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Traducción de Pau Joan Hemández

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Título original: ÍNDICE


Trois lerons sur l'État-providence

Traducción de
PRESENTACIÓN. Un Estado del bienestar para las envejecidas
PAU JOAN HERNÁNDEZ
sociedades posindustrlales . . . . . . . . 7
l.ª edición: enero de 2010 Estado del bienestar y sociedad industrial . 8
Los divorcios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
© Éditions du Seuill et la République des Idées, 2008 Dirigir las políticas sociales hacia el futuro 13
Los tres grandes retos del Estado del bienestar en el siglo XXI . 16
Derechos exclusivos de edición en español
reservados para todo el mundo
y propiedad de la traducción: PRIMERA LECCIÓN. Familia y revolución del papel de la mujer. 19
© 2010: Editorial Planeta, S. A. Las mujeres están cambiando el mundo . 19
Avda. Diagonal, 662-664 - 08034 Barcelona Familia y regímenes de protección social. 23
El reto de una nueva política . . . . . . . . 25
Editorial Ariel es un sello editorial de Planeta S. A. Ayuda a las familias . . . . . . . . . . . . 26
Hacia una política de conciliación eficaz. 31
ISBN 978-84-344-8842-7
Apoyar la ocupación de la mujer a lo largo de su vida. 37
Depósito legal: B. 47.034 - 2009 ¿Feminizar la trayectoria vital masculina? . . . . . . . . 42
¿Un nuevo reparto de papeles entre el Estado, el mercado, las
Impreso en España por . . ') . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
asoc1ac1ones. 47
Book Print Digital
Boranica, 176-178 La compatibilidad de los regímenes de protección social . 51
08901 L'Hospitalet de Llobregat
(Barcelona) Se.CUNDA LECCIÓN. Hijos e igualdad de oportunidades . 55
Introducción . 55
El papel utilizado para la impresión de este libro Nuevos retos . . . . . . . . 58
es cien por cien libre de cloro
Cada vez más obstáculos. 62
y está calificado como papel ecológico.
El aumento de las desigualdades salariales 62
)il- /t¡ '/3S) Los retos demográficos. . . . . . . . . . . . . 64
Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita Identificar los mecanismos de la herencia social 67
de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas
en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por La importancia del dinero . . . . . . . . . . . . . 68
cualquier medio o procedimiento, comprendidos la rcprograffa
y el tratamiento informático, y la dislrib11ci6n dt• t•j,~inplnrcs La importancia de la dedicación en tiempo de los padres 79
de ella mcdinnlc olq11ik•r o pr('stn1110 p11hlleo~.
6 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR

La importancia del nivel cultural de la familia . 75


Repensar el Estado del bienestar . . . . . . 77
Reducir el efecto ingresos . . . . . . . . . . . . . . 77
Homogeneizar el medio de aprendizaje . . . . . 80
Ocupación de las madres y resultados de los hijos . 85
Conclusión: ayudar a las familias a invertir en sus hijos. 91

TERCERA LECCIÓN. Envejecimiento y equidad. 99


Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
El reto del envejecimiento. . . . . . . . . . . 100 PRESENTACIÓN
Regímenes de protección social y personas mayores . 104
Los dos rostros del familiarismo. 105 UN ESTADO DEL BIENESTAR PARA LAS
La justicia intergeneracional . . 11 O ENVEJECIDAS SOCIEDADES POSINDUSTRIALES
Trabajar durante más tiempo. . . 114
Una financiación equitativa . . . . 116
por BRUNO PALIER
La reforma de las pensiones para nuestros hijos: más allá del
contrato generacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
Nueva trayectoria vital, nuevas desigualdades. . . . . . . . 118
La reforma del sistema de pensiones empieza por los bebés 121 En un momento en que el advenimiento de la economía posin-
dustrial ha puesto en entredicho los compromisos que han lle-
vado al crecimiento de los Estados del bienestar europeos, 1 las
grandes evoluciones sociales recientes (entrada de la mujer en el
mercado laboral, envejecimiento de la población, desigualdades
crecientes ... ) reclaman nuevas intervenciones. ¿Es hoy posible es-
tablecer los nuevos compromisos que permitirían redefinir las mi-
siones del Estado del bienestar en el siglo xx1? Las tres lecciones
que siguen proponen una auténtica revolución en el planteamien-
to de esta cuestión. Proponen sustituir una concepción tradicio-
nal y estática de las políticas sociales, que tratan de reparar las
situaciones más difíciles o bien a reemplazar los ingresos perdi-
dos, por una perspectiva dinámica que tiene en cuenta los histo-
riales de los indíviduos, sus circunstancias en la economía del
conocimiento y la aparición de nuevas desigualdades entre los
sexos, las generaciones y los grupos sociales, propias de las socie-
dades posindustriales. Este planteamiento demuestra que las polí-

l. Véase Pierre Rosanvallon, La Crise de l'État-providence, Seuil, 1981, y


Trois lq:ons sur la société post-industrielle, de Danien Cohen, Seuil /La Républi-
que des Idées, 2006.
8 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR UN ESTADO DEL BIENESTAR PARA LAS ENVEJECIDAS SOCIEDADES ••• 9

ticas sociales no pueden continuar contentándose con ser dispo- de la industria de bienes estandarizados, de gran consumo, el
sitivos de indemnización, sino que deben comportar una estrategia consumo de masa y la generalización de la protección social.
colectiva de inversión social. En resumen, se trata de pasar de un Además de ser útil para la economía, la protección social per-
Estado del bienestar esencialmente «enfermero» a un Estado del mite al mismo tiempo responder a las necesidades sociales de la
bienestar «inversor». época: mejorar la salud de una población cuya esperanza de vida
raramente supera los 65 años, luchar contra la pobreza, que en
ese momento -y desde hace largo tiempo- se concentra en las
Estado del bienestar y sociedad industrial personas ancianas, y apoyar el nuevo reparto de los papeles socia-
les. Mientras que en las sociedades agrícolas todo el mundo en la
Los sistemas de seguridad social, figura principal del Estado granja trabajaba (hombres, mujeres y niños), la sociedad indus-
del bienestar en Europa, son emanación y soporte de la sociedad trial define un nuevo reparto de las tareas, en el que el hombre
industrial. Nacen en el siglo x1x con la revolución industrial y su garantiza los ingresos y la protección social del resto de la fami-
correlato social: la emergencia del salariado. 2 Destinados a garan- lia, los niños están cada vez más escolarizados, y las mujeres se
tizar la continuidad de ingresos de los obreros que han perdido presupone que se quedarán en casa y se harán cargo de las tareas
las redes de solidaridad familiares y locales de la sociedad agríco- domésticas.
la, permiten al mismo tiempo a los patrones asegurarse la fideli- Si bien todos los Estados del bienestar desarrollados compar-
dad, la estabilidad y la calidad de su mano de obra. ten las funciones de apoyo a la demanda y de indemnización de
En el transcurso de los treinta años que siguen a la Segunda los riesgos sociales, no todos los países occidentales han puesto
Guerra Mundial, el fordismo y los planteamientos keynesianos en marcha los mismos dispositivos de protección social. Podemos
de las políticas económicas permitirán una auténtica explosión de agrupar los sistemas de protección social en tres grandes familias
los gastos sociales (en Europa, del 5 al 25 % del PIB de media). o regímenes (el régimen socialdemócrata de los países escandina-
Durante este período, las políticas económica y social parecen re- vos, el régimen liberal de los países anglosajones y el régimen
forzarse mutuamente. Los dispositivos de protección social per- conservador-corporativista de los países de la Europa continen-
miten entonces sostener y relanzar el crecimiento económico: son tal), 3 diferenciando al mismo tiempo los objetivos políticos y so-
creadores de empleo (profesiones sanitarias, sociales y adminis- ciales que tratan de alcanzar (respectivamente: la igualdad entre
tración de la protección social); permiten sostener la capacidad los ciudadanos, la simple cobertura social de los más pobres, el
de consumir de quienes ya no pueden trabajar (por causa de en- mantenimiento de los ingresos de los trabajadores) y los instru-
fermedad, paro, vejez, invalidez); en la medida que garantizan mentos que utilizan a tal efecto (respectivamente: políticas uni-
una seguridad de los ingresos, liberan el ahorro de protección y versales y servicios sociales gratuitos, políticas sociales dirigidas
permiten dedicar una parte creciente de estos ingresos al consu- a un sector de población restringido, seguros sociales financiados
mo (a través de un aumento de las prestaciones sociales o de por cotizaciones sociales). En un momento en que las condicio-
creación de empleo en los servicios sociales públicos). El creci- nes económicas y sociales cambian, los sistemas de protección
miento económico de los «Treinta gloriosos» (1945-1975) reposa social de la Europa continental, los más anclados en el industria-
en gran parte sobre las beneficiosas interacciones entre desarrollo 1ismo, son los que mayores dificultades encuentran.

2. Véase Robert Castel, Les Métamorphoses de la question sociale, París, 3. G!i1sta Esping-Andersen, Les Trois Mondes de l'État-providence, París,
Fayard, 1995 (edición de bolsillo, Gallimard «Folio/Essais», 1999. PUF, 2007 (2." edición).
10 l.OS 'llH''I f,llt\Nllf''i HHIOS 1>11,1. ESTADO DEL BIENESTAR UN ESTADO DEL BIENESTAR PARA LAS ENVEJECIDAS SOCIEDADES ... 11
Los divordos ción y de la competencia fiscal entre los Estados, son señaladas
como un coste, y ya no presentadas como una forma de apoyar la
La apertura progresiva de las economías y la llegada de nue- economía. A veces, parecen ofrecer su apoyo a la inactividad más
vos países al juego económico mundial han desestabilizado las que a la actividad: multiplicación de los sistemas de prejubilación
economías industriales tradicionales y puesto en tela de juicio la (Alemania, Francia, Bélgica), número creciente de beneficiarios
relación entre políticas económicas y políticas sociales. La cre- de pensiones de invalidez (especialmente en los Países Bajos),
ciente competencia que se hacen entre ellas las empresas euro- ayuda al mantenimiento o al retomo de las mujeres al hogar (Ale-
peas pesa sobre los costes, y especialmente sobre los costes no mania). Se trata aquí de una evolución paradójica de las políticas
salariales, como los derivados de la financiación de la protección sociales: partiendo de una situación en que deberían apoyar el
social a través de las cotizaciones. La globalización de los inter- pleno empleo, se han ido utilizando gradualmente y cada vez más
cambios comerciales y la circulación de los capitales han despla- para retirar individuos del mercado de trabajo. Semejantes políti-
zado las actividades económicas, deslocalizando hacia el Este (de cas han llevado a un alza de los costes de protección social no
Europa, pero sobre todo de Asia) las actividades industriales de compensada por nuevos recursos.
masa, que reposan sobre una mano de obra poco costosa y poco Las políticas sociales construidas en la posguerra de la Segunda
cualificada. Esta evolución lleva a los países antiguamente indus- Guerra Mundial están cada vez más «desajustadas» económica-
trializados a reconvertirse hacia nuevas actividades posindustria- mente, pero también socialmente. De la misma manera que la eco-
les, basadas al mismo tiempo en la innovación tecnológica, las nomía posindustrial no se parece a la economía industrial, la socie-
altas cualificaciones, el saber, y los servicios (cualificados o no), dad posindustrial no se parece a la sociedad industrial. En esta
especialmente los servicios a la persona. 4 Los sistemas de protec- nueva sociedad, las mujeres trabajan, las parejas se divorcian, la
ción basados en los seguros sociales, concebidos en sus orígenes fecundidad desciende, la esperanza de vida se alarga considerable-
para proteger a los obreros industriales poco cualificados con mente, la pobreza se desplaza.
contrato de duración indefinida, la mayoría de las veces en el sec- Así, en Francia, las mujeres, que habían representado un ter-
tor industrial o de servicios básicos, se muestran mal adaptados cio de la población activa, representan hoy cerca de la mitad, con-
para proteger las vidas laborales más móviles, más caóticas, mu- tando con que las tasas de empleo de las mujeres entre 25 y 49
chas veces más precarias, típicas de la nueva economía. Cada vez años han pasado del 40 % a principio de los años sesenta del siglo
más personas, pero sobre todo nuevos colectivos, se encuentran pasado al 80 % hoy. 5 Mientras que la familia típica de los años
en dificultades (los jóvenes, las mujeres, las personas no cualifica- cincuenta y sesenta del siglo pasado estaba formada por una pa-
das). Y estas personas no son necesariamente las mejor protegi- reja casada con tres hijos, hoy, en Francia, una pareja de cada tres
das por los sistemas existentes. Los trabajadores asalariados pro- se divorcia (una de cada dos en la región parisina), y la fecundi-
tegidos se encuentran asimismo en una situación más precaria, dad ha pasado de 3 hijos por mujer a partir de 1946 y durante los
que deriva tanto de las evoluciones demográficas como de las mu- cincuenta, a 1, 7 a mediados de los noventa, para volver a aumen-
taciones económicas, que amenazan con debilitar sus sistemas de tar hasta 2 en 2007. 6 Esta tasa de fecundidad, que es actualmente
protección, antes bien establecidos.
En este nuevo contexto, las políticas sociales parecen haberse
convertido en contraproductivas: a causa de su modo de financia- 5. Véase Margaret Maruani (dir.), Femmes, Genre et Société, París, La Dé-
couverte, 2005.
6. Datos INSEE (Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos
4. Véase Daniel Cohen, op. cit.
francés).
UN ESTADO DEL BIENESTAR PARA LAS ENVEJECIDAS SOCIEDADES •.• 13
12 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO Dl\I, 1111,.Nl''di\lt

la más elevada de Europa, no es sin embargo sufkhmll' pura re- masiva de la mujer en el mercado laboral, perturban el funciona-
novar la población. Además, el estancamiento de los aflos ochen- miento de sistemas concebidos bajo un modelo familiarista, en el
ta y noventa reduce considerablemente el tamaño de la población que los derechos son concedidos a aquel (muy raramente aquella)
activa futura, la cual, sin embargo, deberá financiar un número que tiene una actividad remunerada y por extensión a los miem-
cada vez mayor de jubilados,7 que viven cada vez más tiempo 8 y bros de su familia. Las nuevas formas de pobreza son insuficien-
cuyas necesidades sociales aumentan (en materia de sanidad, temente atendidas, y todavía menos evitadas. Estos nuevos retos
pero sobre todo de atención a la dependencia). 9 Y si bien en Fran- mueven a repensar los objetivos y las estrategias de intervención
cia se focalizan los debates en las nuevas necesidades engendra- de las políticas sociales.
das por el envejecimiento de la población, se olvida que la pobre-
za se ha desplazado. En Francia, en 2005, había 7,1 millones de
personas viviendo por debajo del umbral de la pobreza.'º De ellos, Dirigir las políticas sociales hacia el futuro
6 millones tienen menos de 60 años, y de éstos 2 millones son
niños (menores de 18 años) pobres, y 1,1 millones tienen entre 18 ¿Cómo dar respuesta a las nuevas necesidades sociales? ¿Se
y 29 años. 11 La pobreza ya no está concentrada en las personas dispone de los medios financieros necesarios? ¿Podrán las polí-
ancianas, sino que actualmente es más un problema de las muje- ticas sociales contribuir al nuevo crecimiento económico? No se
res solas con hijos, de las personas sin titulación y sin cualifica- trata ahora de una modificación o adaptación de sistemas surgi-
ción, de los parados de larga duración. Todas estas personas reci- dos del pasado, sino de la formulación de nuevos principios y
ben muy poca protección por parte de los sistemas tradicionales, nuevas pistas. Los sistemas europeos de protección social son
que están concentrados en las pensiones y la sanidad, prestacio- demasiado diferentes como para poder imaginar que en breve
nes que benefician ante todo a los ancianos. haya de ver la luz un modelo social europeo perfectamente uni-
Los sistemas de protección social se ven directamente afecta- ficado. En cambio, a través de una profunda reflexión sobre las
dos por los cambios demográficos y familiares: el envejecimiento políticas sociales, pero también a partir de las experiencias po-
de la población plantea problemas de financiación a los sistemas sitivas llevadas a cabo en varias partes de Europa (en la mayoría
de pensiones, pero tiene asimismo un impacto sobre las cuestio- de los casos en los países nórdicos), es posible subrayar las reo-
nes de la distribución del trabajo a lo largo de la vida y de la rientaciones necesarias para permitir a los ciudadanos europeos
adaptación de las cualificaciones a los avances tecnológicos; los vivir en las mejores condiciones posibles la transición de una
cambios en las relaciones familiares, el aumento del número de economía esencialmente industrial hacia una economía de servi-
familias monoparentales, de familias recompuestas, la entrada cios, que moviliza empleos cada vez más cualificados, pero re-
quiere también de unos servicios a la persona muchas veces
7. En Francia, las personas mayores de 65 años, que representaban en 2000 poco cualificados.
el 16 % de la población, representarán el 21 % en 2020 y el 28 % en 2040. Con la transformación de las economías, y especialmente con
8. La esperanza de vida era en 1950 de 63 años para los hombres y 69 años
la proliferación de empleos poco cualificados y mal remunerados,
para las mujeres; en la actualidad es de 77 y 84 años respectivamente.
9. El riesgo de llegar a ser dependiente es muy elevado a partir de los 80 aparecen nuevos riesgos de polarización social. G0sta Esping-An-
años, el número de personas de más de 80 años en la población francesa debería dersen propone abandonar la perspectiva estática que limita a
de pasar de 2,2 millones en 2000 a 4 millones en 2020 y cerca de 7 millones en aliviar las dificultades presentes de los individuos o bien de man-
2040. tener los ingresos perdidos, para adoptar una perspectiva dinámi-
10. Número de personas que viven con menos del 60 % del salario medio.
11. Datos INSEE. ca que piensa los problemas sociales en términos de trayectoria
14 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR UN ESTADO DEL BIENESTAR PARA LAS ENVEJECIDAS SOCIEDADES ••• 15

vital: ¿cuáles son las inversiones necesarias hoy para evitar tener gasto (un coste) que interviene en el crecimiento económico y
que indemnizar mañana? ¿Cómo evitar los efectos acumulativos pasan a ser vistas como un factor de riquezas futuras.
de las desventajas sociales a lo largo de toda la vida? 12 Se trata de ¿Y por qué seguir contando con el Estado? ¿No sería menos
pasar de políticas sociales reparadoras y compensatorias a una costoso y más eficaz confiar en la protección social al sector y a
estrategia preventiva basada en una lógica de la inversión social. la financiación privada? Privatizar no hará ni desaparecer las ne-
Bajo esta perspectiva, quienes primero deberían reclamar nuestra cesidades ni tampoco reducir la factura. Hará falta de todas for-
atención serían las mujeres y los niños, aunque sólo sea porque mas cubrir las necesidades de las personas ancianas, necesidades
son los únicos (las mujeres aún inactivas, los niños futuros acti- de ingresos, de salud, de atención a la dependencia. La inversión
vos) susceptibles de aumentar los recursos a destinar a los jubila- social pública parece más eficaz y más justa que el recurso al
dos futuros. Abrir a las mujeres la «segunda edad de la emancipa- mercado o a las familias. Especialmente porque ha de permitir
ción», 13 permitir a todos adquirir las competencias necesarias aumentar las oportunidades de todos los niños, producir en con-
para la economía del conocimiento, son los nuevos retos para el secuencia más personas activas bien ocupadas y protegidas, y
Estado del bienestar, si queremos que sea además capaz de finan- multiplicar los puestos de trabajo para las mujeres (el sector pri-
ciar las pensiones o los gastos sanitarios del futuro. Se trata en vado no genera por sí sólo plazas de guardería accesibles para
suma de preparar en vez de reparar, de prevenir, ayudar, armar a todos, cosa que incita a las mujeres más desfavorecidas a quedar-
los individuos y no de dejar que el mercado funcione a su aire se en casa). La inversión social colectiva puede además garantizar
para luego indemnizar a los perdedores. una mayor igualdad. Si se opta por los recursos privados, enton-
Para hacerlo, hay que invertir el orden de los problemas, rede- ces las desigualdades engendradas por el mercado se reproduci-
finir el sentido de la soli9aridad social y contar de otra forma. ¿Y rán. Es aquí que G0sta Esping-Andersen se remite a los principios
cómo encontrar nuevos recursos en un momento en que tenemos de justicia social que deben guiar las nuevas inversiones sociales:
dificultades para financiar unos gastos sanitarios disparados y las el de la garantía de igualdad de oportunidades para todos los ni-
previsiones para los gastos en pensiones son pesimistas? Es en f\os, el de la igualdad para las mujeres (con los hombres, pero
este punto que G0sta Esping-Andersen propone pensar de otra también entre las diferentes capas sociales), el de la igualdad en-
forma ciertos gastos sociales: no ya como un coste que supone un tre las categorías de jubilados, cuyos ingresos amenazan con po-
obstáculo al crecimiento económico, sino como una inversión que larizarse, proyectando sobre los jubilados del futuro las polariza-
acompaña y apoya la transición hacia la economía del conoci- ciones sociales presentes. En nombre de la igualdad, la presente
miento. Ayudar a los niños a adquirir las competencias adaptadas obra propone una estrategia de inversión pública en las políticas
a las actividades de vanguardia, permitir a las mujeres trabajar, sociales para los niños, las mujeres y las personas ancianas. Es un
son garantías de un crecimiento más fuerte y de mejores ingresos importante desafío para Francia, ya que aquí las diferencias de
para el Estado del bienestar. Las políticas sociales pueden encon- ingresos y las desigualdades generacionales 14 son más acusadas
trar una utilidad económica si dejan de ser concebidas como un que al norte de Europa o en los Países Bajos.

12. Una infancia en la pobreza puede impedir la adquisición de las com-


111
petencias necesarias para entrar más adelante en una carrera profesional bien
111
remunerada y estable, proceso que puede comportar problemas de precariedad,
11 que acabarán repercutiendo en pensiones bajas.
111
13. Por retomar el título de la obra de Dominique Méda y Hélene Périvier, 14. Véase sobre todo Louis Chauvel, Les Classes moyennes a la derive, Seuil /
Le Deuxieme Áge de l'émancipation, Seuil /La République des idées, 2007. l .n République des idées, 2006.
16 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR IJN l\STADO DEL BIENESTAR PARA LAS ENVEJECIDAS SOCIEDADES ... 17

Los tres grandes retos del Estado del bienestar ludrnr contra la exclusión social una vez ésta se ha hecho reali-
en el siglo XXI dud, más que tener que formar de nuevo una mano de obra atra-
'HHln, es preferible concentrar los esfuerzos en una acción preven-
El cambio social más importante de las últimas décadas es sin ! ivu centrada en la infancia. Luchar contra la pobreza de los niños
duda la entrada masiva de la mujer en el mercado laboral. Es por v gumntizarles las mejores condiciones de cuidado y de estimula-
ello que la primera lección propuesta está dedicada a los retos 1'i6ll debe permitir al mismo tiempo prevenir la exclusión (la po-
que representa para el Estado del bienestar del siglo XXI esta «re- 1weza es más frecuente entre los adultos surgidos de ambientes
volución del papel de la mujer». Favorecer el empleo de las muje- pe 1hres) y preparar una mano de obra mejor formada, cualificada
res y la igualdad entre mujeres y hombres es crucial para el desa- v móvil (una socialización precoz en la guardería permite reducir
rrollo de los servicios sociales de cuidado de los niños y de otras mnsiderablemente el riesgo de fracaso escolar). Para lograrlo, es
personas dependientes. Desarrollar guarderías y otros servicios 11t1ccsario al mismo tiempo garantizar unos ingresos mínimos a
sociales es una fuente de creación de puestos de trabajo y permi- todas las familias (y por lo tanto no abandonar las antiguas polí-
te a las madres trabajar. Esto es algo esencial tanto para los hijos 1kns distributivas e incluso desarrollarlas aún más: la lucha con-
como para la conciliación de la vida familiar y profesional. Ade- 1rn los efectos de la pobreza y de la precariedad de las familias
más, favorecer el trabajo de las mujeres corresponde a un deseo 11ig11e siendo esencial) y favorecer el desarrollo de formas colecti-
de éstas (adquirir una autonomía financiera respecto de los hom- vns de cuidado de los niños que garanticen una buena socializa-
bres), pero también a una triple necesidad social: desarrollar los dón primaria y unas condiciones de aprendizaje que preparen de
servicios de atención a las personas dependientes (jóvenes y an- forma conveniente el futuro.
cianas), reducir los riesgos de pobreza de los niños (la pobreza de Si de esta manera se consigue aumentar los índices de ocupa-
los niños es siempre inferior en las familias en que ambos padres d6n femenina y garantizar mejores empleos a los futuros activos,
trabajan) y aumentar los índices generales de empleo (lo que ge- rm podrán dedicar entonces recursos más importantes a los jubi-
nerará recursos para las pensiones). Pero las políticas destinadas ludos. La tercera lección subraya que, en el campo de las pensio-
a favorecer a las mujeres no deben conformarse con el solo obje- 11cs, como en los demás, debe prevalecer el principio de igualdad,
tivo de la compatibilidad entre la vida profesional y la vida fami- manteniendo la equidad entre generaciones, pero también en el
liar: han de insistir asimismo en la igualdad entre hombres y mu- Ncno de las generaciones. Para mantener la equidad intergenera-
jeres. Se trata naturalmente de igualdad de trato en la vida donal, las políticas de pensiones propiamente dichas pueden apli-
profesional. Pero es necesario asimismo reequilibrar el reparto de mr el «principio de Musgrave», según el cual si se modifican los
las tareas domésticas. La vida profesional de las mujeres, y espe- 11 lveles de cotización (pagados por las personas en activo) o bien
cialmente sus carreras, adquiere rasgos cada vez más «masculi- los niveles de las pensiones de los jubilados, se haga en propor-
nos». Una auténtica política de igualdad tendría pues que aspirar ción equivalente de manera que no se modifique la relación entre
también a «feminizar» las características de la vida de los hom- salario neto de las personas activas e ingresos de los jubilados.
bres, incitándoles a dedicarse más al cuidado de los niños y al Pero conviene asimismo preparar los dispositivos públicos para
hogar. encargarse de las futuras disparidades de ingresos entre los jubi-
El objetivo de la segunda lección es garantizar realmente la ludos que fueron en su momento personas activas que consiguie-
igualdad de oportunidades de los niños. Mientras que los siste- ron subirse al tren de la economía del conocimiento, y los que no
mas actuales de protección social gastan cada vez más en las per- pudieron hacerlo.
sonas ancianas, parece necesario invertir en los niños. Más que No se encontrarán en esta obra recetas mágicas y aplicables
18 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR

de un día para otro. Pero el mérito de estas orientaciones inspira-


das por ciertas experiencias y reflexiones europeas es proponer un
horizonte nuevo y común para las reformas de la protección so-
cial, que no se limite ya a simples restricciones presupuestarias,
sino que se adapte a los nuevos contextos económicos y avances
sociales.

PRIMERA LECCIÓN

FAMILIA Y REVOLUCIÓN DEL PAPEL


DE LA MUJER

tas mujeres están cambiando el mundo

El actual debate sobre el futuro del Estado del bienestar, ob-


sesionado con las amenazas asociadas a la globalización y al en-
vejecimiento, ha ignorado de manera sistemática una fuerza de
cambio seguramente mucho más revolucionaria: el cambio del
papel de las mujeres en la sociedad.
La revolución femenina es un fenómeno con ramificaciones
profundas. En primer lugar, el perfil biográfico de las mujeres ha
cambiado radicalmente en un tiempo increíblemente corto: en
realidad, en el espacio de una generación. Mientras que la mujer
prototípica de las décadas de la posguerra estaba destinada a las
tareas del hogar, su hija tenía muchas más posibilidades de elegir
una vida en la que tendría un empleo y una auténtica autonomía
económica. El factor decisivo de esta ruptura generacional ha
sido el nivel de instrucción y el acceso a un buen salario. En cier-
to sentido, las mujeres han experimentado una «masculinización»
de sus experiencias en términos de trayectoria vital. En la mayo-
11111\
ría de los países desarrollados, cuentan actualmente con un nivel
de instrucción superior al de los hombres y, allí donde la revolu-
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1¡¡1
1
11 }1
ción femenina se inició antes, es decir, en América del Norte, son
una amplia mayoría (hasta el 75 %) las que tienen un empleo a lo
20 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR FAM.ILTA Y REVOLUCIÓN DEL PAPEL DE LA MUJER 21

largo de toda su vida, con las interrupciones debidas a la mater- dad.es de conseguir el objetivo de «dos hijos o más» que persigue
nidad reducidas al mínimo. lu mayor parte de los adultos. Y, si bien no es imposible ponerse
Una buena parte de la Europa continental se sitúa muy atrás, ul día en este sentido, ello no deja de requerir unas condiciones
con tasas de empleo femenino que rondan el 50 % en Europa del muy favorables.
Sur y el 60 % en Francia y Alemania. La diferencia se produce Las uniones son asimismo mucho menos estables, y es previ-
principalmente entre las mujeres menos cualificadas, y podría sible que esta tendencia continúe a medida que las mujeres vayan
además reducirse más de prisa de lo que suele creerse, en la me- viendo aumentada su autonomía. Tanto en Escandinavia como en
dida en que la tasa de actividad de las mujeres jóvenes está ga- América del Norte, aproximadamente un niño de cada dos no cre-
nando rápidamente el terreno que llevaba atrasado. Así, los datos cerá en el seno de su familia biológica intacta. El divorcio tiene
más recientes referidos a España, país particularmente rezagado, consecuencias negativas tanto sobre los padres como sobre los
muestran una tasa de actividad del 65 % entre las mujeres de hijos, y la monoparentalidad puede suponer un perjuicio para el
menos de 35 años. éxito de los niños.
La modificación de las trayectorias vitales femeninas ejerce, El fenómeno comporta asimismo unos efectos socioeconómi-
para lo bueno y para lo malo, considerables «efectos dominó» cos importantes. La desaparición del ama de casa significa que las
sobre la sociedad. El más inmediato es el ocaso de la familia tra- familias deben extemalizar su necesidad de servicios -desde la
dicional, aquella en la que el marido tiene un trabajo remunerado comida y la limpieza hasta el cuidado de los niños y las personas
y la mujer permanece en el hogar. Pero el nuevo papel de las mu- mayores-. La cantidad de empleo a crear es potencialmente con-
jeres viene igualmente acompañado del desarrollo de los matri- siderable, especialmente en el campo de la asistencia social y de
monios en el seno de una misma categoría social, del retraso en los servicios directos a la persona. La importancia del aporte de las
el tiempo del primer nacimiento, de unos índices de fecundidad mujeres a la economía es manifiesta. Actualmente, en Escandina-
muy inferiores a lo que desean los ciudadanos, de un aumento de via, las mujeres contribuyen de media al 42-43 % de los ingresos
la inestabilidad conyugal y de la proliferación de las familias «atí- del hogar, cosa que constituye una fuente fundamental de creci-
picas», muchas de las cuales sufren de vulnerabilidad económica. miento económico y de financiación del Estado, que puede ilus-
Además, la tendencia de las mujeres a tener menos hijos afecta a trarse mediante un simple ejercicio de simulación: si las mujeres
largo plazo a la evolución demográfica. La rapidez del ritmo al ganan de media el 75 % del salario de los hombres y su tasa de
que envejece la sociedad es en gran medida efecto de esta revolu- empleo oscila entre el 50 y el 75 % (es decir, desde el nivel español
ción femenina. hasta el nivel danés), el aumento de contribución a los ingresos
El nuevo papel económico de las mujeres es de buen augurio, nacionales que suponen será aproximadamente del 15 %, cosa
pero anuncia asimismo graves problemas sociales. El endureci- que, con una tasa impositiva media del 30 %, añadiría el 10 o el
miento de la tendencia a la paridad que se produce en la forma- 12 % a los ingresos fiscales del Estado.
ción de las parejas amenaza con agravar las diferencias de protec- La revolución femenina, incluso allá donde más lejos ha llega-
ción social entre familias ricas en trabajo y familias pobres en do, permanece sin embargo incompleta, tal como subraya Cathe-
trabajo. El hecho de atrasar el matrimonio y los nacimientos tra- rine Hakim, que distingue tres tipos de preferencias femeninas. 1
111
duce las nuevas prioridades vitales de los individuos (por ejemplo, El primero es el de la mujer tradicional, orientada hacia el hogar,
\l\,
cursar más estudios), pero también las imposiciones que pesan que trabaja a veces por necesidad, pero cuyos objetivos principa-
i1111 sobre ellos (las mujeres dudan en tener hijos antes de que su si-
tuación profesional esté asegurada). Esto disminuye las posibili- l. Key Issues in Womens Work, Londres, Athlone, 1996.
22 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR FAMILIA Y REVOLUCIÓN DEL PAPEL DE LA MUJER 23

