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Julio Armando Grisolia
Editora
Mariana B. Aguirre Renda Consejo Editorial
Carlos M. Aldao Zapiola - Raúl E. Altamira Gigena - Eduardo F. Baeza - Jorge G. Bermúdez
- Julián A. de Diego - Carlos A. Etala - Carlos J. M. Facal - Estela M. Ferreirós - Carlos A.
Livellara - Pedro F. Núñez - Fernando H. Payá - Rodolfo A. Peón - Héctor P. Recalde -
Santiago Rubinstein - Miguel Á. Sardegna (†)
DERECHO LABORAL
COLABORADORES
Graciela O. Bozzo - Alberto Chartzman Birenbaum - Liliana Garmendia - Ricardo
Hierrezuelo - María Elena López - José D. Mendelewicz - Eleonora Peliza - Alejandro
Perugini - Claudia Priore - Paula Sardegna - Cecilia Suárez Gallo - Wojciech Swida
SECCIONES ESPECIALES
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Práctica Laboral
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Derecho Internacional del Trabajo
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Reseña Temática de Jurisprudencia
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Actualidades
Empleo Público: Gisela Zingaretti
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Pcias. de Corrientes, Chaco, Formosa y Misiones: Juan Chauvet
Pcia. de Mendoza: Carlos M. Livellara
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Pcia. de Tucumán: Ricardo Robinson (h)
Una publicación de
AbeledoPerrot S.A. SEGURIDAD SOCIAL
Tucumán 1471 DIRECTORA
(C1050AAC) Buenos Aires María Teresa Martín Yáñez
Argentina
SECCIONES ESPECIALES
Impreso en la Práctica Previsional
1ra. quincena de julio Camilo Álvarez Ruiz - Rosanna E. Bermúdez - Esteban D. Crocilla
Asignaciones Familiares
de 2015 en los Gerardo Martín Corti
talleres gráficos de Sistemas Previsionales Comparados
La Ley S.A.E. e I. Patricia Binasco
Bernardino Rivadavia 130 Reseña Temática de Jurisprudencia
Avellaneda Javier B. Picone
Actualidades
Provincia de Buenos Aires Corte Sup.: María Teresa Martín Yáñez
República Argentina Sup. Corte de la Pcia. de Bs. As.: Rafael E. Toledo Ríos
Primera Instancia: Javier B. Picone
Internacional: Estela Martí de Minutella
ISBN en trámite
Bibliografías y Comentarios
RNPI 5074819 Estela Martí de Minutella
Sumario
DERECHO LABORAL
Doctrina
Salud y seguridad en el trabajo: obligaciones internacionales del Estado, sustanciales y procesales
Por Rolando E. Gialdino, pág. 1297
La doctrina del Drittwirkung e influencia de los tratados internacionales en las normas del derecho del trabajo in-
terno. A veinte años de la reforma constitucional de 1994. Eficacia de los derechos fundamentales frente a los
particulares
Por María Dora González, pág. 1321
Procedimiento Laboral
La figura del fideicomiso en el proceso laboral
Por Rodrigo E. Gauna Henríquez, pág. 1327
Jurisprudencia Destacada
■■ Contrato de trabajo. Derechos y deberes de las partes – Del empleador – Obligaciones frente a organismos
– Certificado de trabajo (C. Nac. Trab., sala 5ª, 27/3/2015), pág. 1347
■■ Contrato de trabajo. Extinción – Muerte del trabajador – Conversión de la suma depositada a dólares (C.
Nac. Trab., sala 9ª, 25/2/2015), pág. 1351
■■ Accidentes de trabajo. Fundamentos de la responsabilidad – Extensión de licencia por matrimonio –
Carga de la prueba (C. Nac. Trab., sala 5ª, 24/2/2015), pág. 1352
■■ Accidentes de trabajo. Fundamentos de la responsabilidad – Responsabilidad objetiva – Insuficiencia del
programa de seguridad – Solidaridad (C. Nac. Trab., sala 6ª, 24/2/2015), pág. 1357
■■ Contrato de trabajo. Extinción – Justa causa – Reiteradas faltas al trabajo sin aviso ni justificación (C.
Nac. Trab., sala 8ª, 13/2/2015), pág. 1362
■■ Contrato de trabajo. Sujetos – Subcontratación y delegación – Instalación de servicio de Internet –
Actividad normal y específica (C. Nac. Trab., sala 6ª, 12/2/2015 ), pág. 1364
■■ Contrato de trabajo. Extinción – Justa causa – Pérdida de confianza – Manipulación de precios de
productos – Desproporcionalidad del distracto (C. Nac. Trab., sala 8ª, 12/2/2015), pág. 1369
■■ Contrato de trabajo. Extinción – Justa causa – Presentación de certificados médicos apócrifos – Prueba
en juicio del carácter original del instrumento – Certificado de trabajo – Sumas no remunerativas – CCT –
Procedencia parcial (C. Nac. Trab., sala 8ª, 11/2/2015), pág. 1373
SEGURIDAD SOCIAL
Doctrina
La situación legal del trabajador jubilado que vuelve o continúa en la actividad. Una importante coincidencia ju-
risprudencial
Por Rodolfo A. Peón, pág. 1379
Asignaciones Familiares
Profundización del análisis de las prestaciones que confiere el Régimen de Asignaciones Familiares. Asignación
por Embarazo para Protección Social – AXE (Cuarta Parte)
Por Gerardo M. Corti, pág. 1382
Actualidades
Actualidad en Jurisprudencia Provincial 7/2015. Los fallos de reajuste por movilidad de la Cámara Federal de Co-
modoro Rivadavia
Por Rosanna E. Bermúdez, pág. 1388
Actualidad Internacional en Seguridad Social 7/2015
Por Estela R. Martí de Minutella, pág. 1393
Jurisprudencia Destacada
■■ Seguridad social. Previsión social (Régimen integrado) – Régimen de capitalización – Prestaciones –
Pensión por fallecimiento – Causahabiente varón – Requisitos legales que distinguen en razón del género
– Trato desigual – Inconstitucionalidad de la ley provincial (Corte Sup., 13/5/2015), pág. 1401
Salud y seguridad en el trabajo: obligaciones internacionales...
Derecho Laboral
Doctrina
Salud y seguridad en el trabajo: obligaciones
internacionales del Estado, sustanciales y procesales
Por Rolando E. Gialdino
(1) Especialmente, arts. 6º, 7º y 12 (ver infra nota 83); vid. Gialdino, Rolando E., “El derecho al trabajo en la observa-
ción general 18 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales”, RDLSS 2006-B-2085; asimismo, tex-
to infra III, E.
(2) Vid. Gialdino, Rolando E., “Apuntes sobre los convenios de la OIT en tanto que tratados internacionales”, en prensa.
Vid. texto infra II.a.1.i, D, y III, E, puntos en los que también se advertirá la relevancia de las recomendaciones adop-
tadas en el ámbito de la OIT.
(3) Vid. texto infra III, F y H.
(4) Esta sentencia, del 27/6/2014, fue dictada por una sala de siete jueces (5ª Sección), y resultó definitiva con arre-
glo al art. 44.2º, CEDH. Se encuentra disponible, sólo en inglés, en la base de datos HUDOC de la Corte EDH (www.
echr.coe.int/Pages/home.aspx?p=caselaw/HUDOC&c=fra). Toda cita de párrafos (§), salvo indicación en contrario,
referirá a “Brincat y otros”.
(5) Flauss, Jean-François, “La protection des droits de l’homme et les sources du droit international. Rapport général”, en
“La protection des droits de l’homme et l’évolution du droit international. Colloque de Strasbourg”, Ed. Pedone, París,
1998, ps. 21/23. Vid. texto infra II.c.1.i, D —último párrafo— y III, E.
(6) Cançado Trindade, Antônio A., “La interpretación de tratados en el derecho internacional y la especificidad de los tra-
tados de derechos humanos”, en D. de Clément, Z. (coord.), “Estudios de derecho internacional en homenaje al pro-
fesor Ernesto J. Rey Caro”, t. I, Ed. Drnas - Lerner, Córdoba, 2002, ps. 760, 761 y 762.
(7) Cançado Trindade, Antônio A., “Le développement du droit international des droits de l’homme à travers l’activité et
la jurisprudence des Cours européenne et interaméricaine des Droits de l’Homme”, en “Rapport annuel 2003 de la
Cour Européenne des Droits de l’Homme”, Estrasburgo, 2004, ps. 27 y 31.
(8) V.gr., “Llerena, Horacio L. s/ abuso de armas y lesiones —arts. 104 y 89 del Código Penal— causa nro. 3221”, Fallos
328:1491, § 18 —2005—.
(9) La CEDH es un texto tradicional liberal adoptado en el período de posguerra (1950) y, como tal, no reconoce explíci-
tamente el derecho al trabajo, limitándose a prohibir la esclavitud y el trabajo forzado, por su art. 4º (Mantouvalou,
Virginia, “The Protection of the Right to Work through the European Convention on Human Rights”, en Albors-
Llorens, A.; Armstrong, K. y Gehring, M. W. [eds.], “Cambridge Yearbook of European Legal Studies”, vol. 16, Ed. Hart
Publishing, 2013-2014, p. 317). Sí contiene normas sobre: prohibición de la esclavitud y del trabajo forzado (art. 4º)
y libertad de asociación, incluso sindical (art. 11). La jurisprudencia de la Corte EDH, con todo, ha dado protección
al trabajador, en algunos aspectos, con arreglo a normas tales como, por ej., los arts. 2º y 8º, según lo veremos (vid.,
asimismo, ídem, ps. 320 y ss., e infra nota 57).
(10) Aun cuando el derecho a la salud, mediante la jurisprudencia de la Corte EDH, ha recibido cierta protección por vía,
v.gr., de los arts. 2º, 3º, 8º (vid. Koch, Ida E., “Human Rights As Indivisible Rights: The Protection of Socio-economic
Demands Under the European Convention on Human Rights”, Ed. Martinus Nijhoff Publishers, 2009, ps. 60 y ss.).
Sobre los derechos económicos, sociales y culturales en la CEDH, vid. Sudre, Frédéric, “La protection des droits so-
ciaux par la Cour européenne des droits de l’homme: un exercice de ‘jurisprudence fiction’?”, Revue Trimestrielle
des Droits de l’Homme, nro. 75, 2003, p. 755, y “Misère et Convention européenne des Droits de l’homme”, Revue
Quart Monde, nro. 151, 1994, p. 19.
(11) Marguénaud, J.-P. y Mouly, Jean, “Convention Européenne de Droits de l’Homme et droit du travail”, Association
Française de Droit du Travail et de la Securité Social, séance du 21 mars 2008, p. 3, www.afdt-asso.fr/fichiers/pu-
blications/cedh.pdf. Sobre las mencionadas condiciones de vida actuales, vid. infra, texto correspondiente a la no-
ta 111.
(12) Vid. Corte IDH, “Interpretación de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre en el Marco del
Artículo 64 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos”, opinión consultiva OC-10/1989, 14/7/1989,
Serie A, nro. 10, §§ 39/43. El citado art. 26 prescribe: “(l)os Estados Partes se comprometen a adoptar providen-
cias, tanto a nivel interno como mediante la cooperación internacional, especialmente económica y técnica, para lo-
grar progresivamente la plena efectividad de los derechos que se derivan de las normas económicas, sociales y so-
bre educación, ciencia y cultura, contenidas en la Carta de la Organización de los Estados Americanos, reformada
por el Protocolo de Buenos Aires, en la medida de los recursos disponibles, por vía legislativa u otros medios apro-
piados”. Sobre el historial del art. 26, ver Instituto Interamericano de Derechos Humanos, “La justicia directa de los
derechos económicos, sociales y culturales”, San José, 2008, p. 144.
(13) Vid. Gialdino, Rolando E., “Derechos económicos, sociales y culturales y Convención Americana sobre Derechos
Humanos”, LL 2013-E, § III; asimismo: Carta de la OEA, arts. 34.i) y g), 45.b) y 46; y DADDH, arts. XI, XIV y XXXVII. La
Corte Suprema de Justicia de la Nación (Corte Suprema o Corte Sup.) aplicó el citado art. 45.b) combinado con el
art. 26, CADH (“el trabajo debe prestarse en condiciones que, incluyendo un régimen de salarios justos, aseguren
la vida, la salud y un nivel económico decoroso para el trabajador y su familia”), en “Asociación de Trabajadores del
Estado s/ acción de inconstitucionalidad”, 18/6/2013, § 9.
(14) Corte IDH, “Acevedo Buendía y otros (‘Cesantes y Jubilados de la Contraloría’) v. Perú”, excepción preliminar, fondo,
reparaciones y costas, 1/7/2009, Serie C, nro. 198, § 100.
(15) Corte IDH, “González y otras (‘Campo Algodonero’) v. México”, excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas,
16/11/2009, Serie C, nro. 205, §§ 236 y 252.
(16) En “Vilnes y otros” la Corte EDH juzgó el reclamo de un grupo de trabajadores que prestaron servicios como buzos
para empresas privadas, especialmente en el llamado “período pionero” (1965/1990) de la exploración petrolera en
el Mar del Norte. Los buceadores, con motivo de haber tenido que someterse a las tablas de descompresión exce-
sivamente rápidas, usadas por la empresa con el fin de reducir los costos de mano de obra y mejorar su posición
en la competencia con otras empresas (vid. infra, nota 65), habían sufrido, en el largo plazo, diversos problemas de
salud. Al no haber obtenido satisfacción en el orden nacional, invocaron ante la Corte EDH, con fundamento en los
arts. 2º (derecho a la vida) y 8º (derecho al respeto de la vida privada y familiar), CEDH, que el gobierno de Noruega
no había tomado las medidas necesarias para proteger su salud y sus vidas. La demanda sólo prosperó (cinco vo-
tos contra dos) en cuanto a la violación del art. 8º, dada la falta en que incurrió el Estado para asegurar que los de-
mandantes recibieran la información esencial que les hubiese permitido evaluar los riesgos para su salud y su vida
que acarreaban sus tareas. La sentencia, definitiva con arreglo al art. 44.2º, CEDH, está disponible, sólo en inglés,
en la base de datos HUDOC, ya citada.
(17) En el caso del actor Sr. Attard, fallecido por asbestosis en 2006, la demanda fue presentada por su esposa y sus hi-
jos, y el período laboral de exposición al amianto corrió desde 1959 hasta 1974 (vid. §§ 6, 12, 83 y 105).
(18) Advertimos que la Corte EDH admitió su competencia ratione temporis respecto de los hechos que refieren al perío-
do posterior al 23/1/1967, fecha en que la CEDH entró en vigor para Malta (§ 90).
(19) Dado el objeto de nuestro examen, quedarán por fuera las objeciones preliminares formuladas por el Estado: no
agotamiento de los recursos internos (pero vid. texto infra, II.c.1.ii).
(20) JA 2008-IV-1257.
