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“CIELITO LINDO”

1882
Quirino Mendoza y Cortés (1862-1957)

G
De la Sierra Morena, cielito lindo,
D7
vienen bajando
un par de ojitos negros, cielito lindo,
G
de, contrabando.

G
Una flecha en el aire, cielito lindo,
D7
lanzó Cupido,
él la tiró jugando, cielito lindo,
G
y a mí me ha herido.

Estribillo (x2)

G7 C (C/E)
¡Ay, ay, ay, ay!,
Am D7 G
can-ta y no llores
D7
porque cantando se alegran,
C D7 G
Cielito lindo los corazones.

II

G
Ese lunar que tienes, cielito lindo,
D7
junto a la boca,
no se lo des a nadie, cielito lindo,
G
que a mí me toca.

G
De domingo a domingo, cielito lindo,
D7
te vengo a ver,
¿cuándo será domingo, cielito lindo,
G
para volver?

Estribillo (x2)
“CIELITO LINDO”
1882
Quirino Mendoza y Cortés (1862-1957)

Quirino Mendoza

Quirino Fidelino Mendoza y Cortés, hijo de Policarpo Fidelino Mendoza Ocampo y de


Juana Cortés de la Rosa, nació el 10 de mayo de 1862 en el pueblo de Tulyehualco, Xochimilco.

Su padre era el organista de la parroquia, por lo que desde muy pequeño lo acercó a la
música y le enseñó a tocar el piano, la flauta, el violín, la guitarra, y por supuesto, el órgano.
Quirino recibía todas sus lecciones con el fervor que le inspiraba la música, por lo que se entregó
a ellas y pronto dominaba todos esos instrumentos.

Aún era un adolescente cuando se inició como organista de iglesia, y durante muchos
años tocó en los templos de Milpa Alta y Xochimilco. En esa época de juventud empezó también
a componer sus primeros temas de corte religioso, los cuales intercalaba en su repertorio. Su
primera obra, Mi bendito Dios, vio la luz en 1880.

Sus piezas religiosas eran bien apreciadas y recibían elogios de quienes las escuchaban,
lo cual entusiasmó a Quirino para incursionar en otros géneros, y pronto su obra se enriqueció
con himnos, polkas, mazurcas, corridos, valses, huapangos, pasodobles, marchas, cantos
infantiles, boleros, y canciones rancheras.

En aquel entonces la música no era un buen negocio, por lo que su verdadero oficio era
ser profesor de primaria, ocupación que también lo hacía muy feliz al darle la oportunidad de
forjar a los pequeños, transmitiéndoles sus valores y su amor por la vida.

Durante los pocos ratos libres que le dejaban la música y la docencia, Quirino gustaba
de pasear por la sierra y fue allí donde conoció a Catalina Martínez, una bella mujer con un
llamativo lunar junto a la boca, quien lo conquistó y le inspiró la más grande de sus canciones:
Cielito lindo. Después de un largo noviazgo la desposó.

Para el maestro Mendoza, gran amante de la música, el mayor deleite consistía en


escucharla y disfrutar cada nota, por lo que su mayor satisfacción era el que sus melodías y
canciones se tocaran no sólo a lo largo y ancho de su país, sino también en varias partes del
mundo, especialmente sus temas más exitosos: Cielito lindo, Jesusita en Chihuahua, Rosalía,
Joaquinita, Xochimilco, La noche tiende su manto, Honor, Gloria, Las espuelas de Amozoc y
Alegría de vivir.

Sus exitosas carreras, musical y docente, le hicieron acreedor a una gran variedad de
premios y reconocimientos, entre los que destacan: Medalla Maestro Manuel Altamirano,
concedida por las autoridades educativas por 58 años de servicio; Medalla otorgada por los
alumnos de la Preparatoria Artística Número Cuatro; Mención Honorífica del Presidente de los
“CIELITO LINDO”
1882
Quirino Mendoza y Cortés (1862-1957)
Estados Unidos de América, Harry S. Truman; Mención Honorífica de Hiroito, Emperador de
Japón, y menciones honoríficas de los gobiernos de Chile, Honduras, Venezuela y Cuba por su

tema Cielito lindo, además de un sinnúmero de diplomas, trofeos, discos de oro y placas
metálicas de reconocimiento.

Uno de los momentos más significativos en su vida fue cuando le compuso un himno al
Rey de España, Alfonso XIII, que le presentó en el Palacio Real de Madrid, España, el 12 de
octubre de 1919. Como agradecimiento, su majestad, el rey, le entregó una carta de felicitación
y una medalla.

Aunque fue muy longevo, la vida del maestro Quirino Mendoza llegó a su fin el 9 de
noviembre de 1957, en la ciudad de México. Sus restos mortales descansan en el Lote de Los
Hombres Ilustres de Xochimilco.

El maestro Mendoza se había preparado para ese momento y compuso su propia marcha
fúnebre, Juanita, la cual fue interpretada durante su velorio tal como el artista lo había dispuesto.

A varios años de su muerte ha seguido recibiendo reconocimientos, como un Diploma y


Medalla de la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM), de la que fue miembro
fundador, por su canción inmortal Cielito lindo.

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