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El mosquito Aedes aegypti y

el dengue en México

Versión 2010

Jaime Thirión Icaza


AGRADECIMIENTOS

Al Biol. Arturo Losoya Solis por nuestro compañerismo y crecimiento de tantos


años, por compartir tantas batallas, su amistad y apoyo. Al MVZ José Trapaga
Barrientos, por su liderazgo, valiosos comentarios y sugerencias, y por ser
promotor de imprimir y difundir este escrito. A todos mis compañeros de Bayer
Environmental Science por su gran apoyo y trabajo en equipo. A mis
excompañeros federales y estatales de la SSA, activos, retirados y
desaparecidos por todos esos buenos años de arduo trabajo para prevenir y
controlar brotes de dengue y de otras ETV´s en los sitios donde ocurre la
transmisión.

2
PRÓLOGO

Las hembras de los mosquitos Aedes aegypti son las responsables de


transmitir el mayor número de enfermedades arbovirales al humano, una de
estas es el dengue. Además de ser vectores eficientes, por sus hábitos
domésticos se encuentran estrechamente relacionadas con el ser humano. Se
encuentran ampliamente distribuidas en las regiones tropicales de todo el
mundo. Esta especie de mosquito por mucho tiempo fue conocida como el
mosquito de la fiebre amarilla, enfermedad que por siglos tuvo un papel
relevante en la historia del país. El dengue en los años recientes se le ha
considerado la enfermedad transmitida por vector más importante del mundo,
que afecta al mayor número de humanos, este padecimiento tiende a tornarse
a cuadros más severos con episodios hemorrágicos con choque, presenta
letalidad promedio del 5% en el ámbito mundial. En México la prevención y
control del dengue ha tomado relevancia, considerándosele uno de los
programas prioritarios en salud pública. Las estrategias básicas de prevención
están enfocadas al control del vector y éstas se fundamentan en la bionomía
del mosquito. La biología del vector, las características del padecimiento, sus
antecedentes, las estrategias y políticas actuales de prevención y control son
revisadas en este documento.

Presento esta versión 2010 que sólo incluye datos epidemiológicos


actualizados hasta 2009, en los meses próximos habrá una nueva edición
impresa

Verano 2010

Jaime Thirión Icaza

3
DEDICATORIA

A la memoria del Dr. Jorge R. Ricardez Esquinca

Y a mis hijos, Ireri Isadora proveedora de literatura y de comentarios valiosos, a


Fernando por sus comentarios con óptica histórica y filosófica, a Raisa Valentina
por su eterna disponibilidad por escuchar y dar sus comentarios y a mi querida
esposa Lilia Romero por su inmenso apoyo y punto de vista siempre virtuoso.

4
Derechos reservados del autor

ISBN 03-2004-010911491600-01

Jaime Thirión Icaza

jaime.thirion@bayercropscience.com

Promotor Técnico Vectores y equipos

Bayer Environmental Science

Bayer de México, S.A. de C.V.

Octubre 2010

5
ÍNDICE

Introducción 10

I. Los mosquitos 15

A. El mosquito Aedes aegypti Linnaeus, 1762 15

1. Taxonomía 16

2. Morfología 17

3. Biología y bionomía 23

4. Importancia como vector del dengue 29

5. Riesgo de dispersión de otro posible vector 32

B. Su momento histórico 34

1. Historia 34

2. Erradicación 48

3. Reinfestación 50

a) Causas 50

b) Consecuencias 50

4. Coordinación intra e interinstitucional 51

II. El Dengue en México 52

A. Como enfermedad 52

1. Definición 52

2. Historia de la enfermedad 54

6
3. Epidemiología 58

a) Distribución geográfica 58

b) Clima 59

c) Época del año 63

d) Especies afectadas 63

e) Forma de transmisión 64

4. Etiología 65

5. Patología 68

6. Cuadro clínico 69

7. Inmunidad 71

8. Cuadro anatomopatológico 72

9. Diagnóstico 75

a) Epidemiológico 75

b) Clínico 76

c) Inmunológico 78

d) Anatomopatológico 79

e) Etiológico 80

10. Pronóstico 80

11. Tratamiento 82

12. Prevención o profilaxis 82

13. Salud pública 83

7
B. Magnitud del problema 86

1. Casos registrados 86

2. Situación actual 97

3. Distribución 99

4. Riesgos y posibles consecuencias 112

C. Importancia socioeconómica 116

D. Medidas preventivas 117

1. Encuestas 117

2. Educación y fomento a la salud 121

3. Control del paciente, de los contactos y

del medio inmediato 122

4. Notificación 122

5. Aislamiento 125

6. Desinfección 125

7. Cuarentena 125

8. Inmunización 126

E. Medidas en caso de epidemia 126

1. Búsqueda del vector 129

2. Control del vector 129

8
III. Programa de prevención y control del dengue clásico y

hemorrágico 134

A. Bases legales y técnicas 134

B. Políticas, estrategias y recursos 135

C. Actividades realizadas y su impacto 142

D. Vigilancia y evaluación 144

1. Encuesta de larvas 144

2. Encuesta de mosquitos adultos 146

3. Monitoreo con ovitrampas 148

E. Perspectivas 148

Conclusiones 149

Bibliografía 152

Índice de figuras, cuadros y gráficas 166

9
INTRODUCCIÓN

De todas las especies de mosquitos conocidos con importancia en salud


pública, Aedes aegypti Linnaeus, 1762 es considerada la más peligrosa por tener
la capacidad de transmitir el mayor número de enfermedades arbovirales al
hombre. Se cree que esta especie se introdujo al Continente Americano desde
que se dieron las primeras incursiones colonizadoras, llegando a establecerse
principalmente en los trópicos y subtrópicos, su distribución se limitaba por las
latitudes 45° N y 35° S, se le ha encontrado en sitios más altos y fríos de los
inicialmente reconocidos (Nelson, 1986). En México ha causado brotes de
dengue clásico hasta los 1,760 msnm.

Por sus hábitos se le considera doméstico ya que está estrechamente


relacionado con el humano, se encuentra en áreas urbanas, suburbanas y ha
colonizado sustancialmente el medio rural. Los recipientes artificiales como
jarrones, floreros, tambos, pilas, tanques, cubetas, son los lugares más comunes
para su cría, así como también aquellos que tienen la capacidad de retener agua
de lluvia principalmente, tales como llantas, envases desechados y canales de
techo, entre otros, además los de tipo natural como conchas de moluscos,
cáscaras de frutos, huecos en los árboles, axilas de plantas y otras cavidades
naturales, en prácticamente cualquier objeto que retenga agua. Algunos
recipientes le son más atractivos que otros, en especial los de color oscuro, de
boca ancha, que están al nivel del suelo y se encuentran en la sombra (Thirión,
2002).

10
La ovipostura es principalmente vespertina, los huevos son puestos uno a
uno, quedan adheridos en las paredes del receptáculo al ras del agua. Los
huevos miden menos de 1 mm de largo, inicialmente son blancos, cambian a
oscuros en unas dos horas; en el momento de la postura, el embrión inicia su
formación, para lograr su desarrollo necesita de dos a tres días con mucha
humedad. Las primeras 48 horas de esta etapa es un período crítico donde la
temperatura y la humedad son cruciales para su supervivencia; desarrollada
completamente la larva dentro del huevo es capaz de resistir sequía y bajas
temperaturas, sobrevive por períodos de varios meses hasta poco más de un
año. Bajo estas condiciones la larva permanece en estado de diapausa hasta
tener contacto con el agua de nuevo al disminuir el suministro de oxígeno
atmosférico, se activa y emerge del cascarón. Su vida acuática se inicia con el
primero de cuatro estadios larvales, cada uno es de mayor talla que el anterior. El
paso de un estadio larval a otro se lleva a cabo por muda en la que abandona su
exoesqueleto, manteniéndose protegida por una nueva cubierta del cuerpo que
se formó previamente, esto permite el aumento de su talla. Las larvas pasan la
mayor parte del tiempo alimentándose, tienen sedas bucales en forma de abanico
que emplean para atrapar las partículas y microorganismos que encuentran en el
agua, por lo que se les considera omnívoras (Colvard, 1978).

Las larvas de Ae. aegypti se reconocen con riesgo de equivocarse, por los
movimientos sinuosos que hacen al nadar, por evitar la luz y por tener
redondeada la punta del sifón. Normalmente el desarrollo larval dura de cinco a
siete días, termina cuando la larva en el cuarto estadio se desarrolla y alcanza la
forma de pupa, la cual es móvil y sólo respira, no se alimenta, por lo general este
estadio dura 48 horas o un poco más. Bajo condiciones desfavorables, el tiempo
del cuarto estadio larval puede prolongarse dando lugar a pupas y adultos de
tamaño más pequeño. El adulto, al emerger de la pupa es un mosquito oscuro,
con un diseño característico de color blanco plateado en forma de lira sobre el
mesonoto y con bandas blancas en las patas. Los machos se diferencian de las
hembras por ser más pequeños y por tener antenas más plumosas. Hembra y
macho liban néctar u otros carbohidratos de cualquier fuente accesible, sólo la
hembra se alimenta de sangre, que le es necesaria para la maduración de los
ovocitos, y aumentar la viabilidad de los huevos.

Los adultos no se alejan grandes distancias, rara vez se separan del lugar
donde nacieron, salvo si algún requerimiento vital no lo encuentra a su alrededor
o algún otro factor los está perturbando, su presencia es prácticamente un indicio
certero de la proximidad de los criaderos. El apareamiento ocurre a pocas horas
de haber emergido y de haber levantado el vuelo, una vez inseminada la hembra
no necesita volver a copular y podrá producir varias veces huevos fértiles si se
alimenta con sangre antes de cada ovipostura.

11
Las hembras son atraídas por los humanos aunque se alimentan de otros
animales vertebrados; pican mayormente durante el día, su conducta es sutil y
astuta: se acercan al huésped desde la sombra cuando el viento sopla a su favor
y pican generalmente alrededor de los tobillos, los machos llegan a presentar
comportamiento similar sin tener la capacidad de picar ni de alimentarse de
sangre. La cantidad de huevos que producen las hembras por cada ovipostura
está directamente en relación con el volumen de sangre que ingirieron,
regularmente 72 horas o menos son necesarias para que los ovocitos estén listos
para fecundarse, la hembra grávida busca un sitio con agua en donde poner los
huevos, y así se cierra el ciclo de vida.

Los adultos no resisten temperaturas elevadas ni frío intenso, para los


insectos no ectoparásitos en general, a temperaturas elevadas la humedad en el
aire tiene gran efecto sobre su resistencia, así como la evaporación, el tiempo de
exposición y la superficie corporal también; en un ambiente seco la exposición a
38 °C o más suele ser letal en unos cuantos minutos, de la misma forma mueren
pronto al estar expuestos a rangos muy próximos o debajo del punto de fusión del
agua (Wigglesworth, 1972). Su longevidad depende de la temperatura, humedad
y disponibilidad de alimento. En las regiones templadas los factores que limitan la
distribución y densidad de las poblaciones de mosquitos son: la temperatura, la
frecuencia de las lluvias y la duración y severidad del invierno. En los recipientes
protegidos encuentran condiciones de supervivencia, o desarrollan poblaciones
temporales en verano como resultado de su reintroducción, donde la actividad y
hábitos del hombre son importantes. La mayor protección suele brindárselas la
vivienda humana, donde gran parte de esta población pasa prácticamente
inadvertida las inclemencias del tiempo, esto ocurre frecuentemente gracias a los
hábitos de descuido del hombre que ancestralmente lo ha fomentado.

En 1985 se notificó la introducción y establecimiento de un mosquito de


origen asiático, Aedes albopictus en los Estados Unidos de América y, al año
siguiente en Brasil también. En aquel continente está ampliamente distribuido y
tiene un papel importante en la transmisión del dengue (Pratt & Moore, 1993). En
México se consideraba inevitable su introducción y establecimiento, fue hasta
1992 cuando se confirmó su presencia en ciudades fronterizas de los estados de
Tamaulipas y Coahuila, inicialmente, donde se llegó a sospechar que estaba
involucrada en la transmisión del dengue en 1997 (Ibañez-Bernal & Martínez-
Campos, 1997); esta participación complicaría los esquemas de prevención y
control del dengue en el país, ya que por su biología es un mosquito tanto de
hábitos domésticos como silvestres, además de tener la capacidad comprobada
en laboratorio de transmitir otros arbovirus, y en forma natural documentada la
encefalitis del oeste del Nilo (Despommier, 2001).

12
El dengue es una enfermedad febril causada por los serotipos DEN-1,
DEN-2, DEN-3 y DEN-4 del flavivirus del dengue, pertenece al grupo de los
arbovirus (Kettle, 1993), es transmitido en el continente exclusivamente por la
picadura de las hembras de los mosquitos Ae. aegypti. Las infecciones pueden
cursar asintomáticas, como un cuadro febril inespecífico o presentarse
clínicamente con inicio súbito de fiebre, cefalea, dolor retroocular, mialgias y
artralgias, en algunos casos con eritema maculopapular o escarlatiniforme al
tercero o cuarto día del inicio de la fiebre; eventualmente puede haber diarrea,
náuseas y tos. Ocasionalmente se presentan hemorragias leves como epistaxis o
gingivorrágias. Este cuadro en los años recientes con mayor frecuencia llega a
evolucionar a formas más severas como dengue hemorrágico y síndrome de
choque de dengue en México y otros países del continente como Cuba,
Venezuela, El Salvador y Brasil entre otros, con tendencia marcada a presentarse
como endémico, el cual es responsable de que se estén presentando
defunciones en la región.

En el laboratorio se había observado la capacidad de transmisión


transovárica y transestadial del virus del dengue en estas dos especies de
mosquitos, y se demostró que esto ocurre en forma natural, sin embargo no se
conoce la magnitud de este fenómeno, aunque se cree que sea muy rara su
ocurrencia. Por lo tanto, anteriormente se consideraba que todos los mosquitos
nacían sanos, la hembra adquiría el virus al ingerir sangre humana contaminada
de un individuo en su fase virémica de la infección. Hay autores que hasta
consideran la posibilidad de que el mosquito pueda transmitir el dengue
mecánicamente si cambia en forma inmediata de huésped al interrumpir la
absorción de sangre infectada. La hembra se convierte en transmisora
permanente del dengue después de haber transcurrido el periodo extrínseco de
incubación que dura entre siete y once días, tiempo durante el cual el virus se
multiplica en el tubo digestivo y pasa a las glándulas salivales, la temperatura
afecta la replicación viral y la duración de este ciclo.

Las hembras del mosquito Ae. aegypti se consideran las más eficientes de
los mosquitos vectores por sus marcados hábitos domésticos, ya que satisface
todas sus necesidades vitales en la vivienda humana, por lo cual el hombre ha
jugado un papel importante tanto en su proliferación así como en su dispersión.

Factores involucrados en su biología son condicionantes de su capacidad


vectorial y de su eficacia como transmisor, la preferencia por un huésped
humano, sus hábitos de picadura, susceptibilidad del vector y del huésped a la
infección, densidad vectorial, longevidad y variables del macro ambiente tales
como: temperatura, precipitación pluvial, humedad, altitud, vegetación y hábitat
larvario. La interacción de todas éstas y otras variables determinan la
probabilidad e intensidad de la transmisión.

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Después de la Segunda Guerra Mundial, la Organización Mundial de la
Salud, tomó la decisión de erradicar esta especie de mosquito del Continente, por
ser la responsable de transmitir la fiebre amarilla, y México participó activamente
en este esfuerzo consumando su propósito en 1963. Desafortunadamente en
otros países no fue así, los Estados Unidos de América no se interesaron en este
proyecto y Guatemala se reinfestó en poco tiempo. Al desvanecerse el programa
nacional porque se le resto importancia, este mosquito volvió a incursionar por las
fronteras norte y sur del país restableciéndose en las diferentes áreas geográficas
propicias para su proliferación.

A finales de 1978 se registraron inicialmente en el sur de México los


primeros casos de dengue, diseminándose este padecimiento siguiendo el patrón
de distribución del vector, con secuencia muy similar a la ocurrida en la
reinfestación, a la fecha ha ocurrido un gran número de brotes de dengue clásico,
hemorrágico y defunciones; 29 entidades federativas total o parcialmente
comprenden áreas endémicas al padecimiento, lo cual representa un problema
importante de salud pública. A principios de los años 80 se inicia el Programa de
Prevención y Control del Dengue el cual no ha logrado abatir este padecimiento,
en los años recientes han cristalizado en gran parte los esfuerzos enormes por
reestructurar este programa tanto en recursos humanos, materiales y
principalmente en las estrategias que están basadas en la bionomía del vector.

14
I. LOS MOSQUITOS

Los mosquitos verdaderos pertenecen al Orden Diptera, Familia Culicidae;


son los artrópodos hematófagos más importantes que se alimentan del hombre,
de otros mamíferos de aves, también llegan a alimentarse de peces, reptiles y
anfibios. Además pueden transmitir patógenos a todos estos excepto a los peces.
En muchas áreas del mundo, entran a las habitaciones y llegan a transmitir
patógenos al hombre, particularmente en los trópicos húmedos. Los mosquitos
son los únicos vectores de patógenos que causan paludismo, fiebre amarilla,
dengue, así como de importantes filariasis y encefalitis vírales (Harwood &
James, 1987).

En ocasiones, vastas áreas de las costas se vuelven insoportables por los


mosquitos que afectan indirectamente la agricultura, el desarrollo de bienes y
raíces, llegando a ocasionar que áreas potencialmente de recreo se vuelvan
inútiles e interfieran con la vida normal. Con frecuencia las pérdidas que resultan
de la disminución de la productividad de las industrias son considerables
(Harwood, & James, 1987).

Figura 1. Mosquito hembra Aedes aegypti. (CDC, Control and Prevention)

A. El mosquito Aedes aegypti Linnaeus, 1762

Tradicionalmente al mosquito Ae. aegypti (figura 1.) se le ha


conocido como el "mosquito de la fiebre amarilla", que durante siglos fue una
enfermedad grave en los trópicos de América y Africa, llegó a extenderse durante
los veranos hasta áreas templadas, causando epidemias con alta mortalidad en
puertos y poblados cercanos. Actualmente, se observa incremento de casos en el
Continente Americano, se dan algunos brotes de fiebre amarilla selvática en
Bolivia, Brasil, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, F. Guiana y Trinidad y
Tobago. En Colombia han ocurrido brotes en poblaciones rurales. A pesar de los
movimientos migratorios de enfermos en su fase virémica hacia ciudades y
poblados cercanos altamente infestados por Ae. aegypti, en las últimas cuatro

15
décadas no se ha registrado transmisión urbana en el continente, se desconocen
las causas (Nelson, 1986; Abarca, 2001; PAHO, 2003).

Actualmente la importancia de A. aegypti radica en que es el vector


del dengue, enfermedad que ha estado presente durante siglos. En este
continente se consideraba una enfermedad principalmente urbana (Nelson,
1986), lo cierto es que se trata de un mosquito transmisor de hábitos domésticos,
por lo tanto ha sido evidente que donde existen condiciones se presenta este
padecimiento, independientemente del grado de urbanización.

El ciclo de transmisión es hombre - A. aegypti - hombre, sin


antecedentes de ciclos silvestres en el continente (Nelson, 1986).

1. Taxonomía

La familia Culicidae consta de 20 géneros en el Nuevo


Mundo (culícidos); pertenecen al suborden Nematocera, Orden Diptera. Las
características son más obvias para separar a los mosquitos adultos de los otros
dípteros, por la combinación de escamas en las venas alares y en el margen
posterior de las alas. La proboscis es larga, las antenas largas y filamentosas con
14 ó 15 artejos con sedas en espiral. Sin excepción, las larvas son acuáticas,
apodas, tórax en forma de bulbo más ancho que la cabeza y abdomen, cápsula
cefálica completa, un solo par de estigmas funcionales dorsales en el octavo
segmento abdominal. Se han descrito aproximadamente 3,000 especies de
mosquitos en el mundo, con varias subespecies adicionales (aproximadamente
150 en la región de Norteamérica). Se encuentran a elevaciones de 4,300 m en
Kashmir y 1,160 m por de bajo del nivel del mar en las minas de oro en el sur de
la India (Horwood & James, 1987).

Hay tres Subfamilias: 1) Toxorhynchitinae (Megarhininae):


adultos grandes con escamas de colores metálicos, proboscis marcadamente
curva hacia abajo, se alimenta de néctares de flores, sus larvas son
depredadoras principalmente de otros culícidos. 2) Culicinae: los palpos de las
hembras miden menos del largo de la proboscis, el escutelo es trilobulado y las
hembras son hematófagas. 3) Anophelinae, los palpos para los dos sexos son tan
largos o casi tanto como la proboscis, el escutelo tiene forma de banda en media
luna, las hembras también son hematófagas (Harwood & James, 1987).

En particular, la especie de interés pertenece a la tribu


Culicini; al grupo Aedes; género Aedes Meigen, 1818; subgénero Stegomyia
Theobald, 1901; grupo A. aegypti Linnaeus, 1762 (Bates, 1970).

16
La especie Ae. aegypti probablemente es originaria de
Etiopía. En el Continente Africano existen tres formas. Una es la forma típica, otra
Ae. aegypti queenslandensis y Ae. aegypti formosus, este último es un mosquito
selvático de color más oscuro y talla pequeña. Únicamente las dos primeras
formas se encuentran en el Continente Americano, muy probablemente fueron
introducidas las formas inmaduras en los barriles de agua de los barcos durante
las primeras exploraciones y colonizaciones europeas (Nelson, 1986; Oldstone,
2002); les tomó décadas adecuarse y dispersarse por el Caribe y establecerse en
el Continente, lográndolo debido a que el tránsito marítimo se intensificó en esta
región, desde ese entonces (Gómez-Dantés & Rodríguez, 1994).

2. Morfología

Larva: es semejante a la de otros mosquitos (figura 2) por


tener cabeza y tórax ovoide, el abdomen consta de nueve segmentos. El
segmento posterior anal tiene cuatro branquias lobadas para la regulación
osmótica, al otro lado se encuentra el sifón que utiliza para captar oxígeno
atmosférico. A simple vista muestran a diferencia de otros géneros un sifón corto
y ancho, en posición de reposo con relación a la superficie del agua se observa
casi vertical. Su desplazamiento es característico, lo hace con movimientos
serpentinos; son sensibles a los cambios bruscos de la intensidad de la luz, lo
que ocasiona que se sumerjan al fondo del recipiente cuando son perturbadas o
si se proyecta una sombra. Para tener la certeza de que se trata de larvas de A.
aegypti y no de otra especie del género que comparten los mismos criaderos, es
necesario emplear un microscopio estereoscópico para observar las
características más importantes de su identificación, que son dos espinas
prominentes laterales en cada lado del metatórax, y la hilera recta de 7 a 12
escamas del peine, ubicadas en el octavo segmento abdominal, cada escama
tiene una espina y dientes laterales (Nelson, 1986).

Fig. 2 Larva de mosquito Aedes aegypti


(CDC, Control and Prevention)

17
Pupa: en la base del tórax tiene un par de estructuras
respiratorias (trompetas), que hacen contacto con la superficie del agua
permitiéndole tomar oxígeno atmosférico contenido en el aire (Fig. 3). En la base
del abdomen hay un par de remos o paletas que les sirven para nadar. Las pupas
de A. aegypti se distinguen de otros géneros por tener trompetas cortas en forma
cilíndrica, no acampanada distalmente y por tener en el ápice de cada paleta
natatoria una sola seda; se diferencia de otras especies del mismo género por
tener sedas robustas y bien desarrolladas en los vértices subapicales que se
localizan en los segmentos abdominales del segundo al sexto (Nelson, 1986).

Fig. 3 Pupa de mosquito Aedes aegypti


(CDC Control and Prevention)

Adulto: los adultos del género Aedes y de otros culicinos se


distinguen de los anofelinos por tener palpos más cortos y por adoptar una
posición más horizontal sobre la superficie donde reposan, se diferencian de la
mayoría de los otros culicinos por la terminación aguda de su abdomen y por la
ausencia de sedas espiraculares (Figura 4). Ae. aegypti es un mosquito oscuro
con bandas blancas basales en los segmentos tarsales, en el mesonoto posee un
diseño característico en forma de lira que puede desaparecer a través del tiempo.
Las escamas blancas del clípeo y las de los palpos se conservan permitiendo la
identificación de la especie. Como en otras especies de culícidos, el macho se
distingue de la hembra por sus antenas plumosas y palpos más largos (Nelson,
1986).

El cuerpo del adulto es pequeño, menor de 5 mm de


longitud, antenas con numerosos artejos, alas delgadas con venas en diferente
proporción ornamentadas por escamas; la proboscis de la hembra está adaptada
para chupar sangre. Tienen definida la región cefálica, torácica y abdominal,
poseen exoesqueleto de quitina con escleritos (Martínez, 1987).

18
La cabeza es pequeña y globular, formada por seis o siete
segmentos embrionarios fusionados, tiene ojos compuestos, occipucio y vértice
cubiertos por escamas, el clípeo es una pequeña proyección quitinosa
redondeada. Antenas largas y delgadas conformadas por 15 artejos, el primer
artejo basal (escapo) es pequeño y está oculto por el segundo que es más
grande y globular (toro), el color y tegumento de este último proporciona
caracteres para la identificación de la especie. Los palpos están formados por
cinco artejos, en los machos están densamente cubiertos de sedas y son más
largos que la proboscis, los dístales son curvos hacia arriba adelgazándose en el
ápice. La proboscis está formada por un labio inferior alargado con forma de
vaina que encierra varios estiletes que terminan distalmente en un par de
estructuras bulbosas o lóbulos llamados labela. El labio no penetra en la incisión
durante la alimentación, se retrae y se curva hacia arriba, funciona como funda
protectora. Son seis las estructuras que encierra, el más superior es el labro-
epifaringe, estructura alargada y tubular por donde fluye la sangre del huésped al
tracto digestivo del mosquito. La hipofaringe se encuentra inmediatamente
debajo, está formada por un anillo medio ventral, tiene un canal por donde la
saliva entra en la herida al momento de picar, es el vehículo en el que se
transportan e inoculan los agentes etiológicos, está atravesada por un conducto
salival que proviene de las glándulas. El par de mandíbulas terminan en puntas
agudas, están ubicadas lateralmente, el par de maxilas están debajo y laterales,
apicalmente son dentadas, en conjunto son las estructuras de penetración. En los
machos las estructuras bucales están modificadas, la hipofaringe está fusionada
con el labio, las maxilas están reducidas y las mandíbulas poco desarrolladas
(Martínez, 1987).

El tórax está formado por tres segmentos fusionados:


protórax, donde se insertan las patas frontales; mesotórax, donde se ubican las
alas funcionales y el segundo par de patas; y el metatórax con los balancines y
las patas posteriores. Cada segmento está cubierto por una placa dorsal o
terguito y otra ventral o esternito, que se unen lateralmente por una membrana
(pleurito).

El protórax está reducido formado por el pronoto anterior,


que es una prominencia lateral detrás de la cabeza, el posterior está separado
por un surco y la propleura se sitúa arriba de la coxa frontal y debajo del lóbulo
pronotal.

El mesotórax forma la mayor parte del tórax, está formado


por dos estructuras, la primera, el mesonoto, abarca la mayor parte de la
superficie y consta del escudo, que es la porción más grande, lateralmente se
encuentra una área plana que es el paraterguito, atrás del escudo está el
escudete que es una pequeña estructura estrecha, en particular para esta
especie es de forma trilobulada; la segunda es el postnoto, se encuentra detrás
19
del escudete, ésta es una pequeña estructura estrecha y convexa. Los escleritos
mesopleurales ocupan la mayor parte del costado del tórax, el área postestigmal
es la región posterior al estigma anterior, el área subestigmal situada abajo del
estigma anterior y adyacente al pronoto posterior y propleural. La esternopleura
es un esclerito grande, forma un abultamiento convexo situado debajo de las
áreas postestigmales y subestigmales. El área prealar es parte de la
esternopleura. El mesepímeron es un esclerito grande rectangular contiguo al
margen posterior de la esternopleura. El merón es un esclerito pequeño
triangular, situado arriba y detrás de la segunda coxa debajo del mesepímeron.
Las escamas y sedas en estas estructuras proporcionan caracteres de
identificación, el género Aedes tiene sedas postestigmales (Martínez, 1987).

El metatórax está reducido, la parte dorsal o metanoto tiene


forma de banda transversa, angosta, comunica al postnoto con el primer terguito
abdominal. El metameron es un pequeño esclerito lateral ubicado por arriba de la
coxa posterior. La metapleura se encuentra posterior al mesepímeron entre el
postnoto y metameron; el metameron se separa del metepisterno por una sutura;
el metepisteno es una banda angosta que rodea al primer segmento abdominal
(Martínez, 1987).

Las patas se encuentran en forma pareada en cada


segmento del tórax, cada una de ellas consta de coxa, trocánter, fémur, tibia y la
región tarsal que se divide en cinco artejos, el quinto artejo o metatarso termina
en un par de pequeñas uñas o garras tarsales. En la mayoría de los “aedinos”
cada uña de las patas frontales o anteriores y medias tienen un diente agudo en
la parte media. En los machos las uñas están por lo general modificadas para
ayudar en la cópula. En la base de las uñas hay una estructura pequeña llamada
empodio, sitio por donde es absorbido el insecticida al posarse sobre superficies
rociadas, intoxicándose por la vía de contacto. Las patas están cubiertas de
escamas o sedas (Martínez, 1987).

Las alas mesotorácicas son diáfanas, de forma alargada y


oval, se pliegan sobre el abdomen cuando el mosquito está en reposo. La
venación es uniforme, en el borde posterior cerca de la base hay pequeñas
estructuras en forma de aletas o flecos de sedas, squama y álula. Comúnmente
el squama es oleada. Las venas son soporte de las partes membranosas y
delgadas del ala, se denominan por un nombre, número o letra según el autor. La
segunda, cuarta y quinta venas corren longitudinalmente bifurcándose, el resto
son sencillas. La vena costal en el borde anterior se extiende de la base al ápice
hasta casi la punta de la primera vena longitudinal. La vena subcostal principia en
la base y termina poco después de la mitad de la costa. La primera longitudinal se
extiende de la base al ápice paralela a la costal; la segunda se inicia en la parte
membranosa de la mitad basal y se divide en su parte terminal en dos ramas, una
anterior y otra posterior; la tercera es corta, comienza a la mitad de la segunda,
20
es sencilla no se ramifica; la cuarta y quinta se inician desde la base y en la parte
final se bifurcan en una rama anterior y otra posterior; la sexta longitudinal o anal
es larga y sencilla, termina próxima a la mitad del borde posterior. Adicionalmente
existen otras venas más pequeñas, las transversales: la humeral está entre la
costal y subcostal, cerca de la base del ala; la transversal anterior se encuentra
entre la segunda y tercera longitudinales, cerca de la base esta última, y la
transversal posterior está entre la cuarta y la rama anterior de la quinta
longitudinal. Las venas están cubiertas por escamas generalmente de dos tipos:
las situadas junto a las venas son cortas y anchas y, las que terminan en la
squama son suberectas y angostas, conocidas como pluma o prominentes. El
margen posterior del ala desde el álula hasta la punta, tiene una hilera densa de
escamas orladas, largas y delgadas. Las áreas membranosas están circunscritas
por las venas bifurcadas y se denominan células, están cubiertas por sedas finas
o microtriquias (Martínez, 1987).

Los balancines o alterios son las alas metatorácicas


modificadas, funcionan como estructuras estabilizadoras. Están constituidos de
tres partes, base, balancín medio o tallo y la protuberancia terminal. El color del
tegumento y las escamas terminales son caracteres específicos (Martínez,
1987).

El abdomen es alargado cilíndricamente, lo forman diez


segmentos, los siete primeros son similares, salvo el primero que es angosto,
están constituidos por una placa dorsal o terguito y una ventral o esternito, se
conectan lateralmente por membranas intersegmentales. Los segmentos noveno
y décimo están modificados para la reproducción y ovipostura, este último consta
de dos pequeños cercos dorsales. El orificio genital o atrio está entre el octavo y
noveno esternito, constituyen los escleritos periatrales anexos al esternito y
terguito del décimo segmento; la placa postgenital es ventral. Los cercos rodean
el orificio genital. Los terguitos y esternitos están cubiertos de escamas en los
culicinos, para los géneros Aedes y Psorophora el abdomen es agudo
apicalmente, debido a que el octavo segmento está retraído en el séptimo. El
octavo segmento generalmente no presenta modificaciones (Martínez, 1987).

Los genitales masculinos incluyen la estructura anal y genital


del octavo, noveno y décimo segmento abdominal. El mosquito adulto macho al
emerger inmediatamente de la pupa, sus segmentos abdominales octavo y
noveno sufren una torsión de 180°, de tal manera que las estructuras que se
desarrollaron dorsalmente toman una posición ventral y viceversa. El octavo
segmento no se altera notablemente, el noveno se torna como un anillo angosto
formado por el terguito y esternito. Las estructuras de los genitales son las del
octavo segmento, noveno terguito y esternito, proctíger, mesosoma y las
estructuras de soporte basistilo, dististilo y claspetas (Martínez, 1987).

21
El noveno terguito es una barra transversal, lateralmente
lleva dos lóbulos, el terguito y los lóbulos tienen importancia para determinar
especies; la extensión de la barra quitinosa, forma, posición y la armadura de los
lóbulos son también de importancia taxonómica. El noveno esternito
generalmente no presenta modificaciones (Martínez, 1987). El proctíger está
formado de estructuras del décimo segmento anal, y varía en cada género. El
décimo terguito está generalmente reducido, el esternito o paraprocto suele estar
bien desarrollado, forma un par de delgados soportes esclerosados de la
membrana anal. El mesosoma o falosoma es una estructura quitinosa en forma
de tubo que rodea al pene o edeago, está situada ventralmente al proctíger,
sostenida por estructuras de soporte, placas basales y parámeros. Están
articuladas con el décimo esternito. El basistilo es un par de huecos elevados
en el noveno esternito, puede tener lóbulos apicales, subapicales o basales en
la superficie interna. En los aedinos el lóbulo apical está presente y el basal
está bien desarrollado. Las claspetas son estructuras ventrales al mesosoma
en las proyecciones membranosas que comunican las bases de los basistilos
en los pliegues interbasales. En los “aedinos” es un lóbulo con un tallo bien
diferenciado y un filamento (Martínez, 1987).

Figura 4. Esquema de hembra de mosquito Aedes aegypti (Scientific American)

22
3. Biología y Bionomía

Ae. aegypti es una especie de las regiones tropicales y


subtropicales del mundo, limitada por las latitudes 350 Norte y 35° Sur,
correspondiente a una isotérmica de verano de 100C. Otra limitante es la altitud,
se ha registrado a 2,200 metros sobre el nivel del mar en Colombia, donde la
temperatura media anual es de 170C, más allá del Ecuador rara vez se encuentra
por arriba de los 1,000 metros de altura (Nelson, 1986). Llega a rebasar estas
limitantes cuando las condiciones ambientales le son favorables, restringiéndola
cuando cambian y le son adversas.

La especie es predominantemente doméstica, prolifera en


recipientes artificiales o naturales que se encuentran en las viviendas o en sus
alrededores, únicamente las hembras son hematófagas, se alimentan de sangre
humana o de los animales domésticos que detectan por estímulos visuales,
movimientos, tamaño, olor, humedad, temperatura, concentración de CO2, entre
otros. Esta sangre les es necesaria para desencadenar la maduración de sus
óvulos. Rara vez se encuentran a más de 100 metros de la vivienda humana
(Martínez, 1987), aunque se han registrado excepciones en las Antillas y en el sur
de los Estados Unidos de América, en Cayman Brac se encontraron larvas en
corrales de ganado a más de 400 metros de distancia de una vivienda humana.
En la Isla de Aguilla se registró infestación en huecos de rocas coralinas a más
de 1 Kilómetro de las viviendas. Ambas poblaciones tenían la apariencia de la
forma doméstica de Ae. aegypti. En el Sudeste de Texas se encontraron huevos
en ovitrampas a más de ocho kilómetros y se capturaron larvas en un hueco de
árbol a 3.2 kilómetros de distancia del ámbito humano (Nelson, 1986). Los
mosquitos silvestres parecen estar mas restringidos en su rango de vuelo que
aquellos que tiene sitios domésticos de crianza apropiados disponibles por lo
tanto Ae. aegypti difícilmente se dispersa mas de 5,000 metros (Kettle, 1993)

Por su estrecha relación con el hombre, Ae. aegypti se llegó


a considerar un mosquito urbano por encontrarse en mayor proporción en
poblados y ciudades. Sin embargo, en los últimos años ha invadido el medio
rural, a veces a varios kilómetros de distancia de poblados o de carreteras
vehiculares, registrándose este fenómeno en México, Brasil, Colombia y muy
probablemente en otros países (Nelson, 1986); ocho países reportan infestación
en zonas sin acceso terrestre o fluvial (OPS/CE 118/16, 1996), debido a la
introducción de envases de uso doméstico destinados al almacenamiento de
agua, que llevan al vector principalmente en forma de huevo y mucho menor
proporción como larva (Nelson, 1986).
23
El ciclo de vida del mosquito Ae. aegypti (Fig. 5) comprende
huevo, cuatro estadios larvales, uno de pupa y adulto.

Figura 5. Criadero de mosquitos Aedes aegypti (CDC, Control and Prevention)

El Huevo

Los huevos de Ae. aegypti (Fig. 6) miden aproximadamente


un milímetro de longitud, son depositados uno a uno al ras del agua quedando
adheridos a las paredes del recipiente. En el momento de la postura los huevos
son blancos, cambian rápidamente a color negro (Nelson, 1986). La fecundación
ocurre al momento de la postura del huevo, debido a que los espermatozoides en
la hembra se almacenan inmediatamente después de ocurrir la cópula en una
estructura denominada espermateca, el óvulo al pasar por el oviducto al nivel de
esta estructura se fusiona con un espermatozoide iniciando el desarrollo
embrionario que transcurre en alrededor de 48 horas si el ambiente es húmedo y
cálido, si la temperatura es baja se prolonga hasta por cinco días. Completo el
desarrollo embrionario, el embrión dentro del huevo es capaz de resistir largos
períodos de desecación por meses o hasta por más de un año, al volver a tener
contacto con el agua la acción bacteriana de la materia orgánica disminuye la
tensión de oxígeno estimulando la eclosión en tan sólo alrededor de unos 15
minutos (Nelson, 1986).

24
La resistencia de los embriones de Ae. aegypti a la
desecación es uno de los principales obstáculos para los programas de control,
puesto que no están consideradas medidas ovicidas, además permiten la
posibilidad de ser transportados a grandes distancias en recipientes secos. Por lo
tanto, la eliminación exitosa de los adultos y de larvas en una localidad, no
imposibilita la reinfestación a través de los huevos que se encuentren en estado
latente (Nelson, 1986). Por esta razón, en el programa de erradicación del
mosquito en Cuba, se considera la incineración de las paredes de los recipientes
empleando alcohol como medida para eliminar los embriones que están dentro
de los huevos adheridos a las paredes.

Figura 6. Huevos de mosquito Aedes aegypti


(Espinosa de los Monteros, 2001)

La Larva

Las larvas y pupas de Ae. aegypti son acuáticas, y como en


la mayoría de los insectos holometábolos (con metamorfosis completa), los
estadios larvales son el período de crecimiento y desarrollo. Las larvas se
alimentan prácticamente durante todo el día de cualquier materia orgánica
acumulado en las paredes y en el fondo del recipiente, utilizan sus sedas bucales
que tienen forma de abanico (Nelson, 1986).

El primer estadio larval es la forma que emerge del huevo,


transcurre en uno o dos días que ha dedicado a alimentarse y a crecer; ocurre la
muda y surge el segundo estadio. Inmediatamente después de la muda la
cápsula cefálica y el sifón son blandos y transparentes, al extenderse permite el
subsecuente desarrollo, se endurecen y oscurecen. Después del segundo
estadio, la cápsula cefálica y el sifón no cambian de tamaño, el tórax y el
abdomen crecen considerablemente durante cada fase.

25
La duración del desarrollo larval está en función de la
temperatura, la disponibilidad de alimento y la densidad de larvas en el criadero.
En condiciones óptimas, el período larval desde la eclosión hasta la pupación
puede ser de cinco días, pero por lo regular ocurre de siete a catorce días. Los
primeros tres estadios se desarrollan rápidamente, el cuarto se toma más tiempo
aumentando considerablemente su tamaño y peso, en condiciones de baja
temperatura o escasez de alimento el cuarto estadio puede prolongarse por
varias semanas. Las larvas y las pupas de los machos se desarrollan más rápido
que las hembras (Nelson, 1986) para garantizar la fecundación.

En un ambiente estable, la mortalidad más elevada


frecuentemente ocurre en los primeros estadios larvales, o en su defecto en la
mayoría de los hábitats que se encuentran en condiciones inestables,
principalmente los recipientes desechados pequeños como latas, llantas, botellas,
etc., que están en la intemperie, expuestos a la desecación e inundación con
rebosamiento por agua de lluvia. Por otro lado los recipientes empleados para
almacenar agua para uso doméstico suelen ser vaciados y lavados o se retira
continuamente cantidades variables de agua que es reabastecerida. Es posible
que estas sean las causas de mayor mortalidad de larvas y pupas (Nelson,
1986).

La pupa

Las pupas no se alimentan. Su función es la metamorfosis


del estadio larval al adulto. Las pupas de los mosquitos son diferentes a las de
otros insectos holometabólos por presentar reacciones inmediatas a estímulos
externos tales como vibraciones y cambios en la intensidad de la luz,
desplazándose activamente por todo el criadero. Cuando están inactivas flotan en
la superficie, esta propiedad facilita la emergencia del adulto. El estadio de pupa
dura aproximadamente dos o tres días, emergiendo alrededor del 88% de los
adultos en cuestión de 48 horas (Méndez et al., 1996).

El adulto

La función más importante del adulto de Ae. aegypti es la


reproducción. En la mayoría de los insectos voladores, inclusive otras especies
de mosquitos, el adulto también hace la labor de dispersión de la especie. Sin
embargo, para Ae. aegypti el transporte pasivo de huevos y larvas en recipientes
ha tenido mayor trascendencia en su distribución (Nelson, 1986), en la que el
hombre ha participado en forma determinante en comparación con la dispersión
activa propia de la especie.

26
Al emerger de la exuvia de pupa, el mosquito adulto se posa
sobre la pared del criadero durante minutos para permitir el endurecimiento del
exoesqueleto y de las alas, en los machos en este tiempo también ocurre
rotación de 1800 de su terminalia genital. Antes de 24 horas ambos sexos están
listos para el apareamiento, alrededor del 58% de las hembras nulíparas son
inseminadas antes de su primera alimentación sanguínea, un 17% durante y el
25% es inseminada entre la segunda alimentación y la primera oviposición; los
machos rondan como voladores solitarios aunque es más común que lo hagan en
grupos pequeños (Bates, 1970; Kettle, 1993) atraídos por los mismos huéspedes
vertebrados que las hembras. Esto facilita el apareamiento que por lo general se
efectúa durante el vuelo, también ocurre sobre superficies verticales u
horizontales; el macho sujeta el ápice del abdomen de la hembra con su
terminalia e inserta su aedeagus en el receptáculo genital de la hembra. La bursa
copulatrix de la hembra se llena de esperma que pasa de inmediato a la
espermateca en menos de dos minutos. Una inseminación es suficiente para
fecundar todos los huevos que la hembra produzca en toda su vida. El macho es
atraído por el sonido emitido de las alas de la hembra durante el vuelo, una vez
alimentada de sangre ocurren pocos apareamientos, debido en gran parte a los
movimientos más rápidos de sus alas que compensan el aumento de peso, como
consecuencia deja de estimular a los machos (Nelson, 1986).

Las hembras se alimentan de sangre de cualquier


vertebrado, por sus hábitos domésticos muestran marcada predilección por la del
hombre. Vuelan en sentido contrario al viento, desplazándose mediante lentas
corrientes de aire, siguen los olores y gases emitidos por el huésped (CO2), al
estar cerca utilizan estímulos visuales para localizarlo mientras sus receptores
táctiles y térmicos las guían hacia el sitio donde se posan. La alimentación
sanguínea les proporciona proteínas para el desarrollo de los huevos. La
alimentación y la postura ocurren principalmente durante el día registrando mayor
actividad en las primeras horas de haber amanecido, a media mañana, a media
tarde o al anochecer (Nelson, 1986).

Las partes bucales del macho no están adaptadas para


chupar sangre, se alimentan de carbohidratos de cualquier fuente accesible como
frutos o néctar de flores que satisface sus requerimientos energéticos, las
hembras también se alimentan de esta misma fuente (Nelson, 1986) como
complemento indispensable.

Es común que después de cada alimentación sanguínea la


hembra desarrolle un lote de huevos, la primera generación de óvulos requiere
por lo menos dos alimentaciones sanguíneas para su maduración, aunque Ae.
aegypti suele alimentarse más de una vez entre cada postura, es decir por
27
alimentaciones múltiples, especialmente si es perturbada antes de estar
completamente satisfecha con de dos a tres miligramos de sangre, mientras se
alimenta desecha gotas de un fluido claro. Desarrolla y pone alrededor de 100
huevos. Hay un umbral en la distensión abdominal del estómago que estimula el
desarrollo de los ovarios, por lo que una alimentación escasa produce menos
huevos por lote y si es muy reducida no se producen (Nelson, 1986; Kettle, 1993).