(21) El actor, en “Öneryildiz”, había vivido, junto con doce parientes, en una villa de emergencia situada en un distrito de
Estambul. Su casa (precaria) estaba ubicada en una parte del barrio contigua a un sitio de descarga municipal de
residuos domiciliarios. Estas descargas habían comenzado a producirse desde comienzos de la década de 1970,
cuando la zona se hallaba inhabitada y la población más próxima se encontraba a 3,5 km. Empero, con el correr de
los años, se fueron construyendo habitaciones de emergencia, sin autorización, sobre la zona que rodeaba al depó-
sito de desechos, para finalmente dar lugar a la villa de emergencia de Ümraniye. El 28 de abril de 1993 se produ-
jo en el lugar una explosión de metano (gas producido por la descomposición de los residuos), a consecuencia de
lo cual se desprendieron desperdicios de la montaña que formaban, sepultando una decena de casas, entre éstas,
la del actor. El accidente produjo 39 muertos, nueve de los cuales eran parientes de dicha parte (siete hijos, su cón-
yuge y su compañera). Conviene precisar que la vivienda del actor había sido levantada, para 1988, en violación de
las normas locales de edificación urbana y de las normas técnicas en la materia, así como que el terreno que ocu-
paba era propiedad fiscal. Agotados los recursos nacionales, el requirente inició su reclamo ante la CEDH, alegan-
do, inter alia, la violación del art. 2º, CEDH. Obtuvo un fallo favorable de una Sala de siete jueces y, posteriormente,
de la Gran Sala de diecisiete jueces. Ambos pronunciamientos están disponibles, en francés e inglés, en la base de
datos HUDOC, ya señalada.
(22) “(C)omo se desprende de la jurisprudencia de este tribunal (...) y de la Corte Europea de Derechos Humanos (...) exis-
te una relación innegable entre la protección del medio ambiente y la realización de otros derechos humanos” (Corte
IDH, “Kawas Fernández v. Honduras”, fondo, reparaciones y costas, 3/4/2009, Serie C, nro. 196, § 148, citas omi-
tidas). Cuadra entender, asimismo, que de la Carta de la OEA (arts. 34.l], y 45.a] y f]) y, por ende, del art. 26, CADH,
se sigue el derecho a un ambiente sano. Tal como se lo advertirá, la materia que estudiaremos tiene estrecha rela-
ción con el Convenio 148 sobre el medio ambiente de trabajo (contaminación del aire, ruido y vibraciones), de 1977,
no ratificado (¿todavía?) por la Argentina. Vid. infra, nota 53.
(23) Pettiti, Louis-Edmond, “Réflexions sur les principes et les mécanismes de la Convention. De l’idéal de 1950 à
l’humble réalité d’aujourd’hui”, en Pettiti, L.-E. y E. Decaux, Imbert, P.-H. (dirs.), “La Convention Européenne des
Droits de l’Hhomme”, Ed. Economica, París, 1995, p. 33. Ya para 1979, en “Marckx v. Belgique”, la Corte EDH había
expresado que, al compromiso más bien negativo de un Estado de abstenerse de toda injerencia en los derechos
garantizados por la CEDH, “pueden sumarse obligaciones positivas” inherentes a esos derechos (§ 49; asimismo:
“Young, James et Webster v. Royaume-Uni”, 13/8/1981, § 49).
(24) Sudre, Frédéric, “Droit européen et international des droits de l’homme”, 6ª ed., Ed. PUF, París, 2005, ps. 230/231.
(25) Dubout, Edouard, “La procéduralisation des obligations relatives aux droits fondamentaux substantiels par la Cour
europénne des droits de l’homme”, Revue Trimestrielle des Droits de l’Homme, nro. 70, 2007, ps. 397 y 398.
(26) Gialdino, R. E., “La protección de la vida...”, cit., I.
(27) Sudre, F., “Droit européen et international...”, cit., p. 232.
(28) Panoussis, Ioannis, “L’obligation générale de protection des droits de l’homme dans la jurisprudence des organes
internationaux”, Revue Trimestrielle des Droits de l’Homme, nro. 70, 2007, p. 456.
(29) Por cierto que el término “jurisdicción” es usado en el sentido del art. 1º, CEDH, análogo, para lo que interesa, al
art. 1.1º, CADH.
(30) “Respecto de la obligación de garantizar el derecho reconocido en el artículo 4º de la Convención, la Corte ha seña-
lado que éste no sólo presupone que ninguna persona sea privada de su vida arbitrariamente (obligación negativa),
sino que además requiere, a la luz de su obligación de garantizar el pleno y libre ejercicio de los derechos humanos,
que los Estados adopten todas las medidas apropiadas para proteger y preservar el derecho a la vida (obligación
positiva) de quienes se encuentran bajo su jurisdicción” (“Vargas Areco v. Paraguay”, fondo, reparaciones y costas,
26/9/2006, Serie C, nro. 155, § 75 y sus citas). En análogos término, pero respecto del art. 5.1º (derecho a la inte-
gridad personal): “Suárez Peralta v. Ecuador”, excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas, 21/5/2013,
Serie C, nro. 261, § 127. “La obligación de garantía —añade este último caso— se proyecta más allá de la relación en-
tre los agentes estatales y las personas sometidas a su jurisdicción, abarcando asimismo el deber de prevenir, en la
esfera privada, que terceros vulneren los bienes jurídicos protegidos” (§ 129).
(31) El sentido solo reforzador de “a fortiori” se ve reflejado en un caso posterior a “Brincat y otros”, en el cual la Corte
EDH, con cita de este último y de “Vilnes y otros”, expresó, lisa y llanamente: “(l)a obligación de crear un marco le-
gislativo eficaz para la protección de la vida también se aplica en el contexto del lugar de trabajo y de la seguridad
industrial” (The obligation to create an effective legislative framework for protection of life also applies in the con-
text of workplace and industrial safety) (“Kosmata v. Ukraine” —”Kosmata”—, 15/1/2015, § 49, disponible, sólo en
inglés, en la citada base de datos HUDOC). Este litigio tiene como origen el accidente mortal sufrido por un emplea-
do que prestaba servicios para una empresa privada (§§ 6/8). Mientras el trabajador se encontraba limpiando una
máquina, alguien conectó la electricidad, lo cual puso en marcha el artefacto, hiriendo gravemente al primero, que
falleció cinco días después. Los familiares invocaron ante la Corte EDH, con base en el art. 2º, CEDH, en su aspecto
procesal, que las autoridades nacionales no habían llevado a cabo una investigación efectiva sobre el accidente. El
fallo les fue favorable, sobre todo, por la demora en la investigación tanto administrativa cuanto de la justicia penal.
(32) V.gr., hepatitis potencialmente mortal; leucemia que disminuya las posibilidades de supervivencia; diferentes tipos
de cáncer terminal; hemofilia... (vid. § 82).
(33) La CEDH “no incluye, con carácter general, el derecho al respeto de la integridad física, psíquica y moral, que está
en la americana” (Gros Espiell, Héctor, “La Convención Americana y la Convención Europea de Derechos Humanos.
Análisis comparativo”, Ed. Jurídica de Chile, Santiago, 1991, p. 86).
(34) Corte IDH, “Caesar v. Trinidad y Tobago”, fondo, reparaciones y costas, 11/3/2005, Serie C, nro. 123, § 100.
(35) “Vilnes y otros” también había reiterado la doctrina de “Öneryildiz” que estamos comentando, en el cuadro de una
relación de trabajo privada (§ 220). Otro tanto ocurrirá en “Kosmata”, incluso ya con cita de “Brincat y otros” (§ 49).
(39) Corte IDH, “Comunidad Indígena Yakye Axa v. Paraguay”, fondo, reparaciones y costas, 17/6/2005, Serie C,
nro. 125, §§ 162 y 163, el cual fue seguido por la Corte Sup. en “Asociación de Trabajadores del Estado s/ acción de
inconstitucionalidad”, cit., § 10. En “Yakye Axa” —expresan Carlos Ayala Corao y María D. Rivero— se vinculó el dere-
cho a la vida digna con relación al artículo 26 de la Convención, extendiéndose la tutela del derecho a la vida inclu-
yendo entonces dentro de su espectro derechos económicos, sociales y culturales, reconocidos expresamente en el
Protocolo de San Salvador a la Convención Americana” (Steiner, C. y Uribe, P. [coords.], “Convención Americana so-
bre Derechos Humanos: comentada”, Suprema Corte de Justicia de la Nación-México/Fundación Konrad Adenauer,
2014, p. 129). El art. 2º, CEDH, protege la “vida física”, de manera que el Estado no estaría compelido a asegurar
al individuo una vida “digna” (décente) (Velu, Jacques y Ergec, Rusen, “La Convention Européenne des Droits de
l’Homme”, 2ª. ed. por Rusen Ergec, Bruylant, 2014, § 227-1).
(40) Gialdino, Rolando E., “Derecho internacional de los derechos humanos: principios, fuentes, interpretación y obliga-
ciones”, Ed. AbeledoPerrot, Buenos Aires, 2013, ps. 505 y ss. La “dignidad intrínseca o inherente al ser humano,
además de ser el centro sobre el que gira la organización de los derechos fundamentales de nuestro orden consti-
tucional y del orden internacional, se relaciona con el trabajo en términos ‘naturalmente entrañables’” (Corte Sup.,
“Asociación de Trabajadores del Estado s/ acción de inconstitucionalidad”, cit., § 8 y sus citas)
(41) “(...) si bien el derecho al trabajo no se confunde con el derecho a la vida, el trabajo es condición de una vida dig-
na, e incluso de la vida misma: factor de subsistencia” (Corte IDH, “Condición jurídica y derechos de los migrantes
indocumentados”, cit., voto del juez García Ramírez, § 28). Sobre condiciones de trabajo dignas, asimismo: infra,
notas 93 y 94.
(42) V.gr., Corte IDH, “Comunidad Indígena Yakye Axa”, cit., § 163; vid. infra, nota 100.
(43) Corte IDH, “Condición jurídica y derechos de los migrantes indocumentados”, cit., §§ 148/149 (itálicas agregadas).
Vid. texto infra, II.b.2, E. Asimismo: Corte Sup., “Asociación de Trabajadores del Estado s/ acción de inconstituciona-
lidad”, cit., § 7 y sus citas.
(44) La Gran Sala, en “Öneryildiz”, expresó su acuerdo con el fallo de la Sala, en que el derecho del público a la informa-
ción, ya consagrado en el campo del art. 8º (“Guerra et autres”, § 60, infra nota 64), igualmente podía ser reivindi-
cado a los fines de la protección de la vida (cit., § 90; asimismo, § 108).
(45) “Bacila” no es de índole laboral. El actor habitaba en la ciudad de Copsa Mica (Rumania), ámbito en el que funciona-
ba una empresa especializada en la producción de metales no ferrosos. Planteó, con éxito a la luz del art. 8º, CEDH,
que la polución originada por la aludida actividad afectaba gravemente su salud y su hábitat. Empero, su agravio no
consistió en que dicha actividad continuara, ni en la ausencia de información sobre el nivel de polución en la zona
afectada, sino en la incapacidad de las autoridades locales para exigir a la empresa que redujera la polución a nive-
les compatibles con el bienestar de los habitantes de dicha ciudad (§ 66). El fallo, del 30/3/2010, está disponible,
sólo en francés, en la base de datos HUDOC, cit.
(46) Hervieu, Nicolas, “L’émergence laborieuse mais prometteuse d’une obligation européenne de protection des travai-
lleurs” (PDF), Lettre Actualités Droits-Libertés du CREDOF, 16/12/2013, 1, B.
(47) “Albán Cornejo y otros v. Ecuador”, fondo, reparaciones y costas, 22/11/2007, Serie C, nro. 171, § 121 y su cita. Y
añade: si bien “(e)l Estado no es inmediatamente responsable de la actuación del personal de (una) institución pri-
vada (de salud), no obstante le corresponde supervisar el desempeño de la institución para alcanzar los fines a los
que se alude en este apartado” (§ 122).
(48) Vid. Gialdino, Rolando E., “Estados, empresas y derechos humanos”, LL, 2012-C-902. Vid. infra, nota 94; vid. tex-
to infra, IV.
(49) “Pueblo Indígena Kichwa de Sarayaku v. Ecuador”, fondo y reparaciones, 27/6/2012, Serie C, nro. 245, § 245 y
sus citas.
(50) Corte IDH, “Ximenes Lopes v. Brasil”, fondo, reparaciones y costas, 4/7/2006, Serie C, nro. 149, § 103; “Suárez
Peralta”, cit., § 127.
(51) Corte IDH, “Godínez Cruz v. Honduras”, fondo, 20/1/1989, Serie C, nro. 5, § 185.
(52) Corte IDH, “González Medina y familiares v. República Dominicana”, excepciones preliminares, fondo, reparaciones
y costas, 27/2/2012, Serie C, nro. 240, § 244.
(53) La única medida práctica que había sido tomada en el caso fue la distribución de máscaras, lo cual, como lo vere-
mos, “dejó mucho que desear” (§ 112). Agregaríamos, en compañía del Convenio 148 (supra, nota 22), que el equi-
po de protección personal sólo procede de resultar insuficientes las medidas técnicas aplicadas o aportadas a las
instalaciones o a las operaciones (art. 9º).
(54) Es remarcable —expresa E. Dubout— que la obligación de investigar no atañe sólo a las alegaciones de violación de
la CEDH en las “relaciones verticales”, que oponen a una persona privada con las autoridades estatales, sino tam-
bién a las “relaciones horizontales”, esto es, a las violaciones provenientes de particulares (“La procéduralisation...”,
cit., ps. 404/405).
(55) Acotaríamos, con base en “Brincat y otros”, respecto de accidentes derivados de actividades peligrosas, que si bien
en la mayoría de los casos que requieran una investigación es generalmente presentada una denuncia a las autori-
dades con ese objetivo, ello no es obligatorio en los casos en que dichas autoridades se encuentran en mejores con-
diciones para conocer la causa original de la cuestión (§ 123).
(56) Cit., § 153 y sus citas de antecedentes propios y de la Corte EDH, que hemos omitido.
(57) Bien que a modo de digresión, apuntamos que la Corte EDH ha admitido la aplicación del art. 8º, cit., en otros
supuestos vinculados con trabajadores, v.gr.: la destitución de un funcionario público (“Emel Boyraz v. Turkey”,
2/12/2014); el despido de un empleado con base en sus actividades privadas (“Obst v. Germany” y “Schlüth v.
Germany”, 23/9/2010), o en su estado de salud (HIV, “I. B. v. Greece”, 3/10/2013). También aplicó dicha norma
frente a la prohibición del acceso al empleo en el sector privado de una persona en razón de sus empleos anteriores
(en la KGB, “Sidabras and Džiautas v. Lithuania”, 27/7/2004).
(58) 16/12/1992, § 29, en HUDOC (en francés e inglés), cit.
(59) V.gr., “Rosendo Cantú y otra v. México”, excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas, 31/8/2010, Serie C,
nro. 216, § 119, con cita del recordado § 29 de “Niemietz”.
(60) La obligación positiva, de conformidad con el art. 8º, obliga a las autoridades nacionales a tomar las mismas medi-
das prácticas que se esperan de ellos en el contexto de su obligación positiva en virtud del art. 2º de la Convención
(§ 102). De ahí que la obligación de informar, que veremos seguidamente en el texto, también esté presente en el
aspecto sustancial del art. 2º (vid. texto supra, II.b.1.i, H). Esto explica, además, que en “Brincat y otros” la Corte EDH
haya examinado las cuestiones atinentes a esas dos normas de manera conjunta (§ 90).
