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Situación sanitaria del rebaño nacional

En la actual situación de procesos económicos globalizados, a los que no


escapa el sector agropecuario, la calidad sanitaria de los animales o de los
productos derivados de ellos a resultado revalorizada. En la medida en que ya
no se pueden emplear estructuras impositivas (aranceles), para compensar las
disparidades económicas y competitivas entre países y restringir los
movimientos comerciales, ahora se emplean para tal fin a las enfermedades
infectocontagiosas

Jorge L. Tórtora P.
Esta situación no es del todo
novedosa, considerando que durante
toda la segunda mitad del siglo XX se
empleó a la Fiebre Aftosa para
restringir o definitivamente impedir,
la importación de productos pecuarios
desde los países del Cono Sur de
América, con sistemas pastoriles que
reducen notablemente el costo del
proceso productivo y en consecuencia,
aún con altas tasas arancelarias,
resultaban competitivos para los
modelos de producción de Europa y
Norte América.

La situación de la Aftosa resulta además interesante considerando que nunca se pudo


demostrar la transmisión de la enfermedad desde animales portadores y que lácteos o
cárnicos con ciertas condiciones de procesamiento no representan ningún riesgo para la
ganadería del país importador, tan es así que actualmente, sin que haya cambiado
mayormente la situación de la enfermedad en el Cono Sur ya se está importando carne a
Norteamérica. Es probable que en este cambio de “actitud” se hayan combinado varios
factores: protección al ambiente, la industria cárnica es una industria “sucia” con alta
demanda de agua; aumento de consumidores con mayor poder adquisitivo y la oferta de
un producto de calidad a menor precio y finalmente las restricciones generadas a la oferta
de cárnicos por la enfermedad de las vacas locas.

Las ventajas del rebaño mexicano

Parafraseando a Don Porfirio Díaz “pobrecito México tan cercano de los Estados Unidos
…”. De alguna manera el feo concepto de patio trasero de los Estados Unidos, ha
determinado que México sea “un patio sanitariamente seguro” para la ganadería
norteamericana, a lo que se agrega material genético y eventualmente productos
pecuarios para México. Las enfermedades existentes en USA seguramente están presentes
en México, pero también afortunadamente, implica que no tenemos aquellas que no lo
están, con la excepción relativa del problema de Brucelosis y esto permite intercambios
comerciales con buena parte del mundo, que de otra forma estarían seriamente
dificultados. Así, la dependencia de USA y el alto costo que pagó México para liberarse de
la Aftosa, le permite evitar una de las barreras sanitarias más importantes del mundo
actual. Tampoco existen en el país ninguna de las enfermedades altamente contagiosas
originarias del Continente Africano.

Entre las cualidades del rebaño nacional, no debidamente valorada y en riesgo de


perderse, debe destacarse la notable resistencia a las parasitosis gastroentéricas, producto
de la selección natural, demostrada por las razas de pelo mexicanas (Pelibuey y
Blackbelly). Esta cualidad, que tiende a valorarse cada vez más en todo el mundo, ante la
problemática generada por la resistencia de estos parásitos a los tratamientos con
antihelmínticos, aún no es considerada por los criadores del país.

Aunque como se indicará más adelante, el país no tiene una infraestructura diagnóstica
apropiada, cuenta en universidades e institutos, con recursos humanos con experiencia en
las enfermedades relevantes de los ovinos y en las herramientas diagnósticas más
novedosas y apropiadas para el control de las mismas.

Las enfermedades presentes en México

Se ha insistido, en este y otros foros, que cuando se trata de usar a una enfermedad para
restringir el ingreso de animales de un segundo país, no se necesita mayor argumentación
para incluirla en el grupo de enfermedades de las que se va a exigir lleguen libres los
animales importados. Aún este simple ejercicio, requerirá de acuerdos internos en el país
importador, seguramente habrá que buscar la conciliación de intereses de quienes quieren
importar animales, con aquellos que bajo ningún concepto están dispuestos a aceptar esa
importación, que seguramente reducirá sus espacios de venta interna. En México, aunque
las enfermedades no se han empleado con este fin, ni siquiera por un cuidado mínimo de
Salud pública, de todas maneras es bastante obvia la división entre quienes apoyan las
compras desde Norteamérica y aquellos que lo hacen de Oceanía.