Los ovarios se abastecen de aire por unos túbulos llamados


tráqueas que se ramifican en forma más fina denominadas traqueolas. En la
hembra nulípara (sin posturas), las traqueolas están enrolladas en nudos
apretados o madejas, durante la expansión y desarrollo de los ovarios, las
traqueolas se estiran y se desenrollan después de cada postura, los ovarios
regresan a su forma y tamaño normal, mientras que las traqueolas al microscopio
se observan sueltas y dispersas como filamentos. Otro cambio que se observa es
la aparición de una reliquia folicular en el pedicelo de cada ovariolo. En muchas
especies de anofelinos efectuando disección se puede observar y contar el
número de posturas por el número de reliquias foliculares que forma una cadena
de dilataciones en cada pedicelo en forma de rosario, cada reliquia corresponde a
una postura. Para Ae. aegypti esta técnica únicamente sirve para distinguir las
hembras nulíparas de las paridas, ya que las reliquias de posturas consecutivas
tienden a unirse, por lo que el número de posturas no se puede determinar,
aunque si permite establecer la estructura de edad de la población, al haber un
porcentaje elevado de hembras paridas, se deduce que es una población longeva
que ha realizado alimentaciones sanguíneas y por lo tanto presenta mayor
potencial para la infección y la transmisión de la enfermedad (Nelson, 1986).

Por lo general, el intervalo de tiempo que transcurre entre la


alimentación sanguínea y la postura (ciclo gonotrófico) es de 48 horas en los
trópicos bajo condiciones óptimas de temperatura. Llega a ocurrir alimentación de
nueva cuenta el mismo día en que se ponen los huevecillos. La mayoría de las
posturas ocurre cerca del crepúsculo. La hembra grávida prefiere los recipientes
oscuros o sombreados que contienen agua relativamente limpia, clara y
transparente. Los huevos quedan adheridos a las paredes del recipiente en la
zona húmeda justamente encima de la superficie del agua; la hembra suele
distribuir los huevos de un mismo ciclo gonotrófico en varios recipientes.

Por lo general, la hembra de Ae. aegypti no se desplaza más


allá de 5,000 m de distancia de radio de vuelo en toda su vida, permanece
físicamente en donde emergió, siempre y cuando no halla algún factor que la
perturbe o no disponga de huéspedes, sitios de reposo y de postura. En caso de
no haber recipientes adecuados, la hembra grávida es capaz de volar hasta tres
kilómetros en busca de este sitio. Los machos suelen dispersarse en menor
magnitud que las hembras (Nelson, 1986; Kettle, 1993).

28
En un ensayo de laboratorio, con viento en calma mosquitos
Ae. aegypti se desplazan a 17 cm/s, al introducir viento en contra de 33 cm/s,
incrementaron su velocidad para contrarrestarle disminuyendo su avance a 16
cm/s, lo que implica un esfuerzo de desplazamiento como si hubieran volado a 49
cm/s, por consiguiente volar con viento de mayor velocidad le representa un
mayor esfuerzo y suelen hacerlo (Kettle, 1993). Cuando los mosquitos están
inactivos, sin aparearse, alimentarse, ni desplazándose, buscan sitios oscuros y
tranquilos para reposar en superficies verticales o debajo de algún mueble,
frecuentemente en el interior de la vivienda, donde encuentran condiciones
adecuadas de iluminación, temperatura, humedad y viento, evitando cualquier
factor que los perturben (Nelson, 1986).

En el laboratorio los mosquitos adultos de A. aegypti viven


durante meses, en condiciones naturales sólo unas semanas, muchos de ellos
mueren en el momento de la emergencia o poco después. A pesar de ello, la
supervivencia es constante con mortalidad diaria de 10%, la mitad mueren
durante la primera semana y el 95% durante el primer mes, a pesar de esta gran
reducción, si la población emergente original es grande, la restante es suficiente
para transmitir la enfermedad y mantener o provocar una epidemia (Nelson,
1986).

4. Importancia como vector del dengue

La entomología epidemiológica estudia la dinámica de las


enfermedades transmitidas por vector, comprende el muestreo y estudio de la
población del vector para estimar, de acuerdo con su prevalencia, longevidad,
frecuencia de picadura, selección de huésped y otros factores, la tendencia
esperada en la incidencia de transferir un patógeno al huésped vertebrado, ya
sea antes, durante o después de un esquema operativo de medidas de
prevención y control. Considera la complejidad de las relaciones vector - hombre,
vector - hábitat y vector - virus, al medir las variables entomológicas con enfoque
epidemiológico y de control (Fernández y Flores, 1995).

Para entender la transmisión del dengue, debe asociarse


aspectos entomológicos y demográficos para conocer el potencial epidémico o la
naturaleza del brote, la biología del vector es la fuente principal para estimar el
riesgo entomológico de transmisión, las fases del ciclo de vida del mosquito
aportan información de la dinámica de transmisión. La estimación de la densidad
de población se mide por cuantificación de huevecillos, índices de infestación
larval, pupal y presencia de adultos, además es útil para evaluar la efectividad de
las medidas de control (Fernández y Flores, 1995).

29
El mosquito Ae. aegypti era una especie originalmente
selvática que depositaba sus huevos en receptáculos naturales como huecos de
árboles, se ha adaptado a coexistir con el hombre y su cultura. Por esta
asociación se considera un vector sinantrópico, establecido en la comunidad
ecológica dominada por el hombre (o biocenosis humana), ha coexistido por un
largo período, ya que existen evidencias de que esto se ha dado por siglos. En
diferentes grados, la asociación total o eusinantropía involucra dependencia total
del hombre y su medio, hasta de los productos de los animales domésticos, como
lo ha hecho la mosca doméstica y las cucarachas, que dependen de los residuos
eliminados por el hombre. Para el vector del dengue, este fenómeno se da por la
utilización intensa de los receptáculos domésticos que contienen agua, donde las
hembras depositan sus huevos (Fernández y Flores, 1995).

La entomología médica cuantitativa en los años 60 define el


modelo de capacidad vectorial, para disponer de un modelo práctico de alto valor
predictivo que explicara la transmisión de la malaria. Capacidad vectorial es el
efecto combinado de los factores fisiológicos y ecológicos del vector, del huésped
y del parásito o agente infeccioso y del ambiente que determina la habilidad del
mosquito para transmitir la infección (Secretaría de Salud, 1993). La fórmula y los
componentes matemáticos consideran el número de picaduras por hombre por
día, la frecuencia promedio de picaduras por mosquito, la duración del ciclo
gonotrófico, el índice de sangre humana, la probabilidad de sobrevivencia diaria,
la duración del período extrínseco de incubación, la probabilidad de vida infectiva
y las inoculaciones diarias. El modelo con modificaciones se ha extrapolado a
otras enfermedades transmitidas por vector, el cual ha sido criticado por contener
muchos sesgos que produce cada variable, los datos estimados no deben
considerarse verdaderos, además debe incluir el componente de competencia
vectorial que es la capacidad genética del vector para infectarse con el patógeno
y ser capaz de transmitirlo, considera diferente susceptibilidad por ejemplar y
población de mosquitos a infectarse con el virus (Fernández y Flores, 1995).

Para que ocurra la transmisión, el huésped vertebrado


necesita desarrollar una viremia que permita la infección del vector artrópodo.
Después de ingerir sangre infectada con virus, los títulos del virus en el artrópodo
disminuyen, esta fase de eclipse dura de uno a cuatro días dependiendo de la
dosis ingerida, de la especie de mosquito y la temperatura ambiente. La fase de
eclipse posiblemente ocurre al recubrirse el virus durante la infección de las
células epiteliales del mesenterón, por inactivación debida a las enzimas
digestivas, por la oclusión de la membrana peritrófica, por carencia de receptores
en las microvellosidades de la membrana o porque el virus es excretado.
Posterior a esta fase viene una rápida replicación viral con efectos patológicos
tolerantes. Ocurrida la multiplicación en las células epiteliales mesenterales y la
introducción del virus en el hemocele, pasa el umbral de la infección y la barrera
30
mesenteral. La diseminación del virus en la hemolinfa amplificada o no, en otros
tejidos facilita la infección y multiplicación del virus en las células del acino y
cuello lateral de las glándulas salivales (Secretaría de Salud, 1993).

La biología del mosquito es determinante en la capacidad y


competencia vectorial, entre los factores intrínsecos que influyen en la infección,
multiplicación, diseminación y transmisión de los arbovirus, sobresalen los
factores genéticos que permiten la susceptibilidad y habilidad de cada especie de
mosquito a infectarse y transmitir. Las poblaciones de mosquitos y virus son
genéticamente cambiantes, la susceptibilidad a infección oral y parenteral es
diferente entre cepas de mosquitos de áreas geográficas distintas, las cepas
africanas de A. aegypti son más resistentes a la infección oral, también hay
diferentes mutantes con cambios en su morfología, hábitos alimenticios y de
reproducción, biología y resistencia a insecticidas. Por otro lado hay evidencias
de que cada cepa viral presenta diferente potencial para infectar o transmitirse
por diversas especies de mosquitos (Secretaría de Salud, 1993).

La temperatura ambiental afecta la replicación viral y el


Período de Incubación Extrínseco (PIE). Estudios con el virus de encefalitis
equina del este con especies de Ae. aegypti y Ae. triseriatus a 27ºC durante el
PIE, demostraron que el 11% de los primeros y el 12% de los segundos
transmitían el virus a tres días de la infección, con 50% de tasa de transmisión a
los 17 días para Ae. triseriatus y a los nueve para Ae. aegypti. La temperatura
también puede influir en el desarrollo de los estadios larvales, ejerciendo
influencia tardía en la capacidad de infectarse y transmitir los virus (Secretaria de
Salud, 1993).

La nutrición en los estadios larvarios afecta la competencia y


eficacia vectorial, hembras desnutridas durante los estadios larvales son mejores
transmisoras de virus de encefalitis de California que las desarrolladas en un
ambiente rico en nutrientes. Efectos patológicos de la infección han sido
demostrados en el comportamiento, supervivencia y capacidad vectorial:
disminución en fecundidad, aumenta la duración del desarrollo de huevo a pupa,
y reducción de la capacidad de Ae. aegypti para transmitir el virus de fiebre
amarilla si fue previamente infectado con el virus del dengue (Secretaría de
Salud, 1993).

La tendencia de Ae. aegypti a alimentarse parcial y múltiples


veces demostró en Puerto Rico, que el 50% de las hembras ingieren más de una
vez sangre por ciclo gonotrófico. Con cebo humano, el promedio de picadura por
hombre / día es de 10 en la mayoría de los países endémicos. La antropofagia,
resultó mayor al 90% en mosquitos capturados intra y peridomiciliariamente en un
estudio realizado en Tailandia. En cuanto al biorritmo de picadura en Trinidad se
demostró que el 92.2% de las hembras pican durante el día, con dos picos de
31
máxima actividad que son poco después del amanecer y antes de la puesta del
sol, de acuerdo a una sincronía con el patrón de conducta humana (Fernández y
Flores, 1995). La experiencia en esta última actividad del personal de la Dirección
de Prevención y Control de Enfermedades Transmitidas por Vectores de la
Secretaría de Salud, que efectúa captura nocturna con cebo humano en el
peridomicilio, como una actividad de rutina en la vigilancia entomológica del
paludismo, es común el reporte de actividad hematófaga nocturna de Ae. aegypti
en las áreas rurales y marginales, y durante la exploración entomológica diurna
del Programa de Prevención y Control del Dengue se ha llegado a detectar una
marcada voracidad principalmente en locales donde abundan las llantas tiradas
que están cubiertas por hierbas.

5. Riesgo de dispersión de otro posible vector

El mosquito Aedes albopictus es considerado un vector


secundario a pesar de ser más susceptible a la infección vía oral por los cuatro
serotipos del dengue y de estar mejor dotado para la transmisión transovárica o
hereditaria y transestadial del virus, lo que lo convierte también en reservorio
importante de la enfermedad (Hunter et al, 1973), es el responsable de los
principales brotes de dengue ocurridos en Asia, con antecedentes de transmisión
en Hawaii también (Pratt & Moore, 1993). En Filipinas, en 1926 se le implicó por
primera vez como transmisor del dengue. Se había documentado en el
Continente Americano (y en el ámbito mundial) la capacidad de infectarse y de
transmitir transovárica y transestadialmente en forma natural el virus del dengue,
en un brote ocurrido en el segundo semestre de 1995 en la Ciudad de Reynosa,
Tamaulipas, México. Este hallazgo era el primero y único antecedente hasta la
fecha de transmisión en forma natural al procesar machos y hembras silvestres
colectados en el sitio del brote, encontrándose algunos de ellos supuestamente
infectados con los serotipos DEN-2 y DEN-3 (Ibañez-Bernal et al, 1997). Este
hallazgo ha sido tomado con muchas reservas por especialistas debido a que no
hubo aislamiento del virus.

A más de diez años de que se tiene conocimiento de su


establecimiento en el Continente, se sigue incrementando su dispersión,
encontrándose infestados 25 estados de la Unión Americana, 14 de Brasil,
República Dominicana, Bolivia, Guatemala, Cuba, Santo Domingo (OPS/CE
118/16, 1996; Control de Plagas, 2000; Zagas et al, 2001; Pérez y cols., 2001).
En la frontera norte de México se detectó un foco de larvas en septiembre de
1988 y a partir de 1990 ya su establecimiento (Secretaría de Salud, 1995) en los
estados de Tamaulipas, Coahuila, posteriormente Nuevo León, norte de Veracruz
y más reciente en 2002 en el municipio de Tapachula y colindantes en el sudeste
de Chiapas frontera con Guatemala.
32
Esta creciente dispersión también preocupa a las
autoridades sanitarias de Europa, por primera vez se encontró en Albania en
1979 y en Italia en 1990, identificado actualmente en 19 provincias, la
introducción ha sido en forma similar, en llantas usadas importadas. En el
continente americano existe la posibilidad de que infeste las zonas enzoóticas de
fiebre amarilla a mediano plazo, ya que esta especie se reproduce en ambientes
selváticos en receptáculos naturales y en una amplia variedad de criaderos
artificiales próximos o dentro del ámbito humano aumentando el riesgo de
transmisión urbana, terreno que Ae. aegypti ha venido poblando (OPS/CE
118/16, 1996; Control de Plagas, 2000 y 2001).

Descubierto su establecimiento en el Condado de Harris,


Texas, en agosto de 1985, aunque existen antecedentes de colecta en Memphis,
Tenessee en 1983, se ha dispersado en 678 condados de 25 estados de la Unión
Americana. Se cree que se introdujo en embarques de llantas usadas
procedentes del Norte de Asia, donde está ampliamente distribuido. El patrón
inicial de dispersión muestra estrecha relación con la red del sistema interestatal
de carreteras y posteriormente con el movimiento comercial de llantas usadas.
Por lo cual en 1988 el U. S. Public Health Service dispuso que las llantas usadas
procedentes de áreas infestadas por este vector y que llegaran a los puertos
debieran estar secas, limpias y fumigadas. Esta especie se encuentra
ampliamente distribuida en el Sudeste de los Estados Unidos, en menor
proporción en el Norte, y muy poco hacía el Oeste, esto posiblemente se debe a
que las condiciones ambientales en particular el clima seco le son poco
favorables para su establecimiento, aunque también se debe considerar que la
vigilancia entomológica que se ha efectuado ha sido en forma pasiva, escasa o
nula en muchos condados, como lo indica el abrupto descubrimiento de un gran
número de condados infestados en los estados de Carolina del Sur y Kentucky en
relativamente poco tiempo (Moore & Mitchell, 1997).

Estudios de competencia vectorial involucran al mosquito


Ae. albopictus con 23 arbovirus de los grupos Bunyanvirus, Flavivirus y Alfavirus.
De los cuales cuatro han sido aislados en los Estados Unidos y son los virus
Potosí, KEY, Valle Coche y de encefalitis equina del este, este último aislado de
mosquitos silvestres asociados a un caso humano que se infectó por accidente,
sin reportarse ningún caso más, y otro caso con el virus del Valle del Cache en un
cazador. No se considera que esté implicada esta especie a pesar de que se le
ha aislado el virus, porque existen otras especies vectores como posibles
responsables (Moore & Mitchell, 1997).

En el otoño del año 2000, se le identificó como portador del


Virus del Oeste del Nilo (WNV), el tiempo dirá cuál será su papel en la
propagación de este virus (Despommier, 2001)
33
Este vector ha demostrado tener la capacidad de transmitir
el virus de la fiebre amarilla en pruebas de laboratorio, y por sus hábitos parece
estar dotado potencialmente para participar en los ciclos selvático y urbano de la
transmisión en el Continente, a pesar de que no existe ningún antecedente al
respecto (Benenson, 1992; Control de Plagas; 2000).

B. Su momento histórico

1. Historia

Monos y mosquitos aparecen deificados en la mitología


maya, su relación con la fiebre amarilla, si no se revela con máxima claridad, les
reconoce poseer los agentes de ese mortal padecimiento. Gracias al Popol Vuh,
se conoce la antigüedad de la fiebre amarilla en el Continente Americano donde
se originó, así como su etiología descrita en narraciones de epidemias
devastadoras que despoblaron súbitamente ciudades mayas, causó migraciones.
En la leyenda “Maestro Mago y Brujito”, los mayas desplazan a los monos que
quedan prisioneros en los árboles, y éstos al descender hacia Xilbalba que es el
inframundo o la mansión de la muerte, envían al mosquito ordenándole "Pica a
cada uno de ellos. Muerde primero al que esté sentado y después acaba por
picarlos a todos. Tu alimento será chupar en los caminos la sangre humana”.
"Muy bien respondió el mosquito", los pasajes y personajes parecen estar
estrechamente ligados con la descripción de este padecimiento (Novo, 1964).

Otros documentos indígenas proporcionan datos elocuentes,


"Xekik" significa en maya-quiché vómito de sangre en los Chilam Balames de
Chumayel, de Tizimin y de Kaua que permiten determinar la cronología de la
aparición y recurrencias de esa epidemia, la primera fecha de "xekik"
corresponde a una época entre 1480 y 1485. Hay la referencia profética que sitúa
de 1342 a 1362 una epidemia que resulta la primera registrada en América, que
consistió en "muertes súbitas, arrebatadas, sin motivo y vómitos de sangre"
(Novo, 1964). Las edificaciones mayas muestran a un pueblo que alcanzó un
elevado grado de desarrollo, los grandes centros ceremoniales dejaron casi
bruscamente de registrar inscripciones a finales del siglo IX, posiblemente
sucumbió por las penalidades y vicisitudes que sufrieron por la fiebre amarilla
antes de la llegada de los españoles, en los jeroglíficos está descrita una
enfermedad mortal que atacaba bruscamente al hombre (Adame, 2000; Crispín,
1995; Torres, 1966; Ruz, 2003).
34
La pluralidad de dioses de enfermedades revela que el
pueblo maya sufrió muchos padecimientos, Ixchel Citlolontun o Quitlalontun era la
diosa de la Luna, el parto, la procreación y la medicina. Xic y Patán se
consideraban dioses de la muerte repentina, sus víctimas morían vomitando
sangre, ya que estos oprimían la garganta y el pecho hasta que la sangre llegaba
a la boca y morían (Adame, 2000; Mediz, 1985).

De los padecimientos que asolaban la región, algunos


autores como Ashburn, consideran que la fiebre amarilla no ocurría, sino que fue
introducida al continente como consecuencia del intenso tráfico marítimo que
inicio con el descubrimiento de estas tierras. Mientras quizás lo que sucedía era
que los nativos ya habían desarrollado inmunidad de rebaño (Adame, 2000; Ruz,
2003), presentándose comúnmente como casos aislados o en pequeños brotes
que se limitaban en el ámbito doméstico de los que vivían en pequeños grupos, al
no haber un vector eficiente en las moradas, en donde para ir de un asentamiento
a otro les tomaba días o hasta semanas el traslado. A diferencia de los
emigrantes europeos que inmunológicamente eran susceptibles.

A fines del siglo XV, a raíz del descubrimiento del Nuevo


Mundo, Cristóbal Colón planteó en la isla Isabela la irrupción de los
conquistadores. Una fiebre maligna se opuso a su arraigo y les obligó a
abandonarla a poco de fundada, huyendo a Santo Domingo, sin darse cuenta
que el mosquito Ae. aegypti se encontraba albergado en sus embarcaciones,
usando los barriles con agua dulce como criaderos, fueron seguidos por la peste
amarilla que diezmó a los indígenas sobreviviendo un número limitado. En 1494
según Oviedo, "nació entre los españoles una peste y una gran corrupción
causada por la extraña humedad del país. Los hombres que sobrevivieron
quedaron afligidos de enfermedades incurables, y entre los que regresaron a
España con Cristóbal Colón, los había cuya cara se había vuelto de un color
amarillo de azafrán. No tardaron en morir de las enfermedades que habían
adquirido, y les daban el color del oro que habían ido a buscar a los países
alejados” (Novo, 1964).

Colón, en su segundo viaje al frente de 17 navíos con casi


1,500 hombres, entre los que se encontraban hidalgos y gente de palacio, venían
con el propósito de establecerse en la Española, antes de tres años la mayoría
sucumbió al hambre y a las enfermedades, el resto, una vez aclimatados, se
dieron a la tarea de colonizar las islas. Diego Velázquez gobernador de Cuba,
perteneció al grupo de hidalgos llegados con Colón en su segundo viaje en 1493,
fue de los sobrevivientes de la Isabela, primera ciudad Española fundada en
América que terminó en desastre total (Miralles, 2001).

35
El desarrollo de las Antillas topó con una limitante, faltaban
brazos, la llegada de los europeos resultó calamitosa para los nativos que vivían
en condiciones paupérrimas. Previamente las islas estaban poco pobladas, los
malos tratos y el trabajo excesivo y forzado impuesto, hizo declinar su número, lo
que realmente vino a rematarlos fueron las epidemias, ya que de un solo golpe
cayeron todos los gérmenes del Viejo Mundo, semejante a la peste negra
procedente de Asia que azotó a Europa en el siglo XIV (Miralles, 2001).

En las Antillas, en la Española los arawuacos disminuyeron


con rapidez a partir de 1509, muchos de ellos llegaron hasta suicidarse. A pareció
la viruela después de introducir esclavos africanos procedentes de Guinea, la
desaparición definitiva se produjo por la presencia de más brote de fiebre amarilla
y malaria. Según Novo, los esclavos llegaban propensos y contraían la fiebre
convirtiéndose en verdaderos reservorios que presentaban menor letalidad que
los indígenas y que los caucásicos, muchos de ellos con síntomas moderados
recuperándose en pocos días. Algunos autores argumentan que eran portadores
de los arbovirus y otros hasta que fueron quienes introdujeron a bordo de barcos
este agente etiológico al continente, llevando cada vez cantidades mayores de
esclavos incrementando su importación para remplazar en el trabajo a los
aborígenes (Adame, 2000; Oldstone, 2002).

En los primeros años del siglo XVI, los españoles son


diezmados por el mal en Santo Domingo, las Antillas, Puerto Rico, Colombia,
Jamaica y Panamá. Bernal Díaz lo registra "En aquel tiempo hubo pestilencia, de
que se nos murieron muchos soldados, y además de esto, todos los más
adolecimos y se nos hacían unas malas llagas en las piernas", los supervivientes
quedaron inmunizados, y con Hernán Cortés a la cabeza se inicia la conquista de
México (Novo, 1964).

En Veracruz y en todas las regiones tropicales del


Continente, el virus que afectaba a los monos, se producía con variaciones
anuales e infectaba al hombre al entrar a la selva a cortar madera para construir
sus campamentos, el mosquito Ae. aegypti lo transmitió a los moradores en los
poblados recién creados (Ortiz, 1984; Adame, 2000).

En las primeras travesías que se hicieron por el litoral


mexicano, inicialmente por la península con dirección hacia el Golfo, en varios
puntos se tocó tierra, en las crónicas se narra que se abastecían de agua
llenando toneles y vasijas que llevaban en las embarcaciones (Miralles, 2001). El
Doctor Bustamante describe que en los galeones españoles se introdujo el
mosquito Ae. aegypti al Continente.

36
En la víspera de la envestida definitiva que hiciera Cortés
contra Tenochtitlan, Diego de Velázquez aun con la esperanza de que Narváez
derrocara y apresara a Cortés, seguía enviando refuerzos. Un navío al mando de
un tal Camargo, con la encomienda de poblar Pánuco, fue desbaratado por los
indios, esta expedición al ver que no tenía nada mas que hacer allá, se dirigió a la
Villa Rica, “serían unos setenta hombres, y venían tan flacos y amarillentos que
por burla los llamaron los panciverdetes”, según dice Bernal, “porque traían los
colores de muertos y las barrigas muy hinchadas. Con la ambición de expandirse
y tener nuevas conquistas, el mismo Bernal recuerda que en una expedición por
Tuxtepec había tantos mosquitos, que de noche se subía a dormir en lo alto de
una pirámide, donde el viento lo libraba de ellos (Miralles, 2001).

Cristóbal de Olid, uno de los capitanes de Cortés, se rebeló


e incursionó en el Golfo de Honduras, Cortés al enterarse inmediatamente se
lanzó en una expedición para someterlo, en esta cruzaría por alguna de las
grandes poblaciones de la época del esplendor maya, todas deberían de
encontrarse en ruinas y abandonadas sólo con un pálido reflejo de la época
clásica, no menciona que en la región de Chiapas hubiese encontrado alguna,
mas al sur le provocó espanto ver una ciudad que sobrevivía, no dejó constancia
de su nombre ni de su ubicación, habla que le toco vivir “la mayor agua que
nunca se vido, y con la mayor pestilencia de mosquitos que se podía pensar”.
Bernal escribe “dejemos de decir de Cortés y de sus entradas que hacia desde
Puerto de Caballos, y de los muchos mosquitos que en ellas les picaban, así de
día como de noche, que, a lo que después le oía decir, tenia con ellos tan malas
noches, que estaba la cabeza sin sentido de no dormir”. El viaje había sido
penoso en extremo con algunas escaramuzas aisladas con los indios, los ríos
cobraron vidas, pero el grueso de las bajas las ocasionó el hambre y las
enfermedades. Refiere Cortés que bajando por un río “yo me quité la celada que
llevaba, y me recosté sobre la mano, porque iba con gran calentura”. Bernal
cuenta que el y el grupo de los que hacia parte, en caminata rumbo a Trujillo
vieron a cinco jinetes que paseaban por la playa, Cortés era uno de ellos, éste en
cuanto los reconoció fue hacia ellos y se apeó del caballo, estaba tan flaco que
daba lastima verlo “porque según supimos había estado apunto de muerte de
calenturas y tristeza que en sí tenía” (Miralles, 2001; Ruz, 2003).

Alonso de Ávila, que tuvo un papel relevante en la conquista,


se perdió de vista con una nave que llevaba a España un cuantioso tesoro y la
Tercera Relación al ser atacado por piratas, fue capturado y llevado a la fortaleza
de La Fochelle, estuvo confinado cerca de tres años. Su captor creyó que era un
gran señor, fue liberado después de la batalla de Pavía ocurrida en febrero de
1525, España al ajustar la paz con Francia, ambos países liberaron los
prisioneros que tenían. Como recompensa le fue encomendado Cuautitlán y se
desentendió de él, en su lugar junto con Montejo se fue a la conquista de
Yucatán. Montejo en Cuba fue un prospero hacendado, participó en la expedición
37
del Grijalva por su cuenta, se unió a Cortes casi hasta el último, fue procurador en
España, volvió a México con título ennoblecido. Ávila y Montejo llegaron a Santo
Domingo con dos grandes barcos, allí subieron caballos y más gente hasta sumar
380, el lugar donde desembarcaron en Yucatán fue inhóspito, fueron presa de
enfermedades y comenzó a morir la gente. Para contener a los descontentos,
Montejo hundió los navíos, y dio inicio a su conquista, esa campaña fueron
escaramuzas, los enemigos a vencer fueron la selva, el hambre y las
enfermedades. Fundaron una villa, le dieron el nombre de Salamanca, no
prosperó, pronto fue abandonada (Miralles, 2001).

Entre los mayas vuelve aparecer la fiebre amarilla en 1527,


afectó también a los españoles. En 1536, Fray Juan de Zumarraga confía al
Consejo de Indias su alarma ante el hecho de la migración española llegada a
Veracruz directa de la península Ibérica, sin la inmunización caribeña de los
predecesores, moría al mayoreo en dicho puerto o en el camino a la Ciudad de
México, y apunta que los meses de junio a noviembre son los peores, es decir el
verano con calor y humedad concentrados (Adame, 2000).

Hubo dos grandes pandemias en México en el siglo XVI, la


primera 1545-48 y la segunda 1575-76. En éstas se devastó terriblemente la
población nativa probablemente en poco mas del 90% en relación con los
habitantes que había en 1492, hay gran variedad de argumentos y
denominaciones médicas de identidades nosológicas como coadyuvantes a la
sobre explotación, desnutrición y hambruna. Entre estas están la gripe
hemorrágica, malaria, leptospirosis, sarampión, tifus, espiroquetosis
icterohemorrágica, hepatitis, viruela, disentería, tifoidea y fiebre amarilla. Se
atribuye a un cuadro complejo de infecciones que muy probable convergieron
simultáneamente, (Adame, 2000).

Probablemente en la primera mitad del siglo XVII, el cronista


de Indias Cieza de León narra “...como aquella costa es tan enferma y los
trabajos fuesen grandes, cada día se les iban muriendo españoles y otros se
hinchaban como odres. Tenían con los mosquitos su continuo tormento y algunos
se les llagaban las piernas.....Los enfermos vivían muriendo, los que estaban
sanos aborrecían la vida, deseaban la muerte por no verse como se veían... Los
mosquitos eran tantos que por huir de su importunidad se metían entre la arena
los hombres, enterrándose hasta los ojos” (Adame, 2000).

Durante la colonia, las esposas de los virreyes venían a la


Nueva España, en un viaje que iniciaba con tres meses de peligro en el océano
que las lleva a sitios lejanos e inhóspitos, desembarcando donde Cortés le llamó
“La Villa Rica de la Vera Cruz”, allí les esperaba un clima insalubre, con aire
húmedo cargado de arena “tierra muy calurosa y enferma donde reinan los
mosquitos” (Sefchovich, 2002).
38
Los primeros registros de epidemias de fiebre amarilla
ocurrieron en Campeche y Mérida en 1648 (Gómez-Dantés & Rodríguez, 1994;
Oldstone, 2002). Poco después se agrega Veracruz, Alvarado, Tlacotalpan y
Ciudad del Carmen, señalados como lugares malsanos (Torres, 1966). La
epidemia en dos años infectó a eclesiásticos y seculares, incluidos veinte frailes
franciscanos de Mérida, personas de cuenta, gobernador, cabildo eclesiástico,
provincial, guardianes y el rector de la compañía de Jesús entre otros. Dicha
epidemia se expandió a otros lares, primero a las Antillas, en la primavera de
1649 pasó a Cuba en navíos procedentes de Veracruz, después pasó a España
por Sanlúcar de Barrameda, mató a 20 mil personas en Málaga y 26 mil en
Murcia y Villalba. En 1693 ocurrieron sus primeras víctimas en lo que habría de
ser la Unión Americana, al mismo tiempo aparece en Caracas, Venezuela. Para
culminar el siglo XVII ocurre la primera exacerbación del vomito negro registrado
en Veracruz, el padre Alegre afirma que la fiebre amarilla es importada por
primera vez a Veracruz en 1699, en un buque inglés que traía un cargamento de
esclavos africanos (Adame, 2000).

También como consecuencia del comercio de naves


trasatlánticas la fiebre llegó a Brasil en 1686, donde al aprovisionarse un barco
francés que iba de huída, acarreó una fiebre que llamaron “Mal de Siam” o
“Marinero” (Adame, 2000). A Martinica en 1690, a Cádiz, España en 1730, poco
después a Marsella, Francia y al Puerto de Swnsea, Gales en 1878. Las victimas
de la fiebre amarrilla eran aisladas de otros pacientes y de la población en
general, el personal del Hospital Greenwich, en Inglaterra vistió a los pacientes
con chaquetas con parches amarillos para evitar el contagio, se les llamó “Yellow
Jackets” y a la bandera amarilla que se colocaba en el área en cuarentena se le
llamó “Yellow Jack” (Oldstone, 2002).

La fiebre amarilla también era conocida como “vómito


negro” o “prieto”, “peste occidental”, “peste amarrilla”, “enfermedad de Siam” y
yellow jack”. La denominación de fiebre amarilla posiblemente se aplicó a partir
de 1715 y viene del habla inglesa “yellow fever”. El General Romanet autor del
Voyage á la Martinique, al notar ictericia le nombraba fiévre jaune. En 1741
20,000 de 27,000 efectivos británicos mueren en un intento de expedición por
conquistar México. Se creía que las epidemias se debían a condiciones locales
causadas por el café podrido en los puertos y la basura en las calles, que
descomponían el aire, transmitiéndose así la enfermedad, también debido a
factores ambientales, fenómenos meteorológicos y cósmicos desfavorables,
como el calor excesivo o conjunción espacial de los cuerpos celestes, miasmas
o “aire malo” y defectos dietéticos. Los historiadores marcan el auge de este
padecimiento a finales del siglo XVIII y principios del XIX. Pasa a las Bermudas
en 1779, donde le llaman “la fiebre de los prisioneros”, al estallar brote en un
galeón de cautivos que contagió a la población. Vinculado con las epidemias
39
de la década de 1790, sobre todo la de Filadelfia de 1793, en la que Benjamin
Rush discípulo de Brown, era partidario de tratarlas con sangrías, combinada
con una purga fuerte, como panacea para tratar casi todo, aconsejaba que el
que pudiera abandonara la ciudad yéndose al campo donde el aire era puro.
Durante la epidemia Rush y sus alumnos atendieron una aluvión de pacientes,
dejaron el suelo de los patios cubiertos de sangre. Se hablaba del “miserable
estado de una victima sin pulso, con manos heladas y pegajosas y rostro de
color amarillo”, “gran postración, estado febril, piel de color amarillo, náuseas,
vómito negro y hemorragia nasal” (Crispín, 1995; Gooddard, 1996; Adame,
2000; Lindemann, 2001; Oldstone, 2002).

En América del Norte los brotes ocurren en ciudades


portuarias como Nueva York, Filadelfia y en otras de Europa. En Filadelfia hubo
una epidemia en 1793 donde en cuatro meses murieron alrededor de 4,044
personas, esto significaba más del 10% de los habitantes. Quizás como
consecuencia de la introducción de mosquitos en los barcos que trasportaban a
refugiados franceses que huían del brote de 1792-1799 en Santo Domingo, Haití
y las Indias Occidentales. Estos brotes fueron dramáticos, como en Santo
Domingo donde 1793, en tres meses pereció más del 44% de los soldados
británicos del 41° Regimiento de Infantería y el 23 de Guardias. Filadelfia en ese
entonces era la capital de la Unión Americana, George Washigton, John Adams y
Thomas Jefferson entre otros tuvieron que cerrar las oficinas del gobierno.
Arribaron flotas enteras de las que desembarcaron refugiados blancos y negros,
que hambrientos y enfermos pululaban, venían de las islas en donde había
estallado una revolución. Se hablaba de matanzas, carnicerías, destrucción de
plantaciones y de una fiebre mortal que azotaba las islas y producía agonías a
bordo de los navíos. Durante ese verano en la costa del Atlántico Norte cayeron
lluvias torrenciales, favoreciendo la reproducción desmedida de mosquitos
vectores, sin sobrevivir al frío.

Haití, colonizado por franceses, explotado por mano de obra


africana, en 1801 se rebela encabezados por el líder negro Toussaint Louverture,
hizo que Napoleón una expedición militar al mando de su cuñado el general
LeClerc, a pocos meses de llegar a Santo Domingo la fiebre amarilla hizo perecer
a más de 27,000 soldados veteranos incluyendo a LeClerc, quedaron unos
cuantos sobrevivientes. Haití obtuvo su independencia y los territorios de Luisiano
fueron vendidos a los Estados Unidos de América.

Un año antes Filadelfia había presentado una epidemia de


fiebre amarilla en la que hubo alrededor de 100 defunciones, al año siguiente
perecía miles. T. Jefferson le escribió James Madison en Virginia sobre la fiebre,
comentaba que uno de cada tres enfermos fallecía (Oldstone, 2002).

40
Junio - agosto de 1794 se relata como una época
desgraciada para la Marina Española en el puerto de la Habana, por una fiebre
mortífera llamada “vómito negro”, que llevó rápidamente al sepulcro a la mayoría
de la tripulación y oficiales de la escuadra al mando del General Don Joseph
Varela. A partir de ese mismo año Veracruz tuvo gran importancia por la
transmisión de la fiebre amarilla urbana. De 1825 a 1830 hay gran aumento de
casos en la península de Yucatán. Por otro lado, en México, la fiebre amarilla
permaneció endémica en la costa del Golfo, sólo el paludismo y el cólera de 1833
y de 1850 se les compara como causa de mortandad (Crispín, 1995; Torres,
1966).

En 1826 en Tuxpan se describe por primera vez una


epidemia que causó grandes estragos. La toma de la presidencia de Gómez
Farías en 1833 se acompaña de hechos anormales, interpretados como
presagios funestos, hubo un intenso temblor de tierra, en el cielo apareció una
espectacular aura boreal y el litoral del golfo es azotado por una epidemia de
fiebre amarilla y cólera. Entre 1839 y 1842 se registran intensos brotes atribuidos
a movilización de tropas, los más importantes ocurrieron en Tampico en 1843,
1847 y 1848, hubo muchas defunciones por esta causa entre los soldados
mexicanos y norteamericanos. En la invasión Norteamericana, movilizaron 90 mil
hombres, de los que murieron en México 12,500, de estos cayeron en combate
1,500 y 11,000 perecieron por efecto de diarreas, paludismo y fiebre amarilla. No
hay datos confiables acerca de las bajas mexicanas por estas causas. Para 1858
la fiebre amarilla se extendió desde Tamaulipas hasta Yucatán (Torres, 1966;
Ayala, 1992).

En 1859 había 4,000 efectivos acantonados en San Juan de


Ulúa, eran de la guarnición jarocha juristas, contrarios a los conservadores de
Miramón, a quien le faltó artillería para atacar una plaza tan fuerte y carecía de
una escuadra naval, lo único que logro fue lanzar algunos inefectivos cañonazos
contra las murallas. Tan escasos fueron los daños que el 21 de marzo,
cumpleaños de Juárez lo agasajaron con un banquete a la vista del enemigo.
Después de este acontecimiento, terminó el invierno, volvió el calor, los
mosquitos, las alimañas y las fiebres al Puerto. Para mediados de noviembre de
ese mismo año, Miramón y los conservadores derrotaron varios frentes liberales
en todo el Bajío, Jalisco, Colima, Oaxaca, Zacatecas y Tepic. Después de
aniquilar al principal ejército liberal, quería aprovechar el fresco del invierno,
cuando el clima es menos agobiante para los soldados del altiplano y han
disminuido las plagas, el paludismo y las fiebres, para emprender en enero el
gran ataque contra Veracruz (Ayala, 2003).

Por otro lado continuaba la propagación de la fiebre amarilla,


causaba devastación y temor a lo largo del Misisipi hasta Memphis, Tennessee.
Hubo una gran epidemia en Nueva Orleáns en 1853 con 9,000 defunciones, En
41
Memphis mató a 75 personas en 1875, a 250 en 1867 y 2,000 en 1873. Poco
antes de la guerra de Secesión en 1861, Memphis era poblado por 22,000
habitantes, llego a 48,000 en 1878. En pocos meses esta ciudad en crecimiento
se redujo en más de la mitad por la devastación y las muertes causadas por la
fiebre amarilla, al menos 200 personas fallecían cada día al inicio de septiembre,
once semanas después del primer caso había otros 17,000 casos, 5,000 de
estos fallecieron. Ese mismo año los mosquitos eran una molestia continua, a
finales de julio hubo un brote en Nueva Orleáns. La fiebre amarilla seguía siendo
tan misteriosa como lo fueron las pestes de la Edad Media (Oldstone, 2002).

En el año de 1862, en la Isla de Ciudad del Carmen muchos


marinos franceses del cañonero La Granade, pagaron con su vida el hecho de
haber desembarcado en un sitio endémico a la fiebre amarilla (Crispín, 1995). El
11 de marzo de 1867 embarcaron en Veracruz los últimos expedicionarios,
sumaban 32 mil los que dejaban a ocho mil compatriotas muertos en combate o
víctimas de enfermedades, en otras fuentes más confiables ascendían el número
de bajas francesas a veinte mil (Ayala, 2003).

Antes de existir el sistema ferroviario de México, la gente y


las mercancías eran transportados por una amplia red de caminos y senderos
que tomaba mucho tiempo su desplazamiento, por lo que muchas enfermedades
se mantenían cautivas, endémicas y características de algunas regiones, como lo
fue la fiebre amarilla en Veracruz y Mérida. El perímetro de contagio no iba más
allá de los alrededores del Puerto de Veracruz, Tuxpan, Tampico o Mérida.
Tabasco padeció una grave epidemia en 1877. En 1880 se conocieron los
primeros casos en la costa del Pacifico, se identifico la enfermedad en Acapulco y
Mazatlán. En 1883 con la llegada del vapor “San Juan”, procedente de Panamá,
en Mazatlán surge una grave epidemia que causó alrededor de ocho mil
defunciones (Crispín, 1995; Torres, 1966).

En las dos últimas décadas del siglo XIX, este panorama


epidemiológico cambió, como consecuencia del capitalismo porfiriano, de 1876 a
1880 y de 1884 a 1910, se abren nuevas rutas comerciales que llegaron hasta
regiones que eran inaccesibles y salvajes. Esto dio lugar a que los hombres y las
enfermedades pudieran llegar rápidamente a muchas regiones del país.
Inicialmente la fiebre amarilla siguió la ruta de los ferrocarriles, en la epidemia de
1898, Tampico fue invadido rápidamente, después Ciudad Victoria,
propagándose hasta Monterrey. Existía extensa relación comercial entre
Monterrey y Tampico con intenso movimiento, resultaron afectadas ciudades
intermedias como Altamira, Tamaulipas, y San Luis Potosí, S.L.P. El ferrocarril
llegó a transportar portadores en período de incubación (Crispín, 1995) y
posiblemente mercancías que contenían huevecillos de Ae. aegypti, o estadios
inmaduros e incluso adultos, llegando a ser tan nocivos o más en los sitios
introducidos que de los que procedían.
42
El ferrocarril impulsó la migración interna, trasladando
grandes contingentes de personas desde sus pueblos, rancherías y ciudades de
residencia a los centros de producción, trayendo consigo la fiebre amarilla. Las
haciendas contrataban año con año a miles de trabajadores que al llegar
reactivaban y propagaban con rapidez la fiebre amarilla. Otros factores que
contribuyeron de manera importante fueron las condiciones insalubres de
alojamiento de los trabajadores en habitaciones colectivas, de materiales
discontinuos y con pisos de tierra. El contagio generalmente ocurría en las
habitaciones, dado por el gran hacinamiento que los obligaba a compartir hasta el
mismo lecho, en donde la enfermedad y muerte rondaban las galeras dormitorios
de las haciendas. En Yucatán durante la explotación del henequén, en donde a
principios del siglo pasado había 8 mil yaquis, 3 mil coreanos y alrededor de 125
mil mayas, todos en condiciones de esclavitud. Los yaquis llegaban a razón de
500 por mes, muriendo dos tercios de ellos en su primer año de residencia. El
comercio y la enfermedad iban de la mano, el contagio estaba enlazado con la
fluctuación comercial. De la misma forma ocurría en el Caribe, donde disminuía la
fiebre amarilla cada vez que decaía la industria azucarera. Campeche y Tabasco
que eran áreas endémicas en los tiempos de prosperidad comercial,
disminuyeron su problema al iniciarse la decadencia comercial (Crispín, 1995).

El Consejo Superior de Salubridad consideró a la fiebre


amarilla el enemigo número uno de la riqueza particular, constituía un obstáculo
para el proyecto económico del gobierno de Porfirio Díaz, ya que el reclutamiento
de trabajadores era difícil, pocos querían trabajar en regiones “apestadas”. En
Tampico, en junio de 1904, al saber de los estragos que causaba la enfermedad
en Veracruz, el Consejo dispuso que todos los buques que arribaran procedentes
de cualquier puerto del Golfo o de otros sospechosos del extranjero, fueran
fondeados y fumigados con azufre, lo que era verificado por el delegado del
Consejo del puerto. Marineros procedentes de Noruega fueron diezmados, se
halló su barco a la deriva en el Golfo encontrándose los siete cadáveres de su
tripulación, de la misma forma el barco Calipso, de matrícula holandesa, en él se
encontraron 18 cadáveres. El paquebote La Martinique, perdió en alta mar a su
Segundo y a dos mecánicos (Crispín, 1995).

La red de ferrocarriles y las vías de navegación a lo largo de


las costas, hacían que una persona infectada pudiera viajar de Mérida a
Veracruz, de Tampico a Monterrey, de Valle Nacional a Veracruz o de la costa
del Atlántico a la del Pacífico (Crispín, 1995). En algunos textos de geografía
europeos, se le designaba como las “puertas del infierno” a algunas ciudades y
puertos del Golfo de México (Torres, 1966).

