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ARTE EGIPCIO - BRAZALETE DEL BUITRE DE LA REINA AHHOTEP

(Imperio Nuevo)

Obra/Título: Brazalete del buitre de la reina Ahhotep


Autor: Anoó nimo. Artesanos sin categoríóa social en la eó poca.
Cronología: 1570 a.C.
Periodo: Arte Egipcio
Tendencia de la obra/Estilo: Imperio Nuevo. XVIII Dinastíóa
Técnica/Soporte: Pieza de orfebreríóa realizada mediante la teó cnica del tabicado tambieó n conocida como cloisonneó se
considera de los mayores logros del arte egipcio. Consistíóa en dividir la pieza en pequenñ as celdillas por medio de una serie de
finas laó minas de metal fijadas al objeto mediante fundicioó n que luego eran rellenadas con diminutas piezas de pasta víótrea o
piedras semipreciosas.
Descripción: Se trata de un brazalete en el que se destaca la forma de un buitre con las alas desplegadas. Si bien esta joya
posee un sencillo disenñ o, es muy llamativa por su juego cromaó tico. Concretamente se conforma por dos partes ríógidas
semicirculares, unidas por unas bisagras, que sobresalen por su modernidad, auó n maó s sorprendente es su sistema de cierre,
en tanto se halla conformado por un pasador extraíóble. El ave se representa con sus alas extendidas y con la cabeza mostrada
de perfil, mientras que el resto del buitre se plasma desde un punto de vista frontal, trayendo las colas, las patas y las alas al
mismo plano. Estos rasgos reflejan los principios artíósticos que conformaron el canon de representacioó n egipcia: los
principios de la frontalidad, de la representatividad y la ley de las proporciones; como asíó tambieó n el canon de perfil, la
ausencia de perspectiva, el uso de los colores planos y el hieratismo. Los artistas transformaban la realidad de la Naturaleza
que veíóan sus ojos en imaó genes mentales, mediante las cuales se trasmitíóa la esencia de lo representado. Su objetivo era
conseguir la absoluta claridad y comprensioó n del ser o del objeto. Por eso, en la figura humana el rostro aparece de perfil con
el ojo de frente; hombros y clavíóculas de frente y el resto de perfil; los dedos de las manos tienen todos, el mismo grosor y los
dos pies estaó n vistos por su lado interior. No utilizaban escorzos, perspectiva o juegos de luces y sombras porque no le
interesa la percepcioó n subjetiva sino la esencia de lo representado. Si bien el objeto analizado en cuestioó n, trata de un buitre,
podemos observar que se han trasladado en su materializacioó n, estos rasgos que caracterizan la representacioó n de la figura
humana. En cuanto a los detalles de disenñ o, cabe destacar el juego cromaó tico producto de las incrustaciones del cloisonneó ,
combinado con el azul del lapislaó zuli, el rojo de la cornalina y el turquesa de la loza. EÉ stas se hallan estas incrustaciones se
hallan en las alas del ave. En este sentido, asíó mismo, es importante destacar la forma de dichas incrustaciones, ya que juegan
un rol fundamental en el efectismo de la joya. En este sentido las garras del animal se funden con la morfologíóa de signos
chen-XX, síómbolos de la eternidad, que se encuentran en el extremo de las patas. Asíó tambieó n, en cuanto a lo morfoloó gico es
dable mencionar una incrustacioó n cercana al cuello, tambieó n circular, de dimensiones maó s pequenñ as, la cual se encuentra
rodeada, al mismo tiempo por una incrustacioó n de lapislaó zuli que se abre como una caracola hasta conformar la cabeza. Con
lo cual el arranque del cuello del ave se descentra del eje de simetríóa de manera armoó nica; otorgaó ndole su aspecto alargado y
carente de plumaje. Por otra parte el cuello no comienza desde el borde superior del brazalete, de esta manera logra el
aspecto jorobado, que surge de la observacioó n del animal, y que al mismo tiempo constituye uno de sus rasgos maó s
distintivos; si tenemos en cuenta que el egipcio se inspiraba en la naturaleza y la idealizaba. En lo que respecta a la parte
posterior del brazalete, se destacan dos bandas cilíóndricas, montadas en paralelo. Dejando entre ellas un espacio calado,
donde encontramos un alambre de oro que se remata en los extremos con un motivo floral, alude posiblemente a una planta
de papiro cerrada. En el centro, podemos observar una forma circular que puede identificar como otro signo chen- XX. El
brazalete del buitre concentra una gran cantidad de contenidos simboó licos, el buitre en el antiguo Egipto se hallaba
