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Las unidades prosódicas superiores según Navarro Tomás

Pedro Martín Butragueño


El Colegio de México

Tomás Navarro Tomás (NT) nació en 1884 y murió en 19791. En 1917 había iniciado la Revolución
rusa; en 1918 terminaba la Primera Guerra Mundial2. La primera edición del Manual de
pronunciación española (MPE) se publica precisamente en 1918. Cuatro años antes, en 1914, había
sido fundada la Revista de Filología Española, siendo MPE el número de III de la colección de
Publicaciones de esa revista.
La aportación al estudio de la prosodia enunciativa realizada por NT en el MPE y en varias
otras de sus obras es extraordinaria, tanto en el manejo de dominios prosódicos de diferentes niveles
con en la descripción de los fenómenos que tienen lugar en los bordes y en el interior de esos
dominios (en el sentido de Nespor y Vogel 1986 [2007] y otros autores), trátese de procesos fónicos
segmentales, la existencia de cesuras, la asignación de contornos, etc.
Este capítulo se organiza de la siguiente manera. En primer término, se hace referencia a los
aspectos generales que es necesario considerar (principales obras de NT examinadas, perspectiva
general sobre los modelos de NT, etc.). Se considera en seguida el concepto de 'entonación literaria',
esencial para entender los planteamientos metodológicos de NT, y a continuación se dedican sendas
secciones a las unidades que ahora resultan interesantes: palabras (P), grupos de intensidad (GI),
grupos tónicos (GT), grupos fónicos (GF) y oraciones fonéticas (OF) y sus ramas distensivas y
tensivas (RD/RT). Luego se presentan dos apartados más sobre contornos de enunciados y el
modelo prosódico del verso, y se termina con unas conclusiones y la lista de referencias
bibliográficas.

Aspectos generales
Debe subrayarse en todo momento la solidez de las aportaciones de Navarro Tomás al estudio de las
dimensiones fónicas del español3. Si bien los estudios sobre entonación y en general sobre prosodia
enunciativa han aumentado mucho en los últimos años (cf. Sosa 1999, Prieto y Roseano 2010, Frota
y Prieto 2015, etc.; véase otras referencias en Martín Butragueño en prensa), una buena parte de las
observaciones de NT están todavía vigentes. En entonación se ha relacionado a NT con la escuela
británica (García-Lecumberri 2003, especialmente §2.3, pp. 48-56); sus manuales incluyen
ejercicios, transcripciones, sugerencias para extranjeros, lo que los hace extraordinariamente
completos.
Los textos a los que de manera principal se hace referencia ahora son los siguientes,
anotando entre corchetes el año de edición que se ha consultado de manera efectiva, así como las
siglas que se emplearán también para mencionar esas ediciones: el Manual de pronunciación
española (1918 [1982] = MPE), el Cuestionario lingüístico hispanoamericano (1943 [1945] =
CLH); el Manual de entonación española (1944 [1974] = MEE), los Estudios de fonología
española (1946 [1966] = EFE) y la Métrica española (1956 [1991] = MET).
No se pretende agotar todos los aspectos concernientes al pensamiento y a los datos de NT,
ni tampoco hacer una comparación entre las diversas ediciones de una misma obra. Aunque existen

1
El autor agradece a Margarita Palacios y Ana Tsutsumi, editoras del presente volumen, su permanente cuidado y
atención en todos los procesos. Esta colaboración se concibe dentro de los trabajos preparatorios para el libro Fonología
variable del español de México. Vol. III: La palabra. Conviene aclarar que en este capítulo los años que aparecen entre
corchetes en algunas referencias bibliográficas remiten a la edición consultada de una obra.
2
Véase Díez de Revenga (2007) para una mayor contextualización de Navarro Tomás.
3
Una forma de evaluar el MPE y otros textos de Navarro Tomás es compararlos con manuales más recientes, como
Martínez Celdrán y Fernández Planas (2007), RAE-ASALE (2011), Hualde con Colina (2014), Gil y Llisterri (en prensa),
entre otros.
2

cuestiones textuales interesantes, en la medida en que ciertas ideas fueron retocadas por su autor a
lo largo de los años y en que algunos temas son tratados en varios lugares, a veces de manera muy
parecida y otras con diversos matices, la comparación exhaustiva de cada texto con respecto a
ciertos puntos ameritaría estudios específicos.
En concreto, los objetivos actuales son tres: resaltar algunas de las principales aportaciones
de NT sobre prosodia enunciativa en los cinco libros mencionados; observar la consistencia en los
planteamientos de NT, dentro de cierta evolución (por ejemplo, los modelos no son exactamente
iguales en el MPE y en el MEE); leer algunas de sus ideas desde una perspectiva prosódica actual,
en la medida de lo posible considerando lo que NT dice y lo que hace en sus análisis.
Por prosodia enunciativa se entiende aquí la que tiene que ver con los fenómenos fónicos
que ocurren por encima de la palabra y por debajo del enunciado, ambos incluidos, con cierto
énfasis en los datos obtenidos en contexto (para más detalles, véase Martín Butragueño en prensa).
Para tener un punto de comparación acerca de los conceptos prosódicos enunciativos
expuestos por Navarro Tomás en sus obras, se plantea la existencia de las unidades de (1),
siguiendo de cerca las propuestas de trabajos como Nespor y Vogel (1986 [2007]), Gussenhoven
(2004), Selkirk (2011), entre otros, tal como se adaptan en Martín Butragueño (en prensa).

(1) a. Palabra prosódica o fonológica (ω)4.


b. Frase fonológica (φ)5.
c. Frase entonativa (ι).
d. Enunciado fonológico (ν).

Las tres primeras unidades (1a-c) se encuentran en la interficie entre prosodia y sintaxis;
siguiendo a Selkirk (2011, ítem 4, p. 439), ω se relaciona con las palabras léxicas (w), φ con las
frases sintácticas (FX) y ι con las oraciones (O). Para ν, véase Nespor y Vogel (1986 [2007, cap. 8,
pp. 221-247]); podría aventurarse que es la unidad más básica en la interficie entre prosodia y
discurso (cf. Martín Butragueño en prensa para más detalles). En (2) se anotan algunos ejemplos
ilustrativos.

(2) a. ((((La casa)ω (de Marina)ω)φ (((tiene)ω (ventanas)ω)φ ((de vidrios)ω (azules)ω)φ)ι)ν
- ω: la casa - de Marina - tiene - ventanas - de vidrios - azules.
- φ: la casa de Marina - tiene ventanas - de vidrios azules.
- ι: la casa de Marina tiene ventanas de vidrios azules.
- ν: la casa de Marina tiene ventanas de vidrios azules.
b. ((((Marina)ω (estudia)ω)φ)ι (((y Antonia)ω (trabaja)ω)φ)ι)ν
- ω: Marina - estudia - y Antonia - trabaja.
- φ: Marina estudia - y Antonia trabaja.
- ι: Marina estudia - y Antonia trabaja.
- ν: Marina estudia y Antonia trabaja.

A grandes rasgos, puede verse en (2) cómo las palabras prosódicas (ω) gravitan alrededor
de una sílaba acentuada (de Marina, y Antonia, etc.); luego las ω se agrupan en frases fonológicas
(φ), como en tiene ventanas o en y Antonia trabaja. A su vez, las φ se subsumen en frases
entonativas (ι), de modo que los enunciados fonológicos ν pueden estar formados por una ι (La casa
de Marina tiene ventanas de vidrios azules) o por varias ι (Marina estudia - y Antonia trabaja).
Como puede apreciarse también en (2), en ocasiones los tamaños de diversas unidades prosódicas
pueden coincidir.

4
Sobre las palabras prosódicas en español, véase Martín Butragueño (en dictamen).
5
La existencia de las frases fonológicas es polémica en español, aunque en Martín Butragueño (en prensa) se acepta que
tienen cierto papel.
3

Aunque los sistemas de notación entonativa actuales suelen ser mucho más detallados
(véase por ejemplo Frota y Prieto 2015), para realizar algunas observaciones sobre los
planteamientos de NT puede bastar por ahora la notación de (3).

(3) a. H.
b. M.
c. L.

De esta manera, "H" haría referencia a una F0 alta o ascendente, "M" a una F0 media o
suspensiva, y "L" a una F0 baja o descendente.
A grandes rasgos, podría defenderse la idea de que Navarro Tomás propone al menos dos
modelos prosódicos diferentes en sus obras, a los que se podría llamar simplemente "modelo 1" y
"modelo 2". El modelo 1 hace referencia a la prosodia enunciativa lingüística, y aparece con
diferentes matices en obras como MPE, MEE y EFE (cuadros 1 y 2); el modelo 2, por su parte, se
desarrolla a propósito de la prosodia métrica literaria (cuadro 3) y es propio de MET. Son, en
principio, bastante diferentes, como se aprecia en (4).

Cuadro 1. Modelo 1 de NT, para la prosodia enunciativa lingüística, a partir de MPE, MEE, EFE.
Unidades en NT Posible Ejemplos
correspondencia en (1)
Palabra léxica (P) Palabra léxica (w) la, país, ser.

Grupo de intensidad (GI) Palabra prosódica (ω) casa, la casa, lo miro,


lentamente.
Grupo fónico (GF) (= unidad melódica Frase fonológica (φ) la casa blanca, la mamá de
o UM, grupo entonativo o GE, etc.) Marina, vino en la mañana.
Frase entonativa (ι) Marina vino en la tarde.
Rama tensiva (RT) o prótasis Frase entonativa Si tienes mucha hambre,
intermedia (ι)
Rama distensiva (RD) o apódosis Frase entonativa final acuérdate de tu colación.
(ι)
Oración fonética (OF) Frase entonativa (ι)6 Los pájaros cantan.
Si tienes mucha hambre,
acuérdate de tu colación.
Enunciado fonológico ¡Silencio!
(ν)

Como puede verse, la primera columna del cuadro 1 menciona cinco o seis unidades (según
si se considere como unidad la rama, o bien si ésta se desdobla en tensiva y distensiva), la segunda
columna refiere a las unidades prosódicas de (1) y la tercera ofrece algunos ejemplos. La palabra P
de NT correspondería a las palabras léxicas (w, no mencionadas en el ítem 1, aunque sí en el texto).
Como se verá infra, lo más parecido al grupo de intensidad (GI) de NT es la palabra prosódica (ω).
Por su parte, el grupo fónico (GF), que parece corresponder también a la unidad melódica (UM) y al
grupo entonativo (GE), podría interpretarse a veces en los materiales de NT como una frase
fonológica (φ) y a veces como una frase entonativa (ι). Las ramas (R) son frases entonativas (ι), y si

6
En algunos casos habría que pensar seguramente en versiones recursivas de estas unidades (cf. Selkirk 2011, entre otros,
así como Martín Butragueño en prensa y en dictamen para otros comentarios y referencias), pero es desde luego una
discusión que no se puede desarrollar ahora.
4

se distingue entre ramas tensivas o prótasis y ramas distensivas o apódosis, esta precisión parecería
corresponder a la que cabe hacer, posicionalmente, entre frases entonativas intermedias y frases
entonativas finales. Por fin, las oraciones fonéticas (OF) podrían equipararse a frases entonativas (ι)
si se enfatiza el aspecto sintáctico, o bien a enunciados fonológicos (ν), si se quiere hacer hincapié
en su dimensión pragmático-discursiva.
El cuadro 2 esboza las diferencias en que se presenta esta jerarquización prosódica en MPE,
MEE y EFE (en los apartados siguientes se comentarán estas unidades en mayor detalle). En
general, puede decirse que MPE hace una mención explícita a los grupos tónicos, mientras que
MEE parece vincular muy directamente lo referente al tono con lo referente a la intensidad; el grupo
fónico de MPE es planteado más bien como unidad melódica en MEE y como grupo de entonación
en EFE, etc. Parece sostenerse la idea de que, aunque hay matices diferenciadores, los dominios
prosódicos son casi los mismos a lo largo de los planteamientos prosódicos lingüísticos de NT.

Cuadro 2. Tabla comparativa entre MPE, MEE y EFE.


MPE MEE EFE
En las "Nociones de fonética En el cap. 2, "Observaciones En las "Unidades fonológicas"
general" (§8-§32, pp. 13-34) generales" (pp. 16-44) se (pp. 5-153) se mencionan,
se analizan unidades como: describen aspecctos del tipo: entre otras cuestiones:
"Grupo de intensidad" [GI] "Tono e intensidad de la "Tipos léxicos" (pp. 54-60);
(§27, p. 29); palabra" [P] (§5, pp. 21-22); "Papel de la cantidad" (pp. 61-
"Grupo tónico" [GT] (§28, pp. "Tono e intensidad en la frase" 66);
29-30); (§6, pp. 22-24); "Acentuación e inacentuación"
"Grupo fónico" [GF] (§29, p. "Campo de entonación" (§7, pp. (pp. 67-71);
30); 24-27); "Grupos de intensidad" [GI]
"[O]ración como unidad "Tono normal" (§8, pp. 27-29); (pp. 72-76);
fonética" [OF] (§30, pp. 30- "Concepto de la unidad "Grupos de entonación" [GE]
31). melódica" (§9, pp. 29-31); (pp. 77-101);
En "Los sonidos agrupados" "División de la frase en "Fonología de la oración"
(§133-§156, pp. 147-179) se unidades melódicas" (§10, pp. [OF] (pp. 102-107);
hacen diversas observaciones 31-34); "El acento castellano" (pp.
que afectan a las palabras "Extensión de la unidad 108-153).
léxicas [P]. melódica" (§11, pp. 35-38);
"Efectos sintácticos de la
división de unidades" (§12, pp.
38-40);
"Constitución fonológica de la
frase" (§13, pp. 40-44).

