que las dos vertientes del signo. Con Freud se rebela el
incesante deslizamiento del significado bajo el significante: significante y
significado están desnivelados. La barra que separa a significante y significado es
la barra de la remoción originaria: aquella que hace que el significante no pueda
nunca coincidir con el significado, o sea consistir en el significado, mientras que
insiste, en cambio en él con relación al sujeto, es la existencia.
F (S ...S') S S (-) s.
El sujeto es, pues, metonímico, carencia de ser, es decir, deseo. Pero, ¿deseo de
qué?. La respuesta no puede mas que recaer en la carencia constitutiva: el deseo
del sujeto es su estructura como estructura del deseo, como insuficiencia de ser,
de modo correlativo al permanente deslizamiento del significado bajo el
significante, no pudiendo éste más que remitir a otros significantes. La relación
objetal es precisamente la carga del deseo insistente sobre la carencia de ser, por
lo tanto en tensión hacia el ser carente: de allí su objetivación o sea la
instauración de la carencia de ser en la relación de objeto, sin que este pueda
colmar, mientras permanece la carencia, la barra (-), la resistencia que fractura la
relación significante -significado.
La inadecuación del sujeto consigo mismo se debe a su ser carente: lo que vuelve
sabio al hombre, en cuanto consciente de su ignorancia ente en cuanto insistente
en su no ser. A partir de la carencia de ser, el proyecto humano es adquisición del
incumplimiento constitutivo o sea ser-para-la-muerte.
Liberar la palabra quiere decir restituirle su ser apto, su carácter concreto, que le
vienen de suplantarse en la ínter subjetividad: plantarla en el ser, o sea en su
transparencia al ser. ¿En qué sentido puede lograr el análisis?.
Liberar la palabra del paciente quiere decir entonces liberarla de los espejismos del
narcisismo: de la dialéctica hegeliana del reconocimiento en la que se han
desarrollado los modos de alineación, hacia el reconocimiento a través del otro (el
analista) del propio haberse constituido como otro, que es reconocimiento del
deseo, y donde la palabra ya no encuentra el obstáculo del objeto y (reducción
del otro a la relación de captación) se realiza concretamente en la relación
intersubjetiva (y no de sujeto y objeto) transparente, como palabra del otro, al
ser del sujeto. "la palabra se muestra pues tanto más verdaderamente como
palabra en la medida en que su verdad se funda menos en lo que se llama la
adecuación a la cosa".
F (S ...S') S S (+) s.
emergencia de significado, plantea así el problema del ser; pero este solo puede
plantearse en el interior del no ser constitutivo.
La Verdad, como vimos, está allí donde no está: las zonas en blanco son los
lugares que consienten el acceso a la verdad del paciente. Ellas reconducen a la
fractura originaria aquella que hizo que el yo se considera mí, y creyéndose tal no
se asumiera como constitutivo en cuanto significante, sino en cuanto conciencia.
Por lo demás, Lacan no considera evidentemente que la suya sea una clasificación
rígida. En otro lugar afirma: "Elipsis y pleonasmo, hipérbaton o silepsis, regresión,
repetición, aposición, tales son los desplazamientos sintácticos; metáfora,
catacresis, antonomasia, alegoría, metonimia y sinécdoque las condensaciones
semánticas con las que Freud nos enseña a leer las intenciones ostentatorias o
demostrativas, disimuladoras o persuasivas, retorcivas o seductoras, que usa el
sujeto para modular su discurso onírico"; aquí metáfora y metonimia no
constituyen los dos polos diferenciales de los procesos primarios y los mismos
procesos de condensación y desplazamientos son redefinidos en relación con la
sintaxis y la semántica.
Sería pues metonímico, coherentemente con la tópica del inconsciente? Pero aquí
la metonimia aparece entre las condensaciones semánticas parece entonces que la
condensación, en la medida en que incluye metáfora y metonimia, dada la
presedente correlación metáfora condensación, metonimia desplazamiento,
incluiría la condensación y el desplazamiento.
Podemos pensar entonces los nudos de la estructura del síntoma como centros de
las constelaciones: éstas pierden, sin embargo, la característica indicada por
Saussure, la indeterminación. El nudo como punto de cruzamiento de las formas
verbales, está determinado: se articula en base a la serie de presencias y
ausencias que lo constituyen en su determinarse.
Esto es lo que quiere poner en claro Lacan, con una evidente indiferencia hacia un
análisis técnico de \as correspondencias recíprocas: evidente por las
contradicciones ya examinadas (y las afirmaciones contradictorias no están
Por otra parte, el síntoma mismo, sobre cuya estructura metafórica insiste Lacan,
es palabra: por eso, una vez liberada, no puede más que insertarse en la
articulación constitutiva del sujeto, de la que antes solo era un vacío.
S'
S' S s
* −
S s S
S
S'
Sistema preconsciente – conciencia (presentación de las palabras
s
S
Sistema inconsciente (imagen significante
S
Queda, por último la indicación del esquema como centro en el que se insertan las
ramificaciones asociativas: nudos del tejido simbólico constitutivo del sujeto, cuya
palabra debe liberar el analista, nudos metafóricos para Laplanche y Leclaire, en
cuanto en el origen está siempre una sustitución de significante, "tesoro
metonímico" para Lacan, en cuanto tal sustitución no puede sino recaer en el
continuo cié la cadena del significante, estructurándose con base a ella.
Hemos visto que Lacan se interesa muy poco en definir en términos lingüísticos las
reglas del inconsciente (que figuran ya como reglas de la retórica, ya como
procesos dinámicos formulados analógicamente); tales definiciones, al parecer,
tienen valor por estar insertadas en una interpretación del sujeto como
estructuralmente simbólico.
Eco, que "habiendo ya una Ausencia constitutiva, la cadena significante asume los
modos de la oposición y de la diferencia. El no ser no es el resultado de un hiato
entre dos términos en oposición; es el origen de toda oposición posible".
Como se puede apreciar, los dos polos del lenguaje aparecen aquí especificados
por lo metafórico y lo metonímico esto es, la reducción máxima de las figuras
retóricas que nos menciona Lacan. Esta concepción es afirmada también por los
retóricos ,modernos quienes consideran que la múltiple variedad de las figuras del
lenguaje quedan comprendidas en la metáfora y la metonimia. Es necesario
señalar sin embargo, que hay una distinción que efectúa una precisión al
pensamiento expuesto por el sicoanalista. En efecto, mientras Lacan sitúa la
metonimia y la metáfora en el mismo polo de la condensación, Jacobson los sitúa
como los dos polos en oposición: La condensación y el desplazamiento en el polo
de la contigüidad, es decir de lo metonímico y la identificación y el simbolismo en
el polo de la similitud, es decir de lo metafórico:
"...en útil estudio sobre la estructura de los sueños, lo decisivo es saber si los
símbolos y las secuencias temporales utilizadas están fundados sobre la
contigüidad ("desplazamiento" metonímico y "condensación" sinecdóquica
freudianos) o sobre la similitud ("identificación" y "simbolismos" freudianos)".
