Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Introducción
Los britanos realizaron un tipo de guerra que a los romanos no les era
favorable, y por el contrario los desgastaba evitando la confrontación directa.
Cesar debió replegarse nuevamente a la Galia para volver a invadir Britania al año
siguiente pero en términos muy diferentes y con fuerzas muy superiores.
Había buscado una victoria rápida llevando a Britania a sus legiones sin una
aparente planificación adecuada y sin un conocimiento profundo de los habitantes
1
Cesar, Julio. La Guerra de las Galias. Edit Losada. 2003. Libro IV, Pag 125. Si bien la fecha es
aceptada por gran parte de los historiadores modernos, algunos difieren en cuanto al día de
ejecución de la misma.
2
Tácticas romanas de batalla. Artículo extraído de la página web: www.romans-in-britain.org.uk
1
de dicha isla, cuyas costumbres diferían enormemente de la de los romanos. El
ejército romano buscó imponerse en el campo de batalla, intentando causar el
mayor daño al otro a fin de ocasionarle una derrota decisiva que concluya
rápidamente con la campaña. Esto es así en toda guerra donde ambos oponentes
luchan con las mismas reglas de juego, pero los britanos luchaban por su
supervivencia. Esta incomprensión de la caracterización del ambiente en que sus
hombres deberían combatir, resultó en un grave fallo militar que por poco no
alcanzó ribetes muchos más dramáticos.
3
Insurgencia proviene del latín insur gere, que significa levantarse hacia dentro.
4
La Guerra de las Galias. Julio Cesar. Edit Losada. Edic 2004. Libro IV, Pag 125
2
formaban parte de la primera fuerza de asalto se aprestaban para desembarcar;
para ello utilizarían un puente especialmente preparado y adaptado en las naves
de transporte, que le permitiría a los legionarios descender de las mismas y estar
listos para entablar combate ni bien pisaran tierra firme.
5
Ibidem. Pag 139
6
Ibidem. Pag 140
7
Julio Cesar. Op Cit Pag 140. esta era la forma de combatir de los britános, siempre enviaban
delante a la caballería y a los carros de combates o essedari, que proviene de la palabra esseda,
un tipo de carro ligero que era tirado por una pareja de caballos y conducidos por dos hombres
“essedari”, de los cuales uno combatía y el otro conducía.
3
movimientos, en terreno conocido y preparado, arrojaban gran cantidad de
proyectiles sobre los romanos.8 Por esto, las tropas de desembarco, atemorizados
y sin experiencia alguna en este tipo de combate no actuaban con el mismo
entusiasmo con que lo hacían siempre.9
Cesar sin saberlo, había cometido un grave error al haber realizado una
maniobra tan larga para el desembarco. En primer lugar no había hecho preceder
su ataque con fuerzas que aseguraran la playa y en segundo lugar a la vista del
enemigo maniobró con sus fuerzas embarcadas dándole tiempo a éste que se
preparara para rechazar el desembarco. Sin saberlo y como harían otros
comandantes en otras guerras, había cedido la iniciativa al enemigo. La libertad de
acción ahora era de los britanos. Cuando Cesar advierte su error y ve al enemigo
desplegado, ordenó a las naves de guerra, cuya forma era inusitada para los
britanos y a la vez eran más maniobrables, fueran alejadas de las naves de carga
y que fueran impulsadas velozmente con los remos y se colocaran frente al ala
derecha del enemigo,10 y que desde las mismas comenzaran a arrojar proyectiles
contra este sector del ejército britano. El mismo estaba formado, aparentemente,
en una línea paralela a la costa con los carros y la caballería desplegada delante
de la infantería. Cesar, con esta acción, trataba de establecer desde las naves lo
que hoy se conoce como base de fuego, intentando aferrar al enemigo y permitir el
desembarco de las unidades de asalto. De esta forma, consigue obligar a los
britanos a quedar fuera del alcance de los proyectiles de los barcos, dando tiempo
y un mínimo de espacio a sus tropas para establecer una cabeza de playa. Sin
embargo, los legionarios de la Décima, que encabezaban el desembarco,
comenzaron a dudar por la profundidad de las aguas, pero siguiendo siempre el
relato de Cesar, el aquilifer de esta Legión, arengó a sus compañeros y saltó al
agua llevando el águila hacia el enemigo11(*). Entonces, el resto de los soldados lo
8
Ibidem. Pag 141
9
Ibidem. Pag 141
10
Ibidem. Pag 141.
