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Pero, ¿qué sucede con Israel? Que se reúnen para celebrar la fiesta de Pascua, muy hermosa,
todos cantan que Dios es amor, que Dios destruyó al caballo y al caballero, que Dios es grande.
Pero mañana, cuando te enojas con tu mujer, te olvidas de todo y no asumes esta Palabra.
Dios los saca de Egipto, abre el mar, les da el maná... Pero mira, ahora hay otro acontecimiento
de muerte en nuestra vida y ya no confías en nada. Recibes una carta o te hacen un mal y una
vez más caes en crisis: de nuevo dudas absolutamente de Dios.
¿Quién es capaz de asumir esta Palabra? ¿QUIEN CUMPLE REALMENTE ESTA PALABRA Y SE
ABANDONA EN DIOS EN TODOS LOS ACONTECIMIENTO DE MUERTE SIN REBELARSE?
ESTA PALABRA LA HA CUMPLIDO JESUCRISTO. ÉL HA SIDO EL ÚNICO QUE HA ACEPTADO
ESTA PALABRA. EN ÉL EL SEDER PASCUAL, LA PASCUA, SE HA HECHO CARNE. Cuando a
Cristo se le presenta delante la cruz (que es un símbolo de la muerte) no duda de Dios. No dice:
esta cruz es la prueba de que Dios no me ama. Esta cruz que puede ser un cáncer, o cualquier
acontecimiento de muerte. CRISTO ANTE LA CRUZ NO SE REBELA. ÉL ES EL ÚNICO QUE HA
CUMPLIDO ESTA PALABRA PORQUE ÉL ES LA PALABRA DE DIOS HECHA CARNE.
Y la misma noche en que Israel está celebrando estos acontecimientos, Jesucristo está en la cruz
haciéndolo carne y realidad”.
¿La crucifixión en la noche del 14 de Nisán? ¡Menuda empanada mental!
“Porque Él, como Isaac, ha dicho: ¡átame! ¡Átame fuerte para que sea capaz de ofrecerme al
Padre! Pensad que fue atado tan fuertemente que lo clavaron en la cruz. Se comprometió con la
voluntad del Padre. Él que dijo: Mi alimento es hacer la voluntad de mi Padre.
EN ÉL SE HA CUMPLIDO ESTA PALABRA, PORQUE ISRAEL, COMO TÚ Y COMO YO, SIEMPRE
HA SIDO INFIEL A ESTA PALABRA. POR ESTO, YA QUE NADIE ES CAPAZ DE CUMPLIRLA DIOS
DA ESTA PALABRA CUMPLIDA GRATUITAMENTE EN JESUCRISTO.
Por esto los Evangelios presentan a Jesucristo como el verdadero Israel, porque en él se cumple
la Palabra de Dios, porque Él es la Palabra de Dios hecha carne.
Si tomamos el Evangelio de San Mateo, veremos que al principio presenta la genealogía de Jesús
para conectarlo a la estirpe de David. De la misma manera que Moisés, Jesús nace durante una
masacre de niños. En él se cumple todo el Éxodo: Jesús baja a Egipto para que se cumpliera la
Escritura que dice: de Egipto llamé a mi hijo.
Del mismo modo que Israel, después de la salida de Egipto, pasa por las aguas del mar, así Jesús
se dirige al Jordán para ser bautizado.
Después, como el pueblo de Israel, Jesús es tentado en el desierto. Israel permanece durante 40
años en el desierto, Jesús está 40 días. Y las tres tentaciones que tiene Jesús, son las mismas
que tuvo el pueblo de Israel, la tentación del pan, la tentación de los milagros y la tentación de
los ídolos”.
Ahora a la segunda la llaman tentación de la historia.
“Tal vez nunca hayáis entendido estas tres tentaciones de Jesús. Veámoslas ahora.
Alguno pensará: pero ¡mira qué tentaciones tan estúpidas! Yo tengo otras más serias. Bien, mira
una cosa: ¿qué quiere decir el Espíritu Santo, poniendo estas tentaciones a Jesús?”
¿Qué el Espíritu Santo pone tentaciones a Jesús? ¿Lucifer estaba de vacaciones?
“Quiere decir que Jesús, que se hizo hombre como tú y como yo, fue tentado con
las mismastentaciones que tiene todo hombre, con las mismas tentaciones que tuvo el pueblo
de Israel. Tanto nosotros como Israel ante estas tentaciones hemos caído y hemos blasfemado
de Dios, rindiendo culto al maligno. Jesús asume estas tentaciones y sale victorioso. Él solo.
