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Corrección de estilo:
Julio Calvo Drago
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Yo te absuelvo
Caja idiota
De todas tus incongruencias
¿Acaso vos tenés la culpa
De que tu pantalla
Jamás me enseñe lo mismo
Que me enseña el espejo?
¿Tuya es la culpa acaso
De que mis sueños
Hayan sido creados
A tu imagen (de treinta y seis pulgadas full color stereo surround)
Y desemejanza?
Si es uno (y nadie más que uno)
Quien pierde el control
Y busca el tuyo
Entre los cojines del sofá
Si es uno quien engruesa tus rankings
Y programa tus franjas prime time
A fuerza de zap, zap
On/off y on/off
No fuiste vos
Quien mató a la estrella de la radio
Ni se hizo ilusiones
Audiovisuales
Por eso te absuelvo, nada me debes
Conque ve en paz, hija mía
No guardo rencor
No vuelvo a llamarte más la caja idiota
Si al hablar de idiotas
Quien lleva las de perder es otro
Aplicación de la famosa paradoja
del filósofo griego
como perífrasis
para convencer a los muchachos
de que ya es muy tarde
y ya es hora de irse para la casa
A estas alturas
Yo sólo sé que no sé nada
Bebé
Si yo siguiera tus pasos
Serían tropezones y caídas a cada rato
Pero siempre volvería a ponerme de pie
Y vos
Pues vos seguí siguiendo los tuyos
Mirá que los pasos de gigante
Vaticinan tropiezos descomunales
Mientras que cada uno de tus pasitos
Es un presagio de vuelo
Apólogo-imagen de ave diva
aspirante a icono de «mass media»
CIERTO PAVO REAL paseaba por un flor eclosionada, pero lo que más
centro comercial, cuando se topó llamó su atención fueron los oh
con un gentío frente a la vitrina de asombro de los demás especta-
de una tienda de electrodomés- dores. «Vamos a ver», analizó el
ticos. Todas aquellas personas pavo real. «Ese botón de flor sólo
veían maravilladas, en una gigan- se abrió, desplegó sus pétalos y a
tesca pantalla de plasma, cierto todos dejó maravillados. ¡Yo tam-
cortometraje que mostraba en cá- bién puedo hacer eso con mi
mara rápida el proceso de floreci- cola!», se dijo el ave a sí misma
miento de una rosa. Nuestro pavo con entusiasmo incontenible.
real también se puso a admirar la «Puedo abrirla, desplegar sus plu-
mas como si fuesen pétalos de ro- menzaron a proferir insultos y
sa y dejar encantado a mi público». abucheos, pues sintieron que
De inmediato fue a pararse delan- aquello no era más que un vulgar
te de la muchedumbre para luego acto de exhibicionismo. Y es que
sacar el pecho, levantar el trasero, el ingenuo pavo real estaba come-
desplegar el abanico de su cola y tiendo el mismo error que mu-
empezar a lucirla de una manera chos escritores cuando ejercemos
por demás vanidosa. Pero los es- el oficio: estaba confundiendo uni-
pectadores, lejos de aplaudir, co- versalidad con complacencia.
Apólogo-imagen
de camello con sueños
nanotecnológicos
¡OH JARDÍN de las verdes delicias! secas caen por aquí. Hojitas mustias
¡Paraíso exquisito del florecer per vuelan por allá. Pero ¡buscar la flor
petuo! Quién poda y engalana tus más bella para tu Princesa, oh jar
frondosas encinas di. ¡Pero si es el dinero, no has de olvidar! Tan pron
noble y altivo jardinero del Castillo to como floreciente fin des a tu no-
Real, de la bella Princesa el favorito! ble tarea con el último de los enci
Del vasto encinal embellece las ex- nos: aquel de grisácea fronda que
celsas frondas una por una. Tijera en el ulterior extremo del jardín
por aquí. Tijera por allá. Ramitas altivo se eleva. Nuestro jardinero,
presto a terminar la poda, soberbio confesar, da un firme tijeretazo y
avanza en pos de la última fronda. «WHAT DA FUCK YOU DOIN,
Con mano firme, cual guerrero va MAN! GO FUCK YOU MAMMA,
liente que dispónese a darle una YOU MOTHAFUCKIN ASSHOLE
victoria a la patria o su vida al Crea SANAFABITCH!» es el terrible im
dor, toma la tijera, silba una feliz properio que lacera sus oídos cuan
tonada y llega al encino. Ya allí, con do, sin querer, con una encina con
decisión inexorable, por el amor funde el desmesurado cabello afro
que a su Princesa un día le ha de de un funky brother.
Breve ejercicio metanarrativo
con la célebre metáfora
visual magritteana
del hombre que se para frente al espejo
y ve su propia espalda
No seás pie
Y dejá de huir
No seás mano
Y dejá de taparte la cara
Tu corazón
Está hecho para sentir
II
Si lo pienso yo
Y nadie más que yo
Es subjetivo
Si lo piensan todos
Incluso varios
(Y ya no digamos muchos)
Resulta que es objetivo
Pero la verdad
No necesariamente es cómplice
De la comunidad
Vos podés pensar
Que dos y dos son cuatro
Y todos nosotros creer
Que dos y dos son veintisiete
«CERRÉ LOS OJOS únicamente para pensando mientras posaba con los
que el flash de la cámara no me des- ojos cerrados para el lente de Ri
lumbrara. No hay otra razón», res- chard Avedon, fotógrafo, durante la
pondió Ezra Pound, sonriente, cuan producción de una de las imágenes
do le preguntaron en qué estaba quizá más célebres de aquel poeta.
De cómo el entomólogo
clasifica insectos
clavándolos con alfileres
en tablas taxonómicas
o
Dime dónde te perforas
y te diré quién eres
CIERTO DÍA al final de los tiempos hubo unos cuantos seres humanos
advino el demonio, la bestia, Sata- que rechazaron aquel pensamiento.
nás. Para dominar a las naciones, el Comprendieron que fácil no nece
anticristo siguió la infame estrategia sariamente era sinónimo de sencillo,
de predicar a las multitudes que to- característica primordial de lo que
do en esta vida era fácil. Por supues verdaderamente sirve y funciona.
to, las grandes masas en el ámbito Por lo tanto dejaron de perseguir lo
mundial se sintieron atraídas por fácil y comenzaron a buscar, en su
esta nueva filosofía, de modo que lugar, lo sencillo y funcional. Así fue
muy pronto legiones enteras de al como estas almas elegidas alcanza
mas encontraron su perdición. Pero ron su salvación.
De cómo entre dos sinónimos equivalentes
puede haber diferencias no solo fonéticas,
sino también determinantes
en cuanto a echar o no echar la ficha
en la rocola de los talegazos
T UVE UN CUATE al que le decíamos decirle así. Vos Mierda aquí. Vos
de apodo el Mierda. Por qué el apo Mierda allá. Qué si una vez, cuando
do, sepa putas. Pero aquel nunca todavía no éramos cuates cuates,
aceptó que le dijéramos de otro nos estábamos echando las chelas
modo. Si hasta se molestaba cuando con toda la mara, cuando no sé por
le decíamos su verdadero nombre. qué me confundí y le dije Caca en
Mierda decime, decía aquel. Mierda lugar de Mierda. Cómo me dijiste,
me han dicho mis cuates toda la preguntó aquel, emputado. Nada,
vida y solo por Mierda entiendo, vos, le contesté yo, tratando de
decía después. Me costó un cacho evitar. Caca me dijiste, vaá cerote,
al principio porque qué feo que te dijo aquel. Y si oíste bien, para qué
digan Mierda, pienso yo. Pero poco preguntás, pisado, contesté yo, tam
a poco me fui acostumbrando a bién ya como la gran puta. Para qué.
Nos paramos agarrando a vergazos. te mascaste conmigo aquella vez
Aquel me sacó sangre de nariz y yo que te dije Caca, pregunté yo. Por
le abrí el labio. Después de eso para- que eso de Caca es ofensivo, cerote,
mos siendo grandes cuates. Íbamos contestó aquel. Pero Mierda tam
a chingar la pita y todo, pero yo bién es ofensivo, imbécil, dije yo.
siempre estaba con la onda de por Pero es diferente, estúpido, dijo
qué putas se había mascado aquél aquel. Y por qué es diferente, mal
conmigo. Por qué le había caído dito, pregunté yo. Porque Mierda
tan mal que le dijera Caca en lugar me han dicho mis cuates toda la
de Mierda, si mierda y caca son lo vida y solo por Mierda entiendo,
mismo al final de cuentas. Un par contestó aquel. Ah vaya, dije yo
de años después nos juntamos otra nada más. Nos seguimos echando
vez con toda la mancha a discutir las chelas y ya nunca más le volví a
nos las chelas. Vos, Mierda, por qué preguntar al Mierda ni mierda.