11
Ibidem. Pag 141 El águila era la insignia de la legión y al hombre designado para llevarla se los
llamaba aquilifer. Según Cesar en su relato el aquilifero gritó a sus compañeros “¡Compañeros,
saltad a no ser que queráis que el águila sirva al enemigo! ¡Yo por lo menos habré cumplido con mi
deber por mí república y mí general!
4
siguieron y saltando de las naves comenzaron a marchar contra el enemigo. Una
vez que los vieron desde las naves cercanas, comenzaron a imitarlos
inmediatamente.12
De esta forma, Cesar, logró establecer una cabeza de playa, que permitió al
resto de la fuerza desembarcar y consolidar sus posiciones. El desembarco tuvo
lugar en la costa de Deal en una zona cerca de Bigberry, donde los britanos tenían
12
Ibidem. Pag 142
13
Ibidem. Pag 142. La fragilidad de la cabeza de playa es una deducción, puesto que Cesar no
reconoce tales momentos en la batalla.
14
Ibidem. Pag 142.
15
Ibidem. Pag 142.
16
En realidad, las naves que transportaban a la caballería, no habían podido mantener el rumbo y
no habían podido llegar a la isla. Julio Cesar, Op Cit. Libro IV pag 142.
5
una buena base fortificada. Posteriormente las tropas romanas comenzaron a
fortificarse en un típico campamento romano y como era costumbre de las
Legiones en combate. Los britanos, inteligentemente, decidieron ganar tiempo y a
la vez estudiaban al enemigo que había desembarcado. Para ello, enviaron
embajadores a Cesar para tratar la paz; prometieron que darían rehenes y harían
lo que se les ordenara. Entre estos embajadores estaba Comio, quien había sido
enviado antes a Britania.17 A éste, los britanos lo habían apresado y encadenado
cuando después de desembarcar intentaba transmitir los encargos de Cesar. Se
acordó una tregua donde Cesar exigió rehenes y comenzó a reunirse con los
caudillos de varias tribus que venían a rendirse al romano.
Ratificada así la paz, cuatro días después de la llegada a Britania, las dieciocho
naves que transportaban a la Caballería, unos 500 hombres, soltaron amarras del
puerto del norte con viento suave, pero antes de llegar a la costa, se levantó un
temporal que ninguna pudo mantener el curso, y unas eran llevadas al lugar de
donde habían venido y otras eran arrojadas peligrosamente a la parte sur de la
isla. Posteriormente, fueron forzadas a seguir hasta alta mar en una noche
desfavorable e intentaron llegar al continente.18 En la noche del 30 al 31 de
agosto, el temporal afectó a las naves de carga que estaban ancladas,
destruyendo gran parte de la flota. Esto fue un gran golpe para los soldados que
estaban acampados en la costa, ya que las naves destruidas eran las mismas que
debían llevarlos de regreso. En efecto, no había otras naves con las cuales
transportarse de regreso y faltaba todo lo necesario para reparar las naves, y
como a todos les había resultado evidente que era mejor pasar el invierno en las
Galias, no se habían aprovisionado como corresponde para una campaña
invernal.19
Al enterarse de las falencias logísticas, los jefes britanos vieron que a los
romanos les faltaba caballería, naves y trigo, infirieron que el número de soldados
17
Ibidem. Pag 143.
18
Ibidem. Pag 143. Lo sucedido a las naves, da una idea de lo improvisada que fue esta campaña,
donde desde el apresto de los hombres y material, hasta los conocimientos previos de la zona,
fueron hechos prácticamente a la ligera.
19
Ibidem. Pag 144.
6
era exiguo, teniendo en cuenta el tamaño del campo atrincherado de los romanos
y consideraron que los mejor era realizar una rebelión, cortar el suministro de trigo
y los aprovisionamientos y alargar la acción hasta el invierno, porque confiaban en
que, superados los romanos o privados de la posibilidad de regreso, ya nadie
cruzaría después a Britania para hacer la guerra.20 Habían observado bien, y
obrado en consecuencia. Cedieron terreno en un principio al enemigo, pero ahora
era tiempo de recuperar la iniciativa, reunieron a sus tropas y se prepararon para
luchar una vez más.