les siguen siendo la maternidad y la familia. Este grupo es mino- Familia y regímenes de protección social
ritario y decrece rápidamente. El segundo tipo -igualmente mi-
noritario- corresponde a la mujer para quien la carrera es Para comprender bien los desafíos a los que debe enfrentarse
prioritaria y que sólo es susceptible de tener hijos si éstos «enca- l I Estado del bienestar, es indispensable reflexionar en términos
1

jan en el esquema». El tercer tipo, que representa la gran mayo- de reg{menes de protección social. Tanto el individuo como la so-
ría, agrupa mujeres que tratan de conciliar vida familiar y conti- dcdad deben necesariamente su protección social a la combina-
nuidad de su carrera. Elemento importante: la masculinización dón de la familia, el mercado y las prestaciones sociales de los
de esas trayectorias femeninas afecta principalmente a la vida poderes públicos. Pero para la mayoría de la gente, la familia y el
económica sin disminuir en la mayoría de ellas el deseo de ser mercado son las fuentes principales de protección: el salario nos
madres. En consecuencia, una de las tensiones más importantes viene esencialmente del mercado y, por lo general, el grueso de la
de la sociedad moderna tiene que ver con la conciliación entre nsistencia social nos lo proporcionan los miembros de nuestra
carrera profesional y maternidad. fumilia. A escala del ciclo de la vida, el papel del Estado del bien-
Si la revolución femenina está inacabada, es también porque t'Star sólo adquiere una importancia primordial en el curso de los
obedece a una estratificación social. En la vanguardia, encontra- primeros y los últimos años de nuestra existencia.
mos a las mujeres cualificadas surgidas de la clase media, mien- Estos tres pilares de la protección social ejercen efectos los
tras que las mujeres poco cualificadas están menos interesadas unos sobre los otros. Si el mercado falla, recurrimos a la familia
por el trabajo remunerado y tienen más posibilidades de adoptar o a los poderes públicos. En efecto, el mercado puede con facili-
el modelo tradicional del ama de casa. Pero es en este punto don- dad no satisfacer numerosas necesidades básicas, sea porque los
de se producen unas variaciones más espectaculares entre unos precios son elevados, sea porque la información está desigual-
países y otros. En los países escandinavos, la diferencia de tasa de mente repartida. La salud y la educación constituyen dos ejem-
empleo entre las mujeres más y menos cualificadas es menor y, a plos clásicos de este tipo de fracaso, pero la revolución femenina
todos los efectos, el ama de casa es actualmente una especie desa- pone de relieve dos nuevas necesidades: los servicios de cuidado
parecida. Esto está aún lejos de ser el caso en la Europa continen- de los niños y de las personas ancianas, pues los servicios priva-
tal y meridional. Por ejemplo, en Suecia, el 60 % de las mujeres dos de ayuda a las personas son por regla general inaccesibles
poco cualificadas trabajan, contra el 27 % en Italia. Francia ocu- para la mitad menos rica de los hogares. De igual manera, si la
pa, como en tantos aspectos, una posición intermedia, con el 48 %. familia falla nos apoyamos más en el mercado o en los poderes
El mismo esquema se encuentra cuando nos fijamos en el caso públicos. El «fallo» de la familia se desarrolla a medida que las
de las madres con hijos pequeños: en Dinamarca y Suecia no hay mujeres se van retirando de las funciones de cuidado que les es-
absolutamente ninguna diferencia de tasas de empleo entre las taban tradicionalmente asignadas y las distintas generaciones
mujeres que no tienen hijos y las madres de dos niños o más. En dejan de cohabitar bajo un mismo techo. Las sociedades contem-
Francia, la diferencia es de 15 puntos. poráneas se ven pues confrontadas a problemas de fracasos acu-
Que la revolución femenina plantea serios desafíos a nuestros mulados en la medida en que ni el mercado ni la familia son ca-
modelos de protección social no resulta sorprendente, aunque paces de responder de forma adecuada a sus necesidades sociales.
sólo sea por el hecho de que afecta profundamente el funciona- El cuidado de las personas ancianas dependientes es un ejemplo
miento de lo que constituye uno de sus pilares fundamentales: la claro: los servicios privados de residencias especializadas son ex-
familia. tremadamente costosos y la reserva tradicional que constituían
las hijas de cierta edad, susceptibles de ocuparse de sus padres
LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR
FAMILIA Y REVOLUCIÓN DEL PAPEL DE LA MUJER 25
24
porque no trabajaban, se agota. En el momento en que se produ- El fracaso a la hora de tratar de conciliar maternidad y vida
ce este doble fallo, el único recurso lógico es el Estado del bien- profesional conducirá a los individuos a arbitrar entre traer hijos
estar. Pero con la excepción de algunos raros países, el papel de al mundo y la búsqueda de un empleo para ganar en autonomía
los poderes públicos en los servicios ofrecidos a la familia sigue y aumentar los ingresos del hogar. Cosa que se traduce, a escala
siendo, en el mejor de los casos, marginal. La permanencia de la social, por uno de los dos escenarios poco deseables siguientes: o
adhesión a una política familiarista ha abierto paradójicamente bien un equilibrio tipo «fecundidad baja», o bien un equilibrio
tipo «ingresos bajos, calidad de empleo baja».
un vacío de protección que no cesa de crecer.
Al principio, en efecto, el Estado del bienestar moderno estaba
basado en todas partes en el familiarismo. Las políticas sociales
de después de la guerra partían del principio de que el hombre El reto de una nueva política
era el sostén de la familia y su cónyuge ama de casa, cosa que
explica la manera como, hasta hace muy poco, el Estado del bien- La necesidad de repensar la política familiar se hace sentir
estar ha favorecido las prestaciones en especie por mecanismo de claramente. Si no somos capaces de «desfamiliarizan> las funcio-
reemplazo de los ingresos, en detrimento de los servicios sociales. nes de protección y especialmente de cuidado de los niños, no
No es hasta los años setenta del siglo pasado -con el aumento lograremos jamás conciliar maternidad y empleo. Una fecundi-
del empleo femenino- que los países escandinavos empezaron a dad baja no quiere decir que los ciudadanos no quieran tener
dar prioridad a los servicios a la familia. En América del Norte y hijos, sino más bien que las presiones sobre ellos aumentan. Pese
el Reino Unido, los poderes públicos han optado por animar el a todo, la familia sigue siendo una institución clave de la socie-
recurso al mercado, en parte a través de deducciones fiscales. Con dad, y el desafío consiste en poner en funcionamiento políticas
la excepción de los servicios de cuidado de los niños en Bélgica y que la apoyen. Bajo formas cada vez más variadas, la familia con-
Francia a través de la escuela maternal, el principio de familiaris- li núa siendo un elemento clave del bienestar de los niños. Por
mo ha reinado de forma absoluta en la mayoría de los Estados del consiguiente -y éste será el objeto de la segunda lección de este
libro-, es indispensable una política que proteja a los niños de
bienestar de la Europa continental.
La mayoría de las sociedades desarrolladas se ven así confron- lodo estado de privación económica. De manera más general, el
tadas a un desequilibrio creciente, pues las políticas adoptadas no coste que representan los hijos aumenta, al mismo tiempo que su
han proporcionado una respuesta adecuada a la revolución feme- ('Xternalidad positiva, como pronto veremos. Necesitamos, pues,
nina. Es una paradoja de nuestro tiempo que las políticas sociales concebir un reparto equitativo de los costes y beneficios que los
familiaristas impidan formar una familia. La caída drástica de la 11if\os representan.
fecundidad y el aumento del número de las mujeres sin hijos, Otro elemento: debemos reducir al mínimo la dimensión de
especialmente entre las más cualificadas, en gran parte de Europa penalización de la maternidad, cosa que implica una conciliación
están directamente relacionados con la ausencia de servicios de t•ntre maternidad y carrera profesional, pero estaríamos equivo-
cuidado de los hijos. De forma paralela, la ausencia de servicios a l'O.dos si creyésemos que la receta tradicional -una política de
la familia ejerce una presión a la baja sobre la ocupación de las uuyuda a las madres»- será suficiente. Algunos de los principales
\11
mujeres, en particular entre las menos cualificadas. Italia y Espa- obstáculos, invisibles, se sitúan a nivel del mercado de trabajo y

~!
ña, que combinan fecundidad excepcionalmente baja y obstácu- t•st{rn especialmente ligados a la seguridad del empleo. Una polí-
los al empleo de las mujeres, son la ilustración más clara de este t it;u que aspire a combatir este problema tendrá tendencia a com-
porl ar nuevos dilemas. En definitiva, seguramente tendremos que
desequilibrio.
LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR
FAMILIA Y REVOLUCIÓN DEL PAPEL DE LA MUJER 27
26

llegar a la conclusión de la necesidad de una «feminización» de la que la familia ocupa en la vida social, éste constituye probable-
trayectoria vital masculina si queremos llegar a alcanzar un equi- mente el indicio más revelador de un serio déficit de política so-
cial en nuestras sociedades.
librio positivo.
El déficit de niños es limitado en el puñado de países (Estados
Unidos, Reino Unido, Francia, Dinamarca y Noruega, especial-
mente) que gozan de un índice de fecundidad estabilizado en 1,8
AYUDA A LAS FAMILIAS
o más. Es, en cambio, considerable en la Europa del Sur y del
Los demógrafos hablan de «segunda transición demográfica» Este, donde la fecundidad se acerca a un índice sintético de fe-
para describir una tendencia prolongada a la disminución del nú- cundidad (ISF) de 1,2 o 1,3, pero desciende en ciertas regiones
mero de nacimientos, que reduce el tamaño de las familias, pero hasta el 0,8. 2
también su estabilidad. Algunos ven en ello una evolución hacia Una fecundidad baja acelera el envejecimiento de la pobla-
los valores posmodemos, que priman la realización del individuo ción, y las variaciones, aún menores, tendrán a largo plazo efec-
en detrimento de la paternidad. Si esta teoría fuese cierta, nos tos auténticamente dramáticos. Si un índice sintético de fecundi-
veríamos confrontados, más que al reto de una nueva política, a dad del 1,9 hace bajar la población un 15 % solamente en un
un porvenir siniestro. En realidad, un examen más profundo indica siglo, un índice sintético de fecundidad de 1,3 desembocará en
que la teoría de los valores posmodernos carece de fundamento una población que no representará más del 25 % de su volumen
sólido. La tasa de fecundidad sueca ha evolucionado en forma de actual.3 Por ejemplo, teniendo en cuenta los datos actuales, la po-
montañas rusas en los años 1980-1990, saltando de 1,5 en 1980 a blación española podría caer a 1O millones de habitantes, mien-
2 en 1990, para volver a 1,6 a final de la década de los noventa. tras que el declive de la población francesa la llevaría sólo al 85 %
¿Significa eso que los suecos se volvieron primero un poco menos de su nivel presente. Así, las simples variaciones de fecundidad
posmodernos para luego volverlo a ser? Teniendo en cuenta que podrían hacer saltar un 138 % la ratio de dependencia demográ-
la fecundidad de Francia se acercaba mucho al dos, frente a 1,2 fica4 en España en 2050, contra un alza del 36 % en Suecia. Y las
en Italia, ¿podemos deducir de ello que la visión italiana de la consecuencias macroeconómicas podrían ser graves. Se ha pro-
nosticado que el envejecimiento y el declive de la población ha-
vida es un 50 % más posmoderna?
Varios estudios muestran claramente que la norma de los dos rían bajar el PIB de la Unión Europea 0,7 puntos en el curso de
hijos es la que continúa recogiendo más sufragios de un extremo las próximas décadas. 5
a otro de Europa. De forma bastante sorprendente, no hay prácti- Para poner en marcha una política, necesitamos saber qué se
camente ninguna variación de Finlandia a Portugal, de Gran Bre- oculta tras el déficit de hijos. La teoría tradicional de la fertilidad
taña a Grecia. Si el adulto tipo declara desear de media 2,3 hijos, pone el acento sobre dos factores: por un lado, la decisión de tener
este deseo tiene tendencia a disminuir a medida que la edad de la
persona preguntada aumenta, cosa que se podría atribuir bien al 2. El ISF depende principalmente de la edad de inicio de la fecundidad en
hecho de que nos volvemos más realistas al envejecer, o bien a la la mujer y del número de nacimientos que se producen.
resignación de la población ante un hecho consumado. 3. P. McDonald, «The tool-box of public policies to impact on fertility»,
comunicación presentada ante el Observatorio Europeo de la Familia, Sevilla
,I\ He aquí el punto crucial: aunque la norma de los dos hijos (15-16 de septiembre de 2000).
11
¡, permanezca básicamente intacta y se mantenga omnipresente, a 4. Se trata de la relación entre población activa e inactiva.
1
la hora de la verdad los ciudadanos ven cómo un abismo separa 5. J. Sleebos, Low Fertility Rates in OECD Countries: facts and responses,
1111

sus preferencias de la realidad. Si consideramos el lugar central OECD Social Employment and Migration Working Papers, n.º 15, 2003.
LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR
FAMILIA Y REVOLUCIÓN DEL PAPEL DE LA MUJER 29
28
pobreza es extremadamente problemática para el desarrollo de
hijos depende de los ingresos del cabeza de familia (que es un hom-
los hijos, mientras que el trabajo de las madres no lo es en abso-
bre); por otro lado, si la maternidad representa para las mujeres un
luto. Y desde el momento en que la pobreza de los niños se ve
importante coste de oportunidades en relación a los ingresos de
claramente reducida por el hecho de que las madres trabajen, el
que serían susceptibles de beneficiarse en el curso de su vida, ten-
trabajo debe verse como una ventaja suplementaria. No olvide-
drán menos hijos. 6 Se dispone así de una explicación verosímil de-
mos tampoco que la perennidad financiera de las sociedades que
bido al hecho de que la fecundidad que tradicionalmente era más
envejecen requiere un empleo máximo de las mujeres. Buena no-
elevada era la de las mujeres poco cualificadas e inactivas. Pero en
ticia: una creciente mayoría de mujeres aspira a tener un empleo
la sociedad contemporánea estas explicaciones ya no son suficien-
y a ser económicamente autónoma.
tes. El cruce de los datos nacionales muestra inmediatamente que
Así pues, la búsqueda de un aumento del número de hijos
existe una correlación entre empleo y fecundidad. Se pueden cons-
debe ir a la par con el nuevo papel de las mujeres. En materia de
tatar unas tasas de fecundidad más elevadas en los países en los7
que el empleo femenino está ampliamente extendido, y viceversa. fecundidad, las decisiones de las mujeres están cada vez menos
Además, si bien en la mayoría de los países -Francia entre ellos- ligadas al nivel de ingresos de su compañero, y dependen mucho
la fecundidad se mantiene bastante más elevada entre las mujeres más de su propia capacidad de poner pie de forma estable en el
poco cualificadas, éste no es ya el caso de Escandinavia, donde son mercado de trabajo, y de la anticipación de los costes en opor-
precisamente las mujeres con un bajo nivel de instrucción las que tunidades que pueda suponer la maternidad. Es sabido que la in-
menos hijos tienen, y la fecundidad más alta se da entre las muje- certidumbre respecto al futuro constituye un obstáculo para la
8 fundación de una familia. Está claramente establecido que la di-
res que han cursado estudios universitarios.
La clave de la fecundidad contemporánea reside -todos están mensión de penalización del hijo aumenta con la capacidad de
de acuerdo en ello- en el nuevo papel de las mujeres y, en parti- ingresos de la madre. Ante esto, la dilación del momento de los
9
cular, en su opción de trabajar a lo largo de toda su vida. La ca- primeros nacimientos constituye una respuesta lógica. Proporcio-
rrera profesional no es necesariamente incompatible con la mater- na a la mujer más tiempo para afianzar su carrera profesional y
nidad, tal como muestra el caso de los países nórdicos. Pero, sea permite hacer disminuir sustancialmente el coste de la materni-
como fuere, una política que tratase de estimular la fecundidad dad en términos de ingresos. Esta dilación es evidente en todos
los países, pero es más acentuada en aquéllos en que resulta más
incitando a las mujeres a trabajar menos sería del todo contrapro-
difícil la conciliación entre carrera profesional y maternidad.'º No
ducente. Tal como muestro en la segunda lección de este libro, la
es, pues, sorprendente que la mayor se dé en España (donde la
edad media de maternidad se eleva hasta los 31 años).
6. V. J. Hotz, J. A. Klerman y R. Willis («The economics of fertility in de-
veloped countries», en M. Rosenzweig, O. Stark (eds.), Handbook of Population
Pero el hecho de atrasar el momento de ser madre no implica
and Family Economics, vol. 1 A, Ámsterdam, Elsevier, 1997, pp. 276-347) ofrecen necesariamente una fecundidad baja, siempre y cuando las mujeres
una excelente visión de conjunto de las teorías y la investigación en materia de puedan recuperar después el atraso. En Dinamarca e Italia, la edad
fecundidad. de la primera maternidad es la misma (29 años), pero Dinamarca
7. N. Ahn y P. Mira, «A note of the relationship between fertility and fe-
logra llegar a un índice de fecundidad superior en un 50 % al de
male employment rates in developed countries», Journal of Population Econo-
1111
mics, vol. 15, n." 4, 2001, pp. 667-682.
8. G. Esping-Andersen, «A child-centred social investment strategy», pp. 26-
1¡¡1¡111 10. S. Gustafsson, «Üptimale age at motherhood. Theoretical and empiri-
67, en G. Esping-Andersen, D. Gallie, A. Hemerijck, J. Myles (dir.), Why We Need
cal considerations on postponement of maternity in Europe», Journal of Popula-
111111 a New Welfare State, Oxford University Press, 2002. lion Economics, vol. 14, n.º 2, 2001, pp. 225-247.
9. P. McDonald, art. citado.
l"AMILI/\ Y REVOLUCIÓN DEL PAPEL DE LA MUJER 31
LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR
30
Está todavía más probado que el cuidado de los hijos estimu-
Italia. Es un hecho: se registra una proporción mucho más impor-
la el empleo de las madres. Según algunos investigadores ameri-
tante de mujeres sin hijos entre aquellas que tienen un elevado nivel
canos, la disminución de los gastos de guardería produce un au-
de instrucción, y en países como Alemania y España en que la con-
11 mento del 14 % del empleo de las madres casadas y efectos
ciliación es comparativamente más difícil. Pero, a pesar de este
todavía más importantes entre las madres solteras. El impacto de
aumento, el número de mujeres sin hijos no es la principal causa de
las bajas por maternidad resulta mucho más ambiguo. Si son de-
la baja fecundidad. El problema es más bien el de las condiciones
masiado breves, muchas madres renuncian pura y simplemente a
que favorecen u obstaculizan el nacimiento de un segundo hijo y de
su empleo; si son demasiado largas, el resultado podría ser el mis-
los siguientes. Así -el hecho es de sobras conocido-, los proble-
mo. En los Estados de la Unión Europea, Francia incluida, las
mas de conciliación, relativamente limitados con un único hijo, au-
bajas plenamente retribuidas están limitadas a cuatro meses, cosa
mentan de forma decisiva con dos y más. Tanto en Francia como en
que, teniendo en cuenta la frecuente penuria de soluciones de
Suecia, más de la mitad de las mujeres tienen en total dos hijos o
guardería asumibles, representa claramente para las madres la
más, contra un poco menos del 40 % en Italia.
Las condiciones necesarias para poderse poner al día (es decir, imposibilidad de volver al trabajo.
para alcanzar unas tasas de fecundidad conforme a las preferen-
cias colectivas) son ahora bien conocidas. Nos fijamos sobre todo
HACIA UNA POLÍTICA DE CONCILIACIÓN EFICAZ
en el cuidado de los niños y en las bajas por maternidad, cosa que
no tiene nada de sorprendente. Los servicios de guardería permi-
Tenemos cada vez más conciencia de la necesidad de repensar
ten limitar al mínimo las bajas antes y después de cada nacimien-
la política familiar para adaptarla mejor a las nuevas realidades.
to, y constituyen un medio esencial de reducir los costes de opor-
¿Cuáles serían los ingredientes esenciales de una política eficaz de
tunidad de la maternidad. Un cuidado de calidad, cuando no está
subvencionado, resulta inevitablemente caro, por lo general alre- ayuda a las familias? En la medida en que el coste monetario de
dedor de 400 o 500 euros al mes para una prestación diaria. Las los hijos no puede ignorarse, una ayuda a los ingresos a través
familias con unos ingresos más bajos son, pues, expulsadas del de subsidios familiares podría tener un papel importante. Cada hijo
suplementario comporta, a grandes rasgos, un aumento del 20 %
mercado por los precios. Está empíricamente demostrado que la
existencia de servicios de guardería incrementa la fecundidad. del consumo de la familia. La generosidad del Estado del bienestar
Doblar estos servicios haría aumentar el índice sintético de fecun- en la materia es muy variable; Francia y los países nórdicos enca-
didad en más de 0,1 puntos 12 y, en Dinamarca, su universalización bezan la clasificación. A diferencia de la práctica escandinava -un
13 mismo subsidio para cada hijo-, en Francia no se percibe nada
ha contribuido a hacer pasar dicho índice de 1,5 a 1,8. Son efec-
por el primer hijo, mientras que los nacimientos sucesivos se bene-
tos que no pueden ignorarse. fician de una prir:na. En Escandinavia, el mensaje implícito es el
siguiente: todos los hijos tienen el mismo valor. El planteamiento
11. El porcentaje de mujeres sin hijos (a los 49 uílos) es c.lcl 23 % en Fran- francés es implícitamente más natalista, pues atribuye un valor su-
cia, el 27 % en Suecia y el 31 % en Espafla. perior al tercer hijo y ninguno al primero.
12. O. Kravdal, «How the local supply of day curl' ccnlcrs influences fer-
tility in Norway: A parity-spccific appronch», l'Ot>lllt1tl1111 fü'.~earch and Policy Re- Pero no es de ninguna manera seguro que las transferencias de

!
1111

\111
view, 15, 1996, pp. 201-218. dinero a las familias con hijos tengan un impacto importante sobre
¡liI
1
1
l3. L. Knudscn, «Rcccnl fcrlllily lr(•nds 111 D1•11n1111k. Thc impact of family la fecundidad -con la eventual excepción de la prima francesa por
1
11 111111111 policy in a pcriod of i ncrcasi ng l'crll 111 y)), /)1111hlt ( '1•11/1't of l>e1nographie Fertility, el tercer hijo-. La auténtica justificación de los subsidios familia-
Rcscarch rcporl, n." l 1.
FAMILIA Y REVOLUCIÓN DEL PAPEL DE LA MUJER 33
LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR
32
mente en sentido contrario: las mujeres eligen empleos públicos
res es otra. Por una parte, compensan el coste que representa el
porque ven en ellos la forma de minimizar la incertidumbre y
hecho de tener hijos y, por otra, suponen un reconocimiento oficial
maximizar la conciliación, aunque ello deba implicar un sacrificio
del hecho de que los hijos producen asimismo un beneficio colec-
salarial.
tivo y que la subvención a los padres se otorga según un principio
En definitiva, el éxito del cónyuge en su función de sostén de
de equidad. Si se considera que ésta es precisamente la intención
la familia tiene un papel menos esencial que antes en las decisio-
principal que sostiene los subsidios familiares, la política familiar
nes relativas a la fecundidad, lo que no quiere decir tampoco que
debería en principio conceder el mismo valor a todos los hijos.
Pero el núcleo del problema se sitúa en las tensiones entre los hombres ya no tengan nada que ver. Los investigadores han
realizado recientemente un sorprendente descubrimiento: la con-
trabajo y familia. Gunnar y Alva Myrdal, 14 en los años treinta del
tribución de los hombres a las tareas domésticas, en particular las
siglo pasado, reflexionaron sobre ello antes que nosotros. Partían
vinculadas al cuidado de los hijos, es ahora decisiva, y las mujeres
del principio de que las obreras se veían obligadas a trabajar y se
hacen depender los nacimientos de la posibilidad de poder contar
preocupaban por los efectos indeseables de tal obligación sobre la
con el marido para ayudar a reducir los costes de la maternidad. 16
fecundidad. Eran, pues, conscientes de este dilema: ¿cómo asegu-
La capacidad de la madre para convencer al padre para que la
rarse de que las mujeres que trabajan tendrán hijos? El debate
releve depende en gran parte de su posición en la negociación en
actual es menos natalista, y seguramente formularíamos el pro-
el seno de la pareja. La posición de fuerza de la que se benefician
blema como sigue: «¿Cómo asegurarse de que las mujeres que
comparativamente las mujeres escandinavas favorece una mayor
quieren tener hijos no tengan que sacrificar su carrera profesional
igualdad de sexos en el reparto de las tareas domésticas, a dife-
para tenerlos? Desde el momento en que un nacimiento supone
rencia de lo que sucede en la Europa del Sur, incluso en el seno
previamente, para la mayoría de las mujeres, unas condiciones de
de familias en las que la madre debería estar en buena posición
trabajo seguras y estables, el paro elevado y la precariedad laboral
para negociar. 17 Quizá se trata simplemente del funcionamiento
se convierten en importantes obstáculos para la maternidad. Está
de las normas tradicionales en materia de relaciones entre los
sólidamente establecido que la fecundidad se ve perjudicada por
sexos, que hace imposible un reparto más equitativo. En este
el trabajo temporal o el paro de las mujeres. A la inversa, el hecho
caso, las mujeres que siguen una carrera profesional tienen poco
de trabajar en el sector público comporta una fecundidad más
margen de elección desde el punto de vista de la vida de pareja y
elevada. 15 Analizado los datos proporcionados por el panel de las
de la maternidad: esas mujeres se ven obligadas o bien a aceptar
familias europeas, he descubierto que las mujeres que tienen con-
que su trayectoria profesional se vea seriamente penalizada, o
tratos de trabajo estables poseen el doble de posibilidades de traer
un hijo al mundo que aquellas que tienen contratos temporales. bien a renunciar al mismo tiempo al matrimonio y a los hijos. 18
Los empleos públicos garantizan por regla general una mayor
seguridad y permiten además más flexibilidad; es por eso que la 16. L. P. Cooke,' «The gendered division of labor and family outcomes in
investigación atestigua una fecundidad sustancialmente superior Clcrmany», Journal of Marriage and the Family, 66, 2004, pp. 1246-1259; G. Es-
entre las mujeres empleadas por el Estado. Esto funciona igual- plng-Andersen, M. Guell, S. Brodmann, «When mothers work and fathers care.
Sccond births in Denmark and Spain», DEMOSOC Working Paper, 5, 2007.
17. B. Álvarez, D. Miles, «Gender effect on household work allocation: evi-
111111
14. Este matrimonio sueco, en que el marido fue Premio Nobel de Econo-
1lllll\ dcnce from Spanish two-eamer couples», Journal of Population Economics,
mía y la mujer Premio Nobel de la Paz, estuvo entre los grandes pensadores y
16(2), 2003, pp. 227-242.
l 111111
actores del modelo sueco de Estado del bienestar. 18. Catherine Hakim (op. cit.) hace esta misma observación cuando com-
llll!li\ 15. G. Esping-Andersen, «A child-centred social investment strategy», art.
para mujeres británicas y españolas.
citado.
34 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR FAMILIA Y REVOLUCIÓN DEL PAPEL DE LA MUJER 35

Considerado todo esto, parece ser que la fundación de una Es importante comprender que los costes que representa el
familia en las sociedades desarrolladas obedece actualmente a un cuidado de los hijos equivalen a un impuesto regresivo sobre la
conjunto de reglas cualitativamente nuevas. Las mujeres ganan oferta de trabajo de las madres. Los servicios de calidad de cuida-
terreno en materia de control de los recursos económicos y de do de los niños están socialmente sesgados en la medida en que,
capacidad para ejercer su autonomía. Da testimonio de ello un cuando son privados, resultan demasiado caros para muchas fa-
estudio comparativo entre Dinamarca y Francia. Casi todas las milias: las madres con escasos ingresos se ven en particular obli-
parejas danesas de menos de 55 años (el 83 %) están calcadas so- gadas a sacrificar el empleo remunerado, cuando son precisamen-
bre la nueva norma: ambos cónyuges trabajan, ambos tienen una te sus ganancias las que resultan esenciales para el bienestar de
carrera profesional. Y la danesa media contribuye en un 43 % a la familia. La solución familiarista tradicional -los abuelos- es
los ingresos totales de la familia. En Francia, donde la revolución cada vez más irrealista: también ellos tienen cada vez mayor ten-
femenina está mucho menos avanzada, sólo hay un 59 % de las dencia a trabajar. Los nuevos datos de la encuesta SHARE pro-
parejas en las que hombre y mujer se ganen la vida y la aporta- porcionados por la Unión Europea permiten hoy apreciar de ma-
ción de los ingresos de la mujer media es muy inferior (30-35 %). nera relativamente satisfactoria que el papel de los abuelos en el
Ello debería comportar unas diferencias notables en el poder de cuidado de los niños es significativa en todas partes. La mitad de
negociación de la mujer en el seno de la familia. Existiría la ten- los abuelos franceses declara ver regularmente a sus nietos. Pero
tación de concluir que las mujeres dudan cada vez más en ser hay algo más sorprendente: la frecuencia con la que los abuelos
madres si las normas tradicionales en materia de relación entre se ocupan de sus nietos es inversamente proporcional a la intensi-
los sexos continúan dominando la familia. En esta hipótesis, las dad de dicho cuidado. En Dinamarca, donde la mayoría de las
políticas que tengan como objetivo reducir el déficit de nacimien- abuelas trabaja, la frecuencia es excepcionalmente elevada (60 %),
tos deberán también reforzar el poder de negociación de la mujer pero la intensidad es baja (7 horas por semana de media). Italia
en el seno de la familia. Es interesante señalar que en este punto representa el extremo opuesto, con una frecuencia baja (40 %),
los subsidios familiares pueden resultar eficaces. Las investigacio- pero una duración que se acerca a una jornada laboral normal
nes muestran, en efecto, que la posición de las mujeres en la ne- (28 horas por semana). En Francia, el tiempo que el abuelo medio
gociación se ve sensiblemente reforzada cuando las transferencias dedica a ocuparse de un nieto -14 horas por semana, es decir, el
a las familias se realizan a su nombre y en su propia cuenta ban- doble que los daneses-20 es el resultado de la falta de plazas en
caria.19 guardería (y de la ausencia de escuela los miércoles). Parece ser
Una política estándar de «ayuda a las madres» tendría que que los abuelos se ocupan de peor grado de sus nietos cuando se
incluir un régimen impositivo neutro e individualizado, un permi- ven ante la perspectiva de unos cuidados demasiado absorbentes.
so de maternidad o paternidad con empleo asegurado y ayudas La misma lógica parece aplicarse a los padres: parecen dedicar
que permitiesen pagar el cuidado de los hijos. El régimen impo- más horas a sus hijos en las familias en las que éstos son cuida-
sitivo común penaliza los ingresos marginales de las mujeres y dos por otros durante el día.
resulta discriminatorio. El acceso a un sistema de guarderías de Aunque el familiarismo no haya desaparecido, todas las eva-
calidad y asequible es la condición sine qua non de un equilibrio luaciones realistas nos muestran que su eficacia para conciliar
11111

futuro viable. vida laboral y familiar declinará cuando, en el curso de los años
11'111
a venir, la revolución femenina casi se haya completado en el res-
11111