La visión de la prosodia métrica literaria en MET (cuadro 3) es, en cambio, bastante diferente, lo
que sugiere hablar de un "modelo 2".

Cuadro 3. Modelo 2 de NT, para la prosodia métrica literaria (a partir de MET).


Unidad en NT Correspondencia en música
Sílaba Nota musical
Apoyo rítmico Sílaba prominente de los tiempos marcados
Cláusula Tiempo
Período rítmico Compás
Verso Efecto rítmico
Estrofa Danza, melodías litúrgicas
5

Existe en este modelo 2 una clara vinculación entre las unidades literarias y sus correlatos
musicales, de modo que la sílaba es la contraparte de la nota musical; el apoyo rítmico se vincula a
la sílaba prominente de un tiempo marcado; la cláusula (o pie) correspondería a ese tiempo; el
período rítmico constituye un compás; el verso es la unidad donde se manifiesta el efecto rítmico; e
incluso la estrofa correspondería a unidades mayores como las vinculadas a la danza. Estos aspectos
expuestos en MET y empleados por NT en diversos estudios se discutirán en mayor detalle infra.
Lo importante por el momento es dejar claro que NT presenta en sus estudios dos modelos
prosódicos diferentes: uno, de naturaleza más lingüística, expuesto con pequeñas variantes en
publicaciones; y otro, de corte literario y más encaminado al estudio del ritmo, presentado en MET
y aplicado en diversas publicaciones. Esto se resume en (4), de modo que en (4a) aparece la versión
de MEE, y en (4b) la propuesta de MET.

(4) a. Modelo prosódico en MEE (pp. 21-29 y 29-44): palabra (pp. 21-22) [P, w] > grupo
rítmico semántico (pp. 29-31) [GRS, quizá ω] > unidad melódica como grupo fónico (pp.
29-31) y grupo melódico (pp. 40-44) [UM, GF, GM, quizá φ, o bien ι] > rama tensiva o
distensiva (pp. 40-44) [RT, RD, ι según posición] > frase (pp. 29, 31-34, 40-44) [OF, ν].
b. Modelo prosódico en MET (25-47): sílaba (nota) (p. 29) > cláusula = pie (tiempo) (pp.
36-37, 38) > período rítmico (compás) (pp. 27, 28, 30) > verso (ritmo, p. 38) > estrofa
(danza, melodías litúrgicas, p. 41).

El concepto de entonación literaria


Particularmente en MEE, Navarro Tomás desarrolla la idea de entonación literaria, aspecto que se
vuelve una herramienta metodológica central en su trabajo, en la medida en que se concibe como
una especie de norma prosódica, sustento básico para la descripción del español y criterio para la
elección de materiales:

[...] La entonación literaria muestra visiblemente en sus inflexiones esenciales el elemento


castellano que le ha servido de base [...]. El fondo de esa tradición se manifiesta del mismo
modo en la entonación del español hablado en América. [...] La semejanza de maneras de la
dicción urbana y selecta en los países hispanoamericanos revela la existencia desde antiguo
de un determinado concepto de pronunciación y entonación distinguidas o correctas, el cual,
como ideal ortológico, va unido en España y América al cultivo de la lengua literaria y a las
normas del buen trato social (MEE, pp. 12-13).

Obsérvese cómo NT habla de un "ideal ortológico" derivado de la literatura y "del buen


trato social", que tendría origen castellano pero con resonancias de "fondo" en el español
americano. Así, gran parte de los materiales analizados por NT se fundamentan en lecturas de textos
literarios, además de observación directa e inscripciones quimográficas.
MEE es también bastante explícito en relación al tipo de datos analizados, lo cual es
consecuente con el planteamiento de "ideal ortológico", siendo que el Archivo de la palabra (1990,
1998), grabado a comienzos de los años 30 del siglo XX7, tuvo un papel relevante:

Los materiales utilizados en este trabajo fueron reunidos en su mayor parte en España, en el
medio y ambiente de los centros literarios y científicos de Madrid y de otras ciudades.
Además de los datos recogidos por observación directa, se han tenido en cuenta los

7
En (MEE, n. 3, p. 213) se menciona una "[p]rimera serie" del Archivo de 1931 y una "segunda serie" de 1932. Las
publicaciones modernas del Archivo de la palabra (1990, 1998) puntualizan el período entre 1931-1933; para más detalles
sobre tan importante documentación, véase en especial los diversos comentarios incluidos en la edición de 1998 y, sobre
todo, la "Introducción" de Alberdi (1998).
6

materiales registrados en numerosas inscripciones quimográficas y en discos de gramófono.


Han sido aprovechados especialmente los discos autógrafos del Archivo de la Palabra de
Madrid. Estas series en que figuran escritores, profesores, artistas y académicos procedentes
de diversas regiones, muestran de una parte la coincidencia en las formas tónicas,
idiomáticas, de la lengua literaria, y de otra la firme persistencia del sello personal dentro
del marco uniforme de la entonación ordinaria y corriente [...] (MEE, pp. 11-12).

Para hacerse una idea del tipo de materiales disponibles, en el cuadro 4 se anotan las
personalidades cuya voz está registrada en la colección de registros procedente del Archivo de la
palabra.

Cuadro 4. Autores registrados en Archivo de la palabra (edición de 1990)8.


Azorín Romances judeo-españoles Fernando de los Ríos
Juan Ramón Jiménez Armando Palacio Valdés Ignacio Bolívar
Pío Baroja José Vera Vicente Medina
Ramón Menéndez Pidal Lorenzo Rodríguez Castellano Margarita Xirgu
Santiago Ramón y Cajal Enrique Borrás
Miguel de Unamuno Concha Espina Ricardo León
Niceto Alcalá Zamora Jacinto Benavente Eduardo Marquina
Manuel B. Cossío José Ortega y Gasset Mariano Benlliure
Serafín y Joaquín Álvarez Quintero Miguel Asín Palacios Manuel Linares Rivas
Ramón del Valle Inclán Leonardo Torres Quevedo

El reanálisis moderno de algunos de estos materiales podría permitir una comprensión


mucho más cabal de la manera de trabajar de Navarro Tomás.

Palabra
La palabra léxica (P) es la primer de las unidades que habría que considerar para entender la
arquitectura prosódica enunciativa con la que trabaja NT. Tres observaciones de NT
particularmente relevantes para caracterizar P tienen que ver con los tipos léxicos, la acentuación y
los tipos melódicos. Así, en EFE (1946 [1966]), dentro de la amplia sección "Unidades fonológicas"
(pp. 5-153), se habla de los "Tipos léxicos" (pp. 54-60), como se anota en (5).

(5) 1. Bisílabos llanos: casa 17.53


2. Trisílabos llanos: camino 14.93
3. Monosílabos acentuados: luz 7.54
4. Bisílabos agudos: razón 5.69
5. Tetrasílabos llanos: verdadero 5.45
6. Trisílabos agudos: corazón 3.79
7. Trisílabos esdrújulos: rápido 0.95
8. Tetrasílabos agudos: reconocer 0.71
9. Tetrasílabos esdrújulos: capítulo 0.71
10. Pentasílabos llanos: comprometido 0.71
11. Pentasílabos agudos: administración 0.47
12. Pentasílabos esdrújulos: antimonárquico 0.24
13. Hexasílabos llanos: contraproducente 0.24
14. Monosílabos inacentuados: la, en 38.43

8
En la edición de 1998 del Archivo, se menciona que no se incluyen los registros de Borrás, León, Marquina, Benlliure y
Linares Rivas por ser "impresiones de prueba" (1998, p. 13).
7

15. Bisílabos inacentuados: desde 2.61


_____
100.00
Fuente: EFE (1946 [1966, pp. 54-55]).

El recuento de (5) distingue entre 15 categorías diferentes, cruzando el número de sílabas, la


existencia o no de acento y la posición del acento; el tipo más frecuente, cercano al 40% de los
casos, es el de los monosílabos inacentuados, siendo en general las palabras más cortas las más
frecuentes (para datos modernos de español de México, aunque sólo parcialmente comparables,
véase Martín Butragueño en dictamen).
El problema de la "Acentuación e inacentuación" se considera en EFE (pp. 67-71)9, pero
también es abordado en otros pasajes (como en MPE, §157-§173, pp. 181-196; en 1925; en CLH,
§176-§193, pp. 52-56; en MEE, §5, pp. 21-22), lo que revela su importancia:

El elemento esencial en la estructura prosódica de las palabras es en español el acento


dinámico o de intensidad. En la simple enunciación de la palabra aislada, fuera de relación
sintáctica, el tono sigue a la intensidad con regular correspondencia. La sílaba fuerte de la
palabra es al mismo tiempo la sílaba tónica, es decir, la que se pronuncia con mayor altura
de tono. Las sílabas débiles, anteriores o posteriores a la que lleva el acento fuerte, se
pronuncian en tono relativamente más grave (MEE, p. 21).

Parte de lo expresado en la cita anterior podría parafrasearse como en (6), en relación al tipo
listado en primer lugar en (5), los bisílabos llanos, de modo que se ejemplifica la afirmación de que
la sílaba tónica de P recibiría un acento tonal alto (H), y la sílaba átona recibiría un tono bajo (L).

(6) σ* σ → H L.
Fuente: Adaptado de MEE (1944 [1974, p. 21]).

Navarro Tomás plantea una clasificación de los tipos melódicos de palabras, como puede
verse en (7), que resume lo expuesto en MEE10. Al anotar los esquemas silábicos, se añade ahora
también un posible trasunto tonal (H, ‘alto’; M, ‘medio’; L, ’bajo’) que parecería corresponder a los
comentarios de NT11.

(7) a. Tono descendente:


-mano, llave: σ* σ → H* L.
-título, pájaro: σ* σ σ → H* M L.
b. Tono ascendente:
-señor, jardín, escultor: (σ) σ σ* → (M) M H*.
c. Tono circunflejo:
-esposa, castellano: (σ) σ σ* (σ) σ → (M) M H* (M) L.
d. Tono alto:
-no, bien: σ* → H*.
e. Tono bajo:
-con, por, desde, hacia: σ* (σ) → H* (L); σ (σ) → M (M).
f. Tono mixto:

9
Para la cantidad, véase EFE (pp. 61-66).
10
En la n. 27, expuesta en la p. 215 (pero con llamada en la p. 22), se señala: "Información experimental sobre la
entonación de la palabra aislada se halla en T. Navarro Tomás, «Palabras sin acento», en Revista de Filología Española,
Madrid, 1925, XII, 335 y sigs." (MEE, p. 215).
11
Por supuesto, es conveniente considerar los comentarios literales de NT y no sólo la adaptación o interpretación de (7).
8

-fácilmente: σ* σ σ* σ → H* H L* L.
Fuente: Adaptado de MEE (1944 [1974, pp. 21-22]).

Una lectura contemporánea podría poner algunos reparos a esta clasificación, por ejemplo
en términos de si lo que se está mostrando son representaciones abstractas de palabras, o menciones
metalingüísticas o enunciados breves12; otro aspecto es en qué sentido se puede hablar de la
asignación tonal de formas átonas fuera de su incorporacion a palabras prosódicas o su
consideración como menciones metalingüísticas, etc.
EFE recuerda que las palabras del español suelen ser de acento único y que éste es
invariable (p. 67); que hay cambios en la flexión de los verbos (pp. 67-68), así como entre algunos
N y V (p. 68) e incluso entre tres formas (ánimo, animo, animó, etc.) (p. 68). En (8) se anotan pares
mínimos acentuados e inacentuados13.

(8) a. tú (Pron) / tu (Pos).


b. sí (Adv) / si (Conj).
c. dé (V) / de (Prep).
d. té (N) / te (Pron).
e. mí (Pron) / mi (Pos).
Fuente: Adaptado de EFE (1946 [1966, p. 69]).

Muy importantes son observaciones como la siguiente, donde se pone en correspondencia la


realización fónica con el estatus gramatical:

[...] En el plano del acento figuran en general los nombres, pronombres, verbos y adverbios;
en el de la inacentuación, los artículos, preposiciones y conjunciones. Ciertas palabras que
ordinariamente pertenecen al primer plano descienden al segundo cuando se emplean en
relaciones sintácticas de carácter secundario. La pérdida del acento es indicio del tránsito de
la palabra desde la jerarquía sustantiva al papel instrumental [...] (EFE, p. 69).

Y en seguida NT anota los casos de (9), con pares acentuados y no acentuados.

(9) a. Sobre (N, V) / sobre (Prep).


b. Bajo (Adj) / bajo (Prep).
c. Luego (Adv) / luego (Conj).
d. Más (Adv) / mas (Conj).
e. Aun [sic] (Adv) / aun (Conj).
Fuente: Adaptado de EFE (1946 [1966, p. 69]).