(61) Respecto del aspecto procesal relativo al art. 8º, vid. van Dijk, F.; van Hoff, A., van Rijn, A. y Zwaak, L., “Theory and
Practice of the European Convention on Human Rights”, 4ª ed., Ed. Intersentia, Antwerpen/Oxford, 2006, p. 745; y
Harris, D. J.; O’Boyle, M.; Bates, E. P. y Buckley, C., “Law of the European Convention on Human Rights, 3ª ed., Oxford
University Press, 2014, ps. 535/536
(62) En igual sentido: “Vilnes y otros”, § 235. Expresa N. Hervieu, con motivo de este caso, que el derecho de acceso a
la información no descansa sólo sobre la libertad convencional de expresión (CEDH, art. 10), sino que también es el
corolario de otros derechos convencionales y constituye, con frecuencia, una garantía para su goce efectivo. “Vilnes y
otros” ilustra ampliamente la tendencia del derecho a la información a situarse en el intersección con otros derechos
convencionales (cit., III, A). Por cierto, el derecho a buscar y recibir información está previsto en la CADH (art. 13).
(63) Verdonck, Lieselot, “ECtHR extends its case law on the right to information on health risks under Article 8”, a propó-
sito de “Vilnes y otros”, www.strasbourgobservers.com/2014/01/20/ecthr-extends-its-case-law-on-the-right-to-infor-
mation-on-health-risks-under-article-8/#more-2273.
(64) En “Guerra y otros”, la Corte EDH sostuvo que los daños graves al ambiente podían afectar el bienestar de las per-
sonas y menoscabar el goce de su domicilio de manera de perjudicar su vida privada y familiar. Y reprochó a Italia
haber privado a los actores de la información útil y oportuna que les habría permitido evaluar los riesgos que les irro-
gaba vivir en las cercanías de una planta depuradora de la que emanaban gases dañinos. Vid. Gialdino, R. E., “La
protección de la vida...”, cit., II, 1.2.1; asimismo, Corte EDH, “López Ostra v. Spain” (9/12/1994), entre otros. Ambas
sentencias están disponibles, en francés e inglés, en la citada base de datos HUDOC.
(65) Verdonck, L., “ECtHR extends...”, cit., con motivo de “Vilnes y otros”. Acotaríamos, siguiendo esta última sentencia,
que una oportunidad para las autoridades de asegurar dicha plena transparencia de las empresas, sería, por ej., el
acto de autorizar las operaciones de éstas, o inspeccionándolas, puesto que ello, posiblemente, habría ayudado a
eliminar cuanto antes el uso de tablas rápidas de descompresión, empleadas como un medio para que las empre-
sas promovieran sus propios intereses comerciales, añadiendo, así, potenciales riesgos para la salud y la seguridad
de los buceadores (vid. § 244, y supra, nota 16).
(66) “Vilnes y otros”, § 235.
(67) Corte EDH, “Tatar v. Roumanie”, 27/1/2009, § 109; asimismo: §§ 27, h y 109. En este litigio, el tribunal hizo lugar
a la demanda por la que los actores, con base en el art. 8º, CEDH, cuestionaron a las autoridades nacionales por ha-
ber omitido difundir la información que les hubiese permitido sopesar los riesgos que entrañaba, para ellos y sus fa-
milias, mantener sus hogares en las proximidades de una explotación aurífera (Aurul Baia Mare S.A., posteriormen-
te Transgold S.A. y finalmente S.C. Romaltyn Mining S.R.L.), ubicada en Baia Mare (Rumania), que empleaba en sus
actividades cianuro de sodio. Si bien para enero de 2000 se había producido un accidente ecológico mayor: derra-
me de cianuro tras el estallido de un dique que rodeaba a una presa de relaves, el quebrantamiento del art. 8º fue
comprobado tanto para el lapso anterior cuanto para el posterior a este suceso. La Corte EDH no dejó de apuntar a
los riesgos para los actores, pero, también, para el ambiente y para el bienestar y la salud de las personas vecinas
al lugar de la explotación (vid. esp. § 101; asimismo: §§ 93, 110, 111, 122, 124; disponible, sólo en inglés, en la ba-
se HUDOC, cit.). Vid. nota siguiente.
(68) 2/11/2006, §§ 83 y 94, disponible, en francés e inglés, en HUDOC, cit. Las circunstancias fácticas de “Giacomelli”
no difieren, en sustancia, de las de “Bacila” (supra, nota 45) y de “Tatar” (nota anterior). El actor vivía en las cer-
canías de una empresa privada, la cual, en 1989, había sido autorizada por las autoridades italianas para el trata-
miento de residuos nocivos y tóxicos por desintoxicación, proceso este que implicaba el uso de sustancias químicas
que podían generar riesgos importantes para el ambiente y la salud humana. La sentencia juzgó violado el art. 8º:
no obstante el margen de apreciación reconocido al Estado demandado (vid. texto supra, II.b.1.i, M), éste no había
logrado el “justo equilibrio” (ídem, II.b.1.i, I) entre el interés de la comunidad para tener una planta de tratamiento
de residuos industriales tóxicos y el goce efectivo por el demandante del derecho al respeto de su domicilio y de su
vida privada y familiar (§ 97).
(69) Cit., A.1 y 2.B. Sobre dicho desequilibrio, supra, texto II.b.1.i, F.
(70) Corte IDH, “Zambrano Vélez y otros v. Ecuador”, fondo, reparaciones y costas, 4/7/2007, Serie C, nro. 166, § 79.
(71) Corte IDH, “Condición jurídica y derechos de los migrantes indocumentados”, cit., voto del juez Cançado Trindade,
§ 56; asimismo: § 54.
(72) 11/1/2006, § 59, en HUDOC, cit. Este litigio concernía a la cláusula de closed shop para el ingreso al empleo. La
Corte EDH recordó que “no debería considerarse que una persona ha renunciado a su derecho de asociación negati-
va en un situación en la cual, a sabiendas de que la afiliación sindical es un requisito previo para acceder al empleo,
acepta el recaudo a pesar de su hostilidad a la condición impuesta” (§ 56). Y añadió: “el hecho de que los actores
hayan aceptado la pertenencia al sindicato como una condición de trabajo, entre otras, no altera significativamente
el elemento de compulsión: si se hubieran negado, no habrían sido reclutados” (§ 59). Vid. Plancke, Véronique van
der y Van Leuven, Nathalie, “La privatisation du respect de la Convention Européenne des Droits de l’Homme: faut-il
reconnaître un effet horizontal généralisé?”, CRIDHO Working Paper 2007/03, p. 60.
(73) Vid. De Schutter, Olivier, “La protection du travailleur vis-à-vis des nouvelles technologies dans l’emploi”, Revue
Trimestrielle des Droits de l’Homme, nro. 54, 2003, ps. 662/663.
(74) Bareït, Nicolas, “La liberté contractuelle sous la toise de la Convention Européenne des Droits de l’Homme”, Institut
Universitaire Varenne, LGDJ, 2013, p. 69, citas omitidas.
c) Aplicación de los principios generales ámbito de sus atribuciones que, juzgadas razonable-
mente, podían esperarse para prevenir o evitar ese
1. Derecho a la vida riesgo” (76). La cuestión, desde luego, ofrece mati-
ces (77).
i) Aspecto sustancial
B. En esta línea, “Brincat y otros” tuvo por proba-
A. La Corte EDH, en “Brincat y otros”, no desarrolló,
do que los actores estuvieron expuestos al asbes-
pero sí aplicó, la doctrina de sus precedentes: “para
to durante su prestación de servicios para MDC
que la responsabilidad del Estado pueda verse com-
(§ 104) (78). Empero, sólo emplazó el caso del
prometida ante la (CEDH), debe determinarse que (la
Sr. Attard bajo el art. 2º, pues consideró acredita-
violación al derecho a la vida) deriva de un incumpli-
do que su muerte derivó de un cáncer (mesothelio-
miento de las autoridades nacionales de hacer todo
ma maligna) provocado por dicha exposición (§ 83).
lo que podía razonablemente esperarse de ellas para
Los restantes actores (salvo uno), a juicio del tribu-
impedir la materialización de un riesgo real (certain)
nal, si bien tenían problemas respiratorios y placas
e inmediato para la vida, del cual tuvieron o debie-
en sus pulmones, junto con algunas otras complica-
ron haber tenido conocimiento” (75). Estrecha rela-
ciones relacionadas con la exposición al amianto, no
ción con ello mantiene la jurisprudencia de la Corte
presentaban un cuadro cancerígeno, ni sus condicio-
IDH: “(p)ara que surja esta obligación positiva, de-
nes de salud indicaban que resultara inevitable dicho
be establecerse que al momento de los hechos las
cuadro o tuvieran una naturaleza que amenazara sus
autoridades sabían o debían saber de la existencia
vidas (§ 84) (79).
de una situación de riesgo real e inmediato para la vi-
da de un individuo o grupo de individuos determina- C. La pregunta que se formuló, entonces, fue si el
dos, y no tomaron las medidas necesarias dentro del Estado “sabía o debía haber sabido” los peligros que
(75) Corte EDH, Gran Sala, “Giuliani et Gaggio v. Italie”, 24/11/2011, § 248 y sus citas; versiones en francés e inglés,
en HUDOC.
(76) “Comunidad Indígena Sawhoyamaxa”, cit., § 155, con cita, entre otros, de “Öneryildiz”. “(L)as obligaciones conven-
cionales de garantía a cargo de los Estados no implican una responsabilidad ilimitada de los Estados frente a cual-
quier acto o hecho de particulares, pues sus deberes de adoptar medidas de prevención y protección de los parti-
culares en sus relaciones entre sí se encuentran condicionados al conocimiento de una situación de riesgo real e
inmediato para un individuo o grupo de individuos determinado y a las posibilidades razonables de prevenir o evi-
tar ese riesgo. Es decir, aunque un acto u omisión de un particular tenga como consecuencia jurídica la violación de
determinados derechos humanos de otro particular, aquél no es automáticamente atribuible al Estado, pues debe
atenderse a las circunstancias particulares del caso y a la concreción de dichas obligaciones de garantía” (Corte IDH,
“González y otras —’Campo Algodonero’—”, cit., § 280, nota 296). “En ‘Campo Algodonero’ el tribunal interamericano
retomó la doctrina del riesgo previsible y evitable —inspirada en la jurisprudencia del sistema europeo de derechos
humanos—, que había desarrollado en fallos previos (...)” (Abramovich, Víctor, “Responsabilidad estatal por violencia
de género: comentarios sobre el caso ‘Campo Algodonero’ en la Corte Interamericana de Derechos Humanos”, JA
2013-I, Número Especial “Derecho Internacional de los Derechos Humanos”, R. E. Gialdino, coord., p. 4).
(77) En materia de responsabilidad estatal, es conveniente recordar el esquema elaborado por V. Abramovich en su aná-
lisis de la jurisprudencia de la Corte IDH, según el cual correspondería distinguir, en un extremo, lo que llama doc-
trina del riesgo (v.gr., “González y otras”), que apunta a una responsabilidad estatal indirecta por incumplimiento
del deber de garantía, que incluye una obligación específica de previsión y protección frente a actos de particulares
(vid. nota anterior), y en el otro extremo, la doctrina de la complicidad —por ej., “Caso de la ‘Panel Blanca’ (Paniagua
Morales y otros) v. Guatemala”, reparaciones y costas, 25/5/2001, Serie C, nro. 76), que apunta a establecer una
responsabilidad directa del Estado por la acción de tolerancia, aquiescencia o apoyo de agentes públicos con los crí-
menes de actores no estatales: la acción del particular se asimila a efectos de la responsabilidad internacional con
acciones de agentes públicos. Y, sin dejar de observar zonas grises, este autor advierte que el tribunal ha desarro-
llado una doctrina intermedia, la del riesgo creado, para los casos en que, si bien no es posible afirmar que agen-
tes públicos han sido cómplices de un acto violatorio de derechos humanos, la participación del Estado no se limita
a un incumplimiento de deberes de protección, e incluye acciones públicas, normas, prácticas o políticas, que han
creado objetivamente la situación de riesgo (v.gr., “Valle Jaramillo y otros v. Colombia”, fondo, reparaciones y costas,
27/11/2008, Serie C, nro. 192) (Abramovich, V., “Responsabilidad...”, cit., ps. 9/12).
(78) “Teniendo en cuenta la información y los documentos disponibles, la Corte no encuentra ninguna razón para dudar
de las afirmaciones de los demandantes en cuanto a su historia de trabajo” (§ 104).
(79) Empero, como lo veremos en el texto (infra, II.c.2), la exclusión del art. 2º no impidió el juzgamiento con arreglo al
art. 8º, CEDH.
(80) En palabras de “Vilnes y otros”, si bien la evaluación de lo que podría ser considerado como un riesgo justificable de-
be basarse en el conocimiento y la percepción que se tenía para el momento en cuestión, la falta de consenso cien-
tífico sobre los riesgos de salud resulta suficiente para que las autoridades tomen la precaución de asegurar que las
empresas observen una total transparencia y que los trabajadores reciban la información esencial que necesitan pa-
ra poder evaluar dicho riesgo (§§ 239/244). Vid. texto supra, II.b.2, C.
(81) La Corte EDH puntualizó, además: a. que no se había alegado que existiera impedimento específico alguno para ac-
ceder a la información necesaria, y b. que el gobierno no refutó la afirmación de los demandantes, mediante la ates-
tación de un experto o de una autoridad médica, que acreditase que los profesionales de la medicina en el país, en
o alrededor de la década de 1970, desconocían el estado de la cuestión (§ 106).
(82) En el citado litigio, el tribunal local condenó a MDC al pago de indemnizaciones (lucro cesante y daño emergente)
por la muerte del Sr. Pellicano, causada por su exposición al amianto durante su prestación de servicios para dicha
empresa. El tribunal compartió las conclusiones de los expertos en cuanto a que, si bien habían sido adoptadas cier-
tas precauciones en la materia, éstas no tomaron suficientemente en cuenta el estado de los conocimientos cientí-
ficos para en el momento relevante. Más específicamente, el uso del asbesto peligroso se mantuvo en la normativa,
el sistema de ventilación era viejo e inadecuado y las máscaras que habían sido proporcionadas resultaron ineficien-
tes (§ 35). El proceso se había iniciado en 1980 (§§ 10, 35, 68, 112). Como habrá sido advertido, el Sr. Pellicano
no fue parte en “Brincat y otros”.
(83) La proyección de este fundamento es extensa, pues extensa es la serie de convenios y recomendaciones de la OIT.