Sin embargo, en el mismo texto Freud describe la condensación como una fuerza
compresora que produce determinados efectos retóricos y su carácter sustitutivo
específico es igualmente señalado.
En efecto, hay una relación entre los términos asociados por la condensación: la
constituida por un "elemento común", punto de convergencia de múltiples
sentidos. "Para la formación de este producto intermedio se ha llevado a cabo un
desplazamiento de la atención desde lo realmente pensado, aún elemento próximo
en la asociación". En este sentido un desplazamiento constituye una condensación
"a medio camino".
Sin embargo antes de continuar esta discusión, vale anotar otro problema que
presenta la última cita de Jacobs.on. Nos referimos a la analogía que establece
entre el polo de la similitud o metafórico y la identificación y el simbolismo
freudianos. Al analizar al azar algunos ejemplos de dicho proceso, vemos que
éstos podrían quedar comprendidos dentro de los dos mecanismos fundamentales
del funcionamiento del inconsciente.
Es quizá por esta razón que Lacan, posteriormente, reformula su tesis y retoma,
en parte, el último postulado de Jacobson, dejando de lado el problema que
acabamos de señalar, y reconociendo la contribución de la obra de Saussure y de
Jacobson "donde un sicoanalista encuentra en todo instante con qué estructurar su
experiencia. Sin embargo, invierte la metáfora gráfica de Saussure, estática en la
elipse que la encierra, y que entonces deviene el proceso que se designa con un
préstamo al lenguaje matemático el algoritmo sígnico. Ahora, es el significante el
que rige el juego del lenguaje, y la barra que los separa es tomada a la letra para
significar la separación que rige el discurso inconsciente, entre el soporte material,
el significante, y su sentido reprimido.
Sin embargo consideramos que una pregunta que se abre sobre el postulado,
general en su planteamiento, de que "el inconsciente está estructurado corno un
lenguaje", requiere un estudio sistematizado, una lenta confrontación con los
textos que la posibilitan. Esa re-elaboración teórica, que demanda una
investigación personal como todo trabajo que tiene que ver con un saber y no con
una información información que solicitaría una aceptación a priori, es decir una
repetición de un posible saber que llega de las metrópolis y que en ocasiones toma
de ahí su autoridad la iniciamos con un texto que es al mismo tiempo pretexto de
la confrontación psicoanálisis-lingüística.
Proceso de Información
"El hombre se comporta como si fuera el creador y el amo del lenguaje, mientras
que, por el contrario, es éste quien fue y será su soberano". (M.Heidegger" el
hombre habita como poeta").
El contenido del sueño se nos da en forma de jeroglíficos cuyos signos deben ser
traducidos sucesivamente a la lengua de los pensamientos del sueño. En otras
palabras "el sueño es una adivinanza" y para quien quiera descifrarla, existen
cuatro claves: condensación, desplazamiento, representación, elaboración
secundaria.
Ahora bien creemos que estas cuatro claves pueden introducirnos tanto en el
misterio de la poesía como en el de los sueños. Veamos de que manera: cuando
Freud habla de condensación al referirse al sueño, quiere decir que "cada uno de
los elementos del sueño está sobredeterminado y que representa varios
pensamientos del sueño. La condensación se realiza ya sea merced a la
elaboración de personas colectivas - una persona representa a todas las personas
sacrificadas en el curso de trabajo de condensación, ya sea reuniendo en una
misma imagen de sueño los rasgos de dos o más personas u objetos, formando así
lo que se podría llamar un tipo mixto. El proceso de condensación alcanza
igualmente a las palabras.
Como en el sueño éstas están tratadas frecuentemente como cosas, "se hallan
sometidas a las mismas composiciones, desplazamientos, sustituciones y
condensaciones que las imágenes de objetos". De allí la creación de palabras
cómicas y extrañas, Freud nos cita muchos ejemplos de ellas en la interpretación
de los sueños, palabras que evocan en nosotros ciertos procedimientos de
elaboración del chiste. Y como esos diferentes medios nos bastan generalmente
para producir una condensación satisfactoria, "la elaboración del sueño crea
analogías nuevas artificiales y fujitivas, complaciéndose para ello en emplear
incluso palabras cuyo sonido admite diversas interpretaciones". Es otra técnica
que el sueño comparte con el chiste. Pero no nos adelantemos, ya que nuestra
intención es comparar en primer lugar el poema con el sueño.
Los bosquejos de la joven parca, por ejemplo, nos muestran ese trabajo del poeta
que consiste en explotar las "palabras-encrucijadas" (la expresión es del propio
Valéry), desarrollando a partir de ellas las secuencias fonológica, fonética,
semántica, sintáctica y prosódica que permiten, para no conservar después más
que los desarrollos compatibles entre sí.
Así, en el nivel semántico, la metáfora, definida por Jacques Lacan como "la
implantación en una cadena significante de otro significante, por la cual el
sustituido cae al rango de significado y corno significante latente perpetué allí el
intervalo donde puede entrocar otra cadena significante, tiene como efecto
principal mantener permanentemente superpuestas, aunque sólo fuera de un
modo latente, diversas cadenas significantes. Como si la dimensión sincrónica,
lejos de permanecer virtual como en el discurso utilitario, estuviera sin cesar
sugerida, actualizada y hasta privilegiada en el poema.
Sin buscar tan lejos, si analizamos desde este punto de vista las obras de los
poetas franceses, comprobaremos a menudo que un poema tiende a privilegiar
algunos elementos diferenciales en detrimento de otros.
Algo que los críticos han sugerido señalando que, en ciertos poemas, dominaban
las nasales; en otros, las agudas, o las sordas, a menos que sean las sonoras, etc.
Las encuestas estadísticas de Giraud sobre el lenguaje poético llegan a la
conclusión, más explícitamente, de que hay una tendencia a la reducción del
número de elementos diferenciales en el poema. Se podría demostrar así y la
contradicción con lo anterior sólo es aparente que el poeta, mucho más propenso
que el prosista a realzar el nivel fonético tiende a sugerir en esos fonemas la
"encrucijada" de elementos diferenciales que ellos representan.
Para concluir este resumen de los procesos de condensación en poesía con una
observación más global señalaremos que el poema, sobre todo el lírico, se
presenta como el género literario más breve. Por otra parte, también en los
poemas extensos el nivel poético sólo se alcanza en momento furtivos, instante en
que, diríamos, una mayor cantidad de cosas se expresan con un mínimo de
palabras.
Sin duda el sueño recurre sin cesar a nuevas asociaciones, a nuevos símbolos,
como, si "los antiguos ya se hubiesen consumido"; la importancia de las
identificaciones, de las formaciones compuestas, sugiere igualmente que ciertas
personas, ciertas cosas, no pueden ser evocadas a causa de la censura. Así
sucede con el empleo vertiente, en la elaboración del sueño, de la representación
indirecta, y especialmente de la alusión". Bajo la presión de la censura, basta
cualquier especie de conexión para crear un sustituto por alusión; el
desplazamiento de un elemento hacia cualquier otro parece permitirlo". Quizás
descubramos aquí una nueva función de la metáfora, cuyo papel en los procesos
de condensación ya hemos señalado.
