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Democracia participativa
Repensar la democracia como radicalización de la política
RAMÓN MÁIZ *
La République est une forme qui entrame le fond. camiento transversal a ambos retornan-
Gambetta do argumentos insuficiente o reductiva-
A democracia conceito pode até ser vítima mente desarrollados.
da falta da democracia conduta. A los efectos de la argumentación que
Merquior sigue podemos sintetizar las divergencias
básicas entre liberalismo y republica-
nismo, tal y como se vienen postulando
MÁS ALLÁ DE LA hasta la fecha, en seis discrepancias bá-
ANTÍTESIS LIBERALISMO- sicas. Veámoslas sucintamente, asumiendo
REPUBLICANISMO desde un principio lo que ello comporta de
artificial simplificación y reduccionismo
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LA ACCIÓN POLÍTICA
COMO PROCESO DE
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individual o colectivo, y este sujeto ac- ciencia”) como exteriorización del res-
túa políticamente de modo instrumental, pectivo interés de clase. De esta suerte,
en orden a maximizar aquellos intereses lo que en este modelo se obvia, es el pro-
previos que determinan inexorablemen- blema de la elección, toda vez que la
te el curso de su acción. política siguiendo “leyes que se imponen
Bien se percibe el empobrecimiento con férrea necesidad” no aporta nada sus-
y desvalorización de la política que de tantivo a la predefinición de preferencias
una tal concepción se sigue: el escenario (Máiz, 1992). La estructura de explota-
político, por decirlo en palabras de Marx, ción derivada de las relaciones de pro-
constituye la forma ilusoria en la que se ducción alumbra una estructura exterior
manifiestan conflictos cuya “realidad” de intereses antagónicos que da por re-
reside en otro lugar, el “verdadero lugar suelto, tanto el carácter político (y por
y escenario de toda la historia”, propor- añadidura, inevitablemente “revoluciona-
cionado por la matriz de preferencias rio”) del conflicto entre explotadores y
prepolíticas dadas. explotados, cuanto la solidaridad políti-
Una consecuencia inmediata que se ca horizontal de ambos grupos.
deriva del concepto expresivo de acción, De modo no muy diferente, el comu-
en la perspectiva liberal y en la marxista, nitarismo tiende a reproducir el concep-
es la automática interpretación o lectura to expresivo de acción, de la mano de una
de las contradicciones entre intereses en concepción utópica de la voluntad gene-
antagonismos políticos entre individuos ral, que no solamente desconsidera y
o grupos. En efecto, en la tradición libe- erosiona el pluralismo derivado de las
ral, los antagonismos políticos derivan de diversas e irreductibles formas de vida,
que las preferencias son inherentemente sino que, además, parte de la asunción
conflictivas, habida cuenta que están implícita de un mundo de intereses uni-
orientadas hacia recursos escasos y dispu- ficados, subyaciendo al aparente plura-
tados. Por eso, las adversarial institutions lismo. De esta suerte, en sintonía con
(Mansbridge, 1980) han de fomentar la Rousseau, se tiende a identificar ética-
agregación de preferencias y, paralela- mente la voluntad individual con la vo-
mente, controlar el daño que la procura luntad general.
de los intereses por parte de unos indivi- Un primer frente de superación de
duos pueda ocasionar en los derechos y esta importante limitación despoliti-
libertades de otros. En cualquier caso, zadora de la teoría expresiva de la acción,
falta una conexión entre acción y forma- lo encontramos en el seno del pensamien-
ción de preferencias, toda vez que el in- to republicano más reciente. En efecto,
dividuo se halla constituido de forma tal se ha insistido en que, lejos del modelo
que preferencias y acción se articulan rousseauniano, según el cual los indivi-
como momentos sucesivos, y las prefe- duos descubren en la voluntad general la
rencias, a su vez, se expresan y realizan suya propia a través de su transformación
mediante la elección. ética altruista, el autogobierno radica en
Más problemática resulta aún, si cabe, la génesis de una voluntad general dife-
la perspectiva marxista clásica. Aquí, la rente de las previas voluntades particula-
acción individual es considerada (caso de res. Aún más, será precisamente en la
no constituir “Ideología” o “falsa con- identificación y conciencia de esa dife-
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rencia, donde reside la capacidad de au- Ante todo, por cuanto resulta plausible
todeterminación democrática (Connolly, el postulado explicativo de un condicio-
1988 y 1991). namiento económico a largo plazo de la
Dicho de otro modo, los individuos viabilidad de la acción política, del aba-
se producen a sí mismos y a los otros a nico de discursos disponibles, del reper-
través de la interacción política. Y esta torio de opciones posibles, etcétera. Pero
última deviene, consecuentemente, gene- además, debido a la inevitable institu-
radora de intereses y preferencias. Y ello, cionalización de la acción por medio de
porque la participación política democrá- reglas, convenciones, usos, rutinas y pro-
tica desarrolla una capaci- cedimientos.