43
El concepto de que un mosquito causara fiebre amarilla
había sido ya sugerido, pero nadie lo había demostrado. En 1807 John Crawford
de Baltimore, publicó un ensayo donde afirmaba que los mosquitos eran
culpables de la malaria, fiebre amarilla y otras enfermedades, en 1848 Joshua
Nott, en Mobile, Alabama, reiteró este concepto. En abril de 1856, el Dr. Manuel
Beauperthuy crea su teoría sobre la transmisión del virus de la Fiebre Amarilla
por mosquitos, que expuso en la Academia de Ciencias de la Habana, la idea era
que el mosquito chupaba sustancias nocivas de materias en descomposición,
que posteriormente inoculaba al hombre, entre los que había individuos
propensos a la enfermedad, desgraciadamente en su época esta teoría fue
rechazada, principalmente por el Dr. Heinemann, quien argumentaba que “las
personas recién nacidas llegadas a Veracruz sufren de un modo espantoso de
los mosquitos, sufrimiento que con el tiempo va disminuyendo, pero no existe una
relación entre este hecho y la fiebre amarilla” (Crispín, 1995; Lindemann, 2001;
Oldstone, 2002).

El 18 de febrero de 1881 el Dr. Carlos J. Finlay en la


Conferencia Sanitaria Internacional, celebrada en Washington, emite la hipótesis
de que la transmisión del agente patógeno de la Fiebre Amarilla es por la
intervención “de un agente cuya existencia sea completamente independiente de
la enfermedad y del enfermo”, no especificó cuál era ese agente, ni nombró al
mosquito Ae. aegypti (Nelson, 1986). En el informe Plymouth, Finlay halla la
teoría del nido, plantea que los gérmenes procedentes del enfermo sufren una
transformación en la atmósfera que les sirve de vehículo. Para explicar la forma
de propagación del padecimiento se basó en la Teoría de Manson, en 1878
describió que la transmisión de las filarias, ocurre cuando el mosquito infectado
muere en el agua dejando libres las filarias que el hombre ingiere al beber de esta
agua contaminada. Pero Finlay demuestra que la fiebre amarilla no utiliza el agua
como medio, sino al mosquito después de haberse alimentado con sangre
virulenta al picar a un individuo en estado de receptividad. Finlay también
relaciona los aspectos ambientales de la transmisión, la biología de los mosquitos
y en general la epidemiología de este padecimiento. La primera hipótesis basada
en documentos históricos planteada a partir de 1884, fue cuando el Dr. Finlay
expuso en sesión de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La
Habana, el estudio “Apuntes para la historia primitiva de la fiebre amarilla”, en
donde fueron utilizadas crónicas de los primeros colonizadores españoles,
quienes presenciaron la gran mortandad causada por una enfermedad que tenía
la característica de causar vómito negro. Para el Dr. Finlay, la fiebre amarilla era
originaria de las tierras que lindan con el Golfo de México. Compartió esta misma
teoría en 1942 el Dr. Miguel E. Bustamante, quien publicó que la enfermedad
tiene sus orígenes prehispánicos ubicados en la península de Yucatán, Chiapas y
Guatemala (Crispín, 1995; Oldstone, 2002).

44
Para la construcción del Canal de Panamá, la Compagnie
Universelle du Canal Interoceanique recabó fondos, la mayor aventura
financiera jamás intentada. A comienzos de 1881, cerca de 200 ingenieros
franceses y otros europeos y unos 800 trabajadores empezaron a construir
amarras, barracas, hospitales y caminos. Sin conocer las causas de la fiebre
amarilla y la biología de los mosquitos, llevaron enormes recipientes con agua,
dejados en el campo, al lado de las barracas y de las camas de hospital para
evitar las hormigas. A finales de 1881 trabajaban más de 2,000 hombres en la
excavación de la gran zanja. Para el año siguiente se informó de casi 400
muertes, para el próximo año de otras 1,300 debidas a fiebre amarilla y malaria.
Casi 200 trabajadores morían cada mes. Los informes de mortalidad fueron
acallados para asegurar fondos para la construcción, pero empezaron a llegar
noticias de defunciones de franceses. En París no era mas secreto la terrible
muerte de ingenieros, médicos, monjas y trabajadores. El índice de contagio
calculado es de un tercio de la fuerza de trabajo, que en algún momento contrajo
fiebre amarilla, por lo tanto en 1888 con mas de 19,000 hombres, probablemente
7,000 enfermaron. Debido a las noticias la Compañía no pudo reunir nuevos
capitales y fue disuelta en febrero de 1889 (Oldstone, 2002).

Los Estados Unidos de América al enfrentar al imperio


colonial español por la posesión de Cuba, trae como consecuencia miles de
bajas, debidas no sólo al conflicto bélico, sino también por la fiebre amarilla que
afectó a las tropas españolas recién desembarcadas. El 25 de junio de 1890
durante una epidemia de Fiebre Amarilla en la Habana, la Comisión de la Fiebre
Amarilla del Ejército de los Estados Unidos, encabezada por el comandante
Walter Reed, y los Doctores James Carroll, Jesse W. Lazear y A. Agramonte
comprueban de manera concluyente el papel transmisor del mosquito Ae.
aegypti, ya que Lazear enferma y pierde la vida después de dejarse picar por un
ejemplar (Martínez, 1987). La Comisión comprueba en 1902 que la fiebre amarilla
es causada por un virus filtrable, que se transmite por la picadura de Ae. aegypti,
doce días después de haber chupado sangre de un enfermo en los primeros tres
días de manifestar la sintomatología. Henry Carter, médico del Servicio de Salud
Pública, efectuó estudios epidemiológicos en dos poblados del Misisipi en 1898,
observó que los casos secundarios ocurrían de 15 a 23 días después del caso
índice, identificando que los mosquitos necesitaban cerca de 12 días para
volverse infectantes. En 1901 la Comisión desde la Habana decidió lanzar una
campaña para eliminar la fiebre amarilla, con la aplicación de aceite como medida
contra las formas acuáticas del mosquito, esta campaña fue un triunfo al no
registrarse más casos (Secretaría de Salud, 1993; Crispín, 1995; Oldstone,
2002). Esta práctica, no era nueva, ya que por muchos años fue el método
principal usado para tratar los sitios de crianza (Christophers, 1960).

45
Libre Cuba de la fiebre amarilla se procede a liberar a
Panamá para construir el Canal. William. C. Gorgas, jefe de sanidad de la
Habana, en el decenio de 1900 en la Habana y Panamá, demostró la viabilidad
de erradicar la fiebre amarilla si se reducía la población de mosquitos Ae. aegypti
redujo el número de casos de 1,400 en el año de 1900 a cero dos años después.
El gobierno de T. Roosevelt presidente de los Estados Unidos de América retoma
el reto de conectar los océanos Atlántico y Pacífico (Nelson, 1986; Oldstone,
2002).

En el Puerto de Veracruz con fama de ser aterradoramente


insalubre, se inicia el 1° de septiembre de 1903 una campaña contra el mosquito
en su fase acuática, en ese año hubo en el estado 1,075 casos y 375
defunciones, el total en el país fueron 3,848 casos y 1,583 defunciones, la
campaña la dirigió el Dr. Eduardo Liciaga, Secretario del Consejo Superior de
Salubridad, para 1910 no se reportó ningún enfermo, entre 1910 y 1920 declinó
definitivamente esta enfermedad (Torres, 1966; Del Río, 1995).

En 1902 Grabham había estudiado la etiología del Dengue,


hasta entonces desconocida, sus resultados fueron confirmados por Ashburn y
Craig en 1907, con aportaciones de Lutz, Mitchell en 1907 da a conocer el ciclo
de vida del transmisor identificado como el primer vector de una enfermedad viral
(Martínez, 1987).

Balfour en 1914 demuestra en la Isla de Trinidad que los


monos tienen un papel importante en la transmisión de la fiebre amarilla selvática.
En las epizootias ocurridas en México, las especies de primates susceptibles
fueron Alouatta villosa mexicana, Ateles geoffrogi vellerosus y Potos flavus
dugessi, que son el mono aullador, el mono araña y el mico de noche
respectivamente. Posiblemente se involucraron otras especies de la fauna
silvestre tales como el tlacuache Didelphys marsupialis, y los vectores fueron los
mosquitos Haemagogus equinus, H. anastationis, H. mesodentatus, Psorophora
ferox y Sabethes chloropterus (Ortíz, 1984).

De nueva cuenta una enorme epidemia ocurrió en el país


en 1921, se dominó y erradicó en 1923 por la Comisión Especial para la
Campaña contra la Fiebre Amarilla, operaba con colaboración técnica y
económica de la Oficina de Higiene Internacional de la Fundación Rockefeller,
se creo por decreto del Presidente Obregón el 19 de enero de 1921, las
técnicas consistían en medidas antilarvarias iniciadas en Veracruz,
extendiéndose a todos los puertos del Golfo y del Caribe, el último caso se
registra en Pánuco, se da de alta el 7 de febrero de 1923, procedía de Cacalilo,
Veracruz (Torres, 1966).

46
En 1928, A. Stokes, J. Bauer y N. Paul Hudson descubren
que los monos rhesus Macaca mulata, eran susceptibles al virus, y crean el
primer modelo animal de la enfermedad. Aislaron las primeras cepas del virus de
la fiebre amarilla. Stokes, Hideyo Noguchi y William Young murieron de fiebre
amarilla (Secretaría de Salud, 1993; Oldstone, 2002). En 1930, Mayer logra aislar
el agente infeccioso de la encefalitis en el caballo; tres años después Kelser logra
la transmisión del virus de la encefalitis equina al inocular a un caballo por medio
de la picadura de Ae. aegypti (Martínez, 1987).

En 1932, Soper demostró que la transmisión de la fiebre


amarilla no se limita al ciclo hombre - Ae. aegypti - hombre; la selva Amazónica
es considerada el foco natural más grande de la enfermedad. En 1937 el
sudafricano Theiler logra el desarrollo de cepas atenuadas del virus creando la
vacuna 17D, recibió el premio Nobel en 1951. Albert Sabin inició la atenuación de
las tres cepas del virus de la poliomielitis, en 1956 preparó una vacuna e hizo
contribuciones importantes a la virología, sobre el virus del dengue y del herpes B
en estudios anteriores al del virus de la poliomielitis (Secretaría de Salud, 1993;
Oldstone, 2002).

En 1947, después de años sin fiebre amarilla fuera de


América del Sur, se diagnostican casos en la Ciudad de Panamá, en México se
inicia un programa extenso e intenso de vacunación con virus 17D y de reducción
de criaderos de mosquitos Ae. aegypti. Los insecticidas organoclorados
modificaron los métodos de lucha, creándose el tratamiento perifocal, dirigido
también a interrumpir el ciclo de vida del mosquito en su fase acuática, el
resultado fue reducir temporalmente los coeficientes de infestación durante 1949-
1950, 1954 –1955 (Torres, 1966). Diez años después del diagnóstico inicial, se
confirma la epizootía vía telegrama enviado el 7 de enero de 1957 por el Jefe de
los Servicios Coordinados del Estado de Chiapas. Las primeras evidencias y la
trayectoria las aportó el mono Saraguato que estaba distribuido ampliamente por
toda la selva, al desarrollar formas fatales.

La última epidemia ocurrió en el Sudeste del país; los


primeros brotes se dieron en áreas en donde no se había aplicado la vacuna y no
se habían rociado las viviendas. El primero ocurrió entre julio y septiembre de
1958, fue el “Brote Palomares” ubicado en los límites de Oaxaca y Veracruz,
hubo 17 casos hospitalizados con 9 (52.9%) defunciones y sin hospitalizar 23
casos con 7 (30.4%) defunciones, en suma el brote fue de 40 casos y 16 (40%)
defunciones. El “Brote de Malpaso”, Chiapas, ocurrió de agosto a septiembre de
1958 con 24 casos y 4 (16.7%) defunciones. Hubo otros casos aislados en
Campeche, Tabasco y otros municipios de Chiapas. La epidemia fue dominada
con éxito, de haber llegado el virus a comunidades infestadas con Ae. aegypti, y
de convertirse en fiebre amarilla urbana hubiera sido una gran catástrofe

47
biológica, social y económica, con graves peligros de muerte y desolación
principalmente en las comunidades grandes (Ortiz, 1984).

2. Erradicación

A principios del siglo pasado, el mosquito Ae. aegypti se


encontraba prácticamente en todo el Continente, desde el sur de los Estados
Unidos de América hasta Buenos Aires, Argentina (Nelson, 1986). A partir de
1918 se emprenden actividades de control efectivas en Colombia, Ecuador, Perú
y Venezuela. En los años 1920's se hicieron avances para el control de este
vector, principalmente en Brasil y México. Brasil en 1927 inicia esfuerzos para
erradicarlo y, esta empresa es aprobada oficialmente en 1942, en este mismo
año informa de su último brote de fiebre amarilla urbana (Schmunis, 1998). En
octubre de 1947 en Buenos Aires, en la Reunión I del Consejo Directivo de la
Organización Sanitaria Panamericana, después de hacer un análisis del informe
del Subcomité formado por Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay (OPS/CE
118/16, 1996). Los países miembros de la Organización Panamericana de la
Salud deciden erradicar al mosquito Ae. aegypti del Hemisferio Occidental, en un
esfuerzo para prevenir la fiebre amarilla urbana, participaron la mayoría de los
países de Centro y Sudamérica, durante los años 1950’s y 1960’s, lograron
reducir significativamente las epidemias de dengue, que ocurrieron sólo
esporádicamente en algunas islas del Caribe durante este período (Gubler &
Clark, 1995).

La primera evaluación nacional del área infestada por el


vector, mostró que comprendía un millón de kilómetros cuadrados de los trópicos
del país, sin registro por arriba de los mil metros sobre el nivel del mar, el 50% de
la superficie total del país se encuentra bajo esta acotación. El peligro que
significaba la incursión de la fiebre amarilla a ciudades infestadas, determinó que
1957 se iniciara el Programa de Erradicación del Ae. aegypti con base en rociado
intradomiciliario (Novo, 1964; Torres, 1966).

En 1962 se dio fin a las operaciones de rociado de la


Campaña de Erradicación de Ae. aegypti. El 6 de agosto de 1963, el Doctor José
Alvarez Amésquita, Secretario de Salubridad y Asistencia, hizo al Doctor Luther
Terry, Surgeon General de Public Health Service, del Department of Health,
Education and Welfare de los Estados Unidos de América, la entrega de la última
pareja de Ae. aegypti capturados en el país, con este acto simbólico culminaba
una lucha de siglos, el azote de la fiebre amarilla urbana, y una larga campaña de
inmunización y exterminio de mosquitos (Novo, 1964).
48
El éxito espectacular de la Campaña de Eliminación de la
Fiebre Amarilla Urbana basada en la erradicación del mosquito vector Ae.
aegypti, se logró gracias a la Comisión Nacional de Erradicación del Paludismo,
cubrió más del 60% del área “aédica” eliminando al vector de manera
contundente como consecuencia de un doble propósito, más el financiamiento
suficiente para contar con personal capacitado adscrito a un programa específico
vertical, con cobertura total de zonas infestadas con plazos programados
(Schmunis, 1998). La verificación de la Organización Panamericana de la Salud
declaró erradicado al mosquito Ae. aegypti del país en septiembre de 1963 (Ortiz,
1984).

Para 1962, 18 de las 49 naciones continentales e insulares


del Caribe confirmaron la erradicación del mosquito, posteriormente en 1965
Argentina y las Islas Caimán en 1972 (Schmunis, 1998). Continuaron siempre
infestados los Estados Unidos de América, Cuba, Venezuela y otros países del
Caribe, a pesar de ello las Campañas emprendidas también erradicaron la fiebre
amarilla urbana (OPS/CE 118/16, 1996). Los Estados Unidos de América
aprueban el programa hasta 1963 e interrumpe actividades seis años después,
en 1970 oficialmente el Programa de Erradicación es suspendido (Gubler, 1995),
y en 1985 la XXXI Reunión del Consejo Directivo aprobó la Resolución sobre el
control o la erradicación de Ae. aegypti, interpretada como el fin de la política de
su erradicación en la Región. Sin embargo, debido a problemas financieros,
políticos, técnicos y administrativos, la gran mayoría de los países se han
reinfestado nuevamente. En México desmantelado el programa, con escasez de
recursos financieros específicos, el dengue surge como un problema en las
regiones tropicales y subtropicales (Gómez Dantés, 1994).

En 1980 Bolivia sé reinfesta después de 37 años de estar


libre del vector y en 1981 Paraguay después de 25 años de erradicación. En
1984 sé reinfesta la región amazónica del Perú. Hasta 1995 sólo Bermudas,
Canadá, Chile y Uruguay (OPS/CE 118/16, 1996) quedaban libres del vector.
Panamá y Ecuador habían sufrido repetidas invasiones de Ae. aegypti,
eliminándolo en cada infestación (Nelson, 1986). En 1995 la distribución
geográfica del vector es similar a la que había antes de iniciarse los Programas
Nacionales de Erradicación (Gubler, 1995).

49
3. Reinfestación

Según expertos de la Organización Panamericana de la


Salud, el resurgimiento del dengue y la presencia actual de la fiebre hemorrágica
del dengue en el Continente, es debido en gran parte al deterioro o desaparición
de los programas de erradicación de Ae. aegypti, por lo que en 1995 se estimaba
que la distribución geográfica del vector ya era similar a la anterior de las
campañas exitosas de erradicación de los años 50 y 60, y en 1997 sólo
quedaban libres del vector Canadá, Chile y Bermuda (OPS, 1997).

a) Causas

Los países que se mantuvieron infestados se


convirtieron en fuentes de reinfestación (OPS/CE 118/16, 1996), se cree que en
ciertos países como en México, gran proporción de la reinfestación se dio por la
importación de llantas usadas procedentes de los Estados Unidos de América
(Schmunis, 1998), además del deterioro de las Campañas de Erradicación de Ae.
aegypti y del Paludismo. Así como de otros factores de índole biológica y
socioeconómica como es el almacenamiento de agua por problemas de
abastecimiento, el crecimiento exponencial de recipientes con capacidad de
retener agua, el incremento en los viajes que han facilitado la difusión y
dispersión del virus, principalmente en los años 70 y 80, como consecuencia el
mosquito y el padecimiento se volvieron a propagar a niveles alarmantes (OPS,
1997).

b) Consecuencias

En los años 80 Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay y


Perú, países sin dengue por décadas o sin registro de él, presentaron ya brotes.
Costa Rica y Panamá únicos países de América Latina sin antecedentes de
transmisión lo notifican autóctono en 1993, los casos notificados en la Región en
conjunto permanecían por debajo de 200 mil por año, hasta mediados de los
noventa se observó un incremento constante con más de 700 mil para 1998 a
pesar de los subregistros. Más alarmante es la introducción del dengue en su
forma más grave jamás registrado en la Región. Inició en Cuba con 344,203
casos incluyendo 10,312 graves y 158 defunciones. El Salvador notificó una
epidemia menor en 1987-1988 y en el último trimestre de 2000 otra de gran
magnitud a tal grado que el presidente de ese país decretó emergencia nacional.
Venezuela, Brasil y Colombia en los 90 y así sucesivamente, en más de 100
países del mundo actualmente están ocurriendo brotes (OPS, 1995; Control de
Plagas, 2001).
50
Además, a partir de 1974, la dispersión del vector en
centros urbanos en zonas enzoóticas y epizoóticas de fiebre amarilla selvática
crea la posibilidad de su reaparición en la Región, como los brotes ocurridos con
defunciones en el último sexenio en Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guayana
Francesa, Perú y Venezuela. Las notificaciones desde los años cuarenta han sido
de formas selváticas causadas por mosquitos Haemagogus, algunos poblados
afectados se ubican cerca de centros urbanos infestados con Ae. aegypti, sin
considerar la remota presencia de Ae. albopictus por su creciente expansión. La
OPS ha exhortado a los países de la Región a trabajar firmemente en la
prevención con medidas de control del vector y vacunación (OPS/CE 118/16,
1996; Control de Plagas, 2000).

4. Coordinación intra e interinstitucional

La decisión para emprender un programa efectivo de


prevención y control del dengue, ha sido tomada por los responsables de la Salud
Pública, tanto del nivel nacional como local. Las autoridades han asumido la
responsabilidad, integrando a todas aquellas instituciones que tengan alguna
función que se relacione con esta tarea o estén en la posibilidad de aportar
recursos que se puedan utilizar en esta gran empresa, ya sean Representaciones
u Organizaciones Gubernamentales o No Gubernamentales. El Sector Salud
considerando diferentes instancias internas comprometidas en sus funciones y
atribuciones, los Servicios Municipales, el Magisterio y otras Instituciones
Educativas, los Grupos u Organismos que dan servicios de emergencia, las
Fuerzas Armadas, los Grupos Ecologistas, los Grupos Organizados de la
Comunidad, entre otras.

Ante la reaparición del serotipo DEN-3 en América Latina y


una serie de factores de alto riesgo, se ha considerado de gran importancia que
los laboratorios nacionales de Salud Pública sean capaces de monitorear la
presencia de este serotipo, por lo cual la Organización Panamericana de la Salud,
con la asistencia del Centers for Disease Control y del Instituto Pedro Kourí de la
Habana, Cuba, han trabajado conjuntamente en este propósito. También han
preparado planes de emergencia, han hecho publicaciones científicas, han
efectuado talleres, reuniones de expertos y promovido el intercambio y visitas de
consultores a diversos países miembros de este organismo, dentro de los cuales
se ha beneficiado ampliamente México (CDC, 1995), y ha hecho un gran
esfuerzo interno con resultados satisfactorios.

51
II. EL DENGUE EN MEXICO

A. Como enfermedad

Los primeros informes en América de un padecimiento que podría


ser dengue fueron en 1635, cuando los colonizadores franceses informaron de
una extraña “dolencia” que llamaron coupe de barre. El término dengue fue
introducido a la terminología médica adaptada del swahili dinga, dyenga o ki
denga pepo, que significa "golpe súbito causado por un espíritu maligno", otro
término usado fue Knokkel-Koorts en Indonesia en 1779. En Filadelfia en 1780 se
emplearon breakbone fever o dandy fever para describir el padecimiento
(Secretaría de Salud, 1993).

El dengue clásico rara vez es fatal, ha habido pandemias que han


causado altas tasas de morbilidad. En 1977 y 1978 el serotipo DEN-1 apareció en
la mayoría de los países del Caribe, Centro América, la parte norte de
Sudamérica y México, hasta el estado de Texas de los Estados Unidos de
América (Nelson, 1986).

1. Definición

Dengue (fiebre rompe huesos) CIE-9 061, número asignado


por la Clasificación Internacional de Enfermedades, 9a. Revisión (CIE-9), y de la
Organización Mundial de la Salud en su Nomenclatura Internacional de
Enfermedades, Volumen II, parte 3, Enfermedades víricas, primera edición, 1983
(Benenson, 1992).

Enfermedad vírica febril aguda, caracterizada por comienzo


repentino, fiebre de tres a cinco días de duración rara vez más de siete,
regularmente difásica, cefalea intensa, dolores retroorbitales, articulares y
musculares, anorexia, alteraciones gastrointestinales y erupción. En algunos
casos hay eritema generalizado temprano. La fiebre al mostrar defervescencia
suele aparecer erupción maculopapular generalizada. En la fase febril pueden
aparecer fenómenos hemorrágicos de poca intensidad, como petequias, epistaxis
o menometrorragia. En personas de piel oscura la erupción a menudo no es
visible. La recuperación puede acompañarse de fatiga y depresión duradera. Es
frecuente la linfadenopatía y la leucopenia con linfocitosis relativa, con menor
frecuencia se observa trombocitopenia con menos de 100 mil plaquetas por mm3,
e incremento de transaminasas. Las epidemias tienen carácter explosivo, con
tasa de letalidad muy baja (Benenson, 1992).

52
Caso sospechoso de dengue clásico, toda persona que
presenta cuadro febril inespecífico, compatible con infección viral, que reside o
procede de una región endémica. Esta definición es para investigación de brotes
y estudios especiales.

Caso probable de dengue clásico, todo caso sospechoso


que presenta fiebre de aparición súbita, igual o mayor a 38.5°C, cefalea, mialgias
y artralgias.

Caso confirmado de dengue clásico, todo caso probable de


dengue en el que se tiene la certeza de que ha ocurrido infección reciente por
Denguevirus, demostrada por técnica de laboratorio de inmunoglobulinas IgM,
por aislamiento viral, por reacción en cadena de polimerasas (PCR), o sin
disposición de estudios de laboratorio adecuados pero asociación epidemiológica
a otro caso confirmado.

Caso probable de dengue hemorrágico, todo paciente que


durante o después de un cuadro probable de dengue clásico desarrolle fiebre
persistente por cinco o más días. Fuga de plasma y/o fragilidad capilar y/o
hemorragias espontáneas, trombocitopenia, hemoconcentración y prueba de
torniquete positivo.

Caso confirmado de dengue hemorrágico, todo caso


probable de dengue hemorrágico en el que se confirmó infección reciente por
Denguevirus por laboratorio, o sin disposición de estudios de laboratorio
adecuados pero con asociación epidemiológica a otro caso confirmado.

Datos para el Diagnóstico de Dengue Hemorrágico CIE-9


064.5:
Datos de fuga de plasma: Ascitis, derrame pleural, edema,
hipoalbuminemia.

Datos de fragilidad capilar: Petequias, hematomas,


equimosis.

Hemorragias: Gingivorragias, epistaxis, hematemesis o


melena, metrorragia, o a cualquier otro nivel.

Trombocitopenia: Plaquetas 100 mil o menos.

Hemoconcentración: Incremento del hematócrito en 20% o


más en la fase aguda, decremento en 20% o menos en la fase de convalecencia,
tendencia del hematócrito en muestras secuenciales, relación hematócrito /
hemoglobina, evidencia de fuga de líquidos e hipoalbuminemia.
53
Caso probable de Síndrome de Choque por Dengue, todo
cuadro probable de dengue clásico o hemorrágico, que presente súbitamente
datos de insuficiencia circulatoria, alteraciones en el estado de conciencia,
tensión arterial disminuida o imperceptible o reducción en la tensión diferencial
sistólica - diastólica menor a 20 mm/Hg, o estado de choque profundo.

Caso Confirmado de Síndrome de Choque por Dengue, todo


caso probable de síndrome de choque por dengue en el que se confirme
infección reciente por Denguevirus por técnica de laboratorio, o no se disponga
de estudios de laboratorio adecuados, pero esté asociado epidemiológicamente a
otro caso confirmado.

Una variante del Dengue Clásico puede ser datos de


fragilidad capilar, e incluso hemorragias espontáneas ligeras como epistaxis y
gingivorragia, sin datos de hemoconcentración, y la trombocitopenia es mayor a
100 mil plaquetas por mililitro, esta forma se denomina Dengue Clásico con
Manifestaciones Hemorrágicas.

Para la prueba del torniquete se aplica presión con el


esfigmomanómetro a la presión media, entre sistólica y diastólica del paciente por
cinco minutos, si es positiva aparecen más de 20 petequias por pulgada
cuadrada, lo que indica fragilidad capilar. Si el paciente presenta de manera
espontánea datos de fragilidad capilar o hemorragias, la prueba no es necesaria.
La prueba negativa no descarta el diagnóstico de Dengue Hemorrágico, si los
demás parámetros están presentes.

2. Historia de la enfermedad

El concepto de enfermedad transmitida por vector se


consolidó a fines del siglo XIX (Gómez Dantés, 1994) debido a la riqueza de
conocimientos que surgieron en esta materia, y como en otros casos, el
mecanismo de transmisión se descubrió antes de identificarse el agente causal
(Secretaría de Salud, 1993).

El primer reporte de epidemia de dengue ocurrió en 1779-


1780 en Asia, Africa y Norte América. La primera epidemia se reportó en
Filadelfia en 1780, la cercana ocurrencia de estas epidemias, indican que los
virus y sus mosquitos vectores han tenido una distribución mundial de hace más
54
de 200 años. El dengue era considerado una enfermedad benigna no fatal de los
visitantes de los trópicos, los intervalos de 10 a 40 años entre las principales
epidemias se debía a que los virus y los vectores se introducían a los grandes
centros de población a través de embarcaciones (Gubler, 1995). Grandes
epidemias azotaron el Caribe y el Sur de los Estados Unidos de América en
1827-1828; 1850-1851; 1879-1880 (OPS, 1997), se reportan epidemias en Texas
en 1885-1886, en Cuba en 1897 y en el Caribe en 1922. Los primeros estudios
de epidemias se realizaron en Panamá entre 1904-1912, en Saint Thomas en
1917, y en 1922 una epidemia de un millón de casos ocurrió en la frontera México
- Estadounidense. En 1934 Martinica, Guadalupe y Cuba reportan brotes
(Secretaría de Salud, 1993). De 1941 a 1946 se afectó el litoral de Texas, Cuba,
Puerto Rico, Bermuda, México, Panamá y Venezuela. En Brasil se registran
epidemias en 1846-1848; 1851-1853; 1916; 1923 y hasta 1982. Perú informó de
casos en los años cincuenta y posteriormente desaparece (OPS, 1997).

El dengue hemorrágico y el síndrome de choque por dengue


se identificaron por primera vez en Australia en 1887 y después en Grecia en
1928. Una pandemia de dengue clásico se inició en el Sudeste de Asia después
de la Segunda Guerra Mundial, la distribución geográfica se ha extendido y su
incidencia ha aumentado notablemente (OPS, 1997). La primera epidemia de
dengue hemorrágico aparece en la década de los 50, el cuadro clínico se
reconoció y estudió en Manila en 1954, de donde se propaga rápidamente a
Tailandia, Vietnam, Indonesia y otros países asiáticos, y para 1975 llega a ser
una de las principales causas de hospitalización y muerte entre los niños de
muchos países asiáticos. En los años 80 el dengue hemorrágico inició una
segunda expansión en Asia, cuando Sri Lanka, India y las Islas Maldivas
experimentaron su primera y mayor epidemia de dengue hemorrágico, asociadas
a múltiples serotipos, donde el DEN-3 fue el predominante, que resultó
genéticamente distinto de los DEN-3 previamente ocurridos y aislados de
enfermos. En Pakistán el primer reporte de epidemia de dengue hemorrágico
ocurrió en 1994 (Gubler, 1995).

Después de 35 años de ausencia, ocurrió una epidemia de


dengue clásico en Taiwan y en la República de China en los años 80, en China
se dieron epidemias por los cuatro serotipos y la primera epidemia importante de
dengue hemorrágico causada por DEN-2, fue reportada en la Isla Hainan en
1985. En Singapur también resurge el dengue clásico y hemorrágico de 1990 a
1994, después de un exitoso programa de control que tuvo buenos resultados por
más de 20 años (Gubler, 1995).

En el Pacífico, el dengue fue reintroducido a inicios de los


años 70, después de estar ausente por más de 25 años, las epidemias causadas
por los cuatro serotipos se han incrementado en los últimos años con mayores
epidemias de dengue hemorrágico en varias islas (Gubler, 1995).
55
A pesar de la pobre vigilancia del dengue en Africa, se sabe
que las epidemias de dengue causadas por los cuatro serotipos se han
incrementado acentuadamente desde 1980, la mayor actividad ocurre en Africa
del Este, las mayores epidemias se reportaron por primera vez en las islas
Seychelles (1977), Kenya (1982, DEN-2), Mozambique (1985, DEN-3), Dijibouti
(1991-1992, DEN-2), Somalia (1982, 1993, DEN-2) y Arabia Saudita (1994, DEN-
2). Epidemias de dengue hemorrágico no han sido reportadas en Africa ni en el
Medio Oriente, sólo casos clínicamente compatibles con dengue hemorrágico en
Mozambique, Djibouti y Arabia Saudita (Gubler, 1995).

Panamá sufre una epidemia en 1941-1942 causada por


DEN-2, fue la primera vez que se aisló al serotipo responsable de la transmisión
en la región. En 1953-1954 se aisla el serotipo DEN-2 en Trinidad, en 1963-1964
por primera vez y casi 20 años después de estar libre del padecimiento en el
Continente Americano se diagnostica por laboratorio una epidemia de dengue
relacionada con el serotipo DEN-3, ocurrió en Jamaica, Puerto Rico, las Antillas
Menores y Venezuela.

El Caribe se vuelve a ver afectado por otra epidemia en


1968-1969 aislándose los serotipos DEN-2 y DEN-3, que en los años
subsiguientes causan brotes en Colombia que había estado libre del
padecimiento desde 1952, la primera ocurre entre 1971 y 1972 causada por
DEN-2 y en 1975-1977 por DEN-3 (OPS, 1995; Gómez y Rodríguez, 1999). En
1977 se detecta en Jamaica DEN-1 posiblemente importado de Africa (OPS,
1997), Puerto Rico reportó 224 mil casos, y al año siguiente 450 mil, Honduras
130 mil y causa grandes epidemias en la región durante los próximos 16 años
extendiéndose a El Salvador, Guatemala y Belice, afectándose con transmisión
autóctona comprobada a México en 1978 con 36 casos, se extiende hasta el
estado de Texas en el segundo semestre de 1980. Los países afectados
notificaron cerca de 702 mil casos durante 1977-1980, y en 1981 el DEN-4 es
introducido en el Continente posiblemente importado de las islas del Pacífico
causando una situación similar, ese mismo año una nueva cepa de DEN-2
procedente del Sudeste asiático provoca la primera gran epidemia de dengue
hemorrágico en el Continente Americano, en Cuba, con antecedentes de
transmisión en 1944, en 1977 aparece el DEN-1 dejando alrededor de 500 mil
casos que evolucionan favorablemente (Plagas, Ambiente y Salud, 2001) y en
1981 cuando el DEN-2 desencadena la gran epidemia de dengue hemorrágico,
durante este decenio la magnitud del problema aumentó considerablemente con
marcada propagación. En 1982 en el norte de Brasil ocurre una epidemia con los
serotipos DEN-1 y DEN-4. De 1988 a 1990 ocurren epidemias en Brasil y
Venezuela que reportan casos de dengue hemorrágico identificando los serotipos
DEN-1, DEN-2 y DEN-4.

56
En 1970 en el Continente sólo circulaba el serotipo DEN-2,
la distribución del DEN-3 estaba focalizada en Colombia y Puerto Rico, donde
causó la última epidemia en 1977 y se aisló por última vez en Puerto Rico de un
caso autóctono, otros aislamientos han sido de viajeros procedentes de áreas
donde circula en forma endémica. De 1978 a 1994 sólo circularon los serotipos
DEN-1, DEN-2 y DEN-4 (CDC, 1995). En los últimos 10 años, Brasil, Bolivia,
Paraguay, Ecuador y Perú han experimentado epidemias, que no habían sufrido
o con más de 50 años de no haberlas tenido. En la década de los 80’s los
serotipos DEN-1 y DEN-4 fueron los predominantes (Gubler, 1995), Costa Rica y
Panamá que se habían mantenido libres de dengue informaron transmisión
autóctona en 1993.

Después de 16 años de ausencia en el Continente, el CDC


de San Juan de Puerto Rico confirmó el aislamiento del serotipo DEN-3 de casos
autóctonos de Panamá, que inicialmente ya había sido aislado en el Laboratorio
Gorgas de una muestra de sangre tomada en octubre de 1994, casualmente el
Ministerio de Salud de Nicaragua anunció también el aislamiento del mismo
serotipo DEN-3 de dos pacientes hospitalizados que iniciaron con síntomas en
octubre del mismo año, es confirmado este aislamiento en el Instituto Pedro Kourí
de La Habana, Cuba. A finales de ese mismo año en Nicaragua se experimenta
una epidemia de dengue con 20,469 casos, reportando 1,247 pacientes con
manifestaciones hemorrágicas y siete defunciones (CDC, 1995). Esta cepa se
distribuyó rápidamente en toda la región y ha causado epidemias de dengue
hemorrágico en Venezuela, Colombia, Brasil, Guinea Francesa, Surinam y Puerto
Rico. Para 1995 en 14 países que incluyen a Costa Rica, Honduras y el Salvador,
reportaron casos confirmados, que se hicieron endémicos en varios países
(Gubler, 1995). En septiembre de 1995 el INDRE identifica inicialmente DEN-3 en
dos casos registrados en Suchiapa y Tapachula, Chiapas, posteriormente en
Ebano, San Luis Potosí, en Veracruz dos casos más introducidos procedentes de
Oaxaca. Siguieron aislamientos de muestras procedentes de Puebla, Tamaulipas
y Yucatán (Secretaría de Salud, 1995). Hasta junio de 1997 el serotipo DEN-3 no
se había aislado fuera de Centroamérica y de México (OPS,1997), para marzo
del 2001 confirma su presencia la Fundación Osvaldo Cruz de un caso
procedente de un barrio de Río de Janeiro (Control de Plagas, 2001).

Por estudios moleculares se comprueba que la secuencia


genética de la envoltura viral de esta cepa, aislada en Nicaragua y Panamá,
muestra ser diferente al serotipo DEN-3 prototipo H 87 (CDC, 1995) que alguna
vez circuló limitadamente en el Continente, pero es idéntica al genotipo del
serotipo que causó las mayores epidemias de dengue hemorrágico en Sri Lanka
y en la India en los años 80’s. La población susceptible que no se infectó entre
1963 y 1978, y los menores de 16 años que habitan en las áreas con transmisión
del Continente, y la rápida diseminación de esta cepa, pronosticaban la

57
probabilidad de que en un futuro cercano surgieran epidemias importantes de
dengue hemorrágico (Gubler, 1995).

La historia reciente del dengue en México se inicia en 1966-


1967 con la reintroducción del vector que favorece la circulación del DEN-1 a
finales de la década de los setenta, su pico de actividad había sido en 1980,
desde entonces la incidencia mostraba un descenso continuo e irregular. El
serotipo DEN-1 muy probablemente ha estado presente en todas las regiones del
país en donde ha ocurrido este padecimiento. En 1983 son identificados los
serotipos DEN-2 y DEN-4. La dispersión geográfica del vector ha aumentado el
número de localidades con transmisión, actualmente 29 estados han reportado
ocurrencia de casos autóctonos.

El reporte del primer caso de dengue hemorrágico en


México ocurrió en un brote causado por DEN-4 en el estado de Yucatán en 1984,
en el que se reportaron seis casos hemorrágicos, de los cuales cuatro fallecieron
(Secretaría de Salud, 1995).

3. Epidemiología

La distribución del dengue obedece a determinantes de tipo


geográficos, que condicionan su aparición e incidencia estacional, su afección
universal a grupos humanos, al vector y a su patrón de transmisión.

a) Distribución geográfica

Los virus del dengue frecuentemente se transportan


de un lugar a otro en personas que se infectan en visitas que hacen a regiones
endémicas; el período de incubación puede ser de 3 a 14 días y la disponibilidad
de transporte aéreo permite desplazamientos tan distantes de un estado a otro, o
de un país a otro y hasta de un continente a otro en poco tiempo, si el destino es
una área infestada por especies vectoras, y un mosquito susceptible se alimenta
de la sangre del viajero en el período virémico de la infección y sobreviviera al
ciclo extrínseco del virus, muy probablemente marcaría el inicio de un brote
(CDC, 1995).

En la actualidad los virus del dengue son transmitidos


en muchos países tropicales. En Asia la ocurrencia es elevada en la parte
meridional de China y Hainán, Sri Lanka, India, Myanmar, Tailandia, Laos,
58
Camboya, Viet Nam, Malasia, Singapur, Indonesia, y Filipinas; el grado endémico
es menor en Nueva Guinea, Bangladesh, Nepal, Taiwan y en gran parte de la
Polinesia. Desde 1983 circulan en el norte de Australia los virus del dengue. Los
cuatro serotipos son endémicos en África, en la parte occidental probablemente
los virus son transmitidos en forma epizoótica en monos, el dengue urbano
también es común, recientemente ha habido brotes limitados en la costa oriental
de Africa, desde Mozambique hasta Somalia y en algunas islas distantes.

En el Continente Americano después de la


introducción de los cuatro serotipos en el Caribe y América Central, desde 1977
se extendieron hasta Texas en 1980, actualmente es endémico más de un virus
en México, en las islas del Caribe, en América Central, Venezuela, Colombia y
Ecuador. Desde 1986 los grandes brotes de Brasil se han propagado a Bolivia y
Paraguay. En 1977 y 1978 apareció una epidemia de virus tipo DEN-1 en el
Caribe y Centro América, en 1980 se extendió a México y al Valle del Río
Grande. En 1981 se introdujo el dengue tipo 4 en el Caribe y una epidemia de
tipo 2 en Cuba causó unos 400 mil casos y 158 muertes por dengue hemorrágico
con choque. Durante 1983 se notificaron casos de dengue en 22 estados de
México y también en El Salvador y Honduras; en éstos intervinieron los serotipos
DEN-1, DEN-2 y DEN-4 del virus. Las epidemias surgen en cualquier sitio donde
existan los vectores y se introduzca el virus, tanto en zonas urbanas como rurales
(Benenson, 1992).

b) Clima

Los factores que forman el medio ambiente son el


clima, la vegetación, la forma del relieve, y el suelo entre otros. El clima es el más
importante porque actúa sobre los otros factores modificándolos. El estado de la
atmósfera en cualquier momento y lugar se expresa por la combinación de
propiedades físicas que son elementos del tiempo y del clima, como la
temperatura, precipitación, humedad, dirección y fuerza del viento, presión
atmosférica, nubosidad, radiación solar y visibilidad. El tiempo es la suma de las
propiedades físicas de la atmósfera, de los elementos en un período cronológico
corto, es el estado momentáneo de la atmósfera. El clima es el estado más
frecuente de la atmósfera en un lugar determinado, que comprende los extremos
y todas las variaciones. El tiempo varía de un día a otro y el clima de un lugar a
otro. Las causas que hacen variar los elementos del clima de un lugar a otro y de
una estación a otra son los factores climáticos, comprendidos por la latitud,
altitud, relieve, distribución de tierras y aguas, a parte las corrientes marinas
actúan con diferente intensidad y combinaciones sobre los elementos, los hacen
variar originando distintos tipos de clima (García de Miranda, 1989).

59
México está situado en el Hemisferio Norte, desde el
paralelo 14o 30' N hasta el 320 43'N, atravesado por el Trópico de Cáncer, queda
la parte sur en la zona intertropical y la norte en la subtropical. Tiene una
extensión de 1’969,269 Km2. El relieve es complicado, el rasgo fisiográfico más
importante es la enorme meseta de la Altiplanicie Mexicana, con altitud superior a
1,500 m, limitada por la Sierra Madre Occidental, el Eje Volcánico y la Sierra
Madre Oriental, se divide en dos partes, la Mesa del Norte y la Mesa Central por
un conjunto de montañas mal definidas y por la cuenca del río Balsas. Baja
California es una península con una serie de sierras, a diferencia de la Península
de Yucatán que es plana con elevaciones menores a 300 m, se comunica con la
Llanura Tabasqueña, la Depresión Central de Chiapas es una zona baja de 600 a
900 metros de altitud.

Los cambios de clima se deben a la latitud y altitud


que condicionan la distribución de los elementos climáticos. En la zona
intertropical la temperatura no se eleva en una gran extensión por la altitud. Los
mares influyen en la distribución de características del clima; la temperatura del
mar influye en las costas, la Península de Baja California experimenta
temperatura baja en occidente por la corriente fría marina de California e impide
que haya lluvias en verano. La corriente marina del Golfo de México influye en la
temperatura del Este del país y de la Península de Yucatán; un efecto notable es
la precipitación, el Golfo es fuente de humedad; los vientos del mar ascienden por
las laderas produciendo abundante precipitación, al pasar a los valles y montañas
interiores también llevan lluvias (García de Miranda, 1989).

La parte tropical del país está dentro de la zona de los


vientos alisios y la subtropical en la de los anticiclones oceánicos del Atlántico
Norte y Pacífico Norte; durante la mitad caliente del año todo el país queda bajo
la influencia de los vientos alisios que recogen humedad del Golfo de México.
Durante el verano y parte del otoño se originan los ciclones tropicales que tienen
mayor frecuencia en septiembre, corren paralelos a las costas o se internan en el
continente.

Durante la mitad fría del año, la faja subtropical y la


zona de los alisios se desplazan hacía el sur, imprimiendo al aire la sequedad
característica que predomina en la mayor parte del país; los nortes soplan por
varios días sobre las costas del Golfo de México, originados por masas de aire
polar que recogen abundante humedad que se libera en forma de lluvia (García
de Miranda, 1989).

60
Hay gran diferencia en la distribución de las lluvias; la
zona más lluviosa con precipitación superior a 1,600 mm son las pendientes
montañosas inclinadas al Golfo de México en las porciones central y sur del país,
expuestas a los vientos húmedos del mar, asociados con los alisios, los nortes y
los ciclones tropicales (García de Miranda, 1989).

Durante el verano, con el desplazamiento hacia el


Norte del anticiclón del Atlántico Septentrional, dominan los alisios con dirección
Este – Oeste, introducen gran cantidad de humedad recogida de las aguas
calientes del Golfo de México, al ascender por las laderas montañosas se
depositan en forma de lluvia aumentada por las perturbaciones ciclónicas
originadas en el Mar de las Antillas, su influencia se manifiesta en septiembre y
octubre. Durante la mitad fría del año su influencia se relega en algunas zonas
bajas del Sur traduciéndose en disminución de la precipitación.

Hay gran diferencia en la cantidad de lluvia entre


pendientes con diferente orientación; hay cuatro áreas con precipitación mayor de
3,200 mm al año, son las laderas de las sierras de Teziutlán y Zacapoaxtla; las
sierras de Ixtlán y Mixes; la parte de la sierra de los Tuxtlas que inclina al Golfo de
México y la vertiente boreal de las montañas de Norte de Chiapas. El máximo de
precipitación no se presenta en el litoral, ni en la parte alta de las montañas sino
en una área de altitud intermedia entre 100 y 600 metros. También hay dos
pequeñas zonas con precipitación menor de 1,600 mm debido a que la sierra de
Teziutlán y Zacapoaxtla forman una saliente hacia el Golfo y la de los Tuxtlas que
es una sierra aislada situada en la llanura costera del Golfo, son obstáculos que
impiden la penetración directa de vientos húmedos (García de Miranda, 1989).