111:! 19. S. Lundberg, R. Pollak, T. Wales, «Do husbands and wives pool their
resources?», Journal of Human Resources, 32, 1997, pp. 463-480. 20. Agradezco a Mario Albertini el haberme proporcionado estas cifras.
LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR FAMIUA Y RIWOLUCIÓN DEL PAPEL DE LA MUJER 37
36

to de Europa. Esto quiere decir que debemos encontrar un mode- largas del ejercicio profesional a causa del nacimiento de los hi-
lo capaz de asegurar un cuidado de los niños universal y de gran jos. A grandes rasgos, una madre que deja de trabajar durante cin-
calidad. En Francia, como en la mayoría de los países europeos, co años para ocuparse de sus hijos ganará en el curso de su vida
las escuelas de enseñanza infantil (maternales) garantizan ya un un 40 % menos que si no se hubiese detenido. Cosa que, natural-
acceso universal a los niños de 3 a 6 años. El gran reto está ahora mente, implica también que el Estado percibirá durante el mismo
en la atención a los menores de 3 años. período menos impuestos. A partir de los cálculos referidos al
El establecimiento de una cobertura universal no resulta one- caso danés, estimo que las mujeres que se benefician de un siste-
roso. Suecia ofrece lo que sin duda constituye el dispositivo más ma de cuidado subvencionado acaban, a largo plazo, por rembol-
generoso, con una financiación pública que cubre el 85 % del sar (¡con intereses!) la subvención inicial gracias al incremento de
coste total; Dinamarca, un poco menos generosa ( 66 % del coste sus ganancias a escala de una vida y a los impuestos que se deri-
total), es manifiestamente capaz de proporcionar una cobertura van. Así, si el gasto público inicial se eleva a 72.850 euros, el im-
universal, en parte porque el servicio es gratuito para los padres puesto sobre la renta suplementario percibido por los poderes
con ingresos bajos. El coste total para las finanzas públicas se públicos se evalúa en 110.000 euros, y el reembolso sobre la in-
eleva a un poco menos del 2 % del PIB, teniendo en cuenta que versión del Ministerio de Hacienda será del 43 % (cuadro 1).
esa cifra engloba a todos los niños de O a 6 años. El coste del Pero el hecho de financiar un servicio público de cuidado de los
cuidado diario de los menores de 3 años representa aproximada- niños pequeños produce unos beneficios mucho más elevados si,
tal como mostraré en la segunda lección, se lo considera también
mente la mitad.
Si nuestro objetivo es asegurar una conciliación máxima, la como una inversión eficaz en las capacidades de aprendizaje de los
política danesa será sin duda el mejor modelo, teniendo en cuen- niños. Dos argumentos principales defienden que el Estado del bie-
ta las dos caras del problema de la conciliación. Por un lado, ga- nestar prevalezca sobre el mercado. En la medida en que los servi-
rantiza de forma manifiesta a todas las madres con hijos peque- cios de pago de cuidado de niños constituyen un impuesto regresi-
ños la posibilidad de continuar trabajando: su tasa de empleo es vo sobre el empleo de las mujeres, la financiación pública es de
del 78 % (frente al 63 % en Francia). Las investigaciones han de- forma manifiesta un prerrequisito de la equidad y la justicia. Y, en
mostrado asimismo que la sanción en términos de ingresos, a es- el caso de que estos servicios de pago sean accesibles a la mayoría
cala de una vida, es relativamente marginal, cosa que se debe de las familias, presentarán inevitablemente, como en Estados Uni-
principalmente al hecho de que casi todas las madres vuelven al dos, grandes diferencias cualitativas, cosa que significa que la desi-
trabajo tras su baja por maternidad. Por otra parte, el recurso a gualdad de poder adquisitivo de las familias se traducirá en una
los servicios de guardería de los niños es universal. Las estimacio- calidad desigual de los cuidados a los niños, cosa que comporta a
nes oficiales más recientes reflejan un índice de cobertura del 85 % su vez diferencias de desarrollo entre niños.
entre los niños de 1 y 2 años.
La madre danesa tipo recurre a la baja por maternidad duran-
te el primer año del hijo y luego vuelve al trabajo, con jornada Apoyar la ocupación de la mujer a lo largo de su vida
reducida durante un tiempo y después a jornada completa. Desde
1111\lll
el punto de vista económico, esta política presenta una relación Allí donde prevalece la solución familiar, la necesidad de cui-
\llilll

coste-eficacia del todo inhabitual. Su lógica reside en una dinámi- dados amenaza con convertirse en una pesada carga para las mu-
11111111

ca a largo plazo. Conocemos la importancia de la pérdida de in- jeres que llegan a la edad madura. La probabilidad de tener pa-
1
1111111:1

gresos que suponen, a escala de una vida, unas interrupciones dres ancianos dependientes aumenta rápidamente después de los
LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR l"AMILIA Y REVOLUCIÓN DEL PAPEL DE LA MUJER 39
38
CuADRO 1. Contabilidad dinámica de los costes e ingresos sobre la damente. Y tenemos que partir del principio de que la gran ma-
inversión resultante de modos de cuidado fuera de la familia yoría de las mujeres que llegarán a los 50 años en el transcurso
de las próximas décadas tendrán una clara preferencia por su ca-
Hipótesis rrera profesional. Es raro que las mujeres que hoy tienen 55 años
- Una mujer de 30-35 años tiene dos hijos. se beneficiasen en su momento de un grado de instrucción eleva-
- No deja de trabajar (excepto un permiso de maternidad de un año). do, pero ésta será la norma para las mujeres en 2020. Así, actual-
- Su salario representa el 67 % del salario medio. mente, sólo el 29 % de las francesas de 60 años tienen estudios
- Sigue trabajando hasta los 60 años. secundarios; esta tasa se elevará hasta casi el 60 % para las muje-
Euros res que tengan 60 años en 2020. Finalmente, las necesidades se
transforman con la longevidad, y se hacen mucho más intensas:
Coste para las finanzas públicas cuidar de una persona afectada por la enfermedad de Alzheimer
24.000
Dos años de guardería (x 2) constituye un trabajo a plena dedicación.
48.850
Tres años de educación infantil (x 2) Examinemos las tasas de actividad entre las mujeres de edad
72.850 madura (55-64 años). En Suecia, el 65 % continúa trabajando,
TOTAL
frente a sólo el 25 % en Francia y todavía menos -16 o/o- en
Ganancias para la madre Italia. Naturalmente, estas diferencias no resultan únicamente de
114.300 la obligación de ocuparse de miembros de la familia, sino que
a) Cinco años de salario pleno
b) Ganancia salarial debida a la ausencia de interrupción reflejan también unas tasas de empleo femenino globalmente ba-
200.100
(a escala de una vida) jas a lo largo de toda la vida. La edad oficial de la jubilación tiene
314.000 también un papel. En cualquier caso, y de la misma manera -ya
TOTAL
lo hemos visto- que en el caso de los abuelos que se ocupan de
Ganancias para las finanzas públicas los nietos, el hecho de tener que ocuparse de un pariente anciano
40.000
Ingreso suplementario resultante de (a) se impone aproximadamente de manera idéntica en toda Europa.
70.000
Ingreso suplementario resultante de (b) Si las escandinavas parecen librarse con más frecuencia, la inten-
110.000 sidad es, una vez más, bastante modesta: un(a) danés(a) le dedica
TOTAL
de promedio dos horas y media por semana. La intensidad es
Reembolso neto sobre la inversión inicial para mucho más elevada en Francia (9 horas por semana) y equivale
las finanzas públicas (110.000 - 72.850) 37.150 de hecho a un trabajo a jornada completa en Italia (29 horas por
semana). 21 En Escandinavia, ninguna mujer, o casi ninguna, se ve
50 años. Cuando los cuidados deben ser intensos, obligan a poner obligada a acortar su vida profesional para ocuparse de un pa-
fin prematuramente a la carrera profesional. Además, la posibili- riente; en Europa del Sur, esto es y sigue siendo la norma. Dejar
dad misma del cuidado de una generación por parte de la siguien- de trabajar a los 50 años implica renunciar a una parte esencial
te se degrada. Quienes envejezcan en el transcurso de las próxi- de los ingresos a escala de una vida y reduce probablemente los

l¡ mas décadas tendrán muchos menos hijos que sus predecesores, 21. El porcentaje de mujeres de edad madura que se ocupan de los demás
1 1 lo que significa que la reserva potencial de miembros de la familia a plena dedicación es de casi un 1O % en España, del 2 % en los Países Bajos y
I¡ susceptibles de ocuparse de ellos se reducirá. Simultáneamente, casi nulo (0,6 %) en Dinamarca (estimaciones según la ola de encuestas 2001 del
la población de personas mayores de riesgo aumentará muy rápi- observatorio europeo de los hogares).
40 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR l<"'AMTLIA Y REVOLUCIÓN DEL PAPEL DE LA MUJER 41

derechos de cara a la pensión. Para una sociedad esto implica 1118 pobres, condicionados por los recursos, a los que se añaden
renunciar a ingresos fiscales. 11t'rvicios de pago (subvencionados por impuesto) para los de-
La búsqueda de servicios de cuidados en el exterior de la fa- 111(\s~, garantizará quizá una cierta equidad a los ciudadanos con
milia conocerá inevitablemente un aumento brutal. Una demanda ingresos muy bajos, pero al coste de desigualdades mayores y de
que no puede ser satisfecha por el mercado, ya sea bajo la forma diferencias de cuidados para el resto de la población.
de cuidados en un centro especializado o a domicilio, por la sen- ¿Un planteamiento al estilo danés es tan eficaz como equitati-
cilla razón de que estos dos tipos de servicios resultan demasiado vo? Sí, en la medida en que absorbe el conjunto del mercado de
caros para la mayoría de las familias. El coste de estancia en una In dependencia, pero el coste que conlleva haría retroceder a mu-
residencia llega fácilmente al equivalente del sueldo femenino i'hos. Sin embargo, si nuestro objetivo es satisfacer la demanda,
medio. La política danesa ofrece, una vez más, un modelo ideal, 111 solución de pago no tiene muchas posibilidades de suponer un
ya que la oferta de cuidados debe corresponderse (por ley) a la 11horro, por el simple hecho de que los beneficios a generar y de
demanda. La cobertura total de las necesidades a través de la ayu- 1118 elevados costes de transacción. Y para la mayoría de los ciu-
da a domicilio y de las residencias cuesta aproximadamente el 3 % dndanos esos servicios siguen siendo inaccesibles sin subvencio-
del PIB (la ayuda a domicilio está completamente financiada por t tl'S públicas. Para mejor evaluar los costes, los podemos compa-
los poderes públicos, mientras que aproximadamente la quinta nw con los ingresos suplementarios que proporciona al Gobierno
parte del coste de la residencia se cubre por la aportación del 11 n aumento del empleo de las mujeres de edad madura. Si éstas
paciente). El modelo da preferencia a la ayuda a domicilio y trata 1¡iguen trabajando diez años más que la norma actual, los ingre-
de reducir al mínimo el recurso a las residencias, no sólo porque rms de la familia experimentarán un aumento sustancial, cosa que
la primera solución es la preferida por las personas ancianas, sino hurá disminuir la pobreza, y por tanto la necesidad de asistencia
también porque presenta una mejor relación coste-eficacia. Aun- nocial, y mejorará los ingresos fiscales del Estado.
que las visitas sean diarias, el coste por cliente de la ayuda a do- A título ilustrativo, pongamos como hipótesis que la tasa de
micilio representa menos de un tercio del de un alojamiento en Pmpleo de las francesas de edad madura se doblase para alcanzar
residencia. Por otro lado, en caso de escasez de residencias, las le >s niveles escandinavos si Francia adoptase el modelo danés en
familias recurrirán a la hospitalización, que es por lo menos el 11 mteria de asistencia a las personas. Esto querría decir que un
doble de cara que éstas. ·\S % más de francesas, de edades comprendidas entre 50 y 55
En la medida en que basta tener necesidad de estos servicios 11flos, se ganarían la vida durante diez años suplementarios. Inclu-
para poder aspirar a ellos, el modelo es equitativo en lo que se rm si todas ellas trabajasen a tiempo parcial, la suma de sus con-
refiere al acceso. Pero no olvidemos que la necesidad va ligada a ll'i buciones al impuesto compensaría probablemente en gran
la posición social; la financiación, pues, debería ser progresiva. El purte el conjunto de lo que cuestan al Estado los cuidados a las
sistema danés está financiado por los ingresos fiscales generales, personas ancianas. No olvidemos que la pobreza de las personas
cosa que garantiza naturalmente un mínimo de equidad, que se nncianas es particularmente acentuada entre las viudas, sobre
vería mejorada si la parte financiada por los clientes fuese tam- todo porque el importe de sus pensiones, cuando las tienen, es
11111111111
bién objeto de una retención progresiva. Un seguro de dependen- t mdicionalmente muy bajo. Animando a las mujeres a tener una
111111111 cia al estilo alemán es necesariamente no equitativo, a causa al vida profesional más larga, dispondremos de un antídoto eficaz
1111111111 mismo tiempo del tope de ingresos sometidos a contribución y de l't>ntra la pobreza de las personas ancianas.
1111111:1111 unos baremos fiscales esencialmente proporcionales (y no progre-
sivos). En cuanto al sistema anglosajón -servicios gratuitos para
42 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR FAMILIA Y REVOLUCIÓN DEL PAPEL DE LA MUJER 43

¿Feminizar la trayectoria vital masculina? rnéstico, el cuadro es exactamente opuesto: 2,2 horas para ]os
hombres, 4,3 horas para las mujeres. 22
Si la revolución femenina está inacabada, es también porque Todavía más importante: el aumento de la contribución de los
la adquisición por parte de las mujeres de un comportamiento hombres está fuertemente marcado de manera social, ya que se
más «masculino» en su trayectoria vital no ha encontrado equi- refiere a los hombres con más titulación y a las familias en que la
valente en términos de «feminización» del de los hombres. Su- mujer se halla en posición de fuerza para negociar. No sólo hay
poniendo que los padres dejen de trabajar en el momento del un abismo que separa la manera en que los hombres más y me-
nacimiento de los hijos, esta interrupción es poco más que sim- nos cualificados se ocupan de sus hijos, sino que este abismo se
bólica (de una duración análoga a la de una baja por enferme- está haciendo cada vez mayor. La feminización de la trayectoria
dad debida a una gripe). Suecia y Noruega ofrecen la única ex- vital de los hombres afecta principalmente a la cúspide de la pi-
cepción auténtica: las políticas en vigor promueven activamente rámide social.
que los padres se tomen sus «meses de papá», un permiso de La simetría entre los sexos tiene un papel cada vez más impor-
paternidad prolongado. En el transcurso de su vida profesional, tante en el comportamiento social. Lo hemos dicho anteriormen-
los hombres han cambiado muy poco de comportamiento res- te: está demostrado que la posibilidad de contar con la participa-
pecto al trabajo, con la única excepción notable del adelanto en ción del compañero es un factor decisivo de fecundidad entre las
la edad de jubilación. mujeres que trabajan. Está asimismo demostrado que la contri-
Si nos fijamos en su utilización del tiempo, veremos aparecer bución del marido a las tareas domésticas hace disminuir el ries-
cambios más significativos. Las encuestas sobre el tema nos mues- go de separación y de divorcio. 23 Esto podría explicar por qué el
tran que la contribución de los hombres al trabajo doméstico no riesgo de divorcio se concentra cada vez más en las capas sociales
retribuido ha dado un salto adelante en el transcurso de las últi- inferiores. Y si las desigualdades sociales en materia de estimula-
mas décadas, salto espectacular en dos tipos de actividades: las ción de los hijos se intensifican -cosa que veremos en la siguien-
actividades ordinarias (la limpieza, por ejemplo) y las actividades te lección- es en gran parte porque los hombres más cualificados
relativas a los hijos (la contribución de los padres se ha doblado dedican más tiempo a sus hijos que los menos cualificados. El
desde los años ochenta del siglo pasado en países tan distintos hecho de que los segundos parezcan tan reticentes a ver abolida
como Dinamarca, Francia y Estados Unidos). La división del tra- la división del trabajo entre los sexos consolida la dimensión dual,
bajo entre cónyuges (producción remunerada para el uno, trabajo o polarizada, de la revolución femenina.
doméstico para la otra) se vuelve más equilibrada, con las muje- La homogamia marital (el hecho de casarse en el seno de un
res trabajando y los hombres dedicando más horas a las tareas mismo medio social) constituye un factor de mayor simetría entre
domésticas. los sexos. Cuando los cónyuges tienen el mismo nivel de formación
La tendencia es significativa, pero no de una amplitud revolu- u otras características en común, hay más posibilidades de que
cionaria. En primer lugar, la diferencia entre sexos en materia de tengan las mismas preferencias; las ventajas de una división de
actividad doméstica sigue siendo importante. Incluso cuando las papeles son entonces igualmente reducidas. Sabemos que la selec-
mujeres tienen un empleo, su tiempo de trabajo es menor, y el 11 ción marital es particularmente pronunciada en la parte más alta
1 1 1~1
1 aumento del trabajo de los hombres en casa sólo hace disminuir
111111 ,I
22. Calculado a partir de los últimos datos Eurostat (europa.eu.int/comm./
111111111
muy modestamente la carga de trabajo doméstico de las mujeres. curostat/statistics in focus).
Así, los franceses dedican de media 4 horas diarias a su trabajo, 23. L. P. Cooke, «The gendered division of labor and family outcomes in
11:11111\

contra 2,3 horas para las francesas. En lo referente al trabajo do- Germany», Journal of Marriage and the Family, 66, 2004, pp. 1246-1259.
44 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR FAMILIA Y IU!VOLUCIÓN DEL PAPEL DE LA MUJER 45

y en la más baja de la pirámide social. Pero las cifras sugieren que hujan ambos, y en que la esposa se beneficia de una autonomía
tan sólo en la cúspide favorece la igualdad de sexos. 24 Segundo pconómica importante. Si éste es el caso, decidir que la ayuda
factor: la posición de las mujeres en la negociación en el seno del llportada por el Estado a las familias debe ser pagada a la esposa
hogar. Su fuerza de negociación emana principalmente de su grado l' ingresada en su cuenta bancaria podría ser uno de los elemen-
de independencia económica, que depende a su vez de su capaci- tos de una estrategia eficaz. Segundo factor esencial que obstacu-
dad de ingresos. Pero el problema es que ésta es muy limitada en- liza el trabajo de las mujeres que tienen un bajo nivel de cualifi-
tre las menos cualificadas. Desde este punto de vista, nos vemos cación: la diferencia salarial entre ambos sexos, mucho más
confrontados a un nudo gordiano fundamental, que solamente es elevada, en numerosos países, entre los menos cualificados que
posible cortar de forma eficaz prolongando la revolución femenina entre quienes lo están más. La elevada tasa de empleo de que se
hacia abajo. benefician en Escandinavia las mujeres poco cualificadas está in-
Las aspiraciones de las mujeres a ser económicamente autó- dudablemente ligada a una diferencia salarial muy modesta si se
nomas y a tener hijos producen beneficios privados, pero también compara a escala internacional. La solución consistente en au-
un valor colectivo sustancial, razón suplementaria para recurrir a mentar los salarios de estas mujeres poco cualificadas, por ejem-
políticas públicas. El papel del Estado del bienestar en materia de plo elevando el salario mínimo, podría llegar a provocar un au-
bajas de maternidad y paternidad, de cuidado de niños y de aten- mento del paro. Si las nórdicas poco cualificadas encuentran
ciones a las personas ancianas es simple: la cuestión es esencial- trabajo pese a unos salarios relativamente elevados, es principal-
mente la de los costes y de los beneficios que están asociados. mente porque el Estado del bienestar ha creado en su seno un
Pero si las desigualdades entre familias suponen un serio obstáculo enorme mercado de trabajo femenino, consecuencia de una ofer-
para llegar a un mejor equilibrio, ¿qué puede hacer el Estado del ta pública de servicios muy rica.
bienestar? Al fin y al cabo, se trata de un problema estrechamen- Pero, como ya hemos dicho, para bailar el tango hacen falta
te ligado a la intimidad familiar. dos: es en el lado masculino de la ecuación donde podemos en-
En Europa no faltan declaraciones simbólicas y llamamientos contrar los principales obstáculos. ¿Qué podría impulsar a los
ideológicos, pero no hay muchas posibilidades de que de esta ma- hombres a «feminizar» su comportamiento en su trayectoria vi-
nera se vayan a cambiar las cosas. Son las incitaciones y las limi- tal? Recordemos que el coste potencial de las interrupciones de
taciones las que tienen un papel clave; es por ello que necesitamos carrera profesional o del aumento del tiempo dedicado a la tareas
identificarlas. domésticas es marginalmente más elevado para los hombres que
Las limitaciones pueden residir en primer lugar en la negativa para las mujeres, ya que los hombres suelen beneficiarse de ga-
de los individuos a romper con las normas tradicionales en mate- nancias más elevadas, sean cuales sean los niveles de formación
ria de relación entre los sexos. Pero esto no explica realmente y de competencia. Pero esto se explica ante todo por una discri-
nada, ya que sabemos que un número cada vez más elevado de minación estadística: como los empresarios esperan que la mujer
parejas están unidas por una relación de mayor igualdad entre los interrumpirá su carrera, compensan este riesgo pagando a las
sexos. Se trata principalmente de los hogares en que tanto el hom- mujeres menos que a los hombres. Si el riesgo pudiese ser neutra-
bre como la mujer tienen un nivel de cualificación elevado y tra- lizado por los dos sexos, tendríamos motivos para esperar una
mayor convergencia entre los salarios. De hecho, la diferencia de
salario entre los sexos es más reducida en los países nórdicos
24. J. Bonke, G. Esping-Andersen, «Parental Investments in Children: How
Educational Homogamy and Bargaining Affect Time Allocation», Demosoc, para todos los niveles de competencia, muy probablemente por-
Working Paper, 13, 2007. que el comportamiento de las mujeres en el mercado de trabajo
46 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR
FAMILIA Y REVOLUCIÓN DEL PAPEL DE LA MUJER
47
está excepcionalmente «masculinizado». Y ya volvemos a encon-
versamente proporcional a la intensidad del cuidado. Y cuando se
trarnos ante el nudo gordiano fundamental, ahora bajo una nueva
trata del tiempo que los padres dedican a sus hijos, vemos en ac-
forma.
ción la misma lógica: aumenta de forma significativa cuando los
Una estrategia habitual estos últimos años ha consistido en
niños son cuidados durante el día. Una política de atención uni-
animar a los padres a prolongar su permiso de paternidad. Esta
versal a la primera infancia tendría, por lo tanto, que contribuir
política generalmente ha fracasado. Pero podemos sacar alguna
ampliamente a introducir en la vida familiar más simetría entre
enseñanza de los dos casos en que ha dado frutos: en Noruega y
los sexos. El tercer factor está relacionado con la duración de la
en Suecia. Entre los años ochenta y los noventa, el porcentaje de
jornada laboral estándar. En Europa, los países mediterráneos re-
padres que optaban por el permiso de paternidad se dobló para
presentan un caso extremo: en ellos, la jornada de trabajo normal
llegar a más del 40 %, y la duración del permiso medio aumentó.
dura hasta las 8 o las 9 de la noche, cosa que impide de facto
Lo que permitió a estos países desmarcarse claramente de los de-
cualquier contribución significativa del hombre, por más igualita-
más fue la forma en que esta política se había concebido. En
rista que éste sea. Podría ser conveniente, pues, reformar los ho-
primer lugar, el permiso no puede transferirse de un miembro de rarios de trabajo.
la pareja al otro, cosa que significa que el permiso específico para .i
' En el núcleo de la nueva política familiar encontramos esta
el padre se pierde si éste decide no recurrir a él. En segundo lu-
aparente paradoja: el bienestar de la familia en las sociedades con-
gar, el subsidio era del 80 % del salario habitual. Pero un examen
temporáneas presupone una «desfamiliarización» de ciertas tareas.
más atento de la situación permite descubrir que los permisos de
Esto no implica evidentemente una intrusión coercitiva en la vida
los padres, sobre todo los permisos de larga duración, correspon-
den esencialmente a empleados del sector público (en que el sub- Ir familiar. Se trata esencialmente de ofrecerle opciones realistas. Si
la ausencia de soluciones de cuidado de los niños abordables cons-
sidio se eleva al 100 % del salario).
tituye un obstáculo importante para la fertilidad, un servicio públi-
Ésta es una lección importante. El carácter de penalización de
co para la primera infancia debería permitir a los ciudadanos fun-
las interrupciones de la carrera es mínimo en los empleos que
dar una familia que se correspondiese realmente con sus deseos.
corresponden con lo que podríamos llamar «economía blanda»,
Según una creencia muy extendida, la externalización de las res-
pero éste no es el caso en la «economía dura», en que se ejercen
ponsabilidades familiares viene a comprometer la calidad de vida
presiones sobre la competitividad. Así, la igualación de los sexos
de la familia y erosiona sus solidaridades. Todo muestra exacta-
a través de los permisos de paternidad podría ser más limitada de
mente lo contrario. Ya hemos visto cómo los lazos entre las distin-
lo que suele pensarse. Podría ser, en cambio, mucho más eficaz en
tas generaciones de una misma familia parecen más fuertes y más
todas partes una estrategia de igualación de sexos a través de la
frecuentes cuando la obligación potencial de ocuparse de los pa-
contribución de los hombres a las tareas domésticas y al cuidado
dres está razonablemente limitada; lo mismo sucede en el caso del
de los hijos. Recientes investigaciones nos han mostrado que exis-
grado en que los padres se ocupan de sus hijos.
ten tres medios de mover a los hombres a participar más. Una, ya
abordada, viene de la fuerza relativa de la negociación de la espo-
sa en el seno de la familia, que depende básicamente de su nivel ¿Un nuevo reparto de papeles entre el Estado,
de ingresos. Otra se relaciona simplemente con el volumen reque- el mercado, las asociaciones?
rido de trabajo y de cuidados. Los datos de que disponemos sobre
relación entre generaciones nos aportan enseñanzas muy impor-
¿Cuál debería ser, pues, el peso respectivo del mercado y del
tantes: la probabilidad de aceptar ocuparse de un pariente es in-
Estado cuando sustituyen a la familia para generar protección?
LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR FAMILIA Y REVOLUCIÓN DEL PAPEL DE LA MUJER 49
48

Los contrarios a las privatizaciones, para quienes todo lo privado ¡ efectos secundarios de tal o cual tipo de combinación sobre la
es malo, se oponen regularmente a los que sostienen que todo lo j ¡: redistribución y sobre los componentes.
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que es público es malo. Pero la verdad está en los detalles, no en A menos de ser subvencionados (por ejemplo, a través de de-
las generalizaciones ideológicas. El abanico de la privatización es ducciones de impuestos o mediante bonos públicos de compra),
muy amplio, desde un régimen puramente comercial hasta la in- los servicios sociales privados son generalmente demasiado caros
troducción de principios casi comerciales en la financiación pú-
blica. Entre ambos se pueden encontrar las asociaciones sin áni-
r para la mitad menos rica de las familias. Lo mismo puede decirse
de los seguros de enfermedad y los planes de pensiones privados.
mo de lucro, los proveedores privados regulados o subvencionados,
los sistemas públicos de bonos de compra, etc.
l.
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Los seguros de enfermedad en Estados Unidos nos ofrecen un
ejemplo trágico: hasta 45 millones de norteamericanos no están
1'
Primer punto sobre el que hay que insistir: en términos ma- }

A
en absoluto cubiertos. Es importante referir siempre a la equidad
croeconómicos, los costes totales de la protección social no serán toda potencial ganancia de eficacia. Por regla general, una ganan-
probablemente muy diferentes sea cual sea la manera en que se cia en eficacia se ve casi siempre compensada por un precio a
combinarán las aportaciones del mercado y del Estado. Dinamar- pagar en términos de equidad.
ca y Estados Unidos, dos extremos opuestos en términos de gasto En cuanto a los efectos sobre los comportamientos, hay tres
social público, llegan pese a ello prácticamente al mismo resulta- categorías particularmente dignas de atención. En primer lugar,
do desde el punto de vista de los gastos sociales totales netos los efectos de incitación -incitación, principalmente, al ahorro y
(véase más adelante para más detalles). Si el mercado es realmen- al trabajo-. Aunque sea difícil encontrar pruebas empíricas fia-
te competitivo, se puede esperar una mejora cualitativa y, en cier- bles, es plausible que un sistema de protección social con una fi-
tos casos, puede mostrarse que es posible limitar los costes a tra- nanciación principalmente pública implique un nivel impositivo
vés de la provisión privada de servicios. Los servicios de ayuda a susceptible de reducir las incitaciones al trabajo y al ahorro de las
domicilio serán inevitablemente más caros si son asegurados por familias. Al contrario, podemos esperar ver progresar el trabajo y
agentes de la función pública que si son cubiertos por personal el ahorro cuando los ciudadanos deben financiar ellos mismos su
contratado. Pero en muchas residencias y centros del sector pri- protección social. Pero sin estimación creíble de los efectos de
vado, el coste por persona del servicio será normalmente superior cada solución sobre el ahorro y sobre el trabajo, prestación por
a su equivalente en el sector público. Esto se explica en parte por prestación, no estamos de momento en condiciones de hacer una
la necesidad del sector privado de obtener beneficios, pero sobre elección razonada en uno u otro sentido.
todo por el nivel elevado de los costes de transacción (dedicados Un segundo efecto se relaciona con los déficit y asimetrías de
a hacer publicidad, o bien a las facturaciones). Incluso si los pro- información. La competencia puede favorecer mucho la calidad,
veedores de servicios sociales del sector privado son más caros, pero muchos ámbitos de la protección social suponen un cierto
esto no implica necesariamente que la financiación por parte de grado de conocimientos que los individuos tienen pocas posibili-
los poderes públicos sea la única solución alternativa. Las asocia- dades de poseer. Muy pocos son capaces de escoger entre diferen-
ciones de asistencia social católicas y protestantes representan tes tipos de trasplante cardíaco. Incluso el hecho de tener que
una parte esencial de la asistencia social disponible en ciertos elegir entre diferentes escuelas puede plantear grandes dificulta-
países. En Dinamarca, una tercera parte de los centros que se des. Las asimetrías de información aparecen en el momento en
ocupan de los niños están fundados y dirigidos por asociaciones que el cliente es cautivo de los conocimientos de quien vende la
de padres, y, en Suecia, una escuela de cada diez es independien- prestación. Además, la capacidad de los ciudadanos para infor-
te. El auténtico problema que se nos plantea es más bien el de los marse está desigualmente repartida. Los que tengan más estudios