Por citar sólo algunos de los más vinculados con cuestiones como las de “Brincat y otros”, señalamos los convenios:
13 sobre la cerusa (pintura), 1921; 115 sobre la protección contra las radiaciones, 1960 (y recomendación 114);
119 sobre la protección de la maquinaria, 1963 (y recomendación 118); 136 sobre el benceno, 1971 (y recomenda-
ción 144); 139 sobre el cáncer profesional, 1974 (y recomendación 147); 170 sobre los productos químicos, 1990
(y recomendación 177); 176 sobre seguridad y salud en las minas, 1995 (y recomendación 183); 181 sobre seguri-
dad y salud de los trabajadores, 1981; 161 sobre los servicios de salud en el trabajo, 1985 (y recomendación 177);
187 sobre el marco promocional para la seguridad y salud en el trabajo, 2006 (y recomendación 197). La Argentina,
acotamos, según la página oficial de la OIT, sólo ha ratificado cuatro de estos convenios (13, 115, 139 y 187). La
OIT ha exhortado a los gobiernos que no hubiesen ratificado los convenios 115, 119, 136 y 139, a que apliquen, en
la medida más amplia posible, los principios contenidos en esos tratados y en las recomendaciones correspondien-
tes, ya citadas (OIT, “Declaración tripartita de principios sobre las empresas multinacionales y la política social”, ac-
tualizada 2006, § 37).
(84) Según la información oficial de la OIT, el citado convenio 162, de 1986, no ha sido ratificado por la Argentina, la cual
es miembro de la organización desde su nacimiento (1919).
(85) Corte EDH, Gran Sala, “Demir et Baykara v. Turquie”, 12/11/2008, § 86; previamente, el tribunal había citado, inter
alia, convenios de la OIT, así como doctrina de la Comisión de Expertos y del Comité de Libertad Sindical de dicha
organización. En el caso, el tribunal entendió configuradas dos violaciones al art. 11, CEDH: los actores, funciona-
rios municipales, habían sufrido una injerencia en el ejercicio de fundar sindicatos y sido víctimas de la anulación
retroactiva de la convención colectiva negociada con la administración. El fallo, en inglés y francés, está disponible
en la ya citada base de datos HUDOC. Vid. Shelton, Dinah L., “Advanced Introduction to International Human Rights
Law”, Edward Elgar Publishing, 2014, ps. 112 y ss.
(86) “Aunque el deber de prevención sea uno de medio y no de resultado (...) el Estado no ha demostrado que la crea-
ción de la FEIHM y algunas adiciones a su marco legislativo, por más que fueran necesarias y demuestren un com-
promiso estatal, fueran suficientes y efectivas para prevenir las graves manifestaciones de la violencia contra la mu-
jer que se vivía en Ciudad Juárez en la época del presente caso” (Corte IDH, “González y otras”, cit., § 279). No otra
circunstancia sustentó la condena del Estado paraguayo por la Corte IDH, en “Comunidad Indígena Sawhoyamaxa”:
después de citar “Öneryildiz”, juzgó que las muertes por enfermedades producidas en la Comunidad Sawhoyamaxa
se debieron “a la falta de prevención adecuada y adopción de suficientes medidas positivas por parte del Estado, el
que estaba al tanto de la situación de la Comunidad y era razonable esperar que actuara” (cit., §§ 155/156 y 172).
(87) Corte IDH, “Suárez Peralta”, cit., § 130. Y añadamos que también el derecho a la vida privada se halla “directa e
inmediatamente vinculado con la atención de la salud” (Corte IDH, “Artavia Murillo y otros [Fecundación in vitro] v.
Costa Rica”, excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas, 28/11/2012, Serie C, nro. 257, § 147).
(88) El señalado principio ha sido calificado por la Corte Suprema como “universalmente consolidado” (“Asociación de
Trabajadores del Estado s/ acción de inconstitucionalidad”, cit., § 7). Asimismo: Gialdino, Rolando E., “Los derechos
económicos, sociales y culturales. Su respeto, protección y realización en el plano internacional, regional y nacional”,
Investigaciones, 1999, nro. 2, p. 361, www.avizora.com/atajo/colaboradores/textos_rolando_e_gialdino/0003_de-
rechos_economicos_sociales_culturales.htm.
(89) V.gr.: “Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri v. Perú”, fondo, reparaciones y costas, 8/7/2004, Serie C, nro. 110,
§ 166; “Caso de los ‘Niños de la Calle’ (Villagrán Morales y Otros) v. Guatemala”, fondo, 19/9/1999, Serie C, nro. 63,
§ 194. Vid. Corte Sup., “Asociación de Trabajadores del Estado s/ acción de inconstitucionalidad”, cit., § 3.
(90) Corte IDH, “Caso del Penal Miguel Castro Castro v. Perú”, fondo, reparaciones y costas, 25/11/2006, Serie C,
nro. 160, voto del juez García Ramírez, § 5.
(91) Vid. Gialdino, R. E., “Derecho internacional...”, cit., ps. 429 y ss.
(92) Corte IDH, “Manuel Cepeda Vargas v. Colombia”, excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas,
26/5/2010, Serie C, nro. 213, § 42, itálica agregada.
(93) V.gr.: “condiciones de trabajo equitativas y satisfactorias” (art. 7º); “(c)ondiciones de existencia dignas (para los tra-
bajadores) y para sus familias” (art. 7.a.ii]); “seguridad e higiene en el trabajo” (art. 7.b]); “mejoramiento en todos
sus aspectos de la higiene del trabajo” (art. 12.2.b]). Vid. sobre el PIDESC, por ej., Corte IDH, “Acevedo Buendía y
otros”, cit., §§ 102/103. La Corte IDH, de conformidad con el citado art. 29.b), no puede interpretar disposición al-
guna de la CADH en un sentido que limite el goce y ejercicio de los derechos reconocidos por un Estado en sus leyes
internas o en otras convenciones de las que sea parte, v.gr., en el PIDESC (Corte IDH, “Caso del Pueblo Saramaka
vs. Surinam”, excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas, 28/11/2007, Serie C, nro. 172, §§ 91 y 93).
(94) El PIDESC “proclama el derecho al trabajo en un sentido general en su artículo 6º y desarrolla explícitamente la di-
mensión individual del derecho al trabajo mediante el reconocimiento, en el artículo 7º, del derecho de toda perso-
na a condiciones de trabajo equitativas y satisfactorias, en especial la seguridad de las condiciones de trabajo” (§ 2,
itálicas agregadas); “el trabajo, según reza el artículo 6º del Pacto, debe ser un trabajo digno. Éste es el trabajo que
respeta los derechos fundamentales de la persona humana, así como los derechos de los trabajadores en lo relativo
a condiciones de seguridad laboral y remuneración (§ 7, itálicas agregadas); “(l)a protección del derecho al trabajo
presenta varias dimensiones, especialmente el derecho del trabajador a condiciones justas y favorables de trabajo,
en particular a condiciones laborales seguras (§ 12.c, itálicas agregadas); “(a)l igual que todos los derechos huma-
nos, el derecho al trabajo impone tres tipos o niveles de obligaciones a los Estados Partes”, entre éstas, la de “prote-
ger” (§ 22; vid. texto supra, II.b.1.i, L). Vid. Gialdino, R. E., “El derecho al trabajo en la observación general 18...”, cit.,
y “Obligaciones del Estado ante el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales”, Revista IIDH,
San José, Instituto Interamericano de Derechos Humanos, nro. 37 (enero-junio 2003), p. 87, www.juridicas.unam.
mx/publica/librev/rev/iidh/cont/37/pr/pr6.pdf.
(95) “’El mejoramiento de todos los aspectos de la higiene ambiental e industrial’ (PIDESC, art. 12.2.b]) entraña, en parti-
cular, la adopción de medidas preventivas en lo que respecta a los accidentes laborales y enfermedades profesiona-
les” (Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, observación general nro. 14, “El derecho al disfrute del
más alto nivel posible de salud —artículo 12—”, § 15). Sobre el empleo de estos instrumentos por la Corte IDH, vid.,
por ej.: “Acevedo Buendía y otros”, cit., §§ 102/103; “Ximenes Lopes”, cit., §§ 51, 104 y 129; “Comunidad Indígena
Yakye Axa”, cit., §§ 163, 166 y 167, e infra, notas 96 y 104.
(96) V. gr., Corte IDH: “Condición jurídica y derechos humanos del niño”, opinión consultiva OC-17/02, 28/8/2002, Serie
A, nro. 17, § 26: convenio 138 y recomendación 146, entre otros (vid. su nota 19); “Caso de las Masacres de Ituango
v. Colombia”, 1/7/2006 Serie C, nro. 148, § 147: el convenio 29 resulta “útil y apropiado” para establecer los alcan-
ces de la prohibición del trabajo forzoso del art. 6.2º, CADH. Vid. texto infra, II.
(97) “(E)ntre las medidas positivas a cargo de los Estados se encuentran aquéllas necesarias para prevenir todas las for-
mas de discapacidad prevenible” (Corte IDH, “Ximenes Lopes”, cit., § 104, con cita de: Convención Interamericana
para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad y Comité de
Derechos Económicos Sociales y Culturales, observación general 5, “Personas con discapacidad”). Otras normas
pertinentes se encuentran en la Convención sobre los Derechos del Niño; la Convención sobre la Eliminación de to-
das las Formas de Discriminación contra la Mujer, art. 11; la Convención Internacional sobre la Protección de todos
los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares.
(98) V.gr., Corte IDH, “Blake v. Guatemala”, excepciones preliminares, 2/7/1996 Serie C, nro. 27, § 36, con cita del
art. 29.d), CADH. Vid. Gialdino, R. E., “Derecho internacional...”, cit., ps. 433/434.
(99) “Suárez Peralta”, cit., § 131 y sus citas, y voto del juez Ferrer Mac-Gregor Poisot, § 6 y su nota 10. “La salud cons-
tituye un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfer-
medades” (Corte IDH, “Artavia Murillo y otros”, cit., § 148, y su cita de la Constitución de la Organización Mundial
para la Salud). Vid. en general: Gialdino, Rolando E., “El derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud”,
Investigaciones, 2001, nro. 3, p. 493, www.csjn.gov.ar/dbei/ii/investigaciones/2001_3.pdf.
(100) “En el presente caso, la Corte debe establecer si el Estado generó condiciones que agudizaron las dificultades de
acceso a una vida digna (vid. texto supra, II.b.1.i, F) de los miembros de la Comunidad Yakye Axa y si, en ese contex-
to, adoptó las medidas positivas apropiadas para satisfacer esa obligación (...) a la luz de lo expuesto en el artículo 4º
de la Convención, en relación con el deber general de garantía contenido en el artículo 1.1º y con el deber de desa-
rrollo progresivo contenido en el artículo 26 de la misma, y de los artículos 10 (Derecho a la Salud); 11 (Derecho a un
Medio Ambiente Sano); 12 (Derecho a la Alimentación); 13 (Derecho a la Educación) y 14 (Derecho a los Beneficios
de la Cultura) del Protocolo de San Salvador” (Corte IDH, “Comunidad Indígena Yakye Axa”, cit., § 163).
G. Sin perjuicio de cuanto venimos expresando, deje- Y, tercero, en los supuestos que exhibieran un um-
mos esclarecidos algunos puntos, toda vez que el in- bral por debajo de estos últimos derechos, la imple-
greso en el art. 26, CADH, modula, en algunos aspec- mentación progresiva, toda vez que tiende a la “plena
tos, las antedichas obligaciones de los arts. 1.1º y 2º, efectividad” de los derechos del art. 26, exige a los
mediante el desarrollo “progresivo” de los derechos Estados la adopción de medidas deliberadas, con-
económicos, sociales y culturales, el cual, al modo de cretas y orientadas lo más claramente posible hacia
lex specialis, prevé el primero. la satisfacción de las obligaciones reconocidas, den-
tro de un plazo razonablemente breve tras la entrada
Digamos, entonces, en primer término, que la cir- en vigor de la CADH (105). Todo lo cual, por lo pron-
cunstancia de que deban tomarse en cuenta compo- to, “podrá ser objeto de rendición de cuentas y, de
nentes tales como la progresividad o la disponibili- ser el caso, el cumplimiento del respectivo compro-
dad de recursos, si bien introduce mayor complejidad miso adquirido por el Estado podrá ser exigido an-
al estándar de incumplimiento de la obligación, no
te las instancias llamadas a resolver eventuales vio-
desvirtúa su naturaleza como tal ni excluye la respon-
laciones a los derechos humanos” (106). Desde ya
sabilidad por incumplimiento (103).
que, como regla, quedan convencionalmente inva-
Segundo, la inobservancia de las obligaciones posi- lidadas las medidas regresivas, cuya justiciabilidad
tivas en el campo de la seguridad y salud laborales también quedó reconocida (Corte IDH, “Acevedo
que violentaran los arts. 2.1º y 5.1º, CADH, también Buendía y otros”, cit., § 103). Con todo esto, surge
menoscabarían, inevitablemente, el art. 26. En efec- evidente el apego que sella la Corte IDH entre la pro-
to, por más amplios o laxos que fuesen los alcances gresividad del art. 26, CADH, y la progresividad del
de la aludida progresividad (que no lo son), ha de en- art. 2.1º, PIDESC (asimismo: Corte Sup., “Asociación
(101) “Comunidad Moiwana”, cit. § 111; vid. “Caso de los ‘”Niños de la Calle’”, cit., § 195.
(102) “El derecho a la información sobre la asistencia consular en el marco de las garantías del debido proceso legal”,
opinión consultiva OC-16/99, 1/10/1999, Serie A, nro. 16, voto del juez Cançado Trindade, § 15. Vid. Gialdino, R. E.,
“Derecho internacional...”, cit., ps. 435 y ss.
(103) Nikken, Pedro, “La protección de los derechos humanos: haciendo efectiva la progresividad de los derechos eco-
nómicos, sociales y culturales”, Revista IIDH, nro. 52, 2010, p. 114. Asimismo: Corte IDH, “Suárez Peralta”, cit., vo-
to el juez Ferrer Mac-Gregor Poisot, § 7.
(104) Sobre los mencionados núcleo duro y obligaciones estatales mínimas: Gialdino, R. E., “Derecho internacional...”,
cit., ps. 28 y ss.
(105) Corte IDH, “Suárez Peralta”, cit., § 131 y su cita de la observación general 3 del Comité de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales.
(106) Corte IDH, “Acevedo Buendía y otros”, cit., §§ 102/103. Expresó el juez García Ramírez en este fallo: la Corte IDH
“(d)esde luego, reafirmó su competencia —que debe quedar bien establecida— para pronunciarse en torno a posi-
bles incumplimientos del artículo 26” (§ 18). El juez Paulo Pinto de Albuquerque recordó el enunciado de la justicia-
bilidad de los derechos económicos, sociales y culturales de “Acevedo Buendía y otros” en el voto que pronunció en
Corte EDH, Gran Sala, “Konstantin Markin v. Russia”, 22/3/2012 (disponible, en inglés y francés, en HUDOC, cit.).
“Un factor que conspira contra la justiciabilidad de los (derechos económicos, sociales y culturales) es la ignoran-
cia, especialmente frente a la superstición ligada a las formulaciones genéricas, y que se traducen irreflexivamente
como programáticas para negar su existencia normativa” (Nikken, P., “La protección...”, cit., ps. 127/128). “Acevedo
Buendía y otros”, además, supera “la desafortunada interpretación” de la progresividad que formuló la Corte IDH
en el § 147 del caso “Cinco Pensionistas v. Perú” (Gonza, Alejandra, en “Convención Americana sobre Derechos
Humanos: comentada”, cit., p. 514).