Trinovantes
Catuvellauno
Atrebates
Desembarco
de las fuerzas
de Cesar
20
Ibidem. Pag 144.
7
Cesar, que si bien no conocía los planes de los britanos, debió suponerlos
como viejo soldado experimentado que era, tomó una serie de medidas para evitar
el aniquilamiento de sus fuerzas. Con la madera de las naves destruidas, reparó
otras y así logró recuperar gran parte de la flota, con doce naves perdidas, pudo
hacer que el resto estuviera en condiciones de navegar.21 Mientras realizaba
reparaciones a las naves, la Décima Legión permanecía en el campamento y la
Séptima había sido enviada a buscar trigo, y sin que hubiera surgido sospecha de
guerra, cuando una parte de los hombres todavía estaba en los campos y la otra
iba y venía del campamento, los que estaban de guardia ante las puertas de éste,
dieron la novedad a Cesar que se veía una polvareda mayor de los acostumbrada,
en la zona hacia donde había marchado la Legión. Cesar se dio cuenta de lo que
sucedía, e inmediatamente hizo avanzar con él a las cuatro Cohortes
estacionadas en las puertas del campamento, ordenó que otras dos se
estacionaran en las mismas y el resto de las tropas se equipara y lo siguiera en
seguida.22
Después de alejarse un poco del campamento, advierte que los suyos son
hostigados por los enemigos y a duras penas resisten y que, como la Legión
estaba en formación cerrada, le caían proyectiles de todas partes. Pues, como de
todo el trigo de esa zona sólo quedaba una parte sin cortar, los britanos calcularon
que la fuerza romana iría hacia allí, y durante la noche se escondieron en los
bosques cercanos. Así, atacaron a la Séptima Legión, donde numerosos hombres
habían dejado las armas y estaban alejados unos de otros ocupados en la
recolección; tras matar a varios, hostigaban a los demás, en formación cerrada, y
al mismo tiempo los rodeaban con la caballería y los carros de combate.23
“La manera de combatir desde los carros es la siguiente: rodean a una fuerza
de un lado a otro y arrojan proyectiles; la mayoría de las veces sólo con el miedo
que dan sus caballos y el estrépito de las ruedas ya desorganizan las líneas
enemigas; después de penetrar entre los escuadrones de caballería, saltan de los
21
Ibidem. Pag 145.
22
Ibidem. Pag 145.
23
Ibidem. Pag 145.
8
carros y combaten a pie. Entretanto, los aurigas se alejan un poco del combate y
colocan los carros de tal modo que, si aquellos son sobrepasados por el enemigo,
tienen una retirada libre hacia propias posiciones. De esta forma tienen una
caballería móvil y una infantería firme, y con práctica cotidiana y ejercitación logran
en un terreno con declive, incluso pronunciado, mantener el control sobre sus
caballos a todo galope, aplacarlos por unos momentos y hacerlos cambiar de
dirección, logran correr sobre el timón, mantenerse en pie sobre el yugo y después
volver en un instante al carro”24.
Julio Cesar. Estatua de Cesar realizada por Nicolás Coustou. Siglo XVII. Museo
del Louvre París.
24
Ibidem. Pag 146.
9
combate nuevamente. Los britanos viendo que las Legiones formaban, se retiraron
del campo hacia los bosques. Cesar condujo a sus tropas al campamento.25
Pasaron varios días durante los cuales las tormentas retuvieron a los romanos
dentro del campo atrincherado e impidieron al enemigo a presentar batalla.26
Entretanto la rebelión comenzó a extenderse por toda la isla, varias tribus se
unieron para combatir a los romanos y expulsarlos de sus tierras. Cesar dispuso a
sus tropas a la batalla, ya que el campamento era constantemente asediado por
los britanos, formó las legiones delante de éste y lanzó una operación punitiva
sobre las aldeas enemigas. En una típica operación de búsqueda y destrucción,
incendiando las granjas y campos de los britanos, arrasó con gran parte del
territorio. Pero el enemigo le negaba la batalla y solo se dedicaba a hostigar a las
pequeñas partidas de suministro, por lo tanto Cesar dio por concluida la operación
y se replegó al campamento. Siguiendo la narración de Cesar en sus
Comentarios de la Guerra de la Galia, dice que los britanos le ofrecieron la paz y
pagar una indemnización de guerra. Esto es poco probable, ya que el ejército
britano no estaba derrotado, es más, estaba intacto, y la situación de los romanos
era mucho más complicada de lo que Cesar hace parecer. Posteriormente, las
legiones abandonaron el campamento y en orden comenzaron a embarcarse
rumbo a la Galia. Días después la operación se dio por concluida y el ejército de
Cesar regresó al territorio de los morinos de donde había partido.