_J_
330025
50 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR FAMILIA Y REVOLUCIÓN DEL PAPEL DE LA MUJER 51

quizá no tendrán dificultades en un mercado competitivo, pero hay muchas posibilidades de desembocar en una segregación en
los menos cualificados pueden verse en una seria desventaja. Los materia de protección social. El problema fundamental es el esta-
débiles podrán serlo todavía más si la competitividad del mercado blecimiento de un marco de regulación coherente y eficaz.
lleva a prácticas de clasificación y exclusión de una parte de la
clientela. Un asegurador privado racional tendrá así tendencia a
evitar los clientes de riesgo. LA COMPATIBILIDAD DE LOS REGÍMENES DE PROTECCIÓN SOCIAL
El tercer tipo de efecto se refiere a las externalidades sociales.
El hecho de que una parte importante de la población no pudiese Sea cual fuere la forma en que un país decide combinar lo
pagarse los servicios de protección social podría tener repercusio- público y lo privado, una nueva política familiar eficaz exigirá un
nes nada despreciables sobre la sociedad. Pongamos por ejemplo incremento del gasto público. Según una estimación aproximati-
el acceso a las guarderías. Si los padres con un nivel de ingresos va basada en las cuentas sociales de los países escandinavos, unos
bajo no pueden permitirse recurrir a servicios de calidad, reaccio- permisos de paternidad y maternidad óptimos y un sistema de
narán quizá adoptando una solución peor para sus hijos («insta- atención universal y de alta calidad para los niños y las personas
lándolos» frente al televisor, por ejemplo) o decidiendo que la ma- ancianas dependientes necesitan un gasto equivalente al 5 % del
dre deje de trabajar. La primera «solución» es innegablemente PIB. Teniendo en cuenta las presiones que se ejercen hoy día so-
perjudicial para los niños. La otra reduce el empleo agregado (y bre las finanzas públicas, especialmente a causa del envejecimien-
los ingresos fiscales) y aumenta la pobreza de los niños (cosa que to de la población, semejante carga podría parecer prohibitiva.
reclamará transferencias de dinero público). Además, la inaccesi- Pero no olvidemos que la protección social comporta tres pilares
bilidad de los cuidados externos hará descender la fecundidad. que cada uno representa una utilización, directa o indirecta, del
Considero esencial integrar en la forma en que elaboramos PIB. El hecho de no poder aumentar el gasto público no implica
nuestras cuentas públicas todos estos efectos sobre los comporta- necesariamente un descenso del gasto total, pues los ciudadanos
mientos y sobre la redistribución. Debemos asimismo replicar a lo compensan comprando prestaciones de pago o recurriendo a la
los defensores y a los adversarios de cada opción y proporcionar ayuda familiar gratuita (que tiene, indirectamente, un valor mo-
una contabilidad social completa. netario).
El argumento de más peso en favor de la privatización consis- El problema fundamental de nuestra contabilidad social es
te en decir que acentúa la libertad de elección y la competencia, que se limita de forma excesiva y miope a los gastos públicos. En
que pueden, tanto la una como la otra, mejorar la calidad. Pero las comparaciones internacionales estándar, únicamente se nos
la debilidad de esta posición viene del hecho de que se podrían presenta el gasto social público bruto. Y se constata normalmente
obtener beneficios idénticos aplicando principios «casi comercia- que los países escandinavos y Francia gastan mucho (34 % del
les» en los servicios públicos (o regulados por los poderes públi- PIB en Dinamarca, 33 % en Francia), aparentemente mucho más
cos). Un abanico de posibilidades más amplio es compatible con que Estados Unidos (16 %) o la Gran Bretaña (25 %). 25
unos objetivos igualitaristas si los prestadores de los servicios es- Estas cifras están en lo esencial carentes de sentido, ya que no
tán sometidos a una regulación adecuada y si los consumidores tienen en cuenta el hecho de que muchas de las prestaciones so-
están correctamente informados. Las investigaciones empíricas ciales están inmediatamente gravadas fiscalmente tanto en los Es-
rebosan de casos de buena y de mala práctica de los que podría-
mos sacar numerosas lecciones. Si se autoriza a los proveedores 25. Para los gastos, todas las cifras han sido proporcionadas por la OCDE
a seleccionar los riesgos o a decidir las tarifas como les parezca, y se refieren al año 2001.
52 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR FAMILIA Y REVOLUCIÓN DEL PAPEL DE LA MUJER 53

tados del bienestar en que los gastos sociales públicos son eleva- CUADRO 2. Gasto social aparente y gasto social real en porcentaje
dos como en los países nórdicos, donde la mayoría de los ingresos del PIB (2001)
surgidos de subvenciones públicas son declarables. No tienen en
Dinamarca Francia Estados Unidos
cuenta los gastos fiscales ocultos consistentes en desgravaciones y
subvenciones fiscales que tienen por objetivo favorecer la protec- Gasto social público bruto 34 33 16
ción social privada (desfiscalización de las aportaciones a los fon- Gasto social público neto 26 29 17
dos de pensiones, por ejemplo). El recurso a las deducciones o
Gasto social privado neto 1 2 11
exenciones fiscales es en efecto muy importante en los sistemas
de protección social que animan a recurrir al mercado. Si se tiene Gasto social total neto 26 31 25
en cuenta por un lado la imposición de las prestaciones sociales FUENTE: W. Adema, M. Ladaique, Net Social Expenditure, 2005 Edition. Docuº
y por el otro los gastos fiscales ocultos (exenciones y deducciones mento de trabajo del ELSA (OCDE), 8 (2005: cuadro 6).
de impuestos), se llega a un indicador mucho más realista del
gasto social público neto. Y la considerable distancia entre los medio pagan más o menos lo mismo. Pero está claro que los otros
diferentes países se reduce: el gasto público neto de Dinamarca es daneses y los otros americanos no recibirán lo mismo.
sólo del 26 % del PIB, y el de Francia del 29 %, mientras que el Porque no todos los ciudadanos son ciudadanos medios, y es
de Estados Unidos se eleva al 17 %. esto lo que da a la contabilidad global de los regímenes de protcc.
Pero estas cifras siguen sin tener demasiado sentido, ya que no ción social toda su pertinencia. Si el dinero debe venir en buena
tienen en cuenta los gastos privados de protección social, que parte del consumidor, el acceso a la protección social depender(\
pueden también ser muy elevados en los Estados poco generosos de su capacidad adquisitiva. Una familia americana media puede,
en materia de protección social pública. El gasto social privado en general, pagarse el seguro de enfermedad y los servicios de
(neto) es, como era de esperar, marginal en Escandinavia (sólo el asistencia a la persona, pero estas mismas prestaciones están fue.
0,8 % en Dinamarca), así como en Francia (2,1 % del PIB), y con-· ra del alcance de la mayoría de los hogares pertenecientes a la
siderable en Estados Unidos (11 %) y en Gran Bretaña (4 %). En mitad menos rica. Es por esto que 45 millones de norteamericu"'
el momento en que se tiene en cuenta el gasto privado, las dife- nos no tienen ningún seguro de enfermedad, y es también por
rencias internacionales empiezan a parecer mínimas. El gasto so- esto que la calidad de la asistencia a los niños y a las personas
cial neto (público + privado) es entonces del 26 % en Dinamarca, ancianas en Estados Unidos es extraordinariamente variable. P<w
,, el 31 % en Francia y el 25 % en Estados Unidos. De hecho, según citar un ejemplo análogo, a final de los años noventa, el gobierno
,'
,1
11'
este procedimiento contable, de todos los países de la OCDE, Blair empezó a desarrollar en proporciones considerables los set~
,,1
Francia es el que más gasta. El cuadro 2 proporciona una visión vicios de guardería para los niños pequeños, y creó 600.000 ria~
111

de conjunto. zas suplementarias en pocos años. Su política se apoyaba ('ll


111

111 Primera lección: gastos cuya amplitud parecía desmesurada, guarderías privadas de vocación comercial, pero en la medida
Jll
como los de Dinamarca, resultan ser en realidad modestos. En otras en que las ayudas públicas eran muy modestas, el acceso de las fn,
palabras, lo que cuenta no es tanto la carga global como: a) la pro- milias a estos servicios fue difícil. Al final, casi la mitad de los
cedencia del dinero, y b) los resultados en términos de protección centros fueron cerrados «por falta de demanda».
social para un nivel dado de gastos. En Dinamarca y en Suecia casi Debe considerarse como una perspectiva realista el aumento
todo el dinero viene del contribuyente; en Estados Unidos viene en futuro del gasto en beneficio de los servicios a la familia. Es tW
gran parte del consumidor. Al final, el danés medio y el americano cesario hacer entender bien una cosa muy simple: a) si quct'('trn>s

L
54 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR

realmente alcanzar estos objetivos sociales, la carga financiera su-


plementaria es inevitable, independientemente de la manera como
se combine lo privado y lo público; b) si no accedemos rápida-
mente a este gasto suplementario, debemos esperar unas caren-
cias de protección social mayores.
La carga financiera suplementaria será inevitablemente varia-
ble según los países de la Unión Europea. En países como Dina- -.,
marca o Suecia, una parte importante de las nuevas necesidades
ha sido ya financiada, pues el cuidado de los niños y de las perso-
nas ancianas dependientes es casi universal. Estos dos países de- 11 SEGUNDA LECCIÓN

dican ya aproximadamente el 5 % de su PIB a estos dos aspectos. 1 HIJOS E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES


Los gastos suplementarios que se impondrán en el transcurso de
las próximas décadas sólo servirán, pues, para adaptar el sistema
a la cantidad de población o a eventuales mejoras cualitativas. En Introducción
el extremo opuesto, países como Italia o España han de salvar un
retraso considerable. Entre los dos extremos, encontramos Fran- Una crítica clásica al Estado del bienestar consiste en repro-
cia, donde la necesidad de nuevos gastos será un poco más limi- charle el hecho de sacrificar la eficacia a la igualdad. Se dice que
tada, pero seguirá siendo significativa a la vista de las graves in- las ventajas sociales que aporta erosionan la incitación al trabajo,
suficiencias de la financiación del cuidado de los niños y, todavía reducen nuestra tendencia al ahorro y hacen disminuir la produc-
más, de las personas ancianas dependientes. tividad. Si es cierto que la protección social muerde la mano que
En resumen, necesitamos contar con un sistema de contabili- la alimenta, estamos sometidos a un cruel arbitraje.
dad social consolidada que nos permita: a) identificar el gasto pú- Pero esta teoría del arbitraje reposa sobre una creencia más
blico real (por oposición a una presentación engañosa), y b) estu- que sobre pruebas sólidas. Las evaluaciones empíricas serias ge-
diar la evolución del gasto privado y público, su combinación entre neralmente han fracasado a la hora de poner de manifiesto esos
mercados y gobiernos. Lo que cuenta es la utilización global de la graves déficit de eficiencia imputables al Estado del bienestar. 1
producción nacional, la parte real, neta y total del PIB destinada a Argumentos igualmente plausibles muestran, al contrario, su ca-
la protección social. Si este planteamiento resulta tan valioso es pacidad para reforzar la economía: unos ciudadanos sanos y cua-
porque permite una evaluación mucho mejor de la redistribución lificados son más productivos y, si se sienten seguros, están más
organizada por los diferentes modelos sociales. La cuestión no es inclinados a aceptar cambios rápidos. Además, el aspecto «igual-
si tendremos los medios para financiar más gasto social: tendremos dad» del arbitraje es en general un poco demasiado indetermina-
que hacerlo de todas formas. La auténtica cuestión consiste en pre- do. Para llegar a un nivel mínimo de claridad, debemos por lo
guntamos quiénes son los ganadores, quiénes son los perdedores y menos distinguir entre igualdad de resultados e igualdad de opor-
cuáles serán los efectos sociales de tal o cual combinación entre tunidades. Debemos asimismo reconocer que los vínculos entre
privado y público. Si pudiésemos asimismo desarrollar un sistema
fiable que permitiese cuantificar los costes implícitos de los servi-
1. Véanse, por ejemplo, N. Barr, The Economics of the Welfare State, Stan-
cios a la familia, podríamos aspirar a un auténtico sistema de con- ford University Press, 1998, y A. Atkinson y G. Viby-Mogensen, Welfare and Work
tabilidad de los regímenes de protección social. Incentives, Clnrcndon Press, 1993.
56 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR HIJOS E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES 57

igualdad y política social son ambiguos, e incluso en algunos ca- y el vínculo entre orígenes sociales y oportunidades ofrecidas al
sos contradictorios. niño a lo largo de su vida es hoy día tan fuerte como lo era en la
Por regla general, se mide la igualdad de resultados compa- época de nuestros abuelos. 3
rando el reparto de los ingresos (antes y después de los impues- La ausencia de auténtico progreso en este campo pese a los
tos) y los gastos sociales. Nadie duda evidentemente del hecho de esfuerzos dedicados por el Estado del bienestar a la enseñanza y,
que los Estados del bienestar son redistributivos, pero esto viene aún más, a la redistribución es una de las grandes paradojas de
simplemente de una reasignación de los ingresos en el transcurso nuestro tiempo. Y, como muchas paradojas, ésta desaparece en el
del ciclo vital, en particular desde la juventud hacia la tercera y momento en que conseguimos comprender mejor los auténticos
cuarta edad. Pero es asimismo evidente que hay partes importan- mecanismos que rigen la vida social. Lo que ha quedado ya claro
tes del presupuesto social que favorecen a los ricos en detrimento es que los sistemas de enseñanza, aun concebidos con fines pro-
de los pobres. Es el caso de la enseñanza superior y de los trata- gresistas e igualitarios, están institucionalmente mal equipados
mientos médicos más costosos. En general, el objetivo principal para crear igualdad. Pierre Bourdieu lo explica por la forma como
del Estado del bienestar no ha sido nunca la redistribución de los el ámbito escolar está intrínsecamente sesgado en beneficio de
ingresos por ella misma, sino más bien para garantizar asistencia una cultura de clase media que penaliza involuntariamente a los
y protección. Siempre que el Estado del bienestar ha perseguido niños de las capas sociales más bajas. Recientemente, ha apareci-
un ideal igualitarista, ha sido principalmente para hacer progre- do otra explicación, probablemente más sólida, basada en la psi-
sar la igualdad de oportunidades más que la de resultados efecti- cología experimental: las bases cognitivas decisivas quedan fijadas
vos. En un lejano pasado se hablaba de clases sociales y se pro- en el curso de la primera infancia. Lo que ha tenido lugar en la
metía velar para que los orígenes sociales no asignasen para cada etapa preescolar es fundamental para la motivación y las capaci-
cual las oportunidades de las que dispondría en la vida. dades de aprendizaje del niño una vez ha entrado en la escuela.
Incluso los más ardientes defensores de la teoría del arbitraje Los orígenes sociales, pues, nos han marcado ya profundamente
han de admitir que la igualdad de oportunidades contribuye de antes de que el Estado del bienestar intervenga de verdad en nues-
forma importante a la eficacia, aunque sólo sea porque si se aspi- tras vidas. Conclusión lógica: deberíamos interesarnos por lo que
ra a ella es para invertir en el capital humano de una nación. Los sucede en el seno de la familia antes que en las políticas de ense-
reformadores de la posguerra estaban convencidos de que la ex- ñanza.
tensión y la democratización de la enseñanza permitirían al mis- La búsqueda de una mayor igualdad de oportunidades debe
mo tiempo hacer aumentar la productividad y reducir el impacto enfrentarse, desde muchos puntos de vista, con obstáculos cre-
de los determinismos derivados del medio social de nacimiento. cientes, inherentes a la evolución de nuestras economías, en las
Durante los últimos años del siglo xx se fue haciendo cada vez que el conocimiento tiene un papel cada vez más preponderante. 4
más evidente que la universalidad y la gratuidad de la enseñanza
habían fracasado en su misión de igualación de las oportunida-
3. Según varios estudios comparativos, los países nórdicos serían la única
des. La acumulación de estudios comparativos de gran calidad2 excepción a este panorama de «flujo constante». Estos países han conseguido sin
impuso la siguiente conclusión: prácticamente ningún país desa- duda alguna igualar el nivel de cualificación entre las distintas clases sociales,
rrollado ha logrado una igualdad de oportunidades significativa, pero no es seguro que se pueda atribuir esta igualdad a las reformas educativas.
4. Para un análisis de las características de esta nueva economía, véase
Daniel Cohen, Jrois leyons sur la société post-industrielle, Seuil/La République
2. R. Erikson, J. H. Goldthorpe, The Constant Flux: A Study of Class Mobi- des Idées, 2006. D. Cohen habla de economía posindustrial o de economía de la
lity in Industrial Societies, Oxford, Clarendon Press, 1992. Información.
58 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR HIJOS E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES 59

De hecho, este nuevo modelo de economía basado en el conoci- La segunda razón es el rápido aumento de las necesidades de
miento altera la naturaleza del arbitraje «igualdad-eficacia». cualificación de la economía del conocimiento. Si bien todo el
mundo está de acuerdo en decir que las cualificaciones son más
decisivas que nunca, la identificación de las que más cuentan es
Nuevos retos muy controvertida. El nivel de cualificación oficial sigue siendo
crucial. A grandes rasgos, se puede predecir sin demasiado ries-
Si las encuestas internacionales PISA han sido objeto de un go de equivocarse que alguien que no ha estudiado más allá del
debate público apasionado, ha sido precisamente porque nos ofre- colegio no se desenvolverá bien en el mercado del trabajo de
cen una excelente ocasión para evaluar nuestro grado de prepara- mañana. Hoy en día, en prácticamente todas las economías de-
ción para la economía del conocimiento. Estas encuestas de la sarrolladas, quienes abandonan la escuela prematuramente se
OCDE tienen esencialmente por objeto medir las competencias ven afectados tres veces más por el paro que quienes poseen una
cognitivas de los jóvenes de aproximadamente 15 años. Las compe- titulación de nivel superior, y son muchos los que se encuentran
tencias cognitivas son ante todo una condición sine qua non del dentro del colectivo de parados de larga duración. Desde una
éxito escolar. Ocupan además, por definición, un lugar central en perspectiva de trayectoria vital, los menos cualificados tienen
la economía del conocimiento, en la medida en que permiten iden- l pocas posibilidades de llegar a percibir pensiones de jubilación
tificar la capacidad de comprender y hacer uso de la información ! elevadas y corren, pues, el peligro de conocer la pobreza en la
recibida. Desgraciadamente, en muchos países el debate en tomo a J vejez. Se hace sin embargo cada vez más evidente que el conjun-
los resultados PISA se ha focalizado en la media nacional. Y los · to de las competencias, cognitivas pero también no cognitivas,
medios de comunicación están obsesionados por las clasificacio- gana en importancia. Las competencias cognitivas determinan
nes, por saber, por ejemplo, si los alemanes son realmente inferio- la capacidad de aprendizaje de los niños en la escuela, pero su
res a los franceses. Si bien existen ciertamente diferencias entre importancia a lo largo de toda la vida profesional está amplia-
países, éstas pierden importancia en comparación con el grado de mente probada. Se ha demostrado, por ejemplo, que, si bien la
dispersión de las competencias en el seno de cada país. Tanto si formación escolar inicial tiene un papel esencial en la evolución
nos preocupamos principalmente por la exclusión social como por de los inicios de la carrera, las capacidades cognitivas siguen
nuestra economía futura, deberíamos ocupamos antes que nada de ejerciendo una poderosa influencia sobre el conjunto de la vida
la parte de nuestra población que sufre disfunciones cognitivas. profesional. Además, James Heckman, Premio Nobel de Econo-
Desde el punto de vista de la eficacia, hay dos razones esencia- mía, defiende de forma muy convincente la importancia de las
les para tratar de asegurar una igualdad mínima de competencias competencias no cognitivas,5 principalmente porque, en las em-
y de capital humano. La primera es demográfica. Como la fecun-
didad es baja, las futuras cohortes de jóvenes son -y seguirán
5. Encontramos en G. Farkas, «Cognitive skills and noncognitive traits and
siendo- muy modestas. En el transcurso de las próximas déca-
behaviours in stratification process» (Annual Review of Sociology, vol. 29, 2003,
das la población en edad activa de la Unión Europea se verá re- pp. 541-562) una exposición sobre la importancia de las capacidades cognitivas.
ducida en 50 millones. Estas generaciones tan poco numerosas Para la argumentación en favor de las competencias no cognitivas, véase J. Heck-
deberán apoyar a una población anciana numerosa y en rápido man y L. Lochner, «Rethinking education and training policy: understanding the
aumento. Debemos pues invertir lo más posible en el potencial de sources of skill formation in a modern economy», pp. 47-86, en S. Danziger y J.
Waldvogel (dir.) Securing the Future, Nueva York, Russell Sage, 2000, y P. Car-
productividad de la juventud de hoy si queremos garantizar un neiro y J. Heckman, «Human capital policy», en J. Heckmann y A. Krueger,
Estado del bienestar viable para las décadas futuras. lnequality in America., Cambridge, Mass., MIT Press, 2003.

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ir~
1
60 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR HIJOS E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES 61

presas modernas, la capacidad de dirigir, los talentos de comu- 1


del PIB. Ello es resultado en gran parte del fuerte vínculo entre
nicación, la iniciativa, la capacidad de proyectar son cada vez pobreza, fracaso escolar y delincuencia juvenil.
más indispensables para triunfar. Podríamos imaginar dos versiones radicalmente opuestas de
Como sucede con muchas capacidades difíciles de observar, la sociedad del conocimiento. Un escenario no igualitario que le
las competencias cognitivas y no cognitivas son en parte transmi- haría tomar el aspecto de «islas de excelencia en un mar de ig-
tidas genéticamente y en parte adquiridas, es decir, generadas por norancia»: una élite del conocimiento rodeada por una gran can-
los estímulos del entorno. 6 Es probablemente vano pretender dis- tidad de población poco cualificada. Podemos suponer que la
cernir exactamente la parte innata y la adquirida, pero no hay mayoría de la gente preferiría el otro escenario, el de la homoge-
dudas sobre la importancia de la segunda. En la medida en que neidad, con un nivel medio de cualificación elevado y una disper-
las capacidades cognitivas (y no cognitivas) influyen en los resul- sión mínima. La proporción actual de jóvenes desprovistos de
tados escolares y, posteriormente, en las oportunidades de un una cualificación adecuada da la medida probable de la dimen-
adulto en la vida, el desafío consiste en garantizar a todos los sión de los problemas de exclusión social a venir.
niños un buen punto de partida. Si invertimos mucho en nuestros El cuadro 3 presenta dos indicadores elocuentes: la propor-
niños, los beneficios que obtendremos serán considerables, tanto ción de jóvenes adultos que no han ido más allá del colegio (CITE
para los individuos como para la sociedad en su conjunto. 1 y 2) 8 y los resultados «cognitivos» de los jóvenes de 15 años se-
Toda consideración seria sobre la igualdad y la eficacia ha de gún la encuesta PISA de 2000. Un nivel inferior al mínimo PISA
hacer tomar conciencia de que los niños constituyen un bien co- significa que los encuestados tienen dificultades para comprender
lectivo positivo. Naturalmente, su valor social no es fácil de eva- informaciones elementales y proporciona por lo tanto una medi-
luar con precisión. Según una estimación reciente, la externalidad da de la disfunción cognitiva. Una ojeada rápida al cuadro sugie-
positiva producida por un niño norteamericano medio equivale a re que Dinamarca y Finlandia tienen buenos resultados en térmi-
100.000 dólares. 7 Pero, una vez más, las medias ocultan variacio- nos de homogeneidad y que Estados Unidos se acerca más al
nes sustanciales. Los niños prodigio contribuirán sin duda signi- escenario de las «islas de excelencia». Francia se sitúa entre am-
ficativamente al bien colectivo, pero también hay que tener en bos extremos, con una tasa media de abandono precoz de la es-
cuenta el coste neto, potencialmente importante, de los fracasos. cuela, pero un reparto bastante homogéneo de las capacidades
A título ilustrativo, el precio de un año de encarcelamiento en cognitivas.
Estados Unidos se mueve alrededor de los 50.000 dólares, precio Como la idea de superioridad genética de una nación sobre
que resulta ser equivalente al de un año de estudios en Harvard. otra es indefendible, hay que atribuir a factores institucionales
Además, según estimaciones recientes, la pobreza infantil engen- estas enormes diferencias entre países en materia de abandono de
dra en Estados Unidos unos costes sociales equivalentes al 4 % la escuela y de dispersión de las capacidades cognitivas. En prin-
cipio, España debería ser capaz de limitar la tasa de abandono a
menos del 1O % y la disfunción en el seno de su población al 5 %.
6. S. Bowles, H. Gintis, M. Osborne, «The determinants of earnings: a be-
havioural approach», Joumal of Economic Literature, XXXIX, 2001, pp. 1137- Característica sorprendente: la dispersión de calificaciones parece
1176; A. Bjorklund, M. Jantti, G. Solon, «lnfluences of nature and nurture on disociada del resultado nacional medio. En otras palabras: una
earnings variation», pp. 145-164, en S. Bowles, H. Gintis y M. Osborne (dir.), mayor homogeneidad no significa necesariamente un nivel medio
Unequal Chances, Nueva York, Russell Sage, 2005.
7. S. Prestan, «The value of children», pp. 263-267, en D. Moynihan,
T. Smeeding y L. Rainwater (dir.), The Future of the Family, Nueva York, Russell 8. El CITE (clasificación internacional tipo de la educación) constituye un
Sage, 2004. indicador internacional del nivel de educación establecido por la OCDE.
62 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR
~
1 '
HIJOS E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES 63

CUADRO 3. Perfil de cualificación de la fuerza de trabajo del futuro en los cualificaciones comportan unos beneficios sobre las inversiones
países representativos de la OCDE cada vez más importantes, y en parte porque las parejas en las
que ambos miembros trabajan y ganan mucho dinero se concen-
Resultados de PISA (mat.)
tran en la cúspide de la pirámide de los ingresos. En su base, las
Nota % bajo parejas poco cualificadas se enfrentan a elevados riesgos de bajos
% de CITE 1-2 media de la el m(nimo % «élite» ingresos y de paro. 9 Con la excepción notable de Francia, el coefi-
(20-24 años) población de PISA PISA ciente de Gini, que mide la desigualdad de ingresos (primaria), ha
5 4 aumentado en todas las sociedades desarrolladas, y, en el caso de
Dinamarca 4 526
547 7 19 algunas (Alemania, Suecia, Reino Unido, Estados Unidos), de más
Finlandia 8
14 507 7 4 del 20 %. Y quizá es el aumento muchas veces significativo de la
Francia
Alemania 15 527 9 5 pobreza infantil lo que constituye la tendencia más inquietante.
España 31 487 19 4 Ésta, en efecto, se ha doblado en Italia, en Alemania y en los Paí-
Suecia 10 518 12 11 ses Bajos, al tiempo que se ha mantenido bastante estable (8 %)
Reino Unido 8 511 13 16 en Francia.
Estados Unidos* 20 499 18 12 Con las desigualdades en aumento, la capacidad de los padres
para invertir en el futuro de sus hijos se irá volviendo también
* Para Estados Unidos las cifras se refieren a la suma de aquellos que no han
terminado la secundaria (12 %) y de los que sólo han obtenido el equivalente a un más desigual. La herencia social sale reforzada. Durante estos úl-
diploma de estudios secundarios (8 %) (R. Haveman, G. Sandefur, B. Wolfe y A. Vo- timos años los investigadores han profundizado en el estudio de
yer, «Trends in children's attainments», pp. 149-188, en K. Neckerman (dir.), Social este fenómeno evaluando la correlación directa entre los ingresos
lnequality, Nueva York, Russell Sage, 2004, cuadro 4.8).
FUENTE: Datos CITE proporcionados por la OCDE (Connaissances et compéten-
de los padres y los de sus hijos (ya adultos). Han constatado gran-
ces. Des atouts pour la vie, París, OCDE, 2003, cuadro C5.2). Datos PISA extraídos des diferencias de un país a otro, diferencias estrechamente liga-
directamente de las bases de datos brutas. La «élite PISA» se refiere al porcentaje de das a su vez a las desigualdades de ingresos reinantes. Por ejem-
personas que se sitúan en el nivel más elevado (el nivel 5) (en matemáticas). plo, la correlación entre el nivel de ingresos de los padres y el de
los hijos es cuatro veces mayor en Estados Unidos que en Dina-
más bajo. El caso de Finlandia sugiere que la diferencia se puede marca y Suecia. El reparto de los ingresos en Francia es, en com-
reducir al mínimo, incluso cuando el resultado medio alcance ni- paración con los demás países, muy poco igualitario, cosa que
veles récord. repercute en la herencia social. Sin alcanzar el nivel de Estados
Unidos, la correlación (0,4) no deja de ser dos veces más elevada
que en Dinamarca (0,15). La enseñanza pública contribuirá natu-
Cada vez más obstáculos
9. L. Katz, D. Autor, «Changes in the wage structure and earnings inequa-
EL AUMENTO DE LAS DESIGUALDADES SALARIALES lity», pp. 1464-1555, en O. Ashenfelter y D. Card (dir.), Handbook of Labor Eco-
nomics, vol. 3A, Ámsterdam, Elseiver, 1999; P. Gregg y J. Wadsworth, «Every-
El aumento de las desigualdades salariales y su influencia en thing you ever wanted to know about worklessness and polarization at the
household level but were afraid to ask», Oxford Bulletin of Economics and Sta-
la estructura de las oportunidades constituye una primera amena- tistics, 63, 2001; D. Hyslop, «Rising U. S. earnings inequality and family labor
za. En un extremo vemos cómo los hogares con ingresos más supply: the covariance structure of intrafamily earnings», American Economie
elevados se distancian de los ingresos medios, en parte porque las Review, 91, 4, 2001, pp. 755-777.
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64 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR HIJOS E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES 65

ralmente a amortiguar la incidencia del nivel de ingresos de los zan efectos negativos sobre los niños que en ellos crecen. La pri-
padres, pero no la erradicará. mera es el riesgo elevado de pobreza que corren estos niños. En
El efecto ingresos es particularmente pronunciado en los dos Estados Unidos la mitad de los hogares formados por una madre
extremos de la escala de ingresos. En la cúspide los ricos pueden sola son pobres, pero, como era de esperar, el riesgo no es tan
comprar un porvenir seguro incluso a los menos dotados de sus elevado en Europa (el 29 % en Francia, el 38 % en Alemania y no
hijos. Se constata aquí una sobreinversión importante en benefi- más del 13 % en Suecia). La limitación de la pobreza en Escandi-
cio de los hijos que corresponde de forma manifiesta a un uso navia probablemente no se deba tanto a la generosidad del apoyo
ineficaz de nuestros recursos económicos. En la base, el efecto del Estado del bienestar como del hecho de que casi todas las
puede ser mucho más grave. Según ciertas investigaciones nor- madres aisladas trabajan (el 81 % en Dinamarca). Otra causa del
teamericanas, un hijo de padres pobres tiene un 42 % de posibi- fracaso de los hijos de familias monoparentales reside en el «dé-
lidades de ser él también pobre en la edad adulta. 10 Tal como he ficit de educación» que son susceptibles de sufrir teniendo en
indicado más arriba, la pobreza infantil no sólo representa un cuenta el poco tiempo que su madre les dedica, especialmente,
coste social importante, sino que obstaculiza considerablemente claro está, cuando trabaja.
las posibilidades de los individuos. Segunda tendencia: el aumento de la selección conyugal, espe-
cialmente en materia de educación, donde la homogamia es cada
vez más fuerte. Este fenómeno es particularmente acusado en la
Los RETOS DEMOGRÁFICOS cúspide y en la base de la escala social, donde encontramos, en
un extremo, una fuerte concentración de parejas en las que am-
Los cambios que afectan actualmente a la estructura familiar bos miembros están dotados de un capital humano elevado, y, en
pueden también contribuir a acentuar las diferencias. En primer el otro, una fuerte concentración de padres con un bajo nivel de
lugar, las familias son más inestables y la proporción de hijos que educación. Esto debería incrementar las desigualdades, no sola-
crecen junto a una madre aislada aumenta. Estos hogares repre- mente a causa de las diferencias en capacidad de ingresos, sino
sentan hoy entre el 15 y el 20 % de las familias con hijos en Eu- también de la estructura de empleo. En la mayoría de los países,
ropa del Norte y Estados Unidos (el 17,4 % en Francia en 1999, la revolución del papel de las mujeres continúa inconclusa, en la
aproximadamente el 20 % en 2007). 11 Las consecuencias negati- medida en que la elección de trabajar durante toda la vida, que
vas de esta situación sobre el bienestar de los niños son claras en pueden hacer las mujeres con un alto nivel de cualificación, no se
Estados Unidos, pero menos probadas en Europa, cosa que pro- ha extendido a las mujeres menos cualificadas. Si a esto añadi-
bablemente está vinculada con la selección social subyacente. mos que los hombres de la parte baja de la escala son más sus-
Tanto en Estados Unidos como en Reino Unido las madres solte- ceptibles de estar en paro, comprenderemos que haya aquí una
ras y los casos de divorcio se concentran fuertemente en las capas importante fuenté de polarización social. La clave es la forma en
sociales más bajas, lo que no es el caso en la mayoría de los países que la actividad de las mujeres está socialmente sesgada. Allá
europeos. Dos razones principales explican que estos hogares ejer- donde casi todas las mujeres trabajan, como en Escandinavia, la
distancia se ha reducido al mínimo; allá donde el empleo femeni-
10. A. Bjorklund, M. Jantti, G. Solon, «lnfluences of nature and nurture on no se concentra en la cúspide, como en Francia, la separación se
earnings variation», pp. 145-164, en S. Bowles, H. Gintis y M. Osborne (dir.), hace mayor. Por ejemplo, en Francia, las mujeres que pertenecen
Unequal Chances, Nueva York, Russell Sage, 2005. al primer quinto de ingresos (es decir, el 20 % de mujeres con los
11. A. Eydoux, M. T. Letablier, Les familles monoparentales en France, In-
forme de investigación del Centre d'Études de l'Emploi, junio de 2007. ingresos más altos) ganan nueve veces más que las mujeres del
y
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66 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR HIJOS E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES 67

último quinto, esencialmente porque estas últimas trabajan muy Identificar los mecanismos de la herencia social
poco. En Dinamarca las mujeres con unos ingresos más elevados
sólo ganan cuatro veces más que las del último quinto. La homo- Actualmente nos estamos dando cuenta de que si los esfuerzos
gamia conyugal es asimismo susceptible de hacer aumentar las de igualación de oportunidades a través de las políticas educati-
desigualdades en materia de tiempo dedicado por los padres a sus vas han fracasado, ha sido porque quienes han concebido estas
hijos. Está claramente demostrado -volveré sobre este punto de políticas han creído erróneamente que la desigualdad de oportu-
forma más detallada- que las madres y los padres muy cualifica- nidades estaba relacionada con el hecho de que el acceso a la
dos dedican más tiempo a sus hijos, particularmente el tiempo enseñanza está socialmente sesgado. Esto no quiere decir, natu-
que podríamos llamar de desarrollo, es decir, de estimulación ralmente, que las diferencias en la organización del sistema edu-
activa. cativo sean neutras. Está bien demostrado que la orientación pre-
Tercer reto demográfico: el aumento de la inmigración. Dato coz intensifica la selección social, que la existencia de centros
curioso: los inmigrantes de segunda generación tienden a conver- polivalentes socialmente mixtos contribuye de manera efectiva a
ger con la población local en términos de comportamiento demo- reducir las diferencias de acceso a la enseñanza secundaria según
gráfico -de fecundidad, por ejemplo--, pero no de enseñanza y la clase social, y que las ayudas públicas a los ingresos de los es-
de cualificación. Así, incluso en Suecia, donde el sistema escolar tudiantes pueden efectivamente ayudar a los menos privilegiados
se esfuerza sin embargo de manera extraordinaria por remediar a cursar estudios superiores.
las desventajas de los hijos de inmigrantes en sus estudios, la pro- Pero ahora el consenso es general: en materia de herencia so-
babilidad de fracaso escolar es cinco veces más elevada entre los cial los mecanismos que cuentan realmente hay que buscarlos en
inmigrantes que entre los de origen autóctono. 12 El fenómeno se la etapa preescolar. Para muchos niños se trata también del perío-
ve ilustrado de forma más general por los datos PISA, que ponen do en que están más «privatizados», cuando dependen casi exclu-
de manifiesto muchas veces grandes diferencias de capacidad sivamente de la familia. De hecho, como pueden confirmar casi
cognitiva entre los jóvenes inmigrantes y los demás jóvenes. Na- todos los profesores desde el primer día de clase, los niños llegan
turalmente, esta diferencia se explica en parte por factores que no a la escuela muy desigualmente preparados. La escuela y, más en
dependen estrictamente del hecho de ser inmigrante, sino más general, el sistema educativo están intrínsecamente poco equipa-
bien del bajo nivel de instrucción de los padres o de los ingresos dos para anular tales distancias; además, son muy numerosos los
familiares. Pero incluso ajustando los resultados para tener en estudios que nos muestran cómo las políticas destinadas a poner
cuenta este tipo de factores, el déficit que sufren los inmigrantes remedio a la situación son relativamente ineficaces. Todo ello su-
sigue siendo significativo: hecha la rectificación en Bélgica, en Ale- giere de nuevo un punto crucial. Tanto si nuestro objetivo es crear
mania y en los Países Bajos, las notas de los hijos de inmigrantes más igualdad como si se trata simplemente de aumentar la pro-
siguen siendo un 13 % inferiores a las de los demás. En Francia ductividad de la fuerza de trabajo del mañana, debemos concen-
son un 7 % inferiores. trar el análisis en lo que sucede entre las cuatro paredes del do-
micilio familiar. Es allá donde se sitúan los efectos realmente
importantes.
Hay que distinguir entre tres clases de mecanismos relaciona-
dos con la familia: el efecto «dinero», el efecto «dedicación en
I' tiempo» y el efecto «cultura». Característica interesante, pero no
12. Como se desprende de la participación del autor en una misión de la i
siempre coinciden: los ricos no son necesariamente quienes más
OCDE en Suecia, en febrero de 2005.

