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116 POESÍA DE LA EDAD DE ORO · B ºA R RO C O 117

Labradores de Castilla,
vení a ver a maravilla 10
trigo blanco y sin neguilla,
que de verlo es bendición.
tsta sí que es siega de vida,
ésta sí que es siega de flor.

[De El vaquero de Moraña, Acad. VII, p. 566.]

72 · una voz. Este· niño se lleva la flor


que los otros no.

Este niño atán garrido,


Todos. se lleva la flor,
Voz. que es hermoso y bien nacido, 5
Todos. se lleva 1a flor.
Voz. La dama que le ha parido,
Todos. se lleva la flor.
Voz. Cuando llegue a estar crecido,
ha de ser un gran señor. 10
LOPEDEVEGA Este niño se lleva la flor,
(1562-1635) que los . otros no.

[De El piadoso aragonés, Acad. X, p. 262.]


71 esta sí que es siega de vida;
ésta sí que es siega de flor.

Hoy, segadores de España,


73 Río de Sevilla,
vení a ver a la Moraña
¡quién te pasase
trigo blanco y sin argaña 5 sin que la mi servilla
que de verlo es bendición.
se me mojase!
l!sta sí que es siega de vida,
ésta sí que es siega de flor.

[71] 11 11eguilla: lo mismo que 'agenuz', planta abundante en los


sembrados.
5 argaña: como 'argaya', aristas del trigo. (73] 3 ser11il/a: , z11patilla de cordován, conssuela delgada.
BARROCO 119
118 POESÍA DE LA EDAD DE ORO

Salí de Sevilla 5
a buscar mi dueño,
puse al pie pequeño
dorada servilla.
Como estoy a la orilla
mi amor mirando, 10
digo suspirando:
¡quién te pasase
sin que la mi servilla
se me mojase!

[De Amar, servir y esperar, Acad. N., III,


p. 236.)

74 Ya no cogeré verbena
la mañana de San Juan,
pues mis amores se van.

Ya no cogeré verbena,
que era la hierba amorosa, 5
ni con la encarnada rosa
pondré la blanca azucena.
Prados de tristeza y pena
sus espinos me darán,
pues mis amores se van. 10
Ya no cogeré verbena
la mañana de San Juan,
pues mis amores se van.