La porción Noreste de la costera del Golfo de México


recibe entre 500 y 1,200 mm de lluvia al año, es considerablemente más seca
que la parte Sur debido a la naturaleza divergente del aire (García de Miranda,
1989).

La precipitación es más abundante del lado del Golfo


de México que del Pacífico; la costa del Golfo tiene una gran extensión con
precipitaciones mayores de 2,000 mm; la del Pacífico no recibe más de 2,000 mm
excepto en sitios aislados en la porción Sudeste de la Sierra Madre de Chiapas,
debido al relieve elevado, a la influencia de los ciclones tropicales del Pacífico y
del Golfo, y a la presencia en verano de la zona intertropical de convergencia,
presentándose el máximo de precipitación en septiembre que es mayor a 3,200
mm (García de Miranda, 1989).

61
Las cuencas interiores del Sur, la Depresión Central
de Chiapas, la Cuenca del Balsas y las cuencas altas de los ríos Verde, Mixteco,
Tlapaneco, Tehuantepec y Papaloapan reciben menos de 600 mm, debido a su
aislamiento de los vientos húmedos por las montañas que las rodean y al
calentamiento y secamiento al descender por sus laderas, la temporada lluviosa
es en verano (García de Miranda, 1989).

La parte sur de la Altiplanicie tiene de 600 a 1,000


mm de lluvia al año, con lluvias en verano con su máximo en julio, alimentándose
de los alisios, en invierno prevalecen condiciones de sequía asociadas a la
presencia de vientos del Oeste, producen descenso en la temperatura y alguna
precipitación. Los nortes ejercen cierta influencia en el tiempo de la Altiplanicie,
originando descensos en la temperatura y precipitación de tipo frontal que dura
unos dos días. A principios del otoño la precipitación aumenta por la influencia de
los ciclones tropicales del Golfo y Pacífico, por lo que la Vertiente Sur del Eje
Volcánico presenta de 1,200 a 1,500 mm de lluvia al año con su máxima en
septiembre. La parte Norte de la Altiplanicie es una vasta zona de lluvias
escasas, debido a su aridez, situación con respecto a la faja subtropical de alta
presión y a la orientación de las sierras que la limitan y aíslan de los mares; la
zona más árida con menos de 300 mm de lluvia al año, se extiende en la parte
Norte central de esta región y abarca desde la frontera con los Estados Unidos de
América hasta las inmediaciones del paralelo 24° N, el máximo de lluvias se
presenta en verano debido a movimientos convectivos del aire e invasión de aire
húmedo proveniente del Golfo con los alisios sobre la Altiplanicie. En invierno la
poca precipitación generalmente se presenta en forma de nieve en las partes
altas, asociada con las perturbaciones propias de las latitudes medias, también
invaden masas de aire polar originando ondas frías y precipitación escasa de
lloviznas ligeras.

La parte más seca del país es la porción Noroeste de


la llanura costera del Pacífico ubicada en la faja subtropical de alta presión, con
altitud inferior a 200 metros por lo que los vientos dominantes son descendentes
y secos. Hay zonas como la próxima al Río Colorado con menos de 50 mm de
lluvia al año. La escasa precipitación es en verano debido a perturbaciones
subtropicales y extratropicales en el seno de los vientos del Oeste. La Península
de Baja California es de escasa precipitación, con menos de 300 mm al año,
exceptuando las partes más altas de las sierras, donde caen entre 400 y 600 mm
al año. La temporada lluviosa en la vertiente del Pacífico al Norte del paralelo 26°
N es en invierno, debido a que la faja subtropical de alta presión se desplaza
hacia el Sur y dominan los vientos del Oeste que provienen del Océano y se
asocian con perturbaciones propias de la zona como los vórtices fríos y
depresiones ciclónicas. En verano, la superficie fría de la corriente de California
torna estable al aire, de manera que el tiempo es seco sin lluvia en esta estación.

62
Las partes más elevadas de las montañas del centro,
Oeste y Sur del país, con precipitación mayor de 1,000 mm al año, se presenta
en verano y se debe a los movimientos convectivos del aire y a la presencia de
humedad en esta estación cálida del año (García de Miranda, 1989).

La Península de Yucatán, desprovista de relieve,


recibe menos precipitación que la parte vecina de la llanura costera del Golfo. Su
precipitación decrece de 1,500 mm en el Sur a 500 mm en el Noroeste.

Además de considerar la cantidad de lluvia que cae


en el año, se debe tomar en cuenta el régimen de lluvias, o sea la época en que
se presentan las máximas precipitaciones, de ello depende en gran parte la
evaporación. Significativamente la cifra que da el porcentaje de lluvia invernal con
respecto a la total anual, se considera como clima con régimen de lluvias de
invierno cuando su presencia es mayor al 36% de la anual en esta estación y se
localiza en la costa occidental de la Baja California; como clima de lluvia en
cualquier época del año aquellos con lluvia invernal comprendido entre 10.3% y
36%, abarca la porción Noroeste, Norte y Noreste del país, y tres zonas situadas
en la vertiente del Golfo de México; y como régimen de lluvias en verano al resto
del país que tiene porcentaje de lluvia invernal menor de 10.2% de la anual,
siendo la estación lluviosa en verano y parte del otoño que presentan más del
80% de la precipitación total anual (García de Miranda).

c) Epoca del año

A través del tiempo se ha observado que en el


segundo semestre de cada año se da la situación crítica de la transmisión del
dengue en el país, pero de acuerdo al seguimiento de la intensidad de la
transmisión en los últimos años, han mostrado que ocurre un incremento
significativamente marcado durante el otoño, en particular en los meses de
octubre y noviembre, tanto para el dengue clásico como para el hemorrágico
(DGE, 1996).

d) Especies afectadas

El hombre junto con el mosquito es un reservorio; el


complejo mono - mosquito puede ser un reservorio en Asia Suboriental y en
Africa occidental. El virus del dengue puede excepcionalmente transmitirse por
vía transovárica en especies de mosquitos Aedes (Benenson, 1992).

63
El huésped es afectado tangencialmente o es blanco
final y amplificador de la infección, debe ser accesible y atractivo a los vectores,
los factores que determinan la incidencia de la infección son genéticos,
susceptibilidad, edad, estado de salud, inmunidad, debe causar baja mortalidad y
capacidad de generar elevados niveles de viremia con duración que permita la
infección de otros vectores (Secretaría de Salud, 1993)

e) Forma de transmisión

La transmisión es por la picadura de mosquitos


infectados Ae. aegypti, Ae. albopictus, del complejo Ae. scutellaris, del subgénero
Stegomya (Nelson, 1986), y por Ae. mediovitatus, se infectan al alimentarse de
sangre contaminada de un ser humano infectado (Gómez Dantés, 1994). En la
transmisión enzoótica mono - mosquito el complejo Ae. niveus interviene en
Malasia, y el complejo Ae. furcifertaylori en Africa occidental (Benenson, 1992).

La transmisión no ocurre directamente de una


persona a otra, los enfermos suelen infectar a los mosquitos desde el día anterior
del inicio hasta el quinto día de la enfermedad, con un máximo de 12 días
(OPS/HPT, 1995), el mosquito se vuelve infectante de ocho a doce días después
de haberse alimentado con sangre de individuos con viremias elevadas y
continuará infectante durante toda su vida (Benenson, 1992).

En el Continente el virus persiste en la naturaleza


mediante el ciclo de transmisión hombre - Ae. aegypti - hombre. La distribución y
magnitud de la transmisión está en función de la densidad del vector y del
contacto con la población que se divide en susceptibles, infectados e inmunes
(Secretaría de Salud, 1993). El fenómeno de transmisión mecánica del virus por
el mosquito es difícil pero posible, si al estar ingiriendo sangre contaminada
interrumpe esta acción y cambia de inmediato a otro huésped susceptible
próximo. La transmisión transovárica del virus del dengue por A. aegypti fue
documentada por Khin y colaboradores en 1983 en Burna con el serotipo DEN-3
y un año después Hull y colaboradores para el DEN-4 en Trinidad. A. albopictus
considerado más susceptible a infección oral y parenteral y a transmisión
transovárica, transestadial, responsable de brotes en Japón, en el Sur de China,
en las Islas Seychelles y regiones rurales de Asia (Secretaría de Salud, 1993;
OPS, 1995), no se ha demostrado con pruebas convincentes su asociación en la
transmisión del dengue en forma natural en el Continente Americano.

64
4. Etiología

Los virus transmitidos a vertebrados por insectos y


garrapatas se conocen como arbovirus, este término viene del habla inglesa,
arthropod (ar); borne (bo) y viruses (Kettle, 1993). Son los responsables de las
enfermedades virales transmitidas por artrópodos, producen infecciones clínicas y
subclínicas en el hombre. Las enfermedades se manifiestan por cuatro síndromes
clínicos principales: 1) enfermedad aguda del Sistema Nervioso Central, la
gravedad va desde meningitis aséptica hasta encefalitis con coma, parálisis y
muerte; 2) fiebre benigna aguda de corta duración, como ejemplo el dengue, con
o sin exantema, algunas pueden ser graves con ataque del Sistema Nervioso
Central o hemorragia; 3) fiebres hemorrágicas, incluyen enfermedades febriles
agudas con intensas manifestaciones hemorrágicas externas o internas, a
menudo graves, acompañadas de derrame capilar, choque y tasas altas de
letalidad; pueden producir lesión de hígado (por fiebre amarilla es grave,
acompañada de ictericia franca), y 4) poliartritis y erupción cutánea con o sin
fiebre, con duración variable, secuelas benignas o artrálgicas que persisten
semanas o meses (Benenson, 1992).

La mayoría de los arbovirus evolucionaron como parásitos


de artrópodos que infectaron a vertebrados en forma accidental. Su virulencia es
la manifestación del complejo huésped – agente; los virus que causan baja
mortalidad aumentan su probabilidad de transmisión y supervivencia (Secretaría
de Salud, 1993), estas infecciones son zoonosis que el hombre adquiere
accidentalmente por un vector artrópodo; el hombre es un huésped sin
importancia del ciclo. En presencia de viremia y de un vector adecuado, puede
surgir una epidemia, donde el hombre es la fuente principal de la infección del
vector. Casi todos los virus son transmitidos por mosquitos, otros por lutzomyias,
unos cuantos por culicoides además de otros insectos, las garrapatas también
están involucradas. Han ocurrido también infecciones en el laboratorio, algunas
por aerosoles (Benenson, 1992).

Aunque los agentes son diferentes, los factores


epidemiológicos son comunes en los ciclos de transmisión; la relación principal
con el vector caracteriza a estas enfermedades, seleccionadas por su síndrome
clínico; están dispuestas en cuatro grupos: enfermedades transmitidas por
mosquitos, transmitidas por garrapatas, transmitidas por lutzomyias y de
transmisión desconocida (Benenson, 1992).
65
Cuadro 1, ALGUNAS GENERALIDADES DE LOS ARBOVIRUS MÁS IMPORTANTES
TRANSMITIDOS POR MOSQUITOS
GRUPO DE NOMBRE DEL VECTOR ENFERMEDAD DISTRIBUCIÓN
VIRUS VIRUS
TOGAVIRIDAE
Alphavirus CHIKUNGUNYA MOSQUITO FIEBRE ARTRALGIA AFRICA, ASIA
FIEBRE HEMORRÁGICA SUDORIENTAL, FILIPINAS
Alphavirus ENCEFALITIS MÉXICO, EUA, CENTRO
EQUINA MOSQUITO ENCEFALITIS Y SUDAMÉRICA
VENEZOLANA
FLAVIVIRIDAE
Flavivirus FIEBRE MOSQUITO FIEBRE HEMORRÁGICA AFRICA Y AMÉRICA
AMARILLA
Flavivirus DENGUE MOSQUITO F. ERUPCIÓN CUTANEA, TROPICOS Y
1, 2, 3, 4 F. HEMORRÁGICA SUBTROPICOS
AFRICA, MEDIO
Flavivirus WEST NILE MOSQUITO FIEBRE ENCEFALITIS, ORIENTE, EUROPA,
RASH EUA. ISLAS CAIMAN

En la actualidad se conocen más de 100 arbovirus (Cuadro


1) que afectan al hombre, la mayoría se han clasificado en familias y géneros por
sus relaciones antigénicas, morfología y mecanismos de réplica; los mejor
conocidos son los Togaviridae (Alphavirus) y Flaviviridae (Flavivirus). Los
primeros son transmitidos por mosquito, y los segundos por mosquitos y
garrapatas (Benenson, 1992). Los arbovirus de la fiebre amarilla y dengue
hemorrágico son los responsables del mayor número de defunciones histórica y
actualmente respectivamente (Secretaría de Salud, 1993; Goddard, 1996).

El arreglo taxonómico de los virus del dengue es el siguiente:


Grupo: Arbovirus
Familia: Flaviviridae
Género: Flavivirus
Serotipos: DEN-1, DEN-2, DEN-3 y DEN-4

Presenta cuatro serotipos; Sabin y Schlesinger en 1945


aislaron las primeras cepas Nueva Guinea y Hawaii, posteriormente
denominadas DEN-1 y DEN-2. En 1957-1960 Hammon y colaboradores aislaron
en Filipinas los otros dos serotipos DEN-3 y DEN-4 (Gómez Dantés & Rodríguez,
1994).
66
Figura 7. Aislamiento de virus del dengue (CDC, Control and Prevention)

Los virus del dengue (Fig. 7) serológicamente incluyen los


tipos inmunológicos DEN-1, DEN-2, DEN-3 y DEN-4 y son flavivirus (Benenson,
1992), son esféricos. La secuencia de nucleótidos del genoma dentro de la
nucleocápside está constituida por una sola molécula de ARN. El genoma
codifica tres proteínas estructurales: V1 proteína integral de la membrana; V2
proteína de la nucleocápside; y la V3 proteína transmembranal donde hay una
estructura compleja con los determinantes antigénicos del serotipo del complejo
dengue y del grupo flavivirus. Los serotipos se distinguen por mapeo de los
oligonucléotidos y por hibridación del ARN 40S, importantes para determinar el
origen y evolución de los virus. El mapeo de ARN ha mostrado de 50 a 75% de
variación en la composición de los oligonucléotidos en el serotipo DEN-1 del
Sudeste Asiático, Africa y el Caribe, el genoma de este mismo serotipo es
inestable en función de tiempo, la homología de la cepa Jamaica disminuyó al
86% al analizarla cuatro años después y la homología de las cepas Nigeria bajó
al 79% en un intervalo de 10 años. El serotipo DEN-2 del Caribe comparte de 80
a 90% de sus oligonucleótidos con los aislados en el Sudeste Asiático. Los
serotipos DEN-4 aislados en la epidemia del Caribe en 1981-1982 resultaron
diferentes a los de Filipinas, pero muy relacionados a los del Pacífico Sur y las
Islas Niue (Secretaría de Salud, 1993).
67
En el Continente circulan dos grupos genotípicos del virus
DEN-1 y dos del DEN-2; la importancia clínica de la infección por estos genotipos
aún se desconoce (OPS, 1995). El prototipo H 87 del serotipo DEN-3 se ha
mantenido ausente por 16 años; otro genotipo con secuencia genética de
envoltura viral diferente se aisló a finales de 1994 en Panamá y Nicaragua, se ha
asociado con brotes de dengue con manifestaciones hemorrágicas en la Región y
se involucró en grandes epidemias hemorrágicas ocurridas en Sri Lanka y la India
durante la década de los años ochenta (Gubler, 1995).

5. Patología

Los hallazgos anatomopatológicos más frecuentes del


dengue hemorrágico son ascitis, derrame pleural, hemorragias en tubo digestivo,
petequias y sangrados en corazón y otras vísceras. La afectación hepática puede
ser un hígado aumentado o no de tamaño, dependiendo del predominio de la
congestión; el sangrado intraparenquimatoso, la degeneración grasa o la necrosis
de localización mediozonal es semejante al hígado de pacientes fallecidos por
fiebre amarilla, en la fase tóxica de la enfermedad. En ambos casos puede haber
cuerpos de Councilman (OPS/HPC, 1995).

HALLAZGOS NECRÓPSICOS EN 50 NIÑOS FALLECIDOS POR FHD/SSD


EN CUBA, 1981
• Más del 60% de los casos: Hemorragia gastrointestinal 98%, ascitis 88%,
necrosis hepática, hidrotórax y edema pulmonar 70%, hemorragia pulmonar
68%.

• Entre 30 y 60% de los casos: Edema cerebral 56%, hemorragia intrahepática,


congestión esplénica y hepática 40%, congestión renal 30%.

• Menos del 30% de los casos: Atelectacia 26%, hidropericardio 20%,


inflamación hepática, infiltrado inflamatorio pulmonar, dilatación cardiaca y
hemorragia tráqueo-bronquial 14%, ulceraciones gástricas agudas,
hemorragia pericárdica y/o epicárdica y renal 12%.

En biopsias hepáticas de pacientes con cuadro hemorrágico


el virus no ha sido encontrado, lo que corrobora que el síndrome es producido por
reacción inmunológica, a diferencia de otras patologías en que el virus actúan
directamente en las lesiones, como en la fiebre amarilla (OPS/HPC, 1995).

68
Como cualquier viremia el dengue puede afectar diferentes
vísceras: encefalopatía o encefalitis; hepatopatía o hepatitis; miocardiopatía o
miocarditis; insuficiencia renal aguda; síndrome urémico hemolítico. Estas
afecciones son infrecuentes y se asocian con factores individuales
predisponentes, o coexisten con otro padecimiento. El hígado se ha descrito
ictero o subictero, con enzimas muy elevadas, en biopsia se ha encontrado
hepatitis lobular, con alta letalidad, acompañado de deterioro neuropsíquico y
coagulopatía grave. El cuadro clínico llega ha ser semejante al de fiebre amarilla,
se ha aislado DEN-2 y DEN-3 en hígado, la necrosis hepática mediozonal es
característica. La encefalopatía se ha descrito en el dengue clásico y el
hemorrágico, el líquido cefalorraquídeo es claro y transparente, se afecta la
conciencia, convulsiones, espasticidad, parálisis y signos extrapiramidales. El
cuadro neurológico se ha asociado al daño hepático intenso, choque prolongado,
hiponatremia, síndrome de coagulación intravascular diseminada e hipoxia en
general. Se ha aislado el virus del LCR y se ha encontrado IgM anti-dengue. La
miocardiopatía/miocarditis posiblemente es por la presencia del virus en el
miocardio o por respuesta de hipersensibilidad de tipo autoinmune, se ha descrito
falla cardiaca, arritmias sinusales o ventriculares, bajo voltaje, trastornos de
repolarización o de conducción de AV (OPS-HPC, 1995).

6. Cuadro clínico

Por sus manifestaciones clínicas el dengue ha sido descrito


popularmente como “quebradora”, “trancazo” y “quebrantahuesos” entre otros
nombres (Gómez Dantés, 1994). El período de incubación va de los tres a los
catorce días, lo común es de cuatro a seis días (OPS, 1995).

La infección con un serotipo del denguevirus puede cursar


en forma asintomática, se estima que ésto ocurre en cuatro de cada diez casos; o
bien produce un amplio espectro clínico, que va desde un síndrome viral no
específico hasta una enfermedad hemorrágica severa y fatal (Gubler, 1995). Las
características clínicas dependen con frecuencia de la edad del paciente.
Lactantes y preescolares padecen una enfermedad febril indiferenciada con
erupción maculopapular, en niños mayores y adultos puede ser una enfermedad
febril leve o la clásica enfermedad incapacitante de inicio abrupto (OPS, 1995).

69
El cuadro clínico se caracteriza por fiebre elevada, cefalea,
dolor retroocular, malestar general, debilidad, dolores musculares y articulares, en
proporción variable hay exantema maculopapular generalizado. Los signos y
síntomas adicionales son tos, diarrea, náusea y vómito, que lo hacen confundible
con padecimientos gastrointestinales o respiratorios (Gómez Dantés, 1994). Las
hemorragias de piel pueden aparecer, la prueba del torniquete puede ser positiva
y haber petequias. La leucopenia es frecuente y puede observarse
trombocitopenia. Epidemias de dengue clásico se han asociado a complicaciones
hemorrágicas como epistaxis, hemorragia gingival, gastrointestinal, hematuria e
hipermenorrea. Ocasionalmente una hemorragia grave ha causado muerte. Se
debe diferenciar los casos de dengue con hemorragia inusual de los de dengue
hemorrágico (OPS, 1995).

Para el diagnóstico del dengue hemorrágico, además de las


manifestaciones clínicas anteriores y de comprobar la disminución de plaquetas
menor a 10 mil y aumento 20% o más de hematócrito, el componente más
importante es el aumento en la permeabilidad capilar (los más frecuentes son
derrame pleural derecho o bilateral y ascitis), su severidad se clasifica en cuatro
grados de acuerdo con la OPS:

Grado I: Fiebre con signos y síntomas poco específicos


(cefalea, mialgias, artralgias, debilidad), prueba de torniquete positivo.

Grado II: Se añaden sangrados espontáneos (petequias,


equimosis, púrpura, gingivorragias, epistaxis, hematemesis y melena).

Grado III: Falla circulatoria de pulso rápido y débil,


hipotensión, extremidades frías, inquietud.

Grado IV: Choque circulatorio profundo, presión arterial y


pulso no detectable.

La trombocitopenia y hemoconcentración son los signos que


diferencian al dengue clásico de los grados I y II de la fiebre hemorrágica del
dengue (FHD). Los grados III y IV indican que la FHD pasó a síndrome de shock
por dengue (SSD) (Gómez Dantés, 1994).

70
7. Inmunidad

La inmunidad es el estado de resistencia asociado con la


presencia de anticuerpos o células que poseen una acción específica contra el
microorganismo causante de una enfermedad infecciosa pasiva, se consigue
naturalmente por transmisión transplacentaria desde la madre, o de forma
artificial por inoculación de anticuerpos protectores específicos (provenientes de
animales inmunizados, o suero hiperinmunitario de convaleciente, o seroglobulina
inmune humana). La duración es breve, de algunos días a meses. La inmunidad
humoral activa, que suele durar años, puede adquirirse por mecanismos
naturales, a consecuencia de infecciones clínicas o sin ellas o en forma artificial,
por inoculación del propio agente muerto, modificado o en forma variante, o de
fracciones o productos del agente. La inmunidad efectiva depende de la
inmunidad celular, se adquiere por sensibilización de linfocitos T y la inmunidad
humoral, se basa en la reacción de los linfocitos B (Benenson, 1992).

El dengue clásico y el dengue hemorrágico son causados


por uno de los cuatro serotipos DEN-1, DEN-2, DEN-3 o DEN-4 y están
estrechamente relacionados. Pertenecen al género Flavivirus, pero
antigénicamente son distintos. La inmunidad homóloga u homotípica (Gómez
Dantés & Rodríguez, 1994) que previene contra el serotipo infectante es de por
vida; la heteróloga o cruzada (Fudenberg, 1982), aunque existe, es breve de
unas cuantas semanas, llega ocurrir que la enfermedad se presente en forma
febril mínima no diagnosticada (Benenson, 1992). Las infecciones primarias y
secundarias presentan evoluciones clínicas diferentes, la aparición del dengue
hemorrágico y del síndrome de choque por dengue parecen estar asociadas a
infecciones secundarias, en menores de un año posiblemente se debe a que son
hijos de madres ya inmunes (Secretaría de Salud, 1993).

Los denguevirus tienen afinidad por las células


mononucleares, los fagocitos son el blanco de la infección, a mayor número de
células infectadas menor duración del período de incubación con aumento de la
severidad de la infección. Los anticuerpos de las infecciones primarias son IgM
que actúan contra los determinantes antigénicos específicos del virus. Las
infecciones secundarias producen anticuerpos IgG contra los antígenos del grupo
flavivirus. Los complejos formados por IgG1 e IgG3 son las subclases que más se
producen en infecciones vírales, activan al complemento en su componente C1
uniéndose a los receptores Fc de monocitos y macrofágos. El complejo antígeno
- anticuerpo que se forma en la infección secundaria facilita la invasión de otras
células mononucleares. Los monocitos son el blanco del mecanismo inmune que
71
al ser atacados liberan mediadores químicos que aumentan la permeabilidad
capilar, activan al complemento y liberan tromboplastina que en conjunto causan
cambios fisiopatológicos característicos del dengue hemorrágico. Las
defunciones se deben a los cambios fisiológicos que ocasiona el aumento de la
permeabilidad capilar y la inflamación (Secretaría de Salud, 1993).

La susceptibilidad parece ser universal, pero los niños a


menudo tienen una enfermedad más benigna que los adultos. Para quienes viven
en áreas endémicas, existe la posibilidad de padecer cuatro infecciones vírales.
Los factores de riesgo importantes para el dengue hemorrágico, incluyen la cepa
y el serotipo del virus involucrado, la edad, el estado inmunitario y la
predisposición genética del paciente (Gubler, 1995).

La respuesta inmune que genera rápida producción de


anticuerpos, disminuye la viremia y la probabilidad de infectar a otros vectores. La
inmunidad de rebaño interrumpe la transmisión por falta de susceptibles. Las
infecciones subclínicas regularmente cursan con viremias bajas que no infectan a
los otros mosquitos libres del virus (Secretaría de Salud, 1993).

8. Cuadro anatomopatológico

Respecto a la fisiopatología, en el choque por dengue


hemorrágico el elemento fundamental es el síndrome de fuga capilar como
característica de diferencia con el dengue clásico, que es consecuencia de un
mecanismo mediado por la respuesta inmunológica (OPS/HPC, 1995).

Como en otras fiebres hemorrágicas virales, el denguevirus


se replica en los monocitos o fagocitos mononucleares. Característico de la
Fiebre Hemorrágica del Dengue es el fenómeno inmunopatológico que consiste
en el aumento de la infección mediado o favorecido por anticuerpos. Una persona
con anticuerpos no neutralizantes contra alguno de los virus del dengue al
infectarse con otro virus distinto al de la infección primaria, desarrolla
inmunocomplejos de virus dengue/inmunoglobulina G que facilitan la penetración
del nuevo virus en el fagocito mononuclear a través del receptor Fc, resultando
una elevada replicación viral, viremia pronunciada y agresión del virus a diversas
células del organismo. Esta inmunoamplificación del dengue en infección
secundaria, confirmada por estudios seroepidemiológicos y de laboratorio,
fundamenta la teoría secuencial que explica la causa que origina la Fiebre
Hemorrágica del Dengue (OPS/HPC, 1995).

72
Pero deben estar presentes factores relacionados con el
virus, como la capacidad de la cepa viral para replicarse en los fagocitos
mononucleares o con atributos antigénicos para optimizar la inmunoamplificación
con antígenos de superficie o sitios para fijación y entrada al leucocito. Por lo que
es importante la caracterización de cada cepa viral, genotipo, biotipos o topotipos
y los estudios de epidemiología molecular (OPS/HPC, 1995).

Otros factores del huésped, además de los anticuerpos


heterotípicos preexistentes, que influyen y posiblemente determinan la aparición
del dengue hemorrágico, son la etnia, susceptibilidad genética, enfermedades
crónicas infecciosas y no infecciosas, otros anticuerpos contra proteínas de la
envoltura del virus (proteína E) y otras no estructurales como NS3, NS5
(OPS/HPC, 1995).

En infecciones por virus del dengue se ha hallado elevada


producción de interleuquina 2 y gammainterferón, evidencia de activación de
linfocitos T. La inmunopatologia de este padecimiento está relacionada con
respuestas de células T, la activación de estos linfocitos ocurre en pacientes con
dengue clásico y hemorrágico, pero en los hemorrágicos los niveles de activación
son superiores. Las infecciones primarias inducen linfocitos T, citotóxicos de
memoria CD4 Y CD8 específicos del serotipo y de reacción cruzada entre
serotipos. En infección secundaria por distinto serotipo del que causó la primaria,
se produce una activación más intensa de linfocitos citotóxicos CD4 y CD8 y un
número elevado de monocitos infectados. Es probable que la activación de
monocitos y macrófagos en el dengue hemorrágico se deba a la acción del
interferón gamma liberado por los linfocitos T (OPS/HPC, 1995).

La rápida liberación de citoquinas y mediadores químicos


producidos por la activación de células T y/o extravasación de líquidos y las
hemorragias, activan el complemento con producción de anafilatoxinas que
contribuyen con el síndrome de fuga capilar y con la acción final de lisis celular.
Se han detectado partículas o antígenos vírales en monocitos en riñón, tejido
cutáneo, hígado, bazo, timo, pulmón e infiltrados mononucleares en biopsias
musculares de pacientes con mialgias. Las diversas fases de diferenciación de
una línea de células monocíticas influyen en la susceptibilidad a la infección, por
lo que posiblemente los monocitos infectados participan en la diapédesis, por el
aumento de permeabilidad vascular diferenciándose para liberar virus y
citoquinas en sitios localizados de los vasos sanguíneos. Lo que explica la
combinación variable de complicaciones sistemáticas y localizadas en pacientes
con dengue hemorrágico con o sin choque (OPS/HPC, 1995).

73
Se ha encontrado niveles altos del factor de necrosis tumoral
TNF en pacientes con dengue hemorrágico. En la epidemia de FHD ocurrida
1989-1990 en Tahití, Polinesia Francesa, causada por DEN-3, con antecedentes
de epidemia de dengue clásico por DEN-1, se detectaron niveles séricos
elevados de TNF alfa en niños con grados severos de dengue hemorrágico. Las
cifras más elevadas correspondieron a pacientes con grados III y IV durante los
primeros cinco días de la enfermedad. Los niveles de interleuquina-6 ll-6 también
alcanzaron su máxima expresión entre el 3° y 5° día de la enfermedad. Los
valores más altos de ambas citoquininas coincidieron presentándose el día del
choque, los niveles ll-6 fueron normales el día anterior y el posterior al choque. En
los adultos con FDH los niveles de TNF alfa y ll-6 fueron moderadamente
elevados en comparación con los de los niños, pero se prolongaron por más días.
Ambas citoquininas son producidas por los monocitos/macrofagos que participan
en la fisiopatología del choque, la sepsis, la meningococcemia, la inflamación
general y la falla hepática fulminante. Aunque el TNF alfa puede tener efecto
antiviral protegiendo al huésped de daño celular, se ha demostrado que puede
aumentar la permeabilidad vascular pulmonar y participar en la interacción entre
células inflamatorias y endoteliales, por lo que algunas alteraciones clínicas y
biológicas del dengue hemorrágico se explican por su acción. El TNF alfa y la ll-6
se encuentran en niveles elevados en el choque causado por dengue y puede
que sean sus mediadores. Factores del huésped como el genotipo y la edad
puede que influyan en la producción de citoquininas, los mecanismos de
regulación de la respuesta al TNF aún no son claros, y posiblemente influyan en
la evolución y pronóstico de cada paciente (OPS/HCT, 1995).

También se han encontrado niveles elevados de óxido


nítrico en pacientes con dengue hemorrágico con y sin choque, comparando con
pacientes de dengue clásico. Se considera que el patrón de respuesta puede
reflejar diferencias en la cinética de la respuesta individual de citoquininas durante
la inflamación aguda. El óxido nítrico es considerado un mensajero intercelular
que en cantidades picomolares es mediador de diversos procesos fisiológicos y
en cantidades nanomolares como respuesta a la estimulación por citoquinas y
endotoxinas puede causar efectos fisiopatológicos graves como choque y coma
(OPS/HCT, 1995).

Las hemorragias en dengue tienen origen multicausal, ya


que pueden ocurrir por diapedesis, trombocitopenia y la alteración en los
mecanismos de coagulación entre otros. La trombocitopenia se determina en el
curso de infecciones virales por mecanismos multifactoriales como es la
penetración del virus en las plaquetas o en sus precursores los megacariocitos,
son un medio adecuado para la replicación viral, los virus pueden fijarse o
absorberse en las plaquetas provocándoles agregación o degranulación,
conduciendo a trombosis intravascular con depleción de plaquetas y de factores
de la coagulación, que también ocurre por mecanismos inmunológicos. El
74
prototipo de un fenómeno hemorrágico inmuno-mediado como respuesta a una
infección viral es el dengue hemorrágico. Por inmunofluoresencia se han
encontrado inmunocomplejos antígeno dengue-IgG en plaquetas hasta en el 48%
de pacientes con FHD. Un porcentaje elevado de las plaquetas sensibilizadas
son destruidas en el curso de coagulación intravascular diseminada CID,
removidas por el sistema macrofágo/fagocítico, o son lisadas por la acción del
complemento por activación de la vía clásica y la alternativa (OPS/HCT, 1995).

La coagulación intravascular diseminada en el dengue


hemorrágico es un factor importante en la producción de sangrados, aunque la
frecuencia en la epidemia cubana de 1981 fue del 11%, se resolvió sin utilizar
heparina. Se ha encontrado en pacientes con FHD anticuerpos de reacción
cruzada contra el plasminógeno, que podría causar o favorecer las hemorragias,
por tratarse de anticuerpos contra la glicoproteína E de la envoltura viral. La
secuencia de los aminoácidos de esta proteína reveló grandes similitudes con
una familia de factores de la coagulación, que incluyen la urokinasa, el factor X, la
protrombina, el plasminógeno y su activador. Estos factores participan en la
generación de fibrina o en la fibrinolisis (OPS/HCT, 1995).

En resumen, lo que caracteriza la fisiopatología del dengue


hemorrágico y lo diferencia del clásico, es el aumento de la permeabilidad
vascular, que es también la causa del choque, por lo que los criterios para el
diagnóstico de un caso de FHD deben estar documentados por
hemoconcentración, constatación de derrames serosos o hipoalbuminemia,
instalados en poco tiempo y reversibles en horas o días. En el dengue clásico
puede haber sangrados que generalmente son discretos y hay disminución en el
número de plaquetas, en el dengue hemorrágico la trombocitopenia es muy
intensa con cifras iguales o inferiores a 100 mil x mm3 (OPS/HCT, 1995).

9. Diagnóstico

a) Epidemiológico

El diagnóstico diferencial se hace con todas las


enfermedades incluidas bajo fiebres víricas transmitidas por artrópodos:
sarampión, rubéola y otras enfermedades febriles sistémicas más (Benenson,
1992). Aunque lo de mayor relevancia es el conocimiento de la epidemiología
local para los diagnósticos diferenciales de los cuadros febriles y las patologías
más frecuentes que suelen ser comunes en las áreas que tienen condiciones
para la transmisión, a manera de ejemplo son el paludismo, fiebre tifoidea,
hepatitis e influenza. Para diferenciar estas patologías es importante conocer la
75
secuencia sintomatológica del dengue, destacando que es una enfermedad con
duración aproximada a siete días, para cualquier cuadro febril de mayor duración
el clínico debe pensar en otro diagnóstico (OPS/HPC, 1995).

b) Clínico

Las infecciones por dengue causan un espectro


variable, desde el proceso asintomático, el de fiebre indiferenciada, el de dengue
clásico hasta el hemorrágico. El período de incubación es de cuatro a seis días,
tres como mínimo y 14 máximo (OPS, 1995). Las manifestaciones clínicas han
presentado variaciones en diferentes epidemias, en niños se caracteriza por
cuadro febril acompañado de enrojecimiento de la orofaringe, rinitis moderada,
tos, molestias gastrointestinales leves por lo que frecuentemente se diagnostica
como faringitis, influenza, sarampión o infección de vías respiratorias altas. En
jóvenes adultos se manifiesta como un cuadro típico con fiebre de tipo continua y
bimodal, dolor en músculos y articulaciones, conjuntivitis, el dolor retroocular se
comprueba por la exploración del 6° par craneal. En el período febril puede
presentar náuseas y vómito, linfadenopatía, parestesia cutánea, edema palmar,
cambios en el gusto, anorexia, constipación y depresión severa y prolongada,
exantema ausente o presente en forma débil o fuerte con duración de uno a cinco
días, epistaxis o petequias son poco frecuentes (Secretaría de Salud, 1993). Para
el diagnóstico del Dengue Hemorrágico debe haber fiebre elevada,
trombocitopenia (menor a 100 mil/mm3), hemoconcentración (20% por arriba del
valor normal), leucopenia (menor a 5,000/ml) y hemorragia. El choque puede
presentarse al terminar la viremia (OPS-HPC, 1995).

El dengue hemorrágico suele comenzar con aumento


súbito de temperatura, con rubor facial y otros síntomas no específicos como
anorexia, vómito, cefalea y dolores musculares o articulares, puede haber dolor
de garganta y congestión faríngea. Malestar epigástrico, sensibilidad del borde
costal derecho y dolor abdominal generalizado son comunes, temperatura alta de
dos a siete días que desciende a niveles normal o subnormal, ocasionalmente
sube hasta 40-41°C y puede haber convulsiones. La manifestación hemorrágica
más común es la prueba del torniquete positiva, se encuentran moretones y
hemorragias en sitios de venopuntura. En la fase febril inicial puede observarse
petequias finas diseminadas en extremidades, axilas, cara y paladar blando.
Puede aparecer erupción petequial concurrente durante la convalecencia, y
erupción maculopapular o rubeoliforme al principio o final de la enfermedad. La
epistaxis y la hemorragia gingival son menos comunes, llega a producirse
hemorragia gastrointestinal leve. El hígado es palpable al inicio de la fase febril,
su tamaño oscila de dos a cuatro centímetros por debajo del reborde costal, sin
relacionarse con la gravedad de la enfermedad, la hepatomegalia es más
76
frecuente en caso de choque, duele a la palpación, en general no hay ictericia. La
esplenomegalia no es común en lactantes pequeños, a veces aumenta el tamaño
del bazo en examen radiográfico. En los casos leves los signos y síntomas
desaparecen al ceder la fiebre. La lisis de la fiebre puede acompañarse de
sudoración profusa, cambios leves en la frecuencia del pulso y en la presión
arterial, frialdad en extremidades y congestión de la piel. Estos cambios reflejan
los trastornos circulatorios de la extravasación de plasma. Los pacientes se
recuperan espontáneamente o con la ayuda de líquidos o electrólitos (OPS,
1995).

Los signos de alarma del dengue hemorrágico son:


dolor abdominal agudo, vómito reiterado, diarrea profusa, descenso brusco de la
temperatura, inquietud, somnolencia o irritabilidad, postración excesiva, palidez
exagerada y derrame seroso. La detección temprana de estos signos es vital
para el paciente. Uno de los más importantes es el dolor abdominal, al
intensificarse es un signo inminente de choque, causado por la fuga de líquido
hacia el espacio retroperitoneal irritando plexos nerviosos, la disminución de la
temperatura debe diferenciarse por mejoría de aquella que cae en forma brusca.
A pesar de que hay lesión hepática es raro encontrar ictericia. El edema palperal
o en manos, cara o miembros inferiores es otro de los signos de este cuadro
clínico. Puede haber ascitis o derrame pericárdico que es muy raro, resulta del
síndrome de fuga capilar. Para el dengue hemorrágico un signo cardinal es la
trombocitopenía, pero no toda trombocitopenía es dengue hemorrágico (OPS-
HPC, 1995).

En los casos graves, el estado del paciente se


deteriora súbitamente después de unos días con fiebre, al bajar la temperatura o
poco después entre el tercer y séptimo día de su inicio, aparecen signos de
insuficiencia circulatoria, tornándose la piel fría, con livedo y congestionada;
puede observarse cianosis circunoral, el pulso se debilita y acelera. Algunos
pacientes parecen aletargados pero se vuelven inquietos y entran rápido en
etapa crítica de choque, el dolor abdominal agudo es una molestia frecuente
previa al choque. El choque se caracteriza por pulso acelerado y débil con
reducción de la presión del pulso (20 mm de Hg o 2.7 kPa o inferior) o
hipotensión, con piel fría, húmeda y agitación. Puede caer a una etapa de choque
profundo, con presión arterial y pulso imperceptible, la mayoría de los pacientes
están conscientes casi hasta la etapa terminal. La duración del choque es corta,
puede morir entre 12 y 24 horas o recuperarse con rapidez con tratamiento de
reposición de líquidos apropiados. El choque no tratado puede dar acidosis
metabólica, hemorragia grave gastrointestinal y de otros órganos, con pronóstico
desfavorable. Los pacientes con hemorragia intracraneal pueden convulsionarse
y caer en coma. Puede aparecer encefalopatía secundaria a las alteraciones
metabólicas y electrolíticas (OPS, 1995).

77
c) Inmunológico

Las técnicas inmunológicas auxiliares en el


diagnóstico son las pruebas de inhibición de la hemaglutinación, fijación del
complemento, neutralización, técnica de ELISA, y captación de anticuerpos IgG e
IgM. El virus se aísla de la sangre por inoculación de mosquitos o por técnicas de
cultivo celular de mosquitos (A. aegypti, A. albopictus o Toxorhynchites
amboinensis), ratones u otros vertebrados, después se identifica con anticuerpos
monoclonales con especificidad de tipo (Benenson, 1992).

Las infecciones por dengue pueden confirmarse con


la toma de dos muestras de sangre para su análisis por inhibición de la
hemaglutinación (IH). Estas muestras pareadas se toman con intervalo mínimo
de dos semanas entre una y otra, lo que retarda la posibilidad de diagnóstico
oportuno, ya que procesar sólo una se limita a identificar la presencia de
anticuerpos, sin discriminar si se debe a una infección activa o reciente. Su
utilidad es exclusiva para conocer la seroprevalencia, es frecuente encontrar
mayor dificultad para obtener la segunda muestra.

La IH es común, presenta reacciones cruzadas con


otros arbovirus como el de fiebre amarilla y encefalitis equina venezolana que
podría causar confusión en sitios donde se transmite más de una arbovirosis. La
prueba de fijación del complemento y de neutralización da alta especificidad, con
la desventaja de su alto costo (Secretaría de Salud, 1993).

Las pruebas con IgM e IgG, se indica del octavo al


decimoquinto día de evolución de la fiebre, el óptimo es el décimo día, IgM indica
infección reciente y la IgG infección anterior. En el caso de la IgM, si es una
primera infección, ésta se eleva al final de la viremia, si es una segunda infección
se observa una elevación exagerada junto con la de IgG también (OPS-HPC,
1995).

El empleo de IgM ELISA contrarresta problemas con


un diagnóstico más oportuno, a pesar de que aun existe la necesidad de poder
llevarlas a cabo en algunos laboratorios regionales, esto es trascendental para
poner en práctica las medidas de control del brote (Gómez Dantés & Rodríguez,
1994).

78
d) Anatomopatológico

La trombocitopenia y hemoconcentración son


constantes en el dengue hemorrágico de tres a ocho días posteriores al inicio de
la enfermedad, el conteo de plaquetas es menor a 100 mil por mm3. La
hemoconcentración indica extravasación de plasma, es mayor en caso de
choque, la elevación del hematócrito en 20% o más prueba el aumento de
permeabilidad capilar y de extravasación de plasma, el valor del hematócrito se
modifica por reposición precoz de líquidos o por hemorragia.

El conteo leucocitario puede oscilar desde leucopenia


hasta leucocitosis moderada, es común la linfocitosis con linfocitos atípicos al final
de la fase febril, llega a observarse albuminuria leve transitoria y hay sangre en
heces.

Los estudios de coagulación y los factores


fibrinolíticos muestran descenso de fibrinógeno, protrombina, factor VIII, XII y
antitrombina III. Se ha llegado a encontrar disminución de alfa-antiplasmina que
es inhibidora de alfa-plasmina. En casos graves con disfunción hepática se
reducen los factores V, VII, IX y X dependientes de la vitamina K. Entre la mitad y
tercera parte de los casos hemorrágicos presentan aumento del tiempo parcial de
tromboplastina y de protrombina, el de trombina aumenta igual en los casos más
graves.

Es común la hipoproteinemia, hiponatremia y niveles


ligeramente elevados de aspartato aminotransferasa sérica. En pacientes con
choque prolongado, es frecuente la acidosis metabólica, en la fase terminal suele
encontrarse aumento de nitrógeno ureico en sangre. Los niveles del
complemento sérico disminuyen.

La radiografía de tórax muestra derrame pleural


generalmente del lado derecho, la magnitud del derrame se relaciona con la
gravedad de la enfermedad (OPS, 1995).

Frecuentemente en los casos de dengue hemorrágico


se observa ascitis, derrame pleural, hemorragias de tubo digestivo, petequias y
sangrados en corazón y otras vísceras. El hígado puede estar aumentado de
tamaño, con sangrado intraparenquimatoso, degeneración grasa o necrosis
mediozonal.

Puede también causar encefalitis, insuficiencia renal


aguda, síndrome urémico hemolítico. Afecciones poco frecuentes y asociadas
con factores predispuestos o asociados a otro padecimiento (OPS/HPC, 1995).

79
Estudio de casos en Cuba y Puerto Rico muestran
mayor incidencia de hemorrágias gastrointestinales que las registradas en niños
tailandeses. Necrosis hepática se presentó en 70% de las 72 defunciones de
niños que ocurrieron en Cuba en 1981. En el continente Americano se informa
con frecuencia sobre manifestaciones neurológicas graves, insuficiencia renal y
miocarditis (OPS, 1997).

e) Etiológico

El laboratorio de virología es fundamental en la


vigilancia epidemiológica, la capacidad del diagnóstico y la identificación de
serotipos circulantes es esencial para mantener un monitoreo adecuado, permite
conocer la dinámica de la transmisión en la población y para poder actuar
oportunamente con medidas de prevención y control. Además de establecer
parámetros epidemiológicos para estimar la evolución de la transmisión o el
riesgo que existe en otras áreas (Gómez Dantés, 1994). El PCR y el cultivo con
muestras tomadas en los primeros tres días de la fase virémica que coincide con
la fiebre, de aquellos casos de interés epidemiológico, son útiles para identificar el
serotipo circulante (OPS-HPC, 1995).