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68 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR
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HIJOS E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES 69

tiempo y estimulación proporcionan a sus hijos; los docentes ga- esencial aquí es que las preocupaciones de protección social y de
nan muy poco dinero, pero leen libros a sus hijos. eficacia convergen. Desde el punto de vista de la equidad, las opor-
tunidades de los niños en la vida deberían depender menos de la
lotería del nacimiento que de sus propias capacidades. Desde el
LA IMPORTANCIA DEL DINERO
punto de vista de la eficacia, las fuertes correlaciones entre nivel
de ingresos de los padres implican que la sociedad está subinvir-
La influencia de las desigualdades de ingresos sobre las posi- tiendo en un cierto número de sus niños (y quizá que también
bilidades que uno tiene en la vida es intrínsecamente ambigua. sobreinvierte en otros).
Por un lado, la desigualdad debería incitar a los individuos a in- No olvidemos tampoco que el efecto ingresos es particular-
vertir más en el capital humano y, más generalmente, a estar más mente fuerte en los dos extremos. Es por eso por lo que la pobreza
motivados para progresar. Por otro, el grado de desigualdad en la infantil merece una atención particular. Según las conclusiones de
generación de los padres influirá sobre la capacidad de estos pa- los investigadores americanos, los niños pobres seguirán dos años
dres de invertir en sus hijos. La incidencia de los orígenes fami- de estudios menos que los demás. Corren también mucho más
liares sobre las oportunidades debería pues corresponderse con el peligro de sufrir problemas de salud, de caer en la delincuencia
grado de desigualdad (cuanto más acentuadas son las desigualda- y, una vez adultos, en el paro. 14 Lo peor es quizá que la probabi-
des, más sufren los niños la influencia del medio social de origen lidad de que acaben siendo a su vez padres pobres es muy ele-
de sus padres). La presuposición sobre la que reposaban las polí- vada, es decir, que el síndrome se perpetúa de una generación a
ticas de la posguerra era la siguiente: haciendo más igualitario el la siguiente. El impacto de la pobreza sobre los niños es quizá
acceso a todos los niveles del sistema educativo (en particular un poco menos pronunciado en Europa, cosa que no quiere
gracias a la financiación pública y a subvenciones destinadas a tampoco decir que ésta cuente menos. 15 Para el Reino Unido, los
sectores concretos de la población), se anularía el efecto de los datos proporcionados por Gregg, Harkness y Machin 16 muestran
recursos de los padres en la adquisición del capital humano, sin que las dificultades financieras en el curso de la infancia redu-
necesidad de modificar los salarios o el reparto de beneficios. cen casi a la mitad la probabilidad de recibir una formación
Estudios recientes sobre la evolución de los ingresos de una profesional avanzada, y que los niños pobres tienen tres veces
generación a otra revelan el optimismo excesivo de esta presupo- menos probabilidades de obtener un título de enseñanza supe-
sición. 13 La correlación entre los ingresos de los padres y el de los rior, y eso independientemente de cuáles sean sus capacidades
hijos al llegar a adultos es, ya lo hemos visto, excepcionalmente cognitivas. El estudio verifica que en efecto, a partir de los re-
fuerte en los países -Estados Unidos, pero también Francia- en sultados obtenidos en un test cognitivo a los 7 años, los efectos
que las disparidades de ingresos son pronunciadas. No estamos constatados son independientes de las capacidades. El cuadro es
en absoluto en condiciones de decir: de los desiguales niveles de
ingresos o de movilidad, ¿cuál es la causa o cuál el efecto? Am- 14. S. Mayer, What Money Can~ Buy, Cambridge, Mass., Harvard Univer-
bos, en todo caso, no pueden sino reforzarse el uno al otro. Lo sity Press, 1997; J. Brooks-Gunn, G. Duncan y L. Aber, Neighborhood Poverty,
Context and Consequences far Chíldren, vol. 1, Nueva York, Russell Sage, 1997.
13. Para una visión de conjunto, véanse Gary Solon, «lntergenerational 15. P. Gregg, S. Harkness y S. Machin, Child Development and Family Jn-
Mobility in the Labor Market», pp. 1761-1800, en Orley Ashenfelter y David Card come, York, Joseph Rountree Foundation, 1999; E. Maurin, «The impact of pa-
(dir.), Handbook of Labor Economics, vol. 3A, Ámsterdam, Elseiver, 1999, y rental income on early schooling transitions», Journal of Public Economics, 85,
M. Corak, «Do poor children become poor adults?», comunicación preparada 2002, pp. 301-332.
por el equipo CRISS, Siena (25-26 de septiembre de 2005). 16. Child Development and Family Income, op. cit.
T HIJOS E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES 71
70 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR

muy similar en Francia. La probabilidad de abandonar la escue- penuria económica. Bernal y Keane 23 subrayan por su parte los
la sin haberse titulado es cuatro veces más importante para los efectos culturales y de socialización.
hijos de familias pobres que para los demás. 17 Seguramente, la La mayoría de los estudios sobre el efecto «madre aislada» es-
pobreza no es sólo una cuestión de situación financiera de los tán referidos a Estados Unidos; no extrapolemos imprudentemente
padres. Un efecto suplementario proviene de la inseguridad de las conclusiones a Europa. Por un lado, en Estados Unidos el co-
los ingresos, que crea aversión por el riesgo y puede llevar a lectivo incluye una enorme representación de madres adolescentes
acortar los estudios de los hijos de forma prematura. En todos y pertenecientes a una minoría (negra); por otro, el divorcio afecta,
los casos el resultado es más o menos el mismo. Por consiguien- mucho más que en Europa, a las parejas con menores ingresos. No
te, si la pobreza infantil y la inseguridad económica de los pa- olvidemos también las tasas muy elevadas de encarcelamiento en-
dres aumentan, hay que prever consecuencias negativas sobre el tre los jóvenes norteamericanos de sexo masculino (sobre todo los
nivel de cualificación y, posteriormente, sobre el empleo y los negros). De hecho, según mis propios análisis de los datos PISA,
salarios en la edad adulta. los efectos profundamente negativos que el hecho de ser criado por
La pobreza es particularmente frecuente entre las madres so- una madre soltera ejerce sobre los resultados de los niños en Esta-
las. Los problemas que plantea a los niños el hecho de crecer en dos Unidos (una vez corregidos los datos por la consideración de
ese tipo de familia son ampliamente conocidos, tanto en el caso la condición de inmigrante, de la situación socioeconómica y de las
de Estados Unidos 18 como en el del Reino Unido. 19 Según Cole- cualificaciones de la madre) no son extensibles a la mayoría de los
man,20 las tasas de abandono de la escuela en Estados Unidos son países de la Unión Europea. En efecto, los resultados de países tan
un 30 % más elevadas en estas familias. Si los efectos son claros, diferentes como Dinamarca, los Países Bajos y el Reino Unido su-
resulta mucho más complejo identificar los mecanismos precisos. gieren que los hijos de madres solas tienen unos resultados relati-
Según Biblarz y Raftery, 21 los efectos indeseables están principal- vamente mejores que los demás si la madre trabaja, cosa que tiene
mente relacionados con las malas condiciones económicas, más seguramente mucho que ver con estructuras de cuidado de los ni-
que con el hecho en sí de pertenecer a una familia monoparental. ños de buena calidad.
Gregg, Harkness y Machin22 llegan también a la conclusión de la Si los ingresos entran en cuenta, podríamos esperar que la
desaparición del efecto negativo «progenitor aislado» en el mo- redistribución por parte del Estado del bienestar mejorase nota-
mento en que se ajustan los resultados para tener en cuenta la blemente las oportunidades de los desfavorecidos. La ayuda fi-
nanciera que los poderes públicos aportan a las familias con hijos
varía considerablemente según los países, tanto en materia de ín-
17. CERC, Les enfants pauvres en France, París, La documentation frarn;:ai-
se, 2004, p. 106. Por desgracia, las estimaciones francesas no están corregidas dices de cobertura como de generosidad. Su efecto sobre la re-
teniendo en cuenta las capacidades de los niños (por ejemplo, mediante los re- ducción de la pobreza, relativamente menor en Estados Unidos
sultados obtenidos en los tests cognitivos). (alrededor de 4 puntos), es muy importante en los países nórdicos
18. S. McLanahan, G. Sandefur, Growing up with a Single Parent, Cam- (13 puntos en Suecia) y en Francia (casi 20 puntos). En Estados
bridge, Mass., Harvard University Press, 1994.
19. P. Gregg, S. Harkness y S. Machín, Child Development and Family In- Unidos, como la tasa de pobreza antes de la redistribución es de
come, op. cit. manera natural excepcionalmente elevada, se mantiene elevada
20. J. Coleman, «Social capital in the creation of human capital», Ameri-
can Joumal of Sociology, 94, 1988, pp. 95-121.
21. T. Biblarz y A. Raftery, «Family structure, educational attainment and 23. R. Bernal y M. Keane, «Maternal time, child care and child cognitive
socioeconomic success», American Journal of Sociology, 105, 2, 1999, pp. 321-365. development. The case of single mothers», artículo inédito, Departamento de
22. Child Development and Family lncome, op. cit. Economía, Nor1:hwestern University (15 de septiembre de 2005).
1f
!
72 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR HIJOS E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES 73

después: el 22 % de las familias con hijos siguen siendo pobres. A por lo menos de una cierta dosis de igualdad de resultados. La
título de comparación, la pobreza infantil tras la transferencia es idea de que la igualdad «aquí y ahora» no es pertinente, de que
inferior al 5 % en todos los países nórdicos. 24 debemos concentramos únicamente en las oportunidades, es ma-
Los méritos de la redistribución son evidentes si se trata de nifiestamente falsa.
reducir la pobreza al mínimo, pero ¿permite también igualar las Sin embargo -es lo que analizo más adelante-, la eficacia de
oportunidades? Esto depende de la auténtica influencia de los in- una estrategia de redistribución resulta dudosa, al menos si no va
gresos familiares sobre los resultados escolares. E incluso enton- acompañada de otras medidas. De hecho, los ingresos familiares
ces una estrategia de redistribución podría comportar efectos se- no son quizá el más decisivo de los mecanismos que rigen los
cundarios, como por ejemplo inducir a los padres a trabajar resultados de los niños: el contexto familiar de aprendizaje y el
menos. Tal como mostraré en la última lección, izar a todas las tiempo que los padres dedican a sus hijos le disputan el puesto.
familias con hijos por encima del umbral de la pobreza represen-
ta un coste macroeconómico sorprendentemente modesto, sin in-
cidencia mayor sobre la oferta de trabajo. Pero, en términos de LA IMPORTANCIA DE LA DEDICACIÓN EN TIEMPO DE LOS PADRES
relación coste/eficacia y de reducción de la pobreza, hay argu-
mentos mucho más fuertes que defienden otra solución: apoyar el La ventaja que suponen los recursos de los padres que ejer-
empleo de las madres, especialmente en la parte baja de la escala cen un empleo puede verse anulada por una carencia educativa
de ingresos. La frecuencia de la pobreza infantil queda dividida imputable al poco tiempo que dedican a sus hijos. Si éste fuese
entre 3 o 4 cuando las madres -sobre todo las madres solas- el caso, los niños situados en la parte baja de la pirámide social
trabajan. 25 deberían tener una cierta ventaja, ya que la carga de trabajo de
La idea según la cual la redistribución destinada a reducir la las madres menos cualificadas tiende a ser muy inferior. Pero
pobreza mejora los resultados escolares está sólidamente funda- eso depende de otros tres factores. En primer lugar, del número
mentada. Tras haber examinado los resultados de diferentes paí- de hermanos; con excepción de los países nórdicos, las mujeres
ses, Erikson y Jonsson 26 llegan a la conclusión de que el éxito con poco cualificadas tienen más hijos. A continuación, las variacio-
que los países escandinavos han sabido limitar el fenómeno de nes cualitativas de la relación padres-hijos. Finalmente, la natu-
herencia social en el transcurso de las últimas décadas debe atri- raleza de los cuidados exteriores. La calidad de la estimulación
buirse por lo menos en parte a la manera como han conseguido paterna está sin duda alguna fuertemente ligada al nivel de cua-
reducir la pobreza infantil y a garantizar a las familias una gran lificación y, naturalmente, a los talentos «inobservables» de los
seguridad económica. Si éste es el caso, nos vemos empujados a padres. La tendencia al aumento de la homogamia (mismo nivel
una conclusión muy importante respecto al debate entre Estado de educación de los padres) en la cúspide y en la base de la pi-
del bienestar e igualdad: la igualdad de oportunidades requiere rámide podría profundizar el «foso cualitativo» entre los dife-
rentes estilos de educación.
24. Calculado a partir de los datos del Luxembourg Income Study. Aquí, Y esto es precisamente lo que parece suceder. La estructura y la
como en todo el libro, sitúo el umbral de la pobreza en el 50 % de los ingresos intensidad de la dedicación en tiempo concedida por los padres su-
medios corregidos de las familias. fren cambios profundos y sorprendentes. Datos procedentes de dis-
25. G. Esping-Andersen, «A child-centred social investment strategy», tintos países muestran que, por término medio, el tiempo total que
op. cit.
26. R. Erikson y J. Jonsson, Can Education be Equalized? The Swedish Case los padres dedican a la educación de los hijos ha aumentado clara-
in Comparative Perspective, Boulder, Col., Westview Press, 1996. mente desde los años sesenta del siglo pasado. Pero las medias son
1
74 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR HIJOS E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES 75

engañosas, pues esconden una diferenciación real. 27 Entre los más PISA nos muestran asimismo que las consecuencias del trabajo de
cualificados -familias en las que las madres, por regla general, tra- las madres (trabajos a jornada completa incluidos) son, en numero-
bajan- se constata que la dedicación en tiempo de los padres ha sos países, más positivos que negativos. 31
conocido un aumento espectacular en el curso de las últimas déca-
das, pues se ha doblado en Estados Unidos y en Dinamarca, y casi
se ha triplicado en el Reino Unido. 28 Se ve incluso aumentar -aun- LA IMPORTANCIA DEL NIVEL CULTURAL DE LA FAMILIA
que en menor medida- el tiempo que las madres con un alto nivel
de cualificación dedican a sus hijos (principalmente a expensas del La calidad de la dedicación de los padres está relacionada di-
ocio). Además, este tiempo suplementario está particularmente cen- rectamente con el «capital cultural» o con el medio familiar de
trado en las actividades de «desarrollo» del niño. Esto sugiere que aprendizaje, del que ya hemos demostrado que influye fuertemente
los padres altamente cualificados tratan de maximizar la dedicación en el éxito escolar de los niños. 32 Esta calidad no resulta únicamen-
a sus hijos, dándole más importancia que a sus ingresos o a su ocio. te del nivel de cualificación de los padres o de sus ingresos (los
Pero en la medida en que éste no parece ser el caso entre los padres docentes, por ejemplo, no ganan mucho dinero), y sus vías de ac-
poco cualificados, vemos cómo la separación social se hace más ción son variadas: transmisión a los hijos de un buen bagaje cultu-
profunda en un tema crucial como es la estimulación cognitiva y no ral de tipo «clase media» (manera de presentarse, capacidad para
cognitiva de los niños. Y esta diferencia no puede de ninguna ma- expresarse... ); forma como los padres conocen y evalúan la ense-
nera obviarse. Los padres altamente cualificados dedican un 20 % ñanza, cosa que les permite hacer las mejores elecciones de orien-
de tiempo suplementario a estas actividades de desarrollo, en com- tación para sus hijos (los padres poco cualificados pueden tener
paración con los padres menos cualificados. 29 dificultades para ayudar a sus hijos a orientarse en el sistema edu-
El impacto del empleo de las madres sobre los resultados de los cativo y sus complejidades, especialmente si abandonaron pronto
hijos alimenta numerosas controversias, particularmente a propósi- la escuela); calidad de la estimulación paterna y, de forma más ge-
to de la tendencia a limitar al máximo las interrupciones de la carre- neral, capacidad de los padres para apoyar activamente el proceso
ra profesional en el momento del nacimiento. Numerosos elementos de aprendizaje de sus hijos. Una vez más, los datos internacionales
atestiguan el carácter perjudicial de los cuidados en el exterior del PISA contribuyen a ilustrar estos efectos, pues integran tres indica-
hogar durante el primer año de vida del niño. Hay, sin embargo, una dores de «cultura», entre los que la «cantidad de libros en la casa»
buena noticia: en ciertas condiciones --especialmente que estos cui- es el que posee de lejos el poder explicativo más potente. 33
dados sean de buena calidad y que las condiciones de trabajo sean Según mi propio análisis de los datos PISA, en todos los países
estables y no estresantes- el hecho de que la madre ejerza un em-
pleo después del primer año no acarrea efectos nocivos. 30 Los datos baum, C. Ruhm y J. Waldvoguel, «lnequality in early childhood education and
care: what do we know?», pp. 223-270, en K. Neckerman (dir.), Social lnequality,
Nueva York, Russell Sage, 2004.
27. S. Bianchi, P. Cohen, S. Raley y K. Nomaguchi, «lnequality in parental 31. Precisemos que el empleo de las madres tiene un efecto positivo sobre
investment in child-rearing», pp. 189-219, en K. Neckerman (dir.), Social lne- todo en las niñas. De hecho, en ciertos países parece afectar negativamente a los
quality, Nueva York, Russell Sage, 2004. niños. Pero se podría objetar que los padres tienen más tendencia a ocuparse de
28. J. Hook, «Care in context: men's unpaid work in 20 countries», Ameri- los niños pequeños.
can Sociological Review, 71, 2006, pp. 639-660. 32. Connaissances et compétences. Des atouts pour la vie, París, OCDE, 2005.
29. Bonke y Esping-Andersen, 2007, op. cit. 33. Una de las medidas se fija en la cultura de élite (el hecho de ir al teatro
30. J. Waldfogel, «Child care, women's employment and child outcomes», o a conciertos), pero ésta no tiene prácticamente ningún efecto sobre las com-
Journal o{ Population Economics, 15, 2002, pp. 527-548; M. Mayers, D. Rosen- petencias cognitivas.
T
76 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR HIJOS E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES 77

el «Capital cultural» es más importante que la situación socioeco- está haciendo mayor. Y aún peor: se constata que ambos movi-
nómica cuando se trata de explicar las diferencias cognitivas entre mientos coinciden fuertemente, cosa que sugiere la eventualidad
los jóvenes de 15 años. Desde un punto de vista estadístico, el efec- de efectos combinados.
to «cultura», siempre muy significativo, es generalmente mucho
más importante que los efectos ligados al nivel de ingresos. A títu-
lo ilustrativo, he constatado que los niños criados en una familia Repensar el Estado del bienestar
que posee menos de 1O libros mejorarían su comprensión lectora
en un 9 % si el número de libros en casa de sus padres alcanzase ¿Cómo puede una política influir positivamente en la manera
la media nacional. como las familias producen la herencia social? Si la cosa no es
La amplitud del problema de la «cultura» está relacionada con difícil de imaginar en términos monetarios, ¿es realista proponer
la cantidad de personas de la generación de los padres que carecen que el Estado del bienestar influya en la manera como los padres
de los recursos que les permitirían estimular suficientemente las educan a sus hijos?
capacidades de aprendizaje de sus hijos. En algunos países de la En cierto sentido, la pregunta es tan antigua como nuestra
Unión Europea -como España e Italia-, un número muy elevado civilización. Según Platón, que estaba seriamente preocupado por
de adultos sólo dispone aún de un nivel de cualificación mínimo. la calidad del ejército ateniense, se debían retirar los hijos a los
A la edad correspondiente al momento en que generalmente se padres incapaces para confiar su educación al Estado. Según la
educan los hijos (35-44 años), el 54 % de las mujeres españolas no ideología de los kibbutz, ciertamente más igualitaria, era necesa-
han ido más allá de la enseñanza obligatoria, contra sólo un 12 % rio garantizar a todos los niños unos estímulos idénticos y, por
en Suecia. 34 El salto hacia adelante del nivel de cualificación de las tanto, educarlos de manera colectiva. En los países desarrollados
mujeres debe reducir esta distancia en el transcurso de las próxi- y democráticos una política realista no puede más que excluir
mas décadas. En España, por ejemplo, el porcentaje de mujeres 10 este tipo de medidas. Los padres tienen hijos porque desean te-
años más jóvenes que no han continuado sus estudios es 13 puntos nerlos, y nuestras sociedades están basadas en un principio in-
inferior. Pero asistimos asimismo a tendencias contrarias debidas quebrantable: el del carácter sagrado e intrínsecamente inviolable
a las grandes oleadas de inmigración de personas generalmente de la familia. ¿Cómo se puede, entonces, concebir una estrategia
poco cualificadas, confrontadas, encima, a numerosas desventajas viable de igualdad de oportunidades?
culturales y educativas susceptibles de comprometer gravemente
las oportunidades que se ofrecen a sus hijos.
Si son éstos -y es mi tesis- los mecanismos clave que expli- REDUCIR EL EFECTO INGRESOS
can la transmisión de una herencia social de una generación a la
siguiente, se comprende así mejor que haya motivos para inquie- La relación entre nivel de ingresos y oportunidades de los hi-
tarse ante las tendencias que operan en nuestras sociedades, fuen- jos sugiere una política de redistribución de los ingresos. La po-
tes potenciales de polarización social. Sabemos en efecto que las breza infantil engendra costes tanto sociales como individuales.
desigualdades de ingresos se acentúan y que la pobreza infantil Los primeros son manifiestamente muy difíciles de evaluar, pues
aumenta. De la misma manera, la distancia que separa los mejor los mecanismos son muy indirectos. Gracias al Urban Institute,
y peor cualificados en materia de dedicación paterna en tiempo se disponemos de una estimación reciente y bastante exhaustiva que
se refiere a Estados Unidos y se concentra en tres principales
34. Connaissances et compétences. Des atouts pour la vie, op. cit. efectos macroeconómicos: la productividad, el coste de la crimi-

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78 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR HIJOS E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES 79

nalidad y la incidencia sobre la salud. El estudio evalúa el coste cundarios (la reducción de la cantidad de trabajo, por ejemplo).
total en el 4 % del PIB, del cual el 1,3 % es imputable a la reduc- Además, al optar por una ayuda dirigida exclusivamente a las fa-
ción de la productividad, el 1,3 % a la criminalidad y el 1,2 % a milias pobres, existiría el riesgo de que la medida no contase con
los efectos sobre la salud. 35 el apoyo de todos los ciudadanos. Aparte de eso, se contravendría
La redistribución puede ser una herramienta eficaz de lucha otro principio básico de la equidad: si los niños (cualificados) pro-
contra la pobreza infantil. Pero no olvidemos que las transferen- ducen una externalidad social significativa pero lo esencial del
cias a las familias se justifican a través de otras preocupaciones, coste que representan es asumido por los padres, un cálculo de
como el reconocimiento colectivo de las externalidades positivas equidad mostraría la necesidad de subvenciones familiares uni-
propias del hecho de tener hijos. La reducción aparentemente efi- versales, de importe fijo y bastante generosas. Si quienes no tie-
caz de la pobreza que se constata en Francia y en los países nór- nen hijos pueden considerarse como beneficiarios de las externa-
dicos tiene, naturalmente, un precio: el gasto público en favor de lidades sociales producidas por los niños sin asumir sus costes, se
las familias representa entre el 3 y el 4 % del PIB en los países les debe pedir que paguen. 37
nórdicos y el 2,8 % en Francia, contra el 0,4 % en Estados Unidos Por lo tanto, no hay que confundir subvenciones familiares y
y el 1,1 % en los Países Bajos (calculados a partir de los datos políticas de lucha contra la pobreza. Si nuestro objetivo es redu-
SOCX de la OCDE). cir al máximo posible la pobreza infantil, o incluso erradicarla,
A primera vista, una redistribución abundante no parece ser podríamos introducir una forma de mínimo garantizado a las fa-
un instrumento suficiente. Francia logra una tasa de pobreza tras milias, que se añadiría a las ayudas familiares clásicas. Si el coste
el reparto de aproximadamente el 8 % aunque los recursos que fuese por ejemplo del 0,4 % del PIB, se deberá entonces relacio-
dedica sean equiparables a los nórdicos. Esto no es sorprendente nar con eventuales efectos secundarios. ¿Los padres reaccionarán
teniendo en cuenta el hecho de que la pobreza antes del reparto trabajando menos? ¿La diferencia de nivel escolar entre los niños
es superior en 1O puntos a la de los países escandinavos. Si la pobres y los demás se verá efectivamente reducida? Sobre este
pobreza es más tenaz en Francia -y volveré sobre ello-, es tam- último punto hay motivos para mostrarse escéptico, ya que esta
bién porque las familias trabajan menos. diferencia es resultado no sólo de los ingresos, sino también de
Diversas razones justifican una estrategia de redistribución de elementos inobservables, algunos de los cuales no tienen nada
los ingresos. Si el objetivo es erradicar la pobreza infantil (defini- que ver con el hecho de ser pobre, mientras que otros (los proble-
da como unos ingresos inferiores a la mitad de los ingresos me- mas de salud o los embarazos de adolescentes, por ejemplo) po-
dios), el precio a pagar resulta ser sorprendentemente bajo. Para drían explicar la pobreza misma.
Estados Unidos, donde la pobreza infantil alcanza cifras récord, En cualquier caso, la carga de la redistribución se vería consi-
lo he evaluado en el 0,4 % del PIB. 36 Es decir, exactamente una derablemente aligerada si se consiguiese por otros medios hacer
décima parte de los costes sociales estimados de la pobreza infan- progresar el empleo de las madres en las familias con menos ingre-
til en ese país. Pero la redistribución debería reproducirse cada sos. Ya se ha dicho anteriormente que la probabilidad de pobreza
año y el beneficio neto debería reportarse a eventuales efectos se-
37. Klevemarken ha tratado de cuantificar el equivalente monetario de la
35. Declaración de Harry Holzer (Urban Institute) ante el Committee of inversión de los padres en tiempo dedicado a sus hijos [«Microeconomic analyses
Ways and Means de la Cámara de Representantes norteamericanos, 24 de enero of time use data. Did we reach the promised land?», artículo inédito, Departa-
de 2007. mento de economía, Universidad de Uppsala (15 de mayo de 1998)]. Para Suecia,
36. G. Esping-Andersen, «A child-centred social investment strategy>>, 2002, obtiene un valor equivalente que se sitúa entre 22.000 y 29.000 dólares para una
op. cit. familia media, cosa que, en términos combinados, corresponde al 20 % del PIB.
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80 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR HIJOS E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES 81

infantil es tres o incluso cuatro veces menos intensa cuando las sultado que va apareciendo sistemáticamente es el siguiente: una
madres trabajan. El efecto sobre las familias monoparentales es intervención de buena calidad destinada a los niños en situación de
potencialmente todavía más fuerte. La diferencia es grande según riesgo desde la etapa preescolar tiene efectos sustanciales y dura-
si la tasa de actividad de las madres solas es, como en Dinamarca, deros. Mejora la integración social, limita la delincuencia y prolon-
del 81 % o, como en el Reino Unido, solamente del 35 %. Kangas ga los estudios. 39 El programa Perry, que pone el acento sobre una
y Ritakallo 38 lo muestran de forma particularmente sugestiva: plan- intervención precoz (antes de la escolarización) en forma de servi-
tean una simulación que indica lo que sería la tasa de pobreza en cios de guardería de calidad destinados a los niños desfavorecidos
Francia si el país estuviese dotado de un sistema de transferencia parece particularmente eficaz, al mismo tiempo que desde el punto
y de la estructura demográfica de los países escandinavos. Ya he- de vista de los resultados de los niños y en términos de coste-efica-
mos visto que las transferencias sociales francesas permiten una cia. Hasta los 27 años, los beneficios serían de 5,70 dólares por
reducción de la pobreza de alcance similar a la de los países nórdi- cada dólar gastado y resultaría en parte de la disminución de los
cos, pero que en cambio el nivel de pobreza infantil tras el reparto comportamientos delictivos y en parte de la mejora sustancial de
se mantiene más elevado, en la medida en que en Francia se parte las capacidades de aprendizaje de los niños. 40 El aprendizaje pre-
de un nivel mucho más alto. No es demasiado sorprendente cons- . coz mejora el aprendizaje ulterior, mientras que un mal principio
tatar que para converger realmente en los bajos índices de pobreza compromete el futuro.
infantil de Escandinavia, Kangas y Ritakallo demuestran que Fran- La lógica que subyace en este análisis de los costes y los bene-
cia debería aumentar las tasas de empleo de las madres. Pero, como ficios es muy convincente, pues integra los efectos de sinergia po-
ya es sabido, el empleo de las madres depende esencialmente del sitiva (el aprendizaje engendra aprendizaje) que las inversiones
acceso a un sistema de cuidado de los niños asequible. precoces ejercen sobre el coste de las inversiones ulteriores. El
«rendimiento» aumenta de forma tanto más importante (para lle-
gar a ser exponencial) cuanto más pequeño es el niño atendido,
HOMOGENEIZAR EL MEDIO DE APRENDIZAJE cosa que sugiere que las actuaciones realizadas antes de la entra-
da en la escuela y al inicio de la escolaridad implican beneficios
Así pues, ya hemos tomado conciencia de que una política, netos muy elevados, más que proporcionales. Si el beneficio están-
para ser realmente eficaz, debe incidir también sobre los efectos dar sobre las inversiones en los estudios gira alrededor del 1O %,
producidos por la «cultura familiar». Pero excluida toda solución se puede anticipar que los beneficios sobre inversión preescolar
de tipo platónico, muchos considerarán que eso no es en absoluto podrán llegar al doble de este nivel. Y si los rendimientos margi-
responsabilidad suya. La pregunta podría plantearse así: ¿cómo nales son claramente más elevados para quienes corren más peli-
puede una política incitar a los padres a leer con sus hijos o a no gro de fracasar en la escuela, las inversiones precoces deberían de
dejarles ver la televisión? permitir una homogeneización social hacia arriba y una ganancia
Para saberlo, podemos basamos en los estudios detallados lle- en términos de igualdad de oportunidades.
vados a cabo en Estados Unidos para evaluar el impacto de la
intervención en favor de los niños más pequeños. El principal re- 39. S. Kamerman, B. Neuman, J. Waldfogel y J. Brooks-Gunn, «Social
Policies, Family Type, and Child Outcomes in selected OECD Countries», París,
OECD, Social, Employment and Migration, Working Paper, n.º 6, 2003; L. Karo-
38. O. Kangas y V. Ritakallo, «Social policy or structure? lncome transfers, ly, R. Kilbum y J. Cannon, Early Childhood Interventions, Santa Mónica, Rand
socioeconomic factors and poverty in the Nordic countries and France», LIS Corporation, 2005.
Working Paper, 1998, p. 190. 40. P. Carneiro y J. Heckman, «Human capital policy», op. cit., p. 165.
--n-
82 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR HUOS E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES 83