También aquí se podría invocar la presencia de una censura que habría que eludir.
Freud pensó en ella para explicar la ausencia de enlaces lógicos entre los
elementos del sueño, enlaces lógicos que estructuran mucho menos el lenguaje
poético que el de la prosa. Si el sueño y, en un grado menor, el poema se
presentan como una reunión de "hielos flotantes", habría que buscar su
explicación en el hecho de que cuanto más breve es el fragmento, menos está
controlado por la censura. "La censura sólo se impone al enlace entre dos
pensamientos que, aislados, se le escapan". De allí provendría, tanto en el sueño
como en el poema, una cierta desintegración de la sintaxis, una cierta desconexión
de los significantes.
A estos argumentos, por cierto dignos de crédito, conviene objetar, por otra parte
con Freud, que el sueño no licué a su disposición las relaciones lógicas. Este
defecto de expresión está ligado a la naturaleza de los elementos psíquicos de que
el sueño dispone". Hay que ser prudentes, pues, antes de adjudicar su
desaparición exclusivamente a las intolerancias de la censura. Por otro lado, ocurre
que el desplazamiento, tanto en el sueño como en el poema, se nos aparece como
gratuito, al menos en relación con la (unción que le hemos atribuido hasta ahora:
levantar la censura.
Tomemos el caso de la poesía, ya que ese es nuestro objeto. Si vemos que en ella
la sintaxis es menos rígida que en la prosa, parecería que es para posibilitar un
mayor número de combinaciones entre los significantes, para que éstos estén
sugeridos con un máximo de polivalencia, lo que permite desplazamientos más
numerosos. La gramática canaliza los desplazamientos; sólo los permite en
función de asociaciones intrínsecas serias, reduce la arbitrariedad de los signos por
su mantenimiento dentro de una cadena asociativa. Para el poeta, la asociación
entre dos significantes podrá hacerse tanto a través de la homofonía, de un
encuentro en el tiempo o en el espacio, mediante el doble sentido de una palabra
como en nombre de una relación profunda de significaciones.
Por lo demás, una de esas relaciones lógicas, cuya casu - ausencia en el sueño y
desaparición significativa en el poema hemos señalado, ocupa un lugar de
privilegio en uno y otro modo de expresión: "es la semejanza, el acuerdo, el
contacto, es "lo mismo que"; el sueño y también el poema dispone de
innumerables medios" para presentarlos. La señalamos el papel de la búsqueda
de las asimilaciones y de las metáforas nuevas en la evitación de la censura. Pero
su superabundancia, su gran cantidad, nos invitan a sospechar algún otro fin.
llegamos a creer que para el soñador y para el poeta hay una búsqueda del
desplazamiento por el desplazamiento, como si jugaran con él, como si le
brindaran algún goce.
Ese placer, una vez interrogado, no revela tan pronto su secreto. Se necesitaron
lingüistas, psicoanalistas, antropólogos, y que unos conocieran los descubrimientos
de los otros, para que viéramos en él con un poco más de claridad.
con un léxico compuesto de imágenes y de palabras, sino sobre todo con una
sintaxis cuyas construcciones son ajenas a su lógica. Ahora bien, desde la
interpretación de los sueños conocemos el lugar que esta sintaxis inconsciente
concede a la condensación y al desplazamiento.
El reemplazo de los pensamientos de la vigilia por las imágenes del sueño parece
exigido porque "la escena en que se mueve el sueño es distinto de aquella de las
representaciones de la vida de vigilia". Se trata de otro "lugar psíquico", que
corresponde al inconsciente, lugar en que tienen privilegio los medios de expresión
sensoriales. Freud insiste incluso en el carácter visual de las representaciones
inconscientes. Sin embargo, él mismo ha observado que las observaciones
cenestésicas podían intervenir en el sueño en lugar de los conceptos: impresión
de vuelo, de ascenso o descenso, de inhibición motora, etc.
llegado ha clasificar los autores según la preferencia que otorgan a unas u otras de
esas imágenes. Y se puede pensar que tanto en el poema como en el sueño la
presencia de imágenes allí donde en la prosa intervendrían conceptos no deja de
tener relación con el papel que está llamado a representar el inconsciente. Pues si
bien hemos reconocido al inconsciente el status del lenguaje, "este lenguaje no
puede asimilarse en absoluto a nuestro lenguaje "verbal".
Freud no fue el primero que habló de las relaciones entre el sueño y la poesía. Ni
tampoco el último. Pero esto no significa que siempre se haya comprendido la
originalidad de su descubrimiento, ni que se lo haya vinculado suficientemente con
las estructuras formales del texto, a las que sobre todo concernía. Menos ecos
aún conocieron sus sugerencias sobre las afinidades entre el lenguaje poético y el
chiste. Hasta la fecha, creemos que Jacques Lacan y, a su manera, algunos
poetas surrealistas han advertido este aspecto del pensamiento de Freud. No
obstante, pareciera haber materia para posteriores desarrollos por parte del crítico.
Pero son bastante inesperados, desconcertantes quizás, y exigen que se avance
paso a paso.
Tal vez sea más prudente que subrayemos enseguida que no será el chiste
"tendencioso" en especial el que nos proponemos, vincular con el lenguaje
poético. El chiste obsceno, hostil, cínico, hasta escéptico, halla sin duda su lugar
en la literatura poética. Pero este lugar lo halla en el nivel temático: cuando en su
lugar hubiera podido aparecer otro tema, encontramos la impudicia, la agresión, la
blasfemia, etc. Digamos que preferiríamos subrayar el parentesco entre el
lenguaje poético y el chiste, en un nivel más esencial en el nivel de la comunidad
de las técnicas de expresión. En este carácter, interrogar a los chistes "inocentes"
parece más juicioso porque nos "presentan el problema del chiste en su forma más
pura y evitan que nos dejemos extraviar por la tendencia".
Ahora bien, lo que aparece con claridad apenas se despoja al chiste de toda
tendencia, es que deja de hacemos reír si modificarnos su expresión. El carácter
chistoso no reside pues en el pensamiento expresado sino en los términos que lo
trasmiten. En otras palabras, la fuente del placer que aporta el chiste debe
buscarse en su letra, en su materialidad significante.
Este juego sobre la multiplicidad de los sentidos de una palabra aparece a menudo
en el poema, donde la arbitrariedad del signo está sugerida al máximo. He aquí
dos ejemplos, que hemos elegido por ser muy explícitos:
inserción en un ritmo, una sintaxis nueva, un sentido muy diferente del que se le
atribuye habitualmente.
El doble sentido puede surgir también del hecho de que un nombre propio posea
además un sentido objetivo, y viceversa. Así ocurre con esta expresión de Heine:
"Aquí, en Hamburgo no reina el inicuo Macbeth, sino Banco (Banquo)".
Pero el poeta, para jugar con las palabras, recurre más gustosamente a la
existencia de un sentido metafórico al lado del sentido real; a cerca de ellos.
Freud nos dice que el doble sentido que crean es una fuente fecunda de la técnica
del chiste. Así, el sentido metafórico atribuido por Mallarmé a los términos "azul",
"oro". Se distingue tanto del uso corriente que su empleo mantiene una contigua
ambigüedad, tal cómo la buscada en el juego de palabras.