10. Pronóstico

El Dengue Hemorrágico (CIE-9 065.4), enfermedad


endémica grave en la mayor parte del Asia tropical y ahora de América también,
se caracteriza por permeabilidad vascular anormal, hipovolemia y anormalidad en
los mecanismos de coagulación. Se identifica principalmente en niños, aunque en
algunos brotes también afectan adultos. Comienza en forma repentina con fiebre
alta que se acompaña de anorexia, vómitos, cefalalgia y dolor abdominal. Con
frecuencia se observa fenómeno hemorrágico, como prueba de torniquete
positivo, fácil aparición de equimosis, hemorragia en los sitios de punción venosa,
erupción petequial puntiforme, epistaxis o gingivorragia. La hemorragia
gastrointestinal es poco frecuente, se presenta después de un lapso de choque
no controlado. Durante la fase febril, que dura de dos a siete días, puede haber
hepatomegalia. Algunos pacientes después de tener fiebre por unos días, su
estado se deteriora repentinamente con signos de insuficiencia circulatoria como
piel fría y manchada, cianosis circumoral, aceleración del pulso y, en casos
graves hipotensión o disminución anormal de la presión del pulso, es decir
80
síndrome de choque del dengue. En todos los casos el número de plaquetas es
anormalmente bajo; en los casos graves aumenta el valor del hematócrito, la
albúmina sérica es baja, hay aumento de transaminasas, prolongación del
tiempo de la protrombina y niveles bajos de proteína del complemento C3. La
tasa de letalidad de pacientes en choque oscila entre 40 y 50% en los no
tratados; con asistencia hospitalaria adecuada y fluidoterapia las tasas suelen ser
menores de 5%. Las pruebas serológicas muestran un incremento del título
contra los virus del dengue, por lo regular del tipo anamnésico (secundario IgG).
En algunos casos se han señalado respuestas de anticuerpos de tipo primario. El
virus se puede aislar de la sangre durante la fase febril aguda por inoculación de
mosquitos o en cultivo tisular. El aislamiento del virus de órganos en la autopsia
es difícil pero posible por inoculación de mosquitos, o denotar la infección por
medio de reacción en cadena de polimerasa por secuencia de ácido nucleico
específico del virus (Benenson, 1997).

Los agentes infecciosos son los virus del dengue de los tipos
DEN-1, DEN-2, DEN-3 y DEN-4, flavivirus. Muchos casos de choque se observan
durante segundas infecciones secuenciales del dengue (Benenson, 1992). Muy
probablemente debido a que las respuestas inmunitarias secundarias son de
mayor magnitud.

La patogenia de la complicación hemorrágica explica el


reforzamiento de la infección por mecanismos inmunitarios, después de
sensibilizados los huéspedes por infecciones previas de dengue; también puede
depender de la mayor virulencia de una cepa en particular, o de una
extraordinaria susceptibilidad genética de los huéspedes. La edad modal de
ataque en las epidemias conocidas a la fecha ha sido de alrededor de tres a
cinco años, con límite desde cuatro meses hasta los primeros años de la edad
adulta. La prevalencia de anticuerpos contra el dengue en la población general es
alta en los niños mayores y en los adultos (Benenson, 1992).

El tratamiento específico del choque hipovolémico, que es


resultado de la pérdida de plasma por un incremento repentino de la
permeabilidad vascular, suele mejorar con la oxigenoterapia y reposición rápida
de una solución de líquidos y electrolitos (solución lactada de Ringer a razón de
10 a 20 ml/Kg/hora) y de plasma. El ritmo de administración de líquidos y plasma
debe determinarse según las perdidas medidas. La transfusión de sangre está
indicada solamente cuando una hemorragia intensa ocasiona un descenso real
del índice hematócrito (Benenson, 1997).

La convalecencia del dengue hemorrágico con y sin choque


es corta y sin incidentes, aun en el caso de choque profundo, los pacientes que
sobreviven, se recuperan en dos o tres días, el apetito es buen signo, un hallazgo
común es la bradicardia o arritmia sinusales y erupción petequial (OPS, 1995).
81
11. Tratamiento

No existe tratamiento específico contra el virus, pero la


enfermedad es tratable. No hay vacuna disponible pero hay un proyecto para su
desarrollo con perspectiva de disponibilidad dentro de 10 a 15 años. El Rivavirín
no da resultados satisfactorios, el Interferón utilizado en la fase temprana ha
mostrado ser útil impidiendo el avance de la enfermedad, el inconveniente es su
precio (OPS-HPC, 1995; Plagas, Ambiente y Salud, 2001).

El tratamiento es fisiológico intensivo, es decir la


restauración de las funciones fisiológicas. La Aspirina está contraindicada por su
acción antiagregante plaquetaria, el Acetoaminofén no tiene efecto hemorrágico
pero tiene efecto secundario a nivel hepático. No usar Heparina cuando hay
síndrome de extravasación intravascular. Plaquetas a 0.1 U/Kg sólo ante
sangrado que ponga en peligro la vida. El plasma debe usarse en choque
persistente, no usar esteroides, ni sustancias coloidales porque aumentan la
presión oncótica intersticial incrementando la extravasación vascular, en el
choque de dengue es importante mantener la ciuresis más que la tensión arterial.
Para la hidratación se debe considerar el líquido extravasado en un tercer
espacio del que retornará, es necesario tener cuidado para evitar sobrecarga de
volumen, se recomienda usar soluciones con las que tenga mayor experiencia el
médico responsable (OPS-HPC, 1995).

12. Prevención o profilaxis

Para el programa de prevención y control del dengue se está


reconsiderando la estrategia con base en ejecuciones integradas específicas
para cada situación en una área predeterminada, incluyen: vigilancia
epidemiológica; capacitación de la comunidad médica; educación de la población
en medidas personales para evitar el contacto mosquito - Hombre y la eliminación
o tratamiento de criaderos (Benenson, 1992); vigilancia entomológica; medidas
antivectoriales incluyendo campañas de saneamiento, control químico, físico y
biológico, incluyendo exploración entomológica previa y posterior a las
intervenciones realizadas (OPS/CE 118/16, 1996).

Medidas preventivas: 1) Educar a la población para que


instrumente medidas personales que eviten el contacto mosquito - hombre y de
control y eliminación de criaderos. 2) Encuestas y evaluaciones entomológicas en
la localidad para estimar la densidad de la población de mosquitos vectores,
identificar sus criaderos, fomentando y llevando a la práctica su eliminación
(Benenson, 1992).
82
Todo el personal médico de las áreas con transmisión o
cercana a éstas, debe estar capacitado para considerar dentro de los
padecimientos que afectan a sus pacientes, la posibilidad de infecciones de
dengue y saberlo diagnosticar, notificarlo, y en caso de presentarse cuadros
severos manejarlos adecuadamente o canalizarlos a otro nivel con oportunidad,
por lo que se ha intensificado en las ciudades y localidades más afectadas la
instrucción médica en el diagnóstico clínico y tratamiento del dengue clásico y
hemorrágico (CDC, 1995).

No hay vacunas disponibles contra el dengue, recientemente


una vacuna probable de virus atenuados se está desarrollando en Tailandia, esta
vacuna es segura e inmunogénica cuando se da en varias formulaciones,
incluyendo una vacuna tetravalente para los cuatro serotipos,
desafortunadamente los ensayos de eficacia en voluntarios apenas iniciaron.
También se investiga desarrollar una segunda generación de vacuna
recombinada, por consiguiente una vacuna efectiva contra el dengue que pueda
usar la población estará disponible cuando menos en 10 años (Gubler, 1995).

13. Salud Pública

El panorama de las enfermedades transmisibles está


variando considerablemente, debido a diversos factores de diferente índole, como
son los cambios ocurridos en el ambiente, como consecuencia de la
deforestación, contaminación, variaciones climáticas, de sistemas acuáticos y de
corrientes marítimas, de fenómenos meteorológicos, así como los estilos de vida
de la población, como es la creciente urbanización con hacinamiento y alto grado
de exclusión social, la insalubridad, el incremento de la clase social en pobreza
extrema, las viviendas precarias, aumento de la invasión de asentamientos
humanos en regiones inhóspitas, la migración sin control incluyendo refugiados y
desplazados, los movimientos armados, la facilidad y rapidez de transportación
regional, internacional e intercontinental, el movimiento de productos de origen
animal y de todo tipo de artículos. Por otra parte las transfusiones sanguíneas, el
diagnóstico clínico y de laboratorio, la infraestructura sanitaria y la vigilancia
epidemiológica con diferente calidad y capacidad de respuesta, son variables
dependientes para la asistencia oportuna, éstos entre otros factores, se han
83
combinado para favorecer que se presenten epidemias de padecimientos
infecciosos descritos como enfermedades: nuevas, emergentes y reemergentes
(Villegas y Villegas, 1998). Además se mantiene reduciéndose la eficacia de los
medicamentos por fármaco resistencia de los agentes antimicrobianos,
desencadenando mayor letalidad e incrementando los costos de las campañas
sanitarias. Estas enfermedades sin límites o restricción a ciertas regiones del
mundo, son universales, representan una amenaza general que requiere de
coordinación internacional, constituyen una carga financiera elevada para el
control de brotes epidémicos, atención médica y salud pública.

Con base a esta clasificación, las enfermedades nuevas son


las descritas por primera vez como son el VIH/SIDA y el virus Ebola; las
emergentes son aquellas cuyos niveles de incidencia ha aumentado en las dos
últimas décadas, como es el caso del dengue hemorrágico, y las catalogadas
como reemergentes son las que están reapareciendo después de haberse
disminuido significativamente su incidencia como es el dengue clásico.
Probablemente la tendencia en la situación de las enfermedades transmisibles no
variará en el futuro cercano, por lo que se debe prever que otros padecimientos
seguirán incidiendo. La mejor alternativa es conocerlos a fondo lo antes posible
en su epidemiología y biología básica y prepararse con estrategias efectivas y
recursos suficientes como se ha venido haciendo en los últimos cinco años para
el programa de prevención y control del dengue.

La Organización Panamericana de la Salud, convocó en


junio de 1995 a una reunión de expertos para analizar las estrategias para la
prevención y control de las enfermedades nuevas, emergentes y reemergentes.
El producto fue un Plan Regional de Acción para orientar a los países en la forma
de afrontar problemas concretos para aplicar medidas regionales y
subregionales, se basa en cuatro objetivos:

• Fortalecer las redes regionales de vigilancia de las enfermedades infecciosas


en las Américas. Consiste en proporcionar capacidad de vigilancia y de
respuesta rápida para detectar, contener y prevenir los padecimientos
infecciosos. Vigilar los agentes etiológicos, las enfermedades que producen y
sus factores determinantes. Detectar epidemias, hacer investigación
epidemiológica, evaluar los programas de prevención y control, prever
necesidades de servicios de salud, reducir los costos de atención, facilitar la
ejecución oportuna de estrategias y vincular el apoyo de diagnóstico de
referencia como sistemas de alerta de las enfermedades emergentes.

84
• Crear infraestructura nacional y regional para instrumentar sistemas de alerta
temprana y de respuesta rápida contra las enfermedades infecciosas,
mejorando laboratorios e impulsando programas de capacitación
multidiciplinarios. Crear infraestructura para todos los niveles de atención, que
incluyan recursos humanos calificados, laboratorio, redes de comunicación,
apoyo administrativo y logístico, con prioridad a los programas de control y
considerar financiamiento para mediano y largo plazo.

• Impulsar la investigación aplicada en diagnóstico rápido, epidemiología y


prevención. Las prioridades a investigar las fórmula cada país, con excepción
de las infecciones que representan amenaza regional. Puede evaluarse las
necesidades prioritarias de investigación con respecto a las infecciones
nuevas y emergentes en tres categorías: diagnóstico, epidemiología y
prevención y clínica.

• Fortalecer la capacidad regional para la ejecución eficaz de las estrategias de


prevención y control. Las estrategias de prevención y control complementarán
los tres objetivos anteriores, son los componentes de acción y reajuste del
Plan Regional. Se enfatizarán los sistemas y programas de difusión,
educación sobre resistencia a los antimicrobianos y el mejorar la capacidad de
respuesta frente a emergencias y medidas de control de brotes epidémicos.

85
B. Magnitud del problema

1. Casos registrados

Durante el período 1941 - 2009 se han registrado según


fuentes oficiales los siguientes casos de dengue en el país, como se observa en
el cuadro 2 y gráfica 1:

Cuadro 2. CASOS DE DENGUE, ESTADOS UNIDOS MEXICANOS 1941 - 2009


AÑO CASOS AÑO CASOS AÑO CASOS
1941 6955 1960 - 1961 0 1992 8,131
1942 272 1962 1 1993 2,507
1943 1129 1963 2 1994 8,072
1944 67 1964 1 1995 36,029
1945 235 1965 - 1977 0 1996 35,082
1946 70 1978 38 1997 52,561
1947 31 1979 6,187 1998 23,267
1948 36 1980 51,406 1999 23,796
1949 6 1981 17,040 2000* 1,781
1950 19 1982 32,640 2001 4,955
1951 19 1983 19,028 2002 15,413
1952 22 1984 27,645 2003 6,996
1953 27 1985 13,688 2004 8,202
1954 21 1986 19,708 2005 21,905
1955 7 1987 13,371 2006 27,287
1956 30 1988 10,526 2007 52,369
1957 1 1989 7,117 2008 35,603
1958 2 1990 9,516 2009 55,961
1959 5 1991 7,158
Fuente: Secretaría de Salud. *información modificada para hacerla consistente con la oficial
**DGE boletín semana 52 (Panorama Epidemiológico de Fiebre y Fiebre Hemorrágica por Dengue)

86
Gráfica 1. Casos de dengue 1941 - 2009
casos
Estados Unidos Mexicanos

60000

50000

40000

30000

20000

10000

0
1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010

años

Fuente: Secretaría de Salud

A partir de 1978 se inicia el período que comprende la


historia reciente del dengue en México, registrándose 654,985 casos hasta el año
de 2009, el promedio anual de casos de dengue en estos 32 años transcurridos
es de 20,468 registrados en las 32 entidades federativas afectadas con diferente
intensidad, muestra tendencia continua al alza, consistente en los últimos años.

Los 1,781; 4,955; 15,413; 6,996; 8,202; 21,905; 27,287;


52,369, 35,603 y 55,961 casos de dengue registrados durante los últimos diez
años entre 2000 y 2009 reportados en 21, 20, 25, 23, 25, 24, 28, 30, 28 y 26
entidades federativas respectivamente se observan en el cuadro 3:

87
Cuadro 3. CASOS DE DENGUE POR ENTIDAD FEDERATIVA, MÉXICO 2000 – 2009
ESTADO 2000 2001 2002* 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 SUMA
VER 578 2258 2455 1305 5820 4537 8338 15253 4129 6390 51063
GRO 14 605 2605 458 341 1432 4373 4590 4564 5832 24814
TAM 226 47 152 10 108 7062 197 1939 1536 1265 12542
OAX 211 486 726 194 190 1200 2583 5556 1420 2183 14749
CHIS 293 489 471 56 494 2129 702 2926 1599 3910 13069
Q. ROO 17 302 566 107 295 875 2005 4422 466 625 9680
COL 2 2 2379 37 9 428 1243 949 2451 4982 12482
SIN 9 185 641 1837 143 675 406 605 1332 1482 7315
YUC 0 287 946 25 57 162 607 1863 721 3220 7888
MOR 0 14 105 82 80 287 2784 1355 8118 989 13814
JAL 0 0 1337 36 32 98 1485 953 1434 4919 10294
NAY 2 0 1144 112 181 467 498 1103 349 4907 8763
SON 330 0 357 1525 29 76 86 15 1100 264 3782
TAB 4 92 331 110 74 386 157 1794 963 3941 7852
MICH 12 41 439 113 93 37 408 2319 2630 4393 10485
N. L. 25 16 22 36 39 861 107 3832 857 586 6381
COAH 0 1 238 4 3 124 160 837 29 293 1689
HGO 0 0 32 3 124 709 215 45 608 1084 2820
B. C. S. 1 1 9 927 2 12 112 38 222 517 1841
PUE 51 35 14 0 27 50 237 315 603 488 1820
CAMP 3 57 380 18 30 111 90 219 46 592 1546
GTO 0 0 0 0 0 0 0 638 14 21 673
S. L. P. 0 0 3 0 2 187 269 261 281 2488 3491
DGO 1 0 0 1 0 0 114 332 65 301 814
MÉX 0 37 61 0 29 0 1 45 58 255 486
QRO 0 0 0 0 0 0 110 8 3 34 155
ZAC 0 0 0 0 0 0 0 156 2 0 158
CHIU 0 0 0 0 0 0 0 1 3 0 4
B. C. 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
D. F. 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
SUMA 1,781 4955 15413 6996 8202 21905 27287 52369 35603 55961 230472
Fuente: Secretaría de Salud. *información modificada para hacerla consistente con la oficial

Después de 18 años, comprendidos en las décadas 60s y 70s, en que no se


registraron casos de dengue, ya que presumiblemente se concluyó la
erradicación del vector en 1963 y no se consideraba la detección clínica de este
padecimiento, a finales de 1978 en Huixtla y Tapachula, Chiapas surge un brote
inicial de 38 casos compatibles con rubéola, comprobándose después que se
trataba de dengue clásico. El padecimiento empieza a dispersarse rápidamente a
nueve estados en 1979, los más afectados fueron Chiapas, Oaxaca, Veracruz,
Yucatán y Quintana Roo; en 1980 asciende a 15 entidades federativas, para
1981 son afectados también los estados de la vertiente del Pacífico hasta
Sinaloa; en 1982 son 19 las entidades que registran casos, incluyen a Baja
California Sur; en 1983 se incrementan regiones del Norte del país y en 1984 -
1985 se adicionan localidades distantes de los litorales y de mayor altitud,
sumaban 25 estados. La dispersión del dengue, tanto de serotipos como de
sepas han seguido estas rutas de migración legal e ilegal, de quienes buscan
88
mejores oportunidades de ingresos, este patrón se ha repetido con otros
padecimientos también (Tapia-Conyer et al, 2006)

En 1980 se registran 51,406 casos con tasa de 76.8, es el


año con la morbilidad más elevada en la historia reciente del dengue en México a
pesar de que en 1997 se notifica un número mayor, 52,561 casos con tasa de
55.5, los valores cayeron a su mínima expresión en el 2000 con 1,781 casos con
tasa de 1.7, de nueva cuenta se incrementa en 2007 el registro da 52,369 casos
con tasa de 52.2, se da un repunte de nueva cuenta en 2009 con 55,961 con tasa
de 50.6 por cada 100 mil habitantes. La incidencia había mostrado tendencia
decreciente, el descenso había sido constante hasta 1993 en que se reportaron
2,507 casos, número más bajo hasta ese entonces, con picos de transmisión
bianuales. En la actualidad se estima a nivel mundial que la propagación de
brotes es cíclica con frecuencia de tres a cinco años (Secretaría de Salud, 1993 &
2006; TDR– WHO, 2009).

En este siglo XXI, durante los primeros diez años


transcurridos se registraron 230,472 casos de dengue en diferente proporción en
las 32 entidades federativas (Cuadro 3), representan el 35.2% del total de casos
registrados en los 32 años de la nueva era de la transmisión del dengue. De los
cuales tan sólo el 33.4% se concentra en dos estados: Veracruz (22.6%) y
Guerrero (10.8%), si se suma Oaxaca (6.4), Morelos (6.0%) y Chiapas (5.7%),
resulta el 51.5% del total. En 2009, examinando la transmisión en tasas por 100
mil habitantes se observa otra perspectiva de la incidencia por entidad federativa
en orden decreciente, como sigue: Colima 829.1, Nayarit 506.1, Tabasco 192.2,
Guerrero 185.7, Yucatán 165.5, Michoacán 110.8 y San Luís Potosí 100.1, en
contraste con Veracruz 87.8, Oaxaca 61.5, Chiapas 86.8 y Morelos con 59.1.

El serotipo DEN-1 había sido el predominante y vuelve a


serlo, presente prácticamente en todos los sitios donde ha habido transmisión,
esto sugería que la población humana adulta susceptible a este serotipo había
disminuido considerablemente (Gómez Dantés, 1994). Sin embargo, a partir del
segundo semestre de 1994 y hasta diciembre de 1997 ocurrió un aumento
importante en la transmisión, al grado que en 1994 se registraron 8,072 casos
clásicos con 30 hemorrágicos, en 1995 ocurrieron 36,029 casos clásicos con 539
hemorrágicos a lo que se adicionó la presencia del serotipo DEN-3 sin registro
previo. Inicialmente se identificó en septiembre de 1995 en Tapachula y
Suchiapa, localidades del estado Chiapas próximas a la frontera con Guatemala.
Posterior en Ebano San Luis Potosí, en Puebla, Tamaulipas, Veracruz, Yucatán,
Oaxaca (Secretaría de Salud, 1995), y así sucesivamente al resto del área
endémica de todo el país en relativamente poco tiempo donde ha seguido
causando grandes estragos. En 1997 se registraron 52,561 casos incluidos 980
hemorrágicos, en 2007 hay 52,369 con 9,433 hemorrágicos y en 2009 se vuelve
a incrementar a 55,961 con 11,396 hemorrágicos.
89
En el período 1984 - 1993 se registraron 29 casos de
dengue hemorrágico, cinco de éstos confirmados por serología. El primer registro
de brote de dengue hemorrágico en México y el segundo en el continente, fue en
Yucatán en 1984, el primero ocurrió en Cuba en 1981. En Yucatán se registraron
5,486 casos, nueve de estos pacientes se clasificaron como graves con
complicaciones hemorrágicas, cuatro de ellos fallecieron. Se asilaron los
serotipos DEN-1 en un paciente y 34 más en otros con DEN-4 (Loroño et al,
1993). Los 20 casos restantes del período se registraron en Campeche (1),
Chiapas (2), Distrito Federal (1), Guerrero (5), Morelos (2), Oaxaca (2), Sonora
(2) y Veracruz (5).

En 1994 se registraron 30 casos de dengue hemorrágico


como sigue: Campeche (1), Quintana Roo (2), Sinaloa (12), Tabasco (4),
Veracruz (5) y Yucatán (6); de los cuales dieciséis se confirmaron y catorce se
consideraron compatibles, hubo siete defunciones en: Quintana Roo (1), Sinaloa
(1), Tabasco (2), Veracruz (2) y Yucatán (1), la letalidad fue de 23.3.

En 1995, se registraron 539 casos hemorrágicos, reportados


por estado como sigue: Baja California Sur (1), Campeche (2), Coahuila (6),
Colima (10), Chiapas (27), Guerrero (9), Michoacán (8), Morelos (7), Nayarit (5),
Nuevo León (168), Oaxaca (14), Puebla (4), Quintana Roo (1), San Luis Potosí
(6), Sinaloa (145), Sonora (2), Tabasco (4), Tamaulipas (37), Veracruz (79) y
Yucatán (4), confirmados por laboratorio, con 30 defunciones en: Campeche (1),
Chiapas (6), Guerrero (3), Nuevo León (2), Oaxaca (3), San Luis Potosí (1),
Sinaloa (4), Tabasco (1) y Veracruz (9), la letalidad fue de 5.6.

En 1996, se registraron 1,456 casos hemorrágicos,


reportados por estado como sigue: Baja California Sur (2), Campeche (2),
Coahuila (81), Colima (100), Chiapas (25), Guerrero (31), Hidalgo (2), Jalisco (3),
Michoacán (19), Morelos (16), Nayarit (1), Nuevo León (90), Oaxaca (25), Puebla
(1), Quintana Roo (8), San Luis Potosí (8), Sinaloa (10), Sonora (28), Tabasco
(19), Tamaulipas (442), Veracruz (513), Yucatán (30). Hubo 44 defunciones en:
Coahuila (1), Chiapas (4), Guerrero (3), Hidalgo (1), Nuevo León (1), Oaxaca (6),
San Luis Potosí (1), Sinaloa (1), Tabasco (2), Tamaulipas (4), Veracruz (19) y
Yucatán (1), la letalidad fue de 3.

En 1997, se registraron 980 casos hemorrágicos, reportados


por estado como sigue: Baja California Sur (1), Campeche (120), Chiapas (87),
Coahuila (5), Colima (60), Guerrero (134), Hidalgo (1), Michoacán (1), Morelos
(19), Nayarit (6), Nuevo León (48), Oaxaca (6), Puebla (9), Quintana Roo (11),
Sinaloa (1), Tabasco (99), Tamaulipas (51), Veracruz (158) y Yucatán (163).
Hubo 37 defunciones con la siguiente distribución: Campeche (3), Chiapas (3),
Guerrero (8), Oaxaca (3), Puebla (1), Quintana Roo (1), Tabasco (5), Tamaulipas
(1), Veracruz (7) y Yucatán (5), la letalidad fue de 3.8.
90
En 1998 se registraron 372 casos hemorrágicos, reportados
por entidad federativa como sigue: Coahuila (1), Chiapas (2), Guerrero (9),
Hidalgo (3), Morelos (41), Nuevo León (85), Oaxaca (20), Puebla (1), San Luis
Potosí (55), Sinaloa (6), Tamaulipas (105) y Veracruz (44). Hubo 14 defunciones
distribuidas por estado de la siguiente manera: San Luis Potosí (8), Tamaulipas
(3) y Veracruz (3), la letalidad fue de 3.7.

En 1999, según información del Sistema Nacional de


Vigilancia Epidemiológica, se registraron 312 casos hemorrágicos reportados por
entidad federativa como sigue: Coahuila (18), Chiapas (10), Morelos (1), Nuevo
León (207), San Luis Potosí (1), Tamaulipas (64) y Veracruz (11). Se registraron
diez defunciones, ocurridas en Coahuila (1), Nuevo León (5), Tamaulipas (3) y
Veracruz (1), la letalidad para el país fue de 3.2.

En el año 2000, según información del Sistema Nacional de


Vigilancia Epidemiológica, se registraron 67 casos hemorrágicos, reportados por
entidad federativa como sigue: Chiapas (41), Nuevo León (3), Oaxaca (7), Sonora
(2), Tabasco (1), Tamaulipas (5) y Veracruz (8). No se registraron defunciones a
pesar de que la letalidad de 1994 fue de 23.3, disminuyó en 1999 a 3.2 por cada
100 casos.

En 2001 se registran de nueva cuenta 312 casos


hemorrágicos, reportados en Campeche (4), Chiapas (118), Guerrero (84), Nuevo
León (2), Oaxaca (40), Quintana Roo (11), Tabasco (4), Veracruz (14) y Yucatán
(35). Se registró una defunción en Yucatán, la letalidad para el estado fue de 2.8
y para el país de 0.3

2002 era el año con mayor registro sin precedente, 2,159


casos hemorrágicos con la siguiente distribución: Campeche (8), Chiapas (147),
Colima (613), Coahuila (2), Guerrero (414), Jalisco (67), Michoacán (58), Morelos
(3), Nayarit (129), Nuevo León (4), Oaxaca (156), Puebla (1), Quintana Roo (80),
Sinaloa (75), Sonora (98), Tabasco (4), Tamaulipas (5), Veracruz (98) y Yucatán
(197). Hubo ocho defunciones distribuidas en: Colima (1), Jalisco (2), Nayarit (1),
Oaxaca (1) y Veracruz (3), la letalidad para este último estado fue de 3.1 y para
todo el país 0.4, tercer valor más bajo para el periodo.

En 2003 el registro fue de 1,776 casos hemorrágicos con la


siguiente distribución: Baja California Sur (441), Campeche (1), Chiapas (16),
Colima (7), Guerrero (67), Jalisco (3), Michoacán (6), Morelos (5), Nayarit (22),
Oaxaca (23), Quintana Roo (5), Sinaloa (596), Sonora (346), Tabasco (10),
Tamaulipas (1), Veracruz (221) y Yucatán (6). La letalidad fue de 0.6, es el dato
accesible, han deber ocurrido siete defunciones, la distribución de éstas no está
disponible.
91
En 2004 el registro fue de 1,959 casos hemorrágicos con la
siguiente distribución: Campeche (4), Chiapas (108), Colima (3), Guerrero (71),
Hidalgo (4), Jalisco (2), Michoacán (3), Morelos (23), Nayarit (28), Nuevo León
(3), Oaxaca (43), Quintana Roo (56), Sinaloa (21), Sonora (4), Tabasco (1),
Tamaulipas (9), Veracruz (1,570) y Yucatán (6). Hubo 13 defunciones distribuidas
en: Oaxaca (2), Sonora (1), Tamaulipas (1) y Veracruz (9), la letalidad para este
último estado fue de 0.6 y para todo el país 0.7.

2005 registró 4,418 casos hemorrágicos con la siguiente


distribución: Baja California Sur (2), Campeche (18), Chiapas (455), Coahuila (4),
Colima (66), Guerrero (420), Hidalgo (22), Jalisco (10), Morelos (58), Nayarit (59),
Nuevo León (344), Oaxaca (181), Quintana Roo (210), San Luís Potosí (18),
Sinaloa (22), Sonora (4), Tabasco (18), Tamaulipas (1,832), Veracruz (636) y
Yucatán (39). Hubo 44 defunciones distribuidas en: Guerrero (1), Morelos (4),
Nuevo León (2), Oaxaca (2), Quintana Roo (1), Sinaloa (1), Tabasco (3),
Tamaulipas (24), Veracruz (3) y Yucatán (1), la letalidad para Tamaulipas fue de
1.3 y para todo el país 1.0.

En 2006 el registro fue de 4,477 casos hemorrágicos con la


siguiente distribución: Baja California Sur (26), Campeche (7), Chiapas (183),
Colima (205), Guerrero (1,192), Hidalgo (4), Jalisco (184), Michoacán (14),
Morelos (630), Nayarit (46), Nuevo León (21), Oaxaca (323), Puebla (11),
Quintana Roo (312), San Luís Potosí (13), Sinaloa (27), Tabasco (8), Tamaulipas
(46), Veracruz (1,066) y Yucatán (159). La información consistente por entidad
federativa disponible es de 12 de 20 defunciones reportadas (Secretaría de
Salud, 2008) distribuidas en: Campeche (1), Guerrero (4), Nayarit (2), Quintana
Roo (1), Sinaloa (1), Tamaulipas (1), Veracruz (1) y Yucatán (1), la letalidad fue
de 0.3 para el país.

2007 era el año con mayor registro, 9,433 casos


hemorrágicos, distribuidos: Baja California Sur (5), Campeche (2), Coahuila (24),
Chiapas (701), Colima (172), Durango (3), Guanajuato (2), Guerrero (1,298),
Hidalgo (1), Jalisco (84), México (1), Michoacán (22), Morelos (236), Nayarit (70),
Nuevo León (1098), Oaxaca (1091), Puebla (8), Quintana Roo (877), San Luís
Potosí (18), Sinaloa (59), Sonora (1), Tabasco (99), Tamaulipas (527), Veracruz
(2,645), Yucatán (389). Hubo 29 defunciones distribuidas en: Coahuila (1),
Guerrero (3), Nuevo León (2), Oaxaca (5), Quintana Roo (1), Sonora (1), Tabasco
(1), Tamaulipas (3), Veracruz (11) y Yucatán (1), la letalidad para este último
estado fue de 0.4 y para todo el país 0.3, tercer valor más bajo para el periodo.

2008 con datos registran 7,588 casos hemorrágicos,


distribuidos como sigue: Baja California Sur (13), Chiapas (446), Colima (312),
Guerrero (1,253), Hidalgo (29), Jalisco (4), Michoacán (64), Morelos (2,175),
92
Nayarit (44), Nuevo León (54), Oaxaca (79), Puebla (2), Quintana Roo (45), San
Luís Potosí (16), Sinaloa (212), Sonora (17), Tabasco (93), Tamaulipas (522),
Veracruz (2,060), Yucatán (148). Hubo 38 defunciones distribuidas en: Baja
California Sur (1), Guerrero (5), Morelos (16), Oaxaca (3), Tabasco (3),
Tamaulipas (3), Veracruz (6) y Yucatán (1), la letalidad para Baja California Sur
fue de 7.69, para Oaxaca 3.80, para Tabasco 3.22, para Morelos 0.74, para
Tamaulipas 0.57, para Yucatán 0.68 y para todo el país 0.5.

En 2009, el peor año sin precedentes, se da el mayor


registro alcanzado con 11,396 casos hemorrágicos, distribuidos como sigue: Baja
California Sur (21), Campeche (30), Chiapas (1,322), Coahuila (13), Colima
(1,047), Durango (4), Guerrero (1,360), Hidalgo (52), Jalisco (817), México (7),
Michoacán (105), Morelos (185), Nayarit (773), Nuevo León (62), Oaxaca (245),
Puebla (2), Quintana Roo (43), San Luís Potosí (61), Sinaloa (267), Sonora (45),
Tabasco (519), Tamaulipas (327), Veracruz (2,978), Yucatán (1,111). También
con el mayor registro histórico, hubo 96 defunciones, distribuidas en: Campeche
(1), Chiapas (2), Colima (6), Guerrero (11), Jalisco (48), Nayarit (8), Nuevo León
(1), Oaxaca (3), Tabasco (4) y Veracruz (10), Yucatán (2), la letalidad para
Campeche fue de 3.33, Colima fue de 0.57, para Guerrero 0.80, para Jalisco
5.88, para Nayarit 1.03, para Nuevo León 1.61, para Oaxaca 1.22, para
Tamaulipas 0.39 y para todo el país 0.84.

En el periodo 1994 - 2009 se han registraron 47,274 casos


hemorrágicos en 25 entidades federativas (Cuadro 4), de los cuales el 62.4% se
concentró en cinco estados: Veracruz (25.6%), Guerrero (13.4%), Tamaulipas
(8.4%), Chiapas (7.8%) y Morelos (7.2%). La proporción de casos hemorrágicos
para 1994 fue del 0.34%, para 2008 de 21.3% y para 2009 de 20.4%. La razón de
casos de dengue clásico por cada hemorrágico pasó de 26:1 a 4:1 comparando
los años 2000 y 2009, esto significa incremento en el riesgo de enfermar de
dengue hemorrágico y la presencia de más casos graves. Para el primer bimestre
de 2010 se han registrado cerca de 2,500 casos, de los cuales uno de cada cinco
es hemorrágico (Vega & Mejía, 2010). La tasa de incidencia del dengue
hemorrágico aumentó de 0.03 por 100 mil habitantes en 1994 (30 casos) a 6.90
en 2008 y 9.54 en 2009, año con mayor número de casos notificados, en orden
de mayor a menor registro están Veracruz (26.1%), Guerrero (11.9%), Chiapas
(11.6%), Yucatán (9.7%) y Colima (9.2%), tan sólo los tres primeros suman el
49.6%, los cinco estados suman el 68.5%. A partir de 2002 los estados de la
vertiente del Pacifico se dieron un vuelco registrando en ese año más del doble
de los casos hemorrágicos que tenían acumulados en el periodo, con excepción
de Sinaloa, se mantiene cambios en el comportamiento de la endemia causada
probablemente por la susceptibilidad existente todavía a los dos serotipos más
virulentos, los dengue virus DEN-2 y -3 que cursan como infecciones secundarias
(ver cuadro 4).

93
Cuadro 4. CASOS DE DENGUE HEMORRÁGICO POR ENTIDAD FEDERATIVA,
ESTADOS UNIDOS MEXICANOS 1994 – 2009
ESTADO 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000* 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 SUMA
BCS 1 2 1 441 2 26 5 13 21 512
CAM 1 2 2 120 4 8 1 4 18 7 2 0 30 199
CHIS 27 25 87 2 10 41 118 147 16 108 455 183 701 446 1322 3688
COAH 6 81 5 1 18 2 4 24 0 13 154
COL 10 100 60 613 7 3 66 205 172 312 1047 2595
DGO 3 0 4 7
GRO 9 31 134 9 84 414 67 71 420 1192 1298 1253 1360 6342
GTO 2 0 0 2
HGO 2 1 3 4 22 4 1 29 52 118
JAL 3 67 3 2 10 184 84 4 817 1174
MEX 1 0 7 8
MICH 8 19 1 58 6 3 14 22 64 105 300
MOR 7 16 19 41 1 3 5 23 58 630 236 2175 185 3399
NAY 5 1 6 129 22 28 59 46 70 44 773 1183
NL 168 90 48 85 207 3 2 4 3 344 21 1098 54 62 2189
OAX 14 25 6 20 7 40 156 23 43 181 323 1091 79 245 2253
PUE 4 1 9 1 1 11 8 2 2 39
Q. ROO 2 1 8 11 11 80 5 56 210 312 877 45 43 1661
SLP 6 8 55 1 18 13 18 16 61 196
SIN 12 145 10 1 6 75 596 21 22 27 59 212 267 1453
SON 2 28 2 98 346 4 4 1 17 45 547
TAB 4 4 19 99 1 4 4 10 1 18 8 99 93 519 883
TAM 37 442 51 105 64 5 5 1 9 1832 46 527 522 327 3973
VER 5 79 513 158 44 11 8 14 98 221 1570 636 1066 2645 2060 2978 12106
YUC 6 4 30 163 35 197 6 6 39 159 389 148 1111 2293
SUMA 30 539 1456 980 372 312 67 312 2159 1776 1959 4418 4477 9433 7588 11396 47274
Fuente: Secretaría de Salud. *Información modificada para hacerla consistente con la oficial

Gráfica 2. Casos de dengue hemorrágico,


Casos
Estados Unidos Mexicanos 1994 - 2009
12000

10000

8000

6000

4000

2000

0
1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008 2010

Años

Fuente: Secretaría de Salud. Información Epidemiológica de Morbilidad. DGE

94
Grafica 3. Casos de dengue hemorrágico por entidad federativa,
Estados Unidos Mexicanos 1994 - 2009
Casos

12000

10000

8000

6000

4000

2000

0
TAM

OAX

NAY

CAMP

MEX
TAB
VER

MOR

YUC

JAL

MICH

COAH
Q. ROO
GRO

HGO

DGO

GTO
CHIS

BCS

SLP

PUE
COL

NL

SIN

SON

Estados

Fuente: Secretaría de Salud. Información Epidemiológica de Morbilidad. DGE y DGIS. PAHO


*información modificada para hacerla consistente con la oficial

Para el mismo periodo 1994 - 2009 se presentaron según datos oficiales 399
defunciones en 21 entidades federativas, el 55.2% concentradas en cuatro estados: Veracruz
(21.6%), Jalisco (12.5%), Tamaulipas (10.8%) y Guerrero (10.3%). Los estados que le sigue son:
Oaxaca (7%), Morelos (5.5%), Tabasco (5.3%), Yucatán, Chiapas y Nuevo León (3.8% para cada
uno) los tres presentaron el mismo número de defunciones (ver cuadro 5 y gráficas 4 y 5).

95
Cuadro 5. DEFUNCIONES POR DENGUE HEMORRÁGICO POR ESTADO,
ESTADOS UNIDOS MEXICANOS 1994 – 2009
ESTADO 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 SUMA
BCS 1 1
CAM 1 3 1 1 6
CHIS 6 4 3 2 15
COAH 1 1 1 3
COL 1 6 7
GRO 3 3 8 1 7 3 5 11 41
HGO 1 1
JAL 2 48 50
MOR 4 2 16 22
NAY 1 3 8 12
NL 2 1 5 2 2 2 1 15
OAX 3 6 3 1 2 2 5 3 3 28
PUE 1 1
Q ROO 1 1 1 1 1 5
SLP 1 1 8 10
SIN 1 4 1 1 1 8
SON 1 1 2
TAB 2 1 2 5 3 1 3 4 21
TAM 4 1 3 3 1 24 1 3 3 43
VER 2 9 19 7 3 1 3 9 5 1 11 6 10 86
YUC 1 1 5 1 1 2 1 1 2 15
SUMA 7 30 44 37 14 10 1 8 7* 13 44 21 29 38 96 399
Fuente: Dirección General de Epidemiología. OPS/OMS
*no se dispone de ubicación geográfica de todas las defunciones

Gráfica 4. Defunciones por dengue hemorrágico,


Defunciones Estados Unidos Mexicanos 1994 - 2009
100

80

60

40

20

0
1993 1995 1997 1999 2001 2003 2005 2007 2009

Años

96
Gráfica 5. Defunciones por dengue hemorrágico por entidad federativa
Estados Unidos Mexicanos 1994 - 2009

Defunciones
100

80

60

40

20

0
Jal

Oax

Nay
NL

Camp

Hgo
Tam

Mor

SLP

BCS
QR
Col
Chis

Yuc
Gro

Tab

Sin

Coah

Son

Pue
Ver

Estados

2. Situación actual

El incremento progresivo del número de casos de dengue


clásico y principalmente hemorrágico registrados con fluctuaciones y, de
localidades afectadas a partir del segundo semestre de 1994, hace patente un
aumento importante de la intensidad y dispersión de la transmisión, involucra en
las epidemias a los cuatro serotipos, ya que se agregó la identificación de los
virus DEN-3 (Secretaría de Salud, 1995; OPS, 1997; De la Fuente et al, 2001) y
DEN-2 que han causado grandes estragos al sur de la frontera, aunada la
creciente y permanente corriente migratoria procedente de países
centroamericanos con altas tasas de incidencia en los años inmediatos recientes,
ya que la economía de algunos de ellos ha sido desbastada severamente y por
otro lado el hermetismo de contención migratoria con dispositivos cada vez más
estrictos puestos en práctica como consecuencia inicial del terrorismo y posterior
la reciente “Ley Arizona SB1070” que está extendiéndose a otros estados en los
Estados Unidos de América. En México provoca incremento en la introducción
permanente y continua con mayor estancia de nuevas fuentes infectivas de
dengue virus para las hembras de los mosquitos transmisores que merodean en
las áreas endémicas del país.

97
De 1994 a 2009 las defunciones en relación con los casos
de dengue hemorrágico han sido de 23.33; 5.56; 3.02, 3.78, 3.76, 3.20, 0, 0.32;
0.37; 0.39; 0.66; 1:00; 0.47; 0.31; 0.50 y 0.84% respectivamente, la letalidad para
todo el período es 0.84, a pesar de que en el año 2000 se registraron 50 casos
hemorrágicos sin defunciones. En el periodo 1990 – 2000 con excepción de
1999, los dos grupos de edad más afectados con dengue clásico fueron de 25 a
44 y de 15 a 24 años, en ese orden; con mayor frecuencia siguieron los de 5 a 14
y de 45 a 64, de 65 o más y de 1 a 4 años fue el orden sucesivo, los menores de
un año siempre fueron los menos afectados; para el periodo 1994 – 1998 la
mayor frecuencia de casos hemorrágicos por grupos de edad siempre fue en
primer lugar los de 25 a 44, seguido por los de 15 a 24, de 5 a 14, de 45 a 64,
cambian únicamente los mayores de 65 por los de 1 a 4 años, los menores de un
año de edad sólo aparecen en los tres años intermedios de este período y
siempre ubicados en último lugar. En Asia tropical se le considera una
enfermedad pediátrica casi exclusiva en niños menores de 15 años en
poblaciones indígenas. En México recientemente se han presentado casos
hemorrágicos con choque en pacientes en edad pediátrica (Benenson, 1997; De
la Fuente et al, 2001). En la República del Salvador en el 2000 una epidemia dejó
un saldo de 36 defunciones de infantes menores de nueve años, la letalidad fue
de 7.37% causada por el serotipo DEN-2 cepa Jamaica, con antecedentes de
circulación en los años anteriores inmediatos del serotipo DEN-3 cepa Sri Lanka
(Nuñez et al, 2001). La letalidad en los años recientes ha sido de 1.3%, con
variaciones de 18% en República Dominicana y Guatemala, de 8.3% en
Nicaragua y Brasil e inferiores a 1% en los demás. Los países con mayor
notificación de casos hemorrágicos son Venezuela, Colombia, Cuba, México,
Honduras, Nicaragua y Brasil. La distribución de los casos de dengue clásico por
género en México en 1995 fue por partes iguales, en 1996 el femenino resultó
afectado con el 51% y para 1997 con el 43.2% (Tapia-Conyer et al, 2006).

En 2007 los grupos más afectados fueron los de 10 a 14 y


15 a 19 años, los de 5 a 9 y 20 a 24 concentran cuatro de cada diez casos, esta
información contrasta con los años previos en los que distribución era más
homogénea. Para el bienio 2008-2009 considerando tanto casos clásicos como
hemorrágicos los de 15 a 19 y 10 a 14 concentran el mayor número de casos,
seguidos por de 20 a 24, de 25 a 29; de 5 a 9; de 30 a 34; 35 a 39; de 40 a 44; de
45 a 49 y los menos afectados fueron los de 60 a 65 y los menores de un año,
respectivamente. La división por género en 2007 no muestra diferencias
importantes. En 2008 tanto los casos clásicos como hemorrágicos afectaron más
a las mujeres que a los hombres registrando con 54 – 46 y 51 - 49%; para 2009
se invierten los clásicos y los hemorrágicos quedan sin diferencia, 44 – 56% y 50
– 50% (Secretaría de Salud, 2008; DGE).

98
3. Distribución

La susceptibilidad es universal, se presenta en todos los


grupos sociales, económicos y culturales, existe poca diferencia por sexo (De la
Fuente et al, 2001), las infecciones son frecuentes y la inmunidad es homotípica.
La mayor parte de la población expuesta a infectarse radica en localidades
urbanas, y en áreas conurbanas con migrantes de áreas rurales, quienes viven
en condiciones que propician de manera importante la difusión y persistencia del
padecimiento, principalmente por hacinamiento, discontinuidad en los materiales
de construcción de sus viviendas y deficiencia de los servicios públicos de
suministro continuo de agua potable o entubada, recolección de basuras y
alcantarillado.