De demagogias
y otras lluvias
que nunca llegan
HUBO UNA V EZ una nube que quiso dirección y demás metáforas del
nublar el cielo y llover. Claro que ingenuo y trillado discurso del vo
esto no podía hacerlo ella sola, por luntarismo colectivo. Sin embargo,
lo que trató de convencer a las de- nadie le hizo caso. La nube se enfu-
más nubes de que la ayudaran. Para reció y, luego de arrojar uno o dos
tal efecto se detuvo en el centro relámpagos a la tierra, pronunció
del firmamento y comenzó a ha una feroz diatriba contra la nube
blar. Hizo una arenga al trabajo en presidenta del firmamento, quien
equipo y se valió de argumentos fue acusada de impopular y totalita-
como la sinergia, la unión que hace rista por no favorecer climas de
la fuerza, remar todos en la misma participación ni espacios democrá
ticos. Cuál fue su sorpresa cuando to, su propósito original de nublar
vio que este discurso sí llamaba la y llover. Obtuvo, eso sí, los votos
atención de las demás nubes, que de la mayoría y se convirtió en la
de inmediato se unieron a la nues nueva presidenta del firmamento.
tra, la aclamaron y vitorearon. Aún Moraleja: si quieres llegar a las nu
así, la nube no logró convencer a bes, vete con la oposición, siempre
nadie de que la ayudara ni, por tan- con la oposición.
De juventudes contestatarias
y otras lecturas clásicas
Hagamos el amor
Y punto
Y seguido
De la universalidad literaria
y otras improbabilidades matemáticas
El otro día
Me asaltó una duda
Se me acercó sigilosamente
Me puso una interrogante cargada en la sien
Y me dijo
Una respuesta
O la vida
De los prodigios insospechados
que a veces subyacen
en la vide simple
de los suburbios citadinos
«¿Y AHORA QUÉ HAGO con este co- lloró el hombre de hojalata. Y
razón?», se preguntaba el hombre mientras aquella ola se replegaba
de hojalata, sentado a la orilla del a la mar, nuestro amigo, por un
mar, mientras sostenía en sus ma impulso que no pudo contener,
nos el corazón que recién había le arrojó su corazón. La ola sim
adquirido. Su introspección fue plemente se lo tragó y desapare-
interrumpida por una pequeña ció en el horizonte. Fracciones
ola que se le acercó, le acarició de segundo bastaron para que el
los pies y le habló con el suave hombre plateado entendiera que
murmullo del roce de la sal contra nunca más volvería a ver aquella
la arena. «Jamás se me había acer ola. Las lágrimas comenzaron a
cado alguien con tanta dulzura», rodar por sus metálicas mejillas.
No paró de recriminarse cuán ton de regreso el corazón. Nuestro
to había sido por regalarle su co- metálico amigo se puso de pie,
razón a una ola efímera. Descon incapaz de contener sentado tanta
solado, se volvió a sentar, recostó felicidad, y su cerebro electrónico
la cara en los brazos y rompió en rápidamente computó: a) el cora-
amargo llanto. Pero entonces una zón, a pesar de su forma poco
nueva ola acarició sus pies. El aerodinámica, resulta un búmeran
hombre de hojalata levantó la vis efectivo; y b) cuando se ama una
ta y, para su sorpresa, allí estaba ola, quien ama de vuelta es la mar.
Dos o tres
palabras firmes
sobre una palabra
insegura
«VENGAN A V ER», gritó alguno de los solo que no sobre un caballo, sino
concurrentes a aquella convención sobre un burro. La amazona en traje
de artistas conceptuales. Curadores, de Eva cabalgó un rato frente a sus
intelectuales, artistas, esnobs y de espectadores dejando ver un cartel,
más asistentes al evento salieron a sugestivamente colocado atrás, en
la calle. Lo que vieron fue el siguien su espalda baja, que recitaba: «Inte-
te happening: una atractiva chica lectualízame, soy tuya». El clamor y
desnuda hacía las de Lady Godiva, los aplausos fueron arrolladores.
II. ARTE PARA SEXUALIZARTE
Drama en un acto
ACTO I (VERSIÓN I)
QUIÉN ES EL PADRE
AQUELLA T ARDE llegó a casa mucho zo que ella volteara a ver. Ante el
antes de la hora habitual. Entró sobresalto de su esposa y sin darle
sigilosamente. Se dirigió a la coci- tiempo a asimilar la situación, el
na y vio a su esposa, que estaba marido habló. Tienes dos oportu
de espaldas. Se le acercó sin hacer nidades de salvar tu vida, le dijo.
ruido. Cuando estuvo aproximada- Quién es el padre de tu hijo, pre-
mente a un metro de distancia, guntó. Pero, qué pasa, por qué
sacó un revólver de su saco, lo me preguntas eso, dijo la mujer.
apuntó a la cabeza de la mujer y Quién es el padre, volvió a pre
estiró el percutor. El sonido ge- guntar el hombre, levantando la
nerado por esta última acción hi- voz. Pero, tú eres el padre, mi
amor, lo sabes muy bien, res- frigeradora y los gabinetes queda
pondió ella. Perdiste tu primera ron manchados de sangre. El cuer
oportunidad, dijo el cónyuge y po sin vida de una mujer, con un
avanzó dos o tres pasos hasta po- orificio de bala en la frente, se
ner el cañón del revólver en la desplomó al suelo. Tu hijo tiene
frente de su esposa. Preguntó por diez años de edad, nosotros casi
tercera vez, quién es el padre de veinte de tomar leche en polvo y
tu hijo. La mujer se echó a llorar. de comprarla en el súper, fueron
Perdóname, nunca fue mi inten- las palabras, entrecortadas por el
ción hacerte daño, respondió. El llanto, de aquel hombre ofuscado,
verdadero padre de mi hijo es, es, celoso y ahora asesino. Pero el ba-
el lechero, reveló. Respuesta inco surero, pensó ahora, en voz alta.
rrecta, dijo el hombre. Los perros Ese sí que tiene más de diez años
del vecindario ladraron, los pája de venir a esta casa con regulari
ros huyeron dispersos de las fron dad, terminó de decir. Entonces
das de los árboles, los bebés de vio el arma y pensó por un mo
toda la cuadra lloraron a gritos. mento en otro homicidio, pero
En aquella cocina, la estufa, la re mejor ejecutó el suicidio.
AQUELLA T ARDE llegó a casa mucho o tres pasos hasta poner el cañón
antes de la hora habitual. Entró del revólver en la frente de su es
sigilosamente. Se dirigió a la cocina posa. Preguntó por tercera vez,
y vio a su esposa, que estaba de quién es el padre de tu hijo. La
espaldas. Se le acercó sin hacer mujer se echó a llorar. Perdóname,
ruido. Cuando estuvo aproximada nunca fue mi intención hacerte
mente a un metro de distancia, sacó daño, respondió. El verdadero pa
un revólver de su saco, lo apuntó dre de mi hijo es, es, el lechero,
a la cabeza de la mujer y estiró el reveló. Respuesta incorrecta, dijo
percutor. El sonido generado por el hombre. Los perros del vecinda
esta última acción hizo que ella rio ladraron, los pájaros huyeron
volteara a ver. Ante el sobresalto de dispersos de las frondas de los ár
su esposa y sin darle tiempo a asi boles, los bebés de toda la cuadra
milar la situación, el marido habló. lloraron a gritos. El hombre abrió
Tienes dos oportunidades de salvar los ojos. Su esposa, parada enfrente
tu vida, le dijo. Quién es el padre de él, sostenía una pistola con las
de tu hijo, preguntó. Pero, qué pasa, dos manos. Sin dejar de apuntarle
por qué me preguntas eso, dijo la a su esposa con el revólver, el ma
mujer. Quién es el padre, volvió a rido inmediatamente se palpó el
preguntar el hombre, levantando pecho y el vientre con la mano libre.