Estas conclusiones no deben ser aplicadas sin reservas a Eu- mejor permisos laborales de los padres y atención colectiva de los
ropa, donde las desigualdades de condición entre niños son me- hijos. En Dinamarca, hasta los años noventa, la combinación de
nos extremas que en Estados Unidos. Pero demuestran una cosa permiso de maternidad y de paternidad cubría poco menos de seis
esencial: los programas de intervención precoz que incluyen un meses, cosa que significaba que un porcentaje muy elevado de
fuerte estímulo de comportamiento y cognitivo pueden contribuir bebés entrase muy pronto a la guardería.
eficazmente a la igualdad de resultados, en particular en beneficio No disponemos para estos países de estudios de impacto sis-
de los niños más expuestos al fracaso. Argumentos muy sólidos temáticos de la política de cuidado de los niños, 42 pero sabemos
defienden, pues, la financiación de un cuidado colectivo precoz de indirectamente que cuando todos los niños han tenido acceso a
los niños de muy buena calidad. instituciones preescolares los resultados obtenidos en la escuela
Una vez más, la experiencia de los países nórdicos puede re- se han vuelto mucho más homogéneos; lo mismo se podría argu-
sultar interesante para lo mejor y para lo peor. Dinamarca y Sue- mentar de los resultados obtenidos con los tests PISA (y otros
cia conocieron a partir de final de los años sesenta una expansión análogos). En un estudio precedente utilicé los datos IALS para
masiva -y muy rápida- de instituciones preescolares, destina- comparar los efectos del origen social sobre el nivel escolar de un
das a abrir las puertas a todo el mundo, objetivo prácticamente grupo generacional a otro. 43 El estudio se refería a tres países
alcanzado en los años ochenta. En el momento en que se lanzó nórdicos, así como a Alemania, el Reino Unido y Estados Unidos.
esta política, la idea, de hecho, no era tanto invertir en los resul- En el caso de los tres últimos, constaté que los fenómenos de he-
tados futuros de los niños como conciliar maternidad y vida pro- rencia social se repetían de los grupos nacidos después de la gue-
fesional. Pero para satisfacer las expectativas de las familias de rra a los de los años setenta. En otras palabras, la incidencia de
clase media, los estándares fueron muy elevados. En Dinamarca, los orígenes sociales en el nivel de instrucción no había disminui-
por ejemplo, la norma en las guarderías es de un adulto por cada do en el transcurso de los últimos cincuenta años. En los tres
tres niños cuando éstos tienen menos de tres años. países nórdicos, en cambio, la correlación entre medio social y
La política de los países nórdicos en cuanto a los cuidados de resultados escolares había disminuido, principalmente en el gru-
los niños se ha ido beneficiando con las lecciones aprendidas en po más joven, el primero que se había beneficiado de un sistema
su larga experiencia. Hasta los años noventa, por ejemplo, los ni- de guarderías prácticamente universal. El perfil escolar de los ni-
ños no podían obtener plaza si la madre tenía un permiso de ños de padres muy poco cualificados es quizá todavía más reve-
maternidad o percibía un subsidio de paro. Esto produjo una lador. A semejanza de la de Gregg, Harkness y Machin, 44 mi esti-
consecuencia indeseable: un gran número de niños que habrían mación se fija en la capacidad neta de alcanzar el grado de
podido obtener un gran provecho de esta política quedaban ex- secundaria, extrapolada a partir de diferentes aptitudes cognitivas
cluidos de ella por efectos de selección debidos al paro, a la inac-
tividad de las madres y a una fecundidad elevada. En estos últi-
42. Andersson señala una excepción mostrando que en Suecia el cuidado
mos años, las políticas han hecho esfuerzos particulares para
diario tiene consecuencias positivas en el desarrollo del niño, sobre todo en las
incitar a los inmigrantes y a los parados a matricular a sus hijos familias desfavorecidas ( «Effects of day care on cognitive and socio-emotional
en centros públicos. 41 Segunda lección: era necesario sincronizar competence of 13-year old Swedish schoolchildren», Child Development, 63,
1992, pp. 20-36).
43. G. Esping-Andersen, «Unequal opportunities and the mechanisms of
41. Dinamarca practica actualmente políticas de «discriminación positiva», social inheritance», pp. 289-314, en M. Corak (dir.), Generational Income Mobili-
por ejemplo, con sistemas de transporte escolar que permiten a los hijos de los ty, Cambridge, Cambridge University Press, 2004.
inmigrantes salir de los barrios con fuerte densidad de población inmigrante. 44. Child Development and Family lncome, op. cit.
84 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR HIJOS E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES 85

de los niños (medidas gracias a las notas obtenidas en varios forme debería contribuir a compensar la falta de estimulación
tests). Esto significa que me acerco más a la incidencia «real» de que sufren los hijos de familias de baja cualificación y poco culti-
la herencia social. Los resultados están también ajustados para vadas. Y esto es en efecto lo que se constata recurriendo de nuevo
tener en cuenta el sexo y el estatus de inmigrante. a los datos PISA. La influencia del «Capital cultural» (y de la si-
Las conclusiones de mis análisis son muy elocuentes. De un tuación socioeconómica) de los padres es sistemáticamente más
grupo generacional a otro, la igualación de las oportunidades ha débil en los países escandinavos.
sido significativa, sobre todo en Noruega y en Dinamarca. Así, en El acceso de los niños a las guarderías y a centros preescolares
el grupo más joven (nacido a mediados de los años setenta), un de gran calidad podría, pues, formar parte de una política verdade-
niño danés (de padres poco cualificados) tiene el doble de oportu- ramente eficaz en favor de la igualdad de oportunidades. En la me-
nidades de llegar al instituto que un niño del grupo de mayor edad dida en que el acceso al cuidado de los niños condiciona también el
y cuatro veces más que su homólogo americano o alemán. Estos trabajo de las madres -que a su vez es portador de efectos de in-
resultados no nos dicen, naturalmente, si esta igualación se debe gresos positivos-, unas medidas que favoreciesen el cuidado de los
al cuidado de los niños en guarderías, a la redistribución de los niños serían un perfecto ejemplo de política doblemente ganadora.
ingresos o -hipótesis más probable- a una combinación de am- Examinemos, pues, este efecto en cadena de más cerca.
bos factores. Desgraciadamente, los datos IALS no proporcionan
ninguna información sobre los ingresos. Pero la coincidencia tem-
poral es muy sugestiva. ÜCUPACIÓN DE LAS MADRES Y RESULTADOS DE LOS HIJOS
Los datos PISA proporcionan información suplementaria que
va en el mismo sentido. Permiten saber si el hecho de que los Los ingresos suplementarios producidos por el trabajo de las
niños más pequeños vayan a la guardería tiene algún tipo de efec- madres se podrían ver anulados por eventuales efectos indeseables
to sobre los resultados obtenidos en un test cognitivo hecho a la en términos de educación. Si nos tomamos seriamente la tesis se-
edad de 15 años. En la mayoría de los países, haber ido a la guar- gún la cual puede ser perjudicial para el niño ser cuidado fuera de
dería desde bien pequeño se asocia con una mejora importante de casa durante el primer año de vida, hay que actuar de manera que,
las notas obtenidas. Así, en Dinamarca, esto supone un aumento una vez sumados, los permisos de maternidad y de paternidad
de las notas de 40 puntos (es decir, el 10 %). 45 Además, la asisten- remunerados duren más de un año. Mientras muchos países eu-
cia al centro preescolar disminuye la influencia de los orígenes
ropeos, Francia entre ellos, sólo conceden aproximadamente
socioeconómicos, el «Capital cultural» de los padres, el origen in-
cuatro meses, los países nórdicos son mucho más generosos. 46 El
migrante o el bajo nivel de cualificación de la madre.
cuadro 4 proporciona una visión de conjunto.
Si la educación colectiva en guardería de los niños más peque-
ños fuese capaz de compensar las desigualdades de capital cultu-
46. Entendemos' por «baja remunerada» una baja durante la cual se perci-
ral, sería de esperar que éstos tuviesen sistemáticamente un papel be más del 50 % del salario -criterio importante, ya que en el caso en que el
menos decisivo en los países nórdicos, según el razonamiento si- subsidio fuese inferior, el coste de las bajas prolongadas sería demasiado elevado
guiente: el acceso a guarderías de calidad sistemáticamente uni- para la mayoría de las madres. Si se tomasen en consideración los permisos sin
remuneración autorizados y las políticas que aseguran un subsidio sensiblemen-
45. En el Reino Unido y en Estados Unidos la asistencia a un centro pre- te inferior, muchos países (entre ellos Estados Unidos) parecerían muy genero-
escolar no produce, en cambio, ningún efecto estadísticamente significativo, sea sos, o incluso, en algunos casos, extremadamente generosos. Por ejemplo, en
porque la calidad de la atención a los niños es más variable, sea a causa de fe- Francia el permiso de maternidad puede llegar a los 36 meses, pero los subsidios
nómenos de selección que desvían el acceso a las mejores estructuras en favor son bajos. Para una visión de conjunto, consultar Starting Strong I/. Early Child-
de los niños ya mejor dotados. hood Education and Care, París, OCDE, 2006, cuadro 1.1.
86 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR HIJOS E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES 87

CUADRO 4. Las ayudas públicas a las familias y a las madres activas una vida, la norma danesa -un año de interrupción- no está
(hacia 2004) asociada a ningún coste significativo -a condición de trabajar sin
interrupción hasta los 60 años-, mientras que las alemanas, que
Gasto público Cuant{a de las
Duración de la
dejan de trabajar generalmente 5 o 6 años, lo pagan con casi el
dedicado a prestaciones para
baja remunerada EPJE** (0-6 años) familias con hijos 50 % de sus ingresos a escala de una vida. 49
(meses)* (en % del PIE) (en % del PIE) Una baja por maternidad de un año representa un coste global
significativo. Si tomamos como modelo Dinamarca, equivale al
Dinamarca 11 2,0 1,5
Francia 1,0 1,5
0,6 % del PIB. Pero este coste se debe relacionar con los benefi-
4
Alemania 4 0,5 1,1 cios concomitantes. Según los cálculos de Ruhm, 50 los permisos
Países Bajos 4 0,5 0,7 de maternidad conllevan un alza del 3 o el 4 % de los índices de
Italia 5 0,4 0,6 empleo femenino y los salarios percibidos tras la baja son más
Suecia 16 1,7 1,8 elevados. El coste de las bajas más largas se ve pues compensado
Reino Unido 4 0,5 1,9 en parte gracias a un incremento de los ingresos profesionales,
Estados Unidos* o 0,5 0,1 con los ingresos fiscales que eso supone para el Estado. Se debe
asimismo evaluar el coste a la luz del beneficio que representa la
* Bajas que aseguran subsidios superiores al 50 % del sueldo.
** EPJE: Educación y cuidado de niños pequeños. presencia de los padres al principio de la vida. Hemos visto ya
FUENTE: «Starting Strong 11», Early Childhood Education and Care, París, OCDE, cómo el trabajo de la madre en el curso del primer año puede
2006, cuadro 1.1 y anexo C. perjudicar la salud y el desarrollo cognitivo del hijo. Estos efectos
negativos serían particularmente pronunciados entre las familias
Las bajas demasiado cortas tienden a plantear un doble pro- con ingresos bajos. 51
blema. Por un lado, pueden empujar a las madres a retomar de- Más allá del problema del primer año, el principal obstáculo
masiado pronto el trabajo. Así, el 60 % de las madres jóvenes para el trabajo de las madres reside en el acceso a los servicios de
holandesas vuelven al trabajo antes de que sus hijos tengan seis cuidado de niños. El coste de la guardería puede en principio in-
meses (en los Países Bajos, la baja por maternidad sólo dura cua- terpretarse como un impuesto sobre la oferta de trabajo de las
tro meses, mientras que la gran mayoría de las madres danesas madres. Se convierte en un impuesto regresivo si los gastos del
espera entre 10 y 14 meses. 47 Pero unas bajas demasiado cortas servicio son independientes de los ingresos de la madre (o de la
pueden también llevar a un abandono del trabajo. Aproximada- unidad familiar). Si se quiere estimular el trabajo de las madres
mente el 25 % de las madres holandesas desaparecen pura y sim- garantizando al mismo tiempo la equidad, hay que poner en fun-
plemente del mercado de trabajo, mientras que en Dinamarca el cionamiento una política de subvenciones que permita adaptar
porcentaje es ínfimo. 48 Según los estudios centrados en las conse-
cuencias que las interrupciones de la carrera profesional de la
«mujer media» hacen pesar sobre su nivel de ingresos a escala de 49. W. Single-Rushton y J. Waldfogel, «Family gaps in income: a cross na-
tional comparison», Maxwell School of Citizenship and Public Affairs Working
Paper, 382, 2004; G. Esping-Andersen, «Sociological explanations of changing
47. M. Simonsen, «Provision and costs of high quality day care and fema- income distributions», American Eehavioral Scientist, 50 (5) 2007, pp. 639-657.
le employment», artículo inédito, Departamento de economía, Universidad de 50. C. Ruhm, «The economic consequences of parental leave mandates»,
Aarhus, abril de 2005. Quarterly Joumal of Economics, 113, 1998, n.º 1, pp. 285-317.
48. S. Gustafsson y E. Kenjoh, «New evidence on work among new mo- 51. J. Waldfogel, W. Han y J. Brooks-Gunn, «The effects of early maternal
thers», Transfer. European Review on Labour and Research, 10, 2004, pp. 34-47. employment in child cognitive development», Demography, 39, pp. 369-392.
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88 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR HUOS E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES 89

los gastos a los ingresos. Muchos países acostumbran a recurrir a (sobre todo el danés) descansa en cambio en un cuidado colectivo
las deducciones de impuestos, pero éstas no permiten eliminar el de muy alta calidad al que todos los niños tienen asegurado el
efecto regresivo, entre otras cosas porque tienen muy poca inci- acceso. Esto supone, nadie se sorprenderá de ello, fuertes subven-
dencia sobre las familias con un nivel de ingresos bajo. ciones: la contribución de los padres, que sólo cubre el 33 % del
En muchos países -entre ellos Francia- la asistencia a la coste, se reduce a cero en el caso de familias con escasos recur-
escuela de educación infantil (a partir de 3 años) es casi univer- sos. El gasto público requerido es pues importante, tal como
sal, y suele considerarse que es parte integrante del sistema edu- muestra el cuadro 2. Así, Dinamarca dedica el 2 % de su PIB al
cativo (y que, por lo tanto, debe ser gratuita). El problema clave conjunto de los centros preescolares, un poco más de la mitad
es el de los menores de 3 años. En una gran parte de Europa, allí para los menores de 3 años.
donde la financiación pública es marginal y los servicios de guar- A fin de juzgar la legitimidad de estos gastos, estudiemos dos
dería privados, cuando son de buena calidad, resultan inasequi- análisis coste-beneficios distintos: ¿cuáles son las consecuencias
bles para la mayor parte de las familias, la solución clásica es la del cuidado colectivo de los niños sobre el empleo y los ingresos
familiar -se recurre a la abuela-. Esta eventualidad pronto es- de las mujeres, por un lado, y sobre los resultados de estos niños,
tará obsoleta, ya que la reserva de miembros de la familia suscep- por otro? En lo referente a la primera cuestión, sabemos con se-
tibles de ocuparse del niño se agota rápidamente. Los mercados guridad que el hecho de disponer de estos servicios conlleva un
privados pueden prosperar, como en Estados Unidos, gracias a alza del nivel de empleo de las madres. Un estudio danés muestra
precios elevados y grandes diferencias cualitativas, pero enlama- así que una disminución de 100 euros en el coste de atención de
yoría de los países de la Unión Europea el mercado puramente un niño hace aumentar la tasa de empleo en un 0,8 %. 53 Como el
privado y de buena calidad del cuidado de niños es muy limitado cuidado colectivo de los niños permite a las madres volver antes
como consecuencia de los altos costes. Cuidar un niño a jornada al trabajo, la sanción de la maternidad en términos de ingresos a
completa todo el año cuesta en general entre 5.000 y 9.000 euros. escala de una vida queda sustancialmente aligerada. De hecho,
Los países nórdicos, y en menor grado Bélgica y Francia, subven- esta ganancia de ingresos a lo largo de la vida y el aumento sub-
cionan el cuidado de los menores de 3 años. Pero como conse- siguiente de los impuestos pagados al Estado irán reembolsando
cuencia de sus diferentes concepciones, sus resultados divergen poco a poco la ayuda pública inicial.
ampliamente. Un niño le cuesta a una pareja francesa estándar, El hecho de que los gastos hechos en materia de cuidado ex-
en la que ambos trabajen, cerca del 25 % de sus ingresos, frente terno de los niños son reembolsados gracias al aumento de los
a solamente un 1O % en Dinamarca, cosa que sin duda contribu- ingresos de la madre a lo largo de toda su vida hace, en cierta
ye a explicar que haya el doble de niños daneses de un año que forma, inútil el cálculo de costes y beneficios desde el punto de
van a la guardería que niños franceses de la misma edad. vista de los efectos sobre el niño. Todo efecto positivo suplemen-
La incidencia potencial del hecho de ir a la guardería sobre el tario sobre el aprendizaje o sobre el comportamiento viene, por
aprendizaje tiene también tendencia a variar. En Francia, aproxi- decirlo así, de propina. En este sentido, el ejercicio de evaluación
madamente el 40 % de los menores de 3 años son cuidados fuera consiste simplemente en estudiar los efectos suplementarios so-
de casa; de ellos, un tercio va a la guardería, mientras que los bre el aprendizaje obtenidos tras una mejora de la calidad del
demás son confiados a particulares. 52 El planteamiento nórdico sistema (número de alumnos por cada profesor, contenidos peda-

52. Véase Conseil d'analyse stratégique, Rapport sur le service public a la 53. M. Simonsen, «Provision and costs of high quality day care and female
petite enfance, febrero de 2007. employment», op. cit.
90 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR HIJOS E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES 91

gógicos) o por la existencia de un programa destinado a los niños este punto de vista, es interesante comparar el planteamiento ame-
necesitados (los hijos de inmigrantes, por ejemplo). Buena noti- ricano con la Sure Start británica. Mientras que el primero consis-
cia: los buenos programas destinados a niños pequeños implican te en centrarse en familias con problemas, el segundo se centra en
beneficios potencialmente considerables. Los cálculos de Carnei- comunidades de riesgo. Ninguno de los dos métodos puede estar
ro y Hackman, según los cuales cada dólar gastado supondría un seguro de satisfacer las necesidades: la identificación de las fami-
reembolso de 5,60 dólares, son quizá incluso demasiado pruden- lias con problemas sólo es fácil si los problemas son visibles, y, en
tes: estimaciones más recientes apuntan a un reembolso superior el caso del Sure Start, no está nada claro que todos los que sufren
a los 12 dólares. Pero estas estimaciones se centran en los niños penurias vivan en comunidades de riesgo. Lo que supone realmen-
desfavorecidos, de quienes ya sabemos que obtendrán de estos te un obstáculo para una focalización eficaz es la cantidad de me-
programas beneficios más que proporcionales. canismos que comportan resultados indeseables para los niños,
¿Es necesario, por tanto, dar preferencia a una política enfo- que no todos están afectados por los ingresos de las familias, sino
cada hacia un sector concreto de la población en vez de una po- también por sus prácticas educativas. Si los primeros son fáciles de
lítica universal a la danesa? Si el objetivo principal es permitir a identificar, éste no es de ninguna manera el caso de las segundas.
todos tener las mismas bazas en el juego, es sin duda la primera La opción por una cobertura universal tiene la gran ventaja de
opción la que presentaría la mejor relación coste-eficacia. La elec- garantizar que todos los niños, independientemente de sus orí-
ción de una política focalizada depende ante todo del valor que genes, se beneficien del mismo (alto) nivel de exigencia. Y tanto
concedamos a la equidad en el sentido más amplio del término. mejor si el sistema contribuye a mezclar niños de extracciones
Destinar ciertos servicios a los niños más desfavorecidos puede, diferentes. Según algunas evaluaciones norteamericanas, los ni-
como muestra la experiencia americana, reducir las diferencias ños desfavorecidos sacan un gran provecho de la convivencia con
de resultados entre quienes están en la parte más baja de la esca- niños que no lo son. Pero el modelo universal y sistemático de
la y los demás, pero si la definición del objetivo no es lo bastante tipo nórdico tiene un defecto manifiesto: los niños más desfavore-
amplia, no homogeneizará las oportunidades. En Estados Unidos, cidos pueden tener necesidad de todavía más recursos y atención.
el programa Head Start, lejos de alcanzar a la totalidad de la po- El bajo índice de participación de los hijos de familias inmigrantes
blación de riesgo, sólo llega aproximadamente al 7 % de los niños nos proporciona un ejemplo. Por consiguiente, se podría completar
de 3 años (recordemos que la pobreza infantil supera el 20 % y la aproximación universal recurriendo a una forma de discrimina-
que el porcentaje de escolares cuyos resultados son inferiores al ción positiva, incluyendo eventualmente medidas incitativas espe-
mínimo PISA se eleva al 18 %). El 93 % restante se beneficiarán cíficas destinadas a grupos concretos.
de soluciones de cuidado que reflejan en gran medida el poder
adquisitivo de los padres. Las enormes desigualdades en materia
de cuidado a los niños pequeños en Estados Unidos están bien do- Conclusión: ayudar a las familias a invertir en sus hijos
cumentadas. 54
De forma más general, toda política centrada en un sector con- A lo largo de los cincuenta últimos años, las inversiones en ca-
creto de la población tropieza en seguida con un dilema: ¿cómo pital humano han ido casi exclusivamente a la enseñanza primaria,
asegurarse de que llega a quienes realmente la necesitan? Desde secundaria y superior. No ha sido hasta hace poco que se ha com-
prendido que las bases del aprendizaje -así como el origen princi-
54. D. Blau, The Child Care Problem - an Economic Analysis, Nueva York, pal de las desigualdades- se remontaban al período preescolar, y
Russell Sage, 2001. que las escuelas no disponen de los recursos necesarios para per-
92 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR HIJOS E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES 93

mitir que un niño se recupere de un mal principio y se ponga a a la genética, el papel de los políticos elegidos y el de las institu-
nivel. Desde el punto de vista de la política que hay que poner en ciones son evidentemente esenciales.
juego, el modelo según el cual «el aprendizaje genera aprendizaje» Partiendo del principio de que los mecanismos clave operan
permite progresar determinando las tasas relativas de beneficio so- durante la primera infancia y se concentran sobre todo en el seno
bre las inversiones en cualificación en el transcurso de los primeros de la familia, tratemos de determinar qué política podría ayudar a
años de vida del niño. Sabemos actualmente que cuando más ele- las familias a dar a sus hijos las mejores posibilidades en la vida.
vados son los beneficios sobre las inversiones es en el período pre- La pervivencia de poderosos mecanismos de herencia social (por
escolar (0-6 años), para después declinar de forma exponencial. El oposición a herencia biológica) constituye un problema de fondo.
modelo permite asimismo sostener una política de igualación de La teoría clásica insistía sobre la importancia del nivel de ingre-
oportunidades, pues los beneficios son particularmente elevados sos, y en particular de la pobreza, para explicar la diferencias de
entre los niños desfavorecidos. resultados escolares y, más generalmente, de la desigualdad de opor-
Todo esto debe incitarnos a reevaluar las políticas de inversión tunidades. Pero los investigadores en ciencias sociales y los polí-
en el capital humano. Por una parte, en efecto, los gastos que ticos han estado mucho menos atentos al papel de los factores no
todos los países desarrollados dedican a la enseñanza hacen exac- económicos en la transmisión de desventajas de una generación a
tamente lo contrario de lo que debería hacerse según el modelo la generación siguiente. Incluso si la investigación no aporta mu-
«el aprendizaje engendra aprendizaje». Así, el gasto por alumno chas certezas en la materia, tenemos motivos para pensar que
aumenta regularmente de la formación preescolar a la enseñanza estos mecanismos son quizá tan importantes o más que el nivel
superior, 55 y gastamos de media dos veces más para la enseñan- de ingresos. En cierta medida, ambos coinciden: madres adoles-
za superior que para el período preescolar. Además, en la mayoría centes, inmigrantes, padres poco cualificados están también más
de los países van esencialmente a la etapa de los 3-6 años. Con la expuestos a la pobreza. Pero en la medida en que estas dos di-
excepción de los países nórdicos y, de forma menos pronunciada, mensiones son casi con seguridad diferentes, una estrategia que
Bélgica y Francia, la inversión en los menores de 3 años es real- sólo se base en la redistribución de los ingresos corre el peligro
mente marginal. de no llegar nunca a dar todos sus frutos.
Las políticas que tienen por objetivo aumentar y homogenei- Tenemos motivos para preferir una política que actúe sobre
zar nuestra reserva de capital humano permiten conciliar dos preo- ambos frentes y que sería al mismo tiempo interesante en térmi-
cupaciones: la igualdad de oportunidades y la productividad futu- nos de relación coste-eficacia y porque colocaría a todos los niños
ra. En muchos países la proporción de jóvenes que salen del sistema en el mismo punto de partida. En una palabra, la estrategia se
insuficientemente cualificados -tanto si se trata de falta de titu- resume en una política de ayudas públicas a la atención de los
lación como de insuficientes capacidades cognitivas y no cogniti- niños más pequeños fuera de casa. Es evidente que es necesario
vas- es considerable. Hay motivos para alarmarse, y aún más organizar una redistribución hacia las familias con hijos y hay,
teniendo en cuenta que las exigencias en la materia no dejan de pues, poca cosa a añadir sobre ese punto, si no es insistir en el
elevarse. Como las diferencias entre países no pueden imputarse hecho de que el trabajo de las madres aligeraría considerable-
mente la carga. Existen numerosas razones que hacen que la tasa
55. Para el detalle del gasto asignado a cada alumno, véanse las bases de de empleo de las mujeres menos cualificadas sea débil, y el he-
datos sobre educación de la OCDE. En el caso de la enseñanza superior, habría cho de no poder acceder a unos cuidados infantiles asequibles
que poner aparte la inversión en investigación y desarrollo. Naturalmente, cier-
tas necesidades (laboratorios de química, bibliotecas) exigen inevitablemente
solamente es una de ellas. Pero si va acompañada de una indem-
gastos más importantes. nización apropiada de la baja de maternidad y de una imposición
94 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR HIJOS E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES 95

individual y neutra de los ingresos de cada uno de los cónyuges, rioso dilema: sabiendo que los beneficios son extraordinariamen-
una ayuda para el cuidado de los niños en guarderías podría con- te elevados para los niños más desfavorecidos, un simple cálculo
llevar un aumento notable del empleo. Este aumento presentaría de los costes parece aconsejar una política focalizada en los más
una doble ventaja, contribuyendo al mismo tiempo a reducir la desfavorecidos. ¿Por qué, entonces, recomendar un modelo uni-
pobreza y permitiendo una mejor estimulación del niño, siempre versal de cuidado en guarderías accesible para todos?
que el sistema de cuidado fuera del domicilio sea de buena cali- En primer lugar, no perdamos de vista las dos funciones im-
dad. Además, incluso suponiendo que la asistencia a la guardería plícitas del cuidado de los niños: apoyar el empleo de las madres
tenga poco efecto sobre los resultados futuros de los niños, pre- y socializar a los niños. Imponiendo, en lugar de la estructura de
senta potencialmente una relación coste-eficacia interesante, en la coste que prevalece en otros países, una contribución importante
medida en que el aumento del empleo femenino y el de los ingre- pero no prohibitiva, que aumente con el nivel de ingresos, la po-
sos a escala de una vida amplía la base de los ingresos fiscales. lítica danesa alcanza de forma manifiesta objetivos de eficacia (la
Aunque se llegase a un acuerdo sobre la importancia del «Ca- cobertura es universal) y de equidad. Este estilo de financiación
pital cultural» familiar, sería difícil concebir una política que per- muy subvencionado, incluso para los más ricos, puede parecer
mitiese corregir las diferencias de calidad y de tiempo pasado con inútil y costoso, pero los responsables daneses consideran que es
el niño entre padres. He tratado de sintetizar lo que sabemos a el precio colectivo que hay que pagar por una amplia inclusión
propósito del aprendizaje en la primera infancia: en primer lugar, social en el seno de un mismo sistema global (y el apoyo electoral
hacer cuidar al niño fuera del domicilio durante el primer año de al sistema). Hay aquí otra apuesta de equidad. Si el hecho de te-
vida puede perjudicar su desarrollo futuro; en segundo lugar, si el ner hijos comporta importantes externalidades positivas para la
cuidado exterior es de buena calidad, sus efectos sobre los resul- sociedad, está entonces manifiestamente justificado hacer que to-
tados escolares de los niños son manifiestamente positivos, sobre dos los padres se beneficien de la redistribución, en vez de operar
todo para los niños menos privilegiados. Mejor aún, estos efectos una transferencia de ciertos padres hacia otros.
positivos persisten después de la escuela y en la vida adulta. Esto nos conduce a un segundo argumento clásico en favor de
La forma en que los padres invierten en sus hijos se caracteri- la universalidad: para que la financiación sea suficientemente ele-
za hoy día por asimetrías sociales cada vez más acusadas. Los vada para garantizar servicios de calidad, parece esencial que la
padres más cualificados dedican más tiempo y esfuerzos a sus política sea objeto de un amplio consenso. Tercer elemento im-
hijos, y la distancia aumenta. Esta distancia se debe principal- portante a tomar en consideración: el elevado nivel de los costes
mente al tiempo que los padres dedican a sus hijos, relacionado a de transacción y la dificultad para identificar las necesidades. Si
su vez con el poder relativo de negociación de las esposas. Una bien resulta fácil centrarse en las familias con un bajo nivel de
política que reforzase éste, mediante subvenciones y/o apoyando ingresos, no olvidemos que los déficit de aprendizaje están tam-
el empleo femenino, debería pues contribuir a reducir esas dife- bién fuertemente ligados a la «cultura» familiar, dimensión que
rencias sociales. ninguna administración pública está en condiciones de detectar.
En general, una política que asociase permisos de maternidad A fin de cuentas, la elección de una aproximación centrada o
remunerados en el transcurso del primer año del niño y unas es- no en un sector de la población dependerá en gran parte de nues-
tructuras de cuidado fuera del hogar al mismo tiempo asequibles tras aspiraciones en materia de homogeneización de las cualifica-
y de muy alta calidad deberían permitir homogeneizar sensible- ciones. Si nos contentamos con una política de «coche escoba»
mente el grado de preparación de los niños en la escuela. Pero que aspire a una recuperación limitada para los más desfavoreci-
¿cómo organizar esa política? Esta pregunta nos expone a un cu- dos (que es como podría describirse la política americana en la
96 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR HIJOS E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES 97

materia), tenemos más interés en localizar los objetivos de las tes muchas veces no quieren enviar a sus hijos a la escuela cuando
acciones que si perseguimos un objetivo más general de minimi- ésta no es obligatoria, cosa que penaliza su aprendizaje de la len-
zación global de los impactos de las desigualdades (que no sean gua y su preparación escolar, pero teniendo en cuenta la importan-
biológicas) sobre las oportunidades de los niños. El inconveniente cia de los beneficios sobre las inversiones de cada euro suplemen-
manifiesto del planteamiento universal es que corre el riesgo de tario gastado por familias inmigrantes, frecuentemente pobres,
fracasar a la hora de poner a nivel a los que parten de más atrás. unas medidas de incitación financiera deberían conseguir animar
En la medida en que hay que consentir sin duda un esfuerzo su- la inscripción en las guarderías de los niños.
plementario en favor de los niños realmente desfavorecidos, el La mejor manera de concluir es, sin duda, lanzar un llama-
planteamiento universal debería asociarse con una forma de «dis- miento a nuestros gobernantes para que consideren cómo podría-
criminación positiva». Y, en definitiva, una política focalizada y mos poner en marcha en Europa medidas de discriminación po-
limitada de atención a los niños podría parecer directamente con- sitiva allá donde más se hace sentir su necesidad.
traria a la productividad teniendo en cuenta la preferencia cada
vez más marcada de las mujeres por carreras profesionales inin-
terrumpidas y por la autonomía económica.
Queda por resolver una cuestión delicada: ¿cómo llegar hasta
aquellos que resultan más difíciles de movilizar, pero que, proba-
blemente, obtendrían los mayores beneficios de esta política? Las
políticas de discriminación positiva, que en Estados Unidos se
basan en una tradición antigua -y a veces fructífera- corren el
riesgo de ser vistas por los políticos europeos como una importa-
ción extranjera. La discriminación positiva ha servido en gran
medida para superar discriminación, segregación y desigualdades
raciales y étnicas. Si hasta un pasado reciente no presentaba nin-
gún tipo de urgencia en la mayoría de los países de la Unión Eu-
ropea, la presenta ahora cada vez más, aunque sólo sea a la luz
de las manifiestas disparidades de formación y cualificación que
sufre un gran número de inmigrantes.
Nuestra reflexión puede apoyarse en experiencias extranjeras
que han tenido éxito. Inspirándose en la política norteamericana,
los poderes públicos daneses han combatido, parece ser que con
éxito, la segregación de los inmigrantes en materia de escuela y
guardería gracias a un sistema de transporte escolar que permite a
los hijos de los inmigrantes asistir a escuelas de otros barrios. Se
podría tomar ejemplo también del antiguo gobierno Cardoso, que
estableció para los padres brasileños medidas de incitación mone-
taria que permitían garantizar y comprobar que sus hijos asistiesen
realmente a clase. Porque, pese a la gratuidad, los padres inmigran-
TERCERA LECCIÓN