Menos clara sería para NT la distribución de (10).

(10) a. Nuestro, vuestro (Pron): con acento / nuestro, vuestro (Pos): sin acento.
b. Este, ese, aquel (Pron, Dem): acentuados, aunque en algunos lugares los Dem son
inacentuados.
c. Mi, tu, su (Pos): inacentuados, pero acentuados en lugares del norte de España.
Fuente: Adaptado de EFE (1946 [1966, pp. 69-70]).

Y también habría "descenso" en los casos de (11) (EFE, p. 70).

12
Véase Hualde (2012), especialmente el §6 (pp. 161-163), sobre las palabras átonas, y más en particular las pp. 162-163
para la cuestión de la activación de prominencia en las palabras átonas citadas o contrastadas.
13
NT recuerda en EFE, n. 1, p. 68, que ya trató el tema en 1925 (véase la referencia al final).
9

(11) a. Padre, tío, santo, etc. + N propio.


b. Cuesta arriba.
c. ¡Buen hombre!
Fuente: Adaptado de EFE (1946 [1966, p. 70]).

Los ejemplos de (9) a (11) hacen referencias a una variedad de situaciones. En (9) se trata
de alternancias categoriales, en (10) se hace referencia a la relativa complejidad prosódica del
sistema demostrativo, entre otras cuestiones, y en (11) al efecto de ciertas construcciones léxico-
sintácticas, que podrían conducir a la pérdida de prominencia de elementos normalmente
prominentes (cf. EFE, pp. 69-70).
NT ya observaba (EFE, pp. 70-71) que también existen alternancias prosódicas entre
relativos e interrogativos (12), y que es compleja la determinación prosódica de los numerales (13),
además de que existen diferencias dialectales en cuanto a la acentuación de ciertos elementos (14).

(12) a. Quien, que, quienes / quién, qué, quiénes.


b. Donde, cuando, como / dónde, cuándo. cómo.
Fuente: Adaptado de EFE (1946 [1966, p. 70]).

(13) a. Numerales simples cardinales y ordinales: acentuados.


b. En compuestos, unidades y decenas son inacentuados si no son los últimos: dos mil,
cuarenta y cinco.
c. Ciento, cien, nada más inacentuados ante mil.
d. Mil es siempre acentuado.
e. Uno, un, una (Num, Art): acentuados.
f. Unos, unas aproximativos (unos veinte días): inacentuados.
Fuente: Adaptado de EFE (1946 [1966, pp. 70-71]).

(14) En algunas regiones se desacentúan...


a. Los artículos indefinidos.
b. Auxiliares como he, has, ha, hemos, han.
c. Cada, antes, dentro y otros adverbios.
Fuente: Adaptado de EFE (1946 [1966, p. 71]).

Es claro, en cualquier caso, que la palabra léxica (P) queda perfectamente caracterizada en
diversos pasajes de Navarro Tomás, y que P es una pieza fundamental en la concepción de la
prosodia superior en el sistema de NT.

Grupo de intensidad (GI)


La siguiente unidad a la que hay que referirse es el grupo de intensidad (GI). Es particularmente
relevante considerar su definición, el papel del tono y la intensidad y su estructura, en especial para
establecer a cuál de las unidades de (1) corresponde mejor (se va a proponer que los más
equiparable es la palabra prosódica, ω).
En MPE se ofrece una definición bastante clara (§27, p. 29) del GI: "El grupo de intensidad
es un conjunto de sonidos que se pronuncian subordinados a un mismo acento espiratorio principal;
estos sonidos pueden formar varias sílabas; el acento principal recae sobre una de ellas; las demás
sólo llevan acento secundario, más o menos débil en relación con el lugar que cada una ocupa en el
grupo [...]" (MPE, p. 29). De hecho, las palabras inacentuadas pueden ser proclíticas o enclíticas
(id.), y "[...] [c]ada frase se divide en tantos grupos de intensidad como acentos principales contiene
[...]" (MPE, p. 29). Además, "[...] [e]l grupo de intensidad es la unidad fonética en que
principalmente deben ser consideradas muchas modificaciones de los sonidos" (MPE, p. 29). El GI,
10

en suma, es el conjunto de material que gravita alrededor de una prominencia (como ocurre
básicamente en las ω del español; cf. Martín Butragueño en dictamen).
Así, el ejemplo de (15) tiene tres GI:

(15) Arrebataron | las hojas | a los árboles.


Fuente: MPE (1918 [1982], §27, p. 29).

Ciertamente, en ocasiones puede ser complicado establecer el límite entre dos GI14 (como
también puede ocurrir con ω), aunque (15) serviría para mostrar un GI con una P (arrebataron),
otro con dos P (las hojas) y uno más con tres P (a los árboles).
MEE incluye también algunos elementos relevantes para entender el planteamiento que
subyace a la idea de GI. Así, al hablar de "Tono e intensidad en la frase" (MEE, §6, pp. 22-24), y
recordar que la entonación no se adscribe como tal a las palabras, de modo que los tipos melódicos
de éstas (supra) se subsumen en los contornos, sin que por ello deje de existir cierta relación de
intensidad y tono, siendo que se espera un tono más agudo en las sílabas léxicamente prominentes
(ibid., pp. 22-23), se observa que:

[...] La función significativa de las inflexiones tónicas de la voz da lugar a que en


determinados puntos de la curva melódica una sílaba débil reciba el tono más agudo, y una
sílaba fuerte, el tono más grave. En español es el acento de intensidad el que mantiene la
estructura prosódica de las palabras, mientras que el tono, por su parte, rige la organización
melódica del período, de acuerdo con las exigencias que el sentido impone en cada caso.
Ambos sistemas, dinámico y melódico, aunque independientes entre sí, tienen puntos de
coincidencia que se mantienen con regularidad a través de las múltiples combinaciones de
las palabras en la frase (MEE, pp. 23-24).

Vistas así las cosas, parecería que NT establece (16):

(16) a. Intensidad :: GI.


b. Tono :: GF.

Es decir, (16a) establecería que la intensidad tendría un papel central en los grupos de
intensidad o GI, que en términos más contemporáneos, como se ha dicho, corresponderían a las
palabras prosódicas ω (quizá con el matiz de que sería mejor hablar más en general de la
distribución de la prominencia silábica). A su vez, (16b) indicaría la relevancia del tono para la
construcción de grupos fónicos (sea que éstos correspondan a frases fonológicas φ o, más
comúnmente, a frases entonativas ι).
Parecidos razonamientos figuran en EFE15, al hablar de los GI (pp. 72-76). La delimitación
—dice NT— es fácil cuando los GI tienen una sola palabra acentuada (ibid., p. 73):

14
Siguiendo el comentario de NT: "Es relativamente fácil percibir la sílaba culminante de cada grupo de intensidad; lo
difícil es determinar, en ciertos casos, el punto de división entre dos grupos sucesivos" (MPE, n. 1, p. 29).
15
NT señala: "El grupo de intensidad está formado por una o más palabras bajo un solo acento espiratorio. No constituyen
grupo por sí mismos los vocablos de función secundaria, ordinariamente inacentuados. Se apoyan estos vocablos sobre la
palabra que representa el elemento principal en la unidad de cada grupo [...]" (EFE, p. 72). Y también: "[...] Desde el
punto de vista de la significación, el grupo de intensidad es la fracción mínima de discurso con determinado valor
semántico. A veces estos grupos son verdaderas unidades melódicas, con función individual entre las partes que
componen la frase [...]" (id.). Otro comentario muy relevante es: "La oración se divide en grupos fónicos o melódicos, con
pausa o transición relativamente marcada entre unos grupos y otros. No es difícil percibir los apoyos acentuales que
determinan el número de grupos de intensidad comprendidos en cada unidad melódica. La separación de los límites entre
los grupos de intensidad, sin la ayuda de las pausas ni de las inflexiones de la entonación, no aparece siempre
enteramente clara. Un número considerable de dichos grupos consta de un solo vocablo, ya sea sustantivo, adjetivo,
11

(17) (El poeta) (exhibe) (su corazón) (con la jactancia) (del burgués) (enriquecido) (que ostenta)
(sus palacios) [A. Machado].
Fuente: Adaptado de EFE (1946 [1966, p. 73)].

Obsérvese que en (17) cada GI es una ω. Sin embargo, "[...] [l]os casos dudosos son
aquellos en que al lado de la palabra principal figura algún otro elemento que sin tener acentuación
plena, tampoco llega a ser propiamente inacentuado, condición que se da sobre todo en los verbos
auxiliares, adjetivos demostrativos y artículos indefinidos [...]" (EFE, p. 73). Considérese en ese
sentido (18), ejemplo incluido por NT inmediatamente después del pasaje que se acaba de citar:

(18) (El gusto) (de la cortesía) (y el cultivo) (de las buenas formas) (freno) (perpetuo) (de la
brutalidad) (que hace vivir) (a los hombres) (en un delicado) (sobresalto) [A. Reyes].
Fuente: Adaptado de EFE (1946 [1966, p. 73)]; los subrayados se añaden ahora.

Los casos de GI subrayados no podrían ser simplemente palabras prosódicas ω, a no ser que
se desacentuaran completamente. Por otra parte, si se interpretan en general los GI de (18) como
frases fonológicas φ, difícilmente todos los segmentos lo serían, y aunque algunos de ellos puedan
interpretarse como tales, parece más coherente suponer que tal delimitación corresponde a otro
nivel de organización. Una solución, dado que el razonamiento de NT siempre se refiere al tipo de
acentuación, es que se trata de un tipo especial de ω, con un grado mayor de recursividad, a la
manera de un compuesto prosódico que contuviera un acento primario y otro secundario (véase
Selkirk 2011, entre otros, para la cuestión de estructuras prosódicas incrustadas, y la discusión de
algunos casos análogos en Martín Butragueño en dictamen).
Los tamaños de GI son muy variados, de entre 1 y 8 sílabas, siendo los más comunes los
casos de 3 a 5 sílabas (EFE, p. 73). En (19) pueden verse algunos ejemplos de GI de cierto tamaño.

(19) a. Cuando se lo dijo.


b. Por lo que se refiere.
c. Contra lo que se esperaba.
Fuente: EFE (1946 [1966, p. 74)].

Se explicitan en EFE bastantes detalles de estructura prosódica y gramatical: "[...] Los


elementos débiles preceden en general a los acentuados [...]" (EFE, p. 74). Según NT, esto genera
"una forma creciente", siendo que hay hay más enclíticos (me dijo) que proclíticos (dímelo) (id.).
"La combinación más repetida es la de preposición, artículo y sustantivo" (id.), y da ejemplos
tomados de Rodó: "[...] en la pluma, de la gracia, de la luz [...]" (id.). "[...] Aparece en segundo
lugar el grupo formado por artículo y sustantivo" (id.). Otros ejemplos de Rodó son "[...] las cosas,
el don, las ideas [...]" (id.). "[...] A este modelo sigue el de preposición y sustantivo [...]" (p. 74).
"[...] Siguen en proporciones menores los grupos constituídos [sic] por pronombre y verbo,
preposición y verbo, conjunción y sustantivo, conjunción y verbo, adjetivo y sustantivo, etc." (ibid.,
pp. 74-75). (20) resume las consideraciones apuntadas.

(20) a. Prep + Art + Sust: en la pluma, de la gracia, de la luz...


b. Art + Sust: las cosas, el don, las ideas...
c. Prep + Sust: de abandono, de seda, de hadas...
d. Pron + V.
e. Prep + V.

verbo, adverbio o pronombre acentuado, pero son más numerosas las unidades de esta especie en que se juntan varias
palabras [...]" (ibid., pp. 72-73; la cursiva se ha añadido ahora).
12

f. Conj + Sust.
g. Conj + V.
h. Adj + Sust.
Etc.
Fuente: EFE (1946 [1966, pp. 74-75)].

Según EFE (p. 75), GI como los de (21) son bastante comunes, siendo que rítmicamente
constituyen cláusulas (infra) trocaicas de cuatro sílabas16.

(21) a. Prep + Art + N: por la Santa...


b. Palabras P llanas tetrasílabas: vaquerito...
c. Palabras P llanas trisílabas con enclítico: la mentira...
d. Otros casos parecidos: que me niegues...
Fuente: Adaptado de EFE (1946 [1966, p. 75)].

Grupo tónico (GT)


Esta unidad es particularmente considerada en MPE (§28, pp. 29-30). El GT está formado por
sílabas, una de las cuales, la tónica, tiene una altura musical dominante; las átonas pueden ser
protónicas o postónicas. NT señala que "[...] [f]recuentemente, en español el grupo tónico y el de
intensidad coinciden, siendo la sílaba más aguda la que lleva al mismo tiempo el principal acento de
fuerza; pero esta coincidencia no es indispensable ni constante" (MPE, p. 30). Se menciona también
que una palabra P sola es un GT, pero un GT puede estar formado por varias P (ibid., pp. 29-30). En
el inciso §28 de MPE no se dan ejemplos.
Es decir, GT se basa en el material silábico que gravita alrededor de la σ más aguda y puede
incluir una o más palabras de tipo w. Suele coincidir con GI y, de hecho, en términos como los de
(1), lo más parecido a GT sería también ω. Podría pensarse incluso que GT corresponde mejor que
GI a ω, dada la importancia del tono en la constitución de la prominencia, y dado el efecto
relativamente local del acento tonal que recae sobre la sílaba prominente (cf. Martín Butragueño en
prensa, cap. 1, y referencias allí citadas). NT no parece retomar el concepto de GT como tal en
obras posteriores.