la voz. Pero, tú eres el padre, mi Se resignaba a verla empapada en
amor, lo sabes muy bien, respondió sangre. Para su sorpresa, la bala no
ella. Perdiste tu primera oportuni lo había tocado. Fue entonces cuan
dad, dijo el cónyuge y avanzó dos do volteó a ver. Detrás de él yacía
el cuerpo de un hombre de vesti para siempre de aquella casa. Llegó
menta rota y sucia con un orificio a su auto. Libres al fin, y sin necesi
de bala en el pecho. El basurero, lo dad de disparar una bala, dijo el
sabía, dijo el marido. Cuando vio hombre con una clara sonrisa mien
más detenidamente la escena, se tras entraba en el vehículo. Su
percató de que aquel hombre traía amante, que venía en el asiento de
una pistola. Rápidamente com- copiloto, le preguntó, y el disparo
prendió que su esposa le había sal que escuché. Te cuento en el cami
vado la vida. Miró entonces a la no, respondió él a la vez que arran
mujer, bajó el arma y le dijo, mien caba el automóvil y lo ponía en
tras guardaba el revólver en su saco, marcha. Mientras tanto, dentro de
puedo perdonarte la vida, pero no la casa, la esposa se enjugó las lágri
la ofensa que me hiciste. Luego se mas, se acercó al basurero y se
dio la media vuelta, subió al segun postró a su lado. Lázaro, levántate,
do nivel, entró en la habitación ma dijo, para luego reírse a carcajadas.
trimonial y empacó sus cosas. Unos No pudiste idear un plan menos
diez minutos más tarde bajó las arriesgado, preguntó el basurero,
escaleras y se dirigió a la entrada entre asustado y molesto, mientras
principal en la sala. Desde allí volteó se incorporaba y se limpiaba la san
a ver a la cocina. Su esposa lloraba gre de utilería. Pudimos haber
amargamente, y el señor de la ba muerto, añadió. Pero funcionó, ver
sura yacía en el suelo sobre un char dad. Así que no te quejes, le res-
co de sangre. Sin decir nada más, pondió ella mientras terminaba de
el hombre abrió la puerta y se fue limpiarse las lágrimas falsas.
Homenaje a Ridley Scott
(por supuesto extensible
a Philip K. Dick)
o
Yo, androide,
confieso que he soñado
(y no precisamente
con ovejas eléctricas)5
UNO DE AQUELLOS DÍAS que la histo- ella. Dio dos vueltas que pronto
ria no logra clasificar como del Me- se volvieron cuatro, ocho, dieciséis,
dievo o del Renacimiento, cuando y así sucesiva y geométricamente.
empezaban a surgir nociones (que Mientras el niño daba vueltas, los
más bien deberíamos llamar sospe pies de este dibujaban en la tierra
chas) de la redondez del planeta, una circunferencia cuyo radio era
cierto niño se afanaba en arrancar el largo de la mata tensa. Justo
una mata del suelo. Jalaba y jalaba cuando el chico ya había olvidado
con todas sus fuerzas, pero la plan su propósito de arrancar la planta
ta no cedía. Se decidió entonces a y se divertía como nunca dando
probar otra estrategia: tensó la ma vueltas, la mata súbitamente cedió
ta lo más que pudo y, sin dejar de a la fuerza que la jalaba, salió de la
tirar, comenzó a girar alrededor de tierra con todo y raíz e hizo que el
infante, por acción de la fuerza lar). Lo cierto es que se sintió muy
centrífuga, saliera disparado como mal, a pesar de que arrancar la
proyectil para ir a estrellarse de es- planta era su propósito original, y
paldas contra un matorral adyacen algo cambió en él para siempre.
te. Cuando el niño se levantó y vio Este niño creció para convertirse
la raíz muerta y la circunferencia en aquel famoso geodesta, cuyo
trazada con sus pies, se puso muy nombre no recuerdo, que se refería
triste. Quién sabe con certeza qué a las plantas y a su imprescindible
asociaciones hizo en su mente función diciendo, con gran sabidu-
(quizá interpretó que aquel era el ría y no con menos poesía: «La raíz
círculo de la muerte, cuyo centro será siempre el compás que dibuje
era la raíz de la planta, o algo simi la redondez de la Tierra».
La irresistible tentación de hacer,
tratándose de un cuento que habla de viajes
y vueltas, una alusión paródica al título
de la famosa novela de Julio Verne «La vuelta
al mundo en ochenta días», pero que resistí
ya que otro Julio, cierto argentino de apellido
Cortázar, hizo también una parodia
con este mismo título en una de sus obras
más reconocidas, con lo cual yo digo ahora
qué bueno que no lo hice yo también,
porque imagínense: no solo sería un lugar común,
sino además ¡un tercer Julio hablando de vueltas,
días y mundos!, como que no, ¿verdad?,
pero bueno, decía que dicha tentación era
irresistible porque el texto a continuación,
además de referirse a un viaje, por cierto
a través del tiempo, trata sobre crecimiento
y madurez, al igual que sobre las vueltas
alrededor del propio mundo para finalmente
llegar al mismo punto, justo como lo sugiere
la metáfora de la vuelta al globo,
que por su circularidad es imposible recorrer
sin que final e inexorablemente el punto B
(es decir, el destino) sea el mismo punto A
(el origen) y exprese con ello la imposibilidad
de alejarse de uno mismo, pues todo camino
emprendido con el afán de distanciarse
de uno mismo termina, de manera paradójica,
en el corazón de uno mismo, como sugiere
el nombre de la novela clásica de Verne,
cuya parodia trato de evitar aquí por la razón
que expongo más o menos a la mitad de este título
VERSIÓN MACINTOSH
VERSIÓN PC
My pin-up girl
Is a blonde babe in red
And shes neither dancing
Nor making love
Shes there
In the wall
To be dreamed of
And nothing else
For the moment she becomes real
Material girl
In a material world
My white Anglo-Saxon girl in red
Will not
Be
A dream
Anymore
Oh pin-up girl
My beautiful blonde babe in red
May one day you come out from the poster
And become true, my dream come true
Dont wear out that pose
My pin-up girl, por favor
Nunca te salgas del póster
No te muevas de ahí
Ni cambies de pose
Ni te quites el vestido rojo
No te despintes el cabello, mi rubia oxigenada
Quiero, de hecho, que no te muevas
Quédate ahí
Estática
Y estética
Inamovible y eterna
Como dios
Como diosa
Como idea
Del mundo inmaterial
Yo, Platón, sólo te quiero soñar
Pues sé
Que si un día te has de volver realidad
Mi sueño hecho realidad
Ya no será lo mismo
Sí, eso mismo, un sueño
Quintaesencia-chica de rojo
Verdad absoluta revelada a tamaño tabloide
Mi musa tonta y rubia
Marilyn Monroe inmortal
Ref lexión alegórica
de bicho de jardín
equiparándose con bípedo terrestre
en una canción de cuatro versos
decasílabos y hexasílabos
que incluye: a) símil visual
entre gesto facial y fruta tropical;
b) prosopopeya zoológica;
y c) monólogo autoconsciente
de pluricelular irracional
Allá en el occidente
Las nubes
Por no ir viendo su camino
Viven chocándose con las montañas
Por eso
Por allá
Se ve
Tanto accidente
Geográfico
Viaje al centro de la oscuridad
(es decir, al interior del casillero
de una estudiante norteamericana
de nivel medio)
o
Recreación de arquetipo cinematográfico
de coronel enloquecido susurrando «el horror,
el horror» en el momento de su agonía
y taladrando con dichas palabras el corazón
de su perturbado verdugo, cierto capitán
de infantería que no puede evitar sentir
que con aquel homicidio comisionado también
está asesinando algo en sí mismo7
Amarillismo
Amor
Un sapo y una sapa besándose, cada uno esperando a que el otro se convierta
en príncipe o princesa.
Antropología y sociología
Arte
Ceviche
Charla motivacional
El epitafio de la lectura.
Comunicación
Contabilidad
Culpa
Democracia
Idea que, mientras los pueblos estén sumidos en la pobreza, no pasa de ser
esa pretensión seudoaristocrática de que una mayoría analfabeta piense, deci-
da y actúe como una minoría educada.
Destrucción
Eclipse
Alguna vez, el día quiso saber que se sentía ser noche. Pero se empecinó a
tal punto con esto que la Luna, cansada ya de aquel capricho, se fue a parar
delante del Sol hasta ocultarlo completamente y le dijo al día: «Bueno, querido,
tenés tres minutos».
Ejecutivo
Baño unisex cuya entrada está rotulada con un ambiguo símbolo de arroba
y cuyos incluyentes inodoros suelen atascarse con la mierda de todos y todas.