ENVEJECIMIENTO Y EQUIDAD

Introducción

En el transcurso de los últimos cincuenta años se ha dicho y


repetido, con una regularidad sorprendente, que el Estado del bien-
estar estaba en crisis y que el mal no tenía remedio. En los años
cincuenta del siglo pasado, numerosos economistas se alarmaban
de su rápida expansión, pues temían que perjudicase a la econo-
mía. A juzgar por las dos décadas que siguieron, caracterizadas por
un crecimiento sin precedentes, el diagnóstico era erróneo. Diez
años más tarde fue la izquierda quien disparó el timbre de alarma:
el Estado del bienestar había fracasado completamente, pues no
había hecho bastante por eliminar la pobreza. Pero, una vez más,
los hechos se adelantaron a la crisis: la pobreza conoció un declive
notable en el curso de los años sesenta y setenta, esencialmente
porque las reformas de las pensiones permitieron ofrecer un apoyo
mucho más generoso a los ingresos de las personas ancianas jubi-
ladas. En los años ·ochenta, sin embargo, vio la luz una nueva cri-
sis, que fue incluso oficializada por la OCDE con ocasión de una
conferencia muy mediatizada titulada El Estado del bienestar en
crisis. Una vez más, economistas y neoliberales señalaban al Esta-
do del bienestar como la causa profunda de la fuerte inflación y CI
estancamiento económico. De nuevo un diagnóstico poco crcíb]c:
posteriormente, nuestras economías conocieron un crecimiento su~
perior al 25 % y la inflación desapareció.
100 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR ENVEJECIMIENTO Y EQUIDAD 101

Han pasado veinte años: nuevamente nos encontramos ante nente: la del choque de generaciones. En efecto, en el momento
una crisis del Estado del bienestar, provocada esta vez por cam- en que el votante medio sea de mayor edad, el electorado estará
bios demográficos. Según las proyecciones, el envejecimiento de cada vez más decantado en favor de los intereses de los jubilados.
la población deberá suponer un aumento de los gastos sociales al De hecho, el votante europeo medio se acerca ya a la cincuentena.
que el Estado del bienestar no podrá sobrevivir. Además, son mu- Si a eso añadirnos que los ciudadanos de más edad tienen más
chos los que temen que el envejecimiento provoque un conflicto oportunidades de tener una actividad política y que las futuras
generacional insoluble, en el que las personas ancianas, en núme- cohortes de jóvenes son -a causa de la baja fecundidad- más
ro creciente, saldrán seguramente victoriosas. bien reducidas, se comprende que el paisaje político sea clara-
mente favorable al lobby de las personas ancianas, cosa que po-
dría tener corno resultado un panorama de suma cero: generosi-
EL RETO DEL ENVEJECIMIENTO dad hacia los ancianos, subinversión en detrimento de los niños,
las escuelas y las familias.
Pocos bebés, vidas largas: éste es, en pocas palabras, el origen Es en este contexto que la reforma de las pensiones se ha conver-
del envejecimiento de la población. Una baja fecundidad implica tido en tema clave de un debate político fundamental. En casi todos
el aumento de la proporción de personas ancianas en la pobla- los países, los mismos protagonistas defienden en lo esencial solucio-
ción, y la longevidad implica que los viejos lleguen a ser muy nes idénticas: los neoliberales abogan por la privatización mientras
viejos. Con la baja fecundidad como «primer motor», el envejeci- que los sindicatos y los lobbies de jubilados insisten en la preserva-
miento va a la par con el descenso de la población. Y si el descen- ción del statu quo a toda costa. Dos posiciones que no son ni realis-
so es rápido, debería traducirse por un descenso de la demanda tas ni equitativas. La demografía nos alerta sobre la necesidad de
agregada y de la productividad. emprender reformas importantes y relativamente urgentes, incluso
Si la amplitud del fenómeno puede llegar a ser realmente dra- en los países en que el envejecimiento es más lento, como Francia.
mática es porque diferencias aparentemente mínimas conllevan Y el sentido común nos dice que, para ser legítimas, las reformas
consecuencias considerables a largo plazo. Una tasa de fecundidad planteadas deben estar prioritariamente basadas en principios de
estabilizada por debajo de 1,3 hijos por mujer -la del Sur de Eu- justicia. A fin de ser socialmente justas, las reformas deben en pri-
ropa- recortará una población a los tres cuartos de aquí a final de mer lugar repartir equitativamente el coste del envejecimiento entre
siglo. Según este supuesto, la población italiana quedaría reducida jóvenes y viejos; esto no suscita demasiadas controversias. Pero la
a 12 millones de habitantes. En Francia, la fecundidad se acerca a cuestión de la justicia se vuelve mucho más espinosa en el momento
2, la más elevada de Europa. Si el país consigue mantener este ni- en que se tiene en cuenta el hecho de que «la muerte no es democrá-
vel, su población sólo habrá disminuido un 15 % a final de siglo. tica»: los ricos viven más tiempo que los pobres, cosa que ocasiona
En cuanto a Europa en su conjunto, parece haber estabilizado su inmensas desigualdades entre jubilados de una misma generación.
tasa de fecundidad a 1,5, cosa que tendrá sobre nuestra economía En sí mismo, el envejecimiento no puede considerarse como
unas consecuencias que pronósticos fiables nos permiten ya medir. una novedad histórica: a lo largo del siglo pasado, nuestras socie-
Así, según las estimaciones de los economistas de la OCDE y del dades no han cesado de envejecer. Pero tres características distin-
ECOFIN, la economía de la Unión Europea verá su crecimiento tas son propias de nuestra época. En primer lugar, el proceso se
reducido en un O, 7 % por año, o incluso más, por el simple hecho acelera rápidamente. En los países desarrollados, la población an-
de estas condiciones demográficas desfavorables. ciana se habrá duplicado de media dentro de cincuenta años. En
El envejecimiento nos expone asimismo a otra amenaza inrni- Francia ha aumentado en 3 millones en cuarenta años, entre 1950
102 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR ENVEJECIMIENTO Y EQUIDAD 103

y 1990, y en el curso de los próximos cuarenta años, aumentará Es por esto que, hasta los años sesenta, la vejez era casi siempre
en 5 millones más. El proceso culminará hacia 2040, cuando los sinónimo de pobreza. Todo esto ha cambiado en el transcurso de
últimos baby-boomers hayan desaparecido. Casi la cuarta parte de los últimos veinticinco años. Los ingresos de las personas mayo-
los franceses tendrá entonces más de 60 años. res han aumentado, la edad de la jubilación ha bajado y la erra-
Segundo elemento nuevo: actualmente gozamos de muy bue- dicación total de la pobreza entre los ancianos es una perspectiva
na salud, cosa que se traduce en una fuerte alza de la esperanza del todo realista en la mayoría de los países desarrollados.
de vida. Desde los años 60 hemos ganado más de 1O años de vida. Los gastos destinados a las personas mayores no pueden dejar
Actualmente, el jubilado medio puede esperar vivir hasta 80 años de aumentar rápidamente en un contexto de envejecimiento ace-
si es un hombre y 85 años si es una mujer. Así, no sólo habrá más lerado, de pensiones generosas y de jubilaciones precoces. Si re-
jubilados, sino que cobrarán pensiones durante más tiempo. La chazamos que el bienestar de los jubilados futuros sea inferior al
proporción de personas de la «cuarta edad» (80 años y más), que de los actuales, habrá que aumentar el conjunto de los gastos de
más o menos se dobla cada veinte años, representará el 7 % del pensiones en aproximadamente el 50 %. Y no olvidemos que la
conjunto de la población francesa dentro de cincuenta años. Y es población activa sobre la que recaerá esta carga será reducida.
a esta edad cuando la fragilidad y la dependencia se acentúan, Además del aumento del número de jubilados, debemos prepa-
cosa que nos expone a un importante incremento de la demanda rarnos asimismo para un incremento de la demanda de cuidados a
de cuidados a las personas mayores. las personas mayores dependientes, no sólo porque el número de
Tercera novedad histórica: la vejez coincide con la jubilación. personas de la cuarta edad va en rápido aumento, sino también
La idea de que todos tendremos nuestra jubilación, firmemente porque la reserva tradicional de cuidadores informales salidos de
arraigada en nuestras ideas sociales, es en realidad de invención la familia está desapareciendo. Por regla general, las personas an-
reciente. Antes la mayoría de los que trabajaban no podía decidir cianas consumen alrededor de 3 ,2 veces más de atención sanitaria
jubilarse, esencialmente porque las pensiones (cuando existían) que los demás, y hasta 4, 1 veces más para los mayores de 75 años.
eran muy escasas. Si dejaban de trabajar, era en general porque Si tomamos como referencia la situación sueca o danesa, cubrir
ya no podían seguir haciéndolo o porque los habían licenciado. 1 completamente los gastos de cuidado de las personas mayores de-
pendientes costaría aproximadamente el 3 % del PIB. Por el simple
l. Pueden encontrarse excelentes exposiciones sobre el nacimiento de la hecho de la evolución demográfica, este coste debería superar el 6 %
jubilación en M. Kohli, A. Guillemard, H. van Gustern y M. Rein, Time for Reti- hacia el 2030-2040, si los costes y el nivel de dependencia se man-
rement, Cambridge, Cambridge University Press, 1991; B. Palier, Gouverner la
Sécurite Sociale, París, PUF, 2005, y Anne-Marie Guillemard, L'Age de l'emploi. Les
tienen constantes. Ahora bien, el nivel relativo del precio de los
sociétés a l'épreuve du vieillissement, París, Armand Colín, 2003. Según los estu- servicios de cuidado aumentará necesariamente a causa del retraso
dios que la Seguridad Social americana [Social Security Administration] dedicó de productividad que sufren los servicios a las personas; en cuanto
en los años 50 del siglo pasado a los nuevos jubilados, si éstos «Se habían retira- a la dependencia, dada la mejora del estado de salud de las perso-
do», era en una gran mayoría -en el 90 % de los casos- porque habían sido
nas ancianas, debería poderse reducir. 2
despedidos por la empresa o a causa de problemas de salud. Menos del 5 % de-
clararon haberse jubilado de buen grado o para disponer de más tiempo libre. En En total, debemos esperar que el incremento de los gastos des-
los años ochenta, sólo el 35 % de las jubilaciones se debían a un despido o a un tinados a las personas mayores alcance aproximadamente el 1O %
problema de salud, y la mayoría de jubilados declara haber dejado de trabajar
voluntariamente (G. Burtless y J. Quinn, «Retirement trends and policies to en-
courage work among older Americans», en Peter Budetti, Richard Burkhauser, 2. S. Jacobzone, «Ageing and caring for frail elderly persons. A review of
Janice Gregory y H. Allan Hunt (dir.), Ensuring Health and Income Security for an international perspectives», Labour Market and Social Policy Occasional Paper,
Aging Workforce, Kalamazoo, MI, Upjohn Institute, 2001, p. 384). OCDE, 1999.
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104 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR ENVEJECIMIENTO Y EQUIDAD 105

del PIB en el curso de las próximas décadas. ¿Cómo hacer frente aquellos que se jubilaron después de la guerra no se habían visto
a esta subida considerable de forma equitativa? Éste es el desafío nada favorecidos por la historia: nacidos al final del siglo XIX, lle-
ante el que nos hallamos. gados a la edad adulta en el momento de la Primera Guerra Mun-
dial, conocieron la inflación en los inicios de su vida profesional,
después la crisis de 1930 y la Segunda Guerra Mundial, lo que
Regímenes de protección social y personas mayores explica que no pudiesen acumular gran cosa y que, en consecuen-
cia, la pobreza de las personas mayores fuese masiva en los años
'
Para los habitantes de los países desarrollados es una obviedad sesenta.
que es ante todo al Estado -un auténtico Estado «hucha»- a quien
corresponde la protección social de las personas ancianas. Y Fran-
cia no es una excepción. De hecho, regularmente aparecen encues- Los DOS ROSTROS DEL FAMILIARISMO
tas que muestran que los electores son masivamente favorables a
los programas públicos de pensiones. Pero con demasiada facilidad En general, una persona anciana ya no necesita recurrir a sus
se olvida que el mercado y la familia siguen siendo dos ingredientes hijos para sobrevivir. Pero esto no implica automáticamente que
esenciales de la protección social de las personas mayores. los lazos familiares se hayan relajado, sino todo lo contrario. Es-
Así, la familia es fuente de servicios (los servicios de cuidado, tudiemos con más detalle la forma como las generaciones inter-
por ejemplo), de consumo y de ingresos monetarios; el mercado cambian dinero y se ocupan las unas de las otras. Como en la
proporciona los ingresos del trabajo, que pueden convertirse en primera lección de este libro, hay que diferenciar la frecuencia de
patrimonio de cara a la jubilación, y permite adquirir servicios de las relaciones y su intensidad: una persona ve más frecuentemen-
cuidados y fondos de ahorro y de pensiones; los poderes públicos te a su familia cuando no necesita ocuparse de ella de manera
organizan un reparto de los ingresos y los servicios entre las dis- muy continuada. En este sentido, los modelos de protección so-
tintas fases de la vida y de una familia a otra. La mayor parte de cial muy familiaristas podrían, lejos de estimular la solidaridad
los jubilados se beneficia, pues, de una combinación de estas tres familiar, mostrarse contraproducentes.
fuentes de protección social. Sin embargo, obtienen sus ingresos La cohabitación entre padres e hijos es señal de un familiaris-
principalmente de la redistribución por parte de los poderes pú- mo intenso. En un extremo del espectro, en Italia y España,
blicos, que constituye en todas partes el más sólido de los pilares aproximadamente el 30 % de las personas ancianas viven con sus
de la protección social (aunque, en ciertos países, los fondos pri- hijos. En el otro extremo, en Dinamarca, la cohabitación entre
vados de pensiones tienen un papel muy importante). generaciones prácticamente ha desaparecido. Francia se sitúa en-
Desde un punto de vista económico, las personas mayores en tre los dos extremos, con un 18 %. Los hijos siguen naturalmente
nuestros días viven muy bien, no sólo porque las pensiones son ocupándose de sus padres ancianos, incluso cuando no viven con
generosas, sino también porque sus vidas personales y profesio- ellos. Pero el apoyo familiar va en ambos sentidos, y más frecuen-
nales les han permitido, en la mayoría de los casos, acumular temente de los mayores hacia los jóvenes.
bienes y ahorros. Puede decirse que el mercado del trabajo se ha
mostrado clemente con su generación. 3 Al contrario de ellos,
viudas-. En Francia, en 2005, mientras que el índice global de pobreza de la
población femenina era del 6,6 % (6 % en el caso de los hombres), era del 2,8 %
3. La pobreza de las personas mayores, que ha llegado a ser marginal, está en las mujeres de 65-75 años (1,9 % en los hombres). Estas cifras del INSEE se
esencialmente ligada a quienes han trabajado poco o nada -especialmente las basan en un umbral de pobreza del 50 % del salario medio.
106 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR ENVEJECIMIENTO Y EQUIDAD 107

Esto es lo que nos muestran los estudios sobre la transferen- hemos visto, el hecho de depender de la familia parece llevar a la
cia de capital entre generaciones: en Francia, el 22 % de las per- distensión de los lazos familiares. Además, si viven más tiempo,
sonas ancianas dan dinero a los jóvenes de su familia, mientras las personas mayores, más frágiles, necesitarán más personas
que sólo el 1 % lo reciben de sus hijos. El importe neto está esta- para ocuparse de ellas a tiempo completo. Si se ven solicitados,
blecido en 2.900 euros al año en favor de los jóvenes. En nume- los miembros de la familia tendrán frecuentemente tendencia a
rosos países la familia es quien más cuidados prodiga. De forma negarse y la solidaridad se perderá. En cuanto a los que consen-
general, en el continente europeo, aproximadamente dos tercios tirán, las elevadas necesidades de sus parientes obligarán segura-
de los cuidados prodigados a las personas ancianas los proporcio- mente a algunos -generalmente las hijas- a dejar de trabajar.
nan los miembros de la familia. Los países escandinavos son un Por eso las soluciones que reposan sobre la familia tienen tenden-
ejemplo único de cobertura universal por parte del Estado, cosa cia a ser contrarias a la productividad.
que significa que los hijos se ocupan de los padres, pero sin nece- El recurso al mercado tiene numerosos partidarios. Su impor-
sidad de dedicarles largas horas. En Francia, donde la financia- tancia es variable según los países: el ahorro privado, marginal en
ción pública es más reducida, el 12 % de las personas mayores Francia, tiene un gran papel, en forma de planes de pensiones de
reciben cuidados de sus hijos, con una duración que es de media empresa o individuales, en la mayoría de los países anglosajones
el doble que la de Escandinavia (9 horas por semana). 4 y en los Países Bajos. Su peso debería reforzarse como reacción a
Dada la fuerte presión sobre los costes a que nos expone el la reducción de las pensiones públicas y a los nuevos incentivos
envejecimiento, quizá sería conveniente en el futuro conceder un fiscales que favorecen los planes de pensiones privados.
papel más importante al mercado y a las familias. Una solución, Sin embargo, si bien la privatización puede reducir las presio-
preferida por muchos consistiría en aligerar el gasto público esti- nes que se ejercen sobre las finanzas públicas, no tiene demasia-
mulando los planes de pensiones privados e incitando a los miem- das posibilidades de modificar los futuros costes totales. La parte
bros de la familia (especialmente las hijas) a continuar cuidando de los jubilados en el consumo total aumentará, tanto si está fi-
a sus padres ancianos. nanciada por las pensiones públicas como por los intereses pro-
El debate sobre las pensiones sólo aborda la cuestión de la porcionados por acciones y obligaciones. De hecho, las soluciones
financiación pública desde un único punto de vista (el de la dis- privadas podrían acabar resultando más costosas en la medida en
minución de los gastos públicos) y esto amenaza con falsear nues- que inevitablemente comportan unos costes de transacción mu-
tras conclusiones. Y es que si queremos mantener nuestros com- cho más elevados. Además, si los planes de pensiones privados
promisos en términos de protección social, cargar los costes a las permitiesen, como afirman sus partidarios, generar unos benefi-
transacciones privadas o al apoyo familiar no hará disminuir en cios netos más elevados, esto tendría por efecto hacer aumentar
demasía los recursos a movilizar. En efecto, en el futuro las per- todavía más los gastos dedicados a las pensiones. 5 Y la mayoría
sonas mayores absorberán quizá menos dinero público, pero no de las familias sencillamente no pueden pagar una plaza en una
por ello absorberán una parte menor del PIB. residencia especializada privada.
Reducir el gasto público puede estar justificado si las demás Además, la financiación privada de las pensiones tiene un in-
soluciones son más ventajosas y más eficaces. Sin embargo, como conveniente mayor: presenta graves riesgos si uno vive más tiempo
del previsto. Los planes privados calculan en efecto el nivel de pres-
4. Véase M. Albertini, M. Kohli y C. Vogel, «Transfers of time and money
amond elderly Europeans and their children», Berlín, Freie Universitat, informe 5. L. Thompson, Older and Wiser. The Economics of Public Pensions, Wash-
n." 76 (julio de 2006). ington DC, The Urban Institute, 1998.
108 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR ENVEJECIMIENTO Y EQUIDAD 109

taciones a partir de la longevidad prevista. Como la longevidad se CUADRO S. Índices de pobreza entre los mayores de 65 años (hacia 2000)
encuentra manifiestamente en rápido aumento -más rápido, de
< 5 o/o 5-9 o/o 10-14 o/o 15-19 o/o >20 o/o
2 hecho, de lo que se había calculado-, muchos jubilados podrían
11 encontrarse sin cobertura durante una parte de su jubilación. Suecia Canadá Austria Irlanda
11

''I El grado en que las personas ancianas deben recurrir a sus Países Bajos Dinamarca Bélgica Australia
111
familias o al mercado depende del nivel de las prestaciones públi- Finlandia Italia EE.UU.
q Francia Noruega
cas y a la inversa. Pero una cosa no sustituye necesariamente a la
'I otra. Si la familia es el último recurso cuando la financiación pú- Alemania España
1 blica es insuficiente y las soluciones privadas inasequibles, no po- Luxemburgo Reino Unido
111
Suiza
•L demos suponer por ello que las personas ancianas podrán recu-
rrir siempre a su parentela. Asimismo, los servicios privados son FUENTE'. Cifras clave de LIS, Luxembourg lncome Study, 2001. Para Dinamarca
e
• sin duda alguna más importantes cuando la financiación pública
no es lo bastante generosa, pero, una vez más, el alto nivel de
y Francia, los datos son de las encuestas ECHP de 2001 .

~
precios les impide sustituirla perfectamente. En todas partes se que cambiará será la procedencia del dinero. Y éste es el quid de
= presenta la misma evidencia: sólo los ricos pueden plantearse re- la cuestión: la combinación de los proveedores de la protección
e currir a los planes de pensiones privados. Los norteamericanos lo social adoptada no modificará mucho los costes globales, pero
:• hacen más que todos los demás, pero el reparto es extremada- tendrá un efecto sobre el reparto de la protección social.
mente desigual. Entre el 30 % más rico, las pensiones privadas Existe una correlación (imperfecta) entre la pobreza de las

=
1 suponen más de la mitad de los ingresos; entre el 30 % más po- personas ancianas y el peso del mercado. Tal como muestra el
•m bre, representan menos del 1O %. En todos los ejemplos, estos cuadro 5, los índices de pobreza son muy elevados en Estados
J regímenes de pensiones sólo funcionan cuando están subvencio- Unidos y Australia, y en Europa, el Reino Unido e Irlanda se en-
nados, generalmente, a través de las deducciones fiscales. cuentran en cabeza. Si la correlación no es perfecta, es por dos
Al final, el nivel total de recursos que una sociedad dedica a motivos. En primer lugar, el impacto de los sistemas públicos de
las pensiones es prácticamente convergente en los países de igual pensiones en materia de redistribución de los ingresos es muy
riqueza, sea cual sea el reparto entre lo público y lo privado. Lo variable. Así, en Italia los regímenes públicos de pensiones son
hemos visto ya en la primera lección cuando hemos hablado de excepcionalmente generosos y no existe prácticamente ningún
gasto social neto, pero los datos de que disponemos sobre los in- plan privado, pero la pobreza está muy extendida entre las perso-
gresos de las parejas jubiladas muestran lo mismo. Los ingresos nas ancianas, porque la pensión base de los que no pueden acce-
disponibles de los jubilados asciende casi en todas partes a entre der a prestaciones suficientes es excepcionalmente baja. En se-
el 80 y el 100 % de la media nacional, tanto en un Estado del gundo lugar, la predominancia de los planes privados no conlleva
bienestar generoso (como Suecia) como en el modelo americano, grandes desigualdades entre las personas ancianas si, como en
más mercantil. 6 Canadá, Dinamarca y los Países Bajos, una pensión pública de
Por consiguiente, incluso con menos Estado y más mercado, base minimiza eficazmente el riesgo de pobreza.
los niveles de financiación no deberían cambiar mucho. Lo único La elección de una combinación particular entre público, pri-
vado y familia puede también comportar efectos secundarios. Así,
6. La renta disponible relativa de los jubilados es del 89 % en Francia, el
si se pide mucho a la familia, el resultado será un descenso del
88 % en Suecia y el 95 % en Estados Unidos (OCDE, 2005). empleo femenino, y en consecuencia una reducción de los recur-
110 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR ENVEJECIMIENTO Y EQUIDAD 111

sos fiscales. Y si las mujeres se ven obligadas a dejar de trabajar, zados. En el primero, continuamos sin cambiar nada del sistema
los efectos indeseables se ejercerán no sólo sobre sus ingresos clásico financiado con repartos (en el que la población activa ac-
individuales a escala de la vida, sino también sobre los de los ho- tual cotiza para pagar las pensiones actuales), basado en pensio-
gares, que necesitan cada vez más de sus ingresos para escapar de nes de jubilación definidas a priori (a través de una proporción
la pobreza. En la medida en que el empleo de las mujeres condi- del salario percibido durante la vida activa). En este caso, el con-
ciona al mismo tiempo la viabilidad financiera a largo plazo de junto de los costes adicionales debidos al envejecimiento recaerá
los sistemas sociales y el bienestar de la familia, sería del todo entonces sobre la población activa, cosa que supondrá un alza
contraproducente remitirse permanentemente a la familia, inclu- considerable de las cotizaciones sociales. Por ejemplo, en este es-
so desde el punto de vista de la eficacia. cenario las tasas de cotización alemanas pasarían del 22 al 38 %
del salario. Imaginemos ahora otro escenario: el índice de cotiza-
ción, fijado a su nivel actual, no aumenta a pesar del envejeci-
La justicia intergeneracional miento de la población. A falta de recursos suplementarios, la
carga adicional debida al envejecimiento recaería entonces única-
Es necesario que definamos un contrato intergeneracional es- mente sobre los propios jubilados, que verían bajar sus pensiones
table y equitativo que permita asegurar el bienestar de las perso- de forma proporcional al aumento de las cargas debidas al enve-
nas mayores sin agotar los recursos que los jóvenes necesitarán y jecimiento. Ninguno de estos escenarios extremos garantizaría
que al mismo tiempo nos inmunice contra el riesgo de efectos equidad y ambos vendrían acompañados de efectos secundarios
secundarios indeseables. Por ejemplo, si se aumenta la financia- nefastos. En otras palabras, ninguno de los dos puede dar lugar a
ción pública de las pensiones mediante un aumento de las cotiza- un contrato intergeneracional viable y justo.
ciones sociales, y por tanto por un aumento de los costes del tra- Consideremos ahora el problema desde un punto de vista ge-
bajo, existe el peligro de que la creación de empleo disminuya. neracional. ¿Cómo podrá una familia compuesta por tres genera-
Encontrar una fórmula que permita repartir de forma justa los ciones resolver el dilema del reparto de los riesgos? Si los ciuda-
costes adicionales relacionados con el envejecimiento de la pobla- danos se contentan con el statu quo (los niveles relativos actuales
ción es el desafío al que nos enfrentamos. Estos costes -ya se ha de consumo de las generaciones les convienen), optarán sin duda
dicho- muy probablemente se irán acercando al 1O % del PIB a alguna por un modelo de posición relativa fija (PRF) del tipo del
lo largo de las próximas décadas. Se plantean entonces dos pre- que defiende Musgrave: cotizaciones y prestaciones están deter-
guntas cruciales: 1) ¿cómo repartir equitativamente esta carga?, y minadas de manera que mantengan constante la relación entre los
2) si damos preferencia a tal o cual reparto entre lo público y lo ingresos (por cabeza) de la población activa (netos de cotizacio-
privado, ¿cuáles serán las consecuencias? nes) y las prestaciones (por cabeza) de los jubilados (netas de
Si hacemos de la equidad una prioridad, será difícil que no impuestos). 8 Una vez fijada esta relación, la tasa impositiva se va
nos veamos seducidos por la llamada regla de Musgrave (regla de adaptando periódicamente a las modificaciones de la población y
las posiciones relativas fijas). 7 Imaginemos dos escenarios ideali-
8. Pero el principio de PRF no se ajustaría a una concepción de la justicia
7. R. Musgrave, Public Finance in a Democratic Society. Volume II: Fiscal que querría que cada generación contribuyera con la misma parte del salario
Doctrine, Growth and lnstitutions, Nueva York, New York University Press, 1986; para obtener el mismo nivel de prestaciones en la jubilación. Por ejemplo, en una
J. Myles, «A new social contract for the elderly?», pp. 130-172, en G. Esping- «explotación agrícola familiar» en la que cohabitan tres generaciones, la parte de
Andersen, D. Gallie, A. Hemerijck y J. Myles (dir.), Why, We Need a New Welfare la producción necesaria para la jubilación de los padres sería más elevada si la
State, Oxford University Press, 2002. generación activa comprendiese dos productores que si comprendiese cuatro.
112 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR ENVEJECIMIENTO Y EQUIDAD ll3