25
Ibidem. Pag 146.
26
Ibidem. Pag 147.
10
logísticos de la expedición y la falta de previsión de Cesar, hacen pensar en una
subestimación del enemigo, donde la confianza en la mejor preparación y
equipamiento hacían inclinar la balanza de parte de los romanos.
11
y los britanos, pero en el mejor caso y a pesar de ser un fracaso, fue un gran golpe
psicológico positivo en la carrera política de Cesar, pues la reputación generada
en la campaña no hizo más que cosecharle réditos políticos.27
En el año 54 a.C cesar regresó, esta vez y de acuerdo a las fuerzas que
movilizó, lo hacía en una campaña mucho mejor preparada y con objetivos
militares más concretos, posiblemente para establecer bases militares y crear una
nueva provincia. Para ello preparó una fuerza de invasión consistente en cinco
legiones, unos 20.000 hombres, y una fuerza de 2000 jinetes, esta última una
fuerza apreciada especialmente para perseguir a los britanos que rehuían el
combate.
Las fuerzas de invasión lograron conformar cabezas de playa, esta vez sin
oposición, probablemente en la costa oriental de Kent cerca de Sandwich.
Inmediatamente se dirigieron a la aldea fortaleza de Bigbury que estaba ocupada
por una de las tribus de la zona, los cantíacos, a quienes derrotaron con facilidad
y aniquilaron. Pero el problema se presentaría cuando las fuerzas romanas
intentaran dominar la región al norte del Támesis que estaba ocupada por los
Catuvellaunos, cuyo líder Casivelauno demostró ser uno de los principales
opositores de Cesar.
Los romanos contaban para poder combatir a los catuvellaunos con aliados
locales que se habían sometido a Roma por conveniencia y fueron estos quienes
guiaron a las fuerzas romanas en una movimiento de pinzas sobre el territorio de
los trinonvantes, al noreste del Támesis.28 Sin embargo, los ataques constantes
sobre la retaguardia romana en su base de Kent, obró como una maniobra de
acción indirecta y obligó a los romanos a una rápida retirada.
27
Suetonio da otro motivo distinto de porqué Cesar decide invadir Bretaña y es que según éste,
había llegado a oídos de Cesar que en la isla había grandes cantidades de perlas y que era factible
hacerse con grandes cargamentos con mínimos problemas. Suetonio. Vida de los Doce Cesares.
Editorial Gredos. 2010. Pag 64
28
Cesar. Op Cit. Pag 157
12
Esta segunda campaña, y de la misma manera que la primera, terminó en una
situación por demás engorrosa para Cesar y con un nuevo fracaso, hablando en
términos militares, no así políticos. Algunos historiadores no están de acuerdo con
esta postura y se definen por una salida más elegante de Cesar, considerando
que el mismo tenía otros planes en mente como la conquista de la Galia y que en
realidad nunca tuvo planificado conquistar Britania. No hay registros documentales
de que esto sea así, cómo tampoco hay registros de que haya planificado una
invasión para la conquista efectiva de la isla, solo podemos hacer conclusiones
aproximadas a lo que creemos pueda haber sucedido.
Trinovantes
Catuvellauno
Río Támesis
Atrebates
13
posteriores, pues aún continuaba siendo una isla plagada de misterios y habitada
por personajes de los que se conocía muy poco. Si de algo sirvieron las
operaciones de Cesar en el aspecto militar, fue sin dudas la información que éste
recopiló sobre los ejércitos tribales britanos, y especialmente sobre sus
procedimientos tácticos que tanto habían costado a los romanos.
Habrá que esperar casi un siglo después a que los romanos inicien una
campaña de conquista en Britania. En ese período se habían estrechado lazos
comerciales con algunas tribus britanas a quienes les convenía más comerciar con
Roma que enfrentarse a ella militarmente, especialmente cuando no había
razones para hacerlo. Varios señores de la guerra locales de tribus que ocupaban
territorios específicamente al sur y noroeste del Támesis, se habían convertido en
aliados de los romanos y luchaban contra los catuvellaunos, que habían
emprendido una serie de guerras tribales y conquistado y ampliado su área de
influencia haciéndose cada vez más poderosos.