Grupo fónico (GF)


El dominio siguiente en la jerarquía prosódica manejada por Navarro Tomás es el grupo fónico
(GF). Esta unidad es de gran relevancia, y es necesario considerar su definición, su papel como
unidad melódica (UM), la manera en que la frase se divide en UM, su extensión, y su
correspondencia con las unidades mencionadas en (1), trátese de la frase fonológica (φ), de la frase
entonativa (ι) o en parte ambas.
MPE presenta la siguiente definición de GF: "El grupo fónico es la porción de discurso
comprendida entre dos pausas o cesuras sucesivas de la articulación; consta, de ordinario, de varios
grupos de intensidad; puede, sin embargo, reducirse a una sola palabra [...]" (MPE 1918 [1982, §29,
p. 30]). Obsérvese que se define como unidad del discurso y que se describe prosódicamente (es
decir, no se hace referencia a la sintaxis). Su estructura sería entonces como en (22), donde "CES"
vale por cesura.

(22) GF= CES( (GI) (GI) ... (GI) )CES.

16
"[...] En suma este tipo de cláusula que aparece en primer lugar entre los grupos de intensidad es el mismo elemento que
sirve de base a una de las modalidades rítmicas más usadas en el verso octosílabo [...]" (EFE, p. 75). "[...] Sobre el ritmo
trocaico, generalmente conocido, la versificación española, en su metro más corriente, utiliza como cláusula predominante
el tipo de grupo de intensidad que ocupa el primer lugar en la composición prosódica y sintáctica del idioma" (EFE, pp.
75-76).
13

Un ejemplo posible sería el de (23), donde un primer GF está ocupado por un circunstancial
temporal extraoracional, y un segundo GF por una oración impersonal con un circunstancial
locativo intraoracional.

(23) (Durante los meses de verano)GF, (llueve mucho en la Ciudad de México)GF.

Debe considerarse además la relevancia del GF con respecto a diversos procesos


segmentales17, como se señala en las palabras que siguen a las que se acaban de citar:

[...] El grupo fónico es también una unidad fonética importante; los distintos elementos
menores comprendidos dentro de él aparecen enlazados en estrecha subordinación; este
grupo determina, además, dos circunstancias que influyen de un modo especial en las
transformaciones de los sonidos: la posición inicial absoluta, precedida de pausa, y la
posición final absoluta, seguida de pausa [...] (MPE, p. 30; las cursivas se han añadido
ahora).

Dado que el GF se define por las cesuras laterales, que es el dominio para diversos procesos
y que está formado por GI (que puede equipararse con ω), podría hacerse corresponder tanto con φ
como con ι. Y, desde luego, en entonación va a tener un papel central, como se verá infra al hablar
de los contornos entonativos.
El Cuestionario lingüístico hispanoamericano (CLH), señalaba la importancia de considerar
aspectos como la “Extensión del grupo fónico” (CLH 1943 [1945, §201, p. 58]) y el "Movimiento
del grupo fónico" (CLH 1943 [1945, §202, p. 58]). Muchos de los ítems de esta obra contienen
breves descripciones del problema, algunas definiciones e instrucciones para llevar a cabo el estudio
de la cuestión mencionada en el ítem, por lo que se puede leer también como una especie de
glosario18. Cierto número de ítems del CLH son desde luego relevantes para encontrar
observaciones sintéticas sobre las unidades prosódico-enunciativas.
La figura 1 incluye un fragmento de la p. 58 de CLH (1945), con el ítem §202, donde se
hacen diversas recomendaciones sobre aspectos que deben observarse cuidadosamente; obsérvese
en especial la mención a la relevancia del GF en relación a la melodía.

Figura 1. Fragmento de la p. 58 de CLH (1945), con §202.

17
Es relevante consultar la sección dedicada a "Los sonidos agrupados" (MPE, §133-§155, pp. 147-179). Considérese allí,
entre otros pasajes, el "Enlace de los sonidos en el grupo fónico" (MPE, §133, p. 147), donde se establece que: "Los
sonidos comprendidos dentro de un mismo grupo fónico, entre dos pausas sucesivas de la articulación, cualquiera que sea
el número de palabras de que conste dicho grupo, aparecen en la pronunciación tan íntima y estrechamente enlazados
entre sí como los sonidos que componen una misma palabra [...]" (MPE, p. 147).
18
En cuanto a CLH (1943 [1945]), son particularmente relevantes ahora los ítems §176 a §211 (pp. 52-61).
14

MEE, por su parte, se detiene en el "Concepto de la unidad melódica" (§9, pp. 29-31) o
UM. El siguiente párrafo es crucial acerca de su sentido:

[...] La palabra [...] carece de individualidad propia dentro de la línea musical del discurso.
La frase gramatical por su parte es una unidad de comunicación que en la mayor parte de
los casos comprende vari[a]s unidades melódicas. La frase se divide en unidades melódicas
en correspondencia con la diferenciación que se hace entre sus elementos semánticos. La
unidad melódica es la porción mínima de discurso con forma musical determinada, siendo
al propio tiempo una parte por sí misma significativa dentro del sentido total de la oración
(MEE, p. 29; cursivas añadidas ahora).

Se mencionan así varias propiedades cruciales de las UM: son mayores que las palabras y
menores que las frases gramaticales; tienen una melodía específica; tienen un cierto sentido
autónomo19.
Parte de la discusión de MEE (§9, pp. 29-31) es por qué seleccionar las UM como dominio
para el estudio entonativo, y no los grupos rítmico-semánticos (GRS). Los GRS habrían sido
tomados como ese dominio con cierta asiduidad (MEE, p. 29)20, siendo éstos "[...] la parte de
discurso que tiene por base prosódica un solo acento espiratorio y por contenido ideológico un
núcleo de significación no susceptible de divisiones más pequeñas [...]" (MEE, p. 29). En MEE (pp.
29-30) se razona que en castellano los GRS y los grupos de entonación no suelen medir lo mismo;
el GRS es relativamente corto21; puede corresponder a la UM, pero normalmente una UM tiene
varios GRS. "[...] Los límites de las unidades melódicas no van determinados en español por el
efecto del acento espiratorio, sino por las circunstancias del sentido y por el orden y armonía del
conjunto musical" (p. 30).
No es muy claro a qué equivaldría un GRS con respecto a la taxonomía presentada en (1).
En cuanto a dominio prosódico, el hecho de que tenga un solo acento lo equipararía a la palabra
prosódica ω; con todo, la idea de "núcleo de significación" (MEE, p. 29) y la referencia al ritmo
abre otras dimensiones.
Un GRS no es autónomo para con la entonación (MEE, p. 30). Considérese el ejemplo de
(24).

(24) Por el fondo de la calle ǁ pasaban en cuadrillas los soldados.


Fuente: MEE (1944 [1974, p. 30]).

Para NT, este caso tiene dos UM y cinco GRS; la primera UM tiene dos GRS, y la segunda
tres GRS (MEE, p. 30). "[...] Dentro de cada unidad melódica el tono pasa de un grupo rítmico a
otro, como pasa de una sílaba a otra dentro de una misma palabra [...]" (id.). Un GRS puede ser una
UM, pero sólo "[...] en aquellos casos en que su sentido y su forma gramatical obligan a
considerarlo como tal unidad [...]" (MEE, p. 31), como ocurriría en (25), ejemplo que NT cita de
inmediato tras el pasaje recién citado:

19
Obsérvese que GF se había definido en MPE (supra) por los bordes de cesura y la inclusión de GI dentro de sí, mientras
que UM se define en este pasaje de MEE por el contorno y el sentido.
20
En MEE (n. 47 de la p. 29, expuesta en la p. 216) se dice que el GRS como unidad de entonación había sido empleado
por Grammont, Klinghardt, Weiblinger y Viëtor (p. 216). "Se sirve el francés de unidades más cortas que el castellano y
las concentra entre límites más estrechos. Se comprende que en francés haya sido posible identificar la unidad de
entonación con el grupo rítmico-semántico, identificación, como ya se ha dicho, inaplicable al español [...]" (MEE, p. 37).
También en EFE (n. 1, p. 82) se señala: "El nombre de grupo rítmico-semántico, empleado por M. Grammont y repetido
por mí en otras ocasiones, tiene aplicación más adecuada para designar el grupo de intensidad como parte constitutiva del
verso".
21
NT dice que el GRS sería "[...] lo que en la música la serie de notas que bajo un tiempo marcado constituyen el compás
[---]" (MEE, p. 30).
15

(25) Besos, ǁ pero no darlos. Gloria, ǁ la que me deben [M. Machado].


Fuente: MEE (1944 [1974, p. 31])22.

Una cuestión importante es si las unidades melódicas (UM) son equivalentes a los grupos
fónicos (GF). A juzgar por lo que Navarro Tomás va anotando en MEE cabe pensar que a su juicio
se trata de unidades básicamente equiparables, por lo menos en español:

Los límites de la unidad melódica coinciden en español con los del grupo fónico. El grupo
fónico, de capital importancia en el tratamiento sintáctico de los sonidos, sirve asimismo de
base a la forma melódica de la frase. Las divisiones entre estos grupos o unidades no van
siempre marcadas por verdaderas pausas. Con frecuencia el paso de una unidad a otra se
manifiesta solamente por la depresión de la intensidad, por el retardamiento de la
articulación y por el cambio más o menos brusco de la altura musical, sin que ocurra real y
efectiva interrupción de las vibraciones vocálicas (MEE, p. 31).

En (26) se hace un recuento de las propiedades de las unidades melódicas UM,


considerándolas como grupos fónicos GF.

(26) La UM (= GF en español).
a. Tiene autonomía melódica [=contorno propio]: "[...] forma musical determinada [...]" (p.
29).
b. Está delimitada por cesuras (p. 31).
c. Es significativa (p. 29).
d. Es importante "[...] en el tratamiento sintáctico de los sonidos [...]" (p. 31) [es decir, en el
fraseo].
e. El tono se prolonga dentro de ella (p. 30).
f. Suele ser mayor a la palabra P y al GRS, y menor a la frase gramatical [OF]; P y GRS no
tienen autonomía entonativa [es decir, contorno propio] por sí mismas [sólo si al tiempo
fueran también coincidentes con una UM], mientras que la frase [OF] puede tener varias
UM (pp. 29-31).
Fuente: Adaptado de MEE (1944 [1974, pp. 29-31]).

Otro aspecto importante tratado en MEE es cómo segmentar una frase en UM (§10, pp. 31-
34). Esta división de una frase en UM puede variar (MEE, p. 31), pues si la frase es extensa puede
dividirse de manera diferente en UM, según el sentido (MEE, pp. 31-32). Esta división es de suma
importancia, pues como se dice en EFE: "Es indispensable la determinación de las unidades
melódicas de un texto o de un discurso para hacer el análisis de la entonación correspondiente [...]"
(EFE, p. 83). En la mayor segmentación influyen aspectos como los de (27).

(27) Factores para dividir una frase en más UM:


a. Si se realzan o no "[...] los elementos semánticos de la frase [...]" (p. 32).
b. Aspectos lógicos y emocionales.
c. "[...] [S]entimiento de la medida o compás predominante en la estructura rítmica [...]" (p.
32).
Fuente: Adaptado de MEE (1944 [1974, p. 32]).

22
En apariencia, cabe reflexionar que pero no darlos sería un único GRS sólo si se considera que la palabra no pierde su
prominencia. Se observa también que "[...] [e]n general los grupos de dictado resultan más largos que los grupos rítmico-
semánticos y más breves que las unidades melódicas" (MEE, p. 31).
16

Ciertas focalizaciones pueden en efecto inducir la introducción de cesuras, aunque cabe


discutir si éstas son de orden φ o de tipo ι (27a); en cuanto a (27b), puede pensarse en
condicionamientos sintácticos y en el papel de ciertos actos de habla expresivos; por fin, los asuntos
relacionados con (27c) pueden tener que ver con el papel de la velocidad de habla y con los tamaños
predominantes, por ejemplo, respecto a las ω que suelen constituir una φ, y al número de φ que
suelen formar una ι, etc. (cf. Martín Butragueño en prensa, cap. 5).
En cuanto a la manera de gestionar las segmentaciones, se acota que "[...] [l]a mayor o
menor extensión de la pausa sirve lingüísticamente, como los cambios de la altura musical y como
las modificaciones de la duración e intensidad, en la función de determinar y precisar el sentido e
intención de las palabras [...]" (MEE, p. 32). La pausa sería más larga entre constituyentes
sintácticos de significado menos vinculado (id.). Hay ciertas secuencias que pueden quedar
agrupadas (ibid., p. 33), como se ejemplifica en (28).