estrechamente relacionado con la maternidad, jeroglíóficamente esta palabra se representa con un digno en forma de buitre.
Asíó mismo esta ave poseíóa víónculos funerarios y una fuerte identificacioó n con mut, deidad con connotaciones maternales y de
culto muy antiguo en Tebas. Por otra parte al buitre se lo identificoó con Nekhbet. EÉ sta fue una diosa, representante del Alto
Egipto y debido a ello tambieó n se la vincula con la diosa Uadjet, representante del Bajo Egipto, cumpliendo ambas la funcioó n
de proteger al monarca. Su nombre significa "La Blanca de Nejeb" tíótulo que estaó relacionado con el animal caracteríóstico que
la representa, el buitre y con el color blanco, color de la corona que representa. Nekhbet aparece representada con forma
humana en el templo funerario de Sahura, amamantando al rey, resaltando su papel de madre divina. Esta divinidad pertenece
al ciclo solar apareciendo en algunos textos como "Madre del Sol", del rey y de los dioses y en otros como "Hija de Ra". Se trata
de una diosa temible y dotada de mucho poder, que se coloca sobre la cabeza de Ra y del rey para defenderles, escupiendo
fuego. Asíó, aparece sobre la frente de ambos en forma de buitre, acompanñ ado de la cobra. Si observamos la figura del buitre,
notamos una ausencia de expresividad y rigidez de actitud, transmite respeto y divinidad, en concordancia con sus
connotaciones simboó licas y con el hieratismo que caracteriza a la representacioó n egipcia. Esta joya reflejoó las circunstancias
de su tiempo, en gran medida por las caracteríósticas que posee, podemos decir que es una pieza tradicional y conservadora,
sin embargo pueden percibirse las nuevas influencias, la grandiosidad y el efectismo, vislumbrando lo que seríóa la joyeríóa del
Imperio Nuevo, manifestando el esplendor de este nuevo períóodo. Los brazaletes que estaban decorados con imaó genes de los
diversos dioses, signos maó gicos, jeroglíóficos y animales sagrados, en especial el escarabajo se usaban como canalizadores de
buena suerte y en consecuencia se convertíóan en talismanes. Los brazaletes egipcios se fabricaban para su portador, con el
nombre del propietario en el anverso del brazalete para asegurar que soó lo el verdadero poseedor de la joyeríóa de la que
recibiríóa los poderes protectores. Este detalle los convierte de facto en talismanes maó gicos y los aleja de los supersticiosos
amuletos. Lo maó s curioso, es que la joyeríóa en el antiguo prosperoó se extendioó como la poó lvora, era una mercancíóa comuó n,
portaban joyas de diferentes tamanñ os, formas y colores, les gustaba llevar sus joyas en todas partes de su cuerpo, de pies a
cabeza, en los dedos, el cuello, la frente, los tobillos y los oíódos estaban cubiertas con decoracioó n elaborada. Pero solo los
brazaletes se fabricaban pensando en la suerte y proteccioó n, una variacioó n del color variaba la suerte, un dios representado u
otro modificaba el destino y estos, como hemos visto, eran personalizados. Una las diversas variantes se pensaba que podríóan
darle poder para restaurar la fe en la suerte y otra variante le daba cualidad de maó gica. Los motivos con componente míóstico
eran fundamentalmente, como hemos indicado, el escarabajo que era representacioó n de la buena suerte, Harpocrates (horus
ninñ o) considerado benefactor, Bastis diosa de proteccioó n y otros. Pero con profunda significacioó n encontramos los brazaletes
anchos con decoraciones que representan escenas, en especial el mito de Harpocrates, es decir Horus ninñ o. La realeza,
portaba brazaletes con el dios Ureus, representado por un buitre.
Material: Oro, turquesas, cornalinas, lapislaó zuli y loza vidriada.
Dimensiones: 7,3 cm x 6,6 cm
Género artístico/función y significado: RELIGIOSO/FUNERARIO. Su uso abarcaba diversos aó mbitos como el ceremonial,
ritual, funeral u ofrendas. Siendo las piezas maó s representativas los collares, pectorales, anillos, pendientes y brazaletes.
Estando la mayoríóa realizadas en oro, porque era el material asociado con los dioses, ademaó s, con piedras semipreciosas de
colores, cada una con una connotacioó n sobrenatural diferente. En este sentido, el oro representaba al sol, la plata a la luna, las
gemas rojas manifestaban energíóa, las verdes senñ alaban fertilidad y las azules expresaban eternidad.
Localización: Museo Egipcio de El Cairo. EGIPTO