Ensayo
Especial
Existir
Fundamentalismo
Globalización
II
Humanismo
Identidad sexual
Imagen (literaria)
Unos fans estaban ansiosos por ver a su estrella favorita. Por lo tanto se con-
gregaron en multitud a la orilla del mar y esperaron el atardecer. El sol se
ocultó, la bóveda celeste se oscureció y, por fin, en la parte más boreal del
firmamento, la amada estrella brilló con una luz espectacular. «Miren, miren,
allí está», gritó alguien. De inmediato se desató una conmoción de paparazis,
luces de cámaras, alaridos histéricos, manos extendidas al cielo, desmayos,
aclamaciones, gritos, silbidos, olas, porras, etcétera. Pero nadie había notado
que, desde un banco de rocas, oculto entre estas, un francotirador apuntaba
su rifle a las alturas. El arma tenía silenciador, y el astro ya estaba posicionado
en el centro de la mira telescópica. Finalmente el gatillo fue jalado. No obstan-
te, para sorpresa del sicario, la estrella siguió brillando en el firmamento y
la conmoción de los fanáticos y la prensa no cesó. Y es que el francotirador
se estaba olvidando de dos o tres pequeños detalles: que el universo es incon-
mensurable, que la luz no es tan veloz como a veces creemos y que aquel
era el brillo de una estrella que había dejado de existir 3 000 000 000 000 000
000 años atrás.
Inteligencia
Leyenda
Lluvia
Mecenas
Moda
Norte
ONG
Esos once expertos que se necesitan para cambiar un bombillo: uno lo cambia;
los otros diez preparan el documento escrito y la presentación en hotel de
lujo para convencer a todos de que aquel cambio de bombillo fue, de hecho,
la implementación de una planta eléctrica en equis o ye comunidad.
Otro
Esa segunda persona que la primera persona quisiera ver siempre como
tercera persona.
P
Palabra
Espacio que sí puede ser ocupado simultáneamente por dos o más cuerpos.
Panteísmo
Poeta
Semidiós para quienes lo aman, hombre elefante para quienes lo odian, ser
humano para quienes lo entienden.
Posmodernidad
Pruebas de laboratorio
Publicidad
Realidad
Ella no podía creerlo. Sin embargo, lo inverosímil era una verdad ineluctable.
Su compañero de tantos años había resultado ser un traidor. Y allí estaba
ella ahora, apuntándole con un revólver. A su lado estaba aquel amigo ex-
traño, previamente desacreditado por paranoico, gritando «dispara». La
mujer, con lágrimas en los ojos, continuaba indecisa entre jalar el gatillo
o no, como queriendo darle una oportunidad a la verdad que por tantos
años había creído. Pero entonces el traidor hizo un mal movimiento. La
mujer, en un reflejo automático, disparó el arma. El cuerpo cayó al suelo
y empezó a convulsionar de una manera inusual. Mientras temblaba, co-
menzó a emanar una luz brillante y rojiza que a cada segundo se hacía
más intensa. Por fin el ser emitió un chillido desgarrador, seguramente
de dolor, y luego se desintegró hasta desaparecer sin dejar rastro alguno.
«¿Me crees ahora?», le preguntó el paranoico a la mujer, cuya confusión
era inmensa. Y ante su profundo desconcierto (y ante la seguridad que
su extraño amigo demostraba), la mujer por fin terminó de creer lo que
este ya le había dicho previamente: que aquel ser era miembro de una
cruenta secta de extraterrestres que planeaban conquistar el mundo. Sim-
plemente aceptó la explicación y jamás se detuvo a pensar que aquel raro
incidente pudo haberse debido también a un experimento científico fuera
de control, a una coincidencia en espacio y tiempo con un portal a otra
dimensión, a una nueva clase de pandemia, a un poltergeist, a una posesión
demoníaca, a un visitante de otra época, a un holograma, a una ilusión
óptica, a un ser de la antigua civilización atlántica y mil posibilidades más.
Relaciones públicas
Rito religioso
Sartén
Servicio
Ese 200% que un cliente paga de más y que le da derecho a tomarse un café
recalentado, leer la memoria de labores del año antepasado y escuchar que
tiene la razón en todo mientras espera dos o tres horas a que lo atiendan.
Soledad
Soñar
Despertar.
T
Telenovelas
Torre de Babel
Vida
Algunos años después de que los astrónomos descubrieran fuera del sistema
solar un planeta con características muy similares a las del nuestro, se decidió
enviar una nave de reconocimiento con un astronauta. Su misión: validar o
refutar la hipótesis de que en aquel planeta había vida inteligente. La nave
llegó entonces al planeta y aterrizó en él. El astronauta descendió del vehículo
interplanetario y caminó por largo rato sobre la superficie de aquel mundo.
Todo lo que pudo ver fue un infinito paraje rocoso sobre el que un viento
perenne soplaba y esparcía arena. De inmediato cogió su radiotransmisor y
comunicó a la Tierra lo siguiente: «Explorador a planeta Tierra, cambio. He
recorrido la superficie de este planeta y lo único que hay a mi alrededor son
rocas, colinas áridas, un cielo rojo y un viento perpetuo difundiendo arena.
Los análisis del suelo revelan un continuo desplazamiento de partículas inesta-
bles de hidrógeno, oxígeno y xenón. Cabe mencionar que un grupo especial
de partículas radiactivas interactúa con la materia circundante y le da nueva
forma. No, definitivamente no hay vida en este planeta. Cambio y fuera».
Mientras tanto, los habitantes de un evolucionadísimo planeta de una galaxia
lejana, que eran seres inmateriales, etéreos, energía pura que virtualmente
movía montañas, que solo con pensar ya materializaban y que no necesitaban
moverse del punto a al punto be, pues ya estaban en a y be simultáneamente,
descubrieron el planeta Tierra y también tuvieron la duda de si en él había
vida inteligente. Decidieron enviar un emisario para constatarlo. El etéreo
astronauta sólo pensó en el punto be (es decir, la Tierra), y en un abrir y ce-
rrar de ojos se teletransportó a nuestro mundo. Comenzó a observar y lo pri-
mero que vio fueron océanos. Voló sobre ellos, se sumergió en estos y vio
peces, delfines, tiburones, algas, protistas, barcos encallados, submarinos
atómicos y uno que otro buzo explorando. Salió del agua y llegó a la tierra.
Vio árboles, animales, carreteras. El invisible extraterrestre llegó entonces a
la ciudad. El autor no sabría determinar con precisión si se trataba de Nueva
York, Tokio, París, México o alguna otra de esas populosísimas urbes. Lo cier-
to es que se detuvo en medio de ella y observó edificios, vehículos, aviones,
hombres y mujeres yendo y viniendo, entrando y saliendo de las construcciones
y conduciendo automóviles. De inmediato, con sólo su pensamiento (pues
todo él era pensamiento y, por tanto, como ya se dijo, podía estar en a y be
simultáneamente) estableció contacto con sus congéneres y les transmitió
vía telepática lo siguiente: «Explorador a planeta Etéreo, cambio. He recorrido
la superficie de este planeta y lo único que hay a mi alrededor son dos terceras
partes líquidas y una sólida, un cielo azul lleno de nubes que en ocasiones
llueven o nievan y, poco más arriba de este, satélites girando alrededor del
planeta: uno de ellos redondo y grande (la Luna); y el resto, muy pequeños
y de formas geométricas (satélites artificiales). Los análisis del suelo revelan
la presencia de partículas inestables (los animales), tanto en el agua como
en la tierra, desplazándose de un lugar a otro. Cabe mencionar, en particular,
un grupo de partículas radiactivas en la tierra (los humanos) que interactúa
con la materia circundante y le da nueva forma. No, definitivamente no hay
vida en este planeta. Cambio y fuera». Más de alguien podrá concluir que la
moraleja de este cuento es el conocido apotegma ese de que con la misma
vara que midiereis seréis medidos. Pero una cosa se saca en claro: para aquel
astronauta intergaláctico, la persona humana yendo y viniendo en sus vehículos
y construyendo sus edificios era tan inorgánica y anodina como, para el astro-
nauta mortal, aquel viento perenne soplando y esparciendo arena.