[De La burgalesa de Lerma, Acad. N., IV,


p. 67.)
148 POESÍA DE LA EDAD DE ORO BARROCO 149
¿Cómo en el cerco vago
de su desierta arena 25
el gran pueblo no suena?
¿Dónde, pues fieras hay, está el desnudo
luchador? ¿Dónde está el atleta fuerte?
Todo despareció: cambió la suerte
voces alegres en silencio mudo; 30
mas aun el tiempo da en estos despojos
espectáculos fieros a los ojos,
y miran tan confusos lo presente,
RODRIGO CARO que voces de dolor el alma siente.
Aquí nació aquel rayo de la guerra, 35
(1573-164 7)
gran padre de Ja patria, honor de España,
pfo, felice, triunfador Trajano,
101 CANCIÓN ante quien muda se postró la tierra
que ve del sol Ja cuna, y la que baña
Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora el mar también vencido gaditano. 40
campos de soledad, mustio collado, Aquí de Elio Adrlano,
fueron un tiempo Itálica famosa. de Teodosio divino,
Aquí de Cipi'ón la vencedora de Silio peregrino
colonia fue. Por tierra derribado 5 rodaron de marfil y oro las cunas.
yace el temido honor de la espantosa Aquí ya de laurel, ya de jazmines 45
muralla, y lastimosa coronados Jos vieron los jardines
reliquia es solamente. que ahora son zarzales y lagunas.
De su invencible gente La casa para el César fabricada,
sólo quedan memorias funerales, 10 ;ay!, yace de lagartos vil morada.
donde erraron ya sombras qe alto ejemplo. Casas, jardines, césares murieron, 50
Este llano fue plaza; allí fue templo; y aun las piedras que de ellos se escribieron.
de todo apenas quedan las señales. Fabio, si tú no lloras, pon atenta
Del gimnasio y las termas regaladas la vista en luengas calles destruidas,
leves vuelan cenizas desdichadas; 15 mira mármoles y arcos destrozados,
las torres que desprecio al aire fueron
a su gran pesadumbre se rindieron. 41 Elio Adriano, que nació en Itálica, padre de Publio Elio
Este despedazado anfiteatro, Adriano, emperador.
ímpio honor de los dioses, cuya afrenta 42 Teodosio divino: Es Teodosio I el Grande, que según al-
publica el amarillo jaramago, 20 gunos historiadores había nacido en Itálica en el año
346, aunque, según otros, era natural de Cauce.
ya reducido a trágico teatro, 43 Silio peregrino: el poeta Silio Itálico, que se creyó nacido
íOh fábula del tiempo!, representa en 1tálica, el 25 de nuestra era, reinando el emperador
cuánta fue su grandeza y es su estrago. Tiberio.
150 POESÍA DE LA EDAD DE ORO BARROCO 151
mira estatuas soberbias, que violenta 55 per;míteme, piadosa
Némesis derribó, yacer tendidas, usura a tierno llanto,
y ya en alto silencio sepultados que vea el cuerpo santo
sus dueños celebrados. de Geroncio, tu mártir y prelado. 95
Así a Troya figuro, Muestra de su sepulcro algunas señas
así a su antiguo muro, 60 y cavaré con lágrimas las peñas
y a ti, Roma, a quien queda el nombre apenas, que ocultan su sarcófago sagrado.
¡oh patria de los dioses y los reyes! Pero mal pido el único consuelo
Y a ti, a quien no valieron justas leyes, de todo el bien que airado quitó el cielo. 100
fábrica de Minerva sabia Atenas, ¡Goza en las tuyas sus reliquias bellas
emulación ayer de las edades, 65 para invidia del mundo y las estrellas!
hoy cenizas, hoy vastas soledades: [Texto de la vers.ión cuarta, de las cinco ver-
que no os respetó el hado, no la muerte, siones, la preferida por A. Femández Guerra
¡ay!, ni por sabia a ti, ni a ti por fuerte. y Orbe en ffLa canción a las ruinas de lláli-
Mas, ¿para qué la mente se derrama ca... H. en la Revista de Madrid, m (1882),
pp. 246 y SS.)
en buscar al dolor nuevo argumento? 70
Basta ejemplo menor, basta el presente:
que aun se ve el humo aquí, aun se ve la llama,
aun se oyen llantos hoy, hoy ronco acento.
Tal genio o religión fuerza la mente ANDR!!S FERNÁNDEZ DE ANDRADA •
de la . vecina gente 75
(h. 1575-1648)