Tan deficientes han sido las medidas de protección sanitaria del rebaño nacional y de la
ganadería en general, que se puede afirmar que si la enfermedad existe en Canadá, USA u
Oceanía, existe en México, aunque no haya sido diagnosticada.
Neumonía, cordero con adherencia en pulmón.
Foto: cortesía del autor

Dejando de lado estos criterios esencialmente comerciales, si existen, o deben existir,


criterios técnicos para evitar el ingreso de enfermedades o restringir la movilización y
comercialización de animales que padezcan o sean posibles portadores asintomáticos de
las mismas.

Enfermedades zoonóticas, son aquellas que además de afectar a los animales son capaces
de producir enfermedad en el hombre, es por lo tanto muy razonable restringir el
movimiento y comercialización de animales que las padezcan. Vale la pena señalar en este
sentido que en todos los casos la población de más alto riesgo de padecerlas son los
propietarios de los animales y sus familias, los trabajadores rurales, los veterinarios y los
trabajadores de mataderos y centros de acopio de productos de la especie, por lo que son
estas mismas personas las que deberían tener el mayor interés de que la enfermedad no
exista en los animales con los que trabajan. Afortunadamente en el caso de los ovinos
estas enfermedades son solo tres: la Brucelosis, el ectima contagioso y se sospecha que
también la paratuberculosis (Enfermedad de Crohn) podría tener este carácter. De las
tres, solo la brucelosis es realmente una zoonosis grave.

La Brucelosis por especies lisas (B. abortus; B. melitensis o B. suis) es una enfermedad
para la que no existe tratamiento efectivo y si bien no produce muertes en forma directa,
es de presentación recurrente en las personas infectadas con cuadros por demás
insidiosos, con episodios febriles y trastornos articulares. En los animales la enfermedad se
caracteriza por la presentación de cuadros de aborto, en particular de las hembras
primalas, en los rebaños infectados. En los sementales ovinos, ocurre la epididimitis ovina
producida por B. ovis, esta enfermedad produce esterilidad en los machos, pero no es de
carácter zoonótico.

Afortunadamente para México, la Brucelosis es una enfermedad en la que son fácilmente


demostrables por pruebas serológicas los animales infectados y esto permite vender
animales con razonable seguridad. Sin embargo asegurar que un queso de oveja es apto
para el consumo humano no es tan sencillo y aún pudiendo demostrar que un animal no
está infectado, muchos países no adquieren animales de países problema o de rebaños
problema. Sin duda esta es la enfermedad que más dificultades le genera a México para el
comercio internacional de rumiantes y sus productos. El país ha sostenido desde inicios de
los 60’s una campaña nacional contra la Brucelosis y a pesar de los cuantiosos gastos
realizados, los indicadores de su prevalencia prácticamente continúan incambiados y se
mantiene serios problemas en la instrumentación de componentes básicos de la campaña
como la seguridad del diagnóstico y la cobertura de la vacunación. En contraparte el país
cuenta con personal altamente capacitado y realiza investigación básica de frontera en la
enfermedad. Finalmente es pertinente subrayar que la Brucelosis es controlable con la
aplicación de medidas mínimas, pero se requieren adecuados sistemas de control de
movilización, diagnóstico y rediscutir la cepas vacunales a emplear.

Scrapie, México se declara libre de esta enfermedad producida por un prion, ampliamente
distribuida en los rebaños de USA y Canadá, países de los que se han importado y se
continúan importando animales sin requisitos de control. El scrapie no es una enfermedad
zoonótica, pero recientemente se han descrito casos en ovinos producidos por el prion de
las “vacas locas”, esta sí zoonótica que resultan indistinguibles de los cuadros de scrapie,
hasta demostración molecular y de inoculación a ratones de alta susceptibilidad. Dado el
carácter esporádico de la enfermedad, la falta de una adecuada vigilancia epidemiológica y
de la necesaria infraestructura diagnóstica, es aventurado afirmar que el país está libre de
esta enfermedad, aunque algunas condiciones de cría en el pasado pudieron haber
limitado su expansión en el rebaño nacional. Baste señalar que las categorías más
peligrosas para transmitir la enfermedad, las ovejas de deshecho, fueron parte
fundamental del abasto de carne ovina a México en las décadas de los 80’s y 90’s y en
menores volúmenes esta práctica continúa hasta hoy.