Videograbadora
AQUELLA NOCHE, mientras todo el nión familiar que tan solo unas ho-
mundo dormía, Santa Claus se des- ras antes había tenido lugar allí.
lizó con mucha dificultad a través Desató su costal, buscó en el inte
de la angosta chimenea de una ca rior, extrajo algunos regalos y los
sa. Ya en la sala, después de sacu colocó al pie del árbol, a un lado
dirse el polvo y la ceniza del traje del nacimiento. Luego regresó a la
rojo y los ribetes blancos, ennegre chimenea y vio las calcetas navide-
cidos por el carbón, tomó su costal ñas colgadas de la cornisa, cada
de regalos y juguetes y buscó el una con un breve rótulo que rezaba
arbolito. Se dirigió a este salvando el nombre de pila de su dueño.
los múltiples obstáculos de aquella Comenzó a llenar aquellas prendas
sala, toda desordenada por la reu- personales con obsequios adicio
nales una por una, comenzando pila. Uno de mujer, como era de
con la calceta de la izquierda para esperar. Así que buscó en su costal
luego seguir con la contigua de la el regalo que coincidiera con aquel
derecha y así sucesivamente. Por nombre. Lo encontró. Más bien los
el momento, nuestro polar amigo encontró. Se trataba de dos objetos
de barba blanca y traje rojo cumplía esféricos muy duros y pesados.
con su tarea sin inconvenientes y ¿Qué eran? El papel para regalo
sin que se topase con nada que le que los envolvía no permitía saber
llamara la atención. Pero entonces lo. Por su peso y textura se podría
llegó a la última prenda. Vaya sor haber pensado que se trataba de
presa la que se llevó el señor Claus. algo así como dos bolas de boliche,
En el extremo derecho de la chi pero aquella era una hipótesis que
menea, en lugar de calceta o calce de inmediato debía descartarse
tín, alguien había colocado un bra porque los susodichos objetos no
sier. Se trataba de uno de talla gene- llegaban ni a la mitad del tamaño
rosa, por no decir inmensa (califi de tales pelotas. ¿Se trataría enton
cativo que mejor usaremos para ces de dos de esas bolas plateadas
intensificar el desconcierto que de acero que tan de moda están
Santa se llevó al descubrir aquella hoy en día y que se usan para dar
prenda femenina y preguntarse masajes corporales y lograr así un
quién diablos había tenido la dis reparador y delicioso stress mana
paratada ocurrencia de ponerlo gement? Santa las juzgó demasiado
sobre la cornisa de una chimenea grandes y pesadas para ello. De
para hacer las veces de calceta cualquier manera al señor Claus
navideña). Pero el brasier también no le interesaba en realidad saber
estaba rotulado con un nombre de qué eran aquellos objetos. Tenía la
mente más puesta en lo tarde que féricos se precipitaron al suelo.
era ya, en el poco tiempo que le Milésimas de segundo antes de que
quedaba y en esos cuantos millares estos impactaran contra el piso, la
de hogares que todavía le faltaba joven que estaba soñando todo es-
visitar. Además, el asunto no era to despertó sobresaltada y se sentó
de su incumbencia. Por lo tanto se en la cama. Varios segundos fueron
apresuró a colocar las dos pelotas necesarios para que la mujer ter
sobre el sostén, cada una en cada minara de darse cuenta de que to
copa. Lo hizo, eso sí, con mucho do había sido una pesadilla. Sin
cuidado. Para su sorpresa, las pelo embargo se puso a observar a su
tas casaban con exactitud milimé alrededor para confirmar que en
trica en las copas de la prenda. Sin su entorno inmediato no había ni
embargo, como ya se dijo, los ob santacloses ni brasieres en cornisas
jetos aquellos eran muy pesados. de chimeneas ni objetos esféricos
Así que ocurrió lo que tenía que envueltos en papel para regalo,
ocurrir. Cuando Santa comenzaba sino únicamente los ítems usuales
a darse la vuelta para retirarse, oyó de su habitación. Esta acción la
un sonido extraño, como de tela calmó bastante. Luego de un respi
rasgándose. De inmediato volteó ro posó su vista en la ventana y
a ver el brasier. Todo estaba en or- hasta entonces se percató de que
den. Observó la prenda unos se ya era de día. La mujer dio un se
gundos más y, luego, tranquilizado, gundo respiro para terminar de
respiró con alivio y de nuevo se recuperar el aplomo y entonces,
dispuso a retirarse. Pero entonces solo entonces, se acordó. Aquella
el tirante que unía las copas se mañana la joven debía internarse
rompió y los extraños objetos es en el hospital. Como un regalo de
Navidad para sí misma había deci Se quedó viendo a su alrededor
dido someterse a una operación unos minutos más, tratando de ra-
de aumento de senos. La ilusión y cionalizar aquella mala sensación,
el nerviosismo empezaron a asaltar pero no lo consiguió. Fue entonces
alternadamente el ánimo de aque cuando decidió ya no darle más
lla mujer. Pero entonces recordó largas al asunto. Se levantó de la
momentos e imágenes de su pesa cama, cogió el teléfono e hizo una
dilla y tuvo un mal presentimiento. llamada para cancelar la operación.
JESÚS COMIENZA a sentirse débil por sigue el vuelo del mosquito con
la falta de alimento, de modo que un ojo abierto y zas. Lo coge de un
se recuesta y se dispone a dormir violento manotazo. Luego toma el
una siesta para ahorrar energías. insecto con dos dedos y se sienta
Ya está conciliando el sueño, cuan a observarlo. Justo entonces, ante
do un mosquito empieza a impor la mirada estupefacta del hijo de
tunarlo con su insistente zumbido. Dios, el mínimo irracional empieza
Jesús intenta espantarlo de mil ma a llorar y a implorar por su vida.
neras, pero el volador persiste en «Misericordia, señor mío», solloza
su incómodo aleteo. Decide enton el mosquito. «Si me perdonas la
ces probar otra estrategia. Contiene vida, te prometo que me devuelvo
la respiración, permanece inmóvil, al mismo infierno del que vine y
no te molesto más». Jesús com do la oportunidad de construir un
prende inmediatamente que aquel mundo perfecto con solo matar un
bicho aprisionado entre sus dedos mosquito. «Qué es el mal a la par
no es otro que el mismísimo demo- de Dios sino un insecto en la mano
nio. «Piedad», sigue implorando el de un hombre», sentencia el Naza
mosquito, pero Jesús también en reno en un arrebato de intuición
tiende que con solo aplastar aquel y se dispone a exterminar al bicho.
insecto destruirá el mal para siem Le lanza una mirada cortante, son
pre, de modo que borrará el peca ríe con deleite y está por aplastarlo
do y la muerte de la faz de la Tierra, con los dedos, cuando una súbita
liberará al ser humano de todo su luz ilumina su entendimiento. «No
frimiento y erigirá el reino de felici- me tientes, Satanás», grita entonces
dad eterna que todas las naciones el hijo de María y libera al insecto,
anhelan. Comprende que ha recibi- que sólo se aleja volando.
Texto escrito en ocasión del 40 aniversario del músico Paulo Alvarado, quien
decidió realizar un espectáculo de música, drama y literatura en el que se haría
una analogía entre sus cuarenta años como músico y los cuarenta días de ayuno
de Jesús en el desierto. Por lo tanto, Paulo contactó a cuarenta escritores,
les asignó un día y les pidió que elaboraran un texto breve recreando los eventos
vividos por Jesús ese día. A este servidor le fue asignado el día sexto.
De mamarrachos gelatinosos,
amorfos y anodinos
(como aquel camello
que en realidad es un caballo
disfrazado de dromedario por un comité)
como única solución viable
a la creación literaria
en la era de la corrección política
DESDE NIÑA aprendió a caminar con dado, como si llevara algo sumamen
un vaso de agua sobre la cabeza. te frágil e inestable en la cabeza.
