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Se trata de un polémico negocio que Cristina y Macri no pudieron eliminar. La relación con
Lijo.
Presidencia
Uno de los capítulos más pesados del pedido de juicio político de Elisa Carrió a Ricardo
Lorenzetti es el relativo al poco conocido mundo de los seguros ambientales, un negocio
cartelizado que ofrece a las poquísimas manos que lo concentran unos 200 millones por
año, prácticamente a cambio de nada.
Carrió envió sólo un anticipo de esa denuncia específica, acaso porque se trata del tema
más denso, que no sólo vincula al presidente de la Corte Suprema con un espectacular
negociado, sino a actores de todo el sistema político.
La resolución de Picolotti venía con una trampa: para que la compañía de seguros pudiese
emitir pólizas, le requerían una doble aprobación: una de la Superintendencia de Seguros y
un contrato previo con las empresas remediadoras de residuos.
El seguro ambiental cuesta el 4% del supuesto riesgo, casi el cuádruple que cualquier otro
seguro de caución. Desde aquella resolución de 2008, las aseguradoras sólo tuvieron que
pagar una vez: fue tras el derrame de la Barrick Gold en Veladero, San Juan, el año pasado,
cuando el ministro Sergio Bergman, ejecutó la garantía de 50 millones por primera vez en
la historia del sistema.
El actor más fuerte en la industria del tratamiento de los residuos peligrosos es el Grupo
Mauro. Este grupo que lideran los hermanos Gustavo y Fernando Mauro, supo tener nexos
muy fuertes con el propio Macri. En 2002 el Grupo Macri se asoció con ellos para gestionar
varias empresas del rubro de los residuos, entre ellas la ex Manliba. Luego Macri se desligó
de los Mauro y con los años terminaron enfrentados.
El ex gobernador Daniel Scioli, recibió el respaldo del GRupo Mauro en la pasada campaña
presidencial.
El Grupo Mauro tiene una parte del Ceamse y son dueños de la planta de tratamiento de
residuos ARX Arcillex S.A. ubicada en José León Suárez. Por este negocio, tuvieron
fuertes cortocircuitos con el Grupo Roggio, también metido en el negocio del relleno
sanitario. Los Mauro, reconocidos como hábiles y audaces hasta por sus enemigos, lograron
doblegar al veterano constructor.
Cuando asumió la presidencia, Macri ordenó a Bergman, que les comunicara a las empresas
aseguradoras que se abriría el mercado. El rabino eligió el hotel Hilton para convocar a
todos los actores del sector y anunciar la nueva política: desde ese preciso instante su vida
se volvió bastante más complicada.
Sancor Seguros fue una de las firmas que aprovechó el cambio para poner una pata en el
negocio. Ya armó una empresa para entrar en el juego, aunque con cautela. El Grupo
Asegurador La Segunda, evalúa seguir sus pasos.
En el mercado, también señalan que detrás de toda esta guerra está agazapado la filial local
de AON, una aseguradora vinculada a Franco Macri que se quedó sin licitación con los
seguros de todos los trenes estatales por más de 300 millones, como reveló en exclusiva
LPO y ahora investiga la justicia federal. El broker Jorge González Gale, íntimo del padre
del presidente se metió en esa operación. La española Reale también quiere entrar en el
negocio.
El cambio no fue -ni es sencillo- y se cobró algunas víctimas. En el proceso, saltó por el
aire el titular de la Superintendecia de Seguros, Isaac Podjarny, echado por Luis Caputo en
enero de este año. Este funcionario incluso fue víctima de un ataque mafioso en un garage,
cuando lo molieron a palos, ante la sugestiva desaparición de su custodia.
Los vínculos con Lorenzetti y Lijo
Los Mauro son dueños de Testimonio, el jugador más importante de las aseguradoras
ambientales y la única empresa que emitía, hasta el inicio del mandato de Macri, las pólizas
de seguro ambiental bajo apercibimiento de clausura de Acumar, el organismo encargado
de sanear el Riachuelo, además de los organismos ambientales de la provincia de Buenos
Aires y de la Nación.
El juez federal Ariel Lijo.
En el sector calculan que Testimonio maneja un negocio de más de 200 millones de pesos
anuales. En el mercado de las empresas de tratamiento de residuos, adjudican a los Mauro
el poder de incidir sobre el otorgamiento o rechazo del Seguro Ambiental Obligatorio, una
llave -entre otras- clave para bloquear el ingreso de nuevos jugadores al negocio.
Y es ahí donde aparece el vínculo con Lorenzetti, que en 2014 hizo votar a la Corte en
favor de los Mauro: En diciembre de ese año la Corte Suprema revocó una medida cautelar
dictada por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal
que había suspendido la vigencia de las normas reglamentarias del seguro ambiental. El
proceso judicial se había iniciado luego de que Cristina intentara cortar el negociado con un
decreto en 2012.
Cristina se cansó de escuchar las quejas de la UIA por el sobrecosto que representa el
seguro tal como está planteado y eliminó por decreto la doble aprobación, para favorecer la
entrada de nuevos jugadores. Un amparo que rápidamente concedió el juez federal Ariel
Lijo bloqueó la decisión presidencial.
Lijo tiene llegada directa a la Secretaría de Juicios Ambientales de la Corte Suprema, que
conduce el ex funcionario kirchnerista Néstor Alfredo Cafferatta, que responde
directamente a Lorenzetti.
Este organismo de la Corte Suprema tiene incidencia directa en el control del fallido
proceso de saneamiento de la Cuenca Matanza Riachuelo que está en cabeza de la Acumar,
ahora presidida por la macrista Gladys González, que ya enfrenta rumores de renuncia -se
menciona al ex funcionario de Espacio Público, Jorge Zalabeite en su lugar-. En la
audiencia de fin del año pasado convocada por Lorenzetti, el presidente del máximo
tribunal tuvo que soportar que le reprocharan que durante el kirchnerismo se destinaron
5200 millones a estos trabajos, que desaparecieron sin mayores controles ni avances.
Fuente:http://www.lapoliticaonline.com/nota/104685-exclusivo-el-caso-de-los-seguros-
ambientales-la-bala-de-plata-de-carrio-contra-lorenzetti/