(107) Sobre la progresividad y la obligación del Estado de adoptar medidas hasta el máximo de los recursos de que
disponga en el ámbito del PIDESC: Gialdino, Rolando E., “Obligaciones del Estado ante el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales”, cit., ps. 114 y ss. Si apuntáramos al Protocolo de San Salvador y a su
expresión “hasta el máximo de los recursos disponibles” (art. 1º), diríamos, tomando las palabras de Fabián Salvioli,
que este último pasaje descubre el propósito evidente del tratado de señalar que no alcanza, para cumplir con sus
obligaciones, que el Estado simplemente adopte medidas, sino que la acción de política pública de los gobiernos
(por sí o mediante la cooperación de otros Estados) “tiene que esforzarse al límite de sus posibilidades” (“La protec-
ción de los derechos económicos, sociales y culturales en el sistema interamericano de derechos humanos”, Revista
IIDH, 2004, nro. 39, p. 114).
(108) Shue, Henry, “Basic Rights: Subsistence, Affluence, and U.S. Foreign Policy”, 2ª ed., Princeton University Press,
1996, p. 167.
(109) Corte IDH, “Acevedo Buendía y otros”, cit., § 17, itálica agregada; asimismo: §§ 12, 16 y 97. Vid. Gialdino, R. E.,
“Derechos económicos, sociales y culturales y Convención Americana...”, cit., III.2.2.
(110) Dijimos en otra oportunidad que “(g)enera preocupación más que honda, cuando no alarma, el criterio segui-
do (rectius: no seguido) por la mayoría de la Corte IDH, tanto en su integración de 2012, en ‘Furlan y familiares v.
Argentina’, excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas, 31/8/2012, Serie C, nro. 246), cuanto en la de
2013, con ‘Suárez Peralta’ (cit.). La ausencia en el primero de toda mención del art. 26 y, en lo que interesa, de
‘Acevedo Buendía y otros’ (cit.), no obstante estar en juego los derechos a la salud y a la seguridad social, es del to-
do querida, si se atiende al contenido del voto concurrente de la jueza Margarette May Macaulay. El segundo, a su
turno, relativo al derecho a la salud, sólo exhibe una fugaz mención de los dos elementos que acabamos de indicar
(§ 131), de lo cual, además, no se siguió consecuencia alguna. Se trata de otra omisión no menos intencionada”,
según se sigue del voto del juez Ferrer Mac-Gregor Poisot (Gialdino, R. E, “Derechos económicos, sociales y cultura-
les y Convención Americana...”, cit., IV.B).
(111) Corte IDH, “Caso de los ‘Niños de la Calle’”, cit., § 193 y su cita, entre otros.
(112) Para este párrafo del texto y el que le antecede, vid. Gialdino, Rolando E., “Carta Internacional Americana de
Garantías Sociales. La vigencia de un instrumento cristalizador de derechos humanos. Su proyección sobre la
ley 26.773”, Derecho del Trabajo, 2014, nro. 1, p. 8, esp. I, L y N. Dado que el art. 29.d), CADH, refiere a la DADDH
y a “otros actos internacionales de la misma naturaleza”, enseña Héctor Gros Espiell, “puede incluirse la Carta
Internacional Americana de Garantías Sociales”, la cual, además, “debe servir para la adecuada interpretación
y el desarrollo de las normas de la (DADDH)” (“Estudios sobre Derechos Humanos”, Ed. Civitas, Madrid, 1988,
ps. 110 y 111). Con base en esta Carta, la Corte Suprema juzgó inconstitucional el límite económico que el art. 8º,
ley 9688, de Accidentes del Trabajo (según ley 23.643), preveía para la indemnización por la pérdida de ingresos
o de capacidad de ganancia de la víctima (“Ascua”, Fallos 333:1361 —2010—). También aplicó ese instrumento en
“Aerolíneas Argentinas S.A. v. Ministerio de Trabajo”, en sustento de la autoridad de la llamada policía del trabajo
(Fallos 332:170, 181 —2009—). En “Asociación de Trabajadores del Estado s/ acción de inconstitucionalidad”, pre-
cisó que la Carta “ampara a los trabajadores ‘de toda clase’” (cit., § 9). Respecto de la “justicia social”, vid. el § 9
de esta última sentencia.
(113) Informe 121/09, petición 1186-04, admisibilidad, “Opario Lemoth Morris y otros (buzos mískitos) - Honduras”,
12/11/2009, §§ 48 y 50. También señaló, invocando el principio iura novit curia, la presunta violación al art. 6.2º,
CADH, “porque la omisión del Estado prolongada en el tiempo, respecto de hechos de amplio conocimiento públi-
co y de mucha gravedad, sin garantizar las condiciones de trabajo de los buzos mískitos habría significado que fue-
ran objeto de explotación laboral y trabajo forzoso al ser obligados a trabajar más horas de las permisibles, descen-
der a mayores profundidades y sumergirse por tiempo excesivo, a riesgo de sufrir el síndrome de descompresión o
morir” (§ 51).
(114) Corte IDH, “Condición jurídica y derechos de los migrantes indocumentados”, cit., §§ 110, 140 y 151, itálicas agre-
gadas; asimismo: voto de los jueces Cançado Trindade —§§ 78, 83 y 85— y Salgado Pesantes —§§ 17/22—. Sobre el
efecto horizontal directo (Drittwirkung) en materia de derechos humanos en general: Gialdino, R. E., “Derecho inter-
nacional...”, cit., ps. 42 y ss.
(115) V.gr., la citada “Declaración tripartita de principios sobre las empresas multinacionales y la política social” de la
OIT: “(l)as empresas multinacionales deberían mantener un nivel máximo de seguridad e higiene, de conformidad
con las exigencias nacionales, teniendo en cuenta la experiencia adquirida a este respecto en el conjunto de la em-
presa, incluido cualquier conocimiento sobre riesgos especiales. Deberían comunicar a los representantes de los
trabajadores en la empresa y, si lo solicitan, a las autoridades competentes y a las organizaciones de trabajadores
y de empleadores en todos los países en que operen, informaciones acerca de las normas sobre seguridad e hi-
giene aplicables a sus operaciones locales, que observen en otros países. En particular, deberían poner en conoci-
miento de los interesados los riesgos especiales y medidas protectoras correspondientes que guarden relación con
nuevos productos y procedimientos de fabricación. Debe esperarse de estas empresas, al igual que de las empre-
sas nacionales comparables, que desempeñen un papel de catalizador en el examen de las causas de los riesgos a
la seguridad y la higiene en el trabajo y en la aplicación de las mejoras resultantes en el conjunto de la empresa de
que se trate” (§ 38). Se vincula con ello, aunque con mayores alcances, que los gobiernos deberían proporcionar a
los representantes de las organizaciones de trabajadores información sobre las industrias en que opera la empre-
sa, de manera que se contribuya a establecer criterios objetivos en el proceso de negociación colectiva (ídem, § 56).
(116) Vid. Gialdino, R. E., “Estados, empresas y derechos humanos”, cit., itálicas agregadas. “(E)l ‘no causar perjuicio’
no es simplemente una obligación pasiva de las empresas, sino que puede conllevar medidas positivas”, por ej., la
formación de personal (“Proteger, respetar y remediar: un marco para las actividades empresariales y los derechos
humanos. Informe del Representante Especial del Secretario General sobre la cuestión de los derechos humanos y
las empresas transnacionales y otras empresas comerciales, John Ruggie”, A/HRC/8/5, 2008, § 55, itálicas agre-
gadas). “Las empresas deberán (...) c) Adoptar las medidas adecuadas para garantizar, en sus actividades, la salud
y la seguridad en el lugar de trabajo”, prevén las “Directrices de la OCDE para las empresas multinacionales”, revi-
sadas en 2011 (V, 4), y agregan, en su comentario, que esto es así incluso cuando no estuviera formalmente exigi-
do por las normas del país en el que operan (§ 57).
(117) “Las empresas transnacionales y la inversión privada extranjera están sometidas a la legislación y a la jurisdic-
ción de los tribunales nacionales competentes de los países receptores y a los tratados y convenios internaciona-
les en los cuales éstos sean Parte y, además, deben ajustarse a la política de desarrollo de los países receptores”
(Carta, OEA, art. 36).
La reforma constitucional del año 1994 influyó for- En efecto, la doctrina alemana del Drittwirkung pos-
midablemente en todo el sistema jurídico argentino. tula el alcance erga omnes multidireccional de los
En nuestra disciplina jurídica, el derecho laboral, con- derechos fundamentales, en cuanto establece que
cretamente al incorporar con rango constitucional los los derechos fundamentales son límites directos al
tratados de derechos humanos en el art. 75, inc. 22, actuar de los particulares. Cabe reconocer que ya en
de la Constitución Nacional y el reconocimiento de el año 1998 el juez A. A. Cançado Trindade, juez de
carácter supralegal de los Convenios de la OIT, pro- la Corte IDH, emitió, en su voto razonado en el caso
vocó un gran impulso a las instituciones jurídicas del “Blake v. Guatemala”, los fundamentos básicos que
derecho del trabajo y al control de constitucionalidad consagran la vigencia de los derechos fundamen-
de las normas que las conforman. tales en las relaciones particulares. Al respecto, el
La incidencia de los tratados internacionales sobre juez Cançado Trindade sostuvo en el caso señalado
derechos humanos en el ámbito de las relaciones la- que es necesario desmitificar ciertos postulados co-
borales resultó aún más patente ante el dictado de la mo verdades eternas e inmutables, cuando son, más
opinión consultiva OC-18/2003 por la CIDH. En efec- bien, productos de su tiempo, o sea, soluciones jurí-
to, los términos emanados de dicha opinión consul- dicas encontradas en una determinada etapa de la
tiva constituyen el leading case de la aceptación en evolución de derecho, conforme a las ideas prevale-
la doctrina interamericana de la postura doctrinaria cientes en la época. Una de estas ideas es la que re-
Drittwirkung. presenta a los tratados internacionales como normas
(1) Ver Bianchi, Alberto, “Algunos aspectos del control de constitucionalidad. A 20 Años de la Reforma de la Constitución
Nacional”, La Ley Suplemento Especial, 2014.
(2) Ver trabajo de la suscripta “Derechos Humanos y Derecho del Trabajo. Control de convencionalidad”, Revista Derecho
del Trabajo, junio de 2012, p. 1431.
(3) Bianchi, Alberto, “Algunos aspectos del control de constitucionalidad. A 20 Años de la Reforma de la Constitución
Nacional”, cit., p. 25.
(4) Ver C. Nac. Trab., sala 5ª, “Pérez Humberto v. Mapfre ART S.A. y otro s/ accidente ley especial”, SD 75.053 del
18/4/2013.
(5) Ver cita 3.
(6) La Corte Suprema, en el caso “Pérez v. Disco”, sentencia del 1/9/2009, P.1911.XLII, sostuvo que “...dado que cuan-
do la Nación Argentina ratifica un tratado ‘se obliga internacionalmente a que sus órganos administrativos o jurisdic-
cionales lo apliquen a los supuestos que ese tratado contemple, siempre que contenga descripciones lo suficiente-
mente concretas de tales supuestos de hecho que hagan posible su aplicación inmediata’ (Fallos 315:1492, consid.
20...), el a quo sólo pudo obviar su aplicación al presente caso señalando la necesidad de adoptar medidas internas
—si es que existía alguna— para hacerlo efectivo en las concretas circunstancias de la causa...”.
(7) Ver “Pérez v. Disco”, sentencia del 1/9/2009, P.1911.XLII. En dicho pronunciamiento, la Corte Suprema, a los fines
de esclarecer el concepto de salario, centró la atención en lo dispuesto por los arts. 6º y 7º del PIDESC y “al resul-
tar interdependientes”, lo dicho en la observación general 18 por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (“El Derecho al Trabajo”, 2005 E/C.12/GC/18, párr. 8º). Ello, en el entendimiento de que dichos instru-
mentos aportan pautas decisivas para su conceptualización. Al respecto, sostuvo la Corte que “el primer precep-
to dispone que el derecho a trabajar ‘comprende el derecho de toda persona de tener la oportunidad de ganarse la
vida mediante un trabajo [...]’ (inc. 1º), y el segundo califica, cuando dicha oportunidad se materializa mediante un
trabajo en relación de dependencia, como ‘salario’ o ‘remuneración’ la prestación debida por el empleador al em-
pleado, es necesario concluir, entonces, en que resulta inadmisible que caiga fuera del alcance de estas últimas de-
nominaciones una prestación que, como los vales alimentarios en cuestión, entrañó para el actor, inequívocamente,
una ganancia y que, con no menor transparencia, sólo encontró motivo o resultó consecuencia del mentado contra-
to de o relación de empleo”. Y, así, precisó: “La naturaleza jurídica de una institución debe ser definida, fundamen-
talmente, por los elementos que la constituyen, con independencia del nombre que el legislador, o los particulares,
le atribuyan (doctrina de ‘Ainta Industria Textil Argentina S.A. s/ apelación’, Fallos 303:1812 y su cita), sobre todo
cuando cualquier limitación constitucional que se pretendiese ignorar bajo el ropaje del nomen iuris sería inconstitu-
cional (Fallos 329:3680)...”. Desde tal óptica, entendió que “Llamar a dichos vales, en el caso, ‘beneficios sociales’,
‘prestaciones de naturaleza jurídica de seguridad social, no remunerativas’; mutar al trabajador en beneficiario y al
empleador en beneficiador; suplantar como causa del crédito o ganancia al contrato de empleo por un acto del em-
pleador ajeno a este último; introducir en un nexo oneroso para ambos celebrantes una suerte de prestación gratui-
ta por parte de una de éstas, el empleador, traduce una calificación que, por repetir los términos de un precedente
que guarda con el sub discussio un estrecho grado de vinculación, resulta ‘poco afortunada, carente de contenido, y
un evidente contrasentido’ (‘Piccirilli v. Estado Nacional’, Fallos 312:296, 300; asimismo: Fallos 323:1866, 1872)”.
Procedimiento Laboral
La figura del fideicomiso en el proceso laboral
Por Rodrigo E. Gauna Henríquez
(1) Carregal, Mario A., El fideicomiso. Regulación jurídica y posibilidades prácticas, Universidad, Buenos Aires, 1982,
p. 48, cit. por Molina Sandoval, Carlos A., El fideicomiso en la dinámica mercantil, B de F, Montevideo, p. 18.
(2) Giraldi, Pedro M., Fideicomiso (ley 24.441), Depalma, Buenos Aires, 1998, p. 21, cit. por Molina Sandoval, Carlos A.,
El fideicomiso..., cit.
(3) Molina Sandoval, Carlos A., El fideicomiso..., cit., ps. 19/20.
(4) Enneccerus, Ludwing, Derecho Civil (Parte General), vol. I, 13ª revisión por Hans Carl Nipperdey, trad. de la 39ª edi-
ción alemana con estudios de comparación y adaptación a la legislación y jurisprudencia españolas por Blas Pérez
González y José Alguer, Bosch, Barcelona, 1934, p. 614, citado por Vázquez, Gabriela A., “El fideicomiso. Panorama
general y visión desde el derecho del trabajo., en Cuestiones societarias y fideicomiso en el derecho del trabajo,
Errepar, Buenos Aires, 2009, ps. 383/384.