«Porque una señorita que camina Como un vaso de agua, por ejemplo.
con rectitud, obra con rectitud», so- Como si llevara un vaso de agua en
lía decirle su institutriz. Por eso la cabeza desciende del carro de su
aprendió a desplazarse, girar, sentar- papá, entra en el colegio católico
se e incorporarse sosteniendo un de señoritas, camina hacia el salón
vaso de agua sobre la cabeza, sin de clases, se sienta, recibe todas las
derramar una sola gota. Por eso no clases, se incorpora, sale del colegio,
es extraño que hoy, a sus dieciséis, entra en el carro de su papá y se
ella sea una señorita recatada, mode- marcha. Y así todos los días. Pero
lo de elegancia y discreción, a quien hubo una tarde en que su papá no
nada se le puede tachar. Ni siquiera, pudo llegar a recogerla. Dispuso en-
literalmente, la manera de andar. tonces llamar al taxista de confianza
Porque se desplaza con mucho cui de la familia. «Mejor vámonos en ca-
mioneta», le dijo su mejor amiga y sí estaba abierta) y entonces ya va a
compañera de clases. El vaso de poder salir», siguió diciendo la ami
agua se tambaleó un poco, varias ga. Mientras ambas observaban el
gotas de agua cayeron sobre la cabe- vuelo de la mariposa, el piloto esta-
za de la colegiala y lo frío le dio esca- cionó el bus, descendió de este y
lofrío a la muchacha. «Pero», fue se dirigió a un chiclero. «Pobre mari-
todo lo que pudo decir unas cuantas posa», dijo entonces la colegiala. «¿Y
veces antes de que su amiga la toma- si le abrimos la ventana para que se
ra de la mano y la trajera consigo. pueda ir?». «Con acercarte, lo único
Cuando reaccionó, ya estaba en la que vas a hacer es asustarla», respon-
parada de camioneta. Subieron a dió la amiga. Breve silencio. Larga
un bus que venía sin un solo pasaje- espera. «Llevás la blusa de fuera,
ro y se fueron a los asientos de atrás. componétela», mandó nuestra cole
La amiga cogió el asiento con venta- giala a su amiga, con cierto nerviosis-
na, y ella el de a la par. Entonces di- mo. Pero la amiga simplemente pu
visaron una mariposa revoloteando so su mano en la pierna de la cole
en los asientos contiguos. «Quiere giala y, sin más preámbulos, la besó
salir, pero la ventana está cerrada», en la boca. El vaso se desplomó al
dijo la amiga. El vaso de agua se agi- suelo y el agua empapó a la turbada
tó una vez más, aunque ahora no colegiala. El piloto, que no vio nada,
derramó nada. «Pero ya no tarda en por fin regresó y reanudó la marcha.
encontrar la ventana de al lado (que La mariposa ya no estaba.
AQUELLA NOCHE era más oscura que joven empleado, con la fatiga de
de costumbre. Las manecillas del las horas extras, por fin se aflojó la
reloj marcaban las doce. Todas las corbata, salió al jardín y se sentó a
luces del perímetro estaban apaga la par del payaso. «Hoy sí estoy can-
das, excepto las de cierto restauran sado», se quejó. La estatua, por un
te de comida rápida cuya ubicación extraño artilugio del más allá, volteó
exacta las fuentes no atinan a dar. a verlo y le dijo, «calculá como esta-
En el lugar sólo estaban un emplea ré yo, sentado aquí todos los días»,
do, el guardia de seguridad y, en el mientras bajaba una pierna para
jardín exterior, un maniquí del paya- cruzar la otra. Se sabe que el joven
so icono de aquella cadena de res sufrió un infarto allí mismo, pero
taurantes sentado en una banca de nadie da razón de si sobrevivió o
madera con la pierna cruzada9 . El no. Sin embargo, pese a que las
fuentes no lo aclaran, se puede su- ra. Sea cual fuere la explicación,
poner que el guardia vio todo el este cuento urbano deja, como toda
incidente y llamó a los paramédi leyenda de su especie, una moraleja
cos, así como que gracias a él esta que yo resumo así: lectores y lecto
mos enterados hoy de tan inusitada ras que me acompañáis en esta ex-
noticia. Pero ¿no habrá sido todo traña relación, la próxima vez que
un invento de aquel policía? ¿Puede visitéis uno de esos restaurantes
ser cierto acaso un evento de tan con muñeco sentado en banca de
extraña naturaleza? Al respecto yo madera, poned atención a qué pier
no puedo más que decir, como na tiene cruzada y luego comparad
Hamlet a su caro amigo, que hay ese maniquí con los de otros restau-
en el cielo y en la Tierra mucho rantes de la misma cadena. Uno ha-
más que lo que sueña la propia filo- brá con diferente pierna cruzada.
sofía. Porque fuera de la explicación Y en ello reconoceréis aquel lugar
fantasmagórica, también caben como el del trágico incidente aquí
otras posibilidades, unas verosími narrado. No os sentéis, pues, a la
les, otras extraordinarias, todas infi- par de ese muñeco. No sea que su-
nitas: una persona disfrazada, un fráis un infarto y no viváis para con
joven alucinando (ya por extremo tar, como lo contó ayer aquel atóni-
cansancio, ya por drogas), un robot to policía o lo cuenta hoy este des
experimental, un compuesto quími- ocupado redactor, el maravilloso y
co animador de materias inertes, terrible cuento de la estatua que
una metempsicosis inusual, etcéte hablaba como cristiano.
A rísanobol explaneishon
of guay sombari elses láingüich
cant bicom may oun
(Versión original)
El petrífico fantasma
de los baños públicos
VACAS, POLLOS y cabras sin vida. Los ras de su víctima. La bestia fue bau
cuerpos, sin una gota de sangre. Los tizada con el sugestivo nombre de
órganos internos, como evaporados. chupacabras. Pero ¿de qué se trata?
En el cuello, tres orificios equidis ¿De un visitante de otra galaxia? ¿De
tantes formando un triángulo per un experimento genético? Nada de
fecto. ¿Y el autor de tan espeluznan eso. Recientes investigaciones han
tes matanzas? Los testimonios de aportado evidencias que aclaran el
los horrorizados lugareños coinci enigma del misterioso goat sucker.
den siempre en una misma descrip- No estamos hablando ni de un ex
ción: un monstruo gris de un metro traterrestre ni de un fantasma, sino
veinte de alto, ojos rojos, cuerpo de (preparaos, perplejos lectores, para
canguro, garras de dinosaurio, olor conocer la horrible realidad) se trata
a azufre y tres colmillos huecos me de un abstemio de sexo. Rigurosos
diante los cuales succiona las vísce experimentos científicos han de
mostrado que la privación de sexo químicos que, de permanecer en el
por períodos muy prolongados con organismo, terminarán por conver
duce a las personas no solo a la neu- tirlas en monstruos. Por lo tanto,
rosis, sino a la demencia misma y, no escuchéis a esos insidiosos de
mediante la acumulación de estrés, tractores y francos terroristas que
hormonas y toxinas en cantidades critican tan encomiable labor mediá
excesivas, a mutaciones que las tica (a la que acusan de fomentar,
transforman en bestias sanguinarias. según ellos, el hedonismo y el con
De hecho, y a la luz de los nuevos sumismo). Ellos no entienden que
informes científicos, se cree que el la constante connotación y denota-
abominable hombre de las nieves, ción de sexo en el cine, la televisión,
el diablo de Jersey y el monstruo los medios escritos y la publicidad
del lago Ness fueron antes hombres obedece a un fin, a una cruzada. No
y mujeres que no llevaron una vida les creáis, pues, y acatad lo que os
sexual activa. He aquí, pues, por prescriben los medios masivos. ¡Pen
qué los medios de comunicación y sad siempre en sexo, por todos los
los sexólogos se han dado a la tarea cielos! ¡Sexo, sexo, sexo! ¿O acaso
de difundir el sano hábito de pensar queréis veros convertidos en psi-
en sexo todo el tiempo: para que cópatas, antisociales y maleantes o,
las personas hagan el amor frecuen peor aún, en monstruos, ogros, cu
temente y se descarguen así de to cos y demás engendros de vil y te
dos esos venenos psíquicos y fisico rrible fauna?
Insólitas criaturas
de la noche
PRIMERO SE DIJO que era el cuento Pero no es error especular que po
más corto. Luego, Monterroso mis dría ser novela, pues hay en la obra
mo se extrañó de tanta alharaca un complejo desarrollo psicológico
con eso de que su breve dinosaurio de personajes: un dinosaurio empe-
era cuento cuando en realidad, se- cinado en no extinguirse y un ob
gún él, era novela. ¿Novela o cuen servador desconcertado. Sin embar
to? El problema rebasa una vez más go no debemos desdeñar la hipóte-
nuestros confundidos cánones ta- sis de que se trata de un ensayo,
xonómicos y evade toda clasifica- pues el autor expresa en dicho tex
ción satisfactoria. Resulta lógico to, de manera breve y didáctica,
pensar que El dinosaurio sea cuen sus pensamientos respecto a la ob
to (tesis más aceptada), pues su solescencia, el pasado persistente,
brevedad y énfasis en las acciones etcétera. También resulta imposible
de los personajes dan pie a ello. invalidar la hipótesis de que el texto
en cuestión sea un poema, pues al despertar cada mañana en un
hay en él una clara imagen alegó- acto por demás cotidiano, lo que
rica. No obstante, también es posi nos hace pensar que a lo mejor el
ble identificarlo con un aforismo escrito es un cuadro de costum
por su ingenio, concisión y tono bres. Y hay razones más que obvias
sentencioso. Y no es descabellado para creer que El dinosaurio, de
pensar que podría tratarse de una Tito Monterroso, puede ser roman
tragedia: hay en la obra un virtuoso ce, cantar de gesta, poema místico,
protagonista que despierta (desper epigrama amoroso, eslogan publi
tar es siempre una virtud heroica) citario, discurso motivacional, me
y un trágico desenlace (el dinosau moria de labores, instrucciones de
rio sigue allí). Pero aún no agota uso de algún dispositivo, mapa en
mos las posibilidades. Como sabe clave de un tesoro perdido
En
mos, no hubo seres humanos en fin, estamos ante una obra de siete
la era de los dinosaurios. Esto nos palabras que han generado mil lec
lleva a descubrir un claro elemento turas. ¿Podrá resolverse la cuestión
mítico en el escrito, razón que nos algún día? El beneficio de la duda
hace pensar que tal vez se trate de a los incansables estudiosos. A fin
una antiquísima tradición oral. Pero de cuentas, el problema es retórico;
las dataciones de fósiles siempre las opciones, infinitas; el empeño
encierran algún margen de error. de clasificar, jurásico y persistente
Es posible, pues, que los primeros como el dinosaurio; y la vida, breve
homínidos hayan visto dinosaurios como cuento de Monterroso.