La utilización múltiple del mismo material verbal, con ligeras modificaciones en los
diversos empleos que se le dan, ofrece también recursos al chiste verbal. A veces
la contraposición de una palabra con su disociación en sílabas, a la manera de una
charada, provoca la risa. Freud da un ejemplo: Napoleón I, bailando con una
dama italiana en ocasión de un baile en la corte, le hizo esta observación fuera del
lugar: "Tutti gli italiani danzano símale". A lo que ella respondió con vivacidad:
"Non tutti, ma bouna parte".
Otras veces bastará, en una frase, con invertir una palabra o modificarla
ligeramente para que el enunciado tenga gracia. A este procedimiento se recurre,
en el siguiente chiste: "Señor Consejero, yo conocía vuestro antesemitismo,
Este último procedimiento goza sin duda de un amplio favor en al obra poética,
donde lo vemos aparecer como un paralelismo del sentido etimológico y del
sentido actual de la palabra.
este tema, el prefacio de la caza del snark, y se verá como "frumious" puede
nacer de "fuming" y "furious" (así como "frumeante" resulta de "Humeante"
y "furioso"), o "Rilchiam" de "William" y "Richard".
Pero lo que nos interesa, más que un inventario exhaustivo, es lo que constituye el
mecanismo fundamental del chiste verbal, sin duda hemos enumerado ya
bastantes ejemplos como para advertir que siempre se trata de una economía de
materiales expresivos: dos pensamientos diferentes, susceptibles de traducirse en
una expresión común, en virtud de los diferentes sentidos que una palabra puede
adoptar según el contexto en que está situada son trasmitidos con un mínimo de
palabras. O sea, dos pensamientos se expresan con el material verbal necesario
para expresar uno solo. Freud se pregunta si el placer se originaría entonces en el
ahorro así realizado, asombrándose, pese a todo, de la suma de energía gastada
por el chistoso para realizar un ahorro tan módico. Pregunta muy estratégica
pensamos, porque en el momento en que la plantea, Freud ya ha escrito.
Lo que gusta tanto a los tontos no puede ser muy cuerdo". Si el contrasentido y el
destino también pueden ser divertidos es "porque tal desatino chistoso no está
desprovisto de sentido y porque ese sentido en lo desatinado convierte a la
necedad en chiste". Así, el chiste "nos sorprendería por el desatino y luego nos
recompensaría con la aparición de un sentido secreto siempre difícil de definir; el
desatino tendría por un momento la función de engañarnos, de dejarnos
estupefactos, el tiempo justo como para que pase un sentido inadvertido".
Por lo demás, esta distinción demasiado tajante no explica muy bien los hechos ya
que la mayoría de las metáforas, por ejemplo, toman de la metonimia un
desplazamiento, aunque no fuera más que de lo simbólico a lo imaginario, Pero
nuestro tema es tan rico que debemos demarcar las principales articulaciones que
nos hemos impuesto.
¿Cual puede ser en poesía, la función de esos mecanismos como las rimas,
asonancias, aliteraciones, etc; análogos a los que subtienden el retruécano?. No
hay duda que favorecen la condensación y el desplazamiento; la condensación,
porque el retruécano se satisface con cuasi - equivalencias: La aliteración los
justifica, como la homofonía, o la semejanzas de estructura rítmica; el
desplazamiento, porque esos procedimientos sustituyen las costosas conexiones
entre los significantes por asociaciones flexibles, fáciles: asonancia, identidad
sonora o rítmica, etc. Esto plantea el problema del desarrollo del poema, pues las
equivalencias intervienen en él, no solo para determinar selecciones y
correlativamente sustituciones de los significantes, sino también para asegurar sus
conexiones. En eso reside una de las cansas, y no de las menos importantes, de
la originalidad del decir poético: "la función poética proyecta el principio de
equivalencia del eje de la selección sobre el eje de la combinación". Pero el
retruécano y las técnicas similares tienen además el electo de subrayar la
materialidad de las palabras; de reducirlas, de puros significantes que eran, a
cosas, susceptibles de funcionar a la vez como significantes y como significados.
Ante todo, observemos que el status del chiste, mirándolo de más cerca, tiene algo
de ambiguo pues si se dice "que se hace" un chiste se advierte muy bien que se
adopta una actitud distinta que para emitir un juicio o para formular una objeción.
El chiste implica en el más alto grado el carácter de una "ocurrencia involuntaria".
Se ignora un instante antes el chiste que se hará. Se siente más bien algo
indefinible, que se parecería a una ausencia, a una desaparición súbita de la
tensión intelectual, y de ponto el chiste surge, casi siempre provisto ya de su
revestimiento verbal". En suma, es como si "en la formación del chiste, una serie
de pensamientos desapareciera momentáneamente para surgir de pronto del
inconsciente en forma de chiste". Por otra parte, "los chistes presentan
igualmente una manera particular de comportarse en nuestras asociaciones. A
menudo los chistes escapan de nuestra memoria cuando los buscamos; otras
veces, en cambio, surgen como involuntariamente, y en puntos de nuestro proceso
mental en que no comprendemos cómo han podido entretejerse. Son estos
caracteres de escasa importancia, pero que de todos modos constituyen
indicaciones de la procedencia inconsciente del chiste".
Pero también hemos visto que el inconsciente está estructurado por mecanismos
análogos a los que regulan el ordenamiento de los significantes. Entonces "el
puro ejercicio de la forma verbal", practicado con toda conciencia, puede
"incorporarnos a vías estructurales que son las mismas del inconsciente". Con
todo derecho se habla en ese caso de la lucidez del chistoso; ésta se ejerce en un
libre manejo del significante que apunta a subrayar "su polivalencia al mismo
tiempo que su función creadora, con su acento de arbitrariedad"; pero "este
ejercicio nos conduce al inconsciente". Falliendo, de un instrumento tan
socializado como el lenguaje, el autor de chistes emplea pues su sagacidad para
escarnecer a lo social, ya que debe aplicarse a vencer las inhibiciones impuestas
por éste para ir a resonar en el nivel más inconsciente, para tratar de hacer
escuchar", cosas que no se pueden escuchar, que habitualmente no se escuchan".
La ambigüedad del status del chiste se explica así por su "doble cara", su "cabeza
de Jano" como dice Freud, quien también insiste en el hecho de que lo que
juzgamos paradójico en el chiste representa muy exactamente lo que lo
individualiza con respecto a lo cómico o al humor, por un lado, y con respecto al
sueño, por otro. Pues el chiste no. se presenta, como el sueño, a la manera de
un puro mensaje inconsciente, especie de adivinanza emitida a favor del sueño, así
como, tampoco está elaborado sólo en el nivel preconsciente, como lo cómico o el
humor. Más bien constituye un compromiso entre los sistemas inconsciente y
preconsciente - consciente, compromiso tan raro y que realiza un dúo de voces tan
incoherentes, que de allí deriva la sal del chiste.