(5) Gregoroni Clusellas, Eduardo L., “Fideicomiso. Apreciaciones sobre las nuevas normas”, LL 1995-E 1227; Bressan,
Pablo, “Negocio jurídico fiduciario. Sus aspectos obligacionales”, en Mauri de González, Beatriz (dir.), Tratado teóri-
co práctico del fideicomiso, Ad-Hoc, Buenos Aires, 1999, p. 71, cit. por Molina Sandoval, Carlos A., El fideicomiso...,
cit., p. 29.
(6) Taiana de Brandi, Nelly A. - Llorens, Luis R., El fideicomiso y la relación jurídica subyacente, LL 1996-A-1419, cit. por
Molina Sandoval, Carlos A., El fideicomiso..., cit., p. 29.
(7) Guastavino, Elías P., “Actos fiduciarios”, en Estudios de Derecho Civil en Homenaje a Héctor Lafaille, Depalma, Buenos
Aires, 1968, p. 365, cit. por Molina Sandoval, Carlos A., El fideicomiso..., cit., p. 29.
Los derechos y obligaciones esenciales del fiducian- El art. 6º de la ley 24.441 señala: “El fiduciario de-
te están estipulados en la ley 24.441, sin perjuicio berá cumplir las obligaciones impuestas por la ley o
de que las partes al realizar el contrato los amplíen. la convención con la prudencia y diligencia del buen
hombre de negocios que actúa sobre la base de la
El fiduciante puede reservarse las más amplias fa- confianza depositada en él”.
cultades de control y prerrogativas dentro del contra-
to de fideicomiso. a) Derechos y obligaciones del fiduciario
Específicamente, la ley 24.441 regula los derechos y Las obligaciones del fiduciario surgen de la ley y del
obligaciones del fiduciante en algunos artículos, co- contrato.
mo por ejemplo en el art. 6º, el cual indica que el fi-
El art. 1º de la ley 24.441 indica como obligación prin-
duciante tiene derecho a exigir del fiduciario que és-
cipal del fiduciario la administración del patrimonio fi-
te cumpla las obligaciones impuestas por la ley o la
deicomitido en beneficio de la o las personas que en
convención entre ellos, con la prudencia y diligencia
el contrato se indique.
del buen hombre de negocios que actúa sobre la ba-
se de la confianza depositada en él. Otra de las obligaciones que pesan sobre el fiducia-
rio es la de rendir cuentas, tal como lo estipula el
El fiduciante también puede arrogarse la facultad de art. 7º de la ley 24.441, que en su redacción deter-
exigir al fiduciario la rendición de cuentas que está mina: “El contrato no podrá dispensar el fiduciario de
regulada en el art. 7º de la ley 24.441. la obligación de rendir cuentas, la que podrá ser soli-
Asimismo, el fiduciante puede remover al fiduciario citada por el beneficiario conforme a las previsiones
por incumplimiento de sus obligaciones, según lo re- contractuales, ni de la culpa o dolo en que pudieren
gulado en el art. 9º, inc. a), de la ley 24.441. incurrir él o sus dependientes, ni de la prohibición de
adquirir para sí los bienes fideicomitidos.
2. Fiduciario
“En todos los casos los fiduciarios deberán rendir
Es el sujeto designado por el fiduciante para adminis- cuentas a los beneficiarios con una periodicidad no
trar el patrimonio fideicomitido. mayor a un año”.
Asimismo, el fiduciario puede disponer y gravar los “Podrá designarse más de un beneficiario, los que
bienes fideicomitidos cuando así lo requieran los ob- salvo disposición en contrario se beneficiarán por
jetivos del fideicomiso. El art. 17 de la ley 24.441 in- igual; también podrán designarse beneficiarios sus-
dica: “El fiduciario podrá disponer o gravar los bienes titutos para el caso de no aceptación, renuncia o
fideicomitidos cuando lo requieran los fines del fidei- muerte.
comiso, sin que para ello sea necesario el consenti- “Si ningún beneficiario aceptare, todos renunciaren o
miento del fiduciante o del beneficiario a menos que no llegaren a existir, se entenderá que el beneficiario
se hubiera pactado lo contrario”. es el fideicomisario.
Todas las obligaciones que pesan en cabeza del fidu- “Si tampoco llegare a existir, renunciare o no acepta-
ciario, deberá realizarlas con la prudencia y diligen- re, el beneficiario será el fiduciante.
cia del buen hombre de negocios que actúa sobre la “El derecho del beneficiario puede transmitirse por
base de la confianza depositada en él –art. 6º de la actos entre vivos o por causa de muerte, salvo dispo-
ley 24.441–. sición en contrario del fiduciante”.
El fiduciario tiene derecho al reembolso de gastos en En relación con la capacidad del beneficiario,
los que haya incurrido en el cumplimiento de sus fun- Acquarone acertadamente indica: “La capacidad re-
ciones como tal y a una retribución por la adminis- querida para ser beneficiario dependerá del contrato,
tración de dicho patrimonio. El art. 8º así lo estable- pudiendo ser incluso, un incapaz. En este último su-
ce, cuando postula: “Salvo estipulación en contrario, puesto, deberán salvarse ciertas funciones que la ley
el fiduciario tendrá derecho al reembolso de los gas- otorga al beneficiario, como el derecho a pedir rendi-
tos y a una retribución. Si ésta no hubiese sido fijada ción de cuentas, interponer acciones, dar instruccio-
(12) Acquarone, María, “Trust o fideicomiso de garantía (aproximación al fidecomiso en la actual Ley de Financiación de
la Vivienda)”, LL 1995 B 1001.
(13) Art. 49: “Constituyen ganancia de la tercera categoría: inc....: las derivadas de fideicomisos en los que el fiduciante
posea la calidad de beneficiario, excepto en los casos de fideicomisos financieros o cuando el fiduciante-beneficiario
sea un sujeto comprendido en el título V [Beneficiarios del Exterior]”.
(14) Art. 69: “Las sociedades de capital, por sus ganancias netas imponibles, quedan sujetas a las siguientes tasas: a) Al
35% (treinta y cinco por ciento): inc. 6º. Los fideicomisos constituidos en el país conforme a las disposiciones de la
ley 24.441, excepto aquellos en los que el fiduciante posea la calidad de beneficiario. La excepción dispuesta en el
presente párrafo no será de aplicación en los casos de fideicomisos financieros o cuando el fiduciante-beneficiario
sea un sujeto comprendido en el título V [Beneficiarios del Exterior]”.
(15) Art. 2º: “Son sujetos pasivos del impuesto: inc. f). Los fideicomisos constituidos en el país conforme a las disposicio-
nes de la ley 24.441, excepto los fideicomisos financieros previstos en los arts. 19 y 20 de dicha ley”.
(16) Richard, Efraín H., “Persona jurídica y empresa”, Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba,
www.acaderc.org.ar, p. 12.
(17) Richard, Efraín H., “Persona jurídica y empresa”, cit., p. 2.
(18) Richard, Efraín H., “Persona jurídica y empresa”, cit., p. 3.
(23) Rodríguez Ponte, J. Facundo, “El crédito laboral frente al fideicomiso”, cit., p. 420.
(1) La obesidad figura con el código E66 en la “Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas re-
lacionados con la Salud” de la OMS. El sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o exce-
siva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. El índice de masa corporal (IMC) es un indicador de la rela-
ción entre el peso y la talla que se utiliza frecuentemente para identificar el sobrepeso y la obesidad en los adultos.
Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2). Algunas de las
consecuencias del sobrepeso y la obesidad para la salud son: las enfermedades cardiovasculares (principalmente
cardiopatía y accidente cerebrovascular); la diabetes; los trastornos del aparato locomotor y algunos cánceres (del
endometrio, la mama y el colon). Conf. www.who.int/mediacentre/factsheets/fs311/es.
(5) Proclamada por el Consejo, el Parlamento Europeo y la Comisión durante la Cumbre Europea de Niza el 7/12/2000.
(6) Diario Oficial de las Comunidades Europeas — 2000/C 364/1 — 18/12/2000.
(7) Adoptada por el Consejo de Europa en noviembre del año 2000.
(8) Aprobadas por el Consejo Europeo de Helsinki en las jornadas del 10 y 11 de diciembre del año 1999.
(9) Página de Internet, www.europa.eu/
(10) La bastardilla me pertenece.
(26) Se calcula que desde el año 1980, se duplicó la población que sufre de obesidad. Los últimos datos informan que
en el año 2014, más de 1.900 millones de adultos de 18 años o más tenían sobrespeso, de los cuales, más de 600
millones eran obesos.
Jurisprudencia Destacada
CONTRATO DE TRABAJO
Derechos y deberes de las partes – Del empleador – Obligaciones frente a organismos –
Certificado de trabajo
2ª Instancia.– Buenos Aires, febrero 27 de 2015. brindados a lo largo de la relación laboral. Debe se-
El doctor Arias Gibert dijo: ñalarse que las cláusulas normativas de un CCT, co-
mo la presente –de conformidad al artículo 6 de la
Contra la sentencia de grado que hizo lugar a la de- ley 14.250– continuarán en su vigencia hasta tan-
manda parcialmente apela la actora y ambos sujetos to una nueva convención colectiva la sustituya, cual-
de la parte demandada. Por sus honorarios apelan quiera fuera el plazo de vigencia que las partes es-
la letrada de la actora y el perito contador. La actora tablecieran.
cuestiona la falta de acogimiento de la acción por da-
ños y perjuicios por el incumplimiento de los aportes Esa nueva convención colectiva jamás modificó las
destinados al seguro de retiro. obligaciones, por lo que la cláusula y sus efectos con-
tinúan vigentes hasta que ese hecho se produzca.
El aporte a este fondo, establecido obligatoriamen-
te por convención colectiva modificatoria del CCT De conformidad a lo normado por el artículo 504 del
130/75, determina la existencia de una obligación Cód. Civil: “Si en la obligación se hubiere estipulado al-
de aportar por parte de todos los empleadores de la guna ventaja en favor de un tercero, éste podrá exigir
actividad comercial a un fondo destinado a suplir la el cumplimiento de la obligación, si la hubiese acepta-
contingencia social de retiro. El trabajador de la ac- do y hécholo saber al obligado antes de ser revocada”.
tividad comercial que hubiera sido despedido reci- En este orden de ideas no puede decirse que el ac-
be de este seguro una suma formada por los aportes tor no estaba legitimado para obrar pues era su de-
III) En cuanto a la condena con fundamento en el El art. 909, C. Civ. establece: “Para la estimación de
art. 132 bis L.C.T., considero que también debe ser los hechos voluntarios, las leyes no toman en cuen-
confirmado este segmento del fallo de origen, pues la ta la condición especial, o la facultad intelectual de
demandada no acreditó en forma alguna la circuns- una persona determinada, a no ser en los contratos
tancia de estar bajo un régimen de moratoria tal co- que suponen una confianza especial entre las par-
mo lo adujo al contestar demanda y luego en su me- tes. En estos casos se estimará el grado de respon-
morial de agravios. Obsérvese que tal como lo informa sabilidad, por la condición especial de los agentes”.
la AFIP a fs. 430/32 al actor se le hicieron aportes Desde esta perspectiva, el codemandado no podía ig-
parciales, esto es solo los correspondientes a la segu- norar la actuación ilícita constatada en autos, es de-
ridad social pero no se abonaron los correspondien- cir, la retención de los aportes previsionales del actor
tes a la “Contribución patronal de obra social”. y su falta de ingreso a los organismos de recauda-
ción. El art. 1067, C. Civ. reza: “No habrá acto ilíci-
IV) Sobre la extensión de la condena al codemandado to punible para los efectos de este Cód., si no hubie-
Antonio Natalio Severino, por la existencia de aportes se daño causado, u otro acto exterior que lo pueda
indebidamente retenidos, entre otras irregularidades causar, y sin que a sus agentes se les pueda imputar
registrales señaladas en el fallo de origen, considero dolo, culpa o negligencia”. Art. 1068, C. Civ.: “Habrá
que el precitado directivo (Presidente de la S.A.), pro- daño siempre que se causare a otro algún perjuicio
dujo con su accionar la comisión de fraude previsio- susceptible de apreciación pecuniaria, o directamen-
nal por parte de la persona jurídica. te en las cosas de su dominio o posesión, o indirec-
El art. 59 de la Ley de Sociedades Comerciales es- tamente por el mal hecho a su persona o a sus dere-
tablece: chos o facultades”.
“Los administradores y los representantes de la so- Para la procedencia de la acción de responsabilidad
ciedad deben obrar con lealtad y con la diligencia prevista en el art. 59 de la ley 19.550, se requiere la
de un buen hombre de negocios. Los que faltaren a existencia de daños y perjuicios en relación de causa-
sus obligaciones son responsables, ilimitada y soli- lidad con la acción u omisión ilícita. A mi modo de ver,
dariamente, por los daños y perjuicios que resulta- resulta evidente el perjuicio sufrido por el actor como
ren de su acción u omisión”. Es decir, la norma trans- consecuencia de la ilicitud precitada. La relación cau-
cripta imputa responsabilidad a los administradores sal adecuada entre ese daño y la ilicitud imputada a
y representantes de la sociedad. En el presente caso Antonio Natalio Severino también es evidente. Por las
Antonio Natalio Severino reviste la condición de ad- razones expuestas precedentemente, propicio confir-
ministrador y representante de Data Force S.A. (arts. mar la sentencia de grado en cuanto condena solida-
255 y 258, L.S.C.). riamente a Antonio Natalio Severino.
La mencionada persona física está incluida en el ámbi- V) Sentado lo anterior, sugiero que se modifique la
to subjetivo de aplicación del art. 59 de la ley 19.550. sentencia de primera instancia, elevándose el capital
CONTRATO DE TRABAJO
Extinción – Muerte del trabajador – Conversión de la suma depositada a dólares
2ª Instancia.– Buenos Aires, febrero 25 de 2015. cabe remitirse en homenaje a la brevedad, tanto en
Considerando: I. Que, ante todo, cabe adelantar que lo relativo a que la resolución recurrida resulta inape-
este Tribunal comparte íntegramente lo dictaminado lable en los términos del art. 109 L.O., como en lo re-
por el Sr. Fiscal General ante esta Cámara Nacional lativo a que el planteo efectuado por el Banco Central
de Apelaciones del Trabajo de fs. 214/vta. (Dictamen de la República Argentina ha perdido actualidad, pues
Nro. 62.103 del 5 de diciembre de 2014), que forma la orden impartida por el a quo el 12/04/2013 (ver
parte integrante de la presente y a cuyos fundamentos fs. 121) fue acatada por el Banco de la Ciudad de
ACCIDENTES DE TRABAJO
Fundamentos de la responsabilidad – Extensión de licencia por matrimonio – Carga de
la prueba
La circunstancia de que el trabajador hu- cencia fue concedida por un período mayor
biera contraído matrimonio es insuficiente al legal (art. 158, inc. b), ley 20.744), co-
para acreditar que al momento del infor- brando entonces virtualidad las declara-
tunio laboral se encontrara en uso de li- ciones de los testigos que dan cuenta de la
cencia, toda vez que de la contestación de fecha del infortunio.
demanda surge que tuvo 15 días corridos
de licencia adjudicada al matrimonio, sin C. NAC. TRAB., sala 5ª, 24/2/2015 – Benítez,
que diera explicación de por qué la li- Héctor Hernando v. Antrak S.A.