que refiere admirada
que en la noche callada
una voz triste se oye que llorando 102 EPÍSTOLA MORAL A FABIO
"Cayó Itálica", dice; y lastimosa
Eco reclama " Itálica" en la hojosa 80 Fabio, las esperanzas cortesanas
selva que se le opone, resonando prisiones son do el ambicioso muere,
"Itálica", y el caro nombre oído y donde al más activo nacen canas.
de Itálica, renuevan el gemido
mil sombras nobles en su gran rüina. 95 Gero11cio: San Geroncio, mártir y prelado de Itálica.
¡Tanto aun la plebe a sentimiento inclina! 85 • Andris Femández de Andrada, culto capitán sevillano,
que asistió en 1596 a la defensa de Cádiz contra los in·
Esta corta piedad que, agradecido gleses, amigo de Rioja, se encontraba en 1619 en Méjico
huésped, a tus sagrados manes debo, (de "contador de bienes de difuntos•), donde casó con
les dó y consagro, Itálica famosa. doña Antonia de Velasco. Murió en 1648, siendo alcalde
Tú (si lloroso don han admitido mayor de San Luis de Potosí. (Véase para más detalles
Dámoso Alonso, La "Epístola moral a Fabio• y Andrés
las ingratas cenizas de que llevo 90 Femá11dez de A11drada, Madrid, Gredos, 1978.)
dulce noticia asaz, si lastimosa) Fabio: don Alonso Tello de Guzmán, que fue nombrado
corregidor de Méjico en 1612, y ésta es la fecha de la
56 Némesis: diosa de la venganza. epístola.
152 POESÍA DE LA EDAD DE ORO BARROCO 153
El que no las limare o las rompiere, donde no dejarás la mesa ayuno
ni el nombre de varón ha. merecido, 5 cuando en ella te falte el pece raro,
ni subir al honor que pretendiere. o cuando su pavón nos niegue Juno.
El ánimo plebeyo y abatido Busca, pues, el sosiego dulce y caro, 40
elija, en sus intentos temeroso, como, en la oscura noche del Egeo
primero estar suspenso que caído; busca el piloto el eminente faro;
que el corazón entero y generoso, 10 que si acortas y ciñes tu deseo,
al caso adverso inclinará la frente,
dirás: " Lo que desprecio he conseguido,
antes que la rodilla al poderoso.
que la opinión vulgar es devaneo." 45
Más triunfos, más coronas dio al prudente
Más quiere el ruiseñor su pobre nido
que supo retirarse, la Fortuna,
de pluma y leves pajas, más sus quejas,
que al que esperó obstinada y locamente. 15
Esta invasión terrible e importuna en el monte repuesto y escondido,
de contrarios sucesos nos espera que agradar lisonjero las orejas
desde el primer sollozo de la cuna. de algún príncipe insigne, aprisionado 50
Dejémosla pasar como a la fiera en el metal de las doradas rejas.
corriente del gran Betis, cuando airado 20 ¡Triste de aquel que vive destinado
dilata hasta los montes la ribera. a esa antigua colonia de los vicios,
Aquel entre los héroes es contado augur de los semblantes del privado !
que el premio mereció. no quien Je alcanza Cese el ansia y la sed de los oficios, 55
por vanas consecuencias del estado. que acepta el don, y burla del intento,
Peculio proprio es ya de la privanza 25 el ídolo, a quien haces sacrificios.
cuanto de Astrea fue, cuanto regía Iguala con la vida el pensamiento,
con su temida espada y su balanza. y no le pasarás de hoy a mañana,
El oro, la maldad, la tiranía ni aun quizá de un momento a otro momento. 60
del inicuo precede, y pasa al bueno: Casi no tienes ni una sombra vana
¿qué espera la virtud o qué confía? 30 de nuestra antigua Itálica, y ¿esperas?
Vente, y reposa en el materno seno ¡Oh error perpetuo de la vida humana!
de la antigua Romúlea, cuyo clima Las enseñas grecianas, las banderas
te será más humano y más sereno; del senado y romana monarquía 65
adonde, por lo menos, cuando oprima murieron, y pasaron sus carreras.
nuestro cuerpo la tierra, dirá alguno: 35 ¿Qué es nuestra vida más que un breve día,
"¡Blanda le sea!", al derramarla encima; do apenas sale el sol, cuando se pierde
en las tinieblas de la noche fría?