Pues el trabajo del poeta, las reglas a que se somete, tienden casi siempre a
reproducir con lucidez lo que el inconsciente en los momentos "inspirados", deja
despuntar. El material de la obra, además, es aún el lenguaje, sometido por
figuras o tropos a condensaciones, desplazamientos, transformaciones o
alteraciones muy similares a las que actúan en el chiste. Y por este tratamiento
del lenguaje, el poema y el chiste comparten finalmente su ambivalencia que
constituye una parte de su encanto: actividades sociales si las hay, son también
profundamente anárquicas.
UNIDAD 5: Pragmatics
Proceso de Información
5.1 MEANING AND CONTEXT
We have defined semantics as the study of meaning. Given this definition, we may
be tempted to think that once we understand the semantics of a language, we
completely understand that language. Meaning, however, involves more than just
the semantic interpretation of an utterance. To fully understand the meaning of a
sentence, we must also understand the context in which it was uttered. Consider
the word ball. In a sentence such as He kicked into the net, we may visualize a
round, black and white soccer ball about nine inches in diameter. In a sentence
such as She dribbled the ball down the court and shot a basket, we would visualize
a basketball. Given yet another sentence, She putted the ball in from two feet
away, we would visualize another ball, a golf ball. In these examples, the word ball
is understood in different ways depending on what type of action is associated
with it. Whatever understood meaning is common to ball in all of these conte4xts
will be part of the word’s core meaning. If we think of enough types of balls, we
can come up with an invariant core meaning of ball that will allow speakers to
refer to any ball in any context. Nevertheless, even though we can discover a
word’s “invariant core”, we normally understand more than that. It is the context
that fills in the details and allows full understanding – such as the usual color of a
soccer ball, the size of a basketball, or the weight of a golf ball. The study of the
contribution of context to meaning is often called pragmatics.
We must ask ourselves, then, what is context: ¿ is it simply the reality that fills in
meaningful details missed by a theory, such as the invariant core theory? No, it is
not. Context can be divided into four subparts, of which reality is but the first. We
call this aspect of context the physical context; that is, where the conversation
takes place, what objects are present, and what actions are taking place. Second,
we have an epistemic context, background knowledge shared by the speakers and
hearers. Third, we have a linguistic context, utterances previous to the utterance
under consideration. Finally, we have a social context, the social relationship and
setting of the speakers and hearers. As stated, this division of context may seem
abstract, so let’s consider how context helps people interpret a sarcastic remark.
Suppose that two people, talking loudly, walk into an individual study section of
the library (physical context). They sit down, still talking loudly, but no one says
anything to them. After about five minutes, a person across the table from them
says sarcastically, “Talk a little louder, won’t you? I missed what you just said”.
The hearers will interpret this utterance as a request for them to be quiet, despite
the fact that literally the speaker is requesting them to talk louder. Certain
contextual facts help to signal that this is a request or silence: the utterance
interrupts their conversations and breaks the silence between them and others
(linguistics context); the request is made in sarcastic tone (linguistic context);
people don’t usually talk to strangers (epistemic context); libraries are quiet places
(epistemic context); libraries are quiet places (epistemic context); and they are in
the library (physical context). From these observations, the hearers must conclude
that the utterance is a request for silence.
Given this expanded definition of context, we can see that pragmatics does more
than just “fill in the details”. “Pragmatics concerns itself with how people use
language within a context and why they use language in particular ways.
Deixis is a technical term (from Greek) for one of the most basic things we do
with utterances. It means ‘pointing’ via language. Any linguistic form used to
accomplish this ‘pointing’ is called a deictic expression. When you notice a strange
object and ask, ¿‘What’s that?’, you are using a deictic expression (‘that’) to
indicate something in the immediate context. Deictic expressions are also
sometimes called indexicals. They are among the first forms to be spoken by very
young children and can be used to indicate people via person deixis (‘me’, ‘you’),
or location via spatial deixis (‘here’, ‘there’), or time via temporal deixis (‘now’,
‘then’). All these expressions depend, for their interpretation, on the speaker and
hearer sharing the same context. Indeed, deictic expressions have their most
basic uses in face-to-face spoken interaction where utterances such as [ I ] are
easily understood by the people present, but may need a translation for someone
not right there.
(Of course, you understood that Jim was telling Anne that he was about to put an
extra house key in one of the kitchen drawers).
Deixis is clearly a form of referring that is tied to the speaker’s context, with the
most basic distinction between deictic expressions being ‘near speaker’ versus
‘away from speaker’. In English, the ‘near speaker’, or proximal terms, are ‘this’,
‘here’, ‘now’. The ‘away from speaker’, or distal terms, are ‘that’, ‘there’, ‘then’.
Proximal terms are typically interpreted in terms of the speaker’s locations, or the
deictic center, so that ‘now’ is generally understood as referring to some point or
period in time that has the time of the speaker’s utterance at its center. Distal
terms can simply indicate ‘away from speakers, but, in some languages, can be
used to distinguish between ‘near addressee’ and ‘away from both speaker and
addressee’. Thus, in Japanese, the translation of the pronoun ‘that’ will distinguish
between ‘that near addressee’ ‘sore’ and ‘that distant from both speaker and
addressee’ ‘are’ with a third term being used for the proximal ‘this near speaker’
‘kore’.
The distinction just described involves person deixis, with the speaker (‘I’) and the
addressee (‘you’) mentioned. The simplicity of these forms disguises the
complexity of their use. To learn these deictic expressions, we have to discover
that each person in a conversation shifts from being ‘I’ to being ‘you’ constantly.
All young children go through a stage in their learning where this distinction seems
problematic and they say thing like ‘Read you a story’ (instead of ‘me’) when
handing over a favorite book.
A fairly well-known example of a social contrast encoded within person deixis is the
distinction between forms used for a familiar versus a non-familiar addressee in
some languages. This is known as the T/V distinction, from the French forms ‘tu’
(familiar) and ‘vous’ (non-familiar), and is found in many languages including
German (‘du/Sie’) and Spanish (‘tú/Usted’). The choice of one form will certainly
communicate something (no directly said) about the speaker’s view of his or her
relationship with the addressee. In those social contexts where individuals
typically mark distinctions between the social status of the speaker and addressee,
the higher, older, and more powerful speaker will tend to use the ‘tu’ version to a
lower, younger, and less powerful addressee, and be addressed by the ‘vous’ form
in return. When social change is taking place, as for cexample in modern Spain,
where a young businesswoman (higher economic status) is talking to her older
cleaning lady (lower economic status), how do they address each other? I am told
that the age distinction remains more powerful than the economic distinction and
the older woman uses ‘tú’ and the younger uses ‘Usted’.
The distance associated with third person forms is also used to make potential
accusations (for example, ‘you didn’t clean up’ less direct, as in [3a.], or to make a
potentially personal issue seem like an impersonal one, based on a general rule, as
in [3b.].
Of course, the speaker can state such general ‘rules’ as applying to the speaker
plus other(s), by using the first person plural (‘we’), as in [4].