Actualmente el dengue es la enfermedad viral transmitida


por mosquitos más importante que afecta al Ser Humano, alrededor de 2,500
millones de gentes viven en países endémicos. Se estima que cada año ocurren
50 millones de infecciones de dengue clásico, y en algunos hasta 500 mil casos
hemorrágicos y síndrome de choque, con una proporción en la mayoría de los
países del 5% de defunciones de los casos hemorrágicos, o sea alrededor de 25
mil decesos. La mayor parte de ellos corresponde a niños (Gubler, 1995; Holmes
& Twiddy, 2003; Diallo & et al, 2005; TDR-WHO, 2009). Se estima para el
Continente Americano que alrededor de 300 millones de personas viven en zonas
con transmisión activa de dengue (Gómez y Rodríguez, 1999).

El área nacional con potencial de transmisión permanente o


estacional en localidades urbanas y rurales concentra una población estimada en
por lo menos 25 millones de habitantes, representa el 60% de la extensión del
territorio nacional y va desde el nivel del mar hasta 1,800 metros de altitud
(Secretaría de Salud, 1995). En 25 estados hay transmisión intensa,
sobresaliendo todas las entidades ubicadas en las costas del golfo de México,
Nuevo León, Coahuila, San Luis Potosí, Puebla, Morelos e Hidalgo, también las
del Pacífico con excepción de la Baja California y parte de la altiplanicie. En siete
estados se concentra la mayor persistencia de la transmisión, ésta es de ocho de
cada diez casos confirmados (De la Fuente et al, 2001; Secretaría de Salud,
2008).

La literatura disponible hasta los años ochentas y de


procedencia extranjera, limitaba la distribución de la especie del mosquito vector
hasta 1,200 metros de altitud, en 1983 en el país se notificaron brotes a mayor
altitud, uno ocurrió en 1987 en Taxco, Guerrero, a 1,760 metros sobre el nivel del
mar, en la ciudad de León Guanajuato, que está a 1800 metros de altitud ubicada
en el altiplano, se notificó un brote de 640 casos en 2007. El vector está
rebasando este rango y más aún cuando las condiciones ambientales le son
99
favorables dentro del ciclo estacional. Ya para 1988 casi la mitad de las
localidades endémicas se registraron por arriba de los 1,200 metros (Gómez
Dantés y Rodríguez, 1994; Fernández, 2009).

La diseminación geográfica ha sido paulatina, inicialmente


afectó los estados del sur y del Golfo, posteriormente la costa del Pacífico y el
norte del país. Para 1993 en la mayor parte del territorio nacional ya existían
regiones afectadas por el padecimiento y para el trienio 1997 – 1999 sólo seis
estados presentaron tasas menores a un enfermo por cada 100 mil habitantes,
fueron Distrito Federal con casos importados, Aguascalientes, Estado de México,
Guanajuato, Querétaro y Tlaxcala.

Los estados más afectados de 1980 a 1993 por número de


casos fueron Veracruz con 12.6%, Guerrero 10%, Oaxaca 7.7%, Sinaloa 7.7%,
Yucatán 6.3% y Tamaulipas 6.1%, concentrando la mitad de los casos notificados
(Gómez Dantés y Rodríguez, 1994). De 1997 – 2002 Veracruz concentró el 18%,
Nuevo León 13%, Tamaulipas 10%, Guerrero 10% y Tabasco con 9%, suma los
cinco el 60% del total, y se vuelven a repetir en este intervalo con mayor número
de casos Veracruz y Guerrero. En los últimos diez años la suma acumulada
(Gráfica 4) muestra que el estado de Veracruz se mantiene a la cabeza con el
22.6% de los casos, Guerrero con 10.8%, Oaxaca con el 6.4%, Morelos con el
6%, Chiapas 5.7%, Colima y Tamaulipas acumulan el mismo número de casos
que representa para cada uno el 5.4% del total. Los siete estados suman el
56.9%.

Gráfica 6. Entidades más afectadas por dengue,


Estados Unidos Mexicanos 2000 - 2009

Ver, 22.6%

resto, 43.1%

Gro, 10.8%

Oax, 6.4%

Mor, 6%
Tam, 5.4% Chis, 5.7%
Col, 5.4%

100
Para el bienio 1998 - 1999 en cuanto a la tasa por cada 100
mil habitantes sobresalen Tamaulipas con 221.6 y 169, Nuevo León 98.8 y 125.1,
Coahuila 1.4 y 38.4, Tabasco 88.9 y 25.8, Veracruz 33.6 y 23 y Chiapas con 3 y
22.3. La nacional fue 24.1 y 23.4 respectivamente, en el 2000 la general fue de
1.7. Para 2009 Colima alcanzó una tasa de 829.1, Nayarit 506.1, Tabasco 192.2,
Guerrero 185.7, Yucatán 165.5, Michoacán 110.8, San Luís Potosí 100.1,
Veracruz 87.8 Chiapas 86.8, Oaxaca 61.5 y Morelos 59.1, sólo por citar a los más
representativos, el general a nivel nacional fue de 50.6. Estos datos indican que
el dengue está distribuido ampliamente y la dinámica de transmisión varía
dependiendo en gran parte de las condiciones climatológicas específicas de cada
lugar (Gómez Dantés y Rodríguez, 1994).

Encuestas serológicas han demostrado que existe gran


subregistro, en particular de los casos ocurridos en localidades pequeñas. Un
estudio efectuado en la Ciudad de Mérida, Yucatán, mostró que la proporción de
un caso registrado clínicamente correspondía a nueve más por laboratorio
(Méndez et al, 1996). En los países endémicos la mayoría de las infecciones
cursan asintomáticas (Schwartz, 2004). En Santa Bárbara, municipio al noroeste
de Sao Paulo, Brasil, entre abril y junio de 1995 ocurrió una epidemia de dengue
con notificación de 488 casos con tasa de 37.7 por 100 mil habitantes, el
departamento de Clínica Medica de la Universidad de Sao Paulo evaluó el
tamaño de la epidemia a través de la detección de anticuerpos cinco meses
después de terminada la epidemia, se hizo una encuesta seroepidemiológica
procesando 1,113 sueros tomados al azar. Se encontraron siete muestras con
títulos altos para el serotipo DEN-1, lo que significa una prevalencia de 630 por
100 mil, 15 veces mayor a la registrada anteriormente, además diez de los
encuestados refirieron haber tenido episodios febriles sin habérseles realizado
diagnóstico clínico o de laboratorio (Control de Plagas, 2001).

En la epidemia de Yucatán México, ocurrida en 1984,


desencadenada por el serotipo DEN-4, se reportaron 5,486 casos clínicos, de
estos 538 fueron estudiados, de estos 200 fueron confirmados por estudios
serológicos y/o virológicos, en 207 no se supo a ciencia cierta su etiología por
falta de seguimiento principalmente y fueron descartados, 131 correspondieron a
otro padecimiento diferente, esto es en resumen, que el 60.4% cursaron dengue
con certeza. Presentaron por lo menos una manifestación hemorrágica 45 casos
y de estos nueve se consideraron graves resultaron 4 defunciones (Loroño et al,
1993). Estudios nominales de brotes ocurridos en Nuevo Laredo, Tamaulipas y
Monterrey, Nuevo León, entre otros en 1999, mostraron que ante una alerta
epidemiológica al aplicar rigurosamente la definición de caso, más el empleo de
tiras reactivas con anticuerpos IgM e IgG llega a darse un sobre registro de casos
mayor al 30%. Por otro lado algunos países se han limitado a notificar
exclusivamente los casos confirmados por laboratorio. Por consiguiente parece

101
ser que los números que se registran y publican distan de los reales en mayor o
menor proporción a lo ocurrido, por lo que no son completamente confiables.

La identificación del primer serotipos fue en la primavera de


1980, se aisló DEN-1 de un paciente con residencia en Mérida. En México en
1982 se inicia el registro de serotipos, el DEN-1 hasta ese entonces era el único
registrado, al año siguiente se evidencia la circulación de los serotipos DEN-2 y -4
también, desde entonces se tiene argumentos de que se da la transmisión
simultánea de estos tres en el país. El DEN-3 ocurre su aislamiento hasta 1995.
De 1982 a 1993 se aislaron 461 serotipos, de los cuales 258 fueron DEN-1
(56%). Los serotipos DEN-2 y -4 se detectaron en Tamaulipas, Veracruz,
Oaxaca, Puebla, Morelos, Campeche, Guerrero y Jalisco. El serotipo DEN-4 se
registró en Colima y Yucatán, en este último estado se asoció a una epidemia en
la que se registraron casos de dengue hemorrágico. A partir de la introducción y
circulación del serotipo DEN-3 se inicia la presencia de brotes importantes de
dengue hemorrágico (Loroño et al, 1993; Gómez Dantés & Rodríguez, 1994;
Rodríguez, 2005).

De 1984 a 1992 se procesaron 7,061 muestras para


diagnóstico, resultaron 3,107 positivas, equivalente al 44%. De 1984 a 1986 se
analizaron 3,000 muestras y sólo el 34% fueron positivas, a partir de 1987 cerca
del 51% de las muestras procesadas han sido positivas (Gómez Dantés &
Rodríguez, 1994).

En 1995 se procesaron 7,645 muestras, de las cuales se


aislaron 183 dengue virus resultando la serotipificación distribuida en 19 estados
que se observa en el cuadro 6:

Cuadro 6. AISLAMIENTOS DE VIRUS DENGUE, ESTADOS UNIDOS MEXICANOS 1995


ENTIDADES FEDERATIVAS SEROTIPOS
DEN-1 DEN-2 DEN-3 DEN-4
CAMPECHE Y OAXACA *
COAHUILA, MICHOACAN Y MORELOS *
PUEBLA *
BAJA CALIFORNIA SUR, GUERRERO, COLIMA, *
NAYARIT Y SINALOA
HIDALGO, JALISCO Y NUEVO LEON * *
CHIAPAS Y YUCATAN * * *
SAN LUIS POTOSI, TAMAULIPAS Y VERACRUZ * * * *
Fuente: Dirección General de Epidemiología.

En 11 estados se aisló únicamente un serotipo, tres estados


con dos serotipos, dos estados con tres serotipos y en San Luis Potosí,
Tamaulipas y Veracruz circulaban los cuatro serotipos. El serotipo que presentó
102
mayor distribución fue el DEN-4 en 13 entidades federativas, le siguió el serotipo
DEN-1 en 10 entidades y los serotipos DEN-2 y 3 fueron aislados en seis estados
cada uno, para este último fueron Chiapas, Puebla, San Luis Potosí, Tamaulipas,
Veracruz y Yucatán.

En 1996 se aíslan 421 dengue virus, la serotipificación se


distribuyó en 19 entidades, se observa en el cuadro 7
.
Cuadro 7. AISLAMIENTOS DE VIRUS DENGUE, ESTADOS UNIDOS MEXICANOS 1996
ENTIDADES FEDERATIVAS SEROTIPOS
DEN-1 DEN-2 DEN-3 DEN-4
MEXICO *
CAMPECHE, GUERRERO, JALISCO, Q. ROO, SINALOA, *
YUCATAN
CHIAPAS, COAHUILA, SAN LUIS POTOSI, TABASCO * *
NUEVO LEON * *
NAYARIT Y OAXACA * *
HIDALGO * * *
COLIMA, TAMAULIPAS Y VERACRUZ * * * *
Fuente: Dirección General de Epidemiología.

En 1996 en ocho estados se aisló un sólo serotipo, siete con


dos distintos circulando, en el estado de Hidalgo circularon tres serotipos
diferentes, Tamaulipas y Veracruz repitieron con los cuatro serotipos,
agregándose Colima a este grupo. El serotipo que presentó mayor distribución
fue el DEN-3 en 17 entidades federativas, con registro inicial en Campeche,
Coahuila, Colima, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Nayarit, Oaxaca, Quintana Roo,
Sinaloa, Sonora y Tabasco. El DEN-1 en diez entidades, el DEN-4 en siete y el
DEN-2 en los tres estados en que aparecieron simultáneamente los cuatro
serotipos.

En 1997 se procesaron 9,599 muestras para estudios de


diagnóstico en el Instituto Nacional de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos
(INDRE), de las cuales 3,457 (36%) muestras resultaron positivas, se obtuvieron
1,029 aislamientos de los que el serotipo DEN-3 prevaleció con mayor frecuencia
con 88.3%, el segundo lugar correspondió al DEN-1 con 6.5%, le siguió el DEN-4
con 3.6% y por último el DEN-2 con 1.6%.

Información de la página de la Organización Panamericana


de la Salud, muestra para 1998 únicamente aislamientos del serotipo DEN-3.

En 1999 los aislamientos de dengue virus dieron como


resultando la siguiente serotipificación: para el DEN-3 los aislamientos
correspondieron al 78.9%, DEN-2 el 17.3%, Den-1 el 2.3% y al DEN-4 el 1.5%, la
distribución fue en 11 entidades federativas como se observa en el cuadro 8:
103
Cuadro 8. AISLAMIENTOS DE VIRUS DENGUE, ESTADOS UNIDOS MEXICANOS 1999
ENTIDADES FEDERATIVAS SEROTIPOS
DEN-1 DEN-2 DEN-3 DEN-4
PUEBLA *
OAXACA *
HIDALGO, JALISCO, MORELOS Y SAN LUIS POTOSI *
MONTERREY * *
COAHUILA Y OAXACA * *
VERACRUZ * *
TAMAULIPAS * * *
Fuente: Dirección General de Epidemiología.

De la misma forma, por información notificada a OPS, para


el año 2000 se notifica aislamiento de los serotipos DEN-1, -2 y -3, para el
siguiente año no se notifico aislamiento, y para 2002 el serotipo DEN-2 le
correspondió el 98% de los aislamientos y 2% restante a los serotipos DEN-1 y -3

Cuadro 9. AISLAMIENTOS DE VIRUS DENGUE, ESTADOS UNIDOS MEXICANOS 2005


ENTIDADES FEDERATIVAS SEROTIPOS (# DE AISLAMIENTOS)
DEN-1 DEN-2 DEN-3 DEN-4
HIDALGO, MEXICO, NAYARIT, PUEBLA 4, 2, 2,1
COAHUILA 1
GUERRERO, MORELOS, YUCATAN, TAMAULIPAS 1, 1, 1,1 1, 9, 8, 27
CAMPECHE, SAN LUIS POTOSÍ 3, 3 30, 8
COLIMA 2 4 1
NUEVO LEON, Q. ROO, SINALOA, VERARCRUZ 1, 2, 4, 2 28,11,38,45 9, 5, 8, 2
CHIAPAS, OAXACA, SONORA 16, 11, 4 26, 47, 24 1, 4, 1 1, 1, 2
Fuente: Dirección General de Epidemiología.

Para el año 2005 como ya venia ocurriendo, se aisló los


cuatro serotipos, de los 403 aislamientos registrados para el DEN-2 correspondió
el 70.2%, para DEN-3 fue el 17.1%, para DEN-1 el 11.4% y para DEN-4 el 1.2%.
En Chiapas, Oaxaca y Sonora se detectó la circulación de los cuatro serotipos, en
Nuevo León, Quintana Roo, Sinaloa, Veracruz y Colima está confirmada por lo
menos la circulación de tres y dos o uno en el resto de estados que aparecen en
el cuadro 9.

104
Cuadro 10. AISLAMIENTOS DE VIRUS DENGUE, ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
2008
ENTIDADES FEDERATIVAS SEROTIPOS (# DE AISLAMIENTOS)
DEN-1 DEN-2 DEN-3 DEN-4
BCS, COLIMA, DURANGO, GTO, OAXACA 4, 54, 2,1, 41
HIDALGO, JALISCO, MEXICO, NAYARIT 28, 128, 21, 2
PUEBLA, SLP. SONORA, TAMAULIPAS, VER. 10, 29, 2, 44, 13
CHIAPAS, MORELOS, N. LEON, YUCATAN 41, 694, 52, 17 24, 4, 2, 3
QUINTANA ROO, TABASCO 4, 45 1, 1
GUERRERO 320 33
MICHOACAN 37 1
Fuente: Secretaría de Salud.

Para el año 2008 se aislaron tres serotipos, de los 1658


aislamientos registrados, para el DEN-1 correspondió el 76.5%, para DEN-2 fue
el 21.2%, y para DEN-3 el 2.3%. En ningún estado se detectó la circulación de
tres o más serotipos, en Chiapas, Morelos, Nuevo León, Yucatán, Quintana Roo,
Tabasco y Guerrero fueron dos los serotipos circulantes detectados, y con
identificación de uno sólo Baja California Sur, Colima, Durango, Guanajuato,
Oaxaca, Hidalgo, Jalisco, México, Nayarit, Puebla, San Luís Potosí, Sonora,
Tamaulipas y Veracruz aparecen en el cuadro10.

Cuadro 11. AISLAMIENTOS DE VIRUS DENGUE, ESTADOS UNIDOS MEXICANOS


2009
ENTIDADES FEDERATIVAS SEROTIPOS (# DE AISLAMIENTOS)
DEN-1 DEN-2 DEN-3 DEN-4
COAH, COLIMA, DURANGO, MICHOACÁN 18, 259, 2, 346
MOR, NAY, QRO, SONORA, TAM, ZAC 91, 91, 21, 1, 61, 3
BCS, CAMPECHE, GUERRERO, HIDALGO 5, 3, 173,148 1, 6, 65, 72
MÉXICO, NL, OAXACA, PUEBLA 67, 21, 34, 93 1, 2, 24, 2
Q. ROO, SLP, SINALOA, TABASCO 1, 207, 58, 12 5, 1, 1, 21
VERACRUZ, YUCATÁN 66, 82 20, 98
JALISCO 585 2
CHIAPAS 2 172 1
Fuente: Secretaría de Salud.

Para el 2009 se aislaron los cuatro serotipos, de los 2944


aislamientos registrados, para el DEN-1 correspondió el 83.2%, para DEN-2 fue
el 16.7%, y para los DEN-3 y -4 juntos menos del 1.0%. Se detecto la circulación

105
de los cuatro serotipos, aunque para los DEN-3 y -4 sólo fueron tres aislamientos,
a pesar de que probablemente haya un gran número de susceptibles a ellos. En
todos los estados en donde se hizo aislamiento, apareció el serotipo DEN-1. En el
estado de Chiapas se detectó la circulación de tres serotipos incluyendo el único
DEN-4, en Jalisco además del serotipo DEN-1 el -3 fue el único sitio de
aislamiento de este segundo. BCS, Campeche, Guerrero, Hidalgo, México,
Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, San Luís Potosí, Sinaloa, Tabasco,
Veracruz y Yucatán, fueron detectados los serotipos DEN-1 y -2 circulando, y en
los diez restantes sólo el serotipo DEN-1.

En los últimos treinta años han ocurrido epidemias de


dengue hemorrágico en Filipinas, Nueva Caledonia, Tahití, China, Laos,
Camboya (Kampucuchea), Myanmar (Birmania), Tailandia, Indonesia, Malasia,
Singapur, Viet Nam, India, Sri Lanka, las Maldivas, Cuba, Venezuela, Guayana
Francesa, Suriname, Brasil, Colombia, Nicaragua, Puerto Rico y El Salvador. El
mayor brote notificado a la fecha es el de Vietnam en 1987 con 370 mil casos
aproximadamente. La primera epidemia de dengue hemorrágico en el Continente
ocurrió en Cuba en 1981, hubo 158 defunciones de 400 mil casos de DEN-2, el
brote ocurrió cuatro años después de introducirse el virus DEN-1 en el Caribe; la
tercera parte de las defunciones fueron menores de 15 años, se presentó casi
exclusivamente en población autóctona (Benenson, 1992; 1997). En otros países
de la Región (ver cuadro 10) la aparición de casos hemorrágicos al inicio fue lenta
pero aumenta alarmantemente en muchos de ellos, principalmente en Centro
América. Muestran una tendencia similar a lo ocurrido en Asia hace más de 30
años (ver cuadro 11), que inició con unos cuantos casos aislados. En la
actualidad algunos países de esas demarcaciones notifican miles de casos al
año. En 1998, ocurrió una pandemia sin precedentes, 56 países notificaron 1.2
millones de casos de dengue clásico y hemorrágico. En el continente Americano
antes de 1980 sólo cinco países habían registrado 60 casos hemorrágicos, a
finales de 2000 veintisiete países de la Región han notificado más de 75 mil
casos hemorrágicos (Control de Plagas, 2001; OPS, 2006).

En el continente Asiático en 2003 ocho países reportan


casos de dengue: Blangadesh, India, Indonesia, Maldives, Myanmar, Sri Lanka,
Tailandia y Timor Leste, éste último en 2004 presentó un brote con letalidad del
3.55%. En los últimos cuatro años se ha propagado ya la transmisión hasta las
estribaciones del sub – Himalaya en Bután y Nepal. La República Democrática
de Corea, es el único país de la región que no ha reportado casos autóctonos.

En la región Pacífico Oeste entre 2001 y 2008 hubo poco


más de un millón de casos en Camboya, Malasia, Filipinas y Vietnam, estos
cuatro países reúnen el mayor número de casos y defunciones, hubo 4,798
muertes (TDR-WHO, 2009)

106
Cuadro 12. CASOS DE DENGUE HEMORRÁGICO NOTIFICADOS EN AMÉRICA, 1989 – 1999
País/año 1989* 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 SUMA
Venezuela 2665 3325 1980 - 5380 1680 6300 5723 2688 29741
Colombia 2 39 96 - 1028 1757 3950 5171 1093 13136
Brasil 4 274 188 - 112 69 35 105 70 857
Nicaragua 7 12 559 567 - 806 49 68 432 749 3249
Honduras 5 16 - 15 - 12 18 69 135
El Salvador 153 1 3 - 129 1 - 2 70 359
R. Dominicana 4 2 7 - 38 17 96 176 29 369
Ecuador
Perú
Bolivia
Costa Rica - 1 - 8 - 117 126
Panamá - 3 - - 1 1 5
Guatemala - 1 19 6 2 2 30
Puerto Rico - 43 24 62 173 34 336
Cuba - 205 - 205
Barbados 2 - 3 - 8 13
Belice - - 1 1
Dominica 11 - - - 11
Guayana Francesa 1 6 3 1 11
Granada 1 1
Guadalupe 7 7
Martinica 3 14 15 - 32
Santa Lucia - 1 1 2
Surinam - - 11 11
Trinidad y Tobago - 39 136 65 240
Jamaica 108 42 150
Curacao 2 1 3
St. Kitts / Nevis
Guyana
México 12 7 7 30 539 1456 980 372 312 3715
Suma 2852 3647 2307 559 570 30 8228 5092 11783 12369 5308 52745
*hasta ese año. Fuente: OPS/OMS.

107
Cuadro 13. CASOS DE DENGUE HEMORRÁGICO NOTIFICADOS EN AMÉRICA, 2000-2009
País/año 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 SUMA
Venezuela 2186 6541 2979 2246 1986 2681 2476 6461 3649 4485 35690
Colombia 1819 6563 5245 4878 2815 4306 5379 4665 3081 8754 47505
Brasil 59 679 5269 713 77 433 628 1541 9957 4281 23637
Argentina 6 6
Nicaragua 636 458 157 235 93 177 52 151 34 76 2069
Honduras 314 431 863 458 2345 1795 636 4180 2481 383 13886
El Salvador 411 54 405 138 154 207 245 100 108 1822
R. Dominicana 58 4 76 252 136 84 230 225 183 545 1793
Ecuador 3 55 158 416 64 334 173 334 15 89 1641
Perú 251 13 15 35 16 4 35 32 13 414
Paraguay 55 1 56
Bolivia 1 47 25 10 1 109 3 190 386
Costa Rica 4 37 27 69 11 52 72 318 52 8 650
Panamá 3 7 5 4 2 7 3 3 18 52
Guatemala 42 4 47 22 39 32 6 21 3 238 454
Puerto Rico 24 36 23 5 11 19 7 48 65 55 293
Cuba 69 12 81
Anguilla 2 2
Aruba 2 2
Barbados 14 1 15
Belice 45 45
Dominica 4 1 5
Guayana Francesa 4 26 2 32
Granada 3 3
Guadalupe 1 6 6 104 1 118
Martinica 3 3 1 164 1 172
Santa Lucia 0
St. Bartolome 1 1
Surinam 4 12 23 1 7 141 32 12 57 289
Trinidad y Tobago 49 86 273 80 49 1 8 546
Jamaica 2 2
Curacao 0
St. Kitts / Nevis 4 4
St. Vicent & Grena. 2 2
Guyana 2 1 1 4
México 50 312 1881 1419 1959 4255 4477 9433 7588 11396
Suma 5667 15621 17464 10994 9810 14557 14459 27949 27170 30757 173579
. Fuente: OPS/OMS.

108
CUADRO 14. NÚMERO DE CASOS REPORTADOS DE DENGUE Y FIEBRE HEMORRÁGICA
DEL DENGUE, DEFUNCIONES Y SEROTIPOS, REGIÓN DE LAS AMERICAS 2009*
Casos y tasas de dengue y dengue hemorrágico Casos Pobla-
País clínicos Incidencia confirmado Incidencia Serotipo Hemo- Muertes ción
X laboratorio X DEN rrági- X 1,000
100,000 100,000 cos
E. U. A. 2 0 2 0 1 0 0 1,200
Belice 795 246.89 158 49.07 - 45 0 322
Costa R. 5,447 167.91 0 0 1, 2 8 0 3,244
Salvador 14,571 227.78 2,230 113.02 1,2,3,4 108 10 6,397
Guatemala 9,452 80.88 1,704 14.58 2,4 238 28 11,687
Honduras 11,711 178.11 0 0 1,2 383 9 6,575
México** 249,293 225.4 55,961 50.6 1, 2, 3 11,396 96 110,619
Nicaragua 13,527 259.74 1,945 37.35 1, 2, 3 76 8 5,208
Panamá 5,043 173.96 2,144 73.96 1,3 18 6 2,899
Bolivia 82,159 84.65 6,998 71.94 1,2,3 190 25 9,727
Colombia 61,635 267.51 0 0 - 8,754 47 22,939
Ecuador 4,489 33.48 650 4.85 1,4 89 1 13,408
Perú 10,101 36.10 3,188 11.39 1,2, 3, 4 13 0 27,980
Venezuela 59,138 208.35 5,282 18.61 1, 2, 3, 4 4,485 0 28,384
Argentina 25,989 69.40 744 1.99 1 6 5 37,448
Brasil 406,883 212.49 75,068 39.20 1, 2, 3 4,281 166 191,481
Chile 14 0.31 14 0.31 1 0 0 4,537
Paraguay 5,880 104.33 4,031 71.52 1,3 1 0 5,636
Uruguay 0 0 0 0 - 0 0 3,385
Cuba 70 0.62 70 0.62 - 0 0 11,254
R. Dominica 6,518 76.73 2,202 25.92 1,2,4 545 58 8,495
Puerto Rico 6,001 151.85 1,947 49.27 1, 2, 3,4 55 2 3,952
Anguila 0 0 0 0 - 0 0 12
Antigua & B. 0 0 0 0 - 0 0 65
Aruba 2,652 2,550.00 845 812.50 1,3 2 0 104
Bahamas 0 0 0 0 - 0 0 308
Barbados 43 16.04 25 9.33 - 1 0 268
I.V.Británica 21 87.50 1 4.17 2 0 0 24
I. Caiman 0 0 0 0 - 0 0 40
Dominica 0 0 0 0 - 0 0 71
Guayana Fr. 13,595 6,599.51 807 391.75 1, 2, 4 0 0 206
Greneda 14 14.89 0 0 2 0 0 94
Guadalupe 757 188.78 108 26.93 1, 3 1 0 401
Guyana 733 96.07 492 64.48 - 1 1 763
Jamaica 28 1.08 0 0 - 0 0 2,598
Martinica 623 156.53 77 19.35 2 1 - 398
Moserrat 0 0 0 0 - 0 0 8
S Bartolome 820 10,250.00 46 575.00 1 1 0 8
St. Kitts & N 2 5.26 2 5.26 3 0 0 38
Sta. Lucia 15 10.07 0 0 - 0 0 149
St. Martin 2,833 6,745.24 68 161.90 1,2 0 0 42
St. Vicent & 7 6.14 3 2.63 - 0 0 114
Suriname 241 58.78 28 6.83 - 57 0 410
Trinidad y T 24 1.85 10 0.77 2 0 0 1,300
Turku & Ca 0 0 - 0 - 0 0 17
*Fuente PAHO / Diciembre 2009 **SSA

109
En 1995 Brasil notifica 124,782 casos de dengue clásico, el
57% de estos fueron de Río de Janeiro y Bahía, en 1998 hay 528 mil casos con
tasa de 326.5 por 100 mil, en el 2000 registra 230,970 hasta este entonces todos
causados por los serotipos DEN-1 y -2, en marzo de 2001 se confirma la
sospecha de circulación del serotipo DEN-3, para 2002 la incidencia se eleva a
385.14 por 100 mil, registrando 794,219 casos, el 32% ocurrieron en Río de
Janeiro y el 15% en el estado de Pernambuco. Hubo 150 defunciones que por
primera vez en la historia rebasan las ocurridas por malaria. En el periodo 1998-
2002 los casos que registra Brasil representan el 70% del total de la Región.
Venezuela en 1995 reporta 32,280 casos, incluyen 5,380 hemorrágicos y 43
defunciones, para el 2000 registra 21,101 casos clásicos (Control de Plagas,
2001; Da Silva & Dos Santos, 2004; Bosco et al, 2004) y al siguiente año 6,541
casos hemorrágicos. De 1995 a 2002 Brasil notificó más de dos millones de
casos, Colombia más de 250 mil, Venezuela más de 200 mil y México arriba de
160 mil casos, esto explica el gran riesgo que se observa en la región. La mayor
epidemia registrada en el continente ocurrió en 2002 con más de un millón de
casos (Tapia-Conyer et al, 2006).

De 2001 a 2007, en más de 30 países americanos se


notificaron 4’332,731 incluyendo 106,037 hemorrágicos y 1,299 defunciones que
representan una tasa de 1.2% de los casos graves. De 267 mil en 2003 pasó a
más de 550 mil en 2006 los casos registrados, Brasil contribuyó cada año con
más de la mitad, en orden siguieron Colombia, Venezuela, Honduras y México.
2007 con más de 800 mil casos incrementó el registro en 46.1% con relación al
año anterior inmediato, los hemorrágicos fueron 25,811. Los cuatro serotipos
circulan en la región. En Barbados, Colombia, República Dominicana, El
Salvador, Guatemala, Guayana Francesa, México, Puerto Rico y Venezuela los
cuatro serotipos fueron detectados simultáneamente en un año durante este
periodo.

En el Cono Sur. Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y


Uruguay, de 2001 a 2007 hubo 2’798,601 (64.6% de toda la región) con 6,733
hemorrágicos y 500 defunciones. El 98.5% de los casos fueron de Brasil, con la
mayor mortalidad también. Con circulación de los serotipos DEN-1, -2 y -3.

Los países andinos Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y


Venezuela, reportan 819,466 (19% de la región), de 2001 a 2007 con un alto
repunte de casos hemorrágicos 61,341 (58%) y 306 defunciones. Colombia y
Venezuela suman el 81% de los casos, Colombia presentó 225 muertes (73%).
En Colombia, Venezuela y Perú se identifican los cuatro serotipos.

110
En Centro América y México durante 2001 a 2007 se
reportan 545,049 casos (12.5% de la región), con 35,746 casos hemorrágicos y
209 defunciones, de estas últimas Nicaragua tuvo 64 (31%), Honduras 52 (25%)
y México 29 (14%). Costa Rica, Honduras y México reportan el mayor número de
casos, los serotipos más frecuentes son DEN-1, -2 y -3.

En los países del Caribe hubo 168,819 casos (3.9% de la


región), con 2,217 casos hemorrágicos y 284 defunciones. Los países con más
casos fueron Cuba, Puerto Rico y República Dominicana, este último reportó 220
defunciones (77%). Los cuatro serotipos circularon (TDR-WHO, 2009).

Existe un bajo pero significativo riesgo de que vuelva ocurra


alguna epidemia de dengue en los Estados Unidos de América, principalmente
por las condiciones y estilo de vida que suele darse dentro de la Unión Americana
en las latitudes infestadas por el vector, esencialmente por el empleo de aire
acondicionado en las casas. En agosto de 1999 se registraron tres casos
autóctonos en Laredo, Texas asociados a un brote ocurrido en Nuevo Laredo,
Tamaulipas. El global para ese año fue de 18 casos. En 1995 se reportaron 29
casos de dengue, de los cuales siete adquirieron la infección localmente en el sur
de Texas cuando ocurría un brote diez millas al sur de McAllen, Texas (Lathrop et
al, 1999). Se encuentran bien establecidas dos especies de vectores potenciales
desde hace algunos años, Ae. aegypti ha estado ya involucrado en dos brotes en
las dos últimas décadas en el Sur de Texas después de 30 años de ausencia de
transmisión de este padecimiento, con registro de casos confirmados en 64
localidades del estado entre 1980 y 1999. En 1980 y 1986, estos brotes también
estuvieron asociados con epidemias ocurridas en el estado de Tamaulipas.
Además, muchos casos detectados son introducidos anualmente por viajeros que
regresan de áreas endémicas de otros países. De 1977 a 1994 se reportaron
2,248 casos sospechosos, el 21% fueron confirmados, y muchos más
probablemente no se reportaron porque la vigilancia del dengue en este país es
pasiva y gran número de médicos no considera este diagnóstico en sus pacientes
(Gubler, 1995; Reiter et al, 2003).

En Canadá y los Estados Unidos de América, la mayoría de


los casos son viajeros procedentes de áreas endémicas de Asia, el Caribe,
Centro o Sudamérica entre otras. De 2001 a 2007 en el segundo país citado
registró 796 casos. Aunque se han reportado brotes en Hawai, y otros
esporádicos con transmisión local en la frontera de Texas con México (TDR-
WHO, 2009).

Estudios de viajeros que regresaron a sus sitios de origen,


que fueron hospitalizados y presentaban cuadros febriles con diagnóstico positivo
a dengue, fueron para Holanda en 1995-1996 el 7% de 130; Australia entre 1997-
1999 el 8% de 232 y para Israel de 1999 a 2003 el 17% de 163. En un estudio de
111
2002 se estimó que el 0.9% de los diagnósticos a viajeros con alguna afección
era dengue (Schwartz, 2004).

La importancia de vigilar y controlar el dengue se sustenta


principalmente en contender el riesgo de continuar desencadenándose un
número elevado de casos hemorrágicos, con epidemias de casos severos con
complicaciones, de los que una proporción considerable pudiera terminar en
defunción, principalmente en los menores de 15 años (Gómez Dantés &
Rodríguez, 1994).

4. Riesgos y posibles consecuencias

En 1954 en las Filipinas se detectó una forma grave del


dengue conocida como fiebre hemorrágica del dengue/síndrome de choque del
Dengue (FHD/SCHD), esta forma de la enfermedad resultó ser frecuentemente
fatal, afectando principalmente a niños de dos a trece años de edad. Esta forma
clínica se extendió rápidamente a otros países del Sudeste asiático y del Pacífico
Sur, causando entre 1956 y 1981 más de 350 mil casos que fueron
hospitalizados y alrededor de 12 mil defunciones (Nelson, 1986). El dengue
hemorrágico y el síndrome de choque están entre las diez principales causas de
morbilidad, hospitalización y mortalidad de la población infantil de ocho países
tropicales de Asia (Secretaría de Salud, 1993).

El dengue es una de las enfermedades con mayor


distribución en el mundo, se considera la enfermedad reemergente más
importante del siglo XX (De la Fuente et al, 2001), es endémico en las áreas
tropicales y subtropicales del mundo, habitadas por 1,500 millones, en América y
el Caribe viven cerca de 300 millones de personas donde hay transmisión.

Según Halsted, el dengue hemorrágico con síndrome de


choque hasta con carácter pandémico se mantuvo su registro restringido
exclusivamente al Asia Sudoriental desde el decenio de los cincuenta hasta 1981,
donde circulaban dos o más serotipos afectando sobre todo a niños (Guzmán,
1988).

112
En el Continente Americano han aparecido evidencias que
amenazan con la aparición de epidemias de dengue hemorrágico que se están
tornando endémicas de la misma o mayor magnitud a la ocurrida en Cuba.
Donde después de un pequeño brote de dengue clásico en 1945, sin observar
más actividad hasta 1977, se produjo una epidemia de DEN-1 que duró hasta
1978, caracterizada por cuadros clínicos de dengue clásico, se mantuvo con baja
endemicidad hasta junio de 1981 cuando ocurrió un brote de dengue
hemorrágico, con 344,203 casos, de los que requirieron hospitalización 116,143
pacientes, concluyó con 158 defunciones (Nelson, 1986).

A partir de entonces, todos los años con excepción de 1983


se han reportado en el Continente casos sospechosos o confirmados de dengue
hemorrágico. Antes del brote cubano en el Continente sólo se habían notificado
casos sospechosos esporádicos, en Curazao y Venezuela en los 1960’s, y en
Honduras, Jamaica y Puerto Rico en los 1970’s. En Venezuela ocurrió el segundo
brote importante en octubre de 1989 llegando a su máximo en enero de 1990,
estos dos años incluyeron 3,108 casos hemorrágicos y 73 defunciones,
aproximadamente dos tercios fueron niños menores de 14 años, durante el brote
se aislaron los serotipos DEN-1, DEN-2 y DEN-4. Reaparece la epidemia en el
segundo semestre de 1990 y ha continuado año con año (OPS, 1997).

Después de la introducción del serotipo DEN-2, en Río de


Janeiro, Brasil, se notifica a finales de 1990 un brote de dengue hemorrágico con
274 casos y ocho defunciones, se notificaron 188 casos más en 1991. El riesgo
se incrementa al presentarse mayores evidencias de la circulación de los
serotipos DEN-1, DEN-2, DEN-3 y DEN-4 con aislamientos recientes (Gómez
Dantés y Rodríguez, 1994), y la identificación en Nicaragua y Panamá a finales
de 1994 del serotipo DEN 3 que ha causado brotes en Costa Rica, Honduras, El
Salvador y México entre muchos otros países del Continente. Reaparece este
serotipo en el Continente después de 16 años de ausencia, y ha seguido
diseminándose en relativamente poco tiempo ya que los recursos de la mayoría
de los países de Centro América son limitados. De 1981 a 1996 en 25 países del
Continente se notificaron 42,171 casos hemorrágicos con 581 defunciones. En
los últimos dos años de ese período México concentró alrededor del 97% del total
de los casos registrados (OPS, 1995).

La etiología del síndrome dengue hemorrágico/choque por


dengue no se conoce bien. La hipótesis de mayor aceptación sugiere que se
debe a una respuesta inmunológica extrema debida a infecciones sucesivas por
serotipos diferentes, por lo general había sido el serotipo DEN-2 el segundo en
adquirirse (Nelson, 1986). A partir de 1994 el DEN-3 es al que más se le atribuye,
aunado a que posiblemente podría ser una tercera infección. Las epidemias de
Cuba y Brasil se relacionaron con el serotipo DEN-2, en ambas el serotipo DEN-1
se había introducido cuatro años antes, aunque Perú y Ecuador con una
113
secuencia similar no registraron ninguna epidemia de dengue hemorrágico. En
Cuba, en julio de 1997, el Ministerio de Salud Pública reportó 826 casos
confirmados por métodos inmuno enzimáticos, incluidas tres defunciones. Este
brote ocurrió en Santiago registrándose los primeros casos a partir de la segunda
quincena de 1996. Se identificó el serotipo DEN-2 por aislamiento viral y por PCR
(Reacción en Cadena de Polimerasas), estudios moleculares de la cepa indicaron
que pertenece al genotipo Jamaica, que se encuentra ampliamente distribuido en
la región y está muy relacionado con los casos hemorrágicos ocurridos. El cuadro
clínico predominante fue dengue clásico, con evolución favorable, sólo algunos
pacientes presentaron trombocitopenia y hemoconcentración con
manifestaciones hemorrágicas, tres casos se clasificaron como dengue
hemorrágico grado III y el resto grado I y II sin haberse afectado niños. Desde
1992 en Santiago se reporta reinfestación gradual y paulatina de A. aegypti en
llantas importadas (OPS, 1997). En un estudio efectuado en la Ciudad de Mérida,
Yucatán, resultó que el 80.4% de pruebas hechas por Inhibición de la
Hemaglutinación correspondían a infecciones secundarias (Méndez et al, 1996).

Además, debe considerarse la complejidad de factores de


tipo individual que pudieran ser responsables del desencadenamiento de dengue
hemorrágico. En Cuba se ha estudiado la asociación de algunas enfermedades
crónicas como asma bronquial, diabetes mellitus, anemia falciforme y hasta de
raza, observando mayor incidencia en las personas blancas que en negras (OPS,
1997).

Frente a este escenario, con amplia distribución del


mosquito A. aegypti, mayor a la que había antes de iniciarse la campaña de
erradicación, con óptimas condiciones ecológicas para su desarrollo, con
proliferación en grandes centros urbanos ubicados a menos de 1,800 metros de
altitud, con carencia presupuestal para el programa de prevención y control, con
hiperendemicidad de los serotipos DEN-1, DEN-2, DEN-3 y DEN-4 en las zonas
tropicales y subtropicales, con más de 10 años de circulación de serotipos,
aunado a que una proporción importante de la población en riesgo ya padeció
alguna infección, la identificación del serotipo DEN-3 con un considerable número
de habitantes aun susceptible a infectarse, con creciente urbanización no
planificada carente de servicios básicos, con intensos movimientos migratorios
nacionales e internacionales y la facilidad de transportarse grandes distancias en
poco tiempo, conjugan factores para el incremento en número y magnitud de las
epidemias de dengue hemorrágico/choque por dengue (Secretaría de Salud,
1995). Además de deficiencias en la vigilancia epidemiológica, ya que el sistema
detecta los incrementos en la transmisión normalmente por reportes de médicos
locales, quienes frecuentemente no están familiarizados con el padecimiento,
llega a resultar que una epidemia alcanza o rebasa su pico de transmisión antes
de ser detectada (Gubler, 1995).

114
Además, los brotes de fiebre amarilla selvática ocurridos en
los años recientes en Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa,
Perú y Venezuela (Ver cuadro 11). Próximo a centros urbanos infestados por A.
aegypti, pone de manifiesto el riesgo de la urbanización de este padecimiento,
aunado a la presencia de A. albopictus en el continente que ha demostrado en
laboratorio su capacidad de transmitir este virus y la posibilidad de infestar zonas
enzoóticas y epizoóticas en un futuro. Las notificación desde los años cuarenta
ha sido de formas selváticas involucrando a mosquitos Haemagogus. Como
consecuencia de que en 1995 hubo un total de 524 casos de fiebre amarilla
selvática (OPS/CE 118/16, 1996) notificados en: Bolivia (15), Brasil (4), Colombia
(3), Ecuador (1), Perú (499) y Venezuela (2), la OPS exhortó a los países de la
Región a trabajar en la prevención con medidas eficientes de control del vector y
con campañas de vacunación, incluida en sus programas de inmunización
nacionales en las áreas con riesgo de transmisión de esta enfermedad (OPS/CE
118/16, 1996; Control de Plagas, 2000). La información para 2002, muestra 55
defunciones.

CAUADRO 15. CASOS Y DEFUNCIONES NOTIFICADAS POR FIEBRE AMARILLA EN LAS AMERICAS,
1960 - 2001
País 1960 - 1984 1985 -1997 1998 1999 2000 2001
Casos De Casos Def Casos Def Casos Def Casos Def Casos Def
f
Argentina 54
Bolivia 802 517 387 57 39 68 33 8 6 4 3
Brasil 485 220 105 34 15 76 28 85 40 41 22
Colombia 403 68 55 1 0 2 2 5 4 9 5
Ecuador 30 84 42 4 4 3 1 2 1 - -
Guayana F 3 - - 1 1 - - - - - -
Perú 871 1561 968 165 49 58 34 6 3 28 18
Surinam 4
Trinidad & T.
Venezuela 69 2 1 15 4 1 1 - - - -
Suma 2721 2452 1558 277 112 208 99 106 54 82 48
OPS División Vacunas e Inmunización.

CAUADRO 16. CASOS Y DEFUNCIONES NOTIFICADAS POR FIEBRE AMARILLA EN LAS AMERICAS,
2002 - 2007
País 2002 2003 2004 2005 2006 2007
Casos Def Casos Def Casos Def Casos Def Casos Def Casos Def
Bolivia 15 8 6 4 13 6 16 7 16 10 7 6
Brasil 15 6 64 23 5 3 3 3 2 2 6 5
Colombia 20 9 102 44 32 13 20 13 5 5 6 6
Ecuador - - - - - -
Guayana F - - - - - - - - - -
Perú 51 30 26 15 67 34 66 21 63 34 23 18
Venezuela 3 2 43 20 5 3 12 8 0 0
Suma 104 55 241 106 122 59 117 52 86 51 42 35

115
C. Importancia socioeconómica

En las áreas con potencial de transmisión de dengue se encuentran


los principales desarrollos turísticos como Acapulco, Mazatlán, Manzanillo y
Cancún, así como importantes centros económicos, industriales, agropecuarios,
petroleros y pesqueros como Villahermosa, Tampico, Monterrey, Tapachula,
Ciudad Valles, Mérida y el Puerto de Veracruz entre muchos otros (De la Fuente
et al, 2001). En la transmisión se conjugan factores biológicos, climatológicos,
socioeconómicos y culturales difíciles de dominar, que requieren intervenciones
rápidas, complejas, intensas, sostenidas y costosas, acompañadas de la
promoción del auto cuidado de la salud y saneamiento básico antivector
(Secretaría de Salud, 1995).