Instrucciones de cacería
Sobre el hurto
de medios publicitarios
Allá va la valla.
La purga grupal.
Sobre maridos necesitados
de reconstituyentes de la potencia sexual
Añádela a la aledaña.
Sobre lo deleitoso que resulta añadir
ciertos entremeses a banquetes de cocina iraní
No pajas a Japón.
Sobre la afición de ciertas personas
a tener relaciones sexuales con guías de turismo
La U, trivial. La I, virtual.
Sobre el temperamento
de ciertas consonantes
Pacífica P.
La cínica L.
A la renegada generala.
Sobre personas de tendencia ideológica
de izquierda que aman una buena lectura durante
un viaje en avión
Red aero-reader.
Drowsy sword.
Po, bebop!
Sobre la imperiosa necesidad de especificar
algunos tipos de tejido sintético
Sci-North-tronics.
Sobre hombres concupiscentes
en aprietos ante sus cónyuges
Drown word.
Do Grammar, god!
Sobre los comentarios ácidos y corrosivos
de algunos críticos que infaman a determinados escritores
por publicar palindromas imperfectos
LA PARTIDA estaba confusa, pues hacía falta una carta. Pero entonces alguien
sacó el as que tenía bajo la manga y, de ese modo, todas las cartas se pusieron
sobre la mesa.
El conejo que tomó Viagra
CIERTO DELFÍN hacker estaba nadan teró de los secretos grandes y pe-
do en el mar informático de la Web, queños de medio mundo. Pero en
cuando burló el sistema de seguri tonces decidió dar un paseo por
dad de un famoso servicio de inteli- su vecindario acuático. Divisó la
gencia. Consiguió acceder a la com región marítima en la que habitaba
putadora central de la institución, y comenzó a hacer zum y más zum
tomó el control de la cámara de vi- hasta que reconoció las aguas, ban
deo de un satélite espía y comenzó cos y corales de su barrio. Siguió
a escudriñar el orbe desde la panta- haciendo zum y llegó a su propia
lla de su monitor. Hizo innumera casa. La curiosidad lo motivó a se
bles visitas virtuales a los siete con guir haciendo acercamientos de
tinentes y a los siete mares y se en- cámara hasta que vio su propio
cuarto, luego su propio escritorio cubrió que allí estaba la equis roja,
y, finalmente, su propia imagen. dibujada en su piel con tinta indele-
Allí estaba entonces el delfín, en la ble a prueba de agua. «¿Qué es
pantalla del monitor, como si esta esto? ¿Qué está pasando aquí?», se
se hubiese convertido en un espe preguntó entonces el delfín, presa
jo. «Pero ¿será posible que ese sea del terror. El cetáceo ya estaba
yo?», dijo nuestro amigo cuando consciente de sí mismo y de su
se dio cuenta de que el delfín en propio Truman Show, pero no de
la pantalla, su imagen, tenía una que era parte de un experimento
marca roja en forma de equis en científico realizado por humanos
uno de sus costados. El delfín posó para determinar la capacidad de
la vista inmediatamente en su pro autorreconocimiento de algunos
pio costado y, para su horror, des- animales acuáticos.
El imán que dejó
de ser atractivo
HABÍA UNA V EZ un imán que estaba meterse a una cirugía plástica para
muy triste, pues las guapas piezas reconstruir su imagen. Muy pron
de metal a su alrededor ya no se to quedó transformado en un vis
sentían atraídas a él. Y a causa de toso imán de refrigerador, cuyo
tanto rechazo estaba comenzando colorido llamaba la atención y era
a sentirse feo. Se sumió entonces el deleite de quien lo admiraba.
en una depresión profunda y, des Pero el cambio de imagen resultó
esperado, cometió la terrible equi- efectivo y contraproducente a la
vocación de creer que su falta de vez: el imán, que solo quería recu-
magnetismo se debía a su aparien perar la confianza en sí mismo,
cia externa. Decidió entonces so resultó yéndose al extremo del
polo y convirtiéndose en un en Cierto día se topó con un espejo
greído de mierda. Ahora era in imantado, se vio en él y, tan ena
creíblemente atractivo, pero tam morado como estaba de sí mismo,
bién insufriblemente narcisista, se sintió fatalmente atraído a su
por lo que repelía a todos con su propia imagen. Se adhirió enton
egolatría y vanidad. Sin embargo, ces al espejo y se quedó atascado
todo esto lo tuvo sin cuidado. allí por el resto de su existencia.
El insecto que tenía un optimismo
del tamaño de un elefante
«¡LA VIDA es una mierda!», gritaba una mosca embargada por la felicidad.
El león que sí era
como lo pintaban
«SOY INOCENTE», dijo aquella novela policíaca titulada ¡Culpable!, pero el ju-
rado no le creyó y la halló culpable.
El original descubrimiento
del agua azucarada (y los mil y un
originales descubrimientos
del agua azucarada que le siguieron)
HUBO UNA V EZ un fulano que, deseo- Así que el fulano causó sensación,
so de ganar notoriedad y fama en logró la notoriedad que buscaba y
su pueblo, vino y descubrió el agua en poco tiempo fue alabado y queri-
azucarada. La dio a probar a familia do y respetado y todo eso. Pero
res, amigos y demás habitantes del aquel hombre no era el único que
pueblo. Toda la gente, cansada ya ansiaba notoriedad y fama, por lo
del agua insabora, inodora e incolo que no tardó en aparecer un segun
ra, fue de la opinión de que el agua do, tercero, cuarto, enésimo fulano
azucarada sabía muy bien (téngase en venir, aplicar la estrategia del pri-
en cuenta que aquella era realmente mero y descubrir otra vez el agua
la primera vez que se descubría). azucarada. Se desató una fiebre de
descubridores del vital líquido en a ese», decían. «Está descubriendo
dulzado. Sin embargo, ninguno lo- el agua azucarada». Y la gente se
gró el impacto que había causado daba la vuelta y se marchaba. No
el primero. Por tanto, los posteriores obstante, como las ansias de noto
descubridores no tuvieron más re riedad eran muchas y los escrúpulos
medio que irse de aquel pueblo y pocos, los descubridores del agua
probar suerte en otros lugares. Así azucarada se las ingeniaron para ga-
fue como se propagó por todos los nar notoriedad y fama y ser alabados
pueblos del mundo la manía esa de y queridos y respetados y todo eso.
andar descubriendo el agua azuca Vertieron el agua azucarada en una
rada. Pero no tardó la humanidad olla, le agregaron masa de haba, plá-
en hartarse del agua endulzada y de tano, maíz o algún otro menjurje y
las pretensiones de originalidad de la pusieron a hervir. Luego dejaron
sus presuntos descubridores. Así que se enfriara un poco, se embarra-
que estos muy pronto encontraron ron la yema del índice de tal prepa
detractores que advertían a los de rado y, desde entonces, dan atole
más del engaño. «No le hagan caso con el dedo.