Los britanos no podían oponerse a los romanos en campo abierto, ello hubiera
sido un suicidio, por lo tanto sólo le quedaban dos opciones: o los contenían en
sus fortalezas, aldeas fortificadas o puntos fuertes, o se desplegaban en pequeñas
unidades guerrilleras para hostigar y desgastar al invasor. La mayor esperanza en
la estrategia britana estaba en aprovechar la geografía como un elemento
determinante de las operaciones militares, pues el desconocimiento del terreno
por parte del enemigo y sus tácticas de combate en orden cerrado en campo
abierto, eran un impedimento para el compartimentado terreno montañoso y de
bosques, con ríos, arroyos y pantanos que hacían difícil el tránsito de las tropas.
La línea que discurría a lo largo del Támesis estaba cubierta por varios
pantanos, y al no conocer los pasos de vadeo la situación se había complicado,
especialmente porque las fuerzas britanas ocupaban la orilla opuesta.
Nuevamente se utilizó a la caballería auxiliar gala para que ingresara a los
pantanos y encontrara puntos de cruce aptos para la infantería, la que lograría
cruzar por distintos puntos. Los britanos ofrecieron una gran resistencia, pero uno
de sus líderes Tugodumno cayó en los combates y tal como sucede en
sociedades tribales cuyo mando está supeditado a las acciones del jefe de la
partida de guerra, obligó a las fuerzas britanas a dispersarse dejando espacio a
los romanos para que incursionaran hacia el norte del Támesis.
Dos objetivos se le presentaban a Plaucio a la vista una vez que había logrado
romper el frente del Támesis: por un lado la fortaleza y capital de los
catuvellaunos, la que fue asaltada y destruida y más tarde bautizada por los
romanos como Verulamium; por otro lado la capital del reino de los trinonvantes,
que también fue conquistada y rebautizada como Colonia. Pocos guerreros
huyeron a las montañas y quedaron asimilados a otras tribus, pero los líderes de
los catuvellaunos y los trinonvantes decidieron someterse a Roma, tal como lo
habían hecho otros antes que ellos.
Si bien las tribus más guerreras habían terminado pactando con los romanos,
muchos grupos de las mismas se habían retirado a las montañas, bosques y
pantanos y desde allí iniciaron una nueva guerra de guerrillas que duraría una
década, llevando al emperador Nerón a desistir e incluso pensar en abandonar las
posesiones que Roma tenía en Britania.
29
Los romanos bajo el mando de Escapula iniciaron una serie de acciones que podemos comparar
con las actuales operaciones de búsqueda y destrucción, donde obligó a varias tribus a
desarmarse, pero por sobre todas las cosas los romanos actuaron con mucha violencia sobre
tribus que no eran hostiles a ellos, sembrando la semilla de próximas rebeliones. Carataco se
enfrentó a una fuerza militar romana de cerca de 10.000 hombres en el 50 d.C en Snowdonia. Es
improbable que haya logrado conformar una fuerza parecida a la de los romanos, probablemente la
mitad de esas fuerzas. Escapula tenía con él a las legiones XIVta y XXma más cohortes auxiliares
y una pequeña fuerza de caballería. Para poder contrarrestarlos, Carataco decidió utilizar el terreno
pantanoso y boscoso a fin de restringir los movimientos y la maniobrabilidad de las legiones. Ubicó
a sus fuerzas en una orilla alta sobre un rio caudaloso pero vadeable, los romanos formaron en
testudo y avanzaron protegiéndose de los proyectiles, en tanto eran cubiertos por el fuego de
armas arrojadizas de las cohortes auxiliares. De esta manera se selló el desarrollo de la batalla
donde los guerreros britanos fueron casi exterminados.
19
The Wash
Gales
Territorio
Río Támesis controlado por
los romanos
en el 45 d.C.
Southampton
Para el año 60 d.C. estalló la peor revuelta hasta ese momento en la isla. La
reina Boudica levantó a las tribus britanas en una nueva insurgencia para expulsar
a los romanos de su territorio.