(28) Hay casos que pueden unirse en 1 UM:


a. No por cierto.
b. Diga pues lo que quiere.
c. Salió por último la madre.
Fuente: Levemente adaptado de MEE (1944 [1974, p. 33]).

Navarro Tomás caracteriza asimismo el tamaño de las UM (MEE, §11, pp. 35-38), pues no
son de dimensión fija (MEE, p. 35). "[...] En la elocución normal castellana dicha zona aparece
situada entre las unidades de cinco y diez sílabas, con visible realce y predominio de las de siete y
ocho. Las unidades inferiores a cinco sílabas son en castellano relativamente escasas, como
asimismo las superiores a diez. Las de más de quince sílabas figuran en proporción aun menor [...]"
(MEE, p. 35)23. En español lo más común es 7 y 8 sílabas (el 25% del total)24 (id.).
El problema de la extensión de los grupos de entonación (GE) [o de las unidades melódicas,
UM, o de los grupos fónicos, GF] es también tratado por Navarro Tomás en EFE, como se anota en
(29)25.

(29) Porcentaje de UM [GF, GE] por número de sílabas.


a. Menos de 5 sílabas: 12.55
b. De 5 a 10 sílabas: 67.60
c. Más de 10 sílabas: 19.54
Fuente: Levemente adaptado de EFE (1946 [1966, p. 84]).

23
El diálogo es más variable; el discurso muestra más UM extensas; la lectura suele tener UM mayores que la
conversación (MEE, p. 35).
24
Estas proporciones podrían hacer dudar al lector moderno del inequívoco carácter no marcado de estas medidas en
sílabas, en la medida en que éstas repercutieran en una percepción rítmica determinada que influyera, por ejemplo, en los
metros poéticos (infra), como ha defendido NT y otros muchos han subrayado. Podría pensarse, en cambio, que un
octosílabo tiene típicamente dos palabras prosódicas, o tres, si las sílabas prominencias se agolpan, y que un endecasílabo
tiene muchas veces tres palabras prosódicas, por lo que el tamaño silábico del verso sería sólo un elemento subsidiario del
número de ω y de la distribución de sus prominencias a la hora de percibir (una parte de) los efectos rítmicos.
25
La sección dedicada en EFE a los "Grupos de entonación" se encuentra en las pp. 77-101: en la n. 1 de la p. 77 se aclara
que la primera redacción del capítulo es "El grupo fónico como unidad melódica" (Revista de Filología Hispánica, 1,
1939, pp. 3-19). Es decir, el artículo original es posterior a MPE y anterior a MEE. También en EFE se insiste en la
definición de la UM: "[...] La unidad melódica es la porción más corta de discurso con sentido propio y con forma musical
determinada. Los límites de la unidad melódica coinciden con los del grupo fónico. En la división de un texto en unidades
melódicas influyen circunstancias de orden lógico y emocional. El realzar y avalorar los elementos semánticos de la
oración favorece el aumento de unidades melódicas. Influye, además, como elemento idiomático particular, el sentimiento
de la medida o compás predominante en la estructura rítmica de cada lengua" (EFE, p. 77). Confróntese con los ítems (27
y (27) y diversos pasajes citados o mencionados supra.
17

El tamaño del GF en comparación con otras lenguas se aborda asimismo en EFE (pp. 90-
93).Y se menciona asimismo la relación de estos tamaños con los del verso: "No puede menos de
existir una íntima relación entre el doble papel que el grupo de ocho sílabas desempeña en español
como base de la construcción fonológica de la lengua y como medida primitiva tradicional y
permanente del verso popular" (EFE, p. 93)26. Sobre esta cuestión se dice también lo siguiente
(conviene recalcar el aspecto, ya que han sido observaciones muy influyentes en diversos tipos de
estudios):

[...] El ritmo épico, trocaico, de rasgos más primarios y simples, estudiados por Gili Gaya
en la revista Madrid, Barcelona, 1938, cuaderno III, páginas 59-63, tiende evidentemente en
castellano a organizarse en unidades de ocho sílabas. En uno u otro caso las divisiones
melódicas ocupan en la composición del discurso lugares determinados que el sentido y
estilo de cada texto ponen de manifiesto, aunque en muchos casos ningún signo visible las
indique. El autor, al componer sus frases y períodos en la forma adecuada a las necesidades
de su pensamiento y emoción, va estableciendo la extensión y límites de estas unidades
como complemento indispensable de la función expresiva de los vocablos. El texto recibe y
conserva permanentemente esta íntima arquitectura fonológica de la que depende parte
esencial de su significación y carácter. El lector, por su parte, percibe la presencia de tales
divisiones que definen y precisan el ámbito fonético y semántico de cada palabra en la
sucesión uniforme de la línea escrita (EFE, p. 101).

En relación a la correspondencia de las unidades melódicas (o de los grupos fónicos) con


las unidades anotadas en (1), es importante considerar casos como los de (30).

(30) Estos tomitos | van adornados de estampas finas. Y en estas estampas, | vemos esos panoramas
de ciudades | en que, por una ancha calle, | en una vasta plaza, | sólo se pasean o están
parados | dos o tres habitantes [...] [Azorín].
Fuente: EFE (1946 [1966, p. 78]).

El problema interesante al revisar (30), es que es posible que algunas de las cesuras sean de
nivel de frase entonativa (ι), como en la oración (vemos esos panoramas de ciudades), o en el
circunstancial extraoracional (Y en estas estampas). Otros casos, sin embargo, parecen más
fácilmente analizables como de nivel de frase fonológica (φ), como el sujeto (Estos tomitos) o como
(dos o tres habitantes). El problema es complejo, pues afecta a la arquitectura prosódica y a los
fundamentos prosódicos y sintácticos en que deba sustentarse (cf. Marín Butragueño en prensa, cap.
5, y referencias allí citadas, para mayor discusión).

Oración fonética (OF) y sus ramas (dis)tensivas (RT/RD)


La oración fonética (OF) precisa la caracterización de su dimensión como unidad prosódica, su
relación con la sintaxis, su estructura en ramas o prótasis y apódosis, y el establecimiento de su
complejidad según géneros textuales.
Se trata de una unidad ya incluida en MPE (§30, pp. 30-31): "A la unidad de expresión en el
lenguaje, correspondiente al proceso psíquico de que es reflejo, se le llama oración [...]" (MPE, p.
30) --obsérvese que esta definición correspondería mejor a un 'enunciado' que a una 'oración
sintáctica'. También se señala inmediatamente a continuación que "[...] [l]a oración, como verdadera
unidad lingüística, constituye también una unidad fonética [...]" (MPE, p. 31])27. La OF sería el
26
Se aclara, en cualquier caso, en EFE (n. 1, p. 93) que: "La preponderancia de los períodos de siete, ocho y nueve sílabas
en la composición de la prosa española ha sido notada especialmente, antes de ahora, por R. Brenes-Mesén, "El ritmo de
la prosa española", en Hispania, 1938, XXI, 47-52".
27
Se aclara también que "[l]a oración puede estar compuesta por una o varias frases o por una o varias oraciones
subordinadas" (MPE, n. 1, p. 31), señalamiento que sí es de orden sintáctico.
18

fruto de segmentar el discurso (como también se dice a continuación de la cita previa): "[...] El
discurso se divide en oraciones separadas por pausas; estas oraciones, a su vez, también se dividen
de ordinario en porciones menores —grupos fónicos— separadas por pausas [...]" (id.). Llama la
atención el papel que se atribuye a las pausas para delimitar OF y GF.
La OF puede entonces presentarse como en (31), delimitada por silencios y segmentada en
grupos fónicos.

(31) OF= SIL( (GF)CES (GF)CES ... (GF) )SIL.

Con respecto a la taxonomía apuntada en (1), cabe pensar que la unidad más parecida a OF
es ν, el enunciado fonológico, dadas las propiedades mencionadas por NT (véase también infra).
MEE permite extraer gran cantidad de observaciones acerca del carácter de las OF. Así, por
ejemplo, en los "Efectos sintácticos de la división de unidades" (MEE, §12, pp. 38-40) se hace
hincapié en la relación mutua entre el sentido que se quiere enunciar y las posibilidades prosódicas
(MEE, p. 38). En (32) se anota el tamaño de las oraciones simples, y en (33) algunas características
de un conjunto de diversas estructuras.

(32) Oraciones simples.


a. 7/8 sílabas como máximo, 1 agrupación: (Se escondieron los muchachos).
b. Entre 7/8 y 14/15 sílabas, 1 o 2 agrupaciones: (Se escondieron los muchachos entre los
árboles), (Se escondieron los muchachos) (entre los árboles).
c. Más de 15 sílabas, al menos dos agrupaciones: (Se escondieron los muchachos) (entre los
árboles del jardín).
Fuente: Adaptado de MEE (1944 [1974, p. 38]).

(33) Diversas estructuras.


a. Oraciones compuestas por subordinación, los miembros se dividen.
b. Enumeraciones, los elementos enumerados se dividen.
c. Proposiciones coordinadas y dependientes, suelen separarse.
d. Aposición predicativa, se separa: A la sombra de los altos plátanos, funcionaban las
peluquerías de la gente huertana, los barberos de cara al sol [Blasco Ibáñez].
e. Predicado + sujeto en frases cortas, se agrupan: Ha transcurrido el tiempo.
f. Sujeto + predicado, en cambio: El tiempo | ha transcurrido.
g. Proposición principal + circunstancial vs. circunstancial + proposición principal: Tropezó
al bajar vs. Al bajar, | tropezó.
Fuente: Adaptado de MEE (1944 [1974, pp. 38-39]).

Como puede apreciarse, parte de la reflexión de NT atiende las razones por las que el
material enunciado se agrupa prosódicamente de cierta manera; es decir, NT está examinando el
fraseo, pues éste se ocupa de las relaciones entre prosodia y sintaxis (cf. Martín Butragueño en
prensa, cap. 5):

La división de unidades adscribe cada palabra a un núcleo ideológico determinado.


Adverbios y adjetivos, especialmente, pueden referirse a elementos que les preceden o les
siguen en la misma frase. La división de unidades los sitúa en el lugar que la intención
expresiva del hablante les asigna. El nexo sintáctico más estrecho es el que enlaza a las
palabras dentro de la misma unidad melódica. En multitud de casos las frases se prestan a
interpretaciones diferentes según la agrupación de los vocablos susceptibles de incorporarse
a una u otra unidad. Se hace uso de este recurso en expresiones intencionadamente
anfibológicas o capciosas. La confusión se produce con frecuencia involuntariamente en la
19

lectura de ciertas frases cuya ortografía no refleja con claridad su composición fonológica
[...] (MEE, pp. 39-40).

Así, (34) es una muestra de las diferencias según se realice el fraseo de un enunciado.

(34) Cambios según la división.


a. (Soñó con alcanzar) (pronto renombre y fama).
b. (Soñó con alcanzar pronto) (renombre y fama).
Fuente: Adaptado de MEE (1944 [1974, p. 40).

De hecho, la "Constitución fonológica de la frase" (MEE, §13, pp. 40-44) lleva a distinguir
entre una rama tensiva o prótasis (RT) y una rama distensiva o apódosis (RD).

La frase enunciativa consta regularmente de una parte tensiva y otra distensiva. La primera,
prótasis, estimula y reclama la atención; la segunda, apódosis, completa el pensamiento
respondiendo al interés suscitado. [...] La altura tónica de la parte tensiva supera de
ordinario a la de la parte distensiva. [...] Por supuesto, la división entre prótasis y apódosis
es a la vez división de unidades de entonación [...] (MEE, p. 40)28.

Una vez establecidas las divisiones de la OF en ramas, MEE se detiene a precisar una serie
de posibilidades prosódicas sumamente ricas, como se muestra en (35) y, más abajo, en (37) y en
(38). Las ramas se dividen en "grupos melódicos": "El grupo melódico es unidad de comunicación
de orden superior a la palabra e inferior a la rama de la frase. [...] Cada uno de los elementos
indicados desarrolla su actividad, sus enlaces y relaciones, entre unidades de su mismo plano [...]"
(MEE, p. 42). Aparentemente, estos grupos melódicos (GM) coinciden con los grupos fónicos (GF)
y las unidades melódicas (UM) ya comentados supra.

(35) Tipos de constituciones de la frase.


a. O bimembres de tipo primario, (GM1)R1 (GM2)R2: (El primer paso del saber) (es saberse)
[Gracián].
- Sujeto y predicado.
- Dos proposiciones coordinadas o subordinadas.
- Proposición principal y complemento circunstancial.
- Máximas, proverbios, refranes.
b. O trimembres.
- (GM1 + GM2)R1 (GM3)R2: ((Los primeros pasos de este relato) (en su viaje del centro de
Asia al Occidente)) (son desconocidos) [Menéndez Pidal].
- (GM1)R1 (GM2 + GM3)R2: (Saber y sentir hasta donde soy) ((es saber donde acabo de ser)
(desde donde no soy)) [Unamuno].
-El fraseo puede alterar el significado, como en: ((El general se muestra emocionado)GM1)R1
((como un muchachoi ingenuo)GM2 (ante sui monumento)GM3)R2 vs. ((El generali se muestra
emocionado)GM1 (como un muchacho ingenuo)GM2)R1 ((ante sui monumento)GM3)R2.
Fuente: Adaptado de MEE (1944 [1974, pp. 40-42).