2ª Instancia.– Buenos Aires, febrero 24 de 2015. I. Por razones de método iniciaré el análisis de los
El doctor Zas dijo: agravios de Antrak SA, que se queja porque se reco-
Contra la sentencia de fs. 575/585 que hizo lugar a noció, sobre la base de las declaraciones de González
la demanda, apelan la aseguradora a fs. 591/594, (fs. 414) y Ponce (fs. 415), que el día 7/12/07 el ac-
su letrado, por derecho propio, a fs. 594, y la em- tor sufrió el accidente que denunció en la demanda,
pleadora a fs. 596/599. El actor contestó agravios a soslayando prueba producida por su parte que por
fs. 607 y 615, respectivamente. el contrario, demuestra que ese día se encontraba
vase. Con lo que terminó el acto, firmando los seño- calía 1 se encuentra vacante (art. 109 R.J.N.).– Oscar
res jueces por ante mí, que doy fe. Conste que la vo- Zas.– Enrique N. Arias Gibert.
ACCIDENTES DE TRABAJO
Fundamentos de la responsabilidad – Responsabilidad objetiva – Insuficiencia del programa
de seguridad – Solidaridad
La empresa prestadora del servicio de lim- es ajena su conducta al riesgo de las tareas
pieza es responsable de acuerdo al art. 1109 desarrolladas –art. 1113, Cód. Civil– por-
del Código Civil ante el accidente sufrido que con éstas se producía de hecho un
por un dependiente mientras laboraba en traslado de la guardia del lugar y de los ele-
un establecimiento ajeno, al estar acre- mentos con que se efectuaba la labor.
ditado que el programa de seguridad no in-
cluyó las labores prestadas dentro de éste y
la falta de registros de asistencia a cursos de C. NAC. TRAB., sala 6ª, 24/2/2015 – Paz, Raúl Al-
seguridad, sin perjuicio de lo cual tampoco berto v. Limpia 2001 S.A. y otros
2ª Instancia.– Buenos Aires, febrero 24 de 2015. 21/05/2010 y el cierre el 2/7/2010 (fs. 670 vta.)
El doctor Raffaghelli dijo: con lo cual estaría cumplido el plazo bienal de pres-
cripción, y que el actor tomó conocimiento de su in-
I. La sentencia de fs. 638/642 hizo lugar la deman- capacidad el 18/6/2008 habiendo promovido la de-
da incoada por la actora con base en el derecho ci- manda el 17 de diciembre de 2010, como surge del
vil condenando a Nobleza Piccardo SAICyF a pagar- sello de fs. 57 de autos.
le al actor la suma de $250.000 con intereses y
costas. Rechazó la acción contra Limpia 2001 SA y En mi criterio el agravio no rebate eficazmente la de-
Federación Patronal Seguros SA con costas por su or- cisión del sentenciante en cuanto a que “...ante la
den. Apelan la parte actora (fs. 647/665); la code- ausencia de elementos probatorios que permitan de-
mandada Nobleza Piccardo SAICyF (fs. 669/679), terminar con exactitud la fecha de toma de conoci-
con réplicas recíprocas. miento de la incapacidad debe tomarse como tal la
fecha en que finalizó la relación laboral” (fs. 639).
Recurren por bajos sus honorarios los peritos conta-
Sin perjuicio de ello, cabe tener en cuenta un elemento
dor y médico (fs. 643 y fs. 644) mientras que tam-
objetivo obrante en autos no mencionado por la ape-
bién impugna la regulación de honorarios la repre-
lante, cual es que la decisión de la Comisión Médica
sentación de Nobleza Piccardo SAICyF (fs. 677) y
local fue apelada por el actor ante la Comisión Médica
Federación Patronal Seguros SA (fs. 666/669) por
Central la que elevó el porcentaje de incapacidad del
cuanto se impusieron las costas en el orden causado.
actor antes determinado y lo resuelve con fecha 10 de
II. La codemandada Nobleza Piccardo SAICyF se agra- enero de 2009 tal como surge de la informativa obran-
via por cuanto la sentencia de grado: 1. Rechazó la te a fs. 294 y ss. de autos, lo cual despeja toda duda
excepción de prescripción opuesta por su parte. Ante en cuanto a que al ser iniciada la acción no se había
el rechazo de la excepción de prescripción opuesta cumplido el plazo del art. 258 de la LCT que se cuenta
en la sentencia de grado la impugnante señala que desde la determinación de la incapacidad en esta ca-
ello carece de sustento por tomar la fecha de desvin- so por el Organismo superior revisor de la inicialmente
culación del actor con su empleadora Limpia 2001 fijada. A mayor abundamiento el reclamo del actor an-
SA, la fecha de inicio del cómputo, fundamentada en te el SECLO en la fecha supra citada conforme doctri-
el art. 256 de la LCT, la que tuvo lugar el 19 de julio na de Sala en el precedente “Harasymon Mauricio A. c.
de 2010 según se establece en sentencia a fs. 630. Inc y Otro” Sala VI CNAT 19/2/2010, posee efecto inte-
Agrega que el reclamo ante el SECLO se inició el rruptivo de la prescripción en curso.
CONTRATO DE TRABAJO
Extinción – Justa causa – Reiteradas faltas al trabajo sin aviso ni justificación
2ª Instancia.- Buenos Aires, febrero 13 de 2015. voque lo resuelto en grado, detrayendo del monto de
El doctor Catardo dijo: condena el rubro por las mismas y la incidencia en la
base de cálculo.
I. La sentencia de primera instancia, que hizo lugar a
la demanda, viene apelada por la sociedad deman- Cabe señalar que los argumentos y conclusiones an-
dada y, disconforme con la regulación de su honora- tedichas tornan inoficioso examinar el segundo y ter-
rio, por el perito contador. cer agravio referido a las horas extras.
II. El recurso de fs. 202/211 es parcialmente proce- Asimismo, corresponde hacer lugar al quinto agravio
dente. relacionado con la entrega de los certificados de tra-
Tiene razón la demandada en cuanto a que se en- bajo, ya que reflejan la consignación correcta de los
cuentran prescriptas las diferencias por horas ex- datos reales del vínculo.
tras. Tanto del intercambio telegráfico como del ac- El cuarto agravio, relativo a la cuestión de fondo es
ta de Seclo no surge el reclamo de las mismas, por lo procedente. La carta documento de despido de fe-
que recién al momento del inicio de la demanda, es cha 23/09/2008 establecía lo siguiente: “...Atento
decir el 22/09/2010, remarcó -dentro del apartado sus nuevas faltas sin aviso ni justificación de los días
“las sumas que se reclaman”- la existencia de horas 2, 6 y 07/09/2008, las que constituyen reiteración
extras adeudadas detallándolas en un cuadro que de sus anteriores indisciplinas, de acuerdo a lo seña-
abarca el período del 09/06 al 08/08. Por lo que, ni lado en nuestras cartas documento CD 890730532
la actuación administrativa, ni el intercambio telegrá- del 04/09/2008, cd 959308034 del 19/08/2008,
fico implicó la interrupción y/o suspensión del plazo telegrama 106 del 22/08/2008 y cd 920186312 del
prescriptivo que establece el artículo 256 de la L.C.T., 13/06/2008, las que conforman una serie de gra-
ni el supuesto de interrupción previsto en el artículo ves inconductas, máxime cuando usted desempe-
257 de la L.C.T. ni de suspensión que contempla el ña sus tareas en el domicilio de nuestro cliente INC
artículo 398 del Cód. Civil, por lo que devienen pres- S.A. lo que a su vez genera un profundo menosca-
criptas las horas extraordinarias y corresponde se re- bo a la imagen de Magiana S.A. para con el mismo.
CONTRATO DE TRABAJO
Sujetos – Subcontratación y delegación – Instalación de servicio de Internet – Actividad
normal y específica
manera que se trata de una actividad que canzada por el art. 30 de la Ley de Con-
completa o complementa la que la empresa trato de Trabajo.
de telefonía presta en su establecimiento y C. NAC. TRAB., sala 6ª, 12/2/2015 – Toltl, Gabriel
por ello esa contratación se encuentra al- Fernando Benito v. Telplasa S.A. y otros
2ª Instancia.– Buenos Aires, febrero 12 de 2015. puestos declararon haber tenido juicio pendiente con
El doctor Fernández Madrid dijo: las codemandadas (Villarreal), que Telplasa SA le es-
tá pagando un juicio (Dourron), y que les está cobran-
I. La sentencia de primera instancia obrante a do un juicio a estas (Bermejo).
fs. 353/361 rechazó íntegramente la demanda in-
terpuesta por el Sr. Gabriel Fernando Benito Toltl y A su vez, calificó los dichos de los testigos de “par-
esta ha sido apelada por la parte actora a tenor del ciales” considerando la impugnación que al efecto
memorial que luce a fs. 363/370 y que mereciera realizara la codemandada Telefónica de Argentina
réplica de la contraria a fs. 377/381 (Radiotrónica a fs. 238. Así, y contrariamente a lo expuesto por
de Argentina SA), a fs. 383/387 (Telplasa SA) y a la Juez “a quo”, y sin soslayar que los testigos que
fs. 388/391 (Telefónica de Argentina SA). declararon tienen y/o tuvieron algún reclamo con
los demandados, considero que las declaraciones
A fs. 362: La demandada Radiotrónica de Argentina
rendidas resultan eficaces a los fines pretendidos
SA apela los honorarios regulados a su parte, al peri-
y ello, por cuanto observo que la impugnación de
to contador y a la parte actora.
fs. 238 efectuada por la codemandada Telefónica de
II. La magistrada de grado consideró que el actor no Argentina SA, únicamente refiere al testimonio rendi-
ha demostrado la veracidad de sus asertos -princi- do por el Sr. Bermejo (fs. 234/235) quien fuera pro-
palmente- mediante la prueba testimonial evaluada puesto por la parte actora y no a los demás deponen-
ni por ningún otro medio de prueba. tes de autos -propuestos por la misma parte- Sres.
II.1. En su presentación, la parte actora cuestiona Villarreal y Dourron.
que la Sra. Juez de grado haya desestimado la “con- A ello, cabe agregar que la impugnación al testimo-
tundente” prueba testimonial producida en la causa, nio del Sr. Bermejo, no refiere a dichos concretos que
la causal que se esgrime a tal efecto y anota que úni- este haya expresado sino que refiere sobre generali-
camente dicha prueba fue impugnada por la code- dades sin puntualizar circunstancia alguna de lo de-
mandada Telefónica de Argentina SA. clarado, por lo cual, tal impugnación no puede ser
II.2. Se agravia también, por cuanto no se tuvo en considerada a los fines de invalidar –en su caso- to-
cuenta que de la lectura de los escritos constituti- dos los testimonios de la causa. Consecuentemente,
vos de la litis surge acreditado y reconocido por las y como fuera adelantado, las declaraciones de los
demandadas, la instrumentación de cómo se llevó Sres. Villarreal, Dourron y Bermejo se aprecian cla-
a cabo la contratación del actor y las tareas por él ras, precisas y convincentes con lo narrado en el es-
realizadas con el único objetivo de poner en funcio- crito de inicio y -particularmente- concordantes entre
namiento la red de cable de telefonía e Internet, con sí, por lo que corresponde acordarles eficacia con-
los equipos para brindar el servicio Speedy en domi- victiva y probatoria en los términos del art. 386 del
cilios particulares y de empresas que lo habían solici- CPCCN y art. 90 de la L.O.
tado y abonado previamente a Telefónica. La actora En autos se encuentra discutida la fecha de ingreso
apela también la distribución de costas y la conde- del actor por las irregularidades que se denuncian y,
na al actor. al efecto, la establezco en el mes de Septiembre de
III. III.1- En primer lugar, ante los hechos expuestos 2005 por cuanto si bien la parte actora refirió haber
en el inicio por el Sr. Gabriel Toltl referidos a la fecha ingresado el 1º de Octubre de 2004, siendo contrata-
de ingreso, tareas, remuneración y CCT aplicable y do por la empresa Cratel SA “en negro” quien a su vez
desconocimiento de tales extremos por los deman- era subcontratada por Argencobra SA y que desde el
dados, corresponde analizar la prueba aportada a la 14 de Noviembre de 2005 habría sido transferido a
causa y, en particular los testimonios rendidos y que la empresa Telplasa SA que a su vez era subcontra-
no fueran considerados por la Sra. Juez “a quo”. En tada por Radiotrónica de Argentina, lo cierto es que
el fallo de fs. 353/361, la Sra. Juez “a quo” desesti- Telefónica de Argentina SA reconoció el vínculo exis-
mó la prueba testimonial por cuanto los testigos pro- tente con la empresa Argencobra SA, Radiotrónica
CONTRATO DE TRABAJO
Extinción – Justa causa – Pérdida de confianza – Manipulación de precios de productos
– Desproporcionalidad del distracto
2ª Instancia.– Buenos Aires, febrero 12 de 2015. II. La Señora Juez “a quo” reputó como carente de cau-
El doctor Pesino dijo: sa justificada la medida rescisoria dispuesta por el em-
pleador, con las consecuencias que de ello se derivan
I. La sentencia de primera instancia que hizo lugar a
en materia indemnizatoria.
la demanda, suscita la queja de ambas partes a tenor
de los memoriales presentados a fs. 205/207 vta. y Para así resolver, sostuvo que aun cuando se consi-
fs. 208/214 vta., por las partes actora y demandada, derase que la prueba producida permitía vislumbrar
respectivamente. que el actor se habría visto involucrado con fecha 15
A su vez, a fs. 201 la perito contadora cuestiona la regu- de marzo de 2011 en un evento de las características
lación de sus honorarios que estima reducida, y lo pro- alegadas por la demandada, la causa objetiva invoca-
pio hace la representación letrada de la parte actora. da para sustentar el despido por pérdida de confian-
CONTRATO DE TRABAJO
Extinción – Justa causa – Presentación de certificados médicos apócrifos – Prueba en juicio
del carácter original del instrumento – Certificado de trabajo – Sumas no remunerativas –
CCT – Procedencia parcial
2ª Instancia.– Buenos Aires, febrero 11 de 2015. en virtud de ello, rechazó las indemnizaciones previs-
El doctor Pesino dijo: tas en la ley 24.013, no aplicó en subsidio la conteni-
da en el artículo 1 de la ley 25.323, fijó erróneamente
I. Llegan las actuaciones a esta Sala, por los recursos
la antigüedad y la mejor remuneración mensual nor-
de apelación planteados por las partes contra la sen-
mal y habitual, no concedió la multa del artículo 80
tencia que hizo lugar al reclamo en lo principal.
de la LCT, ni fijó la cuantía de las astreintes en caso
II. Se agravia la parte actora por la decisión de la seño- que la empresa no confeccione los certificados previs-
ra Jueza de grado, que a su entender tuvo por finaliza- tos en dicha norma, rechazó el pedido de reparación
da la relación laboral en una fecha distinta de la real y, del daño moral, y no calificó de temeraria y maliciosa
Doctrina
La situación legal del trabajador jubilado...