There is, in English, a potential ambiguity in such uses which allows two different
interpretations. There is an exclusive ‘we’ (speaker plus other(s), excluding
addressee) and an inclusive ‘we’ (speaker and addressee included). Some
languages grammaticize this distinction (for example, Fijian has ‘keimami’ for
exclusive first person plural and ‘keda’ for inclusive first person plural). In English,
the ambiguity present in [4] provides a subtle opportunity for a hearer to decide
what was communicated. Either the hearer decides that he or she is a member of
the group to whom the rule applies (i.e. and addressee) or an outsider to whom
the rule does not apply (i.e. not an addressee). In this case the hearer gets to
decide the kind of ‘more’ that is being communicated.
The inclusive / exclusive distinction may also be noted in the difference between
saying ‘Let’s go’ (to some friends) and ‘Let us go’ (someone who has captured the
speaker and friends). The action of goings is inclusive in the first, but exclusive in
the second.
One version of the concept of motion toward speaker (i.e. becoming visible, seems
to be the first deictic meaning learned by children and characterizes their use of
words like ‘this’ and ‘here’ (=can be seen). They are distinct from ‘that’ and ‘there’
which are associated with things that move out of the child’s visual space (=can no
longer be seen).
project themselves into other locations prior to actually being in those locations, as
when they say ‘I’ll come later (=movement to addressee’s location).
This is sometimes described as deictic projection and we make more use of its
possibilities as more technology allows us to manipulate location. If ‘here’ means
the place of the speaker’s utterance (and ‘now’ means the time of the speaker’s
utterance), then an utterance such as [5] should be nonsense.
However, I can say [5] into the recorder of a telephone answering machine,
projecting that the ‘now’ will apply to any time someone tries to call me, and not to
when I actually recorded the words. Indeed, recording [5] is a kind of dramatic
performance for a future audience in which I project my presence to be in the
required location. A similar deictic projection is accomplished via dramatic
performance when I use direct speech to represent the person, location, and
feelings of someone or something else. For example, I could be telling you about a
visit to a pet store, as in [6].
[6] I was looking at this little puppy in a cage with such a sad look on its face. It
was like, ‘Oh, I’m so unhappy here, will you set me free?’
The ‘here’ of the cage is not the actual physical location of the person uttering the
words (the speaker), but is instead the location of that person performing in the
role of the puppy.
It may be that the truly pragmatic basic of spatial deixis is actually psychological
distance. Physically close objects will tend to be treated by the speaker as
psychologically close. Also, something that is physically distant will generally be
trated as psychologically distant (for example, ‘that man over there’. However, a
speaker may also wish to mark something that is physically close (for example, a
perfume being sniffed by the speaker) as psychologically distant ‘I don’t like that’.
In this analysis, a word like ‘that’ does not have a fixed (i.e. semantic) meaning;
instead, it is ‘invested’ with meaning in a context by a speaker.
We have already noted the use of the proximal form ‘now’ as indicating both the
time coinciding with the speaker’s utterance and the time of the of the speaker’s
voice being heard (the hearer’s ‘now’). In contrast to ‘now’, the distal expression
‘then’ applies to both past [7a.] and future [7b.] time relative to the speaker’s
present time.
Similarly, if we return the next day to a bar that displays the notice in [9], then we
will still be (deictically) one day early for the free drink.
One basic (but often unrecognized) type of temporal deixis in English is in the
choice of verb tense. Whereas other languages have many different forms of the
verb as different tenses, English has only two basic forms, the present as in [10a.],
and the past as in [10b.],
The present tense is the proximal form and the past tense is the distal from.
Something having taken place in the past, as in [11a.], is typically treated as
distant from the speaker’s current situation. Perhaps less obviously, something that
is treated as extremely unlikely (or impossible) from the speaker’s current situation
is also marked via the distal (past tense) form, as in [11b.].
The past tense is always used in English in those if-clauses that mark events
presented by the speaker as not being close to present reality as in [12].
The basic distinctions presented so far for person, spatial, and temporal deixis can
all be seen at work in one of the most common structural distinctions made in
English grammar – that between direct and indirect (or reported) speech. As
already described, the deictic expressions for person (‘you’), place (‘here’), and
time (‘this evening’) can all be interpreted within the same context as the speaker
who utters [13a].
In much of the preceding discussion assumed that speakers and listeners involved
in conversation are generally cooperating with each other. For example, for
reference to be successful, it was proposed that collaboration was a necessary
factor. In accepting speakers’ presuppositions, listeners normally have to assume
that a speaker who says ‘my car’ really does have the car that is mentioned and
isn’t trying to mislead the listener. This sense of cooperation is simply one in which
people having a conversation are not normally assumed to be trying to confuse,
trick, or withhold relevant information from each other. In most circumstances, this
kind of cooperation is only the starting point for making sense of what is said.
In the middle of their lunch hour, one woman asks another how she likes the
hamburger she is eating, and receives the answer in [1].
From a purely logical perspective, the reply in [1] seems to have no communicative
value since it expresses something completely obvious. The example in [I] and
other apparently pointless expressions like ‘business is business’ or ‘boys will be
boys’, are called tautologies. If they are used in a conversation, clearly the
speaker intends to communicate more than is said.
When the listener hears the expression in [1], she first has to assume that the
speaker is being cooperative and intends to communicate something. That
something must be more than just what the words mean. It is an additional
conveyed meaning, called an implicature. By stating [1], the speaker expects that
the listener will be able to work out, on the basis of what is already known, the
implicature intended in this context.
Given the opportunity to evaluate the hamburger, the speaker of [1] has
responded without an evaluation, thus one implicature is that she has no opinion,
either good or bad, to express.
Implicatures are primary examples of more being communicated than is said, but
in order for them to be interpreted, some basic cooperative principle must first be
assumed to be in operation.
Consider the following scenario. There is a woman sitting on a park bench and
large dog lying on the ground in front of the bench. A man comes along and sits
down on the bench.
1
The cooperative principle: Make your conversational contribution such as is required, at the stage
at which it occurs, by the accepted purpose or direction of the talk exchange in which you are
engaged.
The Maxims:
• Quality
- Make your contribution as informative as is required (for the current purposes of the exchange)
- Do not make your contribution more informative than is required.
5.3.2 Hedges
The importance of the maxim of quality for cooperative interaction in English may
be best measured by the number of expressions we use to indicate that what
we’re saying may not be totally accurate. The initial phrases in [3a.-c] and the
final phrase in [3d] are notes to the listener regarding the accuracy of the main
statement.
[3a] As far as I know, they’re married.
[3b] I may be mistaken, but I thought I saw a wedding ring on her finger.
[3c] I’m not sure if this is right, but I heard it was a secret ceremony in Hawaii.
[3d] He couldn’t live withour her, I guess.
The conversational context for the example in [3] might be a recent rumor
involving a couple known no the speakers. Cautious notes, or hedges, of this type
can also be used to show that the speaker in conscious of the quantity maxim, as
in the initial phrases in [4a.-c], produced in the course of a speaker’s account of
her recent vacation.
[4a] As you probably know, I am terrified of bugs.
[4b] So, to cut a long story short, we grabbed our stuff and ran.
[4c] I won’t bore you with all the details, but it was an exciting trip.