La rebelión de Boudica
Las tribus de los icenios eran aliadas de Roma y ocupaban territorios al norte
de los catuvellaunos y de los trinonvantes, no habían sido una amenaza para
los romanos hasta ese momento y es probable, incluso, que hayan sido una de las
primeras tribus en aliarse a estos. Si bien hubo en ese año una rebelión de
20
caciques menores y que fue sofocada violentamente por fuerzas auxiliares
romanas, la mayoría del tiempo los icenios se mantuvieron tranquilos. Sin
embargo los acontecimientos darían un giro inesperado.
Uno de los principales líderes icenios era Prasutago que al morir en el 60 d.C.
dejó el reino a cargo de sus dos hijas que fueron nombradas, tal vez en un acto de
sumisión, y junto a todos sus bienes con el emperador Nerón. Acto que tal vez
pensaba lo podría dejar afuera de los interese romanos y de esa manera mantener
a su pueblo alejado de los problemas. No fue así, ya que los romanos incautaron
los bienes de Prasutargo y a partir de allí comenzó una serie de eventos
relacionados con los excesos de los funcionarios romanos que derivaron en
hechos de violencia, tal como llegar a azotar públicamente a la esposa del
fallecido rey, Boudica, y la violación sistemática de sus hijas cuando la reina se
negó a entregar los bienes. La rebelión estalló.
Cayo Suetonio Paulino era el legado imperial en Britania, que en ese momento
se encontraba en la otra parte de la isla, precisamente en la isla de Mona,
sofocando una rebelión.30 Varias tribus se plegaron a la insurrección, entre ellos
los trinonvantes. Estos al haber sido derrotados por los romanos en las
campañas anteriores, guardaban un alto rencor y por sobre todo debían compartir
parte de su territorio con ex-legionarios que recibieron tierras como parte de pago
por sus servicios. Más que una usurpación, los mismos eran una muestra
constante de la consecuencia de la derrota. Otro de los problemas que sumó
causas a la rebelión eran los altos impuestos que las tribus debían pagar para
mantener la paz, los que sumados a la codicia de los legisladores romanos se
hacían muy pesados de contener.
30
Cuando Paulino llegó se encontró con una situación bastante candente y con rebeliones
constantes, por lo tanto decidió tomar medidas militares que podríamos llamar de
contrainsurgencia. Optó por atacar a quienes eran los que incitaban a la rebelión y para ello
descubrió que la religión era un elemento clave de las mismas. Por eso decidió atacar la Isla de
Mona ubicada al noroeste y que era la base de la religión druídica. Poco se sabe de los druidas,
pero sabemos que sus sacerdotes itinerantes hicieron mucho para fomentar la oposición a Roma.
Para esta campaña Paulino llevó a gran parte de sus fuerzas al norte de Gales desprotegiendo las
regiones pacificadas.
21
Además de todos los factores nombrados, debemos sumar, tal vez, el más
importante de todos: el de los señores de la guerra que habían visto su poder
socavado por los reyes y caciques más importantes. Esta era la oportunidad que
se les presentaba para recuperar su lugar en la escala de poder de la tribu.
31
Algo similar sucedería en las guerras indias de las planicies en EEUU y en nuestro país, donde
al apoyo de indios aliados fue fundamental para poder derrotar a las tribus hostiles.
22
La reina Boudica reunió a sus fuerzas y otras de tribus que se unieron a la
insurrección y rápidamente se dirigieron sobre Colchester que apenas estaba
defendida por una fuerza menor a una cohorte. A pesar de la resistencia fueron
totalmente masacrados junto a toda la población civil romana. El plan de Boudica
era atacar los principales centro romanos, que para ese entonces eran Colchester
y Verolamium. Ambos estaban desprotegidos ya que la mayoría de las fuerzas
romanas habían marchado con Suetonio Paulino a la campaña de la Isla de Mona,
haciendo que esta situación fuese totalmente favorable a Boudica. Los centros
como Colchester y Verolamium también tenían una cierta connotación simbólica,
pues no solo eran habitados por ciudadanos romanos, sino que estos eran
también los que confiscaban bienes a los britanos y recaudaban impuestos.
