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ASPECTOS BÁSICOS
La acción de un sismo en una estructura reviste aspectos netamente distintos de los de la mayoría de
las otras acciones.
Las diferencias no residen tanto en las características dinámicas de la acción, cuanto en que sus efectos
dependen de una interacción compleja entre el movimiento sísmico, las propiedades del suelo
subyacente y las de la estructura misma.
El diseño sismorresistente implica mucho más que la simple consideración de un conjunto de cargas
estáticas que se aplican a la estructura; requiere, además y principal- mente, la selección de un sistema
estructural idóneo y eficiente para absorber los efectos sísmicos y de un cuidado especial en la
observancia de requisitos de dimensionamiento y de detalle de los elementos estructurales, y aun de
los no estructurales.
La velocidad y la distancia a las que se pueden transmitir las ondas sísmicas dependen de las
propiedades mecánicas del medio que atraviesan y puede haber amplificaciones locales de ondas
de determinadas frecuencias cuando se atraviesan estratos de suelo con ciertas propiedades
mecánicas; La magnitud de un sismo es una medida del tamaño del mismo que es independiente del
lugar donde se hace la observación y que se relaciona en forma aproximada con la cantidad de
energía que se libera durante el evento. Se determina a partir de las amplitudes de registros de
sismógrafos estándar. La intensidad de un sismo es una medida de los efectos que éste produce en un
sitio dado, o sea de las características del movimiento del terreno y de la potencialidad destructiva
del sismo, en ese lugar en particular y en lo que concierne a sus efectos en las construcciones.
El foco de un sismo es el lugar donde comienza el corrimiento de la falla geológica que originó el
sismo; epicentro es el punto sobre la superficie terrestre directamente encima del foco. El foco y el
epicentro se determinan a partir de mediciones instrumentales en diversos sitios; su localización resulta
frecuentemente poco precisa debido a la falta de un número suficiente de instrumentos y al
desconocimiento de la estructura terrestre.
La sismicidad de una zona se relaciona con la actividad sísmica de la región o, más propiamente, con
la frecuencia con que se generan sismos de diferentes magnitudes en el área considerada.
Las aceleraciones que producen mayores daños en las estructuras son las horizontales; las
aceleraciones verticales son de amplitud apreciable sólo en sitios cercanos al epicentro y producen
solicitaciones severas sólo en algunas formas estructurales particulares. La aceleración no es el único
parámetro del movimiento del suelo que influye en la respuesta de las estructuras; importan además
la velocidad del movimiento del terreno y, en algunos casos, su desplazamiento. Integrando en el
tiempo del acelerograma se obtiene la historia de velocidades e, integrando esta última, se obtiene
la de desplazamientos del terreno.
Los estudios del peligro sísmico de lugares específicos se basan esencialmente en análisis estadístico
de la información disponible sobre los sismos ocurridos. La cantidad y calidad de los datos disponibles
es muy variable de uno a otro lugar. En general, se tiene información bastante confiable acerca de
las magnitudes y epicentros de los sismos de mediana o gran magnitud ocurridos desde principios de
siglo en cualquier parte del mundo. La interpretación de los datos estadísticos se basa usualmente en
la hipótesis de que el proceso de generación de los sismos es estacionario, o sea que la probabilidad
de ocurrencia de un sismo en un sitio es constante en el tiempo.
b) La fuerza que se genera en la columna por su rigidez lateral al tratar de ser desplazada con
respecto al terreno.
Suponiendo que la respuesta de la columna se mantiene dentro de un intervalo lineal. Dicha fuerza
será igual al producto del desplazamiento relativo de la masa con respecto al suelo, por la rigidez
lateral de la columna.
FR = ku
Existen reglas empíricas para construir envolventes de espectros a partir de datos básicos del
movimiento del terreno. Estas reglas consisten en multiplicar la aceleración, velocidad y
desplazamiento máximo del terreno por constantes que se han obtenido de la observación de un gran
número de espectros de sismos reales. El valor de estas constantes depende del grado de
amortiguamiento del sistema. Las reglas más comúnmente usadas para la construcción de envolventes
de espectros para diseño son debidas a Newmark y consideran exclusivamente estructuras
desplantadas sobre suelo firme. Las reglas originales fueron modificadas para considerar otros tipos
de suelo.
En su mayoría, las estructuras no se prestan para ser idea- lizadas como un sistema de un grado de
libertad, pero pueden suponerse compuestas por una serie de masas concentradas unidas por
resortes. Esta representación por medio de un siste ma de varios grados de libertad admite todavía
un análisis dinámico relativamente sencillo de su respuesta. El caso clásico de una estructura que
puede idealizarse en esa forma es el de un edificio simétrico en que las masas se consideran
concentradas en cada piso y los resortes representan la rigidez lateral de cada entrepiso.
Conocidos los N valores de w se pueden determinar los N valores de O¡ que corresponden a cada
frecuencia natural y que determinan la forma modal correspondiente. El primer modo, o modo
fundamental, se caracteriza por no mostrar puntos de inflexión y por tener la frecuencia más baja
(el periodo más largo). Al pasar a los modos superiores, la configuración presenta cada vez un
nuevo punto de inflexión y el periodo natural va disminuyendo.
Interesa conocer la respuesta del sistema de varios grados de libertad ante una excitación sísmica
cualquiera impuesta en su base. Al excitar el sistema, cada modo responde como un sistema
independiente de un grado de libertad y 'la respuesta total será la combinación de las respuestas
independientes de cada modo, multiplicada cada una por un factor de participación.