Markers tied to the expectation of relevance (from the maxim of relation) can be
found in the middle of speakers’ talk when they say things like ‘Oh, by the way’
and go on to mention some potentially unconnected information during a
conversation. Speakers also seem to use expressions like ‘’anyway’, or ‘well,
anyway’, to indicate that they may have drifted into a discussion of some possibly
non-relevant material and want to stop. Some expressions which may act as
hedges on the expectation of relevance are shown as the initial phrases in [5a-c],
from an office meeting.
[5a] I don’t know if this is important, but some of the files are missing.
[5b] This may sound like a dumb question, but whose hand writing is this?
[5c] Not to change the subject, but is this related to the budget?
The awareness of the expectations of manner may also lead speakers to produce
hedges of the type shown in the initial phrases in [6a-c], heard during an account
of a crash.
[6a] This may be a bit confused, but I remember being in a car.
[6b] I’m not sure if this makes sense, but the car had no lights.
[6c] I don’t know if this is clear at all, but I think the other car was reversing.
All of these examples of hedges are good indications that the speakers are not
only aware of the maxims, but that they want to show that they are trying to
observe them. Perhaps such forms also communicate the speaker’s concern that
their listeners judge them to be cooperative conversational partners.
There are, however, some circumstance where speakers may not follow the
expectations of the cooperative principle. In courtrooms and classrooms, witnesses
and students are often called upon to tell people things which are already well-
known to those people (thereby violating the quantity maxim).such specialized
institutional talk is clearly different from conversation.
However, even in conversation, a speaker may ‘opt out’ of the maxim expectations
by using expressions like ‘No comment’ or ‘My lips are sealed’ in response to a
question. An interesting aspect of such expressions is that, although they are
typically not ‘as informative as is required’ in the context, they are naturally
interpreted as communicating more than is said (i.e. the speaker knows the
answer). This typical reaction (i.e. there must be something ‘special’ here) of
listeners to any apparent violation of the maxims is actually the key to the notion
of conversational implicature.
The utterance in [1] can be used to perform the act of ending your employment.
However, the actions performed by utterances do not have to be as dramatic or as
unpleasant as in [1]. The action can be quite pleasant, as in the compliment
performed by [2a.], the acknowledgement of thanks in [2b.], or the expression of
surprise [2c.]
Actions performed via utterances are generally called speech acts and, in English,
are commonly given more specific labels, such as apology, compliment, invitation,
promise, or request.
These descriptive terms for different kind of speech acts apply to the speaker’s
communicative intention in producing an utterance. The speaker normally expects
that his or her communicative intention will be recognized by the hearer. Both
speaker and hearer are usually helped in this process by the circumstances
surrounding the utterance. These circumstances, including other utterance, are
called the speech event. In many ways, it is the nature of the speech event that
determines the interpretation of an utterance as performing a particular speech
act. On a wintry day, the speaker reaches for a cup of tea, believing that it has
been freshly made, takes a sip, and produces the utterance in [3]. It is likely to be
interpreted a s a complaint.
Changing the circumstances to a really hot summer’s day with the speaker being
given a glass of iced tea by the hearer, taking a sip and producing the utterance in
[3], it is likely to interpreted as praise. If the same utterance can be interpreted as
two different kinds of speech act, then obviously no simple one utterance to one
action correspondence will be possible. It also means that there is more to the
interpretation of a speech act than can be found in the utterance alone.
fail to produce a locutionary act. Producing ‘Aha mokofa’ in English will not
normally count as a locutionary act, whereas [4] will.
Of these three dimensions, the most discussed is illocutionary force. Indeed, the
term ‘speech act’ is generally interpreted quite narrowly to mean only the
illocutionary force of an utterance. The illocutionary force of an utterance is what it
‘counts as’. The same locutionary act, as shown in [5a.], can count as a prediction
[5b.-d] of the utterance in [5a.], can count as a prediction [5b.], a promise [5c.], or
a warning [5d.]. These different analyses [5b.-d] of the utterance in [5a.] represent
different illocutionary forces.
One problem with the example in [5] is that the same utterance can potentially
have quite different illocutionary forces (for example, promise versus warning).
How can speakers assume that the intended illocutionary force will be recognized
by the hearer?
That question has been addressed by considering two things: illocutionary Force
Indicating Devices and felicity conditions.
5.4.2 Ifids
The most obvious device for indicating the illocutionary force (the illocutionary
Force Indicating Device, or IFID)is an expression of the type shown in [6] where
there is a lot for a verb that explicitly names the illocutionary act being performed.
Such a verb can be called a performative verb (Vp).
In the preceding examples, [5c.,d], ‘promise’ and ‘warn’ would be the performative
verbs and, if stated be very clear. IFIDs. Speakers do not always ‘perform’ their
speech acts so explicitly, but they sometimes describe the speech act beign
performed. Imagine the telephone conversation in [7] between a man trying to
contact Mary, and Mary’s friends.
ILUSTRACIONES
Ilustración 1
"Eso mismo pensé yo, dijo José Arcadio Buendía. Pero de pronto me he dado
cuenta de que sigue siendo lunes como ayer. Mira el cielo, mira las paredes, mira
las begonias. También hoy es lunes. (C.A.73).
"Ambos descubrieron al mismo tiempo que allí siempre era marzo y siempre era
lunes, y entonces comprendieron que José Arcadio Buendía no estaba loco como
contaba la familia, sino que era el único que había dispuesto de bastante huidez
para vislumbrar la verdad que también el tiempo sufría tropiezos y accidentes y
que por lo tanto podía astillarse y dejar en un cuarto una fracción eternizada".
(C.A. 296).
Ilustración 2
A pesar de que Gabriel García Márquez, por boca de Alvaro, uno de los cuatro
mosqueteros, dice que “la literatura es el mejor juguete que se ha inventado para
burlarse de la gente” (C.A. 27), es evidente que nuestra literatura, influida
poderosamente por el naturalismo y las ideas socialistas, en cada página retratan
la sociedad en que vivimos, ridiculiza conductores y dirigentes y enrostra, sin
reserva, lacras sociales.
"los liberales, decía (don Apolinar Moscote) eran masones, gente de mala índole,
partidaria de ahorcar curas, de implantar el matrimonio civil y el divorcio, de
reconocer iguales derechos a los hijos naturales que a los legítimos y despedazar
en un sistema federal que despojara de poderes a la autoridad suprema". (C.A.
88).
"Y la única en todo el litoral (dice Fernanda del Carpió) que podía vanagloriarse
de no haber hecho del cuerpo sino en bacinillas de oro, para luego el coronel
Aureliano Buendía, que en paz descanse, tuviera el atrevimiento de preguntar con
su mala bilis de masón de dónde había merecido ese privilegio, si era que ella no
cagaba mierda, sino astromelias" (C.A. 275).
"1294. La masonería es una secta oculta y amoral, encaminada, entre otros fines,
a combatir la Iglesia Católica".
"1295. (Es) secta amoral porquetodo lo que hace lo hace entre tinieblas, no se
buscan sino por odio o por miedo a la verdad y exige el juramento de obedecer a
ciegas las órdenes que reciban.