El ectima contagioso es una enfermedad viral ampliamente distribuida en el mundo y en


México, que si bien se presenta con alta morbilidad y en ocasiones con lesiones muy
“llamativas”, no determina mortalidad y su impacto productivo es de baja intensidad.
Como zoonosis solo ocasionalmente produce lesiones en las manos, que cursan en forma
usualmente benigna. Su amplia distribución y la falta de herramientas adecuadas de
control y profilaxis, hacen que esta enfermedad prácticamente sea considerada
“inevitable” y en consecuencia tampoco genera inconvenientes de mercadeo.

La paratuberculosis es una enfermedad de curso crónico producida por Mycobacterium


avium var. paratuberculosis, afecta animales adultos y su carácter de zoonosis debe ser
esclarecido. Es discutible su impacto en la condición productiva del rebaño, porque si bien
puede existir un alto porcentaje de animales reactores, el número de animales que llegan
a enfermar y deben ser eliminados es comparativamente muy bajo, no hay acuerdo en
cuanto a la eficacia de las vacunas disponibles. Es posible que en el futuro la enfermedad
pueda ser controlada con la selección de animales genéticamente resistentes. La
importancia de la enfermedad en el rebaño nacional puede aumentar en los modelos
empresariales de estabulación total que se están estableciendo en México y que presentan
condiciones que facilitan la transmisión de la bacteria.

Enfermedades de alto impacto en la producción ovina, pocas enfermedades resultan en


efectos dramáticos sobre la capacidad productiva del rebaño. Es probable que en este
rubro en México, como en el resto del mundo, las enfermedades parasitarias sean las más
significativas.

La más ampliamente distribuida es la nematodiasis gastroentérica inducida por diversos


géneros y especies de gusanos redondos que afectan abomaso e intestinos, de los cuales
se considera como particularmente importante a Haemonchus contortus. Estas parasitosis
solo se presentan en animales en sistemas de pastoreo y son particularmente importantes
en los estados de la costa del Golfo, con condiciones ecológicas por demás propicias al
desarrollo de las formas infectantes en los pastizales.

La coccidiosis producida por diferentes especies del protozoario Eimeria spp. afecta la
capacidad de crecimiento y eventualmente mata a corderos entre los dos y cinco meses de
edad, su presentación está fuertemente influida por las condiciones de las instalaciones de
encierro nocturno, el corral de destete o el modelo de estabulación y en consecuencia su
impacto varía de rebaño en rebaño.

La fasciolasis producida por el trematodo Fasciola hepática, se presenta en México con


una distribución claramente regional dependiente de que los animales pastoreen en
terrenos bajos anegados o en bordes de arroyos o lagunas.

Finalmente las parasitosis respiratorias en particular los cuadros por Dictyocaulus filaria,
solo afectan a corderos en desarrollo, en sistemas pastoriles y en regiones de alta
humedad como las zonas de bosques de montaña.

Ectima contagioso: lesión vesicular en rodete secundario


Foto: cortesía del autor
Todas las parasitosis pueden llegar a producir muertes cuando actúan sobre animales mal
alimentados o inmunológicamente deprimidos, pero su efecto más importante es sobre la
eficiencia productiva de los animales. El mal uso de los tratamientos antiparasitarios ha
determinado la selección de “cepas” resistentes a estos tratamientos, en particular para el
caso de las nematodiasis y de la fasciolasis. En México esta problemática ya ha sido
detectada y continúa en expansión, en particular en la zona del Golfo, que por sus
características ecológicas induce al uso indiscriminado de las drogas varias veces en el
año, acelerando la selección de estas cepas resistentes. La implementación de programas
de desparasitación selectiva, mediante la técnica de FAMACHA y el uso controlado de los
fármacos, junto al uso de otras estrategias de control parasitario, son una urgente
necesidad para desacelerar esta problemática que puede llegar a impedir la producción
ovina.