De esta manera, la organización prosódica parecería corresponder a (36).

(36) a. [...] (((p p p)GM (p p p)GM)RAMA)FRASE.


Fuente: Adaptado de MEE (1944 [1974, p. 42).

28
En EFE, NT señala también que la OF se organiza en prótasis y apódosis, secciones en las que se disponen los GF
(EFE, p. 106).
20

b. [...] (((ω ω ω)φ/ι (ω ω ω)φ/ι)ι/ι')ν.

En (36a) se intenta parafrasear lo expuesto en MEE, de modo que las palabras P se agrupan
en grupos melódicos GM (o grupos fónicos, GF, o unidades melódicas, UM), los cuales se reúnen
en ramas y éstas en frases u oraciones fonéticas (OF). A su vez, (36b) muestra la correspondencia
que podría establecerse con unidades como las de (1): partiendo de las palabras prosódicas ω, éstas
se agrupan en unidades que según los casos podrían ser frases fonológicas φ o frases entonativas ι,
para encontrar en el nivel superior, igualmente según los casos, a ι o incluso a versiones recursivas
de ι, de tipo ι' (cf. Selkirk 2011, Martín Butragueño en prensa, cap. 5 y referencias allí citadas), y
luego ya todo el material agrupado en el enunciado fonológico ν.
Por su parte, (37) y (38) hacen referencia a agrupaciones más complejas, en relación a
oraciones tetramembres, oraciones más extensas, prosa común y otras observaciones efectuadas por
NT.

(37) c. O tetramembre.
- (GM1 + GM2)R1 (GM3 + GM4)R2.
- (GM1)R1 (GM2 + GM3 + GM4)R2.
- (GM1 + GM2 + GM3)R1 (GM4)R2.
d. O más extensas [más de 4 GM]: diversas combinaciones; dependen del estilo y del
género.
Fuente: Adaptado de NT (1944 [1974, pp. 42-43).

(38) a. Lo más común en "prosa corriente" es de 2 a 5 GM por OF.


b. En OF largas, suele haber asimetría, con prótasis (RT) más corta que la apódosis (RD);
RT suele apelar, con 1 GM, por varios en RD.
c. Hay diferencias según textos y autores.
Fuente: Adaptado de MEE (1944 [1974, pp. 43-44).

También EFE realiza especificaciones detalladas de la estructura de las OF, como se


muestra en (39), en relación a la distribución de GF en prótasis (Prót) y apódosis (Apód)29.

(39) GF comunes en las prótasis y apódosis.


a. 2 GF: 1 en Prót - 1 en Apód (Prót suele ser más corta).
b. 3 GF: 1 en Prót - 2 en Apód: "Por toda su obra posterior—hay un vago susto—de que el
corazón se le ahogue" [A. Reyes].
c. 4 GF: 1 en Prót - 3 en Apód: "Para distraer el susto,—salto de la cama—y finjo
sorpresa—ante el paisaje que Peñalva me señala" [R. Güiraldes].
d. "[...] El mismo contraste aparece repetidamente en frases más extensas, aun cuando la
prótasis pueda estar formada por dos o más unidades [...]".
Fuente: EFE (1946 [1966, p. 106]).

En (36) se mostraba la estructura abstracta de las oraciones fonéticas en relación a MEE. El


planteamiento de EFE es semejante, lo que subraya la gran cohesión entre las obras de Navarro
Tomás. Otra observación relevante incluida en EFE es la relación entre los tamaños de las OF, en
términos de GF, según los distintos géneros, como se resume en (40), diferenciando entre la

29
De hecho, al referirse en EFE a la "Fonología de la oración" (pp. 102-107), en la n. 1, p. 102, se señala que "[l]as
presentes observaciones amplían los datos anticipados sobre esta materia por Tomás Navarro, Manual de entonación
española, New York, 1945, 54-59 [...]".
21

conversación, la comedia, la novela (diálogos), la disertación y los discursos, cada uno con estilo
propio en términos del fraseo (cf. Martín Butragueño en prensa, cap. 5 y referencias allí citadas)30.

(40) OF según géneros.


a. Conversación corriente: 1 GF.
b. Diálogos de comedias: 1 GF > 2 GF > 3 GF, 4 GF.
c. Diálogos de novelas: "[...] frases extensas en proporción más alta [...]".
d. Disertación oral: "[...] más variada y compleja [...]".
e. Discursos: "[...] máxima extensión [...]".
Fuente: EFE (1946 [1966, p. 102]).

Contornos entonativos
La caracterización de la entonación del español con respecto a un amplio tipo de dimensiones
sintácticas y pragmáticas es, sin duda, una de las grandes aportaciones de Navarro Tomás, a la
altura de la que supuso su descripción fonética de los sonidos aislados.
Un primer punto relevante es la consideración del "Campo de entonación" (MEE, §7, pp.
24-27), en referencia a la holgura de la dimensión frecuencial que se emplea lingüísticamente en la
entonación:

La entonación española, en el modo ordinario de la conversación, abarca en cada individuo


algo más de una octava. [...] La pronunciación declamatoria o enfática, dilatando
principalmente las inflexiones agudas, llega a alcanzar hasta dos octavas [...]. El habla
femenina ofrece límites semejantes, con la diferencia de una escala aproximadamente por
encima del tono del varón [...] (MEE, p. 25).

En el marco del campo entonativo, existe un "Tono normal" (MEE, §8, pp. 27-29), que se
mueve "[...] alrededor de una altura determinada que aparece como base o eje de los movimientos
de la voz [...]" (MEE, p. 27). Se recogen incluso observaciones dialectales del tipo de que "[...] [l]a
impresión de Henríquez Ureña es que en Méjico, La Habana y Buenos Aires predomina el tono
agudo, mientras que en Santo Domingo y en la altiplanicie de Colombia es más general la
entonación grave" (MEE, p. 29)31.
Ya desde el Manual de pronunciación española (que se viene citando como MPE), existe
un cúmulo de señalamientos notables sobre la entonación de los grupos fónicos (GF). La
"Entonación" se trata en MPE en §181-§192 (pp. 209-235), partiendo del hecho de las
interpretaciones variadas que puede tener un enunciado según la entonación (MPE, p. 209, donde
también se remite a §19, pp. 23-24), de las diferencias entre dialectos del español (MPE, p. 210) y
del carácter provisional de sus observaciones (p. 211). El grupo fónico (GF) tiene un papel crucial
en la entonación (MPE, §182, pp. 211-214), siendo el dominio más influyente en la realización
entonativa (MPE, p. 212). Para el NT de MPE, habría dos contornos esenciales, como se puede
apreciar en la figura 2.

30
Así, se observa que "[...] [d]ebe haber escasa diferencia entre las formas sintácticas de la explicación académica y las de
la lengua escrita [...]" (EFE, pp. 102-103). NT analiza diferentes escritores. "En cada época la lengua literaria ha
desarrollado algún aspecto de la construcción oracional. La transformación fonológica ha acompañado a la sintáctica,
aunque las líneas de una y otra no se correspondan con completa identidad [...]" (EFE, p. 105).
31
Cabe señalar que si bien este tipo de observaciones son comunes en los tratados dialectológicos tradicionales, vistas con
ojos actuales difícilmente se sostendrían; en el mejor de los casos, harían referencia a la realización contrastante de ciertas
parcelas de la entonación de algunos enunciados.
22

A B

Figura 2. Formas fundamentales de entonación del grupo fónico, A (izquierda) y B (derecha), según
MPE (1918 [1982], §182, p. 212).

En A y B (fig. 2) se suele empezar desde "[...] una cuarta o una quinta más baja que el tono
normal [...], se eleva gradualmente desde la sílaba inicial hasta la primera sílaba acentuada, que es
donde dicho tono normal o medio llega a ser propiamente alcanzado. Este movimiento ascendente
de la voz será, por consiguiente, más o menos largo [...], según el número de sílabas inacentuadas
con que el grupo principie [...]" (MPE, p. 212).
La figura 3 muestra un ejemplo de inscripción quimográfica, y la figura 4 presenta el mismo
ejemplo en una realización moderna.

Figura 3. Inscripción quimográfica de Un carro atascado en una cuesta empedrada, en MPE (1918
[1982, §182, p. 214]).

Quizá lo más relevante de la figura 3 sea el relativo carácter plano de la parte central de un
carro atascado, en contraste con su ascenso final, frente a la declinación, especialmente marcada en
la conclusión, de en una cuesta empedrada, siendo que ambos elementos quedan claramente
delimitados por los respectivos finales ascendente y descendente.
23

0.4296

-0.4942
0 3.81
Time (s)

93.63

90

85
Pitch (semitones re 1 Hz)

80

75
72.37
un carro atascado en una cuesta empedrada

un carro atascado en una cuesta empedrada

0 3.81
Time (s)
Figura 4. Realización en Praat (Boersma y Weenink 1992-2018) de Un carro atascado en una
cuesta empedrada [voz del autor].

Obsérvese ahora cómo, en la figura 4, en una realización actual, se mantiene la propiedad


más relevante: el final ascendente del primer tramo vs. el final descendente del segundo tramo. En
(41) se compara el análisis prosódico que podría surgir a partir de obras como MPE, frente a un
etiquetado actual siguiendo la lógica de las unidades de (1).

(41) a. (((Un)GI (carro)GI (atascado)GI)GF ((en una)GI (cuesta)GI (empedrada)GI)GF).


b. (((Un)ω (carro)ω (atascado)ω)ι ((en una)ω (cuesta)ω (empedrada)ω)ι).
c. (((Un)ω (carro)ω (atascado)ω)φ ((en una)ω (cuesta)ω (empedrada)ω)φ)ι.

Visto el enunciado Un carro atascado en una cuesta empedrada desde MPE, parece posible
asignar dos GF, cada uno con su propio contorno, luego divididos en una serie de GI (41a). Cabe
plantearse si en un caso como éste es preferible suponer que los GF son frases entonativas ι (41b), o
bien dos frases fonológicas φ (42c). Cada análisis tiene ventajas e inconvenientes. La ventaja de
(41b) es que cada bloque tendría su propio contorno; sintácticamente, habría que suponer que se
trata de dos elementos independientes, digamos un tema extraoracional y un circunstancial locativo
(cf. Martín Butragueño en prensa, cap. 3). A su vez, (41c) sería más apropiado para proponer una
menor autonomía entre los contornos (por ejemplo, en la figura 4 puede pensarse que el final del
primer bloque está en realidad a una altura semejante al comienzo del segundo) y una mayor
integración sintáctica de los elementos, por ejemplo como un sujeto pesado en Un carro atascado
24

en una cuesta empedrada estorbaba el paso a todo el mundo, en el que no extrañaría, pronunciado
de manera relativamente pausada, un fraseo (Un carro atascado) (en una cuesta empedrada)
(estorbaba el paso) (a todo el mundo), de modo que cada bloque está constituido por dos palabras
prosódicas ω32.
Son muy diversos los contornos que se presentan en MPE. Los aseveraciones se describen
en §184 (pp. 216-218), de modo que "[l]a entonación con que se pronuncian las oraciones
afirmativas se caracteriza principalmente por el descenso que la voz experimenta al fin de cada
oración. Este descenso es tanto mayor cuanto más categórica es la afirmación, extendiéndose de
ordinario en una forma intermedia, ni dubitativa ni enfática, a una quinta o una sexta por debajo del
tono normal [...]" (MPE, p. 216). La figura 4 reproduce el contorno presentado por NT para un
único GF.

Figura 5. Entonación de una afirmación con un GF (MPE 1918 [1982], §184, p. 217).

En (42) se anotan algunos ejemplos de enunciados de este tipo, y en (43) ciertos etiquetados
prosódicos posibles, con unidades presentes en los trabajos de NT en (43a) y con unidades al estilo
de (1) en (43b).

(42) a. Comí su pan cincuenta años.


b. Me trata como a una esclava.
Fuente: MPE (1918 [1982], §184, p. 217).

(43) a. ((Comí su pan cincuenta años)GF)OF.


b. (((Comí su pan cincuenta años)φ)ι)ν.

El análisis se va haciendo más complejo al mostrar la entonación de una afirmación con dos
GF (MPE 1918 [1982], §184, p. 217), como se ve en la figura 6, en los ejemplos de (44) y en los
esbozos de análisis de (45).

Figura 6. Entonación de una afirmación con dos GF (NT 1918 [1982], §184, p. 217).

(44) a. Montecillos de piedras grises | se extienden sobre los anchurosos bancales.


b. Las campanas de la alta y recia torre | dejan caer sobre el poblado muerto sus vibraciones.
Fuente: MPE (1918 [1982], §184, p. 217).

(45) a. ((Montecillos de piedras grises)GF (se extienden sobre los anchurosos bancales)GF)OF.
b. ((Montecillos de piedras grises)ι (se extienden sobre los anchurosos bancales)ι)ν. [Lento].
c. (((Montecillos de piedras grises)φ (se extienden sobre los anchurosos bancales)φ)ι)ν.
[Normal].