En 1859, el egiptoó logo franceó s Auguste Mariette, halla la tumba de la reina Ahhotep, situada en Dra Abu el-Naga. En su
interior hallaron un ajuar funerario con objetos en los que se encontraron los nombres de Kamose y Amosis, de los cuales
sorprenden un conjunto magnifico de piezas de joyeríóa. Entre los objetos encontrados, se destacan: armas ricamente
ornamentadas, asíó como tambieó n un colgante con tres grandes moscas de oro, con el cual fue condecorada por su hijo Amosis
por sus grandes esfuerzos y sacrificios. Este colgante representa el mayor galardoó n militar egipcio, con el que se condecoraba
el valor en la batalla. Sin embargo, una de las piezas maó s excepcionales que se hallaron entre el magníófico tesoro, es un
brazalete en el que se destaca la forma de un buitre con las alas desplegadas. Si bien esta joya posee un sencillo disenñ o, es muy
llamativa por su juego cromaó tico.

Concretamente se conforma por dos partes ríógidas semicirculares, unidas por unas bisagras, que sobresalen por su
modernidad, auó n maó s sorprendente es su sistema de cierre, en tanto se halla conformado por un pasador extraíóble. El ave se
representa con sus alas extendidas y con la cabeza mostrada de perfil, mientras que el resto del buitre se plasma desde un
punto de vista frontal, trayendo las colas, las patas y las alas al mismo plano. Estos rasgos reflejan los principios artíósticos que
conformaron el canon de representacioó n egipcia: los principios de la frontalidad, de la representatividad y la ley de las
proporciones; como asíó tambieó n el canon de perfil, la ausencia de perspectiva, el uso de los colores planos y el hieratismo.