Ilustración 3
Los personajes de Cien Años de Soledad, cualquiera que sea su identidad, nacen
condenados a padecer la soledad; es ley común y nadie se libra de ella. La
soledad es vocación, impuesta por el nacimiento, fidelidad a una ley, marca
imborrable: el nombre repetido de los Aurelianos y de los Arcadios, sobre todo
porque tienen en común "el aire solitario" de la familia. En José Arcadio Buendía
la soledad de la locura va acompañada de la imposibilidad del lenguaje, de pronto
cambia de idioma y, empieza a hablar en otro, que es extraño e incomprensible
para quienes le rodean (aunque después se sabe que es latín lo expresado por el
patriarca).
- Hoc est simplicisimum, dijo José Arcadio Buendía: homo iste statum quarttirn
materiae invenit.
El padre Nicanor levantó la mano y las cuatro patas de la silla se posaron en tierra
al mismo tiempo.
(...) Cada vez más asombrado de la lucidez de José Arcadio Buendía, le preguntó
cómo era posible que lo tuvieran amarrado de un árbol.
Ilustración 4
"Con un hisopo entintado marco cada cosa con su nombre: mesa, silla, reloj,
puerta, pared, cama, cacerola. Fue al corral y marcó los animales y las plantas:
aca, chivo, puerco, gallina yuca, malanga, guineo. (...) Entonces fue más
explícito. El letrero que colgó en la cerviz de la vaca era una muestra ejemplar de
la forma en que los habitantes de Macondo estaban dispuestos a luchar contra el
olvido: Esta es la vaca, hay que ordeñarla todas las mañanas para que produzca
leche y a la leche hay que hervirla para mezclarla con el café y hacer café con
leche. Así continuaron viviendo una realidad escurridiza, momentáneamente
capturada por las palabras (...)" (C.A. 15).
Ilustración 5
EL DELITO DE INCENDIO
• Concepto: El art. 189 del Código Penal sanciona con pena de uno (1) a ocho
(8) años y multa de dos mil a cincuenta mil pesos al que, con peligro común
prenda fuego en cosa mueble. El inciso segundo dispone que si el
comportamiento se verifica en inmueble o cu objeto de interés científico
histórico, cultural, artístico o en bien de uso público o de utilidad social, la
prisión será de dos a diez años y multa de diez mil a quinientos mil pesos.
será considerar la conducta como violatoria del art. 246 que regula los daños en
recursos naturales y que se considera como delito contra el orden económico
social, pero no como un delito para la seguridad pública.
La ley no distingue, como sí ocurría en el anterior código Penal, si la cosa debe ser
propia o ajena, como que lo importante, ya lo dijimos, es la presencia de un
peligro común. En este caso, el Coronel es cierto que prendió fuego a cosa
mueble, pero nadie podrá decir que existió incendio, porque las circunstancias en
que se produjo la conducta, eliminaron el riesgo de poner en peligro objetos o
personas. (C.A.243).
"El Coronel Buendía no dio ninguna muestra de rencor, pero su espíritu sólo
encontró el sosiego cuando su guardia personal saqueó y redujo a cenizas la casa
de la viuda". (C. A. 244).
En concurso, pues, con otros delitos, el coronel Aureliano Buendía cometió el delito
de incendio agravado, por haber sido sobre inmueble destinado para habitación.
Durante este golpe de Estado desde el Estado mismo, lanío dictador como
corsarios incurrieron en el delito de incendio agravado por haber tenido como
objeto material un edificio destinado al servicio público, desde luego que en
concurso con otros ilícitos que se analizarán o analizaron en su momento.
• Otro caso de incendio agravado, por el hecho de haber sido realizado sobre
inmuebles y sobre establecimiento comercial, es verificado por los trabajadores
de las bananeras cuando incendiaron "Fincas y Comisariatos". Reafirmamos
que este comportamiento y los fueron conexos con él, deben analizarse sin
olvidar las circunstancias que los motivaron y que podrían dar lugar a la
presencia de eximentes de responsabilidad o por lo menos a significativas
atenuantes de punibilidad. Por ello es por lo que al hacer mención de estos
actos, García Márquez dice muy gráficamente que los trabajadores empezaron
a sabotear el sabotaje. (C.A.245).
TALLERES
Taller 1
Taller 2
Taller 3
• El muchacho que regresa a la una de la madrugada afirma que eran las 10.
• En el consultorio:
El cliente: Usted me dijo que era tan buena como una de verdad, pero me hace
doler.
ANEXO 2: Glossary
Attributable Silence: The absence of talk when a speaker is given the right to
speak in conversation.
Bald on Record: Utterances, e.g. orders, directly addressed to another where the
illocutionary force is made explicit.
explicitly· made.
Commissive: A speech act in which the speaker commits him or herself to some
future action, e.g. a promise.
Declaration: A speech act that brings about a change by being uttered, e.g. judge
pronouncing a sentence. See table
Deixis: “Pointing” via language, using a deictic expression, e.g. “this”, “here”.
Directive: A speech act used to get someone else to do something, e.g. an order.
Direct Speech Act: Speech act where a direct relationship exits between the
structure and communicative function of an utterance, e.g. using an interrogative
form (can you…?) to ask a question (Can you swim?): cf. indirect speech act.
Discourse Analysis: The study of language use with reference to the social and
phychological factors that influence communication.
Distal: Away from the speaker, e.g. “that, “there”: cf. proximal.
Expressive: A speech act in which the speaker expresses feelings or attitudes, e.g.
an apology. See table.
Face Saving Act: Utterance or action which avoids a potential threat to person’s
public self-image.
Face Threatening Act: Utterance or action which threatens a person’s public self-
image.
Face wants: A person’s expectations that their public self- image will be respected.
First part The first utterance in an adjacency pair, e.g. “How are you?” See also
second part.
Hedges: Cautious notes expressed about how an utterance is to be taken, e.g. “as
far as I know” used when giving some information.
Indexicals: Like deictic expressions, form used for ‘pointing’ via language. See
deixis.
Indirect Speech Act: Speech act where an indirect relationship exists between the
structure and communicative function of an utterance, e.g. the use of an
interrogative (‘Can you,,,?’) not to ask a question, but to make a request (‘Can you
help me with this?’): cf. direct speech act.
Inference: The listener’s use of additional knowledge to make sense of what is not
explicit in an utterance.
Insertion Sequence: A two part sequence that comes between the first and
second parts of another sequence in conversation.
Interpersonal Function: The use of language for maintaining social roles and
taking part in social interaction.
Lexical Presupposition: The assumption that, in using one word, the speaker can
act as if another meaning (word) will be understood.
Manner One of the maxims, in which the speaker is to be clear, brief, and orderly
Maxim: One of the four sub-principles of the cooperative principle. See manner,
quality, and relation.
BIBLIOGRAFÍA GENERAL
ALTHOUSSER, Louis y Otros. Estructuralismo y Psicoanálisis. Visión, Argentina.
1971.
CALABRESE, Omar. El lenguaje del Arte. Paidos. Barcelona 1985. Como se lee
una obra literaria, Editores Cátedra. Madrid. 1993.