Una vez que arrasó con Colchester, la fuerza rebelde se dirigió hacia el lugar
más representativo del poder de Roma en la Isla: Londinum (hoy el actual
Londres). La que fue reducida a cenizas y su población siguió la misma suerte que
la anterior ciudad. El siguiente paso fue la toma de Verolamium, que terminó de la
misma manera. Ante el cariz que tomaban los acontecimientos, Paulino ordenó
movilizar a la XVta Legión y a la IIda, pero esta última no se movió ya que su
comandante no se atrevió a enfrentarse a los rebeldes que lo superaban
numéricamente. Debieron esperar a Paulino para marchar a combatir a Boudica.
Éste decidió marchar directamente a Londinum al frente de su ejército que
contaba con una fuerza no menor a los 12.000 hombres.
Mientras las fuerzas romanas avanzaban hacia el sur, los britanos lo hacían
hacia el norte buscando un probable encuentro con aquellos. Ambos ejércitos se
encontraron en Mancetter, cerca de la actual Coventry. Según las fuentes antiguas
los britanos superaban los 200.000 hombres algo que es sin duda una
exageración, ya que en entre ellos se cuentan a todos los pobladores que
acompañaban a los guerreros, entre ellos mujeres, ancianos y niños.
Probablemente el número de guerreros esa tarde no superara los 20.000 o
30.000.
23
Paulino formó a sus tropas en la formación habitual romana con las legiones en
el centro, la infantería auxiliar a cada lado y las alae de caballería en cada ala del
dispositivo. También se ubicó al pie de un monte y con bosques a los costados
para que su posición no fuera rodeada fácilmente. Por su lado, Boudica, adoptó un
dispositivo similar con la infantería tribal ocupando el centro del mismo, la poca
caballería en las alas y una gran línea de carromatos con la mayoría de la logística
en la retaguardia.
Paulino
Auxiliares Auxiliares
Caballería I I I Caballería
Legionarios
Línea de carromatos
Las fuerzas britanas cuyo componente principal eran los icenios, no habían
enfrentado al ejército romano en batalla aún y no habían visto desplegado todo su
poderío. La disciplina, el equipamiento y entrenamiento de una fuerza profesional
como con la que contaba Paulino, era muy difícil de vencer en campo abierto. Y si
bien eran superados a una proporción de 2 o 3 a 1, los romanos contaban con una
gran ventaja en potencia de choque y maniobra, además de contar con una muy
eficiente cadena de mandos y organización para el combate, algo que las tribus
rebeldes no podían equiparar de ninguna manera. Es más, el armamento de
24
muchos britanos estaba compuesto por elementos de labranza que no podían
significar una gran amenaza para los acorazados legionarios.
25
Fue Julio Agrícola quien completó la conquista, un comandante experimentado
y que había combatido a Boudica en la anterior rebelión. Se hizo cargo en el año
78 d.C y se propuso terminar con las insurrecciones britanas. Sus campañas
fueron poco ortodoxas y llama la atención lo innovadora que fueron, ya que
utilizarían una combinación de fuerzas de elite, tropas de choque y fuerzas
anfibias embarcadas en una forma muy moderna de hacer la guerra. Para el 79
había completado la conquista de Anglesey e iniciaba la nueva campaña en
Escocia.
26
que se podían transportar. Cuando hablamos de tropas de elite, normalmente
podemos hablar de una vexillatio organizada para alguna misión particular o bien
se trataría de tropas auxiliares, como la caballería gala por ejemplo, que podían
llevar a cabo ciertas operaciones en base a sus destrezas particulares.
27
piedra sólida y no sólo era netamente defensivo, como lo era mucho más
limitativo. Del otro lado del muro se encontraban las aguerridas tribus de los
pictos que no se someterían a Roma si no era mediante una larga y desgastante
guerra.
Conclusiones
Julio Cesar, intentó conquistar Britania y para ello formó un gran ejército y una
flota capaz de transportarlo a través del canal. Los romanos poseían una
organización de combate tan eficiente que los hacía prácticamente invencibles en
el campo de batalla, es por eso que Cesar buscó derrotar al ejército confederado
britano en una batalla decisiva con el objetivo de obligarlo posteriormente a
aceptar las condiciones que éste les impondría. Pero los britanos, si bien en un
primer momento intentaron enfrentarse a los romanos tratando de evitar que
desembarcaran, decidieron evitar una confrontación directa y se replegaron hacia
el interior del territorio negando a Cesar la posibilidad de que emplee contra ellos
toda la capacidad de combate en un encuentro.