Existe el fenómeno creciente de urbanización acelerada no planeada, que


trae consigo demanda de servicios públicos básicos insatisfechos de agua
potable, drenaje y recolección de basura, incremento de la pobreza, aumento en
el tráfico comercial de mercancías, incesante migración de mexicanos y
extranjeros, flujo de turismo nacional e internacional. Las autoridades municipales
empiezan a mostrar interés en asumir su responsabilidad en la prevención y
control de la enfermedad.

La migración concentra población de individuos susceptibles, favorece la


introducción y diseminación de la infestación a nuevas áreas y amplifica la
dispersión del vector. Esta incorporación al medio urbano trae consigo el
incremento en el consumo de productos no reciclables, producen más basura y
criaderos de mosquitos (Secretaría de Salud, 1993).

Las epidemias de dengue clásico alteran la dinámica y el ingreso familiar


por el cuidado del enfermo, afecta a la población económicamente activa con
ausencia laboral y escolar, con repercusión en la productividad. Si se añaden los
casos de dengue hemorrágico y de choque, ocupan los servicios médicos de
urgencia y consulta externa, la hospitalización y manejo médico especializado de
los casos graves ocasiona grandes costos, sin considerar lo que eroga el
esquema operativo urgente de control del vector (OPS, 1995), que se ha visto en
las enormes movilizaciones con grandes dispendios que se han hecho en los
años recientes en los dispositivos de emergencia sanitaria epidemiológica en las
contingencias de los huracanes Paulina y Rick en el último trimestre de 1997,
poco menos de un año después en las tormentas tropicales ocurridas en la costa
del estado de Chiapas, en los deslaves e inundaciones atendidas durante el
segundo semestres de 1999, en 2001 en el Pacífico por el huracán Jullite, casi
116
todos, con carácter preventivo, mas otras contingencias por epidemias de dengue
clásico con casos hemorrágicos ocurridas en los estados de San Luis Potosí,
Nuevo León, Mérida, Cancún, en ciudades fronterizas de Tamaulipas y Veracruz
con carácter de control de grandes brotes, este último brote ocurrido en el primer
trimestre de 2002, en el segundo trimestre la vertiente del Pacífico se vio muy
afectada por fenómenos de la misma índole desencadenando grandes brotes de
dengue clásico, hemorrágico y defunciones, que se señala en páginas atrás. Se
suman cuatro intervenciones fuera del país, una inicial en Honduras como
consecuencia del huracán Mitch a finales de 1998 y dos en República del
Salvador, la primera en el brote de dengue hemorrágico ocurrido en septiembre –
octubre de 2000 y un terremoto con replicas acaecido en enero de 2001. En 2002
México vuelve a brindar apoyo a países Centroamericanos por tener de nueva
cuenta severos brotes de dengue hemorrágico.

En Puerto Rico en la epidemia de DEN-2 y DEN-3 ocurrida en


1977, se calculó que los costos médicos y las pérdidas por ausentismo laboral
oscilaron entre seis y 16 millones de dólares americanos, el costo de las
epidemias ocurridas en ese país desde ese entonces se estima que ha sido de
alrededor de USD $150 y $200 millones de dólares. La epidemia cubana se
estima que costo aproximadamente USD $103 millones, de los cuales $41
millones fueron para la atención médica, $5 millones en salarios pagados a los
pacientes, $14 millones a pérdidas de producción y $43 millones en el costo
inicial de las medidas de control del vector, las medidas de control y los gastos
médicos fueron por un período de cuatro meses, de julio a octubre (Pratt &
Moore, 1993; OPS, 1995; Plagas, Ambiente y Salud, 2001). A finales de
septiembre de 2000 en el Salvador una epidemia de dengue llegaba a su mayor
evolución registrando 2,500 casos y 30 defunciones, habiendo consumido un
monto del erario de siete millones de dólares sin lograr contenerla, razón por la
que el gobierno de ese país solicitó ayuda internacional, recibe apoyo externo de
la OPS, Cuba, Nicaragua, Guatemala, Panamá, Estados Unidos de América y
México (Control de Plagas, 2000).

D. Medidas preventivas

1. Encuestas

Como ya se mencionó, el mosquito A. aegypti se cría en


recipientes, sin asegurar que no pudiera ocurrir en agua contenida o retenida en
cualquier receptáculo, sin embargo las hembras grávidas prefieren depositar sus
huevos por encima del nivel del agua adheridos a las paredes de los recipientes
de diversas clases, se pueden clasificar como artificiales o naturales:
117
Recipientes artificiales.- En este grupo están los recipientes
desechables que son eliminables, como latas, botellas, frascos; envases para
almacenamiento de agua; pilas, piletas, tanques elevados o al nivel del suelo,
toneles, tinajas, cántaros, floreros, canalones, bebederos para animales y
depósitos de agua de los inodoros, entre otros. Las llantas son fuente importante
de mosquitos Ae. aegypti por reunir condiciones micro ambientales predilectas,
además de ser comunes en el medio urbano, la gente les valora esperando
renovarlas o transferirlas a vehículos más viejos, carretas, carritos, emplearlas
como suelas de zapatos o como combustible, además de creer que en cualquier
condición tienen valor comercial. Es frecuente observar que el ama de casa no se
atreve a tomar decisiones de desechar las llantas, parece ser que culturalmente
le corresponde al hombre tomar esta decisión, el esposo, papá o hijo, y por lo
regular cuando se efectúa la visita al domicilio él está ausente. Existe un
considerable tráfico de llantas renovadas o aun con alguna vida útil tanto al nivel
nacional como internacional. Las llantas probablemente son el medio de
dispersión más común de los huevos y larvas de Ae. aegypti. En ciudades como
las del estado de Tamaulipas, es frecuente encontrar entre los recipientes
positivos más comunes a las llantas, ya que los mosquitos las prefieren por ser
de color negro, por tener su interior oscuro y fresco, haciéndolas uno de los
lugares de postura de Ae. aegypti. Además su forma limita la evaporación,
dificulta el vaciado del agua y son difíciles de destruir de alguna forma diferente a
la combustión (Nelson, 1986).

Recipientes naturales.- son los huecos de los árboles


próximos a las viviendas, las hojas o axilas de las plantas, las cáscaras de
algunos frutos como los cocos, las conchas de moluscos, las depresiones de
rocas o del terreno que está revestido por materiales impermeables (Nelson,
1986).

La densidad de población de Ae. aegypti generalmente


fluctúa con la presencia de lluvia, principalmente cuando gran número de los
criaderos lo constituyen recipientes descuidados que se encuentran a la
intemperie, a pesar de contar con suministro regular de agua. Donde se mantiene
deficiente este abastecimiento se hace necesario el almacenamiento durante
todo el año, y la población de Ae. aegypti se mantiene más estable (Nelson,
1986).

La exploración entomológica por visita domiciliaria tiene


como finalidad: determinar los cambios en la distribución del vector, hacer
mediciones relativas de la población a través del tiempo y facilitar las decisiones
apropiadas y oportunas referentes a las actividades de prevención y control de la
transmisión del dengue. Así como la evaluación de las medidas contra los adultos
y larvas para apreciar su efectividad y precisar su eficacia, brindar información
118
para decidir las adecuaciones en la metodología, la oportunidad y frecuencia de
las actividades y en su caso en la supervisión de actividades realizadas,
identificar las causas por los cuales no se obtuvieron los resultados esperados,
además son útiles para la selección y planeación de actividades futuras.

Se debe efectuar la valoración sistemática de la


susceptibilidad de los vectores a los insecticidas que se estén empleando en el
programa, tanto para larvas como para mosquitos adultos con metodología y
equipos de la OMS e ir introduciendo por lo pronto en forma de monitor los
métodos bioquímicos.

La evaluación del tratamiento espacial dirigido a los


mosquitos adultos, se hace verificando la penetración y efectividad de la niebla en
sitios expuestos y ocultos dentro y fuera de las viviendas donde suelen reposar,
estar activos, alimentándose o copulando los mosquitos en forma natural,
empleando jaulas con mosquitos y láminas recubiertas con teflón, silicón o
magnesio que sirven para obtener gotas del insecticida en aerosol que se ha
aplicado, también se puede valorar por los cambios detectados en la población
silvestre por captura de adultos y más aun por medio de los cambios en la
dinámica de ovipostura empleando ovitrampas. Este último punto relativo al
empleo de ovitrampas se empleará como complemento en los ensayos de
evaluación para cuantificar el impacto de esta actividad sobre la población de
mosquitos silvestres, ya que hay autores que cuestionan esta medida, cuando la
experiencia en México ha demostrado su amplia eficacia (Méndez, 2003). La
técnica de Detinova, es útil para determinar en las poblaciones de hembras
capturadas el porcentaje de nuliparidad de las recién emergidas de los criaderos
y de las paridas que por lo menos han completado un ciclo gonotrófico.

Los instrumentos para la evaluación entomológica en el


programa de control son los parámetros tradicionales por los que se obtiene una
aproximación del impacto general de las medidas antivectoriales, es por encuesta
de muestreo larval, siendo la unidad básica la vivienda o lote baldío al registrar
los recipientes que haya, los que contienen agua, buscando larvas, pupas y/o
exuvias, identificando la especie o especies encontradas. Para obtenerlos se
emplean los Índices de Casas Positivas, Recipientes Positivos, Breteau y de
Pupación como sigue:

Para concentrar los datos obtenidos en la visita domiciliaria


se emplea el formulario EA-1 “Informe de Exploración Entomológica”, el tamaño
de la muestra se basa en el número de casas existentes en la localidad, el
recurso humano disponible, el grado de precisión deseado y el probable nivel de
infestación.

119
Para iniciar la encuesta es necesario contar con un plano de
la localidad o en su defecto se debe elaborar un croquis lo más detallado posible,
en donde se numeran las manzanas existentes. El rendimiento de cada
encuestador es de por lo menos 30 casas inspeccionadas (30 casas
día/hombre/empleado), por lo cual cada unidad entomológica integrada por el
responsable y su auxiliar, deben visitar 60 casas como mínimo por día, y en caso
de ser posible apoyarse de otro personal. Con base en este rendimiento se debe
hacer encuesta de las localidades con base a su tamaño como se observa en el
cuadro 12:

Cuadro 12. NÚMERO Y METODOLOGÍA PARA SELECCIONAR CASAS A VISITAR


NÚMERO DE CASAS D/H MÍNIMO DE PROPORCIÓN % APROX. DE
EN LA LOCALIDAD CASAS A CASAS MANZANAS COBERTURA
INSPECCIONAR
Menor o igual a 100 2 60 1-1 1-2 60
> 100 y < o igual a 500 4 120 1–3 1-1 24
> 500 y < o igual a 1000 6 180 1–5 1-1 18
> 1000 y < o igual a 2000 8 240 1–4 1-2 12
Mayor a 2000 10 300 1–4 1-3 15

En aquellas localidades mayores de 2,000 casas, es


recomendable seguir la estrategia que se basa en la división de área geográfica
operativa que se utiliza en el programa, ya sea por colonia, barrio, sector, AGEB
(área geográfica de estudio básica) u otra dando prioridad a las que se
consideren de mayor riesgo como centros turísticos, localidades endémicas o con
antecedentes de brotes de dengue hemorrágico, cabeceras estatales y
municipales, núcleos de población importantes y áreas rurales. Se revisará el
33% de las manzanas existentes de las áreas seleccionadas, y de éstas, el 25%
de las casas que la conforman, da un total del 8.25% aproximadamente de casas
a encuestar por este método. La forma de seleccionar las manzanas se hace en
el plano siguiendo una espiral en sentido centrípeto a las manecillas del reloj,
marcando una de cada tres, y para las casas de cada manzana se sigue el
mismo método pero una de cada cuatro. Con base en la ubicación de los casos
registrados durante el año en curso y del inmediato anterior cuando menos y con
los resultados obtenidos en la encuesta y de acuerdo al grado de riesgo
entomológico que haya resultado, se marcarán en el mapa las áreas operativas
maestreadas usando un código de colores que las identifique en función del
grado de riesgo que se haya determinado con el Índice de Casas (ver cuadro 13),
con esta información es posible diseñar la estrategia operativa a seguir o en su
caso dirigir el reforzamiento necesario.

120
CUADRO 18. NIVELES DE CONTROL OPERATIVO POR INDICADORES ENTOMOLÓGICOS
NIVEL DE ÍNDICE, CASAS ÍNDICE, ÍNDICE, CÓDIGO
CONTROL POSITIVAS RECIPIENTES DE
OPERATIVO POSITIVOS BRETEAU COLORES
ÓPTIMO <1 < 0.5 <5 VERDE
BUENO 1-4 0.5 – 1.9 5–9 AZUL
ALARMA 5-9 2–4 10 – 14 AMARRILLO
EMERGENCIA 10 o más 5 o más 15 o más ROJO
Fuente: NOM-032-SSA2-2002

2. Educación y fomento a la salud

La importancia que la población le da al dengue es irregular,


en las áreas endémicas lo ve como una enfermedad común, hay todavía quienes
no lo asocian con picaduras de mosquitos e ignoran que los estadios acuáticos
se transformen en mosquitos adultos, estos aspectos son claves para sensibilizar
y contar con el apoyo de la comunidad (Gómez Dantés y Rodríguez, 1994).

El dengue es básicamente un problema de sanidad


doméstica, que se podría resolver hipotéticamente con bajo costo, siempre y
cuando los integrantes de cada familia eliminen (OPS, 1995) o mantengan libres
de larvas los sitios de crianza de los mosquitos, conservando los recipientes útiles
con tapas, desechando o vaciando los que contengan agua no útil, virando hacia
abajo los expuestos a la lluvia, poniéndolos bajo techo, con el empleo de
larvicidas y otros.

La Campaña Nacional de Comunicación Social ha


incrementado el uso de los medios masivos de comunicación, diseñando y
elaborando mensajes a la población en los que se enfatiza la importancia de
eliminar los criaderos de los mosquitos que haya dentro de su domicilio y sus
alrededores, combatir los mosquitos adultos que se encuentren en el interior de la
vivienda. Se ha logrado la participación comunitaria en las campañas masivas de
descacharrización, en contingencias, en sitios de desastre con la participación de
los integrantes de las familias y la intervención de grupos sociales organizados,
de autoridades, fomentando el auto cuidado de la salud. Desafortunadamente,
pasada la contingencia o el gran evento se regresa a la apatía y desinterés.

Los mensajes personales e impersonales de educación para


la salud, deben ser simples, claros y relacionados con la situación local en donde
se difundan, responsabilizando a los habitantes para la solución del problema de
la comunidad y señalando los beneficios al evitar este padecimiento y sus
posibles consecuencias (CDC, 1995).
121
La Secretaría de educación Pública y otras instituciones
afines, deben incorporarse a la promoción de las medidas de prevención y control
de los criaderos del vector y participar en la red de vigilancia epidemiológica,
vigilar la salud de los escolares, en quienes deben inculcar la promoción de la
salud, la higiene doméstica y la participación activa en las campañas de limpieza
(Secretaría de Salud, 1995).

3. Control del paciente, de los contactos y del medio


inmediato

Se debe notificar obligatoriamente a la autoridad local de


salud la aparición de cualquier brote, no de los casos individuales, tomando
precauciones pertinentes en relación con el manejo de sangre. Evitar el acceso
de los mosquitos a los pacientes por lo menos durante cinco días después de
haber comenzado la infección o hasta que ceda la fiebre, colocando pabellones o
mosquiteros para aislar al enfermo, eliminar los criaderos, ya sea destruyéndolos,
colectándolos o aplicando larvicidas, además de la aplicación de insecticidas
residual o por lo menos de uso doméstico y en el ámbito de la localidad. No
requiere desinfección o cuarentena. En relación con la inmunización de
contactos, sólo es necesaria si el dengue surge cerca de posibles focos
selváticos de fiebre amarilla, sería necesario inmunizar contra este padecimiento,
ya que Ae. aegypti tiene capacidad comprobada para transmitir ambas
enfermedades. Se debe investigar a los contactos y a la fuente de infección,
identificando el o los sitios de residencia del paciente durante la quincena anterior
al comienzo de la sintomatología, y búsqueda de casos no notificados o no
diagnosticados. No existe ningún tratamiento específico, sólo medidas de sostén
(Benenson, 1992; 1997).

4. Notificación

Desafortunadamente, algunos de los sistemas de


información de salud todavía están centralizados y no bien coordinados,
favoreciendo dualidades. La disponibilidad de información pocas veces es
oportuna y llega ha ser de dudosa calidad. Su empleo en la toma de decisiones
llega a ser escaso (Seguro Social de Costa Rica, 1998), el dengue no es la
excepción ya que se suma la confusión clínica de su diagnóstico (De la Fuente et
al, 2001).
122
El primer paso para el control de una enfermedad
transmisible es su identificación rápida, seguido de la notificación a las
autoridades locales de salud sobre el surgimiento de la enfermedad en la
Jurisdicción, su finalidad es suministrar información necesaria y oportuna para
que las autoridades de salud tomen las medidas apropiadas de control. Las
enfermedades por notificar, la forma de hacerlo varía por las diferencias en las
circunstancias, por la propia enfermedad y por la frecuencia con que aparecen. El
sistema de notificación funciona en cuatro fases; la primera es la recopilación de
los datos básicos en la localidad donde surge la enfermedad; la segunda es
reunir los datos correspondientes a la jurisdicción y al estado; tercero reunir los
datos del nivel nacional, y en cuarto lo que respecta a determinadas
enfermedades, la autoridad nacional de salud informa a la Organización Mundial
de la Salud (Benenson, 1992).

La primera etapa constituye la parte fundamental de


cualquier plan de notificación, estados como el de Sinaloa cuentan con un
sistema electrónico, rápido y veraz, que hace eficiente la notificación.

Notificación de casos: cada autoridad local de salud por


disposición de autoridad superior, determina qué enfermedades deben notificarse
en forma sistemática y regular (rutinaria), a quién corresponde la responsabilidad
de la notificación, las características del informe y la forma de envío al superior
inmediato (Benenson, 1992; 1997).

Es obligación de los médicos avisar de todos los casos de


enfermedades de notificación obligatoria que atiendan; se exige la notificación a
los hospitales, jefes de familia o quién tenga conocimiento de un caso de
enfermedad de notificación obligatoria. En los hospitales un funcionario
epidemiólogo es responsable de enviar los informes exigidos del o de los casos
(Benenson, 1992).

La notificación de casos individuales de una enfermedad


transmisible incluye datos mínimos para la identificación de cada paciente como
es domicilio, diagnóstico, edad, sexo, fecha de comienzo, las bases para el
diagnóstico, respetando el derecho del paciente al anonimato, si se requiere
también de los casos sospechosos se notifican (Benenson, 1997).

La notificación colectiva indica el número total de casos,


clasificados según el diagnóstico, surgidos en un lapso determinado y sin datos
individuales de identificación; ejemplo: "20 casos de dengue en la semana que
terminó el 6 de octubre".

123
Debe haber notificación epidemiológica a la autoridad local
de salud por el medio más rápido de información, siempre que ocurra un número
anormal de casos aislados o en grupo de una enfermedad de importancia pública
(Benenson, 1992).

Para efectos de notificación las enfermedades transmisibles


se han clasificado en cinco categorías:

Clase 1: Enfermedades que el Reglamento Sanitario


Internacional exige la notificación de casos o son objeto de vigilancia por la
OMS. Las enfermedades sujetas al Reglamento Sanitario Internacional (1969),
3a. Edición Anotada 1983, actualizada y reimpresa 1992 OMS, Ginebra. Las
enfermedades internacionales objeto de cuarentena son peste, cólera, fiebre
amarilla y viruela, y 1A enfermedades objeto de vigilancia por la OMS,
determinadas por la 22° Asamblea Mundial de Salud: tifus y fiebre recurrente
transmitidos por piojos, poliomielitis paralítica, paludismo e influenza. Es
obligatoria la notificación de casos individuales a la autoridad de salud por el
medio más rápido de comunicación, en epidemia la Jurisdicción solicitará
informes colectivos de casos subsiguientes diaria o semanalmente. La autoridad
local de salud transmite el informe inicial a la Jurisdicción por los medios más
expeditos si es el primer caso identificado localmente o el primer caso producido
fuera de los límites de donde ya ha sido notificado (Benenson, 1992; 1997).

Clase 2: Enfermedades con notificación de casos sin


importar en donde tenga lugar, tienen dos subclases según la urgencia relativa
de investigar contactos y la fuente de infección o para iniciar las medidas de
control: 2A. Enfermedades con notificación de casos individuales vía correo
electrónico, fax, teléfono, telégrafo u otro medio rápido de comunicación, se envía
a la Jurisdicción semanalmente por correo, se utiliza fax, teléfono o telégrafo si se
trata del primer caso identificado en una zona o fuera de los límites de una zona
ya afectada, ejemplos fiebre tifoidea, difteria; 2B. Enfermedades con notificación
de casos individuales hecha por los medios más asequibles, se envía por correo
a la Jurisdicción un informe colectivo semanal; como ejemplos: brucelosis y lepra.

Clase 3: Enfermedades en que la notificación en zonas


consideradas endémicas se hace en forma selectiva. En muchos países estas
enfermedades no tienen que notificarse, salvo por su frecuencia o gravedad
extraordinaria, tiene tres subclases: 3A y 3B se usan en situaciones endémicas
corroboradas, como medio de aplicación rápida de medidas de control y para
juzgar la eficacia de los programas de control; para la 3A la notificación de casos
se hace por un medio rápido de comunicación en donde estas enfermedades
tienen la misma importancia que las de la clase 2A, ejemplos tifus de las malezas
y fiebre hemorrágica por arenavirus. En muchos países no se exige su
notificación, para 3B la notificación se hace por los medios más prácticos, se
124
transmite el informe colectivo semanal o mensualmente por correo a la
jurisdicción, en otros países no es requerida, ejemplos, bartonelosis y
coccidioidomicosis y 3C es para estimular las medidas de control y obtener datos
epidemiológicos esenciales, la notificación colectiva se hace semanalmente a la
autoridad local de salud, se transmite a la jurisdicción semanal, mensual,
trimestral o a veces anual, ejemplos: equistosomiasis y fasciolopsiasis.

Clase 4: Notificación obligada de epidemia, no exige la


notificación de casos individuales. La notificación inmediata de brotes de
importancia especial para la salud pública se hace por correo electrónico,
teléfono, fax u otro medio rápido para transmitir los datos a la jurisdicción
inmediata superior. El informe debe especificar el número de casos, lapso de
tiempo en que ocurrieron, número aproximado de personas afectadas y el modo
aparente de diseminación. En esta clase se encuentra el Dengue Clásico y
síndromes sin identificar (Benenson, 1992; 1997).

Clase 5: Enfermedades cuya notificación oficial regularmente


no está justificada, son de dos tipos: las típicamente esporádicas y poco
comunes, a menudo no transmisibles, o aquellas que no permiten medidas
prácticas de control, como resfrío común.

5. Aislamiento

Precauciones pertinentes con el manejo de sangre, evitando


en forma efectiva el acceso de los mosquitos a los pacientes, por lo menos hasta
que ceda la fiebre, colocando mosquiteros o pabellones de preferencia
impregnados con algún piretroide; aplicar insecticidas contra las formas adultas o
inmaduras considerando cualquier medida que resulte útil (Benenson, 1992),
principalmente en nivel hospitalario.

6. Desinfección

Desinfección concurrente ninguna (Benenson, 1992).

7. Cuarentena

Ninguna. Las medidas internacionales señalan que se debe


dar cumplimiento a los acuerdos internacionales enfocados a evitar la
propagación de la enfermedad por personas, monos y mosquitos, y su traslado
por barcos, aviones o medios de transporte terrestre desde las zonas donde
existe infección (Benenson, 1992).
125
8. Inmunización

En la actualidad no se cuenta con vacuna contra el dengue,


su desarrollo es lento, para determinar su seguridad e inmunogenicidad
tetravalente es necesario evaluarla en humanos. Las vacunas atenuadas contra
el dengue, analizadas en ensayos Fase I en 30 voluntarios estadounidenses
multiétnicos, han mostrado ser seguras y tolerables. La inmunización con los
serotipos DEN-3 y DEN-4 dieron respuestas elevadas en anticuerpos, y con los
serotipos DEN-1 y DEN-2 fueron bajos (Lang and Saluzzo, 1999). En la
Universidad de Mahidol, Bangkok Tailandia se desarrollan con virus atenuados.
Se esfuerzan para obtener una vacuna antidengue de diseño genético, se
analizan métodos de replica infecciosa quimérica usando como columnas cepas
atenuadas de DEN-2 o de fiebre amarilla 17D, y otra con ADN desnudo. La
vacuna 17D se encuentra entre las mejores vacunas vivas atenuadas, se ha
utilizado en más de 350 millones de personas con récord de seguridad y eficacia.
Se está aprovechando esta vacuna, sustituyendo dos genes de la envolutura viral
(prM y E) por genes del virus de la encefalitis japonesa y del denguevirus. La
proteína E del virus quimérico contiene antígenos protectores de EJ o DEN, la
parte restante del genoma viral es de la fiebre amarilla que es el responsable de
la replicación. Pese a estos esfuerzos se estima que dentro de diez a quince años
se podría contar con alguna vacuna segura y eficaz para inmunizar niños, ya que
se encuentra en las primeras fases de ensayo (OPS, 1997; Monath, 1999;
Fanget, 1999).

Inmunización de contactos ninguna. Si el dengue surge


cerca de posibles focos selváticos de fiebre amarilla, se debe de inmunizar a la
población residente contra fiebre amarilla (Benenson, 1992). En 1997 en la
Séptima Sesión Plenaria el Consejo Directivo de la OPS recomendó a los
estados miembros incluir la vacuna en sus programas de inmunizaciones en las
áreas con riesgo de transmisión, debido a los brotes que han ocurrido en los años
recientes, ya citada la situación anteriormente (Control de Plagas, 2000). Se
están haciendo esfuerzos para que esta vacuna mas la de la encefalitis japonesa
estén disponibles pronto para los viajeros (Lang and Saluzzo, 1999).

E. Medidas en caso de epidemia

Se cuenta con experiencia en emergencias y planes de


contingencia, por lo tanto para el caso de epidemia de dengue hemorrágico
existe la capacidad para montar un dispositivo de acuerdo a los diferentes
niveles de atención donde se cuenta con Unidad de Atención Primaria, Hospital
Jurisdiccional con menos de 100 camas u Hospital de Especialidades con cientos
de camas con gran cobertura. Prácticamente un esquema muy similar al
126
propuesto y puesto en marcha con algunas deficiencias iniciales en la República
del Salvador en octubre – noviembre de 2000 ante una gran epidemia que estaba
causando defunciones en menores de 9 años, instrumentada con apoyo externo
principalmente de la OPS, Cuba y México.

En las áreas en donde la Unidad de Atención Primaria es la rectora,


se debe formar un Comité permanente multisectorial en el que estén
comprometidos los responsables del Sector Salud, las Autoridades Municipales,
las Agrupaciones Sociales y Cívicas, las ONGs entre otras y la Comunidad en
General. Quienes participarán directa o indirectamente en mayor o menor
proporción en aspectos de Educación para la Salud, actividades para disminuir el
vector eliminando permanentemente los criaderos, en garantizar la ausencia del
vector alrededor de las áreas de atención a los pacientes, verificando los niveles
de infestación del vector por exploración entomológica evaluando los impactos y
corrigiendo inmediatamente las deficiencias operativas, en la selección del área
de atención a los pacientes, en organizar esta atención y capacitar al personal
responsable de la atención.

Los pacientes deben ser atendidos en el área en que sean


diagnosticados, valorando el nivel de atención que requieran, esto lo hará una
enfermera o un médico atendiendo a toda la consulta febril que llegue en
demanda de atención, canalizando a los pacientes sospechosos de dengue a la
clínica de dengue, donde un médico ingresará al servicio de observación los
pacientes con manifestaciones hemorrágicas o con signos de alarma, donde otro
médico es responsable de la atención, evaluación y seguimiento de los casos. El
Servicio de Urgencias debe contar con médicos, enfermeras, auxiliares,
soluciones endovenosas, venoclisis, camas, laboratorio de biometrías hemáticas
y plaquetas. Los pacientes deben ser valorados continuamente para detectar
oportunamente los signos de alarma (OPS/HPC, 1995).

En un Hospital Jurisdiccional de menos de 100 camas el


responsable es el Jefe de la Jurisdicción Sanitaria, quien integrará un Comité de
Emergencia formado por el Director del Hospital y un Grupo de Especialistas,
Autoridades locales y voluntarios, los cuales se documentarán sobre el dengue
hemorrágico y choque por dengue, difundirán la información a todos los niveles,
se adiestrará al personal que brinda atención a la salud, se evaluará el suministro
de soluciones intravenosas, medicamentos, productos sanguíneos, equipo de
cuidados especiales, supervisión de la atención clínica, coordinar investigación
clínica durante el brote. Se debe de estimar el número de ingresos diarios y
considerar que la estancia de cada paciente sea de aproximadamente cinco días
ocupando las áreas de medicina, pediatría, observación y las de cuidado
especial, además de existir la posibilidad de hacer uso de todos los otros
servicios.

127
El material necesario consta de estignomanómetros, estetoscopios,
termómetros, lancetas, tubos capilares, jeringas, centrífugas, material para
tipificación sanguínea y compatibilidad, equipo de radiografía portátil. Los
materiales terapéuticos son acetaminofén, solución de rehidratación oral, solución
fisiológica, Lactato de Ringer, tanques de oxígeno, Glucosa de agua al 5%,
expansores de volumen, sangre entera, equipos de venoclisis y solución de
mantenimiento. En caso de ser necesario se pedirá apoyo a los médicos del
sector privado, y un familiar por paciente ayudará en la terapia de rehidratación
oral y venoclisis, no habrá traslado de pacientes a otros niveles dentro del mismo
hospital, los pacientes con dengue hemorrágico se aislarán en cuartos para
pacientes de cuidado especial y las medidas son cristaloides y coloides cuidando
de no llegar al edema pulmonar sobrecarga de líquidos. Los criterios de egreso
son ausencia de fiebre por 24 horas, mejoría clínica, hematócrito estable, tres
días posteriores al choque y recuento plaquetario superior a 50 mil por mm3
(OPS/HPC, 1995).

En un Hospital de Especialidades de gran cobertura, debe de haber


un médico residente capacitado que participará como clasificador, los pacientes
con dengue clásico recibirán tratamiento ambulatorio y se les instruirá para en
caso de aparecer signos de alarma acudan inmediatamente al Centro de Salud. A
nivel del Hospital habrá cuatro salas: 1) para pacientes en espera de resultados
del laboratorio, con asistencia de rehidratación oral, 2) pacientes con hematócrito
elevado y plaquetas disminuidas, área de observación libre del vector, pacientes
con hidratación oral, control diario de hematócrito y plaquetas, si es favorable
egreso al día siguiente o al quinto día de la enfermedad, 3) pacientes con signos
de alarma, ingreso hospitalario con soluciones intravenosas, 4) pacientes con
choque persistente, falla orgánica múltiple o reaparición de signos de alarma. Los
criterios de egreso ya mencionados son por ausencia de fiebre durante 24 horas
sin antipiréticos, mejoría visible, hematócrito estable, tres días de recuperación
del choque, plaquetas más de 50 mil/mm3, ausencia de sufrimiento respiratorio
secundario a derrame pleural o ascitis. Laboratorio disponible con equipo para
valorar hemograma, plaquetas, electrolitos, gases venosos, tiempos de
coagulación, pruebas de función hepática y proteínas, Rx. Además debe de
haber analgésicos, sedantes tipo aloperidol, furosemida, vitamina K hidrosoluble,
soluciones, sales de rehidratación oral, digoxina, cloruro de potasio y promover la
donación de sangre para que haya disponibilidad. Debe haber capacitación y
adiestramiento en servicio de todo el personal que esté participando en el manejo
de los pacientes (OPS/HPC, 1995).

Medidas en caso de epidemia: A gran escala y en forma


inmediata hacer: 1) Búsqueda y eliminación contundente e inmediata de
mosquitos Aedes adultos de las habitaciones humanas y tratamiento o
eliminación de los criaderos, 2) Empleo de repelentes o cualquier otra medida
128
contra mosquitos por personas que estén expuestas a la picadura de los
vectores, 3) La nebulización de insecticidas ha demostrado jugar un papel estelar
para interrumpir epidemias (Benenson, 1992).

1. Búsqueda del vector

Ae. aegypti tiene una marcada preferencia por determinados


tipos de criaderos, además de la abundancia de cierta clase específica de
recipientes que se encuentren en la comunidad, las llantas constituyen lugares de
cría importantes por su afinidad a ellas y porque son con frecuencia abundantes.
Los envases de refrescos y cervezas suelen ser muy comunes, pero raras veces
se encuentran infestados o en proporción prácticamente insignificante, para su
control suele emplearse un recurso importante no necesario en esta actividad. Se
debe considerar la cantidad de criaderos que pueden ser numerosos pero su
producción de adultos baja (pequeños cacharros), en comparación con unos
cuantos depósitos de agua de gran volumen de donde emerge en forma
considerable un gran número de adultos. Es posible estimar la producción de
adultos por tipo de contenedor, se obtiene contando el número total de pupas
presentes por recipiente y dividirlo entre dos, que son los días que
aproximadamente tarda en su desarrollo este estadio para emerger en forma
adulta (Nelson, 1986).

2. Control del vector

Desde el siglo XIX existen referencias de medidas de control


de las formas acuáticas de los mosquitos empleando aceites, peces larvifagos y
sus enemigos naturales (Christophers, 1960). La medida básica del programa
desde tiempos memorables en que se pretendía la erradicación del vector con
fines de eliminar la transmisión de la fiebre amarilla, se basaba en la visita
domiciliaria desde ese entonces.

Se sigue practicando cotidianamente como una medida


básica en la prevención y control. Consiste en saludar cordialmente a los
moradores de la vivienda, explicarle el propósito de la visita y la tarea que se va
ha realizar. Invitar a un adulto o en su defecto adolescente a que acompañe en el
recorrido de inspección del domicilio. Se inicia el recorrido del predio de la casa al
cruzar la puerta de acceso virando en dirección a mano derecha (en sentido
contrario a las manecillas del reloj) siguiendo el perímetro hasta recorrer todo el
129
patio, jardín o solar, ubicando los tambos, tanques, pilas, botes, cubetas, tinacos
u otros depósitos en los que la familia almacena agua o en llantas, se les aplica
una bolsa (20 g) con Temefós en granos de arena al 1% por cada 200 litros de
agua que pueda almacenar el contenedor, se busca cuidadosamente todo tipo de
recipientes de vidrio, aluminio, hoja de lata, plástico, cartón encerado (tetrapac),
fierro o lámina que tenga o pudiera retener agua sin ninguna utilidad, se procede
con la anuencia y ayuda de quien acompaña a empotrarlos, virarlos, cubrirlos,
rellenarlos, perforarlos, ponerlos bajo techo, depositarlos en bolsas de plástico o
en la basura.

Actualmente, se está ensayando exitosamente con


diferentes presentaciones de Bacillus thuringensis var. israelensis (Valent
BioSciences) en gránulos dispersables en agua y tabletas efervescentes, ambas
con buenos resultados en campo, mostrando facilidad en su aplicación,
efectividad residual mayor a un mes y buena aceptación por los moradores y
personal que lo aplica (Chiú et al, 2003; Reyes et al, 2003).

También se revisan macetas, bebederos de animales,


canales de techos y bardas con vidrios. Se inspecciona el interior de la vivienda
en forma similar buscando en particular en baños y cocina posibles recipientes
que pudieran ser criaderos y los floreros o plantas acuáticas que regularmente
aparecen junto a Santos o imágenes enmarcadas. Se recomienda que se cambie
el agua cada tercer día, el lavado y cepillado de las paredes de los recipientes y
mantenerlos bien cubiertos, estas medidas son efectivas para evitar que se
conviertan en criaderos de mosquitos. Se registra en el formato específico el
trabajo realizado. Se reitera el mensaje de la importancia de mantener la casa
libre de criaderos de mosquitos, invitarle a que siga participando, se dan las
demás recomendaciones que se considere pertinentes. Se despide cordialmente
y se continúa con la siguiente casa.

La aplicación de rociado espacial de insecticidas tiene el


propósito de eliminar en relativamente poco tiempo la población de mosquitos
adultos, entre los que se encuentran las hembras infectadas que están
transmitiendo al agente etiológico, las que están en período extrínseco de
incubación o las que potencialmente pudieran infectarse y transmitirlo. Razón por
la cual en el terreno de la Salud Pública en México y en muchos otros países del
mundo, se emplea para prevenir y controlar la transmisión del dengue. La
aplicación de rociado espacial en ULV (Volumen Ultra Reducido) debe cumplir
con las características contenidas en su definición según OPS/OMS, y es el
empleo de un insecticida en grado técnico o en solución concentrada, aplicado
espacialmente asperjado en cientos de millones de ínfimas gotas con diámetros
comprendidos en el rango de 1 a 50 micras (Reiter & Nathan, 2001), a dosis
menor de 500 ml/ha de ingrediente activo, las gotas de aerosol deben tener su
diámetro mediano de masa ubicado en el rango de 15 a 25 micras.
130
La experiencia adquirida en México en el empleo de esta
medida, ha dado buenos resultados en comunidades rurales, aledañas,
suburbanas y marginales principalmente. En la búsqueda de nuevas opciones de
insecticidas diferentes al organofosforado Malathión empleado en forma regular
durante varios años en los programas de prevención y control, con la misma o
mayor efectividad y rapidez de degradación, además otras ventajas como la
aplicación en dosis menores, sin causar corrosión a los equipos y vehículos, con
mayor aceptación tanto por el personal que los aplica como por los moradores
protegidos, son las razones por las que se decidió cambiar a los piretroides
preferentemente en base acuosa, Aqua Reslin® Super y Solfac® EW 050
(permetrina 10.87%, esbioletrina 0.51% y butóxido de piperonilo 11.07% o
ciflutrina 5% respectivamente).

Bajo circunstancias específicas determinadas previamente o


en operativos emergentes para prevenir o controlar brotes de dengue y
paludismo ocurridos en años recientes, se han montado numerosos ensayos de
evaluación en campo de los insecticidas piretroides Aqua Reslin® Super y
Solfac® EW 050, empleados a dosis de ingrediente activo de 10.9 g/ha de
Permetrina y 2 g/ha de Ciflutrina respectivamente, aplicados con generadores de
niebla espacial de diversas marcas y modelos (Méndez et al, 2003a), con
mosquitos hembras en mayoría, y principalmente con las especies de mayor
importancia para la Salud Pública en el país, destacan Ae. aegypti, Anopheles
pseudopunctipennis, An. albimanus, An. vestitipennis, Culex quinquefasciatus y
Cx. nigripalpus entre otros, criados en laboratorio u obtenidos como adultos por
captura nocturna con cebo humano, en albergue de animales o diurna en refugios
naturales.

Figura 8. Aplicación espacial de insecticida piretroide (J. Thirión, 2001)

131
Los métodos de evaluación empleados están basados en la
técnica OPS/OMS, que en forma convencional han sido adaptados por el Centro
Nacional de Vigilancia Epidemiológica para montar pruebas de penetración y
efectividad de la niebla de los programas de Prevención y Control del Dengue y
del Paludismo (Ver figuras 8 y 9). Para el programa dengue consiste en
previamente ubicar jaulas con mosquitos en interiores y exteriores de viviendas.
Los criterios para ubicar las jaulas correspondieron a los sitios en los que suelen
verse reposar los mosquitos, los próximos a los criaderos o en donde se les ve en
actividad alimentándose o copulando.

El método tradicional es el del programa de paludismo,


consiste en ubicar previamente jaulas con mosquitos en un transecto
perpendicular a una línea por la que se desplaza un vehículo con una máquina
pesada generadora de ULV operando, el viento debe soplar a favor de la
ubicación del transecto. La penetración de la niebla se mide en metros, contados
a partir de la boquilla de la máquina ubicada en el punto más próximo frente a las
jaulas, el vehículo avanza a 10 Km/h de velocidad tal como se efectúa en forma
rutinaria, sólo que el recorrido se limita a sólo unos 100 metros. Posterior a la
aplicación de la niebla, los mosquitos en las jaulas se mantienen por espacio de
60 y 30 minutos exposición respectivamente, según los dos ensayos señalados,
transcurrido este tiempo se hace lectura de los mosquitos caídos, se trasladan
todos activos y caídos a vasos de recuperación donde reciben condiciones de
temperatura, humedad y manutención, 24 horas después se hace la lectura final
de la prueba obteniendo el porcentaje de mortalidad. La pruebas se validan por
lotes testigo mantenidos bajo las mismas condiciones sólo que en una área fuera
del alcance y aplicación espacial de la niebla (Méndez et al, 2003b).

Figura 9. Jaulas con hembras de mosquitos Ae. aegypti, Anopheles albimanus


y An. pseudopunctipennis expuestos en pruebas de penetración y
efectividad de la niebla con piretroides (J. Thirión, 2001)
132
Las áreas donde se han montado los ensayos son
localidades o ciudades donde ocurre la transmisión, van desde zonas urbanas
con alumbrado en calles asfaltadas con guarniciones arboladas, viviendas de
concreto y ladrillo revestido, ventanas con o sin vidrios. Los tamaños de los
predios varían desde pequeños hasta grandes, es decir viviendas de un solo
cuarto hasta casonas arboladas. En el área rural las viviendas comúnmente son
precarias, de materiales discontinuos, las ventanas en caso de estar presentes
dejan paso libre a los mosquitos. Los moradores protegidos son de diferentes
estrato socioeconómico, la mayoría con residencia permanente, quienes ahora
muestran disponibilidad al dar facilidades para efectuar los ensayos de
evaluación, manteniendo o abriendo puerta y ventanas, y dejando ubicar las
jaulas tanto en exteriores como en interiores de sus casas en los sitios
considerados estratégicos para la evaluación (Méndez et al, 2003c).

Las condiciones ambientales se cuantifican con termómetro,


higrómetro, por apreciación del viento deduciendo dirección e intensidad. Los
operadores del equipo desconocen la ubicación de las calles donde se colocan
las jaulas, la técnica de aplicación debe cumplir con las recomendaciones, del
equipo nebulizador, se mide el flujo de descarga para que dé la dosis exacta
recomendada como requisito indispensable y se comprueba que el diámetro
mediano de masa de las gotas de aerosol se encuentre dentro del rango
recomendado.

Los resultados obtenidos de una serie de ensayos montados


en diversos escenarios, en suma muestran gran eficiencia para abatir la densidad
de población de mosquitos adultos. En forma epidemiológica esto ha sido
confirmado indirectamente por el control de brotes importantes en diversas
latitudes del país, además se cuenta con evaluaciones preliminares de reducción
de población silvestre de mosquitos Ae. aegypti empleando ovitrampas. Como
información adicional, se ha observado en los ensayos de evaluación durante el
tiempo de espera, en el interior de las viviendas la presencia de moscas
moribundas y muertas como consecuencia del rociado espacial (Méndez et al,
2003c).

133
III. Programa de Prevención y Control del Dengue Clásico y
Hemorrágico

A partir de 1989 el Programa de Prevención y Control del Dengue se


formalizó técnica y operativamente, ampliando progresivamente cada año las
áreas de trabajo, procurándose cada vez mayor participación de las autoridades
estatales, municipales y locales, así como de grupos organizados y de la
población en general. En 1998 se consolidó una estrategia definida para hacer
frente a los brotes con una inyección considerable de recursos, con capacidad de
movilizar personal, vehículos, equipo y suministros específicos federales de
inmediato a cualquier punto del país y en ocasiones hasta brindar apoyo a otras
naciones centroamericanas y del Caribe.

A. Bases legales y técnicas

Existe un pasaje importante que vale la pena citar relativo a Hernán


Cortés, en el que persiguiendo para pedirle cuentas a Cristóbal de Olid, uno de
sus maestres de campo quién se rebeló yendo a conquistar tierras centro
americanas por su propio riesgo y cuenta. Concluida esta expedición Cortés muy
probablemente en el primer trimestre de 1526 tomó la decisión de volver a la
Nueva España, poco antes de hacerlo fundó dos villas, una de ellas la Natividad
de Nuestra Señora en el puerto y bahía de Santander y la otra, villa de Trujillo en
el puerto y cabo de Honduras, por virtud de sus reales poderes mandó en estos
sitios que se guardaran Ordenanzas en un documento de primer orden en cuanto
al buen gobierno de una ciudad, en el que entre otros aspectos se manifiesta
preocupación por la higiene, al señalar a los vecinos la obligación de arrojar la
basura en el basurero “e no en otra parte, so pena de medio real de plata”, esto
en cuanto a la salud del cuerpo (Miralles, 2001).
134
El marco técnico - administrativo para la prevención y el control del
dengue está fundamentado básicamente en la Norma Oficial Mexicana NOM-
032-SSA2-2002, para la vigilancia epidemiológica, prevención y control de
enfermedades transmitidas por vector. Publicada en el Diario Oficial de la
Federación el día lunes 21 de julio de 2003. El Programa Nacional de Salud 2001
– 2006. Otras bases jurídicas y técnicas las constituyen la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, las estatales, sus leyes y reglamentos. La Ley
General de Salud, el Plan Nacional de Desarrollo, decretos, acuerdos y
convenios.