Si (45a) muestra un análisis que podría surgir de los planteamientos de NT, (45b) presenta
un análisis al estilo de (1), con frases entonativas ι, que en una realización lenta podrían estar
asociadas a la presencia de un tema ajeno a la estructura oracional propiamente dicha, seguido por
la oración; por su parte (45c) muestra, también a la vista de (1), pero a velocidad normal, una

32
Para más detalles sobre este tipo de problemas se remite de nuevo a Martín Butragueño (en prensa, cap. 5).
25

realización donde los dos bloques podrían corresponder, en forma de frases fonológicas φ, al sujeto
y predicado de una misma oración.
El modelo de las aseveraciones con tres y cuatro GF se presenta también en MPE (§184, p.
218), como se ve en la figura 7.

Figura 7. Entonación de afirmaciones con tres y cuatro GF (MPE 1918 [1982], §184, p. 218).

El cuadro 5 reúne diversos modelos de patrones entonativos, tal como se presentan en MPE.

Cuadro 5. Contornos para diversos tipos de enunciados en MPE33.


"Proposiciones complementarias" (§185,
pp. 218-219; p. 219 para la figura).

"Paréntesis" (§186, pp. 219-220; p. 219


para la figura).

"Subordinación" (§187, pp. 220-221; pp.


220 y 221 para las figuras,
respectivamente).

"Enumeración" (§188, pp. 221-225; pp.


222, 222, 222, 223, 224 y 225 para las
figuras, respectivamente).

33
Otros aspectos tratados en MPE son: "Exclamación" (§190, pp. 230-234); "Mandato" (§191, pp. 234-235); "Ruego"
(§192, p. 235).
26

"Interrogación" (§189, pp. 225-230; pp.


226, 227, 228 y 229 para las figuras,
respectivamente).

Las observaciones de Navarro Tomás sobre entonación van mucho más allá del MPE, desde
luego, aunque sea imposible resumirlas aquí. Uno de los aspectos que sigue siendo muy llamativo
en el Manual de entonación española (MEE) es la gran variedad de tipos enunciativos que se
consideran a propósito de las grandes familias de enunciados. Un buen ejemplo en ese sentido es el
capítulo 3, dedicado a la "Entonación enunciativa" (pp. 45-96), el cual se encuentra dividido en 39
ítems. Éstos se organizan de la forma anotada en el cuadro 6.

Cuadro 6. Organización del capítulo 3 del Manual de entonación española (1944 [1974]).
Grupo de ítems Cuestiones específicas tratadas
Cuestiones generales "Rasgos esenciales de la unidad enunciativa" [UE] (p. 45) - "Inflexión
(§1 a §6). inicial" (pp. 46-48) - "Cuerpo [...]" (pp. 48-50) - "Fin [...]" (pp. 50-52) -
"Cuadro de unidades" (pp. 52-54) - "Grados de diferenciación" (pp. 54-
56).
Entonación de la "[...] ordinaria" (pp. 57-58) - "[...] categórica" (p. 58) - "[...] dubitativa" (p.
aseveración (§7 a 59) - "[...] insinuativa" (pp. 59-62).
§10).
Entonación de las "[...] completa, final de frase" (pp. 62-64) - "[...] incompleta, final de la
enumeraciones (§11 a frase" (pp. 64-65) - "[...] interior" (p. 65) - "[...] acumulativa" (pp. 65-66) -
§24). "[...] intensificativa" (pp. 66-67) - "[...] calificativa" (pp. 67-68) - "[...]
descriptiva" (pp. 68-69) - "[...] valorativa" (p. 69) - "[...] ponderativa" (pp.
69-70) - "[...] reiterativa" (pp. 70-71) - "[...] distributiva directa" (pp. 71-
72) - "[...] distributiva inversa" (pp. 72-73) - "[...] mixta" (p. 73) - "Ritmo
[...]" (pp. 73-74).
Entonación de "[...] complemento circunstancial" (pp. 74-76) - "Complemento inicial"
diversas estructuras (pp. 76-77) - "Complemento interior" (pp. 77-79) - "Complemento final"
sintácticas (§25 a (p. 79) - "Aposición predicativa" (pp. 79-80) - "Locuciones adverbiales"
§38). (pp. 80-82) - "Locuciones vocativas" (p. 82) - "Paréntesis" (pp. 82-84) -
"Coordinación de primer grado" (pp. 84-86) - "Coordinación vacilante"
(pp. 86-88) - "Coordinación de segundo grado" (pp. 88-90) -
"Coordinación de relativo" (pp. 90-91) - "Proposiciones dependientes" (p.
91) - "Subordinación" (pp. 91-93).
Final (§39). "Observaciones finales" (pp. 93-96).
27

Las páginas dedicadas a "Gráficos" en MEE (cap. 10, pp. 208-212) son muy ilustrativas;
muestran contornos específicos de algunos datos, en concreto sobre "Formas enunciativas" (MEE,
p. 209), "Formas interrogativas" (MEE, p. 210), "Formas volitivas" (MEE, p. 211) y "Formas
afectivas" (MEE, p. 212). Hasta cierto punto, estos ejemplos permiten acercarse a la manera de
trabajar de NT, tanto en el sentido técnico como en el lingüístico.
La figura 8 ilustra los contenidos de esta sección: "[...] La medida de estas líneas, obtenida
sobre inscripciones quimográficas, sólo se refiere a las vocales. [...] Las tres líneas de puntos que
sirven de pauta común al conjunto de las figuras representan el tono agudo, medio y grave del
campo de entonación [...]" (MEE, p. 208).

Figura 8. Muestra parcial de las pp. 210-211 del cap. 10 de MPE (1944 [1974]).

La enorme cantidad de información incluida en MEE sobre la entonación puede también


ponderarse a través de la síntesis ofrecida por Navarro Tomás en el cap. 7, la "Conclusión" (pp.
181-185, especialmente en los diecinueve puntos enumerados en las pp. 183-185). El cuadro 7
anota algunas de las observaciones más llamativas expuestas en la síntesis.

Cuadro 7. Algunos aspectos fundamentales de la entonación del español (MEE, pp. 183-185).
Rasgo Descripción
Expansión del campo Unos 16 tonos, a diferentes alturas según se trate de hombres o mujeres
tonal. (pp. 183-184).
Tamaño en sílabas de La UM tiene de 1 a 15 σ; las UM de 7-8 σ suponen el 25% de los casos (p.
la UM. 184).
Inicio del contorno de Las σ átonas iniciales son más graves que la primera σ tónica (p. 184).
la UM.
Cuerpo del contorno Contorno uniforme en los enunciados aseverativos; con ascensos y
de la UM. descensos en los enunciados interrogativos; y con ondulaciones en los
enunciados emotivos (p. 184).
Final del contorno de "En la entonación enunciativa, la terminación de la unidad muestra cinco
la UM. tonemas diferentes: cadencia, anticadencia, semicadencia,
semianticadencia y suspensión" (p. 184).
RT y RD de la OF. La RT es más aguda; la RD suele ser más larga (p. 184).
28

Tonemas para indicar Se presentan con tono medio (p. 185).


continuación.
UM interrogativas. "[...] cinco tipos distintos, según [...] la dirección del tono en el cuerpo de
la unidad y por la forma ascendente, descendente o circunfleja de la
terminación" (p. 185).
Tonema de los Se manifiestan con circunflexión (p. 185).
enunciados emotivos.
Fuente: MEE (1944 [1974, pp. 183-185])34.

También EFE incluye aspectos relevantes para comprender la visión de NT con respecto a
los aspectos entonativos. Muy interesantes resultan las páginas dedicadas a "El acento castellano"
(EFE, pp. 108-153)35. NT describe con elegancia en qué consiste el acento:

Son factores del acento el matiz peculiar de los sonidos dentro del tipo fonológico que cada
uno representa; la frecuencia relativa con que se emplean unos u otros sonidos en el uso
corriente del idioma; el tiempo o compás más o menos rápido o lento de la elocución; la
medida de la intensidad espiratoria en lo que no afecta a la fonología particular de la
palabra, y el movimiento musical de la voz, fuera de su papel en la actualización o
determinación lógica y psicológica de cada frase (EFE, p. 109).

Existiría un "acento individual", al tiempo que un "acento idiomático" (EFE, p. 138), e


incluso se hacen señalamientos, en el caso del español americano, acerca del papel que pudieran
haber desempañado las lenguas originarias en las conformaciones prosódicas; de hecho, las
consideraciones de Henríquez Ureña parecen haber tenido un papel relevante en tales ideas:

América recibió la lengua de España con su material filológico y su sustancia cultural; pero
los acentos hispanoamericanos deben ser en su mayor parte herederos de las cadencias
indígenas. Podrá aclarar esta cuestión el estudio de los acentos de México, Perú y Paraguay,
por ejemplo, en relación respectivamente con los de las lenguas náhuatl, quichua y guaraní,
habladas aún por parte de la población de esos países. De México dice Henríquez Ureña que
la entonación, en las clases populares es idéntica a la que se emplea al hablar náhuatl,
influencia que se observa también, aunque con matiz más atenuado, entre las clases cultas
(EFE, pp. 152-153)36.

Modelo prosódico del verso


La visión musical de la Métrica española (1956 [1991]) (MET) presenta un modelo bastante
diferente de la prosodia, pensado para el verso. NT dedicó una parte muy relevante de su trabajo al
estudio de la métrica de la poesía en español. Además de MET, pueden mencionarse el Arte del
verso (1959 [2004]), el Repertorio de estrofas españolas (1968) y Los poetas en sus versos: desde
Jorge Manrique a García Lorca (1973 [2014]).
Páginas atrás, en el cuadro 3, se mencionó ya el modelo prosódico de MET; se repite ahora
el mismo cuadro para mayor facilidad expositiva.

34
Para entender la dimensión de MEE como manual, es relevante considerar los ejercicios (cap. 8, pp. 186-201; véase la
nota 120, con llamada en la p. 187 y expuesta en la p. 222, donde se menciona la grabación de los ejemplos por NT en
unos Ejercicios de entonación, discos publicados en Nueva York en 1948) y los textos incluidos (cap. 9, pp. 202-207).
35
En la nota 1, p. 108 de EFE se menciona que: "Se han introducido varias adiciones en este estudio cuya primera
redacción se publicó en Madrid, 1935". La publicación a la que alude NT es, con toda probabilidad, su discurso de ingreso
a la Academia Española.
36
Para algunas observaciones y referencias sobre el contacto prosódico, véase Martín Butragueño (2015) y Martín
Butragueño y Mendoza (en dictamen).
29

Cuadro 3. Modelo 2 de NT, para la prosodia métrica literaria (a partir de MET).


Unidad en NT Correspondencia en música
Sílaba Nota musical
Apoyo rítmico Sílaba prominente de los tiempos marcados
Cláusula Tiempo37
Período rítmico Compás
Verso Efecto rítmico
Estrofa Danza, melodías litúrgicas
Fuente: MET, sílaba (nota) (p. 29) > cláusula (tiempo) (§4, pp. 36-37; p. 38) > período rítmico
(compás) (pp. 27, 28, 30; §3, pp. 35-36; p. 38) > verso (ritmo, p. 38; §6, p. 39) > estrofa (danza,
melodías litúrgicas, §9, pp. 41-42).

El planteamiento general de MET es de base musical, como se afirma con respecto al ritmo
y equiparando el llamado período rítmico al compás (MET, p. 27). Ya desde las "Observaciones
preliminares" (MET, pp. 25-32), y tras mencionar el contexto de la polémica clásica sobre la base
rítmica del español entre cantidad (Rengifo, Luzán, Gómez Hermosilla) y acento (Nebrija, el
Pinciano, Correas, Bello), NT opina que Bello dejó resuelto el punto sobre el verso acentual en
1835 (ibid., p. 25). Sin embargo, en lo demás Bello habría mantenido las mismas ideas, sólo
cambiando los pies con sílabas de diferente longitud por cláusulas con sílabas de distinta
prominencia (MET, pp. 25-26). Así, según NT, Bello daba ejemplos como los anotados ahora en
(46).

(46) a. Trocaico σ*σ: Díme, - pués, pas - tór ga - rrído.


b. Yámbico σσ*: ¿Adón - de vás - perdí - da?
c. Dactílico σ*σσ: Súban al - cérco de O - límpo na - cíente.
d. Anapéstico σσσ*: De sus hí - jos la tór - pe abutár - da. [sic]
e. Anfibráquico σσ*σ: Con crínes - tendídos - andár los - cométas.
Fuente: Levemente adaptado de NT (1944 [1974, p. 26, siguiendo a Bello]).

Sin embargo, a juicio de NT, el sistema de Bello sólo serviría para versos con cláusulas
desarrolladas con la misma distribución de prominencias, como el propio Bello ya habría notado;
con todo, lo común sería que se combinen diversos patrones (MET, p. 26).
La sección de MET que importa ahora principalmente es la "Introducción" (pp. 33-47) y en
particular los ítems §3. "Período rítmico" (pp. 35-36), §4. "Cláusula" (pp. 36-37) y §5. "Cantidad"
(pp. 37-38)38.
En cuanto al período rítmico, debe distinguirse entre período interior (PI) y período de
enlace (PE); estos PI y los PE, marcados por los acentos, establecen una regularidad semejante a
compases (MET, pp. 35-36). En (47) se procura captar la exposición de NT sobre los períodos
rítmicos.