La naturaleza del suelo sobre el que está cimentada la estructura modifica la respuesta sísmica de
la misma debido a diferentes causas:
a) La amplificación local, que consiste en la modifica- ción de las ondas sísmicas al transmitirse
de la roca subyacente a los estratos del suelo que se encuentran entre ésta y la cimentación.
b) La alteración del movimiento del terreno por la presencia de la estructura, considerada ésta
como cuerpo rígido.
c) La interacción entre la vibración de la estructura yla del suelo que ocasiona que una
fracción significativa de la energía cinética introducida por el sis-mo se vuelva a transmitir
al suelo y se disipe por el amortiguamiento proporcionado por éste.
Estructuras masivas y rígidas alteran las condiciones locales del suelo modificando el movimiento que
se tendría si no existiera la estructura. En general se ha encontrado que la amplitud de los
movimientos del suelo abajo de la estructura es menor que la que se tiene fuera de la estructura.
CRITERIOS DE DISEÑO
En vista de que las solicitaciones que un sismo severo impone a las estructuras son muy elevadas y
de carácter muy aleatorio, no es económicamente factible diseñar para que las construcciones
resistan sin daño alguno un sismo con un periodo de recurrencia muy grande. En este sentido el
diseño sismorresistente difiere del que se realiza para las otras acciones.
Por esas razones los criterios de diseño sismorresistente especificados por los reglamentos modernos
reconocen, implícita o explícitamente, que el objetivo de sus procedimientos es limitar la
probabilidad de un colapso ante sismos intensos, aun a costa de daños severos y, sólo para sismos
moderados, se pretende que la estructura permanezca intacta.
El arte del diseño contra los sismos no consiste en producir estructuras capaces de soportar conjuntos
dados de fuerzas laterales, aunque esta capacidad es parte de un diseño sano. Implica producir
sistemas que se caractericen por una óptima combinación de propiedades tales como resistencia,
rigidez capacidad para disipar energía y para deformarse dúctilmente. Estas propiedades les
permitirán responder a sismos frecuentes y moderados sin sufrir daños significativos ya sismos
excepcionales y muy severos sin poner en peligro su propia estabilidad, su contenido y la seguridad
de sus ocupantes. El logro de estos objetivos implica mucho más que la aplicación de requisitos
reglamentarios; exige la compresión de los factores básicos que determinan la respuesta sísmica de
las estructuras, así como el ingenio necesario para producir sistemas que tengan las características
adecuadas.
El segundo objetivo del diseño es evitar daños y pánico a los ocupantes durante sismos de
intensidad moderada que pueden ocurrir varias veces durante la vida de la construc- ción. Este
objetivo debería cumplirse revisando que la estructura permaneciera elástica y con deformaciones
laterales pequeñas ante un sismo menor que el que se emplea para revisar los estados límite de
falla. Este sismo de menor intensidad, en el contexto de los principios de diseño expuestos en el
capítulo 2, se llamaría "sismo de servicio o de operación". Sin embargo, ya que los métodos de
análisis son elásticos, las deformaciones que se tendrían para un sismo de intensidad 'n' veces
inferior al de diseño, serían 'n' veces inferiores a las calculadas en el análisis para esa intensidad
sísmica. Estas deformaciones son las que deberían compararse con las admisibles.
El siguiente aspecto a comentar acerca de la forma en que las normas especifican sus criterios de
diseño, es el relativo al sismo de diseño y a su significado.
Como se ha expresado repetidamente en los capítulos anteriores, la acción sísmica de diseño
debería corresponder a una intensidad que tiene un periodo de retorno determinado con base en
un procedimiento de optimación que tome en cuenta el costo de hacer más resistente la estructura y
las consecuencias de la falla. Distintos códigos aducen que sus valo-res especificados están basados
en intensidades sísmicas con periodos de recurrencia que van desde 50 hasta 500 años para las
estructuras comunes.
Existen diversos procedimientos para calcular las solicitaciones que el sismo de diseño introduce en
la estructura.
Los métodos aceptados por las normas tienen distinto nivel de refinamiento y se subdividen en dos
grupos: los de tipo estático y los dinámicos. En los primeros se aplica a la estructura un sistema de
cargas laterales cuyo efecto estático se supone equivalente al de la acción sísmica. En los segundos
se realiza un análisis de la respuesta dinámica de un modelo generalmente simplificado.
Desde hace algunos años se han venido poniendo a disposición de los proyectistas programas de
cómputo muy poderosos para el análisis sísmico de estructuras.
Métodos de análisis estático: Los métodos de este tipo se basan generalmente en la de- terminación
de la fuerza lateral total (cortante en la base) a partir de la fuerza de inercia que se induce en un
sistema equivalente de un grado de libertad, para después distribuir esta cortante en fuerzas
concentradas a diferentes alturas de la estructura, obtenidas suponiendo que ésta va a vibrar
esencialmente en su primer modo natural. El RDF acepta el uso del método estático en estructuras de
altura no mayor de 60 m. Debe, sin embargo, evitarse su empleo en estructuras que tengan
geometrías muy irregulares en planta o elevación, o distribuciones no uniformes de masas y
rigideces.
Una versión más elemental del método estático la constituye el llamado método simplificado, el cual
es aplicable a estructuras en que la rigidez y resistencia a cargas laterales son proporcionadas por
muros y en que las torsiones no son importantes. El RCDF limita su aplicación a edificios de baja
altura (menor de 13 m) con losas continuas en todos los pisos y en que existen muros largos
paralelos en los extremos, que absorben las posibles torsiones.
La fuerza cortante total se determina según este procedimiento sin necesidad de calcular el periodo
ni el factor de reducción por ductilidad. En el método simplificado se supone que la fuerza sísmica
actuante se distribuye de manera uniforme entre cada muro alineado en la dirección en que actúa
el sismo; por tanto, debe compararse con la fuerza cortante resistente a sismo que es la suma de las
contribuciones individuales de cada muro alineado en la dirección en estudio.