26 As/rea: la Justicia, representada siempre con una espada


y una balanza. 39 pavón: era el ave de Juno o Venus.
32 la antigua Romlílea: Sevilla. 48 repuesto: apartado.
154 POESÍA DE LA EDAD DE ORO BARROCO 155
¿Qué más que el heno, a la mañana verde, 70 Esta nuestra porción alta y divina
seco a la tarde? ¡Oh ciego desvarío! a mayores acciones es llamada
¿Será que de este sueño se recuerde? y en más nobles objetos se termina.
¿Será que pueda ser que me desvío Así aquella que al hombre solo es dada,
de la vida viviendo, y que esté unida sacra razón y pura, me despierta, 110
la cauta muerte al simple vivir mío? 75 de esplendor y de rayos coronada;
Como los ríos, que en veloz corrida y en la fría región dura y desierta
se llevan. a la mar, tal soy llevado de aqueste pecho enciende nueva llama,
al último suspiro de mi vida. y la luz vuelve a arder que estaba muerta.
De la pasada edad ¿qué me ha quedado? Quiero, Fabio, seguir a quien me llama, 115
O ¿qué tengo yo, a dicha, en la que espero, 80 y callado pasar entre la gente,
sino alguna noticia de mi hado? que no afecto los nombres ni la fama.
¡Oh si acabase, viendo como muero, El soberbio tirano del Oriente
de aprender a morir antes que llegue que maciza las torres de cien codos
aquel forzoso término postrero; del cándido metal puro y luciente, 120
antes que aquesta mies inútil siegue 85 apenas puede ya comprar los modos
de la severa muerte dura mano, del pecar. La virtud es más barata:
y a la común materia se la entregue! ella consigo misma ruega a todos.
Pasáronse las flores del verano, ¡Mísero aquel que corre y se dilata
el otoño pasó con sus racimos, por cuantos son los climas y los mares, 125
pasó el invierno con sus nieves cano; 90 perseguidor del oro y de la plata!
las hojas que en las altas selvas vimos Un ángulo me basta entre mis lares,
cayeron, ¡y nosotros a porfía un libro y un amigo, un sueño breve,
en nuestro engaño inmóviles vivimos! que no perturben deudas ni pesares.
Temamos al Señor, que nos envía Esto tan solamente es cuanto debe 130
las espigas del año y la hartura, 95 naturaleza al parco y al discreto,
y la temprana pluvia y la tardía. y algún manjar común, honesto y leve.
No imitemos la tierra siempre dura No, porque así te escribo, hagas conecto
a las aguas del cielo y al arado, que pongo la virtud en ejercicio;
ni la vid cuyo fruto no madura. que aun esto fue difícil a Epicteto. 135
¿Piensas acaso tú que fue criado 100 Basta, al que empieza, aborrecer el vicio,
el varón para el rayo de la guerra, y el ánimo enseñar a ser modesto;
para sulcar el piélago salado, después le será el cielo más propicio.
para medir el orbe de la tierra Despreciar el deleite no es supuesto
o el cerco por do el sol siempre camina? de sólida virtud; que aun el vicioso 140
¡Oh, quien así lo piensa, cuánto yerra! 105 en sí propio le nota de molesto.
Mas no podrás negarme cuán forzoso
este camino sea al alto asiento,
72 recuerde: despierte, como en la p. 67. morada de la paz y del reposo.
156 POESÍA D E LA E DAD D E ORO BARROCO 157
No sazona la fruta en un momento 145 y alguno tan ilustre y generoso
aquella inteligencia que mensura que usó, como si fuera vil gaveta,
la duración de todo a su talento: del cristal transparente y luminoso. 180
flor la vimos ayer hermosa y pura; Sin la templanza ¿viste tú perfeta
luego, materia acerba y desabrida, alguna cosa? ¡Oh muerte!, ven callada
y perfecta después, dulce y madura. 150 como sueles venir en la saeta;
Tal Ja humana prudencia es bien que mida no en la tonante máquina preñada
y comparta y dispense las acciones de fuego y de rumor; que no es mi puerta 185
que han de ser compañeras de Ja vida. de doblados metales fabricada.
No quiera Dios que siga los varones Así, Fabio, me muestra descubierta
su esencia la verdad, y mi albedrío
que moran nuestras plazas, macilentos, 155
con ella se compone y se concierta.
de la virtud infames histr"iones;
No te burles de ver cuánto confío, 190
estos inmundos trágicos y atentos ni al arte de decir, vana y pomposa,
al aplauso común, cuyas entrañas el ardor atribuyas de este brío.
son oscuros e infaustos monumentos. ¿Es por ventura menos poderosa
¡Cuán callada que pasa las montañas 160 que el vicio la virtud, o menos fuerte?
el aura, respirando mansamente! No la arguyas de flaca y temerosa. 195
¡Qué gárrula y sonora por las cañas! La codicia en las manos de la suerte
¡Qué muda la virtud por el prudente! se arroja al mar, la ira a las espadas,
¡Qué redundante y llena de rüido y la ambición se ríe de la muerte.
por el vano, ambicioso y aparente! 165 ¿Y no serán siquiera tan osadas
Quiero imitar al pueblo en el vestido, las opuestas acciones, si las miro 200
en las costumbres sólo a los mejores, de más ilustres genios ayudadas?
sin presumir de roto y mal ceñido. Ya, dulce amigo, huyo y me retiro
No resplandezca el oro y las colores de cuanto simple amé; rompí los lazos.
en nuestro traje, ni tampoco sea 170 Ven y verás al grande fin que aspiro,
igual al de los dóricos cantores. antes que el tiempo muera en nuestros brazos. 205
Una mediana vida yo posea,
[Texto segCín la edic. de Dámaso Alonso en
un estilo común y moderado, La "Eplstola moral a Fabio", y Andrés Femán·
que no le note nadie que le vea. dez de Andrada, Gredos (Madrid, 1978), pp. 15·
En el plebeyo barro mal tostado 175 22.)
hubo ya quien bebió tan ambicioso
como en el vaso múrrino preciado;

179 gaveta: "especie de caxa corrediza, y sin tapa, que hai


en los escritorios. armarios y papeleras, y sirve para guar·
dar lo que se quiere tener en orden y a mano•. Dice. de
177 vaso múrrino: de 'murra', mirra. Auts.

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