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HIDROLOGIA:

El ciclo hidrológico se presenta consecutivamente, de acuerdo con el orden de los procesos


en la dirección del flujo del agua en estos ecosistemas; es decir, entradas por precipitación
en todas sus formas (vertical y horizontal: lluvia que es transportada por el viento y la
niebla), precipitación neta dentro del bosque, agua en el horizonte orgánico, escorrentía
superficial, infiltración de la precipitación, evapotranspiración, agua en el suelo,
percolación profunda y drenaje a nivel de cuenca.
Precipitación
La precipitación es la principal entrada de agua en los ecosistemas terrestres; sin embargo,
los bosques andinos reciben regularmente entradas adicionales de agua por la
interceptación de la niebla y de la lluvia transportada por el viento
A este respecto, es bien conocido que el contacto entre la niebla y la vegetación hace que
esta
última atrape parte del agua; de tal manera que, entre mayor densidad de niebla, mayor la
superficie de contacto (presencia de vegetación exuberante), y mientras mayor tiempo de
contacto
de la niebla con la vegetación, mayor el agua depositada. Además, otros factores, como la
velocidad del viento, harán que varíe la cantidad de agua interceptada
(los bosques andinos y el agua. Pag:19).
Precipitación neta dentro del bosque e interceptación
Esta precipitación está compuesta por las gotas de agua que caen o drenan al suelo desde el
follaje y las ramas o que se escurren a través de los troncos. Dado que durante los eventos
de precipitación o de niebla cierta cantidad del agua de lluvia interceptada se evapora en el
dosel, la cantidad de precipitación neta es siempre menor a la de la precipitación total;
Esta cantidad de agua regresa a la atmósfera directamente desde el dosel, dado el
proceso de evaporación durante el tiempo posterior a los eventos de precipitación.

Se conoce que la hojarasca y los musgos son capaces de almacenar grandes cantidades de
agua, que liberan posteriormente durante los períodos secos (Tobón et al., 2008).
Una vez que el agua atraviesa la capa de hojarasca o de musgos y alcanza la superficie del
suelo, puede seguir dos vías: se infiltra en el suelo y fluye a través de éste, o se escurre
superficialmente. Esto está controlado por la capacidad de infiltración de cada suelo en
particular, las características de la precipitación, el estado de humedad del suelo y la
pendiente. Esto permite que la recarga del agua del suelo y de los acuíferos desde estos
ecosistemas sea mayor, lo que provoca que se mantengan los caudales de los ríos incluso
durante el verano.

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