El trece que quiso
sacarse la lotería
HABÍA UNA V EZ un trece que ya esta- que estés sólo habrá infortunios y
ba harto de que todos lo asociaran tragedias. Convéncete de ello. Si
con la mala suerte, por lo que deci- no, date cuenta de cómo a muchos
dió un buen día sacarse la lotería. edificios, por ejemplo, no les asig
Se puso entonces a comprar bille nan nivel decimotercero (sobre
tes enteros. Todos los fines de se todo en sociedades del primer
mana leía sin falta los listados de mundo, presuntamente las más de
premios en los diarios, pero nunca sarrolladas y menos supersticiosas).
le pegaba a ninguno. «No seas ne ¿No te das cuenta? No insistas».
cio», le decían los demás números. Pero con comentarios como este
«Eres de mal agüero y dondequiera sólo conseguían que el trece se
obstinara más en su empresa. que nadie se explica, fue contrata
Nuestro número seguía compran do por una compañía de seguros.
do billetes, pero nunca tenía suer El trece aprovechó la oportunidad
te. Llegó a desesperarse tanto que y trabajó duro. Pronto se hizo de
comenzó a buscar la ayuda de amu muchos clientes y mucho dinero.
letos como patas de conejo, herra Tanto así que hasta renunció y fun-
duras de caballo, cabezas de ajo y dó su propia aseguradora, con la
lociones de Ven a Mí, pero ni así que además le fue muy bien. Y aho
lo lograba. Y hasta fue con brujos ra que es muy importante, los de
para que le hicieran curas y chil más números le dicen don Trece.
queadas, pero así solo consiguió Por supuesto que olvidó el asunto
contraer muchas deudas y quedar aquel de la lotería, pues ahora cree
se sin dinero para comprar más nú- en el esfuerzo personal, el trabajo
meros de la lotería. De ese modo, duro, la competitividad y esas co
nuestro desventurado trece ya no sas. Y cada vez que alguien viene
tuvo más remedio que ponerse a a hablarle de buena o mala suerte,
buscar trabajo. Por alguna razón nuestro trece sólo se ríe.
El vampiro que se volvió escritor
ÉRASE UNA V EZ una fresa adolescen la fresa sentía una gran admiración
te tan trivial que escuchaba la mú- (muy cercana a la atracción) por
sica de moda, leía las revistas de aquel limón irreverente e impulsivo,
chismes de los famosos y se iba de que además era artista, oía música
shopping los fines de semana con alternativa, anhelaba andar de mo
otras fresas de su edad. Todo era chilero por el mundo, había proba
color de rosa en su vida hasta que do uno que otro alucinógeno, tenía
un día se le atravesó un limón que una banda de música ska y maneja
empezó a molestarla, a decirle cosas ba una Harley. Pero aquel senti
y a proponerle indecencias. La fresa miento quedó oficialmente definido
se asustaba al principio. Luego fingía como atracción el día que el limón,
indiferencia. Pero el limón era inge imitando a Jim Morrison, se metió
nioso y siempre lograba sacarle son por la ventana al cuarto de ella, la
risas. Pasaba que, muy en el fondo, vio fijamente a las pepitas y le dijo:
«Tú vas a ser mi chica». Comenzaron que escogiera una. La fresa natural
a salir. El limón, que era bien ácido, mente eligió la píldora roja (tal vez
se la llevaba a fiestas clandestinas. porque la sintió más afín a ella por
Nuestra fresita muy pronto dejó el ser del mismo color), la ingirió y
mainstream y empezó a escuchar descubrió que todo lo que había
música underground, a fumar ma vivido hasta ahora había sido un
rihuana y a hacerse tatuajes. Des sueño: que ella y las demás frutas,
pués ya sacaba el carro a escondidas incluido su limón, en realidad vivían
de sus papás, les contestaba mal a apiladas en uno de los comparti
estos y se enmotelaba con su novio. mientos de la refrigeradora de una
Durante algún tiempo fue alegre casa y que el destino final de todas
toda esta vida de inconsciencia y era ser consumidas por los huma
libertinaje, pero entonces la fresa nos que allí habitaban. Por supuesto
comenzó a hastiarse de todo y a que este conocimiento fue pertur
preguntarse si no había algo más. bador, pero después la fresa se
Fue así como una noche, durante enteró de que había maneras de
un rave, nuestra fresa conoció a un escapar del refrigerador y librarse
extraño kiwi quien, al estilo de de aquel fatídico desenlace. De lo
aquel iluminado de la matriz, la que nunca podría escapar, eso sí,
llevó a un lugar solitario y le ofreció era de su calidad de fruta perece
la verdad que tanto anhelaba. Le dera. Y todo esto la hizo madurar.
mostró dos píldoras: una azul y una Desde aquel instante, nuestra
roja. Le explicó que la azul la haría pequeña fruta comenzó a militar
regresar a su mundo de fantasía en el Frente Unido para la Libe-
frívola, mientras que la roja le abriría ración de las Hortalizas Domésticas,
los ojos a la realidad. Luego le pidió pero sobre todo se aferró a la vida
y tomó esta más en serio. Todo lo tarla a un brunch. La fresa intuyó
vio diferente en su entorno y, de malas intenciones y se negó. Menos
esa cuenta, comenzó a ver a su mal porque el banano, que era un
limón como un niño insolente, re espía de los humanos, quería llevar
belde sin causa, que sólo quería lla- la directo al plato de un morador
mar la atención y llevarles la contra de aquella casa: cierto joven influen
ria a las frutas adultas. Sin más ni ciado por la publicidad gringa que
más cortó la relación y, gracias a la un día decidió probar los Corn
conciencia adquirida, supo descon Flakes con fresas en lugar de bana
fiar de cierto banano que un día no. De la que se salvó nuestra fresa
llegó a tratar de enamorarla y a invi- por dejar de ser fresa, ¿verdad?
La hiena que tomó Prozac
HABÍA UNA V EZ una hiena que, por de la nueva era en busca de consue
culpa de una severa depresión, ha lo, pero nada parecía aliviar su dolor.
bía perdido la sonrisa que tanto la No obstante, cierta mañana en que
caracterizaba. Comenzó entonces a estaba a punto de deprimirse y no
tomar antidepresivos y, cuando vino encontraba por ningún lado sus pas
a sentir, en su rostro brillaba una tillas, la hiena por fin se dio cuenta
vez más una sonrisa de oreja a oreja. de que toda su infelicidad radicaba
Pero había un pequeño problema: en su terror a ser infeliz. «¿Cómo?»,
su nueva sonrisa no era más que un se dijo a sí misma en un momento
gesto superficial. En el fondo nues de insight. «¿Perdí mi sonrisa por
tra carroñera amiga era un ser aba miedo a perder mi sonrisa?». La hie
tido por la tristeza y la desolación. na estalló en sonora carcajada y se
Acudió entonces a la literatura de hizo la promesa de no volver a depri-
autoayuda y a una que otra religión mirse por francas estupideces.
La manzana que estudió semiótica
A LA POBRE PERA le ardían las orejas, tes fiables que la pera es una fruta
pues un grupo de humanos hablaba dulce y jugosa, muy apetecida por
pestes de ella. Que esa pera tal por su alto valor nutricional y exquisito
cual. Que qué se cree. Que quién sabor. Conjeturó entonces que a lo
le dijo que era tan apetecida. Que mejor su sufrimiento era producto
su color tan ordinario aquí. Que su del karma, pues una leyenda familiar
sabor tan desabrido allá. «Por qué contaba que la fruta mordida por
me odiarán tanto», se preguntaba Adán y Eva no había sido una man
la pera, que no paraba de llorar. zana, sino una pera, que además re-
«Qué les habré hecho yo de malo». sultaba ser su tátara-tátara-tatara-
Primero pensó que tal vez ella era buela. Pensaba, pues, que tal vez
la amarga, pero averiguó por fuen por eso la odiaban tanto: porque
gracias a su pariente la humanidad correcta. Resulta que todos aquellos
había sido desterrada a este valle habladores estaban tan obsesiona
de lágrimas. Pero no. Descubrió que dos con su figura que se habían so-
los seres humanos no veían como metido a dietas tan irracionales co
fruta prohibida a la pera, sino a la mo rigurosas. Por tal razón tenían
manzana, que era tan apreciada y hambre y, como no podían degustar
consumida a pesar de ello. Final la pera, la habían agarrado contra
mente se le ocurrió que a lo mejor ella. «Retahíla de anoréxicos», dijo
el problema no era ella, sino aque entonces la pera. «Como no pueden
llos hombres y mujeres que tanto morderme ni saborearme, pues
hablaban de ella. Se puso a hacer usan la boca para pelarme. Con qué
averiguaciones y descubrió, para su razón dicen que quien habla de la
sorpresa, que esta era la hipótesis pera comérsela quiere».
Disertaciones tangenciales