Entre las estrategias a considerar en el control parasitario, se debe tener en cuenta la


selección de animales resistentes a la parasitosis. México cuenta, entre sus razas de pelo,
con una gran oportunidad en este sentido. Estas razas se desarrollaron en la zona del
Golfo, enfrentando pastizales y condiciones de alta carga parasitaria, en situaciones
productivas en las que los ovinos no eran prioridad, no eran de interés, por lo que no
recibieron cuidados de ningún tipo, incluida la atención parasitaria, el resultado fue una
alta presión de selección natural hacia animales resistentes a la enfermedad.
Lamentablemente, en el momento actual, esta resistencia genética se puede perder por el
uso de cruzamientos con “razas mejoradoras” que no fueron seleccionadas con este
criterio. Una tarea urgente del sector ovino es proteger este germoplasma y asegurar la
investigación que procure la determinación de marcadores genéticos moleculares, que
permitan la fácil identificación de los animales resistentes, sin necesidad de pruebas de
desafío a parásitos. Esta identificación sería un valiosísimo “plus” a la venta de animales
de cría con esta cualidad, en particular de sementales.

Lengua azul, esta enfermedad viral, producida por un orbivirus, arbovirus, transmitido por
insectos (Culicoides), que presenta una gran diversidad de serotipos y cepas con distinta
virulencia, puede en ciertas partes del mundo producir severas pérdidas a los rebaños
afectados. La enfermedad está presente en USA y Australia, pero en México y el resto de
Latinoamérica, ocurre un fenómeno interesante, se pueden encontrar animales
serorreactores al virus, pero no ocurren casos clínicos de la enfermedad. Presumiblemente
como consecuencia de que en los rebaños del país circula una o varias cepas del virus, de
muy baja virulencia, que provocan la respuesta inmune, pero no producen lesiones en los
animales infectados.
Esta situación debe ser considerada en los protocolos de importación exportación de
México, cuidando la introducción de animales desde países que si padecen cepas
virulentas de este virus.

Enfermedades dependientes del sistema productivo

Algunas enfermedades pueden ser solamente muy insidiosas en ciertos rebaños o


ecosistemas, por estar asociadas a ciertas condiciones de las instalaciones o del clima.

Gabarro o Pododermatitis, es una enfermedad producida por la asociación de dos


bacterias anaerobias Dichelobacter nodosus y Fusobacterium necrophorus, la primera
inicia el cuadro un vez que puede instalarse en los tejidos blandos de los dedos, para ello
requiere de lesiones en la queratina de las uñas y de aquí la asociación con situaciones de
humedad que ablandan la queratina. La enfermedad es por esta razón problemática para
los sistemas pastoriles de la costa del Golfo. Es sin embargo controlable con el uso de
pediluvios, tratamientos tópicos, manejo de instalaciones y cuidados en la condición de las
pezuñas de los animales. Es posiblemente la única enfermedad en la que resulta racional
separar a los animales enfermos de los sanos.

Las neumonías, o mejor dicho el complejo neumónico, es un grave problema en buena


parte de los rebaños mexicanos como consecuencia de las prácticas de encierro nocturno
y estabulación, en instalaciones húmedas, mal ventiladas, poco asoleadas y con excesivo
hacinamiento, que favorecen la presentación del cuadro. Afortunadamente ya buena parte
de los productores, en particular los empresariales, se han convencido de la importancia
de cuidar estos aspectos en sus rebaños, en lugar de recurrir en forma sostenida al uso de
antibióticos o de bacterinas absolutamente ineficientes.

Lesión labial de éctima en cordero


Foto: cortesía del autor

Las clostridiosis, no deberían incluirse en este trabajo, pero vale la pena jerarquizar
nuevamente, que estas enfermedades, si bien son producidas por bacterias del género
Clostridium no son enfermedades contagiosas y la presentación de las enfermedades en el
rebaño depende de factores condicionantes de manejo. Se trata de un grupo de
enfermedades que por otra parte, una vez diagnosticadas en el rebaño, son fácilmente
controlables empleando toxoides de calidad.

