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AÑO: 2005
1) Introducción
A mediados del siglo XX, comienza a declinar la posición del Conductismo, que
venía siendo hegemónica en la psicología norteamericana desde aproximadamente 1930.
La llamada “Revolución Cognitiva” (1950) sentó las bases de un nuevo enfoque, orientado
inicialmente por el objetivo de descubrir, y también describir formalmente, los
significados que los seres humanos crean a partir de sus interacciones con el medio natural
y social. Consecuentemente, se pretendía que la investigación continuara con el planteo de
hipótesis acerca de los procesos en que se basa dicha construcción . A partir de ello, el
intento por comprender la condición psíquica humana se trasladó desde la centración
exclusiva en el comportamiento observable hacia la focalización en los procesos,
estructuras y contenidos mentales. La necesidad de incorporar estos temas convocó a los
investigadores al análisis de las representaciones mentales. No obstante, hoy encontramos
valoraciones muy distintas respecto de los logros de aquella revolución en relación con sus
objetivos iniciales. En rigor, la Psicología Cognitiva reconoce diversos y hasta
contradictorios acercamientos a su objeto de estudio.
Tal como lo plantea Bruner, la tarea de ligarse a otros parece no poder avanzar sin
la capacidad de narrar. Para el autor, es una tarea enfrentable solamente bajo la forma de
un relato. “Dotados de esta capacidad, podemos producir una identidad que nos vincule
con los demás, que nos permita volver a recorrer selectivamente nuestro pasado mientras
nos preparamos para la posibilidad de un futuro imaginado” (Bruner, 2003. p 124.).
En este sentido, la propuesta de Bruner se formula como una nueva metáfora del
funcionamiento mental humano. La metáfora postula que la mente humana no es como un
computador sino que asume una organización como determinada por las características de
la narrativa. En otras palabras, para desentrañar la trama compleja que es el mundo de las
representaciones, se hace indispensable recurrir a un patrón relacional entre cultura y
mente que es el que encauza y ordena la experiencia humana. La narrativa pasa a ser un
principio según el cual la mente se organiza porque tiene unas características básicas que
pueden describir, en parte, la estructuración y funcionamiento de la mente.
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Lo que nos interesa señalar acá es que una narración no relata una historia en
términos de “esto fue lo que pasó”, sino más bien de “esto es lo que debes saber” si eres
parte de esta comunidad y se te habilita a participar. De este modo, es una categoría que
permite abordar la cuestión de las intenciones y las acciones humanas en tanto las
narraciones expresan el deseo de una vida plena y de las vicisitudes y amenazas que se
encuentran en su búsqueda, que siempre es fallida.
2) Conceptos recuperados:
El concepto de cultura
Dentro del ámbito de la psicología, fue Lev Vygotski, a comienzos de la década del
treinta, el primero en plantear la existencia de un proceso de apropiación mutua entre
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individuo y cultura. Para el psicólogo ruso, la peculiaridad del psiquismo humano se halla
en los Procesos Psicológicos Superiores y éstos se originan en un medio histórico y social;
cada sujeto, al tratar de “interiorizar” esos PPS crea su propia conciencia.
Lamentablemente, la obra del psicólogo ruso fue re-descubierta en occidente recién a
partir de la segunda mitad de este siglo.
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El yo, en su forma y constitución, es sumamente permeable a la cultura. Basta con
recordar el aporte de Margaret Mead y su investigación en Samoa, para comprender que
cada cultura moldea los yoes de sus individuos e implementa modos de reconocer a cada
uno de ellos como agentes con control sobre sus propias acciones. Los sistemas de leyes
son uno de esos modos, pues apelan a la noción de “responsabilidad”: alguien es
responsable cuando tiene control sobre sus propia conducta.
Ahora bien, el yo forma parte del mundo interior del sujeto, sin embargo, la
psicología popular también reconoce la existencia del mundo exterior, fuera del sujeto;
autónomo en cuanto a la experiencia pero que, a su vez, ofrece el contexto en el que toma
su forma el mundo interior. Cada encuentro entre el yo agente y el mundo exterior no es
un comienzo absoluto, sino que se halla mediado por las creencias. Éstas se organizan y
conservan a través de un registro coherente, articulando el pasado como historia y el
futuro como posibilidad.
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Las narraciones para ser tales deben cumplir con una serie de requisitos básicos
que sintetizamos a continuación (Bruner, 1990)
Es necesario aclarar que la narración constituye una estructura, por lo tanto, los
requisitos mencionados anteriormente solo cobran valor en la interacción. Todos ellos son
necesarios, pero ninguno es suficiente por sí mismo.
4) A modo de Conclusión
Dado que el propósito de este trabajo fue exponer los conceptos fundantes de la
narratividad como una analogía, alternativa a la del ordenador, para la comprensión de la
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mente humana, se considera oportuno en esta instancia sintetizar los tópicos o tesis
fundamentales de la misma, tal como fueron desarrollados en este trabajo:
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Bibliografía citada