Los artistas transformaban la realidad de la Naturaleza que veíóan sus ojos en imaó genes mentales, mediante las cuales se
trasmitíóa la esencia de lo representado. Su objetivo era conseguir la absoluta claridad y comprensioó n del ser o del objeto. Por
eso, en la figura humana el rostro aparece de perfil con el ojo de frente; hombros y clavíóculas de frente y el resto de perfil; los
dedos de las manos tienen todos, el mismo grosor y los dos pies estaó n vistos por su lado interior. No utilizaban escorzos,
perspectiva o juegos de luces y sombras porque no le interesa la percepcioó n subjetiva sino la esencia de lo representado. Si
bien el objeto analizado en cuestioó n, trata de un buitre, podemos observar que se han trasladado en su materializacioó n, estos
rasgos que caracterizan la representacioó n de la figura humana. En cuanto a los detalles de disenñ o, cabe destacar el juego
cromaó tico producto de las incrustaciones del cloisonneó , combinado con el azul del lapislaó zuli, el rojo de la cornalina y el
turquesa de la loza. EÉ stas se hallan estas incrustaciones se hallan en las alas del ave. En este sentido, asíó mismo, es importante
destacar la forma de dichas incrustaciones, ya que juegan un rol fundamental en el efectismo de la joya. En este sentido las
garras del animal se funden con la morfologíóa de signos chen-XX, síómbolos de la eternidad, que se encuentran en el extremo
de las patas. Asíó tambieó n, en cuanto a lo morfoloó gico es dable mencionar una incrustacioó n cercana al cuello, tambieó n circular,
de dimensiones maó s pequenñ as, la cual se encuentra rodeada, al mismo tiempo por una incrustacioó n de lapislaó zuli que se abre
como una caracola hasta conformar la cabeza. Con lo cual el arranque del cuello del ave se descentra del eje de simetríóa de
manera armoó nica; otorgaó ndole su aspecto alargado y carente de plumaje. Por otra parte el cuello no comienza desde el borde
superior del brazalete, de esta manera logra el aspecto jorobado, que surge de la observacioó n del animal, y que al mismo
tiempo constituye uno de sus rasgos maó s distintivos; si tenemos en cuenta que el egipcio se inspiraba en la naturaleza y la
idealizaba.

En lo que respecta a la parte posterior del brazalete, se destacan dos bandas cilíóndricas, montadas en paralelo. Dejando entre
ellas un espacio calado, donde encontramos un alambre de oro que se remata en los extremos con un motivo floral, alude
posiblemente a una planta de papiro cerrada. En el centro, podemos observar una forma circular que puede identificar como
otro signo chen- XX.

El brazalete del buitre concentra una gran cantidad de contenidos simboó licos, el buitre en el antiguo Egipto se hallaba
estrechamente relacionado con la maternidad, jeroglíóficamente esta palabra se representa con un digno en forma de buitre.
Asíó mismo esta ave poseíóa víónculos funerarios y una fuerte identificacioó n con mut, deidad con connotaciones maternales y de
culto muy antiguo en Tebas. Por otra parte al buitre se lo identificoó con Nekhbet. EÉ sta fue una diosa, representante del Alto
Egipto y debido a ello tambieó n se la vincula con la diosa Uadjet, representante del Bajo Egipto, cumpliendo ambas la funcioó n
de proteger al monarca. Su nombre significa "La Blanca de Nejeb" tíótulo que estaó relacionado con el animal caracteríóstico que
la representa, el buitre y con el color blanco, color de la corona que representa. Nekhbet aparece representada con forma
humana en el templo funerario de Sahura, amamantando al rey, resaltando su papel de madre divina. Esta divinidad pertenece
al ciclo solar apareciendo en algunos textos como "Madre del Sol", del rey y de los dioses y en otros como "Hija de Ra". Se trata
de una diosa temible y dotada de mucho poder, que se coloca sobre la cabeza de Ra y del rey para defenderles, escupiendo
fuego. Asíó, aparece sobre la frente de ambos en forma de buitre, acompanñ ado de la cobra. Si observamos la figura del buitre,
notamos una ausencia de expresividad y rigidez de actitud, transmite respeto y divinidad, en concordancia con sus
connotaciones simboó licas y con el hieratismo que caracteriza a la representacioó n egipcia.

Esta joya reflejoó las circunstancias de su tiempo, en gran medida por las caracteríósticas que posee, podemos decir que es una
pieza tradicional y conservadora, sin embargo pueden percibirse las nuevas influencias, la grandiosidad y el efectismo,
vislumbrando lo que seríóa la joyeríóa del Imperio Nuevo, manifestando el esplendor de este nuevo períóodo.

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