Enfermedades de bajo impacto productivo con lesiones aparentes

Este grupo de enfermedades tienen pobre o no demostrados efectos negativos sobre la


capacidad productiva del rebaño o del animal, sin embargo producen alteraciones muy
ruidosas en los animales afectados. En este rubro se podría incluir al ectima contagioso,
comentado más arriba, la linfadenitis caseosa, la estrosis y las enfermedades por
retrovirus (Maedi y Adenomatosis).

La linfadenitis caseosa es una enfermedad bacteriana (C. pseudotuberculosis) de curso


crónico que se caracteriza por producir lesiones abscedativas en nódulos linfáticos. En
México por las condiciones de cría y la influencia de los corrales de encierro nocturno, la
localización más frecuente de las lesiones es en nódulos de la cabeza, retroparotídeos,
submaxilares, retrofaringeos. La enfermedad está ampliamente distribuida en los rebaños
del mundo y normalmente no implica conflictos de comercialización, excepto para
animales con lesiones clínicas muy aparentes. Animales con una amplia distribución de
lesiones, en particular en vísceras (pulmón, hígado), pueden finalmente descompensarse y
sufrir emaciación progresiva hasta la muerte. En los momentos pico de presentación de
casos clínicos, que se presentan cada tres o cinco años, entre el 20 y el 30% de los
animales pueden presentar lesionesvisibles.

Estrosis, en esta enfermedad ocurre una severa rinitis producida por las larvas de la
mosca Oestrus ovis. No hay evidencias claras de que los animales afectados reduzcan por
esta condición su capacidad productiva, aunque en las horas del mediodía, cuando la
mosca los ataca para depositar sus larvas en los hollares, los animales procuran
defenderse escondiendo la cabeza y dejan de comer. Las larvas que completan su
desarrollo tienen el tamaño de las bolas del excremento de los ovinos y presentan
ganchos para evitar ser expulsadas por el estornudo, por lo que provocan una severa
rinitis mecánica, que determina que los animales presenten moco abundante, gelatinoso
de color grisáceo, ocasionalmente con estrías de sangre, muy evidente en las mañanas,
este cuadro confunde al neófito con situaciones de neumonía y le da al animal un aspecto
desagradable. La mosca en vida libre no se alimenta por lo que no puede ser atacada con
los sistemas diseñados para el control de otras moscas, las larvas pueden ser destruidas
con tratamientos a base de organofosforados, closantel o ivermectina, sin embargo el uso
de estos productos, que actúan sobre los nemátodos gastroentéricos, implica aumentar los
riesgos señalados, de inducir por su uso periódico, problemas de resistencia.
Maedi y Adenomatosis pulmonar, estas enfermedades producidas por retrovirus, han sido
comunicadas en USA y Canadá, países de los que México ha importado e importa
animales, en particular Maedi es de presentación endémica en USA. Por otra parte, para el
caso de Maedi, un estudio serológico realizado en poblaciones de ovinos “criollos”
campesinos, demostró que el 8% de los animales eran reactores al virus (Molina y col.,
1986) y si bien los estudios serológicos en las enfermedades por retrovirus tienen
limitaciones en cuanto a la seguridad del diagnóstico, esta reactividad debe considerarse
en la comercialización de animales y en los protocolos de exportación-importación. Estas
enfermedades inducen cuadros neumónicos, proliferativos, crónicos e irreversibles en
animales adultos y adultos viejos, en parte por esto, el número de animales que llegan a
presentar cuadro clínico es comparativamente reducido e incluso la enfermedad puede no
ser reconocida en un rebaño afectado. Aunque el Maedi puede transmitirse al momento
que la cría ingiere calostro, se considera que ambas enfermedades se transmiten
fundamentalmente por la aspiración de aerosoles emitidos por los enfermos, por lo que los
modelos estabulados y los corrales de encierro nocturno, favorecen la observación de la
enfermedad, mientras que en modelos pastoriles puede pasar inadvertida.