(47) (σ ... σ)ANAC (σAR ... σ)PI (σAR... σ ǁ (verso 1)


σ ... σ)PE (σAR ... σ)PI (σAR... σ ǁ (verso 2)

37
"Los períodos rítmicos, como en los compases musicales, pueden constar de dos, tres o cuatro tiempos, de donde resulta
el peculiar aire o movimiento de cada composición. A cada tiempo del período corresponden, según los casos, una, dos,
tres o cuatro sílabas, de manera análoga a como se distribuyen y agrupan las notas en los compases musicales. El tiempo
monosílabo, ajeno al antiguo concepto de los pies métricos, es tan normal en el verso como en el canto. Ocurre
especialmente en variedades del heptasílabo, del endecasílabo y del alejandrino" (MET, p. 28).
38
Los otros ítems de este relevante texto son §1. "Asunto" (pp. 33-34), §2. "Verso" (pp. 34-35), §6. "Clases de versos" (p.
39), §7. "Pausa y cesura" (pp. 39-40), §8. "Rima" (pp. 40-41), §9. "Estrofa" (pp. 41-42), §10. "Complementos rítmicos"
(p. 42), §11. "Bibliografía" (pp. 43-46) y §12. "Abreviaturas" (pp. 46-47).
30

σ .. σ)PE ... (verso 3…)


Fuente: Adaptado de MET (pp. 35-36).

Para delimitar los períodos, debe atenderse al acento final de cada verso y a otro apoyo
rítmico (AR), que debe buscarse en las sílabas iniciales. El PI comprende el tramo que iría desde el
primer AR hasta la sílaba previa al acento final39; por su parte, el PE transita desde el acento final de
un verso hasta la sílaba previa al AR del siguiente verso, incluida la pausa que separa a los dos
versos subsecuentes. Los PI y los PE, delimitados por los acentos que funcionan como AR,
establecen una regularidad semejante a compases; el apoyo rítmico o AR suele residir en una σ*, es
decir, en una sílaba tónica o prominente, pero ni todas las σ* son σAR, ni forzosamente una σAR es
una σ* (siguiendo en todo esto lo dicho en MET, pp. 35-36)40. Obsérvese, en un esquema como el
de (48), cómo el borde entre el PI y el PE corresponde al límite entre prenúcleo y núcleo +
posnúcleo. En (48) se muestra un posible análisis de unos versos a partir del esquema de (47).

(48) (En poco es) (pacio yacen mis a) (mores


Y) (toda la esperanza de mis) (cosas,
Tor) (nadas en cenizas desde) (ñosas
Y) (sordas a mis quejas y cla) (mores.
Fuente: Versos de Garcilaso, recogidos en NT, Repertorio (1968, p. 181), a los que se ha
aplicado ahora tentativamente el esquema de (48); los posibles AR se ponen en negritas.

Deben hacerse todavía varias observaciones relevantes en relación al esquema de (47), en el


sentido de que los períodos se dividen en tiempos, y éstos están formados por una o más sílabas
(MET, p. 28), siendo que el PI y el PE tienden a durar lo mismo (MET, p. 29)41.
La organización clausular se desarrolla en MET (§4, pp. 36-37). Algunos de los aspectos
más relevantes se concentran en este pasaje:

Dentro del período, las palabras se organizan ordinariamente en núcleos de dos o tres
sílabas. En algunas ocasiones, el espacio correspondiente a la cláusula lo ocupa una sola
sílaba y a veces, con menos frecuencia, cuatro sílabas. La mayor parte de los versos son de
período binario, formado por dos cláusulas, una en el tiempo marcado o principal y otra en
el tiempo débil o secundario. En ciertos tipos de versos, la organización de las cláusulas
forma tres o cuatro tiempos en cada período [...] (MET, p. 36).

39
"El último apoyo rítmico del verso coincide invariablemente con el último acento prosódico. En la colocación del
primer apoyo influye la condición de las palabras con que el verso principia. [...] Puede empezar el verso con algún
vocablo de papel secundario, aunque prosódicamente acentuado, cuyo nivel se atenúa ante el mayor relieve del acento
siguiente. Así, en «No me mueve, mi Dios, para quererte», el primer tiempo marcado no lo recibe la primera sílaba, sino
la tercera [...]. En otros casos la acumulación sintáctica de partículas débiles al principio del verso da lugar a que el primer
apoyo se coloque sobre alguna de ellas. Lo recibe ordinariamente la que figura como segunda sílaba en «La que de su
dolor culpa tenía» [...]" (MET, p. 28).
40
En cuanto a la anacrusis, debe aclararse lo siguiente: "Las sílabas débiles anteriores al primer tiempo marcado se tratan
como anacrusis, del mismo modo que las notas «al aire» con que suele empezar la frase musical. Por virtud de la
colocación de tal primer tiempo, el verso puede llevar apoyo rítmico en la sílaba inicial, o en la segunda, tercera o cuarta,
y por la misma razón puede empezar sin anacrusis o llevar una, dos o tres sílabas en esta posición. No hay versos con
anacrusis de más de tres sílabas" (MET, pp. 28-29).
41
"La suma del último tiempo del verso con las sílabas débiles finales, con la pausa o transición más o menos breve entre
un verso y otro y con la anacrusis del verso siguiente constituyen el período de enlace, de duración equivalente a la del
período o cuerpo interior. El poema se desarrolla como una serie de períodos alternos interiores y de enlace sobre una base
aproximadamente uniforme de la medida del tiempo, determinada por la regular sucesión de los apoyos del acento. La
sensación del ritmo se mantiene en el verso libre mientras el efecto de esa regularidad no es oscurecido por la excesiva
desproporción de las medidas silábicas" (MET, p. 29).
31

A la luz de esos planteamientos, el esquema sugerido en (47) podría completarse ahora


como en (49), para un ejemplo binario prototípico; CLP es la cláusula del tiempo principal, y CLD
es la cláusula del tiempo débil.

(49) (σ ... σ)ANAC ((σAR σ)CLP (σ σ)CLD)PI ((σAR σ)CLP ǁ (verso 1)


(σ σ)CLD)PE ((σAR σ)CLP (σ σ)CLD)PI ((σAR σ)CLP ǁ (verso 2)
(σ σ)CLD)PE ... (verso 3...)
Fuente: Adaptado de MET (pp. 35-37).

En (49), cada período, sea PI o PE, se subdivide en dos cláusulas, sea la prominente o CLP
o la débil CLD; las CLP incluirían una σ que funciona como apoyo rítmico (AR). "[...] Siendo lo
común que el acento, fuerte o débil, afecte de manera principal a la primera sílaba de cada cláusula,
la forma de ésta corresponde generalmente a los tipos trocaico, óo, o dactílico, óoo [...]" (MET, pp.
36-37)42.
A la "Cantidad" se dedica el §5 (MET, pp. 37-38). Es crucial la observación de que: "[...]
Sílabas combinadas en cláusulas, cláusulas organizadas en períodos y períodos regularizados
proporcionalmente por los apoyos del acento constituyen los elementos esenciales del ritmo del
verso [...]" (MET, p. 38)43.
Una muestra de las mediciones realizadas por NT acerca de diferentes elementos queda
recogido en el cuadro 8; obsérvese la precisión alcanzada para determinar el papel de los diferentes
elementos métricos al servicio del ritmo versal.

Cuadro 8. En centisegundos (cs), duraciones "[..] del principio del romance del Besamanos del Cid"
(MET, p. 38).
anacrusis tiempo marcado tiempo débil tiempo marcado pausa
Ca bal ga Die go La í nez
sílabas 18 30 20 23 15 18 25 27 (20)
cláusulas 50 56 52
período 106

al buen rey be sar la ma no


sílabas 15 18 28 17 33 20 29 21 (50)
cláusulas 33 45 53 50
período 98
Fuente: Levemente adaptado de MET (1956 [1991, p. 38]).

Como puede apreciarse, las sílabas que sirven como AR (en negrita) aparecen al inicio de
los respectivos tiempos (o cláusulas) marcados, y esos tiempos marcados se sitúan al comienzo de
los períodos (compases); obsérvese la semejanza entre los 106 y los 98 cs de los PI y los 105 cs
(52+20+33) del PE que aparece en el pasaje del cuadro 8 (cf. MET, p. 38 para esto y para diversas
consideraciones adicionales).
La figura 9 muestra una ejecución actual, en Praat (Boersma y Weenink 1992-2018), del
mismo pasaje.

42
Véase también MET (p. 29).
43
Por otra parte, "[...] el metro que predomina por la frecuencia y extensión de su cultivo es el octosílabo, cuya medida
coincide precisamente con la de la unidad melódica o grupo fónico más corriente en la común elocución del idioma [...]"
(MET, p. 31).
32

AR AR AR AR
Anacrusis PI PE PI PE...

Figura 9. Ejecución actual del mismo pasaje del cuadro 8 [voz del autor].

La figura 9 muestra el oscilograma, el espectrograma con el F0, las sílabas (las que llevan **
funcionan como apoyo rítmico, AR), y las líneas siguientes muestran las mediciones de sílabas,
cláusulas y períodos; es importante advertir que en esta figura las medidas de duración están en ms
o milisegundos, no en cs. Las mediciones guardan muchas semejanzas con las presentes en el
cuadro 8, aunque ahora el período de enlace (1295 ms) haya sido más largo que los dos períodos
interiores (902 y 870 ms).
Es tentador preguntarse si es posible la proyección del modelo prosódico de MET a lengua
no literaria. El ítem (50) ofrece un par de ejemplos en ese sentido.

(50) a. (Vi) (vimos semanas) (lindas ǁ si bien) (siempre habla) (poco...


b. (Si alguien) (tiene hambre muy tem) (prano ǁ pues entonces que) (vaya por su pie al
restau) (rante ǁ que a su juicio le) (quede como sea más) (cerca...

En (50a) se ofrece un par de frases entonativas de tamaño octosílabo (separadas por ǁ), y en
(50b) tres frases entonativas de diversos tamaños. Si bien la posición de los apoyos rítmicos (los
núcleos y alguna posición privilegiada al inicio) tiene bastante sentido enunciativo y discursivo,
particularmente el período de enlace parece más difícil de justificar, pues incorporaría la cesura de
frase entonativa. Como sea, es esperable que también un análisis del verso con categorías
prosódicas modernas tenga que sufrir, de todos modos, algunas adaptaciones para generar cierta
convergencia entre la prosodia literaria y la común.

Conclusiones
Salta a la vista la gran riqueza de los dos grandes modelos prosódicos de Navarro Tomás, uno de
ellos más centrado en aspectos lingüísticos y otro en dimensiones literarias. Al examinar algunos de
sus principales textos, llama la atención la fuerte consistencia a lo largo del tiempo con respecto a
33

estos modelos; sin que eso impida que NT los enriquezca o matice, sus trabajos producen una
sensación bastante unitaria.
Las unidades más relevantes de estos modelos son, por un lado, la palabra léxica (que
correspondería a w), el grupo de intensidad (básicamente ω), el grupo fónico (a veces φ, a veces ι),
la rama tensiva y la rama distensiva (ι intermedia, ι final), la oración fonética (ν). Y, por otro lado,
la sílaba (nota), la cláusula (pie, tiempo), el período rítmico (compás), el verso (ritmo) y la estrofa
(danza, melodías litúrgicas). Queda para otro momento el estudio del grado en que ambas
perspectivas podrían llegar a integrarse.
Sin duda, una enorme necesidad es la de editar y estudiar en gran detalle la obra de Navarro
Tomás y su contexto intelectual y científico. Aunque seguramente no haya hispanista que no tenga
en su proceso formativo una o varias de sus obras, sus libros, con la excepción del Manual de
pronunciación española, son cada vez más difíciles de conseguir, y carecen de ediciones modernas
donde se comparen las versiones y se glose su pensamiento y sus métodos.
Si leemos a Navarro Tomás desde el presente, pensando especialmente en su trabajo sobre
prosodia superior o enunciativa, podría decirse que aunque hoy existen grandes avances técnicos, la
mayoría de sus observaciones son razonablemente precisas. Otro gran mérito es que extiende su
investigación a gran cantidad de campos, incluida la métrica literaria. No menos llamativo es la
enorme variedad de observaciones sobre la relación de la prosodia con la morfología y la sintaxis,
de modo que aborda muchas cuestiones importantes para conocer la estructura del fraseo.
Asimismo, realiza extraordinarias reflexiones sobre la relación entre la prosodia y los actos de habla
y, en general, sobre los diferentes contornos entonativos. Menos desarrollado está en NT, en
cambio, el estudio de los efectos producidos por la estructura informativa (quizá reconocibles hasta
cierto punto en algunas distinciones, de todos modos, como la existente entre prótasis y apódosis).
Pero quizá lo más llamativo en las aportaciones de Navarro Tomás a la enunciación prosódica
del español sea la precisión y coherencia general de la jerarquía prosódica que establece y practica.

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