Sumario: I. Introducción.– II. La interpretación del art. 253, LCT, y sus implicancias
en la legislación laboral y previsional.– III. La compatibilidad entre el goce
de la jubilación y la actividad en relación de dependencia y su incidencia
en la interpretación del art. 253, LCT.– IV. Conclusiones
(3) Jaime, Raúl y Brito Peret, José, “Régimen previsional. Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones, ley 24.241”, Ed.
Astrea, Buenos Aires, p. 205.
(4) Payá, Fernando H. (h) y Martín Yañez, María Teresa, “Régimen de jubilaciones y pensiones”, t. II, 4ª ed., Ed.
AbeledoPerrot, Buenos Aires, 2012, p. 852.
(5) TSS, 2004-507.
abonará mensualmente a las titulares a través del sistema de pago de la Administración Nacional de la Seguridad
Social (ANSeS). El 20% restante será abonado una vez finalizado el embarazo y en un solo pago, a través del mismo
sistema que se utilice para la liquidación mensual de esta asignación, en la medida que se hubieran cumplido los
controles médicos de seguimiento previstos en el ‘Plan Nacer’ del Ministerio de Salud. La falta de acreditación pro-
ducirá la pérdida del derecho al cobro del 20% reservado...”.
(12) Conforme consulta efectuada el día 14/4/2015 (todos los estados de las Comisiones que se señalan en el presen-
te trabajo fueron actualizados a esa fecha).
(13) Textualmente el proyecto establece que “...El Senado y Cámara de Diputados,... Régimen Nacional de Asignaciones
Familiares - Subsistema No Contributivo de Protección Social - Asignaciones universales por hijo y por embarazo
(...).”Institución del sistema. Art. 1º. Créase, en el ámbito del Régimen Nacional de Asignaciones Familiares institui-
do por ley la 24.714, o por la que en el futuro la reemplace, un subsistema no contributivo de protección social, ba-
sado en: 1. Asignación Universal por Hijo; y 2. Asignación Universal por Embarazo. Titulares del derecho. Art. 2º. La
protección social es un derecho de las familias integradas por los/las destinatarios/as contemplados en el artículo
siguiente, cuyos/as jefes/as: 1. por situación de desempleo, o por desempeñarse laboralmente en el ámbito de la
economía informal, no resulten alcanzados/as por el sistema común de asignaciones familiares; 2. resultan exclui-
dos/as del sistema común por el art. 3º de la ley 24.714 en virtud de que sus salarios no alcanzan el monto mínimo
allí consignado; y 3. se desempeñan como trabajadores/as autónomos/as o monotributistas, en tanto sus ingresos
mensuales promedio del último año inmediatamente anterior no superen el máximo previsto en el art. 3º, ley 24.714.
“Destinatarios. Art. 3º. A nivel de las familias beneficiarias según el artículo anterior (...), son destinatarias de la asig-
nación universal por embarazo, las mujeres embarazadas (...).”Definición. Alcances. Art. 8º. La Asignación Universal
por Embarazo consiste en una prestación dineraria no retributiva, de carácter mensual. Es destinataria la mujer em-
barazada. Se liquida desde la 12ª semana de gestación y hasta el nacimiento o interrupción del embarazo. Se abo-
na a la embarazada, salvo que se trate de menor no emancipada, caso en el cual se abona al/la responsable a cargo
según el art. 4º, párr. 3º, sólo corresponde la liquidación de 1 asignación por embarazo, aun cuando éste sea múl-
tiple. La percepción de esta asignación no es incompatible con la de la Asignación Universal por Hijo que, según las
previsiones de la presente ley, correspondan al grupo familiar integrado por la mujer embarazada. Requisitos. Art. 9º.
Para acceder a la Asignación Universal por Embarazo, se debe acreditar: a) La identidad de la mujer embarazada y,
en su caso, la de la persona responsable de la percepción del beneficio, como así también el vínculo entre ambos
según el art. 5º, inc. c). b) La residencia legal y actual de la destinataria en la República Argentina, con una antigüe-
dad no inferior a 3 años previos a la solicitud. c) El estado de embarazo, mediante la inscripción en el Plan Nacer del
Ministerio de Salud de la Nación. En caso de que la embarazada cuente con cobertura de obra social, la acredita-
ción del estado de embarazo se hará mediante certificado médico expedido de conformidad con lo previsto en dicha
cobertura, según lo que disponga la reglamentación. d) El cumplimiento de los controles médicos de seguimiento
contemplados en el Plan Nacer o en la cobertura de la obra social que corresponda. La persona titular de la percep-
ción del beneficio debe presentar una declaración jurada relativa al cumplimiento de los requisitos exigidos por la
presente y a las calidades invocadas. Si se comprueba la falsedad de alguno de los datos consignados, se produce
la pérdida del beneficio, sin perjuicio de las demás sanciones que correspondan. Si los requisitos se acreditan con
posterioridad al nacimiento o interrupción del embarazo, no corresponde el pago de la asignación universal por em-
barazo. Mecanismo de cobro. Reserva. Art. 10. Durante el período comprendido entre la 12ª y la última semana de
gestación, se liquida una suma igual al 80% del monto correspondiente, la que se abona mensualmente a través del
sistema de pago de la Administración Nacional de Seguridad Social. El 20% restante se abona una vez finalizado el
embarazo y en un solo pago, a través del mismo sistema, en la medida en que se hayan cumplido los controles médi-
cos de seguimiento previstos en el Plan Nacer del Ministerio de Salud de la Nación o en la cobertura que correspon-
da a la obra social del caso. La falta de acreditación de dicho seguimiento médico produce la pérdida del derecho al
cobro del 20% reservado (...).”Derogaciones. Art. 15. Deróganse los decs. 1602/2009 y 446/2011, como así tam-
bién toda otra norma que se oponga a la presente (...).”Reglamentación. Art. 18. El Poder Ejecutivo reglamentará la
presente ley en el plazo de 60 días corridos a partir de la publicación.”Art. 19. Comuníquese...”.
(14) Nos limitaremos a mencionar las particulares innovaciones del proyecto. Para aquellos requisitos y condicionalida-
des que se mantienen del actual régimen nos remitimos al punto anterior donde se transcriben los articulados es-
pecíficos del proyecto en examen (particularmente en lo relativo al modo de liquidación, sus limitaciones, exclusio-
nes, controles, entre otros).
(15) Decs. 1602 del 30/10/2009 y 446 del 18/4/2011.
(16) Cuestión análoga a la analizada respecto del proyecto anterior.
La falta de acreditación de dicho seguimiento médi- Por último, resulta dable advertir que el proyecto veri-
co produce la pérdida del derecho al cobro del vein- ficó tratamiento por ante las Comisiones de Trabajo y
te 20% reservado. Previsión Social y de Presupuesto y Hacienda (archi-
vado con fecha 14/4/2014).
Estas prestaciones tampoco podrán ser objeto de
embargos, no constituirán remuneración ni estarán 2) Otro proyecto de ley que merece mención es el
sujetas a gravamen alguno. Su erogación se finan- que ha ingresado al Congreso Nacional con fecha
ciará con los recursos establecidos para las presta- 23/4/2014 (expediente 1112-S-2014) y que fue-
ciones del régimen previsional público (17) (es decir, ra presentado por la senadora nacional Rosana A.
determinado por aportes personales de los afiliados Bertone del Bloque Frente para la Victoria - PJ por la
comprendidos en el régimen previsional público; con- provincia de Tierra del Fuego (20).
tribuciones a cargo de los empleadores; aportes de
Por este proyecto legislativo se persigue modificar el
los trabajadores autónomos; tributos de afectación
art. 14 quater, ley 24.714, con la finalidad de ampliar
especifica al sistema jubilatorio; recursos adiciona-
la asistencia por embarazo conferida en el actual sis-
les que anualmente fije el Congreso de la Nación en
tema de la Seguridad Social.
la Ley de Presupuesto; intereses, multas y recargos;
rentas provenientes de inversiones; todo otro recur- Específicamente, bajo este proyecto de ley se insta
so que legalmente corresponda ingresar al régimen conceder –en caso de tratarse de un embarazo múl-
previsional público) y los rendimientos anuales del tiple– una percepción por cada hijo en gestación. En
Fondo de Garantía de Sustentabilidad –FGS (18)– del sus fundamentos, su autora advierte que el actual
Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). art. 14 quater, ley 24.714, instituye a la AXE como
Actualidades
Actualidad en Jurisprudencia Provincial 7/2015.
Los fallos de reajuste por movilidad de la Cámara
Federal de Comodoro Rivadavia
Por Rosanna E. Bermúdez
(1) Expte. 11049314, fallo de fecha 17/4/2015 (www.cij.gov.ar/sentencias, última consulta: 3/5/2015).
(2) C. Fed. Seguridad Social, sala 1ª, 12/6/2009, no publicado.
(3) Fallos 332:1914.
Sumario: I. Bibliografía.– II. Previsión social.– III. Salud.– IV. Desempleo.– V. Ries-
gos del trabajo
c) Reducción del haber. Dec. 1819/2002. C. Fed. Seguridad Social, sala II, 29/6/1999, “Asocia-
Acción de amparo. Defensor del Pueblo ción Civil de Abogados Previsionalistas v. Estado
de la Nación Nacional - Ministerio de Trabajo y Seguridad Social”,
Boletín de Jurisprudencia de la CFSS n. 34.
La convicción de que el dec. 1819/2002 resulta una
vía de hecho vedada por la norma del inc. a) del art. 9º II. IMPROCEDENCIA DE LA ACCIÓN
de la ley 19.549, se acrecienta si se repara que a los COLECTIVA
trabajadores del sector público –y no a los integran-
tes de la clase pasiva– se les reconoce la posibili- a) Intereses homogéneos
dad de negociar la forma de efectivizar la restitución
que ese decreto admite, a través de los mecanismos 1. Derechos de incidencia colectiva. Personal
previstos en la ley de negociación colectiva y en el ferroviario. Resoluciones MTySS 406/1989
convenio colectivo de trabajo homologado por el dec. y 1123/2005. Inexistencia de intereses
66/1999. Si esa posibilidad se materializara, se con- homogéneos
sumaría una clara discriminación en la forma de pa- Ante la falta de demostración de la existencia de los
go de las sumas adeudadas (y en la aplicación del recaudos necesarios a fin de determinar que los inte-
principio de “integralidad” que rige en la especie), en reses colectivos de incidencia individual que los de-
perjuicio de los jubilados y pensionados del sistema mandantes invocan representar son homogéneos,
nacional de previsión (del voto de la mayoría. El Dr. circunstancia que llevaría a razonable la realización
Fernández votó en disidencia). de un solo juicio con efectos expansivos de la cosa
C. Fed. Seguridad Social, sala II, 28/5/2003, “Defen- juzgada que en él se dicte –esto es, que accedie-
sor del Pueblo de la Nación v. Estado Nacional”, Bo- ron a la condición de jubilados y pensionados sobre
letín de Jurisprudencia de la CFSS n. 35. la base del mismo régimen jurídico, cuál es el mon-
to de sus haberes o cuándo obtuvieron el beneficio,
d) Reducción del haber. Ley 25.453. y más especialmente, si la ponderación de la situa-
Acción de amparo. Defensor del Pueblo ción especial contemplada por el decreto ha desapa-
de la Nación. Legitimación recido o bien si se reiteran las desigualdades apun-
tadas en cada uno de los beneficiarios representado
El Defensor del Pueblo está constitucionalmente legi- por la Asociación Demandante–, corresponde recha-
timado para interponer una acción de amparo contra zar la acción de amparo promovida –en el caso, con
el Estado Nacional a fin de que se declare la inconsti- el objeto de obtener la declaración de inconstitucio-
tucionalidad de los arts. 10, 14 y 15 de la ley 25.453, nalidad de las res. MTySS 406/1989 y 1123/2005
en salvaguardia de los derechos de incidencia colec- por cuanto las mismas no igualan el coeficiente a to-
tiva afectados por las mismas (CN, art. 43, 2º párra- do el personal ferroviario al cual se extiende el dec.
fo) (del voto de la mayoría. El Dr. Fernández votó en 662/1981–. Ello así, por cuanto conforme lo manifes-
disidencia). tara el Procurador Gral. de la Nación al expedirse en
“Defensor del Pueblo de la Nación v. EN” (9/3/2010),
C. Fed. Seguridad Social, sala II, 10/9/2002, “Defen-
si bien el criterio de la Corte Suprema a partir del caso
sor del Pueblo de la Nación v. Estado Nacional - Po-
“Halabi” se orienta en sentido de que la falta de regla-
der Ejecutivo Nacional”, Boletín de Jurisprudencia de
mentación y la inexistencia de una acción de clase en
la CFSS n. 35.
nuestro ordenamiento jurídico no pueden constituirse
en óbice del ejercicio de derechos constitucionales re-
e) Legitimidad para actuar. Asociación civil conocidos, en el caso particular, cuyo objeto es la de-
sin fines de lucro fensa del interés colectivo, resulta razonable concluir
El art. 43 de la Constitución Nacional otorga un ma- que el alcance de su representación no debe involu-
yor campo de acción en materia amparista a las aso- crar en forma indiscriminada a todo el colectivo de ju-
ciaciones que propenden a la tutela de los derechos bilados del sector, cuando los intereses que se pre-
de incidencia colectiva. Por ello, siendo la pretensora tenden proteger no resulten homogéneos.
una Asociación Civil de Abogados Previsionalistas –o C. Fed. Seguridad Social, sala II, 4/4/2013, “Aso-
sea, una entidad sin fines de lucro dedicada a la tute- ciación del Personal de Dirección de Ferrocarriles
la de los derechos previsionales– no puede cuestio- Argentinos y otro v. Poder Ejecutivo Nacional - Minis-
narse la legitimidad de ejercitar el remedio prescripto terio de Trabajo s/Amparos y sumarísimos”, Boletín
por el art. 1º de la ley 16.986. de Jurisprudencia de la CFSS n. 57.
Seguridad social
Jurisprudencia Destacada
SEGURIDAD SOCIAL
Previsión social (Régimen integrado) – Régimen de capitalización – Prestaciones –
Pensión por fallecimiento – Causahabiente varón – Requisitos legales que distinguen en
razón del género – Trato desigual – Inconstitucionalidad de la ley provincial
La ley de la provincia de Corrientes 4917, cional que establece la igualdad ante la ley
en cuanto impone que el viudo accederá al sin distinción de sexos (de la sentencia de la
beneficio de pensión por viudez acreditando Corte, según la doctrina sentada en “Z., J.
que se hallaba incapacitado y a cargo del J.” a la cual remite).
causante al tiempo de la muerte mientras
que lo concede a la viuda sólo acreditando
su estado es inconstitucional por ser con- CORTE SUP., 13/5/2015 – Salas, Alberto Andrés
traria al art. 16 de la Constitución Na- v. Estado de la Provincia de Corrientes