Linfadenitis submaxilar en cabra


Foto: cortesía del autor

Las enormes desventajas

El control de movilización prácticamente no existe en el país, con algunas raras


excepciones, como las aplicadas en la Península de Yucatán. Seguramente colaboran a
esta desastrosa situación, las condiciones de corrupción, ya casi consideradas como
naturales, dominantes en el país. La falta de convencimiento de los productores, que
prefieren no pasar incomodidades y someterse a situaciones de corrupción, que aceptar
que el control de la movilización es crítico para que nuevas enfermedades ingresen a su
región y a sus rebaños. La falta de controles en la comercialización del animal y sus
productos, la mayor parte de los animales se sacrifican en “traspatios”, posiblemente algo
más del 95%. Lo que en otros países es una práctica clandestina, ilegal, considerada de
alto riesgo para la salud pública, en México es aceptada y permitida, no solo para los
ovinos, sino para los cerdos, las cabras, los bovinos y para el “boteo” de leche.
La falta de infraestructura diagnóstica, aunque el país cuenta con suficientes y valiosos
recursos humanos y de equipamiento, dedicados al trabajo de investigación en
universidades e institutos, en gran parte del mismo es difícil conseguir un lugar donde se
realice un estudio coproparasitoscópico confiable, el análisis más elemental que se puede
pedir a un laboratorio de diagnóstico y que hoy resulta crítico para constatar situaciones
de resistencia a antihelmínticos. Estando el país en campaña nacional de control de la
Brucelosis, pocos laboratorios emiten resultados confiables en la más primitiva de las
pruebas diagnósticas, la aglutinación en placa (tarjeta). ¿Cómo se puede pretender así
controlar a la enfermedad, cuando uno de los elementos críticos es detectar a los animales
serorreactores?

Del diagnóstico eficiente depende poder reducir el riesgo del ingreso de enfermedades
nuevas al rebaño nacional o a cada rebaño particular. La calidad de las vacunas o de los
diversos productos empleados en la alimentación,suplementación o tratamiento de las
enfermedades, también depende de estas mismas herramientas. Actualmente México
importa ganado fijando requisitos sanitarios al país exportador, pero en la mayor parte de
los casos no está en condiciones de corroborar lo exigido, en cuanto a la calidad sanitaria
del mismo.

La normatividad establecida por el país, para definir requisitos de importación de ganado,


movilización y aún para el ingreso a ferias, es, para usar la palabra más suave,
lamentable. Quizás porque se está conciente que al fin y al cabo México es un país donde
la ley no aplica. Pero no deja de ser lamentable exigir a los países exportadores que los
ovinos que importa México lleguen libres de enfermedades que no afectan a la especie y
en contraparte, se permita el ingreso de animales que simplemente no presenten signos
clínicos sospechosos de scrapie o hallan sido desparasitados, sin constatar la posibilidad
de que sean portadores de cepas resistentes, como ya ha ocurrido.

La ventilación en un factor determinante en la sanidad


Foto: Alicia Almanza

Es posible que la exportación de sementales y animales de cría, en particular de las razas


de pelo, en las que los productores mexicanos han realizado y continúan realizando un
excelente trabajo, culmine por presionar a que se generen condiciones de diagnóstico
adecuadas. Esta infraestructura diagnóstica permitirá que se asegure a estos productores
la calidad sanitaria de los materiales que venden, los ayude a controlar las enfermedades
ya presentes que limitan la producción del rebaño y los proteja del ingreso de nuevas
enfermedades al país y a sus rebaños. Finalmente serán los propios productores los que
se convencerán de la importancia de contar con adecuadas medidas de control de
movilización, serán ellos los que las promoverán, establecerán y cuidarán de que sean
respetadas.

Como se señaló al principio, el país cuenta con recursos humanos y de equipamiento


suficientes para generar y expandir una infraestructura diagnóstica apropiada a las
necesidades del rebaño nacional, solo falta el convencimiento de su importancia y en
consecuencia se tomen las necesarias medidas para coordinar esfuerzos, como
acostumbramos a decir “solo falta voluntad política”, … sin tener en cuenta que la política
la
hacemos todos.

* Dr. en Veterinaria en Microbiología, FES Cuautitlán UNAM, Ap. No 245,


Cuautitlán Izcalli, 54700, Estado de México tortora@servidor.unam.mx

Tortora Pérez Jorge. 2007. Situación sanitaria del rebaño nacional. Junio 2007.
No. 46

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