la productividad. Así, cuando la población envejece, las tasas im- Esta constatación tiene, sin embargo, sus límites. En primer
positivas aumentan, pero, por su parte, las prestaciones disminu- lugar, la regla de Musgrave, fácil de aplicar a un régimen de pen-
yen: ambas partes, pues, resultan «perdedoras» en las mismas siones esencialmente público, halla grandes obstáculos allá donde
proporciones (ingresos y prestaciones netos aumentan más lenta- los planes privados proliferan. De hecho, la equidad que se habrá
mente que si la población no envejeciese). Por decirlo de forma tratado de alcanzar en el ámbito público podrá muy fácilmente
sencilla, la regla de Musgrave ayuda a repartir equitativamente la verse anulada por el juego de las pensiones privadas. En suma,
carga suplementaria entre las 'generaciones: inicialmente se esta- esta estrategia supone que los planes privados queden integrados
blece una relación proporcional entre los ingresos por cabeza de en un plan contable general. El trato fiscal, habitualmente muy
los activos y los de los jubilados; posteriormente, todo gasto su- favorable, del que se benefician los planes de pensiones privados
plementario se repartirá de manera proporcional entre ambos. justifica manifiestamente que tomen ellos también parte en la res-
Desde el punto de vista de una trayectoria vital, y no de un ponsabilidad social.
período dado, la solución de Musgrave resulta todavía más con- Además, el principio de Musgrave sólo será equitativo si el
vincente. Estudiemos las consecuencias de cada uno de los tres nivel relativo de precios permite que la cesta de la compra de los
modelos sobre el conjunto de la trayectoria vital de las generacio- consumidores, jóvenes y mayores, se mantiene igualmente esta-
nes que nacen hoy y de las generaciones futuras: ¿qué herencia ble. Y es aquí donde el futuro de las pensiones y el del sistema
dejaremos a nuestros hijos y nietos? sanitario convergen. Si los servicios de salud y de cuidados se ven
Bajo el régimen actual de prestaciones definidas financiadas sujetos a una inflación de los precios, el «contrato de jubilación»
como reparto con unas proporciones fijas, las generaciones futu- entre las generaciones se verá comprometido. En este caso, en
ras verán su nivel de vida descender durante la infancia y la vida nombre de la equidad intergeneracional, se asignará sin duda a
activa, pero se beneficiarán, llegado el momento, de una relativa las personas ancianas una porción (por cabeza) más importante
riqueza. Si, en cambio, los tipos de cotización se mantienen fijos del presupuesto nacional, 9 especialmente teniendo en cuenta que,
-son numerosos los países que adoptan actualmente esta estra- como sabemos, las pensiones de jubilación disminuyen con la
tegia-, las generaciones futuras conocerán una infancia y una edad. En otras palabras, en el momento en que los pensionistas
vida activa prósperas, pero una relativa penuria en el curso de la tienen más necesidad de cuidados, es cuando más dificultades tie-
vejez. En cambio, la estrategia de Musgrave adapta eficazmente nen para pagarlos.
las variaciones a lo largo de la vida y mantiene el statu quo en Finalmente, la regla de Musgrave, limitada a la equidad inter-
materia de reparto de los ingresos a escala de una vida. Se trata generacional, obvia los problemas mucho más importantes de
en este sentido de una estrategia «conservadora», que parte del desigualdad intrageneracional, que, desde el punto de vista del
principio de que, por término medio, un reparto del beneficio a reparto entre «ganadores» y «perdedores», superan a las diferen-
escala de una vida válido para las generaciones actuales debe ser cias entre generaciones. 10 Y es posible que las políticas favorables
más o menos preservado de cara a las generaciones futuras. Na- a la equidad intergeneracional exacerben las desigualdades intra-
turalmente, es posible que las generaciones futuras no estén de
acuerdo con nosotros y quieran que el reparto a lo largo de la 9. Frank Vandenbroucke fue el primero en plantear esta cuestión [prefa-
vida se haga de manera diferente. Pero si conseguimos ponernos cio a G. Esping-Andersen et. al. (dir.), Why, We Need a New Welfare State, op. cit.,
pp. VIII-XXIV].
de acuerdo sobre una proporcionalidad justa, el escenario finan-
10. M. Wolfson, G. Rowe, X. Lin y S. Gribble, «Historical Generational ac-
ciero futuro se mantendrá estable y será igualmente percibido counting with heterogeneous populations», pp. 107-126, en M. Corak (dir.), Go-
como justo desde el punto de vista intergeneracional. vernment Finances and Generational Equity, Ottawa, Statistique Canada, 1998.
114 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR ENVEJECIMIENTO Y EQUIDAD 115

generacionales. Examinemos, pues, el tema de la edad de la jubi- sar cinco años la jubilación en Francia reduciría el nivel de depen-
lación, por un lado, y el de la financiación de las pensiones, por dencia de las personas ancianas de O, 7 a 0,5 en medio siglo. Atrasar
otro. la jubilación constituye un instrumento tanto más eficaz cuanto
actúa sobre dos frentes: disminuye la duración de la jubilación y
aumenta el número de años de cotización.
TRABAJAR DURANTE MÁS TIEMPO Pero podría ser una fuente de injusticia intrageneracional.
' Aquí, nuevamente, entra en juego la desigualdad social ante la
Hasta una fecha reciente, la vida de un individuo de sexo mas- muerte. En Francia, de media, un directivo de sexo masculino
culino estaba en general enteramente dominada por el trabajo. vivirá más de cinco años que un trabajador manual. 12 Igual que
Hace cuarenta años se trabajaba durante cuarenta y cinco años y un año suplementario de jubilación supone una ganancia propor-
se estaba jubilado cinco años o, con un poco de suerte, diez. En cional más elevada para alguien con una esperanza de vida de
total, el período en que no se trabajaba era de menos de la mitad siete años que para alguien con una esperanza de vida de doce
que el que se trabajaba. Actualmente se cursan estudios más lar- años, un año suplementario de trabajo representa una pérdida
gos, se vive más tiempo y la jubilación llega mucho más pronto. proporcionalmente mayor para quienes tienen una esperanza de
En Francia se pasan hoy de media once años estudiando, y la vida corta. El problema de la equidad es tanto más complejo en
esperanza de vida de los hombres se ha alargado ocho años. En cuanto que salud, esperanza de vida, invalidez y riqueza están
consecuencia, el número de años de trabajo ha caído por debajo estrechamente relacionados. Además, los recientes progresos de
de cuarenta, es decir, tantos como el número de años en que no la longevidad han beneficiado a los más ricos de forma despro-
se trabaja. porcionada, 13 reforzando así esta correlación. Si los «ricos» se
Hoy día, en opinión de casi todo el mundo, la política más efi- convierten en los principales consumidores de las costosas pres-
caz con diferencia para hacer frente al envejecimiento consiste en taciones futuras -pensiones, sanidad, atención a la dependen-
retrasar la edad de la jubilación. Teniendo en cuenta el retraso del cia-, será necesario introducir una imposición progresiva en
inicio de la vida profesional y los progresos de la longevidad, esta función de la esperanza de vida. 14
estrategia corresponde perfectamente a la regla de Musgrave: pare-
11
ce asegurar la justicia intergeneracional. Según la OCDE, un re-
12. Véase E. Cambois, J. M. Robine, M. Hayward, «Social inequalities in
traso de diez meses es equivalente financieramente a un descenso disability-free life expectancy in the Frech male population, 1980-1991», Demo-
del 10 % de los costes de la jubilación. Si damos crédito a la comi- graphy, 38, 2001, pp. 513-524, cuadro 3. Según Wilkinson, en Gran Bretaña la
sión sobre la protección social recientemente desarrollada por el diferencia es todavía más pronunciada (aproximadamente 7 años, y en grave-
Estado danés, un aumento de la edad de jubilación de un mes por dad) (R. Wilkinson, «lnequality and Health», en A. Giddens y P. Diamond (dir.)
The New Egalitarism, Oxford, Polity Press, 2005.
año en el transcurso de los próximos treinta años (es decir, un poco
13. L. Hattersley, «Trends in life expectancy by social class - an update»,
menos de tres años en total) preservaría la viabilidad financiera de Health Statistics Quarterly, 2, 1999, pp. 16-24.
los niveles de protección social actuales. De forma general, si la 14. Tanto la esperanza de vida como las posibilidades de evitar la invali-
jubilación a los 65 años volviese a ser la norma, las cuentas de los dez son claramente más elevadas entre los ricos. A los 60 años, los empresarios
sistemas de pensiones seguramente se acercarían al equilibrio, in- franceses tienen ante sí un período sin invalidez cuatro años más prolongado
que los trabajadores manuulcs. Y esta diferencia -vale la pena indicarlo- no
cluso a largo plazo. Así, según las simulaciones de la OCDE, retra- hace sino aumentar con d tiempo (E. Cambois, J. M. Robine y M. Hayward,
«Social inequalities in dlsuhllily frcc life expectancy in the Frech male popula-
0

11. A Caring World, París, OCDE, 2001, p. 69. tion, 1980-1991», artículo cltndo, cuadro 5.)
116 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR liNVEJECIMIENTO Y EQUIDAD 117

U NA FINANCIACIÓN EQUITATIVA A más largo plazo, la carga financiera de mañana y sus consc"
cuendas en términos de redistribución dependerán mucho del
En los sistemas de jubilación financiados por reparto las pen- tipo de vida que lleven las generaciones futuras. Una reforma de
siones actuales se financian mediante cotizaciones sociales reteni- los planes de pensiones de empresa de hoy no tendrá seguramen-
das sobre los salarios, de las que escapan los ingresos del capital te ningún efecto sobre las personas mayores de hoy y ni siquiera
y los de subsidio (entre ellos las pensiones de jubilación).15 Esta sobre las de mañana. A quien más afectará será a nuestros hijos
retención es en general de índice fijo, sometido muchas veces a y a nuestros nietos. Dentro de medio siglo los que hoy son niños
un tope (límite más allá del cual dejan de pagarse cotizaciones), se acercarán a la edad de la jubilación. Éste es, pues, el auténtico
que la convierte en una cotización regresiva. Por regla general, no reto: hacer previsiones realistas sobre la manera como esas nue-
hay ni exenciones ni reducciones en función del tamaño de la vas generaciones saldrán adelante en el curso de los próximos
familia. Concretamente, querer financiar los costes adicionales cincuenta años. Afortunadamente, podemos apoyarnos en cosas
del envejecimiento a través de un aumento de las cotizaciones más sólidas que las predicciones de las videntes y las bolas de
sociales plantea un problema muy serio de equidad en el seno de cristal.
la población en edad activa. En efecto, a causa del porcentaje
único de retención (sean cuales sean los ingresos y el número de
hijos), y a causa del tope, el reparto de los costes adicionales no La reforma de las pensiones para nuestros hijos:
refleja en absoluto la capacidad para pagar. más allá del contrato generacional
Éste es, pues, el formidable reto al que nos enfrentamos: defi-
nir unas reglas de reparto que permitan tanto una equidad inter- Una jubilación segura depende en gran parte del éxito de la
generacional equivalente entre los jubilados como en el seno de la vida profesional, a su vez fuertemente marcada por la calidad de
población activa. Si el coste de la edad aumenta de forma despro- la infancia y la juventud. Así, las perspectivas de jubilación que se
porcionada para las personas con menos ingresos, una regla de ofrecerán a nuestros hijos y nietos dentro de cuarenta o cincuen-
proporciones fijas a la manera de Musgrave será injusta. Si ade- ta años, así como su capacidad para financiar nuestras propias
más los ricos consumen más pensiones de jubilación y más servi- necesidades de pensiones y cuidados, dependerán del tipo de vida
cios médicos o de ayuda a la dependencia, un contrato puramen- que lleven. En resumen, asegurar las pensiones de 2040 o de 2050
te intergeneracional sería también injusto. depende más de la calidad, de la cantidad y del reparto del stock
A fin de repartir de manera equitativa la carga, sería manifies- de activos productivos -físicos, humanos y ambientales- que
tamente necesario reformar en profundidad los baremos de impo- nuestros hijos hereden, que de una reforma, de cualquier natura-
sición y de cotización, no sólo para introducir más progresividad leza que sea, que modifique hoy la organización y la financiación
en las retenciones obligatorias destinadas a las personas mayores, de nuestros sistemas de jubilación.
sino también para volver menos regresivas las subvenciones fisca- Interesémonos pues por las perspectivas que se ofrecen a las
les a las que dan derecho los planes privados de pensiones. generaciones que deberían jubilarse en 2040. Se trata de quienes
están en la treintena en 2005, de edad ya lo suficientemente avan-
zada para que se pueda distinguir entre ellos aquellos que estarán
15. Para la exposición, adopto la hipótesis clásica según la cual las cotiza- en condiciones de aspirar a una jubilación segura. El Estado del
ciones sociales, aun siendo a cargo del empresario, se añaden a los costes del
trabajo que repercuten finalmente sobre los salarios, por lo general a través de bienestar que conocemos actualmente fue establecido como reac-
una disminución del salario neto. ción a un tipo de riesgos y de necesidades recurrentes en la época
118 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR ENVEJECIMIENTO Y EQUIDAD 119

de nuestros padres, de nuestros abuelos y de aquellos que llega- pación retardada, los estudios más largos, las uniones más tar-
ron a la edad madura en el transcurso de las décadas de la posgue- días, conllevan un descenso del número de nacimientos.
rra. Los jóvenes activos de hoy se enfrentan a un tipo de riesgo Como todo gran cambio, éste beneficia a unos y penaliza a
muy diferente, y debemos tenerlo en cuenta en nuestras proyec- otros. Cuando se empieza a trabajar más tarde se pasan menos
ciones para los jubilados de mediados del siglo xxr. años en el mercado de trabajo y se tienen, por lo tanto, menos oca-
siones para ahorrar o cotizar para ganar derechos. Por eso las
' generaciones futuras quizá necesitarán jubilarse más tarde. Pero
NUEVA TRAYECTORIA VITAL, NUEVAS DESIGUALDADES los más cualificados siempre han empezado a trabajar tarde; la
decisión de jubilarse depende pues de forma manifiesta de otros
En un informe publicado por la Sociedad de Naciones en factores.
1944 sobre las necesidades de mano de obra después de la gue- En primer lugar, si bien los individuos trabajan en total menos
rra, un equipo de demógrafos de Princeton se inquietaba por las horas y menos años, éste no es el caso de las familias, ya que las
consecuencias del envejecimiento de la población sobre la eco- mujeres trabajan claramente más que antes. Y el aumento del
nomía, partiendo del principio según el cual, en las «sociedades número de horas y de años trabajados por las familias contribuye
industriales» cuando se es más productivo es a la edad de trein- a la financiación de jubilaciones más largas. 18 Dicho de otra for-
ta y cinco años. 16 Desde su punto de vista, para tener éxito, las ma: las parejas estables que perciben dos sueldos tendrán muchas
economías industriales necesitaban muchos hombres jóvenes en posibilidades de tener derecho a una jubilación segura cuando
buena forma física. Y el hecho de que la edad de salida del do- lleguen a los 65 años, mientras que las familias con un solo sala-
micilio paterno, del matrimonio y del primer hijo -indicadores rio y el número creciente de divorciados y de personas que no se
de la independencia económica- no hayan dejado de bajar en han casado nunca estarán mucho más expuestos a la pobreza en
el transcurso de los sesenta primeros años del siglo xx parece la vejez.
señalar que las economías industriales atribuían un gran valor El aumento de la homogamia conyugal puede hacer aumentar
económico a los jóvenes activos. 17 Las generaciones actuales de todavía más las diferencias. En efecto, los hombres y las mujeres
jubilados alcanzaron relativamente temprano la madurez social cualificados tienen tendencia a casarse entre sí y a fundar fami-
y económica. lias con un alto nivel de ingresos y poco expuestas al paro, mien-
Todo esto ha cambiado y las consecuencias en términos de tras que las parejas menos cualificadas perciben salarios más ba-
carrera profesional y de vida familiar que experimentarán los jó- jos y son más susceptibles de conocer períodos de paro. Como
venes de hoy desde ahora hasta que se retiren serán espectacula- consecuencia de eso, las diferencias de ingresos familiares entre
res. De hecho, la forma como los úhimos cuarenta años han revo- la parte alta y la baja de la escala no cesan de agravarse.
lucionado las vidas de los jóvenes adultos forma parte del Así, en Estados Unidos, según estimaciones recientes, los in-
fenómeno de «envejecimiento de la población» en la misma me- gresos de los jubilados del primer quinto (es decir, el 20 % más
dida que el tan anunciado fenómeno del papy-boom. La emanci- rico) eran, en 2000, ocho veces superiores a los del ú1timo quinto,
y la cifra pasará a diez cuando los baby-boomers se jubiJcn por· el
16. F. Notestein, The Future Population of Europe and the Soviet Union.
Population projections, 1940-1970, Ginebra, Sociedad de Naciones, 1944. 18. G. Burtless y J. Quinn, «Retirement trends and polidcs l.o c•11c•o1ir11gc 1
17. R. Beaujot, «Delayed Life Transitions: Trends and Implications», Otta- work among older Americans», pp. 375-416, en Peter Budcttl, Rkhut'd li111 k
wa, The Vanier Institute of the Family, 2004, pp. 1-46; M. Corijn, E. Kijzing hauser, Janice Gregory y H. Allan Hunt (dir.), Ensuring Healtli and lllC'Olllt' ,l;'1•r 11
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120 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR ENVEJECIMIENTO Y EQUIDAD 121

simple hecho del agravamiento de la desigualdad de los ingresos. Cuanto más vivamos en economías del conocimiento, más
Entre los jubilados norteamericanos de hoy, los ingresos de quie- ciudadanos poco cualificados o con competencias cognitivas insu-
nes no estudiaron más allá de la secundaria representa el 68 % de ficientes correrán el riesgo de verse condenados a los bajos sala-
los ingresos medios de las personas de su edad, pero esta cifra rios y la precariedad de empleo. Las dificultades profesionales
será sólo del 53 % cuando los baby-boomers se jubilen. 19 serán, llegada la edad, más fuente de pobreza para los activos de
Se puede estar pues casi seguro de que las parejas actualmen- las próximas décadas que para los jubilados de hoy. Tal como
te estables, con titulación universitaria y que cobran dos salarios, mostraban los análisis de la segunda lección, basta con fijarse en
tendrán acceso a una pensión relativamente generosa en 2040, las cifras de abandono precoz de la escuela entre los jóvenes de
pase lo que pase con los sistemas de pensiones de cada país. Y las hoy para tener una idea bastante fiable del número de personas
parejas muy cualificadas sin hijos serán las mejor situadas de to- que formarán parte de esta población de alto riesgo en el curso de
das. Oscuro destino, en cambio, el de las parejas poco cualifica- las próximas décadas. En Estados Unidos, un joven de cada cinco
das. Pueden, claro está, trabajar más tiempo, pero están fuerte- corre un gran peligro de ser pobre cuando llegue a anciano, den-
mente amenazadas por el paro y los bajos salarios, cosa que tro de cincuenta años.
comprometerá sus recursos al llegar a la jubilación. Los cambios demográficos alimentan más todavía las desigual-
Este escenario comporta dos paradojas. En primer lugar, para dades futuras. La herencia de los hijos depende, naturalmente, de
maximizar los beneficios económicos es necesario que los activos la riqueza de los padres, pero también de la cantidad de herma-
más productivos trabajen durante más tiempo; ahora bien, son nos que se la repartirán. Una fecundidad baja implica, pues, que
precisamente ellos quienes estarán mejor situados para jubilarse cada hijo recibirá más, pero también, en cuanto la fecundidad es
pronto. Los altos ingresos acumulan un ahorro de cara a la jubi- inversamente proporcional al nivel de cualificación y de ingresos,
lación importante, cosa que los hace prácticamente inmunes a las que las desigualdades vinculadas a la herencia social amenazan
políticas de retraso de la jubilación. con agravarse profundamente. Desde el momento en que los pa-
Además -ya lo hemos dicho-, las pensiones de los más cua- dres pudientes tienen menos hijos, pueden invertir mucho más en
lificados son las que saldrán más caras, sencillamente porque su cada uno durante la infancia y la juventud, y más adelante dejar-
esperanza de vida es mucho más elevada. Así, consumirán una les una herencia incomparablemente más elevada.
parte más importante del presupuesto que el país dedica a las
pensiones y ocasionarán unos gastos en sanidad y cuidados más
importantes, teniendo en cuenta la dependencia creciente carac- La reforma del sistema de pensiones empieza por los bebés
terística de las edades avanzadas. Y quienes más necesidad ten-
drán de ayudas y cuidados serán los que no hayan tenido hijos. Para garantizar las pensiones de mediados de este siglo, la
En la medida en que el seguro de la vejez, por naturaleza y calidad, la cantidad y el reparto de nuestros activos productivos
por definición, transfiere ingresos de quienes menos tiempo vivi- son tan determinantes como una reforma de nuestro sistema de
rán hacia quienes vivirán más, estos dos aspectos plantean impor- pensiones puesta en práctica hoy mismo. El alza de la productivi-
tantes problemas de justicia distributiva intrageneracional. dad contribuirá a financiar los costes adicionales debidos al enve-
jecimiento de la población, pero no resolverá el problema de re-
distribución que comportan. Y todo el mundo sabe además que
19. B. Butrica, H. Iams y K. Smith, «lt's all relative: understanding the
retirement prospects of the baby-boomers», Center of Retirement Research at las economías con una fuerte productividad no son necesaria-
Boston College, Working Paper 2003-2021, Boston, 2003. mente las más equitativas en términos de reparto.
122 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR ENVEJECIMIENTO Y EQUIDAD 123

Tenemos pues buenas razones para pensar, paradójicamente, Si tal es el criterio, ¿cómo asegurar pues un entorno institu-
que empieza una buena política en materia de pensiones. En efe<> cional «por lo menos igual de bueno»? En lo que concierne a la
to, la manera como la protección social se repartirá entre los pen- reforma de las pensiones, la mayoría de los expertos están de
sionistas de mañana dependerá sobre todo del grado de igualdad acuerdo en un conjunto de hechos fundamentales. En primer lu-
de oportunidades entre los niños de hoy. Si los políticos se preo- gar, la viabilidad del sistema exige atrasar la edad de la jubilación.
cupan seriamente por garantizar la equidad a los pensionistas de La mayoría estaría de acuerdo en un retorno de la edad de jubi-
mañana, la primera etapa e~ evidentemente asegurar hoy a los lación a los 65 años. Los argumentos son numerosos: se empieza
niños más equidad en materia de estimulación cognitiva y de ni~ a trabajar más tarde, el estado de salud de los activos que se acer-
vel escolar. can a la jubilación mejora a cada generación, la diferencia de
La herencia que legaremos a la próxima generación com- cualificación entre activos jóvenes y mayores, hasta ahora consi-
prende asimismo los avances sociales de nuestro sistema, espe- derable, no deja de disminuir. Dicho de otra forma: hay motivos
cialmente aquellos que permiten a los jóvenes ocuparse de los de alegría de un lado y del otro: los activos se ven forzados menos
ancianos. La estructura familiar tradicional -los padres se ocu- frecuentemente a retirarse por motivos de salud, y los empresa-
pan de los hijos cuando éstos son demasiado jóvenes para traba- rios tendrán menos prisa por deshacerse de su personal de más
jar, los hijos aportan su apoyo a los padres cuando éstos son edad.
demasiado ancianos y frágiles- es una característica importan- Pero hay que adaptar nuestras instituciones a este retraso de
te de la especie humana y reposa seguramente sobre sólidas ba- la edad de jubilación. En muchos países los activos se ven implí-
ses biológicas. El hecho de que los daneses se ocupen de sus citamente animados a jubilarse pronto. Además, hay que refor-
padres ancianos dependientes con una frecuencia poco común, mar los sistemas de negociación salarial basados en los aumentos
cuando el Estado del bienestar les otorga de facto una asistencia por antigüedad para evitar que los activos mayores sean despedi-
total, nos proporciona una prueba bastante difícil de refutar. La dos en el momento en que empiezan a resultar demasiado caros.
historia contemporánea confirma que la aparición de las jubila- Francia proporciona un ejemplo extremo de esto último: un acti-
ciones públicas obligatorias ha tenido tanta importancia para vo de 60 años, por el simple hecho de su antigüedad, gana un 35 %
los jóvenes como para los mayores, pues ha permitido compartir más que un activo de 35 años. El hecho de que los derechos ad-
los riesgos asociados a la longevidad, no solamente la suya pro- quiridos de cara a la jubilación tomen en cuenta cada vez más el
pia, sino también la de los padres y la obligación de darles apoyo conjunto de la carrera profesional y no solamente los últimos
financiero hasta una edad muy avanzada. Para una especie ani- años debería aliviar considerablemente la presión que ejerce la
mada por la «piedad filial», la protección social de las personas antigüedad sobre los salarios.
ancianas significa también una protección para los jóvenes. No Si bien el retraso en la edad de la jubilación entra lógicamente
hay duda de que el aumento del coste de las pensiones puede en la composición del modelo de equidad intergeneracional de
llevar a nuestros hijos a quejarse del alto nivel de las retencio- Musgrave, puede amenazar la equidad en la medida en que la es-
nes. Pero es poco probable que estuvieran más satisfechos si de- peranza de vida está relacionada con la condición social. Para con-
biésemos depender económicamente de su apoyo hasta la edad de seguir la equidad, sería pues necesario hacer depender la edad de
95 años. De la misma manera que nos obliga a dejarles un entor- jubilación de los ingresos percibidos por cada cual a lo largo de su
no perdurable, la justicia intergeneracional nos obliga a dejarles vida, cosa que proporcionaría una doble ventaja a la sociedad, ya
un sistema por lo menos tan bueno como el que ha atendido a que los altos ingresos corresponden a las pensiones más caras, pero
nuestros padres ancianos. también a los activos más productivos. Así, se ahorrarían gastos en
124 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR l\NVl\JIWIMllWl'O V HOUll>AI) 125

pensiones al mismo tiempo que se aumentarían los ingresos fisca- de equidad. Si bien permite reducir la distancia entre hornbres y
les. Pero esto plantea un dilema: las personas con altos ingresos mujeres en términos de acumulación de derechos de cara a la
disponen muchas veces de un importante plan de pensiones priva- jubilación, la selección conyugal acentúa por su parte la distancia
do que les hace relativamente insensibles a las incitaciones de los entre las parejas con ingresos elevados y bajos, cosa que incidirá
planes públicos. Es entonces manifiestamente necesario armonizar no solamente en el nivel de las pensiones acumuladas, sino tam-
los planes de pensiones públicos y privados. bién en la edad de la jubilación.
20
Tal como muestra Guillemard de forma muy convincente, el En la medida en que la nueva economía amenaza con crear
«modelo único» de jubilación que funcionaba después de la gue- todavía más heterogeneidad y desigualdad de oportunidades, los
rra ya no está adaptado a nuestra época. El concepto de «univer- futuros jubilados serán también más desiguales ante la acumu-
salidad» que lo presidía era el resultado de trayectorias vitales lación de derechos y de ahorro. Esto da la razón a aquellos para
muy estandarizadas, características de la uniformidad de las vidas quienes todo régimen de jubilación debería garantizar una pen-
profesionales en una época de fuerte industrialización. Las tra- sión de base, financiada por los fondos públicos, a todos los ciu-
yectorias mucho más diversas propias de las economías posindus- dadanos. Con el aumento del número de planes de pensiones
triales, en particular a partir del momento en que el empleo feme- privados, el grado de inseguridad ligado a las prestaciones de
nino se convierte en la norma, requieren un nuevo concepto de la jubilación futuras no hará más que aumentar. Esto proporciona
universalidad, que permita modalidades diferenciadas y más flexi- un segundo argumento en favor de una pensión base garantiza-
bles de llegar a la jubilación, especialmente gracias a políticas de da para todos. Tales ingresos, si quedasen fijados justo por enci-
activación de los séniors y de mecanismos de jubilación parcial. ma del umbral de la pobreza, resultaría de manera sorprendente
La maximización del empleo futuro es esencial para garanti- poco costoso financieramente. Myles demuestra que si entrase
zar las futuras pensiones. Una vez más, se trata de un ingrediente en vigor hoy mismo en Francia, el coste suplementario para las
fundamental en la composición de un «modelo de Musgrave» via- finanzas públicas sólo representaría un 0,07 % del PIB. 22
ble, ya que la carga suplementaria por cabeza que caerá sobre los Una pensión mínima garantizada para todos y financiada por
«jóvenes» disminuirá proporcionalmente al número de activos. los impuestos tendría además la ventaja de diversificar la base
Ahora bien, es principalmente gracias al trabajo femenino que se financiera de los gastos en pensiones. La financiación a través de
podrá alcanzar el pleno empleo; quizá se trata del último elemen- las cotizaciones sociales reposa sobre una base fiscal relativa-
to a integrar en nuestros escenarios futuros, aunque sólo sea por- mente estrecha (y potencialmente regresiva) e, indirectamente,
que la cantidad de trabajo proporcionada por las mujeres aumen- sobre un sistema de reparto de riesgos igual de limitado. Ade-
ta rápidamente en todas partes. Los sistemas de pensiones italiano más, teniendo en cuenta que las necesidades de gasto están des-
y español serían así más viables de lo que suele creerse, por el tinadas a aumentar mucho en el transcurso de las próximas dé-
simple hecho de la práctica universalización del trabajo femenino cadas, sucederá lo mismo con las cotizaciones y los costes fijos
en las jóvenes generaciones. 21 del trabajo.
Pero el empleo femenino puede ser fuente de nuevos dilemas Es sabido que un sistema que dependiese excesivamente de
las cotizaciones sociales tendría efectos secundarios indeseables
20. Anne-Marie Guillemard, L'Age de l'emploi. Les sociétés a l'épreuve du sobre el reparto, la equidad y el empleo. Estimulando el desarro-
vieillissement, París, Armand Colín, 2003.
21. C. Pissaridis, P. Garibaldi, C. Olivetti, B. Petrongolo y E. Wasmer, Wo-
men in the Labour Force. How Well is Europe Doing?, actas del quinto coloquio 22. J. Myles, «A new social contract for the elderly?», pp. 130-172, en
de la Fondazione Debenedetti (Alghero, junio 2003). G. Esping-Andersen et al. (dir.), "Why We Need a New Welfare State, op. cit.
3300:2i5
126 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR

llo de los planes de pensiones privados, se diversificará sin duda


la base financiera, pero habrá problemas para satisfacer las exi-
gencias de eficacia y equidad y se correrá el riesgo de generar más
inseguridad. Si el aumento de la esperanza de vida sólo beneficia
a los privilegiados y si, además, la tendencia actual a un agrava-
miento de las desigualdades a nivel de ingresos debe continuar en
el futuro, parece más legítimo que nunca introducir más progre-
sión en la financiación (y la imposición) de las prestaciones. Y si
hacemos de la equidad y de la seguridad de las personas ancianas
nuestras principales prioridades, sería lógico proponer que la ex-
pansión de los programas de financiación pública, y en particular
la de la jubilación base garantizada, sea directamente proporcio-
nal al desarrollo de los planes privados.
De lo que se trata aquí es de principios generales sobre los
medios de llegar a un reparto equitativo y viable de las cargas que
pesan sobre nuestras sociedades, cada vez más envejecidas. Pero
no lo olvidemos nunca: el bienestar de las personas mayores es
-y será siempre- ante todo el resultado de su trayectoria vital.
Ahora bien, las trayectorias vitales de los individuos han sufrido
cambios espectaculares, para lo mejor y para lo peor, y son espe-
cialmente mucho más heterogéneas que antes. Las exigencias
que definen una vida profesional de éxito aumentan, especial-
mente en términos de cualificación, de competencias y de capa-
cidades. Y en la medida en que estas últimas son insufladas a los
niños muy tempranamente, no hay nada de frívolo en afirmar que
una buena política de pensiones empieza por los bebés.
-------,-

, Ciencia poUtlca
UAll Josep M. Vallés

Las democracias
11
Ferran Requejo Coll
!
Loa tretll Instituciones políticas
Josep M. Colomer

Diez textos básicos de ciencia politica


Albert Batlle (ed.)

Modelos de democracia
,Arend Lijphart

Análisis y gestión de políticas públicas


Joan Subirats, Peter Knoepfel,
1
Corinne Larrue y Frédéric Varone

y Estados umuu:..
En busca del mutuo
William Chislett

Cotu:mmdas de
para
desarrollo
, lliana Olivié y Alicia Sorroza (coords.)

para el s. XXI
Javier Noya
1

' las democracias occidentales


frente al terrorismo global
Charles T. Powell
y Fernando Reinares (eds.)

la identidad de las naciones


Montserrat Guibernau

Diseño de la cubierta: Neli Ferrer


Fotograña de la cubierta: © Shutterstock
En un momento en que el advenimiento de la economía
post-Industria! ha puesto en entredicho los compromisos
que han llevado al crecimiento de los Estados del bienestar
Los tres grandes
europeos, las grandes evoluciones sociales recientes
(entrada de la mujer en el mercado laboral, envejecimiento
de la población, desigualdades crecientes ...) reclaman nuevas
retos del Estado
intervenciones. ¿Es hoy posible establecer los nuevos
compromisos que permitirían redefinir las misiones del Estado
del bienestar en el siglo xx1? Las tres lecciones que siguen
del bienestar
proponen una auténtica revolución en el planteamiento de
esta cuestión.
Esping-Andersen
Actualmente, son muchos los que afirman que los gastos
del Estado del bienestar (pensiones, seguridad social) son runo Palier
un coste que se debe si no reducir, sí en todo caso contener.
Pero, ¿y si se convirtiesen en una inversión? lUna inversión en
el futuro no sólo para proteger a los individuos de los azares
de la vida, sino para ayudarles a ser dueños de sus destinos
sin dejar de responder a los desatios económicos de mañana?
El gran sociólogo G0sta Esping-Andersen nos invita a esta
revolución social y política.
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