dad clave: la autonomía de Frente a los modelos uni-
los ciudadanos (Benhabib, laterales de la lógica de ac-
1989; Held, 1987). A sa- ción colectiva (Olson, Hardin)
ber: capacidad de juicio y puramente agregativos de in-
discernimiento libre de tereses prepolíticos, consti-
manipulación o coacción, tuye un lugar común de la
pero libre también de de- ciencia social empírica la cons-
terminación exhaustiva por tatación de que la acción se
la pertenencia de grupo o encuentra frecuentemente
supuestas preferencias in- modulada por dicta cultura-
natas. En definitiva, auto- les y normas sociales, pro-
determinación política, ducto de la decantación y
como capacidad superior cristalización de experien-
de juicio informado, como cias históricas previas. Así,
proceso de interacción co- el comportamiento se halla
municativa, como acción a menudo basado, en mayor
política, en fin, generadora medida, en la identificación
y transformadora de valores, de una conducta normati-
creencias y preferencias de vamente apropiada que en el
segundo orden (Dahl, 1989; cálculo racional del efecto
Elster, 1986; Warren, 1992). esperado de posibles elec-
La capacidad política ciones alternativas (March y
transformativa de la acción Olsen). Obligaciones, ade-
no debe, sin embargo, como cuación, deberes, confianza
parece eventualmente de- no basada en el intercambio,
ducirse de ciertos pasajes constituyen componentes de
de la teoría del discurso de la acción política, tanto o
filiación más netamente postestruc- más importantes que el cálculo racional
turalista (Laclau), extrapolarse hacia el y la previsión de las consecuencias de
otro extremo, postulando una total inde- la toma de decisiones. La acción política
terminación de la acción. La acción polí- toma así, en numerosas ocasiones, la
tica, en efecto, no opera en el vacío y su forma de una conducta adecuada en tér-
apertura no puede equipararse a la ausen- minos de relaciones entre roles y situa-
cia de constricción estructural alguna. ciones, a través de un orientado proceso
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la dimensión tiempo que añaden al juego Pero ello, claro está, no puede dejar
político, esto es, en la dilación temporal intacto el modelo mayoritario-republi-
que confieren al proceso de agregación/ cano: la democracia no es el gobier-
integración y al conflicto político. De no del pueblo, tout court, sino el gobierno
hecho, las instituciones ofrecen un hori- del pueblo de acuerdo a ciertas limita-
zonte temporal dilatado a los actores y ciones, procedimientos, garantías y “pre-
grupos, que les permite superar la dimen- commitments” (Holmes, 1988). Si la
sión antagónica, muchas veces irreduc- legitimación democrática radica no en
tible en la intensidad de la coyuntura. Y el fiel reflejo de las preferencias inicia-
así proporcionan un marco, un escenario les en la decisión última, sino en la par-
y unos procedimientos de negociación, ticipación con garantías en el proceso de
conflicto y posibilidad ad futurum de con- integración/agregación, uno de los ele-
secución del apoyo necesario, que legi- mentos clave de todo el modelo, por cuan-
timan la participación de los grupos, por to vincula equilibradamente participación
más que sus expectativas a corto plazo y representación, es la Constitución. En
no sean óptimas. Indeterminación y aper- efecto, el Estado constitucional sin so-
tura, de un lado, y garantías procedi- berano basado en los derechos deviene
mentales, de otro, constituyen el fulcro un componente imprescindible de una
de la eficacia estratégica institucional, y teoría de la democracia como delibera-
en concreto del Estado, a estos efectos ción. La Constitución, en efecto, aúna de
(Przeworski, 1991). un lado su condición de producto del
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