La Dirección de Enfermedades transmitidas por Vector del Centro


Nacional de Vigilancia Epidemiológica, de la Subsecretaría de Prevención y
Protección de la Salud, de la Secretaría de Salud, es la rectora normativa en lo
concerniente al programa nacional de vigilancia, prevención y control del dengue.
Se coordina con las áreas competentes intra e interinstitucionales y sectoriales,
prestadoras de servicios, docencia e investigación. Esta instancia es ahora la que
tiene bajo su competencia lo que en su momento fueron en el ámbito nacional los
prestigiados programas nacionales de erradicación de la fiebre amarilla y del
paludismo entre otros, en los que figuraron médicos sanitaristas que han pasado
a la historia, sin restar méritos a otros niveles profesionales y técnicos. Gran parte
de este acervo que crearon ha sido heredado y ha contribuido a la formación de
nuevos recursos humanos. En mayor o menor proporción se ha mantenido esa
experiencia que ha dada forma al fundamento de las normas actuales.

B. Políticas, estrategias y recursos

La Secretaría de Salud desarrolló un Programa Nacional de


Vigilancia, Prevención y Control del Dengue Clásico y Hemorrágico, fortalecido y
puesto en marcha a partir de marzo de 1995, involucrando a las autoridades
federales, estatales, municipales y locales con participación activa de la sociedad
en su conjunto, ya que el control del dengue sólo se logrará con la acción
mancomunada de autoridades inter e intrasectoriales y de la comunidad. La
primera fase definió la creación de instancias operativas de nivel estatal para la
detección temprana de casos y la estrategia de control de manera oportuna; la
segunda es el plan de contingencia para atender las epidemias de dengue y la
emergencia de algún brote de dengue hemorrágico (Secretaría de Salud, 1995).
Se intensificó el sistema de vigilancia, fortaleciendo las unidades de atención
médica para el tratamiento adecuado de los enfermos y las acciones de control
del vector para abatir la transmisión.

135
La estrategia básica consiste en mantener abatida la infestación de
larvas mediante la reducción y eliminación del vector en los sitios de crianza, para
prevenir la transmisión del dengue, la segunda medida es reducir la población de
mosquitos adultos en relativamente poco tiempo, aplicando selectivamente
rociado espacial "imagocida".

Se deben analizar los aspectos inmunitarios de la población y la


climatología que determina un mayor riesgo en ciertas regiones del país para
desplegar los esfuerzos de control con mayor intensidad y una vigilancia más
intensa para atender con oportunidad la transmisión (Gómez Dantés y Rodríguez,
1994).

La diferencia en el grado de transmisión de un lugar a otro está


determinada por factores del hospedero, del vector y del ambiente, definido por el
grado de contacto entre los mosquitos, los enfermos y los susceptibles en un
ambiente específico. La introducción del dengue, su establecimiento y
diseminación se da porque existen condiciones que lo permiten. Hay regiones
donde es endémico y otras que se han mantenido libres de la transmisión, esto
implica que las medidas de prevención y control del padecimiento deben tener un
esquema de intensidad selectiva, con base en la conjugación de parámetros
como altitud, temperatura media anual, precipitación pluvial, humedad relativa,
otros como la infraestructura de servicios públicos, el suministro de agua potable
considerando su regularidad, la recolección de basuras, la densidad de
población, la migración, el comercio, los materiales de construcción de las
viviendas, las condiciones socioeconómicas y culturales que prevalecen, en
conjunto son factores útiles para definir las zonas con diferentes riesgos para
aprovechar mejor los recursos disponibles (Gómez Dantés y Rodríguez, 1994).

Los componentes físicos del ambiente deben aportar las


características más gruesas de la estratificación, se puede particularizar una
región determinada basándose en los factores y elementos que constituyen el
clima, de algunos se conoce la influencia directa que ejercen sobre la biología y
bionomía del vector. El rango de distribución de Ae. aegypti con antecedentes de
transmisión en el país se ubica desde el nivel del mar hasta los 1,760 metros de
altitud. En relación con la temperatura anual media, existe un gradiente de
temperatura mundial que se relaciona inversamente con la altitud disminuyendo
aproximadamente 0.65oC por cada 100 metros que se incrementa. La
temperatura ejerce influencia directa sobre el ciclo de vida del vector y del
período de incubación extrínseco del virus, considerado uno de los factores más
importantes que influyen en la capacidad vectorial del mosquito, porque a mayor
temperatura la duración de incubación se reduce aumentando la posibilidad de
transmisión (Gómez Dantés y Rodríguez, 1994).

136
La precipitación media anual influye en la densidad del vector, a
mayor precipitación mayor número y duración de receptáculos con agua. En
forma contraria en sitios donde la precipitación o escasa, genera hábitos de
almacenaje de agua que favorecen la proliferación de criaderos. En áreas con
mayor precipitación las densidades del vector son más estables, con un patrón de
transmisión endémica, mientras que en áreas con menor precipitación las
densidades fluctúan más y la transmisión de brotes esporádicos se da en ciertas
épocas del año (Gómez Dantés y Rodríguez, 1994).

La transmisión es mayor en las zonas bajas y tropicales que en las


de mayor altitud y menor temperatura, lo que demuestra que pueden ser factores
predictivos de infección en diferentes comunidades (Gómez Dantés y Rodríguez,
1994). La estrategia operativa establece los criterios de prioridad considerando
también aspectos socioeconómicos y culturales, o sea que después de las
localidades y áreas con casos y brotes o con antecedentes de transmisión de
dengue clásico o hemorrágico, quedan en segundo plano los centros turísticos,
urbanos y rurales de importancia socioeconómica, después los centros de
población con riesgo importante por sus características geográficas y
demográficas, y por último otras áreas con menor riesgo.

Ae. aegypti por ser un mosquito de hábitos domésticos y el dengue


por ser un padecimiento que generalmente causa postración, son factores que se
combinan y hacen que se presenten brotes que rápidamente aumentan en
número de casos y en su diseminación. La abundancia del vector está
relacionada directamente con la cantidad y tipo de receptáculos con agua que
reúnen condiciones para su proliferación (Gómez Dantés y Rodríguez, 1994).

La vegetación abundante proporciona abrigo a los mosquitos


brindándoles condiciones adecuadas de temperatura, humedad, protección de los
rayos solares y del viento, y sirven para que se preserven los criaderos que están
dispersos por los patios.

Las características de la población humana también tienen un papel


muy importante en la transmisión, como es el número de habitantes, si viven en
forma agrupada o dispersa, sus hábitos y costumbres, las visitas que hacen o
reciben de la vecindad y de otras comunidades y la susceptibilidad que tienen a
infectarse, entre otras causas. Actualmente la migración en busca de mejores
condiciones de vida ha hecho que se incremente los grandes asentamientos
humanos irregulares en donde existe carencia de servicios, fundamentalmente la
dotación de agua entubada y recolección de basura, propician focos potenciales
o la introducción del padecimiento, principalmente en los poblados grandes con
acceso por numerosos medios de transporte.

137
En las dos últimas décadas se ha incrementado acentuadamente el
consumo de productos con envases de vidrio, plástico y metal no retornables ni
reciclables o de difícil degradación que se distribuyen prácticamente a lo largo y
ancho de todo el territorio nacional, hasta en sitios de difícil acceso, lo que ha
aumentado la producción de basuras y de recipientes que retienen agua. El
comercio de llantas en algunas regiones del país es un verdadero problema que
hace aun más complejo el control del vector.

El sistema de vigilancia debe ser simple, representativo, aceptable


y flexible. El problema es la oportunidad con la que se genera, captura, analiza e
informa. La sensibilidad y especificidad del sistema recurre a otros instrumentos
de apoyo para confirmar el diagnóstico clínico en que se basa la gran mayoría de
los informes de casos. Se ha formalizado la definición de caso para aumentar la
sensibilidad y especificidad del diagnóstico para mejorar la notificación (Gómez
Dantés y Rodríguez, 1994).

Generalmente las características clínicas determinan el diagnóstico,


por lo que el sistema de vigilancia tiene problemas de eficacia para identificar la
magnitud de la infección, la definición de caso se limita a un cuadro febril de más
de dos días de duración, con dolor de cabeza, retroocular y de cuerpo, debilidad;
puede acompañarse de exantema en cara, tronco y extremidades. Cuando
evoluciona hasta manifestaciones hemorrágicas con hemoconcentración,
trombocitopenia y prueba de torniquete positiva se diagnóstica como dengue
hemorrágico.

Para mejorar la vigilancia epidemiológica del dengue que es una


enfermedad viral con espectro clínico amplio que va desde un cuadro
asintomático, que funciona como fuente de infección, que presenta mayor riesgo
de desarrollar manifestaciones hemorrágicas en infecciones posteriores; al
aparecer manifestaciones clínicas pueden corresponder a un cuadro febril
inespecífico confundiéndose con catarro, enfriamiento, sarampión o enfermedad
respiratoria aguda, entre otras. Los signos y síntomas son comunes a otras
enfermedades vírales, por lo que pasa desapercibido con frecuencia,
notificándose unos cuantos casos que son probablemente los primeros de un
brote o los más graves. El médico debe considerar la posibilidad en su
diagnóstico cuando ejerce en una área con transmisión o si el paciente dentro de
un intervalo de dos semanas procede de una área endémica de dengue. En las
regiones con transmisión, la población suele identificar el padecimiento y sabe
que el tratamiento es sintomático y con mucha frecuencia opta por quedarse en
casa y recurrir a la automedicación, estos factores incrementan el subregistro
(Gómez Dantés y Rodríguez, 1994).

138
El monitoreo de áreas infestadas por el vector y la estimación de su
abundancia enfrenta problemas, ya que los tres índices empleados para medir la
densidad larvaria no se correlacionan adecuadamente con el riesgo de
transmisión (Gómez Dantés, 1994); sin embargo son útiles para orientar las
medidas antivectoriales y posterior a estas, para valorar el impacto obtenido y
corregir las fallas que se hayan cometido. Es necesario considerar la estimación
de los recipientes que contienen estadios pupales que en cuestión de horas se
convierten en formas adultas, se puede estimar la producción de adultos por tipo
de recipiente por día y valorar el tipo de criaderos que están contribuyendo en
mayor proporción a generar de formas adultas, además contabilizar los
mosquitos adultos que con frecuencia se encuentran reposando en las paredes
interiores de los recipientes o en sus alrededores inmediatos, con inversión
mínima de tiempo que no resta en forma importante la cobertura que debe
cumplir el encuestador. Para efectuar esta labor se puede adiestrar fácilmente a
colaboradores reclutados y obtener en un tiempo relativamente corto que no
exceda cinco días la información requerida, el personal de salud capacitado
adscrito a las áreas donde ocurre la transmisión es el encargado de procesar el
material colectado y los datos obtenidos plasmándolos en un croquis, y de
elaborar los esquemas operativos que prevengan o controlen los brotes de este
padecimiento con la mayor eficacia.

Por lo tanto, se reforzó el sistema de vigilancia epidemiológico con


diagnóstico oportuno de los serotipos DEN-2 y DEN-3 o de cualquier otro,
instrumentando una red de laboratorios para monitorear los serotipos circulantes
y el diagnóstico rápido de los casos graves, con capacitación médica en el
diagnóstico y manejo de cuadros de dengue hemorrágico graves, con análisis de
necesidades de equipamiento y dotación de recursos a unidades y laboratorios,
incluyendo un sistema de control de calidad en las Jurisdicciones Sanitarias en
donde el dengue ha sido endémico, se están considerando planes de emergencia
de hospitalización (CDC, 1995), se fortalece el esquema operativo contra el
vector integrando la participación comunitaria, intensificando la vigilancia de
distribución y abundancia del vector y el planteamiento de estrategias operativas
adecuados para que actúen con sentido de anticipación (Gómez Dantés, 1994).

El programa de prevención y control del dengue se basa en la


premisa de combatir al vector principalmente en los estadios acuáticos con
temefos al 1% en granos de arena aplicado en aquellos depósitos que almacenan
agua para consumo, además se recomienda la limpieza semanal con cepillado
de paredes interiores, el empleo de tapas herméticas, así como eliminar todo
receptáculo que no tenga el fin de almacenar agua, ya sea desecharlo, destruirlo,
embolsarlo o inhabilitarlo para que no retenga agua, perforándolo, poniéndolo
boca abajo, bajo techo o rellenándolo. Actualmente se están efectuando ensayos
con esporas y cristales de Bacillus thuringiensis VectoBac®, con diversas

139
presentaciones comerciales para valorar su posible integración al programa de
prevención y control (Chiú, 20003; Reyes, 2003). En Brasil se emplea en el
control de las formas inmaduras inhibidores del crecimiento o de la síntesis de
quitina, Triflumuron Starycide®, SC 4.8. Contra las formas adultas se ha dejado
de usar el rociado espacial en aerosol a volumen ultra bajo con los
organofosforados Malathión y Clorpirifos, este último empleado en mucho menor
proporción. Ambos han sido sustituidos por piretroides aplicados en
formulaciones en base acuosa principalmente, las moléculas normadas ahora
para su empleo son la mezcla permetrina – esbioletrina – butóxido de piperonilo
y ciflutrina (Aqua Reslin Super®, Solfac EW y UL®), de aplicación espacial sin
efecto residual (Méndez, 2003b,c).

La organización de campañas intensivas de limpieza comúnmente


conocidas como de descacharrización, es recomendable que sigan efectuándose
por lo menos dos veces por año, una previa y otra posteriormente al temporal de
lluvia, requieren movilización social con la participación decisiva y corresponsable
de la ciudadanía, de los municipios, asociaciones civiles y militares, medios de
comunicación y difusión, personal promotor y vehículos pesados de carga. En
forma similar existen antecedentes con muy buenos resultados de haber casi
instituido o instrumentado los fines de semana estatales de la llanta durante
brotes de dengue ocurridos en las jurisdicciones fronterizas del norte del estado
de Tamaulipas, que consisten en previamente difundir por todos los medios al
alcance esta campaña, designando sitios estratégicos específicos para el acopio
de llantas, las cuales van a dar finalmente a sitios predeterminados para su
concentración, la principal contribución ha sido de las vulcanizadoras. En estas
campañas no se han encontrado efectos ambientales nocivos que hayan sido
documentados.

La aplicación de larvicida debe ser intensiva con periodicidad


mínima trimestral, con coberturas amplias que garanticen el control efectivo del
vector, se requiere de mucho más recurso humano del que tiene asignado el
programa por lo que es necesaria la participación activa de la comunidad
realizando un buen trabajo.

El rociado espacial requiere de personal y equipo especializado, el


esquema de aplicación actual consiste en recorridos completos alrededor de las
manzanas, en ciclos de sólo dos aplicaciones consecutivas de madrugada y al
anochecer o viceversa, este tratamiento debería de ser de un mínimo de cuatro
aplicaciones consecutivas para eliminar los mosquitos adultos que emergen de
las formas de pupa que están presentes al momento de iniciar el control integral
simultáneo de larvas y adultos, ya que el larvicida temefos no tiene efecto contra
estos estadios que duran en esta fase alrededor de 48 horas. En el supuesto de
que se eliminaran a todas aquellas hembras que se hayan alimentado de

140
sangre contaminada por el virus, en la población humana se encontrarían
fuentes de virus disponibles hasta por los siguientes 12 días, éste sería el
margen de tiempo mínimo necesario de ausencia total de mosquitos
vectores adultos para interrumpir la transmisión. La nebulización se aplica
selectivamente en caso de existir riesgo eminente de un brote o de que se haya
detectado, el esquema operativo es complementado con el resto de acciones de
visita domiciliaria que ya se señaló.

Desde 1990 y 1991 la OPS y principalmente el laboratorio de


dengue del Center for Disease Control (CDC) de Puerto Rico, al evaluar el
impacto del rociado espacial a volumen ultra bajo aplicado desde la calle con
equipo pesado montado en vehículo en la ciudad de Maracay, Venezuela,
obtuvieron resultados limitados en el impacto sobre los mosquitos adultos,
observando que no es suficiente como medida única (Gómez Dantés, 1994), ya
que los mosquitos que se encuentran en los interiores de las viviendas no son
afectados por la niebla porque en ausencia de viento o corrientes de aire el
insecticida no hace contacto con ellos. Se argumenta que las diminutas gotas
quedan a la deriva del movimiento del aire o sea de la dirección e intensidad del
viento, parámetro que se complica en las áreas urbanas ya que entran en juego
otros factores como la orientación de las calles, las características térmicas de los
materiales de construcción, el número, orientación, tamaño y diseño de puertas y
ventanas, de la vegetación, la altura de edificaciones, la turbulencia, la inversión
térmica, los cuerpos de agua próximos y el tráfico de vehículos entre muchos
otros factores (Brown & Cope, 2000). Cabe mencionar que estos factores no
están necesariamente en contra del impacto de la niebla, puesto que pueden ser
favorables también (Méndez, 2003ac).

Personal profesional y técnico de la Dirección de Enfermedades


Transmitidas por Vector de la Secretaría de Salud ha efectuado pruebas con
diferentes firmas comerciales productoras de Aqua Reslin, Icon, Responsar,
Dursban y Solfac con el fin de encontrar los posibles sustitutos del Malathión
(Méndez 2000c), logrando algunos de ellos igualar su eficacia en los ensayos
efectuados, los resultados obtenidos han mostrado un buen impacto de
penetración del aerosol hasta 120 metros o más de distancia o eliminado los
mosquitos adultos que se introducen y exponen en jaulas colocadas en los
solares y exteriores de las casas, y en menor proporción en las ubicadas en el
interior de las viviendas principalmente en aquellas áreas suburbanas o rurales
donde los materiales de construcción son discontinuos o precarios.

El programa de prevención y control del dengue cuenta con


recursos humanos eventuales e infraestructura quizás todavía limitada, las
operaciones se efectúan con apoyo de recursos del programa de prevención y
control de paludismo que cuenta con técnicos capacitados, organizados y
abastecidos. Se considera la oportunidad de las acciones ya que por lo general
141
se actuaba tardíamente cuando los brotes ya habían causado verdaderos
estragos (Gómez Dantés, 1994).

Los recursos básicos hasta 1995 eran los siguientes: Humanos,


350 trabajadores de base y 385 eventuales; vehículos automotores 61 Pick-up;
bombas aspersoras y nebulizadoras, 195 motomochilas y 80 pesadas montadas
en vehículo; medicamentos, Paracetamol; insecticidas temefos granulado al 1% y
Malathion GT. Los recursos humanos, financieros y materiales autorizados para
el programa eran insuficientes para hacer frente a la situación (Secretaría de
Salud, 1995). Los gastos de las actividades de control en 1995 fue de tres
millones de dólares americanos, el gasto per capita se considera intermedio en
Centroamérica y México, con promedio de $0.57 y máximo de $1.94 USD
(OPS/CE 118/13, 1996). Por supuesto esta situación ha sido superada por
mucho, ya que ahora se dispone de una mucha mejor infraestructura que se
desplaza y opera en una emergencia en cuestión de horas.

En septiembre de 1995, el Consejo Directivo de la OPS pidió


estudiar la factibilidad de elaborar un Plan Continental para la erradicación de Ae.
aegypti para controlar el dengue y la fiebre amarilla en las Américas, en la Octava
Sesión Plenaria del 27 de junio de 1996 se aprobó la Resolución CE 118. R13
resolviendo instar a los gobiernos miembros a que colaboren en las perspectivas
de Salud Pública y Ambiental en las áreas de agua y basura; usar los medios de
comunicación para informar, educar y reforzar la participación comunitaria;
fomentar la vigilancia epidemiológica, entomológica y ambiental, favorecer los
laboratorios nacionales; revisar los programas; mejorar la vigilancia nacional y
regional, y aplicar enfoques integrados; cooperar en la elaboración y ejecución de
planes nacionales de combate de Ae. aegypti; consenso y cooperación entre los
países para afrontar las amenazas del dengue y fiebre amarilla. En Caracas,
Venezuela en abril de 1997, en reunión de expertos se recomendó un método de
cinco etapas que inicia con programas de control que concluyan con la
erradicación definitiva (OPS, 1997).

C. Actividades realizadas y su impacto

En 1995 todavía se llevaba un registro actividades realizadas, y


para ese año en particular se cuantificaron y describieron como sigue: 23,828
localidades con promoción domiciliaria de la salud y de saneamiento básico “anti-
aedes”; 31,466 pláticas informativas a grupos de la comunidad; 3,227 localidades
operativas descacharrizadas con aplicación de larvicida; 136,088 toneladas de
cacharros eliminados; 2.7 millones de viviendas tratadas con larvicida; 1,495
localidades operativas tratadas con nebulización imagocida; 918 localidades
operativas descacharrizadas y verificadas entomológicamente; y 165 mil
142
viviendas con exploración entomológica bimestral. La Dirección General de
Medicina Preventiva de aquel entonces coordinó en entidades federativas 14
cursos – taller, de epidemiología (3), entomología (3), insecticidas y máquinas
aspersoras (3), programación (2), gerencia (1) y de ordenamiento del medio (2)
(Secretaría de Salud, 1995).

Los avances logrados hasta el año 2000 se resumen en lo


siguiente: La letalidad del dengue hemorrágico se ha mantenido por debajo del
4% en los últimos cinco años; se han logrado recursos específicos
extraordinarios; se ha desarrollado una metodología para el control del vector
basada en la evaluación inmediata de las medidas logrando buenos resultados
en los estados de Guerrero y Oaxaca en las áreas afectadas por el Huracán
Paulina inicialmente; en la costa de Chiapas afectada por la tormenta tropical, en
los operativos de emergencia que se dieron en Oaxaca por un sismo, en Puebla
por desgajamiento de cerros, por inundaciones en el Sur de Veracruz y
Villahermosa, Tabasco y de brotes importantes ocurridos en Nuevo León y
Tamaulipas principalmente.

Esta estrategia se llevó hasta otros países centroamericanos como


Honduras y el Salvador; se integra al programa el empleo de insecticidas
piretroides principalmente en base acuosa en aplicaciones espaciales y está en
proceso Bacillus thuringiensis; se consiguieron apoyos de la iniciativa privada que
consistieron en máquinas e insecticidas, numerosos municipios están empezando
a asumir responsabilidad en esta tarea y se ha capacitado a médicos en
diagnóstico y terapéutica de dengue hemorrágico de por lo menos los estados
que han registrado casos graves.

La vigilancia entomológica a nivel técnico o hasta profesional del


programa con todas las deficiencias que pueda tener se efectúa prácticamente en
todas las áreas endémicas del país, aunque es pobre en las localidades
pequeñas y donde la transmisión no ha alcanzado niveles alarmantes o las
autoridades locales no le han dado la importancia que debería ameritar.

A partir de 1987 se inició e instrumentó un dispositivo de vigilancia


entomológica para detectar la introducción en el territorio nacional del mosquito A.
albopictus ante el riesgo eminente, durante 1987 y 1988 el monitoreo se efectuó
en 51 áreas urbanas de 13 estados, se determinaron 47,647 ejemplares y se
montaron 354 ovitrampas, detectándose la presencia de este vector potencial
hasta 1992 en la frontera norte del estado de Tamaulipas inicialmente y en 1993
en la de Coahuila, posteriormente se ha encontrado en Nuevo León y en el norte
de Veracruz hasta la fecha. Su eliminación es poco factible ya que se encuentra
ampliamente disperso en prácticamente toda la mitad Este de los Estados Unidos
de América, donde mantiene una tendencia en su dispersión que ahora es mucho
más lenta aunque sigue en franco incremento, los niveles de infestación son
143
elevados, además no existe la intensión de erradicarlo de ese país. El inmenso
comercio de llantas usadas que son introducidas continuamente al país, garantiza
infestaciones frecuentes en diversos puntos del territorio nacional. La estrategia a
seguir es intensificar las acciones de control de A. aegypti y así posiblemente
impactar o contener las poblaciones de A. albopictus también (Gómez Dantés y
Rodríguez, 1994).

A pesar de que en 1997 se registró el mayor número de casos de


dengue clásico y hemorrágico sin precedente en la historia del dengue en el país,
el incremento en las actividades de prevención y control del programa y en parte
a la probable diminución de población humana susceptible a infectarse, se ha
logrado contener la tendencia al aumento del problema y disminuirlo de manera
considerable.

Mediante actividades de control ha sido posible abatir por lo menos


momentáneamente la incidencia en extensas áreas con potencial de transmisión,
principalmente en centros turísticos y en otros sitios de importancia
socioeconómica.

D. Vigilancia y evaluación

En las áreas infestadas por A. aegypti es indispensable mantener


determinada la distribución y densidad estacional del vector y valorar el impacto
logrado con las medidas de control que se estén efectuando. En donde haya
condiciones para la presencia del mosquito, que esté libre ya sea por haberlo
erradicado o por no tener antecedentes de infestación, debe instrumentarse un
programa de vigilancia para detectar oportunamente la introducción en caso de
ocurrir. El muestreo de las poblaciones del vector puede efectuarse por
encuestas de larvas, de adultos y/o de huevos. Este dispositivo es útil y aplicable
para otras especies, principalmente las que comparten en gran medida el mismo
hábitat acuático.

1. Encuesta de larvas.- se efectúa por visita domiciliaria, se


examina cada recipiente que contenga agua tanto en el interior como en el
exterior de la casa (Nelson, 1986), se registra en un formato los diferentes tipos
de recipientes revisados y los infestados por larvas y/o pupas, se toma por lo
menos una muestra de larva de preferencia de cuarto estadio, se fijan en alcohol
al 70% en viales debidamente rotulados. En el laboratorio se determina la especie
o especies de las larvas empleando un microscopio, se procesa toda esta
información elaborando concentrados, para obtener los siguientes índices:

144
Índice de recipientes = número de recipientes infestados X 100
número de recipientes con agua revisados

Índice de casas = número de casas infestadas X 100


número de casas revisadas

Índice de Breteau = número de recipientes infestados X 100


número de casas revisadas

En el programa de Prevención y Control del Dengue, el


Indice de Casas se emplea para obtener un panorama general en cuanto a la
distribución del vector en una localidad determinada, el Índice de recipientes
indica la preferencia relativa de cría de larvas en ciertos recipientes, y el Índice
Breteau combina los dos anteriores proporcionando una mejor evaluación de la
producción de larvas por casa, señalando para cada tipo de criadero la
importancia relativa que tiene (Nelson, 1986).

Existe correlación entre los índices de casas y el de Breteau,


de tal manera que uno se puede predecir a través del otro. Si el índice Breteau es
más alto de lo esperado en comparación con el índice de casas, esto indica que
hay focos de intensa reproducción en algún sitio específico de la localidad. Se
obtiene el mismo valor para ambos índices en las áreas en donde haya en las
viviendas infestadas un sólo recipiente positivo en cada una ellas (Nelson, 1986).

A partir de estos índices se habían establecido criterios para


interpretar la posibilidad de transmisión de la fiebre amarilla por A. aegypti,
considerando poco probable la transmisión de la fiebre amarilla urbana con Indice
de Breteau menor a cinco, Indice de casas menor a cuatro y el Índice de
recipientes de tres. En caso de que estos valores fueran mayores a 50, 35 y 20
respectivamente, se consideraba que existía un alto riesgo de transmisión de la
fiebre amarilla urbana, además verificaban la ausencia o eliminación de criaderos
evaluando así el impacto de la campaña de erradicación. Para el dengue se
emplean para estimar el tamaño de la población como indicador de densidad
larvaria y no de riesgo, porque aún no se han descrito criterios comparables
145
(Nelson, 1986), puesto que se debe considerar factores múltiples involucrados
como la preferencia del huésped, la susceptibilidad del vector y del huésped,
densidad vectorial, longevidad y variables ambientales como temperatura,
humedad relativa y precipitación pluvial entre muchos otros (Secretaría de Salud,
1993).

El índice de mayor utilidad y peso en el programa es el de


“Casas Positivas”, porque es el que da una idea de la distribución de la
infestación, pesa más la dispersión geográfica operativamente por concepto de
casa. En un universo grande es necesario hacer subdivisiones operativas que
son más fáciles de manejar. El índice de Breteau pasa a segundo término, ya que
incrementa los valores con gran facilidad al procesar la información, se debe
evitar incluir en la información el muestreo de vulcanizadoras, bodegas o lotes
vacíos que sean tiraderos, además de procesar por separado la información
relativa a los cementerios y mercados, estos requieren ser tratados
indiscriminada y sistemáticamente, en el mejor de los casos por los servicios
municipales.

Existen otros índices de los estadios inmaduros, como el


Índice de densidad de pupas, que es el número de pupas por tipo de recipiente
positivo, es útil para estimar la producción de adultos y la frecuencia de su
positividad. El otro es el Índice de densidad de larvas, que es el número de larvas
por recipiente positivo (por cada estadio), usados en estudios especiales (Nelson,
1986). El Indice Maya, propone una matriz de datos con niveles graduales de
criaderos controlables, indicadores potenciales o sitios de reproducción,
combinando el número de viviendas con niveles graduales de criaderos
desechables o cacharros. El grado de higiene doméstica, se utiliza finalmente
para etiquetar el área operativa como zona de alto, mediano o bajo riesgo
entomológico para la transmisión del dengue, fundamentado en los niveles de
higiene doméstica como elementos predictivos (Fernández y Flores, 1995).

2. Encuesta de mosquitos adultos.- indica la diversidad de


especies presentes y su densidad relativa, es útil también para determinar si
existe riesgo de transmisión entomológica, si es necesario efectuar medidas de
control, de qué tipo, en dónde y cuándo, y poder evaluar el impacto obtenido
(Nelson, 1986).

La captura con cebo humano consiste en colectar con un


tubo aspirador aquellos mosquitos que se posen sobre el cuerpo, para lo cual la
persona que la realiza, debe estar sentada tranquilamente exponiendo la piel de
los pies hasta las rodillas, si permite que lo pique antes de efectuar la captura,
obtendrá la tasa de picadura, y si los captura al momento de posarse sobre de él
obtendrá la tasa de aterrizaje, en caso de utilizar una red y se capturan los
146
mosquitos antes de posarse se obtiene la tasa de atracción (Nelson, 1986). Es
conveniente seleccionar sitios que estén en la penumbra, protegidos del viento,
sin otros huéspedes que pudieran competir por los mosquitos. Se recomienda
realizarla en intervalos de 20 minutos por cada casa, en horario de las 9:00 a las
11:00 horas que corresponde a un lapso activo de los mosquitos (Nelson, 1986).
La captura con cebo humano en el programa de dengue de México no debería
estar indicada en ninguna situación y menos aún ante la sola sospecha o
presencia de un brote en evolución.

La captura de mosquitos en reposo se realiza buscando los


adultos que están posados sobre alguna superficie dentro y fuera de la casa, se
emplean tubos aspiradores o redes para capturarlos en el vuelo al momento de
ahuyentarlos. Los mosquitos suelen reposar en lugares sombreados, sobre
superficies verticales o por debajo de los muebles, es común que estén posados
en las paredes internas de los recipientes que contienen agua. A. aegypti se
puede encontrar en reposo o inactivo durante todo el día, por lo que no hay
restricciones en cuanto al horario de captura, es conveniente que el colector
ocupe el mismo tiempo para cada casa, para expresar las densidades por casa y
por hombre/hora. No es recomendable el muestreo de la misma casa al querer
dar continuidad ya que es afectada la población de mosquitos. El material
colectado debe ser identificado por especie y por sexo (Nelson, 1986) al procesar
la información.

Los índices de captura se expresan como Indice de adultos


por casa, que es el porcentaje de casas infestadas, el Índice de adultos por
habitación es el porcentaje de habitaciones infestadas o el Índice Breteau para
adultos que es el número de habitaciones infestadas por cada 100 casas,
también se puede procesar por el número de adultos capturados por cada 100
casas o cada 100 habitaciones, y el número de adultos por hora (Nelson, 1986).

El empleo de motomochila aspiradora es otra opción para el


monitoreo de los mosquitos adultos, capturando a los que están reposando o en
vuelo. Algunos estudios han mostrado que más del 85% de los mosquitos
capturados en los interiores se ubican en los dormitorios dentro de los armarios,
detrás o de bajo de los muebles o sobre ropa. Se requiere de dos personas para
que en esta operación se auxilien y releven. El rendimiento es de 15 a 20 casas
por rutina, revisando de dos a tres cuartos por casa. Para obtener una estimación
válida de la población de hembras adultas es recomendable expresar el promedio
de mosquitos por cuarto o por casa. El material colectado puede ser clasificado
por especie, sexo y obtener porcentajes de nulíparas en relación con las paridas.

147
3. Monitoreo con ovitrampas.- Con base en el conocimiento
de los criaderos originales que tenía esta especie, que eran contenedores
naturales en donde se acumulaba agua, el hombre ha provisto de una gran
variedad y cantidad de sustitutos con condiciones muy similares, donde las
hembras distribuyen sus huevos. Las ovitrampas son envases oscuros con
capacidad de un litro en las que se vierte una infusión de paja que resulta muy
atractiva para las hembras grávidas. Esto es útil para obtener el promedio de
huevos por ovitrampa por día, como un indicador indirecto de la densidad de
población de las hembras de mosquitos Ae. aegypti. Estas hembras prefieren
hacer su ovipostura sobre superficies ásperas, por lo que es recomendable
emplear hojas de papel que se mantenga rígido al humedecerse, sobrepuestas a
todo alrededor de la cara interna del pomo. Se recomienda poner dos pomos
juntos, una con infusión y otro con infusión diluida al 10% en agua simple, esta
última comúnmente capta un considerablemente número mayor de huevecillos, la
primera funciona más como atrayente. Dos técnicos pueden controlar por jornada
de 100 a 150 pares de ovitrampas.

Es recomendable intensificar la vigilancia epidemiológica del


dengue en todas las áreas que se tenga conocimiento de que están infestadas
por Ae. aegypti, en caso de detectarse transmisión debe darse una respuesta
inmediata o incrementar las medidas de control hasta reducir las poblaciones del
vector a niveles en los que difícilmente se mantenga la transmisión (CDC, 1995).
Como es imposible evitar la migración sin control en ambos sentidos de regiones
sin transmisión a regiones en donde está ocurriendo la transmisión o viceversa
(OPS/HPS, 1995), por lo menos se debe de informar a la población el riesgo que
implica estos movimientos migratorios.

E. Perspectivas

Las perspectivas para frenar la tendencia en el incremento de la


actividad epidémica y la dispersión geográfica del dengue no es prometedora, las
nuevas cepas del virus más virulentas probablemente continúe introduciéndose
en otras áreas donde hayan elevados niveles de infestación del vector y con
población humana susceptible, no se cuenta con nueva tecnología en métodos
de control que sean aplicables en todos los sitios en donde se requieren, con la
esperanza de lograr reducir los criaderos de larvas de mosquitos con la
participación directa de la comunidad. Este enfoque probablemente sea efectivo a
largo plazo, por lo tanto, se deben crear mejores sistemas de vigilancia basada
en laboratorios o métodos de diagnóstico que alerten rápidamente y se puedan
evitar las epidemias de dengue, y tener la capacidad de diagnosticar y brindar el
tratamiento médico adecuado a los casos de dengue hemorrágico (Gubler et al,
1995).
148
CONCLUSIONES

En la transición epidemiológica, el dengue clásico se consideró la


enfermedad reemergente más importante del siglo XX en el mundo, y se
mantiene a inicios del XXI. El dengue hemorrágico es la enfermedad nueva de
mayor transcendencia en el Continente Americano.

A pesar de todos los esfuerzos realizados, el dengue avanza


convirtiéndose en endémico en su modalidad hemorrágica. Aun con la reducción
aparente en el número de casos que ocurren en ciertos intervalos de espacio y
tiempo en el país, no significa que la situación mejore, sino que se torna más
delicada, al ser muy probable que se trate de una consecuencia de inmunidad de
rebaño a dos o más serotipos, por lo que cada nuevo brote implica la probabilidad
de aparición de mayor número de casos graves, por lo tanto se requiere con
carácter urgente la reducción radical de la población de los mosquitos vectores.

Operativamente lo que ha hecho mermar los resultados de la enorme


tarea que se realiza y aun falta por superarse, se debe principalmente a tres
factores: el primero es el mal trabajo que unos cuantos empleados realizan en los
predios visitados, al no revisar minuciosa los criaderos activos y potenciales y
tratarlos adecuadamente, al omitir cualquiera de ellos, dejan fuentes de
mosquitos que relativamente en poco tiempo reinfestarán hasta otros recipientes
negativos, se mantiene la población de mosquitos vectores lo que dificulta la
interrupción de la transmisión. El segundo factor es la cantidad de casas cerradas
encontradas al hacer la visita, sitios donde el personal no tiene acceso, con
frecuencia este número representa más del 10% del total de casas y en casos
específicos como en las ciudades fronterizas del estado de Tamaulipas se
incrementa hasta más del 40% al estar ausentes los residentes, y por último el
tercer factor es la pobre o nula participación de los moradores, hay una verdadera
inercia para actuar, su apatía hace que gran número de criaderos activos y
potenciales no se traten o se vuelvan a infestar en poco tiempo. Estos factores
conjugados más muchos otros han hecho que no se logre el éxito en este gran
esfuerzo realizado, para lograrlo se debe incrementar sustancialmente la
participación ciudadana, también los recursos y las acciones, considerar reforzar
la legislación sanitaria y seguir evaluando inmediatamente el impacto de cada
estrategia que se ponga en práctica como un elemento esencial considerado
dentro del manejo integral de vectores.

149
Los tiempos marcan limitación en los presupuestos, lo que hace necesario
que se optimicen los recursos. Hay estrategias bien definidas, que ya han sido
puestas en práctica como es la visita domiciliaria para tratar los criaderos activos
y potenciales del mosquito, entendiéndose por tratamiento cualquier medida
descrita que repercuta en las formas inmaduras; la aplicación de rociado espacial
de insecticidas en el ámbito de la comunidad con ciclos comprendidos de por lo
menos cuatro aplicaciones nocturnas consecutivas como mínimo y la difusión de
información a la comunidad por todos los medios de comunicación disponibles
para que participen activamente, en todo esto con respecto a la eliminación del
vector.

Otro aspecto importante es la información, si no es disponible, oportuna y


confiable, dificultará la toma de decisiones, así como la instrumentación de los
esquemas operativos adecuados y la asignación de recursos que logren mejorar
las condiciones de vida de la población abatiendo las densidades de mosquitos,
fin de este importante programa de salud pública.

La tarea de abatir la densidad del mosquito Ae. aegypti no es competencia


exclusiva del Sector Salud, es una responsabilidad compartida con las
autoridades municipales que son prestadoras de servicios que están involucradas
directamente como proveedoras de redes de abastecimiento de agua potable con
suministro regular, de la colecta y manejo adecuado de desechos sólidos y
líquidos, de la administración o regulación de cementerios, mercados, áreas
comunes y de esparcimiento, de vulcanizadoras y llanteras; del Magisterio con
funciones de formador e informador de educandos y con influencia sobre los
padres de familia; del Clero porque es escuchado por sus seguidores; de las
fuerzas armadas por contar con recurso humano disciplinado y logística; las
instituciones paraestatales por contar con recursos humanos y materiales
indispensables en esta tarea; los grupos ecologistas porque están directamente
involucrados en los aspectos de mejorar la calidad de vida; los clubes sociales ya
que son sensibles y llegan a participar en estos eventos, las organizaciones no
gubernamentales por ser gestoras y facilitadoras de recursos, otros grupos como
los Boys scouts que siempre están en buena disposición de ayuda a la
comunidad, los sindicatos, las empresas particulares aportando recursos
humanos, financieros y en especie; los medios masivos de comunicación
emitiendo mensajes específicos y la participación decisiva de la comunidad en
general. La participación responsable de cada uno de estos segmentos tiene gran
relevancia, ya que por experiencia a través de los años, en diferentes sitios y
circunstancias, se observa que sí alguien que no realiza bien su trabajo, los
tiempos, costos y resultados se ven afectados.

150
La estrategia básica debe enfocarse a evitar el cúmulo de agua que reúna
las condiciones para la proliferación de los estadios inmaduros del vector en las
viviendas, de tal forma que el "recipiente" es el punto clave de las intervenciones
que se realicen, indispensable para romper los eslabones de los eventos que
sucesivamente se enlazan y llegan a producir la fase más grave de la cadena que
es la muerte. Se ha demostrado en numerosas ocasiones y sitios del país, que la
ciudadanía actúa adecuadamente bajo condiciones de emergencia logrando una
considerable participación en el abatimiento de la transmisión de este
padecimiento, a pesar de que en pequeños núcleos de población ha sido
necesario volver a hacer el trabajo hasta tres veces consecutivas, para obtener
los resultados deseados. Desafortunadamente ésta no ha sido consistente, por lo
tanto, la población actúa en el momento pero no ha modificado su hábito, la
modificación de sus hábitos debe ser permanente.

Dentro de los roles prioritarios de la casa, en particular los que conciernen


al Ama de casa a pesar de que labore en un empleo con remuneración,
culturalmente se responsabiliza de un conjunto actividades que involucran las
tareas domésticas, como preparar alimentos, hacer el aseo, alistar a todos para
que salgan a tiempo por las mañanas, comprar la despensa, la educación y salud
de los hijos, las tareas escolares, entre otras. No hay tiempo para que consideren
prioridad la eliminación de las formas inmaduras de los mosquitos transmisores,
sólo bajo ciertas circunstancias; para lograrlo deben participar todos los
integrantes de la familia en conjunto, regularmente no ocurre.

Mantener como rutina el adiestramiento de personal médico y paramédico


especializado en diagnóstico y tratamiento, con el equipo adecuado de
laboratorio y hospitalización. Los programas se deben basar cada vez más en la
participación comunitaria, no sólo en incremento de presupuestos, esa debe ser
la consigna a mediano plazo. Mientras tanto la mejor opción en casos de
contingencia, ha sido la disposición inmediata de recursos financieros que
costeen la instrumentación de operativos emergentes, consistentes
principalmente en la disponibilidad de personal calificado, contratación de recurso
humano eventual local, la movilización de equipos pesados y portátiles para la
aplicación de rociado espacial a ultra bajo volumen, parque vehicular suficiente y
la disposición de insecticidas para la aplicación de rociado espacial y residual.
Por lo menos por algunos años más estos operativos cuidando la buena práctica
en el manejo de insecticidas con todo lo que implican seguirán siendo necesarios.

151
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Cuba.

165
ÍNDICE DE FIGURAS, CUADROS Y GRÁFICAS

Figuras

Figura 1. Mosquito hembra Aedes aegypti 15

Figura 2. Larva de mosquito Ae. aegypti 17

Figura 3. Pupa de mosquito Ae. aegypti 18

Figura 4. Esquema de hembra de mosquito Ae. aegypti 22

Figura 5. Criadero de mosquito Ae. aegypti 24

Figura 6. Huevos de mosquito Ae. aegypti 25

Figura 7. Aislamiento de virus del dengue 67

Figura 8. Aplicación espacial de insecticida piretroide 131

Figura 9. Jaulas con hembras de mosquitos Ae. aegypti, Anopheles

albimanus y An. pseudopunctipennis expuestos en pruebas de

penetración y efectividad de la niebla con piretroides 132

166
Cuadros

Cuadro 1. Algunas generalidades de los arbovirus más importantes

Transmitidos por mosquitos 66

Cuadro 2. Casos de dengue, Estados Unidos Mexicanos 1941 – 2009 86

Cuadro 3. Casos de dengue por entidad federativa, México 2000 – 2009 88

Cuadro 4. Casos de dengue hemorrágico por entidad federativa, México

1994 – 2009 94

Cuadro 5. Defunciones por dengue hemorrágico por estado, Estados

Unidos Mexicanos 1994 – 2009 96

Cuadro 6. Aislamientos de virus dengue, Estados Unidos Mexicanos

1995 102

Cuadro 7. Aislamientos de virus dengue, Estados Unidos Mexicanos

1996 103

Cuadro 8. Aislamientos de virus dengue, Estados Unidos Mexicanos

1999 104

Cuadro 9. Aislamientos de virus dengue, Estados Unidos Mexicanos

2005 104
Cuadro 10. Aislamientos de virus dengue, Estados Unidos Mexicanos

2008 105

Cuadro 11. Aislamientos de virus dengue, Estados Unidos Mexicanos

2009 105

167
Cuadro 12. Casos de dengue hemorrágico notificados en América,

1989 – 1999 107

Cuadro 13. Casos de dengue hemorrágico notificados en América,

2000 – 2009 108

Cuadro 14. Número de casos de dengue y fiebre hemorrágica de

dengue, defunciones y serotipos. Región de las Américas 2009 109

Cuadro 15. Casos y defunciones notificadas por fiebre amarilla en

las Américas 1960 – 2001 115

Cuadro 16. Casos y defunciones notificadas por fiebre amarilla en

las Américas 2002 – 2007 115

Cuadro 17. Número y metodología para seleccionar casas a visitar 120

Cuadro 18. Niveles de control operativo por indicadores entomológicos 121

168
Gráficas

Gráfica 1. Casos de dengue clásico 1941 - 2009,

Estados Unidos Mexicanos 87

Gráfica 2. Casos de dengue hemorrágico,

Estados Unidos Mexicanos 1994 – 2009 94

Gráfica 3. Casos de dengue hemorrágico por entidad federativa,

Estados Unidos Mexicanos 1994 – 2009 94

Gráfica 4. Defunciones de dengue hemorrágico,

Estados Unidos Mexicanos 1994 – 2009 96

Gráfica 5. Defunciones por dengue hemorrágico, por entidad federativa

Estados Unidos Mexicanos 1994 – 2009 97

Gráfica 6. Entidades más afectadas por dengue,

Estados Unidos Mexicanos 2000 – 2009 97

169

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