Las tribus britanas eran fuertes en las montañas, sabían que los romanos no
conocían el territorio y que si osaban adentrarse en el mismo su situación logística
se complicaría. Es por ello que la actitud adoptada por los isleños de conducir una
guerra de guerrillas evitando encontrarse con el enemigo en campo abierto y
28
llevándolo a las montañas donde mediante emboscadas, golpes de mano y
devastando la zona para evitar que se aprovisione, fue acertada aunque la guerra
se extendiera más de los previsto. Si bien las fuentes de primera mano no son
claras con respecto al desarrollo final de la campaña (Julio Cesar, La guerra de las
Galias)32, es posible deducir que la poca importancia que éste da a la campaña
hace pensar en que la misma no fue muy favorable.
32
Julio Cesar “La Guerra de las Galias”. Editorial Losada. Edición 2004
29
romanos por miedo a sus represalias; por el otro, obligaba a otras a resistir
militarmente.
La única forma que tenían los britanos de vencer, era mediante una guerra de
insurgencia con procedimientos de guerrilla. Una bien planificada guerra de
insurgencia tenía posibilidades de vencer a la larga, tal como ha sucedido, y
sucede, a lo largo de la historia. Pero dependía de varios factores, y uno de los
más importantes era el relacionado con los intereses intratribales donde los
señores de la guerra que habían perdido poder se aprovechaban de las
circunstancias para aliarse a los romanos y recuperarlo. La poca o casi inexistente
unión entre las tribus, o rivalidades propias de estas sociedades, hacían muy poco
probable que se conformara una fuerza militar contundente como para poder
contrarrestar el poder militar romano.
30
En Britania no hubo una batalla que aniquilara a las legiones, por el contrario,
los pueblos autóctonos son los que más sufrieron el embate de la guerra. Pero la
conquista completa no se produjo. A pesar de grandes derrotas como la de
Boudica en Waitling Street o de Cálgaco en Monte Graupio por Agrícola, la
resistencia britana nunca cejó y la llama de la insurrección siempre estuvo altiva,
lista para inflamarse en cualquier momento. Y cuando no se tiene control de la
situación, cuando la misma debe ser mantenida a fuerza de operaciones militares,
la guerra que debería haber dejado paso a la diplomacia no cumplió con su rol y
por lo tanto las campañas militares fallaron. Por eso decimos que es una guerra
fallida, pues el ambiente insurreccional nunca fue controlado en su totalidad, e
incluso el limes debió ser marcado con una estructura defensiva.
Son nuestras disensiones y desacuerdos los que les dan ventajas, los
defectos de sus enemigos los que sirven a la gloria de su ejército; esta
amalgama de pueblos, unidos ante los éxitos se disocian ante los reveses; a
no ser que, por casualidad, los galos, los germanos y muchos de los
bretones, que pueden prestar su sangre a la tiranía del extranjero, mientras
fueron mucho tiempo sus enemigos más que sus esclavos. Temor y terror
son débiles lazos para la amistad... Todo lo que me anima para vencer está
de vuestra parte; los romanos no tienen esposas para quemarlas, ningún
pariente que les reproche la huida; muchos no tienen patria, o son de otra
patria que no es Roma. Poco numerosos, desorientados, no ven a su
alrededor más que objetos desconocidos: este cielo, este mar y estos
bosques, nos han sido entregados por los dioses, y nos encarcelan y
encadenan... Entre las filas enemigas encontraremos apoyos para nuestra
causa; los bretones reconocerán su causa propia; los galos se acordarán de
su independencia pasada; los mismos que cuando poco los usupios dejaron
31
a los romanos, todos los otros germanos los abandonaron. Y después de
esto, nada más que añadir: fortines evacuados, colonias de viejos,
municipios debilitados y desunidos; de un lado la obediencia forzada: del
otro, la autoridad injusta.33
33
Tácito. Vida de Agrícola. Ed Gredos. 2011. Pag 32.
32
Bibliografía
COWAN, Ross. “Roman Battle Tactics. 109 BC-AD 313”. Editorial Osprey. 2007
FULLER, J.E.C. “Batallas Decisivas del Mundo Occidental” Tomos I. Editorial Luis
de Caralt. 1961.
33
LOMAZOFF, Amanda. “The Atlas of Military History”. Editorial Thunder Bay Press.
2012.
www.romans-in-britain.org.uk
34