La primera tentación: el dinero. Le dice el demonio: ¿por qué te estás muriendo de hambre? ¿No
eres tú el hijo de Dios? Bien, di a estas piedras que se conviertan en pan. Jesús responde: no
sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. ¿Cuál es la primera
tentación que tú tienes en la vida? Asegurarte el pan antes de nada. Y le dices a tu hijo: hijo mío,
estudia y asegúrate el porvenir, que es lo que importa; lo primero comer y tener dinero; vivir. Y
por el dinero somos capaces de deshacernos de alguno. No tenemos tiempo para nada más.
Segunda tentación: pedir milagros, no aceptar tu realidad. Dice el demonio: ¿por qué no te tiras
desde el pináculo del templo? ¿Cómo te van a hacer caso si eres el hijo de un carpintero y llevas
una vida gris? Nadie te hará caso. ¿Por qué no haces algo espectacular? Ve al templo cuando el
atrio esté lleno: te tiras abajo y lo ángeles te recogerán; entonces todo el mundo boquiabierto
dirá: el Mesías ha llegado. ¿Por qué aceptar esta vida tan oscura de sudor en medio de los
hombres, en el trabajo? Todos se reirán de ti. Esta tentación la tenemos nosotros en nuestra
carne: la del éxito, la de ser la estrella, la de ser San Francisco de Asís y Napoleón a la vez, o
Sofía Loren y Santa Teresa. Esta tentación la tenemos todos los hombres: triunfar, no aceptar
nuestra realidad existencial: la realidad que tienes ahora: esta mujer tan fea y malhumorada que
te ha tocado o este marido borrachín y grosero; o esa hija que llega tarde por la noche o este hijo
que ha salido amanerado. La realidad existencial que te ha dado Dios: que no eres muy
inteligente para estudiar y tienes que trabajar, que tienes ese defecto físico. Israel tenía estas
tentaciones. Tuvo la tentación de asegurarse el pan: tuvo el maná y luego quiso más: la carne.
Se acordaban del ajo y de la cebolla porque el pan del desierto no lo veían muy seguro. Y también
tenían esta tentación, no aceptaban caminar por donde ellos no entendían; no querían caminar
por el desierto, porque en el desierto no hay vida; querían caminar por donde ellos entendían;
no aceptaban la realidad que Dios les daba y pedían milagros: el agua ahora, en este momento.
La misma tentación que tenemos nosotros: dominarlo todo, saberlo todo: queremos el agua ahora
mismo, no mañana. Y pedimos milagros a Dios: ¿Cómo es que Dios es bueno y a mí me faltan
cosas tan necesarias? ¿Cómo que Dios dispone sobre mí sin consultarme? ¿Cómo puedo tener
una hija con leucemia? ¡Pero esto qué es! ¡Yo no vuelvo a ir a Misa! ¡Nunca más! Nadie te ha
explicado el por qué de tu realidad. Todo te es explicado literalmente. ¿Cómo sería que haya
alguien por encima de ti? No, de ninguna manera. ¡Por encima de todo estoy yo! Esto está
presente en el subconsciente de cada hombre.
Tercera tentación: los ídolos. ¿Tú qué es lo que quieres? ¿Quieres éxito, prestigio, dinero, ser una
estrella, dominar? ¡Mira, déjate de estupideces! Todo esto te lo daré si postrándote me adoras.
En el fondo, ¿qué es lo que queremos? queréis triunfar, ¿no? Bien, mira: si Dios no resuelve las
cosas, la psicología las resuelve, la ciencia las resuelve, los ídolos las resuelven: cualquier cosa.
¿Qué sucede en América: la gente va a Misa, pero si Dios o Santa Rita o Santa Bárbara o la
Santísima Virgen no cura a su hija, ¿sabes a dónde van? Bien, aquí en el pueblo vecino hay un
curandero que hace brujerías estupendas, dicen que hace maravillas.
Lo que importa es que se cure la hija, todo lo demás son fábulas.
Israel piensa lo mismo: Moisés sube al monte durante 40 días, y ellos, en cuanto se va el guía,
¿sabes lo que hacen? Un becerro de oro. Porque el toro es un símbolo de la fecundidad, porque
todos los pueblos tienen sus imágenes y las llevan en procesión y todo el mundo canta y es
estupendo”.
¿Fecundidad un toro? Será en Kikónides, donde las procesiones están prohibidas, salvo la del
domingo de Ramos, pero a cambio sacan la cruz y el atril por las plazas y todos bailotean y es un
espectáculo patético.
“Pero espera un poco, que problema: nosotros no tenemos imágenes. Me gustaría pasar la mano
sobre una imagen. Pero este Dios no quiere que hagamos imágenes. Mira qué cosa tan extraña.
Y entonces construyen un ídolo y le dicen: tú eres nuestro Dios, tú nos has sacado de Egipto. Al
otro Dios nadie lo ha visto.